"Guerra Fría es el estado de tensión
entre potencias o bloques en el que cada una de
las partes adoptaba una política que tiende al
reforzamiento a expensas del adversario, sin
llegar a las acciones de una guerra caliente.”
Giampaolo Calchi-Novati.
EL PRINCIPIO DE LA GUERRA FRÍA
El fin de la Segunda Guerra Mundial legó a los pueblos de Europa graves dificultades
económicas y grandes conflictos sociales. Y es que, su vida industrial y social estaba totalmente
paralizada. En este caldo de cultivo afloraron con gran fuerza los apoyos a los grupos socialistas
y comunistas de una manera creciente en Europa. Muchos eran los que pensaban que el
capitalismo se había resuelto obsoleto; de hecho, Auschwitz representaba la crisis de la antigua
Europa capitalista y Stalingrado se concebía como el símbolo de la superioridad del socialismo.
Por ejemplificar con cifras diremos que en Francia, Italia y Finlandia, los comunistas
representaban, poco después de terminar la Segunda Guerra Mundial, el veinte por ciento del
total del sufragio y Bélgica, Dinamarca, Noruega, Holanda y Suecia alcanzaban el 10 por ciento.
Por otra parte, fuera de Europa, en Japón, la economía estaba al borde del descalabro y China
estaba inmersa en una guerra civil. Como vemos, la situación mundial comercial y financiera
era dramática y la escasez de alimentos y los disturbios sociales y políticos no auguraban
consecuencias positivas.
Ante este escenario, con el renacimiento sobrevenido de la izquierda en Europa y la posible
consecuente nacionalización de la industria europea, entre otras cosas, los norteamericanos
sintieron amenazado su estilo de vida, su ideología: la empresa privada y el libre mercado.
Y es que, entre otras cosas, los ingleses, ahogados por su necesidad de financiación en el año
1947, barajaron la posibilidad de retirarse de Grecia y Turquía. Si esto ocurría, serían o los
Estados Unidos o Rusia los que recogerían las riendas de nuevo; y si los comunistas griegos se
hacían con el poder, estrechando lazos de amistad con la Unión Soviética; probablemente el
éxito de los comunistas en Grecia comenzaría un efecto dominó en toda Europa.
Por ello, Truman, al frente de la Casa Blanca en ese momento, decidió pasar a la acción.
Primero, decidió que la política de Estados Unidos pasaría por apoyar a los pueblos libres que
intentasen resistir al sometimiento de “minorías armadas o presiones externas” y se destinó una
partida de cuatrocientos millones de dólares para ayudar a Grecia y Turquía. Además, Estados
Unidos se comprometía a financiar la reconstrucción de Europa si lo europeos exponían un plan
para ello. La justificación de Truman a esta maniobra fue, en sus propias palabras, la siguiente:
“Nuestra mayor preocupación…es…que la civilización que dio a luz al estilo de vida
norteamericano siga en pie. Si Europa fracasa en su recuperación, los pueblos de estos países
podrían verse abocados a la filosofía de la desesperación (del totalitarismo). Y si los
acontecimientos tomaran este rumbo, la paz y la estabilidad mundial recibirían un golpe
mortal. Podríamos vernos incluso obligados a modificar nuestro sistema económico y a
renunciar, por el bien de nuestra propia seguridad, al disfrute de muchas de nuestras libertades
y privilegios”. Y todo ello, porque se temía que Stalin intentara beneficiarse de los disturbios
sociales y de la parálisis de Europa y así, extender el poder soviético. Truman entendía que si el
comunismo llegaba a extenderse hasta las naciones libres, Estados Unidos quedaría aislada de
de sus fuentes de abastecimiento y perdería a sus países amigos; lo cual podría llevar a la ruina a
la economía americana y a modificar totalmente su estilo de vida.
Dentro de Europa, ningún país vivía una situación tan alarmante como Alemania y éste era un
país al que Estados Unidos le otorgaba total importancia en su recuperación, más incluso que a
cualquier otro país europeo; esto debido a la imperiosa necesidad de recuperar la producción de
carbón alemana como motor de la recuperación del resto de Europa. Para ello, el potencial
económico de Alemania debía integrarse en Europa Occidental. De esta manera, se tomaron
medidas para acelerar la producción de carbón en el Ruhr. Esta determinación, junto con la
Doctrina Truman y el Plan Marshall constituían una provocación directa a la Unión Soviética de
la que Estados Unidos era consciente; y es que, aunque no pretendían provocar a Stalin, sabían
que la reconstrucción de Europa primaba.
Stalin, por su parte, intentaba socavar cualquier proyecto de reconstrucción y posterior unión de
Europa y para ello, ordenó a países de su radio de poder dispuestos a recibir la ayuda americana,
a denegarla. Y no sólo presionó, sino que comenzó una nueva ronda de purgas en Europa del
Este y reorganizó la composición de los gobiernos, el Kremlin reforzó los controles en los
accesos a Berlín, creó el Cominform y multiplicó el gasto militar, entre otras cosas. Asímismo,
animaba a los partidos comunistas de Francia e Italia a obstaculizar la implantación del Plan
Marshall.
Ya llevaba pensando desde los años 20, lo que no llevaría a cabo hasta 1947(a pesar de que
muchos son los que piensan que la Guerra Fría comenzó tras la IIGuerra Mundial, muchos otros
aluden al final de la IGuerra Mundial, como momento inicial del conflicto entre EEUU y la
Unión Soviética) cuando en uno de sus discursos declaró: “Debemos respaldar enérgicamente
la lucha revolucionaria de los pueblos oprimidos… contra el imperialismo de Estados Unidos,
Inglaterra y Francia.” De esta manera, ayudaría a precipitar el capitalismo a la crisis y a su
extirpación del mundo. Así, el Kremlin quiso acelerar el proceso revolucionario tanto en
Centroamérica y Sudamérica y Asia.
En este momento, el planeta se estaba dividiendo en dos mundos y la coexistencia pacífica se
había tornado imposible. Por su parte, los americanos consideraban que ahora que la correlación
de fuerzas aún beneficiaba a estados unidos, era la hora de actuar. En cuanto a la parte de
Alemania, se trató de unificar las zonas norteamericana, británica y francesa para formar una
república federal y así realizar una reforma monetaria y propulsar la producción industrial.
Además, Norteamérica sabía que las amenazas de Stalin, como consecuencia de esta acción, no
debían suponerle un problema puesto que tenían la certeza de que la Unión Soviética no estaba
dispuesta a ir a la guerra puesto que éstos eran conocedores de la posesión americana del
monopolio atómico y de su capacidad de destrucción total.
En cuanto Truman declaró haberse embarcado en una guerra contra el mal para luchar por el
alma de la humanidad, Stalin vio en el paisaje internacional, no sólo peligros sino también
grandes oportunidades. Y es que, hay quien piensa que uno de los grandes errores no los
cometió Stalin sino Truman. Stalin nunca se presentó abiertamente como agresor y conservó su
halo de legitimidad internacional dado a su expansionismo dejando a occidente el papel de
responsable de la ruptura de los acuerdos de Yalta y Potsdam y de iniciador de la confrontación.
Molotov: “¿Qué significa eso de
“Guerra Fría”? Nosotros estábamos
simplemente a la ofensiva. Se enfadaron con
nosotros, por supuesto, pero estábamos
obligados a consolidar lo que habíamos
conquistado”
EUROPA
Como anexo a este texto me gustaría remarcar la importante que ha sido este proceso de
sucesivos enfrentamiento entre las dos grandes superpotencias del momento, centrándome en un
solo aspecto, y consciente de estar obviando
muchos otros que quizá sean más importantes para
los que no admiren la construcción de la Unión
Europea tanto como yo. Me estoy refiriendo al Plan
Marshall y a su consecuencia colateral como
germen principal en la creación de la Unión
Europea que hoy conocemos, una unión tan
ambiciosa que nadie se planteaba entonces. El Plan
Marshall, y su requisito de creación de un plan para
la reconstrucción de Europa, obligó a los países
europeos a organizarse y ponerse de acuerdo a la
hora de repartir los fondos americanos. De esta
forma, se creó en 1948 en París la OECE
(Organización Europea de Cooperación Económica)
constituída por los 17 países que estaban
beneficiandose de la ayuda norteamericana. Esta
forma de cooperación se reveló, para sus
integrantes, muy beneficiosa y con gran perspectiva
de futuro. Por ello, una tras otra fueron las
organizaciones que sobrevinieron a esta primera, en
la que diversos países fueron uniéndose ante tan favorable agrupación: el Benelux, la Ceca y la
Euratom en el Tratado de Roma, el Acta Única en el Tratado de Maastrich, la Comunidad
Económica Europea y la Unión Europea. Lo que comenzó siendo un mero acuerdo de reparto de
fondos, continuó acordando políticas económicas, transfiriendo este tipo de competencias a
organismo comunes a los países miembros, configurando mercados libres de circulación de
capitales… y no sólo eso, en estos
organismos, hoy en día no sólo se
discuten cuestiones económicas, sino
que se debaten temas de derechos
humanos, políticas de actuación de los
gobiernos, se transfieren competencias
soberanas de los estados, etc, en
definitiva ya no es únicamente una
comunidad económica sino que se alza
como una forma organizacional nueva
y distinta a todas los esquemas
organizacionales tradicionales como
puede ser el estado como lo conocemos
hoy en día. Sabemos cuál fue el inicio
de esta forma política; sin embargo está por escribir su futuro, que, en mi opinión se presenta
aunque utópico, prometedor.
BIBLIOGRAFÍA
“Un imperio fallido” de Vladislav M.Zubok
Discurso Truman y Plan Marshall
“La Guerra después de la Guerra” de Melvyn P.Leffler
http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_Fr%C3%ADa#Antecedentes
“Fundamentos de la Unión Europea” de Antonia Calvo Hornero
“Instituciones y derecho de la Unión Europea” Araceli Mangas Martín
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