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Estudio comparado de la eficacia de la formación profesional reglada en España
Antonio Casquero Tomás. Universidad de Málaga casquero@uma.es Mª Lucía Navarro Gómez. Universidad de Málaga l_navarro@uma.es
Resumen
El importante papel que muestra el nivel de la formación de la mano de obra en la
mejora de la competitividad confirma a la educación como un factor fundamental para la
obtención del crecimiento económico. Desde esta perspectiva, lograr un sistema educativo
eficaz debe figurar entre los primeros objetivos de cualquier economía.
En gran medida, las políticas educativas en España discurren entre la decisión de
estimular la provisión de una enseñanza secundaria general o por el contrario incentivar la
demanda de una formación de carácter profesional. Esta controversia cobra especial relevancia
en una situación de altas tasas de paro juvenil e importantes niveles de abandono escolar y a la
vez de desajuste educativo. En el actual contexto de recesión económica internacional,
profundizar en la dicotomía enseñanza general-formación profesional alcanza interés ante las
exigencias de un mercado de trabajo que demanda una mano de obra muy formada y altamente
especializada pero que a la vez debe ser polivalente, es decir, capaz de desempeñar ocupaciones
en lugares y oficios diferentes.
El objetivo de esta comunicación es analizar la eficacia de la formación profesional
reglada en España desde dos ámbitos. El primero, de carácter interno, contextualiza la posición
relativa de este nivel educativo con respecto a los alternativos de enseñanza general, usando
para ello los habituales indicadores sobre matriculación y graduación. El segundo describe, con
el mismo enfoque comparativo, el proceso de transición hacia el empleo como indicador de
eficacia, en este caso externa. Para relativizar algunos de los resultados, el análisis comparado
se realiza también con respecto a los principales países de nuestro entorno. Este estudio ayudará
a avalar medidas de políticas educativas que contribuyan a incentivar la insuficiente demanda de
formación profesional, dado el elevado nivel de inserción laboral que muestran sus titulados.
Palabras claves: eficacia educativa; formación profesional; inserción laboral.
Este trabajo ha sido financiado en parte gracias al proyecto de investigación de excelencia P09SEJ4859 y al proyecto SEJ0157 de la Junta de Andalucía. Las opiniones expresadas en el trabajo son las de los autores y no deben atribuirse a la institución a la que pertenecen.
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1. Introducción
En el actual escenario laboral, en el que el nivel de enseñanza secundaria de segunda
etapa1 se convierte en la titulación mínima exigida para tratar de evitar un proceso de inserción
laboral dilatado, un gran número de jóvenes en España abandonan el sistema escolar
prematuramente, evidenciando así indicios de ineficacia del sistema (Calero et al, 2010;
Casquero y Navarro, 2010)2. Paralelamente, el problema se acentúa cuando, al comparar su
evolución con la de países de la OCDE, se muestran importantes diferencias. Así, aunque las
tasas de matriculación de los alumnos en edades de asistir a la enseñanza secundaria de segundo
nivel en España hayan aumentado 8 puntos porcentuales en los últimos trece años (han pasado
del 73% en 1995 al 81% en 2008, según el Informe de la OCDE de 2010), aún en el año 2008 el
porcentaje de población entre 25 y 34 años que ha completado al menos estos estudios sólo era
del 65%. Es decir, que pese al incuestionable esfuerzo escolarizador realizado en las últimas
décadas, todavía nos situamos a 15 puntos de la media de la OCDE y a 17 de la UE3. Por otro
lado, el insuficiente crecimiento de la demanda educativa resulta desequilibrado, pues al
analizar con mayor detalle el tipo de estudios emprendidos, se constata que el porcentaje de
alumnos que están matriculados en itinerarios educativos profesionales (un 44%) sigue siendo
inferior a la media de la OCDE (un 47%) y sobre todo de la UE-27 (un 53%), y ello pese al
aumento experimentado en los últimos años. También el porcentaje de graduados en enseñanza
secundaria superior o de segunda etapa ha aumentado en España 11 puntos porcentuales en los
últimos trece años (del 62% obtenido en 1995, se pasa al 73% en 2008), pese a lo cual se
mantiene una diferencia de 7 puntos porcentuales con la media de la OCDE y de 10 con
respecto a la UE-27. Al igual que sucede con el desequilibrio observado en la matriculación,
este déficit de graduados se relaciona directamente con el escaso número de titulados en los
programas profesionales. Así, mientras en España se gradúan en estos programas el 38% de los
jóvenes, en la OCDE dicho porcentaje alcanza el 44% y en la UE el 52%.
1 En España la enseñanza secundaria de segunda etapa, o secundaria superior, se corresponde con los estudios de bachillerato y ciclos formativos de grado medio (CFGM). Niveles 3A, 3B y 3C de la clasificación internacional normalizada de la educación, y que a su vez, se distribuyen según la orientación, general o profesional, de los programas. La enseñanza profesional superior, representada en España por los ciclos formativos de grado superior (CFGS), se considera enseñanzas superior o de tercer grado, Nivel 5B de la clasificación internacional normalizada de la educación (ISCED). En este caso aparece junto con los estudios universitarios o Nivel 5ª del ISCED. 2 Alrededor del 30% de la población española entre 18 y 24 años ha completado como máximo nivel de estudios la enseñanza secundaria inferior o de primera etapa (obligatoria desde 1990) y no sigue ningún estudio o formación. Lo que supone una tasa de abandono escolar muy superior al 10% establecido como objetivo para la convergencia educativa europea. El abandono también es masivo en los estudios universitarios, pues se estima que más de un tercio de los jóvenes españoles que acceden a la universidad abandonan sus estudios sin haberlos concluido con éxito (Lassibille y Navarro, 2008b). 3 Un segundo objetivo educativo de la UE es lograr que al menos el 85% de sus jóvenes, entre 20 y 24 años, hayan completado como mínimo la enseñanza secundaria superior.
3
Al contrario de lo frecuentemente argumentado, el carácter no diferenciado de los
sistemas de enseñanza, como en el caso español, tiene consecuencias negativas para los
alumnos, ya que niega el carácter plural de los talentos e impide a muchos estudiantes adquirir
cualificaciones en la medida de sus capacidades y negociables en el mercado de trabajo. Como
muestran Lassibille y Navarro (2008a), este tipo de sistemas es poco eficaz desde el punto de
vista de la adquisición de conocimientos, no beneficia la demanda de formación profesional,
favorece el abandono sin cualificación, y dificulta la inserción de los jóvenes en el mercado de
trabajo.
Analizar las señales que emite el mercado de trabajo al principio de la vida activa
constituye una vía muy prometedora a la hora de valorar la eficacia externa del sistema de
formación. Así, aunque la complejidad de la relación formación-empleo impide aportar
conclusiones irrefutables que se deriven de la misma, sí puede afirmarse que la alta eficacia en
términos de acceso al empleo que muestran los estudios profesionales en el sistema educativo
español contrasta, paradójicamente, con la escasez de su demanda y la persistente polarización
de la enseñanza secundaria superior hacia el bachillerato y por ende a la universidad. Este
desequilibrio, que, de alguna manera contribuye a elevar el nivel de abandono escolar prematuro
y al mismo tiempo genera problemas de desajuste y sobreeducación, caracteriza al sistema
educativo español de las últimas décadas y en especial al proceso de transición desde la escuela
al mercado laboral (Aguilar, 2005; Albert, et al., 2008 y 2009; Blázquez, 2005; Casquero et al.,
2010; Lassibille et al., 2001; Lassibille y Navarro, 2008a; Corrales y Rodríguez 2008; Muñoz
de Bustillo et al., 2009).
Entre los escenarios por los que hoy deben discurrir las líneas maestras de la política
educativa en España, profundizar en la dicotomía que subyace en la decisión de estimular la
provisión de una enseñanza secundaria general -puente hacia estudios universitarios- o por el
contrario incentivar la demanda de una formación de carácter profesional -relacionada con una
predeterminada ocupación- cobra especial relevancia en un contexto de altas tasas de paro
juvenil y de recesión económica como los actuales.
Este trabajo pretende aportar luz a la recurrente controversia enseñanza general o
profesional, analizando la eficacia comparada de la formación profesional reglada en España,
que se aborda desde dos ámbitos. El primero, de carácter interno, se expone en el epígrafe dos;
contextualiza la posición relativa de este nivel educativo con respecto a los países europeos y a
los otros niveles de estudios generales alternativos, basándose en los habituales indicadores de
matriculación y graduación. El segundo, de carácter externo, se trata en el epígrafe tres y
describe el nivel de ocupación y el proceso de transición hacia el primer empleo de los estudios
secundarios, generales y profesionales, como principales indicadores de eficacia ahora externa.
A modo de reflexión final, se señalan en el trabajo algunas conclusiones que quieren
enfatizar como una organización óptima del sistema educativo en España pasa, entre otras
4
medidas, por incentivar decididamente la demanda de formación profesional, al menos si se
tiene en cuenta su elevado grado de eficacia externa. Para ello se requiere la puesta en práctica
de políticas educativas que ayuden a aumentar la elección de este tipo de enseñanzas
aproximándose a un modelo educativo más profesionalizado, como el europeo, atenuando así su
histórico descrédito.
2. Eficacia interna de la formación profesional
Para estudiar la eficacia interna de los distintos niveles educativos, es imprescindible
relacionar los flujos de alumnos desde su entrada al sistema (matriculación) hasta su salida
(abandono o graduación) y efectuar un estudio de las cohortes completas (Lassibille y Navarro,
2004). A falta de esta información detallada, es posible aproximar el grado de eficacia interna a
través de las tasas de matriculación y graduación4 (Mañé, 2009).
2.1 Evolución comparada de los matriculados
En general los métodos de adquisición y transmisión de conocimientos se organizan bajo
condiciones específicas y particulares de cada país; en España, frente a los estudios secundarios
de corte generalista que representa el bachillerato, la formación profesional hace referencia a
estudios especializados que permiten adquirir las cualificaciones necesarias para el ejercicio de
una determinada actividad profesional reconocida. En cuanto a su organización y a pesar de los
cambios legislativos, resulta habitual distinguir entre formación profesional reglada, insertada
en el sistema educativo regulador de la formación inicial del individuo; formación profesional
continua, entendida como conjunto de acciones formativas realizadas a lo largo de toda la vida
profesional; y por último, formación profesional ocupacional, destinada al aprendizaje de los
trabajadores desocupados o subempleados que buscan la incorporación al mercado laboral. En
esta comunicación nos referimos al primer grupo y, para analizar su evolución, estudiamos
primero su demanda en un contexto internacional próximo y posteriormente la comparamos con
los estudios de bachillerato, como su tradicional alternativa en España.
2.1.1 El contexto internacional
Todas las comparaciones en términos de matriculación o graduación, efectuadas en el
ámbito internacional, deben ser tomadas con cierto nivel de reserva, dado que la adaptación de
definiciones y clasificaciones armonizadas y la falta de una metodología estadística común, que
permita comparar modelos educativos, a veces muy diferentes, genera discrepancias en los
datos. Para describir con rigor la evolución comparada de la matriculación en estudios 4 Para un determinado nivel educativo y en términos brutos, se definen como la relación entre el alumnado de cualquier edad que se titula en dicho nivel, con respecto al total de la población de la “edad teórica” de comienzo del último curso de dichas enseñanzas.
5
profesionales, se han elegido años relativamente recientes para tratar de evitar, en lo posible, las
diferencias comentadas y el solapamiento de sistemas educativos.
La tabla 1 recoge la evolución de la matriculación en las etapas postobligatorias en los
países de la UE-19. En España, el peso de la matrícula de formación profesional sobre el total
de alumnos ingresados en la enseñanza secundaria superior ha crecido de manera importante en
el periodo (10 puntos porcentuales), situándose actualmente en torno al 44% (46,5% entre los
varones y 41,4% entre las mujeres). Sin embargo, esta cifra representa un valor muy inferior a la
media europea (53%), donde las diferencias por género son aún más acusadas (55,7% de
varones y 44,7% de mujeres). Lógicamente, la evolución inversa se produce en los estudios de
bachillerato, que pierden parte del gran protagonismo que tenían al principio de la década,
donde solamente nos superaba Irlanda, Portugal y Grecia. En el año 2008, con el 56% de
matriculados en este nivel de estudios, ocupamos ya el 6º lugar en la jerarquía de las enseñanzas
secundarias generales europeas, que en promedio alcanzan el 47% del total del secundario.
Tabla 1. Matriculación en enseñanza secundaria superior y enseñanza superior según la orientación de los estudios (%) Secundaria superior a Superior b 2000 2008 2000 2008 General Prof c General Prof c Univer. Prof c Univer. Prof c Alemania 36,8 63,2 42,5 57,5 30 15 36 14 Austria 21,7 71,1 22,9 70,8 34 34 50 9 Bélgica 32,2 66,8 27,1 72,9 36 34 31 37 Dinamarca 45,1 54,7 52,0 48,0 28 35 57 9 Eslováquia 21,4 78,6 27,7 72,3 37 3 59 21 España 66,5 33,5 56,2 43,8 48 15 41 22 Finlandia 44,7 55,3 32,1 67,9 71 - 70 - Francia 42,6 57,4 55,8 44,2 37 21 - - Grecia 67,9 32,1 69,1 30,9 30 21 42 26 Holanda 31,7 68,3 32,9 67,1 53 - 62 - Hungría 36,0 10,3 75,6 13,9 65 2 57 12 Irlanda 76,6 23,4 66,1 31,8 32 26 46 20 Italia 35,7 24,6 40,6 26,7 39 1 51 - Luxemburgo 36,5 63,5 37,9 62,1 - - 25 - Polonia 35,7 64,3 53,8 46,2 65 1 83 1 Portugal 72,2 27,8 69,3 22,2 - - 81 - R. Checa 18,6 80,2 25,8 74,2 25 9 57 9 Reino Unido 32,7 67,3 68,6 31,4 47 29 57 30 Suecia 51,2 48,8 43,2 55,7 67 7 65 10 UE-19 44,7 55,3 47,3 52,9 46 11 55 12 Fuente. Education at a glance OCDE (varios años). Elaboración propia a. Se corresponde con los niveles ISCED 3A, 3B y 3C. Se clasifica en General (en España Bachillerato) y Profesional (en España CFGM). b. Se corresponde con los niveles ISCED 5AGeneral: (en España Universidad) y ISCED 5B Profesional (en España CFGS). c. No se incluyen los programas pre-profesionales, excepto para Irlanda para el que sólo recoge este tipo.
Por su parte, en relación a la formación profesional superior, España está mejor situada
que en los estudios profesionales medios. Así, entre los años 2000 y 2008 la tasa de ingreso en
los CFGS aumentó 7 puntos porcentuales, pasando del 15% al 22%, respectivamente. En
cambio, en la UE-19 dicho porcentaje apenas crece un punto representando sólo el 12% en el
último año. Complementariamente, el comportamiento del volumen de ingresados en estudios
6
universitarios en España resulta opuesto al de la formación profesional superior, pasándose del
48% al 41%. Igualmente, es muy distinto al colectivo de la UE-19, donde no sólo crece el nivel
de matriculación, sino que lo hace de manera muy importante al aumentar 9 puntos durante el
periodo. Para relativizar en parte la tendencia descendente observada en la enseñanza superior
universitaria española, hay que tener en cuenta el importante impulso que, en la década de los
noventa, experimentó la demanda de estudios universitarios, situándola ya en los primeros
puestos en la esfera internacional en volumen de estudiantes universitarios.
Un análisis detallado por países en relación al peso que representa el alumnado que sigue
enseñanzas profesionales dibuja el siguiente escenario. Se tiene, en primer lugar, un grupo de
países como Austria, Bélgica, u Holanda, o de reciente incorporación en la UE como la
República Checa o Eslovaquia, de larga tradición en el ámbito de las enseñanzas profesionales,
en los cuales el porcentaje de alumnos con vocación profesional se sitúa en torno al 70% del
total de alumnos de enseñanza secundaria superior. Un segundo grupo donde dicha tasa está
entre el 50% y el 60%, representado por países como Alemania, Finlandia, Dinamarca o
Francia, entre otros. Y un último grupo de países al que pertenecería España, junto con Grecia,
Portugal Irlanda o Italia, entre otros, los cuales constituirían el grupo de los países más
rezagados respecto a este indicador. No obstante, el intento europeo de mejorar la imagen y
atractivo de la formación profesional inicial, incrementando el acceso a los niveles de esta
formación en el ciclo universitario ha sido bastante positivo en el caso español.
Finalmente, en cuanto a la evolución de la demanda en los últimos años, destacan dos
hechos contrapuestos. Por un lado, se pone de manifiesto una leve reducción de los estudios
profesionales en beneficio de los generalistas en buena parte de los países de la UE-19. De
manera muy acentuada estas últimas enseñanzas adquieren un mayor protagonismo en países
como Francia o Dinamarca. Por otro lado, se observa una evolución en sentido inverso en un
tercio de los países considerados, describiéndose una lenta pero paulatina incorporación hacia el
referido modelo profesional de enseñanza secundaria europeo, ya definitivamente asentado en
países como Bélgica o Finlandia5. Sin embargo, aunque las diferencias a nivel europeo se
reducen en los últimos años, España aún sigue lejos de la distribución media de los alumnos de
enseñanza secundaria superior. En este sentido, la tendencia observada no pronostica una
adaptación en el corto plazo al nuevo patrón europeo de enseñanzas profesionales, diseñado en
un proceso de convergencia y consenso entre el sistema dual alemán (work-based), quizás
excesivamente profesionalizado, donde la empresa es la responsable última de la provisión de
cualificaciones, y el modelo escolar francés (provider-based), fiel a la tradición centralista y
estatalista de la educación, muy institucionalizado.
5 Por ser un referente mundial en la formación profesional, resulta significativa la pérdida de peso de la formación profesional en Alemania.
7
2.1.2 Formación profesional vs bachillerato
Concluida la enseñanza secundaria de primer nivel u obligatoria (ESO), la primera
decisión educativa en relación a la demanda de estudios en España pasa por elegir entre los
estudios de bachillerato, vía de acceso directo a la universidad, o la enseñanza profesional, cuyo
fin principal es la preparación para el desempeño de una profesión previamente determinada.
La información que refleja el gráfico 1, referida a la enseñanza secundaria post-
obligatoria y a la formación profesional superior6, muestra que, en el transcurso de los últimos
años, dichas etapas han sufrido un espectacular descenso en el número de alumnos. Así, el
bachillerato ha pasado de niveles de matriculación que se situaban en torno al millón y medio de
alumnos en los años noventa, a otros cercanos a los 650.0000, ya en la década del 2000. En
relación a la formación profesional, la evolución de su demanda se caracteriza igualmente por
una continuada, aunque menos acusada, pérdida de alumnado, pasando en este caso de los casi
900.000 alumnos al principio del periodo, al medio millón en el curso 2009-2010 (eje Y
derecha).
Gráfico 1. Matriculación en Bachillerato y Formación Profesional
0
100
200
300
400
500
90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 00 01 02 03 04 05 06 07 08 09
cursos
FP M
edia
y S
uper
ior
(Mile
s de
alu
mno
s)
0
200
400
600
800
1.000
1.200
1.400
1.600
1.800
Bachillerato y T
otal FP (M
iles de alumnos)
FP M edia (FPI - CFGM )
FP Superior (FP II - CFGS)
TOTAL FP
Bachillerato
Fuente: MEC (varios años). Elaboración propia.
Si dentro del ámbito de la formación profesional, diferenciamos los dos niveles en los que
históricamente se ha organizado ésta; es decir, la formación profesional de nivel medio -
integrada por la suprimida FP de primer grado (FP I) y los actuales ciclos formativos de grado
medio (CFGM)- y la formación profesional de nivel superior -formada por la extinguida FP de
segundo grado (FPII) y los ciclos formativos de grado superior (CFGS)- el Gráfico 1 ayuda a
describir la progresiva y casi paralela pérdida de alumnado que sufren ambas titulaciones hasta
el comienzo de los años 2000, para ir recuperándose muy lentamente después (eje Y izquierda).
6 Se compara aquí el CFGS con el bachillerato porque, como se observa una evolución en un periodo largo, ese ciclo estaba asociado antes a la FPII que era alternativa al bachillerato.
8
En relación a la FP de grado medio, los actuales CFGM no logran alcanzar el elevado
protagonismo de la FP I, en el que sin duda tenía mucho que ver la consideración de
semiobligatoriedad, o vía de segunda oportunidad, que la Ley General de Educación de 1970 le
concedía7. Así, durante las dos últimas décadas, la matrícula en FP de nivel medio se ve
reducida en casi un 43%, llegando a un nivel cercano a los 270.000 alumnos. Por otro lado,
respecto a la formación profesional de nivel superior, también se observa el efecto, en este caso
algo más tardío por cuestiones relacionadas con el calendario de aplicación de la Ley de
Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) en 1990, de la eliminación de la FP II en
la matriculación. Sin embargo, la reducción resulta relativamente menor a la del nivel medio, lo
que viene a disminuir considerablemente las diferencias que existían en términos de número de
alumnos entre ambas, desde los primeros años noventa.
De estos hechos se derivan dos consideraciones, en primer lugar, un importante problema
de escasez de demanda de formación profesional media, causa, entre otras, del alto nivel de
abandono escolar prematuro. En segundo lugar, la consolidación en el sistema educativo
español de la formación profesional de nivel superior, con su posible consideración a medio
plazo como vía alternativa a los estudios superiores universitarios8.
2.2 Evolución comparada de los titulados
En este apartado se miden los resultados de la formación profesional desde la
perspectiva del output. Para ello comparamos las tendencias que muestra la evolución del
número de titulados, tanto en términos absolutos como a través de las tasas brutas de
graduación9, en este caso para considerar los inevitables efectos demográficos.
2.2.1 Contexto internacional
Para analizar la tendencia atendiendo a la orientación generalista o profesional del
currículo académico, la tabla 2 refleja la evolución de las tasas de graduación de los niveles de
enseñanza secundaria superior y superior para un grupo de países europeos. En ella se observa
que la tasa de graduados en secundaria superior en España ha aumentado en los últimos años a
un ritmo mayor que el observado para la media de la UE-19. De tal forma que se han reducido
7 El nivel CFGM es el nivel estrictamente comparable con bachillerato. 8 La formación profesional superior, cuasi-universitaria, puede cubrir el espacio que hasta la aplicación del plan Bolonia cubrían los estudios universitarios de ciclo corto o diplomaturas universitarias. 9 Para los cálculos de dichas tasas, se fija como edad teórica de graduación par los técnicos (formación profesional media) los 18 años y para los técnicos superiores (formación profesional superior) los 20 años.
9
notablemente las diferencias en los niveles de graduación con buena parte de la de los países de
nuestro entorno, si bien la situación española aún queda lejos los objetivos comunitarios10
Tabla 2. Graduación en enseñanza secundaria superior y enseñanza superior según la orientación de los estudios (%) Secundaria superior a Superior b 2000 2008 2000 2008 General Prof.c General Prof c Univer. Prof. Univer. Prof. Alemania 33 58 42 56 18 11 25 10 Austria - - 17 75 15 - 25 8 Bélgica 36 54 37 68 - - - - Dinamarca 52 54 53 46 37 10 47 11 Eslováquia 18 79 23 66 15 2 57 1 España 46 22 45 38 30 8 33 14 Finlandia 53 72 49 88 41 7 63 - Francia 31 67 51 62 - - - - Grecia 56 26 64 28 15 6 18 12 Holanda 37 57 36 69 35 - 41 - Hungría 26 70 64 16 29 3 30 4 Irlanda 59 20 74 55 30 15 46 26 Italia 29 64 34 64 19 1 33 1 Luxemburgo 26 40 28 45 - - - - Polonia 32 67 56 33 34 - 50 - Portugal - - 42 20 R. Checa 8 41 22 65 14 5 36 5 Reino Unido - - - - Suecia 42 32 33 43 28 4 40 6 UE-19 44 56 43 52 27 7 38 6 Fuente. Education at a glance OCDE (varios años). Elaboración propia a. Se corresponde con los niveles ISCED 3A, 3B y 3C. Se clasifica en general (en España bachillerato) y profesional (en España CFGM). b. Se corresponde con los niveles ISCED 5Ageneral: (en España universidad) y ISCED 5B profesional (en España CFGS). c. No se incluyen los programas pre-profesionales, excepto para Irlanda para el que sólo recoge este tipo.
Relacionado con el desequilibrio observado en la matriculación, los niveles de graduación
confirman uno de los más claros determinantes de la divergencia educativa española con Europa
en su conjunto, como es el escaso peso de graduados en formación profesional media. En
efecto, el análisis comparado relativo a la orientación de los estudios secundarios superiores
refleja, en primer lugar, que España se sitúa en la zona baja respecto a las enseñanzas de
programas profesionales de nivel medio. A pesar de que la proporción de técnicos haya
aumentado en los últimos años (de un 22% de graduados que había en el año 2000 se pasa a un
38% ocho años después) aún esta tasa queda lejos de la media de la UE-19 (que presenta un
52% de estos graduados en el último año). Únicamente superamos a Polonia, Grecia, Portugal y
Hungría. En segundo lugar, esta situación se inversa cuando comparamos las tasas de
graduación en estudios generalistas, ya que en ellos España, con una tendencia prácticamente
constante (en torno al 45%) se sitúa ligeramente por encima de la media europea.
10 Los estados miembros deberían asegurar que el porcentaje medio de ciudadanos de la UE de edades comprendidas entre los 25 y los 64 años que hayan cursado al menos la enseñanza secundaria superior alcance, o supere, el 80 %.
10
En relación a las enseñanzas superiores, la tendencia que se observa en España es
uniforme con la de la media de la UE-19, ya que en los dos tipos de estudios que la forman -
universidad y formación profesional superior- el porcentaje de licenciados y técnicos superiores
aumenta en el periodo considerado. Merece ser destacado el fuerte impulso de los estudios
profesionales superiores, dado que en escasamente ocho años, la tasa de titulación casi se ha
duplicado, pasando España a ocupar los primeros puestos dentro del ranking de los países
considerados.
Por último, hay que señalar el hecho de que el nivel de titulación en enseñanza superior
universitaria en España, se aproxima en los últimos años a la media de la UE-19 (en 2008
apenas nos separan 5 puntos porcentuales), a pesar de tener tasas de matriculación notablemente
inferiores (en ese año las diferencias son de 14 puntos porcentuales, según aparece en la tabla
1). Sin duda este fenómeno tiene que ver, entre otros factores, con causas de índole demográfica
y de impulso de los programas profesionales superiores, pues sólo ocho años antes la situación
era inversa.
2.2.2 Formación profesional vs bachillerato
Como se indicó, dada la disparidad de titulaciones que concurren en el periodo que se
quiere analizar, es conveniente establecer algunos criterios para hacer comparables las cifras.
Así, en el ámbito de la formación profesional, y siguiendo la legislación vigente, es posible
equiparar a los técnicos auxiliares de FP I con los técnicos de cualquier CFGM, e igualmente los
técnicos especialistas de FP II con los actuales técnicos superiores de los CFGS. Para ello,
hemos creado un primer grupo de titulados en formación profesional media y otro en formación
profesional superior. A estos mismos efectos, para las enseñanzas secundarias generalistas,
hemos originado un grupo de titulados en bachiller, formado por los graduados en cualquiera de
sus especialidades, junto con el ya desaparecido curso de orientación universitaria (COU). El
gráfico 2 representa la evolución de las titulaciones de la enseñanza post-secundaria, tanto en
términos relativos (eje Y a la izquierda) como absolutos (eje Y a la derecha).
11
Gráfico 2. Titulados en Bachillerato y Formación Profesional
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
50
90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 00 01 02 03 04 05 06 07cursos
Tas
as B
ruta
s de
Gra
duac
ión
(%)
0
50
100
150
200
250
300
Miles de titulados
TBG Bachiller TBG FP Media
TBG FP Superior Graduado en Bachiller
Técnicos Auxiliares (FP I) y Técnicos (CFGM) Técnicos Especialistas (FP II) y Técnicos Superiores (CFGS)
Fuente: MEC (varios años). Elaboración propia.
En atención al número de alumnos graduados, la información de dicho gráfico muestra
una primera observación general de carácter contrapuesto. Así, se constata una similar
evolución del número de graduados en bachiller como del de titulados en formación profesional
superior, de forma cóncava, mientras que el número de graduados en formación profesional
media sigue una pauta de comportamiento inverso a las anteriores, en forma de V. Sin duda, una
de las razones que explica parte de la aparente diferencia reside en la mayor sensibilidad que
esta última etapa muestra a los vaivenes legislativos, entre otros motivos, dada la cohorte de
edad teórica de graduación en la que se inscribe. Además, el detalle numérico señala que la
titulación de técnico superior es el único ciclo en el que crece, aunque muy levemente, el
número de graduados a lo largo del periodo analizado. Por el contrario, desciende en 18.000 el
número de graduados en bachiller y en alrededor de 40.000 los titulados técnicos, cuando
además éstos últimos no eran ya muy abundantes.
En cuanto a las tasas brutas de graduación hay que tener en cuenta que, como ya se
señaló en el análisis de la matriculación, existe un mejor ajuste de la edad teórica de titulación
entre los graduados en bachiller que entre los titulados profesionales, quienes presentan mayores
tasas de reingreso en el sistema educativo, lo que hace que las tasas observadas para los
primeros sufran un mayor impacto de los cambios demográficos. Esta circunstancia resulta
significativa en el contexto de descenso experimentado en la población de referencia, para los
años analizados.
La caída en un punto porcentual (del 17,7% al 16,8%) que tiene la tasa bruta de
graduación de la formación profesional de nivel medio en los últimos años confirma el escaso
peso de técnicos, como una de las características de la formación profesional en España. En este
sentido, y aunque obviamente dicha situación se relaciona con el descenso en su demanda ya
12
comentado, conviene destacar que estos graduados, además de ser exiguos en número,
evolucionan a un ritmo menor que lo hace la matriculación. Esto de alguna manera, con
independencia de factores estrictamente demográficos, deja entrever tasas de repetición y
abandono importantes entre su alumnado y en definitiva describe signos de ineficacia.
Como contrapunto al proceso descrito, tanto las tasas de graduación de los bachilleres
como de los técnicos superiores presentan tendencias crecientes. Así, los primeros, con un
mayor impulso por las cuestiones demográficas antes comentadas, pasan de tener una tasa del
33,1% en 1990 hasta alcanzar una del 44,7% en 2007, lo que no es en absoluto desdeñable. Por
su parte, los técnicos superiores, aunque con un aumento menos acentuado (del 11,4% de tasa
de graduación al principio del periodo consiguen el 16,4% al final), experimentan una evolución
relativamente paralela a aquéllos. Este hecho parece anticipar el lento proceso de sustitución de
las diplomaturas universitarias por los estudios profesionales.
3. Eficacia externa de la formación profesional
El comportamiento del proceso de inserción laboral de los titulados en formación
profesional es un buen indicador de su nivel de eficacia externa. En efecto, este análisis permite
ver globalmente en qué medida estos estudios responden a las exigencias del mercado de
trabajo. En este sentido, la evolución en la demanda de formación profesional, antes observada,
debería ser consecuencia del “rendimiento laboral” que proporcionen dichos estudios.
En este apartado se observa primero la evolución comparada desde un enfoque por países
de las tasas de ocupación de las enseñanzas secundaria superior y superior, lamentablemente sin
poderlas diferenciar según tipo de estudios generales o profesionales, al no proporcionar esta
información Eurostat. Posteriormente, se analiza para el caso español esas tasas y el proceso de
búsqueda del primer empleo de los titulados de formación profesional, en comparación con los
demás niveles detallados de estudios.
3.1 Contexto internacional
Cuando se analiza la correspondencia existente entre el nivel de estudios alcanzado y la
situación laboral de los titulados en los países de la OCDE, se pone de manifiesto una relación
directa entre formación y empleo, apreciándose como la tasa de ocupación aumenta a medida
que lo hace el nivel educativo de la población. Así, como se muestra en la tabla 3, para todos los
países de la UE-19 las tasas de ocupación11 para la población titulada en enseñanza superior
(titulados universitarios y profesionales de ciclo superior) son más elevadas que las que
11 Las tasas de ocupación presentadas por Eurostat se corresponden con las que el INE denomina tasas específicas de empleo y que define como el cociente entre el número de ocupados en el intervalo de edad 25-64 y la población correspondiente a dicho intervalo.
13
alcanzan los titulados en secundaria superior (bachilleres y profesionales de ciclo medio).
Además, las diferencias en la empleabilidad de estos colectivos se mantienen a lo largo de los
años analizados.
Tabla 3. Tasas de ocupación de los titulados en enseñanza secundaria superior y enseñanza superior (%) 2000 2009 S. Superiora Superiorb S. Superiora Superiorb Alemania 70 83 74 86 Austria 74 86 77 86 Bélgica 66 85 65 82 Dinamarca 80 88 79 87 Eslovaquia 65 85 67 80 España 55 75 63 79 Finlandia 72 84 72 84 Francia 69 79 68 80 Grecia 57 81 60 82 Holanda 79 86 81 88 Hungría 67 82 62 78 Irlanda 73 87 65 81 Italia 64 81 67 77 Luxemburgo 64 80 66 84 Polonia 62 84 63 84 Portugal 64 90 66 84 R. Checa 73 85 71 82 Reino Unido 78 87 72 84 Suecia 78 83 79 87 UE-19 70 82 71 83 Fuente: Eurostat (varios años). Elaboración propia a. Se corresponde con los niveles ISCED 3A, 3B y 3C. Se clasifica en general (en España bachillerato) y profesional (en España ciclos formativos de grado medio). b. Se corresponde con los niveles ISCED 5A general (en España universidad) y ISCED 5B profesional (en España ciclos formativos grado superior).
El detalle por países señala a España como aquél donde la tasa de ocupación de los
titulados en enseñanza secundaria superior experimenta un mayor crecimiento (aumenta en 8
puntos porcentuales), situándose con el 63% de ocupados en el año 2009 por primera vez por
encima de Hungría y Grecia, que son los últimos del ranking de ocupación, aunque bien por
debajo de Holanda, Suecia y Dinamarca, que detentan los primeros lugares de la jerarquía con
tasas en torno al 80% en este año. También la ocupación de los titulados superiores crece,
aunque a menor ritmo, en esta década, alcanzando el 79% al final del periodo analizado,
dejando por detrás así a Italia y Hungría, pero muy lejos de nuevo de los mismos tres países
anteriores que tienen tasas aproximadas del 87%. Este avance en la empleabilidad de los
titulados secundarios superiores y superiores descansa, probablemente, en una mejor adecuación
de la nueva formación profesional a las necesidades del mercado laboral en los últimos años, si
se tiene en cuenta que son estos estudios los que sufren una mayor transformación, cuya
aplicación real discurre durante los años 2000.Con este importante progreso, España deja de ser
el país de la UE-19 que presente una menor ocupación en ambos colectivos, como sucedía al
principio del periodo, sin que por ello le evite situarse aún por debajo de la media europea, que
se encuentra a unos niveles en estas tasas del 71 y 83%, respectivamente.
14
3.2 La formación profesional y el mercado de trabajo
A fin de ver la evolución de la situación comparada que tienen los titulados de
formación profesional frente al empleo, la tabla 4 muestra las tasas de ocupación por nivel
educativo detallado de la población, por diferentes tramos de edad12, tal y como aparece en la
EPA (INE, 2005 y 2011). Estos datos ponen de nuevo de manifiesto la importancia de la
educación para la inserción en el mercado de trabajo, pues se observa como las tasas de
ocupación crecen en general con el nivel educativo, para cualquiera de los años y grupos de
edad.
Tabla 4. Tasas de ocupación por nivel de estudios y grupos de edad (%)
2005 2011
25 a 30 31 a 35 16 a 65 25 a 30 31 a 35 16 a 65
Menos que Secundaria inferior 65,0 66,2 27,2 44,8 50,3 19,3
Secundaria inferior (ESO) 75,2 72,3 58,3 60,0 61,6 49,6
Bachillerato 72,1 79,0 58,6 59,1 68,0 52,5
CF. Grado Medio 80,7 78,5 71,1 70,3 69,7 60,7
CF. Grado Superior 82,0 82,6 76,8 72,3 78,5 69,6
Universidad 76,2 86,1 75,6 69,0 81,7 71,3
Total 75,4 78,0 52,0 63,1 70,1 47,2
Fuente: INE. EPA (varios años). Elaboración propia.
Entrando en el detalle, la información de la tabla para 2011 confirma la buena posición
que, en términos de empleo, muestran los estudios de tipo profesional frente a los generales.
Así, para la población entre 25 y 30 años, por ejemplo, la tasa de ocupación de los titulados de
CFGM ronda el 70%, lo que la sitúa 11 puntos porcentuales por encima de la de los graduados
de bachillerato, unas diferencias algo menores hallamos en los demás tramos de edad.
Igualmente, los titulados más jóvenes de CFGS tienen una ventaja comparativa de 3 puntos
porcentuales respecto a los licenciados universitarios (73% los primeros, frente al 69% que
presentan los segundos). Sin duda, la implantación total de esos nuevos ciclos profesionales es
la causa de este hecho, pues las diferencias se invierten para los demás grupos de edad (están
entre 2 y 3 puntos porcentuales favorables para los licenciados13).
Conviene señalar también que aunque la crisis económica actual haya producido un
descenso de las tasas de ocupación en todos los niveles educativos, fundamentalmente a partir
de 2007, sin embargo el efecto es bien distinto para cada tipo de enseñanza. En general, la
reducción de las tasas de ocupación es menor cuanto mayor es la cualificación. Así, estas tasas
han disminuido más del 24% en el periodo entre los ocupados con un nivel educativo inferior a
12 No se considera el tramo de edad de 16-24 años porque la mayoría de estos individuos con estudios universitarios no han podido incorporarse aún al mercado laboral, al continuar estudiando. 13 Hay que tener en cuenta, además, que el nivel educativo comparable para el CFGS es el superior corto, pero en la EPA viene englobado en universidad.
15
la ESO. En cambio, los titulados superiores se han visto mucho menos afectados por el ciclo
económico, pues han reducido sus tasas de empleo entre un 5 y un 9%, según los grupos de
edad.
Centrándonos, de nuevo, en los niveles de nuestro interés, la evolución de las tasas de
ocupación de los titulados de CFGM han decrecido menos que las de los bachilleres. Así, para
ambos grupos de jóvenes considerados, esas tasas para 2011 representan el 88% de las del año
2005 para los titulados profesionales, mientras que para los bachilleres apenas alcanzan el 82%
para los más jóvenes (y el 86% para los de 31-35 años). La evolución comparada de los niveles
profesionales superiores, sin embargo, es menos clara, puesto que si la reducción de las tasas de
empleo ha sido idéntica a la de los licenciados para el grupo de 31 a 35 años (el 5%), en los
demás tramos de edad la disminución de la ocupación es menor para los licenciados.
Por otra parte, de alguna manera, la información recogida en la tabla 4 refleja la relativa
situación de “dualización” de la estructura educativa de los ocupados españoles. Así, aunque
existe un gran número de trabajadores con el nivel de enseñanza más elevado, todavía hay una
importante presencia de ocupados de baja cualificación sobre todo al principio del periodo, a
pesar del esfuerzo que la sociedad española ha llevado a cabo en las últimas décadas para
mejorar los niveles educativos de la población. Ahora bien, debido a la crisis la situación va
cambiando y, en un entorno de mejora continua de la cualificación, el nivel de la ESO comienza
a ser insuficiente para participar activamente en el mercado de trabajo, como se muestra en el
último año considerado.
Además de la ocupación, los niveles de desempleo también difieren sustancialmente en
función del nivel educativo de la población. La tabla 5 evidencia el hecho bien conocido de que
un mayor nivel de enseñanza se corresponde con menores tasas de paro (y por lo general con
mayores tasas de actividad), para cualquiera de los tramos de edad considerados y en ambos
años.
Tabla 5. Tasas de paro por nivel de estudios y grupos de edad (%) 2005 2011
25 a 30 31 a 35 16 a 65 25 a 30 31 a 35 16 a 65
Menos que Secundaria inferior 14,8 11,3 10,7 43,0 34,2 32,2
Secundaria inferior (ESO) 8,5 8,5 9,5 31,1 27,9 26,3
Bachillerato 7,1 7,8 7,9 26,8 23,6 20,6
CF. Grado Medio 9,3 5,5 8,2 23,1 20,0 21,7
CF. Grado Superior 6,5 5,6 5,8 19,4 13,8 15,1
Universidad 6,7 4,3 4,8 17,8 11,5 10,6
Total 8,1 7,0 7,8 25,6 20,3 21,0
Fuente: INE. EPA (varios años). Elaboración propia.
16
En esta tabla se observa que las diferencias en las tasas de paro por nivel educativo en
España eran relativamente débiles en 2005, ya que nunca alcanzaban los 5 puntos porcentuales14
si se exceptúa al colectivo de nivel de formación más bajo, que tiene 8 puntos de diferencia. Sin
embargo, la incidencia de la crisis de 2007 hace acentuar esas diferencias, de tal forma que si
bien todos los niveles educativos sufren un gran incremento del desempleo, multiplicándose las
tasas de paro por más de 2 y hasta 4 veces según los niveles de estudios, el resultado es más
intenso cuanto menor es el nivel educativo (las diferencias llegan hasta los 16 puntos
porcentuales para los titulados de la ESO y hasta 25 para los que tienen menor nivel que la
ESO). Así, este último colectivo con más del 32% de paro, con independencia de la edad, es el
más penalizado por la crisis, encontrándose en el extremo opuesto los titulados universitarios y
de formación profesional superior, quienes con menos del 20% de desempleo siguen
representado los colectivos que, con mucha diferencia, mejor soportan la rápida e intensiva
pérdida de puestos de trabajo de los últimos años.
Comparando ahora los estudios secundarios profesionales y generales, se observa que la
tasa de paro de los jóvenes con bachillerato supera en casi 4 puntos porcentuales a la de los
titulados profesionales medios en 2011, una ventaja algo mayor de la que mantienen los
universitarios sobre los profesionales superiores, que no llega a los 3 puntos. El paulatino mayor
protagonismo de la formación profesional en el mercado de trabajo de los más jóvenes parece
reflejar una mayor eficacia de una enseñanza media más especializada frente al bachillerato, lo
que paralelamente la convierte en una solución alternativa a la sobreeducación que representa
unos, quizás, excesivamente prolongados y por ende costosos estudios universitarios.
En definitiva, en el caso de la población joven, dado que un gran porcentaje de la
población activa aún tiene bajos niveles de estudios, como consecuencia directa de su prematura
decisión de abandonar los estudios, ello hace que se encuentren en una situación muy precaria
que obviamente se agrava en momentos adversos. Asimismo, hay que contemplar que la mejora
del nivel educativo de la población empeora su situación relativa, al tener que competir con
individuos más preparados, quienes en épocas de elevado nivel de paro están dispuestos al
subempleo. Como ya se veía en la tabla 4, se constata también que en periodos de bonanza
económica, buena parte de la población juvenil ocupa puestos poco cualificados, justo los que
mayoritariamente se vienen perdiendo en España al estar ligados a la construcción, el sector más
afectado por la crisis económica actual.
14 Estas diferencias están calculadas respecto a la de los universitarios, que es el colectivo con menores tasas de paro para cualquier grupo de edad.
17
3.3. La formación profesional y el primer empleo
Cuando se quiere analizar el proceso de inserción de los jóvenes al empleo resulta
fundamental observar sus transiciones de la escuela al mercado de trabajo, para lo que se
requiere información sobre una cohorte de estos individuos que salen del sistema educativo en
un mismo momento y se observan sus trayectorias laborales a lo largo del tiempo; es decir, se
necesita construir un panel de datos. A falta de esta información y para llenar esta laguna, como
ampliación a las habituales encuestas de población activa, la EPA del segundo trimestre del año
2000 incluye una encuesta adjunta o “Módulo ad hoc” (INE, 2001) que, con idéntico diseño
muestral, cubre la transición del sistema educativo al mercado laboral de los jóvenes entre 16 y
35 años que abandonaron el sistema educativo en la década de los noventa. Igualmente, en el
año 2009, el INE realiza otra encuesta, Incorporación de los jóvenes al mercado laboral,
adjunto a la EPA (INE, 2009), con estructura parecida, pero ahora los empleos considerados son
de 3 meses de duración, en lugar de 6 como en la anterior, y que habían abandonado el sistema
educativo en cualquier momento15.
Con la información de ambos Módulos se han calculado, por nivel de estudios, las
duraciones medias de obtener un primer empleo significativo y el porcentaje de los que
encuentran ese empleo en los periodos que contemplan las encuestas (tabla 6)16.
Tabla 6. Inserción laboral y duración de la búsqueda del primer empleo significativo, por nivel de estudios
2000 2009 Encuentran empleo en 1991-2000
(%)
Duración de la búsqueda (meses)
Encuentran empleo
hasta 2009 (%)
Duración de la búsqueda (meses)
Sin estudios o Primarios incompletos 26,80 39,60 37,2 63,48 Primarios completos / Secundario primera etapa 39,08 42,57 59,5 38,32 Secundarios / ESO 51,63 38,89 75,2 39,44 FP I grado / CFGM 58,13 29,84 80,8 21,69 Bachillerato 55,71 32,93 76,3 32,31 FP II grado / CFGS 63,03 26,55 85,9 19,87 Universitarios ciclo corto 60,52 24,66 82,2 16,88 Universitarios ciclo largo 65,15 24,27 78,8 17,32 Total 56,63 30,94 76,5 27,75 Fuente: INE. EPA 2000 y 2009. Elaboración propia
Como se observa en esa tabla, la duración de búsqueda de empleo desciende fuertemente
con el nivel de estudios. Así, en el año 2000, la duración media de la búsqueda está en 31
15 En efecto, en 2009 el INE, siguiendo instrucciones de Eurostat, adjuntó un grupo de cuestiones anexas al cuestionario habitual de la EPA para obtener información referente al proceso de incorporación de los jóvenes al mercado laboral. La población objetivo se corresponde con 12 millones de jóvenes, 51,4% varones y el resto mujeres, cuya mayor parte (99,4%) había cursado algún tipo de estudio oficial. 16 Para el cálculo de las duraciones, y a diferencia del INE, se ha tenido en cuenta a toda la muestra, es decir, no se ha censurado la información en función de que los jóvenes hayan encontrado o no un primer empleo significativo.
18
meses. Sin embargo, comparando las duraciones extremas de la muestra, observamos que los
jóvenes que tienen estudios de ESO o inferiores tardan más de 3 años en encontrar un empleo de
al menos 6 meses de duración, cuándo los individuos con estudios universitarios lo encuentran
en 2 años. De nuevo, la formación profesional en sus dos niveles constituyen unas etapas
educativas que tienen duraciones por debajo de la media y, sobre todo, los CFGM presentan
ventajas con respecto al bachillerato, pues se colocan 3 meses antes que éstos. Por su parte, los
titulados de CFGS sólo tardan 2 meses más que los licenciados o diplomados universitarios en
encontrar un trabajo de calidad, cuándo estos estudios son mucho más largos y costosos de
realizar.
Por otra parte, la evolución de esta variable ha sido negativa en el tiempo, sobre todo para
los individuos sin estudios, que ven casi duplicarse su tiempo de búsqueda de empleo, y también
en menor medida para los poseedores de diplomas de ESO. Este hecho tiene tanta mayor
importancia cuanto que en el último año los trabajos que considera la encuesta son de una
duración de sólo 3 meses y no ya 6 como antes, y hay mayor heterogeneidad en los periodos en
que se ha realizado la búsqueda. Por el contrario, el resto de titulados han visto descender su
duración de búsqueda de empleo, aunque este descenso debe matizarse por lo que acabamos de
comentar de tratarse de empleos más precarios.
Para el año 2009, el proceso de inserción laboral de los individuos se recoge de manera
sintetizada en el gráfico 3. Así, por término medio transcurren 28 meses desde que los jóvenes
finalizan sus estudios hasta que encuentra un primer empleo significativo, destacándose de
nuevo una relación inversa entre esta duración y el nivel de enseñanza alcanzado por el
individuo. El análisis detallado señala igualmente que las diferencias por nivel educativo son
muy relevantes, confirmándose los estudios universitarios y los de FP como los niveles
educativos de mayor éxito laboral, con aproximadamente 17 y 21 meses de espera hasta
conseguir el primer empleo. Muy lejos queda la duración media de búsqueda para los
bachilleres y otros estudios secundarios, que tardan 32 y más de 38 meses respectivamente en
encontrar trabajo, situándose así claramente por encima de la media. Pero sobre todo, el
colectivo que soporta la peor situación en el proceso de inserción corresponde con mucho a los
jóvenes sin estudios o que sólo cuentan con estudios primarios incompletos, quienes tienen que
emplear más de 5 años para obtener un empleo significativo, lo que representa casi el cuádruple
de los titulados universitarios, y los sitúa de nuevo como el grupo más frágil ante la crisis.
19
Gráfico 3. Duración media en encontrar un empleo por nivel de estudio*
10
15
20
25
30
35
40
45
50
55
60
65
Analfabetos yprimarios
incompletos
Primarioscompletos
Secundarios CF GradoMedio
Bachillerato CF GradoSuperior
Universidadciclo corto
Universidadciclo largo
FP ocupacional
Mes
es
Media: 27,75 meses
Fuente: EPA. Modulo 2009. Elaboeración propia.(*) La inserción laboral se produce después de abandonar los estudios. La población está comprendida entre los 16 y 34 años y el empleo es de más de tres meses.
Para profundizar en el análisis del acceso de los jóvenes al empleo resulta fundamental
observar sus primeras trayectorias laborales, puesto que, como evidencia la literatura, el tiempo
de búsqueda de empleo es determinante en los resultados del propio proceso de inserción
laboral (ver, por ejemplo, Mortensen, 1977). Desde esta consideración y para enfatizar la
inserción laboral en el corto plazo se analiza dicho proceso observando la distribución
porcentual de cada nivel de educativo respecto a diferentes periodos o duraciones de búsqueda.
Los resultados del análisis descriptivo se reflejan en el gráfico 4.
En términos generales, cabe destacar que el 23% y el 21% de los jóvenes que ha
cursado un ciclo superior o medio de FP encuentra un empleo en menos de un mes, tras
abandonar el sistema educativo, muy lejos del 13% que representan los titulados en bachillerato,
e incluso del 15% y 18% de los universitarios de ciclo corto y largo respectivamente, sin duda
porque éstos tienen un salario de reserva superior. En efecto, al llegar al año se han colocado ya
más del 40% de los universitarios de ambos ciclos, seguidos en importancia por los titulados de
FP, también en ambos grados, (con un 37%); además todos ellos presentan una distribución casi
similar para colocaciones superiores al año. En cambio, los poseedores de un diploma de
bachillerato u otros estudios secundarios, y aún más los sin estudios, tienen sus distribuciones
con franco predominio de las duraciones mayores del año para encontrar el primer empleo (con
más del 54% de los casos). De esta forma, es posible destacar que después de la enseñanza
universitaria, la formación profesional representan los estudios que tienen un mayor grado de
eficacia en el corto plazo o si se quiere un acceso más rápido a la ocupación, y al mismo tiempo
se consolida frente al bachillerato como una baza suplementaria en su transición al empleo. Por
el contrario, la población cuyo nivel de estudios es inferior al bachillerato agrupa colectivos que
20
tienen mayor dificultad para encontrar un empleo, y ellos en realidad representan el fracaso y el
abandono escolar temprano de nuestro sistema educativo.
Gráfico 4. Distribución del tiempo en encontrar un empleo por nivel de estudio (%) *
0
10
20
30
40
50
60
70
80
Analfabetos yprimarios
incompletos
Primarioscompletos
Secundarios CF GradoMedio
Bachillerato CF GradoSuperior
Universidadciclo corto
Universidadciclo largo
FPocupacional
Por
cent
ajes
< 1 mes < 1 año > 1 año
Fuente: EPA. Modulo 2009. Elaboración propia(*) La inserción laboral se produce después de abandonar los estudios. La población está comprendida entre los 16 y 34 años y el empleo es de más de tres meses.
4. Conclusiones
Quizás uno de los problemas más importantes del mercado de trabajo en España, sea el
elevado nivel de desempleo que sufre su población más joven y que trata de acceder por primera
vez al trabajo. En este sentido, la formación de los trabajadores se convierte en elemento
esencial en la búsqueda de posibles soluciones, toda vez que el nivel educativo se erige como un
factor muy determinante en el acceso al empleo.
El dinamismo de la economía actual requiere de sistemas educativos flexibles y eficaces,
es decir, integrados plenamente en el sistema productivo. Por ello, resulta relevante toda
aportación que ayude a describir y, con ello, a corregir cualquier tipo de desajuste. En este
contexto, el objetivo principal de esta comunicación era analizar la eficacia interna y externa de
la formación profesional reglada en España, en comparación con otros estudios generales
alternativos y respecto a Europa.
En la primera parte se ha tratado de describir la reciente evolución de la demanda y
graduación de los estudios profesionales en España. Así, se ha podido constatar que, en un
contexto de acusado abandono escolar y escasez de titulados profesionales en educación
secundaria superior, la elección de este tipo de estudios sigue siendo minoritaria con respecto al
bachillerato, entendidos éstos como alternativa predominante para el ingreso en la enseñanza
universitaria. Además, el déficit de titulados en enseñanza secundaria superior relacionados con
programas profesionales es uno de los principales aspectos del ámbito educativo que nos
21
diferencia claramente de la mayoría de los países de la Unión Europea, alejándonos así del
modelo educativo europeo que podríamos considerar como más profesionalizado.
Por otro lado, el estudio descriptivo de la inserción laboral como indicador del nivel de
eficacia externa, ha confirmado la, ya extendida percepción, de que la enseñanza profesional
favorece notablemente las transiciones laborales de sus titulados con respecto a niveles de
estudios similares. En efecto, los jóvenes que terminan ciclos formativos profesionales en
España registran mayores tasas de inserción laboral y consiguen en menos tiempo un empleo
significativo, con respecto a los individuos de su mismo grupo de edad o de nivel de
cualificación equivalente.
Cuesta entender cómo una distribución desigual de la demanda educativa, a favor del
bachillerato y los estudios universitarios frente a la formación profesional, se corresponda con
tasas de inserción y ocupación que arrojan resultados inversos. Sin duda, el arraigado
desprestigio de la formación profesional frente al bachillerato y la simultánea idealización social
de “lo universitario”, reflejado en el proceso de escolarización masiva de las últimas décadas,
definen una situación estigmatizada de la formación profesional, que a pesar de su profunda
renovación y de los logros alcanzados cuesta aún superar.
Ha quedado patente también la contrastada segmentación del mercado de trabajo en
España, cuando éste se analiza en términos del nivel de formación de su mano de obra. Así, se
sigue observando una fuerte presencia de trabajadores en el segmento inferior y superior de esa
escala, y al mismo tiempo una representación de los niveles intermedios más débil, aunque estos
últimos niveles parecen que comienzan a ser más atractivos, dado el mayor éxito que
progresivamente adquieren los titulados de la enseñanza profesional en la búsqueda de empleo,
lo que sin duda atraerá la demanda hacia ellos en el futuro.
A modo de consideración final, quisiéramos señalar que esos buenos resultados obtenidos
por la formación profesional reglada resulta un argumento lo suficientemente sólido para avalar
medidas de políticas educativas que conviertan a estos estudios en una opción educativa de
interés, dado que comporta un mayor éxito laboral a sus titulados.
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