El pan del cielo19º domingo ordinario - B

Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná del desierto y murieron. Este es el pan que baja del cielo, para que el que coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan, vivirá para siempre.Y el pan que yo le daré es mi carne, vida del mundo.Juan 6, 51-52.

En la vida se dan momentos de alegría y otros de dolor y desesperación. En los momentos de hundimiento algunas

personas se sienten tan desgraciadas que llegan a desear la muerte. Otras deciden resistir con valor y esperanza…

Así le sucede al profeta Elías. Perseguido por la reina Jezabel por predicar la verdad, fiel a la misión que Dios le ha encomendado, tiene que huir al desierto. Allí, cansado

ya batido, ruega a Dios que le quite la vida. Cumplir su misión le ha acarreado incomprensión y persecución.

Dios le envía un ángel que lo anima y le da alimento. Lo invita a comer, a reparar fuerzas y a seguir adelante. Elías

retoma el camino y comprende que su misión también entraña una cruz.

EL PAN DEL CUERPODios nos ha hecho humanos: necesitamos comer y hemos de agradecer profundamente los alimentos que podemos tomar. En el mundo hay suficiente alimento para todos,

pero la sobreabundancia de unos países contrasta con el hambre en otros.

EL PAN DEL CUERPOAgradecer lo que tenemos nos ha de impulsar a ayudar a

los que no tienen y trabajar para que el alimento básico no falte a nadie.

EL PAN DE DIOSJesús es el pan de vida. Dios no solo da el alimento de la carne, sino el alimento del espíritu. Este alimento es él mismo, Dios que se nos ofrece. No solo de pan vive el

hombre. Necesitamos la luz, el amor y el perdón de Dios.

EL PAN DE DIOSDescubrir la profundidad del Hijo nos hará comprender al

Padre. Aceptemos que lo necesitamos. Dejémonos alimentar por él.

EL PAN DE LA AMISTADEste es el pan que nos dan los amigos: palabras de afecto,

ternura, comprensión, consejo. Este alimento nos sostiene. Los amigos nos consuelan pero también nos avisan. Nos

hacen reaccionar porque nos quieren.

EL PAN DE LA AMISTADEl alimento de los amigos nos hace crecer.

La convivencia en la comunidad cristiana es el otro gran alimento.

FUERZA PARA VIVIRSin Jesús nuestra vida no tiene sentido. Él nos da la fuerza para vivir y el significado de nuestra existencia. Él alimenta

e ilumina nuestra vida. Con su pan encontramos energía para caminar.

FUERZA PARA VIVIRCuando los vendavales recios sacudan nuestras raíces, es el momento de levantarse y seguir. El Espíritu del Señor nos

ayudará a encontrar quien nos apoye.

Buscad vuestro desierto. Buscar un lugar de

intimidad para estar a solas con él. Dios siempre se nos da.

Solo necesita un corazón abierto para poderlo

acoger.

Textos: Joaquín Iglesias ArandaHoy con la colaboración del P. Michel Djaba, diócesis de Bafang, Camerún.

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