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  • EIsa lliolet

    Recuerdossobre MaiakovskiYuna seleccin de poemas

    Brick.Polmkaia. Si les haces la "ida s" ....t:m'iad 1m renos nocabaa -.:

  • RECUERDOS SOBRE MAIAKOVSKIy UNA SELECCIN DE POEMAS

  • EL8A TRlLET

    RECUERDOS SOBREMAIAKOVSKI

    y UNA SELECCIN DE POEMAS

    avda. generalsimo, 493barcelona-15

  • RECUERDOS SOBRE MAlAKOVSKI

  • Maiakovski naci el 7 de julio de 1893, en Bagdadi(pueblo de Georgia), en la familia de un guardabos-que. Es el hijo de los grandes rboles y de la bellezadel Cucaso y creci ms alto, ms fuerte, ms infran-queable que los dems hombres. Ha muerto en el ao1930, en plena forma, fulminado ...

    Pocos hombres han dejado en el recuerdo huellastan profundas. Hoy, como al da siguiente de su muerte, sigue faltando de las calles de Mosc, acostumbra-das como estaban a verle pasear su corpulencia vaga-bunda. Sobre todo, en las reuniones de los jvenes,calla su voz atronadora. Faltan sus versos en las pri-meras pginas de los peridicos. Falta en todas par-tes, all donde es necesario saber amar, indignarse,defender o atacar. All donde es necesario tener ca-rcter. Maiakovski nos falta, es irreemplazable comoun brazo que nos hubieran amputado. Nos acostum-bramos a no verle, pero no le olvidamos.

    y creemos verle aparecer de nuevo por las callesde Mosc, la cabeza siempre sobresaliendo a las delos dems paseantes, su cabeza magnfica, de gran cr-neo redondo. Las mejillas anchas hundidas, las man-dbulas enrgicas, dos ojos marrones bajo grandescejas inquietas y la frente rayad por una leve arru-

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    ga vertical, profunda. Ojos de perro fiel, patticos.dulces, ojos indiferentes e impenetrables.

    ... y se alejaba sobre dos piernas slidas que sos-tenan un torso de imponentes espaldas, bajaba lacalle Petrovca y tomaba la Tverkaia hacia la gran pla-za que hoy lleva su nombre. y cuando el cobradoranuncia Plaza Maiakovski, cuando en el gran lujode la estacin del Metro resuena: Estacin Maiakovs-kilo, quiere decir que ese nombre no ha perdido toda-va su sentido, es todava el de un hombre cuya vozha quedado grabada en el interior de millares de seres humanos, del cual an se recuerda el calor de lamano, sus palabras, la expresin de su rostro...

    La obra de Maiakovski, ya clsica, es actual siem-pre. Es clsica porque su genio es hoy indiscutiblepara todo un pueblo. Y es actual porque todos losdas, la vida, los problemas soviticos dan ocasinpara citar un verso de Maiakovski. El amor, la revo-lucin, la guerra y la paz, los pequeos sucesos de lavida cotidiana: Maiakovski no distingua entre temaspequeos o grandes. Los versos publicitarios para laindustria del Estado, los slogans para la educacincultural han quedado grabados en la cabeza de lasgentes y les siguen divirtiendo, del mismo modo queconmueven sus poemas de amor o que consuelan suspoemas satricos. Alguno es capaz de aniquilar lo queuno odia, mientras otros son una ayuda, un estmulo,una esperanza...

    Encima de la casita de un solo piso donde Maia-kovski tena un departamento de dos habitaciones,tan minsculas que a cada movimiento que haca secrea ver volar los muros, y que hoyes el MuseoMaiakovski, pintado sobre el muro de ladrillos de

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  • Recuerdos sobre Maakovski

    la casa vecina de varios pisos. est escrito en letrasenormes:

    TODA MI FUERZA SONORA DE POETAYO TE LA DOY A TI,

    CLASE, A LAS ARMAS.

    Estos versos de Maiakovski son mi profesin de fe.

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  • 1Ha muerto el padre. La familia se traslada a Mos-c. Tiempos de miseria negra. 1906-07, Maiakovski esten el Instituto. Tiene trece, catorce aos y se apasionapor la filosofa, por Hegel. Tambin por la HistoriaNatural, pero sobre todo por el marxismo. En 1908cumple quince aos y se adhiere al Partido Socialistaruso (bolchevique). Lo detienen por primera vez acu-sndolo de escribir proclamas, despus lo liberan. Unao de actividad militante. Lo detienen una segundavez alegando complicidad en la evasin de las muje-res' de la prisin de Novinski, en Mosc. Condenado.Durante los once meses de prisin (tiene 15-16 aos)se dedica a devorar literatura. Lee a los clsicos y alos contemporneos: Byron, Shakespeare, Tolstoi. Alsalir en 1910 de la crcel se encuentra ante un dilema:

    ... Qu puedo yo oponer a la esttica de estas ve-jeces? Acaso la revolucin no exigir a m el haberpasado por una escuela seria? Fui a ver a un cama-rada, que entonces era para m un camarada del Par-tido, Medvedev: Quiero hacer un arte socialista. Se-rioja ri largamente: T tienes los ojos ms gruesosque el vientre.

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    ... Creo de todos modos que ha subestimado mivientre.

    ... Dej mi actividad de militante y me puse a es-tudiar.

    (Yo mismo, autobiografa, 1928)

    Como se juzgaba incapaz de escribir versos, se de-cidi por la pintura. En 1911 entr en la Escuela deBellas Artes. Fue expulsado en 1914; el director, prn-cipe Lvov, le haba sugerido abandonar la crtica yla agitacin. Yo iba a la escuela. Maiakovski estabaan en Bellas Artes, se mora de hambre y formabaparte de un grupo al que ms tarde llamaran futu-rista, que comenz a propagar que Maiakovski eraun poeta de talento aun antes de que escribiese unalnea o casi. Ahora -le deca Burliuk, que era elmayor de entre ellos, personaje bastante importante,con levita, tuerto y con un flequillo que le caa sobrela frente -, ahora arrglatelas para tenerlo... Maia-kovski se puso a escribir.

    Lo encontr en casa de unos amigos. Me pareci gi-gantesco, incomprensible e insolente. Yo tena 15 aosy me dio miedo. Algn tiempo despus apareci enmi casa. Creo recordar que acababa de vender su pri-mera obra teatral: Vladimir Maiakovski. La verdades que tena un poco de dinero y rpidamente se ha-ba puesto al da. Su madre (pobre mujer!) le habahecho una blusa amarillo limn que le llegaba a me-dia 'cadera, la llevaba con una gran corbata lavaliere,negra y sin cinturn. Una chistera, un abrigo elegantey un bastn completaban su equipo. As fue como sehizo retratar y yo tengo an una postal que lleva de-bajo esta leyenda: El futurista Vladimr Maiakovski.

    As vestido fue como se present en mi casa, en

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    casa de mis padres, inocentes pequeos burgueses. Norecuerdo cmo se sucedieron las cosas durante estaprimera visita, salvo el azaramiento de la criada. Yono tena an diecisis aos, pero ya opona a mis pa-dres una inconsciencia tan serena sobre lo que miamigo Maiakovskj poda tener de distinto a todo elmundo, que cansados de batallar en vano terminaron por dejarme tranquila. Maiakovski fue, por asdecirlo, adoptado en mi casa. Lo invitaban a comer yle permitan instalarse en mi cuarto para hacer losdibujos que en aquellos aos representaban su pan decada da. Vena casi diariamente y mostraba hasta talpunto buena educacin hacia mi madre que lograbadesarmarla; muy tacn rojo, no diciendo ms que loestrictamente necesario delante de mi padre, llegandocasi hasta a hacer olvidar su blusa amarilla. Los dasque no me encontraba en casa, dejaba su tarjeta devisita, grande como una pgina de novela, con su nomobre en letras amarillas ocupando toda la superficie.Mi madre le devolva siempre sus tarjetas, dicindo-le: Vladimir Vladimirovith, ha olvidado usted su in-signia... (

  • Recuerdos sobre Maiakovski

    ta, reuna cuartetos y tercetos, cuando no eran dos pia-nos los que sonaban a cuatro y ocho manos. En esecaso mi padre agarraba el sombrero... Los dos pianosde cola eran, en el barullo del apartamento pequeo-burgus, como dos nobles caballos pura sangre. En losmuros, en lugar de los retratos de familia, nos mira-ban, a tamao natural, Tchaikovski y Wagner y tallados en bronce Mendelssohn y Meyerbeer... Mi madreiba a Bayreuth en peregrinacin, como los fieles vana la Meca.

    Toda mi infancia yo me he dormido con msica:mi madre esperaba que toda la casa estuviese acosta-da para componer y tocar en sordina. Era la radio dela poca. La msica me era tan necesaria como el aguacorriente, que no se echa de menos ms que cuandofalta.

    A Maiakovski le gustaba la msica cuando no ha-ba que escucharla como msica de fondo. Escribi ensu autobiografa, Yo mismo (1928):

    En el saln de fumar (1912)Un concierto. Rachmaninov. La isla de los muertos.

    Hu ante aquel interminable aburrimiento sonorizado.Un minuto despus que yo, lo hizo Burliuk. Nos pusimas a rer a carcajadas. Nos marchamos juntos.

    UNA NOCHE MEMORABLE

    Conversacin. Del aburrimiento rachmanoviano he-mos pasado al aburrimiento de Escuela, del de la Es-cuela a todo el hasto cldsico. David (Burliuk) siente

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    la ira del maestro que ha sobrepasado a sus contempo-rneos y yo el pathos del socialista que sabe que lasvejeces estn inevitablemente condenadas a perecer.Ha nacido el fu turismo ruso.

    y as fue como de Rachmaninov, de Boecklin y deLa Isla de los Muertos convertida para Maiakovski ensmbolo de la pequea burguesa y que resurgir ensus poemas de trece aos ms tarde, naci el futuris-mo ruso.

    Pero, sin embargo, mostraba celos de ciertas can-ciones, envidioso de

    Hard hearted Hannanthe vamp of Savana...

    canciones con ritmo de alcohol y primavera...Pero se haca tarde y mi madre cerraba el piano.

    Ya en bata de dormir vena a decir a Maiakovski queera hora de irse adormir. Mi padre ya haca tiempoque dorma. Mi madre tena que insistir muchas vecesantes de que Maiakovski, desperezndose, se pusierasu gabn.

    Abajo tenamos que despertar al portero. El cor-dn que en Pars abre las puertas era cosa desconoci-da en Rusia y en las casas que se cerraban de noche,el portero estaba obligado a levantarse para abrir lapuerta. Levantarse, dejar en invierno la cama calientecuando por la puerta abierta el fro y un viento glacialentran a bocanadas y la mano tiene que tantear el frode la cerradura metlica... La propina en estas condi-ciones es sencillamente obligatoria y a veces Maiakovs-ki no tena los diez o veintekopecs necesarios. Yo in-tentaba drselos y asista al combate silencioso que selibraba en su interior: afrontar la rabia del viejo por-16

  • Recuerdos sobre Maiakovski

    tero o tomar las monedas de una mujer! Tomaba lamoneda de plata, la dejaba sobre la mesa ante el espe-jo, la volva a tomar para volver a dejarla... Finalmen-te la dejaba, eso era tener valor!

    Al da siguiente volva y deca a mi madre:-Ayer estuve esperando a que usted se acostase

    para volver por la ventana con una escala de cuerda...Mi madre lo miraba sonriendo indefensa: tal vez

    haba vuelto sencillamente por la escalera...Mientras esto ocurra lleg mi hermana Lil. Esta

    ba casada y viva en Petrogrado. Un da Lil me pre-gunt que quin era ese Maiakovski que vena con tanta frecuencia y si me importaba mucho, porque esohaca llorar a mam. Cmo? Qu eso hace llorar amam? Pero por qu no me lo ha dicho antes! Y cuando Maiakovski me llam por telfono, le dije sencillamente que no poda verlo porque el verlo haca llorara mam...

    Algunos meses ms tarde, en el campo, donde yopasaba los veranos, hubo algunos ensayos para enconotramos, pero yo llegaba con una o dos horas de retra-so, con la vaga esperanza de que Maiakovski se habracansado de esperarme. Para mayor precaucin una tavena conmigo. Pero Maiakovski estaba en su puesto,cerca de la pequea estacin, de pie, las piernas separadas, el cigarrillo pegado al labio inferior, alta la cabeza, el ojo baado en clera...

    Entonces, por primera vez, me vino la idea lumino-sa de que yo podra verle sin que mi madre supiesenada. Para ello bastaba que nos encontrsemos en unlugar menos pblico que la estacin y preferiblementeen la tarde. O ir simplemente a Mosc a pasar el da,pues yo all poda verle sin que nadie se enterase.

    En Mosc, el departamento vaco ola a naftalina.

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    Los pasos y las voces resonaban extraos ya que ha-ban quitado los tapices y las cortinas. Pareca unacasa encantada con sus fundas blancas, las sbanasblancas sobre los dos pianos, las luces veladas de ga-sas suspendidas del techo, las ventanas abiertas al cie-lo y el gran cuerpo de Maiakovski pasendose por lashabitaciones.

    Fue una noche de ese verano en el campo cerca deMosc, cuando yo escuch por primera vez los ver-sos de Maiakovski, recitados solamente por l. bamosandando el uno al lado del otro en la oscuridad, poruna ancha avenida no iluminada, calle campesina, en-tre dos filas de casas ordenadas detrs de sus verjas.

    Maiakovski, absorto y vago, comenz a recitar brus-camente en voz alta sus versos...

    Yo me detuve asombrada: acababa de darme cuen-ta de que Maiakovski escriba aquellos versos y que yolos amaba apasionadamente ...

    -Ah - dijo Maiakovski con un aire de triunfo des-deoso -, con que esto te gusta?

    Tarde, en la noche, delante de la empalizada de unacasa cualquiera, Maiakovski me haba confiado susversos... Yo estaba loca de emocin porque haba des-cubierto algo que estaba a mi lado desde haca muchotiempo y que yo ignoraba totalmente. Y quise ms,ms ... No s por qu aparte de los versos de La Nubeen Pantalones, que Maiakovski estaba escribiendo porentonces y que me haban dejado descubrir que eraun poeta, yo recuerdo un poema que empezaba as:

    Escuchad!Si las estrellas se encienden,quiere decir que a alguien les hace falta,

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    quiere decir que alguien quiere que existan,quiere decir que alguien escupe esas perlas?

    puede que sea porque la noche aquella era negra y es-trellada...

    A m me gustaba la poesa. En la edad que una selleva a la cama la mueca, yo me llevaba dos gruesosvolmenes: Lermontov y Puchkin. Esos libros estabanllenos de recursos: se poda leerlos o colorear las imgenes. y como los nios que gustan sobre todo de lashistorias que ya conocen, yo no me cansaba nunca deleer y releer las pginas de estos dos volmenes.

    Ms tarde pas desdeosa y despreocupndome so-bre los poetas llamados decadentes para llegar sindao a los simbolistas: Briusov, Balmont, Blok... Te-na la sensacin que esto resbalaba agradablemente,sin engancharse, como una especie de patinaje. Parami generacin, los simbolistas era algo adquirido y nosobamos en ningn momento en batirnos por ellos,siendo como eran poetas admitidos y con un lugar re-servado. Necesitbamos un nuevo temblor de tierra yese terremoto era Maiakovski. Pero los de mi generacin que sintieron la garra de la poesa de Maiakovskifueron pioneros, con toda la pasin, el empeo y laresolucin de vencer, propia de los pioneros.

    Yo hablaba de la poesa de Maiakovski cada vezque se presentaba la ocasin y discuta y la defendahasta quedarme afnica, al igual que hacen los candi-datos en la campaa electoral. Yo quera probar, de-mostrar con toda la exaltacin de una menor de die-cisiete aos, que cree que la poesa es el gran trabajode la vida, lo luminoso que para m era su genio. Yo,que no he podido retener jams un solo verso, poda

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    recitar de memoria pginas enteras de Maiakovski,porque se me grababan solas en la memoria.

    -No se entiende nada - decan los intelectuales,los estetas, con verdadera ira, porque comprendandemasiado bien que iba dirigida contra ellos -. Espropaganda, como esa blusa amarilla... Pour paterles bourgeois... Por otra parte Maiakovski es un gra-nuja y un grosero, cnico e insolente... Est tocadode megalomana! Ah! han ledo ustedes este ttulo:Yo y Napolen? Y que el sol le sirve de monocle?Lleva su cinismo hasta confesar que l no es ms queun vulgar rufin y que hace trampas cuando juega alas cartas..

    Vosotros!Vosotros que slo vivs atormentados por una idea:-Bailar bien?,mirad cmo me divierto,rufidn callejero y tahr.

    Me alejar de vosotros,reblandecidos por el amor,vertiendo ldgrimas desde hace siglos.Me alejarcon el sol como monculocolocado en el ojo entrabierto.

    (La Nube en Pantalones, 1915)

    -Por otra parte - continuaba la gente -, se puedeser ateo, hasta lo somos nosotros mismos, pero en fintodo tiene un lmite! Es innoble decir como l diceque Jesucristo respira los miosatis de su alma l. ..

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    Yo, que canto la mdquina,la libertad

    y el corazn,tal vez sea sencillamenteen el mds comn de los evangeliosel decimotercer apstol.y cuando mi vozbrama atrevida,hora tras hora y durante todo el da,tal vez Jesucristo aspireel aroma eternode los nomeolvides del alma.

    (La Nube en Pantalones, 1915)

    Pero el gran argumento era el que postulaba la os-curidad total de la poesa de Maiakovski. Este argu:mento ha continuado repitindose durante aos yMaiakovski vuelve sobre esto en sus artculos y, espe-cialmente, en uno titulado Los obreros y los camve-sinos no os comprenden (1928):

    ... Todava no he odo a nadie que diga para ala-barse:

    -Qu inteligente soy - no comprendo la aritmti-ca, no comprendo el francs, no comprendo la gramd-tica.

    Pero s el alegre grito:-No comprendo a los futuristas! - trompeteado

    desde hace quince aos, cayendo y alzdndose de nue-vo, excitado y feliz.

    Gracias a este grito, las gentes hacan carrera, lle-naban las salas, se convertan en los jefes de verdade-ros movimientos.

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    Un simple nosotros no os comprendemos, no esun veredicto.

    Un veredicto sera: Hemos comprendido que esono es ms que un galimatas, y esto acompaado pordecenas de ejemplos sonoros, recitados de memoria ycon voz armoniosa.

    Esto no se produjo.Se practica demasiada demagogia y especulacin

    sobre la incomprensin.Los medios de los que se sirve esta demagogia con

    un falso acento de seriedad son muchos.He aqu algunos:-El arte para algunos, el libro para algunos es in-

    til. Es verdad o no es verdad?Es verdad y no es verdad.

    ... Son las semillas y los caparazones del arte paralas masas.

    Ejemplo: los versos de Khlebnikov. En principiocomprensibles solamente para siete camaradas futu-rislas cuando, sin embargo, han electrizado duranteuna decena de aos a numerosos poetas y la Academiaquiere ahora enterrarlos editndolos como un ejemplode versos clsicos.

    -El verdadero arte sovitico, proletario, debe sercomprensible para las grandes masas. Es verdad ono es verdad?

    Es verdad, pero con una correccin que aadi eltiempo y la propaganda. El arte no es un arte de ma-sas desde su nacimiento, se vuelve arte de masas comoresultado de una suma de esfuerzos: el anlisis crticode 6U validez y de su utilidad, la difusin organizada22

  • Recuerdos sobre Maiakovski

    por el aparato del partido y el poder en caso de queesta utilidad sea reconocida, elegir el momento justopara hacer penetrar en las masas el libro, hacer coin-cidir el problema de un libro con el grado de madurezde estos problemas en las masas. Cuanto ms alta es lacalidad del libro, ms se adelanta a los acontecimien-tos.

    La comprensin de las masas es el resultado denuestra lucha y no la camisa en la cual nacen los li-bros afortunados de cualquier genio literario.

    Hace falta saber organizar la comprensin de unlibro.

    -Los clsicos, Puchkin, Tolstoi, son comprensiblespara las masas. Es verdad o no es verdad?

    Es verdad y no es verdad.Puchkin no ha sido enteramente comprendido ms

    que por su clase, por la sociedad de la cual tomabael lenguaje, los conceptos y los sentimientos sobre loscuales trabajaba.

    ... No sabemos si Puchkin fue comprendido por lamasa campesina de su tiempo, por la sencilla razn deque sta no saba leer.

    Yo he recitado versos a los campesinos, en el pala-cio de Livadia. He recitado versos este ltimo mes enlos dokers de Bak, en el club obrero de Tiflis, he reci-tado versos subido a la torre de una metalurgia duran-te la hora del almuerzo, acompaado del ruido expi-rante de las mquinas.

    He citado una de las numerosas resoluciones del ca-mite de fbrica.

    ... Al fin de su lectura, Maiakovski se dirigi a los23

  • Recuerdos sobre Maiakovski

    obreros rogndoles que dijeran sus impresiones y elgrado de comprensin, proponindose una votacinque demostr que haban comprendido todos, pues elvoto fue unnime a excepcin de uno que declar queescuchando al autor haba entendido mejor las poesasque leyndolas solo.

    Estaban presentes ochocientas personas.Esta voz era la del contable.

    Cito estas lneas, escritas en 1927, para mostrarhasta qu punto la leyenda de la incomprensin eratenaz y cun grande era el deseo de Maiakovski de pro-bar que los que tal propagaban no eran ni los obrerosni los campesinos sino los pequeoburgueses y cier-tos intelectuales que vean en Maiakovski, y ms allde su muerte, un enemigo encarnizado.

    Estos poemas que hoy son comprensibles paratodo el mundo, tanto como las palabras de la lenguamaterna, no 10 eran an en la poca de que yo estoyhablando.

    Por otra parte, los primeros poemas de Maiakovski,los de 1912, son los poemas ms oscuros. Su laconis-mo, sus abreviaturas, la innovacin en la construccinde las frases, la invencin de palabras nuevas, eran de-masiadas cosas a la vez, sobre todo para aquellos queno queran tomarse demasiado trabajo.

    Tambin influa el aspecto inhabitual que sus poe-mas tomaban al imprimirse: Maiakovski sustitua lainsuficiencia de la puntuacin cortando las lneas, 10que le permita dar entonaciones, acentos necesariosa sus versos de orador. Al mismo tiempo evitaba launin desaforada de dos o tres palabras que se siguenen un verso. Maiakovski da en un folleto Cmo se ha-

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    cen los versos, ejemplos que corresponderan en fran-cs al ejemplo clsico:

    y cien veces en su seno la plancha,

    que segn el sistema de Maiakovski deba de escri-birse:

    Y cien vecesen su seno

    laplancha.

    En la poesa francesa, los poetas como Apollinaire,evitan los estrechos lmites de la expresin que da lapuntuacin, suprimindola totalmente. Aqu, la incer-tidumbre da a las palabras un balanceo, un acerca-miento y acentos inesperados.

    Pero Maiakovski ha dado al mismo tiempo la clavede la poesa: La voz! Es l quien ha llevado a travs dela URSS, en centenares y centenares de veladas, suspoemas y la manera de decirlos, imitada luego por to-dos los que le escucharon, que por su parte han pro-pagado y propagan an en voz alta sus poemas y lamanera de comprenderlos. La poesa de Maiakovski haganado la URSS como el fuego al bosque.

    La voz! Esto era tambin un argumento contra supoesa que vena de aquellos que piden una poesa paraleer a la luz de la lamparilla de noche. Sin embargonadie les impeda manifestarse, ni siquiera Maiakovski.

    No, escribi, la revolucin no es una ruptura conla tradicin.

    La revolucin no anula ninguna de sus conquistas.Refuerza sus conquistas gracias a la fuerza material y

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    tcnica. El libro no destruird la tribuna. El libro ha-ba, en su tiempo, destruido el manuscrito. El manus-crito no es mds que el principio del libro. La tribuna,el estrado, serd agrandado ampliado, por la radio. Laradio, he aqu el camino (uno de los caminos) de lapalabra, de la palabra de orden, de la poesa. La poesa ha dejado de ser lo que solamente ven los ojos. Larevolucin ha dado la palabra que se oye, la poesaque se escucha. La suerte de algunos de haber podidoescuchar a Puchkin, podra tenerla hoy el mundo entero.

    (Ampliacin de la base de la palabra, 1927)

    Maiakovski quera, por encima de todo, ser com-prendido por el mayor nmero posible de oyentes.Hasta en la poca del futurismo, cuando el problemade ampliar la comprensin de sus poemas no se le ha-ba planteado, no us nunca el Zum (de la lenguatransmental) como lo hizo con tanto genio Khlebni-kov por ejemplo. Y como lo hacen hoy poetas cuyo ta-lento puede ser muy discutible... Gorki deca, alrede-dor de 1923, despus de haber escuchado un poematransmental, que cuando se ha odo la lectura enpresencia de una tercera persona y luego se la encuen-tra, uno siente el desasosiego que podra ocasionar elestar frente al tipo con el que se hubiera ido al bur-del: no se est muy tranquilo, se re tontamente y sedan palmaditas en la panza...

    El mismo Maiakovski, en la ltima conferencia quedio, dijo que sus poemas de 1912 eran los ms confu-sos y que fueron ellos los que haban provocado el pro-blema de la incomprensin.

    Por esto, dice, en mis escritos siguientes, la cues-tin de la incomprensin se me plante de modo que

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    me dispuse a escribir de forma que pudieran compren-derme el mayor nmero posible de oyentes. (Confe-rencia del 25 de marzo de 1930.)

    Maiakovski dice, desde 1920, que ya no se conside-ra un futurista. Sin embargo, en 1923 precisa que legusta el trmino futurista porque para mucha gentees una bandera. Ms tarde, subraya el parentesco delfuturismo con el LEF (Frente de izquierda). El LEFestaba representado por la revista del mismo nombre,editada por Maiakovski y sus amigos, que sufri a suvez las transformaciones y dej de existir en 1927. En1928, en un discurso a propsito de la poltica del Par-tido en el dominio de la literatura, se ve a Maiakovskiacercarse al VAPP (Asociacin de Escritores Proleta-rios de la Unin Sovitica), yeso a pesar de que laAsociacin no consideraba a Maiakovski como verda-dero compaero de viaje de los poetas proletarios.

    Dije hace tres das, en la velada de la Casa de laPrensa: Yo me considero a m mismo, como un poetaproletario, y son los poetas proletarios del VAPP, losque son - ellos -, mis compaeros de viaje. No lodigo porque quiera atacar desde el campo del LEF aotros campos que aspiran a hacerse en el dominio po-lltico un pequeo capital, y me permito afirmar al mis-mo tiempo que los viejos oropeles del LEF debencambiarse.

    En febrero de 1930, en una conferencia de la Aso-ciacin de Escritores proletarios de Mosc, dijo ata-cando a los constructivistas:

    Han olvidado que aparte de la revolucin hay unaclase que dirige esa revolucin. Se sirven de una esfe-ra de imgenes ya utilizadas y repiten el error de losfu turistas : la admiracin pura y simple por la tcnicala vuelven a tomar en el campo de la poesa. Esto no

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    puede admitirse en la poesa proletaria, pues no esmds que un intento de rizar los cabellos d la cabezacalva de la vieja poesa.

    Al mismo tiempo, es decir en 1930, dos meses antesde su muerte, dio su adhesin a la VAPP (Asociacin deEscritores Proletarios), la VAPP que ms tarde dege-ner en una especie de secta abominable.

    Agarrarse a una invencin que fue vlida en ciertomomento, es a lo que se llama envejecer. As el surrea-lismo, esa etapa ya sobrepasada del romanticismo, noes ms que una vieja coqueta que no es capaz de enve-jecer decentemente. Maiakovski me hace pensar en losversos De esto:

    Cuatro veces viejocuatro veces rejuvenecer

    antes de llegar a la tumba.

    Sus extraordinarios resortes vitales le permitan noinstalarse en un movimiento y cuando el movimien-to se volva un pataleo saba comprenderlo y marcharse a otra parte.

    Pero vuelvo a esa poca 1912-1913, a las primerasveladas poticas contradictorias con Maiakovski, Burliuk, Khlebnikov y Krutchionikh. Yo no los he conocido, pero s que se batan, a travs del pblico de sim-bolistas y de estetas. Hubo un manifiesto: La bofeta-da al gusto del pblico (1913) firmado por ellos. Y veladas donde Maiakovski con su blusa amarilla lefa susversos. De esto tengo el recuerdo personal de algo ascomo un match de boxeo. El auditorio aullaba, se reay silbaba. Y Maiakovski les haca frente, grandioso,atronador, chillando al mundo...

    Hubo la velada donde se eligi al rey de los poe-

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    tas (1918). Tomaban parte una serie de poetas, no sbien cules. Creo que entre ellos estaba Balmont ycierto Igor Severianin, puesto que l fue elegido. Maia-kovski deliraba, casi haba perdido la voz a fuerzade cubrir los aullidos del pblico, pues no poda ad-mitir el no ser l el rey de los poetas. Quin piensahoy en Severianin, a quien la sala aplauda hasta rom-perse las manos, siendo el gran xito del momentocomo lo eran las cancioncillas de Vertinski, lleno detalento sin embargo? Severianin que estaba all, in-conmovible como siempre, plido el color, negro detraje, una rosa roja en la mano, sostenida como unavela.

    Entre el humo de los cigarrosy vapores de licorse alz el rostro bebido y gastado de Severianin.-Cmo se atreve usted a llamarse poetay acto seguido chillar como una perdiz?Hoy hay que arrancar con frcepsel crneo del mundo,

    que est por nacer!

    (La Nube en Pantalones, 1915)

    Esto suceda en la misma sala del Museo Politcnico que vivi luego tantos triunfos de Maiakovski. todoel fulgor de su gloria, y creo que sa fue la nica vezque perdi su sangre fra ante la multitud. Hasta enla poca en que le silbaban en las salas, no le vi nuncams que gozar del poco xito, del pugilato, como deuna victoria. Le gustaba la cbala. No se detena antenada para irritar al dragn que estaba ante l... Yoslo he visto a un hombre, slo a Maiakovski poseer

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    una sala, jugar con ella, fastidiarla, molestarla comoun toro y hacerla pasar siempre por donde l quera,dejando en la arena algunos espectadores que le con-tradecan y a los que l dejaba en knock-out con unainsolencia, una desenvoltura y un humor humillantes.Hasta el fin de sus das, en sus giras a travs de laURSS, durante centenares de noches -lecturas depoemas, conferencias terminadas casi siempr~ con pre-guntas de los espectadores, escritas en billetes lanza-dos a la escena - se produca el fenmeno de la resis-tencia rabiosa de algunos, que se hunda en las carca-jadas locas de la sala, porque ya no era resistenciasino odio.

    En 1928, en su autobiografa Yo mismo escriba:He recibido cerca de veinte mil tarjetas. Sueo en

    un libro: Respuesta Universal (a los expedidores detarjetas). Yo s lo que piensa la masa de gente que lee.

    Pero jams la resistencia de la sala llegaba a con-moverle. Si algo trastornaba sus nervios era la lecturaen s, tuviese o no delante la masa de manchas rosade ls rostros... Esa masa sacudida por el lIrismo pa-ttico de sus versos de orador, de predicador, resonan-tes con la fuerza y la plenitud del rgano de una ca-tedral.

    En 1913-14, la prensa no se ocupaba de Maiakovskisino para injuriarlo. En 1915 comenz a colabor.ar re-gularmente en el peridico humorstico Satlrikon. Elmismo ao ley trozos de La Nube en Pantalones aGorki. Gorki llor de emocin y de alegra ante el ge-nio descubierto ... Cuando en 1916 hizo aparecer la re-vista Letopiss, Maiakovski fue contratado como cola-borador fijo.

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  • II

    1915-1916-1917. Yo haba perdido a mi padre y vi-va sola con mi madre en otra casa, en otro barrio. Te-na otras amigas y otras pasiones. Despus del Institu-to entr en la Escuela de Arquitectura, soaba sola-mente con la pintura y las matemticas. Maiakovskimientras tanto se haba convertido en el to Volodiay yo, cuando pensaba en l, le consagraba una amistadsin lmites. Cuando pensaba.

    l viva en Petrogrado. Yo lo vea cuando pasabaalgunos das en Mosc o cuando yo iba a Petrogrado,a casa de mi hermana Lil. As fue como Maiakovskial venir a verme conoci a Lil.

    Yo iba con frecuencia durante las fiestas. Hubo encasa de Lil una fiesta de Navidad con un rbol futu-rista. Los muros del apartamento se cubrieron de col-chas y el rbol fue colgado del techo, la cabeza haciaabajo. Cuando se encendieron las velas pareca unalmpara de cristales verdes, reluciente como cabellosde ngeles, de vidrios. Las dos habitaciones estabaniluminadas por velas distribuidas por todas partes ylas de la mesa del comedor, pegadas en redondeles demadera, comprados en una tienda de juguetes. La granidea era el no hacer las cosas como diariamente se ha-

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    can, llegando los invitados vestidos con disfraz y muymaquillados para no tener la cara de todos los das.Sin embargo me parece que Burliuk apareci

  • Recuerdos sobre Maakovski

    Mosc y miraba con malos ojos las maniobras de Vas-sia, repitiendo en todos los tonos a mi madre: Cra-me seora, todo lo que posee en el Ural es una flor,una flor pequeita. Y levantaba un dedo para mayorclaridad. Claro que tampoco Vassia esperaba que se lecreyese. Tena el talento cantarn del folklore y de loscuentos de hada futuristas.

    Maiakovski me escriba. Yo tambin le contaba mishistorias en las cartas... Un lazo ms entre nosotrosera un solo amigo que Maiakovski tena en aquellapoca, fuera de sus compaeros futuristas.

    S ... era un chico diferente a todos, un hijo de bue-na familia, haba viajado mucho por el extranjero, ibabien vestido, los cabellos ralos a pesar de su juventud.Vagamente polaco, hablaba con un pequeo acento demanifiesto origen occidental. Frunca el ceo, era snoby conoca este pudor de los sentimientos, este horrorde las complicaciones que ms tarde aprend a cono-cer en el Oeste. Maiakovski estaba impresionado conl, como le suceda con los objetos bien hechos, racio-nales, que llegaban del extranjero. Su grada de esp-ritu, su sentido particular del humor le impresiona-ban. Este amigo, ingeniero o en vas de serlo, se acer-caba al futurismo y estaba tan dispuesto al escndalocomo el mismo Maiakovski. Ms tarde lleg a ser di-rector de una gran fbrica de Leningrado.

    S... no quera tomar en serio los dramas de Maia-kovski. Su postura era la de no tomar nada en serio,el ser seco y racional. Y cuando yo le hablaba de la an-gustia del suicidio que yo senta rondar en tOrno aMaiakovski, se rea de m y de mi obsesin. Probable-mente le chocaba la exhibicin de la idea del suicidio.Era de esos que dicen: Cuando se habla, no se hace.Sin embargo, cuntos suicidios han seguido a las pa-

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    labras y hasta a suicidios voluntariamente fallados...Una exhibicin de este gnero no es una garanta deque todo quedar en eso. Pero la dignidad occidentalofendida no quera admitirlo.

    La idea del suicidio, del ms all, de un ms allmagnfico y grotesco y una afirmacin de la vida, dela necesidad de vivir y sobre todo de hacer la vida ad-mirable se entrecruzan en los poemas de Maiakovski.En su poema: A Serguei Esnin, recuerda los versosde adis de Esnin que se ahorc en 1925:

    En esta vida lo de morir no es nuevo,pero en verdad no es ms nuevo lo de vivir.

    y l escribe:

    En esta vidamorir es cosa fcil.

    Hacer la vidaes mucho ms difcil.

    Pero en La flauta de vrtebras, en 1916, escriba:

    Pienso muy a menudoque tal vez sera mejorponer a mi vida el punto final de un balazo.

    y escriba en 1917, en El Hombre:

    y el corazn salta hacia la balay la garganta suea con la navaja.

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    Siete aos ms tarde, en De esto (1923), Maia-kovski volver al tema del suicidio en El Hombre,pero este poema, que aprovechando un poema de amorataca la pequea vida diaria pequeoburguesa (co-mo el rayo que cayera del cielo, para aplastar unapulga), este poema es ya la defensa de la vida.

    En fin, fue en el ao 1927 cuando Maiakovski es~cribi IKhorocho! cuya ltima parte con el refrn:i Khorocho! ( Va bien!) es un himno al optimismo ya la alegra. Pareciera como si de 1916 a 1927 la vidase hubiese puesto poco a poco a florecer.

    Cuando recib de Maiakovski una carta pidindo-me que fuera porque ya los nervios no le sostenansobre sus piernas... , no dud ni un segundo y aquellamisma noche part para Petrogrado. Previne a S... portelfono, quien me dijo que yo estaba loca y que Maia-kovski simplemente no tena a nadie con quien ir alcine.

    En Petrogrado, Maiakovski alquilaba una habita-cin en casa de una familia. Tengo un vago recuerdode un lugar siniestro y mal iluminado, desnudo. Maia-kovski, sentado ante una mesa y delante de l un vasoy una botella. Sus mejillas terrosas an ms hundidas,los pmulos salientes. Se adivinaba su esqueleto, lajuntura de sus hombros bajo la chaqueta flotando. Sepasaba das bebiendo, con la puerta cerrada con llave.

    Me recibi distrado. Largos silencios, monosla-bos... Para qu vine? La tensin era intolerable. Sepaseaba de arriba abajo, fumaba sin parar, con el ciga-rrillo pegado al labio, beba, no deca nada. Despusde algunas horas me senta a punto de aullar. Paraqu me haba pedido que viniera?

    Pero cuando por la noche me quise ir l me lo pro-hibi. Yo le dije que me estaban esperando abajo, de-

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    lante de la puerta. Se enfad. Yo tambin. Se pusorabioso como un demente. Yo hubiera preferido mo-rirme a no marcharme. Slo pudo decirme en elmomento que yo cerraba bruscamente la puerta: Irosal diablo, t y tu hermana... con una voz ronca de ira.

    Me alcanz unos segundos despus en la escalera,se quit el sombrero al cruzarme: Perdn, seora...

    Maiakovski conoca al pintor Vladimir Kolinskique me esperaba ante la puerta, en un trineo. En eltiempo que tard en bajar ya haba combinado quepassemos la noche juntos. I Ah, yo que haba queri-do librarme de l! Pues ahora bamos a ver. Nos ins-talamos los tres en un trineo apenas para dos y fueuna noche de pesadilla. Maiakovski se vengaba a cos-ta de Kolinski y yo estaba desgarrada entre mis car-cajadas y mi desesperacin.

    Por otra parte, Maiakovski continu por algntiempo molestando a Vladimir Kolinski. El da de SanVladimir la cosa se puso tan grave que mi hermanatuvo que intervenir para que Maiakovski me estrecha-ra la mano, porque yo haba salido con otro Vladimirel da de su santo. LU se puso de mi parte y amenazcon no ver ms a Maiakovski si no me estrechaba lamano inmediatamente. y Maiakovski ante Lil cedasiempre.

    Los amigos de LU, el entorno de 10sBrik tena mu-chos prejuicios contra la poesa de Maiakovski, claroque sin conocerla. All, como en todas partes, yo ha-ba luchado mucho, haba gritado y explicado antes deque le permitieran recitar sus versos. Luego la adhe-sin a su poesa fue unnime. Recuerdo la primeralectura de La guerra y el Universo, hecha en el depar-tamento de Lil, en Petrogrado, en 1916. Vctor Chlovs-

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  • Recuerdos sobre Maiakovskl

    ki sollozaba con la cabeza apoyada sobre el piano, ya todos nos embargaba una especie de estremecimien-to colectivo, el que provoca el tambor en la tropa quemarcha hacia el frente, ese silencio acompasado por elritmo, la desesperacin, el corazn que ya no es msque una piltrafa...

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  • III

    En su autobiografa Yo mismo (1928) Maiakovskidice:

    26 de febrero (1917)

    He ido con los autos a la Duma. Me he colado enel gabinete de Rodzianki. He observado a Miliukov.Calla. Y sin embargo tengo la impresin de que bos-teza. Me he hartado de todo esto al cabo de una hora.

    Octubre

    Hace falta adherir o no? Esta pregunta no se plan-teaba ni para m ni para los otros futuristas moscovi-tas. Era mi revolucin. Fui a Smolni. Trabaj en todolo que se me presentaba.

    Con los acontecimientos y mis historias personales,yo no pensaba sino raramente en Maiakovskj Por otraparte todo lo que yo le deca iba a repetrselo a Lil,pues l ya era como de la familia.

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    Terminados mis estudios, me cas con un francs.En la Novaia Basmanna'ia, justo al lado de mi Escuelade Arquitectura, cerca de la Puerta Roja, en el edificiodel Instituto para Jvenes Nobles, me dieron un pasa-porte para el extranjero. Al entregrmelo me dijo elcamarada: Es que no hay bastantes hombres en elpas para que tenga usted que tomar un extranjero?Eso era lo que pensaban todos mis amigos. Cansadade luchar, mi madre decidi acompaarme.

    Debamos embarcarnos en Petrogrado. Yo llegucon el corazn destrozado por la despedida de Moscy los gritos de mi niera en los odos, pues se puso agritar en medio de la calle como si viera la muerte,cuando nos vio subir el coche con nuestro poqusimoequipaje.

    Era el mes de julio de 1918. Haca calor. Petrogra-do mora de hambre y de clera. La gente agonizaba amontones diariamente, cayendo en la calle, ~n los tran-Vas. Haba montones de fruta podrida, comerla eraagarrar el clera.

    Lil y Maiakovski estaban en el campo, en los alre-dedores de Petrogrado y all fui a despedirme.

    Slo Lil vino al barco que nos llevara a mi madrey a m a Estocolmo. Durante largo tiempo me quedobsesionada por Lil, tal como la haba visto sobre elmuelle: (nos tenda un paquete de sandwichs de car-ne, estbamos en el puente), un gran lujo en esa po-ca; la cabeza rojiza echada hacia atrs, mostrando losdientes esplndidos y fuertes de su gran boca pinta-da, sus redondos ojos castaos, relucientes, en un ros-tro con esa expresin, casi indecente de intensidad,que hace que joven o vieja, con su cutis milagroso olleno de arrugas, los transentes vuelvan a su paso lacabeza. Para alcanzarnos, se pona de puntillas sobre

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    sus piececitos infantiles, cerca de un montn de excre-mentos, tal vez portadores del clera...

    Llegada a Estocolmo, una ciudad que no ha cono-cido la guerra, instalada en el confort, en la buena co-mida... La vista de los pasteles me daba ganas de vo-mitar. Y volva a ver siempre, siempre los piececitosde Lil cerca del charco inmundo...

    A bordo del barco Angermanland que nos condu-jo, hubo algunos casos de clera. Nos detuvieron va-rios das en Estocolmo pues tenamos que presentar-nos todos los das al mdico...

    No volv a ver a Maiakovski hasta 1922 o 23, enBerln, donde me haba citado con Lil.

    Yo haba alquilado dos habitaciones en un barrioperifrico de Berln. En una de ellas haba un bhodisecado, un divn metido entre estantes y una colec-cin de armas en el muro. En la otra, el dormitorio,con una cama enorme de dos plazas, tambin con unaconstruccin de estantes encima.

    En esa poca yo haba encontrado en Berln mu-chos amigos rusos, esa familia que no depende de losvnculos de sangre y que se va adquiriendo a lo largode la vida... y que se pierde poco a poco.

    En cuanto a Maiakovski, apenas si se hablaba. O seenfadaban conmigo haciendo necesaria la intervencinde Lil, como otras veces en Petrogrado, para aplacarla ria.

    Yo me volv a Pars donde no me esperaba nadie.Maiakovski vino alguna vez a verme e hicimos tcita-mente la paz. Cmo me gustaba ir a buscarle a la es-tacin! Qu grande me pareca cuando bajaba deltren! Verdaderamente no se ve el fsico de nadie msque despus de una ausencia, aunque sea corta. Y la

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    voz, qu rara es la voz de alguien a quien conocemosntimamente despus de una ausencia.

    Avanzaba monumental por el andn y ya los tran-sentes se volvan para mirarlo. Se detena para ver-me mejor: Djame verte un poco! En Mosc hemosgritado lo bonita que eres y tengo que darme cuentade que esos cuentos no son mentira...

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  • IV

    Regres a Mosc en 1925. Era el Mosc de la NEP,an dolorido despus de los aos duros que acababade sobrevivir. Los jvenes de hoy nada saben de estapoca; para ellos es natural el tener un Mosc asfaltado, limpio, atento a ruidos de autobuses y de autosnuevos como monedas. Obedecer a las reglas de lacirculacin y a los milicianos perfectos, de guantesblancos que comen dulces y compran flores ...

    En 1925, Mosc apenas si empezaba a comer algnpastel, y sonrea... Pero las casas, las casitas de Mos-c, pintadas de cal y coloreadas como santos de pro-vincia de amarillo o de rosa estaban agrietadas, des-cascarilladas, sostenindose la una a la otra para nocaer, los vidrios rotos, los techos herrumbrados. Las lo-sas de las calles levantadas, los coches con el forro delos asientos hecho girones, los rarsimos autos atadoscon cuerdas, las aletas hundidas, sin barniz y los tran-vas sobrecargados, balancendose peligrosamente...

    Mosc lleno, superpoblado, estallaba por todas lascosturas. Mi hermana resolvi el grave problema deldepartamento yndose a vivir fuera, a Sokolniki, ungran bosque a las afueras de la ciudad.

    Viva en una datcha, un chalet hecho de troncos de

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    rbol, como todas las casitas de los alrededores deMosc. En la pieza principal haba un billar. Yo nos cmo aquel billar lleg all, no estaba hecho parauna habitacin de dimensiones corrientes, donde yahaba un piano de cola, un gran divn, etc. En veranose coma en la terraza y haba un jardn. Los jugado-res podan girar alrededor de la mesa sin gran dao,pero en invierno, el domingo, cuando llegaba una ver-dadera muchedumbre de amigos, no haba estricta-mente lugar entre la sopera y un jugador curvado endos, cuando este jugador era Maiakovski. El gato, queya no saba dnde ponerse, presida sobre el piano.Hacia la tarde apareca el perro guardin, Charik, alque se soltaba por la noche y vena a anunciarla. Dabala vuelta a la casa como una tromba, vientre a tierra,y apenas si tenamos tiempo para darnos cuenta de loque" era esa borrasca roja cuando ya haba desapareci-do. Todos los animales de la casa ocupaban puestos dehonor en la casa de Lil y Maiakovski. Tambin en lapoesa de Maiakovski largos poemas les fueron consa-grados.

    Hubo una serie de perros en la casa y Maiakovskino los olvid en sus versos. La ltima afliccin de lacasa se debi a una perra, un bulldog francs, a la quellamaban Bulka. Era un ser perfectamente humano,con manas de solterona y a la que cuidaban como auna ta a la que hay que heredar.

    y yo no me perdonara si aqu no hablase de loslibros que Maiakovski hizo para los nios. El xito al-canzado fue tan grande (para no citar ms que unacifra que leo por casualidad) que uno solo de esos poe-mas, en 1939, tuvo un tiraje de un milln de ejem-plares.

    En verano, Sokolniki estaba bastante animado, la

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    gente se paseaba y permaneca en los jardines hastabien entrada la noche. No suceda lo mismo en inviemo.

    A la vuelta a Mosc, por la noche, el tranva pasaba por un gran bosque cargado de nieve, de blancura,de silencio, con avenidas desiertas, anchas como losCampos Elseos, de un blanco perfecto al que ningunahuella haba violado, las datchas al fondo de sus jar-dines, puede que con un resplandor en una ventana...Los copos de nieve caan de un cielo estrellado, coposde nieve en forma de estrellas, lo que desde mi infan-cia me hizo pensar que eran las estrellas mismas lasque caan. Y por ello de noche la nieve no era ms queun resplandor de estrellas.

    Aparte de algn robo, en la datcha nunca ocurrinada desagradable. Hubiera podido sucedemos algopeor, porque nada ajustaba bien, ni las puertas ni lasventanas. Por la noche atbamos cuerdas a las mani-jas de las puertas y las pasbamos por algn silln oun mueble pesado. As si alguien hubiera intentado ti-rar la puerta arrastrara el mueble, despertndonos atodos. Yo creo que estas cerraduras psicolgicas,como las llambamos, eran bastante peligrosas, por-que si alguien hubiera entrado en la datcha, ms noshabra valido estar durmiendo.

    Tambin haba pistolas un poco por todas partes.Otro peligro, porque al despertarse uno sobresaltadopasan por la cabeza ciertas ideas ...

    Por otra parte, un amigo que por precaucin habasacado su revlver entre el trayecto del tranva a ladatcha, dispar sin querer y la bala le atraves undedo. Tuvieron que volverlo a Mosc y qu conflictoencontrar en esa poca un medio de transporte. Cuan-do despus de dos horas de telefonear conseguimos

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    mandarlo a Mosc y ya estbamos todos en la cama,llam la autoridad a la puerta. Empuando nuestrosrevlveres abrimos. Eran dos milicianos que venana informarse sobre la explosin y a darnos una manosi la necesitbamos.

    Pero Maiakovski tena una casa en la ciudad, queera su oficina y la sede del LEF. All trabajaba y reci-ba a la gente y a veces pasaba la noche. La sigui con-servando cuando la datcha de Sokolniki fue abando-nada por un minsculo departamento en Mosc, quehoy forma parte del Museo Maiakovski. En la pocaen que yo llegu a Mosc, en 1925, Maiakovski an es-taba en el extranjero y, cuando lleg el invierno, meinstal en su cuarto.

    Ese cuarto est en el pasaje Lubianski, cerca de laplaza Lubianskaia, en el centro activo de Mosc, enel tercer piso de un gran casern de espesos murosy slidos cimientos. Tiene numerosos accesos por to-dos los lados del patio asfaltado y profundo. En Fran-cia hubieran llamado a este inmueble la fortaleza.La sala del Museo Politcnico, aquella donde antes sehaca la eleccin del rey de los poetas, est casifrente a esta casa.

    Yo he pensado siempre, escribe Maiakovski, queacabaran llamando al pasaje Lubianski - donde seencuentra la sede de Nuevo Le! y donde yo vivo - pa-saje Maiakovski.

    Esperndolo no se dirla.El otro da recib una carta, una invitacin de una

    organizacin artstica, con esta direccin lamentable:Redaccin del Nuevo Less (Less quiere decir

    bosque, E.T.). Para Vladimirovicht Maiakovski Lu-bianski.

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    Es cierto, un pasaje es ms largo que un escritor,sobre todo en lneas cortas.

    (Carnet de bolsillo, 1927)

    Por la noche la puerta cochera de la fortaleza es-taba cerrada. Los vecinos pasaban ante el ojo adorme-cido del sereno. Majestuosamente se mova envueltoen su gran abrigo forrado de cordero que se arrastra-ba por detrs y barra la nieve. El reloj de la plaza Lu-bianskaia marcaba las horas de la noche y la nievechirriaba bajo los pasos de las botas de fieltro del vi-gilante nocturno.

    La habitacin estaba en un departamento donde vi-va toda clase de gente, pero que era independiente,pues daba sobre el sombro ingreso, cerca d~ la puertade la escalera. No era muy clara: una sola ventana so-bre el patio, el papel de la pared oscuro, una granmesa perpendicular con la ventana, la luz a mano iz-quierda y un catre estrecho, cubierto con una tela en-cerada negra, resbaladiza. Era caliente, severa y olaun poco a tienda de ultramarinos. El divn negro ser-va de lecho, el fro de la tela encerada atravesaba lassbanas deslizndose por debajo. En esa cama es don-de Maiakovski debi agarrar su reumatismo, pues nose le ocurri siquiera la idea de poner una manta en-tre las sbanas y la tela encerada.

    Gastaba el dinero sin contarlo, lo sembraba, lo per-da en el juego, pero le importaba poco el confort yel lujo. Le gustaban sin embargo los objetos bien he-chos, inteligentes y tiles, una buena estilogrfica, unamquina de escribir, un pullover caliente. Esto lo en-tenda y cuando tena dinero iba al mejor sastre y sevesta con el gusto seguro de alguien que toda la vida

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    lo hubiera hecho. Pero en realidad, no tena necesidadms que de un bao plegable, que llevaba en sus via-jes, pocas cosas y un gran frasco de agua de colonia.

    Yoni un cntimo

    mis versos me han puesto a la izquierda.Nunca me amuebl

    el ebanista.y salvo una camisa siempre frescasinceramente

    no necesito nada.(A Plena Voz, 1930)

    Fue en este cuarto del pasaje Lubianski dondeMaiakovski muri.

    Yo no vi la ascensin de Maiakovski hacia la glo-ria. Cuando volv a Mosc en 1925, todo estaba hecho.Lo reconocan los transentes y los cocheros. Se mur-muraba: Ah va Maiakovski... Es Maiakovski... .

    El cargador de Odessa - escribe en Las capitalesrecin nacidas (1927) - habiendo descargado sobre elbarco las maletas de alguien, me dijo buenos das sindecir ningn nombre y en lugar de un Cmo estd us-ted insisti: Di a los de Gossizdat (Ediciones del Es-tado, E.T.) que editen tu Lenin a precios abordables(Vladimir Illich Lenin, poema de Maiakovski apareci-do en el primer aniversario de la muerte de Lenin, en1925, E.T.).

    Un soldado rojo de una patrulla certific en unacalle de Tiflis mi persona potica.

    Los autgrafos, la adulacin... La juventud sovi-tica est con l y por l.

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    Colabora en un nmero considerable de peridicosy revistas. Pero la lucha en el frente literario sigue conla misma acritud. Maiakovski no cede, defiende sus po-siciones, su poesa:

    Los estetas me chillan: Escribas versos tan buenos, La Nube en Pantalones y, bruscamente, te ponesa hacer esas cosas! Yo siempre he escrito que hayuna poesa de ingenieros, equipada tcnicamente, peroque hay una poesa de masas equipada de otra manera, con el equipo de la clase obrera. Yo nunca he tra-bajado de cualquier modo, pero tampoco he rehusadoescribir un poema sobre un tema de actualidad, fuesesobre el kulak, sobre la escuela o sobre las pielecitasde conejos de Gostorg. (Comercio de Estado, E.T.)(Estenograma del ltimo discurso de Maiakovski, el25 de marzo de 1930.)

    En efecto, desde 1919 hasta 1922, al mismo tiempoque escriba sus grandes poemas como 150.000.000 oYo amo y otras obras lricas, trabaj en lo que se lla-maba Escaparates Satricos de Rosta (Agencia telegr-fica de la Unin).

    En 1923, escribi De esto, poema de amor, unode los mejores por la maestra y perfeccin de su foroma. Trabajaba al mismo tiempo en los anuncios indus-triales del Estado, encargados por las organizacionessindicales y administrativas.

    En 1925, para el primer aniversario de la muerte deLenin, apareci su gran poema: Vladimir Illich Lenin,dedicado al Partido Comunista ruso, ejemplo de unapotica que humaniza cada uno de sus versos, sea elque sea el tema del poema. Vladimir Illich Lenin esun ejemplo de la sntesis del lirismo social y humano,propio de Maiakovski.

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    Numerosos eran los enemigos de Maiakovski en losmedios literarios durante todas las pocas de su vida.Haba escuelas y movimientos que se oponan al futu-rismo, al LEF, y haba aquellos que queran que sola-mente se escribiese como Puchkin o Tolstoi y los quenicamente admitan los escritores proletarios y losque reprochaban a Maiakovski que se escribiera poe-mas de agitacin, poemas polticos y sociales preten-diendo que ste no crea ni la primera palabra de loque escriba. Y tambin aquellos que le reprochabansus poemas lricos, sus poemas de amor, que, segnellos, no servan al proletariado. Los que le echabanen cara su devocin total por el Partido y los que lereprochaban el no adherirse al Partido. Haba aquellosque decan que estaba terminado, vaco, que no tenaya ni sombra de talento ... (Qu esplndida respuestales dio Maiakovski con el ltimo poema: A plena vozy con los poemas pstumos que alcanzan una perfec-cin sobrenatural). Y haba los reaccionarios, los sec-tarios y simplemente los envidiosos.

    Esta ira, Maiakovski no la apaciguaba ciertamentecon su arrogancia, su desprecio, sus palabras en ver-so y en prosa, que algunos arrastran an. Y detrs deestas querellas, detrs del odio que haba contra elhombre que los aplastaba con su genio, ninguno de losque no estaban a su altura se haba fijado en lo queMaiakovski era para su pas, para la juventud... Hastaen su entierro, que fue como una enorme y catica pe-regrinacin, los organizadores no haban previsto lasmiles de gentes que vendran a acompaar sus despo-jos. i Qu podan saber estos funcionarios de la litera-tura, ahogados en sus pequeas historias, del amor deun pueblo hacia su poeta... ! No se haban ni enterado.

    Maiakovski no se haca ilusiones. En la ltima con-

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    4 - MAIAKOVSD

  • Recuerdos sobre Maiakovski

    ferencia antes de su muerte, ley por vez primeraA plena voz, cuyas ltimas lneas son:

    Antela e.e.e. (1)

    de los aos clarosdel futuro.

    sobrelos atrevidos

    y los bribones poticos,yo levantar

    como un carnet del Partido,todos

    mis libros bolcheviques.

    y lo persiguieron hasta su muerte. Sus obras aparecan en tiradas pequeas, le quitaban sus retratosy sus libros de las bibliotecas... Uno de esos peque-os funcionarios me dijo un da, en el Congreso deEscritores, en Mosc, en 1934, cuando yo le reprocha-ba por haber quitado el nombre de Maiakovski de unartculo, como si ese hombre fuese un deshonor: Existe un culto Maiakovski y luchamos contra ese culto.Quin? Nosotros?

    Pero Lenin haba dicho en uno de sus discursos alos metalrgicos en 1922:

    Ayer, por casualidad, he ledo en lzvestia un poe-ma de Maiakovski sobre un tema poltico... Hacatiempo que yo no senta un placer igual desde el pun-to administrativo y poltico. En su poema se re delas reuniones y ridiculiza a los comunistas porque noparan de hacer reunin tras reunin. Yo no s en cuan

    (1) Comisin Central de Control del Partido comunista.

    so

  • Recuerdos sobre Maiakovski

    to a la poesa, pero por lo que atae a la poltica, garantizo que lo que dice es justo.

    Stalin, que tambin supo lo que era el genio deMaiakovski, escribi:

    Maiakovski es sin duda el mejor, el ms gran poe-ta de nuestra poca sovitica, y aade: La indife-rencia a su memoria es un crimen (2).

    y poco a poco, han cado como las ramas muertas, los juicios, las historias ridculas, 16s odios perso-nales, para dejar que crezca el rbol de la gloria deMaiakovski recto y muy alto.

    (2) La expresin culto a Maiakovski,. ya era rara en 1939,cuando yo escrib estos recuerdos. Hoyes amargamente ir-nica.

    Es un hecho que la frase de Stalin, conocida inmediata-mente y repetida miles de veces por todos los que tenan unculto que no era el de Maiakovski, ha jugado un papel deci-sivo para detener la campaa contra el poeta muerto y pero.mitir la edicin de sus obras.

    51'

  • vNunca trabajaba en una mesa con la pluma en lamano. Trabajaba por todas partes, desde la maanaa la noche; en la calle, caminando horas enteras, ha-blando con la gente o haciendo la corte a las mujeres.Hiciera lo que hiciera, paralelamente, segua su tra-bajo en su cabeza. Esto sobre todo era lo que le vol-va sombro, preocupado y taciturno, lo que haca quelas relaciones con l y la conversacin fuesen difciles.

    Al comienzo de su trabajo potico escriba, si pue-'de decirse, todos los poemas de memoria, en su ca-beza. Un verso que luego transformaba una docena oun centenar de veces sufra todas esas transformacio-nes en su cerebro. Tachaba, cambiaba, reescriba men-talmente un poema de mil quinientas lneas y recor-daba perfectamente cada versin. Y lo que al fin plas-maba en el papel era el ltimo borrador, despus deuna serie de borradores, sobre los que haba traba-jado durante meses. Ms tarde anotaba palabras, fra-ses, versos, lo que l llamaba sus reservas poticasen un precioso cuadernillo. Su memoria era prodigio-sa. Recordaba no solamente su obra (varios volme-nes al final de su vida), sino tambin la poesa antiguay contempornea.

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    En un folleto: Cmo se hacen los versos (1926),Maiakovski habla con gran precisin del lado tcnicode su trabajo potico.

    y cuando habla de la existencia en la sociedad deun problema cuya solucin no es imaginable sino poruna obra potica, es una alta idea de la poesa la queexpresa... Ni un lujo, ni una distraccin, ni un juegopara los dioses sino un oficio de los ms difciles, ne-cesario y til.

    La tcnica de Maiakovski no puede servir a los j-venes poetas franceses que siguen el camino propiode la poesa francesa, pero no impide que el oficio deMaiakovski, su oficio de poeta difcil e indispensable,regido por algo ms que la sola inspiracin, el enor-me trabajo que para l representaba escribir un poe-ma, la ausencia del poco ms o menos, la maestraadquirida en aos y aos de ejercicios, de vocaliza-ciones, de entrenamiento, abren horizontes inesperadospara muchos artesanos del verso.

    Hubo tiempo en que creque los libros se hacan as:llega el poeta,entreabre levemente los labios,y tomando inspiracin, de inmediato canta.Pero, en cambio,antes de empezar a cantar,deambulan rumiando su levadura,hasta criar juanetes,y luego agitan poco a poco, en la malla de su corazn,el reseco arenque de la fantasa.

    (La Nube en Pantalones, 1915)

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    Cmo se hacen los versos explica, entre otras co-sas, por qu la traduccin de los versos de Maiakovs-ki es especialmente difcil y hasta parece a veces im-posible. Primero: la rima. Rimas que no han exis-tido antes de l, ingeniosamente suyas y cuyos finesson mltiples: lo de - habla en su folleto - ligarlos versos para mantener las palabras, formulandoun pensamiento: el de descargar el nfasis, lograndoel acercamiento inesperado y humorstico de dos pa-labras, acercamiento conseguido por la rima subra-yando la palabra principal de un verso, revelndo-lo con la rima: dorar la pldora y hacer tragar cier-tas cosas a los lectores, etc.

    Cmo encontrar esas rimas en la traduccin? Ha-bra que recorrer de nuevo en otra lengua todo el ca-mino recorrido por Maiakovski mismo. Haran faltaaos y aos y genio.

    Encontrar las rimas manteniendo el ritmo, ese rit-mo misterioso del cual habla en su libro y que nadatiene que ver con las medidas poticas conocidas, manoteniendo siempre las abreviaturas propias de Maia-kovski, y tambin de la lengua rusa que posee unacento tnico, que no tiene ms que tres tiempos, esdecir, sin verbos auxiliares y que es un idioma de de-clinaciones, es decir, sin necesidad casi de preposi-ciones.

    y hasta inventando, como Maiakovski, palabrasnuevas, creando como l expresiones inditas...

    Aun revolucionando la poesa.He aqu lo que el mismo Maiakovski dice en el pr-

    logo de una antologa de sus poemas en polaco (1917):

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    Al lector polaco

    Traducir poemas es asunto difcil, especialmentemis poemas. El poco conocimiento que el escritoreuropeo tiene de la poesa sovitica se explica por esto.

    Es tanto ms triste en cuanto que la literatura re-volucionaria ha debutado con el verso.

    Otra razn de la dificultad al traducir mis versosviene de que yo introduje en ellos la lengua cotidiana.hablada...

    Tales versos son comprensibles y no tienen graciams que si se oye el sistema general de una lengua yson casi intraducibles como si fueran juegos de pa-labras.

    Su manera de trabajar molestaba a la gente. Lamoral exige, yo no s por qu, que para trabajar hayque levantarse temprano, instalarse siempre en el mis-mo lugar y no dejarse distraer por nada. Durante suestancia en Pars, la gente, los artistas, que sin em-bargo deberan de saber que hay trabajos y trabajos,decan: Este poeta sovitico que se levanta al me-dioda, va de caf en caf y de cabaret en cabaret.Cmo dicen ustedes? El que no trabaja no come,no es eso? i Pues no hay ms que verlo... !,.

    Maiakovski haba trado de sus viajes a Pars yde su viaje a Mxico y Estados Unidos, donde segu-ramente haba ido tambin de caf en caf y de ca-baret en cabaret ciclos de poemas, algunos de loscuales estn entre los mejores y un reportaje en pr(}4sa: Mi descubrimiento de Amrica.

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    Los anales de Maiakovski, de V. Katanian, amigode Maiakovski y uno de los guardianes de su obracompleta, autor de una obra de teatro - Ellos cono-cieron a Maiakovski -, da ao tras ao, desde sunacimiento hasta su muerte, todos los datos biogrfi-cos y bibliogrficos de la vida y la obra de Maiakovs-ki, en la medida en que es posible precisarlos. Allse ve la extraordinaria actividad cotidiana de Maia-kovski.

    Pero est tambin la reputacin que las gentes hacen de nosotros.

    ... La de Maiakovski estaba bien establecida: lo ha-ban atrapado en el momento de la blusa amarilla yesa imagen no le abandonara jams. Diez aos, quin-ce aos ms tarde an no le haban perdonado lablusa! Las gentes seguan sintindose molestas, insultadas por l. Tena que ser un golfo, no se le podatomar en serio, mejor ser escpticos... Yo misma heodo a una muchacha decirle en Pars, en 1925, des-pus de una lectura que haba hecho ante un peque-o grupo: Dentro de dos o tres aos, cuando se hayacalmado, no escribir usted maL .. , Tena lo ms vein-te aos y era muy bonita. Maiakovski la mir sonriendo con dulzura y le propuso pasar juntos la no-che. Con los hombres era menos indulgente. Con todatranquilidad deca a un gran seor: Vyame a com-prar cigarrillos. Y habitualmente el caballero iba.

    La gente... las gentes que os mordisquean, que pe-llizcan vuestra vida con sus juicios, sus suposiciones,sus cuentos, su difamacin...

    De pocos hombres se habrn dicho tantas falseda-des, calumnias, mentiras, difamaciones como se handicho de Maiakovski y siempre con una especie deasombro profundo. Levantaba los hombros y preten-

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    da burlarse: esto le haca un dao horrible. Yo ja-ms le he odo un chisme, jams comentaba la vidao los asuntos de otro. Los cuentos, la maldicenciaeran cosas que le irritaban.

    Fue en Pars donde escribi este poema construi-do con las frases odas en el caf y que termina as:

    Escuchad, lectores,cuando leis

    que con ChurchillMaiakovskies amigo como un cerdo

    o que me he casadocon la ta de Coolidge,

    tener la bondadde no creerlo.

    (El Caf, Pars, 1925)

    y estn las trgicas palabras que dijo en la confe-rencia pronunciada dos semanas antes de su muerte:

    ... He organizado esta exposicin (se trataba de laExposicin Maiakovski Veinte aos de Trabajo, E.T.)porque dado mi carcter alborotado me atribuyen tan-tas fechoras, me acusan de tantos pecados verdade-ros o falsos, que a veces me gustara marcharme acualquier parte, dos aos o ms, para no or tales co-mentarios y tantas injurias! Pero al da siguientevuelvo a ser el de antes, abandono mi pesimismo, meremango las mangas y me pongo a luchar, reivindi-cando mi derecho a existir como escritor de la revo-lucin y por la revolucin sin quedarme al margen.El sentido de esta explicacin es demostrar que el es-

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    eTilor revolucionario no es algo al margen cuyas co-plillas andan impresas en un libro que queda en losestantes, cubrindose de polvo. El escritor revolucio-nario es un hombre que toma parte en la ~'ida diariay en la construccin del socialismo. (Estenograma dela conferencia del 25 de marzo de 1930.)

    y estn las primeras lneas de la carta que dejantes de morir:

    No se culpe a nadie de mi muerte, y por favor, sincomentarios,

    al difunto le molestaban enormemente.

    y como la mitad de las conversaciones no son msque habladuras, a Maiakovski le horrorizaban lasconversaciones. Ni charlas ni disertaciones profundassobre los estados diferentes del alma. Llegaba a decirque si las gentes no hablasen todo el tiempo, las re-laciones humanas seran ms fciles y no habra tan-tos desgraciados. Ms que ocuparse de la gente, legustaba jugar con ella. Primero a la baraja, despusal billar, a cualquier cosa o juego inventado. Prefe-rentemente por dinero, pero tambin por cualquierapuesta fantstica. He visto a un seor gordo pasarbajo la mesa de billar arrastrndose sobre el vientreporque haba perdido la partida... Una noche, en unacalle desierta de Montmartre, Maiakovski y algunosamigos comenzaron, por juego, a tirar el bastn deMaiakovski a travs de una corona mortuoria dora-da, que serva de ensea a una casa de pompas fne-bres, colgada perpendicularmente. Las reglas del jue-go fueron elaboradas all mismo y Maiakovski gantodas las veces que quiso, porque tena buen ojo y58

  • Recuerdos sobre Maiakovski

    un brazo de gran precisin y porque, adems, su bra-zo quedaba casi a i la altura de la corona!

    Maiakovski jugaba muy bien a todos los juegos, alas cartas y al billar. Puede ser que le gustase el jue-go porque era un descanso, algo que le obligaba apensar en algo diferente al trabajo obsesionante. Legustaba el riesgo. En el juego y en la vida.

    Tambin estaban las mujeres. En primer lugar lamujer, su mujer, aquella a la que dedic todos suslibros, cuya obsesin llen sus poemas de amor y losotros, a la que encontramos a cada paso de su poesa,la que encontraremos en su carta de adis:

    Lil, mame.

    Estos poemas dedicados no eran simplemente esospoemas sobre los cuales, una vez concluidos, se poneel nombre de alguien por cortesa o porque fueronescritos para alguien. Sus poemas estaban verdadera-mente dedicados en cada una de sus palabras, escri-tos verdaderamente para aquella a quien lo'> dedicaba.

    Despus seguan las dems mujeres. De preferen-cia las muy jvenes y muy bonitas. Con las mujeresera de una gentileza sorprendente en un coloso. Loera sobre todo cuando la mujer haba tenido bonda-des con l. Entonces senta miedo de faltada al respe-to, de ofenderla. Nunca dejaba caer a una mujer, ladepositaba con delicadeza. Y se volva elocuente. Lasatenciones de Maiakovski por una mujer, la preocu-pacin por facilitarle la vida, sobre todo si era unamujer que trabajaba, los regalos, las flores... Si lasmujeres ensayaban resistirle, l las persegua con latenacidad de una locomotora y la tenacidad de unalocomotora enrgica. Esto no impeda que las muje-

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    res, que generalmente no se resistan, prefiriesen asus maridos o a sus amantes de siempre. Respirabanmal en la altitud Maiakovski, le tena miedo. No tuvojunto a las mujeres el xito de un tenor, le faltabatotalmente ese don escabroso, desflorante, de insinua-cin y dobles intenciones que tanto gusta a las mu-jeres.

    Hay que decir que tenaz no lo era solamente cuan-do quera conquistar una mujer. Viva con una obs-tinacin, con un coraje, una voluntad que no son po-sibles sino cuando se est muy seguro de tener la ra-zn, cuando se est muy seguro de la necesidad dever triunfar cierta verdad que se sabe lo que vale...y cuando se tiene la paciencia nerviosa de Maiakovs-ki, ese hombre que no era ms que nervios, poseaesa verdad en el grado ms alto. No voy a contar austedes la larga lucha que sostuvo, por ejemplo, paramontar en escena su espectculo Misterio-Bufo (1918),acogido con gran entusiasmo a la primera lectura porMeyerhold, por Lunatcharski y su chfer, rechazadoluego de teatro en teatro, saboteado por las gentesde arte hasta en los detalles ms pequeos (desapa-ricin de actores y de clavos) y, a pesar de las repre-sentaciones triunfales, trasladado a un circo, para serexpulsado de all... y cuando por fin se instala el es-pectculo en el teatro Meyerhold y alcanza el triunfomerecido, Maiakovski tuvo que luchar i para que lepagaran! Le contestaban simplemente: No pagar poruna indecencia como sa merece alabanzas. El asunto termin ante el tribunal, quien dio la razn a Maia-kovski.

    Nunca se daba por vencido, una derrota no erapara l ms que una etapa en el camino de la victo-ria. Y sin embargo...

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    Con frecuencia estaba sombro, preocupado, silen-cioso. Cuando encontraba gentes cuya cara no le gus-taba, demostraba su aburrimiento, se callaba con tan-ta intensidad que las gentes no tenan casi nunca quepreguntar nada. Si esto era insuficiente, pasaba sobreellos como una apisonadora...

    No quera ms que a los suyos. Necesitaba sentirlos codos apoyados en los suyos, en su pas. Fuera deMosc era mortalmente desgraciado. Los viajes fueronpara l un verdadero cansancio que se impona porquelos juzgaba indispensables para su trabajo. Pars le eramenos hostil porque encontraba all un trozo de sufamilia, es decir, a alguien que ama y detesta lasmismas cosas y las mismas gentes, que hace suyasvuestras querellas y vuestras amistades. Necesitaba te-ner confianza. Le gustaba la fidelidad y la exiga delos otros y la daba l mismo, a vida o muerte. Poreso, los que estaban acostumbrados a contar con l:su pas, sus amigos cercanos, sintieron una impresinhorrible de traicin con su muerte.

    Hacia sus amigos era desconfiado, celoso, cerrado,violento y, en general j intolerable! Saba ser siniestrocuando se lo propona y las cosas ms pequeas po-dan con l volverse dramticas. Era un amigo exigen-te, todo poda ser para l una prueba de negligencia,de indiferencia hacia l... En uno de sus viajes a Pa-rs, la historia de un jabn nos ha costado tres das desilencio profundo e insinuaciones penosas. Maiakovskiera un manitico de la limpieza y tena un miedo en-fermizo a los contagios. Se lavaba las manos un nme-ro extraordinario de veces y cuando no estaba en sucasa llevaba en el bolsillo un jabn. Al pasar por Ber-ln haba comprado un jaboncito, metido en una caji-ta, uno de esos trucos muy prcticos que los alema

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  • Recuerdos sobre Maakovsk

    nes adoran. Quiso tener otro, ste de Pars. Yo, evidentemente, tena que comprrselo puesto que l no ha-blaba francs. Pero los franceses no son muy prcti-cos y no encontr en ninguna parte el jaboncillo nila cajita para llevarlo. Haba jaboncitos y cajitas, peroninguno estaba hecho la una para el otro.

    Lo haces queriendo, me deca Maiakovski. T noquieres hacer nada por m. .. Evidentemente es pedir-te demasiado...

    Todava no hay jabn? No puedes comprar unjabn para m! Es increble... Como guste, seora, ira buscarlo por las calles...

    y al final de tres das de enfado:Adis, ya me arreglar sin ti...Llor de rabia. Maiakovski se fue solo y volvi con

    una hermosa cajita redonda de aluminio. Me costocultar mi triunfo al dejarle lavarse las manos condentrfico Gibss! Seguramente haca mucho tiempoque haba visto este jabn en un escaparate, pero enlugar de comprarlo se haba servido de l para com-probar mi amistad...

    Una de las grandes pruebas de amistad que me dio,fue la de soportar la lectura de todo un manuscritomo: prosa, escuchar prosa! Creo que no lo hizo ja-ms por nadie. A partir de ese momento, me deca confrecuencia sobre la tcnica literaria, sobre sus diferendas, cosas que en parte encontr luego en su ensayo:Cmo se hacen los versos. Llegaba incluso a tirarmede la manga si yo contaba a la gente una historia cual-quiera, susurrndome: Quieres callarte, eso te servir... Tambin cuando contaba pequeas cosas, comoesto que recuerdo por casualidad: contaba yo que enLondres, antes, en ciertos cines, la separacin de losasientos era de dos en dos plazas y que antes de que

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    se encendiera la luz ya las acomodadoras que vendanchocolatines, gritaban con fuerza: Chocolates / i Cho-colates/

    Maiakovski quera ensearme a tener quieta la len-gua, a economizar mis reservas, a convertirme en unescritor profesional: Has escrito hasta ahora sobretus reservas. En 10 sucesivo, si quieres escribir, las tie-nes que renovar. No las desperdicies.

    Pienso, tambin, en 10 que me deca sobre los ep-tetos, sobre las palabras que inevitablemente arrastranlas unas a las otras. Como por ejemplo: el puerto realde Mahoris ... del que desgraciadamente yo hablo enmi libro A Tahit (1), ya aparecido en esa poca. En-tonces, si t dices puerto, hace falta que digas real?Yo veo entonces un rey con una gran barba y la sopade coles corrindole por ella... Comprend todo loque quera decirme.

    (1) Mi primer libro escrito en roso, narracin de una temoporada pasada en Tahit, aparecido en Mosc, en 1923. El ma-nuscrito de que hablo ms arriba, es el de mi primera novela,Fresas del bosque, escrito tambin en ruso y aparecido en Mos-c, en 1926.

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  • VI

    Fue en 1922 cuando Maiakovski lleg por primeravez a Pars, mientras yo estaba en Berln. Escribi enlzvestia del da 6 de febrero de 1923:

    La aparicin de un sovitico vivo causa por todaspartes admiracin e inters con innegables matices deasombro (en la prefectura de polica el efecto de sen-sacin es el mismo, pero sin los matices). Lo que do-mina es el inters. Delante de mi persona se manifesthasta con tendencia a hacer cola. Durante varias horasme hacan preguntas, empezando por el aspecto fsi-co de Lenin y terminando por la leyenda, muy exten-dida, de la nacionalizacin de las mujeres de Sa-ratov.. .

    Cuando Maiakovski vena a Pars y si estaba yo, seinstalaba en un hotel pequeo donde yo viva. Comono hablaba ms que el ruso (y el georgiano) no meabandonaba un momento, persuadido como estaba deque sin m estaba i perdido, vendido, traicionado! Con-vertirse as en sordomudo y no hablar ms que el trio-let como l deca, le sacaba de quicio. No poder pro-bar que la URSS era el nico pas habitable, no com-prender lo que hablaban y pensaban los franceses, nodominar con la palabra a los que le rodeaban, comoera su costumbre, le pareca horrible:

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    Yo supongo que los extranjeros me estiman, peropudiera ser tambin que me consideren un imbcil- no hablo de los rusos en este momento -. Pngan-se ustedes en el lugar de los americanos, por ejemplo,han invitado a un poeta, les han dicho: Es un genio.Un genio es an ms que una celebridad. Yo llego, yde sopetn:

    --Give me please some tea.De acuerdo. Me lo dan. Espero un momento y re-

    pito:--Give me please ...Me lo vuelven a dar.Entonces vuelvo una y otra vez en todos los tonos

    y con toda clase de modulaciones:-Gime me y regive me y reregive me... - Me ex-

    plico verdad? Y la encantadora velada contina...Los viejecillos me escuchan respetuosamente y

    piensan ellos: Esto son los rusos, ni una palabra dems. Un pens/ldar. Tolstoi. El Norte ...~

    El americano piensa cuando trabaja. Jams le ven-dr- a un americano la idea de pensar despus de lasseis de la tarde.

    No se le ocurrir la idea de pensar que yo no co-nozco ni una palabra de ingls y que mi lengua sal~la y se enreda como un sacacorchos, de tanto deseocomo tengo de hablar algo, y que, levantando la len-gua como un bastn en un juego de equilibrio, enfilocuidadosamente toda clase de O y de V intiles por-que no son ms que piezas sueltas. No se le ocurrira un americano la idea de que yo me ponga a' parir pe-nosamente frases salvajes, suringlesas.

    -yes white please five double arm strong...Tengo la impresin de que encantados por mi acen-

    to, arrastrados por mi espritu, conquistados por la

    655 MAIAKOVSKI

  • Recuerdos sobre Maiakovski

    profundidad de mi pensamiento, las mujeres de pier-nas kilomtricas se han quedado sencillamente meduseadas por m y los hombres se han puesto a adelgazara ojos vista y se han vuelto pesimistas, pues les es im-posible rivalizar conmigo.

    Pero las Ladies retroceden, habiendo odo por cen-tsima vez la letana del t, dicha con una encanta-dora voz de bajo mientras los gentlemen se salvan porlos rincones.

    Quieres traducirles t, le dijo gritando a Burliuk,que si supiesen el ruso yo hubiera podido, sin estropearsus corbatas, clavarles con mi lengua a la cruz de suspropios tirantes, que hubiera podido hacer gIrar sobreel hierro del asador de mi lengua a toda esta coleccinde insectos! JI)

    Y Burliuk, concienzudamente, tradujo:Mi glorioso amigo, Vladimir Vladimirovitch, pide

    a ustedes otra taza de t.

    (Cmo les hizo rer, 1926)

    El viejo amigo de Maiakovski, Burliuk, a quien haban echado de Bellas Artes al mismo tiempo que a ly que fue el primero en proclamarle poeta de genio,exigindole que lo fuera para no pasar l por mentiro-so, Burliuk viva desde haca aos en Amrica: Chicago o Nueva York... Cuando llegaba Maiakovski le te-lefoneaba:

    -Aqu, Maiakovski.-Buenos das, Volodia. Cmo ests? - respondi

    la voz de Burliuk.-Te doy las gracias. Durante estos ltimos aos he

    tenido un catarro muy fuerte.

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    (Esto era al menos lo que Maiakovski me cont desu encuentro con los fundadores del futurismo ruso.)

    Sin embargo Maiakovski consegua arreglarse consu mmica y sus gestos excesivos. En casa del sastre,haca muy seriamente dibujos pequeos indicando losdefectos de su cuerpo y, con puntos, la manera de co-rregir el traje. Por donde furamos nos acompaabauna especie de asombro. Este gigante jugaba con lasgentes como un perro grande con los nios: las empujaba delicadamente y las mordisqueaba sin hacerlesdao ...

    Pero sucedi que algunos das despus de su llegada Maiakovski recibi de la prefectura la orden de saolir de Pars. Estaba muy tranquilo y haca lo que to-dos los extranjeros hacen cuando vienen a Pars, ibaal Louvre y a los cabarets y se compraba camisas ycorbatas, y de pronto le dicen: que tiene que marcharse 1Por qu? Creo que haban confundido a Maia-kovski con Esnin, al ser los dos poetas y porqueEsnin haba dejado malos recuerdos a la polica deParS"por razones que nada tienen que ver con la pol.tica sino ms bien con la bebida. Pero Maiakovski saoba beber. Entonces qu le queran?

    Henos aqu los dos en la prefectura. Me veo erran-do con l por los largos corredores oliendo a pis, en-viados de oficina en oficina, yo delante, Maiakovskidetrs, haciendo mucho ruido con el acero de los ta-cones y del bastn, que llevaba arrastrando y se le en-ganchaba al pasar en los muros, las puertas y las si-llas. Al fin llegamos a una oficina de alguien importante. Era un seor muy irritado el que se levant detrsde la mesa para decirnos con voz fuerte y furiosa queel seor Maiakovski deba dejar Pars en veinticuatrohoras. Yo balbuce algo poco convincente mientras

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    Maiakovski, insoportable, me interrumpa constante-mente con sus: Qu es lo que le dices? .. Qu es loque l te dice? .. Yo le digo que no eres peligrosoporque no hablas ni una palabra de francs ...

    La cara de Maiakovski se ilumin, mir confiado alfurioso seor y le dijo con su voz gruesa e inocente:

    -Jambon...El seor ces de gritar, mir a Maiakovski, sonri

    y le dijo:-Por cunto tiempo quiere usted el permiso?En la ventanilla de una gran sala fue donde Maia-

    kovski tendi al fin su pasaporte y le pusieron los se-llos indispensables. El empleado mir el pasaporte yle dijo en ruso: Usted es del pueblo de Bagdadi, pro-vincia de Kutais? Yo he vivido all varios aos. Era vi-ticultor... Estaban los dos encantados. Fue una prue-ba ms de la pequeez del mundo, nos vamos pisandolos pies ...

    Con tantas emociones, Maiakovski se fij demasia-do tarde de que no tena su bastn: ise lo haban ro-bado en plena Prefectura!

    Tratndose de robos, Maiakovski no haba tenidosuerte en Pars. Se le vea demasiado, era demasiadoevidentemente un extranjero y un extranjero rico, paraque no repararan en l los que buscan una vctima.

    Esto ocurri en otro de sus viajes a Pars. Partapara un viaje alrededor del mundo, haba economiza-do y llevaba veinticinco mil francos. Un da, no s porqu razn, los retir del banco. La catstrofe se pro-dujo al da siguiente. Yo haba venido temprano asu cuarto a buscarle. Estaba en mangas de camisa,tomando el desayuno, su jambon. En el momentode salir ech su chaqueta sobre una butaca, con ungesto maquinal para verificar si todo estaba en los bol~

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    sillos. De pronto lo vi palidecer. No haba visto a na-die volverse ante mis ojos color de ceniza: le habanrobado todo su dinero, sus veinticinco mil francos ...

    Estaba en la primera etapa de su viaje alrededordel mundo que deba durar un ao... y ni un cntimoen el bolsillo.

    Otro hubiera ensayado encontrar el dinero para pa-gar un billete de regreso a Mosc y se hubiera vueltocon su vergenza y su ictericia. No Maiakovski. Su aba-timiento dur slo una hora. Ya camino del comisa-riado, olvidando de ajustar sus pasos a los mos, medeca: Sobre todo no cambiemos nada en nuestro g-nero de vida. Almorzaremos en la Grande Chaumierey despus ir a hacer unas compras Estaba decidi-do a no dejarse dominar por la vida .

    El que rob a Maiakovski debi de seguirle desdeel momento en que retir el dinero del banco. En todocaso era el hombre que la vspera haba alquilado lapieza enfrente a la suya, seguramente, sabindolo todo.Aprovechndose de que Maiakovski sali para ir albao, dejando la puerta abierta, cogi el dinero y de-sapareci del hotel. Sus seales, dadas por la camare-ra y el dueo del hotel, eran perfectamente conocidasen el comisariado como las de un ladrn profesional.De comisariado en comisariado fuimos... sin encon-trar nunca ni el ladrn ni el dinero.

    Por otra parte, sin esperar ms, Maiakovski se pusoa procurarse dinero para recuperar la suma robada.de las Ediciones de Mosc consigui Lil una cantidadrespetable, que dos aos despus devolvi. Lo demslo iba encontrando donde poda. i Iba pidindolo atodo el mundo! Y se fue volviendo un juego: Cun-to me dar ste? Qu crees t? Doscientos? Yo digociento cincuenta. La diferencia para ti. Y ste? Nada?

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  • Recuerdos sobre MaiakovskiYo digo... mili Si me da algo te doy veinte francos.Era en 1925, durante la Exposicin de Arte Decorativo y haba en Pars muchos rusos soviticos. Juzgba-mos a la gente segn y cmo daba el dinero o si nodaba nada. Los compaeros que tenan dinero y selo rehusaban dejaban de existir para Maiakovski. Pe-rros, deca expresando su disgusto con gestos de laespalda y del rostro... Y se pona a perseguirlos, ha-ciendo de ellos la irrisin general durante toda su es-tancia en Pars. Haba otros que encontraban raro quetal historia le hubiese sucedido: Es demasiado vivopara dejarse coger... , repetan desde lo alto de su taolento entre anchas sonrisas.

    Si por el contrario alguno daba a Maiakovski msde lo que haba previsto de sus posibilidades y de sugenerosidad ste se volva un ser adorable. As fue conI1ya Ehremburg, que hasta ese momento le haba sidoindiferente y consigui conquistarle con cincuentafrancos belgas. Ehremburg vena de Blgica y tenapoco dinero. Estos cincuenta francos fueron un temaconstante de ternura para Maiakovski. i Belgas - deca -, fjense bien que son belgas! Y se mora derisa. Y se puso a llamar a Ehremburg por su nombre,encontrndolo estupendo.

    Pero si Maiakovski haba recibido autorizacin paraestar en Francia, esto no quera decir que la policase durmiese. Por dondequiera que bamos haba dosseores que se encarnizaban por hacer lo mismo quenosotros hacamos. Hemos debido costarles mucho dinero en taxis, fiestas y comidas.

    Fue en ese mismo restaurante de la Gran Chaumie-re, donde bamos a comer todos los das (porque encuanto iba tres das al mismo sitio Maiakovski toma-ba la costumbre), mientras comamos con unos ami-70

  • Recuerdos sobre Maiakovski

    gos, cuando vinieron a sentarse en la mesa de al ladodos hombres a los que ya habamos visto. Uno joveny otro viejo y todo lo ms correcto y ms francesesposibles. Maiakovski se puso a contar cuentos y noso-tros a rernos hasta las lgrimas, mientras nos mira-ban impasibles los vecinos, el joven y el viejo. Perocuando Maiakovski empez a contar cierta partida debillar, entonces nuestros vecinos empezaron a rersecon esas carcajadas que no se pueden contener, aun-que dependa de ellas vuestra carrera o vuestra vida.

    En 1929 vi a Maiakovski por ltima vez y siempreen Pars.

    Recuerdo cmo sentado en el suelo con un bloc depapel apoyado sobre la cama, escriba cartas a Mos-c. Se han fijado ustedes que los nios eligen siemprela postura ms incmoda para leer o para escribir?Durante horas permanecen en una posicin que parece han degido por un solo instante... Maiakovski ha-ca como ellos ...

    Despus, la noticia lleg por telfono a las ocho dela maana: Maiakovski se ha matado ayer, 12 de abrilde 1930, de un tiro de revlver en el corazn. Muerteinstantnea.

    Reproduzco aqu el principio de la carta que enconotraron cerca de l.

    No se culpe a nadie de mi muerte, y por favor, sin co-mentarios,

    al difunto le molestaban enormente.Madre, hermanas, camaradas, perdonadme - no es un

    mtodo, no se lo aconsejo a nadie-pero no tengo otra salida.Lila, dmame.

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  • Recuerdos sobre Maiakovski

    Camarada Gobierno: mi familia se compone de LillBrick,

    Madre, mis hermanas y Vernica Vitldovna Polns-kaia.

    Si les haces la vida soportable, gracias.Enviad los versos inacabados a los Brick. Ellos sabrn

    descifrarlos.Como suele decirse,

    el incidente ha concluido,la barca del amor

    se estrell contra la vida cotidiana.Estoy a mal con la vida

    y es intil recordardolores,

    desgraciasy ofensas mutuas.

    Sed felices.

    Vladimir Maiakovski, 12-4-1930.

    El texto de estos Recuerdos ha sido publicado por primeravez en la Nouvelle Revue Fran9aise, abril de 1939, y en mi vo-lumen, junio de 1939, en Editions Sociales Internationales. Ensetiembre del mismo ao la polica lo retiraba con ciento vein-te ttulos ms de esa casa editora, entre ellos el Till Enlenspie-gel, presentado por Romain Rolland, las obras de Engels, deLenin, etc.

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  • UNA SELECCIN DE POEMAS

  • NOTA SOBRE LA EDICIN

    La presente versin de los poemas de Maiakovskise ha realizado teniendo presentes, sobre todo, las tra-ducciones castellanas de Lila Guerrero, editadas pri-mero en Editorial Platina en cuatro volmenes (Bue-nos Aires, 1957) y ms tarde, extractadas, en un tomode la Biblioteca Clsica y Contempornea de la Edito-rial Losada (Buenos Aires, 1970). La razn de esta pre-ferencia se debe al hecho, evidente para nosotros, deque se trata de la mejor versin efectuada en lenguacastellana de la poesa de Maiakovski de cuantas co-nocemos.

    Hemos tenido presentes, asimismo, las traduccio-nes de Jos Fernndez Snchez, editadas en dos vol-menes en la coleccin Visor (Madrid, 1972 y 1973), ascomo, naturalmente, las traducciones al francs deEIsa Triolet, editadas junto con los Recuerdos, en elvolumen titulado Maiakovski, Vers et Proses (Pars,1957).

    Queremos agradecer al poeta Carlos Sahagn su re-visin de las versiones, las cuales ha contrastado, apar-te de con los textos origi