Post on 12-Nov-2018
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
Resumen:
Pocos gobernantes quieren hoy una ciudadanía consciente, crítica y
participativa. Lejos del ideal griego, la sociedad, atemorizada por las crisis y
las utopías catastrofistas, se repliega hacia una marginación apolítica y
hedonista en el sentido menos noble del término. Pero surgen nuevas
formas periódicas de protesta popular: estallidos que van de la mano de las
redes sociales, las cuales se benefician de su universalidad y del difícil
control de las nuevas tecnologías; protestas cuya persistencia en el tiempo y
eficacia como instrumentos de transformación son aún dudosas. El artículo
analiza estas cuestiones y sugiere alguna línea de actuación.
Abstract:
Few governors wish conscient, critic and participatory citizens. Far from
the ancient greek ideals, a society scared of crises and catastrophic utopias
has stepped back towards an hedonist (in the most negative sense of the
word) apolitical margination. But new ways of popular protests have arised.
Social bursts supported on the social networks, which benefits from their
global nature and the difficulty of controlling the new technologies. These
protests are still of doubtful persistance and efficacy. This article addresses
these questions and also proposes how to proceed.
------------------------------
“Somos los únicos, en efecto, que consideramos al que no participa de estas cosas [la vida de la ciudad], no ya un tranquilo, sino un inútil [inepto, “idiotes”]”. Tucídides, Discurso fúnebre de Pericles (Historia de la guerra del Peloponeso).
1
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
Ante este texto de Tucídides surge una pregunta inexorable: ¿cuántos de los
gobernantes actuales de nuestro mundo estarían de acuerdo
“emocionalmente” (es decir, desde su convicción más profunda) con esta
afirmación de Tucídides que es la esencia de la vieja democracia griega? No
me refiero a lo que digan, sino a lo que hagan y propicien con su actitud
profunda. Voltaire le decía en una ocasión a un adversario en una
conversación: no estoy de acuerdo con lo que dice usted, pero daría la vida
para que pudiera seguir diciéndolo. ¿Cuántos gobernantes dirían hoy algo
así? La mayor parte de ellos ¿no preferirán una población sumisa que no
plantee problemas? En Un mundo feliz, la novela de Aldous Huxley, y en
1984, la obra de Orwell, el lema insistentemente repetido por la
propaganda del régimen de turno es: “no piense, no lea, diviértase”. El viejo
Tucídides dice también: en la ciudad democrática, solo sus enemigos
necesitan reunirse en sociedades secretas para conspirar contra la ciudad.
El hecho es que Atenas nunca necesitó de una policía política como la tuvo
Esparta.
Este texto de entrada y esta pregunta me llevan a un recuerdo personal:
cuando sucedió el atentado contra las Torres Gemelas me sentí, como todo
el mundo, anonadado, angustiado, por la barbaridad del hecho y por las
circunstancias: era la primera vez que “el Imperio” se sentía agredido
dentro de sus propias fronteras y, aparte de la barbarie de la agresión, nos
daba miedo una exacerbación del unilateralismo de su política exterior, una
reacción virulenta a base de exabruptos frente a sus enemigos de “El Eje
del Mal” y un peligroso deterioro de la libertad a manos de una supuesta
seguridad.
2
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
Por otro lado, la nueva forma de hacer la guerra no respetaba ni siquiera las
fronteras tradicionales de toda guerra: los frentes definidos: “los buenos” a
un lado, “los malos” a otro. Como afirmaba Frank Bohn (antes de Vietnam)1
en el «American Journal of Sociology», EEUU solo había perdido una
guerra, aquella en que medio país sucumbió a manos del otro medio: la
guerra civil de Secesión. Pero ahora la cosa cambiaba. La agresión la
tenían en casa. La angustia por aquel acontecimiento me dejó
momentáneamente paralizado pero brujuleando por Internet descubrí un
artículo de alguien que nunca me ha fallado: Noam Chomsky. El artículo se
titulaba “¿Por qué nos odian tanto?”, y hacía un comentario de otro artículo
así titulado publicado a raíz del atentado en The Wall Street Journal, con la
ventaja de estar elaborado por alguien no antiamericano, sino por los
defensores del corazón mismo de su sistema. La lectura de aquel artículo
tuvo una virtud psicoanalítica para mí: me hizo pasar de la angustia y el
miedo al cabreo y a las ganas de actuar. Esta actitud mía no por conocida y
familiar me resultó a mí mismo menos reveladora y me dio las claves de una
parte de los motivos para actuar y de la pertinente receta para controlar a
las poblaciones a base de inocularles el miedo paralizante.
Pocos años más tarde se hizo la película Syriana (2005), que es un ejemplo
espléndidamente construido acerca del choque de religiones, civilizaciones
y culturas, enumeradas por orden de universalidad decreciente: La historia
transcurre en un país petrolero del Golfo, donde el reformista príncipe
Nasir busca dar un giro a las viejas relaciones comerciales con los Estados
Unidos y sin llegar al objetivo que llevó a Ataturk a la construcción de un
Estado laico en Turquía, pretende hacer evolucionar el viejo aparato tribal y
feudal que sirve de estructura política a su país. Fracasa en el empeño y es 1 Recogido por Carlos María Ydígoras (1968).3
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
asesinado, pero la película pone de relieve las contradicciones de la
convivencia entre culturas diversas en la interacción cotidiana dentro de un
país y entre distintos países. Es la polémica actual entre multiculturalismo e
interculturalismo. La cinta termina con un atentado suicida de alumnos de
una “madrasa” contra un petrolero occidental; obviamente, un trasunto del
atentado contra las Torres Gemelas, atentado que la película no pretende
justificar pero sí explicar, utilizando, además, los mismos argumentos que
según Chomsky utiliza alguien tan poco sospechoso de progresismo, ya
digo, como The Wall Street Journal.
Yo puse dicha película en clase a mis alumnas y alumnos de Ciencia,
Tecnología y Sociedad; al terminar se hizo un silencio espeso en clase,
propio de un bloqueo afectivo ante la dificultad de procesar un impacto así.
Me pareció una reacción muy similar a la que yo tuve ante el atentado de
las Torres y solo tuve que hacer con mis alumnos lo que yo había hecho
conmigo mismo: convertir el silencio paralizante y angustiado en un estado
de ánimo y de razón a partir de los argumentos que pude aportar en el
debate que siguió con el objetivo de liberarles de la parálisis y permitir que
las razones que surgieron en el debate posterior propiciaran la acción;
porque la reflexión sirve para eso: es la antesala de la acción.
Los años siguientes asistimos a un desalentador espectáculo de las grandes
potencias mundiales en el que la libertad se vio disminuida a manos de la
seguridad. Pero ¿cuál es el objetivo básico de la ciudad, la libertad o la
seguridad?
La tesis que defenderé en las líneas siguientes es que el derecho a la
participación, como la libertad, no se regala, se conquista, y se conquista
pese al deseo subconsciente y latente – a veces no tan subconsciente ni tan
4
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
latente – de los poderes establecidos para coartar y perturbar en lo posible
la existencia de una ciudadanía concienciada y militante en defensa de sus
derechos, para lo cual no hay nada mejor que aterrorizarla con el
catastrofismo propio de las utopías de la derecha, según denuncia
Enzensberger (1984). Un pueblo que no lee, no piensa y el pueblo que no
piensa se deja aterrorizar por el miedo que las élites gobernantes inoculan
en los medios de información, y un pueblo aterrorizado es un pueblo
paralizado y castrado en lo único verdaderamente libre que tenemos, como
ya defendía Cicerón: el pensamiento. Y la secuela de un pensamiento libre
es la acción. Actuemos, pero no como algo que nos regalan, sino como algo
que conquistamos porque somos ciudadanos libres. Este es el marco
ineludible en el que se debe situar la aparición, como auténtico “brote
verde” de este movimiento del 15M, versión española de la eclosión insólita
de la rebelión surgida en la “orla mediterránea”, Egipto, Túnez y Libia
sobre todos.
El telón de fondo de esta eclosión popular es el desgaste del sistema político
en occidente y la falta de respuesta a los problemas del desarrollo
económico básico y de las libertades en los países menos subdesarrollados
del norte de África, además del exasperante espectáculo de unas “clases”
políticas especialmente ineptas, alejadas de los problemas comunes de los
pueblos y más preocupados de agenciarse pingües retiros, incapacitadas
también para limitar y controlar la invasión que los especuladores y los
organismos financieros está llevando a cabo en la vida económica de cada
país, propiciando una escandalosa “financiarización” de ese mundo
económico y una degradación de los llamados mercados que han mostrado
una escandalosa incapacidad para autorregularse y una no menos indecente
5
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
capacidad para esquilmar los recursos económicos de los gobiernos bajo la
excusa de “sanear” a sus organismos administrativos: los bancos.
Estos son, en esencia, los elementos que han despertado la exasperación de
las capas más concienciadas de la población y han generado lo que los
gobiernos más temen: la protesta en la calle y la eclosión de la información
a través de elementos que no controlan: las redes sociales. Este virus
esperanzador de la protesta en la calle se está comenzando a inocular
lentamente en países lejanos como, por ejemplo, la sociedad
estadounidense.
------------------------------
Hay que aprovechar el momento de esta crisis económica para plantear
nuevas formas de desarrollo urbano, de control de los mercados, de libertad
en el acceso a la información, de participación en todos los aspectos de la
vida pública, de control de los recursos naturales, de saneamiento de la vida
pública a través de la denuncia de las situaciones propiciadas por una clase
política inepta y corrupta y una población castrada por la ignorancia y por
la falta de sentido ético y estético de la vida pública…
Pero debo comentar que esta crisis me parece (o, al menos, así lo deseo yo)
más bien que una mera crisis cíclica, el final de un modelo inspirado en la
ideología ilustrada de progreso que está dando al traste con las utopías
totalitarias y pseudo laicas, como señala John Gray (2008) y comienzan a
propiciar el realismo político de Maquiavelo y Hobbes que defiende el
propio Gray. Es la crisis de un modelo económico que denuncia de manera
fehaciente Perry Anderson (1996) cuando revela que con el nivel de vida de
USA los recursos de la Tierra dan para 2.500 millones de personas y ya
somos más de 7.000 millones.
6
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
Fracasos sonados como el intento de acabar con el hambre en el mundo o el
reciente de Durban en su intento de revitalizar y actualizar el protocolo de
Kyoto, así como la creciente financiarización de la vida pública nos colocan
en una situación angustiosa a la que no parece verse salida ni en los
actuales países desarrollados con USA y Europa a la cabeza, ni en los países
islámicos, ni en las naciones denominadas “emergentes”, ni en países que
ya han emergido y compatibilizan modelos culturales tradicionales con
ideologías totalitarias y economías liberales como China, popurrí de difícil
digestión.
Las secuelas más graves de esta política paroxística dictada, sobre todo, por
la OMC (Organización Mundial de Comercio), el FMI (Fondo Monetario
Internacional) y el BM (Banco Mundial), basada en la ideología de progreso
y que inciden negativamente en las condiciones de posibilidad de la
participación en la vida de la ciudad son:
- La vigencia de El mito de la máquina que señala Mumford (2010) con
el triunfo de la herramienta sobre el resto de instituciones culturales que
propician valores, desvelando una asimetría histórica notable entre el
desarrollo de ideas, valores e instituciones políticas y culturales hasta el
siglo XVIII y el relevo de esta trayectoria por el dominio de la máquina2.
- La sociedad dual , es decir, la segregación social antítesis de la
cohesión social: los ricos, que cada vez son menos y cada vez más ricos y los
pobres, que cada vez son más y cada vez más pobres. En efecto, el siglo
XVIII inglés es testigo de un fenómeno hasta ese momento desconocido en
la historia: el de una revolución industrial que a la vez que incrementa la
riqueza de la nación multiplica el número de pobres e indigentes hasta unas
2 Recuérdese lo que afirma Fernand Braudel (1984) en su comparación de la época de Voltaire y la nuestra: la asimetría histórica entre el desarrollo de instituciones y valores de manera predominante hasta el siglo XVIII y el comienzo de la industrialización que Siegfried Giedión (1978) adjetiva como la época en que La mecanización toma el mando.7
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
cifras difícilmente soportables. Esa dualización no ha cesado. Es más: así es
el panorama cotidiano de las ciudades modernas en estos dickensianos
Tiempos difíciles, lo cual no facilita nada el deseo ciudadano de compartir la
gestión de la cosa pública. Lo peor es que el instrumento creado por la
clase dominante para resolver el problema, la economía política, lejos de
resolverlo, lo agrava al someter toda la vida social a las demandas del
mercado.
- Ese imperio del mercado sobre la política que denuncian Coetzee,
Susan George, Naomi Klein, Vicenç Navarro y tantos otros, llevó a Polanyi
(1989) a avisar de que cuando el mercado domina sobre la política no tarda
en hacer su aparición el fascismo3.
Marx decía que la humanidad no se planteaba un problema que no pudiera
resolver. Lamentablemente no es cierto. Tenemos planteados muchos
problemas desde hace mucho tiempo, pero, sobre todo, tres: el hambre en
el mundo, la guerra y la depredación del medio ambiente, y no somos
capaces de resolverlos. Son reflejos, parece, de instintos más profundos de
nuestra especie, desvelados por Maquiavelo y Hobbes, más tarde por Marx
y Freud y ahora por Mumford (2010). El deseo de Marx es otra vez un deseo
voluntarista y omnipotente que no se compadece con la realidad que se
ofrece a una somera mirada a nuestro alrededor. La participación de la
ciudadanía en la cosa pública no puede ser posible sin una “re-politización”
de las masas. Trataremos de mostrarlo para explicar cómo una actitud
participativa en la vida de la ciudad es incompatible con una actitud
impasible ante la abusiva transformación del territorio y una lamentable
3 Polanyi afirmó que si bien tanto el mercado como el dinero y el comercio existieron en el pasado, éstos ocuparon un lugar social muy distinto al que ocupan en la actualidad. A partir de Polanyi, la discusión se centrará en descubrir el sitio de la economía en la sociedad; las relaciones de la economía con otras instituciones como las políticas, las religiosas, etc. Se confirma así la perpetua tentación de los instrumentos o medios a convertirse en fines. Parafraseando a McLuhan, “el instrumento es el mensaje”.8
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
inacción ante la bochornosa corrupción ética y estética de la vida pública
española en particular y mundial en general.
----------------------
Pero ¿qué se puede hacer para favorecer la cohesión social? ¿Es necesario
recuperar los movimientos ciudadanos que nacieron impulsados por el
deseo de mejorar los barrios y la ciudad? ¿Qué papel pueden jugar en el
incremento de la comunicación y de la participación las nuevas tecnologías?
¿Cómo conseguir incrementar la participación y el compromiso de los
ciudadanos con los objetivos de la ciudad?
Me sirven de punto de partida tres ideas, aunque ninguna de ellas abona la
perspectiva de un incremento de participación de la ciudadanía.
1. Es difícil esperar un nivel satisfactorio de participación en la sociedad
en que vivimos: “Una sociedad basada únicamente en la posibilidad de votar
y de comprar aparatos de vídeo, que carece de Sittlichkeit [moralidad],
¿puede resultar estable a la larga?… ¿Qué sustancia moral ofrece el orden
político contemporáneo en Occidente? La reacción liberal más frecuente
hoy en día consiste en rechazar la pregunta por estar fuera de lugar”4.
2. En el siglo XVIII, estancadas en demasía las ideas y los valores, nace
el “imperativo tecnológico” de la mano de la ideología de progreso: “lo que
puede hacerse, debe hacerse”. Lo anuncia ya el lema de la Exposición
Universal de Chicago de 1933: “La ciencia descubre, la industria aplica, el
hombre se conforma” y lo concreta Siegfrid Giedion cuando afirma que “La
mecanización toma el mando”.
3. Claus Offe en una comunicación al Congreso nacional de sociología de
Frankfurt en 1968 (¡¡¡) citado por J. Habermas (1986) afirma: «La
disparidad en el desarrollo de los distintos ámbitos de la vida se hace visible 4 Perry Anderson (1996). 9
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
sobre todo cuando se compara el nivel institucionalizado de hecho con el
nivel posible de desarrollo técnico y social: la desproporción entre los
modernísimos aparatos de producción y de defensa y el estancamiento en la
organización de los sistemas de intercambio, sanidad y educación es un
conocido ejemplo tanto de la disparidad en los distintos ámbitos de la vida
como de la contradicción entre la planificación y regulación racionales de la
política fiscal y financiera y la evolución salvaje de ciudades y regiones. A
estas contradicciones no se las puede interpretar ya adecuadamente como
antagonismos entre clases, pero sí como resultados del proceso de
revaluación privada del capital, dominante lo mismo antes que ahora y de
una relación de clases específicamente capitalista».
------------------------
Desde esta perspectiva, vayamos ahora con el papel de las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación en el incremento de la
participación y el compromiso ciudadano.
Decía Claude Levi-Strauss que, por encima o por debajo de sus diferencias,
una canoa y un transatlántico sirven para navegar. En efecto, su estructura
y función son las mismas, con la evidente salvedad de la distinta
complejidad tecnológica de ambos. Solo varían (nada menos) los
instrumentos y los procedimientos que utilizan.
El mismo paralelismo podemos establecer entre las diversas tecnologías
que nuestra especie ha utilizado en sus intentos de codificación y
representación de la realidad, todos ellos con el único objeto de satisfacer
las necesidades de la comunicación humana, elemento clave de la propia
supervivencia. Desde el relato platónico de Fedro entre el dios Teut y el rey
Thamus en torno a si la escritura es buena para acumular información o es
10
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
una enfermedad de la memoria, y con independencia del aspecto utilitario
que tuvo dicha invención, pues los escribanos necesitaban, por ejemplo,
saber escribir para certificar la naciente apropiación “capitalista” de la
tierra en la zona del Creciente Fértil o para planificar el funcionamiento de
la “megamáquina” (Mumford, 2010) para construir las pirámides, la
humanidad ha pasado de la escritura cuneiforme a las nuevas tecnologías
de la información y la comunicación a través de otros “paradigmas”
instrumentales como el papiro, el pergamino o el libro, todos ellos
variaciones, ya digo, en el tipo de códigos que hemos utilizado para la
representación y la comunicación.
Como en el caso de la escritura en la disputa platónica, también la aparición
de estas nuevas tecnologías de la información y la comunicación ha
supuesto la llegada a escena de sorprendentes polémicas sociales en torno
a la bondad o maldad de dichas tecnologías que ha dado lugar a ensayos
geniales como el que dedica Umberto Eco (1995) a las dos formas de
responder al desafío de dichas tecnologías: la actitud de los “apocalípticos”
– que nos advierten de la maldad intrínseca de los nuevos instrumentos y
que, como en el caso de la aparición de las calculadoras auguraban que
nuestra especie perdería la capacidad para sumar, restar, multiplicar y
dividir – y los “integrados” – que no perdían ripio a la hora de bautizar como
papanatas a los que manifestaban semejante miedo a las tecnologías -.
Si en el siglo XIX Marx dividía a la humanidad en dos clases, los poseedores
y los no poseedores de los medios de producción, hoy nuestra especie se
divide entre los que utilizan de manera habitual las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación y los que no las utilizan, dejando para estos
últimos el papel de marginados porque quedan fuera del irresistible proceso
11
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
de globalización, que, al margen de su bondad o maldad intrínseca o
coyuntural, debemos entender y procurar dominar so pena de sucumbir a
las supuestas bondades del “progreso”, ideología ilustrada en proceso de
crítica y re-bautizada con el inocuo nombre de “modernización” o el menos
neutral de “imperativo tecnológico”.
La marginación respecto de los canales de acceso a la información significa
un riesgo grave de exclusión social respecto de la participación. Primer
elemento que hay que tener en cuenta si queremos tener una población que
asuma la cosa pública como suya.
Evitar esa marginación de los no usuarios de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación, es decir, evitar eso que se ha dado en llamar
“brecha digital” es uno de los objetivos de proyectos tan loables como el de
Nicolás Negroponte, consistente en dotar de ordenadores de 100 dólares a
todos los niños africanos o inundarles de “tabletas” baratas para ir cerrando
la brecha aludida; la oportunidad y justicia de tal proyecto se vislumbra
cuando se constata el papel de estas nuevas tecnologías de la información y
la comunicación en procesos sociales desconocidos hasta ahora – el caso de
las rebeliones del norte de África -, que se extienden como un reguero de
pólvora por bastantes países del planeta y hacen concebir algún atisbo de
una ciudadanía más concienciada.
A los que ya “vamos viniendo a menos”, más que nada por cuestión de edad
- y solo por eso -, esta oleada de indignación, de oposición al “status quo”
de esta democracia aburrida y en trance de agotamiento, nos supone un
respiro, un hálito de posibilidades que ya creíamos desaparecidas bajo la
abrumadora bota de los mercados que, como oyó decir Coetzee a su madre
cuando era niño, por cada persona a la que premian trituran a cien.
12
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
La esperanza no es una virtud laica, sino teleológica, y, por tanto, yo no la
poseo, pero sí tengo el ferviente deseo de que estos tsunamis de
indignación y protesta tengan alguna permanencia en el tiempo y, sobre
todo, si queda algo de inteligencia a los partidos políticos, se decidan a
escuchar a la ciudadanía e incluyan en sus programas electorales
reivindicaciones tan obvias muchas de ellas como las que, por ejemplo,
presentaron las asambleas del 15-M5 (al menos así lo deseo; lo de esperarlo
ya es otra cuestión, como digo). Si no sucede esto, el 15-M volverá a quedar
en la memoria como una ocasión en que, al igual que otras veces, siempre
que se va a hacer la revolución luego acaba no haciéndose; eso nos pasó en
el glorioso mayo del 68, del que solo nos queda el recuerdo de haber
contribuido a asustar un poco a los “biempensantes” y a eliminar de la
escena política al SEU, el sindicato falangista de estudiantes.
Solo en la segunda mitad del siglo XX hubo tres revoluciones tecnológicas:
la de la biotecnología, la de la energía nuclear y la de las nuevas tecnologías
de la información y la comunicación; en 50 años, más que en toda la
anterior historia de la humanidad. No tengo criterio para evaluar cuál es la
más importante en sí, pero probablemente la repercusión externa de la
revolución en la producción y acceso a la información haya sido la mayor.
Por extrapolación, cuando se habla de globalización o mundialización nos
estamos refiriendo a ella.
Por ejemplo, la revolución de Marshall McLuhan, inventor del término
“aldea global”, consistió en convertir el medio en fin: “el medio es el
mensaje”. Los movimientos sociales surgidos estos años pretenden
demostrar que hay otra revolución dentro de la revolución: “la ciudadanía
es el mensaje”. En efecto, dado que en estos movimientos sociales no ha 5 Velasco, P., 201113
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
habido un gremio, por ejemplo, el de los periodistas, que lo dirija, ningún
gremio se beneficia; solo la ciudadanía; es un bello rescoldo de que la “an-
arjé”, es decir la anarquía, aún es posible.
Dentro de lo que Althusser llamaría la misma “problemática”, tendríamos
que mencionar dos nociones básicas traídas a colación por Manuel Castells.
La noción de “sociedad-red” y la de “significado”. Marx definía en una
primera acepción la ideología como forma errónea de conciencia, es decir,
como la legitimación de todas las falsificaciones de la realidad, ya que las
ideas que explican una época son las ideas de la clase dominante. Dicho de
otra manera, la clase dominante es la que produce el “significado” del
lenguaje que se utiliza. Ya lo decía Lewis Carroll por boca de Alicia: el que
habla manda, y las palabras dicen exactamente lo que quiere decir el que
manda. Y la revolución que pueden propiciar las redes sociales estribaría,
por ejemplo, en que se socializaría la producción del significado que dejaría
de estar en posesión de la clase dominante (por pensar lo imposible que no
quede).
La noción marxista de formación social y su correspondiente noción de
ideología como la interpretación de la realidad llevada a cabo por esa clase
dominante adquieren hoy sentido nuevo en la idea de sociedad-red en la
que vivimos, según cree Castells. Su tesis es, en mi opinión, una
actualización y adaptación de ese viejo concepto marxista de formación
social establecida sobre los modos de producción y las relaciones de
producción. Esta es la adaptación que hace Castells (2001):
“Las sociedades humanas están hechas de la interacción conflictiva entre seres humanos organizados dentro y en torno a una estructura social dada. Esta estructura social está formada por la interacción entre las relaciones de producción/consumo, las relaciones de experiencia y las relaciones de poder. El significado es constantemente producido y reproducido a través de la interacción
14
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.simbólica de actores enmarcados por esta estructura social y que están al mismo tiempo actuando para cambiarla o para reproducirla. Denomino significado a la identificación simbólica de un actor del propósito de su acción. La consolidación del significado compartido por medio de la cristalización de prácticas en configuraciones espacio-temporales crea las culturas, o sea, sistemas de valores y creencias que informan códigos de comportamiento… El significado no se produce en el ámbito cultural: es el ámbito cultural el que se produce por la consolidación del significado. El significado resulta de la interacción simbólica de mentes que están ecológica y socialmente constreñidas y al mismo tiempo son biológica y culturalmente capaces de innovar. El significado es producido, reproducido y discutido en todos los estratos de la estructura social, tanto en la producción como en el consumo, en la experiencia y en el poder. Aquello que significa algo para alguien es definido por la interminable reconstrucción de los seres humanos, de las fuentes y los propósitos de sus acciones, siempre restringidas, pero nunca preescritas”.
Pongamos un ejemplo reciente: hasta las elecciones del 20-N en España, el
asesinato de una mujer a manos de su pareja merecía por parte del
gobierno la calificación de “violencia de género”; con el cambio de
gobierno, la primera interpretación de la nueva Ministra de Salud tras el
enésimo asesinato de una mujer a manos de su pareja mereció la
eufemística denominación de “violencia en el ámbito de la estructura
familiar”. No es lo mismo llamar a alguien “jodío cojo republicano” que
“glorioso caballero mutilado”.
Los movimientos sociales emergentes son, sobre todo, praxis sociales, es
decir, lejos de cualquier elucubración teórica, pretenden una
transformación radical de la realidad porque las utopías decimonónicas,
basadas en que la historia tiene un proyecto y camina hacia un fin se han
derrumbado con estrépito. Por eso cabe hacerse la siguiente pregunta.
¿Tiene la historia humana un proyecto?
La historia humana no tiene propósito alguno discernible a priori, pero a
posteriori, es decir, en la tarea propia de los historiadores, es posible
descubrir un tortuoso y doloroso hilo conductor, con multitud de “corsi e
ricorsi” que ya señalara Vico, en torno a los que yo creo los dos aspectos
15
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
más relevantes de la trama humana: la lucha por la secularización y la lucha
por la igualdad.
Recalco lo de los “corsi e ricorsi”, o, como diría Lenin, dos pasos hacia
delante y uno hacia atrás, porque a simple vista los tiempos no son buenos;
estamos en tiempos de paso atrás y hay dos signos claros: la avalancha de
la derecha religiosa y los fundamentalismos, tal como ha sido puesto de
relieve por Susan George, Samuel Huntington, etc., y la primacía de los
mercados sobre la política, con el peligro que ya señalaba Polanyi.
En esta coyuntura adquiere relevancia la incipiente rebelión social, sin duda
una de las mejores noticias en este anodino y aterrador comienzo de siglo,
lo cual me lleva a resaltar, una vez más, la trivialidad y estupidez de uno de
los paradigmas de los “neocons” norteamericanos del jaez de Francis
Fukuyama: la historia, en efecto, no ha terminado; la historia no puede
terminar porque en la esencia misma de su etimología está el “discurrir”, el
transcurrir, el suceder, a veces vertiginosamente, de acontecimientos no
previstos.
Cuando se trata de anticipar acontecimientos que tienen como protagonista
a la especie humana el optimismo no está autorizado. El realismo político
explicado por Maquiavelo y Hobbes y actualizado por John Gray nos obliga
a ello. ¿Un somero ejemplo? Pues veamos: los anuncios de apoliticismo, de
“a-religiosidad”, dan al traste cuando los rebeldes libios anuncian ya su
república islamista. Claro que los europeos no podemos decir ni “mú”
cuando observamos la existencia de un “Estado Vaticano” anacrónico y
reaccionario; cuando contemplamos anonadados que la Constitución
europea no es capaz de prescindir, dicen, de las raíces cristianas, o cuando
asistimos perplejos y desanimados a la aprobación por Hungría de una
16
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
Constitución teocrática digna del teocentrismo medieval del siglo XIII. No
es de extrañar el esperado y “des-esperado” anuncio del turco Erdogan de
renunciar a solicitar la integración en la Unión Europea. El cinismo
mostrado por la Unión Europea con el caso turco es proverbial.
¿Por qué las Nuevas tecnologías de la información y la comunicación son el
vehículo de la nueva protesta?.
Porque, entre otras cosas, la información se escapa a través de ellas al
control de los gobiernos y sus agencias de espionaje. Wikileaks fue uno de
los primeros clamorosos ejemplos, como antes lo habían sido “Los papeles
del Pentágono”.
En la lucha histórica por la liberación de las personas, el acceso a la
educación ha sido el instrumento privilegiado. Deberíamos concretar ese
acceso a la educación en la posibilidad de acceso a los códigos de
representación y comunicación que son el lenguaje y la escritura, a través
de su evolución histórica que hoy adquiere la forma de lo que se ha dado en
llamar nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Wittgenstein decía que nuestra inteligencia se extiende hasta donde se
extiende nuestro catálogo de palabras porque el pensamiento solo se
expresa a través de ellas. Por eso entendemos tan bien que la
discriminación comienza por el retraso en el acceso a la lecto-escritura y
por eso entendemos igualmente la perentoria necesidad de universalizar la
escolarización gratuita y obligatoria de la educación infantil entre el
momento de nacer y los tres años. Escolarizar obligatoriamente a partir de
los seis años ya es una penosa discriminación.
Se anuncian unos años en que instituciones del tipo de las redes sociales
serán objeto de análisis e interpretación, sobre todo porque parece que el
17
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
modelo de democracia liberal y burguesa inaugurado a fines del siglo XVIII
está abocado a un agotamiento que requiere, especialmente, obviar dos
problemas radicales de nuestra sociedad hoy: la financiarización de la vida
social y política y la huida de los ciudadanos ante la idea de la participación
social.
Esta abstención del compromiso con la cosa pública, tan lejana de la
afirmación de Aristóteles de que el hombre solo se completa con su
actuación en la polis, merece el despectivo término que dedica Tucídides en
el discurso fúnebre de Pericles a personas como esas: el ciudadano que no
participaba en la cosa pública era un “inepto” (“idiotes”).
Dice Daniel Pennac (1995) que el verbo leer, como el verbo amar, no admite
el imperativo; o sale del corazón o no hay nada que hacer. Pues, en mi
opinión, al verbo participar le sucede lo mismo. Es decir, la Administración,
las autoridades públicas pueden, como diría Jovellanos, “remover estorbos”,
lo cual no es poco, porque todo poder público tiende a evitar el tener una
población activa que se rebulle, opina, protesta, etc., como señala
Habermas en Ciencia y Técnica como ideología, porque el que lee y cuenta
se entera y pregunta y protesta; y eso molesta. Digo, pues, que los poderes
públicos pueden remover estorbos; sin embargo, el hecho activo de la
participación depende del nivel de conciencia ético, estético y político de la
ciudadanía; pero la ciudadanía de la que hoy participamos tiene poco de
“cosmopolites”, de ciudadanía “completa”.
Hace años la aparición súbita de las ONGs hizo a muchos suponer que ahí
radicaba uno de los elementos de “refresco” de la vida pública. El fracaso
de la mayor parte de ellas, sobre todo porque incurren en un defecto
supremo, que escapan a todo intento de control social como el que afecta,
18
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
de una manera más o menos imperfecta, a las instituciones sociales como
partidos y sindicatos – estos menos que aquellos -, les hizo manifestar su
incapacidad para ser ese refresco. No sabemos cuál será el futuro de estas
redes sociales, pero junto a la ingente cantidad de irrelevante información
que transmiten, se han convertido en el elemento clave en este despertar de
la conciencia crítica de una parte de las masas que a lo mejor se rebelan
ahora para no dejar mal a Ortega.
--------------------
Llega el momento de las difíciles propuestas.
Como acabo de afirmar, la participación de los ciudadanos no es objeto de
imperativo. Solo puede ser estimulada si los gobiernos eliminan los estorbos
que impiden el desarrollo de esa participación, y si los ciudadanos perciben
fehacientemente que los gobiernos se preocupan de satisfacer sus
necesidades, objetivo prioritario de toda política.
Es decir, el incentivo para la participación debe hacerse por la vía indirecta
del estímulo de la conciencia ciudadana a través de la educación, lo cual no
elimina las medidas positivas que las administraciones puedan tomar o las
que la propia ciudadanía se tome por su mano sustituyendo la incuria de
muchos de los poderes públicos. Nadie ha querido recordar estos días que
la calle no es de Fraga, es de todos. Además, si algo caracteriza y distingue
a la derecha de la 1zquierda es la política de impuestos y la política del
déficit presupuestario.
1. Hay que huir de la reducción de impuestos porque ellos son la
garantía de la posibilidad de redistribución de la riqueza y, por tanto, de la
cohesión social.
19
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
2. Hay que combatir con todas las medidas pertinentes al alcance la
corrupción fiscal, la economía sumergida que supone, parece ser, un 20%
del PIB en España. Todo el dinero empleado en ello genera una rentabilidad
satisfactoria.
3. Consideremos ahora el caso concreto de una de las necesidades más
vitales de la persona: la educación. Lo primero que se me ocurre es la
necesidad de una especie de nuevos Pactos de la Moncloa (como los de
1978) con dos objetivos prioritarios: la inversión en educación y en I+D+I.
4. La primera medida debería ser la de establecer la educación infantil
de 0 a 3 años obligatoria y gratuita, porque el inicio de la discriminación lo
marca el retraso en el acceso a la socialización y a los códigos lingüísticos y
la segregación en este tramo de la educación alcanza niveles patológicos en
la Comunidad de Madrid, por ejemplo.
5. No debe identificarse todo déficit público como peligroso, sino solo
aquél dedicado al gasto corriente, no a la inversión…
Recortes, endeudamiento público y participación.
Dado que estos tres términos están en la base de la protesta social que
abanderan el 15M y movimientos similares (“no hay pan para tanto
chorizo”…), quiero dedicar unas líneas a la doctrina oficial que los gurús de
la economía ultraliberal pretenden hacer pasar por dogmas. Sobre todo,
quiero resaltar la falacia de que la crisis solo se cura con recortes (de los
servicios sociales, ¡claro!, no del fraude fiscal ni de los sueldos de los
consejeros de los bancos o de las pensiones de los diputados).
No hay país más conformista y castrado que un país aterrorizado por el
catastrofismo de las utopías de la derecha. Ya decía Hans Magnus
Enzensberger (1984) que todas las utopías de la derecha son catastrofistas
20
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
y la supuesta utopía que hoy nos quiere vender la derecha es aterradora en
su simplicidad: hay que recortar, recortar, recortar… pero ¿qué hay que
recortar?: el salario mínimo, la entrada de nuevos dependientes en las
ayudas que prescribe la ley de Dependencia, los programas de atención a la
diversidad en la escuela pública, las subvenciones a ONGs sin afán de lucro
(aunque parezca mentira hay algunas)…
Pero ¿qué se gana recortando?: tener al pueblo amenazado, sojuzgado,
amedrentado, tranquilito y en casa. Es la mejor medida contra la
participación.
Me resultó revelador el artículo publicado hace unos meses por Josep
Borrell (2011). Afirma que con la excepción de Grecia, los países
actualmente en dificultad entraron en crisis por razones que poco o nada
tienen que ver con los déficits públicos. La causa del problema ha sido el
insostenible endeudamiento privado…
Sigue diciendo que la severa limitación del déficit, al estilo alemán, significa
renunciar a un instrumento que permite a la política económica actuar de
forma contra-cíclica. Se trata de una medida de un marcado carácter
ideológico y un corsé muy limitativo que reduce casi por completo la
posibilidad de hacer política fiscal… Hasta el Finantial Times reconoce que
hoy los problemas de España tienen que ver con su baja competitividad, su
débil crecimiento y la capitalización de su sistema financiero más que con el
déficit público…
A continuación entra Borrell en la forzada polémica acerca de si la deuda es
de “derechas o de izquierdas”: Aparte de consideraciones técnicas, ¿tiene
algo que ver la renuncia al déficit con posiciones de derecha o izquierda?
Hay que ver con qué furor de conversos se han lanzado algunos que se
21
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
reclaman de la izquierda a proclamar que la medida no tiene carácter
ideológico o, peor aún, que la izquierda debe hacer suya la supresión del
déficit porque nada hay peor que endeudarse, el equilibrio es bueno per se,
etc…
Pero la clave parece estar según Borrell en que “Si no se pueden financiar
inversiones con deuda el gasto de inversión entrará en conflicto con el gasto
corriente, es decir, redistribución y servicios públicos, y éste tenderá a
reducirse... El déficit es instrumento que debe usarse con inteligencia y
mesura pero al que no se debería renunciar constitucionalmente…
Diabolizar indiscriminadamente todo endeudamiento público es
tradicionalmente una expresión del fundamentalismo económico que cree
que todo lo que hacen los gobiernos es malo y lo que hacen los mercados es
bueno”.
Son ideas que comparto y que, además, inciden en la actitud de los
ciudadanos hacia la participación. Mientras la cohesión social estimula
directamente a la participación porque le hace sentir al ciudadano, tanto al
que da como al que recibe, que no se está solo, la segregación social
estimula el aislamiento, el individualismo, la marginación, la insolidaridad.
Pondré solo un ejemplo directamente vivido por mí, uno más de los muchos
que proliferan estos días. Abundan los expedientes de regulación de empleo
no solo en las empresas comunes sino en bastantes de las ONGs que
resisten con dignidad el control público de su gasto y que gozan de
prestigio social por los servicios que rinden. En Proyecto Hombre de Madrid
está en crisis la escuela de alfabetización de adultos Vicente Aleixandre que
lleva funcionando dos años y comenzaba a dar buenos resultados
académicos, personales y sociales. Estaba atendida por cinco personas
22
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
asalariadas de la propia organización y por unas doce personas de
voluntariado social entre las que me encuentro. En enero solo queda una
asalariada cuya continuidad a partir de junio está en entredicho, lo mismo
que el futuro de la escuela. Si la escuela cierra, doce voluntarios y
voluntarias tendremos que buscar otro ámbito donde satisfacer nuestro
deseo de colaboración y participación social. Todo eso si no denunciamos
vehementemente la estúpida política de la nueva alcaldesa de Madrid que
quiere echar sobre los hombros del voluntariado la responsabilidad de
seguir prestando servicios que hasta ahora llevaban a cabo asalariados del
Ayuntamiento de Madrid o de las Administraciones públicas. Lo cual
acarrea un efecto colateral que nos tendremos que plantear en serio: el
voluntariado no puede jugar el papel de esquirol social en la prestación de
servicios.
El caso aludido no es el único dentro de Proyecto Hombre, que ha sufrido
una reducción de plantilla del 33%. El sector de venta de coches de
superlujo, lo que llaman “de alta gama”, es el único tramo que está teniendo
incrementos del 60 % en estos años de crisis en que el sector de los coches
más baratos se reduce de año en año. ¿Quién compra esos coches? La
escandalosa conclusión es que los que padecen los recortes son los de
siempre. Creo recordar que en una de las múltiples crisis cíclicas del
capitalismo, Chumy Chumez en La Codorniz de los tiempos de Franco decía:
¡Cuando Rockefeller se apretó su cinturón de oro…!
Quiero terminar ya estas breves líneas. No es cierto que la ética es
individual y la política social. En contra de lo que se ha defendido muy
generalmente hasta ahora, la ética solo es individual en relación con que la
mayor parte de las actitudes éticas no se rigen por el código penal, pero la
23
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
ética solo comienza, como dice Umberto Eco, siguiendo a Kant, cuando
entran en escena los demás. Como Marx y Freud (y en parte como
Aristóteles), defiendo que la persona se determina socialmente. Si la
persona solo es completa en el ámbito de la comunidad que habita, a la
ética le sucede lo propio. La ética solo lo es cuando es social y eso está muy
cerca de la política. La exclusión se produce cuando “los demás” se
convierten en “los otros”. Pues bien, si algo caracteriza nuestra época es
una brutal ausencia de ética y estética en la convivencia social, ausencia
solo salvada cuando se produce un cataclismo. La actitud social frente a la
naturaleza y el medio ambiente posee esa brutal ausencia de ética y
estética, avalada en muchos casos por la política. Me dan auténtico pavor,
por ejemplo, los tanteos de la opinión pública que se están haciendo para
modificar la Ley de costas…
Bibliografía
ANDERSON, P., Los fines de la Historia, Anagrama, Barcelona, 1996, pág.
103.
BORRELL, J., Ideología y déficit público, septiembre,2011
BRAUDEL, F., Civilización material, economía y capitalismo. Siglos XV-
XVIII, 3 tomos, Alianza, Madrid, 1984.
CASTELLS, M., “Materiales para una teoría preliminar sobre la sociedad de
redes”, en REVISTA DE EDUCACIÓN, Ministerio de Educación, Madrid,
2001, pág. 41-58.
ECO, U., Apocalípticos e integrados, Tusquets, Barcelona, 1995
ENZENSBERGER, H.M., Migajas políticas, Anagrama, Barcelona, 1984,
págs. 205-215.
GIEDIÓN, S. La mecanización toma el mando, Gustavo Gili, Barcelona,1978.
24
José Segovia Pérez. La participación en la ciudad global: el 15M a escena.
GRAY, J., Misa negra (La religión apocalíptica y la muerte de la utopía),
Paidós, Madrid 2008.
HABERMAS, J., Ciencia y técnica como ideología, Tecnos, Madrid, 1986,
pág.93
HESSEL, Stephane y SAMPEDRO, José Luis, Indignaos, Destino, 2011.
MAALUF, A., El desajuste del mundo, Alianza, Madrid,2009
MUMFORD, L., El mito de la máquina, Pepitas de Calabaza, Logroño, 2010
PENNAC, D., Como una novela, Anagrama, 4ª edición, Barcelona, 1995
POLANYI, K., La Gran transformación. La crítica del liberalismo económico,
La Piqueta, Madrid, 1989.
SAMPEDRO, J. L. y VV.AA, Reacciona, Aguilar, 2ª edición, Madrid, 2011.
VELASCO, P., No nos representan, Planeta, Madrid, 2011
YDÍGORAS, C. M., Los libertadores USAS, Arrayán, Madrid, 8ª edición,
1968
José Segovia.
Majadahonda, Febrero de 2012.
25