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LA CRITICADERA MATA 26/11/2015 / 2 COMENTARIOS
Ya iba siendo hora de poner algunos puntos sobre las íes y qué mejor momento
que este, en el que estoy reinventando mi vida. Entiendo que cada quien es libre
de hacer y decir lo que le venga en gana, pero algunos se pasan, ya sea porque
lo que dicen lo hacen con maldad o lo que hacen lo hacen por agredir a otros. A
todos esos que solo pretenden hacer daño con sus críticas y forma de ser les dedico
este artículo.
Comencemos con un tema reciente acerca del caso de los ataques terroristas en
París, particularmente estuve muy dolido por lo que pasó en una ciudad tan bella,
pero más allá de ello, estoy consternado por la forma tan salvaje en la que
ocurrieron los hechos y todos los inocentes que murieron, no es justo con ellos
ni con nadie.
El caso es que todos aquellos que nos conmovimos con el tema y comenzamos a
unirnos al apoyo y acompañamiento aunque sea desde la distancia hicimos algo
por mostrar nuestra tristeza y apoyo a las víctimas, ya sea en casa o redes sociales,
como sea estamos en todo el derecho de hacer lo que se nos venga en nuestros
espacios, con tal de que no estemos haciendo daño ni maltratando a otros seres
humanos.
El caso es que un grupo de mamertos comenzó a expresar que quienes estábamos
apoyando a las víctimas de los ataques en París éramos más o menos unos
indolentes hipócritas porque nunca hacíamos lo mismo con lo que pasaba en
nuestro país ni en otros como Siria, fue así como viles cobardes comenzaron a
criticar y disparar cualquier cantidad de insultos por aquellos que hicimos
público nuestro apoyo.
Y es que en eso se ha convertido nuestro país con las redes sociales, no sé qué tanto
ocurrirá este mismo fenómeno en otros lados, pero en Colombia está llegando a la
degradación total. Gente que se burla de los demás por su apariencia o simplemente
porque no comparten sus mismos gustos o formas de pensar, personas miopes
para quienes solo vale su propia verdad y creen que sus vidas son menos
miserables al criticar a los demás.
Nos convertimos en una sociedad a la que no le importan las demás personas, una
sociedad egoísta que le encanta señalar la paja en el ojo ajeno y se olvida de mirar
las grandes tormentas que cada uno lleva en su interior. ¿Será que las personas
se creen menos imbéciles cuando insultan a otros por sus preferencias
sexuales, color de piel o formas de pensar? Seguramente se creen grandes, pero
lo único que terminan siendo son grandes idiotas.
Y es que ya me mamé de ver tantos personajes que se esconden tras un perfil falso
en Twitter, Facebook o Instagram para apuñalar a punta de violencia con sus
mensajes a los demás, que se sienten gigantes por andar señalando a cada quien
por lo que hace y deja de hacer en lugar de darse cuenta que son una partida de
parásitos que ni siquiera viven tranquilos por estar pendientes y sufriendo
por los demás.
Aquí no se trata de apoyar las víctimas de uno u otro país, de indignarse con el
conflicto que hay en Francia, Colombia o Siria, aquí lo que realmente importa es
que cada quien es libre de sentirse conmovido con lo que su corazón le dicta y
no con lo que le impone un grupo de personas que nada tiene que ver en su vida,
que ni siquiera le dan de comer como para andarles debiendo favores.
Si usted es de los que anda criticando en sus redes sociales o la vida diaria a los
demás por qué mejor no hace un alto en el camino y comienza a mirar para dentro,
tal vez encuentre que toda esa rabia e impotencia contenida que suelta en los
mensajes que escribe a personas, que seguramente ni conoce, simplemente son
señales de que la tormenta que lleva en el interior es tan asquerosa y vasta que
seguramente por ello es que quiere dañar a los demás en lugar de sanarse a sí
mismo.
Si usted es víctima de estos agresores que solo buscan llamar la atención y sentirse
un poco menos imbéciles de lo que ya son entonces lo invito a que siga apoyando
sus causas de corazón, porque nada hace más grande al ser humano que
moverse en pro de la gente y las causas que lo necesitan. A veces creemos que
un simple post en una red social o una frase de aliento no hacen la diferencia, pero
no se imaginan el poder que tienen de cambiar la vida de los demás.
Por último, a todos aquellos que quieren llamar la atención y seguramente me
atacarán por lo que escribo en este artículo les deseo que en algún momento de
sus vidas se den cuenta del daño que se están haciendo a sí mismos, llenándose
de veneno y rencor por una persona que ni conocen, haciendo con los demás lo que
seguramente alguien ha hecho con ustedes al no tener piedad.
Ojalá algún día todos caigamos en cuenta de que vinimos a este planeta para
ayudar a los demás y no para dañar, matar ni burlarse de la gente, ese día acabarán
las guerras sin sentido y los odios sin razón.