Post on 03-May-2018
Seis cursos en Teruel Acto II Cuadro 9 / 1
Recapitulemos.
La España de entonces es una España
triste, y ya no digamos Teruel. El
abandono de los pueblos, la modorra de
la capital... ¿Qué hacen, entonces, los
jóvenes profesores que llegan al
instituto en esos años?
Tienen energía, tienen grandes
sueños. Y tienen delante, clase a clase, a
un montón de adolescentes con ganas
de disfrutar de la vida.
Dos de esos profesores, Labordeta y
Pepe Sanchis, son amantes del teatro…
Ya os podéis imaginar lo que hacen:
formar con algunos alumnos un grupo
de teatro.
Clau
dia
Clau
dia
Bren-
da
Brenda
Seis cursos en Teruel Acto II Cuadro 9 / 2
Cuando conocí por primera vez a
Labordeta tenía catorce años y cuando
empecé a tratarlo, y más que tratarlo, a
quererlo, a admirarlo, quince. Fue en el
Instituto de Teruel, y luego en el recién
fundado Colegio Menor «San Pablo» al que
nos trasladamos en bloque todos los
becarios del «General Pizarro», ávidos de la
libertad y, por qué no decirlo, de la
novedad que aquellos profesores jóvenes
traían de golpe a nuestras vidas.
Incluso se atreven a montar obras de
autores mal vistos en la época. Y no les
va tan mal.
Escuchemos lo que explica uno de
esos alumnos, Federico Jiménez
Losantos, hoy en día conocido
periodista:
Isabel B Clau
dia
Bren-
da
Seis cursos en Teruel Acto II Cuadro 9 / 3
Más adelante Federico ironiza:
«A mediados de los sesenta, Teruel
era lo más progre de España, lo que
pasa es que España no se daba cuenta. Y
Teruel, tampoco.»
Es una broma, claro. Pero volvamos
al teatro, a lo que cuenta aquel alumno
de Labordeta:
Con Labordeta y Sanchis como
motores y agitadores, la verdad es que a los
quince años hacíamos cosas que sólo se
veían en las películas, por ejemplo, tomar el
té en casa de los profesores –recuerdo la
primera tarde y lo guapísima que estaba
Juana–.
Ana Laura
Clau
dia
Brenda
Brenda
Seis cursos en Teruel Acto II Cuadro 9 / 4
También hacíamos teatro, y unas obras las dirigía Sanchis y otras Labordeta. Yo me tuve que conformar con un papel pequeñito en La zapatera prodigiosa, donde Mari Carmen Magallón, la chica que todo lo hacía bien, excepto darse cuenta de que yo existía, era la zapatera sandunguera. Con aquella obra llegamos a la final nacional de Teatro Juvenil, en Orense, que creo se llevó el grupo Esperpento dirigido por Alfonso Guerra. Naturalmente, con trampas, porque eran todos universitarios, o sea, viejísimos, y nosotros no pasábamos de los quince o dieciséis.
La zapatera prodigiosa es una de las
piezas más divertidas de García Lorca.
Quién sabe, quizá algún día, cincuenta
años después, la volvamos a representar.
Isabel B
Clau
dia
Seis cursos en Teruel Acto II Cuadro 9 / 5
De momento la vais a conocer a ella,
a la Zapatera. Por ahí viene...
Zapatera (ESCENA XIII)
Ya está la comida... ¿me estás oyendo? (Avanza hacia la puerta de la derecha:) ¿Me estás oyendo? Pero, ¿habrá
tenido el valor de marcharse al cafetín, dejando la puerta abierta... y sin haber terminado los borceguíes? Pues
cuando vuelva, ¡me oirá! ¡Me tiene que oír! ¡Qué hombres son los hombres, qué abusivos y qué... qué... vaya!... (En
un repeluzno.) ¡Ay, qué fresquito hace! (Se pone a encender el candil y de la calle llega el ruido de las
esquilas de los rebaños que vuelven al pueblo. La Zapatera se asoma a la ventana.) ¡Qué primor de
rebaños! Lo que es a mí, me chalan las ovejitas. Mira, mira... aquella blanca tan chiquita que casi no puede
andar. ¡Ay!... Pero aquella grandota y antipática se empeña en pisarla y nada... (A voces.) Pastor,
¡asombrado! ¿No estás viendo que te pisotean la oveja
recién nacida? (Pausa.) Pues claro que me importa... ¿No ha de importarme? ¡Brutísimo!... Y mucho... (Se quita de
la ventana.) Pero, Señor, ¿adónde habrá ido este hombre desnortado? Pues si tarda siquiera dos minutos más,
como yo sola, que me basto y me sobro... ¡Con la comida tan buena que he preparado...! Mi cocido, con sus patatas
de la sierra, dos pimientos verdes, pan blanco, un poquito magro de tocino, y arrope con calabaza y cáscara de
limón para encima, ¡porque lo que es cuidarlo, lo que es cuidarlo, te estoy cuidando a mano! (Durante todo este
monólogo da muestras de gran actividad, moviéndose de un lado para otro, arreglando las sillas, despabilando el velón y quitándose motas del vestido.)
Isabel T
Brenda
Seis cursos en Teruel Acto II Cuadro 9 / 6
Ya veis que es una muchacha muy
salerosa, con mucho genio y vitalidad.
La pena es que está casada a la
fuerza. Y además todos los hombres del
pueblo quieren ligar con ella...
¡Moscones...!
Pero no siempre es así. A veces
somos nosotras, las mujeres, las que
damos vueltas como moscas alrededor
de un hombre.
Eso pasa en otra obra de Lorca, una
tragedia titulada La casa de Bernarda
Alba. Ocho mujeres, Bernarda, sus cinco
hijas y las criadas..., todas pendientes
del mismo hombre.
¿Y por qué no representamos La casa
de Bernarda Alba?
Brenda
Brenda
Clau
dia
Mer-
Ce-
des
Clau
dia
Cecilia
Seis cursos en Teruel Acto II Cuadro 9 / 7
¿Por qué no...? A mí me gustaría
hacer el papel de Adela, la hija rebelde,
la más joven.
Toma, y a mí, yo también soy joven y
rebelde.
Jóvenes aquí somos todas. Rebeldes
ya no lo sé…
¿Qué insinúas?
Que hay papeles más difíciles. El de la
madre, por ejemplo. ¡Una tirana!
No se hable más: yo seré Bernarda, la
madre que no para de mandar...
¿Y entonces quién hará de Poncia, el
ama de llaves? La que siempre mete
mal.
Mery
Tatiana
Cecilia
Mercedes
Ana B
Mery y Ana
Cecilia
Seis cursos en Teruel Acto II Cuadro 9 / 8
Ángela Me pido el papel de mala mala. Voy a
ser la Poncia, intrigante y chismosa.
Si te atreves…
Por supuesto.
¡Adjudicado! ¿Y quién hará de criada,
la pobre criada que recibe los palos de
las de las demás?
Yo creo que Ainhoa…
¡Aquí estoy!, ¡fregaré suelos, limpiaré
cristales!
Así me gusta.
¿Y mis hermanas? ¿Quiénes son las
envidiosas de mis hermanas?
Eso, eso, que vayan desfilando.
Mis hijas no tienen por qué enseñarle
sus penas a nadie.
Tatiana
Ángela
Ángela
Mery
Ana B
Cecilia
Cecilia
Ainhoa
Cecilia
Seis cursos en Teruel Acto II Cuadro 9 / 9
Laura
Yuli
Pero Bernarda, al menos dinos quién
es la mayor de todas…, la que vas a
casar.
Esa soy yo. Me llamo Angustias y soy
la única que tiene dinero…
La única que se va a casar…
¡Ya me he ocupado yo de buscarle un
buen marido!
Bernarda, todas quieren a ese
hombre…; al novio de Angustias. Todas
le tienen celos.
¡Pobrecicas!
Martirio, la segunda, la que más. No
para de espiarla, de día y de noche. Está
coladita por el novio de Angustias.
Tatiana
Ángela
Ainhoa
Ángela
Mercedes
Seis cursos en Teruel Acto II Cuadro 9 / 10
Yuli
Tatiana
¡Eso no es verdad!
Martirio, ni tú ni nadie desafiará mis
órdenes.
Bernarda, tienes que atarlas corto.
Quieren volar, como los pájaros
Todas me deben respeto y sumisión.
¿Todas? ¿Dónde están todas? Aquí
no están las cinco.
¿Por qué no? Que vengan las que
falten. ¡Ahora mismo!
Es que aún no hemos repartido
todos los papeles…
Os faltan dos hermanas: Magdalena
y Amelia.
¡Magdalena!
Ángela
Ángela
Tatiana
Tatiana
Cecilia
Nicol
Mercedes
Seis cursos en Teruel Acto II Cuadro 9 / 11
¡Amelia!
Bueno, venga, yo seré Magdalena.
Vale, vale, y yo Amelia, la que falta.
Así me gusta.
Como ya estamos todas, ¿qué tal si
empezamos los ensayos?
¿De La casa de Bernarda Alba?
¿Vamos a representar a Lorca?
¿Y qué obra? Yo salgo en La zapatera
prodigiosa.
Y yo soy Bernarda… ¿En qué
quedamos? Y ellas mis hijas.
Con eso no se atrevió ni Labordeta,
la verdad. No sé si nosotras seremos
capaces.
Rabab
Mercedes
Ana T.
Mercedes
Ana T.
Isabel T
Rabab
Cecilia
Tatiana
Nicol
Seis cursos en Teruel Acto II Cuadro 9 / y 12
Verónica
Además, se supone que hoy estamos
hablando de Labordeta. ¿Cómo vamos a
ponernos ahora con otra cosa?
Quién sabe. Quizá el próximo curso…
Yo pueda ser Angustias.
Y yo Bernarda.
Y yo la Poncia.
Y yo Martirio.
¡Pobrecica!
Cada cosa a su tiempo. Ahora es el
tiempo de José Antonio Labordeta.
Cecilia
Laura
Tatiana
Ángela
Yuli
Ainhoa
Verónica