Post on 19-Sep-2018
CUERPO B
Cuerpo B
Carátula
Índice
Introducción
Desarrollo del informe: capítulos con la estructura narrativa indicada
Conclusiones personales
Bibliografía (citada según normas APA, ver ejemplo en esta guía)
TRABAJO PRÁCTICO FINAL
Título: Sombras de París
Autor: Jahel Salazar
Dedicatoria:
Para la persona que me inspiró y me enseñó el verdadero valor de un sentimiento, que
muchas veces es expresada en su máxima expresión, ya sea en música, escritura o
pintura; más allá de eso, el valor de un sentimiento que une a dos corazones. Para
Hugo Ortiz.
Agradecimientos:
A todas esas personas que han entrado a mi vida a dejarme una enseñanza, porque
gracias a ellas soy lo que soy ahora.
Prólogo:
El propósito de este libro es demostrar que existen personas que llegan a tu vida
hacerte vibrar y sentir, por más corta que haya sido su permanencia.
Índice
1. PRIMER DÍA EN PARÍS ____________________________________________01
2. ILUSIONES ROTAS _______________________________________________02
3. PARÍS, LA CIUDAD DEL AMOR ______________________________________03
4. CALMA ________________________________________________________04
5. BESO DE NOCHE INFINITA _________________________________________05
6. CHIQUILLA BRIBONA _____________________________________________11
7. LLEGASTE JUSTO A TIEMPO________________________________________15
8. GLOSARIO _____________________________________________________17
9. COLOFÓN _____________________________________________________18
10. CONCLUSIONES PERSONALES ______________________________________19
11. BIBLIOGRAFÍA __________________________________________________20
1
Primer día en París
Capítulo I
El cabello largo le molestaba, los largos mechones azabaches1 se
interponían entre su mirada frenética que se perdía entre la multitud del
aeropuerto de Charles de Gaulle en París. A pesar de su corta edad, su
aspecto físico parecía mayor al de las chicas de dieciséis años de su ciudad
natal. Su piel bronceada, parecida al color que toma la canela al ser bañada
por el sol2, resaltaba entre los rostros pálidos que deambulaban a su
alrededor, tenía unos labios hermosos y delineados, manchados con rubor
carmesí, otorgándole un aspecto serio y sensual.
La emoción inicial de pisar otra tierra lejana a la suya se convirtió en
preocupación en el instante en que con los ojos entrecerrados como dos
medias lunas intentaban descifrar los letreros que tenía al frente. La
centellante mirada obscurecida por el color ónix de sus pupilas se apagaba a
medida que el tiempo transcurría y el aeropuerto se vaciaba y renovaba con
nuevas caras que atiborradas de expresiones lloraban, reían, se aferraban a
todo lo que sentían.
A lo lejos le llamó la atención una pareja que sonreía y se abrazaba tan
fuerte que pensó que ninguna persona o cosa sería capaz de destruir esa
unión. Los cuerpos de aquella pareja parecían estar hechos a la medida,
encajaban a la perfección, como dos piezas de rompecabezas talladas en
cada momento que los dos compartieron.
1 Azabaches: color negro brillante
2 Metáfora
2
Ilusiones rotas
Capítulo II
Eso le hizo pensar en lo extraño que es el amor y en lo único y especial que
es cada corazón cuando siente por primera vez. De repente, las lágrimas
inundaron sus ojos, una extraña sensación invadió su ser, su corazón se
agitó y su mente empezó a soñar y a desear en algún día encajar en otros
brazos y en otros besos, anhelaba ser parte de un todo con nombre de
hombre.
Los minutos se volvieron horas entre sueños y deseos, hasta que el sonido
nulo de la estancia de espera del aeropuerto la devolvió a la realidad. No se
había movido del asiento en donde esperaba a que la vinieran a recoger
desde hace más de dos horas, así que se levantó y empezó a caminar en
círculos alrededor de su maleta rosada. El aeropuerto era gigante, se
apreciaban tiendas con coloridos anuncios por doquier, hacía frío y la mayor
parte de sillas de espera estaban vacías.
Estaba asustada, en medio de un país que no conocía y lejos de su hogar; le
molestaba sentirse angustiada, era la primera vez en toda su vida que se
hallaba perdida y sin opciones.
No sabía a donde ir ni a quién recurrir, tenía miedo al abandono que sentía.
Fue ese miedo lo que la impulsó a levantarse de la silla fría de metal e ir por
un guardia que hacía su ronda por el salón de espera.
Con un francés poco fluido y algo atrancado, preguntó la dirección de algún
hotel de la zona y la estación más cercana de taxis. El guardia, quien
entendiendo la situación de Saleth, le escribió en una servilleta arrugada la
dirección del hotel y la acompañó hasta la estación de taxis;
afortunadamente, la joven tenía unos cuantos euros para pagar el taxi y una
tarjeta de crédito provista por su padre para ser utilizada solo en casos
emergentes.
3
París, la ciudad del amor
Capítulo III
El viaje fue rápido, las calles estaban repletas de autos con personas que
iban y venían agitadas por la apresurada vida que llevaban; en las aceras la
gente deambulaba impresionada por los enormes anuncios de las tiendas de
ropa de marca y por las grandes pantallas que, empotradas en los enormes
edificios, anunciaban los espectáculos culturales y uno que otro sponsor3
publicitario de la gran ciudad.
A lo lejos se podía ver una gran edificación, en forma de “A” iluminada y
bellamente adornada, era la Torre Eiffel. El monumento insignia de París era
impresionante, la construcción de la misma parecía salida de un cuento de
hadas, en donde la fantasía cobra vida y lo extraordinario se vive a diario. El
juego de luces que adornaban la misma le dotaban de un aspecto vivaz, casi
se podría decir que aquella mágica edificación tenía vida.
Sin notarlo, él taxi arribó al hotel, el chofer le ayudó a bajar sus maletas del
auto y se marchó. El edificio era algo antiguo, pero tenía una bonita
fachada4, se extendía por toda una cuadra y era alto; al ingresar percibió un
aire cálido y se fascinó por el candelabro antiguo que colgaba sobre la
estancia principal, el lugar estaba bien arreglado y los jarrones con rosas
blancas y girasoles adornaban sus alrededores.
La pintura rojo pálido de las paredes y los altos arcos con estatuas le
brindaban al lugar un aspecto de nobleza, el piso era de mármol con figuras
incrustadas, las luces eran suaves, ni tan opacas ni tan estridentes5, todo
parecía haber sido bien cuidado; al instante la servidumbre se le acercó para
ayudar con el equipaje y una asistente que por suerte hablaba español le
ayudó con el pago del hotel.
3 Sponsor: patrocinador.
4 Fachada: Parte o cara visible de los muros exteriores de un edificio.
5 Estridentes: Sonido agudo, desapacible y chirriante
4
Calma
Capítulo IV
Una vez en la habitación llamó a sus padres. La voz cálida de su madre la
reconfortó de inmediato, le contó lo sucedido y le pidió que se comunicara
con la agencia de intercambios. Su madre prometió que lo haría a la mañana
siguiente, mientras tanto le aconsejo que disipara su mente sin alejarse
mucho del hotel en el que se hospedaba, dejó que los pensamientos turbios
abandonaran su mente y se recostó un rato en la cómoda cama.
Respiró profundo, intentando sentirse aliviada; tomó sus mejores prendas y
salió de su habitación, tenía la intención de salir del hotel, pero se sintió
insegura y procuró no tentar más al destino, así que mejor decidió recorrer el
hotel en el que se encontraba. Tomó el ascensor y se dirigió hacia el último
piso del hotel Auverge de Jeunesse6. Por lo general era un hotel para gente
joven, así que espero encontrar a más personas de su edad en el edificio.
Al salir observó un largo pasillo que se dirigía hacia la terraza, en donde
había unas mesitas y unas cuantas masetas con árboles plantados, pero lo
que más le llamó la atención fue la noche limpia y centellante que exhibía
una luna gigante resplandeciente, pintando la ciudad de plateado. El frío no
significaba ningún problema ante la magnificencia de tal paisaje adornado
con el monumento singular de París.
Se recostó en el suelo de tejuelo7, con la mirada fija en el cielo, las estrellas
parecían formar figuras mágicas que le recordaban su infancia y una que
otra caricatura de los diarios dominicales de su ciudad natal, casi podía
percibir el aroma de la hierba mojada del jardín trasero de su casa a las
afueras de Quito8.
6 Auberge de jeunesse: alojamiento turístico económico para jóvenes en París.
7 Tejuelo: Piso de arcilla artesanal de ladrillo.
8 Quito: es la capital de la República de Ecuador.
5
Beso de noche infinita
CAPÍTULO V
Un crujido la despertó de sus ensoñaciones, con los ojos abiertos como dos
faros observó con detenimiento cada lugar de la terraza, las pequeñas
macetas de frondosos árboles no le permitían divisar con claridad las
sombras que se escondían en la oscuridad. Con cautela se levantó del suelo
y se acercó hacia la esquina de donde el ruido provenía.
Entre las plantas que adornaban el lugar, vió la disminuida sombra de un
hombre sentado sobre el barandal de metal adornado, al borde del abismo,
con los hombros caídos y la cabeza baja. Se acercó mientras su corazón se
oprimía en su pecho, con una voz delicada y algo ahogada preguntó.
- ¿Qué haces sentado ahí?
El muchacho la regresó a ver, sorprendido por la presencia extraña
que había irrumpido en sus agobiados pensamientos-
- ¿Y tú quién eres? – respondió con un español de acento madrileño y
con débil voz el muchacho
- Mi nombre es Saleth y tan solo tuve un mal día, así que subí un rato a
pensarle a la luna, y tú, por tu acento noto que no eres de por aquí, ¿y
por cierto qué haces sentado con los pies colgando a la nada?
- Me llamo Hugo, Hugo Ortiz y soy español, mi hogar se encuentra en
Madrid y por lo visto no fui el único que tuvo un mal día- respondió el
muchacho con una sonrisa en la cara-
El chico se puso de pie y caminó lejos de la orilla, fue en ese preciso
momento que ella pudo apreciar como la luz de la luna plateada iluminaba el
cabello negro y alborotado de Hugo, quien tenía las facciones más bonitas
que jamás había visto, los ojos oscuros y delineados, las cejas pobladas y
unos labios que al hablar formaban graciosas figuras.
6
Ambos se observaron por un corto tiempo, sus almas parecieron cantar sin
decir ni una sola palabra9, el viento dejó de ser gélido10 y la noche se volvió
más luminosa. En aquellos minutos una vida entera paso a través de sus
ojos y la sensación de conocerse desde hace mucho invadió las
profundidades de sus solitarios espíritus.
Sonrieron y se dirigieron hacia una pequeña banca metálica junto a una
lámpara de jardín que no funcionaba, a lo lejos se podía divisar las luces de
las construcciones que desde esa altura parecían diminutas y opacas, los
autos iban y venían, las voces de artistas, poetas y escritores contaminaban
el aire, haciéndolo más dulce y menos frío.
- Es linda verdad – musitó Hugo mirando la ciudad con atención-
- Sí, es muy bonita, tienen suerte de tener un lugar así.
- Dicen que es mágica, que todos los que pueden apreciar su belleza,
despiertan sentimientos puros dentro de corazones dormidos – miró
con atención a Saleth y le sonrió- ¿sabes? Llegaste justo a tiempo.
- ¿Justo a tiempo? – preguntó Saleth sin entender las palabras de
Hugo-
- Olvídalo, no es importante – sonrió y besó delicadamente la pequeña
mano de su acompañante y prosiguió -en un principio cuando vi París
por primera vez estaba aterrado y solo, mi francés era terrible y el
único lugar al que podía arribar era la casa de una tía que no conocía
del todo. Con el tiempo ésta ciudad mágica me acogió y empecé a
encariñarme con las pequeñas calles y los cafés de las cinco de la
tarde, me inmiscuí en airadas conversaciones sobre la situación del
país y qué hacer, frente a la corrupción de los gobiernos de turno,
poco a poco saboreé el idioma parisense y toda su cultura. Lo mismo
te sucederá a ti, ya lo verás.
- ¿En verdad lo crees así?, yo llegué hace pocas horas y ya quiero
regresar a mi hogar. ¿Cuánto tiempo llevas viviendo aquí?
- Un par de meses, pero parece toda una vida – respondió con
sarcasmo y algo de ironía- tranquila, te acostumbrarás, así como yo
9 Metáfora 10 Gélido: extremadamente frío
7
me acostumbré en estos minutos que charlamos a la centellante luz
que desprenden tus ojos, déjame decirte que las luces del firmamento
de esta hermosa ciudad, se opacan ante tu mirada profunda; estoy
seguro que podría abandonar París para vivir entre tus largas
pestañas y la noche de tus pupilas. 11
Saleth sintió de inmediato que el corazón se le aceleraba, las manos
entumecidas por el frío empezaron a calentarse y el rubor de su rostro se
hizo evidente cuando sonrió sin poder decir una palabra. Jamás había
sentido una conmoción como aquella, ninguno de sus antiguos pretendientes
había podido alterar sus sentidos de tal manera. Las palabras del muchacho
se habían grabado en su memoria, y no solo las palabras, también la
entonación ronca y ligada de su voz.
No podía dejar de mirarlo, sus ojos se lo comían, recorrían el contorno
alargado del rostro de Hugo, sus ojos que parecían negros, se tornaron
marrones al ser bañados por la luz de la ciudad, sus espesas cejas
encajaban perfectamente con sus labios gruesos y su cabello negro. Tenía
la piel parda y una sonrisa amplia que adornaba con un hoyo en la mejilla
izquierda.
Parecía que París y el mundo entero habían apagado sus luces para que el
cielo estrellado iluminara sus almas, que, en su poderosa atracción creaban
una explosión de mil colores alrededor de Saleth había tomado la mano de
Hugo entrelazando sus dedos fuertemente, como deseando que aquel
instante dure toda una vida. Al notarlo se ruborizó y soltó de inmediato la
mano fría de Hugo, bajó la mirada y dejó escapar una risita que hace tiempo
luchaba por salir. Después de evitar la mirada penetrante del muchacho, se
armó de valor y levantó el rostro con timidez.
Hugo la miró con dulzura, y le pidió ambas manos, ella se las dió y él las
tomó y las besó. El tacto de sus labios con su piel consiguió que una
11 Metáfora
8
corriente cálida acariciara todo su cuerpo. Sus ojos se encontraron de nuevo
y con lentitud acercaron sus cuerpos hasta que sus labios quedaron a pocos
centímetros, cerraron los ojos y juntaron sus labios en un beso que les hizo
olvidar todo a su alrededor, como si los dos vivieran en el interior el uno del
otro.
Los miedos y los temores desaparecieron, la obscuridad de sus ojos
cerrados retiró la ceguera de sus corazones, que al besarse vieron un
mundo más allá del que sus sentidos habían percibido y, la realidad que
conocían pasó a segundo plano, fue ahí cuando comprendieron que sus
espíritus estaban hechos de algodón y sus pieles de fuego12; mientras se
incendiaban notaron que ese beso había sido la llama que propicio una
hoguera que jamás se apagaría.
- Esto es demasiado rápido, ni siquiera te conozco bien – protestó
Saleth murmurando y besando a Hugo- quiero parar, pero… pero…
- Pero no puedes, porque nuestro labios se pertenecen, así como
nosotros dos – respondió Hugo con voz suave- no temas, no te haré
daño, tan solo intenta sentir la vida que palpita dentro de ti y recuerda
éste momento, que será el más intenso de nuestras vidas.
Aquel beso fue el más extraño y apasionado que Saleth jamás había
sentido, pasó un largo tiempo hasta que sus ojos se abrieron y ambos se
abrazaron sintiendo como ese beso colapsaba como un atardecer frente a la
inevitable noche. El tiempo perdió su sentido y cuando al fin sus cuerpos se
separaron se tomaron de las manos y sin decir una sola palabra se miraron y
miraron al firmamento, el anochecer moría y el cielo se pintaba de tonos
claros, anulando el cobalto del paisaje.
- Hugo, pronto amanecerá ¿te volveré a ver? – preguntó con la voz
apagada y exhausta-
- Siempre que quieras pequeña mía, tan solo tienes que cerrar los ojos
y pensar en mí y yo apareceré, tan solo no me olvides.
12
Metáfora
9
- Jamás lo haré. Está amaneciendo y tengo que solucionar los
problemas que tuve ayer. ¿Cuándo nos volveremos a ver?
- Mañana, te espero aquí, en esta terraza en donde olvidamos al
mundo exterior para vivir en nuestros besos. Ven por mí, a la misma
hora.
- Está bien, por cierto ¿qué hora es?
El muchacho tomó un reloj de bolsillo que sacó de su pantalón, el objeto
estaba finamente adornado, y tenía su nombre tallado en la tapa, parecía
hecho de oro por el amarrillo intenso que brillaba estridentemente en las
sombras, las manecillas plateadas marcaban las 05:45 de la mañana. Era
increíble cómo había transcurrido tanto sin siquiera notarlo.
- Es tarde, tengo que ir a mi habitación – dijo Saleth impresionada por
la hora- ¿en qué piso te encuentras hospedado?
- Despreocúpate de mi amor mío, yo me quedaré aquí un rato más,
apreciando el amanecer que está próximo a aparecer; por otra parte,
tú debes descansar, ve a tu habitación y duerme, mañana sabremos
más de los dos, lo prometo – respondió Hugo sonriéndole-
Saleth le devolvió la sonrisa y se marchó hacia su habitación, al entrar a su
recamara aún sentía la sensación cálida que la había acompañado toda
noche, se recostó con lo que tenía puesto sobre las sábanas blancas. Se
cobijó y se durmió con la imagen de la figura de Hugo en su mente y una
amplia sonrisa al mismo tiempo que recordaba lo extraño de lo que le había
sucedido.
Cuando despertó era tarde, lo primero que hizo fue llamar a su madre quien
le informó que las personas que tenían que recogerla en el aeropuerto
habían tenido un grave inconveniente familiar, motivo por el cual no habían
podido llegar a tiempo a su encuentro, sin embargo, ese día irían a recogerla
al hotel en la noche otra familia parte del programa de intercambios al que
había aplicado.
10
Eran casi las 6 cuando salió de su habitación, se había vestido y desvestido
varias veces, esperando encontrar el atuendo adecuado para volver a ver a
su querido Hugo, cuando por fin se sintió satisfecha con como lucía, se
dirigió a su cita de la noche. Tomó el ascensor que quedaba a pocos pasos
de su recamara y subió hasta el último piso. El corazón el palpitaba
rápidamente y su mente intentaba buscar la manera de no separarse del
muchacho de cejas pobladas.
11
Chiquilla Bribona
CAPÍTULO VI
Al llegar encontró la terraza vacía, la vista era hermosa y la oscuridad se
acercaba por el firmamento; decidió esperar, con pasos temerosos, se
acercó a la banca de metal en la cual había besado a Hugo, al cabo que se
aproximaba observó un objeto brillante sobre el asiento, lo reconoció de
inmediato, era el reloj de su amado, con las letras de su nombre tallado
finamente en la tapa de oro. Debajo del mismo había un papel con la frase
“Gracias por llegar justo a tiempo”.
Al principio le pareció una broma de mal gusto, pero al cabo que el tiempo
pasaba y el muchacho no aparecía, Saleth se preocupó, después se enfadó
asumiendo que Hugo no quería verla. Guardó el reloj en su bolsillo y lanzó el
pedazo de papel al vacío, se encaminó hacia el ascensor y descendió hasta
el primer piso. Una vez abajo caminó con pasos decididos hacia la
recepción.
- Hola, tengo un paquete para Hugo, me podrías informar el número de
habitación – dijo Saleth con voz firme-
- Claro que sí, puedes ¿ayudarme con el apellido? – respondió la
recepcionista, quien tenía el cabello rojizo y los ojos verde
anaranjado-
- Sí, es Ortiz –
- No, no hay nadie registrado con ese nombre – le informó la
recepcionista quien revisaba el ordenador que tenía en su delante- tal
vez ¿tienes los nombres completos?
- No, no los tengo – respondió entristecida- a menos que… - sacó de
su bolsillo el reloj y leyó en la tapa del mismo el nombre completo-
- ¿Es una broma verdad? - la recepcionista se molestó – déjame
decirte que es de muy mal gusto que niñas como tú hagan esas
bromas de éste tipo.
12
- ¡No es broma! – respondió con algidez13 la muchacha- ayer estuvimos
en la terraza por largo tiempo y necesito devolverle su reloj.
- Pues si no lo es, déjame enseñarte algo – la recepcionista la llevó
hacia el patio trasero del edificio, ahí una estatua que contenía una
urna exhibía, el jardín estaba iluminado y las flores se veían hermosas
bañadas por luz artificial.
La placa de bronce desgastado tenía grabado los nombres de “Hugo Ramiro
Ortiz” y las fechas de su defunción “1900 – 1918”. Saleth no lo podía creer,
el espanto petrificó14 su cuerpo, no podía moverse, sus articulaciones
parecían están hechas de la misma piedra de aquella estatua mortuoria. Los
ojos se encontraban fijos en la placa y en la urna que tenía detrás una foto
en blanco y negro de Hugo. Era la misma persona, no había duda de ello,
pero Saleth aún no lo aceptaba.
La recepcionista de mucha edad le explicó que la familia Ortiz había
comprado el edificio justo antes de la muerte de Hugo, la intención de la
compra era convertirla en el hotel que es hoy, sin embargo, el muchacho
Ortiz se había suicidado saltando desde el último piso del edificio.
- ¿Qué fue lo que le sucedió? – preguntó Saleth con voz seca y
apagada-
- Pues, muchos dicen que se suicidó porque extrañaba Madrid, su
ciudad natal, pero después se comprobó que su suicidio tenía otra
causa – prosiguió la mujer mientras miraba con asombro la reacción
de Saleth- se decía que se había enamorado de una parisina de
alcurnia15, quien había sido obligada a casarse con otro sujeto. Hugo,
quien no podía vivir sin ella, le pidió que se escapara con él, por lo
que ideo un plan el mismo que constaba en verse en la terraza de
éste hotel al atardecer para casarse con un sacerdote que él había
conseguido en secreto, para después escapar a Madrid, sin embargo,
13
Algidez: Frialdad mórbida extrema 14
Petrificar: Dejar a una persona inmóvil por una sorpresa o susto muy grandes 15
Alcurnia: Que es noble o aristócrata
13
ella jamás llegó. A pesar que Hugo espero por varias horas, al final
entendió que la elección de su amada estaba tomada, así que el
desgraciado se lanzó desde el barandal de la azotea. La familia Ortiz
paró la remodelación del edificio frente a la desgracia, años después
la descendencia del hermano de Hugo continuo con la remodelación y
convirtió el hotel en lo que hoy es. Es por eso que no puedo creerte
todo lo que me cuentas chiquilla bribona.
- Pero…, encontré su reloj – la joven metió la mano en su bolsillo y
sacó el reloj-
- Ese es un reloj de bolsillo común y corriente mi niña, marca las seis.
- Pero tiene su nombre tallado, ¿acaso usted no lo ve?
- No tiene ningún nombre. Así que o yo estoy ciega o tu estas muy mal
de la cabeza – refunfuñó la señora-
Una extraña voz irrumpió la conversación, era un asistente de servicio del
hotel, quien le informaba que la buscaban en recepción. Saleth se quedó a
solas y recorrió con su mirada la estatua del mausoleo16 de Hugo, no estaba
asustada, tampoco tenía miedo alguno. Apretó con fuerza el reloj y
apreciando la belleza de sus formas y del grabado con su nombre, le dio
vuelta y observó que el aparato tenía otro grabado.
Lo leyó con detenimiento, sonrió y entendió porque nadie más podía ver el
grabado. Era un regalo único y especial de un amor de media noche, que
había encendido mil estrellas en la noche de su ser17, y ese pequeño objeto
era la luna dorada que le recordaba que hay amores más grandes que la
vida, que se convierten en recuerdos eternos a pesar que duren solo un
instante.
Eran las 11 de la noche, la recepcionista volvió a salir y le indicó que una
familia la estaba buscando, Saleth asintió y salió del jardín hacia la estancia
principal, subió a su habitación, preparó sus cosas y antes de salir decidió
16
Mausoleo: Monumento funerario levantado sobre la tumba de una persona 17 Oxímoron
14
subir a la terraza por última vez. Con las maletas en la mano subió hasta la
terraza.
15
Llegaste justo a tiempo
CAPÍTULO VII
Todo parecía tranquilo, no había indicios de Hugo. Con el reloj en la mano
se sentó en una banquita, en la misma que había estado sentada con Hugo
la noche anterior.
Cerró los ojos e imaginó al muchacho, lo pudo distinguir con total claridad
sentado a su lado, casi podía percibir su aroma y su mano entrelazada con
la suya. El corazón le palpitaba fuertemente, y las lágrimas caían de sus
ojos, no entendía lo que había sucedido, porque Hugo le había hecho todo
esto.
- No llores pequeña mía- una voz suave le susurró al oído- Saleth abrió
los ojos instantáneamente, pero no había nadie a su alrededor, volvió
a cerrarlos y dijo – no te tengo miedo, siento que te conozco ¿Por qué
antes no me hablaste de todo esto?
- Porque no era el momento
- ¿Y cuándo será el momento?
- Es ahora, tú me liberaste, llegaste justo a tiempo.
- ¿A qué te refieres? No lo comprendo, ¡explícate!
- Estaba condenado a revivir noche tras noche el mismo ciclo, el mismo
dolor de un corazón agobiado por la decepción, la misma caída al
vació con todas mis ilusiones rotas, pero tú me detuviste esa noche,
tú, te acercaste y me hablaste, jamás nadie me había hablado y tú lo
hiciste. No solo me liberaste de aquel tormento, sino que me ayudaste
a sentir lo que hace mucho tiempo había olvidado, ese sentimiento
que te hace querer abandonar tu mundo para vivir en el mundo del
otro.
- ¿Te liberé?
- Sí, ahora puedo marcharme en paz gracias a ti, ahora puedo ir al
lugar que pertenezco, sin más torturas, sin más dolor y con el
recuerdo de tus besos impregnados en mi ser. Ahora querida mía sé
feliz, sal al mundo y disfruta de la vida que tienes por delante, te
aseguro que algún día de estos nos veremos.
16
Saleth sintió un apasionado beso y después nada, solo quedaba la ciudad a
sus pies y la terraza iluminada. Se levantó de la banquita, bajó por el
ascensor, tomó sus maletas y con una sensación de alivio en su pecho salió
del hotel, no sin antes mirar hacia la terraza y recordar aquel beso de otro
mundo en esa noche infinita18, mientras que en su mente repetía las
palabras que había leído en la parte posterior del reloj “La magia del amor es
aquella que aparece justo cuando cerramos los ojos a lo evidente y abrimos
el corazón a lo imposible”19(Ortiz, 2015).
18
Hipérbole 19 Ortiz, Ramiro (2015) Soul of Ramy.
17
GLOSARIO
Sponsor: patrocinador.
Fachada: Parte o cara visible de los muros exteriores de un edificio.
Estridentes: Sonido agudo, desapacible y chirriante
Auberge de jeunesse: alojamiento turístico económico para jóvenes en
París.
Tejuelo: Piso de arcilla artesanal de ladrillo.
Quito: es la capital de la República de Ecuador.
Gélido: extremadamente frío
Algidez: Frialdad mórbida extrema
Petrificar: Dejar a una persona inmóvil por una sorpresa o susto muy
grandes
Alcurnia: Que es noble o aristócrata
Mausoleo: Monumento funerario levantado sobre la tumba de una
persona.
18
COLOFÓN
Este libro es una ficción romántica, en donde el autor escribe la historia a partir
de la realidad y une los acontecimientos con fantasía, provocando así interés al
lector.
Este libro se terminó de imprimir en diciembre del 2016, en Argentina.
Editor: Universidad de Palermo
Cátedra: Comunicación Oral y Escrita – Prof. Fernando Luis Rolando
Asistentes Académicos: Matías Severino
19
CONCLUSIONES PERSONALES
Las circunstancias de la vida son muy inciertas, es por esto que para mí el
amor es como lanzarse al vacío sin saber hasta qué punto vamos a volar o
de repente a caer y sin embargo uno lo hace, se entrega y lo da todo
porque para esto es la vida, para SENTIR.
Escribir esta historia me sirvió a conocer hasta qué punto mi imaginación
pudo haber llegado y me ayudó de cierta forma a expresar sentimientos
que muchas veces me parecieron inexplicables.
20
BIBLIOGRAFÍA
Ortiz, Ramiro (2015) Soul of Ramy.