Post on 10-Oct-2018
15.- Dibujando con pastel
En el apartado “Materiales" de “Técnicas de Dibujo” ya tuvimos una
información sobre los pasteles, que es un material para la técnica de
pintura seca. Se fabrican como barras de sección redonda o cuadrada y
también como lápices recubiertos de madera.
Para dibujar líneas se utiliza la arista del pastel en barra de sección
cuadrada. Para manchas degradadas se pinta con la superficie plana de
un lado y luego se funde con los dedos. Como el pastel tiene un gran
poder cubriente se pinta claro sobre oscuro.
Para corregir se borra fácilmente con un trapo y si hay que borrar
pequeños detalles se utiliza la goma maleable y luego se pinta encima.
Como no es conveniente mezclarlos mucho se fabrica en una amplísima
gama de colores. Combina bien con carboncillo, lápices de carbón
blando, sanguina o creta, que se usan para líneas, brillos, puntos etc.
Los mejores resultados en pastel se consiguen con papel de color de
grano medio o grueso. Los papeles de color claro realzan los brillos y
luces.
Para este ejercicio he elegido papel Canson Mi-teintes, color 448 Vert
océan. La razón es que siendo el color dominante de la obra un color
cálido con matices ocres, naranjas y tierras lo conveniente es utilizar un
fondo del color complementario que potencie la figura armonizando
con ella.
Comenzamos haciendo un ligero apunte con una barrita de carboncillo
muy fina de entre 2 y 3 mm. de grosor. Este apunte lo único que
pretende es encajar las líneas principales en el formato del papel, por lo
tanto no debe ser un dibujo detallado pues el verdadero dibujo lo
haremos con pastel. Ahora sólo nos preocupamos de que los ojos nariz
y boca del animal mantenga las proporciones correctas y estén situados
en el centro visual del formato que está algo más arriba del centro
geométrico como ya vimos en el apartado de “Retrato dibujado paso a
paso” pues lo que vamos a hacer en definitiva es el retrato de un león.
Si en el primer paso sólo dibujamos unos cortos trazos en este
dibujaremos unas ligeras manchas que servirán de orientación sobre las
zonas oscuras, intermedias y claras del dibujo.
Con carboncillo oscurecemos en la parte inferior de la melena y el
entorno de la boca, que serán las zonas de sombras profundas; con un
tono intermedio de pastel marrón, en las partes de sombras más claras
y dejamos en reserva (el color del papel) las zonas más iluminadas.
Una vez hecho esto fundimos, con los dedos, tanto los trazos de carbón
como los de pastel marrón sin preocuparnos mucho de los contornos de
esos fundidos, simplemente procuramos que desparezcan los trazos
anteriores.
Con la barra de carboncillo o si se prefiere con un lápiz
carbón, acentuamos la sombra de la boca y fosas nasales. Seguimos
definiendo el dibujo de los ojos, párpados, pupila y sombras. Y
finalizamos dibujando con un lápiz pastel verde claro, o una barra muy
afilada, el iris de los ojos y rematamos realzando los brillos con lápiz
pastel blanco.
Con esto ya hemos conseguido una valoración aproximada de la obra
(efecto claroscuro) y avanzado algo sobre lo que será la “expresión”
del animal retratado que básicamente se concentra en la mirada ya que
manteniendo la mandíbulas cerradas simplemente nos observa
expectante pero sin agresividad.
Tal como hago con los dibujos en general y especialmente con los
retratos de personas, también en este empiezo por la parte más difícil
de la obra que son los ojos y su entorno.
Con pastel marrón un par de tonos más bajo (más oscuro) que el usado
anteriormente acentúo las sombras profundas en la frente, eje y laterales
de la nariz y párpados y lo fundo muy suavemente para que el pastel no
pierda demasiada luminosidad al mezclarse con los cortos trazos de
carbón. Cuanto más fundido menos luminoso.
Con lápiz negro redibujo los ojos acentuando su negritud especialmente
de las pupilas y con un lápiz pastel de un color beige muy claro dibujo
la parte casi blanca bajo los párpados inferiores. Aunque en la foto
parezca blanco en el dibujo real no lo es.
Finalmente con una barra afilada o con un lápiz pastel cubro con trazos
muy cortos de color naranja las zonas de papel que quedaron en reserva
sin manchar, y sobre esta capa superpongo otra de trazos igualmente
cortos y finos de color ocre claro dejando que “respire” (es decir sin
cubrir totalmente para que se pueda ver) la capa subyacente de naranja.
Estos trazos cortos no deben fundirse ni difuminarse, deben quedar a
“trazos de lápiz visto”. Lo que se pretende con estos trazos cortos y
finos es reproducir el pelaje corto de la cara del león.
Con estos tonos marrón oscuro, naranja y ocre claro queda modelado el
entorno de los ojos y principio de la nariz adquiriendo ya volumen.
Siguiendo el mismo procedimiento avanzamos en el modelado de la
nariz Primero los tonos más oscuros y sobre estos los más claros. Los
trazos de esta mitad inferior de la nariz, la caña nasal, deben ser muy
cortos pues en esta zona es donde el pelo es más ralo, de hecho debería
ser como un moteado de los diferentes colores ya utilizados en el paso
anterior
Definimos la línea de contorno de la trufa, que se encuentra al final de
la caña nasal, procurando que quede simétrica con relación al eje
vertical imaginario que pasa por el centro de la cara. Como se puede
observar su forma es de triángulo invertido y su centro es sonrosado
contrastando con el negro de las fosas nasales.
Terminamos la boca con el dibujo de los labios, no tienen que ser
estrictamente simétricos pero tampoco demasiado dispares. En esta
zona predominan los pelos más claros, aunque las raíces de los bigotes
alineadas en cuatro filas horizontales paralelas son más oscuras. El pelo
es más largo que en la nariz aunque también debe dibujarse con trazos
cortos. Los bigotes y los pelos de la barba los dejamos para más adelante
ya que deben dibujarse sobre la melena aún no dibujada.
Ahora trabajamos sobre las manchas de sombras medias que hicimos
en el segundo paso que nos servirán de guía para dibujar la melena.
Como siempre dibujaremos de oscuro a claro. Comenzamos
acentuando con carboncillo las sombras más oscuras tanto en la parte
más baja de la melena como en las puntas del pelaje en la parte más
alta. Con marrón oscurecemos el entorno de la cara. Sobre este color y
expandiendo hacia afuera en todas las direcciones superponemos otra
capa de color anaranjado dejando siempre “respirar” al color inferior.
Y para las zonas más iluminadas utilizamos un amarillo medio. Todas
estas capas de diferentes colores se hacen con rayados de las barras de
pastel siguiendo la dirección que llevan las masas y mechones de la
melena. En esta fase puede apreciarse la potencia luminosa del pastel
en estado puro, o sea sin mezclas ni difuminado ni fundidos.
Finalmente para dibujar los pelos de la barba, con un color gris claro
de un lápiz pastel o barra con la punta afilada o utilizando una arista de
un trozo pequeño de una barra de sección cuadrada de pastel, hacemos
trazos de diferentes longitudes, direcciones y curvaturas. Dejamos
entrever el color oscuro del fondo para que se aprecie la separación
entre los pelos y realzamos con blanco los brillos de los pelos
anteriormente dibujados con gris. No olvidemos oscurecer la parte en
la que se proyecta la sombra del labio superior.
En esta fase, ya cercana al final de la obra, fundimos muy suavemente
con los dedos los rayados de diferentes colores y tonos practicados en
el paso anterior. Esa suavidad pretende que los diferentes colores no se
mezclen demasiado para que se mantenga los distintos tonos bien
separados y además para que el pastel no pierda luminosidad y frescura.
Esta fase intermedia puede apreciarse en la parte derecha de la melena
que aún no está acabada.
En el lado izquierdo, según se ve la obra, y con barras bien afiladas
dibujamos trazos curvados de distintos tonos y colores, siempre de
oscuro a claro. Los tonos oscuros para simular el espacio entre
mechones y los claros para realzar los brillos. Conforme nos acercamos
a las puntas de los mechones el pelo debe ser menos denso de forma
que se aprecie la separación entre las puntas y consecuentemente se vea
más “fondo”, verde en la parte superior y negro en la inferior.
Excepto en los extremos el pelo en general debe tratarse como masas
de color, no hay que caer en la tentación propia de principiantes de
pintar el pelo, o el cabello en caso de las personas, como un conjunto
de pelos individuales porque aunque sepamos que el pelo es así en la
realidad se aprecia como una masa.
Finalmente para terminar este paso, dibujamos los bigotes de este lado,
que son largos, bien diferenciados, con una ligera inclinación hacia
abajo y de forma irregular, no se deben dibujar como una simple raya
tiesa sino con ligeras curvas en su trazo.
Todos los trazos que se han dibujado en esta etapa pueden dibujarse
también con lápices pastel en lugar de barras muy afiladas. Tiene la
ventaja de que el lápiz es más fácil de afilar que la barra, que además
tiene el inconveniente de que se desgasta antes que el lápiz, pero los
lápices tienen el pequeño inconveniente de que si no son de muy buena
calidad pueden contener más cera de lo conveniente lo que hace que el
pigmento se adhiera peor sobre las capas del pastel en barra.
En esta último paso y siguiendo el mismo procedimiento explicado en
el paso anterior hacemos el lado derecho de la melena. Debemos
procurar que tanto los tonos, colores, trazos y estilo sean coherentes con
lo aplicado en el lado izquierdo desde el punto de vista de ejecución
técnica, pero también debemos conseguir que no sean una repetición
simétrica entre sí, cada lado debe presentar sus propias características
en cuanto a formas, modelado (sombras y luces) y contornos.
Bueno, creo que la obra ya está terminada y no debemos “torturar” más
el acabado por que corremos el riesgo de “embarrarla” que es muy alto
cuando se trata de la técnica del pastel en la que no conviene hacer
demasiadas correcciones.
No quiero terminar este ejercicio sin advertir que los dibujos a pastel no
deben fijarse, porque el fijador hace que el pastel pierda su luminosidad,
opacidad y su capacidad de adherencia al soporte que ya de por sí no es
demasiada.
Como se puede ver aunque la técnica del pastel normalmente se
considera dibujo (esta es una vieja discusión) también puede
conseguirse calidades pictóricas. La producción de verdaderos maestros
pastelistas alcanza esta categoría sin ninguna duda, como ya
demostraron Quentin de La Tour, Jean Baptiste Chardin, Édouard
Manet o Edgar Degas.
Y esto ha sido todo, espero que haya servido de ayuda a los que
comienzan a trabajar esta técnica.
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