Post on 05-Jul-2015
UNIVERSIDAD
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C E T U G
Licenciatura en:Pedagogía
Materia:Filosofía de la Educación
Semestre: 2°
PLANTEL ISLA, VER.
CETUG
Programa de estudio
OBJETIVO (S) GENERALE (S) DE LA ASIGNATURA
El alumno analizara los elementos antropológicos, teológicos y axiológicos presentes en la praxis educativa y en la reflexión filosófica de la misma para ubicarla dentro del ámbito educativo.
TEMAS Y SUBTEMAS
1. La Filosofía1.1. La Pluralidad Histórica
1.1.1 Diversidad de Tendencias1.1.2 Corrientes y Escuelas Filosóficas1.1.3 La Historicidad de la Filosofía
1.2. Concepciones de la Filosofía en diversas etapas del desarrollo histórico de la humanidad.1.2.1 Edad Antigua1.2.2 Edad Media1.2.3 Edad Moderna1.2.4 Edad Contemporánea.
2. La Filosofía y Sociedad: Una relación Problemática2.1. Filosofía, Ciencia, Ideología y Utopía Convergencias – Divergencias2.2. Los conceptos Negativos y Positivos de la Filosofía2.3. La División Tradicional de la Filosofía, Las Disciplinas Filosóficas2.4. Importancia, Utilidad, Tareas y Funciones del pensamiento y el quehacer
Filosófico.2.5. Relación de la Filosofía con otras disciplinas, ubicación dentro del contexto
general de la Cultura.
NOMBRE DE LA ASIGNATURA
FILOSOFIA DE LA EDUCACION
CICLO
SEGUNDO SEMESTRE
CLAVE DE LA ASIGNATURA
GEPP208
3. Educación, Concepto, Hecho y fenómeno3.1. Análisis etimológico y semántico3.2. Definición de Clásicas3.3. La Filosofía de la Educación
3.3.1 Naturaleza3.3.2 Funciones y Tareas
3.4. El Proceso Educativo3.4.1 Paidogénesis3.4.2 Antropogénesis3.4.3 Supuestos Antropológicos
3.5. Complejidad y modos de Realización del Proceso Educativo3.6. La concepción del Hombre y la Educación.
3.6.1 Dimensiones esenciales del Hombre.3.6.2 La Naturaleza humana y su Dinámica
3.7. Educatividad y Educabilidad3.8. Educación: Personalización – Socialización – Humanización
4. Educación como Teleología4.1. Pluralismo Finalistico4.2. Análisis y Crítica de las principales teleologías en la Historia de la Educación.4.3. Taxonomía de los fines Educativos4.4. Los Bienes Educativos y su Dimensión Cultural4.5. Los Valores Educativos y la acción del Hombre sobre el Hombre4.6. Historicidad y Formación Axiológicas
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
BAJO LA CONDUCCION DE UN DOCENTE
Exposición de temas Lectura comentada de textos Panel de discusión Análisis de cuadros comparativos
INDEPENDIENTES
Lectura y análisis de textos Redacción de trabajos Ensayo Elaboración de controles de lectura. Investigación bibliográfica. Realizara reportes de lectura por cada uno de los temas. Subrayado ideas principales. Buscar en el diccionario palabras cuyo significado se desconoce. Elaborar un cuadro comparativo que establezca las diferencias de cada uno de los
temas. Elaborar una síntesis que aborde las ideas principales características de cada
tema. Elaboración de un mapa conceptual que conforme los subtemas.
CRITERIOS Y PROCEDIMIENTOS DE EVALUACION Y ACREDITACION
Examen escrito 30% Exposición de tema 20% Entrega de ensayo 30% Investigación bibliográfica 10% Control de Lecturas 10%
INTRODUCCION
En la historia de la humanidad, la filosofía ha sido una compañera inseparable e incondicional; la búsqueda del “ser”, de la finalidad de la vida, del motivo de vivir, son problemas filosóficos que el hombre se ha cuestionado para encontrar sentido a su existencia impredecible. Sin embargo, para la Filosofía no sólo es suficiente encontrar significado al devenir humano, sino que además proporciona las orientaciones últimas de la educación, entendida como la senda que logra materializar la concepción filosófica de hombre y mujer.
De esta manera se analizara los elementos antropológicos, teleológicos y axiológicos presentes en la praxis educativa y en la reflexión filosófica de la misma para ubicarla dentro del ámbito educativo.
La asignatura en cuestión, se ubica en el Segundo semestre, concediendo al alumno la oportunidad para su conocimiento y análisis mediante la criticidad y reflexión participante y colectiva de la práctica filosófica y educativa, permitiéndole al futuro profesional de la educación identificar su postura filosófica en particular y aquella que corresponde a la misión educativa con respecto a la educación a nivel local, regional, nacional e internacional.
Los temas a tratar dentro de esta asignatura de Filosofía de la Educación se dividen en cuatro unidades temáticas, cada una de los cuales introduce, desarrolla y proporciona al alumno de forma gradual y critica en el campo de la Filosofía de la Educación.
UNIDAD I
LA FILOSOFIA
OBJETIVO DE APRENDIZAJE:
El alumno valorara la importancia de la Filosofía como medio para auto-conocerse con la finalidad de fortalecer su formación como docente.
1. La Filosofía
1.1 La Pluralidad Histórica
1.1.4 Diversidad de Tendencias1.1.5 Corrientes y Escuelas Filosóficas1.1.6 La Historicidad de la Filosofía
1.2 Concepciones de la Filosofía en diversas etapas del desarrollo histórico de la humanidad.1.2.1 Edad Antigua1.2.2 Edad Media1.2.3 Edad Moderna1.2.4 Edad Contemporánea.
BIBLIOGRAFIA.
Del prólogo a la Historia de la Filosofía, por Julián Marías. Revista de Occidente;
Madrid, 1941.
1.1 PLURALIDAD HISTORICA
El tratar de la filosofía viene siendo crecientemente hacer Historia de la
Filosofía. La razón está en que la filosofía es una realidad histórica, es algo
que se realiza históricamente, algo que tiene o es una historia. Pero la
Historia de la Filosofía debe hacerse filosóficamente, como enseña Hegel y
repite Windelband, para citar sólo autoridades de V., esto es, es filosofía. En
la Historia de la Filosofía, historia y filosofía coinciden, coinciden la Historia
de la Filosofía y la filosofía de la filosofía. Cómo, es tema tan interesante cuán
difícil de estudio, que yo he emprendido.
La Historia no puede hacerse sino desde la actualidad, en la actualidad.
Los que tratan de la filosofía se diferencian en ser conscientes o
inconscientes del pensar actual, suyo, desde el que tratan de la pasada.
La Historia del concepto de la filosofía es la Historia de la filosofía de la
filosofía, que tiene historia, como la filosofía toda. Y esto es a la vez filosofía
de la filosofía, por lo apuntado en la observación anterior. De lo que se trata,
es precisamente de definir la naturaleza y comprender la estructura de este
capítulo primero de los tratados de filosofía y de Historia de la Filosofía.
La documentación histórica contra la soberbia como esencia de la
filosofía es la documentación de la máscara de la soberbia del soberbio
«débil», pues yo no he caracterizado al filósofo exclusivamente por la
soberbia, sino además por la «debilidad». Refinamientos como el de la
soberbia de la humildad no son nada insólitos a las pasiones humanas, ni
extraños para sus buenos conocedores. La cuestión no es aducir apariencias,
sino penetrar tras ellas la realidad, más o menos consciente para los sujetos
mismos.
Reflexionar teóricamente sobre los valores de la cultura, uno de los
cuales sería Dios, según indica V. mismo, podrá presentarse, e incluso
sentirse como humildad, pero mi tesis sería ésta: con Dios no hay más
relación humilde que la relación propia, la relación religiosa; la relación
teórica con Él, en cuanto no religiosa, es ya soberbia... El concepto del sujeto
legislador, de Kant y del neokantismo, no parece el de un humilde frente a las
leyes supra empíricas de lo santo y lo bueno, de lo bello y lo verdadero...
La filosofía de la filosofía comprende una psicología del filósofo. Pero
esta psicología, como toda psicología, no puede hacerse sino mediante
conceptos que son objeto de fenomenología. Así la fenomenología de la
soberbia es indispensable, a la psicología del filósofo en cuanto soberbio.
Pero hay, además, una fenomenología de la filosofía y del filósofo. Esta
fenomenología, como toda fenomenología, debe hacerse a base de casos o
ejemplares empíricos y puede hacerse a base de uno solo e incluso
imaginario o ficticio, enseñanzas todas expresas de Husserl.
Pero, además, la fenomenología ha evolucionado desde Husserl hasta
Heidegger en un sentido de creciente atención a los fenómenos humanos en
la circunstancialidad que Ortega ha enseñado desde sus Meditaciones del
Quijote. Husserl toma los fenómenos psíquicos en la abstracción en que los
venía tomando la psicología general. Se ha visto, no sólo por la filosofía, sino
también por la psicología (psicología concreta, caracterología), que los
fenómenos humanos son concretos de aquellos y deben ser descritos y
narrados, historiados, en esta su concreción, que es su sola autenticidad.
No hay inconciliabilidad entre una fenomenología de la filosofía y la
definición de ésta como confesión personal. La fenomenología de la filosofía
puede descubrir precisamente que la esencia de la filosofía es ser confesión
personal. El concepto de confesión personal puede ser, es un concepto esencial y
por ende tan susceptible de fenomenología como cualquier otro análogo: la
«confesión personal» es un eidos. Y este eidos puede, tiene que ser descrito a base
de un caso particular, empírico, que aquí es, tiene que ser, por la naturaleza misma
de las cosas, un caso personal.
En fin, Husserl, que define y practica la filosofía como fenomenología, por
una omisión e inconsecuencia, no insólita ni extraña en la historia de la filosofía -los
filósofos han dejado a veces lo fundamental de su pensamiento, por ser
precisamente lo fundamental menos patente para cada uno de ellos, a sus
continuadores, a la historia ulterior de la filosofía, que así es como se desarrolla
históricamente- se ha contentado con esta definición, sin haber hecho una expresa
y rigurosa fenomenología de la filosofía. Acaso, de haberla hecho, hubiera
concluido que este fenómeno humano que es la filosofía, es confesión personal.
Y si la filosofía es por esencia esto, claro está que no puede practicarse, ni se
practica, efectivamente, sino como tal, aun cuando pueda creerse hacerlo en otra
forma...
La Pluralidad Histórica aborda los objetos de estudio de manera racional, analítica,
crítica, histórica, sistemática, universal y reflexiva.
Es un saber racional en tanto que sus planteamientos mantienen una
coherencia lógica.
Es analítico porque distingue los conceptos, tesis, argumentos, teorías y
problemas.
Tiene carácter crítico dado que establece juicios de valor.
Posee una dimensión histórica ya que sitúa los problemas y las teorías en el
contexto socio-cultural en el que surgieron, estudia su evolución a través de la
historia y los actualiza en la realidad presente.
Es sistemático en la medida en que aparece como un saber ordenado y
coherente.
Es universal pues busca los fundamentos, principios y esencia de los objetos
estudiados.
Es reflexivo pues su discurso vuelve de manera constante sobre sí mismo, para
revisarse y actualizarse en todo momento.
Así mismo podemos decir que se ocupa de los fines de la vida humana o el
destino del hombre que constituye el aspecto teológico de la educación.
1.1.1 DIVERSIDAD DE TENDENCIAS
Es preciso dejar establecido desde aquí que la periodización o cronología de la
Diversidad de tendencias solo constituye un intento de organizar el amplio caudal
de corrientes filosóficas que conforman esta ciencia y que solamente tiene un valor
didáctico, ya que en la vida real estos hechos no se sucedieron en el marco
estrecho en que aquí aparecen. Además resulta difícil encontrar consenso sobre la
pertenencia de determinado pensador a una u otra corriente.
En la bibliografía que hemos consultado, encontramos disparidad de opiniones
sobre la posible organización de la Filosofía en escuelas, en corrientes en
tendencias, sin embargo, hemos asumido aquí la que consideramos de mejor
comprensión. Esta diversidad de criterios se agudiza cuando pasamos al estudio de
la Filosofía Contemporánea ya que hay autores que plantean que: la Filosofía
Contemporánea surge a partir de la disolución del sistema Hegeliano lo cual
propició el surgimiento de pensadores y movimientos dispersos: partiendo del
idealismo y del empirismo, pasando por los anti- hegelianos, por el positivismo, de
un lado por otro lado la izquierda hegeliana (Feuerbach- Marx), siguiendo con la
Filosofía de la vida, la fenomenología, el existencialismo, la escuela de Frankfurt, la
hermenéutica y el estructuralismo. Existen otros criterios y otros Mapas
Conceptuales de la Filosofía Contemporánea que la organizan por países y regiones
y proponen una periodización europocentrista que enumera las diferentes
corrientes que se aprecian en la Europa Continental: Idealismo, Vitalismo,
Existencialismo, Marxismo, Personalismo, Historicismo y Vitalismo, Filosofía
Analítica, Círculo de Viena, Escuela de Frankfurt, Estructuralismo, Hermenéutica. En
Inglaterra y los EEUU: Empirismo, Filosofía Analítica, Pragmatismo. Siguiendo la
tendencia, de la llamada escuela soviética, apreciamos que la enmarcan a partir del
momento en que la burguesía comienza a decaer como clase y abandona la
dialéctica entregándose a la apología de las relaciones sociales capitalistas y
comienzan a propagar el irracionalismo y el agnosticismo.
MARXISMO
Marxismo, doctrina y teoría social, económica y política basada en la obra de
Karl Marx y sus seguidores, indisolublemente unida a dos ideologías y movimientos
políticos: el socialismo y el comunismo.
Marx pretendía desvelar las leyes inherentes al desarrollo del capitalismo. Creía
que cada época histórica se caracterizaba por un modo de producción específico
que se correspondía con el sistema de poder establecido y, por lo tanto, con una
clase dirigente en perpetuo conflicto con una clase oprimida. Así, la sociedad
medieval estuvo caracterizada por el modo de producción feudal, en el que la clase
poseedora de la tierra obtenía una plusvalía del campesinado que trabajaba
aquélla. Las sucesivas transiciones del sistema de esclavitud al feudalismo, y del
feudalismo al capitalismo, se produjeron cuando las fuerzas productivas (es decir,
los grupos relacionados con el trabajo y los medios de producción como las
máquinas) no podían seguir desarrollándose con las relaciones de producción
existentes entre las distintas clases sociales. Así, la crisis que afectó al feudalismo
cuando el capitalismo necesitaba una creciente clase trabajadora conllevó la
eliminación de las bases legales e ideológicas tradicionales que ataban a los siervos
a la tierra.
HISTORICISMO Y VITALISMO
Historicismo: Tendencia intelectual a reducir la realidad humana a su
historicidad o condición histórica.
La tesis central de Popper consiste en que el historicismo proviene de un punto
de partida erróneo en su planteamiento, y falaz en sus implicaciones: la certeza de
que la evolución humana puede ser objeto de predicción mediante el
descubrimiento de ritos, modelos, leyes o tendencias que supuestamente
gobernarían su curso. El historicismo cree descubrir leyes históricas inexorables.
Pero como el curso de la historia humana está fuertemente influido por el
crecimiento de los conocimientos y no podemos predecir por métodos racionales o
científicos el crecimiento futuro de nuestros conocimientos, la creencia en un
destino histórico es pura superstición, ya que no puede haber predicción del curso
de la historia humana.
Además para el enfoque historicista el hombre individual aparece como un
instrumento casi insignificante dentro del tablero general del desarrollo humano,
ya que los actores realmente importantes en el escenario histórico son o bien las
Grandes Naciones y sus Grandes Líderes, o bien quizás las Grandes Clases, o las
Grandes Ideas. De esta manera interpretando el significado global, se podría
predecir las evoluciones futuras de la humanidad y asentado así en una base sólida
suministrar consejos prácticos acerca de las decisiones políticas que pueden tener
éxito o que están destinadas al fracaso El historicismo pretende proporcionar una
presciencia política con validez científica acerca de lo que vendrá, del futuro de la
sociedad.
Las figuras paradigmáticas del historicismo son Popper, Hegel y Marx, y con
antecedentes remotos en la Antigüedad : Heráclito y Platón.
Vitalismo: El vitalismo se caracteriza porque es una forma de irracionalismo, es
decir, que niega la primacía de la razón en la Naturaleza y en las actividades
humanas.
El vitalismo hace de un principio vital el principio explicativo de la vida o que
afirma la irreductibilidad de la vida a toda materia.
La filosofía vitalista tiene como primera distinción de las filosofías tradicionales
entender la realidad como proceso. Sin hacer metafísica tratan del ser en devenir,
es decir, son herederos de Heráclito. En lo antropológico la libertad es no sólo
característica de la voluntad, sino esencia del ser hombre. Además se abandona el
concepto tradicional de razón (abstracta, especulativa o científica) para considerar
la razón como vital o histórica.
El vitalismo marchará paralelo a otra corriente filosófica que coincide con él en
estas características y en la crítica a las filosofías predominantes del sg. XIX
(idealismo y positivismo). Ésta es el historicismo, cuyo principal representante es
Dilthey. El vitalismo tiene dos principales manifestaciones. La primera de carácter
científico cuyo principal portavoz es Hans Driesch, según la cual es reacción contra
el mecanicismo materialista que propugna la reductibilidad de lo vivo a los
procesos físico-químicos de la materia inerte. Postula la existencia necesaria de un
principio vital ajeno a la materia que explica los complicados fenómenos de lo
viviente. La segunda manifestación es de carácter filosófico, y es la que
propiamente se llama vitalismo o filosofía de la vida. A ésta se debe que la filosofía
consiguiera alejarse de las "intromisiones científicas" sobre todo de las físicas;
precisamente por remarcar el carácter diferenciado de las realidades vitales no
susceptibles de un tratamiento sólo matemático. También se debe al vitalismo la
reacción contra el racionalismo exagerado que supuso el idealismo alemán
posterior a Kant. Por estas razones exaltan los vitalistas lo siguiente:
La vida como realidad radical.
Ontológicamente, la vida es lo sustancial del hombre.
Gnoseológicamente, conocer la realidad prescindiendo del razonamiento
y utilizando la vivencia, la intuición que simpatiza con lo que quiere
conocer (más que razonar sobre las cosas hay que tener experiencias
vitales de ellas o con ellas).
Axiológicamente (filosofía de los valores) no hay otro criterio para
jerarquizar los valores, que determinan qué es lo bueno y lo malo, más que
la vida.
No debemos entender el concepto vida únicamente como el proceso biológico
que se desarrolla durante un período de tiempo afectando a lo animal en el
hombre, sino más bien del modo más amplio posible.
Los principales filósofos serán Henry Bergson (desarrolla su labor en el sg.
XX), y el precursor Shopenhauer, que sin ser propiamente vitalista fue el
contemporáneo de Hegel que más radicalmente se opuso a su filosofía, hasta su
muerte en 1861.
FENOMENOLOGÍA.
Fenomenología, movimiento filosófico del siglo XX que describe las
estructuras de la experiencia tal y como se presentan en la conciencia, sin recurrir a
teoría, deducción o suposiciones procedentes de otras disciplinas tales como las
ciencias naturales.
La fenomenología ha tenido una influencia creciente sobre el pensamiento
del siglo XX. Se han desarrollado interpretaciones fenomenológicas de teología,
sociología, psicología, psiquiatría y crítica literaria, y la fenomenología sigue siendo
una de las escuelas más importantes de la filosofía actual.Edmund Husserl, Martin
Heidegger, Jean-Paul Sartre, Maurice Merleau-Ponty.
EXISTENCIALISMO
Existencialismo, movimiento filosófico que resalta el papel crucial de la
ex i stencia , de la libertad y de la elección individual, y que gozó de gran influencia
en distintos pensadores y escritores de los siglos XIX y XX. Debido a la diversidad de
posiciones que se asocian al existencialismo, el término no puede ser definido con
precisión. Se pueden identificar, sin embargo, algunos temas comunes en todos los
autores existencialistas. El término en sí mismo sugiere uno principal: el énfasis
puesto en la existencia individual concreta y, en consecuencia, en la subjetividad, la
libertad individual y los conflictos de la elección. Platón, Sören Kierkegaard,
Friedrich Nietzsche.
NEOPOSITIVISMO Y LA FILOSOFÍA ANALÍTICA.
Neopositivismo. En los años que transcurren entre las dos guerras, la
reflexión sobre el método científico recibe un impulso decisivo. Durante ese
período el centro principal de la filosofía de la ciencia fue la universidad de Viena,
donde un grupo de científicos filósofos -reunidos en torno a Moritz Schlick- dieron
vida al Círculo de Viena (el Wiener Kreis). El pensamiento de los miembros del
círculo se conoce con el nombre de "neopositivismo" o "positivismo lógico", y se
caracteriza por una actitud decididamente anti metafísica y por toda una serie de
profundos análisis de gran relevancia acerca del lenguaje, la estructura y los
métodos de las ciencias naturales, y los fundamento de la matemática.
La llegada de Hitler al poder comportó el final del Círculo de Viena.
Filosofía analítica, movimiento filosófico surgido en el siglo XX,
principalmente en el Reino Unido y en Estados Unidos después de la II Guerra
Mundial, que trata de aclarar el lenguaje y analizar los conceptos expresados en él.
Ha recibido diversas denominaciones, como análisis lingüístico, empirismo
lógico, positivismo lógico, análisis de Cambridge y filosofía de Oxford. Las dos
últimas derivan de la especial influencia que tuvo en la Universidad de Cambridge y
en la Universidad de Oxford. Aunque el movimiento no acepta ninguna doctrina o
teoría específica de forma unánime, los filósofos analíticos y del lenguaje están de
acuerdo en que la actividad propia de la filosofía es aclarar el lenguaje o, como
prefieren algunos de ellos, esclarecer conceptos. El objeto de su actividad es
resolver los problemas filosóficos, los cuales, afirman, se originan en la confusión
lingüística.
Algunos diálogos de Platón (de forma muy específica, Crátilo, dedicado al
lenguaje) están destinados a aclarar términos y conceptos. Sin embargo, esta forma
filosófica de reflexión cobró un énfasis renovado durante el siglo XX. Influidos por
la tradición empírica británica (de John Locke, George Berkeley, David Hume y John
Stuart Mill) y por los escritos del matemático y filósofo alemán Gottlob Frege, los
pensadores ingleses George Edward Moore y Bertrand Russell se erigieron en
fundadores del movimiento filosófico analítico. Compañeros en Cambridge, Moore
y Russell rechazaron el idealismo hegeliano expuesto en la obra del metafísico
inglés Francis Herbert Bradley, quien mantenía que nada es real por completo
excepto lo absoluto. Su oposición al idealismo y su concepción de que la atención
esmerada al lenguaje es crucial en la investigación filosófica, se convirtieron en las
principales características de la filosofía anglosajona durante gran parte del siglo
XX.
HERMENÉUTICA.
Hermenéutica, arte de interpretar textos para fijar su verdadero sentido. En
un principio se utilizó en el estudio de la teología y se aplicó específicamente a la
interpretación de las Sagradas Escrituras, pero su uso se ha ampliado desde el siglo
XIX hasta abarcar las teorías filosóficas del significado y la comprensión, así como
las teorías literarias de la interpretación textual.
Los teóricos de la hermenéutica del siglo XIX, como Friedrich Schleiermacher y
Wilhelm Dilthey, entendían la comprensión como un proceso de reconstrucción
psicológica, es decir, de reconstrucción, por parte del lector, de la intención original
del autor. En este sentido, el texto es la expresión de los sentimientos de su autor y
los intérpretes deben intentar ponerse en el lugar del autor para revivir el acto
creador.
El problema de esta concepción es principalmente su exceso de fe en el
género humano: presupone que todo el mundo tiene la misma capacidad para
superar las dificultades que entraña todo proceso de comprensión. Se basa en la
creencia de que es posible alcanzar una única correcta. Sin embargo, una visión
algo más escéptica de la interpretación sostiene que no hay razones fundadas para
emitir un juicio y por lo tanto se corre el riesgo de hundirse en la ciénaga del
subjetivismo y el relativismo (el descubrimiento de que el conocimiento no es
absoluto). El filósofo alemán Martin Heidegger y su discípulo Hans-Georg Gadamer
describían este dilema como un círculo hermenéutico, en alusión al modo en que la
comprensión y la interpretación, la parte y el todo, se relacionan de manera
circular: para comprender el todo es necesario comprender las partes, y viceversa.
Tal es la condición de posibilidad de toda experiencia y toda investigación
humanas.
TEORÍA CRÍTICA (ESCUELA DE FRANKFURT).
Según Ritzer, la teoría crítica es el producto de un grupo de neomarxistas
alemanes que se sentían insatisfechos con el estado de la teoría marxista y, en
particular, con su tendencia hacia el determinismo económico.
La Escuela de Frankfurt fue fundada oficialmente el 23 de febrero de 1923, en
Frankfurt, Alemania, como Instituto de Investigación Social (Instituto für Social
Forschung), institución cultural independiente aunque asociada a la Universidad de
Frankfurt, creada en los años veinte por un grupo de intelectuales burgueses
ideológicamente marxistas, pero no militantes de ningún partido. Con la llegada al
poder de los nazis en la década de los años treinta, sus principales figuras
emigraron de Frankfurt a Nueva York en un instituto asociado a la Universidad de
Columbia, para restablecerse finalmente en Europa, en los años 50. Fue innovadora
al inaugurar una dirección nueva para la investigación. Rechazando la posibilidad
de un positivismo marxista, los miembros de esta escuela han tratado de
desarrollar una "teoría crítica" de la sociedad.
Dagman y Pahre, haciendo presente la hibridación y recombinación de
disciplinas científicas que caracteriza a algunas escuelas de ciencias sociales,
permiten conocer a los principales exponentes de la Escuela de Frankfurt
mostrando la variedad disciplinaria que los inspira. Casi todas las grandes figuras de
la Escuela de Frankfurt han retomado varias disciplinas formales: Max Horkheimer
(filosofía, sociología y psicología social), Theodor Adorno (filosofía, sociología,
psicología, crítica cultural y musicología), Erich Fromm psicoanálisis y psicología
social, y Franz Neumann y Otto Kirchheimer (ciencia política y derecho); y lo mismo
puede decirse de la segunda generación de la escuela de Frankfurt, que incluye
entre otros a Arkadij Gurland (economía y sociología), Jürgen Habermas (filosofía,
sociología, filosofía lingüística y filosofía de la ciencia) y Claus Offe (ciencia política y
sociología). Estos investigadores escaparon de la esterilidad característica de
numerosos marxistas mediante la búsqueda de inspiración fuera del marxismo.
La escuela adopta la forma de crítica, pero su meta última es revelar con mayor
precisión la naturaleza de la sociedad. La crítica a la que hace mención su nombre,
presenta varias vertientes: la primera consiste en la crítica de la sociedad
occidental capitalista y consumista contemporánea, y la segunda, en la de las
ciencias sociales, especialmente de la sociología norteamericana imperante de tipo
empirista y positivista. Por su parte Ritzer agrega la presencia de una crítica a la
teoría marxista, del positivismo, de la sociología, de la sociedad moderna y de la
cultura.
1.1.2 CORRIENTES Y ESCUELAS FILOSOFICAS.
A lo largo de la historia de la Filosofía se han ido conformando diversas
corrientes y escuelas. En todas las ramas de la filosofía hay autores que tienen
opiniones irreconciliables.
POSITIVISMO
Es una rama de la epistemología que fue creado por Augusto Comte en
Francia en el siglo XIX. Su característica es la defensa de un monismo
metodológicamente, eso quiere decir que hay un método empleado para la
explicación de todas las ciencias.
Su objetivo es dar explicación a los fenómenos y hechos reales por medio de leyes
universales y generales. Además el positivismo es constructivo y útil.
El positivismo tiene una fuerte crítica, es que uno de sus métodos física-
naturaleza a dejado a un lado sus objetivos, la cultura la sociedad y la naturaleza.
los cuales son muy fundamentales.
Cuando en Francia se dio el positivismo que daba explicación a los
fenómenos y hechos en Alemania se dio la Hermenéutica que explicaba la
compresión de las cosas.
CINISMO
La escuela cínica fue creada por Antistenes del siglo III al IV a.c en Grecia,
cinismo significa perro. El cinismo es otra forma de pensar, actuar, y vivir dentro de
las personas. Cuando este se dio en Grecia rápidamente se expandió a
Constantinopla, Alejandría y Roma. Aquí se encuentra el termino Autarquía que
significa la independencia de cada ser, además la persona cínica consigue la
felicidad dejando todo lo material.
ESCEPTICISMO
Es una corriente filosófica creada por Pirrón del siglo IV a.c al II d.c, es una
corriente que se basa en la duda. La persona que es ecepticista es una persona que
niega todas las posibilidades de verdad, la persona que no cree en nada o que es
ecepticista, es la persona que duda e investiga.
Las consecuencias que generaron la aparición del escepticismo fue la duda que
sembraron algunos filósofos como Empedocles, Sócrates, entre otros.
EPICUREÍSMO
Es una corriente filosófica que surgió en el siglo XX, en donde se prefieren los
placeres intelectuales que los placeres sensuales ya que estos perturban la vida.
Los placeres intelectuales son los que aportan un aprendizaje.
CIENTIFICISMO
Es una corriente filosófica que surgió a mediados del siglo XIX en la edad
media buscaba dar expoliación por medio de la ciencia, esto provocó una gran
pérdida de la cultura, porque solo hacía constar que lo seres físicos eran los únicos
que existían y rechazaba la creencia de los dioses metafísicos.
MARXISMO
Es el conjunto de doctrinas derivadas de la obra de Carlos Marx donde lo
apoyo Federico Engels; el marxismo apoyaba el materialismo que el hombre
necesitaba vivir rodeado en un medio material y se oponía al idealismo.
IDEALISMO
Es una corriente filosófica que afirmaba si el mundo era eterno o natural, allí
se planteaba el hombre; donde se oponen al marxismo que era el que apoyaba al
materialismo, que dice que el hombre necesita vivir en un medio material, o no.
CRITICISMO
El criticismo hace referencia a lo critico y se centraba entre el escepticismo
que era no creer en nada y el dogmatismo que era creer en algo, allí se critica si era
escepticismo o dogmatismo.
El criticismo es una teoría aceptada y lo conforma la gnoseología que gnosis es
conocimiento y logia tratado y así se forma la teoría del conocimiento.
ESTOICISMO
Fue creado por Zenón de Citio, era un conjunto de doctrinas filosóficas
preocupadas por cuestiones lógicas, que buscaba decir que había que aceptar la
vida como es y no se puede cambiar el destino. En él se conocen tres periodos, el
estoicismo antiguo, medieval y moderno, el último periodo del estoicismo fue el
que influyo en la creación del imperio Romano.
1.1.3 LA HISTORICIDAD DE LA FILOSOFIA
Ocuparse de historia no es una simple curiosidad. Lo sería si la historia fuera
una simple ciencia del pasado. Pero:
1. La historia no es una simple ciencia.
2. o No se ocupa del pasado, en cuanto ya no existe.
No es una simple ciencia, sino que existe una realidad histórica. La
historicidad es, en efecto, una dimensión de este ente real que se llama hombre.
Y esta su historicidad no proviene exclusiva ni primariamente de que el
pasado avanza hacia un presente y lo empuja hacia el porvenir. Es ésta una
interpretación positiva de la historia, absolutamente insuficiente. Supone, en
efecto, que el presente es sólo algo que pasa, y que, el pasar, es no ser lo que una
vez fue. La verdad, por el contrario, consiste más bien en que una realidad actual —
por tanto, presente—, el hombre, se halla constituida parcialmente por una
posesión de sí misma, en forma tal que, al entrar en sí, se encuentra siendo lo que
es, porque tuvo un pasado y se está realizando desde un futuro. El "presente" es
esa maravillosa unidad de estos tres momentos, cuyo despliegue sucesivo
constituye la trayectoria histórica: el punto en que el hombre, ser temporal, se
hace paradójicamente tangente a la eternidad. La definición clásica de la eternidad
envuelve, en efecto, desde Boecio, además de la interminable vida.
Recíprocamente, la realidad del hombre presente está constituida, entre otras
cosas, por ese concreto punto de tangencia cuyo lugar geométrico se llama
situación. Al entrar en nosotros mismos, nos descubrimos en una situación que nos
pertenece constitutivamente, y en la cual se haya inscrito nuestro peculiar destino,
elegido unas veces, impuesto otras. Y aunque la situación no predetermina
forzosamente ni el contenido de nuestra vida ni el de sus problemas, circunscribe
evidentemente el ámbito de estos problemas, y, sobre todo, limita las posibilidades
de su solución. Con lo cual, la historia como ciencia, es mucho más una ciencia del
presente que una ciencia del pasado. Por lo que hace a la filosofía, es ello más
verdad que lo que pudiera serlo para cualquier otra ocupación intelectual, porque
el carácter del conocimiento filosófico hace de él algo constitutivamente
problemático: Zetouméne epistéme, el saber que se busca, lo llamaba casi siempre
Aristóteles. Nada de extraño que, a los ojos profanos, este problema tenga aires de
discordia.
En el curso de la historia nos encontramos con tres conceptos distintos de la
filosofía, que emergen, en última instancia, de tres dimensiones del hombre:
1) La filosofía como un saber acerca de las cosas.
2) La filosofía como una dirección para el mundo y la vida.
3) La filosofía como una forma de vida, y, por tanto, como algo que acontece.
En realidad, estas tres concepciones de la filosofía, que corresponden a tres
concepciones distintas de la inteligencia, conducen a tres formas absolutamente
distintas de intelectualidad. De ellas ha ido nutriéndose sucesiva y
simultáneamente el mundo, y, a veces, hasta un mismo pensador. Las tres
convergen de una manera especial en nuestra situación, y plantean de nuevo, en
forma punzante y urgente, el problema de la filosofía y de la inteligencia misma.
Esas tres dimensiones de la inteligencia nos han llegado, tal vez dislocadas, por los
cauces de la historia, y la inteligencia ha comenzado a pagar en sí misma su propia
deformación. Al tratar de reformarse, reservará seguramente para el futuro formas
nuevas de intelectualidad. Como todas las precedentes, serán defectuosas, mejor
aún, limitadas, lo cual no las descalifica, porque el hombre es siempre lo que es
gracias a sus limitaciones, que le dan a elegir lo que puede ser. Y al sentir su propia
limitación, los intelectuales de entonces volverán a la raíz de donde partieron,
como nos vemos retrotraídos hoy a la raíz de donde partimos. Y esto es la historia:
una situación que implica otra pasada, como algo real que está posibilitando
nuestra propia situación. Ocuparse de la historia de la filosofía no es, pues, una
simple curiosidad: es el movimiento mismo a que se ve sometida la inteligencia
cuando intenta precisamente la ingente tarea de ponerse en marcha a sí misma
desde su última raíz. Por esto la historia de la filosofía no es extrínseca a la filosofía
misma, como pudiera serlo la historia de la mecánica a la mecánica. La filosofía no
es su historia; pero la historia de la filosofía es filosofía, porque la entrada de la
inteligencia en sí misma, en la situación concreta y radical en que se encuentra
instalada, es el origen y la puesta en marcha de la filosofía. El problema de la
filosofía no es sino el problema mismo de la inteligencia. Con esta afirmación, que
en el fondo remonta al viejo Parménides, comenzó a existir la filosofía en la Tierra.
Y Platón nos decía, por esto, que la filosofía es un silencioso diálogo del alma
consigo misma en todo al ser.
Con todo, difícilmente logrará el científico al uso librarse de la idea de que la
filosofía, si no en toda su amplitud, por lo menos en la medida en que envuelve un
saber acerca de las cosas, se pierde en los abismos de una discordia que disuelve su
propia esencia.
Es innegable que en el curso de su historia la filosofía ha entendido de modos
muy diversos su propia definición como un saber acerca de las cosas. Y la primera
actitud del filósofo ha de consistir en no dejarse llevar de dos tendencias
antagónicas que surgen espontáneamente en un espíritu principiante: la de
perderse en el escepticismo o la de decidirse a adherir polémicamente a una
fórmula con preferencia a otra, tratando incluso de forjar una nueva. Dejemos
estas actitudes para otros. Al recorrer este rico formulario de definiciones no
puede menos de sobrecogernos la impresión de que algo muy grave late bajo esta
diversidad. Si realmente, tan distintas son las concepciones de la filosofía como un
saber teorético, resultará claro que esa diversidad significa precisamente que no
sólo el contenido de sus soluciones, sino la idea misma de filosofía, continúa siendo
problemática. La diversidad de definiciones actualiza, ante nuestra mente, el
problema mismo de la filosofía como un verdadero saber acerca de las cosas. Y
pensar que la existencia de semejante problema pudiera descalificar el saber
teórico es condenarse a perpetuidad a no entrar ni en el zaguán de la filosofía. Los
problemas de la filosofía no son, en el fondo, sino el problema de la filosofía.
Pero quizá la cuestión resurja con nueva angustia al tratar de precisar la índole
de este saber teorético. No es una cuestión nueva. De tiempo atrás, desde hace
siglos, se ha formulado la misma pregunta con otros términos: ¿Posee carácter
científico la filosofía? No es indiferente, sin embargo, esta manera de presentar el
problema. Según ella, el "saber de las cosas" adquiere su expresión plenaria y
ejemplar en lo que se llama "un saber científico". Y este supuesto ha sido decisivo
para la suerte de la idea de filosofía en los tiempos modernos.
Bajo formas diversas, en efecto, se ha hecho observar repetidas veces que la
filosofía está muy lejos de ser una ciencia; que en la mejor de las hipótesis no pasa
de ser una pretensión de ciencia. Y ello, sea que conduzca a un escepticismo acerca
de la filosofía, sea que conduzca a un máximo optimismo acerca de ella, como
acontece precisamente en Hegel, cuando, en las primeras páginas de la
Fenomenología del espíritu afirma rotundamente que se propone "colaborar a que
la filosofía se aproxime a la forma de ciencia..., mostrar que la elevación de la
filosofía a ciencia está en el tiempo", y cuando, más tarde, repite resueltamente
que es menester que la filosofía deje, de una vez por todas, de ser un simple amor
de la sabiduría para convertirse en una sabiduría efectiva. (Para Hegel, "ciencia" no
significa una ciencia en el mismo sentido que las demás.)
Con propósito diverso, pero con no menor energía, en las primeras líneas del
prólogo a la segunda edición de la Crítica de la Razón Pura, comienza Kant diciendo
lo siguiente: "Si la elaboración de conocimientos... ha emprendido o no el seguro
camino de una ciencia, es cosa que se ve pronto por los resultados. Si después de
muchos preparativos y aderezos, en cuanto comienza con su objeto queda
detenida, o si, para lograrlo, necesita volver una y otra vez al punto de partida y
emprender un nuevo camino; igualmente, si tampoco es posible poner de acuerdo
a los distintos colaboradores acerca de la manera como ha de conducirse esta labor
común, se puede tener entonces la firme persuasión de que semejante estudio no
se halla, ni de lejos, en el seguro camino de una ciencia, sino que es un simple
tanteo...", y a diferencia de lo que acontece precisamente en la lógica, en la
matemática, en la física, etc., en metafísica el "destino no ha sido tan favorable que
haya podido emprender el seguro camino de la ciencia, a pesar de ser más antigua
que todas las demás".
Hace un cuarto de siglo que Husserl publicaba un vibrante estudio en la revista
Logos, intitulado "La filosofía como ciencia estricta y rigurosa". En él, después de
hacer ver que sería un contrasentido discutir, por ejemplo, un problema de física o
de matemáticas haciendo entrar en juego los puntos de vista de su autor, sus
opiniones, sus preferencias o su sentido del mundo y de la vida, propugna
resueltamente la necesidad de hacer también de la filosofía una ciencia de
evidencias apodícticas y absolutas. No hace sino referirse, en última instancia, a la
obra de Descartes.
Descartes, con gran cautela, pero diciendo, en el fondo, lo mismo, comienza
sus Principios de Filosofía con las siguientes palabras: "Como nacemos en estado
de infancia y emitimos muchos juicios acerca de las cosas sensibles antes de poseer
el uso íntegro de nuestra razón, resulta que nos hallamos desviados, por muchos
prejuicios, del conocimiento de la verdad, y nos parece que no podemos librarnos
de ellos más que tratando de poner en duda, una vez por lo menos en la vida, todo
aquello en que encontremos el menor indicio de incertidumbre".
De esta exposición de la cuestión se deducen algunas observaciones
importantes:
Descartes, Kant, Husserl, comparan la filosofía y las demás ciencias desde el
punto de vista del tipo de conocimiento que suministran: ¿posee o no posee la
filosofía un género de evidencia apodíctica comparable al de la matemática o al
de la física teorética?
Esta comparación revierte después sobre el método que conduce a semejante
evidencias: ¿posee o no la filosofía un método que conduzca con seguridad, por
necesidad interna y no sólo por azar, a evidencias análogas a las que obtienen
las demás ciencias?
Ello conduce finalmente a un criterio: en la medida en que la filosofía no posea
este tipo de conocimiento y este método seguro de las demás ciencias, su
defecto se convierte en una objeción contra el carácter científico de la filosofía.
Ahora bien: frente a este planteamiento de la cuestión debemos afirmar
enérgicamente:
a) Que la diferencia que Husserl, Kant, Descartes señalan entre la ciencia y la
filosofía, cope ser muy honda, no es, en definitiva, suficientemente radical.
b) Que la diferencia entre la ciencia y la filosofía no es una objeción contra el
carácter de la filosofía como un saber estricto acerca de las cosas. Porque,
en definitiva, la objeción contra la filosofía procede de una cierta concepción
de la ciencia que, sin previa discusión, pretende aplicarse unívocamente a
todo saber estricto y riguroso.
La diferencia radical que separa a la filosofía y a las ciencias no procede del
estado del conocimiento científico y filosófico. No parece, escuchando a Kant, sino
que de lo único de que se trata es de que, relativamente a su objeto, la filosofía, a
diferencia de la ciencia, no ha acertado aún a dar ningún paso firme que nos lleve a
aquél. Y decimos que esta diferencia no es bastante radical, porque,
ingenuamente, se da por supuesto en ella que el objeto de la filosofía está ahí, en
el mundo, y que de lo único de que se trata es de encontrar el camino seguro que
nos lleve a él.
La situación sería mucho más grave si resultara que lo problemático es el objeto
mismo de la filosofía: ¿existe el objeto de la filosofía? Esta pregunta es lo que
radicalmente escinde a la filosofía de todas las demás ciencias. Mientras que éstas
parten de la posesión de su objeto y de lo que tratan es simplemente de estudiarlo,
la filosofía tiene que comenzar por justificar activamente la existencia de su objeto:
su posesión es el término, y no el supuesto de su estudio, y no puede mantenerse
sino reivindicando constantemente su existencia. Cuando Aristóteles la llamada
Zetouméne epistéme, entendía que lo que se buscaba no era sólo el método, sino,
además, el objeto mismo de la filosofía.
¿Qué significa que la existencia misma de su objeto sea problemática?
Si se tratase simplemente de que se ignore cuál es el objeto de la filosofía, el
problema, con ser grave, seria, en el fondo, simple. Sería cuestión de decir: o bien
que la humanidad no ha llegado todavía a descubrir ese objeto, o que éste es lo
bastante complicado para que su aprehensión resulte oscura. En realidad, es lo que
ha acontecido durante milenios con todas las ciencias, y por eso sus objetos no se
han descubierto simultáneamente en la Historia: unas ciencias han nacido, así, más
tarde que otras. O bien: silo que resultara es que este objeto fuese demasiado
complicado, sería cuestión de intentar mostrarlo sólo a las mentes que hubiesen
obtenido madurez suficiente. Tal sería la dificultad de quien pretendiese explicar a
un alumno de matemáticas de una escuela primaria el objeto propio de la
geometría diferencial. En cualquiera de estos casos, y pese a todas las vicisitudes
históricas o dificultades didácticas, se trataría simplemente de un problema
deíctico de un esfuerzo colectivo e individual para indicar (deîxis) cuál es ese objeto
que anda perdido por ahí entre los demás objetos del mundo.
Todo hace sospechar que no se trata de esto.
El problematismo del objeto de la filosofía no procede tan sólo de que de hecho
no se haya reparado en él, sino de que, a diferencia de todo otro objeto posible, el
de la filosofía es constitutivamente latente; entendiendo aquí por objeto el término
real o ideal sobre que versa, no sólo una ciencia, sino cualquier otra actividad
humana. En tal caso, es claro que:
1. Este objeto latente no es en manera alguna comparable a ningún otro
objeto. Por tanto, cuanto se quiera decir acerca del objeto de la filosofía,
tendrá que moverse en un plano de consideraciones radicalmente ajeno al
de todas las demás ciencias. Si toda ciencia versa sobre un objeto real,
ficticio o ideal, el objeto de la filosofía no es ni real, ni ficticio, ni ideal: es
otra cosa, tan otra, que no es cosa.
2. Se comprende entonces que este peculiar objeto no pueda hallarse
separado de ningún otro objeto real, ficticio o ideal, sino incluido en todos
ellos, sin identificarse con ninguno. Esto es lo que queremos decir al afirmar
que es constitutivamente latente: latente bajo todo objeto. Como el hombre
se halla constitutivamente vertido hacia los objetos reales, ficticios o ideales,
con los que hace su vida y elabora sus ciencias, resulta que ese objeto
constitutivamente latente es también por su propia índole esencialmente
fugitivo.
3. De lo que huye dicho objeto es precisamente de la simple mirada de la
mente. A diferencia, pues, de lo que pretendía Descartes, el objeto de la
filosofía jamás puede ser descubierto formalmente por una simple mentís
inspector, sino que es menester que después de haber aprehendido los
objetos bajo quienes late, un nuevo acto mental reobre sobre el anterior
para colocar al objeto en una nueva dimensión que haga, no transparente,
sino visible, esa otra dimensión suya. El acto con que se hace patente el
objeto de la filosofía no es una aprehensión, ni una intuición, sino una
reflexión. Una reflexión que no descubre, por tanto, un nuevo objeto entre
los demás, sino una nueva dimensión de todo objeto, cualquiera que sea. No
es un acto que enriquezca nuestro conocimiento de lo que las cosas son. No
hay que esperar de la filosofía que nos cuente, por ejemplo, de las fuerzas
físicas, de los organismos o de los triángulos nada que fuera inaccesible para
la matemática, la física o la biología. Nos enriquece simplemente
llevándonos a otro tipo de consideraciones.
Para evitar equívocos, conviene observar que la palabra reflexión se emplea
aquí en su sentido más inocente y vulgar: un acto o una serie de actos que, en una
u otra forma, vuelven sobre el objeto de un acto anterior a través de éste.
Reflexión no significa aquí simplemente un acto de meditación, ni un acto de
introspección, como cuando se habla de conciencia refleja, por oposición a la
conciencia directa. La reflexión de que aquí se trata consiste en una serie de actos
por los que se coloca en nueva perspectiva el mundo entero de nuestra vida,
incluyendo los objetos y cuantos conocimientos científicos hayamos adquirido
sobre ellos.
Obsérvese, en segundo lugar, que el que la reflexión y lo que ella nos descubre
sean irreductibles a la actitud natural y a lo que ella nos descubre no significa que
espontáneamente, en uno u otro grado, en una u otra medida, no sea tan primitiva
e ingénita como la actitud natural.
Resultará entonces que esta diferencia radical entre la ciencia y la filosofía no se
vuelve contra esta última como una objeción. No significa que la filosofía no sea un
saber estricto, sino que es un saber distinto. Mientras la ciencia es un conocimiento
que estudia un objeto que está ahí, la filosofía, por tratar de un objeto que por su
propia índole huye, que es evanescente, será un conocimiento que necesita
perseguir a su objeto y retenerlo ante la mirada humana, conquistarlo. La filosofía
no consiste sino en la constitución activa de su propio objeto, en la puesta en
marcha de la reflexión. El grave error de Hegel ha sido de signo opuesto al
kantiano. Mientras éste desposee, en definitiva, a la filosofía de un objeto propio,
haciéndola recaer tan sólo sobre nuestro modo de conocimiento, Hegel sustantiva
el objeto de la filosofía haciendo de él todo de donde emergen dialécticamente y
donde se mantienen, también dialécticamente, todos los demás objetos.
No es menester, por ahora, precisar el carácter más hondo del objeto de la
filosofía y su método formal. Lo único que me importa aquí es subrayar, frente a
todo irracionalismo, que el objeto de la filosofía es estrictamente objeto de
conocimiento; pero que este objeto es radicalmente distinto de los demás.
Mientras cualquier ciencia y cualquier actividad humana considera las cosas que
son y tales como son (hos éstin), la filosofía considera las cosas en cuanto son (hei
éstin; Arit., Metaf., 1064 a 3). Dicho en otros términos: el objeto de la filosofía es
transcendental, y, como tal, accesible solamente a una reflexión. El "escándalo de
la ciencia" no solamente no es una objeción contra la filosofía que hubiera que
resolver, sino una positiva dimensión que es preciso conservar. Por esto decía
Hegel que la filosofía es el mundo al revés. La explanación de este escándalo es
precisamente el problema, el contenido y el destino de la filosofía. Por esto,
aunque no sea exacto lo que decía Kant: "No se aprende filosofía; sólo se aprende
a filosofar", resulta absolutamente cierto que sólo se aprende filosofía poniéndose
a filosofar.
1.2 CONCEPCIONESDE LA FILOSOFIA EN DIVERSAS ETAPAS DEL
DESARROLLO HISTORICO DE LA HUMANIDAD.
En el s. XIX, Hegel le dio un sentido más amplio a la filosofía de la historia y
diferenciado a lo considerado por Voltaire. Él fue el primero en incorporar a la
Universidad de Berlín esta disciplina. Para Hegel la filosofía de la historia hay que
entenderla como una historia global o universal. El sentido de la disciplina de la
historia sufrirá un cambio en la escuela positivista con Leopold von Ranke. Para él
eran el gobierno de las leyes generales y universales que rigen el mundo y que
deben ser relatados por la historia como una ciencia empírica.
La respuesta a por qué no surge antes del XVIII esta disciplina es debido a que
los filósofos de otras épocas se han centrado en otras cuestiones, en la Antigua
Grecia por la física, matemática, etc. En la Edad Media por la teología y más tarde
en las ciencias naturales y finalmente los filósofos sintieron la necesidad de
reflexionar sobre la historia en el siglo XVIII y que cuyo objeto era el pasado. Esta
historia plantea una serie de problemas que se dividen en cuatro apartados:
La naturaleza de la historia: gira en torno a la posibilidad de elaborar un
método de lo que podemos llamar ciencias, es decir, es susceptible de
plantear problemas capaces de ser resueltos.
El objeto de la historia: son las acciones pasadas de los hombres del pasado.
El método de la historia: es la interpretación de los testimonios, que le
permite al historiador responder y analizar en base a los signos dejados por
el pasado.
Valor y sentido de la historia: el saber histórico nos permite conocer mejor al
ser humano, ya que la mejor forma de conocernos, es estudiando nuestras
obras.
La concepción de la filosofía de la historia es inseparable y depende de la
concepción de la historia, y por tanto, la comprensión del objeto está condicionada
por la interpretación que hace la filosofía de la historia. Tuvo una interpretación
ilustrada, resultado de una concepción renacentista de la historia, que a su vez es
el precipitado de fenómenos de la Antigüedad y el Medievo, Moderna y
Contemporánea.
EDAD ANTIGUA
Es la etapa de la Historia que comenzó cuando se inventó la escritura,
aproximadamente en el año 3.000 antes de Cristo y finalizó cuando terminó el
Imperio Romano, en el año 476 después de Cristo.
Cuando se inventó la escritura no se hacía como lo hacemos hoy, sino que se
trazaban símbolos y dibujos sobre piedras u otros materiales. Tampoco sabía
escribir mucha gente sino solamente unos pocos. Pero gracias a lo que ellos
escribieron hemos podido conocer mucho sobre aquellos tiempos.
Al principio de la Edad Antigua en Andalucía habitaba el pueblo de Tartesos y en
el resto de la Península otros pueblos que tenían entre sí muchos rasgos que los
diferenciaban, como los íberos del este de la Península, los galaicos, astures,
cántabros y vascos del norte y los celtíberos del centro.
Otros pueblos de lugares más lejanos vinieron a la Península y se
establecieron en ella. Eran los pueblos colonizadores que enseñaron a los
habitantes de este lugar sus costumbres y sus conocimientos y crearon o fundaron
bastantes poblados o ciudades a los que llamaron colonias. Estos pueblos fueron
los fenicios, los griegos y los cartagineses.
Pero algún tiempo después existió el pueblo romano que desarrolló una
gran civilización, aprendida en parte de los griegos y que ha influido muchísimo en
nuestra cultura y formas de vida.
Hace unos 2.000 años el pueblo romano consiguió ser el más poderoso de su
época. Formaron un imperio, es decir, un inmenso territorio bajo el poder de su
emperador. Este imperio llegó a extenderse por el Mediterráneo ocupando casi
toda Europa y parte de Asia y de África. El primer emperador del Imperio Romano
fue Octavio César Augusto en el año 27 antes del nacimiento de Cristo.
La capital del imperio fue Roma y en ella comenzaban grandes vías o
calzadas que la comunicaban con el resto del imperio.
En las familias eran los hombres los que tenían toda la autoridad sobre los
demás. Las mujeres trabajaban en la casa y cuidaban a los hijos. Los niños y niñas
iban a la escuela desde los 7 a los 12 años de edad. Los esclavos hacían los trabajos
más duros.
En todo el imperio se hablaba la misma lengua: el latín, que luego se ha ido
transformando en las lenguas que hoy hablamos. También eran las mismas leyes
las que existían para todos los habitantes de ese gran territorio.
Los romanos eran politeístas, es decir, creían en la existencia de muchos
dioses a los que adoraban en sus templos respectivos.
Se divertían en grandes espectáculos, como la lucha de gladiadores que se
hacía en los anfiteatros, las comedias en el teatro y las carreras en el circo.
Acudían a bañarse a los baños públicos llamados termas.
Crearon grandes ciudades que tenían amplias calles empedradas, edificios
públicos, monumentos y fuentes. En cada ciudad el acueducto llevaba agua a las
fuentes y a las termas. En los templos se adoraba al dios correspondiente. El foro
era el centro de la ciudad y allí se reunían para comentar asuntos importantes. Las
murallas protegían la ciudad de los ataques de los enemigos del Imperio.
LA EDAD ANTIGUA EN ESPAÑA Y EN ANDALUCÍA.
Al territorio de la Península Ibérica los romanos le llamaron Hispania. En ella
había tres provincias: la Tarraconense, Lusitania y la Bética, al sur.
Este nombre era debido al río Guadalquivir, al que ellos llamaron Betis y que
usaban para comunicar con barco algunas ciudades de la Bética.
Aquí, en el sur, los romanos vencieron al pueblo cartaginés y con el tiempo los
habitantes de la Bética se romanizaron, es decir, aprendieron el latín y aceptaron
las leyes, la religión y las costumbres romanas.
En la Bética nacieron algunos personajes muy importantes del imperio,
como los emperadores Trajano y Adriano, el filósofo Séneca y el escritor Lucano.
Con los romanos aumentaron su tamaño o se fundaron las primeras grandes
ciudades de Andalucía. Además de Cádiz o Málaga que ya existían fundaron otras
como Itálica (junto a Santiponce, en Sevilla), Sevilla, Écija o Córdoba que era la
capital de la Bética.
Construyeron templos y vías o calzadas de las que aún quedan restos.
Los puentes fueron muy resistentes. Muchos perduran aún, como el de Córdoba y
Utrera. También quedan restos de anfiteatros en Cádiz, Carmona y otros lugares. El
acueducto de Nerja es uno de los que mejor se conserva.
La Bética se convirtió en una zona muy próspera pues los romanos supieron
aprovechar bien sus recursos.
Seguro que has comido alguna vez bacalao o incluso sardinas-arenques que
se compran saladas en las tiendas. Bien, pues esta técnica de conservar el pescado
por más tiempo añadiéndole sal la inventaron las personas que vivieron en la Edad
Antigua. Hoy seguimos haciéndolo igual.
El pescado lo salaban en las fábricas de salazón, como la que había en
Almuñécar, en la provincia de Granada, a la que continuaron llamando Sexi.
Después exportaban el pescado, es decir, se llevaba a muchos lugares del imperio,
algunos muy lejanos, en donde lo podían consumir sin que se alterara.
EDAD MEDIA
Es la etapa histórica que comenzó en el año 476 después de Cristo, cuando
cayó el Imperio Romano y finalizó en 1492 en que se descubrió América.
En España y en Andalucía, la Edad Media fue una etapa especialmente
interesante. Durante este período convivieron en nuestra tierra gentes de tres
culturas y religiones muy distintas: cristianos, musulmanes y judíos. Hubo épocas
de paz pero otras, de luchas y abiertos enfrentamientos.
¿Cómo comenzó todo esto?
El Imperio Romano que había sido tan potente y que tanto mundo había
conquistado, fue perdiendo importancia poco a poco. Hubo grandes problemas
económicos, políticos y sociales que hicieron su poder cada vez más débil.
Incluso la religión romana que había sido politeísta, fue cediendo creyentes
a una nueva religión a la que llamaron cristianismo y que había predicado un
Hombre, el mismo hijo de Dios, llamado Jesús de Nazaret. Esta religión decía que
hay que amar a Dios y a las demás personas y que siguiendo el camino que nos
enseñan Los Evangelios, se alcanza la salvación eterna. Para los romanos fue
inaceptable, entre otras cosas porque los cristianos predicaban que sólo existe un
único Dios, al contrario de los muchos dioses a los que ellos adoraban, entre ellos
al propio emperador. Así los romanos persiguieron, martirizaron y asesinaron a
muchos de los primeros cristianos hasta que, en el siglo IV, autorizaban esta
religión que fue propagándose por todo el imperio, especialmente por lo que ahora
llamamos Europa.
Además, los pueblos bárbaros, que era así como los romanos llamaban a los
pueblos guerreros que habitaban en el este de Europa, invadieron por fin muchos
territorios del imperio romano, aprovechando su debilidad.
Así, por ejemplo, los visigodos, uno de estos pueblos bárbaros, vinieron hacia el
sur y se establecieron en nuestra península.
Los historiadores piensan que en el año 476 después de Cristo, en que los
pueblos bárbaros invadieron el Imperio Romano, comienza la Edad Media, porque
todo volvería a cambiar en la vida de las personas.
Los visigodos desarrollaron en la Bética una cultura floreciente. Pero se
llevaban a cabo muchas luchas entre los propios visigodos. Estas luchas las
aprovecharon los musulmanes del norte de África para invadir la península, en el
año 711.
Algunos visigodos se refugiaron en las montañas del norte peninsular y
crearon los primeros reinos cristianos. Deseaban reconquistar los territorios
perdidos. Desde el norte de la Península iniciaron la Reconquista para expulsar a
los musulmanes del territorio que les habían invadido. Esta lenta reconquista
tardaría casi ochocientos años en finalizar, hasta que los Reyes Católicos, en el año
1492, expulsaron al último rey árabe del Reino de Granada .
¿QUÉ ES EL ISLAM?
El Islam es una religión monoteísta, es decir, que predica la existencia de un
solo Dios. Hace unos 1400 años un comerciante llamado Mahoma predicó en la
ciudad de La Meca, en Arabia, esta nueva religión. Los que la practican se llaman
musulmanes y el libro en donde se escribió esta doctrina religiosa se llama El
Corán. Los musulmanes se reúnen para rezar en un templo llamado mezquita.
Los cinco mandamientos básicos que debe cumplir cualquier musulmán son:
creer que hay un sólo Dios, al que llaman Alá, y Mahoma es su profeta.
orar, es decir, rezar cinco veces al día.
ayunar durante el mes llamado Ramadán.
dar limosna.
peregrinar a la ciudad de La Meca al menos una vez en la vida.
El dominio musulmán en la Península Ibérica. Los musulmanes llamaron Al-
Ándalus al territorio que conquistaron en la Península Ibérica. Los territorios
dominados por los musulmanes se dividían en califatos, llegando a ser el Califato
de Córdoba uno de los más importantes de la época. En cada califato había un
califa que era la persona que tenía la máxima autoridad política y religiosa; además
dictaba las leyes que el pueblo debía cumplir y era el juez más importante.
En las familias eran los hombres los que trabajaban el campo o se dedicaban a la
artesanía y al comercio. Las mujeres debían obediencia absoluta a su esposo, a su
padre o a su hermano. Los hijos aprendían a leer y a escribir y sólo los hijos de los
ricos iban a la universidad, que ya empezaban a existir. Las hijas permanecían en
casa. Los esclavos trabajaban en el campo o en los talleres artesanales. La lengua
que se hablaba en todo el Islam era el árabe. Durante aquellos siglos los
musulmanes desarrollaron una cultura muy importante. Para divertirse los
musulmanes iban a espectáculos musicales, cómicos o poéticos; hacían bailes,
jugaban al ajedrez o acudían a baños públicos. Los musulmanes estuvieron en la
península casi ochocientos años, por lo que nos dejaron una gran influencia en
nuestra cultura. Así por ejemplo, las matemáticas las desarrollaron mucho y hoy
usamos las cifras que ellos nos enseñaron. En la agricultura introdujeron nuevos
sistemas de riego, desconocidos aquí hasta entonces, y el cultivo de plantas que no
se conocían, como el arroz, las naranjas o el azafrán. En la artesanía y en la
industria desarrollaron la fabricación de objetos de cuero, tejidos, vidrio y
cerámica.
Muchas palabras del castellano tienen origen árabe, como Guadalquivir,
azulejo, almohada, alcachofa,... También gran parte de nuestros platos típicos
tienen este origen. Pero donde se percibe más notablemente su huella es en las
construcciones que nos dejaron y que en gran número siguen en pie. Hoy día son
monumentos de gran interés que visitan anualmente millares de personas de todo
el mundo.
LOS REINOS CRISTIANOS
En la Edad Media se llamaba La Cristiandad a todo el territorio que
ocupaban los distintos reinos cristianos. El Papa ya era la máxima autoridad
religiosa; incluso sus decisiones las obedecían casi todos los reyes cristianos.
Dentro de cada reino cristiano reinaba un rey que gobernaba el reino con la ayuda
de los nobles.
A finales de la Edad Media había en la Península varios reinos cristianos,
como por ejemplo los reinos de Castilla, de Aragón, de León, de Navarra o el reino
de Portugal. Otras personas con mucho poder eran los nobles, dueños de grandes
extensiones de tierra y que vivían en castillos para defenderse de sus enemigos.
Ayudaban al rey en las guerras y este les premiaba dándoles grandes extensiones
de tierra. Los campesinos trabajaban las tierras de los señores; cada año debían
entregar parte de la cosecha a los nobles y a la iglesia. Vivían en aldeas cercanas a
los castillos. Cuando estaban en peligro por las guerras se refugiaban en el castillo
del noble. Los monjes vivían en monasterios y se dedicaban a la oración, a la
agricultura y a la artesanía. En las bibliotecas de estos monasterios los monjes
guardaban toda la cultura y el saber de la antigüedad. La actividad más importante
de los monjes fue copiar a mano documentos muy antiguos. Por eso muchos de
ellos han podido conocerse en nuestros días.
Al principio de la Edad Media la mayor parte de la población peninsular
hablaba el latín, la lengua de Roma; pero fue transformándose según los lugares y
de él se formaron las lenguas romances: castellano, catalán, gallego, francés,
italiano,... Cuando poco a poco casi toda Andalucía fue reconquistada por los
cristianos, muchos musulmanes fueron expulsados de las ciudades y otros huyeron
al norte de África. Las ciudades fueron repobladas por cristianos de los reinos de
Castilla y de León que trajeron también nuevas formas de organización y
costumbres. En aquellos tiempos nacieron los primeros Ayuntamientos andaluces.
MONUMENTOS MEDIEVALES ANDALUCES
Durante la Edad Media se realizaron en Andalucía muchas construcciones que
se usaban principalmente para celebraciones religiosas.
Cuando los musulmanes construyeron sus edificaciones lo hicieron con unas
formas y características determinadas. A esta manera de construir se le llamó estilo
islámico. Se usaban ladrillos y yeso, arcos con forma de herradura y se adornaban
los interiores de los edificios con patios, fuentes, azulejos y decoración geométrica,
como se ve en La Alhambra. De la época musulmana Andalucía posee numerosos
monumentos y construcciones de gran belleza. De todos ellos los más importantes
y mundialmente conocidos son:
La Alhambra de Granada es el palacio donde residían los últimos reyes
musulmanes hasta que fueron expulsados de la Península. Es una gran
fortaleza construida en lo alto de una colina y está formada por un conjunto
de habitaciones, patios y jardines muy bonitos. Junto con los jardines
del Generalife, es uno de los monumentos más visitados de todo el mundo.
La Mezquita de Córdoba es una de las más hermosas del mundo. Las
mezquitas son los lugares donde se reúnen los musulmanes para rezar.
En las mezquitas hay un minarete o torre, desde ella se llama a la gente para
la oración. La Giralda sevillana es el minarete que tenía una antigua
mezquita que ya no existe.
Las alcazabas eran unos recintos amurallados que se usaban para
defenderse, al igual que los castillos cristianos; algunas se conservan aún,
como la de Almería o la de Málaga.
Además de las construcciones musulmanas, durante la Edad Media los reyes
cristianos mandaron construir gran número de bellísimos edificios. Pero estos
edificios se construían de forma distinta al estilo islámico, con unas características
determinadas que eran comunes al resto de la Cristiandad; a esta forma de
construir se le llamó estilo gótico y lo podemos observar en muchas iglesias y
catedrales. Estas construcciones se decoraban con grandes ventanales de
vidrieras, algunas circulares que se llaman rosetones y arcos apuntados por arriba.
Algunas construcciones de los reinos cristianos eran:
Los castillos eran fuertes construcciones de piedra que se edificaban sobre
colinas para poder ver al enemigo a tiempo cuando se acercaba. Para
defenderlos mejor se rodeaban de altas murallas y de un foso lleno de agua
que no podía cruzarse sin bajar el puente levadizo. El señor del castillo vivía
en la torre principal que se llamaba torre del homenaje. En el castillo se
guardaba ganado, trigo y agua en depósitos que los musulmanes llamaban
aljibes. Cuando había guerra los atacantes sitiaban el castillo, es decir, lo
rodeaban durante meses sin dejar entrar ni salir a nadie, hasta que los
sitiados, que eran los que estaban dentro del castillo, se quedaban sin agua
o sin comida y se rendían.
En Andalucía quedan aún muchos castillos medievales como los de
Almodóvar del Río (Córdoba) y Cortegana (Huelva), además de las alcazabas
árabes de Almería y Málaga.
También quedan en las ciudades restos de las altas murallas con las que se
protegían de los ataques y sólo se podía entrar a la ciudad por unas pocas
puertas.
Las catedrales eran grandes iglesias construidas por los cristianos. Al final de
la época medieval se construyeron las catedrales de Sevilla y Granada.
Los monasterios eran edificios donde vivían una comunidad de frailes o de
monjas, como el Monasterio de San Isidoro del Campo que está situado en
Santiponce (Sevilla).
1.2.3 EDAD MODERNA
Históricamente se conoce como una de las etapas en la que se divide
tradicionalmente la historia, extendiéndose desde la toma de Constantinopla por
los turcos en el año 1453 hasta el inicio de la Revolución Francesa en el año 1789.
Otros historiadores fijan como fecha de inicio el descubrimiento de América
en1492, o el inicio de la Reforma Protestante en 1517.
En este periodo destacan la invención de la imprenta, los grandes
descubrimientos geográficos como el descubrimiento de América, el Renacimiento,
la Reforma Protestante, la Contra reforma Política etc.
Conforme transcurrían los años, las ciudades fueron creciendo, y es así como
durante el período medieval, ya en el siglo XV, Europa presentaba un gran
desarrollo urbano. También con el crecimiento de las ciudades se produjo un
cambio en el sistema económico: la economía feudal dio paso a los primeros
indicios del sistema capitalista.
Obviamente el desarrollo comercial del Mediterráneo y el crecimiento de la
actividad industrial fueron aprovechados por la burguesía, la clase social que
estaba creciendo junto con las ciudades.
Respectivamente toda esta actividad condujo a la necesidad de buscar nuevas
tierras donde conseguir las materias primas, necesarias para fabricar los productos.
Además, significó la apertura de nuevos mercados donde venderlos.
Durante esta época, el comercio mediterráneo estaba bloqueado por los turcos, y
todos los progresos logrados con las técnicas de navegación, impulsaron a los
hombres del siglo XV a las exploraciones de ultramar.
ESPAÑA Y PORTUGAL
Desde principios del siglo XV, Portugal exploró las costas africanas para
buscar una ruta hacia India, pero sólo en 1487 Bartolomé Díaz descubrió el cabo de
Buena Esperanza, y en 1498 la expedición de Vasco de Gama llegó a la ciudad de
Calicut. Estos hitos van a consolidar la presencia portuguesa en el Océano Indico y
van a transformar a Lisboa en centro de comercio de las especies.
España, por su parte, obtuvo un gran éxito cuando la primera expedición de
Cristóbal Colón descubrió América. Este triunfo se debió al esfuerzo personal de
Colón, y al apoyo oficial de los Reyes Católicos. La idea de Colón era llegar a las
costas orientales de Asia, pero estaba equivocado en el cálculo de la distancia que
separaba a Europa de estas tierras, razón por la cual pensó que era India el
territorio al que había llegado, cuando realmente era América.
El día 3 de agosto de 1492, Colón partió del puerto de Palos con tres
carabelas: la Pinta, la Niña y la Santa María. Realizó una escala en las islas Canarias
para aprovisionarse de agua y alimentos, y después de mucho navegar llegó, el día
12 de octubre, a la isla de Guanahani, que bautizó como San Salvador.
NUEVAS TIERRAS A LA VISTA
Desde el descubrimiento de América en 1492, hasta la primera vuelta al
mundo en 1522, los conocimientos geográficos sobre la Tierra avanzaron
muchísimo.
Cerca del año 1500 se descubrió el golfo del Darién, la costa de Venezuela,
las Antillas y las costas de Brasil.
En el año 1500, con la expedición portuguesa de Pedro Alvares Cabral al
Brasil, se consideró este territorio como propiedad de la corona de Portugal.
En 1513, Vasco Núñez de Balboa descubrió el Mar del Sur, Océano Pacífico,
confirmándose que América era un nuevo continente.
Entre los años 1519 - 1522 se realiza la primera vuelta al mundo, realizada
por Hernando de Magallanes, y que finaliza Sebastián Elcano, debido a la
muerte del primero. Con este viaje se confirma la redondez de la Tierra y se
descubre el paso que une el Océano Atlántico y el Pacífico en América del
Sur, llamado, posteriormente, Estrecho de Magallanes.
CONSECUENCIAS...
El impacto que el descubrimiento de América significó para el mundo fue
grande: las consecuencias demográficas, económicas y culturales se dejaron sentir
inmediatamente:
Demográficas: la emigración o traslado de población europea hacia las
colonias americanas, la mezcla entre la raza nativa y la europea (mestizaje racial),
el tráfico de esclavos negros y el intercambio continental de epidemias que hizo
disminuir la población indígena americana.
Económicas: se desplazó la actividad económica desde el Mediterráneo
hacia el Atlántico. El hallazgo de numerosos yacimientos de metales preciosos en
América, fomentó la tendencia al atesoramiento de oro. El intercambio de
productos entre los dos continentes provocó que en América se conocieran el trigo,
el café, la caña de azúcar y el olivo, Europa recibió de América el cultivo del maíz, el
cacao y la papa.
Culturales: los pueblos europeos trajeron a América su forma de pensar,
valores, idioma, religión, arte y sentido del derecho, entre otros aspectos.
FORMACIÓN DEL ESTADO MODERNO
El período conocido como Época Moderna significó para Europa importantes
cambios en su ordenamiento político. El fenómeno más destacado fue el
surgimiento del Estado Moderno: un territorio con fronteras determinadas, un
gobierno común y un sentimiento de identificación cultural y nacional de sus
habitantes.
Los reyes fueron quienes iniciaron este proceso a lo largo de los siglos XIV y
XV. Interesados en concentrar el poder en su persona, debieron negociar con los
señores feudales, quienes cedieron sus derechos individuales sobre sus feudos, a
cambio de una serie de privilegios. Los que no estuvieron dispuestos a transar,
fueron sometidos a través de violentas guerras. Para éstas, los reyes contaron con
el apoyo de los burgueses, a quienes les interesaba dejar de depender del señor
feudal. De este modo, el concepto feudal de lealtad fue reemplazado por los de
autoridad y obediencia, propios de un Estado con poder centralizado.
En el siglo XVII, el poder político de los monarcas se fortaleció hasta eliminar
cualquier representatividad, dando lugar a las monarquías absolutas.
La monarquía constituyó un estado moderno sobre la base de una dirección
fuerte, contando con los medios para sostenerla. Con esto, el rey consiguió la
resignación de la sociedad, a cambio de un cierto orden y progreso.
Uno de los más claros ejemplos del absolutismo fue Francia. Durante el siglo
XVII, este país se convirtió en la mayor potencia europea, después de consolidar
sus fronteras, gracias a innumerables guerras con los países vecinos. El rey Luis XIV
(1643-1715) fue la mejor personificación de la imagen del monarca absoluto. A él
se atribuye la frase: "El Estado soy yo".
EL RENACIMIENTO...
Se conoce como Renacimiento al gran movimiento de renovación que se
produjo en Europa durante los siglos XV y XVI. Este movimiento hizo que se
replantearan muchas de las ideas que perduraron durante el mundo medieval. Se
extendió la actitud crítica, la observación de la naturaleza, la experimentación
científica y se alcanzaron notables avances técnicos, así como una extraordinaria
expansión de las artes.
Italia fue el lugar donde surgió el proceso renacentista. Sin embargo, el
Renacimiento se convirtió en un fenómeno europeo que potenció y difundió las
grandes conquistas de la cultura clásica, como la forma de pensar, el idioma y el
arte del mundo greco-romano.
En lo que se refiere al arte, muchos son los artistas que destacaron en este
período, sobre todo pintores y escultores: Botticelli, Miguel Angel, Rafael, Durero,
El Greco. Pero fue Leonardo da Vinci quien con mayor fuerza representó el espíritu
renacentista. En él se mezclan la curiosidad científica y la inclinación al arte.
Leonardo diseñó máquinas muy ingeniosas para su época, como lo muestran sus
bocetos de helicópteros. Realizó estudios de anatomía, y se consagró como pintor.
El aspecto intelectual del Renacimiento se conoció con el nombre de
Humanismo. Éste contenía el conjunto de ideas que desarrollaron los escritores de
esa época. Durante este período, se reafirma el valor del hombre y se lo considera
como el protagonista de la historia, exaltándose la idea del individualismo. Una de
las características de este movimiento, fue el estudio de la Antigüedad Clásica,
especialmente de los idiomas griegos y latín. Entre los grandes humanistas
destacan Erasmo de Rotterdam (1469-1536), que influyó en casi todos los
pensadores y políticos de su época. Por otro lado, gracias a la invención de la
imprenta, fue posible la difusión amplia y rápida de las nuevas ideas e inventos.
Durante el Renacimiento se inició la ciencia moderna, que se basó en la
observación y la experimentación. A los grandes avances en el conocimiento de la
geografía y la cartografía, proyecciones de Mercator, le siguieron los de la
medicina, descubrimiento de la circulación de la sangre por Miguel Servet. Pero fue
Copérnico quien hizo uno de los más grandes descubrimientos, la teoría
heliocéntrica: según la cual el Sol y no la Tierra, era el centro del universo.
Globo terráqueo elaborado por Martín Behaim, en 1492, considerado el más
antiguo. En él figuran todos los conocimientos geográficos antes del
Descubrimiento de América.
LA CRISIS RELIGIOSA
Los vientos de modernidad no sólo trajeron cambios a nivel político y
económico. La crisis que sufrió la Iglesia Católica en el siglo XVI fue uno de los
acontecimientos relevantes del período, que posteriormente se llamó Reforma.
Este proceso dividió a la Iglesia entre católicos y protestantes. Las razones
que explican la división del catolicismo son numerosas.
En el aspecto político, el desarrollo del sentimiento nacional y soberano hizo
que los Estados se rebelaran contra la autoridad del Papa. El motivo era la
profunda crisis moral que afectaba a la Iglesia: venta de indulgencias, la simonía
(compraventa de situaciones de orden espiritual o religioso), el incumplimiento de
los votos sacerdotales, los abusos de poder, etcétera.
En el ámbito económico, las extensas tierras que estaban en poder de la
Iglesia y los impuestos que cobraba en cada rincón de Europa, fueron motivos
suficientes para que los Estados nacientes buscaran desligarse de estas
obligaciones tributarias, y pretendieran anexar al territorio nacional los dominios
eclesiásticos.
Quien inició el proceso de ruptura definitiva con la Iglesia Católica fue el
monje alemán Martín Lutero (1483-1546). Muy molesto por la venta de
indulgencias en Wittemberg, pueblo donde enseñaba en una Universidad, Lutero
redactó 95 razones, las 95 tesis, con las que acusó a la Iglesia de corrupta. El Papa
León X lo excomulgó, pues Lutero se negó a arrepentirse de sus acusaciones.
Los príncipes alemanes apoyaron al monje, puesto que en la lucha del
sacerdote, vieron la posibilidad de desligarse del dominio de la Iglesia.
Rápidamente, los seguidores de Lutero aumentaron, y surgió la nueva doctrina.
El luteranismo eliminó algunos sacramentos, negó la adoración a los santos,
suprimió el latín como idioma oficial de la Iglesia Católica y desconoció la autoridad
del Papa como máximo representante de Dios en la Tierra.
En otros países, las ideas protestantes se difundieron rápidamente; en Suiza,
Juan Calvino dio origen al Calvinismo; y en Inglaterra, el rey Enrique VIII se separó
de la Iglesia Católica y formuló una nueva religión, el Anglicanismo.
Después de este duro golpe, la Iglesia Católica determinó hacer una profunda
revisión interna. Para ello, convocó a un Concilio en la ciudad de Trento, el que se
inició en 1545. Tras esta reunión, que duró varios años, la Iglesia definió su
doctrina:
Validez de la autoridad del Papa,
El celibato eclesiástico,
La devoción a los santos,
Ratificó la validez de los sacramentos, etcétera.
A este movimiento católico se le llamó Contrarreforma.
Como consecuencia de la división de la fe, estallaron guerras en todo el
continente. Las llamadas Guerras de Religión se extendieron por más de cuarenta
años, enfrentándose católicos y protestantes con una violencia, que sólo se
justificaba por el afán de poder político, y por la defensa cerrada de la fe de cada
uno de los bandos.
EL RENACER DEL HUMANISMO
A fines de la Edad Media se desarrolló lentamente un movimiento que
retornaba a los antiguos conocimientos y artes clásicos de Roma y Grecia. Esta
corriente, originada en Italia, que abarcó la mayor parte de Europa y que tuvo
grandes genios que la representaron fiel y magníficamente en sus obras, se llamó
Renacimiento, y su principal fundamento filosófico fue el Humanismo, al focalizar
al hombre en el centro de todas las cosas. Esta tendencia, extendida en los siglos
XV y XVI, significó un cambio en todos los aspectos de la vida de la sociedad
europea y fue la puerta de entrada a la Edad Moderna.
¿POR QUÉ SURGIÓ EL RENACIMIENTO?
No hay que dejarse engañar por la palabra renacimiento, en el sentido de
que antes de ese período las artes estaban poco desarrolladas o que no existían, y
que después se produjo una repentina resurrección. La Edad Media había tenido su
arte original, el arte ojival en la arquitectura. Del siglo XIII al XIV se construyeron
grandes monumentos, como las catedrales francesas, que Europa entera imitó y
que el Renacimiento no tuvo bastante poder para hacerlas mejores aún. Ese grado
de perfección al que habían llegado las artes, principalmente en los siglos XIV y XV,
motivaron a describir esos siglos como los precursores del Renacimiento.
El Renacimiento es el renacimiento de la antigüedad clásica, el regreso a las
tradiciones griegas y romanas. Las obras de la época grecorromana eran
desconocidas hasta entonces y abrieron a los artistas nuevas fuentes de
inspiración. Otro factor que se sumó a crear este caldo de cultivo para el
Renacimiento, fue la invención de la imprenta, que permitió la difusión rápida y
casi universal de sus ideas y conocimientos.
Los últimos elementos decisivos en la gestación y apogeo de este
movimiento fueron el desarrollo general de la riqueza en ciudades claves en la
gestación del Renacimiento (que en esa época eran verdaderos estados aparte),
como Florencia y Venecia, y la protección y los estímulos dados en todos los países
a las artes por poderosos personajes llamados mecenas, que frecuentemente eran
los mismos jefes de los Estados o los príncipes, papas y reyes.
También se produjo un cambio en las ideas. En la Edad Media, los hombres
habían pensado más en el cielo que en la Tierra. Sometidos a la doctrina de la
Iglesia católica, habían aceptado el lugar que el nacimiento y la tradición les habían
impuesto en la sociedad.
Pero en el Renacimiento se entregaron a los goces de este mundo, se
apropiaron del derecho a expresar sus ideas personales sobre la vida y la verdad, y
lucharon por el poder y la gloria. Surgió un fuerte individualismo y nació un nuevo
concepto de la libertad.
EDAD CONTEMPORANEA
Se denomina Edad Contemporánea al periodo histórico comprendido entre
la Revolución francesa (1789) y la actualidad. Es una época caracterizada por las
revoluciones y por las grandes transformaciones artísticas, demográficas, sociales,
políticas, tecnológicas y económicas.
Con la Revolución Industrial, surge una nueva sociedad de clases presidida
por la burguesía y se desarrolla el movimiento obrero. Progresa la ciencia y la
tecnología, aparece el automóvil, el avión, los medios de comunicación de masas y
la sociedad de consumo.
Por otro lado, el inicio del siglo XX está protagonizado por la Primera Guerra
Mundial y el crack de Wall Street en 1929, que conducen a una época de recesión y
de conflictos que desencadenarán la Segunda Guerra Mundial y que provocan una
situación de vacío, de desolación y de pérdida del sentido.
Resumiendo, podemos decir que Europa vive a comienzos del siglo XX una
profunda crisis causada por todos estos grandes cambios sociales, económicos,
científicos, tecnológicos, por la aceleración histórica, el progreso, el desarrollo y
por la transformación los valores.
En este contexto surgen las vanguardias artísticas, que buscan un nuevo
lenguaje estético coherente con la nueva sociedad del siglo XX, en la que se
encuentran los automóviles, los aviones, etc., y con el hombre moderno, nacido de
la revolución industrial.
Se denominan vanguardias históricas o ismos a los diversos movimientos de
protesta que se suceden entre 1910 y 1940 y que rompen con los modelos
tradicionales propugnando un nuevo lenguaje expresivo y la libertad del artista.
Se emplea el término militar vanguardias porque hace referencia a la
"primera línea", a la parte más adelantada del ejército, la que realiza las funciones
de exploración y la que primero se encuentra con el enemigo. En el campo
artístico, la vanguardia es la "primera línea", es decir, todos aquellos movimientos
que de forma brusca y radical buscaron la renovación y la ruptura con el pasado.
Entre estos movimientos de vanguardia de principios del siglo XX destacan el
Fauvismo, el Expresionismo, el Cubismo, el Futurismo, el Dadaísmo, el Surrealismo
y la Abstracción. Cada uno tiene unos planteamientos diferentes, pero todos ellos
quieren la liberación del arte.
La característica principal es la libertad de expresión y su actitud
provocadora, emplean un lenguaje y un vocabulario que escandaliza y que critica
de forma humorística la cultura y la época del momento. Publican sus propios
manifiestos en los que defienden sus ideales, reivindican lo original y atacan a todo
lo producido anteriormente por considerarlo desfasado.
El arte abandona la imitación de la naturaleza y se centra en el mundo
interior de los personajes, en lo sensitivo, en lo conceptual y en el lenguaje de las
formas. Prevalece el inconsciente, la reconstrucción mental de la obra, exigiéndole
al espectador una nueva actitud ante la obra de arte.
La pintura y la escultura huyen de la figuración y se encaminan hacia lo
abstracto. Rompen con las líneas, con los colores tradicionales y con la perspectiva
única. Crean diseños geométricos y la visión simultánea de varias configuraciones
de un objeto. La arquitectura, por su parte, abandonará la simetría para dar paso a
la asimetría.
B I B L I O G R A F I A
Hessen J., Tratado de filosofía, Ed. Sudamérica, Buenos Aires, 1970.
Iribarne Julia V., La intersubjetividad en Husserl, Ediciones Carlos Lohlé, Buenos Aires, 1988.
Keller Albert, Teoría General del Conocimiento, Ed. Herder, Barcelona, 1988.
Salazar Ramos Roberto J, Filosofía contemporánea, esbozos y textos, Ed. USTA, Bogotá, 1987.
Sitio Web: http://www.filosofia.org/indices.htm
Pd. Esta bibliografía se a completara conforme nos vaya pidiendo los temas.