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Edwin E. Rivera Juan Ética Cristiana jueves, 20 de diciembre de 2012
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L a É t i c a d e P a b l o
1 C o r i n t i o s 5 : 5 / N a t u r a l e z a A b s o l u t a y C i r c u n s t a n c i a l
Introducción:
Antes de entrar en la postura ética del apóstol San Pablo, tenemos que considerar el
entorno y las circunstancias existentes, cuando se escribió esta carta a los habitantes cristianos
de la ciudad de Corinto.
Primero, consideremos que este grupo poblacional no tiene como su cultura, la de la
raza judía de la cual el apóstol Pablo es nativo. Tampoco tiene el conocimiento de sus leyes,
tradiciones y costumbres. Por eso, esta población a quien se le dedica esta carta, es clasificada
por la cultura judía, como los gentiles y con una gran influencia helenística.
Segundo, consideremos que esta cultura gentil, para los judíos que es de carácter
helenístico, donde sus costumbres eran diametralmente opuestas a la de los judíos. Aquí la
libertad que ellos conocen, en lo referente a lo que serían las relaciones entre hombres y
mujeres, desde un punto vista social, choca con la cultura de los judíos, que es más restringida.
Además, que las leyes que predominaban en ese tiempo, permitían hasta cierto punto y
circunstancia lo que se va a mencionar aquí, e incluso también por los leyes Romanas
existentes.
Entendamos primero de qué se trata este asunto, de tema de conducta inmoral para la
iglesia en Corinto de forma resumida. Presentando los puntos más sobresalientes, como
aparece en la escritura en capítulo cinco versículos del uno al once.
Pablo les escribe sobre la siguiente situación, en que un hombre sostiene relaciones con
una mujer que es su madrastra, como si fuese su esposa. La iglesia, acepta a este hombre
dentro de su seno, como que todo esta bien sobre este asunto. Ignorando lo que sucede, ya
que es una conducta aceptable dentro de la cultura de ese tiempo. Pablo, discrepa con la iglesia
y les indica que este hombre es culpable de esa acción, y que no justifica que la iglesia la
apruebe. Les dice que se le debe entregar a Satanás, para que destruya su cuerpo, de forma tal
que su espíritu sea salvo, cuando llegue la venida del Señor Jesucristo. Pablo menciona que este
hombre debe de ser expulsado de la congregación, dado a que puede dañar o perjudicar a la
iglesia, con su ejemplo de inmoralidad, ya que sería como la levadura dañada que al mezclarla
con la masa de pan, la destruye en su totalidad.
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La parte final de la historia es la más crucial, es la que se encuentra al final, en el
versículo cinco. Esta es una de las cuestiones teológicas más debatidas en la historia de la
iglesia, sobre el cuerpo humano y el espíritu, con relación a la salvación e incluso a la
resurrección de los muertos. Y permítame mencionar un pensamiento de forma corta, sobre la
resurrección de los muertos, desde mi punto de vista. Pienso que cuando resucitemos, no
vamos a resucitar en el mismo cuerpo, tal como lo tenemos ahora, sino como el de Jesucristo,
en un cuerpo glorificado. Pero ahora examinemos un poco más en detalle, lo que se menciona
en este versículo y sus consecuencias.
Versículo cinco:
5 y que deben entregarlo a Satanás. De ese modo, aunque Satanás destruya su cuerpo, su
espíritu se salvará cuando vuelva el Señor Jesús. 1
Dado a la culpabilidad desde el punto de vista del apóstol Pablo de este hombre, el
indica que se le debe entregar a Satanás. Aquí hay que tener en cuenta, a qué es lo que se
refiere el apóstol Pablo, sobre entregarlo a Satanás. Para ello, lo podemos ver y entender en el
versículo dos, cuando les indica que el hombre es culpable, y que debería haber sido echado
fuera de la iglesia.
2 Y ustedes se sienten orgullosos de esto, cuando deberían estar avergonzados y haber echado
de la iglesia a ese hombre.
Para el apóstol Pablo, el echar o expulsar a este hombre fuera de la congregación,
representa que se lo entregan en las manos de Satanás. De ese modo estaría fuera de la
protección de la iglesia. Pablo considera que en el mundo de su época, estaba siendo
controlado por Satanás. Y por lo tanto, Satanás se encargará de castigar el cuerpo físico,
mental y espiritual de este hombre. De esta forma Pablo espera, que el castigo corporal que va
a recibir este hombre, lo haga recapacitar y arrepentirse, para que así pudiese cambiar su
manera moral de pensar. De este hombre recapacitar y arrepentirse verdaderamente, puede
1 Sociedades Bíblicas Unidas. (2002; 2003). Traducción en lenguaje actual; Biblia Traducción en lenguaje
actual (1 Co 5.5). Sociedade Bíblica do Brasil.
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regresar a la iglesia y de esa forma como tal, su espíritu se pueda salvar. Y más aún cuando el
Señor Jesucristo vuelva.
Y hay que entender que para el apóstol Pablo, el regreso del Señor estaba bien cerca.
Por eso, la salvación de este hombre dependía exclusivamente a Jesucristo, y que Cristo
tomaría la respuesta sobre este asunto. Todo esto a pesar de que pueda morir físicamente el
cuerpo, para Pablo lo esencial e importante era su espíritu, que para su concepto es eterno.
Veamos lo que nos dice el Comentario Bíblico Mundo Hispano, que nos presenta las dos
posibilidades de este asunto:
Hay varias interpretaciones posibles, pero dos se destacan: (1) Algunos eruditos de
gran reputación opinan que Pablo pide a la congregación que dé la sentencia de
muerte al ofensor. Esta decisión, dicen, se acopla al contexto algunas veces cruel y
sangriento de la historia contemporánea del Apóstol en la que el antiguo mundo
judío tanto como el gentil permitía tal cosa. Incluso, es evidente que algunos prelados
eclesiásticos en otra época (durante la Santa Inquisición) aprobaban la muerte de los
herejes con el fin de que el alma de ellos se salvara. Es difícil aceptar esta postura,
especialmente a la luz de la petición de Pablo que el espíritu y el poder de Jesús
intervinieran en la determinación de la congregación. (2) Una segunda
interpretación (y la más general) es que la entrega del inmoral a Satanás implica que
sea excomulgado de la iglesia. No es difícil ver que para Pablo (al igual que para el
apóstol Juan) el mundo fuera de la comunión eclesial estaba bajo el control de
Satanás. “La destrucción de la carne” puede significar que, con el tiempo, el hombre
por causa de su sufrimiento “afuera” posiblemente recapacite y se arrepienta. Ya
que Pablo emplea el término “carne” de varias maneras en sus cartas, es imposible
ser dogmático, pero lo más probable es que en este caso el vocablo aluda a un estilo
de vida contrario a la voluntad de Dios. “La carne” del hombre (su rebelión
pecaminosa) sería destruida por su propia reflexión y su arrepentimiento. Dadas
estas condiciones, su persona estaría salva en el día del juicio. ¿Sería el ofensor en
este caso el mismo que Pablo menciona en 2:5 ss.? Si es así, sería posible su
restauración a la comunión de la iglesia. Está bien claro que Pablo se preocupa, en
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primer término, por la salvación del individuo involucrado; en no menor grado está
el deseo porque la pureza de la iglesia se salvaguarde. 2
Ambas posturas presentan que lo que hay que salvar es el espíritu del individuo y no
necesariamente su cuerpo físico, ya que se considera el cuerpo como algo pecaminoso.
Ética de Pablo:
Pablo es un fiel creyente que la experiencia personal con Jesucristo, la cual puede
transformar la vida de cualquier ser humano, de forma radical. Hay que entender, que esto se
debe a la experiencia personal del mismo apóstol Pablo, cuando se enfrento con Jesucristo en
el camino hacia Damasco. Por tal motivo, la ética moral del aposto Pablo es Cristo-céntrica.
Pablo interpreta la moral desde la perspectiva de su unión mística con Jesús, a quien
reconoce como el modelo e inspiración para vivir una vida moralmente buena3.
Ya que el apóstol Pablo al ser Cristo-céntrico en su moralidad, siempre pone al Señor
primero en todas sus acciones, y en sus escritos. El apóstol Pablo, le exhorta a la congregación,
que debe primero tener en cuenta la presencia de Jesucristo, en su próxima reunión, para
presentar este asunto ante la congregación en pleno, y así de esta forma el poder expulsar de la
congregación al culpable del acto inmoral.
La preocupación mayor del apóstol Pablo, en este asunto de moralidad, tiene que ver
con la Iglesia en pleno. Ya que la conducta de este hombre, que al no ser censurada por los
dirigentes de la iglesia, y hacerse de la vista larga; cree en sí un libertinaje, ya que muchos van a
tratar de imitar la conducta de este hombre. O es que, sí hacen cosas que están fuera de la
moralidad, cualquier otro miembro de la congregación, consientes o no, se lo sacaría en cara,
que el por qué se le permitió a este hombre, sí poderlo hacer. Al estar la iglesia ignorando esa
conducta, como dice un dicho popular de mi pueblo: El que calla, otorga, haciendo como
aceptable esa conducta ante todos y permitiendo la misma con igual derecho a toda la
congregación.
2
(2003). (1. ed.) (75–77). El Paso, TX: Editorial Mundo
Hispano.
3 García, Ismael, Abignon Press (Nashville, TN.) (2003). Introducción a la ética cristiana (90). Nashville, TN
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La conducta de este hombre, ponía en peligro, la moral de la iglesia y la convertía a la
larga, en otro templo más de las deidades que existían en esa ciudad. Ya que esto era la
conducta normal, de lo que hacían los griegos antes de hacerse cristianos, en sus templos.
Cuando la congregación no trata de corregir a este hombre, demuestra que no lo
amaba. Era y es tanto hoy día, responsabilidad de la iglesia en no ser tolerantes, cuando hay
falta de moral, por uno de los miembros de la congregación. El ignorar el asunto lo que
demuestra es la falta de amor. Tenemos que corregir, educar, orientar a nuestros hermanos,
sobre estos asuntos, siempre con un carácter de amor, como Cristo lo haría, informándoles en
el error en que se encuentran. Repito, de permitir esta falta de moral por falta de amor a su
prójimo, las consecuencias son desastrosas.
Cuantos pastores de iglesias independientes, han cometido falta a la moralidad cristiana
y social, lo que han creado es una gran debacle en sus congregaciones. Entendemos que existe
la debilidad humana, pero es más fácil renunciar a la posición que se tiene, que continuar
llevando esa actitud inmoral a espaldas y escondidas de la congregación. Vemos el ejemplo de
Jimmy Swaggart, que al no renunciar, su misión de llevar la palabra de Dios fue destruida, hasta
que el desapareció por completo.
Todos los que nos llamamos cristianos, somos la luz y la sal de esta tierra. Las personas
que están en el mundo, están pendientes para ver donde fallamos, para decir que no hacemos
lo que predicamos. Por eso debemos estar consientes, que nuestra conducta moral, este a fin
con lo que creemos. Y no estoy diciendo que es fácil, ya que hay que trabajarla. Y tampoco
estoy diciendo, que el mal no nos va a confundir y que podemos caer. Pero debemos resistir la
tentación, y pedirle al Dios todopoderoso que nos ayude en ello.
Pero una congregación que llama a la disciplina moral a una persona, protege la iglesia
que es el cuerpo de Cristo. Y esta debe ser sin mancha o arruga. Sed perfectos como yo soy
perfecto; sed santos, como yo soy santo, dice la poderosa palabra de Dios. Por eso el apóstol
Pablo presenta la parábola de la levadura vieja, que la misma contamina y daña la masa de pan.
Solo basta un poco para que pueda dañarla totalmente. Por eso es imprescindible, que tan
pronto en una congregación tenga conocimiento de una situación inmoral, que esta
mencionada dentro de los cánones de la congregación, que tome la acción inmediata y ponga
un corte al asunto. Nuestra moralidad debe ser, al igual que la de Pablo, Cristo-céntrica.
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Volviendo a este hombre culpable de su actividad inmoral dentro de la iglesia: Sí nos
ponemos en la posición de este hombre que ha sido atrapado por su naturaleza humana carnal,
los posibles pensamientos después que ha sido llamado, expuesto y expulsado de la
congregación, este pudiera asumir una actitud equivoca de no arrepentimiento. Y más aún,
cuando no se le ha dado el verdadero amor que es en Cristo Jesús. En libro de los Proverbios, se
nos menciona y lo escribo a verba-tun, el padre que no disciplina a su hijo, no lo ama. De
suceder que este ser humano no se arrepiente, y menos porque fue disciplinado o por la razón
que fuera, el alma y la salvación de este ser humano, esta en riesgo y en peligro. Por eso se
pone en las manos de Satanás como le paso a Job, para que se encargue de castigar a este
hombre para que se arrepienta. Pero en este caso, lo que se hizo es dejarlo en las manos del
mundo, donde el polvo y el hollín corrompe y destruye. La esperanza del apóstol Pablo es que
este hombre se arrepienta, para la salvación de su alma.
Conclusión:
Entendemos que en la iglesia hay personas de todos tipos y todas clases. Es nuestra
responsabilidad como miembros de la iglesia, orientar, educar, dirigir y disciplinar a cada uno
de nosotros, para que no caigamos en el pecado. Que nos abran nuestros ojos, cuando
hacemos algo erróneo, y más aún de carácter inmoral, ya que al hacer esto, ayuda a la salud del
cuerpo de Cristo, y a la de nosotros mismos.
El tener la información suministrada con mucho amor, de forma clara y sencilla, hace
que perseveremos en la conducta moral Cristo-céntrica, que Dios espera de todos nosotros.
Amén.