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La Nueva España

Domingo, 23 de diciembre de 2012

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✒ Andrés Montes

A un currículum ya extenso, Mauro F. Gui-llén, leonés de 46 años, economista por laUniversidad de Oviedo y sociólogo por la deYale, añade ahora otra publicación. Su libro«Una nueva época. Los grandes retos delsiglo XXI» (Galaxia Gutenberg) escrito encolaboración con el también economista Emi-lio Ontiveros, traza un panorama de lo que senos avecina y anticipa un futuro marcado porla incertidumbre. Este siglo tiene ya, pese asus pocos años, «una personalidad marcada yúnica», según ambos autores. Habrá volatili-dad en lo financiero y lo político, traslación delos grandes ejes económicos y países emer-gentes que tomarán el relevo de una Europavieja, en lo histórico pero también en lodemográfico, y cuyo ciclo hegemónico se estácerrando ahora. Pese a estas previsiones,«Una nueva época» no es una de esas predic-ciones del apocalipsis económico que tantohan proliferado al calor de la crisis, sino unestudio de prospectiva que pivota sobre elconocimiento de los cambios de la economíay de las relaciones que tejen ese mundo endesarrollo.

Mauro F. Guillén, director del Lauder Insti-tute de la Wharton School de la Universidadde Pensilvania, asistió días atrás en Oviedo ala entrega del premio «Fundación BancoHerrero» para jóvenes investigadores –galar-dón que él mismo obtuvo en 2005– al tambiéneconomista y sociólogo Emilio J. Castilla.

–La nueva época que perfila en el librodel que es coautor junto con Emilio Ontive-ros se caracteriza por la complejidad y laincertidumbre. ¿Vamos a vivir con mayo-res inseguridades?

–En efecto. El siglo XXI se caracteriza yapor una volatilidad sin precedentes: financie-ra, política, social y geopolítica. Los merca-dos no se calman; los gobiernos caen; losmovimientos de protesta se multiplican; y enalgunas zonas del mundo se producen fenó-menos como la “primavera árabe”, que toda-vía no ha terminado.

–Considera que no estamos preparadospara los cambios que se avecinan ¿Nuestromayor problema consiste en asumir quenada volverá a ser como antes?

–El mundo predecible de 1980 o 1990 esalgo del pasado. Nos engañamos si pensamosque podemos volver a esa situación. Elmundo ha cambiado, sobre todo por el ascen-so de los países emergentes…

–¿El proceso en el que estamos inmersosen España nos impide ver la profundidadde esas variaciones de tendencia que nosabocan a una nueva época?

–España es un microcosmos de Europa.

Europa es un continente cansado, que agoni-za, que no tiene sentido del rumbo a tomar.Tenemos un déficit de liderazgo…. Los pro-blemas se acumulan: deuda, desempleo, enve-jecimiento, falta de innovación…

–¿El auge imparable de los países emer-gentes será la puntilla a nuestra economía?

–No necesariamente. En la economía glo-bal se produce constantemente una especiali-zación. Lo que tendríamos que hacer es espe-cializarnos en cosas que podamos hacermejor que los emergentes.

–¿Qué ventajas tienen las economías clá-sicas respecto a las emergentes a la hora decompetir?

–Las economías de Europa y EE UU pue-den seguir compitiendo en tecnología, cono-cimiento y sofisticación (bienes de lujo, porejemplo). Pero países como China e Indiapodrán también competir de esa manera en elfuturo cercano. No queda otra alternativa quereducir costes y seguir innovando. Las doscosas son necesarias.

–¿Ni siquiera nos queda ya el consuelode la mayor estabilidad de occidente comogarantía de la actividad económica?

–Europa y EE UU son de momento unoasis geopolítico, pero su tranquilidad depen-de de lo que ocurra en otras partes del mundopuesto que son economías integradas en elcomercio y la inversión internacionales.Nadie se puede aislar.

–¿La pérdida de peso económico deEuropa influye en la estrategia alemanaque, en demasiadas ocasiones, pareceorientada a liberarse de algunos de sussocios para reorientarse hacia esas nuevaspotencias?

–Alemania es un país complejo y muyimportante en Europa y el mundo. Pero tam-bién es un país que titubea a la hora de ejercerliderazgo. Necesita aprender a liderar unaEuropa más competitiva. De momento no loha hecho, sino que insiste en recetas que pare-cen no funcionar.

–Además tenemos un problema añadi-do: la vieja Europa lo es también en térmi-nos de población.

–Efectivamente. Es la zona del mundo másafectada (salvo Japón). Y nos va a hacermucho daño.

–Si en Europa la inversión de la pirámi-de poblacional es un problema grave, ¿quénos puede decir de Asturias, que estamos ala cabeza en ese proceso de envejecimientode la población?

–Europa será más pequeña en términosdemográficos y lo mismo pasará con Españay con Asturias. No tiene nada de malo una vezque la fase transitoria se culmine. Pero el pro-blema es ahora, en un momento en el quepocos jóvenes van a tener que pagar las pen-siones de muchos mayores. Hay que buscarfórmulas para que los mayores sigan siendoproductivos y puedan contribuir a realizar esatransición hacia una población de menortamaño.

–Las multinacionales de los mercadosemergentes reescriben, según ustedes, lasreglas de la competencia y triunfan sinrecurrir a elementos clásicos como lamejora de la tecnología. ¿En qué consistenesas nuevas normas que rigen la lucha eco-nómica?

–Es básicamente innovar no solamente entecnología sino también en creatividad, ejecu-ción (o implementación) y recombinación derecursos y de fortalezas. Empresas comoHaier, Bimbo, Embraer o Tata nos están mos-trando cómo ser muy competitivos sin tenertodas las bazas en la mano. El truco consisteen buscar soluciones sencillas para competirglobalmente.

–La competencia por los recursos natu-

rales se endurecerá, según sus previsiones,y afectará a los alimentos. Esto parece con-tradictorio con el hecho de que hoy este-mos en mejores condiciones que nunca deatender la demanda alimentaria de lapoblación.

–Es cierto que la llamada revolución verdede los años setenta aumentó la productividad.Pero en estos momentos se da un crecimientopoblacional todavía rápido en África y el surde Asia, y además la nueva clase media en lospaíses emergentes quiere comprar otro tipo dealimentos que requieren más energía y mástransformación. Además, el cambio climáticoprobablemente afecte a la productividad en laagricultura. Nuevamente vemos que haymuchas variables y muchas incógnitas. Losorganismos internacionales prevén que losprecios de los alimentos se dupliquen entrehoy y el año 2025. Esto significa que los paí-ses y las capas sociales más pobres van a

Barrer para casaMauro F. GuillénEconomista y sociólogo, director del Lauder Institute de la Wharton Schoolde la Universidad de Pensilvania

«Europa es un continente cansado, que agoniza, que no tiene sentidodel rumbo a tomar» ● «Tenemos que especializarnos en cosasque podamos hacer mejor que las economías emergentes»

«Este siglo se caracteriza por unavolatilidad sin precedentes en loeconómico, lo político y lo social»

❜❜Alemania necesitaaprender a lideraruna Europa máscompetitiva

El mundo predeciblede 1980 a 1990 esalgo del pasado.Nos engañamos sipensamos que podemosvolver a esa situación

Mauro F. Guillén, en la sede del Banco Herrero, en

La Nueva España

Domingo, 23 de diciembre de 2012

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sufrir mucho, y esto seguramente agravará lavolatilidad geopolítica.

–La demanda energética de los paísesemergentes ha acelerado el deterioro delmedio ambiente y puede convertir el cam-bio climático en un proceso irreversible.¿Seremos capaces de convencerlos de quesu crecimiento no puede sustentarse sobrelos mismos errores que nosotros ya cometi-mos?

–Dependemos de EE UU, China e India. Siesos tres países cambian su actitud con res-pecto al calentamiento global, entoncespodremos solucionarlo a tiempo. De lo con-trario, vamos a entrar en una fase crítica muypronto.

–Ustedes anuncian que el futuro traerámenos pobreza pero más desigualdad¿Están anticipando la extinción de las cla-ses medias?

–Al contrario. El crecimiento de las econo-

mías emergentes está reduciendo el númerode personas por debajo del umbral de lapobreza. Pero al mismo tiempo está creciendola desigualdad, con importantes consecuen-cias. Lo positivo radica en que la clase mediaen países como China, India o Brasil continúacreciendo. Pero la distancia con los más ricos,se agranda.

–Una de las consecuencias más gravesde la crisis actual es que está deteriorandola democracia de una forma severa al pro-vocar que sectores crecientes de la pobla-ción se cuestionen incluso la legitimidadde gobiernos que no les dan amparo. Atenor de su análisis, no parece que vaya-mos hacia una desactivación de esabomba política.

–El siglo XX fue la centuria en la que triun-fó la democracia ante los retos del fascismo ydel comunismo. En el siglo XXI esperemosque China y los países árabes también se

democraticen. Pero el reto está en los paísesque ya son democráticos, donde la credibili-dad de los políticos y de los partidos políticosva en descenso. Es muy importante restable-cer esa legitimidad.

–El panorama que dibujan no resultamuy esperanzador para un europeo. Algu-no lamentará quizá que la profecía del findel mundo no se haya cumplido.

–Europa ha sido el continente dominantedurante cuatrocientos años. Ha sido un perío-do anómalo, dado que una parte muy peque-ña del mundo dominó económicamente y cul-turalmente. Ahora estamos regresando a lasituación normal anterior al ascenso de Euro-pa, al tiempo en el que la India y China erangrandes civilizaciones. Esto no quiere decirque en Europa y en EE UU vayamos a vivirmal. Lo que quiere decir es que en el año2080 o en el 2090 ya no seremos las grandespotencias globales.

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Hay que buscarfórmulas para que losmayores sigan siendoproductivos y puedancontribuir a realizarla transición haciauna población demenor tamaño

Oviedo.