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LA ISLA DE LOS FAISANES:Diego de Velázquez y Felipe IV
Reflexiones sobre las representaciones políticas
Luis Ignacio Sáinz*
La Isla de los Faisanes..., es un artículo que pretende explicar el sentido del inicio de la
decadencia de España como nación poderosa, obligado referente de Europa. Con base en
la historia, la política y el arte, el texto aborda la importancia del encuentro entre las más
altas autoridades españolas y galas que dio inicio al finiquito de la Guerra de los Treinta
Años, conflicto que debilitó a España y precipitó su decadencia. Ese declive potenciaría
años más tarde el ascenso de los borbones al trono español y daría lugar al reinado del Rey
Sol, Luis XIV, periodo de máximo esplendor en Francia, que posibilitaría la época de mayor
esplendor cultural y producción artística en España, el Siglo de Oro, donde florecería la
literatura, el arte y la arquitectura; años que serían testigos de la obra de Quevedo, Lope de
Vega y, por supuesto, de su astro más reluciente, Diego de Velázquez.
THE ISLAND OFTHE PHEASANTS
The Island ofthe Pheasants..., is an article that it tries to explain the sense of the beginning of
the decay of Spain like referring and conductive powerful and forced nation of Europe, the
text approaches from history, the policy and the art, the importance of the encounter
between the highest Spanish and Gallic authorities to begin to the settlement of the war of
the thirty years, conflict that debilitated Spain and precipitated it to its decay. Nevertheless,
this decay that would later harness years the ascent of borbones to the Spanish throne and
would give rise to the reign of the King Sun, Luis XIV, period of maximum splendor in
France, would contrast or better still it would make possible the age of greater cultural
splendor and artistic production in Spain, the Century of Gold, time where it would
bloom Literature, the art and the architecture, years that would be witnesses of the work of
Quevedo, Lope de Vega, and by their position of their star more brilliant Diego de Velázquez.
* Politólogo. Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM.
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L. SÁINZ LA ISLA DE LOS FAISANES
L'1LE DES FAISANS
Lile des faisans est un article qui prétend expliquer le sens du début de la décadence de
l'Espagne comme nation puissante et obligé relative et conductrice de I'Europe, le texte
aborde depuis l'histoire, la politique et l'art, l'importance de la rencontre entre les plus
hautes autorités espagnoles et les galas pour commencer au réglement de la guerre des trence
années, conflit qui a affaibli á l'Espagne et 1'a précipitée á sa décadence. Toutefois, cette
décadence qui renforcerait des années plus tard la promotion des bourbons au tróne espagnole
et elle donnerait lieu au régne du Roi le Soleil, Luis XIV, période de splendeur maximale en
France, il contrasterait ou mieux encore permettrait 1'áge une plus grande splendeur culturelle
et une production artistique en Espagne, le Siécle d'Or, époque oil fleurirait la littérature,
l'art et l'architecture, années qui seraient des témoins de l'oeuvre de Quevedo, Lope de
Vega, et par son poste de son astre plus brillante Diego de Velázquez.
El poder no es un lugar al que se arriba, tampoco una condición decisoria ensimis-
mada. Huye de las ataduras del espacio, negando una presumible condición ar-
quitectónica o constructiva; además de rechazar la reverencia metafísica que los
antiguos le conferían. Este su no-ser enunciaría la inutilidad de los esquemas de
polarización forzada, mecanicista y topológica, pues el poder, por esencia y privi-
legio, remite al movimiento, se trata de una relación: nexo constitutivo y constitu-
yente de lo real y la realidad. Opera como gozne, vinculando a los actores y los
escenarios, postulando, modificando o conservando condiciones efectivas del sen-
tido social, de la organización humana, del diseño público, lejos de la materiali-
dad cósica y de espaldas a un hipotético carácter substancial.
Quizá por ello precise siempre de mediaciones para hacerse comprensible; se
siente sólo en sus efectos. Concilia en sí mismo voluntades, razones e intereses,
pero también incorpora campos de visión, percepción y calificación de sus
alteridades: los delirios y las pasiones. Actos y procesos transitivos que se comuni-
can y adquieren visibilidad en las representaciones. De allí que el poder y sus
manifestaciones se asocien con el efectismo de los ritos y la teatralidad. En este
rasgo estructural se funda su ambivalencia, su estatuto equívoco; ya que aspirando
a la racionalidad, pues se trata de un dinamismo pensado, de acciones conducidas
por intereses, se encuentra también lacerado por los apetitos, esos dejos de
intencionalidad vacilante que encarnan los deseos.
El barroco español, en su doble condición de concepto de época y de categoríade estilo, resulta un caleidoscopio magnífico para situar, o al menos rastrear, laproclividad del poder a autentificarse en sus representaciones. Así tendríamos comoun emblema paradigmático el sinfín de puestas en escena en la Isla de los Faisanes,que supuso la negociación del cese de las hostilidades con Francia, después de la
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REPRESENTACIONES POLÍTICAS APORTES
La Isla de los Faisanes y el río Bidasoa representan literalmente un espa-
cio simbólico de la no-identidad: cruce de caminos y tablado salvífzco
para dirimir controversias y zanjar disputas entre los Estados limítrofes.
ruinosa aventura conocida como la Guerra de los Treinta Años,' que a su vezderivaría en la Paz de los Pirineos,2 y también en los esponsales de Luis XIV con lainfanta María Teresa (9 de junio de 1660), previo encuentro de los soberanos(7 de junio de 1660). Cabría inquirir los motivos por los cuales se recurre alplural en lo que se refiere al dramatismo escénico vinculado al columbrete de lospájaros. Y el reconocimiento de tales fuentes responde a una interpretación-desci-framiento oceánico, pues son varias y de muy diversa índole y, para no creerse,aportan todas ellas una suma de acciones teatrales que alteran lo real y lo simbólico.
1. GEOGRÁFICO 0 DE LOCACIÓN
La Isla de los Faisanes (cuya extensión alcanza 500 pies de longitud por 60 delatitud), encarna en el aliento de su voz poética el linde simbólico entre Francia yEspaña, y en esa su diminuta superficie han ocurrido dos acontecimientos centra-les en la historia del siglo XVII de tales naciones. El río Bidasoa, que Ptolomeollamase Menlasco, y la ribera de Txingudi, con sus ciudades de Irún, Hendaia yHondarribia o Fuenterrabía constituyen una frontera que separa y avecina a losimperios (siempre) en conflicto. Más que una isla en sentido estricto, es un capri-cho; a grado tal que en la actualidad, resulta el "condominio" más pequeño delmundo, perteneciendo seis meses alternadamente a los galos y a los ibéricos.
' La guerra habrá de comenzar dentro del Imperio, siendo su primer periodo el de la guerra enBohemia y Palatinado (1618-1623). Entre 1623 y 1629 encontramos la segunda fase de laguerra, en la que Dinamarca es la principal protagonista, y la misma adquiere una dimensión
internacional. En la fase sueca (1630-1635) encontramos que las victorias del emperador Fernan-
do II agudizaron el sentimiento francés, contrario a la política exterior de los Habsburgos. Final-
mente, Fernando III, nuevo emperador alemán (1637-1657), se decidió por la paz.
z Con este tratado, firmado el 7 de noviembre de 1659, finalizó la guerra entre las coronas
española y francesa declarada en 1635 dentro de la Guerra de los Treinta Años, y se aprobaroncláusulas relativas a la reorganización territorial de Europa y a las relaciones comerciales y políticas
entre Francia y España.
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L. SÁINZ LA ISLA DE LOS FAISANES
No en balde se recurrió a esta mota geográfica de paternidad dudosa y a su
entorno hidráulico, pues ya antes había sido teatro de operaciones muy delicadas
para los intereses de las naciones involucradas. Las dos coronas pisaron sus suelos
o navegaron por su río: Francisco 1 de Francia en 1526; las vistas de la reina doña
Isabel de la Paz, con la reina madre y su hermano Carlos IX en 1565; y las entregas
del par de señoras reinas, doña Ana de Austria (hermana de Felipe IV) y doña
Isabel de Borbón en 1615, una para casarse con Luis XIII, la otra para desposar a
Felipe IV. Se entiende entonces el por qué semejante locación fuera elegida por las
partes en conflicto: su condición ambigua, ese su ser errante que se niega ibérico y
también se rehúsa a asumirse gala. La Isla de los Faisanes y el río Bidasoa represen-
tan literalmente un espacio simbólico de la no-identidad: cruce de caminos y
tablado salvífico para dirimir controversias y zanjar disputas entre los Estados
limítrofes.
2. HEGEMÓNICO 0 TERRITORIAL
El 7 de noviembre de 1659, con la firma del mencionado Tratado de los Pirineos
por don Luis Méndez de Haro y Guzmán3 y el cardenal Jules Mazarino,4 se ponía
fin a un enfrentamiento que durara tres décadas. Con su suscripción culminó un
proceso diplomático iniciado un año antes en Lyon. A lo largo del texto se ultima-
ba el carácter imperial de España, como no fuera a excepción de sus posesiones
ultramarinas crecientemente distantes y difíciles de guarecer, pero sobre todo ce-
saba su calidad de conductor del destino europeo; se anunciaba también, o mejor
aún, se patentizaba el surgimiento del poder expansivo francés y, por último, se
alteraba sin remedio la genealogía del poder con la modificación de las líneas
dinásticas y el establecimiento de una nueva estirpe.
s Político español que naciera en Valladolid en 1598 y falleciera en Madrid en 1661. Sobrino
del conde-duque de Olivares, a quien sucedió como valido de Felipe IV, monarca con el que le unía
una estrecha amistad.
a Nacido en Italia en 1602, fue diplomático de Roma en Avignon y nuncio en París entre
1635-1636. Adquirió la nacionalidad francesa en 1639, desempeñando importantes servicios
como primer ministro de Luis XIII, de la regente Ana de Austria (hija del rey español Felipe III) y de
Luis XIV. Fue uno de los personajes más poderosos de su época, continúa la labor de su predecesor
y amigo Richelieu, en especial desarrollando por encima de cualquier consideración la expansión
del Estado francés.
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REPRESENTACIONES POLÍTICAS APORTES
Isla de los Faisanes (S. XVII)durante las negociaciones del Tratado de los Pirineos
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A. Arribo del rey de Francia de incógnito. B. Señores que acompañan al Rey Sol. C. Pajes delcardenal Mazarino con sus caballos mano en brida. D. La guardia de caballería. E. La guardia dea pie. F. La carroza del cardenal. G. El puente y muelle francés. H. Aposentos del cardenalMazarino. I. Aposentos de don Luis de Haro. K. El puente de la parte española. L. La guardiaespañola a caballo. M. La infantería española.
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L. SÁINZ LA ISLA DE LOS FAISANES
Pese a todo y lo compulsivo del acuerdo de paz, la frontera continuó vertebrandoparte del conflicto binacional y este espinoso tópico quedaría finalmente resueltodos siglos después con la formalización de los tres Tratados de Límites (el sectorpirenaico de Aragón, de 1856; la frontera oscense y leridana hasta Andorra, de1862 y el tramo desde Andorra hasta el Mediterráneo, de 1868),5 que establecie-ron un trazado difícil de impugnar. La frontera definitiva fue literalmente marca-da con 602 mojoneras de mampostería numeradas, desde el Océano Atlánticohasta el Mar Mediterráneo.
España durante Carlos v, Emperador
del Sacro Imperio Romano (1519-1556)
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5 Es importante tener en mente que al morir Carlos II, el 1 de noviembre de 1700, la monarquía
hispánica seguía siendo, por su extensión, el mayor imperio colonial; las posesiones del último de
los Habsburgo se extendían a lo largo de más de 12 millones de kilómetros cuadrados. Véase José
María, Cordero Torres, Fronteras hispánicas: geografía e historia, diplomacia y administración,
Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1960, pp. 194 y ss.
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REPRESENTACIONES POLÍTICAS APORTES
3. CONSTRUCTIVO 0 DE MONTAJE
El precario espacio de la ínsula de las aves albergó el pabellón franco-español para
la boda de Luis XIV con la infanta María Teresa. Este contrato nupcial, y la cere-
monia de su cumplimiento, que religiosamente se verificaría en la iglesia de San
Juan de Luz en servicio oficiado por el obispo de Bayona, constituyó el eje de
vertebración del Tratado de los Pirineos y representó un reto para quienes fueron
los encargados de habilitar la construcción alusiva: Charles LeBrun' y Diego de
Velázquez. ¿Cómo fabricar un escenario capaz de simbolizar las diferencias entre
las potencias en litigio? O, al menos, ¿cómo pretender hacerlo, siquiera como una
suerte de suspensión del juicio, de tregua entre visiones confrontadas? La solución
le correspondió al pintor sevillano, quien estructuró, con el beneplácito galo, un
proyecto integrado con espacios diferenciados: uno que habitaría el Rey Sol y su
corte, otro que alojaría a su majestad española con sus acompañantes; articulados
por un eslabón arquitectónico destinado a materializar el pacto civil de la paz y el
contrato de los esponsales e, incluso, el banquete y los entretenimientos corres-
pondientes.
Esta zona del inmueble denominada Sala de Entregas o Visitas, fue decorada en
la porción destinada a albergar a Luis XIV y su séquito mediante el uso y recurso
de tapices: en los costados cuatro paños de oro de Aníbal y Escipión; en lo alto a
manera de techo, La fábula de Diana, algunos pasajes de Las metamorfosis de Ovidio,
terciopelos carmesíes, con franjones de oro en el suelo o pavimento; y en los acce-
sos cortinas de oro carmesí, encarnado y blanco.' La zona ibérica consideró cuatro
escenas de El Apocalipsis, además de un cielo brocado blanco, con flores de oro y
guarnición de franjones también de oro, amén de dos tapetes entreverados con
hilos áureos.
En su lado privado los franceses instalaron en la primera galería 22 paños dela Historia de Psiquis y Cupido, y ocho tapices de las guerras de Aníbal y Escipión en
6 Nació en 1619 en París, misma ciudad donde murió en 1690. Estuvo bajo la protección del
cardenal Richelieu, y luego bajo la de Colbert, convirtiéndose en el principal intérprete del fasto
y el prestigio político de la Francia del Rey Sol.
' Las descripciones del espacio y su avituallamiento proceden de Leonardo del Castillo: "Viage
del rey nuestro señor don Felipe Quarto el Grande a la frontera de Francia. Funciones reales del
desposorio y entregas de la serenísima señora infanta de España doña María Teresa de Austria.
Vistas de sus majestades Católica y cristianísima, señora reyna cristianísima madre, y señor duque
de Anjou. Solemne instrumento de la paz y sucesos de ida y buelta de la jornada, en relación
diaria", Madrid, Imprenta Real, 1667, con paginación múltiple ordenada en bloque: 26 p., 296
p., 84 p., + 5 grabados a página + 1 desplegado a doble página.
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Europa después de la Paz de Wesfalia, 1648
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REPRESENTACIONES POLÍTICAS APORTES
la segunda galería; en la primera pieza siete paños de seda y oro de Los meses del
año, y en la segunda se montó una colgadura bordada de distintos colores con
jaras y flores de oro y seda, la Historia de San Juan Bautista en la tercera pieza de
traza cuadrada, la tapicería de las Matronas ilustres en el pasadizo que conducía al
retrete, y La pasión de Cristo, narrada visualmente en varios gobelinos, adornaba el
retrete; mientras, los españoles le dedicaron sus muros a Los triunfos de las virtudes,
Los pecados capitales y la Historia de Noé (en la galería); en la primera crujía se
montó la Historia de San Pablo; en la segunda Las poesías; en la tercera Las esferas;
en el pasillo o galería angosta La historia de Rómulo y Remo; y en el retrete o
antecámara La Pasión de Cristo, tema también instalado por los galos, pero con un
chamelote rojo.
Como puede observarse, se aprecia la hegemonía de la representación, el barro-co todo lo extrema haciendo de sus divisas secretos emblemáticos y juegos inter-pretativos, alusiones históricas que se mutan en profecías; las ansias de la voluntadnaciente del soberano solar, y predicciones, la devastación de un sueño de grande-za y su suplantación por un poder emergente, la caída ibérica y el ascenso galo.
Por otro lado, cabe aclarar que la construcción simbólica de la hispanidad hareposado siempre más en la resistencia frente al embate externo, así sea descono-ciendo que pasado el tiempo esa ajenidad cultural y étnica se yergue como factorconstitutivo de una nacionalidad sólo concebible en calidad de mestizaje perma-nente, de fusión de otredades.
Ya de regreso al montaje del fin de los Austrias en la Isla de los Faisanes, habrá
que señalar que toda la construcción fue levantada más con formulas escénicas que
con recursos de mampostería. Así, por ejemplo, de una base perimetral de cantera
labrada con ligereza se alzaban los muros en madera oscurecida, los cuales creaban
una sensación de confinamiento, aunque ellos mismos soportaran la estructura sin
ser vistos a modo de esqueletos, porque estarían tapizados con los motivos consig-
nados. Una sorpresa de diseño aguardaría a los convidados: la ausencia de techo o
artesonado, para no sucumbir a los miasmas y los efluvios poco saludables, pro-
pios de la locación seleccionada, pues se había calculado -y con razón- que no
llovería durante esa jornada veraniega (recordemos que la reunión regia y el ágape
posterior acontecieron a principios de junio).
Diego de Velázquez cuidó con esmero hasta el más ínfimo detalle, incluyendoel vestuario (en distintas tonalidades de verde, salvo la novia, en blanco con su velode gasa y el ramo floral, y el monarca español, en plata discretísimo con bordadose insertos también en verde pálido),' la jardinería, los divertimentos, la selección
'Véase Acisclo Antonio Palomino y Velasco, El museo pictórico y escala óptica, Madrid, 1947, p. 221.
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L. SÁINZ LA ISLA DE LOS FAISANES
La infanta María Teresa (1652/1653)
Viena, Austria
Hyacinthe Rigaud, Luis XIV (1701)
Museo Nacional del Louvre
París, Francia
de los vinos y las viandas, y, claro está, la decoración y fábrica del sitio dedicado ala celebración del sacramento del matrimonio. Únicamente resta agregar los ele-mentos básicos del altar: los colores blanco y oro, a excepción del crucifijo ; lienzosdedicados a un par de ángeles de gran formato; retratos de San José y Santiago (elpatrón hispánico experto en algo que el tiempo contrajo: "Matamoros"); y unaimagen, también al óleo, de Nuestra Señora. Todo ello pintado con luminosidadargéntea, a diferencia de sus tradicionales y arquetípicos tonos tenebristas.
4. DINÁSTICO 0 DE LINAJE
Uno de los aspectos centrales del Tratado de los Pirineos residía en las legítimas ypotenciales aspiraciones de la infanta María Teresa al trono español, dada su con-dición de hija y presumible heredera de Felipe IV. Así, el astro menguante exigió
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REPRESENTACIONES POLÍTICAS APORTES
que su propia hija renunciase a sus eventuales derechos sucesorios, para lo cual la
contraparte gala demandó una compensación -delirante y fabulosa para la época-
de 500 000 escudos de oro. Monto que de no ser cubierto, franquearía el paso a
una substitución dinástica: la de los Borbones9 por los Austrias,10 inaugurada por
el duque de Anjou a la muerte de Carlos II El Hechizado.
El nieto del Rey Sol y de la hija mayor de Felipe IV respondería como soberano
al nombre de Felipe V." Inmolación simbólica de una casa nobiliaria (reinante) a
favor de otra, con quien de igual forma se mantienen lazos de tan estrechos,
concupiscentes, desafiando las tentaciones propias del incesto. ¿Estaría consciente
Felipe Iv de las implicaciones y, sobre todo, consecuencias, del hermanamiento
reiterado de los Habsburgos con los Borbones? Y, además, ¿sabría él que se trataba
de una auténtica autoesmasculación política que cancelaba el porvenir, enclaus-
trándose en una celda de nostalgia, privilegiando la precaria sobrevivencia del
presente sobre la voracidad de futuro?
De cualquier modo, tan truculenta zaga comenzó a desarrollarse a partir de losesponsales aludidos, pero sobre todo cuando la infanta mayor María Teresa, ha-biendo inquirido con "ternura y rendimiento" a su padre el soberano la autoriza-ción para pronunciar el fatídico sí nupcial, a la solicitud del obispo oficiante de laceremonia religiosa, después de brindarle la hija tres prolongadísimas reverencias,obtuvo licencia para responder afirmativamente y lograr con ello: "un colmadologro, para innumerables deseos; un amable lazo, para infinitos corazones; unadeseada paz, para dos invencibles Coronas; y una Corona, dilatada, poderosa yrica, para sus Reales sienes"."
Felipe v (1700-1724, primer reinado; 1724-1746, segundo reinado), Luis I (1724), Fer-
nando vi (1746-1759), Carlos 111 (1759-1788), Carlos IV (1788-1808), Fernando VII (1808,
primer reinado; 1813-1833, segundo reinado), Isabel 11 (1833-1868), Alfonso XII (1875-1885),
Alfonso XIII (1886-1931), Juan de Borbón, conde de Barcelona (heredero legítimo que no reinó)
y Juan Carlos 1 (1975 hasta la actualidad).
10 Juana 1 (1504-1555), Felipe 1 (1504-1506), Carlos 1 (1516-1556), Felipe 11 (1556-1598),Felipe III (1598-1621), Felipe iv (1621-1665) y Carlos 11 (1665-1700).
" Nacido en Versalles el 19 de diciembre de 1683, es el primer Borbón de la línea dinástica
española. Heredó el trono español del último descendiente de la casa de Austria en España, Carlos
II, que murió sin descendencia directa.
` Z Véase Leonardo del Castillo, op. cit., p. 212.
ARGUMENTOS • UAM-X • MÉXICO 157
L. SÁINZ LA ISLA DE LOS FAISANES
Charles Le Brun, Ceremonia de la boda de Luis XIV, Rey de Francia
y de Navarra, con la Serenísima Infanta María Teresa de Austria,
hija mayor de Felipe Iv, Rey de España, el 9 de junio del año 1660,
1665-1672, Mobilier National des Gobelins
5. HERMENÉUTICO 0 DE REINVENCIÓN DEL SENTIDO
La etiqueta palaciega aun trasladando su locación a exteriores, el tránsito de unprotocolo propio de un recinto cerrado hacia una naturaleza impostada comoescenario en la Isla de los Faisanes, es ya de suyo una representación de representa-ciones; es decir, concreta un esfuerzo comprensivo y de simbolización de distancias-proximidades: entre los monarcas, de ellos con sus cortes, de los séquitos imperialesy ayudas de cámaras, de los consortes, de los artistas encargados del fasto, comomínimas ilustraciones; pero también de sentidos-significaciones: el ascenso y eldeclive de las potencias en conflicto y en proceso de establecimiento de la confian-za, entendida como sobrevivencia si no armónica al menos ordenada; lo comparti-do y lo propio de sus culturas, esas formas de interpretación y postulación deltiempo y las circunstancias; la modelación de las costumbres; la colisión de inte-reses e intenciones; el divorcio y el roce sensual de sus pasiones, botones de mues-tra de contenidos que tienden a reproducirse y ampliarse casi sin pausa.
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REPRESENTACIONES POLÍTICAS APORTES
Uno de los aspectos centrales del Tratado de los Pirineos residía en las legíti-
masypotenciales aspiraciones de la infanta María Teresa al trono español,
dada su condición de hija y presumible heredera de Felipe N. Así, el astro
menguante exigió que su propia hija renunciase a sus eventuales derechos
sucesorios, para lo cual la contraparte gala demandó una compensación
-delirante y fabulosa para la época- de 500 000 escudos de oro. Monto
quede no ser cubierto, franquearía el paso a una substitución dinástica: la
de los Borbones por los Austrias, inaugurada por el duque de Anjou a la
muerte de Carlos II El Hechizado.
Este cúmulo de formas sufre un doble proceso de condicionamiento: el que
deriva de los propósitos específicos (fines racionales), las intenciones objetivas y
conscientes de los actores; y el que deviene de las formaciones culturales de los
sujetos, donde moran impunes los prejuicios, los intereses coyunturales de rango,
prestigio y trayectoria, los imperativos inconscientes de rivalidad y competencia,
las dimensiones de sus imaginarios, personales, étnicos, religiosos y nacionales,
por apuntar algunas aristas de prisma tan singular.Un mes después de acontecidas las ceremonias de la Isla de los Faisanes, Diego
de Velázquez expiró en Madrid, justo un viernes 6 de agosto de 1660, a las dos en
punto de la tarde. No habría tenido entonces tiempo y oportunidad suficientes
para valorar los logros de su organización y montaje; pero, más aún, por su ausen-
cia estuvo imposibilitado de entender el impacto, enorme y con ansia de posteri-
dad hasta ahora cumplida, del sentido (o los sentidos) y la significación (o las
significaciones) históricas (una de ellas, el exterminio diferido de una casa dinásti-
ca), políticas (la redistribución imperial de la geografía primero europea y después
mundial, otra más), o simbólicas (la modificación de la "moda" en el atuendo y las
maneras, la construcción de espacio y forma habitables, entre tantas). Con el triunfo
estético conquistado en el diseño y la operación de los objetivos del Pabellón, este
"pintor de pintores", en la expresión de Manet,13 emperrado en ser aceptado como
miembro de la Cofradía de Santiago, fue capaz de otorgarle un toque de esplendor
a la decadencia.
13 La expresión proviene de una carta que Edouard Manet le remitió en 1865 a su amigo
Henri Fantin -Latour. Véase Etienne Moreau-Nelaton, Manet, raconté par lui-méme, 1, París,
1926, pp.71-72.
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L. SÁINZ LA ISLA DE LOS FAISANES
Ahora bien, como los hechos impiden su reconstrucción objetiva a distancia,existe la tendencia a "congelarlos" a partir del ejercicio de la memoria, modo in-equívoco de la reconstrucción histórica vía la debilidad del recuerdo de los actoresparticipantes o de los testimonios legados, y de la formulación de conjeturas que,en ocasiones, hunden sus raíces en la búsqueda de preeminencia. Estaríamos enpresencia de un complejo y equívoco proceso: el de la donación metalógica desentido a la realidad, pensada y ya no directamente histórica, que podríamos deno-minar, a falta de mejor término, "la representación de las representaciones".
En el caso que nos entretiene, sería provechoso recuperar la "reinvención icónica"
que produjera el actor-testigo Charles LeBrun con la fábrica de un par de gobeli-
nos que rinden tributo a aquellos acontecimientos histórico-simbólicos.14 Me de-
tendré en el dedicado al encuentro entre los soberanos, única y exclusivamente
para insistir en la deformación (involuntaria o prohijada) de todo artista -todavía
más cuando pertenece a tina corte o guarda compromiso ideológico con su mece-
nas o establece relación cómplice con su patrón- quien está limitado por los datos
y las percepciones que fundan su "visión o mirada", de hecho una interpretación o
aprehensión subjetiva.
Es por ello que el autor enfatiza el brillo de la comitiva francesa, al tiempo enque impone una opacidad al séquito español, enalteciendo así a Luis XIV por enci-ma del humillado y derrotado Felipe IV. Pero, a pesar de las insinuaciones y losatisbos, en la ceremonia como representación y en la reinvención de su sentidoque genera la composición textil, la crudeza de la política -es decir los términos enverdad infamantes de la pax pirenaica- no eclipsa o substituye por completo laautonomía relativa de la ceremonia, y no puede tampoco anular sin miramientosla dignidad de quienes concurren en ese sitio de encuentro-colisión.
Sin embargo, la majestad áurea objetaría al artista la gramática de su obra,señalándole que el resultado visual mostraba un desprecio al monarca español, yaque fallaba en el intento por capturar o consignar la famosa dignidad y sobriedad
14 Uno, realizado entre 1665 y 1668, cuya leyenda dice : Encuentro de Luis XIV, Rey de Francia
y de Navarra, y de Felipe III, Rey de España, en la Isla de los Faisanes, en el año de 1660, para ratificar
la paz y para el casamiento de su muy cristiana Majestad con María Teresa de Austria, Infanta de
España; otro , hilado de 1665 a 1672, con el texto que reza: Ceremonia de la boda de Luis XIV, Rey
de Francia y de Navarra, con la Serenísima Infanta María Teresa de Austria, hija mayor de Felipe IV,
Rey de España. Como ya se ha insistido , la primera ceremonia tuvo lugar el 7 de junio de 1660 y
ratificó la firma del Tratado de los Pirineos , suscrita el 7 de noviembre de 1659 por don Luis deHaro y el cardenal Jules Mazarino ; la segunda ceremonia se celebró el 9 de junio de 1660 y ratificó
el compromiso nupcial del propio Tratado y materializó la boda que se había formalizado porpoderes el 4 de junio de ese mismo año.
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REPRESENTACIONES POLÍTICAS APORTES
Un mes después de acontecidas las ceremonias de la Isla de los Faisanes,
Diego de Velázquez expiró en Madrid. No habría tenido entonces tiempo
y oportunidad suficientes para valorar los logros de su organización y
montaje [...] estuvo imposibilitado de entender el impacto, enorme
y con ansia de posteridad hasta ahora cumplida, del sentido (o los senti-
dos) y la significación (o las significaciones) históricas (una de ellas, el
exterminio diferido de una casa dinástica), políticas (la redistribución
imperial de la geografla primero europea y después mundial, otra más),
o simbólicas (la modificación de la "moda"en el atuendo y las maneras,
la construcción de espacio y forma habitables, entre tantas).
de Felipe IV: "Vous avez peché contre la vérité de l'histoire et sacrifié la gravitéespagnole á la civilité francaise".15
De nueva cuenta se aprecia que, a pesar de las diferencias entre los Estados
nacionales, las cercanías familiares se imponen con sutileza en los modales: el
sobrino despeja toda crítica en la reivindicación de la austeridad y la distinción
del tío.'
A todo esto, la historia se construye y reinterpreta mediante el ejercicio de la
imaginación productiva del sujeto concebido como intérprete, y ya no como pro-
pusiera Herodoto, en calidad de simple espectador. ¿Con qué recursos cuenta o
está habilitado quien pondera y criba el pasado para provecho de la actualidad
política?` Con herramientas dúctiles y frágiles propensas al desvarío, la delibera-
ción racional con acuerdo a fines, la identidad parcial sujeto-objeto, la recons-
trucción conjetural de lo acaecido, el recuerdo de hechos incomprobables, la
confianza en las percepciones, la construcción interesada de las opiniones y la pre-
tensión (o ilusión) objetivante de los testimonios. Senderos que cruzan la concien-
cia y uno de sus perfiles por antonomasia, la evocación, a querer o no, atravesada
siempre por las expectativas de futuro.
15 Citado en Jonathan Brown, Velázquez, Painter and Courtier, Yale University Press, New
Haven y Londres, 1986, p. 250.
16 Descripción del gobelino: el tapiz muestra el momento en que Luis XIV y Felipe IV se disponen
a jurarse solemnemente la ejecución del Tratado y en el que la infanta va a ser entregada a su esposo.
17 Mucho tiempo después, sir John Edward Seely, quien fuera secretario de Estado Británico de
Guerra (1913-1914), afirmaría: "History is past politics; politics is present history".
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L. SÁINZ LA ISLA DE LOS FAISANES
Charles Le Brun, Encuentro de Luis XIV, Rey de Francia y de Navarra,
y de Felipe III, Rey de España, en las Isla de los Faisanes, el 7 de junio
del año 1660, para ratificar la paz y para el casamiento de su muy
cristiana Majestad con María Teresa de Austria, Infanta de España,
1665-1668, Mobilier National des Gobelins
Sin detenerse demasiado en lo hermético de su frase, G.W.F. Hegel advierteque: "La memoria es la cuerda de la que penden estrangulados los dioses griegos".De seguir el aliento de semejante joya esotérica contenida en los Escritos de Juven-tud18 del filósofo alemán, la conciencia del devenir equivaldría al fin de la eramítica. La clausura de la consideración de lo vivo y lo viviente a partir de la exis-tencia del panteón sagrado, entendida como potencia autosuficiente, inauguraríael surgimiento de una época "datable", propiamente histórica y, en consecuencia,socialmente pertinente. Así, los moradores celestiales, las divinidades, perderíansu aura mágica, esa fuerza original creacionista, gracias justo al poder evocador delsujeto: la suma de recuerdos ordenados que hacen de ellos fuerzas productivas delo real y sus manifestaciones, con la correspondiente humanización de su destino.
"Traducción de Zoltan Szankay y José María Ripalda, Fondo de Cultura Económica , México,
1998, 443 p., 3a reimpresión . El pensamiento de Hegel (1770-1831) hunde sus raíces en dos
siglos: corresponden al XVIII los apuntes más sueltos y liberadores , y al XIX los aportes especulativos
a los que debe su fama y grandeza.
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REPRESENTACIONES POLÍTICAS APORTES
A todo esto, la historia se construye y reinterpreta mediante el ejerciciode la imaginación productiva del sujeto concebido como intérprete, yya no como propusiera Herodoto, en calidad de simple espectador. ¿Conqué recursos cuenta o está habilitado quien pondera y criba el pasadopara provecho de la actualidad política?
Porque los seres humanos tienen orígenes es que gozan de memoria, lo quesignifica que responden a un proceso de configuración histórica, si bien no lineal,pues no todo pasado funciona como prefiguración. Ese tránsito del afuera haciaun dentro representa una vasta empresa de apropiación y transformación de larealidad (en su doble dimensión de idea subjetiva concretizable y de objeto sus-ceptible a la intervención del sujeto), que define al ser humano en calidad de ejede vertebración formal y de comprensión.
Y al contar con ella, con la memoria, disponen o se adueñan de la materia
prima del establecimiento de una realidad reconocible como propia: el tiempo, la
dimensión subjetiva que muta un universo objetivo en un ser allí (Dasein) dis-
puesto y apetecible, que se ofrece a las necesidades y a los deseos de quien ejerce
tan poderosa arma, esa empeñada en combatir el olvido para perseverar en lo que
literalmente somos: hacedores de historia, fabricantes de materialidad colectiva,
enunciantes de un mundo compuesto por un sinfín de texturas intersubjetivas
que remite al mismo sujeto individual o plural.
La identidad del sujeto estaría ceñida a sus capacidades expresivas, a la posibi-lidad de transformar su voluntad en imperium mundi, dotando de contenido espe-cífico a las acciones, concebidas como compromisos prácticos. Empero, estefenómeno de existencia precisa del reconocimiento de alguien más, de un "otro",alteridad objetivante, que opere como garante del itinerario fundacional de unyo que sólo puede entenderse como relacional. Somos entidades autoconscientes'9que, para serlo, demandan y requieren ser reconocidas como tales por otrospostulantes semejantes que sirvan de mediaciones de nuestra constitución óntico-histórica.
Tal intercambio simbólico, el entablado por seres que adquieren ese estatuto,cuando están dispuestos a mirarse en el espejo del prójimo y a encontrarse en la
" G.W.F. Hegel, Fenomenología del espíritu (1807), México, Fondo de Cultura Económica,
1966, 485 p., la edición, traducción de Wenceslao Roces y Ricardo Guerra.
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L. SÁINZ LA ISLA DE LOS FAISANES
fragilidad cualitativa del ser interlocutores, funda las nociones de "sujeto expansi-vo", hacedor de historia y de "tiempo potencial", la posibilidad construible de larealidad social. Sin embargo, el yo relacional y el escenario materializable evadenel automatismo; están limitados por eso que algunos denominan "albedrío", otros"azar", unos más "circunstancias objetivas"; lo que genera o plantea un problemadifícil de solventar o zanjar: la voluntad no deviene inevitablemente realidad, pre-cisa de mediaciones y condiciones que permitan y tornen factible dicha reconversión.
Y así entre uno y otro polo se inserta la dimensión de los intereses de los acto-
res, no siempre armonizables entre sí, amén de la acotación que de sus vocaciones
impone el resto social. Esos "otros" que también participan en la identificación,
modificación o conservación del o los escenarios en los que se autentifican los
destinos. Por si fuera poco se yerguen, inexpugnables en ocasiones, formas de
simbolización, mecanismos de interpretación y dispositivos de calificación de lasconductas (individuales y/o colectivas) y los procesos sociales y, sobre todo, de
las intenciones de los sujetos o los grupos que pueden o suelen remitir a modelos
valorativos distintos a los de quienes pretenden establecer las condiciones de posi-bilidad de su telos en la historia.
Hasta aquí se consignan algunos rasgos, estructurales y particulares, perma-nentes y pasajeros, del modo en que interactúan el sujeto y su derredor animado,
de las modalidades en que se influyen recíprocamente las acumulaciones históri-
cas de saberes y prácticas con las postulaciones de estados del ser en el mundo.
¿Por qué detenernos en lo que, en apariencia, esboza la geografía de una digre-sión? Pues porque el tema motivo de estas líneas se mueve, sin orden ni concierto,de lo general a lo particular: de la vastedad del imperio a lo reducido de la corte;del mundo de las razones al ámbito de los deseos: de las alianzas geopolíticas a lossujetos que rehúsan su condición efectiva, pretendiendo ser seres distintos, conotras vocaciones: un monarca que se pretende humanista, coleccionista de arteaficionado a los tablados madrileños, Felipe IV, y un pintor que se quiere funcio-nario de palacio, Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, afanado en ingresar a laOrden de Santiago20 negando su condición de artista.
20 Esta orden militar castellano-leonesa data su fundación en el año 1158, bajo el reinado de
Alfonso VIII. Determinados documentos pretenden unir la fundación de la Orden de Santiago a
la victoria de Clavino. Aun cuando el rey Ramiro I fundara una hermandad bajo la advocación del
patrón de España, mal podía tener por objeto defender a los peregrinos si los cofrades tan sólo eran
trece, en memoria de jesucristo y sus Apóstoles. Varios autores datan la fundación a comienzos del
reinado de Fernando I, pero fue bajo el de Alfonso VIII de Castilla. Véase Caballero García deMedrano, Reglay establecimiento de la Caballería de Santiago del Espada, Madrid, Lex Nova, ediciónfacsímil del original impreso en Valladolid en 1603, 1991, 448 p., primera edición moderna.
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Y sin embargo, tan esquivo personaje capaz de inventarse a sí mismo con un
atrevimiento radical para la época, se afanó en establecer su destino con el simple
ejercicio de su voluntad y sí libró los trámites para formalizar su condición creado-
ra ante el que terminaría siendo -a querer o no- su gremio. Así contamos con su
Carta de examen como pintor:`
En la ciudad de Sevilla. a catorce días del mes de marzo de mil y seiscientosdiez y siete años, ante Francisco Pacheco y Juan de Uceda maestros del arte de lapintura de imaginería de esta ciudad de Sevilla, alcaldes veedores del dicho artede esta dicha ciudad confirmados por los Señores alcaldes del crimen de la Realaudiencia de esta dicha ciudad y en presencia de mí Pedro del Carpio escribanopúblico y familiar del Santo oficio de la Inquisición de esta dicha ciudad y delos testigos y uso escritos compareció presente Diego Velázquez de Silva pintorde imaginería vecino de esta dicha ciudad en la colación de San Vicente y dijoque él ha aprendido el dicho arte de píntor en esta ciudad con maestros exami-nados como consta y pareció por las obras que hizo con sus manos ante losdichos alcaldes y razones suficientes que dió a todas las preguntas que le hicie-ron en las cosas que serán declaradas; así les pidió le diesen carta de examen encumplida forma y le diesen licencia para usar el dicho su arte así en esta ciudadde Sevilla como en otras cualesquiera partes y lugares de los reinos y señoríos desu magestad que quisiese y luego los dichos alcaldes veedores del dicho artedijeron que ellos habían examinado al dicho Diego Velázquez de Silva de maes-tro pintor de imaginería y óleo v todo lo a ello anexo y perteneciente y lohallaron hábil y suficiente como constó de las obras que de ello hizo en supresencia y razones suficientes que dió a todo lo que le preguntaron y a lasrepreguntas que le hicieron y así le mandaban e mandaron que haga el jura-mento y solemnidad que se requiere que hecho esto están prestos de dar sucarta examen y licencia de lo susodicho y luego el dicho Diego Velázquez deSilva en cumplimiento de lo mandado por los dichos alcaldes veedores dijo quejuraba y juró a Dios y a la cruz en forma derecho, que usará bien y fielmente deldicho arte y guardará las ordenanzas que los maestros tienen en esta ciudad yno irá contra ellas, so las penas en ellas contenidas y para ello obligó su persona
Z' Archivo Histórico Provincial de Sevilla. Sección de Protocolos Notariales de Sevilla. Oficio 4.Pedro del Carpio. 1617. Libro II, fols. 85, vto 86 y 86 vto. Véase Varia Velazqueña , homenaje aVelázquez en el tercer centenario de su muerte, Madrid, Ministerio de Educación Nacional, Dirección
General de Bellas Artes , 1960, t. II, p. 217 (para facilidad del lector he modernizado la ortografíadel documento).
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L. SÁINZ LA ISLA DE LOS FAISANES
y bienes habidos y por haber y dió poder cumplido a las justicias de su magestad
para que a ello le apremien como por sentencia pasada en cosa juzgada y renun-
ció las leyes de su favor y la general del derecho, y luego los dichos alcaldes
veedores dijeron que en cuanto podían y de derecho había lugar, daban y die-
ron por examinado al dicho Diego Velázquez de Silva del dicho arte de pintor
de lo que está declarado y le daban y dieron licencia y facultad para que pueda
usar y use del dicho arte en esta dicha ciudad y en otras cualesquiera partes
y lugares de los reinos y señoríos y poner y tener tienda pública y oficiales y
aprendices del dicho arte como cualquier maestro examinado de él libremente,
y pidieron y suplicaron a cualesquier jueces y justicias y otras personas ante
quien la presente carta de examen y licencia pareciera dejen y consientan usar al
dicho Diego Velázquez el dicho su arte y en ello y en la tienda que pusiere no le
pongan embargo ni impedimento alguno atento como dicho es lo han exami-
nado y es hábil y suficiente de ello y pidieron á mí el dicho escribano público
le dé por testimonio un traslado de esta carta de examen a Diego Velazquez y
yo el dicho escribano público de su pedimento df el presente testimonio que es
hecho en el dicho día y mes y año dichos y lo firmaron de sus nombres en el
registro, a los cuales Yo el presente escribano público doy fe que conozco. Tes-
tigos Melchor de Morales y Diego Antonio de Herrera escribanos de Sevilla.
-Francisco Pacheco (rubricado). -Juan de Uceda (rubricado). -Diego Velázquez
de Silva (rubricado). -Melchor Mórales escribano de Sevilla (rubricado). -Diego
Antonio de Herrera, escribano de Sevilla (rubricado). -Pedro del Carpio, escri-
bano público (signado y rubricado).
El documento no precisa de mayores explicaciones y tampoco deja lugar a inter-
pretaciones o dudas; demuestra palmaria y fehacientemente lo que todos ya sabía-
mos: Velázquez sí era un pintor y gozaba de patente oficial. En el último de sus
folios (86 vt°) se aprecia con claridad su firma al calce del lado derecho.
El episodio de ennoblecimiento del artista andaluz revela la dificultad del as-censo social y el prejuicio hispánicos en materia de reconocimiento: primero, comocristiano viejo, eludiendo todo rastro de condición incierta, descender de marra-nos judaizantes; segundo, como hidalgo noble, demostrando que, por generacio-nes, no se ha ganado el sustento con labores envilecidas, el trabajo campesino oartesanal, tipología en la que se insertaba la actividad pictórica; tercero, superandola prueba de los testigos de cargo en el proceso de defensa de la genealogía ycondición social del candidato a ingresar a la Orden mencionada.
Dos intervenciones papales favorecedoras de dispensas, el respaldo irrestrictodel Habsburgo y la "solidez y coherencia" de 148 entrevistas a personas conocedo-
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REPRESENTACIONES POLÍTICAS APORTES
ras de él y su familia, sobresaliendo las realizadas a un sinfín de artistas "cómpli-ces" quienes al apoyar al pincel sevillano también se reposicionaban social ypatrimonialmente, le permitieron, a fin de cuentas, ataviarse con la cruz roja delapóstol a partir del 28 de noviembre de 1659, poco antes de su muerte. Y no eshonra menor adquirir esta calidad en un mundo, la sociedad cortesana del sigloXVII, definido como de "entendimiento pensante",22 que desconfía todavía de losartistas, considerándolos hagiógrafos o artesanos.
De tal modo que la leyenda narra y sostiene que su presencia en Las Meninas
(1656), quizá la obra más enigmática en sentido, óptica y disposición de las que
pintara Velázquez, un cuadro dentro de un cuadro, fue alterada por la interven-
ción del propio Felipe IV, guiado de la mano del esclavo pintor Juan de Pareja, para
incorporar el símbolo de la Orden de Santiago, la cruz encendida carmesí, en el
paño negro que cubre el pecho de su autor como homenaje luctuoso a su grande-
za, y en un típico gesto barroco de amistad amorosa del monarca.
22 G.W.F. Hegel, Lecciones sobre la historia de la filosofía (1833), t. III, México, Fondo de
Cultura Económica , 1981, p . 252, traducción de Wenceslao Roces.
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Autorretrato (1643)
Galleria degli Uffizi, Florencia , Italia
Felipe IV en armadura (c. 1628);
Museo del Prado, Madrid, España
elipe IV en Fraga (1644)
'he Frick Collection, Nueva York, Estados Unidos
Autorretrato (c. 1640)
Museo de Bellas Artes de San Pío V,
Valencia, España