Post on 01-Jul-2015
Conducción en condiciones adversas
Las condiciones adversas, hacen que la conducción sea
más difícil y riesgosa. Los factores climatológicos más
importantes a tener en cuenta son la lluvia, la nieve, el hielo,
la niebla, el viento y el sol.
La lluvia
La lluvia disminuye la adherencia de los
neumáticos a la calzada y dificulta la visibilidad.
recomendaciones En previsión de lluvia, es
importante revisar la presión y la profundidad del dibujo de los neumáticos así como el estado de las escobillas y los difusores
de aire del parabrisas.
Prestaremos especial atención durante las primeras gotas de
lluvia caídas. La acumulación de polvo y grasa de los vehículos en la calzada hace que con las primeras gotas se forme una
capa de suciedad muy deslizante.
Con la calzada mojada los neumáticos pierden adherencia
aumentando la distancia necesaria para frenar, por lo que
reduciremos la velocidad y aumentaremos la distancia de
seguridad.
Los frenos mojados también pueden perder eficacia, sobre todo al pasar por
zonas con acumulaciones importantes de agua. Para
favorecer el secado del sistema de freno
realizaremos unas pulsaciones cortas y repetidas al pedal.
Realizaremos una correcta ventilación del habitáculo y
utilizaremos la luneta térmica para evitar que se
empañen los cristales
Ante la disminución de la visibilidad producida por la lluvia utilizaremos las luces
de cruce y en su caso las antiniebla.
Conduce con mayor suavidad
Evite a toda costa pisar la pintura blanca, puede comportarse como hielo
No intente cruzar agua en movimiento
Los peatones pueden distraerse al abrir un paraguas o al colocarse un impermeable, además con las gotas de lluvia se confunde los ruidos habituales del entorno que nos rodean.La gran mayoría de los peatones son apáticos a mojarse con las gotas de lluvia y se ven en la necesidad de buscar refugio sin tener medidas de precaución para atravesar las calles
La conducción con lluvia es más exigente y fatigosa para
el conductor, por lo que realizaremos paradas de
descanso con mayor frecuencia.
efectos Uno de los efectos más
peligrosos producidos por la lluvia es el conocido como
hidroplaniamiento. Se puede producir al circular a cierta velocidad por tramos de la
calzada que presenten acumulación de agua.
La nieve
La nieve provoca una disminución de la adherencia de los
neumáticos y, mientras está nevando, dificulta la
visibilidad.
Al realizar un trayecto por una zona con previsión de nevadas, es aconsejable lleva el depósito de
combustible lleno. Esto nos permitirá disponer de suficiente tiempo de calefacción en el caso de quedar bloqueados a causa de la nieve. También es aconsejable llevar ropa de abrigo, agua y el teléfono móvil con su batería
completamente cargada.
Arrancaremos el vehículo con suavidad y utilizando la marcha más larga posible, normalmente la segunda o tercera marcha, para evitar que las ruedas patinen.
Reduciremos la velocidad. Las frenadas, aceleraciones y
giros de volante los realizaremos con suavidad.
Colocaremos las cadenas en los neumáticos cuando sea necesario.
En días de sol, utilizaremos gafas oscuras para evitar el reflejo de los
rayos solares en la nieve. Ante la disminución de la visibilidad
durante las nevadas, utilizaremos las luces de cruce y en su caso las
antiniebla.
El hielo
La existencia de hielo en la calzada disminuye de forma
muy importante la adherencia de los
neumáticos.
Debemos tener especial cuidado al circular por zonas
sombrías, puentes y proximidades de arroyos en las
que será más fácil encontrar hielo, sobre todo si la
temperatura es inferior a los cero grados, o próxima,
durante la noche y las primeras horas del día.
Al circular sobre hielo actuaremos de la misma forma
que en el caso de nieve, arrancando el vehículo con
marchas largas, reduciendo la velocidad, actuando sobre el
volante y los pedales con suavidad y, en el caso que el
vehículo no tenga sistema ABS, frenando con el motor siempre
que sea posible.
La niebla
La niebla reduce de forma brusca la visibilidad. En algunas
ocasiones incluso hace imposible el seguir circulando aun disponiendo de un buen
equipamiento de luces. Al circular con niebla
actuaremos de siguiente forma:
Eliminaremos las pequeñas gotas del parabrisas y mantendremos el
habitáculo bien ventilado para evitar que se empañen los cristales.
Extremaremos la precaución cerca de ríos y zonas húmedas en las que la niebla puede aparecer con mayor
frecuencia.
Utilizaremos el alumbrado de cruce, y antiniebla si es necesario, para ver y ser vistos.
Reduciremos la velocidad hasta adaptarla a nuestro campo de visión.
Utilizaremos las marcas horizontales de la calzada como guías.
Prestaremos atención a la falta de adherencia que produce la niebla al humedecer el asfalto.
El viento
El viento puede sacudir de forma imprevista nuestro
vehículo llegando incluso a modificar su trayectoria,
especialmente al pasar de zonas resguardadas a zonas
desprotegidas como puede ser a la salida de un túnel o al adelantar a un camión.
Al circular por una zona con viento: Comprobaremos la dirección
del viento observando la vegetación u otros elementos del entorno de la vía. El viento
lateral es el que más puede afectar la estabilidad del
vehículo. Sujetaremos el volante con firmeza
para mantear la trayectoria deseada.
Reduciremos la velocidad. Extremaremos las precauciones
ante la posibilidad de encontrar obstáculos en la calzada.
Cerraremos las ventanillas para evitar la entrada de polvo o
algún objeto inesperado en el habitáculo.
El sol y el calor
Al conducir es importante que la temperatura del
interior del vehículo sea la adecuada. Una temperatura excesiva puede aumentar la
fatiga del conductor.
› Utilizaremos el aire acondicionado o el climatizador del vehículo, procurando que la
temperatura interior sea aproximadamente de entre 20
y 23 ºC.
En el caso de conducir con una temperatura elevada, es
aconsejable beber agua o zumos con frecuencia para evitar la deshidratación. Prestaremos
especial atención a la conducción después de las
comidas ya que el calor aumenta aún más la aparición del sueño.
El uso de ropas claras, ligeras y holgadas es recomendable para
evitar el calor al volante. Nos protegeremos
convenientemente de los rayos solares con el uso de gafas oscuras y
parasoles para evitar deslumbramientos o la fatiga ocular.
A la hora de comprar un vehículo tendremos en cuenta que un color oscuro, a pleno sol en
verano y comparándolo con un color claro, puede provocar un aumento en la temperatura del habitáculo de hasta 10 grados.
Barro
Antes de aventurarte a conducir en el barro, inspecciona las huellas de los neumáticos de otros vehículos que
hayan avanzado con éxito. Sabes de lo que es capaz tu vehículo.
Si no estás seguro, da la vuelta, no te arriesgues a quedarte atascado.
La noche
El 42 por ciento de los accidentes de tráfico se produce durante la noche.
Riesgos Hay que tener en cuenta todos los
riesgos que existen al circular por la noche. Principalmente, el
conductor pierde agudeza visual y disminuye su campo de visión, por
lo que cuesta más interpretar correctamente las señales.
Además, la oscuridad puede ocultar peligros que son visibles a la luz
del día, por lo que hay que circular con una mayor precaución.
Ventajas hay personas que prefieren circular de
noche por la menor densidad de tráfico, para conducir más relajados y para
mantener una velocidad más elevada. Pero, para conducir de noche, el
conductor debe tener en cuenta ciertos factores: encontrarse en buen estado
físico y psíquico (sin cansancio ni dolencias), el vehículo debe estar en
buen estado y el viaje debe ser planificado con tiempo, es decir, se
deben conocer, perfectamente, la ruta que va a realizar.
10 reglas de oro para conducir de noche:
Reducir la velocidad: Mantener la distancia de
seguridad Aumentar la frecuencia de mirada por los retrovisores
Aumentar la frecuencia de las paradas
Al atardecer, encender las luces de cruce
Parar si aparecen síntomas de fatiga:
Parar si aparecen síntomas de somnolencia:
Utilizar las luces largas si es posible:
Quitar las luces largas en adelantamientos
Reducir la intensidad de la luz del cuadro de instrumentos
Cambios del tiempo
penumbra
aurora