Curso de espirirtualidad católica 1a parte

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Curso de Espiritualidad Católica basado en la obra de Jose María Iraburo y Jose Rivera, Ed. Gratis Date

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Curso de Formación Católica1ª Sesión La Devoción al Creador

Basado en la obraSíntesis de espiritualidad católica

por José Rivera y José María IraburuFundación GRATIS DATE

Pamplona 2003, 6ª edición

Curso preparado por Alfonso F. Castañeda Carranza

La contemplación del mundo creado es el fundamento de la religiosidad del

hombre

La devoción al Creador

• La inmensidad de la creación es un reflejo formidable de la infinitud del Creador.

• Toda la creación, pero especialmente el mundo de las criaturas con vida, abunda en enigmas insolubles.

• Ante la grandeza del Creador, revelada en las criaturas, el hombre no puede menos de «enmudecer» doblegándose en la adoración más rendida (Job 40,3-5;42,1-6).

• La Creación es misteriosa: refleja en sí misma el esplendor inefable del Misterio eterno trinitario

• Dios es el «Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible»: todos los seres han sido producidos por él de la nada

El artífice

• Padre, Hijo y Espíritu Santo son «un solo principio de todas las cosas», espirituales y corporales, angélicas y mundanas por su inteligencia y por su voluntad

• Dios Padre ha hecho la creación por su Verbo, que es el Hijo, y por su Amor, que es el Espíritu Santo

• Dios, sin coacción de nada ni de nadie, pudo crear o no crear, pudo crear este mundo u otro diverso. Y quiso crear este mundo para poder comunicar a las criaturas, que no existían, algo de su ser, de su bondad, de su hermosura y de su vida

• No ama Dios las cosas porque existen, sino que las cosas existen «porque» Dios las ama.

• Sab 11,25-26

Creador del HombreDios creó al hombre en el «día sexto» como

culmen de su obra creativa, y partiendo ya de algo creado –un muñeco de tierra, un antropoide, es lo mismo–.

A esta criatura preexistente, anteriormente creada, el Señor «le inspiró en el rostro aliento de vida, y fue así el hombre ser animado»

Criatura espiritual, «imagen» de su CreadorMás aún, Dios mismo es «el Creador en

cada hombre del alma espiritual e inmortal»

(Gén 2,7; 1,27)(Sal 8)

Jesucristo como vértice de todala creación

• El es la imagen perfecta de Dios, a quien revela, y él es la imagen perfecta del hombre, a quien también revela

• Él es el esplendor de la gloria [del Padre] y la imagen de su substancia, y el que con su poderosa palabra sustenta todas las cosas»

• (Col 1,15)

Jesucristo es la norma inteligentede todo lo creado

• Desde la geometría armoniosa de las galaxias hasta la organización interna de una célula –perfecta en su estructura, su finalismo, su información genética–, todo está transido por la misteriosa sabiduría del Creador

• Sir 23,29• Col 1,16-17

• El cristiano conoce la bondad del mundo creado: Ama sinceramente a toda la creación, participando así de los mismos sentimientos del Padre celestial. (Gén 1, 31) Vs. pesimismo ontológico sobre el mundo

• Un vínculo profundo y necesario une al Creador y la criatura. Las cosas «son» criaturas de Dios: ésta es su identidad más profunda. Sin él, la criatura cae en la nada, pues no tiene en sí misma la razón de su ser.

El mundo no es un montón informe de criaturas, en el que todas serían iguales y meramente yuxtapuestas

… sino un todo orgánicamente unido, con partes siempre desiguales y complementarias

Principio de orden social

Y así como las criaturas no-libres obedecen a Dios necesariamente –el agua, los astros, las plantas–, y en esa obediencia hallan su propio bien,

Así también las criaturas libres, los hombres, hallan su bien obedeciendo en todo al Autor divino y a todas las autoridades por él constituidas

La desigualdad

• En las sociedades humanas habrá que distinguir desigualdades justas, procedentes de Dios, conformes a la naturaleza, y desigualdades injustas, nacidas de la maldad de los hombres

Lecturas Bíblicas

1. Is 45,11-122. Is 45,18; 46; 48,12-13; 3. +2 Mac 7,28-294. Mt 13,35; Mc 10,6; 13,19; Lc 11,50; Jn 17,245. Heb 1,10; +Hch 4,24; 14,15; 17,24; Ef 3,9;6. Col 1,167. Ap 14,7; +4,11

Espiritualidad de San Ignacio de Loyola

San Ignacio de Loyola ve a Dios como Redentor, pero también como Creador; y por eso quiere que contemplemos siempre

«cómo Dios habita en las criaturas, en los elementos dando ser, en las plantas vegetando, en los animales sintiendo, en los hombres dando

entendimiento; y así en mí dándome ser, animando, sintiendo y haciéndome entender; así mismo haciendo templo de mí, siendo creado a

semejanza e imagen de su divina majestad»

La disminución de la devoción al Creador

• Es una de las enfermedades más graves del cristianismo actual. • Las criaturas son vistas con ojos paganos, como si subsistieran por sí

mismas. Esto, según las personas y circunstancias, lleva a la angustia, a la aridez espiritual, al consumismo ávido...

• Si los creyentes antiguos, cuando tan poco conocían del mundo creado, se extasiaban alabando al Creador, ¿con qué entusiasmo habremos de cantar al Creador nosotros, que conocemos como nunca las maravillas del mundo visible?

• Jamás el hombre había logrado un tan grande dominio sobre el mundo; nunca había poseído tantas, tan preciosas y variadas criaturas

Espiritualidad creacional

• El amor al Creador es un rasgo fundamental de la espiritualidad cristiana

• La admiración gozosa ante la creación, que canta incesantemente la gloria de Dios. Y no debemos permitir que la pena predomine sobre el gozo

• Contemplar la presencia de Dios en sus criaturas

“La hermosura misma del universo es como un gran libro: contempla, examina, lee lo que hay arriba y abajo. No hizo Dios, para que le

conocieras, letras de tinta, sino que puso ante tus ojos las criaturas que hizo. ¿A qué buscas testimonio más elocuente? El cielo y la tierra

te gritan: Somos hechura de Dios”

Lecturas

(Sal 8,7)(Mt 28,18)(Heb 1,2)(1Cor 3 ,23 ).

Finalmente

• El horror al pecado surge de ver que por él nos entregamos a las criaturas, despreciando a su Creador.

• Es un abismo insondable de culpa y miseria en el que se hunden los pecadores: «Adoraron y sirvieron a la criatura en vez de al Creador. ¡Bendito él por siempre! Amén» (Rm 1,25).