UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE MEDICINA
TESIS DOCTORAL
Estudio de la asociación entre la fibromialgia y el tipo de personalidad
MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR
PRESENTADA POR
Aurora María Fernández Moreno
Directora
María Inés López-Ibor Alcocer
Madrid, 2018
© Aurora María Fernández Moreno, 2017
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FACULTAD DE MEDICINA
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
ESTUDIO DE LA ASOCIACIÓN ENTRE LA FIBROMIALGIA
Y EL TIPO DE PERSONALIDAD
TESIS DOCTORAL Programa de doctorado: Ciencias Biomédicas
Autora: AURORA MARÍA FERNÁNDEZ MORENO Directora: Dra. MARÍA INÉS LÓPEZ-IBOR ALCOCER
MADRID 2017
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A mis padres, Adrián y Aurora, todo se lo debo a ellos. A Sergio por su apoyo, amor y entrega constantes.
A mi hermano Adrián y a sus hijos, Adrián y Julio, mis sobrinos, la constelación que da sentido a mi vida.
A mis amigos, por creer en mí.
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AGRADECIMIENTOS:
A la Dra. María Inés López-Ibor Alcocer, por su dedicación e interés hacia este trabajo.
A los médicos de familia, compañeros y amigos, sin cuya colaboración desinteresada no
hubiera podido culminar esta tesis:
§ María José Castillo Lizárraga.
§ Marta Magdalena Guzón Centeno
§ María Teresa Marín Becerra.
§ José María Molero García.
§ Beatriz Pazos Paz.
§ María José Piñero Acín.
§ María José San Telesforo Navarro.
§ Marta Sanz Sanz.
§ María Jesús Ferrer Signes.
§ Sara Isabel Moreno Puerta
A Aurora y Ángel, mis queridos compañeros de la Unidad Docente que me han animado
cada día.
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…”La Medicina ha aprendido que ni los síntomas…ni las infecciones…son la clave
de la salud o la enfermedad…el último determinante es la competencia de la
propia capacidad defensiva del cuerpo. …, en la psicopatología, la clave del
bienestar psicológico…es el equivalente mental del sistema inmunológico del
cuerpo…que denominamos personalidad” (Millon y Davis, 1998).
“El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional” (Buda, 563 AC-486 AC).
“El dolor que no se desahoga con lágrimas puede hacer que sean otros órganos
los que lloren” (Francis J. Braceland, 1900-1985).
“Toda ciencia viene del dolor. El dolor busca siempre la causa de las cosas,
mientras que el bienestar se inclina a estar quieto y a no volver la mirada atrás”
(Stefan Zweig, 1881-1942).
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ÍNDICE
0. RESUMEN. ABSTRACT…………………………………………………. 8I. INTRODUCCIÓN…………………………………………………………. 25
1. Definición……………………………………………………..………. 262. Aspectos históricos…………………..…………………………….. 28
3.
Epidemiología………………………..………………………………. 314. Etiopatogenia y fisiopatología...……………………………………32
4.1. Factores genéticos y predisposición familiar………………….. 42
4.2. Factores ambientales……………………………………………. 44
4.3. Trastornos del sueño…………………………………………….. 46
4.4. Factores neurohormonales……………………………………… 47
4.5. Cambios en el Sistema Inmune………………………………… 48
4.6. Alteraciones psicopatológicas………………………………..… 49
5. Diagnóstico…………………………………………………….……... 56 5.1. Criterios diagnósticos……………………….…………………… 58
5.2. Clasificación de los pacientes con FM………………….……... 67
5.3. Diagnóstico diferencial………………………………..…………. 70
5.4. Clínica……………………………..………………………………..71
5.5. Exploración…………………………..……………………………..74
5.6. Pruebas complementarias…………………..…………………... 76
5.7. Evaluación adicional: Estudio de la personalidad……..……… 76
6. Tratamiento……………………………………………………………. 79 6.1. Tratamiento farmacológico……………………………….……….81
6.2. Tratamientos no farmacológicos………………………………….90
II. OBJETIVOS………………………………………………………..………. 99III. MATERIAL Y MÉTODOS…………………………………………...…… 102
1. Diseño del estudio y población estudiada………………………..… 103
2. Criterios de exclusión…………………………………………………. 103
3. Aspectos éticos ……………………………………………………….. 104
6
4. Financiación. Conflicto de intereses …………………….…….……. 105
5. Variables del estudio ……………………………………….………... 105
6. Recogida de datos……………………………………………………. 106
7. Análisis estadístico ……………………………………..……...…….. 107
IV. RESULTADOS…………………………………………………………..... 1091. Análisis descriptivo antropométrico de la población estudiada….... 110
2. Análisis descriptivo del grupo con fibromialgia……………………....111
3. Análisis comparativo de los grupos de pacientes…………..…….... 117
3.1. Variables antropométricas………..……………………..……….117
3.2. Comorbilidad……………………………………….....…………...118
3.3. Antecedentes……………………………………………………...118
3.4. Tratamientos farmacológicos……………………………………119
3.5. Tratamientos no farmacológicos………………………………..119
3.6. Escalas…………………………………………………………….120
4. Relación entre severidad de la fibromialgia y
tipos de personalidad………………………………………….………. 127
V. DISCUSIÓN……………………………………………………………….. 132 1. Descripción global de la muestra…………………………………….. 133
2. Características clínicas de los pacientes con fbromialgia…………. 134
3. Tratamiento de los pacientes con fibromialgia……………………… 138
4. Tipología de la personalidad de los pacientes con fibromialgia:
4.1. Tipología según los resultados del IPDE………………………….. 140
4.2. Tipología según los resultados del IPE…………..………….…….. 141
5. Implicaciones de la tipología de la personalidad en la evolución y
tratamiento de la fibromialgia…………………………………………. 143
6. Limitaciones del estudio……………..………………………………… 143
VI. CONCLUSIONES………………………………………………..………... 145VII. BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………...148VIII. ABREVIATURAS ……………………………………………………….. 179IX. ANEXOS …………………………………………………..…….……….. 183
Anexo 1. Hoja de consentimiento informado.
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Anexo 2. Aprobación por la Comisión Local de Investigación Centro.
Anexo 3. Cuaderno de recogida de datos.
Anexo 4. Sistema de evaluación de síntomas de Edmonton (Edmonton
Sympton Assessment System, ESAS)
Anexo 5. Índice de dolor difuso (WPI, Widespread Pain Index) y Escala
de severidad de síntomas (SS, Sympton Severity)
Anexo 6. Cuestionario International Personality Disorders Examination
(IPDE), módulo CIE – 10.
Anexo 7. Cuestionario del Inventario de Personalidad de Eysenck (EPI),
forma B para adultos.
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0. RESUMEN - ABSTRACT
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ESTUDIO DE LA ASOCIACIÓN ENTRE LA FIBROMIALGIA Y EL TIPO DE PERSONALIDAD INTRODUCCIÓN La Fibromialgia (FM) es una enfermedad crónica de etiología aún no
completamente conocida caracterizada por un cuadro sintomático de dolor
generalizado del aparato locomotor, sin signos inflamatorios, y con sensibilidad a
la presión en determinados puntos (puntos sensibles), rigidez, fatiga, trastornos
del sueño y disfunción cognitiva.
A pesar de la gran cantidad de síntomas que presentan estos pacientes, la
escasez de hallazgos a la exploración y la ausencia de datos objetivos impiden
hacer un diagnóstico de certeza en muchas ocasiones. Por otro lado, no es
posible proponer un tratamiento óptimo debido a que las evidencias existentes
sobre la efectividad de las terapias disponibles para la FM son limitadas.
Por todo ello, la FM representa un desafío para los clínicos, tanto desde el punto
de vista diagnóstico como terapéutico.
La FM es una de las enfermedades reumatológicas de mayor impacto en la
calidad de vida de las personas que la padecen, afectando negativamente a su
capacidad física, actividad intelectual, estado emocional y relaciones personales y
familiares, lo que exige a los pacientes desarrollar múltiples estrategias de
afrontamiento.
Además, en comparación con otros pacientes reumatológicos, las personas con
FM presentan una mayor frecuentación de los servicios sanitarios y utilizan más a
menudo las terapias alternativas.
En 1990 el Colegio Americano de Reumatología (American College of
Reumathology, ACR) publicó los criterios diagnósticos de la FM, que permitirían
establecer un diagnóstico con mayor certeza, mejorar la calidad de los estudios y
avanzar en el tratamiento de estos pacientes. Así, el ACR señaló tres criterios
diagnósticos para la FM:
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1) Historia de dolor crónico difuso de más de tres meses de duración.
2) Dolor a la presión en al menos 11 de los 18 puntos definidos.
3) Ausencia de alteraciones radiológicas y analíticas.
Más tarde, en 2010, el ACR propuso una aproximación al diagnóstico de FM, para
su empleo en la clínica, que no requería la exploración de los puntos sensibles, y
proporcionó una escala para medir la intensidad de los síntomas característicos de
la FM. Estos nuevos criterios reconocen la importancia del deterioro cognitivo y de
los síntomas somáticos diferentes al dolor, presentes en los pacientes con FM,
que no eran tenidos en cuenta en los criterios de 1990 y que cada vez más, son
considerados clave para el diagnóstico de FM.
Epidemiología de la FM y de los Trastornos de Personalidad (TP). La prevalencia de la FM, dependiendo de los criterios diagnósticos utilizados, es
de 2 a 8% en la población general, con un claro predominio en las mujeres. En
España se considera la causa más frecuente de dolor musculoesquelético crónico
difuso y se ha calculado una prevalencia de 1 – 3% en población mayor de 18
años, con una incidencia máxima entre los 40 y los 49 años.
En los pacientes con FM se ha descrito una mayor prevalencia de trastornos
psiquiátricos asociados que en la población general: el 63,3% presenta depresión
y/o ansiedad y el 46,7% TP.
En cuanto a los tipos de personalidad, se ha observado que los más frecuentes
son los siguientes: evitativo, dependiente y obsesivo (grupo C); paranoide,
esquizoide, esquizotípico (grupo A) y límite (grupo B), siendo menos histriónicos y
narcisistas que la población general, dato que contrasta con la percepción que
puede tenerse de estos pacientes.
Otros trastornos frecuentemente asociados son el trastorno obsesivo-compulsivo,
la fobia social y el trastorno de estrés postraumático.
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Etiopatogenia y fisiopatología de la FM. La FM es un trastorno doloroso crónico cuya etiología y fisiopatología siguen
siendo desconocidas y objeto de múltiples investigaciones, si bien actualmente
predomina la explicación de la FM como el resultado de una disfunción del
Sistema Nervioso Central (SNC) que da lugar a una amplificación en la percepción
del dolor. Las evidencias más recientes sugieren que ciertos factores del entorno
podrían desencadenar el desarrollo de la FM en los individuos genéticamente
predispuestos.
Desde hace 3 décadas se acepta el modelo biopsicosocial de la enfermedad,
según el cual, tanto el dolor como la fatiga serían debidos a diferentes factores
que incluyen alteraciones en los sistemas neuroendocrino y nervioso autonómico,
factores genéticos y estresores físicos y/o psicosociales.
Factores cognitivos y de personalidad en la FM. En relación con las variables cognitivas relacionadas con la FM, diversos estudios
han destacado el papel de factores como son la hipervigilancia, el tipo de
estrategias de afrontamiento utilizadas, la autoeficacia percibida en el control del
dolor y el comportamiento ante el dolor.
Se han descrito ciertas características de la personalidad relacionadas con la FM,
y, si bien se sabe que algunos de los rasgos de personalidad podrían contribuir al
desarrollo y/o persistencia de los síntomas de FM, la relación entre ambas sigue
sin estar clara, debido a la complejidad de las investigaciones sobre personalidad.
Por último, se ha propuesto que ciertos rasgos de personalidad junto con la
sensibilización central, serían los factores más importantes para el desarrollo y/o
mantenimiento de la FM.
Para el estudio de la personalidad de los pacientes con FM deberá tenerse en
cuenta que la presencia de síntomas de depresión y ansiedad, tan frecuentes en
ellos, pueden influir en las características de la personalidad subyacente. Entre los
instrumentos utilizados para la evaluación de la personalidad en FM se incluye el
12
Inventario de Personalidad de Eysenck (Eysenck Personality Inventory, EPI). La
dimensión neuroticismo (definido como reactividad e inestabilidad emocional con
incapacidad para adaptarse), muestra puntuaciones elevadas en pacientes con
FM.
Tratamiento No se dispone de un tratamiento curativo para FM, por lo que el objetivo del
tratamiento incluye el alivio de los síntomas físicos, la potenciación del equilibrio
cognitivo-emocional y la promoción de los mecanismos de adaptación psicológica
que permitan al paciente mejorar su calidad de vida.
JUSTIFICACIÓN
• La FM constituye una enfermedad crónica, que afecta a más del 2 % de la
población española, para la que no existe tratamiento específico, que
comporta para el paciente afecto un dolor crónico difícilmente controlable y
que origina importantes costes a los diferentes sistemas de salud de
nuestro país.
• Se han propuesto diferentes mecanismos etiopatogénicos para la aparición
y perpetuación de la enfermedad, que no se acompañan siempre de
tratamientos específicos eficaces para los síntomas de la enfermedad.
• La heterogeneidad de los criterios utilizados para el diagnóstico de
fibromialgia reduce la validez de los mecanismos etiopatogénicos
propuestos, así como de las diferentes terapias aplicadas en estos
pacientes. Un conocimiento más preciso de los factores etiopatogénicos
implicados en la fibromialgia, podrá contribuir a un tratamiento más eficaz
para estos pacientes.
HIPÓTESIS Existen varios estudios que muestran una asociación entre fibromialgia y
trastornos de personalidad, sin que haya podido demostrarse de forma evidente
una relación causal entre ambos procesos patológicos.
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Nuestra hipótesis de trabajo es que ciertos rasgos de personalidad, tales como la
introversión y el neuroticismo, son más frecuentes en los pacientes con FM y que
están intrínsecamente relacionados con la propia enfermedad, relación que no
aparece en otros pacientes con dolor osteomuscular crónico sin FM.
OBJETIVOS OBJETIVO PRINCIPAL Determinar los tipos de personalidad más prevalentes en los pacientes
diagnosticados de fibromialgia, atendidos en siete Centros de Salud de la
Comunidad de Madrid.
OBJETIVOS SECUNDARIOS
• Evaluar si existe una mayor frecuencia de alteraciones de los resultados de
las pruebas psicométricas de personalidad en los pacientes con fibromialgia
frente a pacientes con dolor osteomuscular crónico sin fibromialgia.
• Valorar el posible infradiagnóstico de los trastornos de personalidad en los
pacientes afectos de fibromialgia.
• Describir y clasificar los tipos de personalidad más frecuentes en los
pacientes con fibromialgia.
• Establecer la posible relación entre el tipo de personalidad y la expresión
clínica de los pacientes con fibromialgia.
DISEÑO Y MÉTODOS Diseño Estudio observacional analítico retrospectivo de casos y controles.
Ámbito Población asignada a 9 cupos de Medicina de Familia de los Centros de Salud Los
Rosales, General Ricardos, Orcasitas, Espronceda, Las Águilas, San Andrés y
Goya en el mes de junio de 2015.
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Sujetos La población diana es el conjunto de los pacientes pertenecientes a dichos cupos,
en cuya historia clínica informatizada aparecía registrado un episodio con
diagnóstico de Fibromialgia entre 2010 y 2015 (códigos CIAP L18 y L99). El grupo
de casos (Grupo FM) comprende la totalidad de esos pacientes que cumplían los
criterios diagnósticos de la ACR de 2010 (diagnóstico de FM confirmado).
Se determinó un tamaño muestral para la comparación de proporciones
emparejadas de 52 pacientes, calculado para un porcentaje de pérdidas de un
15%, un nivel de confianza del 95% y una prevalencia estimada de TP de 9% en la
población general y 47% en pacientes con FM.
Se constituyeron dos grupos control, uno con pacientes que padecían dolor
osteomuscular crónico y diagnóstico diferente a FM (Grupo CDO) y otro sin dolor
osteomuscular crónico (Grupo SDO). Los controles fueron seleccionados por
inclusión consecutiva de los pacientes que acudían a las consultas, apareados por
edad y sexo con los casos, a los que su médico de familia invitaba a participar tras
explicarles los objetivos del estudio.
Tanto los casos como los controles fueron informados para obtener su
consentimiento escrito según un modelo diseñado para tal fin.
Los médicos titulares de los cupos estudiados fueron informados del estudio y
dieron el consentimiento verbal a la investigadora para acceder a los datos clínicos
de su población asignada.
Variables Las variables incluidas en el estudio son:
1. Relacionadas con los criterios de selección:
a. Edad.
b. Sexo.
c. Firma del consentimiento informado (SI/NO).
d. Diagnóstico confirmado de FM (SI/NO).
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e. Diagnóstico de dolor osteomuscular crónico diferente de FM (SI/NO).
2. Relacionadas con factores del estudio:
a. Edad al diagnóstico.
b. Síntomas presentes en el momento actual o en los últimos 3 meses:
dolor, rigidez, parestesias, fatiga, alteraciones del sueño, depresión,
ansiedad, cefalea, intestino irritable, dismenorrea, síndrome
premenstrual, urgencia miccional, mareos, boca seca, hiperhidrosis.
c. Severidad del dolor actual medida mediante escala analógica visual.
d. Antecedentes traumáticos personales: acontecimientos vitales
estresantes previos, historia de abuso infantil, traumatismos físicos.
e. Enfermedades coexistentes en la actualidad: enfermedades
reumatológicas, musculares, neurológicas, infecciosas y
endocrinopatías.
f. Toma de psicofármacos entre 2010 y 2015 (antidepresivos,
benzodiacepinas, neurolépticos.
g. Utilización de terapias alternativas entre 2010 y 2015 (yoga,
meditación, tai-chi, pilates).
Recogida de datos Los datos fueron recogidos por un único observador (la investigadora principal)
mediante entrevista individual.
Se aplicó los criterios diagnósticos ACR de 2010 a todos los pacientes para
confirmar o descartar el diagnóstico de FM y formar el grupo de casos.
La intensidad de los síntomas se evaluó mediante la Escala Edmonton Symptom
Assessment System (ESAS).
A todos los pacientes del grupo de casos y a los de los grupos de controles se les
administró el test de cribado para Trastornos de Personalidad, International
Personality Disorders Examination (IPDE-s) y el Eysenck Personality Inventory
(EPI).
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RESULTADOS La población estudiada finalmente estaba constituida por 3 grupos: FM (media de
edad 60,65 años, desviación típica [DT] + 11,33 años) CDO (59,84 + 12,92 años)
y SDO (61,69 + 11,46 años). No existieron diferencias estadísticamente
significativas entre los grupos FM y los controles, CDO y SDO respecto a las
variables sexo y edad.
La distribución de los puntos dolorosos más frecuentes referidos por nuestros
pacientes mostró unas localizaciones predominantes en la región lumbar y
escapular
Los tipos de personalidad más frecuentes en el grupo FM, con diferencias
significativas respecto a los grupos control, fueron en orden de mayor a menor
esquizoide, anancástico, ansioso, paranoide, dependiente, límite, impulsivo e
histriónico, siendo la frecuencia del tipo disocial similar en los tres grupos.
La presencia de los tipos de personalidad esquizoide y límite se relacionó con un mayor
riesgo de padecer FM, tanto en el grupo CDO como en el SDO.
No se encontraron diferencias en cuanto a la severidad de la FM y los diferentes tipos de
personalidad identificados según el IPDE.
En los pacientes con FM la puntuación de la dimensión neuroticismo (N) obtenida tras la
aplicación del cuestionario IPE, fue superior a la de los grupos control, mientras que la
dimensión extroversión (E) fue inferior.
Nuestros resultados, apoyarían la definición de un perfil característico de los
pacientes con FM, consistente en alto neuroticismo y baja extroversión. Por otra
parte, encontramos una correlación positiva entre el SS-1+2 y la puntuación de la
dimensión de neuroticismo y una correlación negativa entre el SS-1+2 y la
puntuación de extroversión, lo que sugeriría una mayor severidad de la
enfermedad en los pacientes más neuróticos y menos extrovertidos.
Respecto al tratamiento, dentro del grupo de tratamiento con psicofármacos, los
antidepresivos y las benzodiacepinas, con una frecuencia de utilización próxima al 40%,
fueron los fármacos mayoritariamente utilizados por los pacientes con FM, de forma clara
y significativamente superior respecto a los grupos control CDO y SDO.
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CONCLUSIONES
• Los tipos de personalidad más frecuentes en el grupo con FM fueron el
esquizoide y el ansioso, coincidente con la mayoría de los estudios
publicados.
• Los TP estaban muy probablemente infradiagnosticados en el grupo con
FM. • En los pacientes del grupo FM se encontró una mayor severidad de la
enfermedad en los pacientes más neuróticos y menos extrovertidos.
STUDY OF THE ASSOCIATION BETWEEN THE FIBROMIALGIA AND THE TYPE OF PERSONALITY INTRODUCTION
FM is a chronic disease of etiology still not completely known characterized by a
symptomatic picture of widespread pain of the locomotive device, without inflammatory
signs, and with sensibility to the pressure in certain points (tender points), inflexibility,
fatigue, sleep disorders and cognitive dysfunction. In spite of the great quantity of
symptoms that these patients present, the shortage of findings to the exploration and the
absence of objective information they prevent from doing a diagnosis of certainty in many
occasions. On the other hand, it is not possible to propose an ideal treatment due to the
fact that the existing evidences on the efficiency of the available therapies for the FM are
limited. For all this, FM represents a challenge for the clinical ones, so much from the
diagnostic as therapeutic point of view.
FM is one of the rheumatic diseases of major impact in the quality of life of the persons
who suffer it, affecting negatively to his physical capacity, intellectual activity, emotional
condition and personal and familiar relations, which demands the patients to develop
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multiple strategies of confrontation. In addition, in comparison with other rheumatic
patients, people with FM present a major frequentness of the sanitary services and the
alternative therapies use more often.
In 1990 American College of Rheumatology (ACR) published the diagnostic criteria of the
FM, which would allow to establish a diagnosis with major certainty, to improve the quality
of the studies and to advance in the treatment of these patients. This way, the ACR
indicated three diagnostic criteria for the FM:
1) History of chronic diffuse pain of more than three months of duration.
2) Pain to the pressure in at least 11 of 18 definite points.
3) Absence of radiological and analytical alterations.
Later, in 2010, the ACR proposed an approximation to FM's diagnosis, for his
employment in the clinic, which was not needing the exploration of the sensitive points,
and provided a scale to measure the intensity of the symptoms typical of the FM. These
new criteria recognize the importance of the cognitive deterioration and of the somatic
symptoms different from the pain, presents in the patients with FM, which were not had in
account in the criteria of 1990 and which increasingly, are considered to be a key for
FM's diagnosis.
Epidemiology of the FM and of the TP The prevalence of the FM, depending on the diagnostic used criteria, is from 2 to 8 % in
the general population, with a clear predominance in the women. In Spain it is considered
to be the most frequent reason of musculoskeletal chronic diffuse pain and a prevalence
has been calculated of 1-3 % in 18-year-old major population, with a maximum incident
between the 40 and 49 years.
In the patients with FM there has described a major prevalence of psychiatric associate
disorders that in the general population: 63,3 % presents depression and / or anxiety and
46,7 %, disorders of personality.
As for the types of personality, has been observed that the most frequent are the
following ones: escape, dependent and obsessive (group C); paranoid, schizoid,
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schizotypic (Group A) and limit (group B), being less histrionic and narcissists that the
general population, information that contrasts with the perception that can be had of
these patients.
Other frequently associate disorders are obsessive-compulsive disorder, social phobia
and disorder of stress posttraumatic.
Ethiopathogeny and pathophysiology of the FM FM is a painful chronic disorder which etiology and pathophysiology continue being
unknown and object of multiple investigations, though nowadays it predominates over the
explanation of the FM as the result of a dysfunction of the Nervous Central System (SNC)
that gives place to an amplification in the perception of the pain. The most recent
evidences suggest that certain factors of the environment might unleash the development
of the FM in the genetically blased individuals.
For 3 decades is accepted the model biopsychosocial of the disease, according to which,
both the pain and the fatigue would be due to different factors that include alterations in
the systems neuroendocrin and nervously autonomous, genetic factors and physical and
/ or psychosocial stressors.
Cognitive factors and of personality in the FM.
In relation with the cognitive variables related to the FM, diverse studies have
emphasized the paper of factors since it are the hypervigilance, the type of strategies of
confrontation used, the autoeffIciency perceived in the control of the pain and the
behavior before the pain.
There have been described certain characteristics of the personality related to the FM,
and, though it is known that of personality they might contribute some of the features to
the development and / or persistence of FM's symptoms, the relation between both
continues without being clear, due to the complexity of the investigations on personality.
Finally, it has proposed that certain features of personality together with the central
awareness, would be the most important factors for the development and / or
maintenance of the FM.
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For the study of the personality of the patients with FM there will have to be born in mind
that the presence of symptoms of depression and anxiety, so frequent in them, they can
influence the characteristics of the underlying personality. Between the instruments used
for the evaluation of the personality in FM there is included the Inventory of Eysenck's
Personality (EPI). The dimension neuroticism (defined as reactivity and emotional
instability with disability to adapt), it shows punctuations raised in patients with FM.
Treatment Treatment does not arrange of a curative treatment for FM, for what the aim of the
treatment includes the relief of the physical symptoms, the involution of the cognitive -
emotional balance and the promotion of the mechanisms of psychological adjustment that
allow to the patient to improve his quality of life.
JUSTIFICATION · FM constitutes a chronic disease, which affects more than 2 % of the Spanish
population, for the one that does not exist specific treatment, which endures for the
sympathetic patient a chronic difficultly controllable pain and which originates important
costs to the different systems of health of our country.
· It have proposed different mechanisms ethiopatogenics for the appearance and
perpetuation of the disease, which are not accompanied always of specific effective
treatments for the symptoms of the disease.
· The heterogeneity of the criteria used for the diagnosis of FM reduces the validity of the
mechanisms ethiopatogenics proposed, as well as of the different therapies applied in
these patients. A more precise knowledge of the factors ethiopatogenics implied in FM It
will be able to contribute to a more effective treatment to these patients.
HYPOTHESIS
There are several studies that show an association between FM and disorders of
personality, without one could have demonstrated of evident form a causal relation
between both pathological processes.
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Our hypothesis of work is that certain features of personality, such as the introversion and
the neuroticism, are more frequent in the patients with FM and that they are intrinsically
related to the own disease, relation that does not appear in other patients with chronic
pain ostheomuscular pain without FM.
OBJECTIVES
PRINCIPAL OBJECTIVE Determine the more prevalents types of personality in the patients diagnosed of
fibromyalgia, attended in seven Centers of Health of the Community of Madrid.
SECONDARY OBJECTIVES
• To evaluate if there exists a major frequency of alterations of the results of the
tests psychometrics of personality in the patients with fibromyalgia opposite to
patients with ostheomuscular chronic pain without fibromyalgia.
• To value the possible infradiagnosis of the disorders of personality for the patients
of fibromyalgia. ·
• To describe and to classify the most frequent types of personality under the
patients with fibromyalgia. ·
• To establish the possible relation between the type of personality and the clinical
expression of the patients with fibromyalgia.
DESIGN AND METHODS Design Observational analytical retrospective study of cases and controls. Area Population
assigned to 9 quotas of Family medicine of the Centers of Health The Rose-bushes,
General Ricardos, Orcasitas, Espronceda, Los Ángeles, San Andrés and Goya in June,
2015.
Subjects
The population to study is the set of the patients belonging to the above mentioned
quotas, in whose clinical computerized history was turning out to be registered an
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episode with Fibromyalgia's diagnosis between 2010 and 2015 (codes CIAP L18 and
L99). The group of cases (Group FM) includes the totality of these patients who were
fulfilling the diagnostic criteria of the ACR of 2010 (diagnosis of confirmed FM).
A sample size decided for the comparison of proportions paired of 52 patients, calculated
for a percentage of losses of 15 %, a confidence level of 95 % and a prevalence
estimated of TP of 9 % in the general population and 47 % in patients with FM.
Two control groups were constituted, one by patients who were suffering ostheomuscular
chronic pain and diagnosis different from FM (Group CDO) and other one without
ostheomuscular chronic pain (Group SDO). The controls were selected by consecutive
incorporation of the patients who were coming to the consultations, paired by age and
sex with the cases, whom his doctor of family was inviting to inform after explaining the
aims of the study to them.
Both the cases and the controls were informed to obtain his assent written according to a
model designed for such end.
The titular doctors of the studied quotas were informed about the study and gave verbal
assent to the investigator to accede to the clinical information of his assigned population.
Variables
The variables included in the study are:
1. Related to the criteria of selection:
a. Age.
b. Sex.
c. Signature of the informed assent (SI/NO).
d. Diagnosis confirmed of FM (SI/NO).
e. Diagnosis of ostheomuscular chronic pain different from FM (SI/NO).
2. Related to factors of the study:
a. Age to the diagnosis.
b. Present symptoms in the current moment or in the last 3 months: pain,
inflexibility, paresthesias, fatigue, sleep disturbances, depression,
anxiety, migraine, irritable bowel, dysmenorrea, premenstrual syndrome,
urgency mictional, motion sicknesses, mouth dries, hypersweating.
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c. Severity of the current pain measured by means of analogical visual
scale.
d. Traumatic personal precedents: vital stressful previous events, history of
infantile abuse, physical traumatism.
e. Coexistent diseases at present: rheumatologic, muscular, neurological,
infectious and endocrin diseases.
f. Psychoactive drugs between 2010 and 2015 (antidepressants,
benzodiacepins, neuroleptics).
g. Utilization of alternative therapies between 2010 and 2015 (yoga,
meditation, Thai - chi, pilates).
Withdrawal of dates
The information was gathered by a single observant (the principal investigator) by
individual interview.
She was applied the diagnostic criteria ACR of 2010 to all the patients to confirm or to
reject FM's diagnosis and to form the group of cases.
The intensity of the symptoms evaluated by means of the Scale Edmonton Symptom
Assessment System (ESAS).
To all the patients of the group of cases and to those of the groups of controls the
screening test for Disorders of Personality, International Personality Disorders
Examination (IPDE-s) and the Eysenck Personality Inventory (EPI) were administered.
RESULTS The population studied finally was constituted by 3 groups: FM (average of age 60,65
years, standard deviation [DT] + 11,33 years) CDO (59,84 + 12,92 years) and SDO
(61,69 + 11,46 years). There did not exist statistically significant differences between the
groups FM and the controls, CDO and SDO with regard to the variables sex and age.
The distribution of the most frequent painful points recounted by our patients showed a
few predominant locations in the lumbar and scapula regions. The most frequent types of
personality in the group FM, with significant differences with regard to the groups control,
they went in order of major to minor: schizoid, anancastic, anxious, paranoid,
24
dependently, limit, impulsively and histrionically, being the frequency of the type dysocial
similar in the three groups.
The presence of the types of personality schizoid and limit was related to a major risk of
suffering FM, both in the group CDO and in the SDO.
They did not find differences as for the severity of the FM and the different types of
personality identified according to the IPDE.
In the patients with FM the punctuation of the dimension neuroticism (N) obtained after
the application of the questionnaire IPE, control was superior to that of the groups,
whereas the dimension extroversion (E) was lower.
Our results, they would support the definition of a profile typical of the patients with FM,
consisting of high place neuroticism and low extroversion. On the other hand, we find a
positive correlation between the SS-1+2 and the punctuation of the dimension of
neuroticism and a negative correlation between the SS-1+2 and the punctuation of
extroversion, which would suggest a major severity of the disease in the most neurotic
patients and fewer extroverts.
With regard to the treatment, inside the group of treatment with psychoactive drugs, the
antidepressants and the benzodiacepins, with a frequency of utilization next 40 %, were
the medicaments for the most part used by the patients with FM, of clear and significantly
top form with regard to the groups control CDO and SDO.
CONCLUSIONS ·
• The most frequent types of personality in the group with FM were the schizoid and
anxious, coincidental with the majority of the published studies. ·
• TP were very probably underdiagnosed in the group with FM.
• In patients of the group FM on found a major severity of the disease in the most
neurotic patients and lower extroverts.
25
I.INTRODUCCIÓN
26
1. DEFINICIÓN La Fibromialgia (FM) es una enfermedad crónica de etiología no completamente
conocida, definida por un cuadro sintomático de dolor generalizado, rigidez, fatiga
severa, trastornos del sueño, disfunción cognitiva1,2 y en muchos casos
alteraciones psicológicas3.
La FM se caracteriza por dolor generalizado del aparato locomotor, no articular,
sin signos inflamatorios, en al menos un hemicuerpo, con localización vertebral
incluida y dolor a la presión en determinados puntos sensibles (tender points). El
Colegio Americano de Reumatología (ACR) en 19904 señaló tres criterios
diagnósticos para la FM:
• Historia de dolor crónico difuso de más de tres meses de duración.
• Dolor a la presión en al menos 11 de los 18 puntos definidos (en ambos
lados: occipucio, cervical bajo, trapecio, supraespinoso, segunda costilla,
epicóndilo, glúteo, trocánter mayor y rodillas).
• Ausencia de alteraciones radiológicas y analíticas.
La FM representa un desafío para los clínicos tanto en sus aspectos diagnósticos
como terapéuticos. De un lado, a pesar de la gran cantidad de síntomas que
presentan estos pacientes, la escasez de hallazgos en su exploración y en las
pruebas complementarias realizadas impide, en muchas ocasiones, realizar un
diagnóstico de certeza. Por otra parte, habida cuenta que la efectividad de los
diferentes tratamientos disponibles posee un grado de evidencia limitado, la
recomendación de un tratamiento óptimo para los pacientes afectos de FM no
resulta factible en la actualidad5.
En la etiopatogenia de la FM se han relacionado múltiples factores con la aparición
de esta enfermedad, tanto biológicos (sexo femenino, baja forma física, disfunción
de los mecanismos reguladores del dolor, alteración de la respuesta al estrés),
cognitivos (hipervigilancia, estrategias de afrontamiento disfuncionales, baja
autoeficacia percibida en el control del dolor), psicológicos (depresión, ansiedad,
27
rasgos alterados de personalidad), como ambientales (infecciones, traumatismos)
y socioculturales (abuso en la infancia o continuado).
Recientemente, se han publicado varios estudios que, mediante la aplicación de
diferentes métodos de neuroimagen y la determinación de diversos
neuromoduladores en pacientes afectos de FM, permiten un avance importante en
el conocimiento tanto de la posible etiología de la FM como de la disponibilidad de
potenciales modalidades terapéuticas.
La FM representa una de las enfermedades reumatológicas con mayor impacto
negativo sobre la calidad de vida de los pacientes6,7,8, con afectación tanto de su
capacidad física, actividad intelectual y salud mental como de sus relaciones
personales y familiares. Igualmente, el desarrollo de la carrera profesional de
estos pacientes puede verse comprometido. Todo ello les exige la adopción de
múltiples estrategias de afrontamiento.
Por otro lado, en comparación con otros enfermos reumatológicos, las personas
con FM presentan una mayor frecuentación de los servicios sanitarios9,10, con un
promedio de 9-12 visitas médicas anuales11 y utilizan con más frecuencia las
terapias alternativas12.
Actualmente se dispone de dos tipos de fármacos para el tratamiento de los
pacientes con FM. Unos están orientados a la corrección de las posibles
alteraciones fisiopatológicas de la FM, mientras que otros se dirigen a la mejora de
algunos de los síntomas de la enfermedad.
Además y de manera progresiva en los últimos años, se están empleando
diversos tratamientos no farmacológicos, tales como los basados en
intervenciones psicológicas denominadas “mente-cuerpo” para mejorar la actitud
de los pacientes hacia su enfermedad, así como los enfocados a la rehabilitación
del paciente mediante el ejercicio físico. Igualmente, se presentan múltiples
modalidades de medicina alternativa y complementaria, cuyos resultados son
difíciles de valorar.
28
2. ASPECTOS HISTÓRICOS Desde la denominación como “reumatismo tisular”13,14 hace ya más de 170 años,
se han utilizado múltiples términos para nombrar cuadros similares a lo que hoy
entendemos como FM.
En 1904 Gowers15 empleó el término “fibrositis” para definir un cuadro clínico de
dolor generalizado, de carácter difuso y cambiante, que afectaba a las vainas
tendinosas, músculos y articulaciones y que creía originado por inflamación, si
bien no se encontraban cambios inflamatorios patológicos en esas localizaciones.
En 1927, Albee asumió el desconocimiento de la etiología de la “fibrositis” y
admitió la posibilidad de incluir distintas patologías con una sintomatología
similar4.
A finales de los años treinta aparecieron dos términos relacionados16, “reumatismo
psicógeno” (Halloway, Boland) y “síndrome miofascial” (Travell y Simons), y es a
partir de este momento cuando se define la existencia de puntos dolorosos (tender
points) como un hallazgo característico de la enfermedad.
A partir de 1950 se define una entidad de origen incierto que cursa con dolores
difusos, fatiga, rigidez matutina y trastornos del sueño4. Más tarde, en los años
setenta, tras los estudios de Henah, Smythe y Moldofsky17, se acuñó el término
“fibromialgia” para referirse a un cuadro de dolor crónico de origen musculo-
esquelético sin signos inflamatorios, con la presencia de zonas específicas donde
el umbral del dolor es inferior (< 4 Kg) al de los controles sanos (“puntos
dolorosos”), asociado a una alteración de la fase 4 del sueño16,18. Entre otros
autores, Moldfosky y cols.19-22 demostraron que los pacientes con “fibrositis”
padecían trastornos objetivables del sueño y que esos mismos síntomas dolorosos
podrían ser inducidos en individuos sanos mediante la deprivación del sueño.
La FM, como categoría diagnóstica, fue utilizada por primera vez en 1981 para
referirse a un síndrome caracterizado por dolor generalizado y una sensibilidad
aumentada a la presión en varios puntos anatómicos denominados “tender
points”23.
29
En 1990 el ACR organizó una comisión de expertos que, tras clasificar y definir el
proceso doloroso, publicó los criterios diagnósticos de la FM1, lo que permitiría un
diagnóstico con mayor certeza, una mejora de la calidad de los estudios y un
importante avance en el tratamiento de estos pacientes.
En 1992, en la Declaración de Copenhague24, la Organización Mundial de la Salud
(OMS) reconoció la FM como una entidad diagnóstica diferenciada y la clasificó
entre los reumatismos de partes blandas, incluyéndose en el Manual de
Clasificación Internacional de Enfermedades. Décima Edición, (CIE-10) con el
código M79.025. Posteriormente, en 1994, la FM fue reconocida por la Asociación
Internacional para el Estudio del Dolor (International Association for the Study of
Pain, IASP) y clasificada con el código x33x8a26.
Hudson y cols.27,28 fueron los primeros investigadores que señalaron una fuerte
tendencia familiar de la aparición de la FM y propusieron, además, que esta
enfermedad representaba una variante de depresión, acuñando el término de
“trastorno del espectro afectivo”
En 1994, Yunus29,30 fue el primero en observar la comorbilidad de la FM con otras
enfermedades funcionales, tales como el síndrome de intestino irritable (SII), el
síndrome de fatiga crónica, el síndrome de piernas inquietas, la dismenorrea
primaria o la cefalea tensional. Así, englobó la FM dentro de un síndrome
disfuncional con características clínicas comunes y respuesta a agentes
farmacológicos serotoninérgicos y noradrenérgicos. Igualmente reconoció una
predisposición familiar para la FM, a la que atribuyó un origen multifactorial,
proponiendo como hipótesis causal la existencia de una disfunción neuro-imuno-
endocrina que constituiría el nexo entre todas las enfermedades funcionales
mencionadas18.
En 1999, la FM se incluiría dentro de los síndromes somáticos funcionales (SSF)
con una serie de elementos comunes, resaltándose la fuerte relación de los
síntomas somáticos con el distrés emocional (Simon Wessely y cols.)31. Además
se señalaron los factores psicosociales que caracterizarían a estos síndromes
(Barsky y Borus)31, tal y como se muestra en la Tabla 1.
30
Tabla 1. SÍNDROMES SOMÁTICOS FUNCIONALES (SSF)16 Características comunes Factores psicosociales
• Heterogeneidad clínica.
• Alto grado de solapamiento de
síntomas entre los cuadros.
• Mayor prevalencia de trastornos
psiquiátricos que la población
general.
• Síntomas refractarios al
tratamiento médico y a las
medidas paliativas.
• Presentación en pequeños brotes
esporádicos.
• Mecanismos similares en su
génesis y en el mantenimiento de
todos ellos.
• Fisiopatología próxima al espectro
afectivo y/o desregulación de
respuestas al estrés
• Convicción de enfermedad grave
y expectativas de empeoramiento.
• Papel de enfermo litigante.
• Alarma catastrofista y
sensacionalista.
• Duda en la capacidad de los
expertos.
• Movilización social.
• Énfasis etiológico solamente
biomédico.
Más recientemente se ha incluido a la FM entre los trastornos que constituyen el
grupo de los llamados Síndromes de Sensibilidad Central (SSC), considerando la
FM como el fenotipo de un amplio espectro de trastornos que se solapan
sustancialmente en pacientes concretos3,32,34 (Tabla 2).
Tabla 2. SÍNDROMES DE SENSIBILIDAD CENTRAL (SSC)34
Síndrome de fatiga crónica Dolor pélvico crónico y Endometriosis Fibromialgia Cefalea (tensional y migraña) Lumbalgia idiopática
31
Cistitis intersticial Síndrome de intestino irritable Síndrome de sensibilidad química múltiple Síndrome de dolor miofascial Síndrome de estrés postraumático Dismenorrea primaria Vulvodinia Síndrome de piernas inquietas Enfermedad de la articulación temporomandibular
3. EPIDEMIOLOGÍA. La prevalencia de la FM oscila, en función de los criterios diagnósticos utilizados,
entre un 2 y un 8% de la población general35-42, con un predominio en las mujeres
(2,4% en mujeres comparado con 1,8% en varones), que es menos marcado
cuando se emplean los criterios de 201038 y que parece similar en diferentes
culturas, razas y países35.
En España, según el estudio EPISER (Estudio de la prevalencia e impacto de las
enfermedades reumáticas en la población adulta española) 41,43,44, utilizando los
criterios de clasificación del ACR de 19901, la FM alcanza una prevalencia del
2,4% en la población general mayor de 18 años con un pico de incidencia entre los
40 y 49 años, considerándose la causa más frecuente de dolor músculo-
esquelético crónico difuso. Esta cifra, relativamente baja, contrasta con tasas
próximas al 10% en otros países como Israel, Estados Unidos (EEUU), Gran
Bretaña o Canadá45.
No obstante, la prevalencia varía según la población estudiada, de manera que en
el estudio EPIDOR (Estudio epidemiológico del dolor en Reumatología en
España), realizado sobre una muestra aleatoria de pacientes que acudían a
consultas de Reumatología en España, hasta el 12,2% de los pacientes atendidos
cumplían criterios de FM46.
En España, se estima una prevalencia de FM del 4,2% en mujeres y del 0,2% en
hombres, con una relación mujer: varón de 21:147.
32
4. ETIOPATOGENIA Y FISIOPATOLOGÍA La FM es un trastorno doloroso crónico cuya etiología y fisiopatología siguen
siendo desconocidas y objeto de múltiples investigaciones. Para intentar abordar
el conocimiento de su etiopatogenia, muy probablemente haya que recurrir a un
modelo biopsicosocial.
Actualmente se considera que la FM es el resultado de una disfunción del Sistema
Nervioso Central (SNC) que origina una amplificación de la percepción del
dolor48,49. Igualmente, las evidencias más recientes sugieren que en la FM existe
un componente fisiopatológico hereditario50,51 y que ciertos factores del entorno
pueden desencadenar el desarrollo de FM en individuos genéticamente
predispuestos52 con probables alteraciones de los neurotransmisores implicados
en la modulación del dolor, que también intervienen en el estado de ánimo, la
memoria, la sensación de cansancio y la regulación del sueño (Figura 1). Figura 1. Hipótesis explicativa de la etiopatogenia de la FM.
TS: Trastornos del sueño.
33
Desde las primeras descripciones de la FM, se han implicado múltiples factores
causales y se han desarrollado diversas hipótesis etiopatogénicas18 que incluyen:
• Trastornos del sueño.
• Alteraciones musculares, fundamentalmente hipoxia y disminución de los
fosfatos de alta energía musculares.
• Alteraciones de los trayectos nerviosos, que serían responsables de la
sensibilidad nociceptiva.
• Hipertonía o espasmos musculares, que originarían el dolor.
• Infección por virus o micoplasmas.
• Reactividad individual al clima y traumatismo crónico ocupacional.
• Factores psicopatológicos (depresión, estrés).
• Factores inmunológicos.
• Factores endocrinológicos (hipofunción adrenal) y neurohormonales
(descenso de serotonina en sangre y elevación de sustancia P en el líquido
cefalorraquídeo, LCR).
Desde hace más de tres décadas53 se acepta el modelo biopsicosocial de la
enfermedad, según el cual, tanto el dolor como la fatiga de los pacientes con FM,
tendrían su origen en diferentes factores que incluirían alteraciones en los
sistemas neuroendocrino y nervioso autónomo, factores genéticos, variables
psicosociales y estresores del entorno. Estos factores también estarían
involucrados en la aparición de otros trastornos que con frecuencia coexisten con
la FM y que se caracterizan por disconfort emocional y dolor persistente o
recurrente.
Siguiendo a Goldenberg54, la ausencia de daño orgánico demostrado no significa
que los síntomas y signos sean psicógenos, aunque los factores psicosociales
parecen contribuir en gran medida a la expresión clínica de la FM y de otros
trastornos relacionados.
34
En general los investigadores coinciden en que la FM es una enfermedad de
origen cerebral y no del sistema nervioso periférico. Frecuentemente se acepta
como modelo explicativo la alteración en el funcionamiento de determinadas áreas
del SNC responsables de la “interpretación” de los estímulos dolorosos, lo que
podría conllevar un umbral del dolor disminuido en los pacientes con FM, un
“estado hiperalgésico” causado por el defectuoso procesamiento de la información
relacionada con los estímulos dolorosos55,56, así como por una posible disfunción
en los sistemas endógenos de inhibición del dolor57.
En un modelo experimental de dolor se observó que los pacientes con FM sentían
un 50% más de dolor, según una escala analógica visual de dolor, comparados
con controles sanos o con pacientes con lumbalgia. Además, los investigadores
encontraron que las vías inhibitorias del dolor funcionaban con menor efectividad
en el grupo de FM58.
Los pacientes con FM frecuentemente presentan puntos hipersensibles en los
tejidos miofasciales, ligamentosos y ostemusculares, importantes generadores
periféricos de dolor que pueden aumentar o perpetuar el dolor crónico59.
Algunos estudios han objetivado cambios neuropáticos periféricos y disminución
en la densidad de las fibras de los nervios epidérmicos, lo que sugeriría la
existencia de neuropatía en las fibras de pequeño calibre de estos pacientes60-63.
Varios investigadores han realizado biopsias musculares de pacientes con FM y,
en general, las alteraciones encontradas suelen ser inespecíficas y similares a
otros tipos de miopatías de tipo inflamatorio, distrófico o mitocondrial64. Los
hallazgos más frecuentes, con microscopía óptica son la presencia de fibras
denominadas “moth-eaten”, “ragged red”65-67 y cambios en “zig-zag” de la línea Z
(“streaming”)65,68. Utilizando microscopio electrónico son más características las
acumulaciones mitocondriales subsarcolemales y difusas, que sugieren
mitocondriopatía y alteración del balance energético65-67,69-75.
Si bien está bastante defendida la hipótesis que considera la enfermedad como un
trastorno de estrés oxidativo, la diversidad de la metodología bioquímica empleada
hace que, para algunos autores, estos hallazgos tampoco sean concluyentes64.
35
Se ha argumentado que la inhibición defectuosa del dolor surge de la alteración
del equilibrio entre los neurotransmisores excitadores, tales como el glutamato, el
aspartato y la sustancia P, y los inhibidores, como la serotonina (ST), la
encefalina, la noradrenalina (NA) y el ácido gamma-aminobutírico (GABA) a nivel
del asta posterior de la médula espinal76. En este sentido, se han descrito
alteraciones en las concentraciones de ST, NA, encefalina y GABA en los
pacientes con FM, lo que ha centrado el interés de muchos investigadores en el
papel de las alteraciones de neurotransmisores como mediadores en la
etiopatogenia de la FM77,78. Igualmente, algunos estudios han encontrado
concentraciones elevadas de la sustancia P en muestras de LCR de pacientes con
FM79,80, péptido que favorece la transmisión de los estímulos dolorosos mediante
la activación de las vías dolorosas por otros neurotransmisores81. Por este motivo,
muchas de las drogas que se han estudiado para el tratamiento de la FM han sido
seleccionadas por su acción sobre estos neurotransmisores.
En contraposición a los mecanismos normales de la percepción del dolor (Figura
2), los estudios más recientes indican que los pacientes con FM padecen una
alteración de los mecanismos de procesamiento del dolor, probablemente debida
a un desequilibrio en los neuromoduladores a nivel del SNC82,83 y a un aumento de
la sensibilidad dolorosa central84 similar a la observada en los síndromes de dolor
neuropático85. Esta mayor sensibilidad dolorosa parece relacionarse también con
alteraciones de ST y NA, neurotransmisores clave en las vías de inhibición
endógena del dolor, habiéndose referido en algunos estudios un descenso de los
niveles sanguíneos de ST86 así como una disminución de los metabolitos de ST,
NA y dopamina (DA) en el LCR81.
36
Figura 2. MODELOS EXPLICATIVOS DE LA PERCEPCIÓN DEL DOLOR87-89
A. En el modelo clásico de dolor agudo, los estímulos dolorosos son transmitidos desde
el asta medular dorsal vía fibras aferentes primarias (fibras nerviosas A-δ y C) y desde el
asta dorsal al cerebro vía tracto espinotalámico. La percepción del dolor es modulada
mediante la activación de las vías descendentes inhibidoras y la liberación de
neurotransmisores tales como norepinefrina (NE), serotonina (5HT) y opiáceos
endógenos (endorfinas).
B. En la columna dorsal, las señales aferentes de dolor causan la liberación de sustancia
P y de aminoácidos excitadores (EAAs), los cuales se unen a receptores postsinápticos
activadores de las neuronas transmisoras de dolor (PTNs). La glía está silente.
C. Con la exposición intensa o prolongada a estímulos dolorosos, las señales aferentes
se incrementan y la liberación presináptica de sustancia P y de EAAs aumenta. El flujo,
hacia el interior de las neuronas, de iones calcio (Ca++) aumenta la producción de óxido
nítrico (NO), que sale de las PTNs y provoca que las PTNs se hagan hipersensibles y
aumente la liberación presináptica de EAAs y de sustancia P. La glía resulta activada y
libera sustancias (óxido nitroso, iones de oxígeno, prostaglandinas, citoquinas
proinflamatorias, factor de crecimiento nervioso) que incrementan la liberación
presináptica y la hipersensibilidad postsináptica.
37
AMPA = ácido α-amino-3-hidroxi-5-metil-4-isoxazolpropiónico; 5-HT = serotonina; NMDA =
ácido N-metil-D-aspártico; NK-1 = neurocinina; cNOS = síntesis de óxido nítrico; NO =
óxido nítrico.
La alteración en el procesamiento del dolor de los pacientes con FM se ha podido
demostrar mediante pruebas de imagen cerebral90-92, así como por la
determinación de concentraciones de sustancia P en el LCR, que aparecen
incrementadas hasta 3 veces frente a los sujetos controles sanos80. De hecho,
uno de los hallazgos más consistentes de los estudios sobre la FM ha sido el
aumento de la sustancia P en el LCR79,80, que favorece la transmisión de los
estímulos dolorosos porque facilita la activación de las vías del dolor por otros
neurotransmisores93.
El dolor de la FM podría entenderse como la amplificación de los procesos
sensoriales a nivel del SNC94, incluyendo la nocicepción, la propiocepción y la
percepción auditiva, que se traduce, entre otros, en alodinia (los pacientes
perciben con dolor los estímulos tales como calor, frío, descarga eléctrica o
presión) e hiperalgesia3 (los pacientes sienten dolor con niveles más bajos de
estimulación física que los controles sanos)95-99.
En los pacientes con FM se ha demostrado una disminución de los umbrales de
dolor para estímulos mecánicos, térmicos y eléctricos100-106 así como una
alteración de la sumación temporal de los estímulos dolorosos48,106-108. Así,
Gracely y cols.48 encontraron que en los pacientes con FM los estímulos con una
intensidad del 50% inferior a los aplicados en sujetos sanos provocaban dolor. Por
otro lado, Gerster y Hadj-Djilani109 fueron los primeros en demostrar que los
pacientes con FM también presentan un umbral bajo para los tonos auditivos
dolorosos, hallazgo que posteriormente ha sido confirmado en otros estudios110,111.
En sujetos sanos y en animales de laboratorio la aplicación de un estímulo
intensamente doloroso durante 2 a 5 minutos produce un efecto analgésico en
todo el cuerpo. Este efecto analgésico denominado “control inhibitorio del dolor
difuso” está disminuido o no existe en los pacientes con FM comparados con
controles sanos58,105,112,113. Se ha sugerido que este “control inhibitorio” estaría
38
mediado en parte por vías descendentes opioides y en parte por vías
serotoninérgicas y noradrenérgicas. En este sentido, algunos estudios han
demostrado que los pacientes con FM presentan una actividad serotoninérgica y
noradrenérgica disminuídas81 y, por otro lado, se ha comprobado también una
reducción en los niveles séricos de ST y de su precursor, el L-triptófano y de los
niveles del principal metabolito de ST, el ácido 5-hidroxi-indolacético en el LCR de
los pacientes con FM81,114. En concordancia con estos hallazgos, los fármacos que
aumentan simultáneamente las concentraciones de ST y de NA se han mostrado
eficaces en el tratamiento de la FM115-122. Sin embargo, recientes investigaciones
bioquímicas y de neuroimagen han mostrado que la actividad opioide es normal o
está aumentada en la FM, lo que concuerda con la paradójica respuesta clínica a
los opiodes en el tratamiento de FM, donde resultan generalmente ineficaces
como analgésicos123,124.
Por otra parte, el neurotransmisor excitador glutamato también parece
desempeñar un papel en la fisiopatología de la FM. Esta hipótesis se sustenta en
la elevación de los niveles del glutamato en el LCR de estos pacientes125 así como
en un reciente estudio espectroscópico con protones que demostró niveles
alterados de glutamato a nivel de la ínsula126.
Para Goldstein127 el papel de los circuitos límbicos sería determinante en los
patrones de respuesta encontrados en la FM, donde la hipersensibilidad al dolor
facilita la excitabilidad emocional y viceversa, lo cual condiciona de forma muy
importante la clínica en estos pacientes, que empeoran ante situaciones de estrés
y mejoran en condiciones de relajación.
Estos mecanismos etiopatogénicos centrales también podrían estar implicados en
la aparición de la fatiga, los trastornos de la memoria y del sueño así como en la
alteración del estado de ánimo, y probablemente estarían relacionados con los
mismos neurotransmisores que los que intervienen en la sensibilidad y en el
control del dolor76. Para Duna y Wilke128, la alteración del sueño conduciría a un
déficit en la síntesis de ST y las tasas bajas de este neurotransmisor provocarían a
39
su vez una reducción de la protección endorfínica frente al dolor, un aumento en
los niveles de la sustancia P y una hiperexcitación simpática, con la consecuente
isquemia e hipersensibilidad dolorosa.
Un resumen de los cambios de los neurotransmisores se muestra en la Tabla 3.
Tabla 3. Resumen de los cambios propuestos en los niveles de neurotransmisores.
Aumento Disminución
Sustancia P •
Serotonina •
Noradrenalina •
Glutamato •
Algunas técnicas diagnósticas funcionales de neuroimagen apoyan la hipótesis de
que la FM podría representar una amplificación del dolor con una base biológica3,
con implicación de regiones cerebrales, como la ínsula, relacionada con la
integración de las sensaciones y su procesamiento emocional. En la resonancia
magnética (RM) funcional se ha observado un aumento del flujo sanguíneo
cerebral en las zonas activadas por estímulos dolorosos, y la intensidad del
estímulo necesaria para activar estas zonas en los pacientes con FM es menor
que en personas sanas48 (Figura 3).
40
Figura 3. Resultados de neuroimagen en pacientes con FM48.
Intensidades similares de dolor producido por una presión significativamente menor en los pacientes con FM, dan lugar a una activación contralateral en corteza somatosensorial primaria (SI), lóbulo parietal inferior (IPL), corteza somatosensorial secundaria (SII), gyrus temporal superior (STG), ínsula y putamen y en la región homolateral del cerebelo. En la FM, un estímulo de presión relativamente leve (2,4 Kg/cm2) produce un nivel de dolor significativamente más elevado comparado con sujetos controles.
En este mismo sentido, estudios de neuroimagen, mediante técnicas de
tomografía computarizada por emisión de fotón único (SPECT) y de tomografía
por emisión de positrones (PET), muestran una disminución del flujo sanguíneo
cerebral en las áreas frontales y dorsolaterales de ambos hemisferios, el tálamo, la
cabeza del núcleo caudado90, el tegmento pontino inferior, el córtex parietal
superior y el gyrus rectalis93.
Otros estudios129-132 observaron hiperperfusión en la corteza somatosensorial e
hipoperfusión en la corteza cingulada anterior y posterior, frontal medial, amígdala,
gyrus parahipocampal y cerebelo de pacientes con FM, hallazgos todos ellos que
parecen demostrar una base biológica para la FM133.
41
Además, algunos estudios con RM cerebral funcional mostraron patrones de
activación cerebral (aumento del flujo sanguíneo) en las áreas responsables de
procesar el dolor y las emociones56,76 cuando se aplican estímulos de presión o
calor48,134, lo que podría representar una asociación de la FM con el
procesamiento aberrante del dolor a nivel del SNC48,135.
Otras investigaciones en FM utilizando RM cerebral funcional estudiaron el papel
de los factores psicológicos en el procesamiento del dolor136 y el efecto del
catastrofismo sobre la percepción de dolor137, de tal manera que proporcionaron
una evidencia empírica sobre la implicación de los factores psicológicos en la FM y
el valor de tratamientos como la Terapia Cognitivo Conductual (TCC).
Recientemente, mediante la utilización de la RM espectroscópica se ha podido
demostrar niveles aumentados de glutamina y glutamato en la amígdala derecha
en pacientes con FM, frente a los controles sanos, sin que se pudiera, sin
embargo, establecer ninguna relación entre estos incrementos y los diferentes
síntomas de la FM138.
Con todo, aún persiste la duda de que las alteraciones bioquímicas en el LCR y
las diferentes variaciones en las pruebas de neuroimagen objetivadas en
pacientes con FM, constituyan realmente un factor causal de la enfermedad.
Por último, señalar que en una reciente revisión76 se concluye que la amplificación
de las señales aferentes de dolor dentro de la médula espinal constituye el
mecanismo subyacente al desarrollo del dolor crónico en las enfermedades
reumáticas, incluida la FM y por tanto no es exclusivo de esta enfermedad. Los
factores psicológicos y sociales podrían contribuir a este mecanismo de
amplificación central, habiéndose encontrado en algunos estudios una asociación
entre ambos factores y la iniciación y la persistencia de la FM139. No obstante, se
ha comprobado que ante niveles equivalentes de estrés psicosocial no se
desarrolla la FM en todas las personas, lo que sugiere que además existiría una
probable implicación de factores genéticos en su etiopatogenia5.
42
Recientemente, algunos autores consideran que el mecanismo etiopatogénico
subyacente a la FM se encuentra también presente en los SSC (Tabla 2)3,140,142.
Es importante destacar que la presentación simultánea de FM y estas
enfermedades es muy elevada. Así en la revisión de Aaron y Buchwald141, se
comprobó que el 35-70% de los pacientes con fatiga crónica cumplían los criterios
de FM, el 70% de los pacientes con FM cumplían los criterios de síndrome de
fatiga crónica, el 75% tenían una disfunción temporomandibular, el 32-80% un SII
y el 55% un síndrome de sensibilidad química múltiple. Además, diferentes
estudios muestran que la coexistencia de la FM con estas enfermedades142-147
supone un peor estado clínico y un mayor deterioro de la calidad de vida de estos
pacientes.
A continuación se describen los factores implicados en la etiopatogenia de la FM.
4.1 . Factores genéticos y predisposición familiar. Los factores genéticos podrían explicar la fuerte asociación familiar observada en
la FM148-153. Algunos autores proponen un modelo de herencia autosómico
dominante154,155, no obstante, los estudios con gemelos sugieren que
aproximadamente un 50% del riesgo de desarrollar dolor crónico generalizado es
genético y el otro 50% debido al entorno152,156,157. Algunos investigadores han
encontrado que los familiares de primer grado de un paciente con FM presentan
un riesgo de desarrollar la enfermedad 8 veces superior al de la población
general153. Además, los familiares de un individuo con FM parecen ser mucho más
sensibles al dolor que los controles y en ellos es más probable que aparezcan
otros trastornos dolorosos tales como SII, disfunción temporo-mandibular, cefaleas
u otros síndromes de dolor regional27,151,158,159.
En un estudio, comparando los familiares de primer grado de pacientes con FM y
los familiares de primer grado de pacientes con Artritis Reumatoide (AR), los de
FM153 presentaron más frecuentemente criterios para FM o trastornos del estado
43
de ánimo y un mayor número de puntos sensibles en los lugares anatómicos
definidos por los criterios diagnósticos de la ACR.
Otro estudio con 116 familias americanas con múltiples casos de FM mostró que
los hermanos de los pacientes con FM tenían un riesgo incrementado de
desarrollar la enfermedad de 13,6 veces comparado con la población general160.
Asimismo se vio que una región del cromosoma 17 estaba relacionada
significativamente con la presencia de FM en esta población (marcadores
D17S2196 y D17S1294 en el cromosoma 17p11.2-q11.2)160. Además los
pacientes con esta alteración cromosómica presentaron una reducción de los
neurotransmisores NA, ST y DA.
Por otro lado, algunos estudios153,159 han encontrado la presencia de FM en
familiares de pacientes con trastornos del estado de ánimo, de ansiedad o del
comportamiento alimentario. El hallazgo de una frecuente comorbilidad de la FM
con los trastornos del ánimo y de ansiedad161 sugiere una alteración fisiológica
común.
Investigaciones muy recientes han demostrado una relación de la FM con
polimorfismos en los genes relacionados con los sistemas serotoninérgico,
dopaminérgico y catecolaminérgico. Algunos estudios sugieren que diversos
fenotipos son más frecuentes en los enfermos con FM, tales como el polimorfismo
del gen regulador de la proteína transportadora de ST162-165, polimorfismo también
frecuentemente hallado en pacientes con trastornos del estado de ánimo166,167 y
con determinados rasgos de personalidad165.
Igualmente, en pacientes con FM se ha descrito un polimorfismo que afecta al
metabolismo de las catecolaminas, en el gen que regula la expresión de la enzima
catecol-o-metil-transferasa (COMT) que inactiva las catecolaminas 162-164,168. Los
niveles bajos o intermedios de la actividad enzimática COMT detectados en
pacientes con FM comparados con sujetos sanos164,168 podría explicar las
44
diferentes respuestas a los tratamientos con fármacos catecolaminérgicos en
estos pacientes.
Recientemente169 se ha estudiado la asociación entre FM y un polimorfismo en el
gen del receptor de DA (D4), detectado también en personas con el rasgo de
personalidad de baja tendencia de búsqueda de novedades. En este sentido, en
mujeres con FM, se han descrito reducciones significativas en el metabolismo
presináptico de la DA en algunas regiones del SNC donde la DA contribuye a la
inhibición del dolor, tales como el tálamo medial y la corteza cingulada anterior170.
Estos hallazgos avalarían los trabajos que muestran la eficacia del pramipaxole,
un agonista dopaminérgico, en los pacientes con FM171.
Aunque algunos estudios no han podido demostrar la asociación referida entre los
polimorfismos de 5-HTT y COMT y la FM172, parece clara una predisposición
genética en la FM, en relación con polimorfismos de genes asociados a los
sistemas serotoninérgico y dopaminérgico y que también está presente en otros
trastornos relacionados con el estrés173-176.
Con el fin de comprender la contribución de los polimorfismos a la presentación de
la FM, se han estudiado otros genes candidatos. Según el modelo de Goldstein, la
FM sería el resultado de una sumación de estresores menores o la consecuencia
del impacto de un estresor mayor sobre una predisposición, mediada o no
genéticamente, lo que justificaría la diversidad clínica y etiopatogénica de esta
enfermedad. Además, ciertos factores genéticos podrían predisponer en algunos
individuos a una respuesta disfuncional al estrés por la vía del eje hipotálamo-
hipofiso-suprarrenal (HSS), de manera que un evento desencadenante precipitaría
el inicio del cuadro clínico177.
4.2 Factores ambientales Existen factores ambientales que podrían desencadenar FM en personas
predispuestas178. Entre otros, aparecen muy probablemente implicados los
siguientes:
• Acontecimientos vitales estresantes94.
45
• Algunas infecciones virales (Epstein-Barr, herpes-virus 6, papovavirus) o
bacterianas (enfermedad de Lyme)179.
• Traumatismos que afectan a la parte superior del tronco y a la columna
cervical180.
De hecho se considera que los estresores físicos o psicológicos actuarían tanto
como desencadenantes de la FM como agravantes de su sintomatología. El estrés
psicosocial, así como los acontecimientos vitales adversos a edades tempranas,
incluido el abuso infantil, se han postulado como predictores del desarrollo del
dolor crónico generalizado181-183. Se ha encontrado una asociación entre el abuso
infantil y la FM184, de manera que una conducta inadecuada aprendida en la
convivencia con padres alcohólicos o con familias disfuncionales puede conducir a
un estilo cognitivo catastrofista y de abandono, estilo muy prevalente en los
pacientes con FM.
Por tanto, la manifestación de la FM podría ser explicada mediante un modelo
biopsicosocial, en el cual la predisposición genética, los desencadenantes y otros
factores tales como la depresión, el afrontamiento maladaptativo o las conductas
de evitación, contribuirían a su aparición y evolución a la cronicidad.
Entre los estresores físicos se han descrito la enfermedad aguda, el daño físico, la
cirugía y los accidentes de tráfico; entre los psicológicos, se han incluido el estrés
crónico, el trauma emocional y el abuso emocional, físico o sexual185.
Respecto a los traumatismos de la parte superior del tronco y columna cervical,
hay que tener presente que un microtraumatismo crónico debido a un estado de
tensión muscular aumentada y mantenida supone un compromiso de la perfusión
muscular con fenómenos de anaerobiosis y sensibilización de los receptores del
dolor. De otra parte, este fenómeno podría estar implicado en el equilibrio de
oxidación-reducción muscular, resultando un estrés oxidativo, con falta de energía,
fatiga y dolor186,187. Se ha señalado que determinadas actividades laborales, en las
que los trabajadores sufren un ejercicio muscular repetitivo, pueden provocar dolor
crónico que se adapta a los criterios diagnósticos de FM188.
46
Una forma clásica de instauración de la FM es el síndrome de aceleración-
desaceleración o síndrome del latigazo cervical53, pudiéndose hablar de FM
secundaria o FM postraumática, donde clínicamente se detecta dolor a la
palpación muscular de carácter miofascial, que puede ser generalizado, con
migraña crónica, cervicalgia, trastornos del sueño, afectación cognitiva y
autonómica, disfunción temporomandibular y alteración en el estado de ánimo. En
la aparición de este síndrome se han implicado fenómenos de hiperexcitabilidad
central, responsables de la hiperalgesia secundaria y de la alodinia189.
4.3 Trastornos del sueño.
Los pacientes con FM frecuentemente refieren problemas del sueño, incluyendo
sueño no reparador, insomnio, despertar precoz y pobre calidad del sueño128,190,87,
factores que empeoran los síntomas de dolor y fatiga. Por otra parte, se ha podido
comprobar que la deprivación selectiva de sueño puede provocar síntomas de FM
en sujetos sanos191,192.
Una explicación posible para la relación entre la aparición del dolor y las
alteraciones del sueño de los pacientes con FM, radicaría en que los despertares
frecuentes durante el sueño de estos pacientes se han asociado a una
disminución de la secreción de hormona de crecimiento (GH) y del factor insulínico
de crecimiento 1 (IGF-1)87, factores hormonales necesarios para la reparación
muscular después de un microtraumatismo. Este hecho daría lugar a una
prolongación de la transmisión del estímulo doloroso desde el tejido muscular
dañado al SNC, aumentando así la percepción de dolor muscular193. El dolor, por
tanto, puede contribuir al deterioro del sueño, manteniendo la fatiga del paciente y
perpetuando la inadecuada reparación del tejido muscular.
Un reciente estudio epidemiológico, en el que se observó que la mejoría en la
calidad del sueño estaba asociada a la resolución del dolor crónico generalizado,
independientemente del cambio en los factores psicológicos, apoyaría la relación
entre sueño y dolor en los pacientes con FM194. Además, y en apoyo de esta
hipótesis, se debe resaltar que la elevada prevalencia de trastornos del sueño
47
observada en los pacientes con FM, supera a la esperada por la presencia de
depresión o de dolor195.
4.4 Factores neurohormonales
La agregación familiar y la frecuente comorbilidad de la FM con los trastornos del
estado del ánimo sugieren un papel relevante de las alteraciones neuroendocrinas
y de las respuestas al estrés196.
En pacientes con FM, algunos estudios han mostrado alteraciones tanto de la
actividad basal como estimulada de ciertos ejes neuroendocrinos así como
diferentes tipos de disfunción del sistema nervioso autónomo (SNA)177,197,198.
Aunque varios estudios señalan en los pacientes con FM la presencia de una
disfunción del eje hipotálamo-hipofisario-suprarrenal (HHS)199-201, con
hiperproducción de cortisol, alteración de la función tiroidea202,203 y disminución de
la GH, en general, estos trabajos son poco consistentes y además podrían reflejar
más la consecuencia que el origen del cuadro clínico de la FM77, debido al estrés
que el propio padecimiento de la enfermedad provoca en el paciente.
Existe una amplia disparidad de resultados en relación con la síntesis de cortisol
matinal y las elevaciones séricas durante la tarde200,204, Neeck y Riedel 205
proponen la existencia de una hiperactividad a nivel de las células productoras de
cortisol, que, mantenida por el estrés crónico, da lugar a una situación de
hipercortisolemia con influencia sobre otros ejes hormonales y que justificaría,
entre otros, los hallazgos de hiperprolactinemia, incremento de endorfinas y
encefalina, supresión de la función gonadal y disminución de la síntesis de GH y
de hormonas tiroideas (HT) reseñados en estos pacientes.
Diferentes trabajos han demostrado descensos de la producción de GH y de IGF-1
en pacientes con FM206. Se acepta que la GH está implicada en la homeostasis y
la recuperación muscular y que su síntesis necesita del sueño profundo207, que
aparece alterado en la FM. En este sentido, se ha ensayado, con algunos buenos
resultados, el tratamiento con GH en enfermos con FM, con mejoría frente a
placebo tanto de la calidad de vida como de los puntos dolorosos208. No obstante,
48
los efectos secundarios y el elevado coste del tratamiento con GH limitan su
aplicación en la práctica clínica habitual.
Otro mecanismo neurohormonal propuesto en la etiopatogenia de la FM, implicaría
a una alteración en la secreción de melatonina que daría lugar a cambios en el eje
HHS con alteración del sueño y de la percepción del dolor209. Se ha descrito en
estos pacientes una disminución de la producción de triptófano y ST, precursores
de la melatonina, problemas en la absorción del triptófano y presencia de
anticuerpos anti-ST, lo que en su conjunto podría justificar una síntesis menor de
melatonina en los pacientes con FM53.
Wikner y cols.210 hallaron una producción total menor y un descenso de los picos
de secreción de melatonina en pacientes con FM comparados con los sujetos
controles, concluyendo que las deficiencias de esta hormona podrían contribuir a
la alteración del sueño, la fatiga diurna y la alteración en la percepción del dolor,
En cuanto la efectividad terapéutica del tratamiento con melatonina, algunos
estudios presentan resultados esperanzadores211.
La disfunción del Sistema Nervioso Autónomo (SNA), frecuentemente observada
en los pacientes con FM, puede contribuir a aumentar la sensación de dolor y
otros problemas clínicos asociados, a través de la alteración de las respuestas
fisiológicas necesarias para un manejo efectivo del estrés y de la inhibición del
dolor mediado por la GH e IGF-1. Las alteraciones en el SNA, se manifiestan por
disminución en la variabilidad de la frecuencia cardiaca177,198,212 que puede
contribuir87 a los trastornos del sueño y a la fatiga, disminución de la
vasoconstricción e hipotensión ortostática que a su vez aumentaría la sensación
de fatiga junto con diferentes alteraciones del ritmo intestinal, sudoración y
taquicardia.
4.5 Cambios en el Sistema Inmune La inmunodepresión también se ha postulado como otro factor etiopatogénico de
la FM, y se ha descrito como posible factor causal tanto para la FM como para el
49
síndrome de fatiga crónica. La inmunodepresión aparecería tras un episodio de
infección, generalmente viral213. El agente infeccioso provocaría una activación
citoquímica con la liberación de mediadores del dolor y el desarrollo de procesos
de inflamación neurógena y de hiperexcitabilidad. Estudios experimentales han
descrito alteraciones en la producción de citoquinas en la FM y ya en 1995
Moldofsky 214 relacionó la actividad de la interleukina-1 con el sistema
neuroendocrino y con las alteraciones del sueño.
Según estos hechos, podría plantearse la hipótesis de que en determinados
individuos predispuestos, una exposición viral sería el estresor que
desencadenaría la enfermedad53.
4.6 Alteraciones psicopatológicas. En los pacientes con FM se ha descrito una prevalencia de trastornos psiquiátricos
asociados mayor que en la población general215-218: 63% presentan depresión y/o
ansiedad y 47% trastornos de personalidad (30% obsesivo compulsivo, 16,7%
límite y 16,7% depresivo). Otros trastornos frecuentemente asociados son el
trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno de estrés postraumático. Además, se
han descrito niveles elevados de alexitimia en los pacientes con FM.
Se ha sugerido la implicación de factores psicosociales tanto en la predisposición
a la FM, como en el desencadenamiento y perpetuación de los síntomas219.
Aunque los acontecimientos vitales negativos y las experiencias traumáticas, se
detectan con más frecuencia en los pacientes con FM que en los controles
sanos220, es muy probable, por otra parte, que los pacientes con FM tengan más
tendencia a sentir como traumáticos los acontecimientos vitales. En este sentido,
en relación con las variables cognitivas relacionadas con la FM, se ha destacado
el papel de factores como la hipervigilancia, ciertas estrategias de afrontamiento,
el grado de autoeficacia percibida en el control del dolor, la depresión y la
ansiedad, determinados rasgos de personalidad y el comportamiento ante el dolor.
Respecto a las variables del entorno y socioculturales, destacan el abuso en la
infancia o el abuso continuado221.
50
Diferentes investigadores han estudiado la influencia de cogniciones
desadaptativas en el mantenimiento y empeoramiento del dolor crónico. En
algunas ocasiones la patología física podría iniciar la sintomatología pero serán la
percepción y la interpretación de los síntomas las que den lugar en mayor medida
a una representación disfuncional del dolor, que lleva a un sentimiento mayor de
incapacidad, distrés y dolor. Así en la FM222, como en otros cuadros de dolor
crónico, las creencias, los estilos cognitivos, las estrategias de afrontamiento, la
estabilidad emocional, así como la respuesta del entorno familiar y social influirían
de manera relevante en el paciente, que frecuentemente muestra rasgos de
hipervigilancia, depresión, desesperanza, ansiedad, locus de control externo con
los acontecimientos vitales estresantes cotidianos y estrategias de afrontamiento
pasivas y catastrofismo28,223,224.
Algunos estudios describen que los pacientes con FM muestran un patrón de
apego ansioso225 consistente en una búsqueda constante de cuidados en su
entorno que nunca ven satisfecha. Así, en situaciones de estrés, donde la
necesidad de apoyo es mayor, existe una creciente demanda de atención. Este
patrón de comunicación que se mantiene en la edad adulta, se replicaría en todas
los ámbitos relacionales, convirtiéndose así la enfermedad en una forma de
obtener cuidados.
Además se reconocen ciertas características de la personalidad relacionadas con
la FM. Así, los médicos describen a los pacientes con FM como perfeccionistas226,
introspectivos, demandantes227 y agotadores durante su seguimiento228. Si bien
algunos de los rasgos de personalidad podrían contribuir al desarrollo y/o
persistencia de los síntomas de la FM, debido a la complejidad de las
investigaciones sobre personalidad y a la aún no bien conocida fisiopatología de la
FM, la relación entre ambas sigue sin estar totalmente esclarecida. Habitualmente
se considera que la personalidad resulta de la integración de patrones afectivos,
cognitivos y conductuales229,230 a nivel consciente e inconsciente y que, siendo
51
única para cada persona, determina cómo, cuándo y porqué se relaciona y adapta
ante determinados entornos.
Se ha propuesto algún modelo215 para explicar la relación entre personalidad y FM
(Figura 4) de manera que los acontecimientos vitales podrían desencadenar
respuestas psicológicas, que incluyen pensamientos y sentimientos. Estos, a su
vez, modularían las respuestas biológicas tales como el dolor, la rigidez, la fatiga,
el sueño y los cambios cognitivos que componen el cuadro sintomático de la FM.
Así, este modelo sitúa los factores psicológicos en la causa primaria de la FM. Los
acontecimientos vitales son modulados por factores tales como las creencias, y las
estrategias de afrontamiento y de control, postulándose la personalidad, en este
modelo, como un filtro entre los acontecimientos vitales y las respuestas
psicológicas. Numerosos factores, tales como los cambios de humor, la ira y el
estrés pueden contribuir al disconfort psicológico resultante amplificando este
proceso. Además, las respuestas psicológicas y biológicas por sí mismas se
retroalimentarían y darían lugar a un mayor disconfort.
52
Figura4.Modelo etiopatogénico para la FM que relaciona el distrés emocional, los acontecimientos vitales y las repuestas físicas215.
El modelo descrito concuerda con el modelo biopsicosocial propuesto para la
FM231. Se ha señalado un elevado número de factores psicosociales en la
FM232,233, tales como acontecimientos vitales estresantes o traumáticos234-238,
enfermedades psiquiátricas215, síndromes de somatización239, trastornos del
sueño240-242, autopercepciones de discapacidad, creencias inadecuadas y pobres
estrategias de afrontamiento. La FM resultaría de un acontecimiento traumático o
de la suma de sucesivos acontecimientos vitales en individuos con una especial
predisposición. Los factores psicológicos, actuando sobre los estresores externos,
53
darían lugar a un distrés emocional que a su vez desencadenaría respuestas
psicológicas de estrés según la acción de “filtros”. Estos “filtros” son la
personalidad del individuo, el sistema de creencias y el patrón de sueño, entre
otros. Determinados cambios funcionales en las áreas cerebrales asociadas con la
percepción del dolor pueden provocar alteraciones en la sensibilidad, que
dependiendo del sustrato corporal (musculoesquelético, gastrointestinal,
genitourinario u otro) dará lugar a síntomas característicos del proceso de
sensibilización en un sistema concreto243. Estos cambios darían lugar al cuadro
clínico diagnosticado como FM.
Sin embargo no es fácil identificar claramente cuál es la causa y cuál el efecto. Es
decir, los factores psicológicos, incluyendo el tipo de personalidad, pueden
contribuir al inicio de la FM: el dolor, las alteraciones del sueño y la fatiga podrían
evolucionar a un cuadro de FM como consecuencia de estrategias de
afrontamiento maladaptativas, creencias negativas en relación con los síntomas244
y algunos rasgos de personalidad. Y la inversa, la instauración de la FM podría
influir sobre ciertos aspectos de la personalidad. Por eso sigue siendo objeto de múltiples investigaciones el conocimiento de la
forma en que la personalidad impacta sobre la FM.
Varios estudios han encontrado que las personas con creencias de baja
autoeficacia y baja capacidad de resolución de los problemas presentan una
mayor intensidad de dolor con los estímulos, además de mayores niveles de
depresión y maladaptación245. Por tanto, la personalidad influye en la
interpretación, la experiencia de afrontamiento y en otros fenómenos relacionados
con el dolor, interfiriendo positiva o negativamente en el modo en que se
experimenta y se maneja el dolor e influye también en la respuesta a los
tratamientos para la FM.
Siguiendo el modelo de vulnerabilidad, para explicar la posible relación entre la
personalidad y el dolor, se ha intentado identificar las variables de personalidad
que determinan la tolerancia, la intensidad y los umbrales del dolor y se han
relacionado con los componentes del Modelo de Personalidad de las cinco
54
dimensiones (Big 5) y con los perfiles de personalidad prototípicos del Inventario
Multifásico de Personalidad de Minnesota (MMPI). Se ha podido encontrar una
relación entre el tipo de estrategias de afrontamiento que se utilizan para el dolor,
la edad y el sexo, de tal manera que las estrategias pasivas de afrontamiento, la
edad avanzada y el sexo femenino se corresponden con una mayor percepción
de la intensidad del dolor245.
En este sentido, otros estudios buscan establecer las relaciones entre el dolor y
las dimensiones de personalidad propuestas por Eysenck 246 y encuentran que el
neuroticismo, debido a su alta vulnerabilidad, sensibilidad a diferentes estímulos y
pensamientos catastrofistas, se correlaciona con deficientes estrategias de
afrontamiento, menores umbrales y mayor tendencia a experimentar dolor247,248.
Por el contrario, puntuaciones elevadas en control emocional y psicoticismo se
relacionan con una menor percepción del dolor y mayores creencias de control
sobre el mismo247. Igualmente, la extroversión está asociada a un mayor
afrontamiento del dolor y una mayor satisfacción con el tratamiento249.
Por otro lado, en relación con los aspectos emocionales, algunos trabajos sugieren
que la FM se asocia a un aumento de la afectividad negativa250, afectividad
positiva disminuida251 y a una respuesta simpática hipoactiva252. Además, si bien
no todos los pacientes con FM desarrollan depresión mayor, su presencia es un
factor predictivo de una peor respuesta al tratamiento253.
Diversos investigadores han analizado cuáles son las estrategias utilizadas por
los pacientes con FM para adaptarse al medio. Algunos estudios31 señalan que
estos pacientes son exigentes, curiosos, ordenados, responsables y meticulosos.
Otros autores, utilizando el Eysenck Personality Questionnaire (EPQ) encuentran
altos niveles de neuroticismo en personas diagnosticadas de FM254,255 junto con
una autoimagen débil y un índice de psicoticismo elevado256.
Según Hasset y cols.257, los pacientes con esta enfermedad tienen una
personalidad con mayor vulnerabilidad psicológica, por haber experimentado más
acontecimientos traumáticos en la infancia, y puntúan alto en pesimismo,
catastrofismo, desesperanza, dependencia, pasividad, negación de problemas y
atribución de la disfunción psicosocial a los problemas físicos.
55
Utilizando el Milton Clinical Multiaxial Inventory-III (MCMI-III) y el Eysenk
Personality Questionnaire para Adultos (EPQ-A), no se pudo demostrar trastornos
de personalidad en los pacientes con FM, pero sí puntuaciones elevadas en las
escalas de patrones básicos de personalidad esquizoide, pasivo-agresivo,
compulsivo y dependiente y en la escala paranoide de las escalas de personalidad
patológica258. A la vista de estos resultados, los autores concluyen que los
pacientes con FM necesitan el apoyo y la aprobación de los demás y la buscan de
forma pasiva. El estilo esquizoide implica que las personas con FM tienden a ser
pasivas, solitarias, apáticas, distantes en el contacto interpersonal y poco
sociables.
En algunos estudios258,259 se destaca que el componente pasivo-agresivo en la
personalidad de estos pacientes provoca un estilo ambivalente entre la
dependencia y la autonomía personal y el componente compulsivo hace que sean
perfeccionistas, prudentes, organizados e indecisos.
Si bien puede afirmarse que los trabajos realizados hasta ahora no son
concluyentes respecto a la relación con la personalidad y los rasgos cognitivos,
afectivos y conductuales de los pacientes con FM, algunos estudios han descrito
otras características asociadas a la FM que podrían aumentar el distrés emocional
que presentan estos pacientes. Dichas características incluyen perfeccionismo,
expectativas no realistas260.261 y rasgos de personalidad tipo A262. Además, los
pacientes pueden presentar dificultad para relajarse, irritabilidad aumentada,
pobres relaciones sociales, tendencia a adoptar el papel de enfermo, aumento de
la irascibilidad y agresividad, estrategias de afrontamiento defectuosas244,
pensamiento pesimista y ansiedad anticipatoria259.
Igualmente los pacientes con FM tienden a somatizar260,263 y manifiestan excesiva
necesidad de orden, planificación227 y limpieza230 así como dificultad para expresar
los propios sentimientos y emociones.
Finalmente, se ha propuesto que ciertos rasgos de personalidad junto con la
sensibilización central, constituirían los factores más importantes para el desarrollo
y/o mantenimiento de la FM264.
56
5. DIAGNÓSTICO. El diagnóstico de la FM puede retrasarse durante años, lo que conlleva un
incremento en los costes sanitarios por la realización de pruebas complementarias
innecesarias, las frecuentes visitas médicas y las excesivas derivaciones a
especialistas.
Para un diagnóstico correcto es clave la historia clínica y una adecuada
exploración física, que puede realizarse en la consulta del Médico de Atención
Primaria (MAP) sin necesidad de pruebas adicionales. Incluso no sería
imprescindible la exploración de los “puntos sensibles” para confirmar el
diagnóstico, maniobra que para algunos autores resulta excesivamente
subjetiva196.
Son criterios diagnósticos mayores el dolor crónico generalizado, la fatiga y las
alteraciones del sueño2. Dado que los hallazgos radiológicos y de laboratorio
siguen sin ser concluyentes, el diagnóstico de FM continúa fundamentándose
exclusivamente en datos clínicos y en las evaluaciones subjetivas de los propios
pacientes, y solo son precisos análisis de laboratorio sencillos que permitan excluir
otros procesos con los que se debe establecer un diagnóstico diferencial.
El diagnóstico de FM se basa en la presencia de dolor generalizado, típicamente
referido a músculos y articulaciones, y en los hallazgos de puntos sensibles en
localizaciones características, en ausencia de inflamación muscular o articular en
la exploración física y en las pruebas de laboratorio. Otros hallazgos frecuentes
que apoyan el diagnóstico de FM incluyen cansancio y trastornos del sueño
(Figura 5).
57
Figura 5. Síntomas característicos de FM.
Es importante tener en cuenta que, a menudo, coexisten con la FM diversos
cuadros clínicos como SII, dismenorrea, cefalea tensional o migraña, cistitis
intersticial, apnea del sueño obstructiva y síndrome de piernas inquietas.
Resulta necesaria una mejora de los métodos diagnósticos de la FM, ya que se
estima en unos 5 años el tiempo medio del retraso en la detección de la
enfermedad265, hecho que repercute negativamente en el tratamiento adecuado de
estos pacientes. A la dificultad en el diagnóstico de FM se añade el hecho de que
la FM puede coexistir en un determinado individuo con otras enfermedades
58
dolorosas crónicas, tales como artrosis, artritis reumatoide o lupus. Además, en
algún estudio se ha comprobado que entre el 10 y el 30% de los pacientes con
estas enfermedades reumatológicas cumplen también criterios diagnósticos para
FM76. Por este motivo, deben solicitarse determinadas pruebas complementarias
cuando se sospeche la presencia de otra enfermedad que pueda asemejarse a
FM o bien que coexista con ella.
En este sentido, la IASP ha desarrollado y validado un test de despistaje para
detectar la FM en pacientes con dolor musculoesquelético crónico difuso,
denominado con el acrónimo FIRST (Fibromyalgia Rapid Screening Tool)266, cuya
validez deberá ser confirmada con futuras investigaciones.
5.1. Criterios diagnósticos
La ausencia de hallazgos clínicamente objetivos y la cuestionada utilidad de los
criterios diagnósticos de la FM, hacen que existan aún controversias sobre el
diagnóstico de esta enfermedad. De hecho, los criterios propuestos para el
diagnóstico de FM por la ACR en 1990 y revisados en 2010, fueron inicialmente
formulados para emplearlos en investigación y no para la confirmación del
diagnóstico clínico en un paciente.
Según los criterios de 1990 del ACR, la FM se define por una historia de dolor
generalizado de más de 3 meses de duración, continuo, en los cuatro cuadrantes
del cuerpo (ambos lados del cuerpo, por encima y por debajo de la cintura) y dolor
en el esqueleto axial, raquis cervical o tórax anterior. Además debe existir dolor a
la palpación, con una presión digital de unos 4 Kg, en al menos 11 de los 18
puntos sensibles, simétricos, siguientes (Figura 6)267:
1 y 2. Cervical bajo: bilateral, en la parte anterior de los espacios
intertransversos a nivel de C4-C5 y C5 –C6.
3 y 4. Segunda costilla, bilateral, en la segunda unión condroesternal.
5 y 6. Epicóndilo lateral, bilateral, 2 cm distal al epicóndilo.
7 y 8. Rodilla, bilateral, en la almohadilla grasa media próxima a la línea
articular.
59
9 y 10. Occipucio: bilateral, en la inserción del músculo suboccipital.
11 y 12. Trapecio, bilateral, en el punto medio del borde superior.
13 y 14. Supraespinoso, bilateral, en el origen sobre la espina escapular
próximo al borde medial.
15 y 16. Glúteo, bilateral, en el cuadrante superior y externo de la nalga,
en la parte abultada del músculo.
17 y 18. Trocánter mayor, bilateral, por detrás de la prominencia
trocantérea.
Figura 6. Puntos sensibles para el diagnóstico de FM
60
Estos puntos sensibles se consideran positivos cuando el dolor puede provocarse
con una presión inferior o igual a 4 Kg/cm2, que es aproximadamente la presión
que realiza el explorador cuando el lecho de sus uñas se pone blanco.
En 1990, el ACR1 publicó los Criterios de Clasificación de la FM que se muestran
en la Tabla 4.
Tabla 4. Criterios clínico-diagnósticos de FM268.
Sobre la base de un estudio multicéntrico1 realizado en EEUU y Canadá, con 293
pacientes afectos de FM y 265 controles con diferentes tipos de dolor crónico, se
propuso para el diagnóstico de FM, únicamente, la presencia de dolor difuso
durante al menos 3 meses y la existencia de sensibilidad aumentada al dolor a la
digitopresión de aproximadamente 4 Kg, en 11 de las 18 localizaciones
anatómicas propuestas específicas (puntos dolorosos), próximas a las inserciones
tendinosas.
El dolor viene definido por estar localizado en el esqueleto axial, a ambos lados
del cuerpo (derecha e izquierda) y por encima y por debajo del nivel de la cintura.
La combinación de estos dos criterios permite asegurar la validez en el diagnóstico
de la FM1 con independencia de que haya o no otras enfermedades
concomitantes, alcanzando una sensibilidad del 88,4% y una especificidad de
81,1% y permitiendo diferenciar la FM de otros cuadros de dolor músculo-
esquelético crónico.
61
En el estudio del ACR, los puntos dolorosos fueron el discriminador más potente
entre los pacientes con FM y el grupo control. Por otra parte, el dolor generalizado
estaba presente en más del 97% de los pacientes con FM frente al 70% de los
controles. La localización exacta de los puntos sensibles se muestra en la Figura
6.
Aunque los criterios de 1990 se consideran el patrón para identificar a los
pacientes afectados por FM, trabajos de investigación posteriores han planteado
diversas objeciones. Así Bennett y cols.269, tras analizar 250 pacientes con dolor
crónico, encontraron que presentaban puntos sensibles positivos algunos de los
controles sin dolor y un 20% de los pacientes con dolor regional.
Aparte de que los criterios del ACR fueran diseñados para estandarizar la
clasificación en ensayos clínicos, más que para el diagnóstico de rutina en la
práctica clínica habitual270 se añade el hecho de que no permiten diferenciar entre
la fibromialgia primaria y la secundaria o la coexistente con otras enfermedades
reumatológicas. Además, en las consultas de Atención Primaria, donde deberían
detectarse muchos casos de FM, raramente se efectúa la exploración de los
puntos sensibles, y cuando se lleva a cabo, se realiza de manera incorrecta271.
Según algunos estudios272, muchos médicos desconocen cómo deben explorarse
los puntos dolorosos y otros simplemente rehúsan a hacerlo. Además, algunos
expertos piensan que los puntos sensibles pueden confundir los síntomas de la
FM con las alteraciones musculares de otras enfermedades273. Por otra parte,
algunos síntomas, tales como fatiga, deterioro cognitivo y diferentes síntomas
somáticos, que apenas fueron valorados por el grupo inicial de expertos del ACR,
son considerados, cada vez más, como claves para el diagnóstico de la FM274-277.
Wolfe y cols.2 propusieron nuevos criterios diagnósticos para la FM, como una
posible alternativa para su empleo en la clínica, que no requería contar los puntos
dolorosos. Se realizó un estudio multicéntrico de pacientes con diagnóstico de FM
y un grupo control de pacientes con enfermedades reumatológicas no
inflamatorias. Los objetivos del estudio fueron identificar criterios diagnósticos de
62
FM diferentes a la identificación de los puntos sensibles, como método alternativo
pero no sustitutivo de los criterios de 1999 e integrar una escala de valoración de
la severidad de los síntomas entre los nuevos criterios diagnósticos. En los nuevos
criterios diagnósticos del ACR, publicados en mayo de 2010, posee tanta
importancia la existencia de amplificación de las zonas dolorosas, como la
presencia de síntomas cognitivos, especialmente alteración de la memoria, y de
enfermedades asociadas.
Los criterios de 2010 no requieren la palpación de los puntos sensibles. Además
los pacientes se evalúan por la escala de extensión del dolor Widespread Pain
Index (WPI), que divide el cuerpo en 19 regiones y determina cuántas de ellas son
dolorosas, sumando un punto por cada área dolorosa (puntuación de 0 a 19), y
una escala de gravedad de los síntomas (Symptom Severity Score, SS-Score),
que valora la intensidad de la fatiga, el sueño no reparador y los síntomas
cognitivos y somáticos, de manera que a cada uno de los síntomas se le asigna
una puntuación de 0 a 3, de acuerdo con la gravedad o con la cantidad en el caso
de los síntomas somáticos.
Estos nuevos criterios tienen en cuenta no solo el dolor sino también otros
síntomas relacionados con la FM y pretender determinar la severidad de los
síntomas (Tabla 5).
63
Tabla 5. Criterios para el diagnóstico clínico y la severidad de FM: Índice de dolor difuso (WPI, Widespread Pain Index) y Escala de severidad de síntomas (SS, Sympton Severity)2,279.
Criterios:
Un paciente satisface criterios diagnósticos para FM si cumple las siguientes 3
condiciones:
1) WPI > 7/19 localizaciones de dolor y escala SS > 5/12 o WPI entre
3-6/19 y SS > 9/12.
2) Síntomas presentes con similar intensidad durante al menos 3
meses,
3) El paciente no padece otra enfermedad diferente que podría
justificar suficientemente el dolor.
WPI (0 – 19): Número de áreas en las que ha tenido dolor en la última semana.
Áreas:
- Cintura escapular izquierda - Tórax
- Cintura escapular derecha - Abdomen
- Pierna izquierda - Cadera o glúteo izquierdo
- Pierna derecha - Cadera o glúteo derecho
- Brazo izquierdo - Espalda superior
- Brazo derecho - Espalda inferior
- Mandíbula izquierda - Muslo izquierdo
- Mandíbula derecha - Muslo derecho
- Antebrazo izquierdo - Cuello
- Antebrazo derecho
SS (0 – 12): Nivel de severidad, entre 0 y 3, experimentado para cada uno de estos
síntomas:
Cansancio
Sueño no reparador
Síntomas cognitivos
Escala de severidad (SS) (Para cada uno de los síntomas indicados elegir el nivel de
severidad durante la última semana según la siguiente escala):
0 = Sin problemas.
1 = Leve: casi siempre presente leve o intermitente.
64
2 = Moderado: casi siempre presente moderado, problemas considerables.
3 = Grave: persistente, afectación continua, gran afectación de la calidad de vida.
Considere los síntomas somáticos en general, indicando si el paciente presenta:
• 0 = Asintomático (0 síntomas)
• 1= Pocos síntomas (entre 1 y 10)
• 2= Un número moderado de síntomas (entre 11 y 24)
• 3= Un gran acúmulo de síntomas (25 o más)
La SS-Score es la suma de de la gravedad de los tres síntomas (fatiga, sueño no
reparador y síntomas cognitivos) más el valor de los síntomas somáticos.
La puntuación final debe estar entre 0 y 12.
Se han combinado ambas escalas en un único cuestionario autocumplimentado
con una puntuación máxima de 3136,278. Dos estudios poblacionales en los que se
utilizó dicho cuestionario encontraron una prevalencia para FM de 2,1% en
Alemania38 y de 6,4% en Minesota (EEUU)36. En el estudio alemán el punto de
corte de 12-13 fue estadísticamente más válido para distinguir a aquellos
pacientes que cumplían todos los criterios del ACR 2010 de los que no los
cumplían, pero no permitió una diferenciación precisa de los hallazgos clínicos
entre las poblaciones que estaban por encima y por debajo de esa puntuación38.
Los autores concluyen que los pacientes con FM no constituyen un grupo aislado
sino más bien representarían el extremo de un continuum 38,142,179 denominado
distrés polisintomático, dentro de la población.
Con la aplicación de los nuevos criterios de 2010 los pacientes se diagnostican de
FM con mayor probabilidad (38,3%), comparados con los criterios de clasificación
de 1990 (18,9%; p < 0,001)2. Con estos criterios, se aplica el diagnóstico de FM
cuando la escala WPI es igual o mayor de 7 y la SS-Score es igual o mayor de 5 o
si la WPI alcanza valores entre 3 y 6 y la SS-Score igual o mayor a 9.
65
Básicamente, el diagnóstico se basa en la información proporcionada por los
pacientes, no requiere del examen físico y no necesita un entrenamiento
especializado del observador.
Los criterios de 2010 diagnostican correctamente el 82,6% de los casos,
comparado con el 84,1% de diagnóstico correcto utilizando los criterios del ACR
de 1990, considerados como el patrón oro para el diagnóstico de FM2. Por tanto,
los criterios de 2010 muestran buena correlación con los de 1990, y puesto que
existen formularios con los criterios que pueden ser autoadministrados, poseen
mayor utilidad para los estudios poblacionales sobre dolor crónico. Estos criterios
son especialmente útiles para médicos no experimentados en la exploración de los
puntos dolorosos. Debemos destacar que, además del dolor generalizado, la
evaluación de la gravedad de los problemas del sueño y la fatiga, las dificultades
cognitivas y la presencia de diversos síntomas somáticos resultan determinantes
para establecer el diagnóstico de FM2,18 (Tabla 6).
66
Tabla 6. Síntomas somáticos frecuentes en FM. - Dolor muscular - Problemas de comprensión o de
memoria
- Fatiga / agotamiento - Dolor de cabeza
- Debilidad muscular - Entumecimiento / hormigueo
- Calambres abdominales - Insomnio
- Mareo - Ansiedad
- Depresión - Estreñimiento
- Náuseas - Dolor epigástrico
- Dolor torácico - Diarrea
- Visión borrosa - Picores
- Boca seca - Fenómeno de Raynaud
- Sibilancias - Tinnitus
- Urticaria - Acidez de estómago
- Vómitos - Pérdida o cambios en el gusto
- Aftas orales - Ojo seco
- Convulsiones - Pérdida de apetito
- Respiración entrecortada - Intolerancia al sol
- Erupciones / rash - Equimosis frecuentes
- Trastornos auditivos - Micción frecuente
- Caída de cabello - Espasmos vesicales
- Síndrome de colon irritable - Micción dolorosa
Al utilizar los criterios de 2010 se identifican muchos más hombres con FM, que
con los criterios de 1990 no hubieran sido diagnosticados de la enfermedad2,278.
En 2011 en un estudio desarrollado con pacientes con dolor generalizado
derivados a Reumatología, se modificaron los criterios de 2010, alcanzándose una
sensibilidad del 90,2% y una especificidad del 89,5%280.
67
En la práctica clínica debería sospecharse FM en pacientes con dolor multifocal no
explicado por lesión o inflamación y cuando la historia sea consistente con FM y
se haya realizado el diagnóstico diferencial con otras patologías. El diagnóstico de
FM puede realizarse aunque no estén presentes los 11 de los 18 puntos
específicos281 de acuerdo con el algoritmo propuesto en la Figura 7.
Figura 7. Algoritmo diagnóstico de FM
5.2. Clasificación de los pacientes con FM La intensidad de los síntomas en los pacientes con FM varía de un día a otro y a lo
largo del día y causan deterioro en múltiples áreas de funcionamiento,
especialmente en la función física282, lo que da lugar a que estos enfermos
constituyan una población heterogénea, tanto en la presentación clínica como en
la respuesta al tratamiento. Con el objetivo de homogeneizar los grupos de
pacientes en los estudios clínicos, se han desarrollado varias clasificaciones, aún
no reconocidas por los organismos oficiales y las sociedades científicas:
ü En 1996 apareció la primera propuesta para clasificar o subdividir los
pacientes con FM283. El servicio de Psiquiatría de la Universidad de
Historia de dolor crónico generalizado durante > 3 meses
Descartar otras enfermedades que pueden cursar con dolor crónico generalizado
Realizar historia clínica, exploración física y pruebas de laboratorio seleccionadas
Dolor en > 11 de los 18 puntos sensibles: FIBROMIALGIA
Dolor en < 11 de los 18 puntos sensibles pero presencia de otros síntomas característicos (cansancio, trastorno del sueño, deterioro cognitivo, trastorno del estado de ánimo,
limitación funcional): PROBABLE FIBROMIALGIA
68
Pittsburg, liderado por Turk, definió empíricamente la existencia de tres
subgrupos con un perfil psicosocial diferente, evaluado de acuerdo con las
respuestas obtenidas en el cuestionario MMPI. Estos tres subgrupos de
pacientes con FM son:
a) Con gran dolor y discapacidad.
b) Con escaso soporte,
c) Con gran soporte y relativa poca discapacidad y dolor.
ü En 2001, Hurtig y cols.284 realizaron un estudio clínico semiexperimental en
29 pacientes con FM que permitió definir dos subgrupos en función del
comportamiento distinto ante el dolor provocado por los cambios de
temperatura.
ü En 2003, Giesecke y cols.285 fusionaron la evaluación del perfil
psicopatológico de Turk y el análisis personalizado de la respuesta al dolor
(hiperalgesia y alodinia). Así se identificaron tres subgrupos de pacientes,
según el grado de sensibilidad al dolor, depresión y ansiedad,
catastrofismo, capacidad de autocontrol del dolor, caracterizándoles con un
perfil psicopatológico diferente bien definido, que pudo relacionarse con la
forma en la que cada uno de estos subgrupos de pacientes respondía al
dolor así como con el pronóstico de la enfermedad en función de su
diferente evolución con el tratamiento.
ü En 2006, Blasco y cols.286 realizaron un estudio sobre el perfil
psicopatológico de los pacientes con FM, aplicando a 75 pacientes los
cuestionarios State-Trait Anxiety Inventory Estado/Rasgo (STAI-E/R), Beck
Depression Inventory (BDI) y MMPI. Los autores propusieron la fórmula
denominada “índice de perfil psicopatológico en fibromialgia” (IPPF),
derivada del MPPI-2, capaz de discriminar en el paciente con FM dos
perfiles psicopatológicos (perfiles A y B) (Tabla 7), de relevancia desde el
punto de vista del tratamiento, ya que la psicopatología subyacente, puede
ser un indicador de gravedad útil para decidir la intervención
psicoterapéutica más adecuada.
69
Tabla 7. Principales rasgos psicopatológicos de los pacientes con FM (clasificación de Blasco y cols.286)
Perfil psicopatológico A. - Preocupación por síntomas somáticos.
- Ansiedad leve frente a los problemas de salud.
- Propensión a desarrollar síntomas físicos bajo estrés.
- Competencia social (personas expresivas).
- Deseo de ser considerados como confiados en sí mismos, alegres,
amistosos, cariñosos y responsables.
- Intención de normalizar su vida y sobreponerse a sus síntomas.
- Conductas de evitación sobre lo que puede ser desagradable o perturbador.
- Evitación sutil de la responsabilidad.
- Considerados dependientes más por los otros que por ellos mismos.
Perfil psicopatológico B. - Recursos limitados para afrontar el estrés.
- Demandantes de ayuda ante la percepción de dificultades.
- Mayor énfasis en los síntomas cognitivos, sensoriales, osteomusculares y
neurológicos.
- Síntomas de confusión, miedo y malestar.
- Personalidad reservada, no comprometida, con tendencia a la ensoñación y
la fantasía.
- Alto grado de ansiedad, tensión y disforia.
- Gran dependencia.
- Miedo a los conflictos, inhibición de la ira y tolerancia al dominio.
- Introversión, falta de confianza en sí mismos.
- Sensibilidad e hiperreactividad fácil ante las críticas.
- Sensación de ser maltratados, propensión a ser controlados y sumisos.
- Extrema vulnerabilidad para perturbarse por decepciones o dificultades;
tendencia a abandonar ante la menor ansiedad.
- Rumiaciones, disforia, cambios de humor, aprensión,
preocupaciones, fatiga, pesimismo, falta de interés, autocrítica e irritabilidad.
- Baja autoestima y bajo umbral para la autocensura y autocrítica.
- Frecuencia elevada de trastornos de personalidad (grupos C, A o B).
70
ü En 2007, Muller y cols.287, de forma empírica, basándose en el perfil
psicopatológico del paciente, diferenciaron 4 subgrupos: 1) sin
psicopatología, 2) y 3) con síntomas depresivos ya sean reactivos al
síndrome doloroso o primarios y 4) con somatización y catastrofismo en
relación con el síntoma dolor. Estos subgrupos muestran diferentes formas
de evolución y respuesta terapéutica.
5.3. Diagnóstico diferencial Es preciso diferenciar la FM de una larga lista de enfermedades que cursan con
alguno de los síntomas y signos presentes en la FM, tales como dolor, cansancio,
trastornos del sueño, disfunción cognitiva y patología psiquiátrica. Es posible llegar
al diagnóstico diferencial mediante la historia clínica y la exploración física, sin
necesidad de complicadas pruebas complementarias.
No existen hallazgos físicos objetivos ni anomalías radiológicas o de laboratorio
que sean características de FM. Aun así, debe realizarse una serie de pruebas
para establecer correctamente el diagnóstico diferencial, ya que pueden coexistir
enfermedades reumatológicas tales como polimialgia reumática, artritis reumatoide
(AR), lupus sistémico eritematoso (LES) y síndrome de Sjögren (SS)
enfermedades todas ellas que pueden presentarse con dolor difuso y fatiga.
Así pues debe realizarse el diagnóstico diferencial con las siguientes patologías16: ü Enfermedades reumáticas sistémicas: artritis reumatoide, síndrome de
Sjögren, lupus eritematoso sistémico, espondilitis anquilosante, polimialgia
reumática, osteoartrosis, polimiositis, dermatomiositis.
ü Enfermedades musculares inflamatorias y de causa metabólica.
ü Enfermedades malignas: mieloma múltiple, metástasis óseas.
ü Enfermedades infecciosas: enfermedad de Lyme, síndrome postviral
(Epstein-Barr, VIH).
71
ü Endocrinopatías: hipotiroidismo, hiperparatiroidismo primario o secundario,
osteodistrofia renal, osteomalacia, hipoadrenalismo.
ü Enfermedades neurológicas: enfermedad de Parkinson, miastenia gravis,
síndromes miasteniformes. ü Síndrome serotoninérgico en pacientes tratados con inhibidores de la
recaptación de serotonina.
ü Enfermedades psiquiátricas: síndrome depresivo, trastorno por
somatización.
ü Síndrome de fatiga crónica.
ü Síndrome miofascial.
Por otra parte, es necesario diferenciar la FM de otras patologías cuyos síntomas
se asemejan a los existentes en esta enfermedad, y que a la vez pueden coexistir
con la FM. Entre ellas están los trastornos psiquiátricos y del sueño, así como los
síndromes funcionales somáticos (SII, migraña, síndrome de fatiga crónica), ya
que varios estudios han demostrado que hasta un 30- 70% de los pacientes con
FM cumplen criterios diagnósticos de síndrome de fatiga crónica y de SII218.
Para el adecuado diagnóstico y el tratamiento eficaz de la FM, debe tenerse en
cuenta que en un 20-80% de los pacientes coexiste depresión y en un 13-64%
ansiedad288.
En resumen, debería considerarse el diagnóstico de FM ante todo paciente con
dolor crónico generalizado no explicado totalmente por otra enfermedad,
especialmente si el dolor es desproporcionado en relación con la exploración física
y/o está asociado a trastornos del sueño, fatiga o puntos musculares
sensibles5,218. La derivación al especialista en Reumatología no es necesaria para
realizar el diagnóstico, pero sí estaría indicado cuando no existe un diagnóstico de
certeza280.
5.4. Clínica
El síntoma principal de la FM es el dolor crónico generalizado que no puede
atribuirse a un trastorno musculoesquelético concreto. El dolor se extiende a
72
amplias zonas alrededor del raquis y la parte proximal de las extremidades, zona
cervical y occipital, trapecios, hombros, parte proximal de los brazos, zona lumbar,
trocánteres y muslos, pero frecuentemente también existe dolor en la parte
anterior de las rodillas, antebrazos, carpos, manos, tobillos y pies.
El dolor se describe como continuo con oscilaciones en el tiempo, que empeora
por la mañana y por la tarde o noche.
Los pacientes refieren que sus síntomas empeoran con las posturas mantenidas,
las cargas físicas, la activación emocional y los cambios climáticos, pero no se han
encontrado evidencias en diferentes estudios que han investigado la influencia de
dichos cambios sobre el dolor y la fatiga289,290.
El dolor tiene características nociceptivas, a nivel de estructuras musculares y
tendinosas, especialmente en hombros y caderas o dolor articular que puede
confundirse con una enfermedad articular inflamatoria77.
Otro síntoma frecuente es la fatiga77, que existe en más del 70% de los pacientes
en forma de crisis, especialmente al despertarse, pero también a media tarde, o,
más a menudo, de forma continuada. A veces este síntoma es predominante
sobre el dolor. Los pacientes con FM presentan mala tolerancia al esfuerzo físico,
con la aparición de dolor que les lleva a evitar cualquier ejercicio de intensidad
moderada, Así, cada vez realizan menos esfuerzos, la masa muscular disminuye y
la tolerancia al ejercicio va disminuyendo aún más, comprobándose que la
inactividad prolongada empeora los síntomas de dolor y fatiga218.
La alteración del sueño es el tercer síntoma más frecuente y se correlaciona con la
intensidad del síndrome77. Puede preceder al inicio del dolor y manifestarse como,
insomnio de conciliación, despertares frecuentes, bruxismo y sueño no reparador.
Otros síntomas que pueden aparecer son1,16,291:
ü Rigidez, en 73-85% de los pacientes, de presentación matutina o tras
el reposo.
ü “Dolor en todo el cuerpo”.
ü Parestesias e inflamación subjetiva, frecuentemente bilateral.
ü Cefalea tensional, aproximadamente en el 50% de los enfermos.
ü Fenómeno de Raynaud, en menos del 35% de los pacientes.
73
ü Síntomas genitourinarios, tales como dismenorrea, síndrome
premenstrual y vejiga irritable.
ü Síntomas vegetativos: extremidades frías, boca seca, hiperhidrosis,
hipotensión ortostática y temblor.
ü Intolerancia a múltiples fármacos.
ü Síntomas psiquiátricos: depresión, ansiedad (45-69%) y trastornos
de personalidad de los que los más frecuentemente descritos son el
trastorno de personalidad obsesivo compulsivo, el trastorno por
evitación, el trastorno pasivo-evitativo288,292, así como el histriónico, el
límite, el pasivo-agresivo y el esquizoide según otros estudios254. En
ocasiones crisis de pánico y fobias simples16.
ü Síntomas cognitivos (alteración de la atención, déficit de memoria
reciente).
En relación con la afectación de las funciones cognitivas, son frecuentes las
quejas subjetivas entre los pacientes y contribuyen a la discapacidad generada por
esta enfermedad293. Se ha visto que las dificultades percibidas para la
concentración y la memoria, representan los síntomas más frecuentes y con
mayor repercusión en el funcionamiento cotidiano, después de la rigidez matutina,
la fatiga, el sueño no reparador, el dolor, la depresión y la ansiedad.
Algunos estudios293 han señalado que las quejas de los pacientes sobre su
afectación cognitiva no se correlacionan con los resultados en los tests
neuropsicológicos, pero otros autores atribuyen esa falta de correlación a los
cuestionarios utilizados. Asimismo, en la interpretación de los resultados de los
estudios sobre la función cognitiva de los pacientes con FM debería tenerse en
cuenta que algunos de los síntomas de FM pueden influir en el rendimiento
cognitivo, tales como la fatiga, las alteraciones del sueño, la depresión, el tipo de
personalidad, el estilo de afrontamiento y el nivel de actividad294.
Se utiliza el término “fibrofog” para referirse al conjunto de quejas referidas por los
pacientes con FM en relación con sus problemas cognitivos, y que incluyen
problemas de memoria, de atención y concentración y de confusión mental.
74
5.5. Exploración Habitualmente la exploración física de los pacientes con FM es anodina y el único
hallazgo exploratorio suele ser la sensibilidad aumentada en determinadas
localizaciones anatómicas, cuya intensidad puede variar de un momento a otro y a
lo largo del día.
La exploración de los puntos sensibles requiere cierta experiencia que permita
saber dónde debe palparse y la presión que debe aplicarse. La reproductibilidad
de la exploración de los puntos dolorosos es elevada si se realiza de forma
correcta77.
La evaluación neurológica a veces revela mínimas alteraciones sensitivas y
motoras, en ausencia de otras enfermedades295.
En relación con la evaluación psicológica de los pacientes con FM deben
considerarse aquellos factores relacionados con la aparición y la evolución de la
enfermedad, tales como las alteraciones en el procesamiento de estímulos no
solo dolorosos sino también de los estímulos emocionales. Debemos resaltar que
los pacientes con FM perciben como doloroso cualquier tipo de sufrimiento en el
contexto de un estado de hipervigilancia.
Los síntomas psicológicos constituyen un elemento clave tanto en el inicio como
en el curso de la enfermedad, pero no se ha identificado con exactitud la relación
entre las variables psicológicas y el origen de la FM. Entre las causas propuestas
para esta asociación296 cabe destacar el estés crónico, el dolor crónico, la
frustración, la automedicación, el retraso diagnóstico o la falta de eficacia de los
tratamientos.
Algunos autores297,298 han observado en pacientes con FM graves alteraciones
psicopatológicas, identificando un subgrupo con valores muy elevados en el
estudio del dominio psicosocial (índices muy elevados de síntomas depresivos
medidos con la Escala de Depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos,
CES-D, y de ansiedad mediante el Inventario de Personalidad Estado-Rasgo,
STPI), y una disociación significativa en el estudio del dominio cognitivo mediante
el Cuestionario de Estrategias de Afrontamiento CSQ (valores altos en la
75
subescala de catastrofización y valores muy bajos en la escala de autocontrol del
dolor). En cuanto a los rasgos de personalidad, se ha observado que los más
marcados son el evitativo, el dependiente, el obsesivo (grupo C), el paranoide, el
esquizoide, el esquizotípico (grupo A) y el límite (grupo B), siendo menos
histriónicos y narcisistas que la población general, dato que contrasta con la visión
que puede tenerse de estos pacientes286,298,299. Para algunos autores300 la FM sería un mecanismo de racionalización de
problemas psicosociales, un mecanismo de afrontamiento e incluso una forma de
vida. Otra hipótesis sugiere que el trastorno psiquiátrico es debido al modelo de
indefensión aprendida, secundaria al desconocimiento de la etiología del dolor, por
lo que el paciente se siente desconcertado ante la evolución de su enfermedad, lo
que le genera un estado de ansiedad301.
En los pacientes con FM, es frecuente detectar la existencia de episodios
traumáticos en la infancia, problemas emocionales, alteraciones de la
personalidad y estrés crónico con deficiente capacidad de afrontamiento y
percepción de falta de apoyo social18. Según diferentes estudios, un 30-60% de
los pacientes afectados de FM presentan ansiedad o depresión, síntomas que van
a ser predictores de una deficiente adaptación y falta de aceptación de la
enfermedad, falta de respuesta a los tratamientos, temor a la aparición de dolor,
percepción catastrofista de la realidad y de falta de apoyo social, así como de una
limitación de su funcionalidad.
Las alteraciones del sueño se caracterizan por una modificación en la fase de
sueño profundo, con un patrón de sueño superficial, despertares frecuentes y
sensación de descanso insuficiente.
Si bien en los pacientes con FM aparecen frecuentemente ciertos rasgos de
personalidad18 no se ha podido establecer un perfil psicopatológico característico.
Entre los principales trastornos asociados a la FM, con una prevalencia superior a
la de la población general, se han descrito77,302 depresión, trastorno de pánico,
trastorno por estrés postraumático, fobia social, trastornos del sueño y trastornos
de personalidad.
76
5.6. Pruebas complementarias. En los pacientes con FM, no existe ningún tipo de alteración en las pruebas
rutinarias de laboratorio. Aunque algunos trabajos han identificado anomalías
cerebrales mediante técnicas especiales de neuroimagen frente a los controles,
debemos resaltar que estos hallazgos son bastante inespecíficos77.
5.7. Evaluación adicional : Estudio de la Personalidad
En relación con el diagnóstico de un Trastorno de Personalidad (TP), debemos
tener presente que la personalidad normal y la patológica comparten los mismos
mecanismos de desarrollo, así como los rasgos básicos que las componen. La
diferencia fundamental es que la personalidad “normal” es más flexible y se adapta
al entorno, mientras que los individuos con un TP muestran conductas más rígidas
y poco adaptativas. Los TP son estilos de funcionamiento inadaptados que pueden
atribuirse a deficiencias, desequilibrios o conflictos en la capacidad para
relacionarse con su entorno habitual y dan origen a efectos perjudiciales para la
salud. La presencia de un TP viene definida por la escasa flexibilidad adaptativa
con tendencia a enfrentarse a diferentes entornos de la misma forma, la creación
de círculos viciosos como resultado de esas estrategias de afrontamiento rígidas
que hacen persistir y acrecentarse el malestar de la persona y la labilidad debida a
la fragilidad ante situaciones estresantes.
La prevalencia de los Trastornos de Personalidad (TP), en la población general,
oscila entre el 9 y el 13%303,304.
Lenzenwegwer305 y Samuels306 aplicando el International Personality Disorder
Examination (IPDE)307 encontraron una prevalencia del 6,7-9% en población
general y del 20-35% en poblaciones con patología psiquiátrica.
En la población general el TP más prevalente parece ser el de evitación, seguido
del paranoide, el histriónico y el obsesivo.
Para el estudio de la personalidad de los pacientes con FM deberá tenerse en
cuenta que la presencia de síntomas de depresión y ansiedad, tan frecuentes en
ellos, pueden influir en las características de la personalidad subyacente. Entre los
77
instrumentos utilizados para la evaluación de la personalidad en la FM se dispone
de:
• Minnesota Multiphasic Personality Inventory (MMPI1/MMPI2). Dado que
algunos de sus ítems están intrínsecamente relacionados con síntomas
somáticos, los cuales son especialmente frecuentes en FM, las
puntuaciones obtenidas con esta herramienta pueden resultar
erróneamente elevadas308. En cualquier caso, cuando se ha aplicado el
MMPI a pacientes con FM y se ha comparado con sujetos controles, se ha
encontrado un número significativo de diferencias215: el perfil llamado de
“conversión V” que agrupa histeria, hipocondriasis y depresión309,310 se
encuentra con mas frecuencia en la FM, perfil que representa la influencia
psicológica en los síntomas físicos por la cual los individuos transforman los
problemas emocionales en síntomas somáticos. Para otros autores, sin
embargo, los resultados de este test serían similares en otras condiciones
de dolor crónico311,312 y además el perfil podría cambiar a lo largo del
tiempo313 así como con la variación en la intensidad del dolor311.
• Cesarec Marke Personality Schedule (CMPS). Escala sueca basada en la
teoría de Murray de las necesidades. En un estudio230 se encontró que los
pacientes con FM presentaban una mayor necesidad de orden y
planificación que los sujetos controles, en respuesta a los estresores
habituales de la vida. • Karolinska Scales of Personality (KSP). Este test muestra cómo los niveles
de tensión muscular elevados de los pacientes con FM están influidos por
los rasgos de personalidad259,314. Además el KSP permite identificar rasgos
de personalidad que podrían contribuir al proceso de sensibilización central
tales como la ansiedad excesiva y la hiperpreocupación por los problemas
somáticos, que conllevan una incapacidad para relajarse y niveles
mantenidos de fatiga314.
• Temperament and Character Inventory (TCI). Al utilizar este test se
encontró que los pacientes con FM presentaban un significativo elevado
nivel de evitación del daño315, así como una tendencia a estar siempre
78
preocupado, pesimista respecto al futuro y con miedo excesivo y conducta
evitativa en relación con situaciones en las que el paciente no puede ser
ayudado si lo precisa. Además, coincidiendo con las conductas evitativas se
comprueba que existe un nivel elevado de ansiedad, tensión muscular y
fatiga314, confirmando con ello el estilo característico de personalidad de los
pacientes con FM. Con este test tampoco ha sido posible concluir si los
rasgos de personalidad son causa o efecto de la FM.
• Tridimensional Personality Questionnaire (TPQ). Utilizando esta prueba en
pacientes con FM y estudiando algunos factores de la transmisión
serotoninérgica y dopaminérgica involucrada en los mecanismos de
aparición del dolor en FM se ha sugerido una relación entre dicha
transmisión y determinados rasgos de personalidad, especialmente la
tendencia a padecer ansiedad169.
• Sociotropy and Autonomy Scale (SAS). Mediante la utilización de este test
se demostró que el estilo de personalidad subyacente a pacientes con
depresión mayor y con FM era diferente y que cuando los pacientes con FM
tenían también síntomas depresivos, estos eran consecuencia de la FM
más que debidos a su personalidad316.
• NEO Five-Factor Personality Inventory (NEO PI-R, Big 5). Varios estudios
han utilizado este cuestionario en pacientes con FM255,317-319 con resultados
variables, respecto a la influencia del neuroticismo en la sensibilidad al
dolor en los pacientes con FM y en el desarrollo de la enfermedad.
• Eysenck Personality Inventory (EPI). Sus principales dimensiones, es decir,
psicoticismo, extraversión y neuroticismo (definido como reactividad e
inestabilidad emocional con incapacidad para adaptarse), muestran
puntuaciones elevadas en pacientes con FM215. En un estudio 320, utilizando
un enfoque biopsicosocial, se investigó en relación con el mejor modo de
explicar las variaciones de la intensidad de dolor entre la población de los
pacientes con FM. Se determinó que el neuroticismo tenía el mayor poder
predictivo en una muestra de 22 fibromiálgicos comparados con 17
79
controles, En el mismo estudio se atribuyó a la personalidad (neuroticismo)
y la exposición al estrés hasta el 41% de la variación del dolor. 6. TRATAMIENTO Los estudios prospectivos indican que la enfermedad sigue un curso crónico con
poca mejoría a los 5 – 7 años de seguimiento321 y no se dispone de un tratamiento
curativo para la FM, por lo que el objetivo, en estos pacientes, va dirigido a la
mejoría de los síntomas y a intentar mantener el mejor funcionamiento del
individuo, adaptándose a sus necesidades322. La presencia de los diferentes
síntomas y signos, tales como las manifestaciones neurológicas, cognitivas,
psicológicas, endocrinas y neurovegetativas, deben tenerse en cuenta y el
conocimiento de todas estas alteraciones va a permitir el diseño de un programa
de tratamiento individualizado para un abordaje realmente efectivo de la
enfermedad. Es destacable que, probablemente, la aparición de la FM es
consecuencia de la interrelación del sistema nociceptivo con los sistemas
reguladores del estrés, el inmunológico y el responsable del sueño323.
Existen diferentes guías que contienen recomendaciones para el manejo de los
pacientes con FM161,323,324. La fuerza de estas recomendaciones se basa en el
nivel de evidencia de un efecto terapéutico determinado y en la relevancia clínica,
así como en la posible generalización o no de los resultados terapéuticos. Tanto
la Guía de la American Pain Society (APS)161 como las Recomendaciones de la
European League Against Rheumatism (EULAR)323 otorgan un nivel de
recomendación mayor para los antidepresivos (Tabla 8).
80
Tabla 8. Recomendaciones revisadas de la EULAR para el manejo de la FM325.
Sin embargo, debemos resaltar que se precisa un abordaje multidisciplinar18,323 y
adaptado a las características individuales del paciente con una combinación de
tratamientos farmacológico y no farmacológico, que permita mejorar la calidad de
vida y la adaptación psicológica de los pacientes, sobre todo a medio y largo
plazo. El objetivo del tratamiento es el alivio de los síntomas físicos, la
potenciación del equilibrio cognitivo-emocional y la promoción de los mecanismos
de adaptación psicológica que permitan al paciente mejorar su calidad de vida. En
este sentido, parece necesario un abordaje biopsicosocial de la FM, utilizando
terapias coadyuvantes, tales como el ejercicio físico aeróbico, de fortalecimiento
muscular, estiramiento y flexibilidad. Igualmente se utilizan la terapia cognitivo-
conductual, la meditación y la retroalimentación cuyo objetivo es que la persona
81
reconozca sus respuestas fisiológicas ante determinados estímulos, para poder
modificarlas y, con el tiempo, aprender a controlarlas326.
En general, las Guías Clínicas de Fibromialgia322 recomiendan que los pacientes
reciban educación respecto a la naturaleza de su enfermedad y acerca de la
importancia de desempeñar un papel activo en su propio cuidado, en particular
reduciendo el estrés, mejorando la calidad del sueño y realizando ejercicio. El
conocimiento del paciente sobre su enfermedad, el tratamiento farmacológico, la
realización diaria de ejercicio físico moderado y el tratamiento psicológico son los
elementos principales del tratamiento de los pacientes con FM. Los tratamientos
farmacológicos pueden ser útiles para aliviar algunos de los síntomas, pero los
pacientes con FM raramente experimentan una mejoría completa si no adoptan
estrategias de autocuidado94. Además, resultan más eficaces cuando se asocian a
otras modalidades terapéuticas, tales como la intervención cognitivo-conductual, el
ejercicio físico y la terapia ocupacional16. Por tanto, debe animarse a los pacientes
a que sean autosuficientes, desarrollen buenas estrategias de afrontamiento y a
que consigan un patrón de vida tan normal como le sea posible.
Además cualquier comorbilidad, como las alteraciones del estado de ánimo o los
trastornos primarios del sueño han de ser identificados y tratados.
A continuación se revisan los tratamientos farmacológicos más frecuentemente
utilizados en los pacientes con FM.
6.1. Tratamiento farmacológico. La Agencia Europea del Medicamento (EMA) no ha autorizado ningún fármaco
para su uso específico en la FM, por considerar que los resultados de los estudios
presentados son insuficientes, si bien el milnaciprán está en examen para esta
indicación327. En Estados Unidos, la pregabalina fue el primer fármaco aprobado
por la Food and Drugs Administration (FDA) para el tratamiento de la FM.
Posteriormente la FDA autorizó el uso de duloxetina y milnaciprán para el
tratamiento de la FM (en 2008 y 2009 respectivamente).
82
En la actualidad, existen numerosos estudios en marcha, con diferentes fármacos
y varias combinaciones, que persiguen encontrar el tratamiento más eficaz para
estos pacientes.
La hipótesis principal sobre la fisiopatología del dolor en la FM considera que
existe una disfunción en las vías ascendentes y descendentes reguladoras del
dolor del SNC, con disminución de los neurotransmisores de las descendentes
(inhibidoras) entre el cerebro y la médula espinal y un exceso de
neurotransmisores nociceptivos en las ascendentes (excitadoras)328. Los fármacos
empleados actúan reduciendo la actividad de los neurotransmisores excitadores o
aumentando la actividad de los neurotransmisores inhibidores, tales como NA y
ST y el GABA94. Por otra parte, la hiperactividad del sistema opioide endógeno
presente en la FM34,124,323 podría explicar que los opiáceos sean ineficaces en la
FM94,94,323 y que, por el contrario, dosis bajas de naltrexona (un antagonista
opioide) pueda ser un eficaz tratamiento de la FM en el futuro329.
Los fármacos, o clases de fármacos, para los que se ha demostrado eficacia en el
tratamiento de la FM con una evidencia fuerte (nivel IA de evidencia) son los
siguientes:
• Compuestos tricíclicos94,161,327 (amitriptilina, ciclobenzapirina).
• Gabapentinoides94,327(pregabalina, gabapentina).
• Inhibidores de la recaptación de ST y NA (IRSN) 94,327 (duloxetina,
milnaciprán).
• Gamma-hidroxibutirato94.
Numerosas revisiones sistemáticas5,3 sobre los antidepresivos demuestran que
son efectivos en el tratamiento de la FM habiéndose asociado su utilización con
mejoría en el dolor, la depresión, la fatiga, las alteraciones del sueño y la salud
percibida en relación con la calidad de vida. Una revisión sistemática330 de la
eficacia del tratamiento con antidepresivos en pacientes con FM, donde las
variables que se revisaron fueron dolor, fatiga, sueño, depresión y calidad de vida
83
encontró una mejoría significativa de todos esos parámetros en la mayoría de los
estudios revisados, sin diferencias en el porcentaje de resultados positivos entre
las diferentes clases de antidepresivos, excepto para el citalopram, que no se
mostró más eficaz que el placebo. Además, los autores concluyeron que la
mejoría del dolor es independiente de la presencia o no de un trastorno depresivo
mayor asociado.
Los antidepresivos tricíclicos son los fármacos que se han mostrado más eficaces
para el tratamiento de la FM323. La amitriptilina utilizada a dosis inferiores a las
empleadas para el tratamiento de la depresión (entre 25 y 50 mg al acostarse) ha
demostrado ser capaz de mejorar el dolor, la rigidez matutina, el sueño, la fatiga y
la calidad de vida en los pacientes con FM330, si bien no reduce significativamente
el número de puntos dolorosos161. La amitriptilina interfiere en la recaptación de
ST, tiene una acción directa sobre la fase IV del sueño y posee una acción
analgésica central, posiblemente relacionada con los opioides endógenos. La ciclobenzapirina, relajante muscular estructuralmente similar a la amitriptilina,
no es un bloqueante de la recaptación pero su acción aumenta indirectamente la
liberación de NA y probablemente ST327. A dosis de 10 a 40 mg/día se ha descrito
que mejora el dolor, la fatiga, el sueño y disminuye el número de puntos dolorosos.
Sin embargo, un meta-análisis sobre la eficacia de la ciclobenzapirina en la FM331
encontró que el sueño y el dolor mejoraron de forma temprana, pero los efectos no
se mantuvieron en el tiempo y no se registraron mejorías en la fatiga ni en los
puntos dolorosos.
La eficacia de otros antidepresivos, tales como los inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina (ISRS), posee una evidencia moderada incluyendo los
ISRS con mayor actividad noradrenérgica empleados a dosis elevadas94,327
(fluoxetina, paroxetina, sertralina y citalopram). En varios meta-análisis332 se
concluye una mayor eficacia de los antidepresivos tricíclicos frente a otros
antidepresivos. Por otra parte, los resultados obtenidos en diferentes estudios con
los ISRS son contradictorios, por lo que suele aconsejarse su uso cuando existe
un trastorno depresivo asociado69.
84
Si bien en cada caso deberán tenerse en cuenta las características individuales
del paciente, inicialmente se deben utilizar dosis bajas de antidepresivos tricíclicos
o de ciclobenzapirina y, en algunas ocasiones, como primera opción, pueden
emplearse algunos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS),
inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN) o
anticonvulsivantes.
Para algunos autores los IRSN son más efectivos para aliviar los síntomas de FM
que los ISRS34. Sin embargo, los autores de una revisión Cochrane 333
concluyeron que la duloxetina y el milnaciprán no fueron superiores a placebo en
cuanto a la mejoría de los trastornos del sueño. Otros estudios han demostrado
que el tratamiento con duloxetina disminuye el número de puntos dolorosos
comparado con placebo3, observándose en diferentes estudios con duloxetina
una mejora del dolor por encima del 30% en el 55% de los pacientes y que esta
respuesta es significativa con independencia de la coexistencia de depresión
mayor.
El milnaciprán, un ISRN no comercializado en nuestro país, proporciona mejoría
del dolor superior al 30% en un tercio de los pacientes y el efecto se mantiene
después de suspender el medicamento, siendo, al parecer, más efectivo en
personas sin depresión mayor asociada18. Otros estudios encontraron que el
milnaciprán mejora significativamente la fatiga3. Según una revisión Cochrane334 el
milnaciprán, a cualquier dosis proporcionó un alivio moderado del dolor (reducción
de al menos 30% en la intensidad del dolor) a un 10% de participantes más que el
placebo, siendo este aparente moderado efecto clínicamente relevante en una
afección como la FM de difícil tratamiento. Por todo ello podría considerarse el
milnaciprán como un fármaco útil cuando han fracasado los tratamientos de
primera línea.
Otros antidepresivos estudiados son la reboxetina (ISRN) y la sibutramina (ISRS,
ISRN e inhibidor de la dopamina), que no han demostrado su eficacia en la FM18.
85
Las benzodiacepinas pueden ayudar a la inducción del sueño en los pacientes con
FM, pero su uso crónico, debido al riesgo de tolerancia y dependencia, puede ser
perjudicial327. El tetrazepam, un derivado benzodiazepínico, de acción
miorrelajante específica, puede utilizarse por cortos periodos de tiempo.
Otras drogas han mostrado eficacia en el tratamiento de la FM con un menor nivel
de evidencia, la naltrexona a bajas dosis329 y los cannabinoides94.
Entre los agonistas de los receptores inhibidores están dos grupos de fármacos:
• Dopaminérgicos3,18,323. Destaca el pramipexol, utilizado en los casos graves
de FM, logrando mejoría de la fatiga y disminución del dolor en el 42% de
los pacientes estudiados. Otros fármacos de este grupo son el ratigotine y
el ropirinol, en estudio para la indicación en la FM, y que ya se han
utilizado en pacientes con enfermedad de Parkinson y síndrome de piernas
inquietas.
• Gabaérgicos. Destaca el oxibato de sodio, agonista de los receptores de
GABA. En un estudio cruzado332 se observaron beneficios significativos en
el dolor, la fatiga y en la calidad del sueño. Este fármaco, parece que
produce disminución del número y de la respuesta de los puntos sensibles.
Sin embargo, su efecto es rápido pero de corta duración y constituye una
sustancia con riesgo de abuso por lo que debe utilizarse con precaución.
Otros fármacos en estudio son el levetiracetam (antiepiléptico) y el
gaboxadol (hipnótico).
Otro fármaco de acción central utilizado es Tizanidina, un agonista alfa-2-
adrenérgico con mejoría significativa de algunos síntomas de la FM, tales como el
dolor, la alteración del sueño y la calidad de vida3.
Dentro de los fármacos que disminuyen los mecanismos excitadores destacan los
inhibidores de los canales iónicos, especialmente los canales de calcio y sodio,
que disminuyen la excitabilidad neuronal del sistema nociceptivo:
86
• Gabapentina. En un estudio18 se comprobó que la utilización de 1800
mg/día de gabapentina, durante doce semanas, disminuyó el dolor en un
51% de los pacientes frente al 31% conseguido con placebo (p=0,015). No
obstante, los estudios disponibles no permiten establecer conclusiones
inequívocas sobre la eficacia de gabapentina. Igualmente, faltan trabajos
que permitan comprobar el mantenimiento a largo plazo de los efectos
conseguidos.
• Pregabalina. Dentro del ámbito anglosajón, en 2007, la pregabalina fue
aprobada para el tratamiento de la FM por la FDA en Estados Unidos
(EEUU) y también en Canadá, pero no así en Reino Unido (United Kindom,
UK). Se ha demostrado su eficacia en el tratamiento de la FM5,34,323 para la
disminución del dolor, la fatiga, la ansiedad y la mejoría en el sueño y
calidad de vida, manteniéndose la respuesta en un 50% de los pacientes a
los 6 meses de suspender el tratamiento. Puesto que la pregabalina y los
ISRN presentan mecanismos de acción diferentes, es posible que sus
efectos sean sinérgicos, hipótesis que debería comprobarse mediante
ensayos clínicos controlados.
Numerosos autores recomiendan el uso de Pregabalina y Gabapentina para el
tratamiento de la FM5. Algunos medicamentos utilizados habitualmente para el tratamiento del dolor
periférico, tales como los antiinflamatorios no esteroideos, los opiáceos y los
corticoides, así como la melatonina, no son eficaces en el tratamiento del dolor de
la FM323,327,332 e incluso algún estudio94 ha sugerido que los opiáceos podrían
empeorar el dolor en la FM y en otros cuadros de dolor “centralizado”, dando lugar
a una hiperalgesia inducida por opiáceos. Sin embargo, algunos estudios
controlados con placebo5,327 han mostrado la eficacia del tramadol solo o
combinado con paracetamol. El tramadol se une débilmente al receptor opioide
por lo que estimula los sistemas noradrenérgico y serotoninérgico mediante
inhibición de la recaptación de estas dos monoaminas.
87
Aunque frecuentemente prescritos en AP, no existe evidencia que apoye la
utilización de preparados que contegan codeína o dihidrocodeína para el
tratamiento de la FM y, por otra parte, debería evitarse el uso de opioides potentes
por el riesgo de adicción yatrogénica5.
Otros fármacos estudiados para el tratamiento de la FM, si bien se precisan más
investigaciones que avalen su uso, son:
• Antagonistas de los receptores de ST (tropisetrón y ritanserina). Dos
estudios de corta duración332, entre 5 y 10 días, evaluaron la eficacia del
tropisetrón por vía intravenosa comparado con placebo y encontraron
mejoría del dolor y disminución en el número de puntos sensibles. Por esta
capacidad para reducir el dolor, algunos expertos consideran que el
tropisetrón debe ser considerado en el tratamiento de los pacientes con
FM323.
En un estudio de 16 semanas de duración se evaluó la ritanserina frente a
placebo y se encontró una mejoría significativa en la cefalea y en la
sensación de bienestar matutino, pero no en el dolor, la fatiga o el consumo
de analgésicos332.
• Antagonistas de los receptores de N-metil-D-aspartato, tales como la
ketamina, el dextrometorfano y el ifenprodil. Las expectativas generadas a
partir de algunos estudios de los años noventa no se han confirmado,
debido principalmente a las limitaciones de su biodisponibilidad y a sus
efectos adversos18.
• S-adenosilmetionina Se ha asociado con mejoría en el estado físico, en los
síntomas asociados a la FM y en el estado de ánimo, excepto en un estudio
en el que se vio empeoramiento en la esfera psicológica332.
• Hormona del crecimiento. Un estudio aleatorizado encontró mejoría
significativa en los puntos dolorosos y en la fatiga de los pacientes con
FM332.
88
En la Tabla 9 se muestra el grado de recomendación para algunos de los
fármacos referidos anteriormente.
Tabla 9. Grado de recomendación de fármacos para el tratamiento de la FM 324
A continuación se muestra un resumen de las evidencias en relación con la
eficacia de los diferentes Tratamientos farmacológicos161:
Fuerte evidencia:
• Amitriptilina, para la mejoría del sueño y el bienestar general, a dosis de 25
– 50 mg al acostarse.
• Ciclobenzapirina, de similar respuesta y efectos adversos, a dosis de 10 –
30 mg al acostarse.
89
Evidencia moderada:
• Tramadol, cuya eficacia y tolerabilidad a largo plazo son desconocidas,
administrado con o sin paracetamol, a dosis de 200 – 300 mg/día mejora el
dolor en FM.
• Inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS): Fluoxetina es el único
que ha sido cuidadosamente estudiado, a dosis de 20 – 80 mg/día, con o
sin antidepresivos tricíclicos al acostarse.
• Inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN):
Venlafaxina a altas dosis, Milnacipran y Duloxetina.
• Pregabalina.
Escasa evidencia:
• Hormona del crecimiento, con moderada mejoría en pacientes con FM y
niveles basales de hormona del crecimiento disminuídos.
• 5 – hidroxitriptamina (ST).
• Tropisetrón, no disponible en España.
• S – adenosil – metionina, con resultados contradictorios.
Sin evidencias de su eficacia:
• Opioides.
• Corticosteroides.
• Antiinflamatorios no esteroideos.
• Benzodiacepinas.
• Hipnóticos no benzodiacepínicos.
• Melatonina.
• Calcitonina.
• Hormona tiroidea.
• Guafenesina.
• Dehidroepiandrosterona.
• Magnesio.
90
6.2. Tratamientos no farmacológicos. El catastrofismo, es decir, la creencia de que se obtendrá el peor resultado, ha
sido relacionado con la severidad del dolor, peor funcionamiento y estrés
emocional en la FM 3.
Las terapias no farmacológicas pueden ser físicas o psicológicas. Los tratamientos
físicos incluyen formas activas (ejercicio) y pasivas (masajes).
En estos pacientes interesa actuar de forma concomitante sobre los factores
conductuales y eliminar los factores exógenos tales como frío, humedad,
sobrecargas posicionales y situaciones de estrés. Las técnicas mejor estudiadas
han sido la educación, la terapia cognitivo-conductual (TCC) y el ejercicio5, con un
buen nivel de evidencia para su eficacia en el tratamiento de la FM y
frecuentemente con una respuesta mayor que la obtenida con el tratamiento
farmacológico. Los mayores beneficios se han observado para la mejoría de la
funcionalidad94, que parece mantenerse al año de tratamiento.
Se dispone de una fuerte evidencia de que la educación del paciente constituye un
tratamiento efectivo de la FM161. Habitualmente se realiza en grupos y los cambios
se mantienen entre 3 y 12 meses. El encuadre grupal aporta algunas ventajas, ya
que el grupo proporciona un sentido de pertenencia y protege la identidad, sirve de
apoyo en un entorno donde no es necesario demostrar que se está enfermo,
relajando posturas y transmitiendo tranquilidad y facilita la expresión de narrativas
alternativas, en contra de las previas, lo que es un desafío proveniente de los
miembros del grupo y, por tanto, mejor tolerado. En un programa multidisciplinar161
de educación a 100 pacientes se demostró una mejoría significativa al mes de
tratamiento en la intensidad de los síntomas de la FM en cuanto a severidad del
dolor, la fatiga, la rigidez articular, la ansiedad y la depresión.
Con frecuencia se recomienda el ejercicio en el tratamiento de la FM y existe una
evidencia fuerte5 para recomendar tipos específicos de ejercicio, de acuerdo con
las preferencias del paciente y adaptado a su capacidad. En una revisión
sistemática de la Cochrane17 los autores concluyen que existe evidencia
moderada-fuerte de que la terapia mediante la realización de ejercicio físico (al
menos 20 minutos al día, 2 ó 3 veces a la semana, durante un mínimo de 2
91
semanas) mejora la sensación de bienestar general, la capacidad aeróbica y la
percepción de dolor en los puntos sensibles, comparado con no realizar ejercicio
aeróbico5, pero existen evidencias limitadas en cuanto a la mejoría de otros
síntomas de la enfermedad, tales como fatiga, función física y depresión. Algunos
estudios con calidad de la evidencia baja a moderada indican que el
entrenamiento acuático es beneficioso para mejorar el bienestar, los síntomas y el
estado físico en adultos con FM335. Sin embargo, los pacientes que realizan
ejercicio en tierra parecen conseguir una mejoría de su fuerza muscular un 9%
más que los que llevan a cabo entrenamiento acuático335.
Se recomienda el ejercicio aeróbico moderado regularmente para mejorar el
estado de bienestar en los pacientes con FM34,327.
Dado que se reconocen como principales agravantes de los síntomas de FM los
estados de tensión emocional, en cuanto al empeoramiento del dolor, las técnicas
de relajación y de expresión emocional ayudan a la mejoría del cuadro clínico.
Igualmente un cambio en los estilos de vida, así como el aprendizaje de
estrategias para evitar y/o manejar el estrés físico y emocional, pueden favorecer
una mejor conciliación del sueño.
Entre los diferentes tipos de tratamiento psicológico, la TCC puede ser útil17,34,323
para mejorar el afrontamiento del estrés, así como para aliviar los síntomas
principales de la FM: dolor, fatiga y estado de ánimo. En una revisión sistemática
de 23 estudios que incluyeron la TCC como tratamiento para la FM, aunque la
calidad de la evidencia fue débil, se encontró que la eficacia de la TCC era
superior frente al grupo control, con pequeños beneficios en la mejoría del dolor,
del estado de ánimo y de la funcionalidad al finalizar el tratamiento, y mejoras que
se mantuvieron a largo plazo5.
Con una evidencia fuerte se ha demostrado que la combinación de tratamiento
psicológico y ejercicio físico, adaptado a cada individuo323 reduce el impacto global
en la vida de los pacientes17, mejoría que se ve incrementada si se añade
tratamiento farmacológico a base de analgésicos, amitriptilina en dosis bajas y
relajantes musculares.
92
Otras técnicas empleadas en combinación con el tratamiento farmacológico son la
relajación, el biofeedback, la acupuntura y la infiltración de los puntos dolorosos y
pueden ser utilizadas de acuerdo a las necesidades individuales de cada
paciente323.
La fisioterapia es un tratamiento complementario al farmacológico por su
capacidad para disminuir la rigidez, el dolor, las alteraciones del sueño y la
incapacidad funcional18,323. Maddali y cols. defienden que la rehabilitación basada
en el ejercicio terapéutico grupal aumenta el bienestar, disminuye los puntos
dolorosos, las contracturas y la fatiga de los pacientes. Se utilizan diferentes
procedimientos con resultados distintos:
• Mesoterapia. Es el procedimiento más utilizado en la FM para el control de
los síntomas y los signos. Los estudios disponibles muestran su eficacia en
la disminución del dolor, la mejora del sueño, la disminución de los puntos
dolorosos y de los niveles de ansiedad y depresión, así como un descenso
de la cantidad de fármacos empleados y un incremento del bienestar
general y de la calidad de vida de estos pacientes. Sin embargo, se
necesitan más estudios con mejores diseños y adecuada metodología que
establezcan de forma concluyente su papel en el tratamiento de la FM.
• Termoterapia. Ya sea en forma de sauna seca a 60º C (terapia Waon) o
mediante el uso de infrarrojos, produce efecto analgésico y disminución en
el número de puntos dolorosos.
• Fototerapia. El láser de baja potencia produce analgesia y reducción del
número de puntos sensibles.
• Ultrasonidos y electroterapia. Se obtiene mejora en la calidad del sueño,
efecto analgésico, descenso del consumo de analgésicos, aumento de la
calidad de vida y favorece la actividad en la vida diaria.
• Hidroterapia, balneoterapia y talasoterapia. Algunos metaanálisis
recientes18 no han demostrado una efectividad real en cuanto a los
beneficios analgésicos, la mejora de la fatiga, el aumento de la resistencia
al ejercicio ni de la mejoría de la ansiedad y de la depresión. Una revisión
sistemática proporcionó una evidencia moderada para la efectividad de la
93
balneoterapia5. Los beneficios de estas terapias posiblemente derivarían de
una mejora general del estado emocional del paciente.
Finalmente, las evidencias limitadas sobre la efectividad de otros tratamientos
tales como los masajes, la electroterapia y el ultrasonido, impiden recomendar su
utilización en los pacientes con FM5.
Entre las terapias complementarias, es decir, aquellas prácticas sanitarias no
integradas en el sistema sanitario, han demostrado alguna evidencia en relación
con su eficacia77,94: las inyecciones en los puntos sensibles, la manipulación
quiropráctica, el tai-chi, el yoga, la acupuntura, la homeopatía y la relajación
muscular. Sin embargo, las debilidades metodológicas de los estudios revisados,
hacen que no se pueda concluir sobre la eficacia de estas modalidades
terapéuticas en los pacientes con FM.
Una revisión sistemática de la Cochrane de 9 ensayos ha proporcionado evidencia
baja-moderada de la efectividad de la acupuntura5,336. Los autores encontraron
que la electro-acupuntura y la acupuntura manual no eran mejores que una
acupuntura simulada, para ninguna de las variables de resultados obtenidas,
excepto para la rigidez después de un mes de tratamiento. Un estudio de calidad
moderada mostró que la acupuntura reducía el dolor a corto plazo y cuatro
estudios no encontraron evidencias de efectividad a largo plazo después de 6
meses. Por otra parte, el tamaño pequeño de la muestra, la escasez de estudios
comparativos para cada variable y la ausencia de una acupuntura simulada ideal
hace necesario un mayor número de estudios que permita obtener conclusiones
con implicaciones clínicas relevantes.
Una revisión sistemática y otras revisiones sobre el beneficio de las terapias
mente-cuerpo, tales como la hipnosis, el biofeedback y la reducción del estrés
arrojan evidencias moderadas sobre la efectividad de estos tratamientos5.
Entre las terapias alternativas337 basadas en suplementos nutricionales, destaca la
suplementación con magnesio, cuyo déficit se ha relacionado con la etiopatogenia
de la FM debido al papel de este oligoelemento en la producción de ATP. Algunos
94
investigadores observan con frecuencia niveles disminuidos de magnesio en los
pacientes con FM, por lo que podrían beneficiarse del tratamiento con
suplementos de magnesio. En este sentido, existen 2 estudios aleatorizados
controlados con placebo337, que arrojan resultados diferentes respecto al índice de
puntos sensibles, la dolorimetría media en los puntos sensibles y el dolor referido
en una escala analógica, Sin embargo, los hallazgos de estos estudios deben
valorarse con cierta cautela, puesto que utilizan muestras pequeñas de pacientes
y no realizan seguimientos a largo plazo de los efectos del tratamiento.
También se han publicado estudios sobre la eficacia de los suplementos de S-
adenosil-metionina (SAMe) en el tratamiento de la FM337 habiendo comunicado
algunos autores una disminución del número o de la intensidad del dolor de los
puntos sensibles. No obstante, estos estudios presentan algunas limitaciones
metodológicas que no permiten asegurar su eficacia para el tratamiento de la FM.
En cuanto a las modificaciones en la dieta, que llegan a realizar más de un 20%
de los pacientes con FM en un intento de mejorar los síntomas de su
enfermedad337 se ha estudiado la dieta vegetariana, partiendo de la hipótesis de
que mejorarían los síntomas de FM, debidos a un déficit de triptófano a nivel
cerebral, No se ha encontrado evidencia suficiente como para recomendar este
tratamiento en FM337.
A continuación se muestra un resumen de las evidencias en relación con la
eficacia de los diferentes tratamientos no farmacológicos161:
Fuerte evidencia:
• Ejercicio aeróbico: su eficacia no se mantiene si se abandona.
• Terapia cognitivo – conductual (TCC): la mejoría se mantiene durante
meses.
• Educación del paciente grupal: la mejoría persiste durante 3 a 12 meses.
• Terapia multidisciplinar, tales como ejercicio y TCC o educación y ejercicio.
95
Evidencia moderada:
• Strength training.
• Acupuntura.
• Hipnoterapia.
• Biofeedback.
• Balneoterapia.
Escasa evidencia:
• Tratamiento quiropráctico, masajes, electroterapia y ultrasonidos.
Sin evidencias de su eficacia:
• Inyecciones en los puntos dolorosos.
En resumen, entre las terapias alternativas la mejor evidencia [(A) fuerte y (B)
moderada] se ha obtenido para la acupuntura, los suplementos nutricionales
(magnesio y SAMe) y los masajes. La evidencia es limitada (C) para otras tales
como la relajación y el biofeedback, así como para la magnetoterapia, la
homeopatía, la balneoterapia y las modificaciones dietéticas.
En función de las evidencias disponibles3, la combinación de pregabalina o un
INRS, como intervención farmacológica, y el ejercicio aeróbico o la terapia
cognitivo conductual como intervención no farmacológica, se configuraría como la
terapia con resultados más prometedores para el tratamiento de los pacientes con
FM. En concreto, la American Pain Society (APS) y la Association of the Scientific
Medical Societies in Germany (AWMF) asignaron el mayor nivel de
recomendación al ejercicio aeróbico, la terapia cognitivo-conductual, la amitriptilina
y al tratamiento multifactorial. Por el contrario, la EULAR otorgó el mayor nivel de
recomendación al tratamiento farmacológico.
En la Tabla 10 se recogen las recomendaciones para el tratamiento de la FM de
forma esquemática, según la Guía del Ministerio de Sanidad de 2011.
Tabla 10. Recomendaciones para el tratamiento de la FM324
96
97
98
99
II. OBJETIVOS
100
JUSTIFICACIÓN
• La FM constituye una enfermedad crónica, que afecta a más del 2 % de la
población española, para la que no existe tratamiento específico, que
comporta para el paciente afecto un dolor crónico difícilmente controlable y
que origina importantes costes a los diferentes sistemas de salud de
nuestro país.
• Se han propuesto diferentes mecanismos etiopatogénicos para la aparición
y perpetuación de la enfermedad, que no se acompañan siempre de
tratamientos específicos eficaces para los síntomas de la enfermedad.
• La heterogeneidad de los criterios utilizados para el diagnóstico de la FM
reduce la validez de los mecanismos etiopatogénicos propuestos, así como
de las diferentes terapias aplicadas en estos pacientes. Un conocimiento
más preciso de los factores etiopatogénicos implicados en la fibromialgia,
podrá contribuir a un tratamiento más eficaz para estos pacientes.
HIPÓTESIS Existen varios estudios que muestran una asociación entre FM y TP, sin que haya
podido demostrarse de forma evidente una relación causal entre ambos procesos
patológicos.
Nuestra hipótesis de trabajo es que ciertos rasgos de personalidad, tales como la
introversión y el neuroticismo, son más frecuentes en los pacientes con FM y que
están intrínsecamente relacionados con la propia enfermedad, relación que no
aparece en otros pacientes con dolor osteomuscular crónico sin FM.
OBJETIVO PRINCIPAL Determinar los tipos de personalidad más prevalentes en los pacientes
diagnosticados de FM, atendidos en siete Centros de Salud de la Comunidad de
Madrid.
101
OBJETIVOS SECUNDARIOS
• Evaluar si existe una mayor frecuencia de alteraciones de los resultados de
las pruebas psicométricas de personalidad en los pacientes con FM frente a
pacientes con dolor osteomuscular crónico sin FM.
• Valorar el posible infra-diagnóstico de los TP en los pacientes afectos de
FM.
• Describir y clasificar los tipos de personalidad más frecuentes en los
pacientes con FM.
• Establecer la posible relación entre el tipo de personalidad y la expresión
clínica de los pacientes con FM.
102
III. MATERIAL Y MÉTODOS
103
1. DISEÑO DEL ESTUDIO Y POBLACIÓN ESTUDIADA Se diseñó un estudio observacional analítico retrospectivo de casos y controles,
sobre la población asignada a 9 cupos de Medicina de Familia de los Centros de
Salud Los Rosales, General Ricardos, Orcasitas, Espronceda, Las Águilas, San
Andrés y Goya.
Para constituir el grupo de casos (Grupo FM) se consideró la totalidad de los
pacientes pertenecientes a dichos cupos, en cuya historia clínica informatizada
aparecía registrado un episodio con diagnóstico de Fibromialgia (FM) entre 2010 y
2015 (códigos CIAP L18 y L99). Los casos fueron citados por la investigadora
mediante llamada telefónica, tras ser informados por su médico de familia de los
objetivos del estudio. Se constituyeron dos grupos control, uno con pacientes que padecían dolor
osteomuscular crónico y diagnóstico diferente a FM (Grupo CDO) y otro sin dolor
osteomuscular crónico (Grupo SDO). Los controles fueron seleccionados por
inclusión consecutiva de los pacientes que acudían a las consultas, apareados por
edad y sexo con los casos, a los que su médico de familia invitaba a participar tras
explicarles los objetivos del estudio.
La muestra final incluyó:
• Grupo de pacientes con FM (FM), n = 51 sujetos.
• Grupo control de pacientes con dolor osteomuscular crónico (> 3 meses)
sin FM (CDO), n = 50 sujetos.
• Grupo control de pacientes sin dolor osteomuscular crónico (SDO), n =
52 sujetos.
2. CRITERIOS DE EXCLUSIÓN Criterios de exclusión en el grupo FM:
• Menores de 18 y mayores de 85 años.
• No firmar el consentimiento informado.
• Diagnóstico de FM no confirmado.
104
• Pacientes muy agitados o con depresión grave, psicosis, retraso mental
o deterioro cognitivo importante.
• Pacientes que a juicio de la investigadora no fueran capaces de realizar
los tests diagnósticos.
Criterios de exclusión en el grupo CDO:
• Menores de 18 y mayores de 80 años.
• No firmar el consentimiento informado.
• Diagnóstico de FM confirmado.
• Pacientes muy agitados o con depresión grave, psicosis, retraso mental
o deterioro cognitivo importante.
• Pacientes que a juicio de la investigadora no fueran capaces de realizar
los tests diagnósticos.
Criterios de exclusión en el grupo SDO:
• Menores de 18 y mayores de 80 años.
• No firmar el consentimiento informado.
• Diagnóstico confirmado de FM o de otro tipo de dolor osteomuscular
crônico.
• Pacientes muy agitados o con depresión grave, psicosis, retraso mental
o deterioro cognitivo importante.
• Pacientes que a juicio de la investigadora no fueran capaces de realizar
los test diagnósticos.
3. ASPECTOS ÉTICOS
Tanto de los pacientes con FM como de los controles se obtuvo su consentimiento
escrito según un modelo diseñado para tal fin (Anexo 1).
Los médicos titulares de los cupos estudiados fueron informados del objetivo del
estudio y dieron el consentimiento verbal a la investigadora para acceder a los
datos clínicos de su población asignada
Se garantizó la confidencialidad de los datos, así como su uso exclusivo por la
investigadora y, en caso de necesidad por el interés clínico de los pacientes, por
los médicos titulares de los cupos estudiados.
105
Todos los procedimientos fueron acordes a la Declaración de Helsinki.
El estudio fue aprobado por la Comisión Local de Investigación Centro de la
Gerencia de Atención Primaria de Madrid (Anexo 2)
4. FINANCIACIÓN. CONFLICTO DE INTERESES Este proyecto no ha recibido financiación. La autora declara que no tiene conflicto
de intereses alguno.
5. VARIABLES DEL ESTUDIO Las variables incluidas en el estudio fueron:
3. Relacionadas con los criterios de selección:
a. Edad.
b. Sexo.
c. Firma del consentimiento informado (SI/NO).
d. Diagnóstico confirmado de FM (SI/NO).
e. Diagnóstico de dolor osteomuscular crónico (> 3 meses)
diferente de FM (SI/NO).
4. Relacionadas con las características sociofamiliares:
a. Estado civil (soltero, casado/vive en pareja,
separado/divorciado, viudo).
b. Nivel de estudios (sin estudios, primaria, primer ciclo de
secundaria, segundo ciclo de secundaria, universitarios).
c. Ocupación actual (activo, desempleado, incapacidad laboral
permanente, jubilado, tareas del hogar, estudiante)
5. Relacionadas con factores del estudio:
a. Edad al diagnóstico.
b. Síntomas presentes en el momento actual o en los últimos 3
meses (SI/NO): dolor, rigidez, parestesias, fatiga,
alteraciones del sueño, depresión, ansiedad, cefalea,
intestino irritable, dismenorrea, síndrome premenstrual,
urgencia miccional, mareos, boca seca, hiperhidrosis.
106
c. Severidad del dolor actual medida mediante escala
analógica visual.
d. Antecedentes traumáticos personales (SI/NO):
acontecimientos vitales estresantes previos, historia de
abuso infantil, traumatismos físicos.
e. Enfermedades coexistentes en la actualidad (SI/NO):
enfermedades reumáticas, musculares, neurológicas,
infecciosas y endocrinopatías.
f. Toma de psicofármacos entre 2010 y 2015 (SI/NO):
antidepresivos, benzodiacepinas, neurolépticos.
g. Utilización de terapias alternativas entre 2010 y 2015
(SI/NO): yoga, meditación, tai-chi, pilates.
h. Valoración cuantitativa de la intensidad de los siguientes 10
síntomas, en el periodo de la última semana, según el
Sistema de evaluación de síntomas de Edmonton
(Edmonton Sympton Assessment System, ESAS): dolor,
cansancio, náuseas, depresión, ansiedad, somnolencia
diurna, apetito, bienestar general, falta de aire y dificultad
para dormir (Anexo 4).
i. Tipo de personalidad (variable cualitativa).
j. En el grupo FM: Severidad de los síntomas (variable
cuantitativa).
6. RECOGIDA DE DATOS Los datos fueron recogidos por la investigadora principal mediante entrevista
individual siguiendo el cuaderno de recogida de datos (Anexo 3). Las variables
“enfermedades coexistentes” y “toma de psicofármacos” se recogieron de la
historia clínica, mientras que el resto se obtuvieron por lo referido por los pacientes
durante la entrevista.
Se aplicaron los criterios diagnósticos ACR de 2010 a todos los pacientes
seleccionados para confirmar el diagnóstico de FM y constituir el grupo de casos
107
(FM). La intensidad de los síntomas de FM se evaluó mediante el Índice de
gravedad de síntomas (Symptom Severity Score – SS Score partes 1 y 2). (Anexo
5).
A todos los pacientes del grupo FM y a los de los grupos controles se les pasó la
Escala Edmonton Symptom Assessment System (ESAS) (Anexo 4).
A los individuos de los 3 grupos se les administró el test de cribado para
Trastornos de Personalidad, International Personality Disorders Examination
(IPDE-s) (Anexo 6) y el cuestionario Eysenck Personality Inventory (EPI) (Anexo 7)
para determinar las dimensiones de personalidad.
7. ANÁLISIS ESTADÍSTICO Se determinó un tamaño muestral para la comparación de proporciones
emparejadas de 52 pacientes, calculado para un porcentaje de pérdidas de un
15%, un nivel de confianza del 95% y una prevalencia estimada de TP de 9% en la
población general y 47% en pacientes con FM.
Los datos recogidos durante el trabajo de campo fueron inicialmente anotados de
manera manual en el cuaderno de recogida de datos (Anexo 3) y, posteriormente,
introducidos en una base informática Excel. Todo el proceso se realizó únicamente
por la investigadora principal y no se registraron los datos en la base informática
hasta que no se finalizó la inclusión de todos los pacientes de los 3 grupos, con el
fin de evitar un sesgo de información.
En primer lugar se realizó un análisis descriptivo de las variables para conocer las
características generales de los grupos de estudio. Inicialmente, cada variable fue
visualizada de manera individual, analizando los valores extremos y determinando
sus características.
Se describen las variables cuantitativas mediante sus parámetros de
centralización y dispersión calculando las medias, medianas e intervalos de
108
confianza al 95%.. Las variables cualitativas, mediante su distribución de
frecuencias y en forma de proporciones.
La comparación de medias, entre el grupo de FM y los grupos control CDO y SDO,
se realizó mediante el test de la T de Student para datos independientes y para la
comparación de las variables cualitativas se utilizó el test la Chi cuadrado.
La medida de la asociación entre variables cuantitativas, se realizó mediante el
cálculo del coeficiente de correlación de Pearson y sus correspondientes test de
hipótesis.
Para la estimación de las magnitudes del efecto se calcularon los odds ratio
aportando sus intervalos de confianza al 95%.
Para la realización de cálculos y análisis estadísticos se utilizaron los paquetes
SPSS v20.0 y Epidat 4.2.
109
IV.RESULTADOS
110
1. ANÁLISIS DESCRIPTIVO ANTROPOMÉTRICO DE LA POBLACIÓN ESTUDIADA.
Para constituir el grupo de casos se identificaron 58 pacientes en cuya historia
clínica informatizada aparecía registrado un episodio con diagnóstico de FM. De
ellos, 2 casos no se pudieron localizar en el teléfono que constaba en su historia
clínica, 2 estaban ingresados en el momento de inicio del estudio y 3 rehusaron
participar, quedando finalmente el grupo FM constituido por 51 pacientes (88% del
total de pacientes identificados), a los cuales se verificó que cumplían los criterios
diagnósticos de la ACR de 2010 y que por tanto presentaban un diagnóstico de
FM confirmado, pertenecientes a los 9 cupos de Medicina de Familia de la
Dirección Asistencial Centro.
La población estudiada finalmente estaba constituida por 3 grupos: FM (media de
edad 60,65 años, desviación típica [DT] + 11,33 años) CDO (59,84 + 12,92 años)
y SDO (61,69 + 11,46 años). No existieron diferencias estadísticamente
significativas entre los grupos FM y los controles, CDO y SDO respecto a las
variables sexo y edad.
La distribución por sexo y grupos de edad de los 3 grupos se muestra en las
figuras 9, 10 y 11.
Figura 9. Distribución por sexo y edad en el grupo FM
DISTRIBUCIÓN POR SEXO DEL GRUPO FM
1
50
HombresMujeres
DISTRIBUCIÓN POR INTERVALO DE EDAD DEL GRUPO FM
6
10
18
11
6 35-4546-5556-6566-7576-85
111
Figura 10. Distribución por sexo y edad en el grupo CDO
Figura 11. Distribución por sexo y edad en el grupo SDO
2. ANÁLISIS DESCRIPTIVO DEL GRUPO FM. La media de edad del grupo de pacientes con FM fue de 60,65 + 11,33 años con
3 picos de mayor frecuencia a los 47 (7,8%), 64 (7,8%) y 70 años (13,7%).
La media de edad al diagnóstico del grupo FM fue de 47,12 + 11,90 años siendo
las edades de diagnóstico más frecuentes los 40 (13,7% de los pacientes) y los 56
años (9,8%). La media de edad al inicio del dolor crónico en el grupo CDO fue de
48,30 + 11,92, similar a la del grupo FM (p = 0,64).
Los síntomas asociados presentes en el grupo FM se muestran en la figura 12. El
dolor y la fatiga estaban presentes en la totalidad de los pacientes, seguidos de las
alteraciones del sueño (92,2%), parestesias (90,2%) y boca seca (82.4%).
DISTRIBUCIÓN POR INTERVALO DE EDAD DEL GRUPO CDO
8
12
14
8
8 35-4546-5556-6566-7576-85
DISTRIBUCIÓN POR SEXO DEL GRUPO CDO
1
49
HombresMujeres
DISTRIBUCIÓN POR INTERVALO DE EDAD DEL GRUPO SDO
75
22
10
8 35-4546-5556-6566-7576-85
DISTRIBUCIÓN POR SEXO DEL GRUPO SDO
2
50
HombresMujeres
112
Figura 12. Síntomas presentes en el momento actual o en los últimos 3 meses.
0
20
40
60
80
100DolorFatigaAlteraciones del sueñoParestesiasBoca secaCefaleaRigidezDepresiónAnsiedadHiperhidrosisMareosUrgencia miccionalIntestino irritableSíndrome premenstrualDismenorrea
Los puntos dolorosos aparecen en la figura 13, siendo los más frecuentes:
• 15 y 16.………….. 94,1%
• 14………………… 88,2%
• 13………………… 86,3%
• 5………………….. 86,3%
• 11 y 12…………... 84,3%
• 6………………….. 82,4%
• 17………………... 78,4%
• 18…………….….. 72,5%
113
Figura 13 Puntos dolorosos para el diagnóstico de FM.1 y 2. Cervical bajo: bilateral, en la parte
anterior de los espacios intertransversos a nivel de C4-C5 y C5 –C6.. 3 y 4. Segunda costilla,
bilateral, en la segunda unión condroesternal. 5 y 6. Epicóndilo lateral, bilateral, 2 cm distal al
epicóndilo. 7 y 8. Rodilla, bilateral, en la almohadilla grasa media próxima a la línea articular. 9 y
10. Occipucio: bilateral, en la inserción del músculo suboccipital. 11 y 12. Trapecio, bilateral, en el
punto medio del borde superior. 13 y 14. Supraespinoso, bilateral, en el origen sobre la espina
escapular próximo al borde medial. 15 y 16. Glúteo, bilateral, en el cuadrante superior y externo de
la nalga, en la parte abultada del músculo. 17 y 18. Trocánter mayor, bilateral, por detrás de la
prominencia trocantérea.
Las puntuaciones más frecuentes de la escala de extensión del dolor Widespread
Pain Index (WPI) o número de áreas en las que tuvieron dolor en la última
semana, fueron:
• 12 …… 9,8 %.
• 13 …… 9,8 %.
• 14 …… 9,8 %.
• 16 …… 9,8 %.
• 17 ……11,8 %.
• 18 ……11,8 %.
Respecto a los síntomas valorados por la escala de severidad Symptom Severity
Score, SS-Score (SS-Parte 1), la fatiga y las alteraciones cognitivas estuvieron
presentes en la totalidad de los pacientes y las alteraciones del sueño en el 92,2
%, con una intensidad moderada-grave en más del 70% de los pacientes de
nuestro estudio. En la figura 14 se muestra el porcentaje del grado de severidad
para cada uno de los tres síntomas.
114
Figura 14. Severidad de los síntomas, SS-Score (SS-Parte 1).
La frecuencia de los síntomas somáticos de la escala de severidad Symptom
Severity Score, SS-Score (SS-Parte 2) presentes en la última semana se
muestran en la figura 15. El dolor muscular, la fatiga y el entumecimiento
estuvieron presentes en más del 90% de los pacientes, mientras que las
alteraciones de la memoria, la debilidad y la boca seca superaron el 80%.
9,8
31,4
58,8
15,7
27,5
49
27,533,3
27,5
0
10
20
30
40
5060
Fatiga Alteración delsueño
Alteracionescognitivas
Leve (1)Moderado (2)Severo (3)
115
Figura 15. Frecuencia de los síntomas somáticos presentes en la última semana en el grupo FM (%).
0 20 40 60 80 100Fatiga
Entumec
imiento
/Hor
migueo
sDebilid
adInsomnioDep
resión
Mareo
Estreñim
iento
Cefalea
Zumbidos en oí
dos
Respira
ción en
treco
rtada
Visión borro
sa
Hemato
mas fr
ecuente
s
Calambres
en ab
domen
Cambios
en el
gustoSibila
ncias
Diarre
a
Pérdid
a de a
petit
o
Erupcio
nes/R
ash
Espas
mos ves
icales
Vómitos
116
El 59% de los pacientes presentó más de 20 síntomas. La distribución porcentual
del número de síntomas, según los intervalos establecidos para obtener la
puntuación de la escala SS-Parte 2 se muestra a continuación:
• Menos de 0 síntomas ………. 0%
• Entre 1 y 10 ………………….. 1,9%
• Entre 11 y 24 ………………… 80,3%
• 25 o más síntomas ………….. 17,8%
La frecuencia de la puntuación final de la escala de severidad SS-score o suma de
la gravedad de los 3 síntomas de la SS-Parte 1 (cansancio, sueño no reparador y
síntomas cognitivos) más el valor de los síntomas somáticos según la escala de la
SS-Parte 2, fue:
• 4 …………………………………. 3,9%
• 5 …………………………………. 3,9%
• 6 …………………………………. 9,8%
• 7 ………………………………… 15,7%
• 8 ………………………………… 13,7%
• 9 ………………………………… 11,8%
• 10 ……………………………….. 19,6%
• 11 ……………………………….. 15,7%
• 12 ………………………………… 5,9%
117
3. ANÁLISIS COMPARATIVO DE LOS GRUPOS DE PACIENTES. 3.1. Variables antropométricas La edad, la proporción de mujeres y varones, estado civil, nivel de estudios y
porcentaje de ocupación se muestran en la tabla 11.
Tabla 11. Variables antropométricas.
FM CDO p (FM vs CDO)
SDO p (FM vs SDO)
Sexo Mujer 50 49 0,4839 50 0,9864 Hombre 1 1 0,4839 2 0,9864
Estado civil
Soltero 7 6 0,9695 10 0,6262 Casado/Vive en pareja
24 28 0,4840 31 0,2803
Separado/ Divorciado
9 10 0,9618 0 0,0048
Viudo 11 6 0,3088 11 0,8500
Nivel de estudios
Sin estudios 9 4 0,2500 6 0,5489 Primaria (hasta 5º de EGB)
13 17 0,4728 15 0,8719
Secundaria I ciclo (bachiller elemental)
13 9 0,5024 9 0,4397
Secundaria II ciclo (bachiller superior, FP)
7 11 0,4086 9 0,8183
Universitario 9 9 0,8308 13 0,5029
Ocupación
Activo 11 22 0,0285 19 0,1457 Desempleado 10 4 0,1615 3 0,0691 incapacidad laboral permanente
9 3 0,1333 1 0,0182
118
Jubilado 7 9 0,7522 13 0,2312 Estudiante 14 12 0,8658 16 0,8778
3.2. Comorbilidad. En los grupos FM, CDO y SDO las prevalencias respectivas de enfermedades
reumáticas (2%,10%,1,9%), musculares (0%,0%,0%), neurológicas (2%,6%,7,7% )
infecciosas (0%, 0%, 0%) y endocrinas (31,4%, 22%, 17,3%) solo mostraban
diferencia en relación con enfermedades reumáticas siendo 1 caso de espondilitis
anquilosante en el grupo FM, psoriasis, osteoporosis, artritis reumatoide y lupus
inducido por fármacos en el grupo CDO y lupus en el SDO.
3.3. Antecedentes En los grupos FM, CDO y SDO las frecuencias de acontecimientos vitales
estresantes previos, historia de abuso infantil y traumatismos físicos aparecen en
la tabla 12.
Tabla 12. Antecedentes de estresores psíquicos y físicos.
FM CDO p (FM vs CDO)
SDO p (FM vs SDO)
Acontecimientos vitales
estresantes previos 36 35 0,8783 26 0,0532
Historia de abuso
infantil 11 1 0,0063 3 0,0402
Traumatismos físicos 13 10 0,6741 7 0,1957
119
3.4. Tratamientos farmacológicos En los grupos FM, CDO y SDO las frecuencias respectivas de tratamientos
farmacológicos fueron las siguientes (Tabla 13):
Tabla 13. Fármacos empleados en los últimos 5 años. FM CDO p
(FM vs CDO) SDO p
(FM vs SDO)
Antidepresivos 41 11 0,0000 7 0,0000
Benzodiacepinas 39 16 0,0000 10 0,0000
Neurolépticos 1 2 0,9861 0 0,9922
3.5. Tratamientos no farmacológicos En los grupos FM, CDO y SDO las frecuencias respectivas de tratamientos no
farmacológicos fueron las siguientes (Tabla 14):
Tabla 14. Tratamientos no farmacológicos empleados en los últimos 5 años. FM CDO p
(FM vs CDO) SDO p
(FM vs SDO)
Yoga 5 1 0,2158 0 0,0634
Meditación 3 1 0,6241 1 0,5962
Tai-chi 6 2 0,2818 1 0,1112
Pilates 7 3 0,3338 7 0,8038
Otras 3 3 0,6921 0 0,2344
120
3.6. Escalas La evaluación de síntomas mediante la escala de Edmonton de los 3 grupos se
muestra en la Tabla 15.
Tabla 15. Puntuación en la Escala de Edmonton.
FM CDO p (FM vs CDO)
SDO p (FM vs SDO)
Dolor 7,96+1,89 6,66+2,16 0,0017 0 0,0000
Cansancio 8,18+2,05 3,38+3,73 0,0000 1,33+2,24 0,0000
Náuseas 1,12+2,31 0,28+1,23 0,0251 0,02+0,14 0,0009
Depresión 5,61+3,78 1,66+2,92 0,0000 0,94+2,12 0,0000
Ansiedad 5,25+3,51 2,18+3,99 0,0000 1,33+2,46 0,0000
Somnolencia 4,06+3,87 0,78+2,15 0,0000 0,83+1,76 0,0000
Apetito 2,31+3,31 1,70+2,87 0,3252 1,10+2.29 0,0331
Malestar general 7,45+2,08 4,14+2,75 0,0000 2,46+1,90 0,0000
Falta de aire 3,45+3,47 1,44+2,75 0,0017 0,52+1,46 0,0000
Dificultad para dormir 6,73+3,52 3,56+3,84 0,0000 2,15+3,21 0,0000
Rasgos de personalidad La evaluación de los rasgos de personalidad se realizó mediante la aplicación de
los tests psicométricos IPDE e IPE.
Para el análisis de los resultados obtenidos en el IPDE se consideró 4 como punto
de corte, A continuación se muestra la frecuencia de resultados positivos del test,
para los diferentes rasgos de personalidad, utilizando los puntos de corte 3, 4 y 5
(Figuras 16, 17 y 18):
121
Figura 16. Frecuencias de los resultados positivos en el IPDE del grupo FM según el punto de corte utilizado.
122
Figura 17. Frecuencias de los resultados positivos en el IPDE del grupo CDO según el punto de corte utilizado.
0% 20% 40% 60% 80% 100%
ESQUIZOIDEDISOCIAL
PARANOIDEIM
PULSIVOLÍMITE
HISTRIÓNICO
ANACÁSTICOANSIOSO
DEPENDIENTE
543
Figura 18. Frecuencias de los resultados positivos en el IPDE del grupo SDO según el punto de corte utilizado.
0% 20% 40% 60% 80%
ESQUIZOIDEDISOCIAL
PARANOIDEIM
PULSIVOLÍMITE
HISTRIÓNICO
ANACÁSTICOANSIOSO
DEPENDIENTE
543
123
La distribución de frecuencias para cada uno de los tipos de personalidad del
IPDE de los 3 grupos, tomando como punto de corte el 4 se muestra en la tabla
16. Tabla 16. Tipos de personalidad del IPDE en los 3 grupos de estudio
FM CDO
p
(FM vs
CDO)
SDO
p
(FM vs
SDO)
Esquizoide 49
(96,1%)
26
(52%) 0,0000
24
(46,2%) 0,0000
Disocial 5
(9,8%)
1
(2%) 0,2158
0
(0%) 0,0634
Paranoide 27
(52;9%)
16
(32%) 0,0540
3
(5,8%) 0,0000
Impulsivo 14
(27,5%)
3
(6%) 0,0089
3
(5,8%) 0,0070
Límite 14
(27,5%)
1
(2%) 0,0009
1
(1,9%) 0,0007
Histriónico 11
(21,6%)
0
(0%) 0,0016
2
(3,8%) 0,0159
Anancástico 39
(76,5%)
27
(54%) 0,0305
25
(48,1%) 0,0057
Ansioso 34
(66,7%)
17
(34%) 0,0020
18
(34,6%) 0,0022
Dependiente 21
(41,2%)
10
(20%) 0,0365
8
(15,4%) 0,0071
El tipo de personalidad más frecuente en el grupo FM fue el Esquizoide.
124
Todos los tipos de personalidad evaluados, excepto el disocial, y el paranoide,
fueron más frecuentes en el grupo FM frente al grupo control CDO (Tabla 16).
De forma similar, todos los tipos de personalidad, excepto el disocial, fueron más
frecuentes en el grupo FM frente al grupo SDO (Tabla 16)
La presencia de los tipos de personalidad esquizoide y límite se relacionó con un
mayor riesgo de padecer FM, tanto en el grupo CDO como en el SDO (Tabla 17).
Tabla 17. Relación de los tipos de personalidad con la presencia de FM.
FM CDO OR
(FM vs CDO) SDO
OR
(FM vs
SDO)
Esquizoide 49
(96,1%)
26
(52%)
22,62
(4,95-103,28)
24
(46,2%)
28,58
(6,28-
130,08)
Disocial 5
(9,8%)
1
(2%)
5,33
(0,60-47,32)
0
(0%) -
Paranoide 27
(52;9%)
16
(32%)
2,39
(1,06-5,37)
3
(5,8%)
18,38
(5,06-
66,68)
Impulsivo 14
(27,5%)
3
(6%)
5,93
(1,58-22,17)
3
(5,8%)
6,18
(1,65-23)
Límite 14
(27,5%)
1
(2%)
18,54
(2,33-147,40)
1
(1,9%)
19,30
(2,43-
153,30)
Histriónico 11
(21,6%)
0
(0%) -
2
(3,8%)
6,88
(1,44-
32,81)
Anancástico 39
(76,5%)
27
(54%)
2,77
(1,18-6,50)
25
(48,1%)
3,51
(1,51-
8,17)
125
Ansioso 34
(66,7%)
17
(34%)
3,88
(1,70-8,86)
18
(34,6%)
3,78
(1,67-
8,54)
Dependiente 21
(41,2%)
10
(20%)
2,80
(1,15-6,81)
8
(15,4%)
3,85
(1,51-
9,83)
La distribución de las puntuaciones para las dimensiones “N” (Neuroticismo:
Estabilidad-Inestabilidad) y “E” (Introversión-Extroversión) del Inventario de
Eysenck de Personalidad (IPE) de los 3 grupos de nuestro estudio se muestra en
la (Tabla 18). Se expresa también la puntuación de la dimensión “L” (Mentira-
Veracidad),
Tabla 18. Dimensiones de personalidad según el IPE
FM CDO
p
(FM vs
CDO)
SDO
p
(FM vs
SDO)
N 16,10+3,69 12,28+4,58 0,0000 9,94+5,11 0,0000
E 11,76+3,97 13,76+4,11 0,0145 13,29+3,80 0,0484
L 4,08+1,63 4,22+1,47 3,88+1,82
En la Tabla 19 se reflejan los resultados del IPE tras excluir los individuos con una
puntuación mayor de 4 en la escala “L” (Mentira-Veracidad) y en la Gráfica 19
quedan representados los individuos de los 3 grupos de nuestro estudio según la
puntuación para las dimensiones de neuroticismo y extroversión.
126
Tabla 19. Dimensiones de personalidad según el IPE tras excluir L > 4
FM CDO
p
(FM vs
CDO)
SDO
p
(FM vs
SDO)
N 16,93+2,73 12,55+4,46 0,0000 9,94+4,83 0,0000
E 11,64+4,13 14,10+3,94 0,0252 13,97+3,48 0,0180
L 2,82+0,86 3,28+1,00 2,86+1,00
Gráfica 19. Representación de las dimensiones N y E de los miembros de los 3 grupos de estudio, del Inventario de Personalidad de Eysenck (EPI), forma B para adultos.
DIMENSIONES DE NEUROTICISMO (N) Y EXTROVERSIÓN (E)
0123456789
101112131415161718192021222324
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24
INTROVERSIÓN - EXTROVERSIÓN
ESTA
BLE
- INE
STAB
LE
FMCDOSDO
127
4. RELACIÓN ENTRE SEVERIDAD DE LA FIBROMIALGIA Y TIPOS DE PERSONALIDAD. En relación con la severidad de la enfermedad, se encontró una correlación
positiva moderada entre los dos índices de severidad (SS 1+2 y WPI) (Tabla 20 y
Figura 20) y una correlación positiva muy baja con los años de evolución de FM,
tanto para SS 1+2 (Tabla 21 y Figura 21) como para WPI (Tabla 22 y Figura 22).
Tabla 20. Correlación entre los índices de severidad de la FM (SS 1+2 y WPI) SS 1+2 WPI
SS 1+2
Correlación de Pearson 1 ,476**
Sig. (bilateral) ,000
N 51 51
WPI
Correlación de Pearson ,476** 1
Sig. (bilateral) ,000 N 51 51
Figura 20. Representación de la Correlación entre los índices de severidad de la FM (SS 1+2 y WPI)
128
Tabla 21. Correlación entre la severidad de la FM (SS 1+2) y los años de evolución de la enfermedad.
SS 1+2 AÑOS CON FM
SS 1+2
Correlación de Pearson 1 ,120
Sig. (bilateral) ,401
N 51 51
AÑOS CON FM
Correlación de Pearson ,120 1
Sig. (bilateral) ,401 N 51 51
Figura 21. Representación de la Correlación entre la severidad de la FM (SS 1+2) y los años de evolución de la enfermedad.
129
Tabla 22. Correlación entre la severidad de la FM (WPI) y los años de evolución de la enfermedad. WPI AÑOS CON FM
WPI
Correlación de Pearson 1 ,031
Sig. (bilateral) ,831
N 51 51
AÑOS CON FM
Correlación de Pearson ,031 1
Sig. (bilateral) ,831 N 51 51
Figura 22. Representación de la Correlación entre la severidad de la FM (WPI) y los años de evolución de la enfermedad.
Sin embargo, no se encontraron diferencias en cuanto a la severidad de la FM
[expresada mediante el Índice de Gravedad de Síntomas (SS-Parte 1 y SS-Parte
130
2) y el Número de Puntos Dolorosos (WPI)] y los diferentes tipos de personalidad
identificados según el IPDE (Tabla 23)
Tabla 23. Severidad de la FM (SS1+2 y WPI) según el tipo de personalidad identificado por el IPDE
ESQUIZOIDE p NO ESQUIZOIDE
SS 1+2 8,57+2,19 0,8998 8,67+1,94 WPI 14,07+4,06 0,6126 13,33+3,35 PARANOIDE p NO PARANOIDE
SS 1+2 9,13+1,99 0,2430 8,36+2,17 WPI 14,00+3,87 0,9478 13,92+3,99 DISOCIAL p NO DISOCIAL
SS 1+2 6,50+0,71 0,1585 8,67+2,12 WPI 9,00+4,24 0,0688 14,14+3,82 IMPULSIVO p NO IMPULSIVO
SS 1+2 8,33+2,12 0,7910 8,54+2,15 WPI 13,89+3,76 0,9673 13,95+4,00 LÍMITE p NO LÍMITE
SS 1+2 9,00+2,65 0,7317 8,56+2,12 WPI 15,33+2,08 0,5308 13,85+4,00 HISTRIÓNICO p NO HISTRIÓNICO
SS 1+2 8,09+1,86 0,3793 8,73+2,19 WPI 13,36+3,67 0,5847 14,10+4,02 ANANCÁSTICO p NO ANANCÁSTICO
SS 1+2 8,88+2,11 0,3622 8,33+2,15 WPI 14,04+3,71 0,8649 13,85+4,17 DEPENDIENTE p NO DEPENDIENTE
SS 1+2 8,75+2,05 0,7679 8,54+2,17 WPI 14,83+3,07 0,3750 13,67+4,14 ANSIOSO p NO ANSIOSO
SS 1+2 8,47+2,18 0,7789 8,65+2,13 WPI 13,65+3,67 0,6354 14,09+4,08
131
La relación entre la severidad y la puntuación para las dimensiones “N” y “E” se
muestran en la tabla 24
Tabla 24. Correlación entre la Severidad de la FM (SS1+2 y WPI) y la dimensión de personalidad identificada por el IPE (coeficiente de correlación de Pearson) Neuroticismo (“N”) Extroversión (“E”)
SS 1+2 0,38 - 0,14
WPI 0,21 0,02
132
V. DISCUSIÓN
133
1. Descripción global de la muestra En nuestro estudio la relación mujer/hombre del grupo de pacientes con FM fue
marcadamente femenina, con una ratio de 50/1, muy superior a las descritas en
estudios epidemiológicos de Estados Unidos (5/3)36 y de nuestro país (21/1)42. La
posibilidad de un sesgo motivado por una mayor disponibilidad de las pacientes
del sexo femenino a participar en el estudio, en relación con su mayor
frecuentación de los CS338, se puede descartar, ya que en el grupo de estudio se
incluyó la totalidad de los pacientes de cada cupo, en cuya historia clínica
electrónica constara el diagnóstico de FM. Por otra parte, nuestro estudio no fue
diseñado para conocer la proporción mujer/hombre, por lo que este casi absoluto
predominio femenino es similar al descrito en otros estudios descriptivos
transversales realizados en AP304 y otros servicios sanitarios339.
Respecto a los datos socio-demográficos de los pacientes FM, menos de la mitad
estaban casados, no trabajaban el 78% y poseían estudios primarios el 51%,
perfil diferente al de otro trabajo similar al nuestro304, en el que también se analizó
la relación entre FM y TP. Si bien los propios TP pueden condicionar el estatus
socio-cultural y económico de los pacientes afectos, debemos resaltar que en
nuestro estudio, los datos socio-demográficos del grupo FM no difirieron de los de
los grupos controles CDO y SDO, por lo que se puede descartar razonablemente
la posible influencia de dichos factores sobre la prevalencia de TP en los pacientes
FM.
La media de edad de los pacientes FM en el momento de su inclusión se situó en
la sexta década, sin diferencias respecto a la de los grupos control CDO y SDO,
pero superior a la registrada en otros estudios sobre TP en FM304,339 así como en
estudios epidemiológicos españoles42. En cualquier caso, la edad en el momento
134
del diagnóstico, situada entre la 4ª y 5ª décadas es coincidente con la mayoría de
estudios revisados.
La prevalencia de FM parece independiente de factores geográficos, culturales y
étnicos94 por lo que las posibles diferencias de estos factores entre pacientes de
diferentes cupos pertenecientes a la amplia Dirección Asistencial Centro, aunque
no analizadas en nuestro estudio, no es probable que representen un factor de
confusión en los resultados obtenidos en nuestro trabajo.
.
2. Características clínicas de los pacientes con fibromialgia. Si bien se han establecido definitivamente como síntomas principales de la FM el
dolor generalizado, el cansancio y las alteraciones de sueño, durante las dos
últimas décadas se han descrito otros síntomas asociados a la FM, que han
llegado a configurarse como parte de ulteriores criterios diagnósticos.
En nuestro estudio, los pacientes con FM presentaron como síntomas asociados
más frecuentes el dolor generalizado y la fatiga, seguidos de las alteraciones del
sueño, las parestesias y la sensación de boca seca, siendo este orden de
frecuencia de síntomas prácticamente superponible al descrito en la clasificación
inicial de la FM propuesta por el ACR en 19901.
Igualmente, el orden de frecuencia de los síntomas somáticos registrado en
nuestros pacientes es similar a los descritos en posteriores revisiones16.
De forma similar, la distribución de los puntos dolorosos más frecuentes referidos
por nuestros pacientes mostró unas localizaciones predominantes en la región
lumbar y escapular, similares a las descritas por el ACR en 19901.
Las puntuaciones obtenidas en el WPI así como los valores registrados en la SS-
Score (SS-Parte 2) confirmaron el diagnóstico de FM de nuestros pacientes según
los criterios revisados en 2010 por la propia ACR2.
135
El grado de severidad de la FM de nuestros pacientes fue de moderada a grave
según se deduce del hecho de que más del 90 % presentaba un WPI > 7, más del
70% refería una intensidad de los síntomas moderada-grave según la SS-Score
(SS-Parte 1) y el 60% mostraba más de 20 síntomas en la SS-Score (SS-Parte 2).
Respecto a la comorbilidad, seleccionamos en nuestro estudio la presencia de
enfermedades reumáticas, musculares, neurológicas, infecciosas y endocrinas,
cuyas manifestaciones clínicas podrían dificultar el diagnóstico así como la
valoración de la severidad de los síntomas de la FM de los pacientes de nuestro
trabajo. Así, el cansancio, el dolor generalizado, las alteraciones del sueño, las
alteraciones cognitivas, la sensación de boca seca, etc., síntomas característicos
de la FM, también podían haber correspondido a manifestaciones clínicas de las
otras enfermedades asociadas. En este sentido, resaltar que ni las enfermedades
musculares ni las infecciosas estaban presentes en el grupo FM ni en los controles
CDO y SDO. Por otra parte, la ausencia de diferencias significativas respecto a las
enfermedades neurológicas y endocrinas entre los tres grupos de pacientes,
reduce la posibilidad de confusión entre los síntomas propios de la FM y los de las
patologías asociadas.
Por tanto, estos resultados muestran la homogeneidad de los tres grupos de
estudio, ya que la mayor presencia de enfermedades reumáticas en el grupo CDO,
era inherente a las propias características de este grupo (pacientes con dolor
osteomuscular crónico) donde obviamente las enfermedades reumáticas debían
ser más frecuentes.
Los acontecimientos vitales estresantes, presentes en casi tres cuartas partes del
grupo FM, fueron el antecedente más frecuente referido por los pacientes de
nuestro estudio, hallazgo coincidente con la mayoría de los trabajos publicados220
y en consonancia con la hipótesis de que los estresores psicosociales intervienen
en la predisposición, desencadenamiento y mantenimiento de la FM219. El hecho
de que la frecuencia de este antecedente no difiriera entre los 3 grupos, apoyaría
la idea de que los pacientes con FM tienen más tendencia a sentir como
136
traumáticos los acontecimientos vitales “normales”, probablemente debido a su
menor capacidad de afrontamiento220. No obstante, debemos señalar que la
ausencia de diferencias de este antecedente entre el grupo FM y SDO, en el límite
de la significación, probablemente hubiera alcanzado la significación estadística
con un mayor tamaño muestral de los grupos de nuestro estudio.
El antecedente de abuso infantil, presente en la cuarta parte de nuestros
pacientes, fue muy superior al de los grupos control y está en concordancia con
los resultados de revisiones sistemáticas y de estudios casos-control220, en los que
se registró una mayor frecuencia de abuso físico y sexual en los pacientes con FM
frente a los controles. Otros antecedentes tales como los traumatismos físicos
previos a la aparición de la FM fueron similares en los tres grupos, a diferencia de
otros estudios276 en los que los traumatismos físicos representaron un potencial
precipitante del inicio de la enfermedad. Por último, comentar que hasta la fecha,
no ha podido establecerse una relación causal entre la mayor frecuencia de estos
antecedentes y la posterior aparición de FM.
La valoración del estado general de salud de los pacientes de nuestro estudio se
determinó mediante la evaluación de síntomas con la escala de Edmonton. A
excepción del apetito, peor en el grupo FM frente al CDO aunque sin diferencias
significativas, todos los síntomas de la escala fueron significativamente peor
valorados por los propios pacientes FM, comparados con los de los grupos CDO y
SDO. Teniendo en cuenta que el dolor crónico generalizado, el cansancio y las
alteraciones del sueño son criterios diagnósticos mayores de la FM, debemos
resaltar que de forma coincidente, estos síntomas fueron los que alcanzaron una
mayor severidad en nuestros pacientes. Al igual que los resultados obtenidos en
otros estudios77, el cansancio, presente en la totalidad de nuestros pacientes,
superó en intensidad al dolor. El hecho de que la intensidad del dolor del grupo FM
fuera significativamente mayor que la del grupo CDO, apoyaría los hallazgos de
algunos estudios controlados en los que se comprobó que los pacientes FM,
presentaban una mayor sensibilidad frente a los estímulos dolorosos48,58,109 así
137
como una percepción de dolor frente a estímulos no dolorosos en sujetos
sanos3,95-99.
De forma similar a lo descrito en otros trabajos77, en nuestro grupo de pacientes
con FM, la dificultad para dormir fue el tercer síntoma peor valorado, síntoma que
se correlaciona con la severidad de la enfermedad.
El hecho de que los pacientes del grupo FM presentaran una elevada puntuación
en la autovaloración de depresión, superior a la del grupo CDO, podría tener su
origen en su percepción de un insuficiente apoyo social y familiar como ha sido
sugerido en otros estudios339, en los que se analizó la relación entre esa
percepción y la presencia de depresión y ansiedad. Por otra parte, otros
estudios340 han demostrado que los pacientes afectos de FM presentan más
episodios de alteraciones del estado de ánimo y cuadros de ansiedad (trastorno
de pánico, síndrome de estrés postraumático, fobia social y trastorno obsesivo
compulsivo) que los pacientes con artritis reumatoide u otras enfermedades
caracterizadas por dolor crónico. De forma concordante con estos hallazgos,
nuestros pacientes con FM presentaron una mayor percepción de depresión y
ansiedad que los pacientes del grupo CDO.
En nuestro estudio encontramos que los pacientes con FM percibieron un peor
estado de salud general que los pacientes de los grupos CDO y SDO, hallazgo no
acorde con los resultados obtenidos por Besteiro et al.341 Estos autores utilizando
la escala SF-36 (Short-Form-36 Health Survey) que mide la autopercepción del
estado general de salud, encontraron que el malestar general fue más frecuente
en los pacientes con FM que en los controles sanos pero no en los pacientes con
AR. Además de la utilización de diferentes escalas de autoevaluación del estado
de salud general, debemos tener presente que en nuestro grupo CDO no solo se
incluyeron pacientes con AR, circunstancias que explicarían la diferencia de
nuestros resultados.
138
3. Tratamiento de los pacientes con fibromialgia Dentro del grupo de tratamiento con psicofármacos, los antidepresivos y las
benzodiacepinas, con una frecuencia de utilización próxima al 40%, fueron los
fármacos mayoritariamente utilizados por los pacientes con FM, de forma clara y
significativamente superior respecto a los grupos control CDO y SDO. La
frecuencia de utilización de antidepresivos en los pacientes con FM de nuestro
estudio fue similar a la descrita en otros estudios controlados342.
Por el contrario, la frecuencia de utilización de neurolépticos fue muy baja y sin
diferencias en el grupo FM frente a los controles.
Se dispone de numerosos estudios dirigidos a establecer la eficacia de los
antidepresivos en el tratamiento de la FM5. Varias revisiones sistemáticas y meta-
análisis322,343 sobre ensayos clínicos aleatorizados en pacientes con FM tratados
con antidepresivos, han demostrado la eficacia de estos fármacos, especialmente
en la mejoría de los síntomas de dolor, fatiga, alteraciones del sueño y depresión.
Sin embargo, dado que en la casi totalidad de estos estudios los tiempos de
seguimiento son reducidos, no se dispone de evidencias de que los beneficios
terapéuticos de estos fármacos se mantenga más allá de los 6 meses de
tratamiento5. Por otra parte, en una revisión Cochrane de 2013333 en la que
también se incluyeron estudios de corta duración y con resultados opuestos, se
concluye que los antidepresivos poseen una eficacia moderada. Estas
circunstancias explicarían el hecho de que ninguno de los antidepresivos clásicos
incluya en su ficha técnica la indicación para tratamiento de la FM y que sólo la
FDA, pero no la EMA, haya introducido el ISRS duloxetina, en base a su efectos
beneficiosos en la reducción del dolor de los pacientes con FM333.
Respecto a las benzodiacepinas y los hipnóticos no benzodiacepínicos, no se
dispone de ninguna evidencia sobre su eficacia en los pacientes con FM, más allá
de la esperable mejora de las alteraciones del sueño161,327,344,345. En este sentido,
incidir en que el uso prolongado de estos fármacos no está justificado, máxime
139
cuando su retirada puede empeorar las alteraciones del sueño e incluso la
evolución de la propia FM346
Entre los objetivos de nuestro estudio no se había incluido conocer la eficacia de
los tratamientos farmacológicos sobre el curso evolutivo de los síntomas de los
pacientes con FM, por lo que no se recogió ningún tipo de variable para tal fin. En
cualquier caso, el grado de severidad de los síntomas de nuestros pacientes con
FM, registrados en el momento del estudio, a pesar de la prolongada evolución de
su enfermedad, apoyarían de forma indirecta la realidad actual de que, ante la
ausencia de tratamientos específicos eficaces para la FM, la terapia para estos
pacientes se limita al tratamiento meramente sintomático, de eficacia dudosa y
limitada en el tiempo.
Los pacientes con FM, particularmente aquellos cuyos síntomas no responden
favorablemente a los fármacos, recurren con frecuencia a terapias alternativas
“mente-cuerpo” no siempre prescritas por sus médicos. En nuestro estudio, casi la
mitad de los pacientes con FM utilizaba estas terapias alternativas, con mayor
frecuencia incluso que los psicofármacos, aunque sin diferencias frente a los
grupos control. A pesar de que tan solo se dispone de un estudio controlado
demostrativo de la eficacia de la terapia de relajación y meditación en pacientes
con FM347, y de que la mayoría de estudios sobre la eficacia de las terapias
mente-cuerpo adolecen de un diseño metodológicamente correcto, la amplia
utilización de terapias alternativas por nuestros pacientes, no representaría más
que la simple expresión de su desesperanza ante la falta de eficacia de la mayoría
de los fármacos disponibles para el tratamiento de su enfermedad.
4. Tipología de la personalidad de los pacientes con fibromialgia.
Si bien la mayoría de los autores consideran que no existe un perfil
psicopatológico característico en los pacientes con FM, numerosos estudios
describen una mayor prevalencia de ciertos rasgos de personalidad en estos
pacientes8. Existen diferentes herramientas para la evaluación de los tipos de
140
personalidad. En nuestro estudio hemos utilizado el IPDE como prueba de cribado
para TP y el IPE como método de estudio de las dimensiones de la personalidad.
4.1. Tipología según resultados del IPDE Los tipos de personalidad más frecuentes en el grupo FM, con diferencias
significativas respecto a los grupos control, fueron en orden de mayor a menor
esquizoide, anancástico, ansioso, paranoide, dependiente, límite, impulsivo e
histriónico, siendo la frecuencia del tipo disocial similar en los tres grupos. Estos
resultados difieren de los obtenidos en el trabajo de Cerón et al304, realizado con
pacientes FM en el ámbito de Atención Primaria y con un diseño similar al nuestro
y en el que los tipos de personalidad más frecuentes al aplicar el IPDE, fueron el
límite, seguido del obsesivo y el histriónico.
El hallazgo de una mayor prevalencia del tipo esquizoide en los pacientes con FM
de nuestro estudio, coincide con los de otros autores215,258 aunque habían utilizado
otras pruebas de evaluación de la personalidad diferentes al IPDE. La relación del
tipo esquizoide con el desarrollo de la FM, parece lógico dado que estos sujetos
manifiestan una tendencia a ser pasivos, solitarios, apáticos, distantes en el
contacto interpersonal y poco sociables, características que condicionarían unas
deficientes estrategias de afrontamiento y de resolución de problemas, presentes
en la mayoría de los pacientes con FM.
El tipo de personalidad ansioso, presente en más la mitad de nuestros pacientes,
también ha sido descrito por otros autores225 quienes identifican en los pacientes
con FM un patrón de apego ansioso, consistente en una búsqueda constante de
cuidados en su entorno que nunca ven satisfecha.
El funcionamiento dependiente estuvo presente en casi la mitad de nuestros
pacientes con FM, tipo de personalidad frecuente en esta enfermedad, como ha
sido señalado por otros autores258.
141
En el estudio de Cerón et al304, el IPDE fue positivo en el 97% de los casos,
porcentaje que disminuyó al aumentar el punto de corte del test de 3 a 4 y a 5,
hasta el 90 y el 66 % de los pacientes respectivamente. De forma similar, en
nuestro estudio, el porcentaje de pacientes FM con IPDE positivo fue del 96,1,
70,6 y 43,1% para los puntos 3,4 y 5 respectivamente.
Como se ha comentado, el IPDE constituye una prueba de cribado para la
detección de los TP y la positividad del test indicaría la necesidad de entrevistar a
los pacientes, para confirmar o descartar la presencia de un TP. La revisión de la
historia clínica de los pacientes de nuestro estudio mostró que solo en el 6% constaba el diagnóstico de TP. Dado que la prevalencia estimada de TP en FM se
sitúa en un 47%215, nuestros resultados sugieren que en la mayoría de los
pacientes el TP estaban infradiagnosticados.
En nuestro estudio los tipos de personalidad esquizoide y límite fueron los que de
forma más consistente se asociaron con el diagnóstico de FM, si bien todos los
tipos de personalidad, en mayor o menor medida, representaron un riesgo de
padecer FM.
Según nuestros resultados, en los pacientes con FM no podría definirse un patrón
específico de personalidad, aunque los rasgos de personalidad constituirían una
variable fundamental, que influiría en la aparición y mantenimiento de la FM. Por
otra parte, el conocimiento de los tipos de personalidad permitiría la identificación
de subgrupos de pacientes con FM, con diferentes manifestaciones clínicas y
respuesta a los tratamientos.
4.2. Tipología según resultados del IPE En los pacientes con FM la puntuación de la dimensión neuroticismo (N) obtenida
tras la aplicación del cuestionario IPE, fue superior a la de los grupos control,
mientras que la dimensión extroversión (E) fue inferior, hallazgos superponibles a
142
los de Albiol et al.348, quienes utilizando el cuestionario de Personalidad de
Zuckerman y Kuhlman (ZKPQ) describieron un perfil de personalidad para los
pacientes con FM, caracterizado por puntuaciones elevadas en neuroticismo-
ansiedad y bajas en sociabilidad.
Tras excluir a los pacientes que presentaban una puntuación mayor de 4 en la
escala de mentiras (veracidad, “L”) del IPE, la dimensión de neuroticismo se
mantuvo superior en el grupo FM frente a los grupos control y de forma similar, la
dimensión extroversión continuó siendo inferior en el grupo FM. Estos hallazgos
sugieren la consistencia de la relación entre neuroticismo y extroversión y FM,
dimensiones de la personalidad cuya relación con la FM se mantiene, incluso tras
eliminar la tendencia a ocultar la autoimagen real presente en los pacientes de los
tres grupos.
De forma similar a los resultados obtenidos en nuestro estudio, otros autores348,
utilizando el IPE y el cuestionario de personalidad NEO PI-R, encuentran valores
elevados en la dimensión de neuroticismo en los pacientes con FM, lo que sugiere
que esta dimensión representaría un buen factor predictivo para la aparición y
mantenimiento de los síntomas de FM320.
Besteiro et al341 encuentran en los pacientes FM no solo una mayor puntuación
para la dimensión neuroticismo sino también para extroversión.
En una reciente revisión215, se concluyó que neuroticismo y extroversión
constituyen las dimensiones que permiten una mejor diferenciación del tipo de
personalidad entre los pacientes con FM y los controles.
Nuestros resultados, junto con los de otros autores que utilizan herramientas
diferentes para la evaluación de la personalidad, apoyarían la definición de un
perfil característico de los pacientes con FM, consistente en alto neuroticismo y
baja extroversión.
En este sentido debemos resaltar que el mayor índice de neuroticismo hallado en
nuestros pacientes está en concordancia con los resultados de otros autores247,
143
para los que el neuroticismo en la FM se relacionaría con unas deficientes
estrategias de afrontamiento y una mayor tendencia a experimentar dolor en estos
pacientes. Igualmente, la baja extroversión objetivada en nuestro estudio apoyaría
los hallazgos de Vendrig, Berksen y Mey249, quienes relacionaron en sus estudios
la extroversión con el afrontamiento del dolor y la satisfacción con el tratamiento
de los pacientes con FM. 5 Implicaciones de la tipología de la personalidad en la evolución y tratamiento de la fibromialgia En nuestro estudio, no pudimos establecer ningún tipo de relación entre la
severidad de la FM, expresada mediante el SS-1+2 y el WPI, y los diferentes tipos
de personalidad identificados según el IPDE. Sin embargo, algunos autores245
encuentran una relación entre el tipo de estrategias de afrontamiento y la
percepción de la intensidad de dolor. En nuestro estudio, dado que los pacientes
con rasgos esquizoides de personalidad fueron los más frecuentes y teniendo en
cuenta sus deficientes estrategias de afrontamiento y de resolución de problemas,
deberíamos haber encontrado algún tipo de relación.
Sin embargo, sí pudimos encontrar una correlación positiva entre el SS-1+2 y la
puntuación de la dimensión de neuroticismo y una correlación negativa entre el
SS-1+2 y la puntuación de extroversión, lo que sugeriría una mayor severidad de
la enfermedad en los pacientes más neuróticos y menos extrovertidos.
6. Limitaciones del estudio. Entre las limitaciones del estudio debemos reseñar que con excepción de las
variables “enfermedades coexistentes” y “toma de psicofármacos”, incluidas en la
historia clínica, el resto de variables se obtuvieron por la información aportada por
los propios pacientes durante la entrevista. El análisis de estas variables, no
contrastadas, podría haber contribuido a algún tipo de sesgo en los resultados
obtenidos en nuestro estudio.
144
El diagnóstico de TP de nuestros pacientes, establecido en un número muy
reducido, se basó en la presencia de este diagnóstico reseñado por el médico de
familia que habitualmente atendía a cada enfermo. La confirmación de TP
mediante la realización de una entrevista clínica estructurada a todos los pacientes
del estudio, habría permitido conocer con precisión la presencia de TP en los
casos de FM.
Por último, la ausencia de evaluación de la eficacia con las diferentes terapias en
nuestros pacientes, solo nos permite inferir que no demostrar la carencia de
tratamientos específicos eficaces para la FM.
145
VI CONCLUSIONES.
146
• Los datos socio-demográficos del grupo con fibromialgia no difirieron de los
de los grupos controles, por lo que se puede descartar razonablemente la
posible influencia de dichos factores sobre los rasgos de personalidad de
los pacientes de nuestro estudio.
• En términos de comorbilidad, solo las enfermedades reumáticas fueron más
prevalentes en el grupo control con dolor crónico, lo que confirma la
homogeneidad de los tres grupos de estudio, ya que la mayor presencia de
enfermedades reumáticas en este grupo, era inherente a las propias
características de este grupo (pacientes con dolor crónico).
• Los acontecimientos vitales estresantes y el abuso infantil fueron los
antecedentes más frecuentes referidos por los pacientes de nuestro
estudio.
• En nuestros pacientes los síntomas, según la escala Edmonton, con mayor
grado de severidad fueron el dolor crónico generalizado, el cansancio y las
alteraciones del sueño, síntomas coincidentes con los criterios diagnósticos
mayores de la FM.
• Los pacientes de nuestro estudio presentaron una mayor percepción de
depresión, ansiedad y de peor estado de salud general.
• Dentro del grupo de tratamiento con psicofármacos, los antidepresivos y las
benzodiacepinas, fueron los fármacos mayoritariamente utilizados por los
pacientes con FM.
• La mitad de los pacientes con FM utilizaba terapias alternativas, con mayor
frecuencia incluso que los psicofármacos.
147
• Los tipos de personalidad más frecuentes en el grupo con FM fueron el
esquizoide y el ansioso, coincidente con la mayoría de los estudios
publicados.
• Los TP estaban muy probablemente infradiagnosticados en el grupo con
FM.
• En los pacientes del grupo FM se encontró una mayor severidad de la
enfermedad en los pacientes más neuróticos y menos extrovertidos.
• En los pacientes con FM de nuestro estudio, los tipos de personalidad
esquizoide y límite mostraron una mayor relación con la presencia de FM.
• El conocimiento de los tipos de personalidad puede permitir la identificación
de subgrupos de pacientes con FM, con diferentes manifestaciones clínicas
y respuesta a los tratamientos.
• Según nuestros resultados en los pacientes con FM no puede definirse un
patrón específico de personalidad, si bien ciertos rasgos de personalidad
influirían en la aparición y mantenimiento de la enfermedad.
148
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VIII. ABREVIATURAS
180
ACR, American College of Rheumatology o Colegio Americano de Reumatología. AP, Atención Primaria. APS, American Pain Society o Sociedad Americana del Dolor. AR, Artritis Reumatoide. AWMF, Association of the Scientific Medical Societies in Germany o Asociación de Sociedades Científicas Médicas de Alemania. BDI, Beck Depression Inventory o Cuestionario de Depresión de Beck. CES-D, Escala de Depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos CIE-10, Clasificación Internacional de Enfermedades, Décima Edición. CMPS, Cesarec Marke Personality Schedule o Índice de Personalidad de Marke. COMT, Catecol-o-Metil-Transferasa CSQ, Cuestionario de Estrategias de Afrontamiento DA, Dopamina EMA, European Medicines Agency o Agencia Europea del Medicamento. EPIDOR, Estudio Epidemiológico del Dolor en Reumatología en España. EPISER, Estudio de Prevalencia e Impacto de Enfermedades Reumáticas en la población adulta en España. EU, Estados Unidos. EULAR. European League Against Rheumatism o Liga Europea contra las Enfermedades Reumatológicas. FDA, Food Drugs Administration o Agencia de Alimentos y Medicamentos. FIRST, Fibromyalgia Rapid Screening Tool o Prueba de Cribado Rápido de Fibromialgia. FM, Fibromialgia. GABA, Gamma-Aminobutiric Acid o ácido gamma-aminobutírico. GH, Growth hormone o hormona de crecimiento. HHS, Hipotálamo-hipofisario-suprarrenal.
181
HT, Hormonas tiroideas. 5-HTT, 5-Hidroxi-Triptófano. IASP, International Association for the Study of Pain o Asociación Internacional para el Estudio del Dolor. IGF-1, Insulin growth factor o factor insulínico de crecimiento 1. IPDE, Internacional Personality Disorder Examination o Prueba Internacional de Alteración de la Personalidad. IPE o EPQ, Eysenck Personality Inventory/Questionnaire o Inventario/Cuestionario de Personalidad de Eysenck. IPE-A o EPQ-A, Eysenk Personality Inventory/Questionnaire Adults o Inventario/Cuestionario de Personalidad Eysenck para Adultos. IPPF, Indice de perfil psicopatológico en fibromialgia ISRS, Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina. IRSN, Inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina. Kgs, Kilogramos. KSP, Karolinska Scales of Personality o Escalas de Personalidad de Karolinska LCR, Líquido cefalorraquídeo. LES, Lupus eritematoso sistémico. MAP, Médico de Atención Primaria. MCMI-III, Milton Clinical Multiaxial Inventory-III.o Inventario Clínico Multiaxial de Milton-III. MMPI, Minnesota Multiphasic Personality Inventory o Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota. MMPI1/MMPI2, Minnesota Multiphasic Personality Inventory 1/2 o Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota1/2. NA, Noradrenalina. NEO PI-R, Big 5, NEO Five-Factor Personality Inventory OMS, Organización Mundial de la Salud. PET, Positron Emission Tomography oTomografía por Emisión de Positrones. PDQ-R, Cuestionario Revisado para el Diagnóstico de la Personalidad.
182
RM, Resonancia magnética. SAMe, S-Adenosil-Metionina SAS, Sociotropy and Autonomy Scale o Escala de Sociotropía-Autonomía. SII, Síndrome de intestino irritable. SNA, Sistema Nervioso Autónomo. SNC, Sistema Nervioso Central. SPECT, Single Photon Emission Computed Tography o Tomografía Computarizada por emisión de fotón único SS, Síndrome de Sjögren. SSC, Síndrome de Sensibilidad Central. SSF, Síndromes Somáticos Funcionales. SS-Score, Sympton Severity o Escala de severidad de síntomas. ST, Serotonina. STAIE-E/R, State-Trait Anxiety Inventory o Inventario de Ansiedad-Estado/Rasgo. STPI, Inventario de Personalidad Estado-Rasgo de Spielberger. TCC, Terapia Cognitivo Conductual TCI, Temperament and Character Inventory o Inventario de Temperamento y Carácter. TP, Trastorno de Personalidad. UK, United Kingdom o Reino Unido. WPI, Widespread Pain Index o Índice de dolor difuso.
183
IX. ANEXOS
184
Anexo 1. HOJA DE CONSENTIMIENTO INFORMADO Yo, D/Dª …………………………………………………………………………………………… (Nombre y apellidos), § He leído y comprendido la información que se me ha dado sobre el estudio
ESTUDIO DE LA ASOCIACIÓN ENTRE LA FIBROMIALGIA Y EL TIPO DE PERSONALIDAD
§ He podido hacer las preguntas que he necesitado. § He recibido suficiente información
He hablado con …AURORA FERNÁNDEZ MORENO……… (Nombre del investigador) Por la presente consiento a participar en el mencionado estudio. Comprendo que mi participación es voluntaria y que puedo retirarme del estudio, ü Voluntariamente ü Sin tener que dar explicaciones ü Sin que esto repercuta en mis cuidados médicos
Firma del paciente Firma de la investigadora Nombre: Nombre: Fecha: Fecha:
185
Anexo 2. APROBACIÓN POR LA COMISIÓN LOCAL DE INVESTIGACIÓN CENTRO
186
Anexo 3. CUADERNO DE RECOGIDA DE DATOS CUADERNO DE RECOGIDA DE DATOS NOMBRE MÉDICO CENTRO DE SALUD FECHA FIRMA CONSENTIMIENTO INFORMADO SI NO EDAD SEXO M H ESTADO CIVIL: Soltero Casado/Vive en pareja Separado/Divorciado Viudo NIVEL DE ESTUDIOS: Sin estudios (analfabeto/sin acabar primaria) Primaria (EGB hasta 5º)
Secundaria, primer ciclo (Graduado Escolar, EGB hasta 8º, Bachiller elemental) Secundaria, segundo ciclo (BUP, FP, Bachiller Superior) Universitarios OCUPACION ACTUAL: Activo Desempleado
Incapacidad laboral permanente Jubilado Tareas del hogar Estudiante Otra situación (especificar)
DIAGNÓSTICO CONFIRMADO DE FIBROMIALGIA (FM) SI NO DIAGNÓSTICO DE DOLOR OSTEOMUSCULAR CRÓNICO NO FM SI NO EDAD AL DIAGNÓSTICO
187
SÍNTOMAS PRESENTES EN EL MOMENTO ACTUAL O EN LOS ÚLTIMOS 3 MESES (SI / NO):
• Dolor • Rigidez • Parestesias • Fatiga • Alteraciones del sueño • Depresión • Ansiedad • Cefalea • Intestino irritable • Dismenorrea • Síndrome premenstrual • Urgencia miccional • Mareos • Boca seca • Hiperhidrosis
MEDIDA DE LA SEVERIDAD DEL DOLOR ACTUAL (ESCALA ANALÓGICA VISUAL) ANTECEDENTES TRAUMÁTICOS PERSONALES (SI / NO):
• Acontecimientos vitales estresantes previos • Historia de abuso infantil • Traumatismos físicos
ENFERMEDADES COEXISTENTES EN LA ACTUALIDAD (especificar):
• Reumatológicas • Musculares • Neurológicas • Infecciosas • Endocrinopatías
TOMA DE PSICOFÁRMACOS ENTRE 2010 Y 2015 (SI / NO) (registrado en historia o referido por el paciente):
• Antidepresivos • Benzodiacepinas • Neurolépticos
UTILIZACIÓN DE TERAPIAS ALTERNATIVAS ENTRE 2010 Y 2015 (SI / NO) (registrado en historia o referido por el paciente):
• Yoga • Meditación • Tai-chi • Pilates • Otras (especificar)
188
Anexo 4. SISTEMA DE EVALUACIÓN DE SÍNTOMAS DE EDMONTON (Edmonton Sympton Assessment System, ESAS)
189
Anexo 5. ÍNDICE DE DOLOR DIFUSO (WPI, Widespread Pain Index) y ESCALA DE SEVERIDAD DE SÍNTOMAS (SS, Sympton Severity).
190
191
192
193
Anexo 6. CUESTIONARIO INTERNATIONAL PERSONALITY DISORDERS EXAMINATION (IPDE), MÓDULO CIE – 10.
194
195
196
197
198
199
Anexo 7. CUESTIONARIO DEL INVENTARIO DE PERSONALIDAD DE EYSENCK (EPI), FORMA B PARA ADULTOS.
1. ¿Le gusta la abundancia de excitación y bullicio a su alrededor? 2. ¿Tiene a menudo un sentimiento de intranquilidad, como si quisiera
algo, pero sin saber que? 3. ¿Tiene casi siempre una contestación lista a mano cuando se le habla? 4. ¿Se siente algunas veces feliz, algunas veces triste, sin una razón real? 5. ¿Permanece usualmente retraído (a) en fiestas y reuniones? 6. Cuando era niño(a) ¿hacia siempre inmediatamente lo que le decían,
sin refunfuñar? 7. ¿Se enfada o molesta a menudo? 8. Cuando lo(a) meten a una pelea ¿prefiere sacar los trapitos al aire de
una vez por todas, en vez de quedar callado(a) esperando que las cosas se calmen solas?
9. ¿Es usted triste, melancólico (a)? 10. ¿Le gusta mezclarse con la gente?
INVENTARIO DE PERSONALIDAD EYSENCK FORMATO B
CUESTIONARIO
INSTRUCCIONES Aquí tiene algunas preguntas sobre el modo como usted se comporta, siente y actúa. Después de cada pregunta, conteste con un “SI” o con un “NO” según sea su caso. Trabaje rápidamente y no emplee mucho tiempo en cada pregunta; queremos su primera reacción. El cuestionario total no debe de tomar más que unos pocos minutos. Ahora comience. Trabaje rápidamente y recuerde contestar todas las preguntas. No hay contestaciones “correctas” ni “incorrectas” y esto no es un test de inteligencia o habilidad, sino simplemente una medida de la forma como usted se comporta.
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11. ¿Ha perdido a menudo el sueño por sus preocupaciones? 12. ¿Se pone a veces malhumorado (a)? 13. ¿Se catalogaría a si mismo(a) como despreocupado (a) o confiado a su
buena suerte? 14. ¿Se decide a menudo demasiado tarde? 15. ¿Le gusta trabajar solo (a)? 16. ¿Se ha sentido a menudo apático (a) y cansado(a) sin razón? 17. ¿Es por el contrario animado(a) y jovial? 18. ¿Se ríe a menudo de chistes groseros? 19. ¿Se siente a menudo hastiado(a), harto, fastidiado? 20. ¿Se siente incomodo(a) con vestidos que no son de diario? 21. ¿Se distrae (vaga su mente) a menudo cuando trata de prestar
atención a algo? 22. ¿Puede expresar en palabras fácilmente lo que piensa? 23. ¿Se abstrae (se pierde en sus pensamientos) a menudo? 24. ¿Está completamente libre de prejuicios de cualquier tipo? 25. ¿Le gustan las bromas? 26. ¿Piensa a menudo en su pasado? 27. ¿Le gusta mucho la buena comida? 28. Cuando se disgusta ¿necesita algún(a) amigo(a) para hablar sobre
ello? 29. ¿Le molesta vender cosas o pedir dinero a la gente para alguna buena
causa? 30. ¿Alardea (se jacta) un poco a veces? 31. ¿Es usted muy susceptible (sensible) por algunas cosas? 32. ¿Le gusta más quedarse en casa, que ir a una fiesta aburrida? 33. ¿Se pone a menudo tan inquieto(a) que no puede permanecer
sentado(a) durante mucho rato en una silla? 34. ¿Le gusta planear las cosas, con mucha anticipación? 35. ¿Tiene a menudo mareos (vértigos)? 36. ¿Contesta siempre una carta personal, tan pronto como puede,
después de haberla leído? 37. ¿Hace usted usualmente las cosas mejor resolviéndolas solo(a) que
hablando a otra persona sobre ello? 38. ¿Le falta frecuentemente aire, sin haber hecho un trabajo pesado? 39. ¿Es usted generalmente una persona tolerante, que no se molesta si
las cosas no están perfectas? 40. ¿Sufre de los nervios? 41. ¿Le gusta más planear cosas, que hacer cosas? 42. ¿Deja algunas veces para mañana que debería hacer hoy? 43. ¿Se pone nervioso(a) en lugares tales como ascensores, trenes o
túneles? 44. Cuando hace nuevos amigos(as) ¿es usted usualmente quien inicia la
relación o invita a que se produzca?
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45. ¿Sufre fuertes dolores de cabeza? 46. ¿Siente generalmente que las cosas se arreglaran por si solas y que
terminaran bien de algún modo? 47. ¿Le cuesta trabajo coger el sueño al acostarse por la noche? 48. ¿Ha dicho alguna vez mentiras en su vida? 49. ¿Dice algunas veces lo primero que se le viene a la cabeza? 50. ¿Se preocupa durante un tiempo demasiado largo, después de una
experiencia embarazosa? 51. ¿Se mantiene usualmente encerrado (a) en si mismo(a), excepto con
amigos muy íntimos? 52. ¿Se crea a menudo problemas, por hacer cosas sin pensar? 53. ¿Le gusta contar chistes y referir historias graciosas a sus amigos? 54. ¿Se le hace más fácil ganar que perder en un juego? 55. ¿Se siente a menudo demasiado consciente de si mismo(a) o poco
natural cuando esta con sus superiores? 56. Cuando todas las posibilidades están contra usted, ¿piensa aun
usualmente que vale la pena intentar? 57. ¿Siente “sensaciones” en el abdomen, antes de un hecho importante?
POR FAVOR ASEGURESE QUE HAYA CONTESTADO TODAS LAS PREGUNTAS
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INESTABLE
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
ESTABLE
INTROVERSION
EXTROVERSION
13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24
24 23 22 21 20 19
11 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0
MELANCOLICO COLERICO
FLEMATICO SANGUINEO
ALTAMENTE ALTAMENTE
ALTAMENTE ALTAMENTE
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