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  • Y ESTO EN ONZAS CUANTO ES?

  • Trabajos del Museo de La Rioja n. 21

  • Y ESTO EN ONZAS CUANTO ES?1853 - 2003

    150 ANIVERSARIO DE LA IMPLANTACION

    DEL SISTEMA METRICO DECIMAL

    Jos Ramn Gmez MartnezM. Teresa Snchez TrujillanoJos Antonio Tirado Martnez

    LOGROO, 2003

    MUSEO DE LA RIOJA

  • Copyright: Museo de La RiojaLos autores

    Dep. Legal: LR-228-2003ISBN: N. 84-8125-209-3Grficas San Milln, S.A.L.Impreso en Espaa

  • INDICE

    Y esto en onzas cunto es?...................................................... 91. Las medidas en la Historia ..................................................... 112. Los patrones tradicionales de medida ................................... 19

    2.1. Medidas de longitud ...................................................... 192.2. Medidas de capacidad ................................................... 232.3. Medidas de peso ............................................................ 282.4. Las monedas predecimales............................................ 34

    3. Los patrones del Sistema Mtrico Decimal............................ 553.1. Patrones de longitud: el metro........................................ 573.2. Patrones de capacidad: el litro ....................................... 593.3. Patrones de peso: el kilo ................................................ 613.4. La peseta ........................................................................ 67

    4. Catlogo ................................................................................. 834.1. Varas ............................................................................... 854.2. Fanegas y cntaras......................................................... 854.3. Pesas y balanzas ............................................................ 934.4. Las monedas .................................................................. 1014.5. Metros............................................................................. 1644.6. Litros ............................................................................... 1684.7. Pesas y balanzas ............................................................ 1744.8. Pesetas ........................................................................... 182

    Bibliografa.................................................................................. 197Indice temtico .......................................................................... 199

  • Y ESTO EN ONZAS CUANTO ES?

    Cuando en 1849 se publica la Ley de Pesas y Medidas que esta-blece por primera vez el Sistema Mtrico Decimal como base cientfi-ca de todos los procedimientos de cuentas, conclua un largo proce-so de intentos fallidos de unificacin de los sistemas anteriores, perolejos de dejarlo cerrado para siempre, abra otro largo periodo deacomodacin e implantacin que an hoy se refleja en el lenguajecotidiano cuando se utiliza la fanega como referencia a la superficiede tierra de labor o la cntara como medida de vino.

    Y es que esta Ley estableca su vigencia para toda laAdministracin nacional, provincial y municipal a partir del 1 de enerode 1853, es decir, hace 150 aos aunque durante la segunda mitaddel siglo XIX son continuos los decretos para hacerla cumplir, y hasta1868 el Sistema Mtrico Decimal no se aplica a la moneda.

    Pero lo que para el conjunto de pesas y medidas fue un lentocamino en el que la Administracin marcaba pautas y el quehacercotidiano se desentenda sistemticamente de ellas, en el uso deldinero la implantacin fue ms rpida al tratarse de una imposicinnica desde arriba. Y nadie mejor que nosotros, en plena poca deadecuacin al euro, podemos entender cmo se sentan aquellasgentes, porque no slo cambiaba el nombre y valor de su moneda,sino que se asentaba en una base de cuenta, de mltiplos y diviso-res, la decimal, absolutamente distinta a cuanto haban conocido ymanejado hasta entonces. De modo que la frase y esto en onzas,cunto es? debi ser comn, como lo es hoy y esto en pesetascunto es?, salvando las diferencias de una sociedad que no estabatan mercantilizada como la nuestra, pero para la que tampoco tendr-an mucho significado las cifras resultantes de las nuevas medidas ylas nuevas monedas.

    Por eso cuando se cumplen 150 aos de la vigencia de la Ley dePesas y Medidas, y 135 de la implantacin de la peseta como unidadmonetal del Sistema Mtrico Decimal queremos recordar el profundo

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    cambio que se produjo con la implantacin de un sistema de basecientfica y utilizacin internacional, desde la experiencia diaria deuna sociedad altamente tecnificada que en un ao no ha dejado depensar en pesetas y se ve obligada a calcular continuamente cifrasque realmente tengan algn sentido.

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    1. LAS MEDIDAS EN LA HISTORIA

    Como en tantas otras facetas de la actividad humana, el origende las medidas est en la observacin de la naturaleza, y as las pri-meras referencias mtricas son del paso del tiempo, estudiando eltranscurso del sol para los das y las estaciones, y de la luna para losmeses, que en las culturas antiguas son de carcter lunar y dan lugarpor ello a un periodo denominado luna.

    El propio cuerpo humano sirve de primer instrumento mtricopara las medidas de longitud, y patrones como el pie, el palmo y elcodo usados desde la Antigedad no son ms que la longitud tipifi-cada del pie, de la mano abierta o del brazo desde el codo a lamueca. Lo mismo pulgada o dedo. Y todava hoy, cuando no dispo-nemos de instrumentos mtricos, recurrimos a medir por pasos,pies, palmos y cuartas para salir rpidamente del apuro. Puado ymanojo son otras tantas medidas sin patrn pero perfectamenteinteligibles para quien las usa. Hay juegos infantiles en los que elreparto de los campos, del terreno de juego o incluso de los equiposse hace mediante pies, concluyendo con monta y cabe para el queinicia la eleccin.

    Si combinamos mdulos de tiempo con medidas de longitud,obtenemos las primeras medidas para distancias largas y sobre todode superficie. De esta manera la legua es la distancia que se anda enuna hora, y peonada, obrada, yugada son formas de expresar lasuperficie que un hombre puede trabajar en un da o arar con unayunta de animales en el mismo tiempo. En algunos lugares distin-guen incluso cuando la yunta es de bueyes o de mulas.

    Las medidas de capacidad de ridos tambin dieron lugar a otrasde igual nombre para las de superficie de uso agrario, y fanega es almismo tiempo una medida de grano y la superficie de tierra que sesiembra con esa cantidad. Este uso produce a su vez una disparidadde resultados, derivada de la calidad y caractersticas de la propiatierra, de manera que la fanega de superficie vara considerablemen-te de un lugar a otro, y cuando se traduce su equivalencia en metros

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    Fig. 1. Gradus (vararomana) dividida en 2pies y medio y 24digitus. Varea.

    Fig. 2. Detalle de la divi-sin en digitus (dedo).

    Fig. 3. Juego de pesas romanas de piedra. Libia(Herramlluri).

    Fig. 4. Ponderal debronce, Varea. Este tipode pesa forma parte deun juego en el que seencajan unas en otrasde menor a mayor, y enconjunto equivalen a lalibra y sus divisores.

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    cuadrados se comprueba los valores tan diversos a los que se refiereincluso dentro de un solo municipio.

    El peso se basaba en la comparacin equilibrada con pesas depiedra que encontraron su primer patrn en la libra romana, peroigual que los contenedores para medir capacidades fueron muyvariados, ocurre lo mismo con los sistemas de pesas, utilizandoescalas distintas segn se tratara de la mercanca, con algunasespecficas si esta era comn y voluminosa como la carga de made-ra, o por el contrario pequea y valiosa como los metales preciososo las sustancias qumicas para su uso en medicina y farmacia.

    De la libra tambin se deriva el primer sistema monetal romanobasado en las monedas que se podan obtener de una libra de oro, deplata o de bronce. El valor de este dinero, que se reflejaba inmediata-mente en el tamao de las monedas, fluctu a lo largo del tiemposegn fuera, obviamente, el valor del oro o de la plata relacionando laacuacin de oro siempre utilizado como mltiplos y de circulacinmuy escasa con pocas de prosperidad y estabilidad econmica.

    Estos sistemas primitivos tenan una base de divisiones binarias,es decir, la unidad se divida por la mitad, dando la media y estas asu vez por la mitad, dando cuartos, y estos de nuevo dando octavos.De este sistema derivan medidas tradicionales como cuarto,cuartillo, ochavo, ochavillo, siendo los diminutivos la mitad de losanteriores. Consecuentemente los mltiplos seguan el procedimien-to inverso doblando sucesivamente el valor anterior.

    El comercio con pueblos distintos oblig a establecer patronesfijos para todo el sistema de medidas, y la moneda naci comonecesidad de efectuar pagos cuando el rgimen de intercambio demercancas no satisfaca las expectativas de unos y otros, hasta sig-nificar la ausencia de moneda circulante un sntoma de profunda cri-sis poltica y de aislamiento de las sociedades, y por el contrario lasnuevas acuaciones representaban el despegar de las relacionesentre ellas y la reactivacin del comercio.

    La ciencia grecorromana, el comercio por el Mediterrneo y lanecesidad de pagar a los ejrcitos instituyeron los primeros sistemasmtricos de uso comn para todo el Imperio Romano, y fue la basepara los que desarrollaron los reinos cristianos a lo largo de la Edad

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    Media (Figs. 1 a 4). En Espaa pervivi hasta la conquista rabequienes incorporaron nuevos valores, y la figura del almotacn comoresponsable de la exactitud y fiabilidad de las pesas y medidas. Sinembargo la descomposicin de la Hispania romana y la aparicin delos reinos peninsulares cristianos y rabes se tradujo en una ato-mizacin de las pesas y medidas, caracterizados por su localismo ysu variedad, de modo que aunque parecidos no eran iguales en nin-guno de los reinos, ni siquiera de sus ciudades, guardianas y respon-sables de sus patrones mtricos, no as de los monetales quedependan nicamente del Rey.

    A mediados del siglo XIII Al Andalus se ha reducido al reino naza-rita de Granada, y a medida que la Reconquista avanzaba y cuajabala poltica de reunificacin de los reinos cristianos, los propios reyesse dan cuenta de la necesidad de contar con patrones nicos quepongan orden y faciliten el comercio ante la reactivacin de los inter-cambios comerciales.

    El primero de estos intentos se debe al esfuerzo legislativo deAlfonso X quien en 1261 establece como patrones la vara toledanapara longitud, el marco alfonsino de 8 onzas y 2 marcos por librapara peso, el cahiz toledano para capacidad de ridos y el moyo deValladolid para lquidos1.

    Nuevos planes de unificacin se sucedieron en Castilla y Aragna lo largo de los siglos XIV y XV, y quedaron establecidos los cargosde marcador mayor para cuidar de la exactitud de los patrones ofi-ciales, y de almotacn para vigilar que las medidas de uso comn enferias y mercados se ajusten a ellos, sin fraudes ni errores.

    Felipe II, como rey nico de todos los reinos de Espaa afrontanuevamente la unificacin de los patrones mtricos heredadosdesde la Edad Media, pero realmente en 1568 slo queda fijada lavara de Burgos, de 83 cm., como vara castellana y la legua comounidad de largas distancias2.

    Debemos esperar al Siglo XVIII y a los procesos racionalizadores delos ilustrados para instaurar un sistema metrolgico nico de aplicacingeneral para Espaa y Ultramar. Adems, esta necesidad qued clara-

    1 Pesas y medidas espaolas antiguas. Patrones del siglo XIX anteriores al Sistema Mtrico.(Madrid), Centro Espaol de Metrologa (1999). Pg. 14

    2 Id., Pg. 15.

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    mente manifiesta por ltima vez en el Catastro del Marqus de laEnsenada que pretenda un conocimiento exhaustivo de la realidadespaola y su actividad econmica. Y efectivamente, obtuvo una visintan variopinta en relacin con la superficie de las tierras y el precio delos productos segn sus patrones de referencia, que difcilmente sepodan aplicar valores impositivos comunes para cumplir uno de losobjetivos de la encuesta. En consecuencia, en 1751 la Junta deComercio solicita fijar las bases de un sistema nico de pesas y medi-das correlacionadas entre s en el que no prevaleciera ninguna de laspreexistentes por su importancia histrica o su tradicin de uso, y losilustrados, retomando estudios que se remontan a los humanistas delsiglo XVI, comienzan buscar equivalencias y correlaciones con medi-das de longitud y tiempo, y medidas de longitud y capacidad.

    Por otra parte, a finales del siglo la Francia revolucionaria, dentrode su ruptura con el Antiguo Rgimen y con sus modelos y estructu-ras, expone tambin la necesidad de establecer en su nueva sociedadun sistema nico de pesas y medidas, y en 1791 la AcademiaFrancesa de las Ciencias propone por vez primera la escala decimalcomo base de todo el sistema y el metro como unidad patrn de longi-tud, de la que se derivarn todas las dems. Y en consecuencia defineel metro como la diezmillonsima parte del cuadrante del meridianoterrestre que pasa por Pars, definicin histrica y clsica que se hamantenido desde entonces como convencionalismo inmutable hastaque nuevas mediciones ms precisas le han dado otro contenido3.

    Con esta base ya planteada, en 1798 Francia invita a los cientfi-cos internacionales a examinar y debatir el nuevo valor para la cons-truccin de prototipos. Espaa haba estado representada porGabriel Ciscar y Agustn de Pedrayes en las reuniones previas y enesta recibi los primeros patrones de metro y de kilo en platino, queen 1799 son adoptados por la comunidad cientfica internacionalcomo base de todo el sistema.

    Sin embargo, a pesar de esta decisin, el establecimiento delSistema Mtrico Decimal tard an mucho en llegar a la sociedad, eincluso a las Instituciones que ya haban admitido su bondad frente ala disparidad existente. Este alejamiento se manifiesta en la

    3 En la actualidad se considera la velocidad de la luz como valor inmutable, y en consecuen-cia, se define al metro como la distancia que recorre la luz en 1/299792458 de segundo.

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    Pragmtica de 20 de febrero de 1801, que aun introduciendo con-ceptos legales nuevos respecto a los textos del siglo XVIII, y recono-ciendo los esfuerzos intelectuales, cientficos y modernizadores delos ilustrados, mantiene los sistemas tradicionales para pesar ymedir, por considerar que el decimal se encuentra muy alejado delpueblo en cuanto a su comprensin, a su base cientfica e incluso asu nomenclatura. De manera que lo que establece es una unificacinde los patrones existentes de base binaria, nicos para toda la clasede productos y mercancas, que por primera vez y en lo sucesivo sellamarn Pesas y Medidas espaolas. As se convierten en patronesespaoles la vara de Burgos para longitud, la fanega de Avila paracapacidad de ridos, la cntara de Toledo para lquidos, y el marcode Castilla para pesas.

    Tambin estableca la existencia de un doble juego de patronesen cada ciudad para su conservacin en el Archivo y para su diariacomprobacin por el almotacn, pero en la prctica cada localidadsigui usando sus medidas tradicionales con sus valores distintos, apasar de que la normalizacin se pretenda desde la base, generali-zando su enseanza en los libros de texto de todos los niveles, hastael uso cotidiano con ordenanzas regulando su aplicacin.

    Durante el breve reinado de Jos Bonaparte se intenta la implan-tacin del Sistema Mtrico Decimal, pero as se mantienen las cosascuando en 1844 Isabel II alcanza legalmente la mayora de edad y dacomienzo un periodo de auge econmico internacional que tambinexperimenta Espaa a pesar de los vaivenes polticos entre losgobiernos progresistas y conservadores. La base de este aumentodel comercio nacional e internacional se encuentra en el empleo delvapor como innovadora fuente de energa que pone en marchamquinas poderosas, acelera las travesas martimas y crea un nuevovehculo, el ferrocarril, smbolo de toda una poca de modernidad ycomunicacin. Con la industria completamente renovada y el comer-cio en autntica expansin, la burguesa emergente, autora y primerabeneficiaria de ese progreso, comprueba de una vez que los siste-mas tradicionales de pesar y medir no son vlidos ms all delpequeo menudeo del mercado diario, de modo que cuando en1849 se publica la Ley de Pesas y Medidas que establece comopatrn el metro, la sociedad, o al menos los estamentos, estn pre-

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    parados para asumir el cambio, aunque este se hizo muy lentamentemarcando un divorcio patente entre la vida oficial y la del pueblollano, sobre todo el rural.

    Son tiempos de recuperacin tras la Guerra de Independencia, eltriste reinado de Fernando VII y, las dos primeras Guerras Carlistas, ydespus de la nueva Constitucin de 1845 en la que se plantea unEstado centralizado dividido en provincias, con un nico Cdigo Civil yPenal, una fiscalidad nica, una red ferroviaria que comunica todo elpas, y un banco emisor que acua la nica moneda, y un cuerpo dedefensa interno, la Guardia Civil, que llega al ltimo rincn. En este sen-tido, se multiplican las leyes centralizadoras que afectan a cualquiertipo de actividad, a la enseanza, a la universidad, a la ciencia, a laindustria, a las clases sociales, y que entre otras cristalizan en esta Leydel 19 de julio de 1849 de implantacin del Sistema Mtrico Decimal,que en Francia estaba en vigor desde 1837, y que a lo largo de estamitad de siglo se va adoptando en otras naciones europeas: Portugalen 1852, Italia en 1871 tras su unificacin, Alemania en 1872, y Rusiaen 1918 despus de su Revolucin. La ltima fue Inglaterra en 1971.

    La Ley de 1849 est dividida en 17 artculos de los cuales los 6 pri-meros son de carcter definitorio y los dems administrativos o deaplicacin. Entre estos, el 11 fija su enseanza obligatoria en todas lasescuelas a partir del 1 de enero de 1852 y el 12 su uso por laAdministracin del Estado y provincial a partir del 1 de enero de 1853.En 1860 deba ser de uso obligatorio para todos los espaoles4.

    Pero, adems de estos plazos de entrada en vigor, la ley tambinestableca la recogida sistemtica de todos los patrones usados enEspaa para publicar las correspondientes tablas de equivalencia conlos nuevos valores y el posterior envo, antes del 1 de enero de 1852, deuna coleccin de los nuevos patrones a cada capital de provincia que sehara extensivo a la mayor brevedad posible a las dems poblaciones.

    Sin embargo de todos estos mandatos slo el de enseanza y lapublicacin de las Tablas de equivalencia se hizo realidad en sumomento, y en 1853, cuando ya deba ser un hecho para todas lastransacciones oficiales, el Gobierno se ve obligado a dar nuevos pla-zos para su aplicacin. Por Decreto de 19 de junio de 1867 recuerda

    4 Cfr. Unidades de medida en La Rioja: Una cita entre tradicin y futuro. (Logroo),Fundacin Caja Rioja (2001). En pginas 80 y 81 reproduce el contenido de la Ley.

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    la obligacin de su cumplimiento por la administracin y la estable-ce para el 1 de julio, y slo un ao ms de plazo para el resto de losciudadanos. 1868 es un ao clave para la implantacin del Sistema,pues en l se termina de distribuir la coleccin de patrones, se publi-ca el Reglamento de Pesas y Medidas por Real Decreto de 27 demayo de 18685, y se establece la peseta como unidad monetaria delmismo, segn las Normas de la Unin Monetaria Latina de 1865.

    Pero lo que es una realidad por fin en todas las actividades oficia-les y en la documentacin pblica, sigue siendo algo completamenteextrao en la actividad privada donde contina el manejo sistemticode los patrones tradicionales en el comercio local, e incluso se apoyay defiende su uso desde algunas administraciones locales frente a laimposicin del Estado.

    Este desinters que el ciudadano medio demuestra por elSistema Mtrico Decimal obliga a la publicacin de una segunda Leyde Pesas y Medidas el 8 de julio de 1892 y su Reglamento el 5 deseptiembre de 1895, en la que no slo se establece la obligacinabsoluta del Sistema Mtrico Decimal, sino que se prohbe el uso decualquier otro patrn mtrico ajeno a l. El nuevo texto recoge laexperiencia de esta segunda mitad del siglo y precisa y define todoslos valores y caractersticas de las pesas y medidas, con sus mlti-plos y divisores, el control y marcaje de sus patrones, y la vigilancia ysanciones de su incumplimiento o de sus fraudes.

    No obstante, a pesar de que a partir de este no hay ms textoslegales que aludan a varas y arrobas, las tablas de equivalencias sesiguen enseando en los libros de texto escolares hasta la GuerraCivil. En los pequeos mercados locales se siguen utilizando piedrascomo valor convencional en el peso de mercancas, aceptadas sinqueja por el comprador. Los agricultores siguen hablando de fanegasal referirse a la superficie de sus tierras. Y en La Rioja cada ao,hasta la actualidad, se sigue fijando por cntaras el precio del vino.

    No puede extraar entonces que despus de un ao de vigenciadel euro, sigamos traduciendo a pesetas las cifras de nuestros gastospara convertirlas en valores con verdadero significado para nosotros.

    5 Gaceta de Madrid de 1, 6 y 7 de junio de 1868 publica el Real Decreto con el Reglamentocompleto de la ley de 1849. (Archivo Histrico Provincial de Logroo).

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    2. LOS PATRONES TRADICIONALES DE MEDIDA

    Desde la Edad Media se habla de varas, arrobas, fanegas y cnta-ras como unidades de medida que hoy para nosotros no tienen nin-gn sentido si no las acompaamos de su equivalencia en valoresdecimales. Pero si observamos con detenimiento la unificacin depesas y medidas de la Pragmtica de 1801, al escoger un patrnpara cada magnitud longitud, capacidad y peso nos damos cuentade la simplicidad del sistema basado en la divisin sucesiva por lamitad para sus divisores, y en la multiplicacin por dos para los ml-tiplos, reduciendo de esta manera, con una base mtrica de usoancestral y de facilsima comprensin, todas las variantes locales aun solo patrn. Lo que ocurri como hemos visto es que la resisten-cia a cambiar de patrn mtrico era igual si se trataba de un sistemasimilar de base binaria pero de distinto valor que si se trataba delSistema Mtrico Decimal.

    Las variantes, aunque pequeas, se pusieron de manifiesto en lapublicacin de las Tablas de Equivalencias de 1852 y en la coleccinde pesas y medidas enviadas para hacer la conversin, que se con-servan en el Centro Espaol de Metrologa.

    2.1. Medidas de longitud

    La vara se ha tenido como unidad de longitud desde la EdadMedia, aunque esta se basa en unidades ms pequeas de origenantropomtrico que ya usaban los romanos: el pie y el palmo. As lavara que establece la Pragmtica de 1801 se compone de 3 pies o 4palmos, y aplicandole el cdigo binario se divide en 6 medias terciaso sesmas y en 2 medias varas, 4 palmos mayores o cuartos, y 8medios palmos u ochavas, de manera que la vara tiene dos escalasde divisores segn se apliquen al pie o al palmo. Y a su vez los pies

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    Equivalencias en medidas de superficie:

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    A estas medidas bsicas hay que aadir numerosas varianteslocales dependiendo de la calidad y caractersticas de la tierra,ampliando o reduciendo la superficie en funcin de su fertilidad enlugar de bajar o subir su precio que en buena lgica sera lo quecaba esperar. En el estudio sobre la metrologa agraria en La Riojadurante el Antiguo Rgimen, Santiago Ibez establece hasta oncefanegas de superficies distintas por las varas cuadradas que contie-nen, reflejando incluso tres fanegas diferentes en un mismo munici-pio de amplias zonas de la Sierra y de La Rioja Baja6.

    se dividen en 12 pulgadas y cada una en 12 lneas, y los palmos en12 dedos, a los que se aplica la escala binaria de medios dedos,cuartos, ochavos y lneas. Esta vara as establecida mide 83,59 cm.

    Por encima de la vara estableca el estadal de 4 varas comomedida de longitud mayor para tierras, y la legua de 20.000 pies paralas distancias de los caminos.

    De las mismas unidades derivan las medidas de superficie aran-zada y fanega. La aranzada es un cuadro de 20 estadales de lado, esdecir 400 estadales cuadrados o 6.400 varas cuadradas, y la fanegaun cuadro de 24 estadales o 576 estadales cuadrados, que a su vezse divide en 12 celemines y cada celemn en 4 cuartos o cuartillos.

    Equivalencia en medidas de superficie:

    6 IBAEZ RODRIGUEZ, Santiago. La necesidad de medir. La metrologa agraria delAntiguo Rgimen en La Rioja. Brocar, Cuadernos de Investigacin Histrica. Logroo,Universidad de La Rioja, 1995. N. 19, Pg. 131-163.

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    Fig. 5. Vara castellana.

    Pie o tercia

    Medio palmo u ochava

    Media vara

    Palmo o cuarta

    Medio pie o sesma

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    El patrn fsico con el que se realizan estas medidas, la vara, escomo su nombre ancestral indica, una gruesa vara con los extremosprotegidos con chapas de latn para evitar alterar fraudulentamentesu longitud. Las divisiones en pies, palmos, sesmas, cuartillos, pul-gadas y dedos se haca mediante profundas muescas o incisionesque podan remarcarse con hilos o chapillas metlicos para su mejorvisualizacin (Fig. 5).

    2.2. Medidas de capacidad

    La Pragmtica de 1801 contina con las medidas de capacidad,que quiz han sido las ms usadas en el sistema tradicional, puespor este valor se medan incluso cuerpos slidos, como cereales,legumbres, sal, y en general cualquier producto de grano pequeo,en lugar de usar el peso. Naturalmente por capacidad se medan loslquidos, excepto el aceite, y los valores y recipientes con que seefectuaba la medida y les daban nombre, seguan dos escalas dife-rentes segn se tratase de los primeros o de los segundos.

    El patrn para la medida de ridos es la fanega de capacidad,dividida tambin en 12 celemines y a su vez ambos divididos pormitades, cuartos, y ochavos. El mltiplo de la fanega es el cahiz de12 fanegas, y una fanega equivale a 55,50 litros.

    Equivalencia en medidas de capacidad para ridos:

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    Fig. 6. Media fanega, con fecha1867.

    Fig. 7. Cuartilla.

    Fig. 8. Celemn, con iniciales depropietario T S.

    Fig. 9. Dos cuartillos en la basede una medida de celemn.

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    Los patrones para medir estas capacidades eran recipientes demadera con sus caras perfectamente ensambladas, reforzados en elborde con chapas de hierro para protegerlos del desgaste por el usoo por una actuacin fraudulenta para mermar su capacidad, e ibanprovistos de asas en los tamaos ms grandes para facilitar sumanejo. A veces llevaban indicado el valor que representaban y lospatrones oficiales presentaban tambin inscripciones con el patrnde referencia, la fanega de Avila, y se decoraban con claveteados yherrajes.

    Estos patrones respondan a dos tipos formales diferentes: el decaja prismtica empleada comnmente para el celemn y sus diviso-res, y el de cajn con una pared inclinada para fanegas y mediasfanegas. De ellas la ms comn es la media fanega, de base rectan-gular, con las paredes largas trapezoidales dando lugar a una bocams ancha, y con un lado inclinado hacia afuera para facilitar su lle-nado y vaciado, y un asa transversal de madera en la cara opuesta(Figs. 6, 7, 8 y 9). El patrn de la media fanega de Avila tiene 25dedos y 3/4 de otro para la longitud de la base, 15 dedos la anchura,35 la longitud de la boca y 11,5 la altura, tomadas siempre por elinterior.

    Estas medidas se completaban con un rasero, de forma cilndri-ca, que se pasaba por el borde y eliminaba el excedente, pero de lahabilidad del medidor dependa que entrase ms o menos, al dejarms hueco o ms apretado el producto medido, y aplicarlo en subeneficio.

    La media fanega ha sido una medida de amplio uso hasta que sefue sustituyendo por el peso por ser ms preciso. En el museo de LaRioja se conserva una media fanega con la fecha de 1856 grabadaprocedente de Alberite, cuando todas las ordenanzas insistan en elempleo de los nuevos patrones del Sistema Mtrico Decimal.

    El patrn para medir la capacidad de lquidos impuesto en laPragmtica de 1801 es la cntara de Toledo o arroba, que llega divi-dindose por mitades a 128 partes llamadas cuartern o copa. Elmltiplo es el moyo de 16 cntaras, y una cntara equivale a 16,133litros.

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    Fig. 10. Cntara.

    Fig. 11. Media cntara.

    Fig. 12. Cuartilla.

    Fig. 13. Azumbre.

    Fig. 14. Cuartillo, patrn de laciudad de Logroo.

    Fig. 10

    Fig. 12

    Fig. 11 Fig. 13

    Fig. 14

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    Los recipientes para medir estas capacidades eran comnmentemetlicos, de cobre, latn y ms modernamente de hojalata. Tenanun cuerpo globular o troncocnico y corto cuello en el que se abraun orificio o una muesca en el borde a modo de marca de capacidadindicando el nivel que deba alcanzar el lquido hasta el punto exactode rebosar. Para ayudar a su manejo estos recipientes llevaban unasa en los patrones pequeos y otra ms en los mayores, dispuestaen un punto opuesto y cerca de la base para facilitar su vaciado(Figs. 10, 11, 12, 13 y 14).

    Pero tambin se hicieron medidas de barro cocido que reproduc-an los modelos y mecnica de los patrones metlicos, aunque comola coccin poda alterar sus dimensiones y capacidad, su equilibradoy control se haca despus limando si hiciera falta el orificio de nivel yprotegindolo con una chapa metlica para evitar manipulacionesposteriores y posibles fraudes.

    En La Rioja la cntara tena tan slo una capacidad de 16,04 litros7,de modo que al aplicar su conversin al Sistema Mtrico Decimal se

    Equivalencia en medidas de capacidad para lquidos:

    7 Tablas de equivalencias publicadas en la Gaceta de Madrid de 28 de diciembre de 1852.Cfr. Pesas y medidas espaolas antiguas. Patrones del siglo XIX anteriores al SistemaMtrico. (Madrid), Centro Espaol de Metrologa (1999). Pg. 189

  • ha conservado su uso y su terminologa como medida de lquidos,sobre todo de vino, y as se mantiene la cntara como sinnimo de 16litros, la media cntara de 8, la cuartilla de 4, el azumbre de 1.

    Tambin se hicieron cntaras de barro de cuerpo globular y orifi-cio en el cuello, sobre todo en los centros alfareros de La Rioja AltaNavarrete, Fuenmayor y Haro, para su uso habitual en las bodegas(Figs. 81 y 82). Y en el lenguaje cotidiano se conserva el verbo canta-rear para medir por cntaras y trasegar el vino de un lugar a otro.

    Igualmente esta medida se ha usado para hacer las tinajas hastasu desuso a lo largo del siglo XX, alcanzando la capacidad de 1 cn-tara las que se hacan a torno, de 2, 3, 4, 6 y 8 cntaras para lostamaos medianos, y 12 y 14 para los grandes, urdidos totalmente amano.

    Sin embargo la medida de aceite se ha excluido tradicionalmentede los patrones de capacidad, y se le ha aplicado las de peso, tal ycomo hoy se hace cuando se habla de l en grandes cantidades.

    2.3. Medidas de peso

    La Pragmtica de 1801 concluye estableciendo como patrn depeso la libra de 16 onzas, que por su divisin binaria sucesiva con-cluye en el adarme como divisin menor, y como mltiplo tiene laarroba de 25 libras, el quintal de 100 y la tonelada de 2000. Una libraequivale a 460,09 gramos. Este patrn se basa en el Marco delConsejo de Castilla, de 8 onzas, y cada onza equivalente a 28,75gramos, pero teniendo en cuenta que al peso se medan las mercan-cas ms valiosas, incluidos los metales preciosos o los productosfarmacolgicos. El adarme se divida en 3 tomines y cada tomn en12 granos que es realmente una medida muy pequea equivalente a0,049 gramos.

    28

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    Las medidas ms pequeas:

    Las medidas mayores:

    La libra y sus divisores:

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    Fig. 15. Juego de pesas. 1, Marco de Castilla.2, Pesas del Marco de Castilla.

    Fig. 16. Pesas contrastadas con los punzones del Fiel Contraste. 1, Tapa de caja. 2,Interior de pesa.

    1

    1

    2

    2

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    Los patrones o ponderales para medir estos valores tienen formatroncocnica, o cilndrica y desde la Antigedad se agrupan en jue-gos de pesas hechas en bronce en forma de cubilete, de modo quecada una encaja en la siguiente que es a su vez de doble valor, hastaquedar todas encerradas en la pesa mayor. Esta, que va provista detapa con su cierre, se llama caja y tiene tambin peso conocido, demanera que todo el conjunto poda representar el valor de unaarroba, una libra o de media libra, y cada una de las pesas conteni-das en su interior la escala completa de sus divisores (Fig. 15).

    A partir del siglo XVI estos juegos de pesas, por su valor depatrn, van debidamente contrastadas con punzones grabados, enlos que no slo figura en cifra el peso al que corresponden, sino elescudo de la ciudad y el sello del fiel contraste que las verific y con-firm con su nombre la exactitud de los mismos. A veces se multipli-can los punzones, sobre todo los nominativos, indicando en estecaso las veces que han sido contrastadas a lo largo de su uso.Adems estos conjuntos de pesas suelen ser obras de autores cono-cidos que decoran la caja con figuras mitolgicas o adornos, y dejantambin su propia marca (Fig. 16).

    Pero al lado de estas obras de origen culto y atribuibles a estilosy pocas determinadas, tambin se hicieron otras pesas ms senci-llas, de hierro forjado y forma troncopiramidal, rematadas por el vrti-ce en un apndice que se dobla sobre s mismo en forma de gancho,y no slo sirve para colgarla, sino para contrastarla, limando estaparte ms delgada hasta obtener el valor justo. No llevan punzonesde fiel contraste ni de localidad, pero s marcas del herrero, del pro-pietario y otras de valor, suficientes para ser usadas y aceptadasentre vendedor y comprador (Fig. 17).

    Las pesas se utilizaban desde la Antigedad en balanzas dedoble platillo obteniendo el valor del peso por simple equilibrio entreambos. La construccin y manejo de estas balanzas era muy sencillopues se reduca a un brazo horizontal de cuyos extremos colgabanmediante cuerdas o cadenas los dos platillos marcado en el centropor una aguja vertical o fiel, que se mova dentro o en paralelo al sis-tema de sujecin de la misma, llamado alcoba, de modo que el equi-librio entre la mercanca de uno de los platillos y la pesa del otro semanifestaba al quedar alineado el fiel y la alcoba (Fig. 18).

  • 32

    Fig. 18. Balanza de doble platillo.

    Fig. 19. Balanza de columna. Fig. 20. Detalle de la barra y el pilnde una romana.

    Fig. 17. Pesas de hierro con marcas de 4 onzas,2 onzas, 1 onza, media onza y cuarto de onza.

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    Sin embargo para apuntar la precisin de esta balanza se le aa-di un vstago vertical que levantaba el brazo por el centro. Son lasllamadas balanzas de columna conocidas en la Antigedad y de lasque derivan todas las balanzas de precisin posteriores (Fig. 19).

    Pero la que conserva su nombre aludiendo inequivocamente a suorigen es la romana o balanza de brazos desiguales. Al contrario queen los anteriores modelos, el equilibrio se consigue mediante contra-peso entre la mercanca que cuelga de un extremo del brazo horizontaly una pesa que corre a travs de l. Aunque hay distintos modelos deromana, bsicamente constan de una barra graduada, con un ganchoen un extremo que sirve para colgarla o sostenerla, y bajo el mismouno o dos donde se cuelga la mercanca que se pretende pesar o unplatillo para el mismo fin. A lo largo de la barra graduada se desplazauna pesa llamada piln, construida al mismo tiempo que la romana ysostenida por una anilla que se fija en cada una de sus marcas. Labarra se remataba por el extremo libre con un engrosamiento para evi-tar que el piln se saliese y se perdiese. El peso se consigue deslizan-do el piln por el brazo hasta conseguir que quede horizontal por com-pensacin respecto a la mercanca, y el valor de la pesada queda mar-cado por la cifra en la que se ha detenido el piln en la barra (Fig. 20).

    Por eso una de las operaciones ms delicadas en la fabricacinde una romana es su equilibrado y marcaje de la barra lo que propor-ciona el alcance o pesada mxima de la misma, dependiendo siem-pre de su longitud. Para fijar este alcance y graduacin de la barra,se colocan pesas de valor conocido en el gancho de las mercancas,tantas como admita el contrapeso del piln colocado en el extremode la barra. Cuando esta est equilibrada en horizontal se procede amarcar el alcance de la barra, grabando una muesca o pica en labarra. A continuacin se procede a marcar la pesada menor con lapesa ms pequea, y por divisiones sucesivas en mitades de labarra, se van marcando los valores intermedios.

    Si la balanza de columna es caracterstica para el pesado dematerias valiosas y de pesos pequeos, la romana es el tpico instru-mento de mercancas agropecuarias, incluido el ganado vivo, la lana,el forraje, frutas y verduras, y su presencia era imprescindible entodas las ferias y mercados semanales hasta ser sustituida por lospesos electrnicos.

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    2.4. Las monedas predecimales

    Establecemos que las monedas predecimales son las anterioresa la implantacin de la peseta como unidad de cuenta (1868), aun-que como ya veremos hubo algunos intentos de aplicacin delSistema Mtrico Decimal al circulante monetario en los aos cuaren-ta del siglo XIX. Para fijar la fecha ante quem de este captulo, hemoselegido el ao 1789, con el estallido de la Revolucin Francesa, con-siderada por la mayora de los historiadores como el comienzo de laEdad Contempornea, y que en el caso espaol, coincide prctica-mente con los inicios del reinado de Carlos IV (1788).

    Para llevar a cabo una aproximacin a la circulacin monetaria deeste periodo contamos en la coleccin numismtica del Museo de LaRioja con tres grupos de monedas: el primero representa un granporcentaje del total, prcticamente trescientas monedas, provenien-tes de los fondos antiguos ingresados con anterioridad a 1971 en elMuseo de Logroo, y de los que no hay ningn dato que informesobre el origen de las mismas, por lo que nicamente tienen un valorintrnseco para el colectivo numismtico, y aportan una informacinbastante sesgada8.

    El segundo grupo consiste en cuarenta monedas de oro que for-man parte de dos tesorillos rescatados al realizar obras en el ParadorNacional de Santo Domingo de la Calzada (veinticinco monedas) yen el derribo de una tapia de un edificio de Ventas Blancas (setenta ynueve monedas).

    El ltimo grupo est compuesto por seis monedas de cobrerecuperadas en excavaciones arqueolgicas (tres en solares delcasco antiguo de Logroo, una en el yacimiento romano de Varea,otra en el castillo de Clavijo y la ltima en Canillas de ro Tuerto).Los dos primeros grupos nos ilustran sobre las monedas emitidasen Espaa entre 1788 y 1868, pero es el exiguo tercer lote, com-puesto por cuatro monedas de Fernando VII y dos de Isabel II, elnico representativo de la circulacin monetaria en la primera mitaddel siglo XIX en La Rioja.

    8 Fueron recuperadas e ingresadas por la Comisin Provincial de Monumentos antes de laapertura del Museo en 1971.

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    La moneda del Antiguo Rgimen: Carlos IV (1788-1808)

    Carlos IV conserv la tipologa y metrologa de las monedas desu antecesor Carlos III, modificando nicamente la fisonoma delretrato y las leyendas. En cuanto al anverso, la idealizacin extremade los rasgos fsicos fue norma corriente en la Casa de Borbn, mos-trando al monarca unas veces ataviado con toga, otras con manto,e incluso con armadura, y siempre con la cabeza cubierta con pelu-ca, y a veces laureada.

    En el reverso, el escudo cuartelado y coronado, configurado portodas las armas reales, aparece en las piezas de oro rodeado por elcollar del Toisn de Oro, mxima condecoracin de la CoronaEspaola. En las de plata acuadas en las posesiones americanas, elescudo est flanqueado por columnas enfajadas con el lema PLUSULTRA, mientras que en las fabricadas en Madrid o en Sevilla, elescudo est totalmente exento.

    En las leyendas, grabadas en latn, el monarca es designado comorey de Espaa y de las Indias por la Gracia de Dios, en el anverso(monedas de oro) y en el reverso (monedas de plata acuadas enAmrica), y sin mencin a la potestad sobre las Indias en el resto delas piezas. En el reverso de las piezas de oro, la leyenda es IN.UTROQ. FELIX. AUSPICE. DEO, que se puede traducir como benevo-lente en todas partes, debido a los auspicios divinos, afirmacin decarcter religioso continuando la tradicin medieval, mientras que enlas de plata peninsular la leyenda recurrente es HISPANIARUM REX.

    En las piezas fabricadas con metales preciosos, se atestiguanmarcas que hacen mencin a la ceca de origen (por ejemplo la Mcoronada de Madrid, la M con un crculo encima de Mxico, la S deSevilla, etc.) y al ensayador (persona encargada de garantizar la leydel oro y de la plata de las emisiones monetarias). Estas marcas per-vivirn hasta el reinado de Alfonso XIII. Como ejemplo de la compro-bacin de la ley de las monedas tenemos una pieza de un escudo deoro, que fue acuada en Santa Fe (Argentina) en 1806, y que muestraun aspa incisa en el anverso, realizada con un instrumento cortantepara comprobar en su da la ley de la moneda, que result ser falsa.

    Carlos III haba regulado en 1771 la ley del oro y de la plata, dis-

  • 36

    Fig. 21. Onza de oro de Carlos IV. Mxico 1801 (Izqda.). Lima 1800 (Dcha.).

    Fig. 22. Duro de plata de Carlos IV. Potos 1803 (Izqda.). Mxico 1794 (Dcha.).

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    minuyndola en ambos metales, y esta medida conllev el empeora-miento de las emisiones. Para intentar mejorarlas, se cre en 1804 eldepartamento de Grabado y Mquinas, centralizado en Madrid, conla sana intencin de formar grabadores y expertos en las nuevas tc-nicas de la Revolucin Industrial.

    El sistema monetario borbnico se sustentaba bsicamente enlas siguientes monedas:

    La onza era el mximo valor de las acuaciones de oro, desde sucreacin en el reinado de Felipe IV, y constituy la cabeza del siste-ma monetario borbnico, desde Felipe V. En 1779, Carlos III igual elprecio de la onza peninsular con la de los territorios de ultramar,denominada pelucona, en trescientos veinte reales de velln.

    En el Museo de La Rioja hay tres ejemplares, pertenecientes altesorillo de Ventas Blancas, acuados en Popayn (Colombia), Lima yMxico (Fig. 21). De los mencionados tesorillos provienen tambinmedia onza, veintiseis doblones y cinco escudos, todos ellos acua-dos en Madrid (Figs. 106 y 107), exceptuando uno fabricado en Sevilla.

    Los duros de plata, habitualmente mejor conocidos como realesde a ocho, fueron muy valorados en el mercado internacional ya quetenan porcentajes residuales de oro, y mayor peso intrnseco, eranconocidos como spanish dollar o pillar dollar, e incluso contamos conun ejemplar que tiene marcas de punzn inscritas por los banqueroschinos, pero prcticamente estuvieron ausentes del mbito peninsu-lar. En el Museo de La Rioja solo hemos catalogado tres ejemplares:dos acuados en Mxico y uno en Potos (Fig. 22). La capital mejica-na est nuevamente representada con dos piezas de medio real, y la

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    Fig. 23. Dos reales de plata de Carlos IV. Madrid 1806 (Izqda.). 1802 (Dcha.).

    Fig. 24. Ocho maravedes de cobre de Carlos IV. Segovia 1800 (Izqda.). 1808 (Dcha).

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    ceca boliviana con un real; mientras que el resto de monedas de dos(7), uno (1) y medio real (1) fueron fabricadas en las cecas peninsula-res de Madrid (Fig. 23) y Sevilla.

    Los maravedes de cobre adoptaron un nuevo diseo a partir deuna ordenanza de Carlos III (1770), y perduraron con similares carac-tersticas hasta el reinado de Isabel II (1848). En el reverso anepigrfi-co, se sitan las armas de Castilla y Len entre los brazos de la Cruzde Don Pelayo, rodeada por una corona de laurel. En el centro de lacruz, un escusn contiene las tres flores de lis de la Casa de Borbn.Las piezas depositadas en el Museo, de ocho (16), cuatro (17) y dos(2) maravedes fueron acuadas en Segovia (ceca representadamediante la marca de un acueducto) (Fig. 24).

    Cambios con la dominacin francesa:El reinado de Jos Napolen (1808-1814)

    La Guerra de la Independencia y el periodo de dominacin fran-cesa aportaron mnimos cambios al sistema monetario del AntiguoRgimen, siendo curioso que los franceses no se atreviesen a intro-ducir en Espaa el Sistema Mtrico Decimal, siguiendo los postula-dos de la Revolucin Francesa.

    La reforma ms significativa de esta etapa consisti en la adop-cin del real de velln como unidad de cuenta, unificando las piezasde oro y plata que hasta ese momento siempre haban tenido distintovalor de cuenta (escudo y real respectivamente).

    La modificacin del valor facial o nominal, que legalmente erasuperior al metlico, fue iniciada con Jos Napolen I, fue deses-timada por Fernando VII (excepto en el periodo del Trienio Liberal)

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    Fig. 25. Cuatro reales de plata de Jos I. Madrid 1810 (Izqda.). Sevilla 1812 (Dcha.).

    Fig. 26. Cuatro cuartos de cobre de Jos I. Barcelona. 1812.

  • 41

    y posteriormente retomada por los gobiernos de Isabel II, ocasio-nando arduos problemas durante la segunda mitad del siglo XIX.El mayor problema de esta medida resida en que el valor de mer-cado de los metales preciosos como mercanca, oscilaba fre-cuentemente segn la ley de oferta y demanda, y al ser medidosdesde la citada reforma con el mismo valor de cuenta, el desequi-librio entre el oro y la plata se acento, imponindose un metalsobre el otro, que pasaba a ser moneda fiduciaria del primero, ydisparando la especulacin y el acaparamiento. Por ejemplo, larelacin entre el oro y la plata era sensiblemente mayor en laspiezas espaolas que en las francesas (por cada cien monedasde cinco francos se conseguan noventa y cinco duros espao-les), por lo que era muy rentable exportar moneda espaola deplata, refundirla en francos, adquirir oro con ellos y volver a com-prar plata espaola.

    El nico cambio tipolgico impuesto por los franceses fue lavariacin del escudo espaol, en el que se incluyeron las armas deCastilla, Len, Aragn, Navarra, Granada e Indias, con un guilanapolenica en el centro. La titulatura de las leyendas se mantuvo enlas monedas de plata (tres piezas de cuatro reales, dos acuadas enMadrid y una en Sevilla) (Fig. 25) y cobre (dos piezas de ocho mara-vedes fabricados en Segovia).

    La novedad metrolgica de esta fase radica en la acuacin decuartos en Barcelona (1808-1812), que aparecen por primera vezcon esta denominacin, ya que anteriormente se designaba as a lasmonedas de cuatro maravedes. En la coleccin del Museo hay trespiezas de cuatro cuartos, que adoptaron conocidos tipos napoleni-cos, en los que aparece el valor facial sobre un florn de encina (4QUARTOS 1812) en el anverso, mientras que en el reverso se mues-tran las armas de la diputacin barcelonesa entre ramas y flores deencina. (Fig. 26). De tipo similar contamos con una peseta de plata(Fig. 57).

    Es curioso que no aparezca en estas piezas ni el nombre del reyni el de la nacin, y esta anomala hace pensar a numismticos comoGil Farrs que esto se debe a que Napolen mantena en secreto laintencin de incorporar Catalua a Francia. Como muestra de laimportancia que tuvo la moneda francesa en toda la primera mitad

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    Fig. 27. Veinte francos de oro de Napolen. Pars 1808 (Izqda.). 1806 (Dcha).

    Fig. 28. Doce dineros de cobre de Fernando VII. Palma de Mallorca 1812.

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    del siglo XIX tenemos en el monetario del Museo dos monedas deveinte francos de oro del emperador francs, acuadas en Pars enlos aos 1806 y 1808, y recuperadas en el tesorillo de VentasBlancas (Fig. 27).

    Avances y retrocesos:El reinado de Fernando VII (1808-1833)

    Entre 1808 y 1812, la Junta Central y el Consejo de Regencia,representantes del rey en el exilio, emitieron moneda con su nom-bre, en territorios no sometidos a Francia, como Sevilla o Valencia.Por otro lado las Cortes de Cdiz ordenaron la estampacin de laefigie del rey con la cabeza desnuda (emisiones de la ciudad anda-luza), y por ltimo las Juntas de Defensa Provinciales y Locales lle-varon a cabo diversas acuaciones de necesidad, cuyo ejemploms patente lo representan Tarragona, Reus o Palma de Mallorca.De la isla balear contamos en el monetario del Museo de La Riojacon dos ejemplares idnticos de doce dineros, acuados en 1812,en los que aparece en el reverso el escudo borbnico atravesadopor la cruz mallorquina y el rey es identificado como HISP. ET.BALEARIUM. REX (Fig. 28).

    En Barcelona se acuaron cuartos similares a los de Jos I, perocon el retrato de Fernando VII. Se contabilizan cinco piezas de trescuartos y una de dos cuartos. En el reverso de estas monedas segrab el escudo coronado de Catalua sobre ramas, con las leyen-das PRINCIP. CATHAL. o PROVINCIA DE BARCELONA (ver nmeros14.336 a 14.338).

    Entre 1812 y 1833 se produjeron dos etapas de absolutismo,entre las que se intercal el Trienio Liberal (1820-23). Unicamente enesta fase hubo efmeros cambios en el circulante monetario, querpidamente fueron desechados, con la invasin de los Cien MilHijos de San Luis. Por ejemplo, los liberales aprobaron una devalua-cin en 1821, aumentando los precios de compra de metales en lascasas de moneda, para intentar aprovisionarse de oro y plata.Tambin crearon un antecedente de la futura Casa de la Moneda de

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    Fig. 29. Dobln de oro de Fernando VII. Madrid 1822.

    Fig. 30. Duro de plata de Fernando VII. Madrid 1820.

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    Madrid al centralizar mediante decreto de 1823 todas las acuacio-nes en una Junta General Directiva de Casas de Moneda, asentadaen la capital del reino.

    Las modificaciones liberales fueron significativas en los retratos ylas leyendas, aunque en gran parte del reinado prevaleci la imagenidealizada del rey, con las mismas frmulas que su antecesor, escri-tas en latn. Slo entre 1820 y 1823, el retrato exhibi la fisonomaverdica del monarca, y aparecieron las inscripciones en castellanocon la leyenda FERNAN (do) 7 POR LA G. (racia) DE DIOS Y LACONST. (itucin). Esta circunstancia es manifiesta en los cuatroescudos de oro hallados en Santo Domingo de La Calzada, ya queuno fue acuado en Cdiz (1813) a la manera borbnica, mientrasque los restantes fueron fabricados en Madrid (1822-3) a la maneraliberal (Fig. 29). Esta circunstancia se repite en dos piezas de trescuartos acuadas en Barcelona durante 1823.

    En las emisiones de plata, los duros peninsulares adoptaron losescudos de lados rectos propios de las monedas de Ultramar, flan-queados por columnas enfajadas. Contamos en la coleccin delMuseo con piezas acuadas en Lima (una de cuatro reales), Mxico(una de dos reales y otra de medio real), Sevilla (cuatro de dos reales)(Figs. 108 y 109), ceca volante de Catalua (una de dos reales) yMadrid con una de ocho reales (Fig. 30) y otra de dos, que mantie-nen las leyendas de Carlos IV. La excepcin es una moneda de diezreales de velln, acuada en Madrid en 1821, que retoma el patrndel real de velln bonapartista, con la leyenda RESELLADO en elanverso y la estipulada por los liberales en el reverso, con valor prc-tico de cuatro reales.

    Las campaas napolenicas ocasionaron un aumento vertiginosode los precios del cobre, debido a que este metal era imprescindiblepara fabricar la municin blica, y ello dificult el suministro conti-nuado del cobre necesario para realizar las acuaciones. Ante laescasez de la moneda divisionaria, entr numerosa moneda francesaen la Pennsula (legalizada desde abril de 1823) y en menor volumeninglesa y portuguesa (legalizadas desde octubre de 1835), y de otrasnaciones europeas.

    Las monedas de maraved fabricadas en Segovia y en la nuevaceca de Jubia (La Corua) mantuvieron el tipo del reverso borbnico,

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    Fig. 31. Cuatro maravedes de cobre de Fernando VII. Segovia1827 (Izqda.). 1833 (Dcha.).

    Fig. 32. Tres maravedes de cobre de Fernando VII. Pamplona1819 (Izqda.). 1826 (Dcha.).

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    contabilizando cuarenta y dos ejemplares de la primera con 14 deocho, 10 de cuatro (Fig. 31) y 18 de dos, y treinta y tres piezas deocho maravedes acuadas en la ceca gallega. nicamente tenemosun caso aislado de la citada leyenda liberal en una pieza de Jubiadatada en 1823. Son bastante curiosos las piezas que muestranerrores de acuacin consistentes en el intercambio de letras: HEXen vez de REX (en una pieza de Jubia) o HSIP en vez de HISP (en unejemplar de Segovia), lo que acrecienta su valor econmico y numis-mtico.

    El tercer lugar de fabricacin de cobre fue Pamplona, que tuvoprivilegio de acuacin hasta 1837. En los maravedes acuados enNavarra, con valor de seis (1), tres (8) y uno (8) se muestra al monar-ca absolutista con el busto desnudo o laureado, designado con elnumeral III (ya que Fernando VII era Fernando III de Navarra) y el ttu-lo de NAVARRAE REX. En el reverso la leyenda ms frecuente esCHRISTIANA RELIGIO rodeando el escudo de Navarra (Fig. 32).

    Por ltimo, nos parece interesante apuntar que durante el reinadode Fernando VII, exactamente en 1829, desapareci el BancoNacional de San Carlos, que desde su fundacin en 1782 haba sidoel primero en obtener el permiso gubernamental para emitir billetesde banco espaoles con el nombre de cdulas, y valor dado en rea-les de velln. En ese mismo ao surgi el Banco Espaol de SanFernando, vigente hasta 1846.

    Correlacin de sistemas monetarios:El reinado de Isabel II (1833-1868)

    Durante el largo reinado isabelino se desarrollaron paulatinamen-te hasta cuatro sistemas monetarios distintos: el primero tuvo comounidad de cuenta al maraved (1834-1848); el segundo denominadodecimal, al real de velln (1848-1854); el tercero o centesimal (1854-1864), tuvo su unidad de cuenta en el real de plata; y el cuarto siste-ma (1864-1868), introdujo el escudo de plata.

    Los numerosos cambios en la poltica monetaria y el crecienteprogreso en las tcnicas de acuacin proporcionaron en esta fase

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    Fig. 33. Dos maravedes de cobre de Isabel II. Segovia 1848(Izqda.). 1841 (Dcha.).

    Fig. 34. Cuatro reales de plata de Isabel II. 1863 (Izqda.). 1861(Dcha.).

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    una mejora considerable en el aspecto y acabado de las monedasespaolas, que intentaban sustituir a las monedas extranjeras, quetodava en 1842 representaban casi la mitad del dinero circulante.

    En 1861 se asent la Fbrica de Moneda en la Plaza de Coln deMadrid.

    Los maravedes de Isabel II experimentaron significativas varia-ciones con respecto a la tipologa tan caracterstica de la Casa deBorbn, hasta que ces su acuacin en 1850. Los retratos de lareina son bastante ms naturalistas que los de su padre, y nica-mente los ejemplares de 1835-36 mantienen la leyenda absolutistaISABEL 2 POR LA GRACIA DE DIOS, mientras que el resto de lasemisiones aade Y LA CONST. En el reverso, la corona de laurel desus antecesores fue sustituida por la leyenda REYNA DE LASESPAAS. En el monetario del Museo tenemos representadas lasemisiones de Barcelona (una pieza de ocho maravedes), Jubia condiez ejemplares (ocho de a 8, uno de a 4 y otro de a 2) y Segovia,destacando con treinta y tres piezas (diecisiete de 8, seis de 4 y diezde 2 maravedes) (Fig. 33).

    Durante esta fase, perduraron las emisiones de cuartos proce-dentes de la ceca de Barcelona, similares a los ya conocidos deJos I, en los que el retrato de la reina fue sustituido por el escudoreal, mientras que en el reverso se situa el escudo de Catalua, dis-puesto en medio de ramas y flores. Contamos en los fondos delMuseo con dos ejemplares de seis cuartos y cuatro de tres, acua-dos entre 1837 y 1845.

    Entre 1848 y 1854, la unidad de cuenta fue el real de velln, y elsistema aparece reflejado en el cuadro siguiente:

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    Fig. 35. Una dcima de real de cobre de Isabel II. Madrid 1853.

    Fig. 36. Veinticinco cntimos de real de cobre de Isabel II. Madrid1861 (Izqda.). 1862 (Dcha.).

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    Los reales de plata catalogados en el Museo de La Rioja consis-ten en ocho piezas de cuatro, acuadas en Madrid (dos) y el resto enMadrid o Sevilla, entre 1848 y 1863 (Fig. 34). Tambin contamos concuatro ejemplares de dos reales y con siete de un real. Es difcil asig-nar a estas monedas una ceca en concreto (Barcelona, Madrid,Sevilla), ya que la tipologa es idntica, con ttulos similares a los delos maravedes, y en los que slo vara la morfologa de las interpun-ciones de las leyendas, distintas en cada taller.

    El sistema mtrico decimal, nicamente fue aplicado en el circu-lante de cobre, y de la citada reforma han sido identificadas unadoble dcima, dos ejemplares de una dcima y otros dos de mediadcima, acuadas entre 1852-53. Fabricadas en la ceca madrilea,estas emisiones se caracterizan por la introduccin de un nuevomodelo de escudo en los reversos, a la manera de un clpeo antiguo,y continuan bsicamente las leyendas anteriores (Fig. 35).

    Ms numerosos resultan ser los cntimos de real, divididos encatorce ejemplares de 25 cts. (Fig. 36)., ocho de 10 cts. y cuatro de 5cts., acuados todos ellos en Segovia, entre 1855 y 1864.

    Durante este periodo se limit sensiblemente la aportacin delcaudal de metales preciosos americanos, debido a la progresivaindependencia de las colonias americanas, ya iniciada con FernandoVII, por lo que ces de acuarse la onza de oro, y se di paso aldobln isabelino de ochenta reales u ochentn, que desapareci rpi-damente con la implantacin del sistema del real de velln en 1848.En las piezas de plata, se intent crear una moneda equiparable envalor intrnseco a la francesa, y para ello era necesario atraer metalprivado, por lo que se redujeron los derechos de acuacin de lascasas de moneda, retomando la iniciativa liberal de 1823. A partir deuna ley del ao 1854 se dispuso sustituir la contabilidad en marave-des por la de cntimos.

    Con la reforma de Salaverra del ao 1864 se instaur el sistemanominalista del escudo de plata, que tena ms entidad que el real develln; pero la nueva pieza acuada tena un valor de diez cntimosde escudo, es decir la cuarta parte de la peseta; y por ello los ciuda-danos continuaron denominando real a cualquier moneda que costa-se esta cuarta parte. A partir de entonces, el valor legal de la monedaser independiente de su contenido metlico.

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    Fig. 37. Cuarenta cntimos de escudo de plata de Isabel II. Madrid1867 (izqda.). 1866 (Dcha.).

    Fig. 38. Dos y medio cntimos de escudo de cobre de Isabel II.Barcelona 1867.

  • 53

    En el monetario del Museo hemos identificado dos ejemplaresde escudo de plata fabricados en Madrid en 1867: una pieza de dosescudos y otra de uno (Fig. 37).

    Tambin contamos con seis monedas de 40 cts. de escudo deplata y con una de 20 cts., tres de ellas emitidas en Madrid, y otrastres falsas. El numerario de cobre se compone de cinco ejemplares decinco cntimos de escudo, nueve de dos y medio, siete de un cntimoy siete de medio. Estas quince piezas fueron acuadas en Barcelona,Madrid, Sevilla, Segovia y Jubia entre 1866 y 1868 (Fig. 38).

    Del ltimo ao de reinado de Isabel II (1868) proceden dos mone-das de cincuenta y veinte centavos de peso de plata, acuadas enManila. La de mayor valor corresponde al tipo de moneda columna-ria, y en su canto aparecen grabadas las palabras LEY. PATRIA. REY.,y las indispensables flores de lis (Figs. 110 y 111).

  • 54

    Fig. 39. Patrn de longitud. El metro.

    Fig. 40. Metro plegable de carpintero. Fig. 41. Cinta mtrica enrollada, paracostura.

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    3. LOS PATRONES DEL SISTEMA METRICO DECIMAL

    Cuando en 1799 Gabriel Ciscar trae a Espaa los patronesdel metro y el kilo de platino como bases del Sistema MtricoDecimal piensa que su implantacin, aunque costosa va a serrelativamente fcil y un hecho a corto plazo, pues est absoluta-mente convencido de la racionalidad del mismo y de las induda-bles ventajas de su uso.

    Adems como demostracin cientfica de su objetividad y porencima de cualquier otra consideracin, se trataba del primer siste-ma basado en la propia naturaleza y no en convencionalismos hist-ricos que haban ido modificando con los usos locales las primerasreferencias antropomtricas. Pues la obtencin de la unidad metroera el resultado de un largo proyecto cientfico de medir el globoterrqueo y as qued definida con la clsica diezmillonsima partedel cuadrante del meridiano terrestre, y sus derivados, mltiplos ydivisores, se multiplicaban y dividan por 10.

    De esta unidad se obtuvo la medida de capacidad, y el litroqued definido como un decmetro cbico, es decir el agua quecaba en un cubo que tuviera 0,10 m. de lado. Y consecuentementetambin la de peso, y as el kilo era el peso de un litro de agua.

    Sin embargo, como ya hemos dicho, el sistema fue incomprendi-do no slo por el pueblo, sino por muchos polticos, y consciente deesta dificultad el propio Ciscar propuso un sistema de acomodacinterminolgica en el que se acompaaba del apellido decimal a lavara, la fanega, la cntara o la libra, para no perder la referencia desu uso, pero dandoles, lgicamente, la base decimal. Con ello pre-tenda ahorrar al artesano o al pequeo comerciante la nueva termi-nologa de raz griega y latina kilo, hecta, miria, deci, centi y mili, ypasar de un valor a otro sin cambiar los nombres.

    No tuvo el menor xito, y lo que consiguieron los cientficos fue lapublicacin de la Pragmtica por Real Orden de 26 de enero de1801, que, como hemos visto, reduca a los patrones bsicos de lon-gitud, capacidad y peso todos los que estaban en uso en Espaa.

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    Fig. 42. Instrumentos graduados para dibujo. 1, escuadra y cartabn. 2, transporta-dor de ngulos.

    Fig. 43. Comps con escala mtrica.

    Fig. 44. Metros para distintos oficios. 1, bastn para medir rboles. 2, cartabn ypatrones de sastre. 3, juego de galgas para hacer sierras. 4, juego de galgas deespesores.

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    Pero cuando se public la Ley de Pesas y Medidas en 1849, loslibros de texto de matemticas, que ya venan recogiendolo desdeprincipios de siglo para los niveles superiores, empezaron a enseara los escolares las bases del Sistema Mtrico Decimal y a reproducirla figura de los nuevos patrones. Representaciones que para unamejor comprensin recogan de forma grfica todos los patrones delsistema en telones enrollables, igual que los mapas, que se desple-gaban en las escuelas hasta la dcada de 1930. Era una evidenteforma de ensear a las nuevas generaciones y de divulgarlos, tenien-do en cuenta que los patrones de las nuevas medidas se guardabanen los ayuntamientos y el conocimiento de los mismos tard en lle-gar al gran pblico. En cualquier caso parta de la representacin dela Tierra para demostrar de dnde se haba obtenido la unidad debase y a partir de ah se expresaban grficamente las otras unidadesde capacidad y peso en figuras geomtricas de donde se derivaba elconjunto de patrones. El Archivo Histrico Provincial de La Riojaconserva uno de estos telones procedente de la escuela de Soto deCameros y otro guarda an la de Almarza. A travs de ellos podemosver la diversidad de estos nuevos patrones para ajustar la escaladecimal a todas las actividades econmicas, incluido el dinero.

    3.1. Patrones de longitud: el metro

    El metro aparece comnmente en sus primeras representacionesgrficas como una vara de madera, de seccin ms o menos cua-drada, dividida con marcas grabadas y coloreadas en 100 centme-tros, y los decmetros sealados con una marca mayor. Al lado decada una de estas marcas y con el mismo sistema llevaba su corres-pondiente cifra.

    Lo mismo que se haba aplicado a la antigua vara castellana,tena los extremos protegidos con una chapa de latn para prevenirsu desgaste o sus intentos de fraude, y tambin era debidamenteverificada con el sello del fiel contraste conforme al patrn que seguardaba en cada ayuntamiento (Fig. 39).

    En los ejemplares ms antiguos, se grababan al mismo tiempo en

  • 58

    Fig. 45. Juego de medidas de capacidad: Litro, medio litro, cuarto de litro, 2 decili-tros, 1 decilitro.

    Fig. 46. Medidas de litro en hojalata.

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    los bordes contrapuestos las divisiones decimales y los divisores dela vara castellana, para demostrar su valor y acostumbrar a la gentea su uso. Pero los patrones oficiales, y sobre todo despus de la leyde 1892, solo mostraban la escala decimal para obligar a su cumpli-miento y facilitar el olvido de la vara.

    De este patrn se derivaron distintos modelos adecuados a acti-vidades especficas. As naci el metro plegable o de carpintero, for-mado por secciones de 10 cm. de madera articulas entre s, que per-mita por su rigidez tomar medidas con una sola mano (Fig. 40), ycintas mtricas hechas de tela pintada que se enrollaban sobre smismas y segn su longitud servan para labores de costura o largasmediciones (Fig. 41). De madera con un borde rebajado y graduadose hicieron reglas, escuadras y cartabones, y transportadores dengulos para dibujo y trabajos escolares (Fig. 42). Tambin se aadila escala decimal a compases de todo tipo (Fig. 43).

    Para la medida de tierras se estableci la cadena de agrimensorformada por largas varillas de 20 50 cm. enganchadas entre s quepermita plegarla como el metro de carpintero. Tenan los extremosrematados en anillas o arandelas que se introducan en el clavo oestaca que serva de punto de partida a la medicin, y a partir de lse desplegaban marcando longitudes de 10 m. hasta concluir lasdimensiones del campo.

    Otras actividades generaron sus propios instrumentos de medidacomo los zapateros, los sastres y modistas, los toneleros, y cualquieroficio que elaborara un producto ajustado a medidas determinadas(Fig. 44).

    3.2. Patrones de capacidad: el litro

    Para medir el litro y sus divisores se establecieron medidas ciln-dricas de estao con un asa para su manejo que llevaban grabadosu valor 1 litro, medio litro, doble decilitro, decilitro, medio decilitro,doble centilitro y centilitro, y el contraste de su valor. Estos eran lospatrones bsicos, pero las medidas de uso cotidiano y sobre todolos mltiplos, se fabricaban en hojalata, con el valor grabado o fijado

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    Fig. 47. Medidas de capacidad para ri-dos: 1, litro, medio litro, doble decilitro ydecilitro de chapa metlica. 2, mediodecalitro de madera.

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    en una chapa, y junto a las medidas anteriores aparecen el doble litroy el decilitro. Los divisores del litro solan ser recipientes cilndricoslisos con un solo asa, y la marca de medida era su propio borde. Encambio los mltiplos solan llevar un orificio en el cuello para marcarla capacidad, algn sistema de vertedor, y dos asas para facilitar sumanejo. En ambos casos presentaban el borde reforzado para evitarlos fraudes (Fig. 45).

    Con estos recipientes se meda y venda el vino, la leche y engeneral cualquier lquido, pero el aceite, que en pequeas cantidadesse mide por litros, tiene sus propios recipientes debido a su caracte-rstica densidad, diferenciandose de los dems en su especial simpli-cidad para evitar que se acumule suciedad en molduras o adornos, yen el mayor tamao de las asas que en algunos modelos se han con-vertido en mangos verticales para introducir la medida en el contene-dor del aceite (Fig. 46).

    El Sistema Mtrico Decimal tambin incorpora a los patronesde capacidad un conjunto de medidas especficas para ridosteniendo en cuenta la tradicin espaola de controlarlos as. Sontambin cilndricos, construidos en chapa o en madera y con laboca reforzada, sin asas, y en los tamaos mayores cruzadoscon una o dos varillas en el borde para marcar el ras de su capa-cidad. Esta figura escrita en la pared del cilindro y sus tamaosvan del decalitro al centilitro (Fig. 47).

    Una ltima medida de capacidad es el estereo para medir la leaque cabe en un metro cbico, aunque la capacidad que mide estasingular medida es de 0,650 m3 debido a los huecos que dejan entres los troncos circulares. Estaba construida con tablones que forma-ban un bastidor de un metro de base y un metro de altura en el quese encajaban los troncos. Hoy, el estereo est completamente endesuso, y en general cualquier medida de ridos por capacidad.

    2.3. Patrones de peso: el kilo

    La unidad de peso es el gramo, es decir, la milsima parte de loque pesa un litro de agua, un kilo, que es la medida ms usada,

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    Fig. 48. Juego de pesas de latn.

    Fig. 49. Juego de pesas de hierro: 1, troncopirami-dales. 2, troncocnicas.

    Fig. 50. Dinammetro opeso de bolsillo.

    Fig. 51. Peso de media lunao pesn.

  • 63

    reservando los gramos y sus divisores a medidas de precisin paramercancas valiosas.

    Estas nuevas pesas adquieren formas muy distintas de las que sehaban usado hasta entonces y se resuman en dos tipos diferentes:de latn y de hierro. Las de latn son cilndricas con un pequeopomo para su manejo y alcanzaban los valores ms pequeos (Fig.48). Las de hierro tienen forma troncopiramidal de base hexagonal otroncocnicas, y llevan un anilla en la cara superior, junto a la queaparece en relieve el valor. Su forma permite apilarlas porque la carasuperior de la primera coincide con la base de la segunda y as suce-sivamente, recordando la vieja escala de los antiguos ponderales(Fig. 49).

    Como instrumentos de peso se mantienen las balanzas de dobleplatillo, de suspensin y de columna, y la romana con la barra gra-duada decimalmente. Pero tambin aparecieron otras como el dina-mmetro, la balanza de suspensin inferior y la bscula.

    El dinammetro, llamado por su reducido tamao peso debolsillo, consiste en un muelle ajustado a una chapa graduada y delque cuelga un gancho con una aguja sujeta a l. Al suspender en lla mercanca que se pretende pesar, el muelle se tensa por el pesode esta, y la aguja marca sobre la chapa el valor del peso (Fig. 50).

    Un sistema semejante, aunque el muelle ha sido sustituido porun fleje, es el peso de media luna o pesn, igualmente de bolsillo.Est fabricado con chapa de acero formando un anillo ovaladopero sin cerrar, y lleva en uno de los extremos una aguja, y en elinterior una chapa graduada. Por las caras exteriores presentavarias anillas para sostenerlo y varios ganchos para colgar la mer-canca, que al tirar del extremo abierto hace subir la aguja por ten-sin sobre la chapa graduada y marcar el peso. La fortaleza delacero slo flexiona con pesos grandes, de modo que era un instru-mento til para llevar a las ferias por su reducido tamao y pesarfrutos o ganado en vivo (Fig. 51).

    Pero los establecimientos comerciales usaban sobre todo labalanza de suspensin inferior. El peso se consigue por equilibrioentre dos platillos, pero en lugar de estar suspendidos como en losmodelos antiguos, basculan sobre un brazo dispuesto bajo ellos,

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    Fig. 52. Balanza de sobremesa o de suspensininferior: 1, de tienda. 2, de farmacia.

    Fig. 53. Balanzas de un platillo con contrapeso: 1,de tienda o cocina. 2, pesacartas. 3, de farmacia.

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    con el fiel situado en el centro para marcar el equilibrio completo.Son pesos de sobremesa, en los que los ejes, brazos y articulacio-nes quedan ocultos por una caja de hierro o de madera que llega aalcanzar gran riqueza decorativa de molduras y relieves, y en elcaso de las de madera se distinguen por la calidad de esta en con-sonancia tambin con la del establecimiento, sobre todo farmacias(Fig. 52).

    Otra variante de balanza es la de un solo platillo con contrapeso.En realidad siguen la mecnica de las romanas porque son asimtri-cas y el equilibrio entre producto y pesa no se consigue igualandoambos planos, sino a travs de una aguja o marcador que indicasobre un brazo graduado el valor de la medida, pero tipologicamenteson pesos de sobremesa y por lo tanto se asemejan ms a la balan-za anterior (Fig. 53).

    Las hay para pesar valores muy pequeos 50-100 gr., comocartas y productos farmacuticos, y otros pesos medios usados entiendas o en elaboraciones reposteras. Segn fuera su destino espe-cfico tenan su propio diseo y decoracin, y llegaron a tener formasmuy especializadas, de platillos hondos, planos, en forma de embu-do, o incluso en forma de amplia teja, como los pesabebs que hanestado en uso en las farmacias hasta la dcada de 1960 (Fig. 54).

    Pero en este principio mecnico tambin se incluye la bsculapara grandes pesos, hasta la tonelada mtrica, formada por una pla-taforma donde se sita la mercanca y un mecanismo de brazos gra-duados con sus contrapesos situado en ngulo recto con ella, demanera que en conjunto forman un perfil en L. Los resortes que acu-san el peso se situan bajo la plataforma y lo trasmiten mediante dis-tintas varillas a los brazos graduados, que suelen ser dos, uno paralos kilos y otro para los gramos, atravesados por su correspondientepesa como el piln de una romana. El peso se consigue al equilibrardos pivotes enfrentados, conectado uno con la plataforma de cargay el otro con los brazos graduados. Sin embargo los valores mayoresse consiguen con ayuda de otro mecanismo auxiliar en forma de pla-tillo suspendido bajo los pivotes, que al colocar en l una pesa multi-plica por 10 o por 100 mediante un mecanismo especfico el valor dela marca de la barra graduada. Esta bscula era de uso comn enventas al por mayor de productos agropecuarios o industriales, y su

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    Fig. 55. Bscula de almacn. Fig. 56. Bscula de farmacia de fabrica-cin francesa.

    Fig. 54. Pesabebs.

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    presencia ha pervivido hasta la actualidad en los almacenes de mer-cancas hasta ser sustituidas por las modernas bsculas electrnicas(Fig. 55). Pero tambin son de uso comn en las farmacias para elpesado de personas aunque el diseo se ha estilizado reduciendo laplataforma y elevando la posicin de los brazos graduados paraaproximarlos a la vista del que efecta la medida. Como pieza de unestablecimiento tcnico en estos aparatos, como en las balanzas deprecisin, se manifestaban los gustos de la poca y los estilos decada momento (Fig. 56).

    3.4. La peseta

    La peseta nos ha acompaado como unidad de cuenta desdeoctubre de 1868 hasta el uno de enero de 2002, fecha en que fueimplantado el euro, y durante esos ciento treinta y cuatro aos hasufrido las vicisitudes de la historia de Espaa, que en nuestro casoacortaremos hasta fines del siglo XIX, con la muerte de Alfonso XII;pero sobre todo se ha depreciado su valor metlico y disminuidosensiblemente su tamao.

    Durante este periodo, sufrimos la misma situacin que en el cap-tulo de la moneda predecimal, ya que contamos con setenta y dosmonedas descontextualizadas, procedentes de los fondos antiguosdel Museo, y nicamente seis piezas recuperadas en excavacionesarqueolgicas: cuatro del Gobierno Provisional (Iglesia Parroquial deRibafrecha, Ermita de Tres Fuentes de Valgan, Senda de Ro Arribade Hormilla, y Canillas de Ro Tuerto) y dos de Alfonso XII, halladasen el yacimiento romano de Varea.

    Fillogos e historiadores se enfrentan en dos posturas en elmomento de establecer el foco de origen de la palabra peseta. Losdefensores de la procedencia castellana del vocablo, sugieren quederiva claramente del peso, moneda que circulaba en las posesionesdependientes de Castilla en Amrica y Filipinas, y que fue considera-do desde principios del siglo XVIII como denominacin vulgar de lamoneda de plata de dos reales, respondiendo al diminutivo de pea,antigua moneda de plata conocida como real de a ocho o peso. Esta

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    Fig. 57. Peseta de plata de Jos I. Barcelona 1809.

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    hiptesis es asumida por la mayora de los diccionarios de lenguaespaola: Real Academia, Mara Moliner, e incluso el DiccionarioCrtico Etimolgico Castellano e Hispnico de Joan Corominas queniega que se trate de un vocablo cataln.

    Sin embargo otros lingistas descartan esta postura, ya quecreen que el diminutivo de peso sera pesito, y no la degeneracinbastante improbable de peseta. Numismticos catalanes comoCrusafont o Balaguer, aseguran que la palabra peceta, diminutivo depea o pieza ya era utilizada en lengua catalana desde muy antiguo,y se basan en las emisiones de las pecetas con valor de dos realesde plata, ordenadas por el archiduque Carlos de Austria en el con-texto de la Guerra de Sucesin a la corona de Espaa (1705-1714), yque inundaron parte del territorio peninsular, en donde pronto sepopulariz la palabra peseta escrita tal como sonaba la pronuncia-cin catalana de aquel trmino.

    Con posterioridad, el trmino fue asumido por el vencedor de lacontienda, el rey Felipe V, ya que aparece citado en un decreto de1708 que prohiba la entrada a Espaa de reales de a uno y de a dosacuados en Francia, y que eran conocidos por el nombre de pese-tes. Se alude nuevamente al vocablo en una Pragmtica del 13 dejulio de 1718, y sobre todo en el Diccionario de Autoridades de 1737,donde se menciona la peseta como la pieza que vale dos reales deplata de moneda provincial, formada en figura redonda.

    La primera moneda grabada con el nombre de peseta, fue acua-da en Barcelona, durante la ocupacin francesa de Jos Napoleon I.Entre los aos 1809 y 1814 se acuaron en la capital catalana mone-das de 5, 2,5 y 1 peseta de plata, as como piezas de oro de 20pesetas a nombre del hermano del emperador. Tenemos una fechadaen 1809 (N. 5.168) (Fig. 57). Previamente ya se haban fabricadoduros y monedas de 5 pesetas en Gerona y Lrida, a nombre deFernando VII (1808-1809), pero en las que no apareca todava men-cionado el apelativo de peseta, aunque s fueron las primeras enmostrar leyendas en castellano y no en latn.

    En los inicios del reinado de Isabel II (1836-7) se acuaron, unavez ms en Barcelona, una serie de piezas de una peseta de plata(cinco gramos) para abonar la soldada a los ejrcitos isabelinos queluchaban contra Carlos V durante la II Guerra Carlista, y que fueron

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    conocidos con el sobrenombre de peseteros. Por ltimo, en los siste-mas del real de velln y del escudo mencionados en el captulo de lasmonedas predecimales, ya apareca la peseta con sus respectivosmltiplos y divisores, pero sin llegar a ser la unidad bsica del siste-ma, circunstancia que se produjo desde el mes de octubre de 1868.

    Implantacin del Sistema de la Peseta:El Gobierno Provisional (1868-1870)

    Con el destronamiento y exilio de Isabel II se acometi la tan espe-rada reforma que deba ajustar definitivamente el sistema monetarioespaol; ya que los nuevos gobernantes, necesitados de fondos pararebajar el gran dficit pblico, se propusieron asegurar la confianza delos inversores extranjeros, agilizando los intercambios comercialessobre todo con Francia, y saneando el sistema financiero.

    Para materializar estas inquietudes el Gobierno Provisional cons-tituido tras el golpe de estado del general Francisco Serrano, suscri-bi los postulados de los pases europeos alineados en la UninMonetaria Latina. Estos pases eran Francia, Blgica, Italia, Suiza yGrecia, que haban firmado dicho tratado en 1865, con la voluntadde establecer un equilibrio entre el oro y la plata, intercambiandoentre si las monedas de cinco francos, cinco liras o cinco dracmasentre otras; como claro precedente de la Europa del Euro.

    El ministro espaol de Hacienda, Laureano Figuerola, impuls elnuevo sistema monetario mediante decreto del 19 de octubre de1868, por el cual dispuso que en todos los dominios espaoles launidad monetaria ser la peseta, moneda efectiva equivalente a ciencntimos. La nueva moneda deba ajustarse en contenido metlico,peso y tamao a las monedas de la Unidad Monetaria Latina, y paraello Espaa abre sus brazos a sus hermanos de Europa y da unaclara muestra de la resolucin inquebrantable con que quiere unirse aellos para entrar en el Congreso de las Naciones Unidas. Sin embar-go se decidi posponer sine die la entrada espaola en la UninMonetaria Latina, debido a que la aplicacin inmediata de los estatu-tos del nuevo organismo exiga una rpida reacuacin de las anti-

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    guas monedas isabelinas, con el fin de retirarlas de la circulacin, yesto implicaba una onerosa operacin para la maltrecha economaespaola.

    La peseta vino a poner orden en el enorme caos monetarioespaol, en el cual no haba una unidad de cuenta definida, y enel que convivan ms de noventa monedas de curso legal acepta-das como medio de pago, entre peninsulares y ultramarinas (dine-ros, doblones, escudos, maravedes, reales de velln, librasmallorquinas, etc.), y en el que coexistan hasta quince firmasbancarias, ya que desde mediados del siglo XIX proliferaron losbancos de Provincias (Cdiz, Mlaga, Bilbao, Barcelona, etc.),surgidos tras los fracasos sucesivos del Banco Nacional de SanCarlos, liquidado en 1829; el Banco Espaol de San Fernandoque fue vigente entre los aos 1829 y 1844 (y en una segundaetapa entre 1847 y 1856) o el Banco de Isabel II, antagonista delanterior entre 1844 y 1847. A partir de 1856 comenz a destacarel Banco de Espaa, hasta su despegue definitivo en 1874, comocomprobaremos ms adelante.

    De acuerdo con el Sistema Mtrico Decimal, establecido a partirde la Ley de Pesas y Medidas de 1849, se dividi la nueva monedaen cien cntimos, segn el siguiente cuadro:

    Para que la poblacin asimilase la nueva situacin, hubo disposi-ciones o pragmticas publicadas en forma de bandos que eranrepartidos por autoridades provinciales o locales, dando a conocer alos usuarios del numerario las medidas pertinentes; y tablas de equi-valencia en los que se intentaba inculcar al pueblo llano las bonda-

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    Fig. 58. Peseta de plata del Gobierno Provisional. Madrid 1869.

    Fig. 59. Duro de plata del Gobierno Provisional. Madrid 1870.

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    des del Sistema Mtrico Decimal, que tan lentamente fue impermea-bilizando la vida cotidiana de los espaoles.

    La primera peseta de curso legal fue acuada por decreto del 5de febrero de 1869. El diseo del anverso reproduca los antiguossestercios del emperador romano Adriano (117-134 d. C.), en los quese grab la alegora de Hispania, representada como una matronarecostada en la pennsula ibrica, con los Pirineos en la cabeza y elpen de Gibraltar a los pies, que cubra su cabeza con una coronamural y sostena en sus manos una rama de olivo. En el reverso, seretom el escudo cuartelado con las armas de Castilla, Len,Navarra, Aragn y Granada, flanqueado por columnas fajadas, alestilo de las monedas acuadas en las posesiones americanas. En laleyenda se expresaba el nmero de piezas fabricadas con un kilogra-mo de plata (200 de una peseta, 100 de dos pesetas o 40 de cincopesetas). Durante los dos aos del Gobierno Provisional se acuaronmonedas de oro de cien pesetas; de plata (de cinco, de dos, conoci-da como pesetn, y de una peseta; cincuenta y veinte cntimos); yde cobre (diez, cinco, dos y de un cntimo, conocido comocentimito). El valor de la nueva peseta se fij en 0,290 grs. de orofino, equivalente a unas 4.500 pesetas de finales del siglo XX.

    Lo ms relevante de esta primera emisin es que los acuadoresolvidaron grabar el nombre de la nacin por primera vez desde losReyes Catlicos, sustituyndolo por la leyenda GOBIERNO PROVI-SIONAL. Tan sonado fracaso fue subsanado ese mismo ao con laemisin de una moneda de igual modelo, en la que apareca por finESPAA. En el monetario del Museo contamos con un ejemplar de laprimera emisin de peseta con la leyenda equivocada (Fig. 58) y dos(cinco y dos pesetas) del segundo y definitivo modelo. (Fig. 59). Enlas dos emisiones aparece en el exergo del anverso la marca delensayador L. Marchionni.

    Un dato chocante es que la gente la denominaba peseta del tosentao, aunque Espaa estuviese representada como una mujer. Ladificultad de la ciudadana por identificar las figuras grabadas tam-bin se produjo en las monedas de cntimo de cobre acuadas enBarcelona en 1870, con la marca del ensayador Oeschger Mesdach(OM ), en las que fue representado un len en el reverso, que lagente confundi con un perro, y de ah vino la costumbre de denomi-

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    Fig. 60. Diez cntimos de cobre del Gobierno Provisional. Barcelona 1870.

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    nar con el nombre de perras gordas a las monedas de diez cntimosy perras chicas a las de cinco. Los cntimos fueron utilizados comopesas, ya que al ser monedas fraccionarias de la peseta, indicabantambin su peso en gramos: diez gramos pesaban las de diez cnti-mos, y cinco gramos las de cinco cntimos. Estas piezas fueronfabricadas mediante una aleacin de cobre, bronce y estao.

    En la coleccin numismtica del Museo contamos con 12 piezasde diez cntimos (fechadas en 1870) (Fig. 60), 11 de cinco cntimosy 2 de dos cntimos. Como dato curioso, nueve de estas veinticincomonedas fueron reselladas con toda seguridad durante los aos 20 o30 del siglo XX, con leyendas polticas de fines propagandsticoscomo CNT NO VOTAR (Fig. 146), /AMNISTIA/I.S, AC, UHP, MAURANO, o una con esvstica punteada. Tambin hay representados unnmero 13 y el apellido GOICOECHEA (Fig. 147).

    Perduracin del Sistema (1871-1885)

    Entre 1869 y 1873, la moneda de plata espaola tena un valorque sobrepasaba ampliamente la cotizacin del mercado del metalque contena, y para mantenerla hubo que poner en circulacincostosas emisiones de oro. Es significativo que el metal argentferoque contena una moneda de cinco pesetas vala tan slo dospesetas, mientras que las tres restantes eran fiduciarias, as que elgobierno se asegur el monopolio de tan lucrativo negocio. Peroclaro est, los particulares tambin quisieron beneficiarse de la cir-cunstancia, y prolifer la fabricacin clandestina de monedas deplata de cinco pesetas, los famosos duros sevillanos, que fueronfabricados con plata de buena ley y peso correcto, pero con totalilegalidad, ya que no eran emitidos bajo el control estatal. Lo preo-cupante es que estos duros cubran casi el cincuenta por ciento delcirculante de ese valor, por lo que durante el reinado de AlfonsoXIII, fue preciso cambiarlos por duros de curso legal para poderretirarlos de la circulacin.

    Durante el corto reinado del rey Amadeo I de Saboya (1871-73)se acuaron monedas de oro de cien y veinticinco pesetas, de duro

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    Fig. 61. Duro de plata de Amadeo I de Saboya. Madrid, 1871.

    Fig. 62. Duro de plata de Alfonso XII. Madrid 1875 (Izqda.). 1878 (Dcha.).

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    de plata, y de peseta con el diseo del antiguo Gobierno Provisional.El Museo tiene catalogados cuatro duros del efmero monarca, dosde 1871 y dos falsos. Los reversos mantienen el escudo columnario,e incluyen entre los cuarteles, las armas de Saboya (Fig. 61).

    De la tambin fugaz Primera Repblica Espaola (11 de febrerode 1873 a 2 de enero de 1874), slo contamos con un ejemplar dedos pesetas de plata cuya fecha facial es de 1870, pero realmentefue acuada en 1873, cifra representada en las estrellitas del exergodel anverso. El tipo es idntico a las del Gobierno Provisional, puesno introdujo novedades (Figs. 148 y 149).

    Alfonso XII (1874-1885) emiti monedas de oro de veinticinco ydiez pesetas; de cinco, dos y una peseta y de cincuenta cntimos enplata, as como monedas de diez, cinco, dos y un cntimo de cobre.A partir de 1877, con la firma de la Constitucin, se inscribi la leyen-da REY CONSTITUCIONAL en el reverso de las monedas, y se inclu-y nuevamente en el centro del escudo, el escusn ovalado con lastres flores de lis de la Casa de Borbn. En los tres primeros aos dereinado, se grabaron las palabras JUSTICIA Y LIBERTAD en el cantode los duros de plata, mientras que en las posteriores emisiones sereprodujeron veintisiete pequeas flores de lis. Entre los aos 1881 y1885, se represent al rey con prominentes patillas, al estilo de supariente, el emperador Francisco Jos de Austria, lo que ocasionproblemas de rpido desgaste, debido al abultamiento del relieve dela nariz y las patillas del retrato.

    El reinado de Alfonso XII est representado en la coleccin delMuseo mediante once duros de plata, de los cuales uno es posible-mente falso (Fig. 62).

    Tambin contamos con cuatro ejemplares de dos pesetas (dos deellas falsas) y dos de una peseta de plata. Es curiosa la pieza deveinte centavos de plata, acuada en Madrid, para entrar en circula-cin en Filipinas, repitiendo la fisonoma de las monedas columnariasborbnicas y de Isabel II.

    En cuanto al cobre, se contabilizan dieciocho piezas de diez cn-timos y cuatro de cinco cntimos. En el anverso el retrato real estrodeado de la leyenda ALFONSO XII POR LA GRACIA DE DIOS,mientras que en el reverso el escudo coronado sobre corona de lau-

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    Fig. 63. Cntimos resellados de Alfonso XII. Barcelona 1878. Diez cntimos (Izqda.).Cinco cntimos (Dcha.).

    Fig. 64. Cntimos de Carlos VII. Bruselas 1875. Diez cntimos (Izqda.). Cinco cnti-mos (Dcha.).

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    rel est acompaado de la leyenda REY CONST. DE ESPAA. Entrece de las veintids monedas hay resellos similares a los comenta-dos en la etapa del Gobierno Provisional, que fueron realizados enlos aos 20-30 del siglo pasado: MAURA NO, CNT OBREROS NOVOTAR, AMNISTIA J.S., UCT, FAI, VOTAD FRENTE POPULAR (Fig.63), o los dibujos de la hoz y el martillo, y del yugo y las flechasfalangistas. En una perra gorda fue grabada con un instrumento cor-tante la palabra PUTA,