Sí os tuviera enfrente de mí, Os besaría, pero me es imposible Al no teneros aquí conmigo ¿Cómo habría de hacerlo siendo así? Mas hoy, escribo a vos, ¡Y no sabéis cómo destroza la pluma a mi alma! ¡Como daga criminal y delincuente! Despiadada y silenciosa, Melancólica y gris. . No apartaría mis ojos de los vuestros sí enfrente estuvierais, Susurraría a gritos mis besos con vuestros labios Y con los míos sinceros os embriagaría Cogería vuestra mano con la mía; Ambas siendo una con el alma, Mientras el alma se hace una con vos. En el mar de vuestra mirada Acunaríame y haría pesarme cual pluma Y desde mi azotea, en lo alto Del cielo me embriagaría Allá, tocaría el arpa, la cítara o el violín; Os ahogaría con mis muchos amores, Vos me ahogarías con silencio dichoso Moriría, lo acepto, Mas lo haría siendo feliz. No obstante, sigo vivo y desgraciado Como ayer y quizá como mañana Hundido en los piélagos de una memoria difusa, Respirando el tamo de mi soledad; Vuestra ausencia impiadosa y realista Me dice y recuerda Entre susurro, sollozo y viceversa, Que no queda nada más. Sí os tuviera enfrente otra vez ¡sólo una! No lo pensaría dos o dieciséis veces Para dejar que os marches de mí, Sufriríais menos vos que yo,

Y después de unas eternidades todo olvidaría, Mas ahora, en este instante, niégome a hacerlo, Puesto que os necesito aquí enfrente Pero son deseos que solamente no se cumplen, Así como la resurrección o los pecados, Así como pensarte, así como verte. ¡Ah! Sí estuvierais enfrente otra vez, Aunque de veces nunca hubo una, Realmente, no sé qué haría Amaros y amar no es sencillo Y soñar con Dios tal vez lo es; Quizás estaría a vuestro lado callado, Conversaría con vos o besaría vuestra mano Recordaría ese momento hasta en mi muerte, Como si la mañana fuese tarde Como si mañana fuese ayer.