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Zona Arqueológica Cerro de Los Melones:
UN VESTIGIO DE LA MAJESTUOSIDAD
DEL TEXCOCO DE NEZAHUALCÓYOTL
Arqlgo. Gustavo Coronel Sánchez
Fotos y reconstrucciones del autor.
La zona arqueológica de Los Melones, en Texcoco, representa un fragmento de
una de las urbes más importantes a la llegada de los españoles. De ella contamos
con una gran variedad de descripciones de los siglos XVI y XVII por cronistas
como: Pomar, Ixtlilxóchitl, Torquemada, Vetancourt, entre otros, quienes se
refieren a su importancia y características. De acuerdo con éstos y otros
escritores, al momento del contacto la ciudad de Texcoco era la segunda más
importante de la Cuenca de México. Competía en grandeza y majestuosidad con
la ciudad de México Tenochtitlán. Las descripciones señalan que la ciudad de
Texcoco era muy bella, con grandes y suntuosos templos, innumerables casas,
aposentos para sus nobles, mezquitas y templos muy bien aderezados.
Desafortunadamente, de esta hermosa capital sólo quedan pocos restos
esparcidos y enterrados dentro y en los alrededores de la actual ciudad, tal como
los montículos de Las Trincheras, Parque de la Tercera Edad, La Trinidad y San
Diego. Al igual que muchas de nuestras ciudades el origen del moderno Texcoco
se genera en la época colonial sobre restos de arquitectura prehispánica, lo que
ha generado su paulatina destrucción.
Los Melones son, entonces, un fragmento y vestigio de una de las más hermosas
ciudades que enmarcaban el Lago de Texcoco hasta antes de la conquista
española.
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Referente a su nombre se desconoce el porqué de tal denominación -"Los
Melones"-, siendo que de dicho fruto, melón (Cucumis melo), ni siquiera su origen
es americano sino que procede de Asia Central o del continente africano.
Hay quien refiere que su origen provendría del parecido poco preciso con el
chilacayote (Cucurbita ficifolia), ya que personas de edad avanzada mencionan
que en el lugar crecía esta planta en forma abundante y de manera silvestre.
Chilacayote Melón
Por su parte, el Prof. Alejandro Contla Carmona, cronista de la ciudad y
especialista en la región de Texcoco, propone el nombre de Ahuehuetitla, que
proviene del vocablo náhuatl Ahuehuetitlan de: A - Atl =Agua; huehuetl=viejo, (“el
viejo del agua ” traducción textual del árbol de ahuehuete) y tlan=abundancia:
donde abundan los ahuehuetes.
Su propuesta se basa en una cita localizada en los escritos de Fernando de Alva
Ixtlilxóchitl, donde habla de Tetzauhpintzintli (niño peligroso), hijo muy agraciado
de Nezahualcóyotl:
“…el cual salió… con sumado en todo, porque era lindo filosofo, poeta y un
excelente soldado, y aun en las artes mecánicas era casi en todas muy
aventajado: lo que más á su natural inclinaba era la milicia y edificar palacios,
como los que edificó en la parte que se dice Ahuehuetitlan, porque alló en aquel
puesto una sabina que aficiono de edificar á la redonda de ella, de donde tomo el
nombre de sus palacios…”
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Por otra parte y de acuerdo a datos de los custodios, Los Melones recibe un
promedio de 7 200 personas al año siendo muy poco frecuente la visita de
extranjeros. En el sitio laboran cuatro personas: Sebastián Hernández Sánchez,
Fidel Ríos Caballero, María Isabel Hernández Flores y Eduardo García Espinoza.
Ellos quienes se encargan de dar mantenimiento a la zona y atención al público,
los 365 días del año en horario de atención de 10:00 a 17:00 hrs, los siete días de
la semana.
Origen Histórico
El origen de esta zona se encuentra en el surgimiento y desarrollo urbano de
la antigua ciudad de Texcoco, tras la fusión cultural de dos entidades étnicas: los
chichimecas y los acolhuas. Los primeros, inmersos y aún dependientes de una
forma de vida nómada y acostumbrados a sobrevivir de la explotación controlada
de su entorno natural; los segundos con costumbres más sedentarias y con una
forma de vida dependiente de una agricultura naciente. De ambos y tras varias
alianzas matrimoniales con diferentes pueblos ya establecidos en La Cuenca se
funda la ciudad de Texcoco como capital del señorío acolhua-chichimeca.
Chichimecas y acolhuas (Códice Xólotl, Lámina 2).
De acuerdo con el desarrollo histórico de la región texcocana hoy sabemos que
con el nombramiento de Quinatzin, cuarto señor chichimeca, se decide trasladar
la cabecera incluyendo a su corte real de Tenayuca a Oztotípac en Texcoco,
espacio que desde tiempo atrás este señor venía aderezando con la construcción
de edificios y ordenando sus caseríos1. También hoy sabemos que durante su
1 Alva Ixtlilxóchitl, 1997: T. I, 309- 310, 428-430, 533; T. II, 28, 30.
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señorío se fundan los barrios Tlailotalcan, hoy San Diego y Chimalpan, hoy San
Sebastián; ambos al este y sureste de la ciudad de Texcoco.
Quinatzin señor de Texcoco, en Oxtotipac (Mapa Quinatzin).
Más adelante, tras la muerte de Quinatzin asume el trono Techotlalatzin
personaje importante en el desarrollo arquitectónico y urbano de la naciente
ciudad de Texcoco. Durante su señorío se fundan barrios como Mexicapan,
Culhuacan, Tepan y Huiznahuac, actualmente barrios de raigambre colonial
ubicados en los cuatro puntos cardinales del actual Texcoco y que hoy se
conocen como: San Juanito, San Pedro, San Lorenzo y San Pablo,
respectivamente. Después de la muerte de Techotlalatzin la sucesión del señorío
pasa a manos de su hijo Ixtlilxóchitl, quien lo recibe en un momento de gran
tensión militar, incluyendo la invasión de la ciudad y su muerte en manos de los
tepanecas. Se sabe que con anterioridad a los combates, surge un nuevo barrio,
dedicado al establecimiento de los palacios de Ixtlilxóchitl, Zillan2, en donde se
ubican el actual panteón de Sila e instalaciones de TELMEX.
Después del asesinato de Ixtlilxóchitl, su hijo Nezahualcóyotl se vio obligado a
abandonar la ciudad de Texcoco y andar huyendo de sus enemigos tepanecas
cuyos propósitos eran darle muerte Pero esta situación no tardaría mucho ya que
2 Alva Ixtlilxóchitl, 1997: T. I, 348, 361, 371.
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con el paso del tiempo y fortificado con ayuda de tlaxcaltecas, chalcas y mexicas
recupera su señorío.
Una vez reorganizado el nuevo imperio, Nezahualcóyotl se establece en
Texcoco y es con él que la ciudad alcanza su mayor apogeo y desarrollo urbano.
Como primer paso restablece las seis parcialidades o barrios mayores que
conformaban la ciudad: Tlailotlacan, Chimalpa, Colhuacan, Tecpan, Huiznahuac y
Mexicapan, y planifica una división urbana interna; Traza las parcialidades en
calpullis o barrios donde cada uno de ellos debía mantener una especialidad que
favoreciera el desarrollo político, económico y social de la cabecera del señorío.
“... la ciudad la puso en orden, y juntó los mayores artífices que había en la tierra,
y los puso dentro de la ciudad por sus barrios, cada género por sí, como eran
plateros, pintores, lapidarios y otras muchas maneras de oficiales, que por todos
eran treinta tantas suertes de oficiales.” 3
Más adelante manda construir templos. De los más importantes de la ciudad se
mencionan el templo Mayor, el dedicado a Tezcaltlipoca (dios principal de la
ciudad) y el templo torre dedicado a Tloquenahuaque, paralelamente manda
construir su palacio y es entonces que surge el origen de los restos arqueológicos
de Los Melones que se detallan más adelante.
Nezahualcóyotl muere en 1472 y delega la sucesión del señorío a su segundo hijo
procreado con Azcatxochitzin4. Nezahualpilli lo recibe a la edad de siete años.
Los textos históricos señalan que gobernó con gran prudencia, de tal manera que
puso grandísimo espanto y admiración a todos los demás señores, sus aliados y
contrarios. Engrandeció y modificó el Templo Mayor, ordenado construir por su
padre, y para su uso personal y morada, dirigió la creación de otros palacios que,
aunque no tan grandes como los de Nezahualcoyotl, eran más suntuosos y con
una arquitectura más refinada. Después de la muerte de Nezahualpilli, en 1515, la
decadencia se hizo evidente. Al fallecer no dejó heredero directo, lo que provocó
3 Alva Ixtlilxóchitl, 1995: Vol. I, 444.
4 Alva Ixtlilxóchitl, 1997: T. II, 118 –119; Torquemada, 1975: Vol. I, 215 -216.
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el inicio de conflictos internos entre sus descendientes por obtener el gobierno
del señorío Acolhua, lo que significó otra de muchas consecuencias el deterioro
de la ciudad.
Restos arquitectónicos en la Zona Arqueológica
La zona arqueológica de Los Melones, abarca una extensión de 15,223.98 m2,
localizado hacia el sur de la cabecera municipal, sobre la calle Abasolo casi
esquina con Juárez Sur.
Melones, foto aérea (1968) y dibujo de perfil.
En el lugar se puede observar una gran concentración de adobes que van de
oriente a poniente con una extensión de 166.5 m. En sus dos extremos, la
agrupación de adobes forma dos elevaciones que alcanzan una altura de 5 m,
en su parte superior donde presentan restos de pisos de estuco, así como parte
de su revestimiento de tezontle en la cara norte.
Entre ellos existe una pequeña estructura piramidal de 2. 40m de altura, rematada
por un recipiente circular de piedra, el cual, según datos del señor Benito
A A´
A A´
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Hernández, excustodio de la zona, es un asta bandera mandada construir en la
primera mitad del siglo XX.
Asta bandera construida a principio de la década de los años 80.
Hacia la parte sur se observa una unidad arquitectónica liberada en la década de
los ochenta; bajo la dirección del profesor Piña Chan5; se trata del desplante de
una plataforma en tres niveles con muros de una habitación y vestíbulo, con
acceso al oriente; al centro del nivel superior aparece una piedra labrada que
algunas personas consideran que podría ser un tlecuitl (fogón), aún que mas bien
se trate de un icpalli o asiento de señores; las dimensiones de dicha unidad son
de 12. 25 m N-S por 14. 4 m E-W.
Unidad arquitectónica al interior de la zona arqueológica.
En términos generales, la zona nos muestra una concentración masiva de
adobes, los cuales forman parte de la base del sistema constructivo de esta
5 Información personal, Arqlga. María Teresa García García.
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antigua ciudad, la que a su vez basó su construcción en el uso continuo de este
material siendo el núcleo de sus basamentos, plataformas y muros, que
recubiertos con piedra y estuco daban vida a la majestuosa arquitectura.
Retos Escultóricos del Antiguo Texcoco
Pese a que existen dentro de la zona arqueológica cuatro esculturas, sólo una
podría ser del sitio, dos de ellas proceden de San Luis Huexotla y una más del
interior del cauce del río Texcoco. Antes de continuar con la descripción debo de
agradecer profundamente a Don Benito Hernández, quien por muchos años
fungiera como custodio de la zona y que sin su valiosa información nunca
hubiéramos podido saber del origen de estas piezas.
De las dos esculturas procedentes de Huexotla sabemos que hasta mediados del
siglo XX una de ellas estuvo expuesta en el jardín municipal y se trata de una
serpiente emplumada enroscada; existen datos gráficos de haber sido registrada
por Batres en 1904; y aunque se ignora cuando fue trasladada de Huexotla a
Texcoco, tal testimonio confirma su procedencia.
Escultura reportada en Huexotla por Batres 1904.
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Su ubicación actual en Los Melones, Texcoco.
La causa de la alteración de la escultura, según información de Don Benito
Hernández, es que cuando se ubicaba en el jardín municipal las personas se
subían sobre de ella. además menciona que como estaba cerca de un sitio de
taxis los choferes lavaban encima sus tapetes, lo cual generó la perdida de parte
de su decoración labrada siendo ese el motivo que decidió gestionar su traslado a
la zona de Los Melones con autorización del Instituto de Antropología.
Como información complementaria debe mencionarse que existe una escultura
semejante en el edificio del Museo de Agricultura de Chapingo, de la que se
sabe que proviene de Huexotla. Es muy probable que ambas procedan del
edificio semicircular dedicado a Ehecatl, Dios del Viento, localizado hacia el
sureste de la población de Huexotla.
Escultura de Los Melones Escultura del Museo de Agricultura Chapingo
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De no ser por estar enroscadas en sentidos opuestos ambas son casi idénticas;
una diferencia aún más evidente, pero poco visible, es la presencia de tres
extremidades presentes en la escultura del museo de Chapingo, dos de ellas se
ubican en la base de su costado derecho y una más en su costado izquierdo, lo
cual nos hace suponer que esta escultura representa en parte la trituración de
algún roedor, que envuelto por el cuerpo de la serpiente solo muestra sus
pequeñas patas.
Extremidades ubicadas en el costado derecho de la escultura.
La segunda escultura se trata del fragmento de un marcador del juego de pelota,
labrado en alto relieve, decorado con una sucesión de espirales perfectamente
entrelazadas. Por información oral de Don Benito sabemos que procede de
Huexotla, pero se ignora el lugar donde se encontraba la cancha del juego de
pelota.
Fragmento de marcador de Juego de Pelota procedente de San Luis Huexotla.
La escultura de mayor tamaño es un segundo marcador del juego de pelota, en
el que se puede observar, pese al alto grado de alteración una imagen
antropomorfa (humana) labrada en alto relieve, hincada y envolviendo con su
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cuerpo hacia la altura del vientre el orificio del marcador. De acuerdo con nuestro
preciado amigo Don Benito sabemos que procede del cauce del río Tetlanapa o
Texcoco, de un lugar llamado el Chamizal dentro de los límites con el barrio de
la Trinidad. También indica que era usada como lavadero y que formaba parte de
una represa; aunque no recuerda el año, menciona que con la ayuda de otras dos
personas la trasladó hacia la zona arqueológica.
Marcador de juego de pelota localizado en el cauce del Río Tetlanapa o Texcoco, en un paraje conocido como el Chamizal.
La cuarta escultura es otro marcador, Según Don Benito, no se conoce su
procedencia y menciona que cuando el llegó a laborar a la zona ya se
encontraba en el lugar. Está tallada en alto relieve y, al igual que la anterior,
presenta la imagen de un personaje en la misma posición antes descrita.
Marcador de juego de pelota sin datos de su procedencia.
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CASI UN SIGLO EN HURGAR SU PASADO Principales trabajos arqueológicos en las inmediaciones de Los Melones
George Vaillant y su esposa en 1934 son los primeros en realizar una serie de
excavaciones en el sitio de Los Melones6, aunque no se cuenta con los informes
de campo, sobre ellos, sus publicaciones Vaillant aporta las primeras
interpretaciones basadas en datos arqueológicos. Menciona la localización de un
“basurero prehispánico” compuesto por grandes cantidades de fragmentos
cerámicos los cuales interpreta, basado en datos históricos, como evidencia de
las ceremonias dedicadas al fuego nuevo celebradas cada 52 años,
correspondientes según su deducción para el año 14557.
Posteriormente, Eduardo Noguera, en 1957, con la intención de recuperar más
datos arqueológicos y asociarlos con las fuentes históricas para una mejor
comprensión del pasado cultural de la Cuenca de México, realiza dos pozos de
sondeo en los alrededores de Los Melones. La interpretación que da, a reserva
de considerar como escasa su información, es que el lugar podría tratarse de un
espacio habitacional alejado del centro ceremonial8.
En 1988, Sergio Gómez Chávez, realiza un rescate arqueológico en las
inmediaciones de Los Melones, exactamente al sur de la zona y muy probable
sobre la calle Olivo. Él logro como resultado una serie de restos arquitectónicos
muy interesantes: a una profundidad de entre 1 y 2 m localizó pisos de estuco,
desplantes de columnas, escalones, núcleos de adobe y una banqueta. Dentro de
sus conclusiones menciona que la secuencia de estos elementos arqueológicos,
probablemente, sean modificaciones arquitectónicas debidas quizás a las
necesidades de sus ocupantes. Además, bajo reserva del análisis del material
(cerámica, huesos de ave y una aguja de metal) considera que el sitio es el
6 Gómez, 1990: 304.
7 Vaillant, 1938: 548, 552.
8 Noguera, 1966: 214-218.
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resultado de la deposición de un basurero ceremonial que tiene que ver con
rituales que se practicaban cada determinado periodo9.
Durante este mismo año 1992, Rafael Alducin Hidalgo y Terán10 realiza trabajos
de investigación en Huexotla y Los Melones, pero al constatar la afectación que
habían tenido los sitios a través del tiempo, decide -más que realizar
excavaciones- elaborar un programa de mantenimiento donde su principal objetivo
se basó en la consolidación y restauración de elementos arqueológicos. En Los
Melones restaura muros, rellena calas que en excavaciones anteriores habían
quedado abiertas, ribetea e impermeabiliza estucos y recubre muros de adobe.
LOS MELONES, SERÍA ANTIGUO PALACIO DE NEZAHUALCÓYOTLCódices y escritos se los siglos XVI y XVII, dan bases ciertas para esta hipótesis.
Las investigaciones arqueológicas antes descritas, aunque breves, aportan
datos relevantes. Ellas apoyan la idea de que los actuales restos arquitectónicos
de la Zona Arqueológica de Los Melones, son parte de una unidad habitacional de
elite “un tecpan o palacio” que consideramos el antiguo recinto del tlatoani o
señor Nezahualcóyotl. Al respecto y apoyando los datos antes mencionados se
muestran las notas escritas de lo que fuera este importante espacio.
De acuerdo con los escritos de los siglos XVI y XVII sabemos que Nezahualcóyotl
después de recuperar su señorío manda construir su palacio. En él mantenía
organizado todo su aparato estatal, lo divide en secciones destinadas al control
político-social de su señorío, para lo cual establece cuatro salas de gobierno o
consejos: el primero estaba destinado al consejo de gobierno donde se trataban
todos los asuntos relacionados a problemas sociales; en el segundo, se ubicaban
actividades relacionadas a las artes, el canto y la astronomía; el tercero era el
9 Gómez, 1990: 301, 307.
10 Alducin, 1993, 2.
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consejo de guerra; por último, el cuarto de ellos correspondía al consejo de
hacienda donde se concentraba o manejaba todo lo relacionado a la recaudación
de tributos11. Aunado a lo anterior también se sabe que ordenó construir otros
palacios, escuelas y jardines en los alrededores del palacio.
Parte del palacio de Nezahualcóyotl, Salas o Consejos de Gobierno (Códice Quinatzin).
Siguiendo los escritos referentes al tema tenemos que el palacio de este
personaje fue el mayor en dimensión y, aunque suntuoso, no lo era tanto como el
que edifico su hijo Nezahualpilli. Del palacio de Nezahualcóyotl se reconoce su
arquitectura y distribución de espacios:
“Era éste admirable por la amplitud de las aulas, por el número (como indican las
ruinas y vestigios de los antiguos edificios) de los patios y arquitrabes; por la
firmeza de la obra, por lo grande de las columnas y vigas, por la consistencia,
esplendor y duración de los pavimentos de cal y piedra tezontli y además por los
terraplenes y fosos revestidos de una y otra parte de piedra y para mayor solidez
construidos en talud.”12
“…las casas de Nezahualcoyotzin (…), que por su grandeza y el sitio y término de
ellas, pudieran aposentarse en ellas más de mil hombres…”13
11 Alva Ixtlilxóchitl, 1995: Vol. I, 406; Torquemada, 1975: Vol. I, 204-205.
12 Hernández, 2002: 140-141.13 Pomar, 1975: 68.
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“… el antepenúltimo rey que la gobernó, llamado Nezahualcoyotl. que edificó sus
casas y palacios muy grandes, cuyo asiento fue un suelo de terrapleno, de más de
tres estados en alto, encima del terraplenado edificó sus casas con gradísimas
salas y aposentos, y por huir prolijidad digo que eran tales que bien podían gozar
el nombre de imperiales. A su lado (digo a la parte del poniente) le caía la laguna
grande salada, la cual se veía desde cualquier parte del palacio muy clara y
distantemente por estar tan alto…” 14
Dicho palacio además de su caracter habitacional también cumplía otras
funciones; la descripción más completa en este sentido es aportada por
Ixtlilxóchitl, ya que él menciona que se conformaba por dos espacios abiertos
(plazas o patios) en cuyo alrededor se albergaban las salas que cubrían, entre
otras actividades, las de orden administrativo, judicial, educativo y comercial. Del
primero de estos espacios o primera plaza (salas del Consejo Real, de hacienda,
de música y ciencia, de guerra, de la guardia del rey y casa de embajadores),
menciona:.
“… que era más interior (en donde estaban las salas de los consejos), tenía por la
parte del oriente la sala del consejo real, en la cual tenía el rey dos tribunales, (…)
un tribunal, que era el supremo, a quien llamaban Teoicpalpan que es lo mismo
que decir asiento y tribunal de Dios, (…) otro tribunal que llamaban del rey,(…) En
esta sala asistían los catorce grandes del reino por su orden y antigüedades; la
cual sala hacía tres divisiones. La primera era donde estaba el rey. La segunda,
en donde estaban seis de los grandes en sus asientos y estrados: (…) La tercera
división (que era la más exterior) estaban otros ocho señores (…) Asimismo se
seguía otra sala que estaba en par de ésta por la parte de oriente, que se dividió
en dos partes: en la una, que caía por la parte interior, había en lo más principal y
en los primeros puestos ocho jueces, que eran nobles y caballeros; (…) En la otra
parte de la sala, que caía a la parte exterior, estaba un tribunal en donde estaban
cuatro jueces supremos, (…) Por la parte del norte de este patio se seguía otra
sala muy grande, que llamaban de ciencia y música, en donde estaban tres
tribunales supremos: (…) en donde de ordinario estaban y asistían los filósofos,
14 Torquemada, 1975: Vol. I, 416.
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poetas y algunos de los más famosos capitanes del reino, (…) Tras de esta sala
se subía a otra que estaba sobre la muralla fuerte, en donde estaban muchos
capitanes y soldados valerosos, que eran los de la guarda del rey; y luego se
seguía otra casi opuesta a la sala real, en donde asistían los embajadores de los
reyes de México y Tlacopan: después estaba un tránsito por donde se entraba a
este patio del otro grande de la plaza, y en el otro lado de él estaba otra sala
grande del consejo de guerra, (…) Por la parte de mediodía se seguían otras dos
salas, en donde estaban y asistían otros tantos jueces por la orden que está dicho,
del consejo de hacienda. Tras de ella se seguía la segunda sala, en donde estaba
cierta dignidad de hombres, que eran como jueces pesquisidores (…) Después de
esta sala se seguía otra que era el almacén de las armas; y por la parte interior
estaban los cuartos de la reina y otros de las damas, las cocinas y los retretes en
donde el rey dormía, con muchos patios y laberintos, con las paredes de diversas
figuras y labores. Cada una de estas salas que eran casi cuadradas, eran de largo
de cincuenta varas y de ancho poco menos, y otras tenían a más y a menos…”15
Aunada a esta descripción se cuenta con la imagen del mismo en la Lámina dos
del Códice Quinatzin, la que seguramente sirvió a Ixtlilxóchitl para describirlo. En
ella efectivamente se puede observar la ilustración de su planta con fachadas
abatidas de un recinto abierto, rodeado por columnas que dan acceso a
diferentes espacios. En la misma pintura se puede observar a una serie de
personajes e instrumentos referidos por el cronista y en la cual se pueden
identificar cada una de las salas mencionadas en la cita anterior.
15 Alva Ixtlilxóchitl, 1997:T. II, 93-95.
25
Palacio de Nezahualcóyotl (Códice Qinatzin, Lámina 2).
Ubicación de espacios en el Palacio de Nezahualcóyotl.
25
Reconstrucción hipotética 3D del palacio en base al códice Quinatzin.
Aunque de manera no tan detallada como la primera, de la segunda plaza (mercado, juego de pelota, universidad y archivo real) se menciona que era
más grande y albergaba en su interior el tianguis o mercado; en el centro del
mismo se ubicaba el juego de pelota. A su alrededor se distribuían portales y
salas donde se ubicaban los almacenes en los que se guardaban los tributos y las
habitaciones para los señores de México y Tlacopan cuando éstos visitaban la
ciudad. Ixtlilxóchitl menciona que hacia el poniente se ubicaba una gran sala, con
muchos cuartos a la redonda, que representaban la universidad, a la que asistían
todos los poetas, historiadores y filósofos del reino; asimismo se localizaban en
este espacio los archivos reales y por esta misma parte menciona que se
encontraba una de las entradas y puertas principales del palacio16.
Si bien los datos de la segunda plaza son poco descriptivos ellos, se pueden
incrementar con los aportados por Pomar, quien informa en lo concerniente al
juego de pelota:
“…estaba en la plaza pública, y en medio de ella era el propio suelo, y aunque
algo levantado, de treinta piés de ancho y de noventa en largo, cercado de
paredes de un estado en alto con cuatro esquinas, muy encaladas por la haz que
caía dentro: el suelo de él sin encalar, sino muy limpio…”17
16 Ibid.: T. II, 96.17 Pomar, 1975: 28.
25
De acuerdo con las medidas que da Pomar y sus conversiones en metros, el
juego de pelota que se encontraba al centro y por debajo de la superficie del piso
de la plaza, tenía alrededor de 2m de altura en sus muros interiores, 8. 4m de
ancho y 25. 2 m de largo. Y si se toma en cuenta su representación en la Lámina 9
del Códice Xólotl, donde se observa a Nezahualcóyotl jugando contra un
contendiente, podemos obtener una orientación con respecto a su eje mayor, de
norte a sur.
Representación del juego de pelota en Texcoco (Códice Xólotl, Lámina 9).
En cuanto a la evidencia gráfica de la segunda plaza el Códice Quinatzin no
posibilita datos del mismo por el hecho de estar mutilado, pero si tomamos en
cuenta la representación arquitectónica de la primera plaza y la descripción de la
segunda, se puede realizar una reconstrucción hipotética del palacio de forma
completa.
25
Reconstrucción hipotética de la segunda plaza del palacio de Nezahualcóyotl en base al Códice Quinatzin, Lámina 2.
25
Reconstrucción en 3D del palacio con sus dos plazas en base al Códice Quinatzin.
Reconstrucción en 3D del palacio, vista desde la plaza mayor.
25
Reflexiones finales
Hasta aquí se han descrito las investigaciones arqueológicas y se ha analizado
en las fuentes históricas pero ¿qué sucede con el contraste de ambas? Partiendo
del dato de superficie, tenemos que el sitio de Los Melones se conforma por una
extensión de 15,223.98 m2. En él se puede observar una gran concentración de
adobes que van de oriente a poniente y forman en sus extremos dos
elevaciones que alcanzan una altura de 5 m, presentando en su parte superior
restos de pisos de estuco, así como parte de su revestimiento de tezontle en la
cara norte. Hacia la parte sur se observa una unidad arquitectónica, de 12.25 m
N-S por 14.4 m E-W, considerada como el desplante de una plataforma en tres
niveles con muros de una habitación y vestíbulo, con acceso al oriente.
De acuerdo con esta descripción pareciera que no existe una relación
concordante con los datos históricos descritos anteriormente, y aunque es
evidente que la falta de investigación en el sitio no permite corroborar con
precisión las descripciones mencionadas, afortunadamente como ya menciono
se cuenta con algunos datos obtenidos en trabajos de investigación. Éstos
señalan que el lugar es parte de un área habitacional mayor o de palacios.
Recordemos lo aportado en 1957 por Eduardo Noguera, quien después de
realizar dos pozos de sondeo alrededor de Los Melones -y con reserva de
considerar como escasa su información- menciona que, de acuerdo al material
cerámico de orden doméstico, el lugar podría tratarse de un espacio habitacional
y no ritual18. El segundo de estos datos es aportado por Sergio Gómez, en 1988,
quien después de llevar a cabo un rescate arqueológico en un predio al sur de Los
Melones, recupera restos de arquitectura habitacional compuesta por el desplante
de dos pilares, pisos de estuco y una banqueta. Lamentablemente su trabajo fue
breve por haber contado con poco presupuesto, pero considera una posible
analogía de sus datos arquitectónicos con el Códice Quinatzin19.
18 Noguera, 1966: 214-218.19 Gómez, 1990: 303,305, 307.
25
Si bien son pocos los datos arqueológicos referentes al área de Los Melones, que
impiden hacer una comparación directa con el Códice Quinatzin, éstos aportan
una ligera analogía con el mismo y las referencias escritas. Es decir, que si bien
físicamente no hay una correspondencia clara entre la arquitectura representada
en el Códice y los escasos restos arqueológicos recuperados en excavación, -
permiten considerar el área de Los Melones como un espacio cívico y no ritual-.
Tales evidencias a su vez, permiten señalar que dicho lugar es de orden
habitacional y, de acuerdo a sus considerables dimensiones, se aceptan como uno
de los palacios más importantes de la ciudad.
Aunado a la veracidad de que la zona de Los Melones es parte del antiguo
palacio de Nezahualcoyotl, se mencionan dos importantes datos: el primero se
refiere a su ubicación dentro de la actual ciudad. Al respecto se cuenta con lo
reportado por Alva Ixtlilxóchitl, quien menciona que los templos estaban al norte
del palacio de Nezahualcóyotl20. Es decir, si tomamos en cuenta la localización
de los principales datos identificados en la excavación de Juárez y Arteaga donde
se reporta: una extensa plataforma de 2 m de altura, parte del templo semicircular
dedicado a Ehecatl y una gran variedad de ofrendas relacionadas al culto agrícola
(ver revista 8), lo que nos afirma que el área ritual se localiza al norte de la zona
arqueológica de Los Melones.
20 Alva Ixtlilxóchitl, 1997:T. II, 93-95.
25
Reconstrucción hipotética de la distribución espacial de los principales templos y palacio de Nezahualcóyotl.
El segundo elemento significativo vinculado con el palacio de Nezahualcóyotl lo
representaban sus jardines. Ellos, acorde a diversos cronistas, se localizaban al
sur y al oriente de dicho palacio, y estaban delimitados por varios sabinos,
nombre que los españoles dieran a los ahuehuetes. De los cuales aún existen
veintiuno de ellos que están situados desde casi la esquina que forman las
calles Aldama y Nicolás Romero hacia el sur, hasta la calle Ahuehuetes donde
hacen esquina y se proyectan hacia el oriente hasta la calle Dos de Marzo.
Como ya se mencionó estos árboles sirvieron para delimitar el palacio por el
sur y este lo que a su vez delimitaba el recinto ceremonial por el sureste,
asimismo a ello las excavaciones llevadas a cabo bajo la dirección de la
arqueóloga Ma. Teresa García en el 2006 comprobaron la existencia de un
sistema hidráulico que guiaba el agua de un manantial hacia el palacio. Sin lugar
a dudas la exploración del predio conocido como Ahuehuetes permitió confirmar
que efectivamente, hacia el este y sur de la Zona Arqueológica de los Melones,
se ubicaba un área de jardines que, como las fuentes históricas mencionan,
estaba rodeado de ahuehuetes y contaba con un sistema de irrigación muy
completo que no sólo daba mantenimiento a este espacio sino que con los
resultados de la investigación también se comprobó que abastecía al Tecpan o
palacio real (Los Melones).
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Imágenes de restos de canal estucado con dirección hacia la zona arqueológica de Los Melones.
En términos generales los datos hasta hoy recopilados por la investigación
arqueológica y la revisión documental, permiten considerar que la zona
arqueológica de Los Melones es parte de lo que se considera el antiguo palacio
de Nezahualcóyotl. Si bien faltan datos que confirmen con mayor seguridad la
identidad de dicho espacio, sólo el tiempo y la oportuna intervención de algunas
áreas en sus alrededores, podrán ir corroborando esta interpretación de una
manera más clara y fehaciente.
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