Post on 13-Apr-2017
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICAESCUELA ACADÉMICA DE DERECHO
TEMA: La Dialéctica Aristotélica: Esquema Analítico y aplicación. La Duda Cartesiana:
Esquema analítico y aplicación.
DOCENTE: SUE RONDON SARAVIAASIGNATURA: FILOSOFIA DEL DERECHO
ALUMNA: SOSA MAMANI, STEPHANIE BELTRAN MATTOS ANDREA QUISPE AUCAISE, BRANDON
SECCIÓN: I CICLO: II
2016
AREQUIPA- PERÚ
PRESENTACIÓN
La preparación de este texto constituye una simplificación en el tratamiento
de los diferentes temas y más bien tratan de ser consistentes y completas
en el análisis de los tópicos escogidos.
Asimismo, ya que ello constituye los principios básicos de la dialéctica
clásica y alcanzan a cubrir el análisis de los razonamientos habituales en el
uso de la dialéctica.
En tal sentido, se ha tratado que el tema elegido, los conceptos
desarrollados y las definiciones dadas apunten al logro de un objetivo bien
preciso y determinado: saber pensar apropiadamente, desenvolver una
mínima capacidad de raciocinio y poder prevenirse acerca de la dialéctica
que suelen encontrarse en los usos comunes de la vida diaria.
Respecto a la duda cartesiana podemos decir que es el sistema de
pensamiento que acentúa el papel de la razón en la adquisición del
conocimiento, en contraste con el empirismo, que resalta el papel de la
experiencia, sobre todo el sentido de la percepción. Se identifica ante todo
con la tradición que proviene del filósofo y científico francés del siglo XVII
René Descartes.
1. LA DIALÉCTICA ARISTOTÉLICA
1.1.LA DIALECTICA:
Término procedente del verbo griego "dialeghestai" que se refiere
originalmente al arte del diálogo y de la discusión razonada
("dialectiké techné") y que adquirirá distintos significados a lo
largo de la historia del pensamiento.
El primer camino del pensar dialéctico en su primigenia
ingenuidad fue recorrido en la dirección que desemboca en el ser:
el ser como lo oculto y des-cubierto, como lo visible invisible en la
apariencia, o como lo que obra en la presencia (recorriendo así la
historia desde los presocráticos a Platón y Aristóteles).
1.2.LA DIALECTICA ARISTOTELICA
Aristóteles (384-322 a. C.) no inventa de la nada su método
dialéctico.
La dialéctica tenía antecedentes en Grecia y su comienzo debe
remontarse al tiempo de los presocráticos. Ellos ordenaban ya los
contrarios en listas orgánicas: frío-caliente, alto-bajo, oculto-
desoculto... y pensaban a partir de ellos. Fueron sin embargo los
sofistas del tiempo de Sócrates los que se constituyeron en
maestros prácticos de la dialéctica, pero en el solo sentido de arte
de la refutación.
Es decir, el sofista podía demostrar siempre lo contrario de lo
afirmado por el que en la ocasión fuera su oponente en la
discusión. La dialéctica era un arte necesario principalmente para
el político, para saber defender su opinión y criticar la contraria en
el ágora.
En Aristóteles la dialéctica se identifica con la parte de la lógica
que se ocupa del estudio del razonamiento probable, pero no de
la demostración, por lo que el término irá quedando asociado, así,
a la habilidad para argumentar, confundiéndose a menudo con la
retórica, y terminando por adquirir un significado peyorativo que
todavía se puede observar en la filosofía de Kant, quien considera
que la dialéctica es una mera "lógica de la apariencia".
Plantea la cuestión en un sentido muy distinto al de su maestro
Platón, que, por otra parte, es de suma actualidad. En primer
lugar, contra el fundador de la Academia afirma la dialéctica
partiendo de la estimación positiva del arte o ejercicio sofistico
(oponiéndose de antemano a la posición kantiana).
Los sofistas conocían el arte de la refutación; de ellos lo aprende
Aristóteles y lo expone por vez primera en un libro olvidado: Los
tópicos (los «lugares» comunes de la discusión).
Para nuestro filósofo la dialéctica es el arte de la interrogación.
Tomemos un ejemplo: Ser y tiempo de Heidegger tiene una
introducción de dos capítulos donde se indica la necesidad,
estructura y prioridad de la «pregunta por el ser»3 . Si la dialéctica
es el arte de la interrogación, el saber preguntar es poseer dicho
arte, lo que, por otra parte, es en parte haber respondido. Ser y
tiempo es, estrictamente, un libro dialéctico. Además, la dialéctica
es el arte de la refutación, lo que puede tener dos sentidos: refutar
«todo lo que nos pongan delante» o refutar sólo lo falso, lo que
no-es.
Esta distinción será determinante para la historia de la cuestión
dialéctica, en especial en Kant.
La dialéctica, para Aristóteles, es, radicalmente, el arte del des-
cubrimiento o de la verdad del ser; es un des-cubrir lo que está
cubierto. Del factum, el hecho dado a priori, la cotidianidad, la
dialéctica va «hacia» lo que está oculto; el des-cubrir lo oculto va
a constituir un movimiento, un discurso a través de un camino
(Weg en alemán, hodós en griego: méthodos: camino que se
atraviesa). El des-cubrir el ser como proceso es un método. En el
pensamiento moderno ese proceso será invertido, será otro
hodós, otra dirección, otro sentido.
Acerca de este arte, dice nuestro filósofo, nada se había escrito
formalmente, aunque se practicaba desde antiguo, porque los
sofistas no se habían ocupado de organizar lo que ejercían en un
tratado. Por ello Los tópicos comienza explicando que «el tema de
este tratado es el de encontrar un método (méthodon) que nos
permita argumentar acerca de todo problema propuesto,
partiendo de lo comprendido cotidianamente (ex endóxon)».
Ex endóxon es una noción clave, porque indica justamente el
factum del que venimos hablando desde el comienzo de esta
obra. La dóxa platónica era sólo lo «opinable», lo negativo y hasta
despreciable. En cambio, ahora, el método supremo parte de tà
éndoxa, es decir, de lo cotidiano, de lo comprendido
existencialmente. De inmediato se efectúan algunas distinciones
necesarias. «Primeramente debemos indicar qué es una
argumentación y cuáles sus diversos tipos, para entender lo que
sea una argumentación dialéctica, porque tal es el tema del
presente tratado».
La dialéctica, entonces, argumenta, pero según un método propio.
«La argumentación es un lógos en el que algo es avanzado como
lo pro-puesto, del que se infiere otro término necesariamente por
mediación (dià) de lo pro-puesto», es decir, es un diálogos (dia-
léctica) o una comprensión mediativa.
La dialéctica no es apodíctica o científica, sino un modo supremo
de comprensión. En efecto, «es una de-mostración (apó-deixis) la
argumentación que parte de (las premisas) verdaderas y primeras
o de aquéllas que conocemos en cuanto tienen su origen en las
(premisas) primeras o verdaderas». Antes de de-mostrar algo hay
que mostrar el principio «desde» el cual se pretende «de»-
mostrar. Lo que se muestra es el punto de partida de la de-
mostración y no puede por su parte de-mostrarse —porque se iría
al infinito no pudiendo jamás de-mostrar algo—. El punto de
partida es indemostrable. La ciencia parte de principios evidentes
o no hay ciencia; la dialéctica en cambio va a «mostrar» los
principios indemostrables. No es lo mismo, entonces, una
argumentación científica, apodíctica o de-mostrativa (los tres
términos son para Aristóteles sinónimos) que la argumentación
mostrativa o que procede por el absurdo como la dialéctica: «Es
dialéctica la argumentación que concluye algo a partir de la
comprensión cotidiana (éndoxon)».
2. LA DUDA CARTESIANA
Descartes, considerado "Padre de la Modernidad", definió con
claridad el objetivo de los filósofos de este período histórico: la
búsqueda de la certeza.
Mediante sus meditaciones y su método intentó dar respuesta al
escepticismo reinante. Su estrategia no fue el rechazo o la negación
de la duda sino su aceptación hasta las últimas consecuencias. Es
decir, utilizó la duda como método y sometió todo conocimiento a
duda con el fin de encontrar una verdad de la que ya no pudiese
dudar ni el más escéptico. Así llegó a alcanzar una certeza primera:
“Pienso, existo.” Y teniendo en ella una base inconmobible,
reconstruyó el edificio filosófico. En primer lugar, alcanzó una
segunda certeza: la existencia de Dios. En segundo lugar, reafirmó la
confiabilidad del conocimiento científico, el cual tenía a Dios por
garante.
La duda cartesiana será especulativa y metódica, y mientras dure ha
de ser sincera, una duda igual a la duda escéptica excepto en su
duración. Es una duda “hiperbólica”, pues “no ha puesto en duda
nada, sino a fin de que resplandezca mejor la verdad”
2.1. CARACTERISTICAS DE LA DUDA CARTESIANA
o Duda metódica: en busca de una certeza, decidió rechazar como
falsa toda afirmación de la que se pudiese dudar.
o Duda del conocimiento sensible: los datos de los sentidos no
son seguros, podemos dudar de ellos. De hecho, los sentidos nos
engañan a menudo. Incluso no hay indicios ciertos para distinguir
el sueño de la vigilia, por lo que todo lo que percibimos por los
sentidos podría no ser real. En consecuencia, todos los datos de
los sentidos, inclusive el propio cuerpo, quedan a un lado en esta
búsqueda de la certeza.
o Duda del conocimiento racional: como no se basan en los datos
de los sentidos, las verdades de razón (lógicas y matemáticas) no
son alcanzadas por la duda, la cual recae sobre el conocimiento
sensible. Sin embargo Descartes señala que más de una vez nos
equivocamos al realizar algún cálculo, y lleva la duda al extremo
de afirmar que podríamos estar siendo engañados por un "genio
maligo" o "dios engañador", astuto y poderoso. ¿Cómo podríamos
defendernos de él?
o “Pienso, luego existo”: más allá de toda duda se encuentra
nuestra propia existencia. Incluso aunque admitiese que soy
engañado por un genio maligno, ello no invalidaría la certeza que
tengo respecto de esta proposición mientras la estoy concibiendo
en mi espíritu. Pues no se trata de un razonamiento o una
deducción (como todo lo que piensa existe, si yo pienso, yo existo)
sino de una evidencia que se impone, de un conocimiento intuitivo
que se obtiene de modo inmediato y directo.
o Criterio de verdad: Descartes analiza su primera certeza para
descubrir las notas distintivas que le servirán de criterio para
identificar otras afirmaciones verdaderas. La afirmación “Pienso,
existo” se presenta a la conciencia con "claridad" y "distinción". Por
lo tanto, serán aceptadas como verdaderas aquellas ideas que
sean claras (ciertamente presentes a la conciencia) y distintas (no
confundidas con otras ideas).
o Existencia de Dios: a pesar de haber encontrado una certeza
absoluta (“Pienso, existo”), y a partir de ella un criterio de verdad,
de todos modos sigue en pie la duda que sobre todo otro
conocimiento nos genera la Hipótesis del Genio Maligno. La
demostración de la existencia de Dios despeja las dudas sobre el
conocimiento racional, que tiene en Dios a su garante. Su
existencia se demuestra como causa externa de la existencia en la
conciencia de la idea de perfección, que no puede provenir del yo
que duda y es imperfecto. Y siendo Dios perfecto no puede ser
engañador ni puede habernos hecho para que nos confundamos
sistemáticamente. Podemos equivocarnos porque no somos
perfectos, pero no estamos hechos para el error.
o Conocimiento racional seguro: con Dios como garantía, el
conocimiento lógico y matemático recobra su seguridad y se
desecha la Hipótesis del Genio Maligno.
o Ideas innatas: son las ideas que no proceden ni de la experiencia
ni de la imaginaición, son las únicas verdaderamente claras y
distintas (la idea de Dios, por ejemplo).
o Conocimiento sensible: se refiere a las ideas adventicias que, se
supone, representan las cosas reales. Pero ¿cómo superar la
duda respecto de este conocimiento? ¿No será sólo un sueño?
¿Cuál es su causa, su origen? Nosotros no, porque nos sentimos
pasivos ante ellas. Dios tampoco, porque él no es engañador.
Debemos concluir que la causa de nuestras ideas adventicias son
las cosas esternas realmente existentes. De todos modos, sólo
conocemos de ellas con claridad y distinción que son substancia
extensa.
o Ideas facticias: son las ideas producidas por la propia conciencia
mediante la imaginación (la idea de minotauro, por ejemplo).
o Ideas adventicias: son las ideas que nos vienen del exterior, a
través de los sentidos (la idea de azul, por ejemplo).
2.2.Reglas del método.
A) Intuición primera o evidencia.
No admitir como verdadero nada a no ser que se supiera con
evidencia que lo es. Descartes decide no precipitarse y no admitir
como certeza nada más que aquello que se presentase como
idea clara y distinta en su mente, sin duda de algún tipo.
B) Análisis.
División de las dificultades que se examinan en toda su extensión,
dividiéndolas en átomos de conocimiento.
C) Síntesis.
Conducción ordenada de los pensamientos empezando por los
objetos más simples para ir ascendiendo gradualmente hasta
llegar a otros más complejos.
D) Comprobación.
Realizar comprobaciones y cálculos concretos con el fin de
asegurar la validez o certeza de los procedimientos utilizados.
3. TEORÍA DE LAS TRES SUSTANCIAS:
El concepto de sustancia en Descartes es fundamental. Emplea
indistintamente sustancia o res. Para él sustancia es aquella cosa que
no necesita de otra para existir. Distingue dos tipos:
A) Infinita (Dios)
Es aquella que propiamente le conviene la definición anteriormente
dicha. El que yo pueda dudar y aceptar o rechazar algo como
verdadero demuestra que soy un ser libre, pero también que soy
imperfecto, puesto que hay mayor perfección en conocer que en
dudar. Se plantea, por tanto, la idea de perfección y llega a
preguntarse de dónde procede esta idea.
Distingue tres tipos de ideas: Innatas: aquellas ideas que nuestro
entendimiento ya posee cuando nacemos. Facticias: son aquellas que
elaboramos a partir de otras ideas. Adventicias: Que según parece
viene de la experiencia externa, aunque no nos consta la existencia
de una realidad externa.
Descartes aporta una serie de pruebas para demostrar la existencia
de Dios:
Idea de perfección
Esa idea no puede proceder de la realidad exterior, ya que esta es
imperfecta.
B) Criterio de evidencia
Encuentra su última garantía en Dios: Sin las ideas claras y distintas
son verdaderas, es debido a que Dios no ha podido dotar al hombre
de una facultad de conocimiento que le induzca al error.
Las sustancias finitas se mantienen gracias a la creación continua de
Dios.
El mundo se mueve gracias al primer impulso recibido de Dios
(Basado en las ideas de Santo Tomás de Aquino, que a su vez en la
filosofía aristotélica.
Argumento ontológico de San Anselmo de Canterbury: Partía de la
afirmación de la propia idea de Dios para concluir con la existencia
real de Dios.
C) Finita (Cuerpo y Alma)
Dependen directamente de la infinita. Distingue dos tipos de
sustancias finitas. Señala que a cada una de las sustancias le
corresponde un atributo que sería la esencia de la sustancia, señala
que el atributo del alma es el pensamiento y el del cuerpo la
extensión. Emplea el latín para denominar a el cuerpo (Res extensa)
y al alma (Res cogitans).
Las diversas formas en las que están dispuestas las sustancias sería
el modo. La sustancia, el alma y el atributo son tres conceptos
fundamentales de la filosofía cartesiana. El tipo de razonamiento
empleado por Descartes para demostrar que el único atributo del
alma es el pensamiento es el argumento de la ficción mental: Yo
puedo dudar de todo, incluso de la existencia de mi cuerpo y de mi
dependencia del espacio, pero no se puede fingir que no pienso, por
tanto el pensamiento constituye la esencia de mi ser.
La concepción que posee del hombre es dualista, al igual que Platón
le da mayor importancia al alma: “Este o, es decir, el alma, por la cual
soy el que soy, es enteramente distinta del cuerpo, y hasta más fácil
de conocer que él.
Dejó planteado un problema que posteriormente se seguiría
estudiando: la relación entre cuerpo y alma (problema de la
comunicación de las sustancias) El objetivo del pensamiento
cartesiano al afirmar que cuerpo y alma compone sustancias es
salvaguardar la autonomía del alma frente a la materia. La ciencia
clásica imponía una concepción mecanicista del mundo, donde no
quedaba margen alguno a la libertad,
ésta sólo podía mantenerse sustrayendo al alma de la necesidad
mecanicista, y para esto había que situarla como realidad autónoma e
independiente de la materia.
CONCLUSIONES
PRIMERA CONCLUCION: Después de ver conceptos,
características, de la Dialéctica. Llegamos a una serie de
conclusiones que nos enseñaron que los seres humanos pueden
tener cierto grado de autoconocimiento de estas fases. Las diferentes
culturas tratan estos asuntos de diversas maneras. Muchas religiones
y filosofías procuran dar un significado de la Dialéctica es el tema
central de gran cantidad de literatura, teatro, arte y ciencia.
SEGUNDA CONCLUCION: Descartes es uno de los genios de la
filosofía, en el siglo XVII, él fue el camino a la razón. El gran
descubrimiento de Descartes es el del método. De él se derivan
ideas importantes como es la del cogito y la existencia de Dios.
A Descartes nunca se le ha considerado ateo, al contrario a partir de su método,
de la existencia del yo presenta las pruebas de la existencia de Dios