La Decena Trágica- Jesús Luna

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La Decena Trágica

Jesús Luna Briceño

Higiene y Salud “B”

No. 13

Historia de México

9 de febrero a 19 de febrero de 1913

Madero y Huerta

• Al armarse una tiroteo en su camino, el presidente Madero y el general Huerta se refugian en el edificio de Fotografía Daguerre y observan desde el balcón.

• Madero tenía una confianza plena en Victoriano Huerta, llegando incluso a ignorar advertencias de su propio hermano sobre la traición y la conspiración de Huerta contra la República.

• Victoriano Huerta fingió lealtad al presidente durante la decena trágica y consolido su traición mediante el tratado de la embajada o de la ciudadela

Traición y conspiración

El centro de la capital se vio sumergido en constantes bombardeos y un intenso fuego cruzado

Pronto la capital se lleno de cadáveres y al no haber forma de deshacerse de ellos por las circunstancias presentes, se opto por quemarlos.La ciudad se lleno de peste y olor a carne quemada y putrefacción

Diversas facciones del gobierno (principalmente miembros de las dos cámaras legislativas y por lo general antiguos porfiristas) exigieron al presidente Madero su renuncia, recibiendo siempre una tajante negativa.

Las luchas se intensificaron cada vez más, creando un ambiente realmente desesperante y triste en la ciudad.

Entra en vigor un armisticio decretado por Madero. La gente sale de sus casas, desesperada, en busca de comida. Pero la tregua se rompe sin previo aviso y mueren docenas de civiles inocentes.

Niño apoyando a los rebeldes. Ya que gran parte de la prensa estaba en contra de Madero, se ocasionaban diversas opiniones i puntos de vista en la sociedad, sucediendo lo mismo con otros actores revolucionarios como Emiliano Zapata.

Los acontecimientos se precipitan. Un grupo de Senadores visita a Madero y le exigen que renuncie para detener el baño de sangre, pero Madero no cede. Luego, Victoriano Huerta ordena a Aureliano Blanquet que capture al presidente. Un pelotón entra a su despacho en Palacio Nacional, pero es repelido por soldados leales. Madero sale rumbo al patio central de Palacio Nacional, donde Blanquet, pistola en mano, lo hace prisionero.

Madero arenga a los soldados que, formados en el patio, presencian el hecho, pero estos no responden. Algunos tienen lágrimas en los ojos, pero ninguno se mueve para defenderlo. Madero abofetea a Blanquet y le dice: "Es usted un traidor", a lo que Blanquet responde: "Sí, soy un traidor".