El Desastre de Annual (1921) ANTECEDENTES Una Guerra Para Recuperar El Honor Perdido

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Recuperar el honor perdido

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UNA GUERRA PARA RECUPERAR EL HONOR PERDIDO

"De la fosa de Ultramar surgió un ejército mondado al hueso, repleto de oficiales, peleadossiempre por un destino. Un ejército de uniformes sin saber adonde ir a luchar ni a quien mirar parapedir. Una milicia honrada, frustrada y pobre. Un ejército al que se acusó de toda la derrota,cuando su responsabilidad la compartía con la torpe política de Estado." (Pando, 1999, pag. 78).

El Desastre de 1898 se saldó con la liquidación de los restos del viejo Imperio Español sin que la naciónse enterara muy bien de los detalles de su pérdida. Sin embargo, lo que se oculta tras el empleo deltérmino "desastre" es una derrota militar en toda regla. La guerra hispano-norteamerica supuso eldespertar al mundo de una joven potencia imperial a costa de la postración definitiva de unadesorganizada y vieja nación, enfrentada durante un siglo a una profunda crisis y cruentas luchas internasque impidieron su acceso a la modernidad al paso del resto de Europa.

Los rasgos distintivos del ejército español del diecinueve eran las siguientes:

Una deficiente organización, dotación y preparación para hacer frente a enemigos exteriores, frutodel cúmulo de luchas políticas intestinas y guerras civiles que asolaron el país desde la invasiónnapoleónica y que propiciaron que los gobernantes de la nación encomendaran al ejército unafunción de gendarme del orden interior.

Un sobredimensionado cuerpo de oficiales, mal endémico que asolaba el ejército español desde elsiglo dieciocho. Al comenzar de nuevo la guerra en Cuba en 1885, el ejército español en la islaestaba formado por 20 generales, 12.000 oficiales y 193.000 soldados, lo que hacía una proporciónde 1 general por cada 600 oficiales y 9.650 soldados. En España quedaban 500 generales, 24.000oficiales y 80.000 soldados, con una proporción de 1 general por cada 48 oficiales y 160 soldados.

La incapacidad del ejército español se puso de manifiesto en la citada guerra de Cuba: mientras lasmuertes en combate fueron de 2 generales, 141 oficiales y 2.000 soldados, las muertes por enfermedadesascendieron a 440 oficiales y 53.000 soldados. Por su parte, el comportamiento del cuerpo de oficialesdejó bastante que desear, ya que el 80% de los capitanes y tenientes que servían en Cuba eranreservistas, mientras que la mayor parte de los oficiales de carrera permanecían de guarnición en susunidades en España, de forma que para cubrir los puestos en Ultramar fue necesario ascender losvoluntarios y acudir a los cadetes que aún no habían finalizado sus estudios en las academias militares.

Tras la derrota a manos norteamericanas, España se encontró sola a su suerte en la difícil tarea de iniciarla industrialización y modernación del país. Pero la derrota fue un amargo trago que obligaba unareparación, una acción que permitiera "recuperar el honor del ejército y la dignidad de la nación" (Bachoud,1988, p. 131). Los dirigentes del país vieron la oportunidad en 1906, con ocasión de la Conferencia deAlgeciras, convocada para que Francia y Alemania dirimieran sus diferencias sobre el establecimiento deinfluencias en Marruecos. Francia salió beneficiada, pues se le reconoció su "situación de preeminenciaen Marruecos", y para ello buscó la alianza de España, a la cual se le reconoció "la posesión de losterritorios del Rif". España podía actuar de nuevo como potencia a través de su ejército.

Reclutas españoles de la ciudad de Barbastro

A pesar de todo, es de justicia reconocer que España se vió empujada a la aventura colonial enMarruecos por la prepotente actitud de Francia, que tras reconocer a España su zona de influencia en elnorte de Marruecos tras la firma del tratado secreto hispano-francés de 1904, en la práctica no dejó deintentar tener presencia en la zona reservada a España. Francia traficó junto con Bélgica con armas en laRestinga, a 20 kilómetros de Melilla; fundó una sociedad minera con fachada española y trató de conectarsus minas melillenses con Argelia a espaldas del ferrocarril con Melilla; y trató de anular la presencia deEspaña ante el sultán Muley Hafid. La defensa que España hizo de sus intereses la empujó a mostrar supresencia militar en el norte de Marruecos, y esta respuesta fue fomentada por el rey Alfonso XIII, quepretendía aprovechar la intervención militar para regenerar al ejército español y su oficialidad.

Sin embargo, el país no estaba preparado para una aventura colonial. Durante el primer cuarto del sigloXX la sociedad española estuvo permanentemente convulsionada con problemas sociales y económicos;los sectores económicos tuvieron permanentemente sus serias dudas sobre las hipotéticas y dudosasriquezas que ofrecía en Rif; la mayoría de la población no quería una guerra lejana que no sentía comosuya y que avivaba las diferencias sociales y económicas existentes en el país debido al injusto sistemade reclutamiento; en definitiva, el pais en su conjunto no deseaba una guerra colonial llevada a cabo consoldados de reemplazo.

Por su parte, el ejército español seguía presentando una estructura y organización defasadas con lostiempos que corrian. Tras la derrota de 1898, el ejército español tenía en 1902 una relación de uno acuatro entre oficiales y soldados, con 529 generales, 23.767 oficiales y 110.926 clases y tropa. La derrotano supuso un acicate para reformar el estamento militar y convertirlo en una moderna máquina preparadapara la guerra. Lejos de eso, las diferencias entre el ejército español y los de su entorno eran abismales.En 1909, el ejército español presentaba los siguientes números:

Tenía el doble de generales de división que el ejército británico (60 frente a 34) y menos de tresveces soldados que éste (111.500 frente a 374.000).

Tenía 30 tenientes generales, mientras que Francia y Portugal tenían 3 cada uno, Italia tenía 5 y elReino Unido tenía 20.

La relación entre oficiales y soldados era de 1 a 4, mientras que en Alemania e Italia era de 1 a 20,y en Francia se reducía de 1 a 23.

La mitad del presupuesto se gastaba en sueldos, mientras que en Italia el gasto de personalsuponía una sexta parte, y en Francia una séptima parte.

Los bajos sueldos militares, el deficiente sistema de abastecimiento, el injusto sistema de reclutamiento yel método sin garantías de ascensos por méritos de guerra fomentaron la corrupción en aquel ejército.Como resultado, los oficiales estaban desmotivados, las unidades desmoralizadas, pobremente equipadas

y deficientemente entrenadas. Este fue el ejército que durante veinte años se enfrentó a los bereberes delnorte de Marruecos en una guerra irregular y cruel que supuso una constante sangría de vidas, con lafinalidad de "llevar la acción civilizadora de España" a la zona. No solo no se regeneró el ejército, comopretendía el rey Alfonso XIII, sino que creó una facción de oficiales curtidos en esta lucha que fueconocida como "los africanistas".

El "Desastre de Annual" fue una consecuencia lógica de este estado de desorganización, corrupción ydesánimo. Como tal, está incluida en la historia de la incompetencia militar, de Geoffrey Regan, como unode los dos ejemplos de la incompetencia militar española (el otro ejemplo es la pérdida de Cuba ante losnorteamericanos).

FUENTES:

Juan Pando Despierto. Historia secreta de Annual. Ediciones Temas de Hoy, S.A. Colección: Historia. Madrid, 1999.Páginas 77-80.Juan Tomás Palma Moreno. Annual 1921. 80 años del desastre. Almena Ediciones. Madrid, 2001. Página 6.Revista África Internacional, número 19Carlos Blanco Escolá. Vicente Rojo, el general que humilló a Franco. Editorial Planeta. Barcelona, 2003. Páginas 20-44.Carlos Seco Serrano. La España de Alfonso XIII. Editorial Espasa Calpe, S.A. Madrid, 2002. Páginas 235 - 296.Geoffrey Regan. Historia de la incompetencia militar. Editorial Crítica. Barcelona, 1989. Páginas 345 - 355.