¡Hijo MíO!

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¡¡¡HIJO MÍO!!!

Cuando, en las horas de íntimo desagrado, el desaliento invadiere tu alma y las

lágrimas fluyeren en tus ojos, búscame: Yo soy el CONSUELO, que sabe sofocar

tu llanto y detener tus lágrimas.

Cuando se extinguiere tu vitalidad para pelear por las dificultades de la vida y te hallares a punto de

desfallecer, llámame: Yo soy la FUERZA, capaz de quitarte las piedras del camino y ponerte por encima de las

adversidades del mundo.

Cuando te azotaren, sin clemencia, los vendavales de la suerte y ya no supieres dónde reclinar

la cabeza, corre junto a mí: Yo soy el REFUGIO, en cuyo seno encontrarás amparo

para tu cuerpo y tranquilidad para tu espíritu.

Cuando en los momentos de mayor aflicción te faltare la calma, y te considerares incapaz

de conservar la serenidad de espíritu, invócame: Yo soy la PACIENCIA,

que te hará vencer en los trances más dolorosos y triunfar de las situaciones más difíciles.

Cuando te debatieres en las profundidades del dolor y tuvieres el alma machucada por los obstáculos

del camino, grita por mí:Yo soy el BÁLSAMO, que hará

cicatrizar tus llagas y disminuir tus padecimientos.

Cuando el mundo te fallare con sus falsas promesas y percibieres que ya nadie puede inspirarte confianza,

ven a mí: Yo soy la HONESTIDAD, que sabrá corresponder a la franqueza de tus actitudes

y a la nobleza de tus ideales.

Cuando la tristeza y la melancolía se multiplicare en tu corazón y todo te causare aborrecimiento,

clama por mí: Yo soy la ALEGRÍA, que te insuflará un nuevo aliento

y te hará conocer los encantos de tu mundo interior.

Cuando destruyeren, uno a uno, tus ideales más bellos y te sintieres en la sima de la desesperación, clama por mí:

Yo soy la ESPERANZA, que robustecerá tu fe y mecerá tus sueños.

Cuando la impiedad recurriere a revelar tus faltas y experimentares la dureza del corazón humano, búscame:

Yo soy el PERDÓN, que levantará tu ánimo y promoverá la rehabilitación de tu espíritu.

Cuando tuvieres duda de todo, hasta de tus propias convicciones, y el escepticismo avasallare tu alma,

recurre a mí: Yo soy la CONFIANZA, que inundará de luz tu entendimiento y te habilitará para conquistar la felicidad.

Cuando ya no gustares de la sublimidad de un afecto tierno y sincero, y te desilusionares del sentimiento

de tus semejantes, aproxímate a mí: Yo soy la RENUNCIA, que te enseñará

a comprender la ingratitud de los hombres y a olvidar la incomprensión del mundo.

Y cuando, en fin, quisieres saber quien soy, pregunta al riacho que murmura

y a los pájaros que cantan, a la flor que se abre y a la estrella que titila, al joven que espera

y al anciano que recuerda. Yo soy el AMOR, esto es, la dinámica de la vida

y la armonía de la naturaleza, el remedio para todos los males que atormentan tu espíritu.

Extiéndeme, pues, tu mano, oh alma hija de mi alma, que yo te conduciré en una secuencia

de éxtasis y deslumbramientos como también de penas y tribulaciones,

a las serenas mansiones de mi Padre.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!