Ciclo A Todos los años, en el 4º domingo de Pascua. la Iglesia nos propone a consideración la...

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Ciclo A

Todos los años, en el 4º domingo de Pascua. la Iglesia nos propone a consideración la alegoría del Buen Pastor.

Este año, que es ciclo A, vemos la primera parte.

Decimos alegoría y no parábola, porque no es una narración, de la cual se saque una enseñanza, sino que es describir una realidad material, que se va aplicando en cada frase o idea a la realidad espiritual.

La figura del Buen Pastor impactó pronto en la primitiva comunidad, de modo que ya desde el siglo 1º se encuentran imágenes del Buen Pastor en las catacumbas o enterramientos cristianos.

Jesús habló sobre esta imagen del pastor, porque en su tiempo había muchas ovejas y por lo tanto se necesitaban muchos pastores.

A veces las ovejas eran propias del pastor, y a veces el pastor era un criado del amo de las ovejas.

El pastor no significa que tenga que ser pobre, sino quiere decir que es guía y jefe, de modo que en el Ant. Testamento se llama pastores a los reyes y al mismo Dios.

Las ovejas son animales dóciles que siguen al pastor y normalmente están atentas a las órdenes del pastor.

Veamos lo que dice el evangelio de este día:

Jn 10, 1-10

En aquel tiempo dijo Jesús: “Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas,

sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas.

A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz,

y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera.

Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz;

a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”.

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: “Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.

Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago;

Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.”

Palabra del Señor

Había una costumbre respecto a rebaños pequeños: por la noche reunían varios rebaños en un redil. Llegaba un pastor, entraba por la puerta, silbaba a sus ovejas y éstas le seguían.

El ladrón no entraba por la puerta, sino que saltaba la tapia.

Jesús llamaba ladrones y salteadores a las autoridades espirituales judías, pues se aprovechaban de la gente sencilla. Ya lo había dicho antes el profeta Ezequiel.

La palabra “Pastor” se atribuye al mismo Dios.. Especialmente en el salmo 22 (o 23), donde se dice que cuida de nosotros y se preocupa por nuestro descanso.

A veces los caminos se hacen ásperos; pero nos lleva a fuentes tranquilas y repara nuestras fuerzas. Él es el sendero justo y seguro. Aunque camine por cañadas oscuras y todo parezca oscurecerse, nada debo temer, porque el Señor va conmigo.

Ese pastoreo de Dios se ha hecho realidad encarnada en la persona de Jesús. Él nos guía con misericordia y nos llevará a la morada eterna del Padre.

Jesús no sólo es pastor sino pasto también. Es alimento para nuestra alma, especialmente en la Eucaristía.

Debemos conocer su voz y seguirle. Pero Jesús nos habla de muchas maneras. Nos habla a través de la Escritura.

Y nos habla a través de aquellos a quienes dio una autoridad especial y en quienes se siente representado. La Iglesia puede interpretar dignamente y con exactitud las palabras que conocemos de Jesucristo.

Todos somos algo pastores. Todos debemos ser responsables conductores y todos debemos saber dejarnos conducir.

Así es y debe ser en la familia.

Lo característico de la primera parte de esta alegoría del Buen Pastor es que Jesús nos dice:

Él es la entrada para ir al Padre. Es la mediación. El que entre por Él se salvará. Es el maestro verdade-ro que nos invita a entrar en el reino. Conocer a Je-sús es tener la puerta abierta a la casa del Padre.

Aunque hay un solo Dios, existen muchas concepciones de Dios.

Del hecho de ser Jesús la puerta se deduce que Dios se manifiesta plena-mente a través de Jesús.

Por eso, no debemos saltar por otras partes, sino entrar por “la Puerta”: por su enseñanza, su ejemplo, su persona. Ni siquiera por la Ley.

Entrar por la puerta no es sólo tener un certificado de bautismo,

sino oír su voz para entrar por donde Cristo quiere.

Camino es continuidad, porque quien entra por él, debe continuar siguiendo con él.

Por eso vamos y debemos ir a la misa: para conocerle mejor, poder seguirle mejor para darle a conocer a otros.

Hoy san Pedro nos dice en la 2ª lectura que necesitamos convertirnos,

Pidamos al Espíritu Santo que las palabras de Jesús nos traspasen el corazón.

No son iguales todas las puertas ni todos los caminos.

Es falso el relativismo.

Jesús es la verdadera puerta y el verdadero camino. Sigámosle con decisión y con alegría.

No basta con seguir a Jesús. Hay que enseñar el camino.

Este domingo del Buen Pastor es el día especial para pedir por las vocaciones, para que haya más y mejor pastores, según el corazón de Cristo.

Ser pastor indica autoridad. Pero la autoridad no es para imponerse sino para servir. No es el hecho de tener sólo títulos, sino seguir a Jesús hasta llegar a morir como Él haciendo el bien.

No tengamos miedo si entramos por la verdadera puerta que es Jesús. Como nos dice hoy san Pedro, Dios lo ha constituido SEÑOR.

Y en los hombros de Cristo caminaremos por la vida con alegría, con fe, con esperanza y con amor.

Caminando caminando sin volver la vista atrás.

Automático

En el alma la alegría

y en los labios un cantar.

Caminaremos por la vida

con Dios en nuestro caminar

Caminaremos

con Dios en nuestro caminar

Caminare-mos por la vida

con Dios en nuestro caminar

Que María, la Divina Pastora, nos acompañe en este camino

para encontrarnos con su hijo Jesús

AMÉN