—¿Qué piensa usted de las artes?
—El arte es la ciencia de lo inútil.
— ¿Quiere decir que desprecia usted las artes; que
las considera algo trivial, y a quiénes las practican
gentes desocupadas que no tienen otra cosa mejor
que hacer?
—¡Nada de eso, doctor! ¡Considero que el arte es
tanto más sublime cuanto mayor es su inutilidad!
—Explíquese mejor.
—El hombre es el único animal que se crea
necesidades que nada tienen que ver con la
subsistencia del individuo y con la reproducción de
la especie. No le basta comer para alimentarse,
sino que condimenta los alimentos, de modo que
añadan placer a la satisfacción de su necesidad. No
le basta vestirse para abrigarse, sino que añade, a
esta función tan elemental, la exigencia de
confeccionar su ropa con determinadas formas y
colores. No se contenta con cobijarse, sino que
construye edificios con líneas armoniosas y
caprichosas que exceden de su necesidad: lo cual
no ocurre con la guarida del zorro, la madriguera del
conejo o el nido de la cigüeña. ¿Hay algo más inútil
que la corbata que lleva usted puesta? ¿De qué le
sirve al estómago una salsa cumberland o un
Chateaubriand a la Périgord? ¿Qué añade al cobijo
del hombre el friso de una escayola o las orlas en
forma de signos de interrogación de los hierros que
sostienen el pasamanos de una escalera? Pues
bien: todo eso que está inútilmente "añadido a la
pura necesidad"... ¡ya es arte! La gastronomía, la
hoy llamada alta costura y la decoración son las
primeras artes creadas por nuestra especie, porque
representan los excesos inútiles añadidos a las
necesidades primarias de comer, abrigarse y
guarecerse.
—Prosiga, señora: me tiene usted absolutamente
fascinado.
—Pues bien —continuó Alicia—, en el momento
mismo en que el espíritu creador del hombre se
despegó incluso de la necesidad primaria para
producir sus lucubraciones, nacieron las grandes
Artes: la Poesía, la Danza, la Música y la Pintura.—
—Olvida la Arquitectura.
—Considero a la Arquitectura, como a la
Gastronomía, un añadido inútil a una necesidad
"primaria". La Danza, en cierto modo, también tiene
este lastre, pero se aleja más de la necesidad. Es...
¿cómo explicarme?, una... una... ¡una mímica
sublimada! ¡Eso es lo que quería decir! Tal vez la
Danza sea anterior al lenguaje y tuviera en sus
orígenes una intencionalidad práctica: con carga
erótica, reverencial o religiosa. ¡Yo no estaba allí, y
no sé qué "intencionalidad" tenía! Pero no hay duda
que encerraba "un propósito", encaminado a la
consecución de un fin. No sé si me explico, pero la
intencionalidad es algo muy superior a la
"necesidad primaria". Está ya directamente
relacionada con el juicio y la voluntad. "Quiero esto
y voy a demostrarlo con gestos y ademanes
rítmicos". ¡Y la Humanidad se puso a danzar! ¡De
ahí a la Paulova o a Nureyev no había más que un
paso! La Pintura pertenece a un género superior.
¡Es más inútil todavía! Tiene un lejanísimo
parentesco con la escritura ideográfica, mas una
vez añadida su carga de inutilidad, la distancia entre
lo necesario y lo que no sirve para nada, se hace
tan grande, que la considero entre las primeras de
las Artes Mayores. ¿No opina lo mismo, doctor?
—Mi querida amiga, no es mi opinión lo que
interesa, sino la suya. ¿Cómo juzga usted la
Poesía?
—Paralela en méritos a la Pintura, aunque un tanto
más inútil todavía. ¿Qué quiere decir, o para qué
sirve decir: Mi corazón, como una sierpe se ha
desprendido de su piel, ' y aquí la miro entre mis
dedos llena de heridas y de miel?
"¡Oh, doctor! Ni el corazón tiene una piel como la de
las serpientes que se la cambian cada temporada
como las modas de las mujeres, ni los ofidios ni el
corazón acostumbran a impregnarse del zumo de
las abejas; ni hay hombre que pueda contemplar
víscera tan delicada entre las manos: pues si
estuviese vivo moriría en el intento; y si muerto, no
podría contemplarla.
¡Y sin embargo este poemilla de García Lorca es
arte puro!
"Queda, por último, la Música. ¿Qué mayor
inutilidad que unir unos ruidos con otros ruidos que
no expresan directamente nada y que pueden ser
interpretados de mil distintas maneras según el
estado de ánimo de quien los escuche? ¿A quién
alimenta eso? ¿A quién abriga? ¿A quién cobija? ¡A
nadie! La Música es la más inútil, biológicamente
hablando, dé todas las Artes y, por ello, por su
pavorosa y radical inutilidad, es la más grande de
todas ellas; la menos irracional, la más intelectual,
la más espiritual, la más humana, en tanto que esto
signifique superación de los seres inferiores. Porque
lo cierto es que hay quien entiende,
¡equivocadamente, claro está!, por "humano"...
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