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Transformados2 Corintios 3:18Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Seor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espritu del Seor.

I. Una transformacin1. El trmino es el mismo que describe la transfiguracin del Seor (Marcos 9:2), y el que usa Pablo en Romanos 12:2.2. No se refiere a la regeneracin, que es obra instantnea, no un proceso; sino la santificacin, que es el desarrollo de esa vida nueva. Pablo se incluye en el Nmero (an no era perfecto).3. Es transformacin gradual y continua. Todo creyente siente la necesidad de ella.

II. El modelo de ella: La gloria del Seor1. La gloria de su carcter. En cuanto a su pureza: a su obediencia; a su amor; a su abnegacin. Gloria insuperada e insuperable.2. Es el modelo digno, nico, suficiente. Por qu otros?

III. Los sujetos: Nosotros todos, esto es: los creyentes1. Todo carcter est experimentando constantemente algn cambio: acentundose, confirmndose; para bien o para mal.2. El incrdulo se prepara para el infierno; el creyente para estar con Cristo. 3. Slo Cristo puede apreciar tal gloria; slo l la desea, y tiene el principio de esa vida gloriosa.4. Y es privilegio de todos y cada uno. Hemos de ser semejantes a l.IV. El instrumento: Como en un espejo1. No es otra cosa que la Palabra de Dios (Sant. 1:23). En ella est reproducida fielmente su imagen moral. Aun cuando sea imperfecta nuestra visin (1 Corintios 13:12). No seramos capaces de verla cara a cara (Moiss, los discpulos en la transfiguracin).2. La Biblia es el gran instrumento de santificacin: enseando, reprendiendo, inspirando, etc. 2 Timoteo 3:16, 17. Cristo aparece en todas sus pginas, bajo diferentes aspectos.

V. El agente transformador: El Espritu del Seor1. No la Palabra sin el Espritu.2. Tampoco el Espritu sin la Palabra;3. Sino el Espritu por medio de la Palabra.

VI. El obstculo quitado: A cara descubierta1. La ignorancia, el pecado, la preocupacin son obstculos que, como velos, impiden a muchos mirar la gloria del Seor.2. Mirmoslo! No apartemos nunca de l nuestros ojos. Nos parecer que nada aventajamos, pero otros vern el cambio, y despertaremos a su semejanza.