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ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
ESPECIALIZACIÓN EN TERRAZAS HABITACIONALES DURANTE EL FORMATIVO TARDIO EN LOS VALLES CENTRALES DE OAXACA.
Arqlgo. Víctor Hugo Castañeda Leaños.DIVISIÓN DE POSGRADO - V COLOQUIO DE LA MAESTRÍA EN ARQUEOLOGÍA
INTRODUCCIÓN
Al estudiar las formaciones socio-políticas de la región cultural del
Oaxaca durante el Formativo tardío, se revela un hecho casi innegable a la
luz de los descubrimientos arqueológicos del pasado siglo y es el
surgimiento por primera vez de una entidad estatal en Mesoamérica; esto
parece haber introducido un cambio fundamental tanto en la vida social y
política de los Valles Centrales de Oaxaca, como también en la nueva
configuración de asentamientos alrededor de sitio Monte Albán durante el
periodo de 500 a 200 a.C. Lo anterior debió de haber afectado a la región
de diversas formas (Winter,2004:27) y es que se piensa que por su
ubicación geográfica, Monte Albán tenía la capacidad de coordinar y
controlar la comunicación e interacción entre las comunidades dispersas
de las sub-regiones de Etla, Tlacolula y Zimatlán – Ocotlán. Para respaldar
y comprender estas hipótesis se ha seguido generalmente el modelo que
ve a la capital zapoteca como el principal núcleo del poder político y
religioso, así como también el principal consumidor y distribuidor de bienes
utilitarios y de lujo dentro de la escala jerárquica regional (Winter, 2004:33)
1
Al respecto tanto Flannery (1976) como Blantón (1976) sostenían que
Monte Albán fue fundada en una zona amortiguadora (buffer zone) cuya
función era servir de mediador entre los conflictos entre las grandes aldeas
de San José Mogote (Etla); Yegûi (Tlacolula) y Los Mogotes-Tilcajete
(Zimatlán – Ocotlán) Un argumento para sostener este papel de
intermediario fue la relativa escasez de asentamientos provenientes de la
fase Rosario (700-500 a.C.) en la región central. Sin embargo otros
investigadores como Marcus Winter (2004: 32) no están de acuerdo con lo
anterior, ya que recientes descubrimientos arqueológicos de sitios de la
fase Rosario como Xoxocatlán1 y Rosario junto con otros que ya se
conocían como son Colonia Las Bugambilias, Tierras Largas y Hacienda
La Experimental hacen que se replantee el patrón de asentamientos
actual.
Por tal motivo, Winter (Ibíd.) propone dos posibles explicaciones a la
presencia de estos asentamientos. En primer lugar se plantea que pudo
haber existido otra unidad política en el centro del valle (hasta ahora
desconocida) que competía con las jefaturas de Etla, Tlacolula y Zimatlán-
Ocotlán y cuyos restos materiales se encuentran debajo de capas de
1 El sitio de Xoxocotlán está aproximadamente a 1.5 metros debajo de la superficie aluvial en el pueblo del mismo nombre. (Winter,2004:32)
2
aluvión o en su defecto de las construcciones modernas del actual pueblo
de Oaxaca.
Como segunda opción, Winter (2004:32-33) propone que la
organización pudo haber sido más compleja de lo que se pensaba, es
decir, que el antiguo modelo que contemplaba la organización del valle de
Oaxaca para las fases Guadalupe (850-700 a.C.) y Rosario (700-500 a.
C.) con tres grandes unidades políticas en sus respectivos valles en donde
ninguna dominaba la región central puede estar equivocado. Por lo tanto,
en el nuevo modelo se sugiere que alguna de las anteriores jefaturas tenía
el control de la parte central del valle, en todo caso, las propuestas de
Winter abren el panorama a nuevas interpretaciones de los datos que se
han recabado durante los últimos 30 años.
De este modo, es factible considerar la posibilidad de que Monte
Albán fuera fundado por grupos procedentes de la cercanía y que por lo
tanto pudiera desarrollar actividades económicas (producción, distribución
y consumo), sociales y religiosas propias de una ciudad en sí misma y con
antecedentes de una cultura local. Al valorar lo anterior, nos permitimos
reflexionar sobre la autenticidad de otros modelos planteados en el pasado
para nuestra área de estudio como por ejemplo el modelo de la división del
trabajo cuya propuesta ve el sistema productivo de los Valles Centrales a
3
través de una división regional en aldeas especializadas (Feinman y
Nicholas,2001:133-134)
Bajo este modelo, los poblados periféricos de Monte Albán eran
satélites cuya función primordial fue la de proveer a la capital con los
productos y servicios necesarios. Ya que de acuerdo con Blanton2
(1985:400-402, citado en Feinman y Nicholas,1991:257) la estrategia que
los Estados mesoamericanos implementaron fue una producción intensiva
de alimentos en y cerca de los centros políticos, mientras que en las
fronteras o periferia se establecía una producción artesanal o
especializada3.
Feinman por su parte, ha constatado que los sitios periféricos a
Monte Albán podían realizar diversos procesos productivos y que no se
especializaban en un sólo producto como es el caso en los antiguos
asentamientos de Ejutla y el Palmillo (Feinman 1995; Feinman, Nicholas y
Haines,2002) En el caso de Ejutla las excavaciones dieron como
2 Efectivamente, el modelo de Blanton sirvió de base teórica para la realización de varios proyectos fuera de la región central, como los recorridos en el sub-valle de Ejutla a mediados de los ochenta del siglo pasado por parte de Feinman y Nicholas (1995) quienes detectaron en superficie evidencia de una producción artesanal en materiales de concha.3 En todo caso, sí ésta especialización regional estuviera acorde con el presente etnográfico, en donde un conjunto de pueblos periféricos dependen de la manufactura de un sólo producto, como es el caso de la producción cerámica de los pueblos modernos de Atzompa y Coyotepec esto implicaría que no se debería hallar en el mismo sitio evidencia de otro tipo de producción especializada diferente al producto básico de subsistencia
4
evidencia la existencia de algunos hornos de cerámica (Balkansky,1997) y
áreas de trabajo de herramientas de sílex en contextos habitacionales.
Lo anterior nos permite considerar que la especialización en los sitios
periféricos a Monte Albán no era privativa de un solo producto y que
talleres o áreas adscritas al poder político y económico del sitio no eran los
únicos lugares en donde era posible encontrar procesos productivos
especializados. Por lo tanto, nuestro estudio plantea que la reciente
información sobre la presencia de nuevos sitios de la fase Rosario en el
Valle Central y los resultados sobre la producción especializada en
territorios periféricos como Ejutla y el Palmillo así como la creciente
evidencia de una especialización en terrazas habitacionales, nos permitiría
generar nuevas hipótesis sobre la fundación de Monte Albán. En este
orden de ideas creemos que el estudio de los procesos productivos en
unidades habitacionales de Monte Albán durante sus etapas tempranas
sería un elemento primordial para entender la configuración estatal de los
Valles Centrales de Oaxaca. Sin embargo, es necesario comprender
primero ¿Por qué son importantes los estudios de los procesos productivos
para entender el cambio social? y ¿Por qué las unidades habitacionales
son un elemento importante para estudiar los procesos productivos? Para
esto, debemos ampliar nuestro conocimiento sobre las teorías que se han
planteado sobre la división del trabajo en nuestra región de estudio así
5
como el tipo de evidencia que es factible encontrar en el contexto
arqueológico que demuestre una producción especializada.
I. LA PRODUCCIÓN Y DIVISIÓN DEL TRABAJO EN LOS VALLES CENTRALES
El hablar sobre las causas que provocan el cambio social resulta ser
un tema demasiado amplio para cualquier proyecto de investigación ya que
la respuesta4 puede incluir un sinfín de variables de diferente índole, por lo
tanto creemos que la problemática debe acotarse para realizar una
adecuada investigación. En este orden de ideas, podemos establecer que
la complejidad social relaciona al mismo tiempo variables económicas,
sociales, políticas, ideológicas etc. de tal modo, que en el caso de que se
formulara que la sociedad zapoteca logró el nivel estatal debido a los
cambios económicos de cierto momento, esto no significa que otras
variables como las ideológicas o políticas no hayan afectado este proceso
en mayor o menor medida. Sin embargo, debemos reconocer que las
investigaciones arqueológicas muy pocas veces (o casi nunca) cuentan
con la totalidad de las evidencias materiales que reflejen todos los
aspectos de la vida social.
4 La mayoría de los investigadores deben por lo tanto, de elegir el tipo de explicación que desea obtener de su proyecto, ya sea que algunos elijan realizar explicaciones descriptivas, explicaciones causales o explicaciones probabilísticas. En todo caso, la explicación que se deseé, tiene mucho que ver con la forma en que el problema es planteado desde el principio y de la posición teórica del investigador.
6
En nuestro caso y siguiendo lo antes dicho, reconoceremos la utilidad
metodológica de la división de los componentes de una sociedad para su
estudio, es decir la segmentación de la sociedad en sus partes básicas5.
Por lo cual hemos elegido el aspecto económico como base de estudio en
este proyecto, ya que creemos que la evidencia material producto de los
procesos económicos está mejor representada en el registro arqueológico
que los otros procesos sociales. No obstante lo anterior, está elección de lo
económico será únicamente utilizada como medio heurístico para
acercarnos a los demás aspectos de una sociedad, ya que proponemos
que mediante la investigación de los procesos de producción, distribución y
consumo de la sociedad zapoteca en el momento de su paso al nivel
estatal seremos capaces de acercarnos a los otros elementos que afectan
la complejidad social, aunque sea de forma indirecta.
Por otra parte, aunque en principio hemos elegido de forma general a
los procesos económicos como objeto de estudio, pensamos que debemos
especificar aún más nuestro método de investigación, por lo tanto
5 No obstante, no planteamos en este proyecto que las sociedades pasadas y presentes haya o estén divididas funcionalmente de esta forma, ya que en la realidad cada aspecto de la sociedad está “incrustado” en el otro en mayor o menor medida. Sin embargo para cuestiones de estudio es de gran utilidad empezar fraccionando de esta forma a las sociedades y posteriormente revisar el grado de interacción entre cada parte para construir un modelo explicativo.
7
consideraremos un aspecto de la economía que a nuestro juicio nos puede
ayudar a entender de mejor manera los procesos económicos que
queremos resolver. Lo anterior tiene como fundamento nuestra suposición
de que al considerar la forma en como se producen los bienes y servicios
de una sociedad, entonces comprenderemos las interrelaciones
económicas, sociales y políticas que nos permitan estudiar el surgimiento
estatal de la sociedad zapoteca. Esto se debe a que el proceso de
producir es un factor económico que puede tener relaciones con una gama
más amplia de fenómenos económicos como son: la división del trabajo, el
control de los medios de producción, el acceso diferencial a la producción,
las relaciones entre grupos familiares, o laborales. Por lo tanto,
consideramos que nuestra problemática en esta investigación tendría que
estar relacionada en primer lugar con la producción y en segundo lugar con
la división del trabajo en una categoría llamada especialización o
producción especializada. Esta producción especializada, es un tema que
ha sido tratado ampliamente por varios investigadores como Clark (1990),
Feinman y Nicholas (1995ª), Stanley (1993), etc. En donde la mayoría de
ellos coinciden en ver a la unidad habitacional o household como el lugar
ideal para realizar identificar la producción especializada. Por lo que a
continuación revisaremos las diferentes propuestas para entender la
especialización en contextos habitacionales.
8
II. LA PRODUCCIÓN EN UNIDADES HABITACIONALES
La unidad habitacional es el locus de estudio que ha permitido
comprender las bases del modo de vida de poblaciones pasadas (e.g.
Flannery 1976; González 2003; Hendon 1996), así como también generar
modelos que ven a estas conformaciones sociales como parte innegable
de cualquier sociedad. Uno de estos modelos basado en la etnografía
moderna de Oaxaca (Feinman y Nicholas, 2001:133-135) sugiere que los
contextos habitacionales no eran únicamente lugares para pernotar, sino
que también existía un tipo de producción especializada a escala regional6.
Esto a diferencia de los modelos unilineales7 los cuales consideran que la
producción en contextos habitacionales era principalmente para
6 Así también se suponía que la producción en los Valles Centrales (con excepción de los de Monte Albán) no había desarrollado actividades artesanales dentro de las unidades habitacionales y qué el naciente Estado les obligó o convenció de concentrarse en la producción agrícola para ayudar a alimentar a la población no productora de alimentos que habitaba el centro urbano.
7 Esta idea de producción intensiva y especializada en talleres así como la ausencia de especialistas de tiempo completo en ciertos contextos domésticos es un modelo que se ha implementado exitosamente para otras partes de Mesoamérica, por ejemplo tenemos los trabajos de Santley (1993) quien considera que la producción doméstica es por definición de pequeña escala, tiempo parcial y para un consumo local o inmediato, situación que contrasta con la producción en talleres en donde la producción ha sido vista como una especialización de tiempo completo que origina grandes volúmenes de productos que suplen los requerimientos de otros consumidores fuera de la unidad productiva y en donde una gran cantidad de materia prima es utilizada dejando evidencia de este proceso a través de una amplia distribución de desechos cerca de estos talleres y lejos de las unidades habitacionales (Feinman y Nicholas,2001:134-135).
9
autoconsumo y que los lugares de producción intensiva estaban
asociados a talleres.
En nuestra región de estudio, los resultados obtenidos sobre el
trabajo especializado han estado asociados a unidades habitacionales
ubicadas en terrazas principalmente, sin embargo, debemos reconocer que
la función de estas terrazas no siempre responde a cuestiones productivas
únicamente sino que en ocasiones tienen funciones agrícolas (Pérez
Rodríguez, 2005) y en otras, tanto funciones habitacionales y productivas
(Feinman, Nicholas y Haines, 2002) Lo anterior, resulta relevante al
estudiar las investigaciones de otras regiones tanto dentro como fuera de
los Valles Centrales.
Esta información sobre las terrazas habitacionales ha sido generada
por una gran cantidad de investigadores (e.g. Cerro Tilcajete por Christina
M. Elson,2003, El Palmillo por Feinman 2002, El Pithayo por González
Licón 2003, El Palenque por Elsa M Redmond 2005, Nicayuhu 2005 por
Verónica Pérez etc.) los cuales demuestran que el estudio de las unidades
habitacionales es de tal importancia que ha estado presente en la
arqueología oaxaqueña desde que Flannery (1976) y Blanton (1976) se
interesaron en la forma en como vivían y se desarrollaban los grupos
humanos en esta región de Mesoamérica.
10
Por otra parte, Feinman menciona que la información recabada ha
permitido plantear el supuesto que una buena parte de la producción de
cerámica, lítica tallada, lítica pulida, textiles, ornamentos de concha etc. fue
elaborada en contextos habitacionales, lo que probaría que parte de la
producción especializada en Mesoamérica se realizó principalmente en
estos contextos (Feinman, Nicholas y Haines 2002:252) Un ejemplo de lo
anterior es el Palmillo, uno de los grandes sitios con terrazas en el valle de
Oaxaca, en donde se identificó que las terrazas artificiales fueron utilizadas
continuamente para empleo doméstico durante siglos. En este sitio
también se detectó un uso importante del maguey y otras plantas xerófilas
en donde la explotación de las fibras y la elaboración de artefactos de
pedernal han hecho suponer a Feinman (Ibíd.) que la producción
especializada de este sitio al igual que en Ejutla se llevaba a cabo a un
nivel doméstico. Con estos argumentos, sabemos que la importancia
relativa de estas actividades económicas vario de una terraza a otra,
indicando que la producción doméstica probablemente fue especializada.
La utilización de terrazas para uso habitacional ha sido una práctica
muy extendida en la región de estudio y al respecto Feinman nos
11
menciona que la idea de aplanar un área para colocar casas es tan antigua
que las primeras evidencias se pueden encontrar para el Formativo
temprano (ca. 1150-850) así como los primeros cerros con terrazas cerca
de los años 500 a 200 a.C. y ya para tiempos del Clásico casi dos terceras
partes de la población de los Valles Centrales se localizaban en terrazas.
Por otra parte, se sabe que las unidades habitacionales no se
localizan únicamente en terrazas y que la conformación de terrazas no es
la única modificación del espacio que realizaron los grupos humanos para
habitar, pero lo que es cierto, es que las terrazas nos permiten aprovechar
los espacios de una forma tal, que funciones agrícolas, habitacionales y
productivas pueden ser halladas en conjunción en estos sitios. Ejemplo de
esto, son las investigaciones que han tratado la intensificación agrícola en
sitios no sólo del Formativo sino del Posclásico, como es el caso del
asentamiento de Nicayuhu, trabajado por Verónica Pérez(2005)8, en donde
la investigadora no halló en las casas exploradas por ella, alguna evidencia
de producción especializada, sino que por el contrario el análisis mostró
8 Los trabajos arqueológicos en este sitio de San Juan –Teposcolula, Oaxaca han dado como primer resultado que algunas terrazas fueron utilizadas y construidas de forma independiente por unidades domésticas de pequeños productores agrícolas bajo el sistema de Lama - bordo lo cual indica que las iniciativas tendientes a la intensificación de sistemas agrícolas estuvieron originadas bajo el profundo conocimiento del entorno y no por presiones estatales
12
una gran variedad de instrumentos económicos útiles y objetos de
cerámica consistentes con la actividad doméstica
Con esto podemos ver que aunque el uso de terrazas en algunos
sitios muestra evidencia de especialización artesanal, en otros lugares
parece haber tenido una intensificación agrícola independiente de las
políticas estatales. Esta diferencia puede deberse a diferentes formas de
integración dentro de la organización socio política a lo largo del tiempo.
En el caso de las terrazas de Monte Albán, sabemos que existe una
utilización de estas por cientos de años, lo cual trae como consecuencia
que múltiples funciones se sobrepongan unas a otras y que lo que
sabemos del tipo de actividades que ahí se realizaban correspondan a las
etapas conservadas del sitio. Esto trae como consecuencia que para
entender el sistema productivo de las primeras épocas del sitio, se deban
plantear nuevas exploraciones en lugares donde se hayan detectado
previamente material proveniente de Monte Albán I y II, pero con la
salvedad, de integrar una propuesta metodológica encaminada a detectar
contextos de especialización. Considerando lo anterior se propone que
para cualquier investigación que intente descubrir algún tipo de producción
especializada en estas terrazas habitacionales debe incluir en su
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metodología el análisis del lugar, intensidad de producción y del contexto
de producción que a continuación revisamos con más detalle
III. EVIDENCIA DE LAS ACTIVIDADES PRODUCTIVAS
LUGAR DE PRODUCCIÓN
Uno de los objetivos iniciales en cualquier investigación que trate los
sistemas productivos, debe ser el identificar el lugar real en donde las
actividades productivas son llevadas a cabo. Asimismo no sólo el lugar de
la producción debe conocerse, sino que también debemos tratar de
relacionar los desechos productivos con la gente que los realizó. Por su
parte Costin (2001a:293) ha establecido la importancia de la identificación
del lugar de producción ya que esto nos puede proporcionar información
sobre el establecimiento físico de las actividades especializadas y
ayudarnos en la reconstrucción del contexto social de producción.
El lugar de producción se ha establecido generalmente a través de la
identificación de lugares permanentes, este puede ser examinado
arqueológicamente (Lewis,1995:68) a través de medios directos e
indirectos. Entre los primeros tenemos la identificación de todos aquellos
objetos, herramientas y desechos que están involucrados en la producción,
así como de los espacios y construcciones especialmente dedicadas a la
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fabricación de estos bienes como pueden ser los talleres. Es decir, las
estructuras permanentes (Costin, 2001a:293) dedicadas a los contextos de
producción especializada los cuales son relativamente escasos en el
registro arqueológico, en gran medida debido a que la producción no
industrial de elementos especializados no necesita de construcciones
elaboradas y permanentes. Por otro lado, a través de las estructuras
permanentes se puede inferir contextos de producción especializada, pero
hay que observar que la posibilidad que la funcionalidad de algunas de
estas estructuras sea mixta o que no tenga nada que ver con procesos de
producción; por lo tanto no se debe inferir directamente una función
especializada de estas estructuras permanentes. Como ejemplo podemos
tener contextos de calentamiento que en vez de ser catalogados como
hornos, podríamos simplemente pensar en hogares.
Así también, otro tipo de evidencia común para detectar áreas o
lugares de producción es mediante la identificación de herramientas y
desechos. Esto a pesar del hecho de que en la mayoría de las sociedades
no industrializadas, algunas herramientas fueron elaboradas con
materiales perecederos como la madera o de que la materia prima era por
lo general utilizada al máximo, generando con ello pocos desechos. De
acuerdo a Costin (2001a:294) los recientes métodos analíticos que utilizan
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herramientas y desechos como indicadores de la presencia de procesos
productivos se han vuelto más comunes en arqueología.
Por otra parte, entre los medios indirectos están las curvas de
distribución de materiales e índices de estandarización9. La
estandarización (Lewis,1995:83) ha sido propuesta como un elemento
decisivo en la identificación de la especialización cuya base teórica supone
que en el momento en que la producción se vuelve más competitiva,
entonces estrategias más eficientes o “rutinarias” son implementadas para
reducir los costos de producción. Estas estrategias “rutinarias” como el
uso de procedimientos similares o el uso de materia prima similar producen
un incremento de subproductos o desechos iguales. Lo anterior permite al
arqueólogo medir los índices de estandarización examinando
características como la tasa de incidencia de error, tipos de errores
estándar, esfuerzo invertido y el grado de consistencia en las
características formales de subproductos y productos terminados. De
acuerdo con lo anterior, la estandarización es considerada como una
manera lógica y eficiente de economizar el resultado de una producción en
9 En este punto es válido especificar que la hipótesis de la estandarización aplicada a la cerámica, supone que la producción especializada debe ser detectada en las colecciones arqueológicas a través de la estandarización de la composición de la materia prima, técnicas de manufactura, forma, dimensiones y decoración de superficie (Blackman, 1993:61); en donde la estandarización está definida como la homogeneidad o reducción de la variabilidad en las características de un artefacto. El supuesto bajo el cual funciona la hipótesis, es que un alto grado de estandarización u homogeneidad en las dimensiones del inventario cerámico le corresponde una producción especializada en masa, mientras que un aumento en la variación o heterogeneidad se asocia a una producción doméstica.
16
competencia, por lo que los artesanos subordinados que trabajan para una
élite y que no están restringidos por las competencias de los mercados no
se benefician de la estandarización sino que el trabajo y tiempo invertido
es proporcional al valor o estatus de sus productos, al contrario de los
bienes utilitarios elaborados por especialistas independientes.
Sin embargo, a pesar de que éste método indirecto resulta ventajoso
para identificar contextos de especialización en lugares como unidades
habitacionales, su empleo exige una correcta utilización de los métodos de
excavación y registro, situación que en muchos casos nos se cumple, por
lo que la identificación arqueológica del lugar de producción se hace en su
mayoría por los medios directos. Los cuales también deben aplicarse con
cuidado al intentar identificar únicamente el lugar de producción a través
del reconocimiento de herramientas u otros objetos relacionados con los
procesos productivos, ya que esto puede llegar a ser subjetivo, pues la
mayoría de las herramientas son reutilizadas o transportadas a otros
lugares distintos del lugar de producción.
Para explicar lo anterior, tomemos como ejemplo la cerámica y la
lítica, las cuales son las dos materias primas que son más representativas
en registro arqueológico mesoamericano. En donde podemos considerar
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que para el primer caso, se ha establecido como distintivo del lugar de
producción los hornos, cerámica rota, arcilla sin terminar y moldes.
Mientras que para la lítica y considerando que esta industria es calificada
como reductiva, podemos tener que los indicadores más utilizados son las
lascas, desechos de talla, herramientas rotas y artefactos sin terminar o
rotos. Estos desechos como indicadores de la identificación de lugares de
producción presentan un problema teórico grave ya que la mayoría de los
talleres son periódicamente barridos para contar con un área de trabajo
más amplia. Lo anterior nos conduce a considerar la problemática de la
identificación del tipo de basurero, ya que los basureros comúnmente
tienen desechos generados tanto por los trabajos especializados como por
los desechos de la vida diaria de la unidad habitacional. Ya que estos
pueden estar alejados uno de otro o en un caso extremo mezclados entre
sí, así como sufrir alteraciones pos-deposición. Otro de los supuestos
detrás de la identificación de los lugares de producción es que el desecho
de estos procesos no se encuentra muy lejos del lugar de manufactura.
Como podemos ver, aunque el lugar de producción es uno de los
elementos más utilizados para definir especialización, la dificultad que
enfrenta el arqueólogo en su correcta identificación ha propiciado que se
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busquen otros indicadores como la intensidad y el contexto de producción,
como notaremos a continuación.
INTENSIDAD DE LA PRODUCCIÓN
La intensidad de la producción se refiere a la cantidad de tiempo que
un individuo dedica a un particular proceso productivo. Esta intensidad
puede variar desde lo más básico o producción no especializada como el
modo de producción doméstico (Lewis 1995:41) hasta la especialización
de tiempo completo. La intensidad de producción es teóricamente
importante de acuerdo a Costin (2001a:280) ya que la identificación de
ésta puede reflejar la autosuficiencia o interdependencia de la unidad
productiva. Y porque se ha supuesto que el cambio de una producción de
tiempo parcial a una de tiempo completo acompaña a cambios importantes
en la organización social.
El modo de producción doméstico está relacionado con aquellas
unidades habitacionales que idealmente son autosuficientes en donde la
actividad productiva está organizada de tal modo que cada unidad
satisface sus propios requerimientos de subsistencia, habitación,
vestimenta etc. Por otra parte, la especialización de tiempo parcial,
complementa las actividades de subsistencia de una unidad habitacional y
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de acuerdo con Hagstrum (1989, citado en Lewis,1995:42) esta diversidad
económica disminuye el riesgo que implica una economía agrícola.
En cuanto a la especialización de tiempo completo, nos referimos a
aquellos productores que realizan todos los pasos necesarios en la
producción de un producto específico (ejemplo: en la elaboración de
cuentas se puede considerar desde la elaboración de punzones o taladros
hasta la formación de cuentas y su perforación) o pueden los especialistas
dedicarse a una sola tarea productiva ( ejemplo: la producción únicamente
de punzones en el proceso productivo)
Tanto Lewis (1995) como Costin (1991:30 citado en Lewis,1995:30)
están de acuerdo con que la intensidad de producción es uno de los
elementos del proceso productivo más difícil de identificar
arqueológicamente. La mayoría de los intentos por evaluar la producción
de tiempo completo y parcial se han centrado en el establecimiento de
densidades relativas de los desechos de producción y si bien como marcan
estos autores, la relación entre intensidad de producción-densidad de
desechos es algo compleja, esto es afectado por diversos factores como el
número de productores, tiempo invertido, etc. Lo anterior no significa que
sea imposible conocer el grado de interacción entre el productor y el
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esfuerzo empleado en la fabricación de ciertos objetos, sin embargo es
necesario contextualizar los hallazgos del registro arqueológico para
comprender adecuadamente esta variable.
CONTEXTO DE LA PRODUCCIÓN
Este apartado hace referencia en primer instancia a la afiliación del
productor es decir a la subordinación o independencia del individuo, lo
anterior se traduce en señalar el origen político o económico de la
demanda de los bienes, es decir a diferenciar quiénes dentro de la escala
social cuentan con los derechos sobre la producción y adquisición de estos
bienes (Lewis,1995:46)
Es cierto que una división entre especialistas subordinados e
independientes puede parecer confuso al investigar sociedades
precapitalistas, en donde encontramos que existe una amplia gama de
posibles combinaciones de estos dos casos para cada sociedad. Aún así
creemos que investigar las características de esta división clásica de
especialistas nos puede ayudar a crear un modelo multi-dimensional que
incorpore esta variabilidad. En primer lugar investigaremos cómo es que
los especialistas subordinados producen bienes suntuarios para la élite y
en contraprestación cómo éstos últimos proveen al especialista con la
materia prima y bienes de subsistencia necesarios para la realización de
21
su trabajo y supervivencia. De acuerdo con Brumfiel and Earle (1987,
citado en Lewis 1995:47) el deseo de controlar la economía y la política por
parte de la élite, puede ser realizado mediante la estrategia de regular en
el acceso de ciertos bienes y servicios con el objetivo de reforzar la
diferenciación social. Estos bienes o servicios suntuarios (estatus o wealth
items) son elaborados en su mayoría por un grupo de especialistas a los
que llamaremos subordinados10 (attached)
Una de las características que se han utilizado para identificar a los
especialistas subordinados es el tiempo dedicado a la producción. Ya que
se ha sostenido precisamente que son los especialistas de tiempo
completo, quienes por las características de su producción y el origen de la
demanda, están directamente relacionados con los grupos de élite. Esta
afirmación debe reconsiderarse ya que como Lewis (1995:50) indica, no
todos los grupos de élite tienen la capacidad de financiar a especialistas de
tiempo completo. Por lo que existirán especialistas que aunque el origen
de la demanda de su producción sean los grupos de élite, es posible que
sus actividades se diversifiquen para incluir otras actividades de
subsistencia o incorporación a diferentes redes económicas para sus
productos (como podrían ser los mercados), en donde ellos mismos (los
10 Los productos de los especialistas subordinados cuentan con un valor social más que utilitario y son elaborados con el fin de reflejar el estatus de la persona que ordena, consume o utiliza esos bienes
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especialistas subordinados) sufragarían los costos de la producción en el
tiempo que no estén laborando para la élite.
Por otra parte, en el caso de la producción realizada por especialistas
independientes, se entiende que este tipo de producción surge como
respuesta a las demandas del mercado, en donde los productos y servicios
están a disposición de un segmento mayor de la sociedad. Estos productos
son en su mayoría utilitarios, entre los que podríamos encontrar artefactos
de cerámica no decorada o doméstica, herramientas líticas para cocinar,
cazar o limpiar los campos de cultivo; vestimenta etc.
CONCLUSIONES
Con el análisis anterior, podemos ver que tanto el lugar, la intensidad
y el contexto de producción son elementos básicos en cualquier
investigación que intente reconocer contextos de producción especializada,
aunque su identificación resulte complicada y como también se sostuvo al
principio del artículo, si conociéramos adecuadamente estas variables para
etapas tempranas de la formación estatal de Monte Albán, podríamos
entender mejor los procesos económicos que llegaron a influenciar el
surgimiento estatal en los Valles Centrales. Sin embargo, proponemos que
una futura exploración en los barrios de Monte Albán (Blanton, 1976)
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podría dar elementos que reconozcan la intensidad de producción durante
Monte Albán I, etapa crucial en la formación estatal en esta región.
En este artículo también se marco la importancia del estudio de las
unidades habitacionales como lugares en donde podemos encontrar algún
tipo de producción especializada y no solamente actividades domésticas,
advertimos que las terrazas pueden contar con funciones domésticas,
agrícolas y productivas y que al considerar los tres elementos (terrazas,
unidades habitacionales y producción especializada) nos hallamos ante un
fenómeno que dentro del modelo seguido por los arqueólogos de Oaxaca
en el siglo pasado, contemplaba una división del trabajo regional en los
Valles Centrales de Oaxaca durante la conformación de Monte Albán. Hoy
en día las nuevas investigaciones en Oaxaca, nos han proporcionado una
visión más completa de la organización del sistema social y económico de
la región durante el Estado zapoteco. Estos nuevos resultados nos hablan
de una mayor complejidad de la que se había supuesto, así también de un
papel más dinámico de las unidades habitacionales dentro de este
sistema, tal es el caso del sitio del Palmillo trabajado por Feinman. Por tal
motivo en este artículo se propuso la implementación de una metodología
que incluyera el estudio del lugar, intensidad y el contexto de producción
para una correcta identificación de la funcionalidad de las terrazas
habitacionales en el Estado zapoteco durante sus etapas tempranas.
24
BIBLIOGRAFÍA
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24(2):139-160.Blackman, James; Gil Stein y Pamela B. Vandiver
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