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Colectivo Ioéc/ Luna, 11, 1º dcha.28004 MadridTf:5310123/Fax:5329662
ACTITUDES DE LOS ESPAÑOLES
ANTE LOS EXTRANJEROS
A demanda del Centro de Investigaciones Sociológicas
Elaborado por: Colectivo Ioé.
Walter Actis Miguel Angel de Prada Carlos Pereda
Madrid, 21 de octubre de 1994
INDICE
Página
1. INTRODUCCIÓN 4
1.1. DELIMITACIÓN DEL TEMA INVESTIGADO 4 1.2. ALGUNAS PRECISIONES METODOLÓGICAS 6 1.3. DISEÑO DE LOS GRUPOS REALIZADOS 9
2. CONTEXTOS DE LOS DISCURSOS 13
2.1. DESDE DONDE SE HABLA 13 2.2. SOBRE QUIENES SE HABLA 24
3. IDENTIDADES DE LA POBLACIÓN AUTÓCTONA 38
3.1. LOS ADALIDES DE LA MODERNIZACIÓN 39
3.1.1. El Individualisno Competitivo 39 3.1.2. El Humanismo Integrador 43
3.2. LOS CLIENTES DE LA MODERNIZACION 47
3.2.1. La Normalidad Subordinada 47
3.3. LAS VICTIMAS DE LA MODERNIZACION 52
3.3.1. Populismo rural 52 3.3.2. Pobreza urbana 57
3.4. EL COMUNITARISMO TRADICIONALISTA 61
3.5. LOS CRITICOS DE LA MODERNIZACION 69
3.5.1. Humanismo crítico 70 3.5.2. Discurso alternativo 71
4. POSICIONES ANTE LOS EXTRANJEROS 76
4.1. PRIMERO LOS DE CASA (CUANDO NO ALCANZA PARA TODOS) 84 4.1.1. Nacionalismo Progresista 85 4.1.2. Nacionalismo Proteccionista 93 4.1.3. Proteccionismo Ambivalente 98 4.2. SON ESENCIALMENTE INCOMPATIBLES (MAS ALLA DE LO ECONOMICO) 103
4.2.1. Cosmopolitismo Etnocéntrico 104 4.2.2. "Racismo" Obrero 109
4.2.3. Etnocentrismo Localista 112 4.3. EL MUNDO, UN ÚNICO HOGAR PARA TODOS 118 4.3.1. Universalismo Individualista 118 4.3.2. Igualitarismo Paternalista 120 4.3.3. Solidaridad Anticapitalista 122
5. CONCLUSIONES 126
5.1. MODERNIZACIÓN E IDENTIDADES, UNA RELACIÓN COMPLEJA 126 5.2. RAZAS, NACIONES, CLASES... 131
1. INTRODUCCION
1.1. DELIMITACION DEL TEMA INVESTIGADO
Durante los últimos años ha surgido en España un nuevo "tema
de moda": la inmigración extranjera y las cuestiones relacionadas
con el racismo y la xenofobia. El mensaje de los mass media
reflejó, en un primer momento, conflictos ocurridos en países
europeos y, más tarde y en menor medida, de algunos derivados de
la presencia de inmigrantes en España, lo que ha comenzado a
configurar una "opinión pública" al respecto. Algunas encuestas
han mostrado que cada vez opinamos más sobre extranjeros,
inmigración, actitudes ante otras razas, culturas y nacionalida-
des, pero que la mayoría lo hace sin haber tenido contactos con
personas de otra nacionalidad. Parece, pues, que la opinión
pública habla "de oídas". Por su parte las investigaciones han
avanzado en el conocimiento de las características de la
población extranjera residente en el país, pero aún no se ha
encarado una reflexión seria respecto a las opiniones, actitudes
y valores de la población autóctona en torno a estas cuestiones.
Hasta la fecha el estudio de las actitudes hacia los extranjeros
en España se ha realizado casi siempre utilizando la técnica de
encuesta. A nuestro juicio éste es un instrumento parcial e
insuficiente si no viene precedido de estudios que incorporen,
entre otros aspectos, una reflexión teórica sobre los principales
conceptos utilizados (como xenofobia o racismo, por ejemplo),
estudios históricos sobre la formación y transformación de
estereotipos ligados a determinadas etnias o nacionalidades y,
especialmente, sondeos cualitativos que permitan captar de forma
abierta los discursos diferenciados de la población.
La configuración de "lo extranjero" en las mentalidades
colectivas no puede limitarse a la opinión consciente y pública-
mente expresada por cada ciudadano. Las actitudes y motivaciones
de los individuos están fundadas en procesos preconscientes o
inconscientes, ligados a los componentes básicos de la personali-
dad, que no se rigen por una lógica racional; por el contrario,
tienen una fuerte componente afectiva y, en el caso concreto de
los extranjeros, están atravesadas por la ambigüedad que genera
lo desconocido: temor y curiosidad, rechazo y atracción,
inseguridad ante lo nuevo y promesa de renovación. Pero más allá
de lo individual, las actitudes e ideologías respecto a los
extranjeros se asientan sobre estereotipos colectivos, generados
tanto por la experiencia histórica como por los avatares actuales
de las relaciones internacionales.
En este trabajo nuestro interés es conocer cómo se posicio-
nan -en el plano subjetivo- distintos sectores de la población
autóctona respecto a los extranjeros. Nos ocupamos, pues, del
análisis de las ideologías (valores, motivaciones y simbologías
colectivas). ¿Cómo entender y analizar esta dimensión de la vida
social? Nuestro enfoque se distancia de aquéllos que la conciben
como mero reflejo, más o menos adecuado, de la "vida material";
pensamos, en cambio, que la articulación de sentido es un
elemento consustancial de toda sociedad, que está condicionado
por los procesos socioeconómicos y los contextos institucionales
pero es, a la vez, elemento constituyente de la misma; las formas
en que los distintos colectivos perciben la realidad son parte
integrante de la misma. Tampoco coincidimos con quienes, en el
extremo opuesto, analizan lo ideológico como "realidad en sí",
con sus propias reglas y estructuras, al margen de los contextos
sociohistóricos en que éstas se producen, como si la totalidad
social quedase subsumida enteramente por las formas simbólicas
(el sentido de los dicursos sólo es interpretable en relación con
los contextos "materiales" de la sociedad). Por tanto, ni
materialismo economicista ni pansemiologismo ahistórico.
Partimos de la convicción de que existen estructuras
ideológicas, socialmente producidas, que median entre los
contextos socioeconómicas e institucionales y los agentes
sociales individuales. Por tanto, el sentido de los hechos
sociales no está contenido plenamente en la conciencia de los
individuos; más bien se trata de un producto colectivo (suprain-
dividual), que no preexiste a la acción (pues se constituye y
actualiza en la interrelación) y no es plenamente consciente (y,
por tanto, no puede reducirse a las meras opiniones). Son estas
consideraciones las que ponen de manifiesto las limitaciones de
1) Una introducción a la técnica del grupo de discusión seencuentra en ORTI, A., "La apertura y el enfoque cualitativo oestructural: la entrevista abierta y la discusión de grupo",en AA.VV., Análisis de la realidad social. Métodos y técnicasde investigación, Alianza, Madrid, 1986, pp. 153-185. Unafundamentación más extensa se halla en IBAÑEZ, J., Más allá dela sociología, Siglo XXI, Madrid, 1979.
los estudios de opinión, pero también las de los enfoques
psicologistas que ponen el acento en las características de la
personalidad individual, cuando no en las estructuras genéricas
-ahistóricas y asociales- de las fobias, los prejuicios o los
tipos actitudinales. El estudio de las estructuras ideológicas
sólo es accesible a través de un análisis sociológico del
lenguaje.
1.2. ALGUNAS PRECISIONES METODOLOGICAS
Para abordar esta cuestión hemos recurrido a la técnica
sociológica del grupo de discusión (GD), que permite acceder a
las imágenes colectivas y signos cargados de valor, que configu-
ran actitudes, condicionan comportamientos y dan lugar a estados
de opinión más o menos duraderos(1). El GD se basa en el análisis
del discurso producido por un grupo reducido (entre 5 y 10
personas) que representan los rasgos típicos del sector estudia-
do. El discurso producido en tales condiciones no informa
exahustivamente acerca de datos objetivables pero expresa los
elementos básicos que configuran la identidad social de ese
colectivo. Al hablar, cada grupo reproduce los códigos sociales
que dan identidad al sector al que pertenece; por ello es posible
captar las visiones particulares de cada grupo, y de cada
posición ideológica, respecto a los otros, así como las motiva-
ciones y actitudes básicas (en las que se originan las conductas
concretas) que se adoptan ante éstos. El GD no informa adecuada-
mente sobre las prácticas concretas de las personas pero permite
identificar el soporte ideológico de las mismas, y las líneas de
fuerza que pueden llegar a constituir nuevas formas de acción.
En nuestra investigación hemos empleado el grupo de
discusión para captar las posiciones ideológicas dominantes entre
2) Por ello, la localización concreta de un GD tieneimportancia en cuanto éste cumpla con ciertas característicasde representatividad, pero el discurso -quitando algunasreferencias localistas- es extrapolable al conjunto de esesector social en toda la región.
la población autóctona española. Conviene señalar que el material
empírico es reducido, mediante la actividad analítica del
investigador, a un cierto número de posiciones ideológicas
básicas, que permiten estructurar y comprender el sentido de las
principales valoraciones y actitudes de la población estudiada.
Sin embargo, la vida social no es reductible a esquemas simples:
si las categorías pueden ser "claras y distintas", en la
experiencia encontramos situaciones intermedias, yuxtaposiciones
e incongruencias. Por tanto, nuestro análisis da cuenta de las
principales tendencias ideológicas de la población analizada pero
no de todas sus variedades y matizaciones concretas.
También es oportuno apuntar que la representatividad del GD
no es de tipo estadístico, sino que se refiere a las estructuras
ideológicas expresadas en los discursos sociales. Un rasgo
característico de las ideologías en las "sociedades de masas" es
la tendencia a la simplificación y homogeneización, debido al
influjo de los poderosos medios de comunicación/formación, que
tienden a englobar las múltiples variaciones específicas en pocos
y grandes referentes. En otras palabras, mal que pese al
narcisimo de los hablantes, su "discurso personal" está moldeado
socialmente y es muy similar al que pronuncian personas de su
mismo estatus social. Por tanto, la "muestra" de los GD no
necesita cubrir extensivamente todos y cada uno de los grupos
sociales, de edad o los tipos de habitat (provincias, ru-
ral/urbano, etc.); con un número relativamente reducido de grupos
se alcanza un nivel aceptable de saturación del campo investiga-
do(2).
Hechas estas precisiones conviene destacar algunas limita-
ciones del presente estudio. Por un lado, el volumen de financia-
ción disponible limitó el número de grupos a realizar, lo que
obligó a excluir algunos sectores de población que pudieran
resultar significativos, tales como jubilados y jóvenes estudian-
3) En otro lugar hemos expuesto con detalle nuestra opciónteórica y de método para el estudio de la inmigración deorigen extranjero. Ver Colectivo Ioé, Marroquins à Catalunya,op. cit.
4) El análisis de las ideologías está íntimamente ligadoal del lenguaje. Excepto los inmigrantes de Latinoamérica elresto de extranjeros utiliza en su cotidianeidad lenguasdistintas del castellano; el estudio, pues, tendría que reali-zarse en las diferentes lenguas maternas para captar algo másque estereotipos condicionados por la "lengua del autóctono".
5) Datos de encuesta de CIRES referidos a 1991. VerColectivo Ioé, "Extranjeros y españoles, más allá de oponionesy actitudes. Aproximación a la lógica discursiva de las rela-ciones", en Racismo y educación: hacia una educación multicul-tural, Univ. de Verano Antonio Machado, Baeza, 1992, p. 6.
tes. A pesar de ello, creemos que estas ausencias no invalidan
lo esencial del análisis realizado y, probablemente, su inclusión
noproduciría una gama discursiva muy diferente a la que aquí se
presenta. Por otro lado, el trabajo reproduce -bien que a nuestro
pesar- lastres de un enfoque etnocéntrico, pues sólo estudiamos
los discursos de la población autóctona, dejando de lado a las
diferentes colonias de extranjeros residentes en el país. Esta
situación no es resultado de un olvido ni de una opción teóri-
ca(3), sino producto de ciertas limitaciones específicas del
equipo investigador(4). Esperamos que esta significativa laguna
sea colmada en lo sucesivo por otras investigaciones. Por el
momento sólo cabe insistir sobre este "recorte" del campo de
estudio para paliar, en lo posible, su efecto silenciador de las
poblaciones de origen extranjero.
Además, es importante destacar que los discursos de la
población autóctona respecto a los extranjeros no se construyen
-en su gran mayoría- a partir de una experiencia cotidiana de
interrelación con personas de otra nacionalidad: se sabe que
alrededor del 80% de los españoles no ha tenido contacto directo
con personas de otra nacionalidad(5). Por tanto, la investigación
debería abrirse, para abarcar todos los ámbitos significativos
de la producción ideológica, al análisis de los discursos de los
medios de comunicación masiva. En la situación actual el eje de
las formaciones discursivas parece trasladarse desde la diada
población autóctona-inmigrantes, a la formada por la población
y los "emisores privilegiados", que se expresan a través de los
medios de comunicación masivos (distintos niveles de las
administraciones públicas, grupos políticos y sindicales, O.N.G.,
expertos, etc.).
1.3. DISEÑO DE LOS GRUPOS REALIZADOS
El material empírico utilizado para la elaboración de este
trabajo procede de ocho Grupos de discusión, mediante los que se
intenta representar los sectores más significativos de la
estructura social española frente al fenómeno de la inmigración
extranjera. La importancia y significación de cada uno de ellos
queda explicada en el capítulo siguiente, al analizar los cambios
recientes de la configuración social del país. El diseño se ha
estructurado combinado las siguientes variables de diferenciación
social:
A) El nivel socio-económico, atendiendo al estatus laboral del
cabeza de familia, estableciendo cuatro niveles principa-
les: 1) empresarios con y sin asalariados; 2) profesionales
y asalariados fijos con alta cualificación y ubicados en
sectores expansivos de la economía; 3) asalariados fijos
con cualificación media o baja situados en sectores recesi-
vos de la economía; y 4) asalariados eventuales, jornale-
ros, adscritos a la economía sumergida y/o parados.
B) El hábitat urbano-rural, distinguiendo las grandes metrópo-
lis, ciudades intermedias y habitat rural. En el espacio
urbano interesa considerar la polaridad entre las áreas
residenciales y los barrios periféricos o degradados. En el
mundo rural el criterio diferenciador se plantea entre las
áreas de agricultura familiar y las explotaciones basadas
en trabajo jornalero.
C) El sexo y la edad, distinguiendo tres cohortes: los mayores
de 60 años, con intensa experiencia de España como país de
emigración; los de 16 a 35 años, llegados a la edad adulta
cuando España se ha convertido en país de inmigración; y el
grupo de 35 a 60 años, en una situación intermedia.
D) La relación con los inmigrantes, según tres grados de
proximidad: a) contacto personal y directo con población
extranjera; b) ausencia de relación directa a pesar de que
exista una presencia significativa en la zona; y c) no
presencia significativa de extranjeros.
En base a estos criterios, diseñamos un trabajo de campo
basado en la realización de los siguientes grupos de discusión:
GD1 Empleadores (medianos o pequeños, de diversas ramas)
Hábitat urbano residencial. Madrid.
Ambos sexos. 35-50 años.
Sectores con presencia de extranjeros; la mitad en contacto
directo con inmigrantes.
GD2 Empleadores (agricultura, construcción, hostelería, etc.).
Hábitat rural con agricultura intensiva.
El Ejido (Almería)
Varones. 40-60 años.
La mayoría en relación con inmigrantes.
GD3 Autónomos y profesionales por cuenta propia o ajena, con
elevada cualificación, en sectores progresivos de la
economía.
Hábitat urbano residencial. Sevilla.
Ambos sexos. 30-45 años.
Zona con presencia de extranjeros, pocos en relación
directa con ellos.
GD4 Amas de casa de sectores sociales acomodados.
Hábitat urbano residencial. Zaragoza.
Mujeres. 35-50 años.
Zona con escasa presencia de inmigrantes; algunas con
empleada de hogar extranjera.
GD5 Asalariados fijos con cualificación media o baja en secto-
res regresivos de la economía.
Hábitat urbano no residencial. Bilbao.
Mayoría varones. 30-45 años.
Zona con escasa presencia de extranjeros.
GD6 Pequeños empresarios del sector servicios (mayoría comer-
ciantes).
Pequeña ciudad (cabecera de comarca en recesión).
Haro (La Rioja).
Varones. 40-60 años.
Zona con presencia temporal de inmigrantes.
GD7 Jóvenes asalariados eventuales y desempleados poco cualifi-
cados. Varias en formas de economía sumergida.
Hábitat metropolitano suburbial y/o degradado.
Sant Boi de Llobregat (Barcelona)
Mujeres. 20-35 años.
Zona con presencia de inmigrantes. Varias en contacto
directo.
GD8 Jornaleros, temporeros, eventuales y/o parados poco cuali-
ficados. Varios en formas de economía sumergida.
Hábitat rural con agricultura intensiva.
Miajadas (Cáceres).
Varones. 20-35 años.
Zona con presencia de inmigrantes. En contacto directo a
nivel laboral.
ESQUEMA DEL DISEÑO DE GRUPOS DE DISCUSION
W44444444444444444444444444444444444444444;444444444444444444U HABITAT URBANO 5 RURALW44444444444444444444444444444444444444444>444444444444444444UEMPRESARIOS 5 5 +))))))))))))), 5 +)))))))))))), * RGD 1 * 5 * RGD 2 * * Empresarios * 5 *Empresarios * * urbanos * 5 * rurales * .)))))))))))))- 5 .))))))))))))- 5 5 ------------------------------------------5----------------- 5TRABAJADORES FIJOS 5 5 +))))))))))))), 5 EN * RGD 3 * 5AUGE * Autónomos y * 5 *profesionales* 5 .)))))))))))))- +)))))))))))))), 5 * RGD 4 * 5 * Amas de casa * 5 *(capas medias)* 5 +)))))))))))), .))))))))))))))- 5 EN * RGD 5 * 5RECE- * Asalariados* 5SION * fijos * 5 .))))))))))))- 5 5 5 ------------------------------------------5------------------TRABAJADORES EN PRECARIO 5 5 +))))))))))))), 5 +)))))))))))), * RGD 7 * 5 * RGD 8 * * Mujeres * 5 * Hombres * * 20-30 años * 5 * 20-35 años * .)))))))))))))- 5 .))))))))))))- 5 W44444444444444444444444444444444444444444=444444444444444444U
2. CONTEXTOS DE LOS DISCURSOS
Afirmaciones genéricas, del tipo "los españoles piensan...
respecto a los extranjeros..." tienden a diluir en una homogenei-
dad abstracta las formas específicas que adoptan los discursos
sociales, siempre concretos y, por ello, diferenciables. Las
ideas se generan en contextos históricos precisos y en un grupos
sociales determinados. Por ello, antes de abordar el análisis
ideológico es necesario delimitar algunos de los principales
rasgos de la sociedad española actual. A ello se dedica este
capítulo, centrándose en dos grandes cuestiones:
1) qué estructuras y procesos de transformación caracterizan
a esta sociedad; de esta forma identificaremos cuáles son los
sectores sociales significativos y desde qué posición social
hablan,
2) qué características tiene la presencia de población
extranjera en España, para saber de quiénes se habla.
2.1. DESDE DONDE SE HABLA
Gran parte de la literatura especializada propone un esquema
simplista de los cambios societarios originados por la moderniza-
ción capitalista. Se pretende explicar el paso de la "tradición"
a la "modernidad", tipificados como tipos ideales opuestos y
excluyentes, dentro de un esquema lineal, definido como progreso.
En el polo tradicional primarían las relaciones de solidaridad
basadas en lazos afectivos (la "comunidad" de Tönnies), potencia-
dos por la indiferenciación social (escasa división del trabajo,
según Durkheim), predominaría una racionalidad material (Weber)
orientada según valores, en un ambiente dominado por lo tradicio-
nal, el particularismo localista y la orientación hacia la
comunidad. En cambio, en el polo moderno dominarían las relacio-
nes instrumentales, basadas en los intereses de individuos
6) Ver Colectivo Ioé, "La ideología de la modernización ola parábola del asno y la zanahoria", en Documentación Social,Nº 88, julio-setiembre 1992, pp. 77-85.
situados en grupos funcionales producidos por una alta división
del trabajo; en este caso lo típico sería la racionalidad formal
o instrumental, orientada según fines, donde prima el mérito, el
universalismo y una orientación individualista.
Dentro de este esquema la afectividad y solidaridad
comunitarias sólo serían posibles en un contexto caracterizado
por la indiferenciación (que significa negación del individuo),
el autoritarismo (negación de la libertad) y una rígida adscrip-
ción de estatus (negación de la competencia meritocrática). El
progreso (libertades civiles, apertura a la innovación, supera-
ción de las constricciones locales) tendría unos costes inevita-
bles, que nos obligan a aceptar la creciente división del trabajo
(pérdida de arraigo), la primacía de los criterios de rendimiento
(en lugar del placer) y la creciente burocratización de la vida
social (a costa de las relaciones interpersonales). Dentro de
este modelo cualquier reivindicación de lo comunitario aparece,
pues, como invocación romántica desfasada cuando no directamente
reaccionaria (tradicionalista). La "modernización" aparece, en
cambio, como un proceso gradual y continuo que disuelve las
resistencias tradicionales, expandiendo las potencialidades de
un orden social basado en la "racionalidad".
Este modelo ideológico, idealización simplificada de las
sociedades de capitalismo avanzado, contiene un elemento mítico
(la promesa de bienestar creciente para todos, en un marco de paz
social y abundancia sin límites) unido a otro de carácter
impositivo (la modernidad se plasma en un único modelo y sólo
existe una vía para acceder a ella; fuera de este marco sólo
puede encontrarse oscurantismo y catástrofes6). Desde nuestro
punto de vista el interés de este pradigma no radica en su
capacidad explicativa de los cambios sociales, sino en su
carácter de configuración ideológica dominante, producida por
sectores sociales determinados (intelectuales y clases dominan-
tes), en contextos históricos específicos (las sociedades
7) Algunos de estos elementos están desarrollados enALONSO, L.E. y CONDE, F., Historia del consumo en España: unaaproximación a sus orígenes y primer desarrollo, Debate,Madrid, 1994, pág. 24-32.
capitalistas centrales en la segunda mitad del siglo XX). Para
analizar los rasgos característicos de la sociedad española
actual conviene adoptar otra perspectiva de análisis, que
intenten superar el reduccionismo bipolar tradición-modernidad.
En los años 50 España era un país predominantemente agrario:
el 49% de la población ocupada lo estaba en el sector agrícola-
ganadero. La autarquía económica implantada tras la guerra civil,
por una dictadura férrea beneficiaba en primer lugar a los
grandes terratenientes; la ideología dominante exaltaba los
valores de la "familia cristiana" (autoridad patriarcal, sumisión
filial, estricta separación de roles entre los sexos), el honor,
el estatus y la propiedad(7). A partir de 1959 se inicia una gran
transformación societaria, conducida por el régimen político
autoritario del franquismo; la apertura económica al exterior
pone en marcha un proceso de despliegue capitalista que recompone
la configuración social, económica e ideológica del país. El
período 1960-1975 (etapa desarrollista) se caracteriza por la
industrialización, la modernización agrícola, las migraciones
masivas, la urbanización, el desarrollo de una norma de consumo
de masas y el inicio de un sistema estatal de protección social.
Durante estos 15 años unos cinco millones de españoles
emigraron desde las zonas rurales hacia los polos de desarrollo
o hacia la Europa industrializada. La población empleada en la
agricultura descendió fuertemente (del 41,7% al 24,1%) debido a
un proceso de creciente industrialización del sector (producción
volcada al mercado, introducción de fertilizantes, mecanización,
etc.). Las 32 provincias emisoras de emigrantes perdieron más del
20% de su población original.
Paralelamente se desarrolló el proceso de urbanización,
centrado en unos pocos polos de desarrollo, asentados en la
industrialización y en el despliegue de nuevas ramas de los
servicios (el empleo en industria y construcción pasó del 28% al
8) Ver AGLIETA, M., Regulación y crisis del capitalismo,Siglo XXI, Madrid, 1979, pp. 129 y sig.
9) La amplia difusión de los televisores (lo poseía el 1%de los hogares en 1960, y el 36% en 1967) condensa esta vincu-
35%, y el de los servicios de 28% a 39%). El Producto Interior
Bruto se duplicó ampliamente y se redujeron las distancias con
la Comunidad Europea (la renta por persona pasó del 58% de la
media de los países que actualmente componen la U.E. a cerca del
70%); paralelamente se desarrolló una dinámica centro/periferia
entre las zonas "modernizadas" (Madrid, País Vasco, Cataluña y
los archipiélagos) y las "atrasadas" dentro del territorio
español.
Desde el punto de vista económico, los flujos de población
jugaron un importante papel: la emigración exterior aportó, a
través de las remesas, un apoyo sustancial a la financiación del
desarrollo (alrededor del 3% del PIB y del 15% de la formación
bruta de capital en los primeros años setenta); la emigración
interior fue el principal factor de equilibrio entre regiones y
sectores económicos en términos de renta per cápita debido a la
fluidez con que se producía la asignación de recursos de mano de
obra en un mercado de empleo con creciente actividad. Por otra
parte, la emigración exterior se convirtió en una fórmula para
exportar desempleo, gracias a ello la tasa de paro era de sólo
un 1% al final del período.
El avance de la industrialización y la productividad generó
una producción masiva que necesitaba un mercado solvente. El
mecanismo de crecimiento se garantizó elevando los salarios
industriales -aunque siempre por debajo del crecimiento de la
productividad- y canalizando esta nueva y poderosa demanda, a
través de los nuevos medios de comunicación, hacia un consumo de
masas que eleva constantemente el nivel de "necesidades" de la
población, de acuerdo con los intereses y la oferta de las
empresas. Mediante este mecanismo, que se convierte en eje del
modelo social(8), se consigue la estabilidad económica pero
también la integración social de amplias capas de trabajadores
urbanos(9).
lación entre mejora de la capacidad de consumo y acoplamientoa los modelos de socialidad difundidos por los nuevos disposi-tivos de socialización de masas.
10) Ver RODRIGUEZ CABRERO, G., "Orígenes y evolución delEstado de Bienestar español en su perspectiva histórica. Unavisión general", en Política y Sociedad, Nº 2, otoño 1988,pp. 79-87.
11) Ver ORTI, A.: "Transición postfranquista a la monar-quía parlamentaria y relaciones de clase: del desencantoprogramado a la socialtecnocracia transnacional", en Políticay Sociedad, Nº 2, otoño de 1988.
Dentro del propio marco político dictatorial, este conjunto
de transformaciones dio lugar al surgimiento incipiente de un
sistema de protección social estatal. Contrariamente a lo que
suele creerse, los fundamentos históricos del Estado de Bienestar
español se levantan en los años 1964-75 -antes de la institucio-
nalización democrática-, período en el que se constituyen las
instituciones de protección social que llegan hasta hoy(10):
seguro nacional de desempleo (1961), sistema de Seguridad social
(1963), prestaciones sanitarias, pensiones y jubilaciones. Entre
1968-72 se da el paso de un Estado protector residual y despótico
a otro institucional, que sólo más tarde adopataría formas
democráticas. En 1970 (Ley Gral. de Educación) y 1972 (Ley Bases
de la Seguridad Social) se da el punto de arranque al crecimiento
del gasto social, apoyado en la coincidencia de las necesidades
de acumulación (garantizar una demanda solvente) y las reivindi-
caciones sociales. En los 70 se registró el máximo crecimiento
histórico del gasto social en relación al PIB; debido básicamente
a los capítulos de educación y sanidad.
El período "desarrollista" supuso un cambio histórico de
proporciones desconocidas en la historia española; el cambio
registrado en la estructura social e ideológica de las clases en
España ha sido designado como el de la "socialdemocratización
material"(11), base de un incipiente Estado de Bienestar autori-
tario. A mediados de los 70 la mayoría de la población vivía en
ciudades, recibía un salario con derecho a prestaciones sociales
y sanitarias complementarias, comenzaba a acceder a una educación
pública gratuita, a viviendas propias, vehículo y una variada y
creciente oferta de bienes de consumo. Se registró una mejora del
12) La "desradicalización política" que posibilitó eldesarrollo de una transición pactada entre fuerzas democráti-cas y sectores del franquismo, se fundamentó en las condicio-nes de vida alcanzadas por un sector de los trabajadores,tanto por vía del salario directo como por la de las presta-ciones sociales estatales.
nivel de vida de importantes sectores, lo que redujo la polariza-
ción social, generadora de radicalismos políticos(12). La
"mentalidad de clase media", caracterizada por las expectativas
de ascenso social, de progreso lineal y continuado dentro del
orden existente, se convirtió en fuente de cohesión social, aún
en un contexto institucional fuertemente jerárquico y represivo.
Pero esta mentalidad no era producto espontáneo de una "evolu-
ción" socioeconómica que, una vez puesta en marcha, tuviera
capacidad para reproducirse de forma automática, generando la
"modernización" consiguiente de modos de vida, mentalidades e
instituciones políticas. Por el contrario, la expansión económica
generó, y fue apoyada por, una serie de dispositivos institucio-
nales, dirigidos por los grupos dominantes, que perseguían el
acoplamiento ordenado de las masas urbanas al nuevo orden. La
extensión de la escolarización, el diseño y control del nuevo
habitat (urbanismo y equipamientos de los barrios obreros), la
planificación empresarial de las "necesidades" de la población
(desarrollo del marketing) constituyeron, entre otros, elementos
de un nuevo modelo de regulación social, fuertemente centralizado
por el estado autoritario, que pretendían conformar los deseos
y canalizar las expectativas sociales. Sobre estos fundamentos
se desarrolló un proceso de homogeneización cultural e ideológi-
ca. Sin embargo, la pretensión totalizadora de la ideología
dominante nunca se cumple de forma acabada; la propia dinámica
social del proceso "modernizador" (sus contradicciones e
irracionalidades) genera fracturas y contratendencias; frente a
la fuerza centrípeta del discurso establecido surgen líneas de
fuga, fuerzas centrífugas, que impiden la cristalización de la
vida social.
El desarrollismo español situó a España entre los país de
la Europa dependiente, a medio camino entre los estados poderosos
del Norte y los pobres del Tercer Mundo, en posición de "semipe-
13) Wallerstein caracteriza así a los países que, dentrode una economía-mundo fuertemente jerarquizada, combina acti-vidades de produccióin avanzadas con otras propias de lospaíses periféricos. Ver WALLERSTEIN, I., El moderno sistemamundial, Diglo XXi, Madrid, 1979.
riferia"(13). Se construyó un "seudofordismo" que si bien vinculó
los salarios crecientes a los incrementos de productividad,
actuaba aún en el marco de un proteccionismo estatal a la vez
paternalista (protección de los puestos de trabajo frente a la
competencia extranjera) y represivo (represión del derecho de
huelga y prohibición de actividades sindicales). Faltaba pues el
marco legal para institucionalizar una negociación colectiva
"moderna" y, también, para acoger y regular las reivindicaciones
que impulsasen el desarrollo de un Estado del bienestar. En el
período desarrollista se sentaron las bases de ambas estructuras,
pero su expansión sólo fue posible en la institucionalidad
política posterior a 1975. Precisamente cuando el modelo
"fordista" había entrado en crisis a nivel internacional,
generando una importante recomposición de fuerzas sociales.
A finales de los años 60 el modelo de crecimiento comenzó
a dar señales preocupantes en los países occidentales más
desarrollados, aunque hasta los 70 no se manifestó abiertamente
su crisis. Los incrementos de productividad disminuyeron, las
crecientes demandas sociales presionaban al Estado para derivar
recursos desde la esfera de la acumulación (producción) hacia la
de la reproducción social (consumo); como consecuencia disminuyó
la rentabilidad de los capitales (lo que frenó las inversiones)
y estalló una "crisis fiscal del Estado" (a causa de un déficit
estructural, generado por los gastos crecientes y unos ingresos
insuficientes). El avance de las políticas neoliberales durante
la segunda mitad de los 70 en gran parte de los países centrales
expresó la aparición de una nueva estrategia de crecimiento,
basada en la recomposición de los márgenes de ganancia empresa-
riales, a través de una disminución de las rentas de los
trabajadores, tanto vía recortes del salario directo (aumentos
por debajo de la inflación, incremento del paro y del empleo
precario, etc.) como del salario indirecto (reducción del gasto
social estatal e incremento de las ayudas a las empresas).
20
14) COLECTIVO IOE: Participación ciudadana y urbanismo.Consolidación de la democracia y desmovilización popular en laciudad de Madrid. C.O.A.M., Madrid, 1985 (no publicado); y DELAGUILA, R. y MONTORO, R.: El discurso político de la transi-ción española. CIS, Madrid, 1984.
15) Si las poblaciones asumieran como hecho normal estadispersión y pluralidad de la "identidad nacional", estaríamosante una experiencia de convivencia e la diferencia que podríafacilitar una mayor apertura hacia la población de origenextranjero. Sin embargo, las formas concretas bajo las que secontinúa presentando hoy el llamado "problema de la unidadnacional" no permite ser demasiado optimistas al respecto.
En España el nuevo ciclo se caracterizó por la confluencia
de dos procesos: la instauración de un nuevo ordenamiento
político, basado en una constitución democrática que garantiza
las libertades civiles, y la crisis y reconversión del modelo
socioeconómico. El nuevo marco democrático permitió desarrollar
elementos del modelo prototípico de los países centrales de
occidente, entre ellos la legitimación de las asociaciones
sindicales y empresariales que, junto a las autoridades electas,
se incorporan a los mecanismos de regulación social. Esta
democratización de las relaciones sociales se realizó, no
obstante, en una dinámica neocorporativa en torno a un Estado
fuerte, que ha reforzado el peso e influencia social de un
conjunto de élites corporativas (empresariales, partidarias,
sindicales, etc.) en detrimento de los mecanismos democráticos
y de participación directa de la base social. Como consecuencia,
la institucionalización de la democracia política en España ha
venido acompañada de la desmovilización popular(14). Por otra
parte, el reconocimiento constitucional de la diversidad nacional
del Estado español (pluralidad lingüística y diversidad cultural)
construyó un marco que podría propiciar una convivencia normali-
zada con la "diferencia". Frente al modelo unitario y centraliza-
dor del franquismo, el "Estado de las autonomías" abre las
puertas a un juego de identidades múltiples dentro del espacio
estatal(15).
21
16) Análisis de las condiciones de vida y de trabajo enEspaña, Secretaría de Estado de Economía del Ministerio de
Este período se caracteriza por un incremento de las
interrelaciones a nivel mundial (la globalización económica). En
España la "apertura" a los procesos de internacionalización se
ha registrado en todos los ámbitos: en el económico (disminución
del proteccionisno, implantación de empresas extranjeras,
reconversión de sectores productivos, creciente importancia del
sector financiero y especulativo, etc.); el institucional
(traspaso al ámbito de la Unión Europea de ciertos niveles de
decisión; acopañado de un proceso de corporatización en el que
tienen más peso los lobbies de influencias que los parlamentos);
y el ideológico ("Europa" se ha constituído en paradigma de
modernidad y horizonte incuestionable; la "caída de los Pirineos"
representa un signo de avance hacia la modernidad; Africa y el
resto del Tercer Mundo se configuran cada vez más como distintas,
en tanto pobres y atrasados).
Durante estos años se detuvo bruscamente la emigración hacia
el exterior y retorna al país más de medio millón de emigrantes
(la mayoría desde otros países europeos). Las migraciones
interiores se ralentizaron en paralelo con el aumento del
desempleo en las ciudades y la expansión de los sistemas de
protección social (pensiones, subsidio agrario, etc.). Además,
el índice de natalidad descendió aceleradamente hasta situarse
en la posición más baja de la Comunidad Europea. La estructura
social experimentó transformaciones importantes, de índole no
coyuntural. Entre la población ocupada se registró el decreci-
miento del proletariado industrial y de los empleados en la
agricultura (especialmente de los pequeños propietarios), y una
fuerte expansión del empleo en el sectorservicios. Paralelamente
se consolidó un paro estructural importante (la tasa de desempleo
pasó del 1% en 1970 al 23% en 1993); se desarrolló la precariza-
ción del mercado de trabajo y la expansión de la economía
sumergida (más del 33% de los trabajadores por cuenta ajena con
contratos temporales; tres millones de empleos sumergidos en
1985, especialmente mujeres y jóvenes16); procesos que confluyen
22
Economía y Hacienda, Madrid, 1988, p. 117-8. Un estudio poste-rior estimaba en un 40% el porcentaje de ocupados que seencontraba en situación irregular (MIGUELEZ, F. y RECIO, A........., Barcelona, U.A.M., XXXX).
17) CASTELLS, M. y otros: Nuevas tecnologías, economía ysociedad en España, Alianza, Madrid, 1986, Vol.II, p. 555.
18) El seguro de desempleo no cubre a toda la poblaciónparada; la universalización de las pensiones o la atenciónsanitaria se realizan en desmedro de su calidad; los programasde rentas mínimas se limitan a gestionar lapobreza en niveles"aceptables", etc.
en un incremento de la polarización y fragmentación social, con
un crecimiento simultáneo de los puestos más y menos cualifica-
dos, pero sobre todo de estos últimos(17). Paralelamente se ha
registrado un freno en el proceso de distribuición de rentas
experimentado en los primeros 70, y una crisis de los mecanismos
de promoción e integración social como la escuela (el fracaso
escolar supera el 30% en la enseñanza primaria) o las diversas
pretaciones sociales(18).
Este proceso de fragmentación pone en cuestión el mecanismo
de integración de las clases subordinadas construído en el
período desaarrollista; de las expectativas de una sociedad de
clases medias que tiende a reducir sus extremos superior e
inferior, se pasa a la realidad de una creciente diferenciación
de las formas de inserción laboral, niveles salariales, condicio-
nes de trabajo o protección social. En suma, las diferencias en
las condiciones de vida y de renta ponen en crisis los referentes
unificadores mientras la segmentación se extiende al ámbito del
consumo: las pecualiaridades del diseño rinden culto al indivi-
dualismo hedonista de una minoría solvente; la producción en masa
se dirige a los estratos medios con capacidad de consumo; los
bienes de primera necesidad, "sin marca", quedan reservados para
los que apenas se mueven en el límite de la subsistencia.
De esta forma la estructura social se refuerza por ambos
extremos: mientras el segmento superior (empresarios, gerentes,
profesionales y cualificados, especuladores, etc.) amplía su
23
poder económico y su influencia social, aparece el fenómeno de
la "nueva pobreza" que afecta en a colectivos cada vez más
amplios: (parados de larga duración, temporeros y sumergidos,
jóvenes aparcados, etc.); en el medio una amalgama heterogénea
(pequeños propietarios, sectores inferiores de las clases medias
funcionales, trabajadores asalariados con empleo fijo, etc.) que
ve recortada sus posibilidades de reproducción pero se mantiene
encuadrada en los grandes dispositivos de regulación e integra-
ción. Por tanto, "los españoles" se encuentran en circunstancias
sociales diversas, tanto entre sí cmo respecto al pasado
inmediato. Desde su particular inserción en este contexto
concreto (fin del desarrollismo, crisi del estado protector y de
sus mecanismos integradores, globalización creciente de la vida
económica, transferencia de niveles de decisión a instancias
supraesatales) los grupos elaboran su identidad social, estable-
ciendo las fornteras entre el "nosotros" colectivo y el mundo de
"los otros". El despliegue de sus discursos es el motivo de
análisis principal de este trabajo. Pero antes de abordarlo
conviene detenernos en el onjeto privilegiado (por el interés del
investigador) de los discursos: los extranjeros en España.
24
19) Ver tablas históricas de la emigración española enI.E.E., Código de Migraciones, Ministerio de Trabajo y Seguri-dad Social, Madrid, 1989, pág. XLV y sig. Para un desarrollomás amplio de lo tratado en este parágrafo ver Colectivo Ioé,"La inmigración extranjera en España: sus característicasdiferenciales en el contexto europeo" en CONTRERAS, J.(comp.), Los retos de la inmigración, Talasa, Madrid, 1994,pp. 83-119.
2.2. SOBRE QUIENES SE HABLA
En los últimos siglos han salido del continente más de
80 millones de personas; en cambio, ha llegado a Europa un número
no superior a 20 millones de extranjeros. El primero de estos
flujos tuvo su origen en la época colonial que, sobre la base de
una represión más o menos lograda de las culturas autóctonas,
había impuesto las condiciones más idóneas para un asentamiento
ventajoso de los colonos europeos. España tomó parte muy activa
en este flujo migratorio, sobre todo hacia América Latina (donde
se instalaron entre 8 y 10 millones de españoles19). El segundo
flujo migratorio se inscribió en la fase de expansión económica
del capitalismo de postguerra en la Europa desarrollada, y se
originaba en países pobres, geográficamente cercanos (Norte de
Africa, Turquía, etc.) o en antiguas colonias, algo más alejadas
(América Latina, Africa y Asia), pero también en el sur de Europa
(Portugal, España, Italia, Grecia).
En este contexto España funcionó, en los años 50 y 60,
como periferia pobre de Europa, enviando dos millones de
emigrantes. A partir de 1970 este flujo se redujo e incluso se
invirtió; mientras tanto, un contingente inicialmente pequeño,
pero creciente, de inmigrantes extranjeros optó por radicarse en
España. A pesar de este cambio de tendencia todavía hay más
españoles residentes en el extranjero (1,6 millones, el 52% en
América Latina y el 45% en otros países europeos) que extranjeros
residentes en el país (alrededor de 400.000). Por tanto, en
términos absolutos España es todavía más un país de emigrantes
que de inmigrantes, pero las tendencias lo configuran cada vez
más como país receptor, como nuevo país de inmigración.
25
20) Durante el segundo semestre de 1991 se desarrolló unproceso de regularización especial, a través del cual legali-zaron su situación 108.000 inmigrantes. En abril de 1992 elnúmero total de residentes legales era de 402.242; en diciem-bre del mismo año las cifras habían descendido de forma signi-ficativa en algunas colonias; en conjunto los residentes delTercer Mundo disminuyeron en ese período en 23.883 personas.Algunos de ellos pueden, en ese lapso, haber obtenido lanacionalidad española y otros habrán salido de España, aunquelo previsible es que la mayoría permanezcan como inmigrantesirregulares. Sumando a éstos los solicitantes rechazadosdurante la regularización (más de 19.000) nos encontramos concasi 40.000 "nuevos" irregulares. Obviamente, esta cifra espuramente estimativa, pero no se alejará mucho de la realidadsi tenemos en cuenta que, por un lado, no todos los ya insta-lados pudieron presentar su solicitud de regularización y, porotro, desde 1991 no se ha detenido, aunque sí aminorado, laentrada de nuevos inmigrantes.
21) Para un análisis más detallado de esta cuestión verColectivo Ioé, "La inmigración..", op. cit., 98-101.
22) Incluímos en este bloque a los países de Africa, Asia(excepto Japón) y Latinoamérica (desde Méjico hasta Argenti-na). Por tanto, en el "Primer Mundo" quedan incluídos nortea-mericanos, japoneses, australianos, neozelandeses y europeos.
Según la última estadística oficial de extranjeros con
permiso de residencia (diciembre de 1992), había en España
393.100 inmigrantes. A este stock hay que sumar otras 76.000 que
han obtenido la nacionalidad española desde 1955, y una cifra no
determinada de irregulares(20), además de la población residente
en Ceuta y Melilla, que carece de nacionalidad española y no
figura en las estadísticas de extranjeros(21). En términos
relativos, esta inmigración apenas supera el 1% de la población
española censada en 1991 (38,4 millones), aunque la densidad es
mayor en las comunidades autónomas de Baleares (2,8%), Canarias
(2,5%), Madrid (1,9%), Comunidad Valenciana (1,3%) y Cataluña
(1,2%).
Diversidad de origen
Una característica particular de la inmigración extranjera
en España es su diversidad: sólo una parte de la misma proviene
de países del llamado "Tercer Mundo"(22); el resto es originario
26
La inclusión de ciertos países del ex "bloque del Este" entrelos más desarrollados es cuestionable; sin embargo, dada suescasa presencia en España el utilizar uno u otro criterioclasificatorio no altera significativamente los resultados.
del "Primer Mundo" y no siempre se trata de personas en edad
laboral. Contrariamente a lo que ocurre en los países europeos
de tradición inmigratoria, en España la mayor parte de los
extranjeros procede de países del "Primer Mundo" (54% en
diciembre de 1992). Es posible que en el futuro próximo las
proporciones se inviertan debido a un mayor ingreso desde los
países del "Sur", pero aún está lejos de superarse el lugar
específico de España como país de desarrollo "intermedio" (rico
para el "Sur", pobre para el "Norte") y con unas condiciones
climáticas que atraen un doble flujo migratorio: uno que se
adapta en líneas generales a la experiencia de los países más
desarrollados (inmigración económica Sur-Norte) y otro que se
aparta de la misma (inmigración de rentistas y jubilados de
países de mayor desarrollo).
En los últimos años se observa un importante incremento del
peso relativo de los inmigrantes procedentes del continente
africano, uno más moderado de asiáticos y latinoamericanos, y el
descenso de los restantes bloques. A pesar de ello, los extranje-
ros de países europeos son aún más de la mitad (los de la CE
representan el 44% del total). Además, entre las cinco nacionali-
dades con mayor presencia (que agrupan al 48% de los residentes
extranjeros en España) sólo una (Marruecos) no pertenece a la
Comunidad Europea.
La distribución espacial de la población extranjera en
España muestra una pauta de fuerte concentración. El 81,7% de los
residentes legales en abril de 1992 vivía en 6 Comunidades
Autónomas: los dos archipiélagos (Canarias y Baleares), tres
regiones de la costa mediterránea (Cataluña, Comunidad Valencia-
na, y Andalucía) y la que incluye a la capital estatal (Madrid);
en estas regiones reside el 61,6% de la población autóctona
27
23) Incluyendo a otras tres CC.AA. -Galicia, País Vasco yCastilla y León- se alcanza al 90,4% de los residentes extran-jeros y sólo el 80,7% de la población española.
24) Las siguientes circunstancias señalan que las tasas deactividad reales pueden ser superiores a las reseñadas en latabla: a) en la cifra de residentes hay menores de edad quedebieran descontarse para ajustarnos al concepto de "poblaciónactiva"; b) hay residentes legales, económicamente activos,que no poseen permiso de trabajo (y no aparecen como activos); c) no podemos incluir a los que permanecen irregulares, en sumayoría trabajadores.
censada en 1991(23). Más de la mitad de la inmigración (el 52,5%)
se concentra en sólo cuatro provincias: Madrid, Barcelona,
Alicante y Málaga.
Sin embargo, su número absoluto no es indicativo de la
importancia cuantitativa que estos contingentes tienen en las
distintas zonas. Analizando el peso de la población extranjera
respecto a la población total de cada provincia se observa que
las mayores densidades (apenas superiores al 2%) se registran en
Las Palmas, Tenerife, Baleares, Girona, Alicante y Málaga,
seguidas (entre el 1% y el 2%) por Madrid, Barcelona, Tarragona
y Almería.
Población extranjera y actividad económica
La mencionada diversidad de la inmigración extranjera en
España queda evidenciada por el análisis de las tasas de
actividad económica. Partiendo de las últimas cifras oficiales
disponibles hemos realizado una estimación que probablemente
subestima los índices de actividad realmente existentes24, pero
refleja las principales diferencias. Se observa, en primer lugar,
que la proporción de económicamente activos es algo mayor entre
los extranjeros que en la población autóctona, aunque existen
pautas claramente diferenciadas: en un polo, sólo el 29% de los
europeos comunitarios y el 33% de los norteamericanos es activo;
en el otro, más del 80% de los africanos se halla en tal
situación; en posiciones intermedias se encuentran los asiáticos
28
25) En esta región los trabajadores del Primer Mundoduplican a los originarios del Tercer Mundo.
26) Estas regiones, junto con la vega extremeñan, seconstituyen como segmentos en expansión de la agriculturaespañola, basados en la explotación intensiva de mano de obraextranjera. Ver GIMENEZ, C., "Los trabajadores extranjeros enla agricultura española: enclaves e implicaciones", en Estu-dios Regionales, 1992.
(60%), latinoamericanos (59%), japoneses (51%) y europeos no
comunitarios (48%). La composición de la población "inactiva"
también difiere: los europeos son predominantemente jubilados y
pensionistas, mientras que entre americanos, asiáticos y
africanos son mayoría las mujeres que se encargan de las tareas
domésticas y los hijos menores de edad.
Según las estadísticas oficiales, a mediados de 1992 los
trabajadores extranjeros representaban el 1,6% de la población
española ocupada. Por tanto, no puede hablarse de forma generali-
zada, para el conjunto del país, de una "presión" importante de
la mano de obra inmigrada sobre el mercado de trabajo español.
Las regiones de mayor concentración son las siguientes: Canarias
(5%25), Madrid (3,7%), Baleares (3,3%), Cataluña (2,3%) y Murcia
(1,9).
Existen tres grandes focos de inserción de los trabajadores
extranjeros en España: la construcción, la agricultura y los
servicios. El primero es un sector cuya demanda de empleo está
muy vinculada a la coyuntura económica, lo que hace depender muy
directamente la continuidad laboral a las variaciones del ciclo
económico. En el segundo destacan los empleos temporales por
jornal, cuyos principales focos se sitúan en Cataluña, en el
litoral (comarca de el Maresme) y el interior (zona de Lleida);
la huerta de Murcia y Valencia; y los cultivos intensivos de
Almería(26). El caso de los servicios es más complejo, dado que
se trata de ocupaciones de alto status (sector financiero,
administración pública, enseñanza, etc.) junto a otras de baja
cualificación (como el servicio doméstico, el comercio ambulante,
o los empleos temporales en la hostelería). Se observa, que, en
29
27) En el nivel "alto" incluímos las categorías deprofesionales-técnicos y directores de empresa; en el "medio"los administrativos y comerciantes (aunque entre estos existenvendedores ambulantes, que no podemos cuantificar); y en elestrato "bajo" los trabajadores manuales del resto de losservicios, la industria, construcción y agricultura.
términos relativos, los europeos están más presentes en la
industria, los africanos en la agricultura y la construcción, los
asiáticos y latinoamericanos en el sector servicios.
Los datos anteriores no permiten determinar la posición
social que adquieren los inmigrantes a partir de su inserción en
el mercado laboral. Agrupando las categorías ocupacionales que
utiliza el Ministerio de Trabajo pueden establecerse tres niveles
o "status" laborales(27); se observa así que casi el 20% de los
trabajadores en situación regular a mediados de 1992 ocupaban las
categorías superiores; por tanto, no puede afirmarse que, en
general, los extranjeros ocupen las peores posiciones del mercado
de trabajo. Existen situaciones muy diferenciadas, que se
aprecian analizando el origen de los inmigrantes. En el estatus
alto se posiciona alrdedor de un tercio de los europeos comunita-
rios y de los latinoamericanos; la categoría inferior es la más
numerosa (incluye a más del 60% de los trabajadores extranjeros)
y concentra al 84% de los africanos y al 72% de los asiáticos;
en el nivel medio las diferencias son menores, oscilan entre el
12% de los africanos y el 25% de los comunitarios. Estos datos
muestran que existe una clara polarización: en los niveles altos
predominan los trabajadores europeos y latinoamericanos, y en las
categorías más bajas se concentran africanos y asiáticos.
- La práctica totalidad de los inmigrantes en la agricultura
y la construcción tienen estatus laboral bajo. En la
agricultura destacan sólo cuatro colectivos: marroquíes,
senegambianos, portugueses y argelinos; en la construcción
destacan marroquíes, polacos y portugueses. Predominan, por
tanto, los inmigrantes procedentes de Africa y contingentes
menores de Portugal y Europa del Este.
30
- En la industria, donde la presencia de extranjeros es menos
importante, la polarización de estatus es muy grande:
mientras más del 80% de los procedentes del Primer Mundo
(sin contar Portugal y Europa del Este) tiene estatus alto
o medio, más del 90% de los africanos y portugueses tienen
estatus bajo; en una posición intermedia se sitúan los
sudamericanos (30% estatus alto, 15% medio y 55% bajo).
- En el sector servicios, donde se sitúan dos tercios de los
extranjeros con permiso de trabajo regular, el estatus
ocupacional varía también según regiones de origen: cuali-
ficación alta-media por encima del 70% en los originarios
del Primer Mundo (sin contar Portugal); bajo estatus en los
magrebíes, centroamericanos, asiáticos (sin contar Japón)
y portugueses (entre el 67 y el 82%); y posición intermedia
en los sudamericanos, europeos del Este, trabajadores de la
EFTA y africanos no magrebíes. Por países, la especializa-
ción es clara, siendo los contingentes más numerosos los
marroquíes (comercio minorista, servicio doméstico y
hostelería), argentinos (sanidad y servicios a empresas,
junto a hostelería y servicio doméstico), filipinos,
peruanos y dominicanos (servicio doméstico y hostelería),
chinos (hostelería), británicos (educación) y alemanes
(comercio mayorista, hostelería).
Por ocupaciones concretas, hay tres en las que la mano de
obra extranjera tiene especial relevancia: el servicio doméstico
(7,6% del mercado regular español); los asalariados agrarios
(5,4%); y los asalariados de la hostelería-bares-restauración
(4,6%). En los tres casos se trata de ocupaciones en las que
predominan condiciones laborales de las que intentan escapar los
trabajadores autóctonos. En la práctica la presencia de inmigran-
tes ha venido a reforzar el proceso de precarización laboral, al
asegurar una mayor elasticidad en la oferta de mano de obra.
31
28) En esta clasificación no se contempla la situaciónespecífica de los refugiados políticos. En diciembre de 1990 se había reconocido dicho estatuto sólo a 5.200 extranjeros.
29) En la actualidad los ciudadanos comunitarios no nece-sitan permiso de trabajo pero sí han de registrarse comoresidentes ante las autoridades. Durante 1994 se ha abierto unCenso de residentes comunitarios, de carácter voluntario, paraconfeccionar las listas de electores en fururos comiciosmunicipales.
Tipología de la inmigración extranjera en España
Como síntesis de lo anterior, creemos que la especificidad
de la inmigración extranjera en España no puede analizarse
utilizando categorías simplificadoras, o producidas en contextos
sociales muy diferentes. Provisionalmente, y atendiendo especial-
mente al tipo de vinculación existente con la actividad económi-
ca, proponemos la siguiente clasificación, basada en cuatro tipos
principales(28):
a) Existe un colectivo formado por rentistas y jubilados del
norte de Europa que viven en zonas turísticas aprovechando las
ventajas comparativas de las diferencias de renta entre su país
y el nuestro, además de las condiciones climáticas de las costas
mediterráneas. Una parte de este colectivo no está oficialmente
registrada a pesar de residir todo el año en el país, pero su
situación irregular (hasta la entrada en vigor del Acta Unica de
la CE29) no ha sido objeto de preocupación por parte de las
autoridades. La posibilidad de crecimiento de este colectivo está
en función de la existencia de un diferencial de renta entre los
países de origen y España.
b) Un segundo grupo ha venido acompañando a los flujos de
capital que han aumentado constantemente desde los años 60 y está
presente en más de 3.000 empresas radicadas en todo el estado.
Por su origen se trata mayoritariamente de capital europeo,
norteamericano y japonés, lo que permite explicar parte de los
movimientos migratorios procedentes de estos países. Un sector
32
significativo de esta población se desempeña como gerentes,
directivos y técnicos cualificados (o son familiares de los
mismos) cuyo nivel de vida está por encima de la media de la
población española.
c) Un tercer sector está formado por mano de obra relativamente
cualificada cuya decisión de establecerse en España obedece más
a un cálculo racional de las ventajas que les puede suponer la
emigración en relación a trabajar en su país que a una urgente
necesidad de supervivencia. Esta situación es típica de bastantes
europeos para quienes trabajar en España, sobre todo en el sector
servicios (turismo, cultura, enseñanza de idiomas, ramas
administrativas, hostelería, etc), reporta beneficios respecto
a su situación en el país de origen. En el caso de los latinoame-
ricanos, tras un primer flujo de represaliados políticos ha
llegado una corriente de inmigrantes con un nivel cultural
superior a la media de la población autóctona que huye del
deterioro acelerado de las condiciones de vida de las capas
medias en sus países; buena parte de este flujo se inserta en
actividades acordes con su cualificación (profesionales y
técnicos, administrativos, comerciantes, etc.), el resto sufre
un proceso de movilidad social descentente que lo acerca al
siguiente tipo.
d) Por último, los inmigrantes que huyen de la falta de
oportunidades económicas de su país y cuyo nivel de cualificación
es generalmente bajo o muy bajo. Este colectivo es el más
frecuente en la inmigración africana, sobre todo en la marroquí,
aunque está presente en un sector significativo de la inmigración
asiática, portuguesa y latinoamericana. Constituyen un segmento
aún poco importante pero creciente del mercado de trabajo
secundario en España, pues acceden a empleos eventuales, con baja
remuneración y jornadas prolongadas, muchas veces sin garantías
legales, y con escasas posibilidades de promoción social. La
mayoría de estos empleos pertenece al sector agrícola, la
construcción y los servicios menos cualificados (hostelería,
servicios personales y domésticos, venta ambulante, etc.).
33
Habitualmente no es fácil encontrar mano de obra autóctona que
acepte incorporarse a dichos puestos de trabajo, constituyéndose
"nichos" ocupacionales reservados casi en exclusiva a los
trabajadores inmigrantes (acompañados por franjas especialmente
precarizadas de la población autóctona).
Estrategias migratorias
Los colectivos inmigrantes no son grupos homogéneos ni entes
formados por una multitud desestructurada de individuos. El tipo
de presencia que tienen en la sociedad de destino se organiza en
distintas modalidades (estrategias) que son producto de su
capacidad de acción en un contexto determinado por factores
ligados a la sociedad de origen (cultura, origen de familiar y
de clase, formación, experiencia laboral, etc.), a la forma de
emigrar (con o sin medios, vía legal o irregular, con o sin
estructuras de acogida, etc.) como a la situación en el país de
inmigración. Entre estos últimos los más decisivos destacan las
propias redes migratorias, la política de inmigración española
y la opinión pública en torno a los extranjeros.
El grado de consolidación de las redes migratorias del mismo
origen (familia, etnia, pueblo, país, adscripción religiosa,
etc.) determina en gran parte las oportunidades de inserción
social en la medida que esas redes desarrollan funciones tan
importantes como la búsqueda de empleo para sus miembros (e
incluso la creación de empleo en las economías de enclave), la
información y el intercambio con otros puntos geográficos y con
el país de origen (hasta donde llega la red), la ayuda material
y el hospedaje en momento de grave necesidad, así como los
servicios más variados orientados a cubrir necesidades específi-
cas del colectivo (lugares de culto, venta de productos propios,
asociaciones y líderes interlocutores con las autoridades de la
sociedad autóctona, etc.).
34
30) DE MADARIAGA, M.R., "L'image et le rétour du Mauredans le mémoire collective du pleuple espagnol et la guerrecivile de 1936", en L'Homme et la société, L'Harmattan, Nº 90,1988.
En cuanto a la política de inmigración, resalta la discrimi-
nación institucional de que es objeto esa categoría de personas
que llamamos "extranjeros", una marca de origen que pesa sobre
ellos y sobre sus hijos en la inmensa mayoría de las prácticas
administrativas (no sólo por disponer de un estatuto legal
frágil, que tienen que negociar continuamente, sino por la
"racialización" o "etnicización" de que son objeto en otros
muchos aspectos: permisos especiales de trabajo, prestaciones
sociales específicas, etc.). A su vez, la política de inmigración
está ligada tanto a la política general de gestión de las
desigualdades (no son los inmigrantes el único sector con
problemas de exclusión o segregación social) como a la política
internacional y de intercambio con otros países, como veremos más
adelante.
En lo referente a la opinión pública en torno a los
extranjeros, se detecta una amplia gama de actitudes que va desde
la xenofobia hasta la acogida y el respeto a la pluralidad,
variando también mucho en función de cuál sea el país de origen.
Las encuestas de opinión muestran una actitud en general
favorable hacia los latinoamericanos; en cambio, están muy
arraigados los estereotipos negativos en relación a los proceden-
tes del Magreb. Particularmente en este punto influye la memoria
histórica de las relaciones ambivalentes entre España y el norte
de Africa (amigos/enemigos a lo largo de la historia30). En
cierto modo, las estrategias de los inmigrantes son diferentes
respuestas, adaptativas unas, provocativas otras, a la posición
adoptada por los autóctonos.
35
31) La tipología que presentamos proviene, en parte, de unreciente estudio cualitativo sobre trayectorias migratorias delos marroquíes en Cataluña. COLECTIVO IOÉ, Marroquíes à Cata-lunya, Gran Enciclopedia Catalana, Barcelona, 1994 (versión encastellano: Editorial Fundamentos, Madrid, en prensa).
Las estrategias de inserción social de los inmigrantes
presentan una gama de registros entre los que destacan los
siguientes(31):
- Estrategia de ocultación, disimulo y/o borrado de las
diferencias con la sociedad autóctona. Aunque se mantienen
las referencias identitarias de origen, éstas son percibi-
das como un obstáculo a la inserción por lo que se tratan
de ocultar a los ojos de los autóctonos, con el fin de
ganar su confianza o evitar el rechazo. El coste de esta
estrategia, en términos de exclusión, es la postergación o
estatuto de inferioridad que adquiere lo propio en relación
a la cultura dominante autóctona (la asimilación será el
efecto a largo plazo).
- Estrategia de doble vínculo, cuando las dos referencias se
consideran incompatibles pero resulta forzoso mantenerlas
como garantía de realización personal en el presente
(manifestar ser como los autóctonos) y/o en el futuro
(conservando lo propio como garantía de un eventual retor-
no). El coste de esta estrategia se puede considerar tanto
en términos de inseguridad como de esquizofrenia mental al
tener que mantener y asumir contenidos culturales que se
consideran contrapuestos.
- Estrategia de "enclave", encerrándose en las redes familia-
res y colectivas propias, reduciendo los contactos con el
"exterior" a lo obligado (trámites, trabajo, escuela...) y
minusvalorando la influencia de la sociedad global sobre la
minoría inmigrante. El coste de esta estrategia es la
situación de ghetto a que puede reducirse en relación a la
sociedad autóctona y el eventual rechazo o represalias por
parte de ésta.
36
- Estrategia de inserción en la pluralidad, cuando se recla-
man el mismo trato e iguales derechos que los demás ciuda-
danos, bien desde una perspectiva de propuesta de yuxtapo-
sición pacífica de las respectivas identidades sociales o
de convivencia mutuamente enriquecedora. En cualquiera de
sus dos vertientes, esta estrategia implica una relativiza-
ción tanto de la identidad de origen como de la sociedad
autóctona (cuya tendencia institucional es plantear los
propios patrones dominantes como homogéneos y válidos para
todos). En consecuencia, si bien las estrategias de inser-
ción en la pluralidad son las que presentan menos riesgos
en términos de exclusión, pueden conllevar -al igual que
les ocurre a otras minorías autóctonas- problemas de
aceptación y reconocimiento por parte de los sectores más
intransigentes y xenófobos de la sociedad española.
Las dos primeras estrategias, predominantes en la etapa
inicial de la inmigración, adoptan un carácter defensivo y parten
de una falta de seguridad en los propios recursos, así como de
la escasa capacidad de encaje o aceptación igualitaria por parte
sociedad receptora; en cambio, las dos últimas se plantean como
posiciones de fuerza, en un caso afirmándose como minoría étnica
dentro de un contexto -cultural y político- que los inmigrantes
consideran ajeno pero donde pueden vivir y, en otro, reclamando
una redefinición tanto de la propia posición como de la sociedad
receptora, a fin de que respeten, entre otras diferencias, las
de tipo étnico, cultural y religioso.
En el terreno laboral, podemos distinguir tres estrategias
básicas de inserción:
- Estrategia de sumisión, dependencia y agradecimiento ante
los agentes de la sociedad autóctona con quienes entran en
contacto: empleadores, funcionarios, agencias de ayuda,
etc. La docilidad, la disponibilidad y hasta la fidelidad
al patrón son, en este caso, tácticas que se despliegan
para ganarse un lugar en el mercado. Desde el punto de
37
vista de la exclusión, esta estrategia tiene un efecto
"boomerang" sobre el sujeto que la emplea, pues las venta-
jas que consigue se obtienen al alto precio de adoptar una
actitud servil -no igualitaria- ante los empleadores.
- Estrategia competitiva en el "segmento secundario" del
mercado de trabajo, según la terminología de Piore. Los
inmigrantes, en este caso tratan de aprovechar activamente
las ventajas comparativas que pueden ofrecer en ese segmen-
to del mercado (muy amplio en España), incluída la economía
sumergida, lo que comporta cambios de ocupación en cuanto
aparecen mejores ofertas o llegan los trabajos de tempora-
da. Entre tales ventajas la principal es su menor coste
para el empleador, que abona salarios algo más bajos, elude
las cotizaciones a la seguridad social y no tiene que
atenerse a las regulaciones laborales de horario, vacacio-
nes, pagos extras, etc. Además, la mayor disponibilidad de
buena parte del colectivo (solteros o sin la familia en
España, muchos sin vivienda fija) les permite adaptarse con
más facilidad a ofertas de trabajo temporales en distintos
puntos geográficos. Esta estrategia tiene un componente
activo (búsqueda permanente de situaciones laborales más
ventajosas en lo económico) que la diferencia de la ante-
rior, pero obtiene sus ventajas sólo a costa de mantenerse
en un contexto de precariedad permanente.
- Estrategia defensora de la regulación laboral, como palanca
más segura desde la que reivindicar mejores condiciones de
trabajo. Esta posición es más frecuente en el "segmento
primario" de la economía y, aunque puede suponer la pérdida
de algunas ventajas económicas (como las derivadas de una
mayor movilidad o flexibilidad salarial), proporciona un
estatuto legal más seguro y la capacidad de utilizar los
resortes jurídicos y sindicales en defensa de los propios
intereses.
38
39
32) Según Caro Baroja, es la facultad de creer y sentirque el grupo humano al que se pertenece es el más digno detenerse en cuenta entre los existentes. Aunque el autor utili-za el concepto para referirse a colectivos situados en elespacio (barriada, comarca, región, nación, etc.), nosotros loempleamos también en su dimensión de categorización social(posición en la estructura social dentro de un espacio común).Ver CARO BAROJA, J., "El sociocentrismo de los pueblos españo-les", en Razas, pueblos y linajes, Universidad de Murcia,1990, pp. 277-306.
33) Ver, por ejemplo, ORTI, A., "El caso español: ladiacronía estructural de la modernización", en MARTINEZ CUA-DRADO (dir.), Política y Sociedad en el umbral de los años 70:las bases de la modernización política, Cuadernos para el
3. IDENTIDADES DE LA POBLACION AUTOCTONA
Antes de interrogarnos sobre las posiciones de la población
autóctona respecto a los extranjeros conviene analizar cuál es
el "mapa ideológico", las identificaciones y diferencias
existentes entre los propios autóctonos. Sin detenernos, aunque
sea brevemente, en este paso previo corremos el riesgo de caer
en un enfoque etnocéntrico, dando por supuesto que "los españo-
les" forman un conjunto homogéneo frente a "los extranjeros".
Aunque tal afirmación parece sólidamente respaldada por la
ideología cotidiana, basada en la "evidencia" de la existencia
de distintos estados-nación, el análisis de los discursos muestra
diferencias considerables. Se trata de evitar la reificación de
la diferencia nacional, que da por supuesta la existencia de un
"nosotros" homogéneo y que remite a algún contenido esencial, que
se diferencia de un "ellos", indudablemente ajenos a dicha
esencia común. Por ello empezamos indagando el juego de identida-
des, cómo los grupos sociales constuyen su subjetividad frente
a otros. En este marco, el del sociocentrismo en general(32)
situamos el elemento étnico/nacional.
¿Cómo son vividos los procesos de reestructuración social
en la España contemporánea? El análisis empírico muestra
diferentes construcciones ideológicas que no pueden reducirse a
posiciones intermedias situadas a lo largo de un continuum
evolutivo. En otros trabajos Ortí(33) ha señalado que, junto a
40
Diálogo, Madrid, 1969; y "De la ... a la socialtecnocraciatrasnacional", en Política y Sociedad, Nº 2, 199x.
posiciones típicamente modernizadoras (individualismo que actúa
racionalmente según fines) o tradicionales (colectividades poco
diferenciadas atrapadas en la perpetuación de normas), pueden
existir unas que, rotos los lazos comunitarios, se inscriben en
el individualismo pero desde una primacía de las aciones
afectivamente orientadas, en una situación de heteronomía de
valores (lo que puede llevar a acciones particularistas, no
racionales y antiuniversalistas), mientras otros reivindican
elementos del comunitarismo aunque desde una acción orientada
según valores electivos (que tiende a rescatar elementos de
solidaridad y afectividad, inscribéndolos en una lógica distinta
a la tradicionalista). El análisis de nuestro material empírico
pone de relieve esta multidimensionalidad, no linealidad, del
"mapa de identidades" que caracteriza a la población española
actual; en él distinguimos cuatro bloques principales: los
adalides, los clientes y las víctimas de la modernización, y el
comunitarismo tradicionalista.
3.1. LOS ADALIDES DE LA MODERNIZACION
3.1.1. El Individualismo Competitivo
Esta posición ideológica es autocomplaciente y prescriptiva.
Por un lado, se presenta como paradigma de valores identificables
con la modernidad: vinculada a la burguesía urbana, se precia de
ser responsable en su papel social y de saber convivir, en la
medida en que sostiene una posición abierta, sustentada en
razones, por tanto crítica, y alejada de todo fanatismo (caracte-
rizado éste por su cerrazón, violencia e irracionalidad):
"-... me siento bastante identificao con la.., digamos, engeneral con la sociedad urbana, en general la llamada clasemedia y en otros tiempos llamada burguesía; (...) digamos
41
con los profesionales liberales, con gente que trabaja porsu cuenta o a cuenta de otro y que hace una jornada deter-minada y produce algo y mantiene un comportamiento cívicobastante aceptable ¿no?, cumplimiento de sus obligaciones,cumplimiento de las leyes y cumplimiento de todo en gene-ral. Y aportando por un lado lo que es su trabajo y porotro lado lo que es, digamos una buena convivencia. Mesiento completamente en contra de aquellos grupos radicalesde cualquier tipo de ideología, o de cualquier tipo depensamiento que fanatizan cualquier actuación; por ejemplo,me siento bastante a disgusto con los ultracatólicos, mesiento muy a disgusto con la gente de izquierda extrema, mesiento profundamente a disgusto con los que defienden elterrorismo, (...) y en general me siento a disgusto conaquella gente que no participa y que no pone su grano dearena, si no lo que intenta es aprovecharse de los demás.(GD1, p. 1)
Se trata de una posición individualista, que defiende el
establecimiento de una jerarquía social de estatus en función de
las capacidades y méritos de cada uno; por tanto, la competencia
es inevitable e irrestricta:
"- Estás pensando en que te tienen que dar ayudas, tetienen que echar una mano; al cuello te la van a echar comote descuides, aquí no te ayuda nadie, esto es una competen-cia cruel y despiadada entre todas las empresas. La empre-sa..., el motivo de la empresa fundamental, su fin es ganardinero y si tienes oportunidad de ganar más dinero que elvecino, pisándolo el cuello, se lo vas a pisar aunque lasreglas del juego sean las mismas para todos. Y eso escompetencia libre de mercado, y eso es lamentablemente comofuncionan las cosas ¿no?." (GD1, p. 37).
El horizonte universalista que defiende para sus postulados
no es incompatible con una alta valoración del propio bienestar:
su relación con la colectividad no pasa tanto por "aportar algo"
sino por "cumplir responsablemente" con el papel que tiene
asignado para afianzar un "proyecto personal" de bienestar
material. Este individualismo no es (no puede ser) autónomo en
una sociedad altamente corporativizada; de hecho su única
posibilidad de realización pasa por una constante acomodación a
los procesos de reestructuración que exige el proceso de
modernización capitalista (nadar a favor de la corriente). Por
ejemplo, los sectores empresariales que comparten este discurso
aceptan de buen grado (en tanto sería inevitable) la conversión
42
de España en una economía de servicios dependiente en buena parta
de la demanda exterior, aunque ello signifique reducir al máximo
la base productiva agrícola e industrial: lo que cuenta, ante
todo, es la rentabilidad y ésta ya no se identifica con la
producción de bienes.
Este proceso de acomodación/identificación se registra con
espacial énfasis respecto a las instituciones. Para el individua-
lista competitivo la racionalidad social (unívoca) se expresa en
las leyes, elaboradas democráticamente. En el mundo institucional
coinciden racionalidad y normalidad; en la ley se condensan los
límites necesarios para una convivencia social pacífica:
"... yo creo que las sociedades tienen códigos, yo soy muyde los códigos, me encanta el código civil, me encanta elcódigo penal, me encanta el código de circulación, entoncesa mí me revienta igual que un negro me aparque en la puertay yo no pueda salir con el carrito de la niña, a que meaparque el marqués de Lozoya, es que me da exactamenteigual. Yo creo que ese problema de inculturación o acultu-ración, no sé como se llama eso exactamente, de unión deunos colectivos, es el problema de que hay unas normasdistintas. Y yo entiendo que la norma mayoritaria que estáasentada es la que debe de prevalecer. (GD3, p. 15-16)
Desde esta consideración su postura se convierte en
prescriptiva: dado que existe un marco abierto y razonable para
la elaboración de normas (expresadas en leyes), una vez estable-
cidas éstas no existe margen para la pluralidad y la discrepan-
cia. El horizonte normativo de la sociedad queda, así, cerrado:
ya no hay discusión sobre valores, sólo caben distintos grados
de adecuación y diferentes estrategias (racionalidad instrumen-
tal) para asumirlos. Por tanto, quienes se mueven por fuera de
la normalidad dominante, típicamente las "clases bajas", aparecen
bajo la imagen del asocial (pillo, extorsionador, vicioso,
amenazante). Se trata de colectivos que no cumplen con las normas
básicas: trabajar, comportarse, respetar a los demás, etc. A
éstos no se les puede consentir la conducta asocial: hay que
controlarlos y reprimirlos, en la perspectiva de conseguir que
se asimilen al mundo "socializado". En una palabra, se trata de
una defensa del orden existente:
43
34) En la concepción liberal la ley aparece como radical-mente separada de la vida material: se supone que parte deprincipios universales y, por ello, puede ordenar legítimamen-te las circunstancias concretas de la vida (los interesesparticulares). Por tanto, la ley es inocente: no es productode la vida social ni elemento de coerción surgido de loscondicionamientos de la "vida material".
"Entonces si aquí tenemos un código que dice, por ejemplo,que en las aceras no se puede aparcar, que no se puedeconducir por las aceras, quien venga transgrediendo lasnormas que nos hemos dao una serie de gente mayoritariamen-te, esa persona tiene que quedar fuera y tiene que sufrirel rechazo de la sociedad, es lógico que lo sufra." (GD3.p. 16)
Cabe, sin embargo, una crítica al mundo institucional aunque
no en el plano de los valores sino en el de la regulación de la
vida económica. El individuo competitivo considera que existe un
excesivo control estatal sobre la vida económica, que se traduce
en restricciones a la libre iniciativa (empresarial) y en
sobreprotección social (a los asalariados y desempleados); en
consecuencia reclama la "flexibilización" de las relaciones
laborales y la reducción de impuestos y otras cargas en nombre
de la libertad y la eficiencia. En este aspecto el individualismo
recurre al argumento meritocrático contra los mecanismos de
protección social.
En consecuencia, se defiende la uniformidad normativa, a la
vez que se naturalizan y refuerzan los privilegios derivados de
la desigual distribución de recursos productivos(34). La
libertad de este individuo sólo se sostiene en contra de la
creatividad (prioriza las medidas, internalizando los límites que
marca el ordenamiento existente) y de la multiplicidad (se admite
el pluralismo y se es tolerante dentro de un marco uniforme).
Esto produce un cierre y la intolerancia respecto a sectores
sociales a los que se define como peligrosos (en tanto ajenos a
la modernidad); se trata de un "racismo de clase" que niega el
estatus de ciudadanos plenos a una parte de las clases inferiores
de la sociedad. Desde una identificación plena con los postulados
44
modernizadores muestra los límites -de clase e ideológicos- de
dicho modelo.
3.1.2. El Humanismo Integrador
Este discurso se inscribe dentro del paradigma modernizador
aunque tomando distancias respecto a sus aristas más duras;
aparece como el rostro humano de la modernización, quizá porque
es sostenida especialmente por grupos sociales que no ocupan la
cúspide de la pirámide social. Sus portavoces prototípicos son
sectores medios y bajos de las "clases medias funcionales", que
se autodefinen como gente culta, abierta y no elitista. Posición
mesocrática que se presenta como diferente -y distante- de los
grupos dominantes (élites hedonistas e insolidarias), pero
también de los que ocupan los puestos inferiores de la estructura
social (grupos incultos y cerrados). Sin embargo, a pesar de la
distancia cultural que establecen respecto a ellas, existe cierto
compromiso (ético o intelectual) con las clases bajas, en la
medida en que éstas son suceptibles de acceder a formas de
convivencia responsable, asumiendo las obligaciones que impone
la norma:
" pues me siento muy lejos y en plan creo que de críticahacia los partidos políticos, muy lejano; me siento lejanotambién a todo ultra, a todo aquel que, no sé.., se aprove-cha un poco de su cargo para menoscabar a otros. Y, engeneral, pues me siento cercano, creo, y así lo siento, mása las bases, a los que en sus carnes sufren un problema quequieren solucionar." (GD3, p. 2)"...yo me siento identificada y donde me siento más a gustocon la clase media baja, que es donde yo me desenvuelvo,donde vivo, me encuentro muy a gusto con ella. Y bueno,lucho por los derechos de la gente, (...) todas esaspersonas que están allí viviendo tengan sus derechoscubiertos, y sus obligaciones también, porque no solamentehay derechos, también hay obligaciones. (GD3, p. 3)
En este caso se registra una fuerte asunción de la normali-
dad social en el doble sentido del término: se pertenece a la
mayoría social, y se es respetuoso de los usos y costumbres
dominantes. Esta generalidad y normatividad en torno a unos
45
35) ORTI, A., "" en Documentación Social Nº , TS546, pág.207.
36) Idem, pág. 210.
valores cívicos comunes es considerada por Alfonso ORTI como
"función mediadora que tiende a convertir a las clases mdias en
el lugar de objetivación del consensus"(35). Se produce así una
"mesocratización social" que "pretendiendo negar la existencia
de clases -pues todos seríamos ya de «clase media», convertida
en «universal»- lo que realmente universaliza es el desigualita-
rismo burgués"(36). No hay contraposición de clases ni de valores
sociales sino participación o no en la normalidad social.
A diferencia del individualismo competitivo no hay una una
identificación fuerte con la lógica del capital y la institucio-
nalidad sociopolítica, más bien un distanciamiento relativo junto
a la pretensión de encarnar una normalidad basada en valores
convivenciales. El discurso tiene una marca de clase importante,
pues es mayoritariamente sustentado por sectores de las "clases
medias", básicamente integrados en la reproducción ampliada del
proceso modernizador, pero en posición subordinada dentro de la
pirámide social (funcionarios, trabajadores fijos, profesionales,
amas de casa de familias 'asentadas', etc.). Por eso se asume un
individualismo matizado (no a ultranza): por un lado se reivindi-
ca la meritocracia, vía de ascenso social de las capas medias no
patrimoniales; por otro, intenta paliar sus consecuencias
extremas sobre los sectores más débiles.
Este discurso mesocrático se posiciona como socialmente
progresista (diferenciándose del abiertamente liberal-competiti-
vo), pues pretende abrir el orden existente a las capas sociales
medio-bajas. Afirma que existen colectivos que pasan "verdadera
necesidad" y necesitan apoyo para superar tal situación. Para
ello es necesario desplegar estrategias integradoras que, sin
cuestionar las líneas básicas del orden existente, incrementen
las oportunidades de dichos colectivos. Desde esta perspectiva
se otorga legitimidad a políticas institucionales de protección
46
37) Sobre esta función "de promoción social" de las muje-res de clases acomodadas, ver PLATT, ME023, pág. 96-119 y,para el caso de España, ALVAREZ-URIA, TS058, pág. 128-146.
social y, especialmente, al papel de mediación social que pueden
ejercer sectores de las clases medias. Por un lado, sus elementos
"intelectuales" (profesionales y trabajadores del campo social)
que ponen el acento en estrategias educativas y de promoción
cultural. Por el otro, un componente "familista-misionero",
representado genéricamente por amas de casa que intervienen en
espacios públicos para promocionar los valores de la privacidad
burguesa.
En el plano social el principal factor de inclusión o
exclusión es la integración/marginación de las personas en los
valores y normas dominantes; esta disyunción no es percibida como
confrontación social sino como acceso o no a un estilo de vida
civilizado y a un nivel de vida satisfactorio. Precisamente la
relación con los excluídos-marginados tendrá por fin intentar su
inserción-integración en la norma y el progreso social a través
de la acción social y el voluntariado. Ayudar a otros por
justicia (igualdad de los hombres) y por hacerles el bien
(moralidad religiosa37).
- Porque entonces te vas dando cuenta de que sí, de quecomo amas de casa, incluso en nuestra propia casa podemoshacer muchas cosas en bien de los demás ¿no?, porque, porejemplo, pues hay también algunas mujeres pues que inclusotienen en sus casas pues a emigrantes, portuguesas, marro-quíes o incluso (...) angoleñas mejor dicho, angoleñas puesen el que bueno, dedican una parte de su tiempo, incluso ensu casa a enseñarles a esas mujeres pues a que se vayanrealizando y vayan desarrollándose como personas ¿no?(...)- Yo os puedo decir que tengo a una inmigrante portuguesados años en mi casa que no fue para limpiarme la casa, sino fue a aprender a llevar la organización de una casa yaprender lo más básico para poder saber llevar una casa yuna familia, porque vivía en un carromato hasta hace cosade dos años." (GD4, p. 9 y 17)
En este terreno el discurso integrador se presenta como
portador de una acción civilizadora, que pretende convertir el
47
38) BOLTANSKI, L., Puericultura y moral de clase, Laia,Barcelona, 1974, pág. 7.
39) Ver Colectivo Ioé, "Ideologías de la intervenciónsocial en la España de los 90", en Documentación Social, Nº81, octibre-diciembre 1990, pp. 53-64.
desorden salvaje de las clases populares en orden doméstico,
propio de las clases dominantes. No se trata de imponer a unos
los valores de otros, sino de facilitar el tránsito de una
situación sub-humana a otra de plena humanidad. El esquema
siguiente, propuesto por Boltanski(38), da cuenta de forma
sintética de los elementos de este discurso:
+))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))), *Punto de partida Acción de cambio Modelo ideal * /)))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))1 * Ignorancia Instrucción * * Suciedad (Formar) Higiene * * Disipación (Educar) Decencia * * Imprevisión (Instruir) Orden * * Vicio-taberna Moral * * Pereza (Oficio) Trabajo * * Naturaleza salvaje (Moralidad) Civilización * * Instinto (Espíritu) Razón * * Vagabundeo Hogar * * Prodigalidad Ahorro * .)))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))-
Paralelo a las actividades informales de integración social
se desarrolla un amplio dispositivo tutelar, orientado hacia la
profesionalización, institucionalización y burocratización, donde
determinados expertos gestionan (tutelan) los derechos de ciertos
ciudadanos. Erigidos en administradores de la normalidad social,
estos agentes se ven como protectores de la sociedad integrada
y como re-socializadores de los marginados; sus intervenciones
son concebidas siempre como benignas (pedagógicas, no represi-
vas), como ajenas a toda estrategia de dominación y control
social(39).
Sin embargo, existen límites para esta postura de reformismo
social. En la medida en que la crisis económica y del Estado del
48
Bienestar amenazan la seguridad económica de las clases medias
(paro de los hijos, desregulación laboral, reducción de presta-
ciones sociales, etc.), su función mediadora de integración
social puede hacer crisis; al desestabilizarse su propio estatus
social pueden surgir actitudes paranoicas que reclamen un proceso
"depurador":
"Es que es algo que está saturado (...) en el mundo quevivimos está todo descubierto; oye, las máquinas ya hanechado.., y la mano del hombre si antes necesitaban diezahora necesitan dos. Y no sé cómo lo solucionaremos, peronos va a tocar vivir eso.- Si no hay una cosa en que todo se derrumbe y volver areconstruir.- Sí, y empezar de nuevo; no sé si esa es la solución.- El diluvio, la decadencia, el Imperio Romano, y ahora..."(GD4, p. 51)
Por tanto, el discurso, integrador que se presenta incial-
mente como alejado del individualismo competitivo, en realidad
percibe como básicamente distintos ("los otros") a las capas
marginales de la sociedad. Ante éstas adoptan una posición
ambigua, que oscila entre la protección (reeducación de los
débiles) y el temor (control de los peligrosos).
3.2. LOS CLIENTES DE LA MODERNIZACION
3.2.1. La Normalidad Subornidada
Este es un discurso complementario del humanismo moderniza-
dor, elaborado típicamente desde posiciones sociales subordinadas
(trabajadores cualificados, proletariado industrial, etc.);
expresa una fuerte adhesión ideológica al modelo dominante desde
una situación caracterizada por la dependencia y el deterioro de
condiciones de vida. Refleja la perplejidad del proletariado
industrial ante los procesos de reconversión productiva, que
rompen la visión de progreso desarrollista, basada en la
49
secuencia emigración del campo a la ciudad, empleo estable,
vivienda propia, capacidad de consumo creciente, acceso de los
hijos a niveles de educación medio o superior, etc. Los procesos
de cierre de empresas, reducción de plantillas y precarización
del empleo aparecen como síntomas de destrucción de una forma de
vida (la propia) en beneficio de una minoría parasitaria:
"-...la cuestión económica es gravísima; es gravísimaporque a medio plazo, como mucho, la industria desaparecede este país (... mientras) en la última década se hancolocado cincuenta y cinco mil personas en la administra-ción que no producen, que sólo consumen. Cuando desaparezcala industria, cuando desaparezcan los astilleros, ¿de dóndevan a cobrar estos señores el sueldo?. Y entonces es cuandoaquí se va a armar (...). El asunto es grave y no a muchosaños vista". (GD5, p. 20-21)
A pesar de esta vivencia de crisis, la ruptura con el modelo
preindustrial no admite vuelta atrás: el mundo urbano (paradigma
de lo moderno) representa un avance incuestionable respecto al
rural (tradicional). Por eso se tacha de "cerrados" a los
inmigrantes que al jubilarse retornan al pueblo, y se prefieren
empleos de alto riesgo en la ciudad antes que volver a las
labores agrícolas, incluso como propietario:
"-...lo que pasa que el tema económico, las jubilacionesanticipadas éstas que se están dando sobre todo en lasempresas laborales y la emigración. Yo estoy viendo quecada día que se jubila esta gente de cincuenta y dos,cincuenta y cinco años, hay gente que no se ha integrado-igual que los gitanos cuando estábamos hablando antes- yla mayoría de la gente se marcha a sus pueblos, es decirque sigue existiendo ese tipo de no integración y que esasociedad sigue cerrada.(...)- ...yo he venido de fuera, de hecho he dejado a mis padresen (el pueblo ...) Entonces, nosotros, ahora mismo aunquemi marido no tuviera trabajo no iba al pueblo y sé que seestá jugando el tipo en un trabajo malo. Y le ponían todaslas tierras para trabajar con la maquinaria nueva, tierrasde él ¿eh?, heredadas, con maquinaria y tractores, defincas de dehesas. Y se está jugando el tipo, pero allí nova a cavar." (GD5, p. 17-18 y 19)
50
Pese a sus contradicciones, el desarrollo capitalista
aparece como algo incuestionable, producto de un proceso cuasi
natural. Los problemas de los trabajadores no pueden atribuirse
a las maquiavélicas intenciones de grupos de poder (el "ojo que
vigila"), son pura consecuencia de procesos que "están ahí", que
se despliegan autónomamente a escala mundial, escapando a
cualquier control. Por ello, todos estamos abocados a acoplarnos
a esta racionalidad:
"- ...discrepo fundamentalmente en que yo no veo ese ojopor encima de todo, por encima de todos y de todo que escapaz de premeditar las cosas, saber lo que a veinte añosvista..., yo creo que las cosas nacen y mueren por sí solas(...), yo creo que las cosas se desenvuelven y que lasteorías económicas no se planifican desde un despacho enManhattan. Yo creo que hay más cosas. (...)- Efectivamente, ciertamente, pero ayer veía una película,no sé si habeis visto Baraka, o no sé (...) y relataba unasimágenes impresionantes (...) yo creo que había miles depersonas trabajando, mujeres sobre todo, trabajando todas..casi sin espacio y fabricando cosas, supongo que superbara-tas. Eso tira mucho, intentar competir contra eso en símismo... Yo no sé dónde empieza, si en un despacho enManhattan, en la Trilateral o en Taiwan, pero que todo estáentrelazado. En definitiva lo que quiero decir es que yo nocreo en el ojo ese que dibuja y tal, a mí me parece que lascosas tienen un sentido puramente económico, mercantilista.- Y que vamos abocados a eso". (GD5, p. 27 y 28)
Por tanto, sólo hay una racionalidad, que se expresa en el
ordenamiento jurídico e institucional. Más allá de matices y
ajustes menores no cabe contestar la lógica dominante, pues todo
lo que excede el marco 'normal' es percibido como irracional
(desviado...) y peligroso (si no nos sometemos a "la" norma
estamos abocados al caos social):
"- Respecto a los partidos políticos y demás, ellos cumplensu papel, somos nosotros los que con el voto podemos hacercosas; si no las hacemos es responsabilidad nuestra. (GD5,p. 32)"- ...si hay una sociedad y tiene unas normas, esas normashay que cumplirlas porque si no... Pueden estar mal, oye,habrá que cambiarlas, pero la sociedad tiene unas normas ylo que no puede venir un colectivo y decir: «oye, yo voy aromper esa sociedad», porque entonces llega otro... Tú datecuenta, un portal ahí en la zona donde viven gitanos y
51
dicen: «nosotros rompemos la.., este portal va a vivir a labrava», y en el otro que viven payos dicen: «pues nosotrostambién a la brava». Y todos a la brava, y armarían uncristo de Dios bendito. Entonces hay una sociedad que hayque cumplirla, el problema que pasa es que los de abajo nocumplen esas normas." (GD5, p. 9-10)
El acceso a la modernidad implica aceptar el desarraigo
respecto a las estructuras de la comunidad tradicional. Pero
desde una posición socialmente subordinada no es posible asumir
los postulados del individualismo competitivo, los trabajadores
necesitan estructuras de protección, que buscan en un nuevo tipo
de arraigo, ahora en el campo institucional. Se trata de
conseguir protección, dentro del marco vigente, contra los
"excesos" del proceso modernizador. El estado y los sindicatos,
confluyendo en un mismo entramado, aparecen como instrumentos
mediadores clave. Los sindicatos son "un estadio natural del
trabajador", organismos cuyo prestigio no puede verse empañado
por sus "lagunas impresionantes" ("la mayor es no organizar pues
el cisco en este país con cuatro millones de parados", GD5, p.
51). Su función es la representación corporativa de los trabaja-
dores para conseguir su integración estable en el ordenamiento
social. No se trata de una expresión de la autoorganización
obrera sino de una instancia mediadora, con acceso privilegiado
a los ámbitos decisorios.
Este discurso desarrolla una defensa del Estado del
Bienestar, garantía de estabilidad social para los trabajadores
"honestos", frente a los abusos de empresarios desaprensivos y,
especialmente, de ciertos colectivos "asociales" (representados
paradigmáticamente por la etnia gitana). De esta forma, no es el
sistema social ni los grupos de poder los que perjudican al
trabajador; por el contrario, las normas que éstos defienden son
racionales y plenamente aceptables. La adhesión mimética a los
valores de la normalidad social, y la estigmatización de todos
los que se aparten de ésta, es signo de ciudadanía y establece
la frontera entre quienes tienen o no derechos legítimos a la
protección social. Esta concepción implica una actitud corporati-
vista, en la que el sindicato no aparece como arma de clase en
52
40) BILBAO, A., Obreros y ciudadanos. La desestructuraciónde la clase obrera, Trotta, Madrid, 1993.
pos de objetivos universalistas, sino como instrumento de defensa
pragmático, de colectivos particulares, para abrirse paso en el
ordenamiento existente:
"- De todas maneras, por ejemplo, la idea que ha apuntadode hacer una política más de dispersión, podría ser unaforma de integrar. Desde luego ellos tienden a juntarse,bien por sus trapicheos de mercadillos en el mejor de loscasos y estar juntos y todos los intentos que se hacen deapoyos desde las instituciones, o sea los desbaratan,porque siguen con sus mercadillos, siguen con el salariomínimo, aunque no corresponden a todos los requisitosporque están fuera de la ley, respecto al paro y respectoa un montón de cosas. Y, vamos, se están beneficiando eneste momento.(...)"- Ya sé que os va parecer muy duro; resulta que les van adar una casa social ahora porque son insolventes y a gentehonesta y honrada que llevan medio siglo trabajando allí,que han sido peones que no han tenido una oficialidad o loque sea.., ésos como son solventes, ganan no sé cuánto,ésos se quedan donde estaban ellos, en el barrio que elloshan destrozado. O sea, eso no lo admito yo, no admitohistorias baratas; esa es la situación real." (GD5, p. 6 y16)
De esta forma, la construcción identitaria se desliza desde
la inicial contraposición obrero /capital, hacia la de trabajador
honesto /asocial aprovechado. Existen contradicciones con el
individualismo competitivo en lo que éste tiene de liberalismo
salvaje, pero se registra una confluencia con los grupos
dominantes en la defensa de la "normalidad". En definitiva, se
consuma el triunfo de la identidad en tanto ciudadano sobre la
de obrero(40). Se participa del orden social en la medida en que
se adhiere miméticamente (elemento de serialidad) a los postula-
dos del poder (elemento de coerción). El discurso se instala en
el ámbito de la modernidad, asumiendo las consecuencias de la
división del trabajo, la acumulación capitalista y la ruptura con
el "atraso" tradicionalista. Sin embargo, no se sitúa en la
posición del individuo "libre" que prescribe -interactuando con
otros- "sus" propias normas, sino que se adscribe a un ámbito de
53
heteronomía en el que sólo cabe la adhesión a unos valores dados
y el rechazo de comportamientos críticos o desviados (elemento
de dependencia). Desde la dependencia y la aceptación del orden
existente el papel del Estado se configura como garante de la
racionalidad social, del desarrollo social armónico, evitando
abusos de los sectores poderosos y protegiendo a los colectivo
subordinados. Por ello el discurso se inscribe en el orden de la
tutela (clientelismo respecto al estado protector), no al de la
reclamación activa de derechos (autoorganización cívica de
ciudadanos libres).
3.3. LAS VICTIMAS DE LA MODERNIZACION
Tal como señalamos en el capítulo anterio el último ciclo
del proceso modernizador español ha generado importantes quiebras
sociales. Si en el período desarrollista existían expectativas
generalizadas de ascenso social, en la actualidad importantes
núcleos de la población están instalados en una situación de
precariedad material y de falta de expectativas favorables.
Excluídos de hecho de los beneficios de la modernización se
encuentran en situación ambigua ante sus postulados y en
contradicción con los sectores sociales e instituciones que la
abanderan. Destacan dos posiciones discursivas, que designamos
como populismo rural y pobreza urbana.
3.3.1. Populismo rural
Los sectores del mundo rural que no han conseguido integrar-
se favorablemente en el nuevo modelo (jornaleros y pequeños
propietarios en crisis) se encuentran ante la desestructuración
de la tradicional comunidad rural y la falta de expectativas de
reproducción material. Instalados en la precariedad estos grupos
generan un discurso nostálgico, que añora la supuesta conviven-
cialidad y autosuficiencia de la comunidad rural y percibe la
54
modernización como pérdida y degradación, sea en el plano
relacional o en el laboral:
"- Aquí donde vivimos (...) la gente se relaciona menos,creo yo, no nos necesitamos, nos vamos necesitando menosunos a otros, por lo que sea. Y entonces por esa mismarazón yo creo que somos más individualistas, más competiti-vos, competimos entre nosotros y entonces, pues éso es loque hay. Yo creo que la situación está cambiando en todoslos aspectos, pero primordialmente es por éso. Luego si yopertenezco a este lado, si éste pertenece al otro, con éseya ni me hablo, o sea... Hasta le desconozco, le desconozcoy como si no existiera. - Yo creo que es que en realidad de por sí el ser humanoestá entrando como si dijéramos en un defecto de forma¿no?, como si no sé, por ejemplo, ya no se atiende tanto ala típica escalera del ser, si no del tener y dentro de quede hecho, de hecho de por sí que el ser humano que se estádegradando (...) y es egoista por naturaleza ¿me entien-des?. Entonces no se están mirando mucho lo que son losvalores, el tipo de valores morales, y no sé (...) De hechote lo ponen en la vida laboral: mecanización; en la vidasocial, tanto tienes, tanto vales; en cualquier aspecto(...) lo que se está abandonando ahora un poco más ¿no? unpoco los valores antiguos, los valores humanitarios, enrealidad, valores que te consideran como persona, que hacenpersonas con personalidad propia, no con personalidadfabricada, como si dijéramos.- Luego, yo creo que a nivel laboral, por ejemplo, tambiénhay unos cambios pero muy grandes, ha venido la mecaniza-ción (...) la relación es: mecanización, rendimiento ypersona. O sea ha cambiado, ha cambiado.., la persona es loúltimo que se mira. Una persona es una pieza de una maqui-naria y ya está, y «yo tengo una seguridad social que si ati te pasa algo, y si te partes la cabeza que te la partasy ya está». O sea, ya no hay más relación ahí entre ésteque te manda, tú que obedeces, si no que están así lascosas. (GD8, p. 2-4)
El ordenamiento social no se caracteriza por ser racional
ni justo; por el contrario, está atravesado por arbitrariedades,
abusos de poder y prácticas discriminatorias. Los trabajadores
no están en un plano de igualdad con patronos y autoridades
políticas, quienes subvencionan con "una purrela de millones" a
los propietarios agrícolas y "no se preocupan de los millones de
parados" (GD8, pág. 22). La discriminación aparece como un rasgo
esencial de esta sociedad: no existe igualdad de oportunidades
sino un "racismo" que afecta a los colectivos que no cuentan con
55
apoyos corporativos. Para que existan ricos hacen falta pobres
reducidos a la sumisión:
"- Porque en un ayuntamiento, por ejemplo, a trabajar entrael primo del que está en la oficina de no sé qué, elsobrino de no sé quién, el hermano de no sé cuanto, elamigo íntimo de no sé quién. ¿Por qué entran siempre ésos?.Es que es lógico, es que es racismo automático, vamos esque, no sé, es marginación.(...)- Pero es que luego después no se queda solamente en éso,si no es que después pasa lo siguiente: tampoco tienesoportunidad a entrar en las calles, por ejemplo, porque noconoces a éste o al otro, no entras dentro del PER, aunquete apuntes. Tú eres quien eres y entonces ya estás en otro,en otro sitio. (...) pero no solamente eso, sino que si laoficina de empleo tiene que contratar a alguien siemprecontratan algún amiguete suyo o lo que sea, si no entrasdentro de ese grupo tampoco, pues no veas.., y si encima noeres de la U.G.T es que ya no entras nunca. Y entonces ¿quées lo que pasa?, pues que tampoco hay igualdad de oportuni-dades ni ná que se le parezca." (GD8, p. 16 y 20)
"- ¿Sabes a lo que me recuerda el comentario que ha hechosobre esa mujer?, a lo que me dijo una vez un hombre viejocuando yo era chico, le decía yo al hombre viejete de micalle, digo: «a mí me gustaría ser rico», dice: «puesapréndete que para ser rico hay que tener pobres al lao,pero procura que no te molesten».- Sí, sí.- Hay que tener pobreza para utilizarla, pero que no temoleste la pobreza." (GD8, p. 24)
En este discurso hay una oposición clara a principios
básicos de la ideología de los grupos dominantes: el individua-
lismo y la competitividad no son rasgos positivos sino signos de
descomposición de la convivencia y deshumanización de la persona;
la organización social no es justa ni racional, pues deshumaniza
y explota. Este análisis de los costes del proceso de individua-
lización en la sociedad de masas está, sin embargo, reducido a
la impotencia. El rechazo de los valores postulados por el
discurso modernizador se realiza desde una perspectiva que
percibe al orden dominante como aplastante y sin alternativa:
"- Si yo me voy a trabajar al campo, yo no tengo paroagrícola, yo hace cuatro años que no tengo paro agrícola.El año pasado estuve allí trabajando y no me daban la firmaporque no les daba la gana. ¿Qué hacía, les metía en un
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pleito?, ¿y este año dónde trabajo?, si veo que tenía quecoger el mismo camino que el año anterior, pues entonces,pá qué me voy a meter en más historias. Las cosas estáncomo están y yo no lo puedo arreglar, desde luego, ni yo ninadie, vaya. (GD8, p. 9)
Dado que no es posible (por falta de condiciones materiales)
refugiarse en el comunitarismo de los propietarios ni se
vislumbran posibles alternativas colectivas al proceso moderniza-
dor, este sector tiende a refugiarse en dos actitudes. Una
actitud, dominante, recala en un "individualismo escéptico", que
parte de un ideal de solidaridad pero se ve abocado a una lucha
por la supervivencia personal; rotos los lazos colectivos los
valores solidarios pasan a ser especulaciones difíciles de
sostener. Esta posición no comparte el discurso meritocrático ni
justifica la jerarquía social existente, pero su prioridad es
sobrevivir en un ambiente hostil e insolidario:
"- ...hoy por hoy nos estamos dando cuenta que cada vezsomos más malos, que estamos dentro de la cuestión delegoísmo. Yo mismo, no lo voy a negar, soy el primero que sino estoy en una cosa estoy en otra. Pero ¿por qué?, piensoque el primero que se me ponga al lado va a subir y yo no,es así de claro, porque se trata de una supervivencia y nose trata de vivir." (...)- En el fondo de la cuestión ¿por qué se da esa situación?- ¿Por qué se da?, pues porque sencillamente nos estamoscomiendo unos a otros y no pasa otra cosa. Y yo creo queesta situación que me da a mí la impresión de que, de queo no tiene fin o lo que sea... ¿Tú has visto a alguien quetrabaje, que esté ahora mismo trabajando y en vez de echarocho horas, como debía de ser en todos los sitios, te echedoce horas?, a ver si es que cede ése esas tres o cuatrohoras a otro que esté parao, a ver si es que ves tú ésoalguna vez. Pues no sé yo.., simplemente coges lo que teviene y ya está, porque la situación está así." (GD8, p.8 y 10)
Otra posición, minoritaria, intenta la construcción de un
proyecto grupal, aunque centrado en lo microsocial, básicamente
en los aspectos psicológicos y morales. Procura una formación y
promoción de la personalidad, no una lucha contra las estructuras
de discriminación; los problemas sociales tienden a reducirse a
problemas de actitud personal. Esta postura es producto de su
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41) En este aspecto el discurso se ve reforzado por lainfluencia de organizaciones cristianas en ciertas zonasrurales.
posición social: dado que han sido expropiados de todo (excluídos
de la escala del "tener"), se aferran al ámbito moral (el
"ser"41):
"- Hombre, en todo no se puede generalizar. Es verdad, todolo que dices tienes toda la razón del mundo, pero tambiénpuedes formarte como persona, para eso hay mucha gente anivel de pueblo, como nosotros, bueno, hay grupos, porquetenemos grupos. (...) en una capital pues hay muchos gruposdonde puedes aprender a ser una persona racional como loque vosotros estais diciendo. Por eso tampoco creo quedebemos generalizar y todo llevarlo siempre a las malas, osea, muchas veces también la culpa vamos a echárnosla anosotros de que no queremos ser participativos, que noqueremos meternos en el mundo en que vivimos, no queremosreconocer el mundo tal y como viene, vamos a poner entretodos unos medios a ello, que nosotros siempre lo único quehacemos es tirar, tirar tierra sobre nuestra propia tumba.Por eso muchas veces, que todo lo hablamos, todo lo deci-mos, pero siempre lo dejamos en el aire, nunca decimos«vamos a poner unos medios para que no haya esta situa-ción»." (GD8, p. 4-5)
Esta crítica al modelo social no suscita, sin embargo, la
búsqueda de una alternativa: el grupo está en posición de
dependencia y reclama protección a las instancias estatales. A
partir de ahí deriva hacia una posición de tipo populista, que
denuncia de forma global -y abstracta- a los poderes (capitalis-
mo, multinacionales, UE, etc.), y percibe como víctima a un
conglomerado informe e ilimitado de instancias (el "pueblo"), en
el que acaban por integrarse tanto los jornaleros (dependientes
del empleador), junto a la región (dependiente dentro del estado)
y el país (dependiente de las multinacionales). Al final, puestos
a ser realistas, hay que reclamar un estado nacionalista, aunque
basado en el principio de la subordinación social:
" Yo no me explico qué mentalidad tiene un gobierno de unpaís al permitir que se vaya hacia éso, hacia la dependen-cia de otro país. Pero si quieres hoy manejar, si realmentevamos sobre la escalera del tener, si quieres manipular yquieres manejar tienes que tener; y si quieres tener tienes
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42) Ver CASTEL, R., "La desafiliació: treball precari ivulnerabilitat relacional", en Món Laboral, Nº 3, Generalitatde Catalunya, Barcelona, 1991.
que hacer que la gente dependa de tí, éso es así de claro.Si tú no dependes de la patrona con la que estás cogiendocerezas, ¿como vas a trabajar con nadie?; ahora, si túdependes del jornal que te dé esa mujer, esa mujer contigopuede hacer lo que le dé la gana. Hoy te puede decir que nopises el árbol alrededor; mañana te va a decir que «tencuidado con la ramita»; pasao que «limpíame la cerezacuando la bajes» y pasao, lo que tú dices, que «no metaslos dodotis ahí». Por muy muerto de hambre que estés ymuchas necesidades que tengas, éso es así de claro y cadadía más y más." (GD8, p. 29)
Por tanto, no hay una ruptura con el proyecto modernizador
capitalista pero tampoco una integración plena en el mismo:
domina el escepticismo, la decepción y la ambigüedad social; en
última instancia no existen enemigos ni aliados claros, pues el
discurso se atasca en la cuestión moral (en última instancia
puede ser "persona" tanto un jornalero en paro como un terrate-
niente). Atomizados y situados en tierra de nadie, los grupos que
sustentan este discurso tienden a configurarse como sectores
desafiliados respecto al orden dominante(42), pero también a las
propuestas que pretenden transformarlo.
3.3.2. Pobreza urbana
En el mundo urbano los sectores excluídos hablan también
desde la precariedad material (falta de trabajo, vivienda...),
en un contexto donde los vínculos de solidaridad comunitaria han
sido ampliamente desbordados por la dinámica de la individualiza-
ción y la competencia; instalados en una situación insostenible
comparten una vivencia deseperanzada y catastrófica. Son grupos
abocados al mercado de trabajo secundario, al desempleo prolonga-
do, la economía sumergida y las chapuzas ocasionales; se
encuentran en situaciones límite, sin expectativas reales de
"progreso" y en la práctica sobreviven gracias a las sobras del
59
43) En el discurso humanista modernizador aparecía laperspectiva del "diluvio" como temor a un posible deterioro dela situación social; aquí, en cambio, se hace presente comoculminación de la experiencia vital, caracterizada por el"sálvese quien pueda" en un contexto de pobreza prolongada.
festín de los instalados. Su vivencia principal es la de la
discriminación y la exclusión sistemática:
"- Mi cuñada y yo decíamos: «¡uy!, nosotros irnos por lacalle por Barcelona, ¡madre mía! y dejar (a los hijos)solos». Hasta que un año por Navidad cogimos el camión ynos fuimos a las doce de la noche, una Nochevieja, y nosfuimos por toda Barcelona, cargando las botellas de cham-pán, los cartones, los juguetes que tiraba la gente, lachatarra, todo. Cargábamos el camión pa' poderlo vender alotro día pa' poder comer". (GD7, pág. 44)
"- No te abren las puertas, te van cerrando las puertas, elpor qué no lo sé, no encuentras.., no encuentras salidas;a lo mejor encuentras un trabajo que te dura un mes, o tedura...- Y cuando hay trabajo.., mira, a mi marido le salió haceun par de meses un trabajo, y era de hacer ochenta horassemanales, o sea de ocho de la noche a ocho de la madrugadasin parar de limpiar autobuses, de lunes a domingo, ledaban veinte mil pesetas. Y le dijeron «has tenido suerte».(GD7, p. 7)
Si la modernización no supone bienestar para todos, ni
progreso lineal, su despliegue no puede ser manifestación de
racionalidad sino de deshumanización. La falta de oportunidades
genera frustración y el sentimiento de injusticia puede incubar
el odio; la irracionalidad del sistema puede conducir a la
catástrofe social(43):
- No sé, es que la gente se cree que estamos así.., nopedimos nada más que nos dieran un trabajo fijo, ya está.Yo, al menos.., yo no quiero tanto, yo quiero un trabajofijo para cuando me haga falta unas zapatillas; toma,cuando te haga falta lo otro, que te viene la luz: toma,que te viene el agua: toma, ya está. O sea que tampoco sepide tanto, supongo yo, creo yo; si eso es pedir mucho,pues no sé. A un puente nos vamos a ir al final y luegoencima vas a un puente y te quieren quitar del puente. ¿Quéhaces?, es qué a mí me gustaría saber qué es lo que sepuede hacer para todo el follón este, pero es que no haysolución.- Al final vamos a ir a la guerra.
60
- Es lo que yo le digo a mi marido, una guerra nuclear ovamos a darnos bocados unos a otros." (GD8, p. 12)
"- ...porque es que si una ya se encuentra mal, imagínatetú los que te vienen detrás qué negro lo tienen ellos, quede ésto.., o sea que aquí hay droga pero que ellos tendránque ir con pistolas ya porque.., no, no.., es que yo no leveo la cosa- Yo pienso que tiene que reventar por algún sitio la cosay cuando reviente lo hará para peor". (GD8, p. 36)
Se trata de sectores frustrados respecto al proyecto
dominante, pues han sido socializado en la "normalidad" pero
carecen de medios para instalarse en ella. Desde la exclusión
material en que los instala la dinámica social consideran que la
miseria explica los comportamientos "desviados" y que la
necesidad empuja más allá de los límites de la legalidad.
Contrariamente a lo que sostienen los discursos moralizantes y
normativistas de la modernización, no se es inadaptado (por
propia responsabilidad) sino que se está excluído (por la
dinámica social):
"-...pero si no tienes a nadie, tienes a tu marido que notrabaja, estás tú que no trabajas, tienes tres niños, losniños tienen que comer, los niños tienen que ir al colegio,los niños necesitan los libros, zapatos, que si ésto, quesi lo otro, que si lo de aquí. ¿Qué haces?, ¿robas, matas,te metes en droga, te metes en otro sitio más malo?, porquees que a veces se te pasa cada cosa por la cabeza, quedices: no. Yo no soy gitana y a mí muchas veces se me hametido en la cabeza, digo, bueno, pues p'a sacar dinero,incluso te puedes meter a hacer cualquier tontería.- Es que la haces, la haces.- Como otra gente.(...)- Te da la locura.- Es que te metes a lo que sea, creo ya.., no ya por tí, sino para sacar a los críos que tú tienes. Porque tú puedescomerte una sopa de avecrem y un huevo cada día, pero a losniños no se lo puedes dar.- Si la tienes.., la sopa de avecrem si la tienes.- Porque es verdad, a lo mejor si le hablas a otra gente deesto le suena a chino ¿no?, porque yo muchas veces hablo yles suena a chino." (GD7, p. 11)
"-...Yo muchas veces me pongo a llorar, no por mí, porqueyo ya estoy pasando, me da lo mismo cobrar más o cobrarmenos porque yo la vida me la echo a la espalda ¿no?, peropor mi hijo. (...) Porque ahora le puedes contentar con
61
44) "¿Por qué hay delincuencia y droga?, por culpa de todaesta gente que está manejando toda esta butifarra tan manejadaque no te dejan nada" (GD7, p. 38). En este punto hay unaruptura con el humanismo modernizador, que basa su propuestade integración social en la permanente expansión de los meca-nismos tutelares de regulación.
algo, pero cuando sea más grande ya no le contentas conalgo, puede ser que mi hijo salga ladrón, puede que mi hijosalga drogadicto, porque es lo que me estoy esperando, nome espero que mi hijo saque una carrera, no; me espero lopeor, porque es que yo no tengo para darle a mi hijo."(GD8, p. 40)
Respecto al mundo institucional hay un doble registro. Por
un lado, la vivencia de que no todos somos iguales, sea en el
ámbito político ("votamos como tontas y nos tratan como marione-
tas" GD8, p. 20) o en el de los derechos ciudadanos, donde las
normas no tienen validez general pues su aplicación es agresiva
para los sectores más débiles (las administraciones públicas "te
ponen como un trapo, pero muy diplomáticamente (...) te miran por
encima del hombro como si no fueras nada, como.. si fueras
extranjera" (GD7, p. 17 y 18). No se trata, pues, de un ámbito
público, abierto a todos, sino de una instancia de control
caracterizada por la hostilidad y la exclusión (44). Por otro
lado, desde una posición dependiente, incapaz de hacer valer sus
derechos, reclama insistentemente la necesidad de una "instancia
superior" a la que poder acudir en pos de ayuda; el desvalimiento
conduce a reclamar protección, no se trata ya de lograr algo sino
de que te lo den:
"- Es que yo pienso que tendría que haber un sitio parareclamar, un sitio para.., no sé.., no sé cómo explicarme,un sitio de decir: «bueno, me pasa ésto y necesito unayuda, necesito un consejo».
- Hombre, es lo que tú decías del gobierno, ya que elgobierno no mira por nosotros que ya deberemos estartachados, ya les dirá igual, pues al menos que miren poruna juventud que hay detrás. (...); si no dan oportunidad,no dan trabajo, no dan dinero, no dan ayudas, no dan nada,¿qué hace esa juventud?". (GD8, p. 36)
62
La identidad se construye en este discurso en torno al
concepto "pobreza"; frente a sí, el resto de la sociedad aparece
como una masa amorfa de "instalados": instituciones que te lo
ponen difícil, gobierno que te olvida, patronos que explotan,
gente con un buen pasar que te ignora, etc. La identidad de
"pobre" no remite a una dimensión colectiva, no se concibe como
parte de un sector con afinidades e intereses comunes; por el
contrario, prima la individualización ("cada uno arrastra su
problema"). Así, desarraigado de lazos sociales que trasciendan
el microgrupo familiar, el discurso de la pobreza urbana conduce
a la atomización e incrementa los sentimientos de dependencia.
Se trata de un sector potencialmente integrable bajo la hegemonía
del proyecto modernizador, en la medida en que se satisfagan
algunas de sus necesidades más acuciantes. Sin embargo, en la
actual dinámica social su frustración tiende a crecer, y a
generar actitudes de desvinculación o de enfrentamiento con el
modelo dominante, más probablemente en brotes espontáneos
(probablemente dirigidos contra otros colectivos precarios) que
en proyectos organizados.
3.4. EL COMUNITARISMO TRADICIONALISTA
Esta posición se diferencia tanto del individualismo
competitivo (pues no comparte el canto a la supremacía de los
mejores en un mundo de igualdad de oportunidades) como del
humanismo modernizador (pues no comparte la autosatisfecha
"solidaridad" social de ciertas capas acomodadas) y de la
posición modernizadora subordinada (pues cuestiona la "excesiva"
protección que reciben los trabajadores asalariados). Entre sus
rasgos básicos destaca un componente regresivo (que postula la
indiferenciación social y la defensa de valores tradicionales)
que, sometido a las exigencias del proceso modernizador, deviene
paranoico (pues se siente agredido, de facto o potencialmente,
por diversos sectores sociales).
63
La primera de estas características es la negación de la
existencia de diferencias importantes en el seno de la comunidad.
Se parte de un modelo idealizado de economía familiar (exento de
contradicciones internas) y se lo proyecta al conjunto de la
comunidad: todos somos iguales pues todos trabajamos (no importa
que unos tengan poder de decisión y otros no, que unos sen
propietarios y otros no, etc.). Según esta lógica, si en la
práctica existen colectivos notoriamente desiguales tienen que
ser percibidos como ajenos a la comunidad:
"- Yo en este pueblo desde.., de siempre, hemos tenido eso,que no hemos tenido categorías sociales, todo el mundo noshemos llevado bien, el que ha tenido más dinero, como elque ha tenido menos y todo el mundo nos hemos llevado bien,y nos hemos tratado muy bien, eso es de las cosas buenasque tiene el pueblo de toda la vida, puede haber algunaexcepción...- Si yo siempre lo he dicho.., yo siempre he dicho que eneste pueblo no hay ni grandes ni chicos, si no que todostenemos que salir por la mañana a trabajar, unos más otrosmenos, pero todo el mundo sale a trabajar, es lo que.., esuna de las cosas que más me gusta de este pueblo." (GD2, p.1)"Claro, porque el tema este que los gitanos que están almargen de todo (...). Lo demás aquí.. estratos socialesdiferentes no hay, entonces como estamos en un pueblo y quesomos todos de pueblo, las diferencias sociales tampoco sonmuy grandes y las pocas que hay grandes, pues bueno, estáncasi integrados con los demás. Entonces no hay diferenciassociales, bueno muy grandes; o sea sí hay unas, pero nograndes." (GD6, p. 3)
Esta posición se desarrolla con más fuerza en pequeñas
ciudades y en el medio rural, pero también está presente en las
grandes ciudades, y presenta algunas variaciones según cuál sea
el sector social que la expresa. Para el pequeño comerciante la
indiferenciación se produciría en el ámbito del consumo (todos
presumen por igual, incluso los que tienen el estómago vacío),
más que en el de la producción, donde existen diferencias que no
parecen significativas.
Para el pequeño propietario rural es la tríada trabajo-
tierra-propiedad la que funda una comunidad local de iguales: por
"naturaleza" los recursos de la tierra son propiedad de los
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45) "Yo les diría a todos esos alcaldes que aquel que notenga un hijo de ese pueblo viviendo en este pueblo, con elagua nuestra (...) los nativos de este pueblo todos tenemosagua en propiedad suficiente y de sobra; y sin embargo, hemossido bastante solidarios, se la hemos dado a ellos para que seestablezcan allí, sin eso no se hubieran podido establecer".(GD2, p. 42)
nativos y sus descendientes, que configuran la esencia de la
identidad local ("somos auténticos", GD2, p. 2). Sin embargo, el
proceso de crecimiento demográfico (en ocasiones vía migraciones
internas) ha generado un cambio importante: de una estructura
donde "todos éramos familia" (endogamia grupal) se ha pasado a
otra de tipo urbano, donde "cada uno va por su lado". En otros
términos, antiguamente el individualismo del pequeño propietario
estaba mitigado por los lazos comunitarios y de familia extensa,
hoy éstos se diluyen en la trama impersonal del mercado. Por
tanto, el núcleo de la identidad se atribuye a los originarios
del pueblo; es su buena voluntad lo que permite a otros entrar
a formar parte de la comunidad local (por ello se autodefinen
como abiertos, solidarios y acogedores), en la medida en que
asumen sus atributos fundamentales: trabajar duro y ser propieta-
rios rurales. Los vecinos no originarios delpueblo son situados
dentro del "nosotros" local pero en una posición periférica, pues
en el fondo siguen siendo huéspedes, son "hijos de otros
pueblos"(45). Más allá de este segundo círculo estamos ante
extraños, que se han incorporado a la vecindad como efecto de los
cambios producidos por el proceso modernizador; la división del
trabajo y la dinámica de acumulación capitalista favorecen la
presencia de población asalariada, elemento disolvente de la
armonía del mundo "familiar" de la comunidad tradicional:
"También tienen parte de culpa los agricultores, a lo mejortiene una tierra, vive allí una familia y quiere el tíotener más; o sea, pues eso son los que traen, esos son losque nos están trayendo los problemas esos, el tío tiene unahectárea, al año que viene tiene dos más, no tiene gente...(y ha de emplear jornaleros)". (GD2, p. 39)
En la gran ciudad, reino de la masificación individualiza-
da, no es posible postular la existencia de una comunidad
65
46) En parte, esta vivencia de desarraigo puede expresarla situación producida por la emigración campo-ciudad, perotambién el aislamiento social de sectores urbanos constreñidosa actividades totalmente individualizadas (típicamente lospequeños propietarios).
indiferenciada, pero su falta se expresa bajo la forma de crisis
de identidad local. En este caso hay un fuerte sentimiento de
pérdida: a diferencia de otras lugares, aquí la gente no se
junta, no tiene referentes culturales colectivos ("se ha perdido
el sentimiento", GD1, 44). En esta reflexión hay envidia hacia
la identidad (supuesta) de otros, y añoranza por los vínculos
tradicionales(46). Esta posición fuertemente regresiva, que busca
la protección totalizadora de la imagen de la madre perdida,
tiene como referente una sociedad de adscripción en la que sus
miembros, por el hecho de serlo, tengan garantizado su estatus
social. Nos encontramos en las antípodas del planteamiento
meritocrático sostenido por el individualismo competitivo.
El núcleo fuerte de la identidad se sitúa en los lazos de
sangre (familia, parentesco, clan) y en los vínculos con la
tierra, condensados en la propiedad y el trabajo sin límites
(comunidad rural). Donde estos elementos no predominan, la
identidad indiferenciada sólo puede venir construída por una
negación simbólica (autoritaria) de las diferencias existentes.
¿Pero puede ésto conseguirse desde una posición social de
debilidad?
Los pequeños propietarios, típicos portavoces de este
discurso, se encuentran en una posición estructural ambigua: por
un lado son trabajadores directos, por otro empresarios; esta
situación se expresa de manera peculiar en la construcción de la
identidad social. Por un lado, hay una fuerte identificación con
el trabajo. En el campo éste es duro, absorbente, y recae sobre
el empresario y su familia más que sobre los asalariados que
pueda tener. Se trata de un trabajo deudor de los ritmos que
impone la naturaleza, cuyas exigencias no son compatibles con las
"reglamentaciones" de carácter obrero (jornada de trabajo,
descansos, vacaciones, etc.). En esta línea el calificativo de
66
47) Un trabajador extranjero puede, entonces, ser aceptadoen la medida en que renuncie a reclamar retribuciones y dere-chos laborales que no les sean otorgados por el empleador.
"trabajador" sólo puede atribuírse con propiedad a quienes no
ponen límites a su esfuerzo(47):
"- ...usted se pone en la carretera en cualquier puerta deun invernadero, a ver a la hora que entra un dueño y a lahora que sale... Hay gente que entra al romper el día, esoen pleno verano, en el momento que se ve, está ya el tíodentro del invernadero.- En cuanto se ve, si se ve a las seis de la mañana, a lasseis.- Eso si no ha ido ya, primero con el camión a la alhóndiga(...) una hora antes. Y luego cuando termina por la nocheya de coger y de todo a esta hora todavía hay gente descar-gando en la alhóndiga y son ya las once de la noche, esellega a su casa, tiene que ducharse, tiene que comer, tieneque hacer cualquier cosa ¿eh?, y se acuesta y a las cincode la mañana ya está otra vez en pie.- Ni puede ver películas ni ná.- Ni películas, ni puede ver películas ni puede ver ná, nole da tiempo ni a dormir, ese es la agricultura de aquí, elpropietario, el propietario, no el marginao." (GD2, p. 59-60)
Fuera del mundo agroganadero, especialmente en las ciudades,
se pone el acento en la profesionalidad, en el saber hacer; sin
embargo, en la etapa actual del capitalismo los principios del
"trabajo bien hecho" (que hacen referencia al valor de uso de un
producto y a la cualificación del productor) están subordinados
a las exigencias de la rentabilidad empresarial y a la imagen que
se ofrece al consumidor (primacía del valor de cambio y del valor
simbólico). La supremacía del capitalismo "de consumo" (financie-
ro y de servicios), hegemonizado por empresas trasnacionales, es
percibido como proceso de decadencia de la sociedad española. En
este caso la modernización no es equiparable a progreso. El
siguiente diálogo muestra el despliegue de esta concepción:
- Si yo lo que me refiero ahora es que nosotros estamosahora mismo invadidos económicamente, porque mira, empresasespañolas, o sea, nosotros no creamos nada, ¿me entiendes?- No, nosotros un país de servicios.
67
- Pero es una pena que en España no (...) seamos capaces dehacer una producción, que no seamos capaces de hacer untransitor de éstos.- Bueno, pero si somos buenos en turismo y ganamos dineroen turismo, pá qué coño queremos hacer coches.- ¿Y qué, vamos a estar toda la vida con las castañuelas yel capote?- Pues oye, si se vive bien... ¿España no es uno de lospaíses donde mejor se vive?- Pero antes éramos una potencia. (RGD1, p. 13)
La identidad de pequeño propietario marca una impronta al
discurso, que toma distancias respecto a los trabajadores
asalariados pero también ante el gran capital y las instancias
estatales. El mundo institucional, representado por las diferen-
tes instancias reguladores de la vida económica, despierta una
valoración ambivalente: por un lado se demanda su apoyo pues el
pequeño empresario, librado a sus propias fuerzas, no puede
sobrevivir; por otro, es percibido como agente hostil pues las
administraciones imponen una serie de trabas (impuestos,
controles administrativos), promueven la concentración espacial
(a expensas de las localidades menores), y favorecen al gran
capital (que se salta las normas cuando quiere):
"- En España resulta que en plan de instalador de fontane-ría no hay ninguno con la norma nueva ¿no?: solamentepueden trabajar las (empresas) extranjeras. (...) Entoncesyo veo que estamos totalmente desprotegidos el pequeñoempresario (...) los empresarios somos los controlados, osea nosotros somos los controlados, que tú reúnas una seriede requisitos, pero tú a la hora de hacer una oferta, tú esmuy difícil que te la lleves. (...) y tendrías que tener...que te ayudaran un poco. Pero yo a lo que me refiero es queno haya una competencia tan desleal, y sobre todo que laadministración..." (GD1, p. 8, 9 y 10)
- Y que llega Suzuki y dice que le hace falta mil seiscien-tos millones (puñetazo en la mesa)... y mil seiscientosmillones.- Y que llegue Santana: "que echo a cinco mil", y no hayproblemas, echan a cinco mil.- Claro, y que llegue Fasa Renault y le dice la SeguridadSocial: «oiga, que me debe usted dinero», «bueno, yo tepago pero echo a quinientos», «no, no te preocupes». ¿Nopagas tú el régimen de autónomos o de seguridad social?"(GD1, p. 17)
68
"-...pero aquí no apostamos por nada, esperamos a quevengan.., pues nunca iremos para alante.- Pero es que eso, eso tiene que surgir de las institucio-nes como te dice éste, bien sea del ayuntamiento, o biensea Diputación, o bien gobierno de La Rioja, lo que quie-ras.- Porque un comercio no lo puede, no lo puede...(...)- O sea que estamos perdiendo todo porque las institucionesno centran nada.- No apostamos por nada.- Las instituciones centrales están mirando por la capi-tal." (GD6, p. 7 y 9)
En este aspecto el discurso se desmarca del individualismo
competitivo: la libre competencia entre capitales no es admisi-
ble, especialmente cuando las exigencias del proceso de acumula-
ción, representadas por las normativas de obligado cumplimiento,
favorecen a las grandes empresas. Para garantizar un marco de
competencia "leal", el estado debe intervenir en favor de las
empresas pequeñas.
En cambio, la argumentación se invierte cuando se habla de
los trabajadores asalariados. La figura de estos trabajadores
aparece como deudora de los empresarios ("gente trabajando a
nuestra costa") y amparada en exceso por las instituciones. Se
insiste en la magnitud del fraude respecto al paro, que no es
debidamente controlado, y en los costes laborales, excesivamente
onerosos para el empresario. Como consecuencia, "la relación
laboral es poco estricta"(GD1, p. 16.), genera cargas importantes
para las empresas y hace que mucha gente se niegue a trabajar en
condiciones de rentabilidad para el empresario. Por tanto,
eliminando el "exceso" de protección social se conseguiría
destapar el fraude (aliviando el gasto social), que la gente
tenga verdadera "necesidad" de trabajar, y que desaparezcan los
problemas de los pequeños empresarios:
- ¿Qué opinarías tú si no hubiera (seguro de) paro?- Pues que saltaría y saldrían las cosas a la luz, a ver sirealmente hay cuatro millones de parados, ¿me entiendes?.Y este señor (empresario) no tendría problemas, esta señorano tendría problemas, yo no tendría problemas..." (GD1, p.31)
69
"- Si defendemos la idea perfectamente, que tenía que haberun libre mercado de trabajo también, y que si hay más manode obra que trabajo pues que bajase el costo de la mano deobra. (...)- El trabajo no es libre.- Hay unos convenios que se aprueban, debajo del salario deesos convenios no puede trabajar una persona, ni la seguri-dad social te lo admite (...) Debajo del salario mínimo note lo admiten, te sancionan.- Aparte del salario mínimo hay unos costos de seguridadsocial, hay unos costos de.., a nosotros nos tienen quehacer las nóminas, hay unos costos añadidos, al final tecuesta mucho dinero. En vez de quizás que esas cientotreinta o ciento cuarenta mil pelas que te cuesta un obreroen mi caso, decirle: "tómalas todas, tú pagas la seguridadsocial, tú te entiendes con tus declaraciones y a mí medejas tranquilo, yo te pago". Y encima le pagaría mejor,estaría más motivada que no pagando por una parte seguridadsocial. (GD6, p. 34 y 35)
En este terreno se impone aplicar el rigor en un doble
sentido. Por un lado, reduciendo la protección social para no
amparar la holgazanería y el fraude; por otro, aplicando
rígidamente la normativa existente a todos pues no es admisible
que se hagan excepciones argumentando carencias materiales (los
trabajadores) o imponiendo su capacidad de presión (las multina-
cionales). Si el pequeño empresario la respeta, con mucho
esfuerzo, no se puede ser complacientes con otros; la permisivi-
dad no conduce al progreso sino a la decadencia económica y la
degradación de valores; en ese contexto la democracia no es la
culminación de la racionalidad sino el "reino de la golfería":
"- Bueno, ten en cuenta que ahora vivimos en un paísdemocrático, y las cosas que en un país...- Pero democrático ¿qué quiere decir?: golfo.- Que hay libertad para todo.- Democrático entre comillas.- En una dictadura no puedes decir eso.- ¿El qué, la golfería?, es igual absolutamente." (GD1, p. 10)
En definitiva, por un lado se reclama protección estatal ante
la competencia "desleal" del gran capital; por otro se acusa de
excesivamente protegidos a los asalariados. Esta posición refleja
la situación de las clases medias patrimoniales, agobiadas por
la competencia del gran capital y las exigencias de los trabaja-
70
dores. Buena parte de sus formulaciones son de tipo tradicional,
en tanto corresponden al prototipo de etapas iniciales del
capitalismo. En este sentido elaboran un discurso regresivo-
proteccionista, basado en el mito de un pasado próspero y justo
frente a un presente de crisis y golfería. Sin embargo, otras
formulaciones (como las expectativas de acumulación, o las
propuestas de desregulación del mercado laboral) se inscriben
plenamente en la lógica modernizadora.
En esta situación de doble vínculo (entre tradición y
modernidad), la pretensión comunitarista tiende a rechazar a todo
elemento ajeno al propio grupo, a los que se percibe como
extraños e inadaptados; cuando la presión del proceso moderniza-
dor le obliga a incluir a algunos de estos sectores (en tanto
consumidores o asalariados) no se los acepta como iguales sino
en posición subordinada. Por otra parte, la posición estructural
de dependencia genera una actitud masoquista (de impotencia y
queja permanente) que tiende a la frustración y al resentimiento.
En situaciones extremas éste puede volcarse contra grupos
socialmente débiles (incluídos los trabajadores inmigrados),
adoptando actitudes autoritarias y represivas (sádicas); el
populismo puede derivar en fascismo.
3.5. LOS CRITICOS DE LA MODERNIZACION
Desde este discurso se desarrolla un enfrentamiento con el
proyecto modernizador desde una postura crítica, fundada en
valores alternativos a los que éste define. Es a partir de éstos,
y no de una racionalidad instrumental adecuada a los fines de la
acumulación capitalista, que surge un "nuevo comunitarismo", no
basado en roles adscriptivos y valores tradicionales sino en la
elección colectiva de nuevos modelos. Dentro de este marco
general se distinguen dos posiciones básicas: el humanismo
crítico y el discurso alternativo.
71
3.5.1. Humanismo crítico
Pretende regirse por valores éticos no delimitados por la
racionalidad económica ni por el marco legal. La socialidad no
puede expresarse a través del ajuste individualista a las
exigencias competitivas, o reduciendo la pluralidad social a la
univocidad normativa; éstos, más bien, son marcos que la
constriñen y desvirtúan. Prima una concepción de la humanidad
compuesta por iguales, sea desde una perspectiva humanista (que
pone el acento en los derechos humanos universales) o cristiana
(todos somos hijos de un mismo padre). Por tanto, ni la ley, ni
la pertenencia nacional ni la adscripción cultural justifican
jerarquías y discriminaciones entre los seres humanos.
El igualitarismo cristiano tiende a derivar en un cierto
paternalismo, debido al acento que se pone en el compromiso con
los más débiles, idea que puede llevar a instalarse en una
"relación de ayuda" que perpetúa relaciones de subordinación.
Así, la solidaridad entre iguales (planteamiento de relación
simétrica) puede convertirse en disposición de ayuda hacia todos
los necesitados (planteamiento paternalista):
"- Moralmente tenían que ser todos igual.- Ya lo sé, cristianos y...- Moralmente todo el mundo igual, todos somos hijos delmismo.. (padre), no teníamos que tener...(excluídos); alcontrario, sino que se tienen en cuenta una serie decaracterísticas de esas personas, una serie de carenciasque son todas (...), y todos los problemas que allí exis-ten, las condiciones de vida que viven esas gentes que, laverdad, son tremendamente injustas. Y entonces trabajas conellos, pero por supuesto el que quiere venir, están abier-tas las puertas para todo el mundo." (GD4, p. 14-15)
El propio planteamiento ético exige adoptar una posición
abierta y solidaria. Sin embargo, las propias capas medias que
lo sustentan perciben que su vida cotidiana se guía por comporta-
mientos ajenos a esta lógica (consumismo, insolidaridad, cerrazón
ante lo desconocido). Este es un déficit moral que ha de
afrontarse planteándose un proceso reeducador: "debemos aprender
a convivir con los diferentes" (GD3, p. 42). La lucha contra las
72
exclusiones se establece, así, exclusivamente en el terreno de
los principios morales; en el fondo, el humanismo crítico
pretende establecer unos valores alternativos sin cuestionar la
estructura económica y de poder social. El mundo de los valores
aparece como autónomo, desligado del conjunto de procesos que
configuran el ordenamiento de la sociedad.
3.5.2. Discurso alternativo
En sus rasgos básicos esta posición ideológica sostiene que
la modernización capitalista encarna la irracionalidad, destruye
la convivencialidad, no garantiza el sustento digno de todos y
pone en riesgo la pervivencia de la humanidad. Este conjunto de
circunstancias tiene una dimensión trasciende el ámbito moral de
las posturas personales, pues requiere transformaciones sociales
y políticas fundamentales. Este discurso registra dos modulacio-
nes principales, la ilustrada y la obrera.
La posición ilustrada es desarollada principalmente por
sectores de las nuevas clases medias funcionales (profesionales,
funcionarios urbanos, etc.) que se autodefinen como abiertos,
cultos y trabajadores, con un estilo de vida no-consumista y una
postura de izquierda alternativa. Desde una posición de integra-
ción material en la estructura social plantean su crítica al
modelo modernizador: su lógica económica no puede ser considerada
racional porque arroja a la mayor parte de la humanidad a la
miseria; por su parte, el ámbito institucional y jurídico no
puede aspirar a la universalidad porque siempre favorece a unos
y perjudica a otros. Por tanto, es inadmisible la "dictadura de
la norma", que ignora determinadas circunstancias sociales,
convirtiéndose en opresora:
"- ...el tema de la norma es muy peligroso, porque la normano es una cosa.., no es una ley divina y las normas tieneninterpretación, cambian, cambian según las condicionessociales, pero cambian después de que cambian las condicio-nes sociales. Entonces, pues hasta hace poco.., bueno ahoralas mujeres tienen una igualdad con el hombre, pero hace
73
diez años no la tenían..; entonces, bueno, decir que lanorma es una cosa que debe de ser respetada al máximocuando a lo mejor está en contra de tu ideología, de tucultura, es muy duro ¿eh?." (GD3, p. 17)
Aunque no convive ni se identifica vitalmente con los
sectores sociales "de abajo" no los estigmatiza: los ve como
productos de un sistema excluyente que luchan, con las armas que
tienen, por apropiarse de recursos injustamente distribuídos. Más
allá de la visión individual ("mis intereses y comodidad
inmediatos") hay que construir una perspectiva más amplia para
comprender que existen mecanismos estructurales que generan
desigualdad y conflicto. Cierta gente está abocada al infratraba-
jo y la pobreza, por ello echan mano de lo que pueden sin pararse
-y es comprensible- en consideraciones jurídicas o morales:
"-... un problema que tenemos en Sevilla que eso es.., elguardacoches, el célebre guardacoches que lo tenemos ahí yel tío (risas), pues ¿qué haces tú con ésto?- ¿Pues qué vas a hacer?, tendrá que comer.(...)- ¿Pero y al tío que le han robado el coche cuarentaveces?, él no puede hablar como tú estás hablando. (...)Y se supone que no te gustará, como no me gusta a mítampoco.- Hombre, a mí no me apetece a lo mejor estar dándole diezduros o veinte duros a un señor así, pero que luego lopienso, si amplías la visión y ves una visión más colecti-va, más amplia, dices: «bueno es que este señor si no tieneeste medio de ingreso, con el paro que hay en este país, enesta penosa Andalucía, estaría pegando tirones, porque eslo que hacía antes, o chorizando, o pegando navajazos o loque sea.» ¿Y ahora qué ha pasao?, que ha encontrao un medioque le permite subsistir, porque no se van a hacer ricos,eso es evidente, (apenas) subsisten con eso. (...) Estamoshablando desde una situación privilegiada, y hay unarealidad muy seca. (...) lo de los gorrillas pues es unaconsecuencia un poco también de eso; ellos han buscado unaforma de intentar apropiarse de una cierta riqueza que esel que tiene coche, el que tiene poder económico, entonceste pone un impuesto, más o menos". (p. 19-20 y 22)
El primer círculo de identificación incluye a los iguales
en aspiraciones (de la misma extracción social y con similares
objetivos ideológicos); el segundo a las víctimas del sistema
(con las que existe distancia cultural pero solidaridad políti-
74
ca). Más allá de estos límites, los "otros" están encarnados por
los grupos de poder y los defensores del orden dominante (la
clase alta, la filosofía de la acumulación, el consumismo, y los
grupos coactivos-violentos). Su punto de referencia es necesaria-
mente colectivo, no individual, y basado en valores electivos
("grupos alternativos ideológicamente" (GD3, p. 6); no acepta la
adscripción ni reducir la elección sólo a los fines-medios. Su
perspectiva es subvertir el orden social, pues dentro del mismo
"no hay salida" para los excluídos ni viabilidad ecológica a
largo plazo.
La posición obrera cuestiona los principios de la estructu-
ración social (representados en la polaridad
poseedores/desposeídos) y considera un "timo" la institucionali-
dad vigente (que, bajo una pantalla democrática, sólo está al
servicio de los poderosos). El capitalismo, expandido a nivel
mundial genera sociedades atravesadas por una fractura de clase
que escinde de forma irreconciliable a "los de arriba" y "los de
abajo". La creciente concentración de recursos, y de poder, en
enormes corporaciones de ámbito trasnacional aparecen, frente a
la atomización de las clases subordinadas, como poder omnímodo
que decide prescindir de una parte de la humanidad. El discurso
expresa, más allá del análisis crítico, una vivencia de derrota
e impotencia:
"- Es decir, lo que no puede ser que el ochenta por cientode los recursos de este planeta esté en manos del veintepor ciento de la población, y es decir.., Africa, en estemomento está fuera de los mapas económicos, éso es tristedecirlo, pero es así, es decir, los que en estos momentosestán haciendo los mapas económicos prescinden ya deAfrica, es que ya es de alucinarse, o sea es de alucinar;o sea y dentro de veinte años pues ¿qué? van a quitar deAmérica Latina, es que.., ¿pero dónde vamos? Entonces, quépasa, que miles de muertos de hambre, bueno y no solamenteRuanda, lo otro, lo otro, lo otro, es decir, no sé, es quehay un montón de problemas ¿no? (...) es decir yo creo quehay una serie de problemas muy gordos ¿no?, entonces yo nosé donde acabará porque.., pero que ésto va a ir peor estámuy claro.- Ellos no lo controlan, pero lo va a ir controlando elsistema, es decir, los poderes fácticos y los gobiernos
75
48) "La mentalidad de occidente te dice que el máximobeneficio, el mínimo esfuerzo y el mínimo tiempo; si tú tienesque decir: «yo no lo veo ni el nieto lo ve, lo ve el bisnie-to», te dicen: «no me interesa, yo quiero mi yo», porque loscapitalistas occidentales son muy egoístas, muy bestiales,dice: «no, no, yo quiero ver la historia yo»; «no, la historiaes de generaciones»; «no me importan las generaciones, ¡yo!»."(GD5, p. 26)
marionetas pues van ir pues bueno.., detrás de ésto ¿no?,se va a ir desmantelando." (GD5, p. 23)
"- Lo que va a ocurrir en Europa yo no lo veo una cosaChiapas, va a ser una pre-Chiapas, lo que ocurría antes denacer Chiapas, o sea masacres canallas, porque para algo elcapital ha hecho lo del congreso de Schengen, y en Schengense han juntado verdaderos canallas que han militado pueséso.., y que todos ellos tienen un concepto nazi de lavida, sobra la cuarta parte de la peña ¿eh?, porque eso,esto es cierto, sobra la cuarta parte del personal y lodicen fríamente; (...) y esas mentes existen por aquí porEuropa y están intentado retomar otra vez el fascismo, tipolo que está ocurriendo en Italia, (...); yo creo que lo quehacen ellos, lo hacen a veinticinco años vista y muy bienpensado y..." (GD5, p. 26)
Si la lógica económica dominante conduce a tales extremos
de irracionalidad, tampoco puede cifrarse ninguna esperanza en
el entramado institucional. El sistema político y los grandes
sindicatos aparecen como "vendidos al capital" y a sus principios
de acumulación e insolidaridad narcisista(48), para defender sus
privilegios se han convertido en antiobreros:
"- ...cuando ha habido posibilidades de coger el sillón ycalentar el sillón, se ha recurrido a las primeras espadasde la banca y se ha dejado aquellas primeras, aquellosprimeros.., cómo te diría yo, generaciones que se jugaronla vida por un idealismo tirados en la escalera, de aáque-llos lodos vienen estos males." (GD5, p. 30)"- ...lo primero se hacen unos contratos de aprendizaje;una persona que habla muy bien de ellos es un compañero míode la escuela de aprendices de Sestao que ha sido ministrohasta hace muy poco. Y cuando bajamos los dos a la fábricade Altos Hornos, de oficiales de tercera en junio, condiecisiete años me decía a mí y a otros: «nos están explo-tando», porque hasta octubre no nos pagan como oficiales detercera, de junio hasta octubre, seguíamos siendo aprendi-ces, con diecisiete años nos estaban explotando. Probable-mente tendría razón, que trabajábamos (...) ahora, el mismo
76
no le importa firmar allí que eres aprendiz hasta losveintiocho". (GD5, p. 44)- ...los parados de Basauri, después de una pelea brava,pero brava ¿eh?, le dijimos al ayuntamiento: «necesitamosun sitio donde refugiarnos de la lluvia, y donde hablar denuestras cosas», (...) una pelea que ya el alcalde estabacasi en la lona y le dicen: «como le des el local, noso-tros, -estaban hablando tres siglas: Comisiones, UGT y ELA-nosotros nos vamos a encargar de quitárselo». Dime quésindicato es ése, un sindicato que está contra unos obrerosque se les ha quitao hasta el trabajo, es todo lo quetienen. No puedo yo creer en esa gente, y yo creo que ésolo ha hecho el sistema para quitarnos toda clase de espe-ranza, nuestra esperanza estaba en la gente que peleaba pornosotros, «la gente que peleaba por vosotros se ha pasadocon armas y bagajes a mis filas, ¿veis como sois además detontos, pobres?, cada vez somos más ricos y más listos yvosotros cada vez más pobres y más tontos». Y es una cosaque te enerva ¿no?." (GD5, p. 45)
Por otra parte, la izquierda "real" (que perseguiría una
sociedad autogestionada, no dominada por el capital) y los
nacionalismos "auténticos" (que se identificarían con la
aceptación del pluralismo y la resistencia a la opresión
cultural) están en crisis y sin capacidad de "confluir" social-
mente. Sin referentes políticos alternativos, única defensa
efectiva ante la lógica modernizadora del capital, los trabajado-
res se encuentran inermes; el futuro sólo puede ser negativo:
"- Yo no querría ser apocalíptico ni mucho menos ¿no?, peroyo creo que la situación es muy grave y no solamente que esmuy grave, si no que la van a poner todavía mucho másgrave. Y al final, como los trabajadores nos hemos quedado,bueno por lo menos un núcleo de gente ¿no?, nos hemosquedado sin referencias políticas de ningún tipo, y elloslo saben, (...); el sistema se ve solo y entonces nosvenden la reforma laboral y nos van a meter, o sea.., milesde goles" (GD5, p. 22).
77
4. POSICIONES ANTE LOS
EXTRANJEROS
Hasta aquí hemos visto cómo la población autóctona se agrupa
en diversas construcciones de identidad. Los individuos,
condicionados por sus contextos existenciales (culturales,
lingüísticos, de clase) no configuran ni una pluralidad infinita
de posiciones ni una identidad única y homogénea. Por el
contrario, tienden a categorizar el entorno social, en términos
de inclusión de los otros en diversos grupos. Las fronteras entre
el "nosotros" y "los otros" tienen distinta ubicación en cada
caso (pobres/ricos; racionales/incivilizados;
instalados/excluídos; opresores/oprimidos; etc.), pero también
pueden ser de índole diversa (moral, cultural, económica, etc.).
Realizado este primer análisis cabría ahora estudiar que
papel y características adquieren los extranjeros en cada uno de
los discursos detectados. Sin embargo, la categorización de "lo
extranjero" no suele regirse por la misma lógica que la que se
emplea para la población del mismo país. Existe -en buena parte
de los discursos- un hiato de discontinuidad: ser extranjero
adquiere unas connotaciones específicas en el juego de identida-
des nosotros/los otros. Las lógicas de identifica-
ción/diferenciación parecen operar de forma específica cuando
"los otros" son presentados bajo la etiqueta genérica de
extranjero. Se trata de una categoría que aparece "espontáneamen-
te" como distinta, separada del conjunto de la población local;
sin embargo, tal distinción no es construída del mismo modo ni
con los mismos materiales por los distintos discursos existentes.
¿Qué elementos originan ese hiato con "lo extranjero"? Antes
de estudiar el material empírico parece necesario analizar cómo
pueden explicarse las actitudes de rechazo hacia lo extranjero,
teniendo en cuenta distintas perspectivas teóricas. En los
últimos años esta reflexión se ha realizado en torno a un cúmulo
de cuestiones englobadas en la noción de "racismo". Esta no se
utiliza en su acepción estricta, que remite a un fundamento
78
49) Ver TAGUIEFF, R., La force du préjugué , Paris, 1987,y BAKER, M., The New Racism, Junction Books, Londres, 1981.
biológico que cree 1) en la existencia de razas humanas diferen-
tes, 2) que la diferencia genético-racial determina característi-
cas socioculturales, y 3) que éstas están organizadas jerárquica-
mente. Por el contrario, el concepto suele utilizarse, junto al
de xenofobia y etnocentrismo, para designar un conjunto de
comportamientos discriminatorios que no siempre tienen un
referente físico-biológico. De hecho, varios autores sostienen
que hoy predomina un nuevo racismo que no habla de razas sino de
culturas, y bajo pretexto de la defensa de la diversidad cultural
predica la segregación sistemática de los diferentes(49). En este
caso "los otros" son ciertos colectivos a los que se atribuyen
determinadas características (nacionalidad, etnia, cultura, o
diferentes combinaciones de estos elementos) que los configuran
como inferiores. Este "racismo sin razas" tiene su objeto
preferente en la categoría "inmigración" que es, sin embargo, un
objeto ilusorio del racismo, pues no incluye a todos los
extranjeros e incluye a parte de la población autóctona (minorías
étnicas, descendientes de inmigrantes, etc.).
De forma esquemática, pero suficiente para los objetivos de
este trabajo, podemos distinguir cuatro tipo de aproximaciones
teóricas que intentan dar cuenta de estos mecanismos de exclu-
sión:
1) El racismo es una aberración intelectual, basada en una
asunción insuficiente de la "evidencia" de que los principios del
individualismo universalista no deben excluir a nadie; se lo
concibe como anacronía perturbadora, completamente ajena -y
antagónica- a los principios en que se funda el ordenamiento
social moderno.
2) Estamos ante prejuicios de orden psicológico, sentimientos
originados en la inseguridad y/o la baja auto-estima, que se
proyectan sobre ciertos colectivos; los problemas de la propia
identidad (el miedo a no adecuarse a cierto modelo ideal, la
79
50) Esta perspectiva no niega la posible existencia demecanismos como los descritos en los enfoques psicológico yantropológico, pero exige que se compruebe la forma concretaen que éstos se articulan. Por ejemplo, se trata de pasar delanálisis respecto al Otro (reducción psicoanalítica que piensaen términos individuales y genéricos) al de los otros (concre-tos, históricos), lo que nos permite indagar sobre el funcio-namiento del derecho, las instituciones, las relaciones depoder y económicas, etc. Ver GALLISOT, R., Misère de l'antira-cisme, Ed. l'Arcantère, PRIS, 1985.
falta de referentes incuestionables en un mundo en cambio) se
manifiestan como temor a lo diferente, proyectado hacia el
exterior, sobre grupos que aparecen como básicamente distintos
y, por ello, peligrosos.
3) Un cierto enfoque antropológico afirma que existe una
invariable de la condición humana, el sociocentrismo, caracterís-
tica de todo grupo que tiende a definirse y a construirse a sí
mismo en base a diferenciarse de otros, definidos como extraños;
el rechazo a los extranjeros sería una manifestación de esta
tendencia, espontánea y universal, en una época donde predominan
las identidades nacionales. Este análisis produce una cierta
naturalización de la xenofobia, pues todos los grupos humanos
tenderían espontáneamente hacia una actitud de repliegue; la
apertura sólo se lograría -siempre de forma precaria- en lucha
contra estas tendencias innatas.
4) El análisis sociológico, en cambio, intenta identificar los
procesos sociales que potencian ciertas construcciones identita-
rias y determinadas formas de acción colectiva en las que se
expresan actitudes xenófobas y/o racistas. Desde de este enfoque,
que es el que nos parece más fructífero, se intenta comprender
las características del fenómeno en determinada época histórica,
caracterizada por específicas formas de organizar la vida social,
política y económica(50). El mecanismo básico de las diversas
manifestaciones del neo-racismo contemporáneo es la negación de
la identidad social de ciertos colectivos, a los que se atribuyen
unas características "naturales", constituyentes esenciales de
su "ser" no modificables en lo fundamental, que los configuran
80
51) Representantes cualificados de este línea de pensa-miento son Alain Touraine y Michel Wieviorka. Algunos de susanálisis pueden encontrarse en WIEVIORKA, M. (dir.), Racismoet modernité, op. cit.
como inferiores, al margen de cuáles sean sus comportamientos.
La pertenencia a tales grupos hace que el individuo sea inferior,
por definición, y no pueda escapar a tal condición.
Pero ¿cuáles son los elementos del ordenamiento social que
ponen en marcha dicho mecanismo? Entre los autores que optan por
un enfoque de este tipo hay diferencias significativas, que
introducen cuestiones de interés para el análisis; según el
elemento que consideran fundamental en la génesis de los
comportamientos de exclusión de los extranjeros podemos agrupar-
los en tres líneas principales:
- Racismo y modernidad(51): el racismo sólo es posible en
una sociedad moderna ("de acción"), donde la jerarquía de estatus
depende del rol jugado en la vida social, al contrario que en
las sociedades estamentales ("de estatus") en las que la firmeza
de las barreras entre grupos impide los choques, manteniendo a
cada cual "en su sitio". En este análisis la modernidad tiene un
doble componente: por un lado, es portadora de racionalidad y
universalismo; por otro, requiere la permanente construcción de
identidades sociales, que no pueden sino referise a particularis-
mos. El despliegue histórico del proceso modernizador está
atravesado por una tensión permanente entre ambos elementos.
Cuando ésta está controlada (aceptablemente regulada), no hay
"excesos" excluyentes: el universalismo compensa las inevitables
tendencias particularistas. En cambio, si se produce la escisión,
priman las expresiones irracionales del particularismo. El
racismo contemporáneo sería manifestación de una crisis de la
modernidad, del momento en el que se quiebra el vínculo entre
nación y razón. Los sectores más propensos al racismo serían los
grupos sociales adscriptos a la modernidad que se sienten
amenazados por las formas concretas en que ésta se desarrolla
81
52) Ver WALLERSTEIN. I., "Universalismo, racismo y sexis-mo, tensiones ideológicas del capitalismo", en BALIBAR, E. yWALLERSTEIN, I., op. cit., pág. 49-62.
(por tanto, las élites sociales serían menos propensas al
racismo).
- Racismo y capitalismo(52): el despliegue del capitalismo
en una economía-mundo global se caracteriza por procesos de
diversa índole que, a su vez, tienen su traducción en el ámbito
de los valores y las conductas. El universalismo sería la
ideología adecuada para la economía-mundo capitalista pues tiende
a disolver los particularismos, opuestos a la generalización de
la lógica mercantil-capitalista. Las relaciones capitalistas
actúan como "disolvente universal": la expansión continua de la
forma mercancía aparece como la base de la ideología universalis-
ta. Uno de sus pilares es la meritocracia que, contra lo que
suele afirmarse, no garantiza plenamente la legitimidad de la
desigualdad social, pues no es fácil admitir que alguien tenga
privilegios sólo porque es más instruído. En este punto es donde
hacen su entrada en escena el racismo y el sexismo. El capital
necesita reducir costes laborales y, simultáneamente, minimizar
las reivindicaciones de los trabajadores; la etnificación de la
fuerza laboral (racismo) es la clave que lo permite, al construir
a segmentos de la fuerza de trabajo internacional como esencial-
mente distintos y, por ello, excluíbles del juego meritocrático.
A su vez, el sexismo ocultaría la realidad del trabajo doméstico,
que absorbe parte del coste de producción de la mano de obra, y
permite mantener bajos niveles salariales.
Las identidades étnicas no se refieren a realidades
objetivas pues son permanentemenmte construídas y reconstruídas
en función de las necesidades de la acumulación y hegemonía
capitalistas. Este mecanismo de fragmentación de la conciencia
obrera permitiría: 1) ampliar y contraer el volumen de personas
disponibles para los peores trabajos, 2) crear comunidades que
socializan a sus hijos para que puedan desempeñar las mismas
funciones, 3) ofrecer una base no meritocrática para justificar
82
53) Ver, entre otros, GALISSOT, R., Misère de l'antiracis-me, Ed. l'Arcantère, Paris, 1985; BALIBAR, E. Raza, nación yclase, IEPALA, Madrid, 198., y sus artículos en BALIBAR, E. yWALLERSTEIN, I., op. cit.
54) No se afirma, pues, que exista una relación necesariaentre ambos términos, ni que todo nacionalismo conduzca alracismo. Sí se sostiene que, en la articulación históricaconcreta, ha existido una complementariedad entre racismo yestado-nación.
la desigualdad. En definitiva, el racismo es, en este análisis,
producido por el sistema capitalista. Racismo y sexismo pretenden
mantener a la gente en el interior del sistema de trabajo (en
posición subordinada), no su expulsión; su objetivo es producir
una fuerza de trabajo etnificada pero productiva.
Según este análisis existirían dos sistemas ideológicos
propios de la economía-mundo capitalista: por un lado, el
conjunto universalismo-meritocracia, sostenido por los cuadros
y estratos medios de la sociedad; por otro, el racismo-sexismo,
que sirve para estructurar a una parte de la fuerza de trabajo.
El sistema capitalista se reproduciría gracias al trabajo,
contradictorio pero necesario, de ambos; de ahí que la superación
de los mecanismos antiuniversalistas (racismo y sexismo) no pueda
conseguirse apelando a los "valores de la modernidad" sin superar
la forma de organización capitalista de la sociedad.
- Racismo y "campo de la nación"(53): este enfoque encuentra
el fundamento del neo-racismo en su vínculo con la identidad
nacional. Para Galissot "el racismo es la naturalización de la
nacionalidad"; el nacionalismo aparece como particularismo (la
identidad nacional otorga superioridad de estatus frente a los
extranjeros), opuesto a las proclamas universalistas de la
modernidad. La crítica no se dirige hacia la "nación", entendida
como expresión de la identidad colectiva de un grupo humano (que,
como tal, puede ser tanto de conquista como de liberación), sino
al "estado-nación", del que el racismo ha constituído histórica-
mente un complemento interno(54). Los estados nacionales postulan
83
55) Por ejemplo, cuando se postula la identidad de lospueblos de "occidente", "indoeuropeos", "civilización judeo-cristiana", etc. se construyen (de forma idealista) comunida-des transhistóricas pero también trasnacionales. De la mismamanera, cuando se postulaba que los proyectos imperialistastenían una "misión civilizatoria" sobre pueblos primitivos, seestaba organizando una solidaridad supranacional (entre poten-cias imperialistas) con un fundamento racista. Este "interna-cionalismo paradójico", en términos de Balibar, potencia una"lucha de razas /culturas" que favorece la permanencia de losestados-nación en una estructura fuertemente jerarquizada.
la identidad del pueblo, pero éste no tiene una base "étnica"
homogénea; la "nación" no es una realidad esencial sino un
proyecto histórico-político que habitualmente ha sido construído
desde el estado. Para que la nación pase de ser una pura idea es
necesario representarse al pueblo como entidad completamente
autónoma de otros grupos humanos. Esta "etnificación ficticia"
suele apoyarse en la imposición de una lengua única pero necesita
además el complemento de algún atributo "racial" (físico o
cultural, real o atribuído) que aparezca como la causa de la
continuidad histórica del pueblo, que se transmite de generación
en generación. Así, las características naturales del pueblo
(ciudadanos del estado-nación) lo convierten en esencialmente
distinto de los extranjeros quienes, por definición, no pueden
acceder a la ciudadanía plena.
Contrariamente a lo que sostienen las opiniones bienpensan-
tes al uso, las ambiguas relaciones entre nacionalismo y racismo
estarían caracterizadas por una combinación de universalismo y
particularismo. El nacionalismo tiene un componente particularis-
ta (pues incluye sólo a una parte de la humanidad) y otro
universalista (pues supera las identificaciones locales,
regionales e incluso raciales para postular un ámbito de
identificación más amplio). Por su parte, el racismo aporta un
suplemento de particularismo al nacionalismo (cuando postula un
nacionalismo "integral" que quiere expulsar a los elementos
"mestizos" y anexar partes del "cuerpo nacional" perdidas) pero
también posee una dimensión de universalidad (cuando tiende al
supranacionalismo, organizando solidaridades trasnacionales que
incluyen sólo a ciertos elegidos55). Por tanto, según este
84
56) La apuesta por una ciudadanía trasnacional no implicala descalificación de toda opción nacionalista. Supone, sí,una ruptura con los postulados genealógicos, que subordinan elacceso a los derechos ciudadanos plenos al origen (real opostulado) de las personas.
análisis, el humanismo y el racismo no son enteramente excluyen-
tes, dado que ambos comparten postulados universalistas. La
ruptura entre ambos términos sólo podría, entonces, conseguirse
en la práctica, si desde valores humanistas se reivindica una
igualdad civil absoluta, más allá de la "pertenencia" de las
personas a uno u otro estado. Mientras el humanismo no postule
una política trasnacional de ciudadanía(56) no podrá proclamarse
totalmente ajeno a toda modalidad de neo-racismo.
Por tanto, ¿las prácticas de exclusión de "lo extranjero"
son producto de una insuficiencia de modernidad, de la estructura
de la economía capitalista, de la conformación de estados-nación
en una economía mundo globalizada? Aquí no intentamos dilucidar
el debate sino enunciar la complejidad de la cuestión y recoger
elementos a tener en cuenta en el análisis de los discursos. En
las páginas que siguen indagamos acerca de las formas en que se
percibe a los extranjeros desde distintas posiciones ideológicas.
Como decíamos al comienzo, la presencia de lo extranjero
introduce una anomalía en el discurso; los autóctonos construyen
unas identidades cuya lógica se distorsiona al referirse a esta
cuestión. Los discursos de la población autóctona respecto a los
extranjeros se articulan en torno a tres lógicas principales: la
diferencia nacional, la discriminación cultural y el igualitaris-
mo. La distinción analítica entre éstas es clara; sin embargo,
en la práctica las posiciones ideológicas tienden a combinar
elementos de distinta índole. En las páginas siguientes analiza-
mos las variedades discursivas encontradas en cada una de estas
lógicas. Dejamos para el capítulo final un intento de análisis
conjunto.
85
4.1. PRIMERO LOS DE CASA (CUANDO NO ALCANZA PARA TODOS)
("Que estamos en España, coño!")
Un amplio abanico de posiciones discursivas comparte en su
simbología un supuesto común: la naturalización del estado-
nación. Este aparece como una realidad esencial (dato incuestio-
nable, no modificable) que adscribe a las poblaciones a un
estatus de ciudadanía, determinado por su lugar de nacimiento.
El estado (que otorga la ciudadanía) no es una construcción
social e históricamente condicionada, sino la expresión de una
realidad "esencial" (la nación /nacionalidad) y el ente encargado
de defender a este cuerpo social. Lo normal es que cada población
resida en su espacio estatal-nacional; las migraciones interna-
cionales introducen una anomalía en este orden.
Este discurso no alude a posibles diferencias raciales,
étnicas o culturales; en principio es compatible con una postura
"anti-racista": se puede abominar de las proclamas acerca de
razas o culturas superiores e inferiores, e incluso tener buenas
relaciones con personas de otra nacionalidad, siempre que se
mantenga el principio de que la prioridad en el acceso a los
recursos corresponde a los nacionales. Por tanto, el grado de
receptividad o rechazo respecto a la inmigración está condiciona-
da por la percepción de, en primer lugar, la propia situación y,
después, la del conjunto de los españoles.
Este tipo de consideraciones tiende, por su propia lógica,
a delimitar el campo de "lo extranjero" al de los inmigrantes
pobres, que aparecen mucho más como consumidores de recursos de
la sociedad autóctona que como productores de riqueza. Dentro de
la ideología nacionalista surgen dos discursos diferenciados: el
progresismo nacionalista y el nacionalismo proteccionista.
86
4.1.1. NACIONALISMO PROGRESISTA
Este discurso es desplegado por sectores sociales que no se
sienten especialmente afectados por la inmigración extranjera
residente en el país (empresarios que no suelen emplear inmigran-
tes, clases medias funcionales, amas de casa de familias
acomodadas, etc.) y, por tanto, no incluyen esta cuestión entre
sus preocupaciones principales. Una vez sentado el principio
básico (prioridad a los autóctonos) cabe una gama de actitudes
respecto a la inmigración que va desde planteamientos permisivos
(que se busquen la vida en el mercado laboral) a propuestas de
intervención "solidaria" (intervenciones civilizatorias,
pedagógicas, prestaciones sociales), hasta reclamar un fuerte
control de fronteras. Por tanto, se afirma en primer lugar una
postura nacionalista y, de forma subordinada, una actitud
progresista hacia los inmigrantes.
Entre los empresarios hay diferentes posturas ante las
formas de regulación de la vida económica. Algunos admiten un
cierto grado de proteccionismo social con el fin de garantizar
condiciones mínimas de vida que faciliten la paz social, las
condiciones de rentabilidad empresarial y las expectativas de los
trabajadores. Consideran que se justifica cierta flexibilidad,
normativa o de hecho, respecto a sectores débiles por criterios
de supervivencia, sea ajena ("al labrador hay que protegerle,
porque si no se acaba con él" GD6, 40) o propia ("(los tempore-
ros) necesitan del dinero para comer, porque si no nos comerían
a nosotros", GD6, 39). Piensan, además, que las condiciones
laborales vigentes en España son conquistas que conviene defender
frente al dumping social de los inmigrantes ("hay unas cosas
adquiridas y viene una gente que está dispuesta a currar más por
menos dinero", GD6, 31); por ello parece lógico que los sindica-
tos y el estado defiendan a los obreros españoles:
- Y lo que pasa que estamos en unos momentos de unasdificultades de trabajo y económicas en las que no puedespermitir que te venga la gente, porque es que eso, primeroque puede deteriorar la cosa del trabajo, no sé, la rela-ción que hay entre empresa y trabajador, en cuanto a
87
salarios y todas estas cosas ¿no?. Y segundo, que es que sino hay trabajos para los de aquí, lo que no puedes hacer esadmitir que venga la gente de fuera a ocupar esos puestosde trabajo, porque entonces los de aquí, ¿qué hacen? (...)En ese sentido yo creo que hay que protegerse pero porrazones socio-económicas, es decir, no por razones de queafecte que la gente sea de otra cultura. (RGD6, p. 30)
Otros, en cambio, reclaman mayor flexibilización del mercado
laboral y menor proteccionismo estatal respecto a los trabajado-
res. Adscritos a la lógica del individualismo competitivo
reclaman la eliminación de todo obstáculo para el despliegue de
la lógica mercantil ...dentro del marco de las fronteras
nacionales. Este elemento, la nacionalidad, introduce una quiebra
en la lógica del razonamiento liberal; se admite la presencia de
trabajadores extranjeros en la medida en que ésta no deteriore
de forma sensible las oportunidades de los autóctonos:
"- ...si llegaran tantos fontaneros que nuestros fontanerosse quedaran en paro yo pienso que el gobierno españoldebiera ser suficientemente chauvinista, o proteccionista,y decir: «ojo, primero los españoles, después veremos aver». Que estamos en España, coño." (GD1, 39)
Sin embargo, éste no es el caso en España pues la presencia
de trabajadores extranjeros no es, en general, preocupante. Por
tanto, es posible mostrarse abiertos y receptivos pues aún hay
sitio para todos; la situación tomará otro cariz cuando los
inmigrantes abandonen su situación subordinada: "el problema está
cuando te quitan algo de tu parcela (...) nadie somos racista
hasta que te toquen..." (GD1, 41).
Por tanto, dentro del discurso nacionalista progresista, las
diferencias entre proteccionistas y liberales se limitan al
ámbito nacional. Respecto a los trabajadores extranjeros se
coincide en una postura proteccionista, fundada en consideracio-
nes económicas (su presencia quedará sujeta a la abundancia o
escasez de recursos y empleo) y nacionalistas (los españoles
tienen prioridad indiscutible sobre los extranjeros). Este
discurso puede originar actitudes diferentes, en función de las
88
dificultades del empresario para contratar mano de obra: será más
receptivo a la inmigración cuanto más posibilidades tenga de
emplear a dichos trabajadores, o de captarlos como consumidores
solventes; de lo contrario se mostrará indiferente o reacio a
aceptarlos.
Otra variante del discurso progresista es la posición
familista, fundada en la analogía entre hogar y estado-nación.
La función de todo hogar, condensado en la figura de la madre
protectora, es la de garantizar los cuidados a sus miembros; por
tanto, es plenamente lógico que se atienda primero a los de la
propia casa antes que a extraños, sin caer en ninguna contradic-
ción moral. Dos lógicas confluyen en este discurso; de un lado,
el principio tutelar: en la familia como en la sociedad existen
sectores (padres, clases dominantes) que encarnan la normalidad
y, por ello, son modelos de referencia a imitar por otros (niños
y clases subordinadas) que no disfrutan aún de un estato de plena
madurez; por ello, la función paterna y la de instituciones o
colectivos informales es la de normalizar, civilizar, educar,
gestionando los derechos de otros que no están en condiciones de
ejercerlos plenamente. Por otro lado, la lógica nacional: a la
hora de de prestar cuidados se establece una jerarquía cuasi
natural, en primer lugar hay que atender a "los de casa", es
decir, a los compatriotas. Por tanto, para la variante familista
la población inmigrante aparece en primer lugar como colectivo
marginado, necesitado de atención protectora, pero también como
extraño por lo que no puede aspirar más que a una posición
subordinada.
"- Incluso en el área infantil con los niños de estasmismas mujeres (inmigrantes), ¿eh?, que digo que son lo másmarginado que tenemos actualmente en Zaragoza, pues inclusohemos creado también una guardería infantil que mientrasestas madres van a recibir una preparación y una formación(...), pues nos encargamos también de cuidar a esos niñospara que a través de los niños también vamos un pocoatrayendo a la familia, o sea, el trabajo que, que se vadesarrollando no solamente es con la madre, si no con loshijos y a través de los hijos con los maridos.(...)
89
57) APPIAH, K.A., "Racisms", en GOLDBERDG, D.T., (ed.),Anatomy or Racism, University of Minessota Press, 1992, pp. 3-17. La metáfora familiar ("me debo antes a los míos que aotros") está en contradicción con uno de los postulados delpensamiento ilustrado, pues privilegia un principio adscripti-vo (soy miembro de esta familia /país) sobre otro electivo(escojo vivir en base a tales principios).
- Pues yo soy sincera, yo si hay necesidades entre losespañoles, les echo antes la mano que a los otros, y oyeque Dios me perdone, pero fíjate... ¿Sabes?, voy más agusto a ayudarle cerca al vecino que, porque si hay unanecesidad primero porque, no sé.., me parece... Y no soyracista, que conste que no soy racista. Yo veo a losblancos y a los negros y a mí me da igual, pero, mira, a lahora de ayudar, digo madre mía, si tenemos tantos en casaque... Yo más a gusto con los nuestros que digo yo. Y,desde luego, me quedo tan traquila.- A igual necesidad.- Hay mucha gente como tú, porque yo conozco a una chicaque es negra, y sus niños son muy rechazados.- Pero yo no quiero rechazar a los negros ¿eh?, que conste.(Pero...) por supuesto, si están los dos desnudos vistoantes al blanco, fíjate.- Pero al blanco ¿porque es blanco o porque es español?- Porque es español.- Ah, es que es diferente, porque puedes encontrarte unnegro y puedes encontrarte un noruego...- Considero que es de mi casa." (GD4, p. 11-12)
Por tanto, la barrera nacional suministra un elemento que
permite discriminar sin entrar en contradicción con los postula-
dos morales de la tutela. No se trata de racismo (discriminación
deplorable) sino de privilegiar a los de casa (actitud natural
en toda madre /estado /instancia protectora). En la misma lógica,
parece lamentable que se envíe ayuda a otros países cuando hay
tantos pobres para atender en casa ("cuando oigo que estamos
dando tanto fuera, que dicen que se dan tantas cosas... pero,
bueno, si hay muchísimas necesidades aquí en nuestra España, eso
me hace duelo", GD4, p. 13).
El nacional-familismo establece así un criterio claro de
discriminación que, utilizando la distinción de K. Appiah no es
de tipo extrínseco (los extranjeros son por esencia inferiores)
sino intrínseco (moralmente debo ser solidario con los míos,
antes que con los demás57). Frente a la comunidad tradicional
90
58) BALIBAR, E., "La forma nación: historia e ideología",en BALIBAR, E., y WALLERSTEIN, I., Raza, nación y clase,IEPALA, Madrid, 1991, pág. 158.
fundada en lazos de parentesco, la sociedad moderna no es una
articulación de individuos libres pues, junto a la "vida
privada", se desarrollan políticas familiares del estado que
producen "una nacionalización de la familia, que tiene como
contrapartida la identificación de la comunidad nacional con un
parentesco simbólico, delimitado por formas de seudoendogamia y
susceptible de proyectarse (...) en una descendencia común"(58).
Se establece el siguiente orden de prioridad: primero, la propia
familia; segundo, la "familia nacional"; tercero, la "familia
humana". De allí deriva una escala de solidaridad, que gradúa el
compromiso moral desde un nivel máximo a un mínimo de compromiso:
1º) atender a la propia familia; 2º) atender a los pobres-
marginados españoles; 3º) atender a los pobres-marginados
extranjeros.
Dado este orden de prioridades, las actitudes ante los
extranjeros estarán directamente relacionadas con la propia
situación familiar. En las actuales circunstancias, más allá de
coyunturas expansivas o recesivas, existe en amplios sectores de
las capas medias un sentimiento de inseguridad. La quiebra del
modelo desarrollista pone en cuestión el futuro de los hijos, los
retiene en la casa paterna, bloqueando las expectativas familia-
res de progreso. Esta situación se percibe como un proceso
inevitable, lo que alimenta los argumentos excluyentes hacia los
extranjeros; en tanto no se clarifique la propia situación su
presencia no es de recibo:
"- Lo que pasa que yo creo que cuando los españoles emigra-ban a Alemania, por ejemplo, o a Suiza no existía en elpaís el nivel de paro que existe aquí en España.- Todos tenían un trabajo.- Porque yo pienso que si en España ahora no tuviésemoseste nivel de paro, necesitaríamos mano de obra como lanecesitaban ellos, entonces los aceptaríamos perfectamente.- Claro.
91
- Y estaríamos encantadísimos de que viniesen a solucionar-nos el papel que solucionaron los españoles allí." (GD4, p.47).
Sin embargo, el concepto "extranjero" se refiere a colecti-
vos que tienen significación muy diferente. Respecto a unos
(europeos y norteamericanos) es posible aplicar los baremos de
libre concurrencia: que los extranjeros puedan trabajar aquí en
pie de igualdad, siempre que no se pongan restricciones a los
españoles en aquellos países. En cambio, el único criterio de
aceptación respecto a los inmigrantes de países pobres es que
trabajen sólo en los empleos rechazados por los españoles. La
diferencia respecto a ambos colectivos tiene una raíz económica:
los universitarios, hijos de las familias instaladas, tienen algo
que ganar en el mercado laboral de los países avanzados (si las
cosas van bien) y todo que perder ante la presencia masiva de
trabajadores del Tercer Mundo (si las cosas van mal).
También algunos sectores de las clases medias funcionales
afirman que existe una base económica de rechazo. En el plano de
las declaraciones de principio se manifiestan contrarios a toda
discriminación y a favor de una sociedad no excluyente, abierta
a la diversidad. Consideran, sin embargo, que ésta es una postura
"muy fácil para nosotros", cuando se cuenta con empleo estable,
relativamente cualificado y no sometido a la competencia de los
inmigrantes. En cambio, cuando las circunstancias son otras
parecen comprensibles las actitudes de rechazo hacia los
extranjeros. En otras palabras, desde esta lógica sólo es posible
una postura abierta hacia los no nacionales en la medida en que
éstos no afecten las condiciones de vida de los autóctonos; no
hay solidaridad posible (de clase o humanitaria) más allá del
marco nacional:
"- ...cuando estamos hablando de que si la sociedad plural,que si el aperturismo, que si ésto, o sea que en principioestamos de acuerdo; luego ya viene el problema del paro yésto que complica tanto la cosa que los árboles no dejanver el bosque, se pone ya la cosa tan complicada.(...)
92
59) WALLERSTEIN. I., "Universalismo, racismo y sexismo,tensiones ideológicas del capitalismo", en BALIBAR. E. yWALLERSTEIN. I., op. cit., pág. 58.
- ...evidentemente estamos en un país con muchísimo paro yque la gente siente que la entrada de extranjeros le va asuponer a él perder un puesto de trabajo, o no conseguirlo,pues eso duele. Y ahí hay un racismo que no creo que seatan elaborado como el que estamos viendo, sino muy visce-ral. Yo es que eso lo he visto, por ejemplo, con misalumnos que algunos lo decían clarísimamente: «pues cómo novamos a ser racistas, si entra aquí uno y trabaja, y meestá quitando el trabajo a mí». Y claro, está muy bientodas las ideas de apertura y todo eso, pero que tambiénhay que entender que muchas veces la gente cuando esracista tampoco lo es de forma gratuita" (GD3, p. 18 y 13)
Tras afirmaciones de este tipo late un supuesto de insolida-
ridad básica: en el fondo todos somos egoístas, lo único que nos
diferencia es que unos (económicamente privilegiados) pueden
eludir con más facilidad que otros las manifestaciones de
insolidaridad. Dentro de los límites del orden vigente es, pues,
plenamente lógico que los trabajadores acudan al argumento
nacional para defenderse de la competencia de los inmigrantes.
La solidaridad entre los débiles (trabajadores autóctonos y
extranjeros) no es pensable desde de este marco ideológico.
Para este tipo de discurso puede ser aceptable una inmigra-
ción controlada, siempre que esté recluída en ciertos nichos
laborales y subordinada a la dinámica de empleo de los autócto-
nos. Es el mecanismo designado por Wallerstein como etnificación
de la fuerza laboral, que permite ampliar y contraer el volumen
de personas disponibles para los peores trabajos, y ofrece una
base no meritocrática para justificar las desigualdades (pues los
criterios de justicia e igualdad de oportunidades quedan
reservados sólo a los autóctonos59). Una vez asentado este
principio cabe la "solidaridad" con los inmigrantes; siempre que
no pongan el riesgo las bases de nuestro progreso, no hay por qué
impedir que sean partícipes del mismo. Afirmada su condición
subordinada es posible adoptar una actitud "progresista" que
legitime las ayudas sociales, y diversas intervenciones pedagógi-
93
cas o normalizadoras, incluso las que se pretendan respetuosas
de los derechos del inmigrante:
- Bueno, creo que hay un principio, hay un principio que esel respeto a las minorías (...) hay que tenerlo en cuenta,simplemente, e ir dando pasos para que eso sea una cosanormal. Y que los dirigentes, o los educadores, que vean elmodo más adecuado para poder integrar a esas personas,(...) O sea que lo miremos también un poco como una cosaque estamos abocados a que vaya la sociedad a ello y que seestudien las medidas para integrar a esa minoría." (GD3, p.41)
Esto debe complementarse con dos medidas defensivas: la
ayuda al desarrollo y el control de fronteras. En defensa del
principio de subsidiaridad de los extranjeros es inconcebible
plantear una política de fronteras abiertas. Tampoco se trata de
cerrarlas herméticamente sino de regular los flujos en función
de la situación de los autóctonos:
- ... yo creo que se puede abrir la frontera en un.., hastaque el paro sea soportable, y cuando no sea soportable lotengo clarísimo; habrá que pegarle un cerrojazo y no entranadie." (GD3, p. 27)
- Quieras que no, estos marroquíes que vienen...- Bueno, me parecerá bien o no, pero si está hecho puesestá hecho, vienen ¿no?- Por lo menos con un orden ¿no?. Por lo menos con unorden.- Controlados, controlados.- Lo que parece a mí mal es que vengan sin ningún contratoaquí a morirse de hambre, a desestabilizar la nación, no,en ese sentido de la cosa del trabajo que los ves por lascalles y que yo creo que se tienen que encontrar peor queen su tierra, porque aquí están mucho más solos, allítienen hambre, pero tienen la familia y tienen su pueblo yaquí tienen el hambre y no tienen ni familia ni apoyos, sivienen con un contrato de trabajo me parece muy bien, o porlo menos con una garantía de poder encontrar algo, pero sintitulación y sin nada de nada, venir por las calles meparece tristísimo y terrible." (GD4, p. 21)
La desigualdad internacional, origen de las migraciones sur-
norte, aparece como una amenaza para España; es necesario fijar
a las masas de desposeídos en sus lugares de origen para evitar
94
que nos invadan, bien como inmigrantes o bien por vía militar
(para canalizar sus problemas internos). Este argumento legitima
posibles iniciativas institucionales de apoyo económico a los
países emisores:
"- ...¿qué se logra y qué se aventaja con éso?, pues esmejor mandarles lo que sea, o planificarles cómo han detrabajar, si se puede, en su país.- Es que claro, tú imagínate ahora, por ejemplo, unasrevueltas tremendas en Marruecos lo que nos supone anosotros: un riesgo tremendo.- Claro.- Y pronto... ¡nos invaden!.- O sea, nos interesa que eso esté controlado de la formaque sea." (GD4, p. 48)
"- Yo casi más que de fronteras abiertas, no sé si seríauna realidad, vamos, podría ser una hecatombe; (...) yocreo que no es cuestión de fronteras abiertas, de que lagente emigre a tu país, o emigre al sitio donde hay rique-zas, si no de que la riqueza vaya a esos sitios; de que elmarroquí no tenga que venir aquí a coger pepinos y tomatesen Almería porque no puede cogerlos en Marruecos, porque noles dejan producir esos tomates allí, porque los tomatesque produce los produce más baratos que los españoles y hayuna competencia." (GD3, p. 23)
4.1.2. NACIONALISMO PROTECCIONISTA
Esta posición aparece con fuerza entre algunos sectores
débiles, afectados negativamente por el proceso modernizador.
Comparten lo fundamental del discurso anterior (prioridad de
derechos de los autóctonos, deber del estado de asegurar su
protección). La situación material de los sujetos genera, sin
embargo, lógicas discursivas diferentes. En este caso, la
posición de subordinación y, en algunos casos, de precariedad,
genera un reclamo urgente de protección que excluye a los los
inmigrantes extranjeros y reduce el campo para el despliegue de
discursos solidarios o tolerantes. Sólo en sectores donde las
carencias materiales llevan a posiciones de escepticismo respecto
95
al proyecto modernizador se abren grietas en el planteamiento
nacionalista, que adopta ciertas características de ambigüedad
y apertura.
Entre algunos pequeños empresarios lo extranjero aparece en
primer lugar no como inmigración laboral sino como competencia
capitalista en una economía internacionalizada. La mundialización
de la economía, presentada por los gobiernos como posibilidad de
captar mercados en otros países, se ha saldado en la práctica con
el retroceso del pequeño empresariado local. En este sentido, el
despliegue modernizador es vivido como catastrófico:
"- ...estamos totamente en desventaja con relación al restode Europa, porque España está siendo invadida a nivel deprofesionales, a nivel de artículos o de productos, yEspaña no somos capaces (...) de responder a esta avalanchaque nos está viniendo de fuera" (GD1, 3).
En esta percepción confluyen dos tipos de contradicciones:
el conflicto entre pequeño y gran capitalista y la confrontación
nacional/extranjero. El estado apoya y protege al gran capital:
dicta normas que el pequeño empresario no puede cumplir, extrema
su control sobre éste (impuestos, reglamentación laboral) y
beneficia a las multinacionales. Sin embargo, no son éstas las
que compiten directamente con el pequeño industrial; aparecen
otros extranjeros, trabajadores autónomos y pequeños empresarios
sumergidos, que realizan una competencia "desleal":
"- ...por ejemplo, en mi sector que es, digamos, la cons-trucción -somos fontaneros, albañiles, carpinteros- hay unaavalancha de gente polaca, concretamente polacos que seestán llevando el noventa por ciento del trabajo; estántrabajando a mitad de costo, la inmensa mayoría pienso queson ilegales y el gobierno no está haciendo nada por evitaréso... A nosotros, los españoles, que somos los que estamosdados de alta nos están friendo a impuestos, te estánponiendo siempre trabas, vas a pedir ayudas y no te las dany estos señores, no es que tenga nada contra los polacos,porque tengo amigos polacos, buenos amigos, pero ellos seestán llevando todo; o sea.., relativamente tienen másayuda porque son emigrantes, como hemos sido nosotros en laantigüedad ¿no?, y ellos se están llevando todo, nos están
96
60) Ver la Introducción de WIEVIORKA, M. (dir.), Racismeet modernité, La Découverte, Paris, 1993, pp. 7-20.
quitando, a mi sector concretamente, se están llevando todala pequeña cosa que se puede hacer." (GD1, p. 3)
En este discurso se homologa "polaco"="sumergido"="ilegal"=
"infractor de normas". De esta forma el temor a ser destruído por
la dinámica de la competencia capitalista se expresa, desplazán-
dose, en el de perder el trabajo en manos de extranjeros que se
desenvuelven en la irregularidad. De consumarse este proceso
estaríamos ante una doble injusticia, dado que se privilegiaría
al sumergido sobre el legal, y al extranjero sobre el nacional.
La situación de agobio que expresa este discurso reclama una
intervención restauradora del orden, que meta en cintura a
quienes los responsables de tales abusos. El Estado debiera
proteger al empresario (frente a las prebendas de los trabajado-
res) autóctono (frente a los extranjeros); si lo hace, la
presencia de trabajadores inmigrantes puede resultar beneficiosa
y aceptable; de lo contrario, la frustración del pequeño
empresario puede conducir a una reivindicación populista xenófoba
de este sector contra todo lo extranjero.
Por su parte, los trabajadores en situación de dependencia
no pueden articularse desde la lógica de la competitividad y el
libre mercado, su reproducción estable (no precaria) requiere una
intervención reguladora y protectora del Estado. En este caso la
defensa de la modernidad capitalista se realiza desde una
posición subordinada, que reclama un espacio que parece amenazado
por la inmigración. Esta acepción de la modernidad implica su
restricción al interior de la nación, entendida ésta como lugar
reservado a los de casa; es lo que, adaptando una expresión de
Wieviorka, podemos denominar como nacionalismo de "pobres
blancos"(60):
"- ...habrá primero que replantearnos nuestra situacióninterna antes de abrir la puerta a extranjeros. En este
97
sentido, yo pienso que en una casa primero se arregla lo dedentro" (5GD,43).
Claro que esto no es aplicable a todo extranjero sólo por
serlo, pues se establece una distinción entre europeos comunita-
rios, cuya presencia expresa nuestra pertenencia al club de los
prósperos, e inmigrantes procedentes del Sur y del Este,
generadores de una que se supone situación problemática. La
presencia cercana de extranjeros "ricos" aparece ante el
trabajador como símbolo de proximidad de la riqueza; a la
inversa, la inmigración de "simples trabajadores" acerca
peligrosamente el fantasma de la pobreza:
"- Yo diferenciaría dos aspectos muy claros ¿no?, lo queson las ramificaciones de las multinacionales, que en estepaís realmente se ha vendido todo, y yo sin ir más lejos,tengo un compañero en el trabajo que es holandés, estácasado con una chica italiana y tienen unos gemelitos queestán estudiando euskera; él viaja habitualmente a Holanda,donde sus suegros, a Italia, y está absolutamente integra-do, los niños son como cualquiera de nosotros y verdadera-mente hay.., nos vamos a tener que acostumbrar de quenuestros hijos trabajen en Burdeos, en París, o vaya ustedsaber donde.., eso está clarísimo. Sin embargo, la emigra-ción que recibimos habitualmente del Sur y ahora últimamen-te de los países socialistas, eso plantea una situacióncompletamente distinta; un país que no éramos lo suficien-temente ricos como para que nadie viniera, resulta queahora sí somos suficientemente ricos como para que vengan¿no? con todos nuestros problemas. Eso va a generar indis-cutiblemente muchísimos problemas." (GD5, p. 33)
Los extranjeros pobres atentan contra los intereses de los
trabajadores autóctonos en dos ámbitos fundamentales. Por un lado
deterioran las condiciones laborales, al trabajar por debajo de
los mínimos establecidos; por otro, se apropian de parte del
salario diferido a través de su mayor acceso a las prestaciones
sociales (sean estatales o de ONGs). Se establece así una
vivencia de agravio comparativo, basado en el supuesto de que la
vida del marginal es Jauja, debido a la sobreprotección que
recibe de las instituciones tutelares, mientras el "honesto
trabajador" ha de defenderse por sí mismo, trabajando duramente
98
61) Típicamente aparecen quejas de sectores que se definencomo trabajadores honestos, por oposición a los pícaros vivi-dores; los primeros no perciben a los segundos como trabajado-res sin acceso a empleos dignos sino como "profesionales delcuento", especializados en monopolizar ayudas y prestacionessociales. Desde esta percepción desarrollan un fuerte resenti-miento respecto a las instituciones asistenciales, que esta-rían favoreciendo al "desviado" en lugar de apoyar al normali-zado.
para conseguir un salario insuficiente. Durante el último decenio
la creciente fragmentación social, la inexistencia de referentes
comunes y la competencia por recursos asistenciales escasos ha
generado una dinámica de agravios, acusaciones mutuas y sospechas
de clientelismo entre distintos estamentos de la población
trabajadora autóctona(61); a este mismo mecanismo se agrega ahora
la diferencia español/extranjero:
"- Mira, yo he marchado al extranjero a trabajar y yo hetrabajado en el extranjero, pero me han pagado un sueldoporque he trabajao, pero es que aquí a esta gente se leestá pagando un sueldo por mirar. Sí, sí, sí, por mirar,por no hacer nada, por vivir; porque a nosotros nos estánexprimiendo para darle a ese señor o a esa señora un sueldoque yo.., si hoy estoy trabajando, y tengo que trabajarmucho para que a mí me paguen mi sueldo y a mí no me danadie nada y estos señores, entre Cáritas, el otro, suprimo y su hermano, están cobrando un sueldo de aquí y otrosueldo de ahí y les dan casa y les dan muebles. Y les ponenla casa a tono y cuando se cansan de tener esos muebles,los bajan al container porque saben que al día siguientevan a recibir cosas nuevas. ¡Y a mí no me lo han hecho!(...)- Yo lo que pienso es que el estado de bienestar está encuestión en este momento, porque parece ser que antes loque se nos ha vendido el estado de bienestar y tal, pero elestado de bienestar solo podía sostener una tasa de paro,pues hasta un veinte por ciento, o sea, es decir teníamosque soportar el ochenta por ciento de los trabajadores elpeso de un veinte por ciento de personas que estuvieran enparo, y claro, en este momento lo estamos rebasando. Yencima se da cabida a colectivos que no nos van a podersacar de este atolladero. Pues habrá primero que replan-tearnos nuestra situación interna, antes de abrir la puertaa extranjeros". (GD5, p. 35-36 y 43)
Esta posición es complementaria de la nacional-progresista,
con la que comparte el principio de que el derecho de los
99
extranjeros es siempre de menor rango que el del "nacional". La
principal diferencia radica en su distinta posición social: quien
siente amenazado su estatus social defiende una actitud de cierre
ante los extranjeros pobres, y recibe la comprensión de los
sectores progresistas, que consideran "lógica" esta reacción.
4.1.3. Proteccionismo Ambivalente
Esta variante no plantea de forma tan rígida la prioridad
del trabajador autóctono sobre el inmigrante. Ante la firmeza
nacionalista de aquél, éste se presenta atravesado por la
ambigüedad pues los trabajadores extranjeros aparecen, simultá-
neamente, como iguales y competidores. Esta posición es desarro-
llada particularmente por los sectores rurales y urbanos en
situación más precaria. Probablemente la vivencia de condiciones
de vida caracterizadas por el paro, el desempleo, la economía
sumergida y los problemas de vivienda fomenta cierta identifica-
ción con una parte de los inmigrantes. Estos están sometidos a
innumerables abusos y soportan condiciones de vida deplorables,
su desamparo es tal que ni siquiera pueden mantener su dignidad:
"- Me gustaría que vierais como está aquello de polacos, deportugueses, de marroquíes y de todo, y esos están enpeores condiciones que tú todavía, porque esos en muchoscasos ni los dan un cacho vivienda todavía, y la viviendapues me gustaría que la vierais, que es una casa de estasde madera (...) , sin servicio y sin ná, que si te quieresasear un poco te tienes que ir al río, al río Jerte. Ycuando hace frío ¿cómo te metes en el río con lo fría queviene aquel agua?, pues tú verás. El que quiera que lo cojay el que no que lo deje, sencillamente pasa eso. Otrosviven en casas de campo, allá alejaos de toda civilizacióny si te da algo en medio del campo...; los portuguesesestán debajo de una lona." (GD8, p. 10)
"- ...trabajas tú doce horas cada dia de lunes a domingo,a ver cómo te encuentras tú, y encima que te den veinte milpesetas, es que no le pagaban la hora ni a doscientaspesetas, solamente porque tienen que explotar a un gitano.¿Por qué tiene que ser así? y luego mi marido no lo quisoy se lo dieron a un moro, a un chaval marroquí, el chavalse pasa las horas hecho polvo, es vecino mío, cuando llegaa casa llega el pobre que ya no puede ni con las escaleras,medio muerto. Y como nadie le da dinero, no le dan trabajo
100
62) "En mi casa (...) mi madre los lleva a un cuarto delos juguetes y abro la puerta y muchas veces cuando voy aentrar veo niños moros, niños payos, niños gitanos, digo:«¿qué ha pasao, qué son todos estos niños?»; dice mi madre:«pues ná, amigos de tu hermano». - Y eso es bonito, yo lo veobonito. (GD7, p. 31).
ni le dan nada, pues tiene que hacerlo, porque los marro-quíes suelen tener muchas mujeres y tienen muchos hijos, ycomo en el mercado le quitan el género y en otro sitio lequitan otra cosa, pues a veinte mil pesetas semanales quese tira el tío y está el pobre.., que cuando habla connosotros, nos dice: «estoy muerto, estoy reventado, estoymachacao, estoy muerto», es que son muchas horas.- ¿Pero tú no te has dado cuenta muchas veces que cogen mása marroquíes que a la otra gente?- Porque los marroquíes trabajan porque no tienen otracosa, porque mira, yo he estado en un mercadillo y vendoajos, vendo limones ¿no?. (...) A mí, por ejemplo por estarvendiendo ajos, si echo a correr, o me puedo meter detrásde un coche, a lo mejor no me quitan nada, porque salgo delmercadillo; pero sale un moro y hasta cuando salen delmercadillo, salen detrás de ellos con las motos, con loscoches, les han pegado delante mío, porque yo he visto cómolos pegaban, y le han quitado los relojes o las compras quetenían." (GD7, p. 8)
En las zonas de inmigración asentada no es infrecuente la
convivencia e incluso los matrimonios mixtos entre diferentes
etnias y nacionalidades. Esta experiencia va construyendo, a
pesar de las distancias culturales, la perspectiva de una
comunidad de intereses(62). Todas estas situaciones tienden a
configurar a los trabajadores inmigrantes como iguales pero,
precisamente por eso, también como competidores. Se acepta que
su situación de necesidad los lleve a emigrar, pero su presencia
masiva tiende a incrementar la desprotección del trabajador
autóctono, que se ve obligado a aceptar condiciones laborales
cada vez más abusivas ("sólo nos falta cantar el cara al Sol"):
"- Que yo no le voy a decir a nadie que esa gente tienemejor suerte que nosotros, porque sería mentira, estaríafaltando yo a la verdad y, vamos, que sería mentira. Peroque desde luego allí se reúne muchísima más gente que senecesita, pero mucha. Luego es que, es que claro, lo quepasa es éso que va tanta gente de forma ilegal (...) querealmente, claro, el tío que depende de un jornal del campoy que necesita pues vivir de eso, pues tiene una competen-cia ahí desleal que ahí está.
101
(...)- Pero yo lo que pienso, hombre, que no soy racista y medolería también mucho el llegar a eso, pero que la verdades que yo en contra de los portugueses, ni en contra de lospolacos, ni en contra de nadie no tengo ná. Pero yo creoque esa gente tenían que estar controlaos y entrar por losmismos baremos que entramos los demás, pagar una SeguridadSocial...- Bueno, que deberíamos entrar los demás.- Sí, que deberíamos entrar los demás, porque se estánponiendo las cosas tan malas que ni entramos. Luego, porotra parte, yo creo que el propio gobierno tenía quedispersar un poco más a esta gente, porque, claro, aquí hayun pueblo que es de doscientos habitantes y estamos allíseiscientas personas (...). ¿Por qué esta gente cuandoentra de la frontera p'acá porque tiene que entrar?, porquelos empuja el hambre y todo lo demás. Y a mí me parece muybien que entren, porque yo si fuera.., haría lo mismo, ¿porqué no los dispersan por todo el país y los meten en todoslos sectores de la producción?. No señor, al campo todos yentonces ves a Talayuela que hay seis mil marroquíes y ahíestán. ¿Qué es lo que te puede producir éso?, pues uncolapso.(...)- Eso es otra historia, o sea si la historia es seguro deque esos inmigrantes que están ahí, estoy bien seguro deque llevan más años que yo incluso, o sea que encima pasahasta todo eso. Pero aún así yo estoy sintiendo que meestán desplazando. Mira, y a mí me importa tres narices elcolor que tenga, de verdad que sí; que yo no me tiro anadie a los ojos por el color que tengan, pero que es quea mí me parece mal que concentren a tanta población así derepente en una población pequeña que no puedas ni pedir tusderechos, encima de que estás puteao y trabajando y demás,oye, porque es que lo último que falta allí es que noshagan cantar el Cara al Sol de vez en cuando, es que ya eslo que nos falta." (GD8, p. 12, 14-15 y 20)
Se establece así una competencia entre pobres por recursos
escasos. El conflicto no se limita sólo al empleo, se extiende
también a las prestaciones sociales. El estado y las organizacio-
nes asistenciales no son capaces de regular adecuadamente la
oferta de mano de obra ni de distribuir equitativamente las
ayudas sociales. No se trata de expulsar a los inmigrantes ni de
negarles ayudas sociales, sino que éstas se extiendan por igual
a toda la población necesitada; lo que resulta inadmisible es que
los extranjeros reciban incluso más prestaciones que los
autóctonos:
102
"- Aquí gente que viene de fuera se lo está llevando tó, ynosotros aquí ná". (GD8, p. 30)
"- ...es que vienen gente de fuera, le ponen un piso, learreglan agua, le arreglan todo, y yo que estoy aquíviviendo, ni tengo casa propia, ni tengo trabajo, ni tengonada; o sea que viene una.., yo no soy racista ¿eh?, nimucho menos: si aquél está necesitado igual que estoy yo,puesto que tengo yo también, pues igual lo tenga él. Peroyo estoy toda mi vida aquí viviendo y me cuesta a mí unmontón de alquiler por el piso, un montón de trabajo paracoger un piso y no puedes irte de casa de tu suegra:«jolín, ¿cuando teneis casa?» (...)- Pues los mismos árabes, los moros o gente yo qué sé, deArgentina, donde sea.., vienen no sé.. eso de la guerra,cómo se llaman, las Malvinas, éstos de la guerra, losbosnianos esos, vienen aquí y como están en guerra allí:«pues toma piso, toma no sé qué, toma ésto, toma lo otro».Y aquí que estamos muertos de hambre, nada; los mandanaquí. Pero, ¿por qué tiene que ser éso?. Si yo comprendoque dan lástima, yo comprendo que están en guerra, yocomprendo.., pero hay también que comprender una cosa, quehay pa' los demás y nunca pa' nosotros. Nosotros somosespañoles, no somos demonios, y nunca hay pa' nosotros. - Yo estoy muy de acuerdo con lo dice ella.- (...) Y luego dicen es que hay muchos racismos en España;no hay racismo en España, es que vemos mucho.., es que haymuchas cosas raras, hay muchas injusticias que estando cadadía más difícil para conseguir un trabajo fijo y no te lodan, y que venga uno y se lo lleve, pues te rompe mucho. Noes racismo, es que te da rabia y no por los negros, ni porlos gitanos, ni por ..., no, sino por los del gobierno,porque la culpa la tienen ellos ¿eh?, es que seguro, es queno se esfuerzan (...), ni el Felipe ni el Aznar. (GD7, p.18-19)
En este discurso hay elementos de una posición solidaria,
pero ésta no encuentra sustento material (hay que perseguir la
supervivencia cotidiana) ni apoyo social (organización colectiva
solidaria). La fragmentación conduce a la dependencia; desde esta
situación se plantea una lucha de todos contra todos por
sobrevivir. No tiene mayor mérito sostener un discurso anti-
racista teniendo el estómago lleno, lo difícil es mantenerlo
cuando no está garantizado el sustento; en ese caso suele
imponerse la necesidad sobre los principios:
103
- Somos capaces de ser muy buenos, pero nos come nuestrapropia vergüenza.(...)- Yo también opino como él que no soy racista, pero tambiéndigo como él que siempre está nuestro segundo yo. Pero a lahora de la verdad no sé como reaccionaríamos, yo ahí ya enese tema no le puedo decir pues primero un español y luegoun marroquí, o primero un marroquí y luego un español. Esun tema muy complicao.- Es que resulta mú fácil no ser racista cuando un tío note hace la competencia, o sea le resulta fácil, qué sé yo,a esta de Asuntos Sociales decir: oye, pues claro, es quecómo quereis vosotros que no haya racismo. Claro, a tu niñodesde que nace está colocao, así cualquiera, así cualquie-ra. Ahora, me gustaría que tu niño tuviera que competir conése, veríamos a ver qué pensabas tú, y entonces ahí escuando empieza a ser racista ella o él, ahí. Que conste queesta gente viene en muy malas condiciones, ¿eh?, que eso estela." (GD8, p. 17)
104
4.2. SON ESENCIALMENTE INCOMPATIBLES (MAS ALLA DE LO ECONOMICO)
"La cultura es muy enfrentá.El que viene de fuera tiene
la obligación de integrarse"
Existe otra gama de posiciones ideológicas respecto a los
extranjeros que no se articula en torno al argumento nacional
sino al de la diferencia cultural. El discurso se construye a
partir de dos supuestos básicos. En primer lugar, las culturas
son universos cerrados, inmodificables en sus rasgos fundamenta-
les (supuesto esencialista). En segundo lugar, existen culturas
mutuamente incompatibles, que en ningún caso pueden coexistir
pacíficamente; esta incompatibilidad es atribuída habitualmente
a las limitaciones de ciertas culturas definidas como "cerradas",
lo que las convierte en inferiores o atrasadas (supuesto de
jerarquización). Por tanto, al margen de cuáles sean las
circunstancias económicas, la coexistencia de colectivos con
culturas no compatibles sólo puede saldarse con la asimilación
o con la segregación absoluta. Las actitudes respecto a los
extranjeros depende, en este caso, del universo cultural al que
se los adscriba, y de la posición de éste respecto a la cultura
autóctona.
La representación por antonomasia de que existen incompati-
bilidades culturales irresolubles es la situación de la minoría
gitana. La persistencia de sus particularidades culturales,
percibidas como resistencia a la integración en un marco
universalista, no aporta riqueza sino conflictividad social. No
existen posibilidades de mutuo intercambio y convivencia
fructífera cuando la minoría es (o sea, se la caracteriza como)
portadora de tradicionalismo cerrado, irracionalidad, y agresivi-
dad. Además, la minoría no sólo se resiste a diluirse en la
normalidad dominante (sinónimo de racionalidad) sino que, por el
sólo hecho de resistir, pretenden imponer sus peculiaridades a
la mayoría (que expresaría valores universales). Si después de
siglos los gitanos españoles continúan sin "normalizarse",
estamos ante la prueba de que la llegada de extranjeros prove-
105
63) Ver apartado 3.1.1.
nientes de culturas "extrañas" no aportaría más que problemas
irresolubles a la sociedad autóctona.
Dentro de la ideología culturalista distinguimos tres
discursos principales: el cosmopolitismo etnocéntrico, el
"racismo" obrero y el etnocentrismo localista.
4.2.1. COSMOPOLITISMO ETNOCENTRICO
Plenamente identificado con el paradigma modernizador, se
autodefine como abierto, racional y moderado. Las pautas
burguesas de normalidad crean una comunidad entre grupos sociales
más allá de las fronteras nacionales. El cosmopolitismo sostiene
que las diferencias fundamentales no se establecen entre
ciudadanos de uno u otro país, sino entre grupos con distinto
grado de civilización; en sus antípodas se sitúan quienes,
próximos al estado salvaje, ignoran las normas mínimas de
convivencia. Este corte atraviesa a todos los espacios naciona-
les; el discurso cosmopolita se identifica con las clases
"cultas" de cualquier procedencia (embajadores, profesionales
extranjeros o gitanos ricos) y desprecia a los clases inferiores
(autóctonas o inmigradas), estableciendo un "racismo de cla-
se"(63) basado en argumentos culturalistas (de un lado, moderados
y tolerantes; del otro, irracionales e intolerantes:
- Bueno, pero siempre aceptaremos muy bien al embajador deMarruecos y aceptaremos mal al negro que está recogiendofrutas ahí en Almería, ¿no?, porque.., no sé, es distinto.Pero al gitano, por ejemplo, que está ahí y está mediomuerto por ahí siempre hay racismo, pero si está unotrabajando al lado tuyo y es gitano y es tu mismo nivel devida pues lo aceptas exactamente.(...)- ...porque en Marbella conviven divinamente los católicosricachones con los islámicos ricachones, yo creo que ellosse respetan entre sí, todos tienen pistolas y todos tienenesas cosas y ya ves, se respetan bien. Con los médicosárabes que hay en Andalucía, me parece que nos llevamosdivinamente y sus vecinos conviven con ellos divinamente.
106
Con los que nos llevamos un poquito peor es con los quevienen y te atracan y forman pandilla (...) O sea que meparece a mí que esto es que el problema de la relación delas culturas, o de la relación de gente de otros.. dediferentes sitios, es un problema de aceptación de normas."(GD3, p. 14 y 17)
Por tanto, la presencia de extranjeros no tiene, en
principio, por qué representar un problema; no cabe argumentar
privilegios de nacionalidad para excluírlos. Las fronteras no
tienen por qué cerrarse a aquellos colectivos que sepan acatar
las normas de convivencia. En esta línea las élites cosmopolitas
serían ajenas al rechazo xenófobo o racista y a los excesos
nacionalistas; éstas serían manifestaciones propias de las clases
subordinadas, cuyo nivel cultural es insuficiente para adaptarse
a los cambios de una sociedad abierta, basada en la competencia
meritocrática y el individualismo:
- Pero eso va muy ligado al sentimiento de inferioridad,que gente busca ese mecanismo de superioridad cuando, porlo que sea, pues ven que su trabajo pues no es gratificanteo que hay personas de otra cultura que tienen trabajo mejorcualificado que ellos; entonces es un mecanismo, yo piensoque de defensa. Que si se llegara a que hubiera ciertonivel cultural, yo creo que la gente aceptaría mucho mejorque pudiera haber negros trabajando con negros, marroquíescon su religión y perfectamente integrados, vamos. Quequizás ahora, estamos.., yo creo que aquí en España hay unproceso, España no es racista porque no ha habido oportuni-dad de serlo, no hemos tenido oportunidad de serlo; esdecir, seguramente los brotes racistas aparezcan, y segura-mente en las clases donde se vean más afectadas en compara-ción de que llegue gente de fuera y les empiece a coparcierto tipo de trabajo que ellos podían estar utilizando.(...)- ...tú has hablado del mal del individualismo, pero eneste tema del racismo, yo creo que hay otro mal todavíapeor que es el mal del colectivismo mal entendido ¿no?. Esdecir, lo que está pasando ahora, que parecía mentira quefuera a volver a pasar y está pasando a todos los niveles,y que aquí también llegará a pasar, me temo ¿no? y es: "yome identifico con mi colectividad, eso me da a mí seguri-dad" y bueno.., lo que está pasando en Yugoslavia, es unejemplo horroroso que nos pensamos que iba a desaparecer dela historia. Pero que es peor ese colectivismo cerrao queel individualismo ¿no? (...) Si nos cerramos en los nacio-nalismos y en los grupos estos, me parece muy peligroso."(GD3, p. 12 y 21)
107
Por otra parte, los universos culturales son percibidos como
estructuras inmutables en lo fundamental, cosmologías estáticas
que no se modifican con el devenir histórico y los cambios
sociales. Por ello el Islam, presentado como paradigma de cultura
extraña a la modernidad (europea, latina, católica), aparece como
radicalmente antagónico. Además, dada su supuesta invariabilidad,
la distancia entre ambos mundos se mantendrá siempre inalterada:
- Yo creo que más que una cuestión de mentalidad, es unacuestión cultural; es decir, mira, se está polarizando unpoco el debate entre cultura islámica y cultura cristiana,porque en realidad todo el mundo acepta perfectamente a uninglés, a un francés, a un italiano, ¿por qué?, porque afin de cuentas es una cultura parecida, es una culturacatólica, latina, inmersa en una cultura europea con unosciertos esquemas. Entonces el choque que se está producien-do ahora es cuando entra una cultura distinta, con unosciertos valores, pero valores radicalmente distintos a losnuestros, es una cultura, por ejemplo, la islámica; enton-ces ¿qué ocurre?, que la gente que viene de afuera aquí,viene con una mentalidad, (...) está llegando mucha másgente y gente ya comprometida con una cultura islámica, queya no está buscando adaptarse a una cultura europea,podíamos decir, sino que viene con su cultura y con todoese legajo de valores, entonces es lo que estábamos comen-tando también antes: choca uno cuando los valores sondistintos; culturas muy bajas o clases muy bajas, pues..."(GD3, p. 9-10)
- ...yo, por ejemplo, si hablo de mí personalmente, que hayelementos de la cultura occidental que no quiero perderbajo ningún concepto, y no quiero que impongan otra.- Eso de imponer, vamos, yo creo que...- Hombre claro, si es verdad, es o una u otra, o fifty-fifty y vamos a ver lo que sale; mulatillo, mulatillo.- Eso es lo peor.(...)- Pero que no es cuestión de imponer, si no de respetar, yde respetar...- Pero es que hay cosas que son absolutamente contradicto-rias.- Sí, por ejemplo, a mí, una cosa para mí chocantísima esque los musulmanes sean racistas con las mujeres.(...)- Pero que no se trata.., como son dos principios irrecon-ciliables, es el rechazo o la minusvaloración y la iguala-ción, es que eso es irrenunciable: o ellos adoptan una o elotro adopta la otra." (GD3, p. 46-47)
108
64) Ver WIEVIORKA, M. (dir.), Racismo et modernité, op.cit.
El discurso cosmopolita sostiene que existen universos
culturales separados y jerarquizados. Las culturas que ponen el
énfasis en el individualismo son definidas como "abiertas" y
consideradas superiores; las élites procedentes de culturas
"cerradas" consiguen, por su nivel educativo, romper las
limitaciones de ese marco simbólico para acceder al mundo de las
luces y la tolerancia; es decir, su posición de clase les
posibilita pasar de una concepción cerrada a otra abierta: "Yo
no veo ningún problema siempre que estés dentro de los niveles
de tu forma de pensar, cn gente que acepta bien las situaciones,
las diferencias y demás. Claro, la clase media está dispuesta a
aceptar más cosas..." (GD3, p. 7).
De esta forma, los valores ilustrados de Occidente, bajo las
específicas formas que han adoptado en el proceso de desarrollo
capitalista, son presentados como el único paradigma válido para
la humanidad; la diversidad de culturas no representa una
pluralidad de opciones con igual entidad, sino una estructura
jerárquica en la escala modernización-atraso. Por tanto, los
planteamientos interculturalistas no tienen cabida: cuando
coexisten distintas culturas, la superior (la propia) ha de
imponerse a la inferior (la ajena). Así, la defensa de la
modernidad desemboca en una postura etnocéntrica: las culturas
presentadas como irracionales, fanáticas, no igualitarias, en
suma peligrosas para la modernidad, han de ser controladas y/o
segregadas; su discriminación es un acto de autodefensa plenamen-
te justificado. Esta actitud puede encuadrarse en una de las
cuatro "líneas de fuerza" a partir de las cuales puede desplegar-
se el racismo; Wieviorka denomina "racismo intercomunitario" al
que se aplica, en nombre de una identidad contra grupos a los que
se define como ajenos a la modernidad(64).
Los inmigrantes del mundo pobre aparecen, en el límite, como
representación de una invasión bárbara; cuando son pocos su
109
presencia puede resaltar un rasgo de folklorismo exótico, pero
cuando se constituyen en comunidad organizada se vuelven
peligrosos. El siguiente relato condensa los temores de las
fantasías etnocéntricas, masas de salvajes que vienen a violar
a nuestras hijas:
"- ...yo tengo dos hijas, que en la clase de mi hija hayacuatro gitanos, a mí me parece divino; cuatro mozambique-ños, a mí me parece divino, aprende a hablar portugués yademás conoce otros juegos, otras.., en ese aspecto lúdico-bonito a mí me parece ideal. Pero voy a exponer una tonte-ría: hace poco leí un libro de antropología sobre las islasdel Pacífico y parece ser que las relaciones sexuales allía los doce años es fácil y corriente practicarlas, y nadiese escandaliza y las niñas a los doce años se acuestan conel que les da la gana, y además les sirve de aprendizaje decuál es el varón que a ellas les gusta, entonces eso es unuso común. Entonces, planteémonos la situación que elladecía: vale, un grupo de niñas, un grupo de haitianos o detahitianos vienen a España y se meten en una escuela, dospor cincuenta, todo el mundo muy contento porque todo elmundo aprende a hablar lo de aquella gente, a bailar elhoola-hoola. Ahora, llegan a ser sesenta y se nos quedantreinta, o sea, setenta y treinta españoles y dicen loshaitianos: «eh!, ya está bien de enseñaros a hablar, aquía joder entre nosotros». Y dicen los padres españoles:«¡ay, la leche!, fuera mis hijas del colegio tahitiano».Ese es el ejemplo que yo quería decir. Es decir, que cuandola minoría es tan grande, va in crescendo en la sociedad dela mayoría, llega un momento en que la sociedad que lesaceptaba previamente se asusta de las relaciones culturalesentre los niños, dice: «buf, pues mira, yo me voy a micolegio privado»." (GD3, p. 39-40)
Entre quienes comparten este discurso existen partidarios
de un liberalismo desregulador, que reclama la liberalización del
mercado de trabajo nacional y la libertad de movimientos del
capital entre países pero rechaza la de la fuerza de trabajo en
el plano internacional. Esta incongruencia con la propia
ideología económica se basa precisamente en la fuerza de los
prejuicios culturales: antes que como fuerza de trabajo rentable
los inmigrantes pobres aparecen como amenaza para la población
autóctona. La respuesta "liberal" no pasa por abrir las fronteras
sino por desregular el mercado de empleo local, para obligar a
los autóctonos a aceptar los peores empleos, lo que disminuiría
el gasto social en subsidios de desempleo, y cerraría el espacio
110
65) La distancia entre universalismo y racismo parecemáxima en el plano de la lógica; sin embargo, en los procesossimbólicos pueden resultar términos próximos, por ejemplocuando se propone a Sudáfrica (imagen del apartheid) comoespacio de vigencia de normas de convivencia incuestionables.
a la inmigración extranjera. En definitiva, ciertos colectivos
inmigrantes resultan indeseables bajo todo punto de vista, no por
su condición de extranjeros sino por su carácter "peligroso". Por
tanto, conviene limitar al máximo su número; los que de todas
formas permanezcan en España podrían conservar sus peculiaridades
culturales ...a condición que las reserven para el ámbito
privado; en la esfera pública sólo son válidas las normas
dominantes, pretendidamente universales(65):
"- Una cosa es que dejen su cultura y otra cosa es que lodejen todo, porque pueden integrarse perfectamente dentrode la sociedad normal teniendo su propia cultura, como lopueden tener los magrebíes, o como pueden tener los chinos,o como puede tener toda esa gente. Tienen su cultura, notiene que ver nada con la integración dentro de la socie-dad; porque también están integrados dentro de una sociedadlos Testigos de Jehová, o.., o cualquier otra secta, peroestán integrados, y tienen una cultura distinta; losgitanos tienen una cultura distinta.¿Y ESO NO DIFICULTA SU INTEGRACION SOCIAL?, EN LA ESCUELA,EN...- ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?, ¿qué tiene quever una cosa con la otra?- No, yo creo que son normas de convivencia que valen lomismo aquí que en Sudáfrica, son normas de convivencia, nohay que decir que se integren a nuestra manera de vivir, ninada. Son normas de convivencia." (GD6, p. 41)
4.2.2. "RACISMO" OBRERO
Este discurso es desplegado principalmente por ua parte de
las clases subordinadas que construyen su identidad en torno a
la "normalidad". Las distancias de clase, que no son negadas,
tienen menos importancia que las existentes entre la mayoría
normalizada y los grupos "asociales". La etnia gitana aparece
como paradigma de anormalidad y desviación, y ofrece el molde
111
sobre el que se articula el discurso referido a extranjeros de
otras culturas. El trabajador responsable, moderado e integrado
construye el estereotipo del gitano como su opuesto: "hacen muy
pocos intentos por integrarse (...), no se adaptan nada a las
costumbres de la sociedad (...), operan con la ley del miedo"
(GD5, p. 2-3).
Desde estos presupuestos la diferencia cultural no tiene
legitimidad alguna. Los "diferentes" no pueden reclamar la
vigencia de sus propias normas pues la convivencia social depende
de que todos acatemos la misma ley (cuyo origen y representativi-
dad no se pone en cuestión); la multiplicidad debe regularse por
lo uno, que coincide con aquello con lo cual nos identificamos.
Este criterio no entra en crisis ni siquiera cuando se comprueba
que, para las minorías, las normas de la mayoría representan
exclusión ("eres extranjero"); la identificación entre normalidad
y racionalidad convierte la diferencia en anomalía:
"- Porque no hay una... la misma autoridad.., ; que esamisma se persone y que diga: «oye, tú vives en un barriocomo los demás, aclimátate a ésto y si no, fuera». Pero no,no lo consienten eso. Y eso era lo que había que conseguirque entrar.., no que entraran, que hubiese la misma ley, sela aplicaran igual, exactamente igual.(...)- ¿Y qué me diría si tuviera gitanos por vecinos arriba yabajo?- Los he tenido, los he tenido- ¿Y qué tal se ha llevado con ellos?- Muy mal, muy mal porque era el payo, no obstante termina-bas.., si aceptabas sus costumbres y ciertas cosas, o sea,tú eras el que tenía que asumir. No, no, no, pero tú erasel que tenías que asumirle a él, puesto que todo el bloquetú eras el extranjero, tú eras el elemento extraño queestabas en su etnia, no era él el que está..." (GD5, p. 10y 14)
La minoría es un peligro siempre en acecho, que intenta
imponerse a poco que encuentre favorables para ello. De aquí que
la convivencia entre culturas "opuestas" se presente como
indeseable; lo que debe procurarse es la disolución del elemento
anómalo (dispersándolo entre gente "normal", preferiblemente
112
entre las clases prósperas) o su aislamiento, para proteger a la
mayoría:
"- Pues eso, lo que dice este señor: que los pongan enNeguri, en la Gran Vía, en fin, que los pongan por todosesos sitios. O si no, que los lleven a la reserva igual quelos indios." (GD5, p. 6)
Estos mismos criterios son aplicables a una parte de la
inmigración extranjera, pues este discurso distingue dos tipos
de flujos migratorios: por un lado, los que son culturalmente
homólogos (occidentales, modernos), identificados como trabajado-
res blancos cualificada y vinculados a la afluencia de capital
trasnacional; por otro, los que proviene de culturas muy
diferentes, que aparecen como trabajadores no cualificados
provenientes de países pobres. Los primeros son la representación
de nuestro acceso (posible) al mundo de la abundancia y el
progreso; los segundos nos retrotraen al atraso y la pobreza:
"- Emigrantes siempre ha habido, pero dentro de tu nación,que tienes una lengua, la piel tuya es idéntica a la delvecino, es una emigración interior que más o menos seacepta, con todo el chauvinismo que haya.., pero lo malo escuando una oleada de gente con distinto color que sedistinguen muy bien, que huye, quiere ganarse la vida enEuropa". (GD5, pág.35).
Este discurso produce una amalgama entre diferencias
culturales (civilización/atraso), étnico-raciales (blancos/no
blancos) y económicos (riqueza/pobreza). La descalificación de
los inmigrantes del Sur en base a argumentos culturalistas
permite al trabajador autóctono defender su espacio económico sin
descubrir su egoísmo insolidario; no los excluímos nosotros, son
ellos, con su comportamiento, los que se colocan al margen:
- ...los gitanos son el exponente vivo de que no estamospreparados para éso, es el mejor exponente de no haberasumido durante cientos de años alguien diferente a noso-tros. Yo, mientras los magrebíes, por ejemplo, me decían elotro día que en Catalunya son una auténtica plaga, concep-tuados así, decían que son peores que los gitanos, tomando
113
ya a los gitanos como el extremo inferior. ¿Por qué?, puesporque (...) es el mejor caldo de cultivo para la droga,para la delincuencia y para la marginación." (GD5, p. 34)
En definitiva, la identificación masiva con el paradigma
dominante, desde una posición de dependencia, acaba asimilando
la diferencia (pluralidad, creatividad cultural) con la a-
normalidad (desviación, delincuencia). En la multiplicidad no hay
riqueza sino peligro; la diversidad de la vida social debe ser
reducido a la unidad, a la única manifestación posible de
racionalidad social: la que se expresa en las normas de la
sociedad mayoritaria.
4.2.3. ETNOCENTRISMO LOCALISTA
Como vimos (ver 3.3.) el comunitarismo tradicionalista
desarrolla un discurso identitario "cerrado": el estatus de
miembro pleno de la comunidad pertenece sólo a los que tienen
fuertes vínculos con la tierra (nativos, propietarios) y lazos
de sangre entre sí (persistencia mítica de las normas de
parentesco). Estos vínculos constituirían un núcleo indiferencia-
do, homogeneizado por valores comunes que se ven amenzados por
el proceso de modernización. La respuesta ante el inevitable
proceso de división del trabajo, incorporación a mercados
externos y creciente diferenciación social es un cierre sobre el
mundo de aquellos valores. Sólo los forasteros que los compartan
(los culturalmente homologables) serán aceptados por la comuni-
dad, aunque difícilmente accederán al núcleo fuerte de la
identidad local. Este está fuera de todo cuestionamiento o
transformación, pues se funda en la tradición y en lazos cuasi
naturales (la sangre y la tierra); por tanto, la única posibili-
dad de integración para los foráneos pasa por el acatamiento sin
cortapisas de los valores y conductas locales, si algunos no se
integran es por su propia actitud, reacia a la asimilación:
"- Que pienso que el problema no está en que la gente deaquí los acoja bien o mal; el problema está en que ellos seintegren, quieran integrarse.
114
- Porque ahora los marroquíes, por ejemplo, y los argelinosy toda esta gente que hay ahora, yo creo que el problemaestá en ellos.- Hay mucha gente que se integra bien. Yo pienso que lagente de aquí los acoge bien, se les da trabajo a quien lonecesitan, si tienen. Pero después hay muchos que no seintegran, que no quieren integrarse, que no quieren inte-grarse por el hecho de que... Bueno, pues sabemos que hayde todo, no quiere decir que porque sea gente de fuera, sitambién los hay aquí, ¿no?, de aquí del mismo pueblo ¿no?,pero el hecho de que vengan de fuera y, por ejemplo, losveas que no quieren integrarse porque.. pues porque noquieran trabajar, o porque es mejor estar, pues no sé, conla droga ¿no?, traficando con la droga. Eso es una realidadque los tenemos aquí en el pueblo, y eso hay que decirlo."(GD2, p. 9)
En las comunidades pequeñas existen unos roles bien
definidos, los inmigrantes no pueden pretender ser aceptados como
iguales; han de aceptar su rol subordinado, demostrando agradeci-
miento y buena conducta por los beneficios que reciben (empleo,
asesoramiento, clases de castellano); no tienen derecho a
criticar a los autóctonos, que "incluso" se dignan compartir con
ellos determinados espacios ("están incluso en las mismas clases,
que es un problema ¿no?. (...), con lo cual yo no veo diferencia
de ninguna clase." (GD2, p. 30), tal como los señores que
permiten al servicio doméstico comer con la familia. La imagen
de servidumbre no está lejos, en este caso, del modelo relacional
que regula las relaciones entre autóctonos y extraños.
Estas se rigen, además, por una escala de distancia cultural
cuyo patrón de referencia es el nativo descendiente de familia
autóctona, preferentemente propietario de tierras; en un punto
próximo se sitúa los agricultores procedentes de otras zonas de
España; algo más alejados aparecen los pequeños propietarios
extranjeros procedentes de culturas cercanas (sudamericanos,
europeos). La receptividad que se tiene respecto a estos
colectivos demostraría el carácter abierto de la comunidad local.
El extremo opuesto de la escala está representado por el
colectivo magrebí que, salvo excepciones, está representado por
un estereotipo cargado de atributos negativos: "esclavizan a las
mujeres", "tienen cuadrillas de hijos", son "pícaros y aprovecha-
115
66) Ver JUTGLAR, A., Ideologías y clases en la Españacontemporánea, Vol. II, (1874-1931), Cuadernos para el Diálo-go, Madrid, 1971, pág. 63.
dos" cuando no "ladrones", son "un hormiguero" y constituyen
"masas fanáticas e ignorantes". Aparecen, pues, como lo opuesto
a la autoidentidad del comunitarismo tradicional: frente a la
cualidad del trabajo representan la picaresca; a la honestidad
oponen la trampa; al arraigo el nomadismo; en suma, aparecen ante
la comunidad de propietarios como masa pobre y peligrosa. Sin
embargo, los magrebíes son sistemáticamente utilizados por los
propietarios agrarios como mano de obra temporal. En este caso
se reproduce la percepción que los burgueses de finales del XIX
tenían respecto a los obreros: al estigmatizarlos como seres
amorales podían subjetivizar el conflicto, eludiendo sus
dimensiones políticas y económicas(66).
La presencia de extranjeros de esta procedencia sólo se
justifica en función de la demanda temporal de trabajadores; más
allá de este límite la población local no tiene ninguna responsa-
bilidad respecto a los inmigrantes. Por tanto, si viven en
condiciones precarias es por responsabilidad del Estado (que los
deja entrar en exceso) y de ellos mismos (que llegan de forma
descontrolada y no se esfuerzan por llevar una vida normalizada).
No existen prácticas discriminatorias (racismo) como oportunista-
mente denuncian los medios de comunicación, mostrando los efectos
(fotografías) sin detenerse en las causas:
- ¿Cómo que no hay (ilegales)?, la mitad. ¿Todas laspateras que pasan, dónde están metidos?- Todos escondidos, por los cortijos, por los invernaderosy por todos los sitios están escondidos, y luego tienen quecomer y no tienen contrato de trabajo ni nada, nada.- Y eso es un problema a la hora de encontrar quién hizo unrobo o una cosa, es muy difícil porque al no estar legali-zados, no tener documentación aquí como Dios manda, pues esmuy difícil para la policía o para quien quiera pillarlos,porque no se sabe ni el nombre; o sea que...- Yo leí el otro día en el periódico, lo leí en el periódi-co ¿eh?, que desde primeros de años acá, habían cogidodoscientos cincuenta ilegales. Y de los doscientos cincuen-ta solo habían devuelto a Marruecos cinco; doscientoscuarenta y cinco los habían dejado aquí sin contrato de
116
trabajo y sin comida y sin nada de nada; eso no hay dere-cho, y sin casa. Y luego hacemos fotografías. (GD2, p. 15)
Se trata, pues, de un mal necesario: la modernización impone
el recurso a mano de obra asalariada foránea. La viabilidad
económica del pequeño agricultor depende del trabajo de los
inmigrantes, pero la viabilidad de la comunidad local se ve
amenazada por su permanencia. Fuera del marco laboral aparecen
como factor de inseguridad (robos, violaciones, tocan a la puerta
para pedir, no pagan en las tiendas). Lo deseable sería que su
permanencia fuera sólo temporal: "tenían que traer contratos de
trabajo, como se han ido siempre los españoles, y cuando se les
acaba el contrato de trabajo que se vayan a su país" (GD3, p.
14). Los que permanezcan aquí deberían ser objeto de una
estrategia que los fije espacialmente, haciéndolos más controla-
bles (lo que requiere admitir sólo a los legalizados, promover
su acceso a viviendas dignas, etc.), disciplinándolos como fuerza
de trabajo (apartándolas de la picaresca y la delincuencia
promoviendo el empleo estable) y normalizando su comportamiento
(a través del establecimiento de núcleos familiares). Pero todo
ésto sólo sería viable si garantizase su plena asimilación
("integración"):
- Porque yo siempre pienso una cosa, que los seres humanostenemos derechos, pero también tenemos obligaciones, y nose le puede informar a una persona que tiene siemprederechos y se vale de los derechos; hay una obligación deenseñarles que también hay unos deberes. Para mí losdeberes es que el que viene de fuera tiene la obligación deintegrarse; lo que no vamos a hacer es que él venga defuera y seamos nosotros que nos integremos con él. Tieneque ser él.- Hombre, claro, y en la cultura, en la...- Es su obligación ¿no?- Las normas que hay.- No las vamos a cambiar nosotros, las tienen que cambiarellos." (GD2, p. 31)
La postura asimilacionista es un corolario necesario de la
concepción que existe respecto a las culturas: éstas no cambian
en lo esencial, por tanto su coexistencia no puede basarse en un
117
intercambio enriquecedor sino en la imposición de una sobre
otras. Y aunque no se descartase la perspectiva interculturalista
ésta no se justifica cuando el contacto se establece con "razas
inferiores" (cerradas) que no tienen nada que aportar a los
grupos más "avanzados". La metáfora biologicista (tierra, sangre)
que está en la base del discurso tradicionalista produce aquí un
deslizamiento que tiende a vincular las nociones de cultura y
raza:
- Yo tengo un concepto un poco personal ¿no?, a lo mejortodos no. Yo pienso que la raza blanca por sí nos sentimossuperiores a cualquier otra raza. Y digo, voy a explicar unpoco lo que yo entiendo: mira, nos creemos.., nosotros losespañoles tenemos la raza gitana; en América los negros; enotros países pues los moros; es decir siempre la razablanca intenta, no sé.., algo... Quizás porque la posturaque tenemos sea un poco más abierta o nos comuniquemos más,pero siempre hay ese.., los blancos, no sé por qué tenemosun poco superior a los demás, me creo ¿eh? Y claro, enton-ces viene que se enfrenta, la cultura es muy enfrentá.- Sí, yo creo que sí; además me imagino, que yo no me hapasado nunca ese caso, pero me imagino que casi todos lospadres que tenemos hijos, si a lo mejor viene un francésviviendo por esta zona, o un inglés o un alemán y dice decasarse con él, no ponemos barreras; en cambio si un padredice que un moro se va a casar con su hija, hay atranque,hay atranque." (GD2, p. 44-45)
En todo caso el ideal asimilacionista se basa en la sospecha
permanente respecto a los "diferentes"; dado que éstos aparecen
como bloque homogéneo y hostil, debe garantizarse que su
situación sea siempre la de minoría subordinada. Si se establecen
de forma permanente puede resultar aceptable concederles ciertos
derechos sociales pero nunca serán miembros de pleno derecho de
la comunidad; la seguridad de la misma requiere negarles los
derechos políticos:
- Tú fíjate que en esta zona se hablaba no hace mucho deque incluso se podían legalizar estas personas para poste-riormente presentarse en listas para unas municipales ¿no?Y yo me pregunto una cosa, vamos a ser solidarios y levamos a dar esa oportunidad de que abran sus listas, puedencambiar nuestra manera de gobernar ¿no?, pueden, puedenllegar a encasillar a otros ¿no?, pueden encasillar a unpueblo que nada tiene que ver, y se puede encasillar en unamanera de gobernar a un pueblo, porque es el organismo más
118
directo que tenemos ¿no?. (...) Entonces tú plantéate queellos se agrupen y voten a unas municipales y nos desbara-tan nuestra manera de gobernar; yo, honestamente creo queno es justo, porque de la manera que nosotros estamosgobernando, estamos dándoles pan a ellos, ¿pero nos van darellos si gobiernan a nosotros? es la pregunta que yo haría¿eh?. Entonces yo acepto que haya unas reuniones, aceptoque haya unas subvenciones, (...), yo estoy de acuerdo enque se gaste en que sus hijos vayan a la escuela, en quenosotros abajo los tengamos en la escuela, en que crearancasas de régimen de alquiler, ojo, pero no para ellostambién, si no para los gitanos además. Pero lo que noestoy de acuerdo nunca, y no voy a estar, es que se lesregalen las cosas." (GD2, p. 48)
En definitiva, los extranjeros caracterizados como cultural-
mente incompatibles se enfrentan al rechazo abierto (que no se
les deje entrar, que se creen puestos de trabajo en sus países)
o bien a la perspectiva de una "integración" subordinada,
caracterizada por la asimilación cultural y la negación del pleno
derecho de ciudadanía. Proyectando sobre ellos todo lo diferente,
la comunidad tradicional pretende diluir sus contradicciones
internas; si éstas no desaparecen en la práctica, pretenden que
"al menos que sean de los nuestros" los que roben y engañen.
119
4.3. EL MUNDO, UN UNICO HOGAR PARA TODOS
"Los otros también son hijosde Dios, o de Ra, o de Alá.
Por el hecho de haber nacidotienen derecho a los bienes"
Desde el eje del igualitarismo se impugan los criterios de
discriminación nacional o cultural, pues se parte de la igualdad
básica de los seres humanos. La lógica de los derechos humanos
ha de ser universal (todos somos sujetos de derechos) sin
detenerse en las fronteras estatales. Este postulado genérico
admite distintas modulaciones, que generan discursos diferencia-
dos respecto a lo extranjero. Estos van desde la igualdad de
oportunidades en un mundo económicamente abierto, hasta la
crítica frontal al ordenamiento social.
4.3.1. UNIVERSALISMO INDIVIDUALISTA
Este discurso afirma que el éxito o fracaso en la vida
depende de los propios méritos, siempre que exista igualdad de
oportunidades para todos. Por tanto, el control de fronteras no
es justificable dado que limita el juego de la competencia sólo
a los ciudadanos de un estado. Estamos en un mundo económicamente
unificado, en el que cada persona ha de hacer valer sus capacida-
des. Las migraciones no obedecen a procesos de índole estructural
(la gente emigra de forma aleatoria, "por las circunstancias de
la vida"); los inmigrantes son individuos que merecen su
oportunidad, independientemente de la tasa de paro que exista en
el país de destino:
- Pero que vamos, que yo no lo veo que sea un mercadoateniente a la mano de obra cualificada extranjera.- Yo tampoco.- Entonces no, no le veo competencia; de momento ¿eh?, tocomadera, porque los ingleses lo están pasando muy mal y lomismo pueden venir cualquier día (riendo).- Yo creo que el que vale en su profesión, vale aquí y ensu país. ¿Pero qué tienes que temer si eres bueno en tutrabajo?
120
(...)- En algunos sectores sí están invadiendo, pero vamos, nohay que temer tampoco.., y hay que darles también...- Sí, una oportunidad.- Sí, claro, por supuesto, que en su país estén peor, porlo que sea, por las circunstancias de la vida, y aquípueden ejercerlo, no hay porque temerlos tampoco." (GD1, p.28 y 39)
El discurso se hace portador de valores centrales de la
modernidad (individualismo y universalismo), trascendiendo
algunas de sus configuraciones institucionales dominantes (los
límites del estado-nación a la igualdad de derechos entre
personas). Percibe al individuo casi exclusivamente en su faceta
de homo economicus, pues no hace referencia a la dimensión
cultural en las relaciones entre inmigrados y autóctonos. Dentro
de esta lectura economicista de la realidad admite dos desarro-
llos. Uno, identificable con una lógica neoliberal "salvaje" en
lo social, que limita su planteamiento a criticar las barreras
a la movilidad de mano de obra entre países; si éstas desapare-
cieran no habría nada más que objetar: cada uno sería dueño -y,
por tanto, responsable- de su destino. Otro, inclinado hacia un
"liberalismo social", entiende que la libertad de oportunidades
para el extranjero pobre no es incompatible con cierto sostén
estatal a las capas autóctonas en situación precaria; en este
caso, la solidaridad para con los extranjeros no implica
insolidaridad para con los pobres del propio país. En todo caso
se trata de una solidaridad genérica, que se limitaría a permitir
que los extranjeros puedan "buscarse la vida"; más allá de este
límite no existe disposición para un compromiso personal ni se
vislumbra la necesidad de algún tipo de intervención colectiva
para modificar la actual situación.
Dada su congruencia con buena parte de los postulados
ideológicos dominantes, habría que esperar que este discurso
"liberal" respecto a los extranjeros tuviese un peso importante.
Sin embargo, se da la circunstancia contraria: su vigencia parece
ser sólo marginal. Esta circunstancia obedece a la fractura que
introducen los planteamientos que justifican una segregación a
partir de consideraciones nacionalistas y culturalistas; debido
121
a ello, el planteamiento liberal tiende a quedar circunscrito
sólo a una parte de la población mundial (los connacionales o los
portadores de culturas homologables).
4.3.2. IGUALITARISMO PATERNALISTA
Este discurso parte de unos valores que no se ajustan a los
límites circunscritos por el orden "modernizador"; antes que las
leyes, las fronteras o la competencia debe prevalecer la
solidaridad entre humanos, miembros de una fraternidad universal,
sea desde una concepción cristiana ("todos hijos del mismo
padre") o genéricamente humanista. Por tanto, la relación con los
extranjeros debe establecerse en pie de igualdad, superando los
particularismos egoístas:
"- Pero que los nacionalismos no son buenos ¿eh?, danorigen a muchos conflictos, hay muchos problemas (...)defender lo español es una falta de solidaridad con respec-to a otros pueblos por supuesto, a otras razas, otrasculturas, defender.., eso luego tiene un aspecto positivodesde el punto de vista económico, y es que normalmente lospaíses con un nacionalismo fuerte suelen ser más prósperos,la gente es más trabajadora, ese orgullo por su terruño,por su patria, por su pueblo, pues le hace a veces ser máspróspero y tal, el nacionalismo americano es muy típico deesas cosas ¿no?. Pero lógicamente desde el punto de vistahumano, social.., cristiano, etcétera, pues me parece supernegativo ¿no?" (GD2, p. 46 y 48)
El discurso parte de una actitud solidaria no exenta de
paternalismo, en la medida en que se privilegia el planteamiento
de solidaridad con los pobres y oprimidos, desde sectores que no
son pobres ni se sienten oprimidos. Esta circunstancia tiende a
incluir al inmigrante en el campo más amplio de la marginación,
que ha de ser objeto de protección y ayuda, pero que no aparece
como ciudadano con plena capacidad para ser titular de derechos
y autoorganizar su vida. Es desde esta concepción que se
considera inadmisible la segregación del extranjero: en tanto
pobre hay que tratarlo igual que a un español; el criterio
122
principal para determinar prioridades no debe ser la nacionalidad
sino la mayor o menor necesidad. Si se analiza la situación
global de la humanidad se constata que los más necesitados están
fuera de España: "aquí el pobre es rico relacionado con la
pobreza que hay fuera" (GD4, p. 13); por tanto, es necesario
potenciar la cooperación para el desarrollo, creando condiciones
para que la gente no se vea obligada a emigrar.
Entretanto se modifiquen las estructuras que generan la
desigualdad internacional, la solidaridad con los pobres del
mundo pasa también por hacerles un sitio en las sociedades
prósperas del Norte. De ello se deriva una actitud de oposición
a los cupos migratorios y al control de fronteras. Si hay gente
que arriesga su vida en las pateras es porque, pese a todo, "en
su país están aún mucho peor"; a pesar de los problemas sociales
que existen en España aquí encuentran, al menos, un trabajo
precario o ayudas sociales que les permiten sobrevivir en mejores
condiciones. Si los consideramos como hermanos al menos hay
dejarles "probar suerte":
"- Y en cuanto a los cupos, yo no soy partidiaria de quehaya cupos. Y me voy a explicar por qué, porque me sientosolidaria con esta gente porque hace unos cuantos años, yno tenemos que olvidar nuestra historia, verdad, tuvo queemigrar mucha gente de aquí al extranjero, y todo esto queahora está ocurriendo con los extranjeros nos lo hicierona nuestros propios padres, hermanos, abuelos y como aún esoestá ahí vivo, verdad, pienso que por solidaridad, teniendoen cuenta todo lo que tuvieron que pasar, que por lo menosnosotros, verdad, tendríamos un poco que respetarlos, comohe dicho antes, su cultura intentando que ellos tambiénrespeten la nuestra." (GD4, p. 47)
El límite de este discurso se establece en las propias
características de la relación de ayuda que se postula: "ellos"
están posicionados en el campo de la necesidad, "nosotros" en el
de la plenitud solidaria; por tanto, se trata de facilitarles su
acceso a "lo nuestro" (lo que tenemos). Por tanto, a pesar de las
proclamas de respeto a la diversidad, no existe cuestionamiento
ni relativización del marco de valores desde el que se despliega
el discurso, preso de las contradicciones del paternalismo.
123
4.3.3. SOLIDARIDAD ANTICAPITALISTA
Para este discurso, que retoma los planteamientos "alterna-
tivos" analizados en el capítulo anterior (ver 3.5), existe un
sistema mundial hegemonizado por los intereses de las empresas
y gobiernos del Norte: éstos impulsan los nacionalismos, la
separación y conflictos entre culturas, así como a los gobiernos
más retrógrados en el Sur para garantizar sus privilegios y el
mantenimiento de un orden injusto. Este conjunto de factores
genera pobreza y, consecuentemente, movimientos migratorios
masivos. Por tanto, si el sistema funciona a escala mundial, el
análisis en términos nacionales no es válido, sólo debe de haber
ciudadanos del mundo, sujetos de derechos por el sólo hecho de
haber nacido; en esa lógica tampoco el argumento del paro español
es excusa para rechazar a los inmigrantes, pues las desigualdades
mundiales son muchos más importantes:
- ...a fin de cuentas Europa es un coto cerrado, es un cotocerrado de riquezas y ahora lo que se está planteando esuna frontera cerrada para que un colectivo que está pasandohambre no pueda entrar. Entonces ese colectivo entra comosea, tienen que entrar como pueden. Entonces ¿qué hay?, elrechazo por la forma que tienen de entrar, porque no lespermitimos entrar de otra forma. ¿Y por qué?, porque no hayredistribución de riquezas; es decir Europa es rica a costade haber explotado durante la revolución industrial a todoel resto de los países del tercer mundo, y ahora ese acopiode riqueza lo seguimos manteniendo aquí con unas potestadesde manejar el dinero, los capitales y al fin de cuentaseguimos manejando el cotarro, vamos. Entonces ¿qué ocu-rre?, que bueno, (...) España tiene problemas de paro,tiene problemas de un nivel económico a lo mejor no tanalto como Europa, pero bueno, es el cielo comparado cómoestán viviendo en Ruanda o en otros sitios, vamos. Enton-ces, la emigración que está habiendo, es un problema que esimparable y tenemos que asumirlo, es decir.., por eso decíaque la mentalidad de que tiene que haber un cambio de.., ointentar que haya un cambio de mentalidad cultural. Es quecomo no lo haya, va a haber un choque tal como está pasan-do, de cerrarse en los nacionalismos y llegar los naciona-lismos a hacerse la ideología, y no haber ideología de, deintegración, de apertura, si no va a ser: "yo me cierroaquí, protejo mi riqueza, protejo mi puestos de trabajopara mis hijos". Así de claro es el nacionalismo, y nopiensas que los otros también son hijos de Dios, o de Ra,o de Alá, y que también tienen, quizás por haber nacido, el
124
67) La crítica que se hace al nacionalismo "existente" noimpide que algunos sectores reivindiquen, desde esta lógica,un nacionalismo "auténtico", que se caracterizaría por laaceptación del pluralismo cultural al interior de la nación.
68) En este punto se coincide con el análisis de Wallers-tein, para quien el racismo es consecuencia de la separaciónde la fuerza de trabajo internacional entre centro y perife-ria. Ver BALIBAR, E. y WALLERSTEIN. I, op. cit.
mismo derecho a poder disfrutar de esos bienes." (GD3, p.21-22)
Se trata, por tanto, de no restringir la plena vigencia de
los derechos humanos al estatus de ciudadanía (nacional /extran-
jero) o, en otros términos, de universalizar los derechos de
ciudadanías a todos los individuos(67). Esta perspectiva, que
podríamos denominar como consecuentemente democrática, no agota
el discurso crítico, que se complementa con una lectura "de
clase", que denuncia la existencia de mecanismos estructurales
de exclusión y opresión. Los flujos migratorios se inscriben en
dicho contexto, pues compañan a la expansión capitalista más allá
de las fronteras nacionales. Los flujos de mano de obra barata
proveniente de países pobres cumplirían las siguientes funciones:
a corto plazo contribuyen a rebajar los salarios y aumentar el
beneficio del capital; ante los conflictos de clase, funcionan
como chivo expiatorio ("los malos" de la película), con lo que
se logra dividir y enfrentar entre sí a dos fracciones de la
misma clase que deberían confluir en contra del capital(68); en
el campo ideológico, un problema que tiene su raíz en la
desigualdad estructural queda reducido a una cuestión de
comportamiento moral: "Eso es el sistema quien te está metiendo
eso en la cabeza, te está metiendo que el individuo es un truhán
y un canalla (...) para hacerte coger odio a los pobres desgra-
ciados" (GD5, p. 38).
Por tanto, la actitud ante los inmigrantes no puede
limitarse a un liberalismo tolerante o al paternalismo solidario.
Se trata de aceptarlos como potenciales compañeros en una acción
transformadora, en pos de un modelo social que es definido como
125
igualitario, ecológicamente sustentable y con estructuras
políticas basadas en la democracia participativa y el respeto a
la diversidad. Sin embargo, la claridad para definir el horizonte
ideológico no está acompañada por expectativas optimistas. Entre
los trabajadores predomina una actitud de desmoralización, vistas
las dificultades de hacer confluir a los sectores oprimidos
(trabajadores, parados, inmigrantes, etc.) debido a la dinámica
hacia una fragmentación creciente y a la inexistencia de un polo
social aglutinador (condensada en la decadencia de la clase
obrera industrial). Entre otros sectores de población, especial-
mente de las clases medias funcionales, existe un cierto
voluntarismo alternativo que plantea la necesidad de ir buscando
-más allá de la lógica dominante- otras formas de convivencia
social, dado el agotamiento del actual sistema.
Por otra parte, el discurso crítico no acepta la lógica
modernizadora que pretende reducir las singularidades a la
unidad. Aunque el pluralismo es uno de los ejes de la ideología
hegemónica, el desarrollo histórico del proceso modernizador ha
tendido con mayor fuerza hacia un uniformismo normalizador. La
imposición de ciertos valores, postulados como universales, es
para las culturas minoritarias sinónimo de opresión. Es esta
negación de hecho a la plena legitimidad de la diversidad
cultural lo que genera actitudes de resistencia -plenamente
legítimas- que se manifiestan generalmente en forma de comporta-
mientos reactivos, calificados por la ideología dominante como
desviados. El paradigma de esta situación lo representa en España
la situación de los gitanos:
"- Entonces cuando tú le intentas imponer una cosa que escomún a todos, ellos no sienten esa comunidad de todos,porque se sienten amenazados como etnia, no que se sientanamenazados en cuanto a cuestión física y tal sino encuestión de perder sus costumbres, de que tus costumbresles contaminen y vayan perdiendo las suyas". (GD5, p. 5)
Por tanto, las actitudes y comportamientos de los grupos
minoritarios no pueden reducirse a términos morales (buenos y
126
malos) o intencionales (no quieren convivir normalmente); es
necesario remover los condicionantes que los colocan en situación
de inferioridad, analizando "por qué esta gente está así y qué
intereses tienen desde el Estado de que esta situación se dé"
(GD5, p. 11). En todo caso, la crítica de las normas dominantes
no se resuelve simplemente planteando otra normatividad. La
relación entre grupos sociales, y especialmente con las comunida-
des inmigradas debe basarse en la elaboración de "nuevos códigos
de convivencia". Este será un proceso difícil y caracterizado por
el conflicto, sin embargo, es una opción que debe elegirse si se
busca una sociedad plenamente democrática. En definitiva se
trataría, por un lado, de remover las bases materiales que
colocan en posición subordinada a ciertos colectivos; por otro,
de desarrollar un diálogo entre culturas en pie de igualdad,
entre otros sitios en la escuela:
"- Pero que yo creo que eso es un objetivo irrenunciable,igual que la integración de la mujer, es decir o la igual-dad de la mujer era un principio que se ha planteado, quebueno, que no es perfecto, siguen discriminaciones, peroque ya las escuela son mixtas, nadie se plantea que "miniño o mi niña no va con niños vaya que la perviertan, quesalga un sádico y me la viole", porque es que son cosas queno... Es decir hay que cosas que están aceptadas y que a lomejor hace veinte años eran inviables de implantar. Y estoes lo mismo, vamos, es una cosa que yo creo que si seplantea y se mantienen unos principios, que creo sonirenunciables, es decir independientemente del tema reli-gioso, es decir todos somos personas humanas, todos tienenderecho a una educación, que es la educación que le puedadar el país, vamos, (...) El intentar que sea una culturaintegradora, cultura integradora que cuando se hable dehistoria, se hable de historia de la conquista de loscastellanos y los cristianos y de los musulmanes también yde los progresos técnicos, de una cultura y de la otra,vamos que no haya diferencias en eso. Y que se intente comoun objetivo." (GD3, p. 43)
127
5. CONCLUSIONES
5.1. MODERNIZACION E IDENTIDADES, UNA RELACION COMPLEJA
El proceso de "modernización" capitalista (acumulación,
diferenciación social, desarraigo, individualización...) moviliza
y pone en crisis a grupos sociales "tradicionales". El discurso
dominante, apoyado por ciertos desarrollos de las ciencias
sociales propone un esquema de análisis simple para dar cuenta
del mismo: se trata de un proceso evolutivo y unidireccional, que
permite pasar de la tradición a la modernidad, del comunitarismo
al societarismo (Tönnies), de la acción afectiva con arreglo a
valores a la acción racional con arreglo a fines, (Weber), de los
grupos indiferenciados a una compleja división del trabajo, de
la adscripción de estatus a una sociedad del logro, del particu-
larismo al individualismo (Parsons). La "modernización" implica
progreso, pues supone un avance incuestionable, y racionalidad,
ya que no introduce fracturas fundamentales en la sociedad; por
tanto, toda resistencia a su despliegue no puede sino interpre-
tarse como muestra de irracionalidad y atraso.
Desde una perspectiva crítica pueden hacerse algunas
observaciones de peso a esta lectura de la modernización. Por un
lado, si es cierto que el proceso capitalista desintegra el
comunitarismo tradicional en favor de una sociedad de individuos,
éstos no son sujetos autónomos sino "individuos" despersonaliza-
dos cuya libertad queda restringida al ámbito de la racionalidad
instrumental (técnica), pues se les sustrae el de los fines
(estrategia social): partiendo de que la racionalidad está
garantizada por la propia lógica modernizadora (supraindividual),
no tiene sentido que los individuos se planteen redefinir
prioridades o postular estrategias alternativas. En este sentido
puede decirse que el "individuo moderno", superadas las ataduras
de las sociedades estamentales, es libre ...para desenvolverse
en un marco dado.
128
69) ORTI, A., "Génesis y estructura de la sociedad demasas. La formación de los medios de comunicación masiva",ponencia en el Curso Las prácticas cualitativas de investiga-ción social (dirigido por Angel de Lucas), Universidad deVerano de El Escorial, julio 1994.
70) Este eje divide a los grupos que se orientan porvalores dados, de los que lo hacen por valores generados porel propio colectivo.
Por otra parte, la racionalidad modernizadora no es lineal
ni excluye la irracionalidad social. El capitalismo no puede
integrar a los ciudadanos en posición de igualdad más que en el
plano jurídico; por lo demás, en su desarrollo genera desigualdad
y exclusión social. Las resistencias y quiebras de legitimidad
que surgen de estos procesos no son siempre, ni siquiera
habitualmente, expresión de "pervivencias tradicionalistas",
surgidas de sectores sociales que aún no han sido integrados por
la modernización; por el contrario, se trata de ideologías y
comportamientos que surgen como consecuencia de su propio
despliegue.
A partir de estas observaciones es posible superar el
esquema bipolar y unidireccional condensado en el binomio
tradición-modernización. El Cuadro I, basado en las propuestas
de Alfonso Ortí(69), recoge las características básicas de cuatro
posiciones típico-ideales, producto a su vez de la combinación
de cuatro ejes procesuales: indifirenciación-diferenciación
social, dependencia-independencia personal, autonomía-heteronomía
en la orientación valorativa(70), y personalización-individuali-
zación.
La posición típica designada como "Populismo tradicionalis-
ta" (1) se adscribe al polo comunitario-tradicional, donde
predomina una grupalidad indiferenciada, núcleo de un "nosotros"
etnocéntrico, fundado en los valores de la vecindad y el
parentesco, que definen un ámbito autónomo respecto a instancias
externas al grupo; en cambio, los individuos están absolutamente
adscritos al grupo (carecen de independencia personal).
129
CUADRO IPOSICIONES IDEOLOGICAS TIPICAS
<S)))))Q Dependencia Independencia S))))Q> DEPENDENCIA / ACUMULACIONINTEGRACION / PROGRESION+))))))))))))))))))))))))))))))0))))))))))))))))))))))))))))),* (3) * (2) ** MASIFICACION CONSUMISTA R NEOLIBERALISMO ELITISTA ** Grupalidad gregaria Grupalidad de estatus ** (vinculación a estereo- T (competitividad y ** tipos dominantes) * jerarquía) RR R Ellos Norma T (Acción afectiva despótica * (Acción racional con Coerción / Serialidad) R arreglo a fines) Fascismo / despotismo Liberalismo / legalidad T SQ- - - - - - - - - - - - - - -*- - - - - - - - - - - - - - SQ (1) R (4) POPULISMO TRADICIONALISTA HIPERPERSONALISMO DISIDENTE Grupalidad de origen T Grupalidad de afines (parentesco, vecindad, etc.) * (nuevos valores) R Nosotros Valores T T (Etnocentrismo tradicional * (Acción trans-racional T* Fusión / fratria) R según valores) ** Populismo / tradición Socialismo / autogestión ** T *.))))))))))))))))))))))))))))))2)))))))))))))))))))))))))))))-ARRAIGO / DISIDENCIA /REPRESION MOVILIZACION
<S))))))QIndiferenciación DiferenciaciónS)))))))Q> (adscripción) (convenio)
El "Neoliberalismo elitista" (2) se inscribe plenamente en
el paradigma ideológico de la modernización: instalado en la
división del trabajo capitalista, en tanto individuo personalmen-
te independizado de lazos comunitarios, se identifica con la
norma social, que define una jerarquía de estatus fundada en la
competencia.
El discurso de la "Masificación consumista" (3) se inscribe
en el ámbito de la modernización sólo en tanto individualismo
desarraigado, pero se instala en una posición de dependencia y
130
heteronomía respecto a las instancias de poder; son éstas las que
definen valores y pautas de vida, a partir de las cuales se
produce una afiliación gregaria que no admite desviaciones (se
produce una falsa reconstrucción de la grupalidad comunitaria,
intolerante ante lo extraño, pero ahora adscrita a los horizontes
establecidos por el orden dominante).
Por último, el "Hiperpersonalismo disidente" (4) rompe con
la tradición en cuanto pertenece al orden de la diferenciación
social y la independencia personal, pero se distancia de la
modernización en cuanto "personalismo" que pretende construir sus
propios horizontes valorativos desde un ámbito colectivo basado
en valores electivos (grupalidad de afines), lo que lo instala
en un ámbito de autonomía respecto a instancias externas.
Utilizando este marco como referencia analítica, situamos
en el Cuadro II el conjunto de posiciones discursivas (identida-
des) presentadas en el capítulo 3. El discurso del Comunitarismo
Tradicionalista se adscribe con facilidad a la posición (1) del
esquema de referencia; lo mismo sucede con el Individualismo
Competitivo respecto a la (2), el Clientelismo normalizador
respecto a la (3) y el discurso Alternativo respecto a la (4).
Las otras cuatro posiciones se posicionan en espacios interme-
dios, dado que comparten características que pertenecen a
distintos tipos "puros". Por ejemplo, la posición de dependencia
del populismo urbano y rural no supone una adscripción plena a
la normalidad dominante (distancia respecto al polo Integración);
existen, en cambio, elementos de comunitarismo tradicional,
mezclados con otros que pueden acercarlos a la posición alterna-
tiva. Por su parte, el humanismo modernizador se aleja del
elitismo meritocrático (del polo que identifica progreso con
acumulación), acercándose a la postura dependiente; algo similar
ocurre con el humanismo crítico respecto al polo de la disiden-
cia.
131
CUADRO II
IDENTIDADES DE LA POBLACION AUTOCTONA
DEPENDENCIA / ACUMULACIONINTEGRACION / PROGRESION64444U W4444475 55 Clientelismo Individualismo 5V normalizador competitivo V Populismo Humanismo urbano modernizador Populismo rural Humanismo crítico X Comunitarismo Alternativo X5 tradicional 55 594444U W444448ARRAIGO / DISIDENCIA /REPRESION MOVILIZACION
De esta manera tenemos situadas las construcciones de
identidad de la población en su relación, más o menos problemáti-
ca, con la modernización. Veamos ahora qué lógicas dominan los
diferentes discursos que, desde estas posiciones, se despliegan
respecto a "lo extranjero".
132
5.2. "RAZAS", NACIONES, CLASES...
Partiendo de los elementos teóricos reseñados en el capítulo
4 y la propuesta analítica presentada en el apartado anterior,
hemos elaborado el Cuadro III, que presenta una articulación de
cuatro posiciones típico-ideales respecto a "lo extranjero",
situándolas en el "campo de la nación".
(1) Identidad (comunitaria) contra modernidad: articula su
identidad desde una postura de cierre e inmovilismo, producto de
una grupalidad supuestamente indiferenciada e inmutable. La
nación, proyección de la comunidad local, debe mantener su pureza
frente a elementos extraños, manteniéndolos apartados de sus
dominios o en una posición de inferioridad irreversible.
(2) Modernizadores intolerantes: plenamente identificados con la
normalidad vigente, a la que conciben como expresión de raciona-
lidad y progreso que se plasma en la organización jurídica
estatal. El binomio legalidad/normalidad, condensación de todas
las virtudes de la modernidad, es el único referente válido para
una socialidad civilizada; los extranjeros deben atenerse
estrictamente a ella, asimilándose completamente a la cultura
dominante so pena de ser segregados (en tanto representación del
atraso y la irracionalidad) para que no contaminen a la sociedad
autóctona (civilizada).
(3) Pobres blancos xenófobos: instalados en el paradigma de la
modernización desde una posición social dependiente reclaman
protección a un poder superior. Este está representado por el
estado social, encargado de asegurar la subsistencia de sus
ciudadanos (derechos de los españoles autóctonos) frente a
colectivos que pretenden tener acceso a los recursos "nacionales"
(inmigrantes pobres /asociales), sin que les asista tal derecho.
La presencia de estos extranjeros pone en peligro las aspiracio-
nes de este sector a integrarse plenamente en los beneficios de
la modernización.
133
CUADRO IIIPOSICIONES TIPICO-IDEALES RESPECTO A "LO EXTRANJERO"
PROTECCIONISMO NACIONAL COSMOPOLITISMO 6UDEPENDENCIA W444444444444444L4444444444444444U ACUMULACIONW75 (3) * (2) 55 Nación: estado social Nación: legalidad/normalidad 55 * 55 (desde la precariedad frag- (la acumulación, sinónimo de 55 mentada -dependiente- se * progreso, impone una norma- 55 requiere protección. Este lidad /normatividad exigi- 55 es lógicamente derecho de * ble a todos. Quien no se 55 los autóctonos. adapte ha de ser recluído o 55 Nacionalismo pragmático) * expulsado) 55 55 - Subordinación - * - Asimilación/Segregación - 55 55 XENOFOBIA DE "POBRE BLANCO" * MODERNIZADORES INTOLERANTES 55 (ASPIRANTES A LA MODERNIZ.) 5K) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) )3) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) M5 (1) (4) 55 Nación: lazos de sangre * Estado-nación: dominio 55 55 (rechazo de la diferencia, * (igualdad radical de los se- 55 cierre e inmovilismo. Lo res humanos; luchar contra 55 extranjero como peligro. * las estructuras que generan 55 La comunidad/nación como desigualdad o exclusión, 55 esencia inmutable.) * más allá de las fronteras) 55 55 - Expulsión - *- Solidaridad entre iguales - 55 55 IDENTIDAD CONTRA MODERNIDAD * VALORES ALTERNATIVOS A LA 55 MODERNIZACION CAPITALISTA 55 * 59UARRAIGO W4444444444444444444N4444444444444444U DISIDENCIA W8 LOCALISMO UNIVERSALISMOETNOCENTRICO NACIONALISMO "LIBERADOR"
(4) Alternativos a la modernización capitalista: la identidad
nacional se subordina a la de miembro de la humanidad; ésta es
segregada en grupos desiguales por una estructura injusta (el
capitalismo) de alcance mundial. La presencia de extranjeros está
vinculada a esta dinámica (inversores de capital, trabajadores
inmigrantes, etc.). La solidaridad con los inmigrantes se
establece desde un plano de igualdad, entre sujetos que ponen en
134
cuestión el marco económico e institucional que genera y regula
los procesos sociales, incluídas las migraciones.
¿En qué medida pueden referirse los discursos concretos,
detectados por el análisis empírico, a este modelo de referencia?
La actividad analítica ha permitido identificar tres lógicas
distintas (diferencia nacional, discriminación cultural e
igualitarismo) que atraviesan los discursos respecto a "lo
extranjero". Siguiendo estas líneas de análisis hemos identifica-
do nueve posiciones discursivas, que representamos en el Cuadro
IV. Tres de ellas responden a la lógica de exclusión nacionalista
(nacionalismo progresista, proteccionista y ambivalente); tres
a la de inferiorización cultural (cosmopolitismo etnocéntrico,
"racismo" obrero y etnocentrismo localista) y otras tres a la
lógica igualitaria (individualismo meritocrático, igualitarismo
paternalista y universalismo anticapitalista). Todos ellos parten
de las identidades sociales representadas en el Cuadro II pero
son resultado de combinaciones y desliegues variables, que están
en función de la posición social del hablante pero reflejan,
además, su referencia a un "objeto ilusorio". De hecho no existe
un referente fijo ni unívoco de los discursos que aluden a "lo
extranjero". Como hemos visto, se comienza hablando de extranje-
ros (no españoles), en sentido genérico, para deslizarse bien
hacia criterios de clase (los pobres), étnicos (donde se incluye
a los gitanos españoles) o culturales (abiertos-civilizados,
cerrados-atrasados), según sea el caso. Buscando un común
denominador a las distintas representaciones que adquiere lo
extranjero podríamos decir que hace referencia a gente "de
abajo". Como hemos visto, salvo caso episódicos, las personas "de
fuera" a las que se atribuye similitudes con la propia identidad
(de clase, étnica o cultural) pierden los rasgos de extranjeri-
dad. Las motivaciones en que se funda el rechazo no son conse-
cuentemente racistas (cuando se acepta a no-blancos, como jeques
árabes, estudiantes norteamericanos, o inversores japoneses) ni
xenófobas (sólo ciertos extranjeros son objeto de rechazo). Más
bien, los argumentos nacionales y étnicos se combinan con los de
135
71) OMI, M., y WINANT, H., Racial Formation in the UnitedStates: from the 1960s to the 1980s, Routledge and Kegan Paul,Londres, 1986.
72) GUILLAUMIN, C., "La «différence» culturelle", ENWIEVIORKA, M. (dir.), op. cit., pág. 149-151.
clase para articular un campo de rechazo de "geometría variable".
La articulación de "lo extranjero" se imagina y construye
socialmente en un proceso continuo, en estrecha relación con las
relaciones de sociales. Estamos efectivamente ante un «complejo
inestable y descentrado de significantes sociales en constante
transformación a partir de las luchas políticas»(71). No hay
lógica pura, lo que C. Guillaumin denomina "racismo popular" no
funciona en términos de causalidad sino de forma sincrética,
mezclando distintos niveles en una realidad única(72).
CUADRO IVDISCURSOS RESPECTO A "LO EXTRANJERO"
6444444U W4444444475 55 "RACISMO" COSMOPOLITISMO 55 OBRERO ETNOCENTRICO 5V V NACIONALISMO PROTECCIONISTA NACIONALISMO PROGRESISTA PROTECCIONISMO INDIVIDUALISMO AMBIVALENTE MERITOCRATICO IGUALITARISMO PATERNALISTA X X5 ETNOCENTRISMO UNIVERSALISMO 55 LOCALISTA ANTICAPITALISTA 55 594444444U W444444448
En todo caso, parece claro que los discursos de rechazo y/o
discriminación hacia "lo extranjero", sea cual sea la lógica
desde la que se despliegan, no pueden ser etiquetados como pre
o anti-modernos (excepto en el caso del etnocentrimo localista).
136
Por el contrario, la superioridad de los nacionales se funda en
la legalidad del estado-nación, institución moderna donde las
haya; mientras que la discriminación de las culturas "inferiores"
tiene su fundamento en el etnocentrismo modernizador, que se
constituye en paradigma exclusivo de la racionalidad y el
progreso. Dentro de estos marcos, las actitudes de apertura y
solidaridad hacia "lo extranjero" encuentran límites precisos.
En estos casos las posturas "anti-racistas" se inscriben dentro
del orden social de la exclusión, en el que coexisten sexismo,
racismo y exclusión económica. La denuncia, por más apasionada
que sea, de las actitudes extremas de ciertos grupos o institu-
ciones apenas se enfrenta con el epifenómeno del rechazo a "lo
extranjero", dando por buenos elementos centrales de la moderni-
zación capitalista a partir de los cuales se generan las
condiciones del rechazo y la discriminación.