clic

Pródigo en palabras,

el mundo se cobija al amparo de tu nombre,

señora de miradas y de estrellas.

Tú levantas la mañana,

y con ella los pies y la alegría

de nuestra esperanza.

Tú lavas nuestra cara con tu luzTú lavas nuestra cara con tu luz

y calientas nuestros ojos con la ternuray calientas nuestros ojos con la ternura

de tus atenciones al mediodía:de tus atenciones al mediodía:

pastores y pobres,pastores y pobres,

niños, madres, jóvenes...niños, madres, jóvenes...

Luego, mientras madura la tarde,

tu imagen se multiplica en el paseo:

bullicio de romerías,

palomas, plegarias, campanas,

dulzaineros, ermitas, ofrendas...

El río se detiene. Y, quieto en su mansedumbre, contempla con envidia el nuevo silencio.

Al fin, los gorriones cierran el día

pintando de rojo el ocaso con su disputa.

Y, en medio de tanta vida,

tú, María, tejes con tus agujas

una almohada de Lana

para que duerman en tu sosiego

los afligidos del mundo …

Texto: Julio Martín

Música: Ave María (Schubert)

Montaje: Lorenzo Pascua, op