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Geografía 2º Bachillerato Humanidades Recursos
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EL SECTOR SECUNDARIO: LOS ESPACIOS INDUSTRIALES.
MATERIAS PRIMAS Y FUENTES DE ENERGÍA
Prof. Mª Carmen Ríos Martos IES Universidad Laboral de Toledo
Alumno de Practicum: Héctor Caño Díaz Master de Secundaria UCLM 2013/2014
Geografía 2º Bachillerato Humanidades Recursos
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Índice
1. El sector secundario. Introducción............................................................................................ 3
2. Etapas de la industrialización .................................................................................................... 3
2.1. Inicios de la industrialización (s. XIX‐1959) ........................................................................ 3
2.2. Desarrollismo (1959‐1975)................................................................................................. 3
2.3. Crisis económica y reconversión (1975‐1985) ................................................................... 4
2.4. Las consecuencias de la crisis (1985‐hoy) .......................................................................... 4
3. Los sectores industriales ........................................................................................................... 4
4. La estructura empresarial ......................................................................................................... 5
4.1. El tejido industrial español ................................................................................................. 5
4.2. Paisajes industriales ........................................................................................................... 6
4.3. Áreas industriales ............................................................................................................... 6
5. Materias primas y fuentes de energía....................................................................................... 7
PAEG. Los espacios industriales .................................................................................................... 8
Importancia del sector secundario............................................................................................ 8
a) Crisis económica y reconversión industrial ....................................................................... 9
b) El sector industrial en la actualidad. Sectores de producción ........................................ 10
Geografía 2º Bachillerato Humanidades Recursos
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1. El sector secundario. Introducción
El sector secundario se basa en la transformación de los bienes y recursos que se extraen
en el medio físico. Sus principales actividades son la industria y la construcción. Hoy, la indus‐
tria vive una nueva revolución industrial por la informática y las telecomunicaciones. En 2006,
el sector industrial representaba en 16% del PIB, aunque la población activa del sector secun‐
dario ha descendido desde 1975.
2. Etapas de la industrialización
2.1. Inicios de la industrialización (s. XIX‐1959)
Se caracterizó por el retraso respecto al resto de Europa, por la baja densidad de población,
el escaso capital disponible, que no se creara una industria de transformación ligada a la mine‐
ría, y la mala dotación de materias primas. Así se confirmó su carácter subsidiario, circunscrito
a unos pocos enclaves como Asturias y Cataluña.
El sector despegó entre 1900 y 1930 por la neutralidad de España en la I Guerra Mundial, la
repatriación de capitales tras la pérdida de las colonias, el impulso de las obras públicas y la
política proteccionista. La Guerra Civil acabó con esa etapa. Después, el INI (Instituto Nacional
de Industria) se configuró como un holding, especializado en sectores estratégicos (carbón,
electricidad, petróleo, minería) con fuertes inversiones y poca rentabilidad, sin atractivo para
la iniciativa privada.
El modelo territorial lo forman un conjunto de núcleos desconectados: Cataluña, País Vas‐
co, Andalucía, Asturias, Madrid y Valencia, debido a la disponibilidad de materias primas, la
mano de obra preparada de la industria textil, la proximidad de puertos marítimos, la existen‐
cia del ferrocarril, la proximidad de un mercado urbano y el capital de la clase empresarial
emprendedora.
2.2. Desarrollismo (1959‐1975)
Con el Plan de Estabilización, un decreto‐ley de 1959, se pretende una nueva etapa de de‐
sarrollo, con varias medidas económicas como la devaluación de la peseta, la liberalización de
las importaciones, la congelación de salarios y la reforma tributaria. Además, se tomaron me‐
didas de tipo territorial según nuevos criterios de planificación como la creación de Polos de
promoción y desarrollo industrial en áreas urbanas de regiones atrasadas, bien en zonas que
ya contaban con una base industrial (Sevilla, A Coruña, Oviedo, etc.) denominados Polos de
desarrollo industrial, subvencionados al 20%, bien en áreas más deprimidas que exigen mucha
inversión (Huelva, Burgos) denominados Polos de promoción industrial, subvencionados al
100%. Por último, se crearon Zonas de Preferente Localización Industrial, Polígonos de Prefe‐
rente Localización Industrial, y los Polígonos de descongestión industrial para descargar las
grandes áreas industriales.
Los resultados no fueron como se esperaba en las áreas más deprimidas, pero el INI pasó a
desempeñar un papel subsidiario y hubo un enorme crecimiento de la economía, convirtién‐
donos en un país industrial, por la implantación del modelo industrial fordista.
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2.3. Crisis económica y reconversión (1975‐1985)
Sufrimos por culpa de una situación política delicada y las estructuras heredadas (causas
coyunturales y estructurales). Entramos en la etapa postindustrial o tercera revolución indus‐
trial donde el fordismo cambia por un nuevo modelo, donde la tecnología basada en la microe‐
lectrónica y la informática cobra protagonismo, se dispara el consumo de petróleo, se padece
un proceso de deslocalización, los productos se diversifican y exigen un esfuerzo de diseño y
posventa, se reduce la plantilla de empleados, el Estado abandona el intervencionismo y deja
que el mercado se autorregule, en un escenario de mundialización.
En 1975 murió Franco y empezó la transición política, lo que generó incertidumbre y parali‐
zó las inversiones, mientras que retrasó las medidas políticas de ajuste ante la crisis. Todo ello
se agravó por los problemas heredados del desarrollismo, como la baja productividad, el ele‐
vado endeudamiento, el escaso esfuerzo innovador y la pobre especialización. Las medidas
correctoras llegaron en 1984 a partir de la reconversión industrial, como un "tratamiento de
choque" para la reestructuración empresarial, gracias a la intervención pública y las subven‐
ciones, que beneficiaron sobre todo al sector metalúrgico y las grandes empresas.
La consecuencia fue la desindustrialización con carácter geográfico, que afectó a la Cornisa
Cantábrica. Entretanto, la política de reindustrialización crea Zonas de Urgente Reindustriali‐
zación en siete áreas que engloban ochenta municipios en Galicia, Asturias, País Vasco, Anda‐
lucía, Cataluña y Madrid. Con todo, tampoco se obtuvo el rendimiento esperado en la genera‐
ción de empleo.
2.4. Las consecuencias de la crisis (1985‐hoy)
Las tasas de desempleo aumentaron y se vivió la desindustrialización de algunas áreas
mientras otros espacios que antes eran periféricos ahora tienen mayor capacidad de atracción.
Al integrarse España en la UE, se observa que muchas empresas españolas no pueden compe‐
tir con las europeas y se diseña una segunda reconversión industrial, con gran impacto en el
aumento del desempleo. Las directrices europeas fuerzan la liberalización del mercado, la
inversión en proyectos de ampliación y modernización tecnológica, el apoyo a las PYMES, el
aumento del I+D+i, las nuevas funciones del INI que definen una política industrial mundial que
aborda los sectores en crisis mientras retira las subvenciones y fomenta la competitividad.
La mundialización genera la deslocalización industrial por el abaratamiento de los transpor‐
tes, además de la amplia concentración industrial, con un protagonismo de las empresas
transnacionales. Vivimos una nueva división del trabajo, donde los países periféricos ofrecen
mano de obra barata y los países centrales ofrecen el capital y la innovación. Empresas como
Zara deslocalizaron sus fábricas de confección hacia el norte de África o Asia. España se consi‐
dera un país semiperiférico, pues no ha conseguido entrar en el círculo de los países centrales
y el I+D+i todavía es muy débil.
3. Los sectores industriales
Tradicionalmente, la industria se clasifica en industria pesada, que elabora los productos
necesarios para las otras actividades, y la industria ligera, que elabora bienes de uso y consu‐
mo. Tras la crisis, la industria se clasifica en tres sectores.
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Los sectores maduros se han visto muy afectados por la reconversión, con fuertes déficits
financieros y una perdida masiva de empleo. Son la siderometalúrgica, la fabricación de elec‐
trodomésticos de línea blanca, la construcción naval, la industria textil, del cuero y del calzado.
Los sectores dinámicos tienen más expectativas de futuro, dada su elevada productividad,
unas estructuras saneadas, una demanda asegurada y una alta flexibilidad.
Los sectores punta están muy vinculados al desarrollo de sistemas de información (microe‐
lectrónica, telecomunicaciones, informática) y sistemas tecnológicos (energías renovables,
biotecnología), aunque la mayor parte de la producción punta la realizan multinacionales.
El subsector de la construcción tiene una gran importancia en España y en 2007 represen‐
taba el 10% del PIB y daba trabajo a 2.600.000 personas. Se relaciona con el crecimiento indus‐
trial y el desarrollo económico, pues impulsa la industria de materiales de construcción (ce‐
mento, azulejos, saneamiento, vidrio, ladrillo, aluminio, hormigón).
Es habitual que las empresas subcontraten parte de sus actividades a empresas más pe‐
queñas y especializadas. La construcción estaba enfocada a la obra civil, que creció por los
fondos estructurales de la UE, y la vivienda, pues las familias españolas destinaban sus sueldos
y ahorros a adquirir viviendas en propiedad. Ello provocó una elevada deuda hipotecaria, una
subida de precios en el sector inmobiliario que explotó con la crisis financiera de 2007.
4. La estructura empresarial
El 99% de las empresas españolas son PYMES con menos de 250 trabajadores, generando
un 67% de empleo. Hay empresas pequeñas que son tecnológicamente avanzadas, y otras
aprovechan las oportunidades que brindan su entorno, iniciativas individuales o familiares, con
una fuerte especialización local.
Las empresas multinacionales, de titularidad privada y capital extranjero, ocupan los secto‐
res más dinámicos y cada vez son más las empresas españolas que se instalan fuera de nues‐
tras fronteras, como Telefónica, Repsol o Ferrovial.
Las empresas públicas se han adaptado a la coyuntura. Las gestiona el SEPI (Sociedad Esta‐
tal de Participaciones Industriales), y a pesar de las directrices europeas, su carácter estratégi‐
co impide cerrarlas (casos de HUNOSA o ENSIDESA).
4.1. El tejido industrial español
La localización de la industria se explica por una conjunción de factores. La proximidad de
las materias primas ha perdido importancia por el abaratamiento de los transportes. La dispo‐
nibilidad de las fuentes de energía y el alza de precio del petróleo impulsa la búsqueda de
energías alternativas. La cercanía del mercado de consumo también ha perdido su importan‐
cia. La mano de obra barata y abundante ha favorecido la deslocalización. Una buena red de
comunicaciones es crucial, con la llegada de Internet. La disponibilidad de capital financiero y
la capacidad para atraer inversores ha favorecido la liberalización de los mercados. La existen‐
cia de buenos equipamientos y estructuras es esencial, así como la cercanía a los centros de
decisión, muy importantes para los parques tecnológicos. Las políticas industriales han susti‐
tuido la intervención por la liberalización.
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4.2. Paisajes industriales
Los paisajes negros son los dedicados a la minería y la siderurgia, al norte de la península
(Asturias, Cantabria, País Vasco), algunos enclaves mediterráneos (Sagunto en Valencia, Carta‐
gena en Murcia) y cerca de yacimientos mineros del interior (Almadén, Puertollano). Por su
baja calidad ambiental, son poco atractivos para su instalación.
Las grandes áreas metropolitanas nacieron con la segunda revolución industrial en áreas
rururbanas, polígonos industriales y cerca de las principales vías de comunicación, por ejem‐
plo, el parque Renault en la autovía Palencia‐Valladolid.
Las Zonas de Urgente Reindustrialización se han visto afectados por la reconversión. Barce‐
lona y Madrid han salido con bien, pero la bahía de Cádiz, Ferrol y Vigo en Galicia, no han teni‐
do la misma suerte.
Los paisajes nuevos caracterizan el escenario actual. A los asentamientos industriales es‐
pontáneos en las periferias y la industrialización endógena en las áreas rurales, se suman los
parques tecnológicos y empresariales, que albergan los proyectos de I+D+i, se sitúan en áreas
metropolitanas y ciudades medias, tiene baja densidad edificatoria, y están estrechamente
vinculados con centros universitarios y de investigación. Su gran baza es atraer a empresas
multinacionales, aunque su hándicap es que si se instalaran estas multinacionales, estas reali‐
zan sus investigaciones en su país de origen.
4.3. Áreas industriales
Las áreas desarrolladas se localizan en Madrid y Barcelona, son grandes áreas metropolita‐
nas que se expanden por las principales carreteras, tienen una gran diversificación sectorial,
concentran los proyectos de I+D+i, responden a un amplio mercado de consumo y trabajo, y
están experimentando una proceso de "terciarización".
Los ejes de expansión se sitúan en zonas con una red de autopistas que las vertebran y co‐
nectan a las áreas desarrolladas (Madrid y Barcelona) así como a las áreas de la antigua indus‐
trialización (País Vasco y Valencia), generando un tejido industrial en todo su recorrido. Se
distinguen dos ejes: el Valle del Ebro enlaza los focos más importantes del país (Cataluña, País
Vasco y Madrid), genera un corredor industrial que se asemeja a una "y griega abierta" con
vértice en Zaragoza. Predomina la industria agroalimentaria. Por otro lado, la fachada medite‐
rránea comprende el eje que va desde Girona a Cartagena (Cataluña, Valencia, Murcia y Balea‐
res) con una gran gama de productos.
Las áreas en declive son las que más duramente se han visto afectadas por la reconversión
industrial. Se concentran sobre todo el norte peninsular (Galicia, Asturias, Cantabria, País Vas‐
co) y enclaves aislados (Cádiz, Ponferrada, Riotinto, Almadén, Puertollano).
Los focos dispersos se distribuyen por el resto del territorio nacional. En Castilla y León, el
eje formado por Valladolid‐Palencia‐Burgos‐Miranda de Ebro. En Castilla‐La Mancha los polí‐
gonos de descongestión, como Azuqueca en Guadalajara, Toledo y Talavera de la Reina. En
Andalucía destacan Sevilla y Málaga, y en Extremadura sobresalen el eje Badajoz‐Don Benito‐
Zafra.
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5. Materias primas y fuentes de energía
Las materias primas son elementos disponibles en la naturaleza que son consumidos direc‐
tamente o necesitan ser transformados para su consumo. Se clasifican en tres grupos: animal
(carne, pescado, lana, leche...), vegetal (frutas y hortalizas, madera, algodón...) y mineral, rela‐
cionado con la industria extractiva. Los minerales energéticos constituyen fuentes de energía
(carbón, petróleo, gas natural, uranio). España es un productor mundial de recursos minerales,
destacando las rocas y minerales no metálicos, aunque sólo aportan el 0,99% del PIB.
Una fuente de energía es aquel recurso natural que puede generar una fuerza aprovechable
por el ser humano. Se clasifican en energía primaria, que procede del medio natural pero exi‐
ge un proceso de transformación como la energía hidráulica, el petróleo, el carbón, el gas na‐
tural y el uranio; las energías secundarias ya son energía útil, como la energía térmica o la
nuclear.
Las fuentes de energía no renovables, también llamadas energías tradicionales o "sucias",
son aquellas cuyo proceso de transformación dura millones de años y pueden agotarse en un
plazo breve, como los combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural) y la energía nuclear
(uranio).
La alta dependencia energética es el resultado del prácticamente nulo grado de autoabas‐
tecimiento de combustibles en el caso del petróleo y el gas natural, lo que hace que depen‐
damos del exterior. En el caso del carbón, aunque tenemos yacimientos, ya están agotados o
son de mala calidad. En el caso de la energía nuclear, tenemos uranio suficiente, pero es nece‐
sario enriquecerlo, con un coste muy elevado. La combustión de estos recursos produce una
alta emisión de CO2, cuya consecuencia es el aumento del efecto invernadero y el empeora‐
miento del cambio climático. El Protocolo de Kyoto contempla la posibilidad de comprar dere‐
chos de emisión de CO2 a países que no contaminan tanto, pero esto no soluciona el problema
a largo plazo.
Los ciclos energéticos son la utilización d una particular fuente de energía en una época de‐
terminada. Primero, el combustible clásico fue la madera. Luego se generalizó el carbón. En los
años sesenta proliferó la energía hidroeléctrica mientras crecía el consumo del petróleo. En los
ochenta, empezó a crecer la energía nuclear, aunque el petróleo aún conserva su hegemonía.
La crisis energética de 1973 provocó un enorme impacto global, por el informe del Club de
Roma que alertaba sobre el agotamiento de dicho recurso, mientras la OPEP decidió usar el
petróleo como arma política, subiendo los precios para presionar a los países occidentales.
Todo ello tuvo como consecuencia una gran inflación y el aumento exponencial del paro. Así,
quedó patente la necesidad de una planificación en materia energética para no depender de
potencias externas. El PER o Plan de Energías Renovables de 1986 se destinó al fomento de las
energías alternativas o "limpias", aquellas que tienen un ciclo de regeneración continuado y
son inagotables. España es una potencia mundial en energías renovables. En 2006, las energías
renovables cubrieron casi el 7% de las necesidades energéticas y el 20% de la producción eléc‐
trica. Se ha previsto que en 2050 la UE deberá obtener el 50% de la energía a partir de fuentes
externas al carbono. La diversidad de recursos incluye la energía del agua fluvial (hidráulica), la
energía del viento (eólica), la energía de las plantas (biomasa), la energía del mar (mareomo‐
triz), la energía del interior de la tierra (geotérmica), la energía del sol (solar).
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PAEG Unidad III. Territorio y actividades económicas en España
3. Los espacios industriales
3.1. Importancia del sector secundario
Las áreas desarrolladas se localizan en Madrid y Barcelona, son grandes áreas metropolita‐
nas que se expanden por las principales carreteras, tienen una gran diversificación sectorial,
concentran los proyectos de I+D+i, responden a un amplio mercado de consumo y trabajo, y
están experimentando una proceso de "terciarización".
Los ejes de expansión se sitúan en zonas con una red de autopistas que las vertebran y co‐
nectan a las áreas desarrolladas (Madrid y Barcelona) así como a las áreas de la antigua indus‐
trialización (País Vasco y Valencia), generando un tejido industrial en todo su recorrido. Se
distinguen dos ejes: el Valle del Ebro enlaza los focos más importantes del país (Cataluña, País
Vasco y Madrid), genera un corredor industrial que se asemeja a una "y griega abierta" con
vértice en Zaragoza. Predomina la industria agroalimentaria. Por otro lado, la fachada medite‐
rránea comprende el eje que va desde Girona a Cartagena (Cataluña, Valencia, Murcia y Balea‐
res) con una gran gama de productos.
Las áreas en declive son las que más duramente se han visto afectadas por la reconversión
industrial. Se concentran sobre todo el norte peninsular (Galicia, Asturias, Cantabria, País Vas‐
co) y enclaves aislados (Cádiz, Ponferrada, Riotinto, Almadén, Puertollano).
Los focos dispersos se distribuyen por el resto del territorio nacional. En Castilla y León, el
eje formado por Valladolid‐Palencia‐Burgos‐Miranda de Ebro. En Castilla‐La Mancha los polí‐
gonos de descongestión, como Azuqueca en Guadalajara, Toledo y Talavera de la Reina. En
Andalucía destacan Sevilla y Málaga, y en Extremadura sobresalen el eje Badajoz‐Don Benito‐
Zafra.
Las materias primas son elementos disponibles en la naturaleza que son consumidos direc‐
tamente o necesitan ser transformados para su consumo. Se clasifican en tres grupos: animal
(carne, pescado, lana, leche...), vegetal (frutas y hortalizas, madera, algodón...) y mineral, rela‐
cionado con la industria extractiva. Los minerales energéticos constituyen fuentes de energía
(carbón, petróleo, gas natural, uranio). España es un productor mundial de recursos minerales,
destacando las rocas y minerales no metálicos, aunque sólo aportan el 0,99% del PIB.
Una fuente de energía es aquel recurso natural que puede generar una fuerza aprovechable
por el ser humano. Se clasifican en energía primaria, que procede del medio natural pero exi‐
ge un proceso de transformación como la energía hidráulica, el petróleo, el carbón, el gas na‐
tural y el uranio; las energías secundarias ya son energía útil, como la energía térmica o la
nuclear.
Las fuentes de energía no renovables, también llamadas energías tradicionales o "sucias",
son aquellas cuyo proceso de transformación dura millones de años y pueden agotarse en un
plazo breve, como los combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural) y la energía nuclear
(uranio).
La alta dependencia energética es el resultado del prácticamente nulo grado de autoabas‐
tecimiento de combustibles en el caso del petróleo y el gas natural, lo que hace que depen‐
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damos del exterior. En el caso del carbón, aunque tenemos yacimientos, ya están agotados o
son de mala calidad. En el caso de la energía nuclear, tenemos uranio suficiente, pero es nece‐
sario enriquecerlo, con un coste muy elevado.
La combustión de estos recursos produce una alta emisión de CO2, cuya consecuencia es el
aumento del efecto invernadero y el empeoramiento del cambio climático. El Protocolo de
Kyoto contempla la posibilidad de comprar derechos de emisión de CO2 a países que no con‐
taminan tanto, pero esto no soluciona el problema a largo plazo.
Los ciclos energéticos son la utilización generalizada de una particular fuente de energía en
una época determinada. Primero, el combustible clásico fue la madera. Luego se generalizó el
carbón. En los años sesenta proliferó la energía hidroeléctrica mientras crecía el consumo del
petróleo. En los ochenta, empezó a crecer la energía nuclear, aunque el petróleo aún conserva
su hegemonía. La crisis energética de 1973 provocó un enorme impacto global, por el informe
del Club de Roma que alertaba sobre el agotamiento de dicho recurso, mientras la OPEP deci‐
dió usar el petróleo como arma política, subiendo los precios para presionar a los países occi‐
dentales. Todo ello tuvo como consecuencia una gran inflación y el aumento exponencial del
paro.
Así, quedó patente la necesidad de una planificación en materia energética para no depen‐
der de potencias externas. El PER o Plan de Energías Renovables de 1986 se destinó al fomen‐
to de las energías alternativas o "limpias", aquellas que tienen un ciclo de regeneración conti‐
nuado y son inagotables. España es una potencia mundial en energías renovables. En 2006, las
energías renovables cubrieron casi el 7% de las necesidades energéticas y el 20% de la produc‐
ción eléctrica. Se ha previsto que en 2050 la UE deberá obtener el 50% de la energía a partir de
fuentes externas al carbono. La diversidad de recursos incluye la energía del agua fluvial
(hidráulica), la energía del viento (eólica), la energía de las plantas (biomasa), la energía del
mar (mareomotriz), la energía del interior de la tierra (geotérmica), la energía del sol (solar).
a) Crisis económica y reconversión industrial
Sufrimos por culpa de una situación política delicada y las estructuras heredadas (causas
coyunturales y estructurales). Entramos en la etapa postindustrial o tercera revolución indus‐
trial donde el fordismo cambia por un nuevo modelo, donde la tecnología basada en la microe‐
lectrónica y la informática cobra protagonismo, se dispara el consumo de petróleo, se padece
un proceso de deslocalización, los productos se diversifican y exigen un esfuerzo de diseño y
posventa, se reduce la plantilla de empleados, el Estado abandona el intervencionismo y deja
que el mercado se autorregule, en un escenario de mundialización.
En 1975 murió Franco y empezó la transición política, lo que generó incertidumbre y parali‐
zó las inversiones, mientras que retrasó las medidas políticas de ajuste ante la crisis. Todo ello
se agravó por los problemas heredados del desarrollismo, como la baja productividad, el ele‐
vado endeudamiento, el escaso esfuerzo innovador y la pobre especialización. Las medidas
correctoras llegaron en 1984 a partir de la reconversión industrial, como un "tratamiento de
choque" para la reestructuración empresarial, gracias a la intervención pública y las subven‐
ciones, que beneficiaron sobre todo al sector metalúrgico y las grandes empresas.
La consecuencia fue la desindustrialización con carácter geográfico, que afectó a la Cornisa
Cantábrica. Entretanto, la política de reindustrialización crea Zonas de Urgente Reindustriali‐
zación en siete áreas que engloban ochenta municipios en Galicia, Asturias, País Vasco, Anda‐
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lucía, Cataluña y Madrid. Con todo, tampoco se obtuvo el rendimiento esperado en la genera‐
ción de empleo.
Las tasas de desempleo aumentaron y se vivió la desindustrialización de algunas áreas
mientras otros espacios que antes eran periféricos ahora tienen mayor capacidad de atracción.
Al integrarse España en la UE, se observa que muchas empresas españolas no pueden compe‐
tir con las europeas y se diseña una segunda reconversión industrial, con gran impacto en el
aumento del desempleo. Las directrices europeas fuerzan la liberalización del mercado, la
inversión en proyectos de ampliación y modernización tecnológica, el apoyo a las PYMES, el
aumento del I+D+i, las nuevas funciones del INI que definen una política industrial mundial que
aborda los sectores en crisis mientras retira las subvenciones y fomenta la competitividad.
La mundialización genera la deslocalización industrial por el abaratamiento de los transpor‐
tes, además de la amplia concentración industrial, con un protagonismo de las empresas
transnacionales. Vivimos una nueva división del trabajo, donde los países periféricos ofrecen
mano de obra barata y los países centrales ofrecen el capital y la innovación. Empresas como
Zara deslocalizaron sus fábricas de confección hacia el norte de África o Asia. España se consi‐
dera un país semiperiférico, pues no ha conseguido entrar en el círculo de los países centrales
y el I+D+i todavía es muy débil.
b) El sector industrial en la actualidad. Sectores de producción
Tradicionalmente, la industria se clasifica en industria pesada, que elabora los productos
necesarios para las otras actividades, y la industria ligera, que elabora bienes de uso y consu‐
mo. Tras la crisis, la industria se clasifica en tres sectores.
Los sectores maduros se han visto muy afectados por la reconversión, con fuertes déficits
financieros y una perdida masiva de empleo. Son la siderometalúrgica, la fabricación de elec‐
trodomésticos de línea blanca, la construcción naval, la industria textil, del cuero y del calzado.
Los sectores dinámicos tienen más expectativas de futuro, dada su elevada productividad,
unas estructuras saneadas, una demanda asegurada y una alta flexibilidad.
Los sectores punta están muy vinculados al desarrollo de sistemas de información (microe‐
lectrónica, telecomunicaciones, informática) y sistemas tecnológicos (energías renovables,
biotecnología), aunque la mayor parte de la producción punta la realizan multinacionales.
El subsector de la construcción tiene una gran importancia en España y en 2007 represen‐
taba el 10% del PIB y daba trabajo a 2.600.000 personas. Se relaciona con el crecimiento indus‐
trial y el desarrollo económico, pues impulsa la industria de materiales de construcción (ce‐
mento, azulejos, saneamiento, vidrio, ladrillo, aluminio, hormigón).
Es habitual que las empresas subcontraten parte de sus actividades a empresas más pe‐
queñas y especializadas. La construcción estaba enfocada a la obra civil, que creció por los
fondos estructurales de la UE, y la vivienda, pues las familias españolas destinaban sus sueldos
y ahorros a adquirir viviendas en propiedad. Ello provocó una elevada deuda hipotecaria, una
subida de precios en el sector inmobiliario que explotó con la crisis financiera de 2007.
El 99% de las empresas españolas son PYMES con menos de 250 trabajadores, generando
un 67% de empleo. Hay empresas pequeñas que son tecnológicamente avanzadas, y otras
aprovechan las oportunidades que brindan su entorno, iniciativas individuales o familiares, con
una fuerte especialización local.
Geografía 2º Bachillerato Humanidades Recursos
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Las empresas multinacionales, de titularidad privada y capital extranjero, ocupan los secto‐
res más dinámicos y cada vez son más las empresas españolas que se instalan fuera de nues‐
tras fronteras, como Telefónica, Repsol o Ferrovial.
Las empresas públicas se han adaptado a la coyuntura. Las gestiona el SEPI (Sociedad Esta‐
tal de Participaciones Industriales), y a pesar de las directrices europeas, su carácter estratégi‐
co impide cerrarlas (casos de HUNOSA o ENSIDESA).
La localización de la industria se explica por una conjunción de factores. La proximidad de
las materias primas ha perdido importancia por el abaratamiento de los transportes. La dispo‐
nibilidad de las fuentes de energía y el alza de precio del petróleo impulsa la búsqueda de
energías alternativas. La cercanía del mercado de consumo también ha perdido su importan‐
cia. La mano de obra barata y abundante ha favorecido la deslocalización. Una buena red de
comunicaciones es crucial, con la llegada de Internet. La disponibilidad de capital financiero y
la capacidad para atraer inversores ha favorecido la liberalización de los mercados. La existen‐
cia de buenos equipamientos y estructuras es esencial, así como la cercanía a los centros de
decisión, muy importantes para los parques tecnológicos. Las políticas industriales han susti‐
tuido la intervención por la liberalización.