Presentación: Gustavo Balcázar

tavobalcazar@gmail.com

São Paulo – 2010

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La Ley de Moore dice que aproximadamente cada 18 meses se duplica el

número de transistores en un circuito integrado.

Se trata de una ley empírica, formulada por el cofundador de Intel, Gordon

E. Moore el 19 de abril de 1965, cuyo cumplimiento se ha podido constatar

hasta hoy.

Según algunos estudiosos esta ley no solo se aplicaría a los ordenadores, sino

a otras tecnologías. Un ejemplo de ello sería la decodificación del genoma

humano.

En un comienzo se decía que la secuenciación del genoma, dada la

velocidad a la que estaba siendo realizada, demoraría cientos de años

En poco más de 13 años se logró leer los tres mil millones de letras que

integran nuestro ADN.

Pero no solo fue un aumento de velocidad de lectura. Fue una drástica

disminución de los costos. En un principio secuenciar cada base costaba 10

dólares, hoy cuesta un par de centavos.

Los procesos que llevaron a la decodificación del genoma humano, ligados

al crecimiento casi exponencial de la tecnología de la información hace

que podamos esperar enormes avances en la exploración de la mente

humana.

Imaginemos por un momento si la ley de Moore fuera aplicada de la misma

manera a la robótica, a la nanotecnología, a la inteligencia artificial y la

biología y la medicina.

El resultado de todo eso junto y mesclado es lo que se conoce como

transhumanismo, es decir usar los avances científicos para intervenir los

cuerpos y la mentes de tal manera de erradicar defectos congénitos y

potenciar las habilidades innatas.

Lo que pretende esta filosofía es utilizar los recursos que la ciencia coloca a

nuestra disposición , para que podamos influir en nuestra propia evolución.

De esta manera podríamos transformarnos en Cyborgs: seres formados por

materia viva y dispositivos electrónicos.

O podríamos volvernos Siliborgs: organismo creado en silicio a partir de un

ADN artificial.

O también un Symborg: individuo cuya consciencia fue grabada en una red

y existe dentro de ese ambiente interconectado.

Todas estas posibles configuraciones parecen estar más cerca de lo que

suponemos. A este punto de inflexión donde el hombre se fusionaría con la

máquina se le ha llamado SINGULARIDAD.

La convicción de

que los humanos

podemos intervenir

de una u otra manera en nuestro

proceso evolutivo

ha sido

considerada por el

profesor Francis Fukuyama como

“La Idea más

peligrosa del

mundo”

Este académico es

un fiero detractor

del

transhumanismo, p

ues para él las

modificaciones

artificiales en la

naturaleza

humana

acarrearán

brutales

desigualdades.

(Our post human

future:

Consequences of

the Biotechnology Revolution”

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