7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
1/141
Tesis para la Licenciatura en Antropologa
Facultad de Humanidades. Universidad Nacional de Salta
Espacios nuestros y espacios otros.
Jesuitas y construccin de la alteridad
en el espacio colonial. Tucumn S.
XVII.
Directora: Lic. Catalina Buliubasich
Co-directora: Dr. Sonia lvarez
Tesistas: Ana Victoria Casimiro Crdoba
e- mail: anita_desafio @hotmail.com o victoria_rock77 @yahoo.com.ar
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
2/141
NDICE
INTRODUCCIN
Recorridos y la bsqueda del lugar para enunciar................1
Recortes, decisiones y construccin del objeto de estudio.......2Andar la tesis........................................4
EPISTEMOLOGA DEL DECIR
Del objeto conocido al sujeto conocido...........................6
El debate Emic/Etic y la dialctica proximidad/distancia..........10
Sujeto cognoscente y relacin cognoscitiva.............11
LA ETNOHISTORIA. HORIZONTES METODOLOGICOS
Hablar de metodologa.............................. ................................................... .............16
Uniones ilegtimas en la comunidad acadmica..........................17
La hibridez de enfoque y metodologa.................................................................. ....20
Las cartas anuas: construccin de una muestra........................................................22De cmo leer las cartas anuas........................................................................ ..........24
DIALOGOS TEORICOS. ESPACIO Y DISCURSO EN EL PENSAMIENTO SOCIAL
El espacio una operacionalizacin..................................................................... ........27
Durkheim, Levi-Straus, Bourdieu y Aug................................................................ ...30
Lefevbre, Foucault y Certeau.......................................................................... ...........38
Discurso y matriz de sentido.......................................................................... ............44
LA METFORA Y LO OTRO EN EL DISCURSO. CONDICIONES DE POSIBILIDAD
Metfora de la guerra por las almas................................................................... .......48
La construccin discursiva del otro................................................................... .........53
La Compaa de Jess: estructura interna.............................................................. ...57Circa misiones................................... ................................................... ....................61
Contextos de produccin, recepcin y circulacin....................................................62
Anlisis de contenido de las cartas anuas............................................................. ....65
EL ESPACIO PRACTICADO
El espacio colonial y las modalidades de especializacin..........................................68
El Tucumn y sus marcas............................................................................... ............71
Centros consagrados................................ ................................................... ..............74
Itinerarios: de misiones y correras.................................................................. ..........76
Itinerarios: entradas y correras..................................................................... ............86
Encrucijadas y resistencias indgenas................................................................. .......92EL ESPACIO REPRESENTADO
Los sistemas de clasificacin. La nominacin.......................................................... ..96
Representaciones de la alteridad...................................................................... .........99
Identidades ancladas: los rituales catlicos.......................................................... ...105
Las fronteras, nosotros y los otros................................................................... ........111
Espacios nuestros y espacios otros.................................................................... ......121
EL ESPACIO PERCIBIDO Y EL CIERRE
El discurso cartogrfico.............................................................................. ..............125
Itinerarios, encrucijadas y aperturas................................................................. ......136
ANEXOS................................................... ................................................... .............142BIBLIOGRAFA................................................... ................................................... ....149
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
3/141
AGRADECIMIENTOS
En el transitar por la carrera de antropologa y en el largo proceso de elaboracin de
esta tesis, han sido las marcas de otros las que me han permitido llegar hasta aqu.
y en la bsqueda de un lugar propio para pensar y decir.
Sean mis agradecimientos
a la Universidad Nacional de Salta por permitirme una educacin pblica ygratuita, de excelente nivel y gran calidad humana.
a mi familia, a mi padre por el sacrificio realizado para que pudiera llegar a laUniversidad, a mi madre por el acompaamiento silencioso pero firme como su amor
y a mis hermanas por el apoyo que slo ellas saben dar.
A Susana Fernndez por ensearme que cuando se cierra una puerta, se abre unaventana, y que el compromiso con los/as otros/as oses accin y no palabra.
A Catalina Buliubasich, Caty, por alimentar esta tesis desde el momento en que fuesolo una idea, por su ejemplo como profesional, por su calidad humana, y por elcario con que emprende la tarea de educar.
A Sonia lvarez, por su acompaamiento, su lectura y critica acertada, ante todo porsu pasin inacabable por la teora y por su mirada siempre re-descubridora de lacotidianidad.
A Javier Yudi y Mara ngela Aguilar por ensearme con gran dedicacin a recorrerlos caminos de la sociologa y la metodologa, a Mara ngela por incentivarme a re-descubrir las teoras; a Javier por el humor y la practicidad, por el pesimismo y lavitalidad
A Daniel Ontiveros, Rossana Ledesma y Marta Lo Celso, por ensearme el camino dela docencia y por acompaarme a transitarlo.
A mis queridos compaeros Pablo Cosso y Gerardo Saiquita, por el impulsoetnogrfico, su pasin por el debate, las sugerencias y los proyectos compartidosypor ese camino que junto nos vamos haciendo al andar.
A Andrea Flores y Mariana Godoy por hacer las veces de hermanas mayores, por elacompaamiento, los consejos y las charlas.
A mis amigos y compaeros Faby, Jessy, Estefana, Florcita, la pucci, pela, Lore,Vicky, Cucha, Camba, Yampol y Rodrigo D., por ponerme el hombro y el odo, porcompartir ideas, discusiones, mates, fotocopias y tardes de estudio.
A mi mejor amigo, compaero de la vida y gran amor, Nahuel, por la lecturadesinteresada de esta tesis, por sus comentarios y por el debate. Por mirarme desdetu humildad y quererme desde tus silencios, por ensearme que los huesos sueldan,las heridas sanan y que el corazn renace Por tus ojos de rio...por el amor.
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
4/141
Dedicada a mis guardianas
.a mis amigas y compaeras de vida
Fabiana Gonzalez, Liliana Fernandez y
Estefania Flores.
y a una gran mujer, Susana Fernandez
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
5/141
INTRODUCCIN
El siguiente relato pretende ser un eslabn en la cadena del pensamiento
colectivo que, conectando tiempos y espacios discontinuos, entabla un dilogo con
antroplogos, filsofos e historiadores, pero tambin con los documentos histricos
donde descansan las voces de aquellos hombres que vivieron e hicieron la historia.
Dos son los ejes temticos que, a modo de horizonte, atraviesan nuestro relato:
a) Amrica como una construccin emergente de las relaciones complejas
histricamente dadas entre sta y Europa. Problematizando las miradas europeas
sobre Amrica como ejercicio de desandar los discursos hegemnicos; y b) El influjo
del pensamiento religioso catlico y particularmente el jesuita, en la construccindiscursiva de Amrica, y su rol en la legitimacin de la conquista.
La preocupacin de esta tesis, suscitada por los ejes sealados, es el estudio de
los procesos de construccin del espacio y la alteridad en Amrica, durante el S. XVII.
Focalizamos en los discursos que los jesuitas produjeron para la regin del Tucumn,
puntualmente las cartas anuas y la cartografa disponible, para analizar su injerencia en
las practicas, las representaciones y la percepcin del espacio y la identidad
americanos. Cules son las estrategias y mecanismos discursivos utilizados por los
jesuitas en la construccin de categoras identitarias?, Cules son los atributos
simblicos del espacio colonial?, Cmo se articulan las categoras espaciales eidentitarias en la configuracin de espacios nuestros (los del colonizador, el europeo),
y de los espacios de los otros (los de los colonizados, los indios1)? Estas son las
principales preguntas que guan nuestra investigacin. Para responderlas hemos
elaborado un cuerpo metodolgico creativo basado en la tradicin etnohistrica,
incorporando adems, nuevas herramientas provenientes de la socio-semitica como
innovacin dentro del campo.
Recorridos y la bsqueda del lugar para enunciarRecorridos y la bsqueda del lugar para enunciarRecorridos y la bsqueda del lugar para enunciarRecorridos y la bsqueda del lugar para enunciar
En la bsqueda de un lugar propio desde el cual hablar, esta tesis haemprendido recorridos tericos y metodolgicos multidisciplinares, atravesando
algunos nudos problemticos que intentaremos exponer como parte del proceso
creativo del relato cientfico
El primer camino que seguimos fue el de la etnohistoria. El modo novedoso en
que abordaban los documentos y su potencial metodolgico, la profundidad de sus
preguntas y su comprensin de los procesos histricos, resultaron atrapantes. El
1En adelante las categoras nativas sern resaltadas con comilla simple y negrita.
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
6/141
Introduccin
2
enfoque etnohistrico, basado en el estudio de las diferentes densidades temporales,
en los proceso de construccin de la alteridad, y en la captacin de los puntos de
vistas nativos constituye un apasionante camino para discutir la historiografa clsica,basada en los punto de vista vencedores.
En efecto, una de los aspectos ms interesantes de la propuesta etnohistrica
fue justamente la inclusin de la perspectiva del conquistador dentro de la
investigacin, es decir su construccin como objeto de estudio. Este ejercicio de
exotizacin del europeo, se vio plasmado en el uso crtico de las crnicas espaolas,
que dejaron de ser fuentes indiscutidas de cmo fue la historia. As, desde este campo,
las relaciones coloniales entre Amrica y Europa fueron problematizadas, para
desmantelar los silencios y omisiones de la historiografa clsica, en pos de rescatar los
puntos de vista vencidos histricamente acallados.
Otra de las reas del pensamiento del cual nos nutrimos aqu, son los estudios
de-coloniales, que discuten los fundamentos epistemolgicos de las ciencias sociales.
La relaciones verticales entre un sujeto cognocente colonizador-blanco-sujeto-s
mismo y el sujeto por conocer colonizado-no blanco-objeto-otro (Restrepo, 2007),
suponen una lgica de poder-saber colonial que estructura la produccin del
conocimiento cientfico an en nuestro presente. La propuesta de-colonial consiste en
el desmontaje de esa lgica, en una des-construccin sistemtica de los discursos
producidos por Occidente, e incluso de la misma nocin de Occidente, que lejos de
ser un ente dado, es un producto socio-histrico originado pory en la experiencia
colonial (Restrepo, 2007, Mignolo, 2003, Trinchero, 2007 y otros).
De la convergencia de la tradicin etnohistrica y los estudios pos-coloniales
nace nuestra preocupacin por el espacio como locus de las construcciones identitarias
y las luchas de poder. Aqu fueron centrales los desarrollos tericos de Lefevbre (1974),
Foucault (2002, 2006), Certeau (1999, 2000), Durkheim (2007), Levi-Strauss (1995,
1988), Bourdieu (1999, 2007) y Aug (2000), autores que reflexionaron sobre el espacio
como fenmeno socialmente construido, en la medida en que es habitado por sujetos
en pugna. Siguiendo a estos autores, el espacio constituye uno de los instrumentos msimportantes, a travs del cual se reproducen las formas de ordenar el mundo y se
interiorizan los sistemas de relaciones.
Estos recorridos devinieron en la formulacin de interrogantes, recortes y toma
de decisiones que permitieron la construccin del objeto de investigacin de esta tesis.
De all, en parte debido al influjo de la antropologa simblica en boga en la academia
local, y en parte por el acercamiento mismo a las fuentes, creci el inters por la socio-
semitica. Ello nos llev a un breve transitar por materias vinculadas, que tendran un
gran impacto a nivel terico pero ante todo en un nivel metodolgico, al
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
7/141
Introduccin
3
proporcionarnos nuevas herramientas para trabajar los documentos. En efecto,
durante este camino fue posible advertir que no basta con hacer preguntas desde
marcos tericos novedosos sino que hay que innovar el mtodo.
RecortesRecortesRecortesRecortes, decisiones y construccin del objeto de estudio, decisiones y construccin del objeto de estudio, decisiones y construccin del objeto de estudio, decisiones y construccin del objeto de estudio
el objeto de las ciencias sociales no esta dado de antemano, sino que es el
resultado de una construccin terica, elaborada en contra del sentido comn y todos
aquellos obstculos epistemolgicos que ste presenta durante el proceso de
elaboracin de las problemticas. (Blanco, 2004)
La unidad estudio, es decir, el mbito donde se realizara nuestra exploracin
de campo (Guber, 2005), es en nuestro caso la Gobernacin del Tucumn que form
parte de la Provincia Jesutica del Paraguay. La eleccin de una Gobernacin Jesuitaresponde, en primer trmino, al lugar privilegiado de la Compaa de Jess dentro del
mundo catlico colonial, en tanto intelectuales ilustrados y destacados misioneros; en
segundo, por su dominio de la cartografa, fuentes privilegiadas para estudiar la
construccin de las categoras espaciales; en tercer lugar, debido a la riqueza
documental ignaciana, resultante de su prolijidad y organizacin interna; y finalmente,
por su participacin activa en el desarrollo de tecnologas y dispositivos de gobierno.
Entre los estudios del jesuitismo, la Gobernacin del Paraguay ha sido la regin
que ha cooptado el mayor inters en el mundo acadmico, asimismo la regin del
Chaco Gualamaba recientemente se ha enriquecido por aportes novedosos de la
historia, la antropologa e incluso desde las letras. Este no es el caso de la Gobernacin
del Tucumn, una regin poco estudiada debido quizs a la escasez relativa de fuentes
comparada con las otras regiones. Los trabajos que se han realizado respecto de la
historia de la Iglesia en el NOA en general y del jesuitismo en particular han sido de
carcter apologtico, miradas muy comprometidas en trminos eliasiano, que a falta
de otros enfoques se han convertido en monopolizadoras de los conocimientos para la
regin (Avalos, 2001). En este sentido los aportes de valos (2001) buscan suplir el
vacio historiogrfico de la regin del Tucumn, y tendrn por ello una especial
importancia para nosotros.
El abordaje del S. XVII estuvo determinado por un factor emprico, el tener
mayor acceso a cartas en este perodo, y por un factor terico, el de ser los perodos
tempranos los momentos en los que se construyen con ms fuerza las categoras
identitarias y espaciales. Cabe destacar que el siglo XVII ha sido poco estudiado en
relacin a los otros siglos del perodo colonial, debido a las condiciones de las fuentes
pero tambin, y en igual medida, al prejuicio de los historiadores respecto de la
tranquilidad o armona de este perodo.
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
8/141
Introduccin
4
En la construccin de nuestra unidad de estudio result fundamental el punto
de vista nativo jesuita, quienes consideraron a la zona como una unidad espacial,
poltica y jurdica. La incorporacin de esta categora nativa tuvo que ver concuestiones operativas, y es que la informacin presente en las fuentes est organizada
en torno a ella.
En cuanto a nuestra unidad de anlisis (Guber, 2005) o unidad de
observacin (Saltalamaquia, 2008), es decir, los actores o sujetos de la investigacin a
los cuales nos proponemos interrogar, son los jesuitas que nos hablan a travs de los
documentos. Especficamente trabajaremos en esta tesis con las cartas anuas, cuyo
potencial como fuentes para la investigacin social ha sido cuestionado muchas veces
por su cualidad normativa e incluso apologtica. Sin embargo, aqu buscamos
romper con estos pre-juicios o pre-nociones acadmicas encarando el desafometodolgico de sortear el carcter ordenador de stas fuentes. Asimismo,
utilizaremos algunos mapas jesuticos de la Provincia del Paraguay.
Nuestro Universo, conjunto total de unidades de anlisis a investigar (Baranger
1992), fue el total de las cartas anuas para el siglo XVII. Para aproximar a este universo
diseamos una Muestra representativa segn criterios empricos y metodolgicos que
se detallan en el capitulo II.
Andar laAndar laAndar laAndar latesistesistesistesis
En el primer captulo denominado Epistemologa del decir buscamos hacer
explicita la mirada del investigador. Se sealan algunos nudos problemticos de
especial importancia para la realizacin de esta tesis: el sujeto y el objeto en la relacin
de conocimiento social, el juego de proximidad-distancia respecto del objeto de
estudio, las perspectivas emic-etic y el lugar del punto de vista nativo. Estos debates
epistemolgicos resultan centrales para la antropologa. El dilogo con el campo de la
etnohistoria recorre el captulo, mostrado el parentesco entre ambas reas del
conocimiento.
En La etnohistoria. Horizontes metodolgicosrealizamos una breve resea delos orgenes del campo etnohistrico, sealando su enfoque especfico y sus aportes
metodolgicos ms relevantes. En este sentido, el captulo se orienta a la bsqueda de
estrategias metodolgicas que aporten ideas refrescantes a los caminos ya andados por
otros investigadores.
En el tercer captulo Dilogos tericos. Espacio y discurso en el pensamiento
socialse realiza una genealoga del concepto de espacio dentro de las ciencias sociales
y una operacionalizacin del mismo para el caso estudiado. La artesana intelectual
(Mills, 1977) permite una triangulacin con el concepto de discurso, segn los
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
9/141
Introduccin
5
lineamientos de Laclau y Mouffe (1987) y Vern (1987, 2008), en la formulacin de una
matriz terica para analizar el problema.
Por su parte, La metfora y lo otro en el discurso. Condiciones de posibilidad,aborda las representaciones e imaginarios sociales que delinean el horizonte de lo
pensable, es decir, sentidos socialmente posibles, que marcaron sustantivamente el
discurso de las anuas. Se toman dos ejes: la metfora social de la guerra por las almas
y la construccin de la alteridad en el perodo colonial. Para historizar las condiciones
de posibilidad se consideran aspectos globales vinculados a la historia de la Compaa
de Jess, el Concilio de Trento y la obra del gran idelogo jesuita, Jos Acosta; como as
procesos locales propios de la Gobernacin del Tucumn Colonial. Finalmente, se
abordan los contextos de produccin, circulacin y recepcin de las anuas.
Ya en el quinto capitulo, avanzamos sobre las cartas anuas en un abordaje
etnohistrico de los documentos. Espacio practicado da cuenta pues, de las
modalidades de espacializacin a partir de las marcas o huellas espaciales, tales
como los actos perlocutorios, actos de posesin y actos de consagracin. A partir de
estos indicadores, se analizan los centros, encrucijadas e itinerarios (Aug, 2000) que
nos permiten estudiar las dinmicas espaciales. Un lugar especial tiene las practicas de
resistencias indgenas que abordamos tanto en su dimensin tctica como estratgica
(Certeau, 2000).
En el captulo seis se desglosa el discurso utilizando herramientas socio-semiticas para explorar los procesos de produccin de sentido. Se estudian las
sistemas de clasificacin social desde la nominacin, las categoras identitarias, la
construccin de fronteras y su articulacin con la metfora social de la guerra por las
almas. Asimismo se analizan la construccin discursiva de categoras espaciales de
ordenacin y distribucin de los sujetos, y la formulacin de un diagrama o esquema
espacial.
Finalmente, en El espacio percibido y el cierre, se analiza el discurso
cartogrfico estudiando en tres mapas jesuitas la construccin visual de las distancias,
los vacos y la percepcin religiosa del espacio. Los mapas nos permiten aproximarregmenes de visibilidad, que determinan categoras de percepcin, visin y divisin
(Bourdieu, 1999). En el ltimo apartado planteamos las conclusiones de esta
investigacin y sus limitaciones, como as algunas lneas que pueden abrirse desde aqu
y a la luz de nuevas fuentes.
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
10/141
EPISTEMOLOGA DEL DECIR
Del objeto conocido al sujeto conocidoDel objeto conocido al sujeto conocidoDel objeto conocido al sujeto conocidoDel objeto conocido al sujeto conocido
Toda antropologa es antropologa de la
antropologa de los otros(Aug, 2000)
Dentro de la antropologa el evolucionismo cultural ubic a las sociedades no
occidentales, consideradas salvajes o primitivas, en un escaln inferior de la
evolucin humana. Postulado que implicaba a su vez una supuesta pertinencia
histrica, donde las sociedades primitivas son relegadas a vestigios o
supervivencias del pasado histrico de las propias sociedades civilizadas. De este
modo, su historicidad fue reducida a servir de espejo para que Occidente mirara en l
su propio pasado. Pero como lo seala Trinchero, un espejo slo refleja la imagen,
aunque invertida, que se expone ante l ()(Trinchero, 2007: 29).
La separacin categrica entre sociedades histricas y pre-histricas perme la
divisin disciplinar entre Antropologa e Historia: a la primera le concernan objetos de
conocimiento sin historia (en realidad sin documentos escritos), adhiriendo a un
enfoque predominante sincrnico; por su parte, la Historia se ocup de las sociedades
histricas (con escritura) tomando un enfoque diacrnico. Ello dej su impronta en la
escuela funcionalista, por ejemplo, que hizo opcin por un mayor sincronismo en una
crtica a los desarrollos seudohistricos que a falta de documentos se basaban en la
especulacin (Radcliffe-Brown, 1974).2
Aunque realiz reflexiones tericas, el
funcionalismo termin legando a la tradicin antropolgica, a travs de sus abordajes
empricos, una mirada ms bien orgnica de las sociedades que enfatizaba la
homeostasis de las estructuras sociales. Con el estructuralismo levistraussiano sucedi
algo similar, dado que en los escritos tericos-metodolgicos la preocupacin por la
historicidad ocup un lugar destacado, no as en los trabajos empricos ni en el ncleo
duro del esquema analtico estructuralista, cuyo foco estaba en las estructuras del
inconsciente (forma) y no en las densidades histricas (contenidos). Sern los
situacioncitas y dinamistas quienes volvern a retomar la mirada diacrnica al estudiar
el cambio social.
Por un derrotero distinto, aunque vinculado, hacia la dcada del 50 las
reflexiones en torno a la historicidad del objeto de conocimiento llevarn a la
2No obstante, dentro de esta misma escuela, los desarrollos de Evans-Pritchard buscaron estrechar la
relacin entre ambos campos, mostrando, contrario a Radcliffe-Brown, el grave perjuicio de desdear los
escasos documentos histricos y la tradicin oral para reconstruir el pasado del pueblo que estudian. El
efecto de tomar esta postura reacia a la historia contribuy a pensar que antes de la dominacin
europea, los pueblos primitivos eran ms o menos estticos(Evans-Pritchard, 1990: 50)
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
11/141
Epistemologa del decir.
7
conformacin de un campo sumamente frtil para la teora social: la etnohistoria.
Historiadores y antroplogos comenzaron a discutir los lmites que separaban
categricamente a las disciplinas, sus objetos y enfoques. Existen los llamadospueblos sin historia?, cules son las contenidos ideolgicos y polticos detrs de esta
categoras?, es acaso imposible realizar reconstrucciones del pasado de los pueblos
primitivos?
Los autores de la llamada nueva etnohistoria andina tales como John V.
Murra, John H. Rowe, R. Tom Zuidema, Waldemar Espinoza, Franklin Pease y Mara
Rostworowski, tomaron las premisas de la escuela de anales - la primera en plantear
una historiografa posible sin documentos3- y combinaron metodologas y enfoques
histricos, arqueolgicos y etnogrficos. Desde ese lugar, argumentaron que la
profundidad histrica no constitua un atributo exclusivo de las sociedadescomplejas.
En Amrica Latina ello suscit duros cuestionamientos a las historiografas
locales, en al menos dos ejes centrales: a) la reivindicacin de un pasado histrico
(prehispnico y colonial) de las sociedades nativas, susceptible de ser abordado por la
ciencias sociales; y b) el reconocimiento de la participacin de los grupos indgenas
dentro de los procesos de construccin de los estados nacionales, que hasta entonces
haba permanecido negada. Fue as que la etnohistoria contribuy a recuperar un poco
del espesor socio-histrico de las sociedades indgenas tradicionalmente silenciadas,
Ms an, la etnohistoria comenz a considerar la historia de las sociedades indgenas
como un corpus histrico independiente, con su propia lgica, dinmica, categoras,
mecanismos de resistencia, sobrevivencia y reproduccin (Burga, 1999: 5).
Posteriormente se dejaran de lado las miradas ms esencialistas del perodo inicial,
marcadas fuertemente por el contexto externo, pero el camino hacia el estudio de las
historias otras ya estaba abierto.
El campo de la antropologa y la etnohistoria han trabajado la historicidad de
los fenmenos sociales (De Souza Minayo, 2003), punto central para nosotros, ya que
es justamente esta postura epistemolgica la que nos permite pensar en trminos dedensidades histricas que se superponen, conviven y afloran en los discursos sociales.
El segundo punto que queremos marcar es el reconocimiento de una conciencia
histrica del objeto conocido (De Souza Minayo, 2003). Al abordar su investigacin el
cientista social se encuentra, no con rocas o partculas, sino con seres humanos que
dotan de sentido su propia historia.Es por ello que para Vasilachis de Gialdino (2006)
3Se pueden consultar Introduccin a la historia de Bloch (1974) y Combates por la historia de Febvre
(1993), donde los autores convocan a hacer historia a partir de todo tipo de huellas dejadas por los
hombres en sociedad, tanto textos escritos como monumentos, iconografa, fotografa, etc.
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
12/141
Epistemologa del decir.
8
ms que hablar de sujeto y objeto del conocimiento conviene pensar en dos sujetos: el
sujeto cognoscente (el investigador, el antroplogo) y el sujeto conocido (las
sociedades que estudia, los nativos). La tradicin antropolgica ha captado estacualidad del sujeto conocido, problematizndolo como el punto de vista nativo.
Frente a la antropologa de gabinete (acadmico o administrativo), la escuela
britnica propuso el empirismo. Quizs uno de los mximos exponente de ello sea
Malinowski, no por ser el primero en fomentar el trabajo de campo4, sino por advertir
la importancia del mismo para aprehender la racionalidad indgena desde la vida diaria
(Guber, 2001: 26). Y es que el autor redefine la mirada que se tena hasta ese entonces
del objeto de estudio antropolgico, al otorgarle al salvaje un carcter sumamente
humano, equiparando su racionalidad con la racionalidad occidental, mediante la
afirmacin de que lo social es siempre racional en su contexto5. En este sentido,puede decirse que Malinowski fue uno de los primeros que confront las teoras de la
poca con el punto de vista que los propios nativos tenan sobre sus prcticas (Guber,
2005).
Desde la antropologa norteamericana, Boas abogaba por una etnografa
profunda para "producir material etnogrfico que muestre cmo piensa, habla y acta
la gente, en sus propias palabras(Wax, 1971 en Guber, 2001: 24). El autor subray la
necesidad de interpretar la conducta de los nativos en sus propios trminos: Si
tenemos el propsito serio de entender los pensamientos de un pueblo, todo el anlisis
de la experiencia debe basarse en sus conceptos, no en los nuestros (Boas, 1943: 314,
en Harris, 1996: 275). As, para principios del Siglo XX el conocimiento de la mentalidad
del indgena6
se fue constituyendo en un elemento central y distintivo de la
perspectiva antropolgica. La misma preocupacin atravesar tambin los desarrollos
de otros autores tales como Geertz (1994) y Sahlins (1987) entre otros.
Una sntesis de las discusiones tericas y metodolgicas al respecto, es el
desarrollo de Guber. La autora parte de Giddens, para quien "Los significados
desarrollados por los sujetos activos entran en la constitucin prctica [del] mundo"
4Kuper (1996) argumenta que Malinowski no fue el primer empirista, ya que exista toda una tradicin
inglesa que abogaba por la recoleccin de datos de primera mano mediante la presencia del investigador
en el campo, por ejemplo en Haddon, Rivers y luego el mismo Radcliffe-Brown entre otros.5
Tambin Levil-Bruhl haba sealado que si vemos a la mentalidad primitiva tal y como ella se
manifiesta en sus propias instituciones, aparecer como normal en las condiciones que sta se ejerce,
como compleja y desarrollada a su manera (Lvy-Bruhl 1960:16). Por su parte Evans-Pritchard (1976),
demostr la existencia de una racionalidad azande, lgica en su propios trminos.6
La nocin de mentalidad indgena se asocia a mentalidad primitiva que ya estaba presente en los
trabajos de Tylor, Frazer, Lvy-Bruhl, y en el mismo Boas. La idea de mentalidad en aquella poca estaba
influenciada por ideas evolucionistas, haca refera a una forma de pensamiento diferente al civilizado,
caracterizado como pensamiento pre-lgico o pensamiento mgico.
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
13/141
Epistemologa del decir.
9
(Giddens, 1987: 149, en Guber 2005: 41), desde este lugar, los investigadores sociales
estudian realidades previamente interpretadas. A partir de all, Guber sostiene que el
estudio de la perspectiva del actor es una de las tareas centrales del antroplogo, sibien sta posee una existencia emprica, siempre es moldeada por la teora.
Coincidimos con la autora en este punto y nos nutrimos adems de los aportes de la
etnohistoria que hizo del punto de vista de los vencidos su objeto central.
La historiografa occidental estudia generalmente la
Conquista como lo indica eta palabra nicamente desde la
perspectiva de los vencedores. Pero existe otro rostro del
acontecimiento: para los indios, no menos estuperfactos la
llegada de los espaoles significa la ruina de sus civilizaciones.
Cmo han vivido la derrota?, cmo la interpretado? () Se
trata, en cierto, de pasar al otro lado del escenario y, escrutar la
historia al revs, porque estamos, efectivamente acostumbrados
a considerar el punto de vista europeo el derecho: en el espejo
indgena se refleja el otro rostro de Occidente () (Wachtel,
1971: 24)
Esta historia otra se ha constituido justamente a partir de la comprensin de
la conciencia histrica de los pueblos y su incorporacin al anlisis social. Frente a la
historia entendida como disciplina cientfica, los etnohistoriadores han focalizando en
las prcticas histricas de los pueblos, en su estar en la historia y en su comprensin de
los procesos histricos en los que se encuentran inmersos: con el termino etnohistorialos etnlogos pretenden menos hacer la historia de los pueblos estudiados que
comprender la concepcin que dichos pueblos tiene de la historia o, mas exactamente,
la concepcin que esos pueblos se forjan de su propia historia(Aug, 1998:19). Si bien
esto llev, en una primera etapa, a postular la historia indgena como
sustantivamente diferente y aislada de otras historias, en la actualidad constituye ms
bien una postura epistemolgica y metodolgica que busca la compresin de los
puntos de vista vencidos.
La perspectiva del actor, el punto de vista nativo o la visin de los vencidos son
las formas peculiares en que la antropologa y la etnohistoria han reflexionado en torno
a la conciencia histrica de su objeto, delineado un horizonte epistemolgico comn
que hace del punto de vista nativo el nodo central de su forma de conocer. He aqu
nuestro lugar del decir.
El debate Emic y etic y la dialctica proximidad/distanciaEl debate Emic y etic y la dialctica proximidad/distanciaEl debate Emic y etic y la dialctica proximidad/distanciaEl debate Emic y etic y la dialctica proximidad/distancia
Ahora bien, alcanza con reconocer la perspectiva del actor? Qu lugar le
damos en la investigacin, es la verdadera pregunta. La bsqueda de una respuesta no
lleva a re-pensar dos categoras originalmente propuestas por Pike en el marco de la
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
14/141
Epistemologa del decir.
10
lingstica, pero que en manos de Harris han adquirido especial importancia dentro de
la disciplina antropolgica: se trata de las perspectivas emicy etic. En una investigacin
de tipo emiclos observadores utilizan conceptos y distinciones que son significativos yapropiados para los participantes; en la etic, en cambio, se emplean conceptos y
distinciones significativos y apropiados para los observadores (Harris, 1996, 2004).
El debate emic/etic contiene una discusin epistemolgica subyacente: la del
objetivismo y el subjetivismo7, formulada y discutida largamente en el campo
antropolgico desde Malinowski, y su distincin de lo que la gente dice y lo que la
gente hace8, hasta Geertz, y su postulado de categoras prximas y categoras
distanciadas9, pasando por Levi- Strauss y la distincin de modelos consciente (lo que
dicen los actores, aquello que refleja la verdad sin ser la verdad) e inconscientes (las
estructuras subyacentes, las operaciones lgicas del pensamiento humano).
Qu es lo adecuado en ciencias sociales, la voz del investigador o la del nativo?,
deben utilizarse las categoras emic/prximas o las etic/distantes? Una respuesta
posible se encuentra en el trabajo de Gonzlez Echevarra10
, quien sostiene que lo emic
sigue siendo el horizonte epistemolgico de la disciplina, pero ello implica
necesariamente tomar una distancia de los sesgos culturales que producen los mismos
sujetos al estar dentro de estructuras sociales que ellos mismos desconocen
(Schaffhauser, 2010)11
. Un propuesta similar se halla en Geertz, quien plantea una
suerte de equilibrio dialectico, un ir venir entre las categoras prximas y las lejanas,
entre lo ms local de lo local y lo ms global, en otras palabras, un movimiento
7Si los objetivistas plantean un estudio de los supuestos factores objetivos o estructurales,
despreciando la prctica humana como activa conductora del proceso histrico; los sustantivistas,
destacan el papel del sujeto en la historia como hacedor de su destino, como si no estuvieran
condicionados por factores estructurales (Guber, 2005)8
En Baloma1916, Malinowski indaga acerca de las diferencias y las distancias entre lo que la gente
dice y lo que la gente hace (lo que el investigador observa), y las implicancias de ello para la labor
etnogrfica. El autor concluye que la etnografa debe quedarse con el dato objetivo, lo que la gente hace.9
En su ensayo Desde el punto de vista del nativo: sobre la naturaleza del conocimiento antropolgico
(1994) Geertz, retoma los conceptos trabajados por Heinz Kouht en la psicologa, y los lleva al plano de la
antropologa para postular formas de conocer prxima y distanciada. Las categoras propias de una
experiencia prxima son las que el sujeto emplea de manera natural y sin esfuerzo alguno, mientras las
categoras distanciadas son las que utilizan los es pecialista al estudiar su objeto en el marco de propsito
propios, ya sean filosfico, cientfico o prctico.10
Segn la autora, mientras para Pike el par emic/etices un proceso, siendo lo eticel punto de partida
de investigacin y lo emicde llegada; para Harris son dos formas opuestas de mirar (Schaffhauser, 2010).
La autora considera que ms all de esta diferencia, ambos autores han partido de un mismo supuesto:
que la cultura posee una realidad dual, con una cara interna y otra externa. La diferencia entre Pike y
Harris radicara, en realidad, en el lugar que le conceden a cada una de esas caras de la cultura. De este
modo, la cuestin queda atrapada nuevamente entre los polos subjetivista y objetivista,11
Creer q el nativo siempre dice la verdad y tiene la razn es un error, algo as como ser un
antroplogo inocenteparafraseando a Barley (2002); pero as tambin, es un mito que el investigador
posea la verdad objetiva de los fenmenos social como lo pensaban Malinowsky y Boas.
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
15/141
Epistemologa del decir.
11
intelectual perpetuo, que permita situar a ambas partes en un contexto en el que se
expliquen mutuamente(Geertz, 1994)
Ambas postura nos estn diciendo que el mismo debate planteado como
objetivismo/etic vs. subjetivismo/emic limita la discusin, al suponer la
inconmensurabilidad de estas perspectivas. Justamente cuando rompemos con este
supuesto, en nuestra opinin, es que emergen las propuestas ms frtiles para el
pensamiento social. El punto de vista nativo es el sujeto conocido interpretando,
otorgando sentido a su propia realidad, y su lugar en la investigacin no debe limitarse
a la provisin de categoras emic de alcance descriptivo, ello implica subyugar sus
formas de conocer a las del investigador, sus categoras a las nuestras. Por otra parte,
la reproduccin exacta o literal de la perspectiva de los actores hace de los
antroplogos meros grabadores o recolectores de lo emic. En este sentido, coincidimoscon Gonzlez Echevarra en que eticy emicdeben ser entendidos como dos momentos
de la produccin del conocimiento, lo que hay es una dialctica o dinmica entre el
acercamiento o el alejamiento del objeto de estudio (citado, en Schaffhauser, 2010:
265).
De este modo las categoras etic/distanciadas y las emic/prximas entran en
una relacin dialgica, ambas operan en todas las etapas del conocimiento
antropolgico, bajo una doble exigencia: a) depurar las categoras prximas de los
sesgos del sentido comn propios de su contexto de emergencia, y b) tomar distancia
de los pre-juicios y pre-nociones del sentido comn acadmico. Esta investigacin se
propone transitar ese camino intentando suturar las dificultades metodolgicas que
supone esta propuesta epistemolgica, a travs de estrategias tales como la inclusin
del punto de vista nativo en el proceso de construccin de la unidadde anlisis o la
apelacin a las categoras nativas como categoras de anlisis (y no slo descriptivas)
que se ponen en juego.
Sujeto cognoscente y relacin cognoscitivaSujeto cognoscente y relacin cognoscitivaSujeto cognoscente y relacin cognoscitivaSujeto cognoscente y relacin cognoscitiva
En una ciencia donde el observador es de la
misma naturaleza que el objeto, el observador es una
parte de su observacin(Lvi-Strauss, 1950)
En la relacin cognoscitiva en las ciencias sociales se da una peculiaridad, ya que
ambos sujetos, conocido y cognoscente, poseen historicidad y conciencia histrica (De
Souza Minayo, 2003). Ello contrae una consecuencia epistemolgica sustantiva, la de
incorporar dentro del proceso de conocimiento la propia subjetividad del investigador.
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
16/141
Epistemologa del decir.
12
Este quiebre involucr extensos debates epistemolgicos12
que suscitaron, dentro del
campo antropolgico, discusiones frtiles en torno a problemas propios.
Uno de los hitos es la obra pstuma de Malinowsky A Diary in the Strict Sense of
the Term (1967), diario que suscit dentro de la antropologa al menos dos posturas:
hubo quienes criticaron el cinismo de Malinowski y hubo quienes lo volvieron a
glorificar como genio de la auto-reflexin. Pero ms all de estas discusiones, el diario
logr despertar interrogantes centrales para la disciplina, al relativizar el ideal de
investigador de campo camalenico, mimetizado a la perfeccin en sus ambientes
exticos (Geertz, 1994: 73). El etngrafo comenz a ser reconocido como actor
sociocultural con un saber histricamente situado (Guber, 2001). Pero, si el
antroplogo no es ya un sujeto neutral que refleja en su etnografa lo que
objetivamente observa; si los sentidos nativos no se traspolan directamente en l,como en una tabula rasa, entonces, es posible la interpretacin etnogrfica?, en
trminos etico emic? Y a su vez, dado que lo eticya no es del todo objetivo Cmo
se puede neutralizar la subjetividad del etngrafo?
Sera ingenuo pensar que dichos interrogantes emergen nicamente a partir del
Diario, ms bien es el contexto socio-poltico global el que da pie a tales
cuestionamientos. De hecho, el mismo Diario alcanz semejante relevancia al arribar
en un momento crtico para la disciplina, cuando los movimientos de independencia,
los levantamientos anticoloniales y las crticas antiimperialistas la interpelaban
duramente:
Aquellos que fueron el objeto central de estudio de la
antropologa occidentalocntrica: los pueblos colonizados o
dependientes de cuatro continentes, desde hace ya tiempo
comenzaron a cuestionar explcitamente al observador ()
Seguramente, a los ojos de algunos acadmicos, este fenmeno
signific que el objeto de estudio dejaba de ser pasivo, de ser
objeto en el sentido ms llano del trmino, que el objeto de
estudio se rebelaba(DeValle, 1983: 337).
Los sujetos de estudio se rebelan y vuelven sus crticas sobre una disciplinaconsiderada cmplice del colonialismo, iniciando una etapa conocida como la crisis
de la antropologa (Stocking, 1987, 2002; Kuper, 1996), en la que se ponen en cuestin
tanto el objeto de conocimiento (los pueblos primitivos, pasivos y dominados,
12Desde una filosofa marxista se sostiene que la mirada del cientfico est siempre condicionada y forma
parte del mismo proceso de conocimiento, en tanto praxis situada en el tiempo y el espacio (Shaff,
1974). El marxismo no fue el nico en plantear esta ruptura con las visiones clsicas de las ciencias,
tambin encontramos crticas similares en Khun (1971), Weber (2008), Simmel (1987, 2002), y en
muchos otros.
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
17/141
Epistemologa del decir.
13
desaparecen y con ellos la especificidad de la antropologa como ciencia), como el
mismo mtodo etnogrfico (basado en el distanciamiento a travs del viaje
antropolgico
13
).
La antropologa comenz entonces, ya a principio de los aos 1970, a
problematizar su propio quehacer ante el reconocimiento de que los fines que haban
guiado el desarrollo de la disciplina antropolgica no podan separarse de los procesos
polticos de dominacin y colonizacin (Gregorio Gil, 2006: 4). La idea de una ciencia
neutral y des-contextualizada se abandona y son muchos los autores que comienzan a
sealar el pecado original de una disciplina hija del colonialismo. Como resultado se
visualizan dos procesos simultneos: por una parte, la retrotraccin de los estudios
europeos hacia sus propias sociedades14
, y por otro, el mayor desarrollo de la
antropologa en los llamados pases del tercer mundo15.
En el caso latinoamericano el otro es activado, ya sea en trminos de su
posicin socioeconmica -los pobres, los marginales, los villeros, los favelados- o bien
en relacin con rasgos culturales compartidos -los indios, los campesinos e incluso la
subcultura de la pobreza (Lacarrieu, 2000). Detrs de estos otros, construidos como
minoras desposedas, subyace el mismo pensamiento colonialista de la antropologa
clsica, pero aplicado a sectores de la propia sociedad (Krotz, 1988; Trinchero, 2007;
Restrepo, 2007, etc.). Y es que an, una vez superado el colonialismo (como coyuntura
poltica), la colonialidad (en tanto patrn de poder) se sigui reproduciendo en el
abordaje antropolgico, muchas veces justificados bajo ideas nacionalistas e
integracionistas. Este es el blanco al que apunta la crtica de-colonial, al abogar por una
superacin de la colonialidad del saber o del poder (Lander, 2000; Quijano, 2000 a y b;
13El viaje antropolgico ha sido considerado como el mtodo central de la produccin del conocimiento
antropolgico que aseguraba la objetividad (Krotz, 1988, 1991, Lins Ribeiro, 2004, Trinchero 2007) o
como mtodo de distancia calificada entre observador y objeto (Delvalle, 1983)14
El estudio de las llamadas sociedades complejas se vena realizando desde los aos 30 en iniciativas
de la antropologa americana (Stoking, 2002); en Europa se desarrollara a consecuencia del des-
colonialismo, pues los nuevos gobiernos africanos y asiticos contaban con sus propios intelectuales y los
metropolitanos dejaron de ser bienvenidos en las ex-colonias (Guber, 2005; Kuper, 1996). As, los
antroplogos centrales comenzaron a reflexionar en torno a la posibilidad de hacer antropologa, sin el
clsico viaje antropolgico. Hacia 1960 en Francia, se cristalizan una antropologa de lo lejano y una
antropologa de lo prximo, para la dcada de los 80 el pasaje de la una a la otra toma la forma de una
prctica analgica consistente en utilizar las nociones y los dispositivos conceptuales elaborados en el
marco de la antropologa de lo lejano para identificar y cimentar la comprensin de los fenmenos que
surgen en el presente (Althabe, 1999: 19).15
Las antropologas en un slo pas son las desarrollada en pases que, durante mucho tiempo, haban
sido el campo etnogrfico principal para la antropologa centralKrotz (1988). A la pregunta Es necesario
el asombro como forma de distanciamiento con el otro? estas antropologas locales respondieron
con la invencin de otredades dentro de las fronteras estado-nacin. En el contexto de las Amricas
dicho lugar lo ocuparon principalmente las poblaciones indgenas o natives (Krotz, 1988), dando lugar a
una produccin de la indianidad, quedevino enuna indiologizacin de la antropologa (Restrepo, 2007).
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
18/141
Epistemologa del decir.
14
Mignolo, 2003) para la produccin de pensamiento-otro o conocimientos
originalmente latinoamericanos (Trinchero, 2007, Restrepo, 2007, Mignolo, 2003, y
otros).
Para el grupo modernidad/colonialidad el problema central es de ndole
epistemolgico. Las relaciones cognoscitivas son construidas, desde la colonialidad del
saber, en trminos de colonizador-blanco-sujeto-s mismo por una parte, y
colonizado-no blanco-objeto-otro, por la otra. Lo que debe lograrse no es una mera
inversin de los roles sino una des-construccin histrica e ideolgica de los trminos
(Restrepo, 2007).
() Mediante enfoques que pluralizan, descentran y
comprenden en su positividad las otredades, se pueden evitar
las trampas del pensamiento colonial que en gran parte anestructura nuestro presente, incluso en vertientes que se dicen
crticas de la colonialidad. Las totalizaciones sobre una
dicotoma compuesta de los trminos irreductibles y
naturalizados de Occidente/No- Occidente (o cualquiera de los
eufemismos tericos que los sustituyan) hacen parte del legado
colonial que estructura an nuestro presente y que amerita un
detallado escrutinio ()(Restrepo, 2007: 293)
En la poca posmoderna lo lejano y lo prximo parecen estar ms cerca,
perdiendo esa cualidad de exotismo que se le atribuy a lo lejano. (Lacarrieu, 2000:
17). Hay que romper con la idea de lo extico como una propiedad del objeto, en este
sentido, Lins Ribeiro (2004) abre el camino al pensar en la exotizacin como una
cualidad de la mirada descotidianizadora de la antropologa. Vislumbramos en los
aportes de este autor una nueva epistemologa basada en lo que l denomina la
dialctica de aproximacin/distanciamiento respecto del objeto antropolgico. Esta
estrategia consisten en exotizar lo familiar y familiarizar lo extico, en un
permanente ir y venir, donde la subjetividad del investigador es puesta a jugar en cada
pasaje. Desde este lugar, afirmamos que la exotizacin es una tcnica, una forma de
abordar basada en el movimiento de acercamiento y alejamiento del sujeto de estudio,
y no una caracterstica del mismo. Para nosotros, la exotizacin no tiene pues, una
marca ideolgica sino epistemolgica.
La propuesta de-colonial y pos-imperialista nos llevan a la des-construccin de
Occidente, para re-descubrirlo como un producto socio-histrico. Estos desarrollos
entroncan con la etnohistoria, cuya emergencia estuvo conectada con el clima
intelectual y poltico del perodo de des-colonizacin y en el caso de Amrica Latina,
particularmente influenciado por el marxismo y los movimientos indgenas. Los
etnohistoriadores realizaron un genuino ejercicio de exotizacin del europeo, al
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
19/141
Epistemologa del decir.
15
estudiar las crnicas espaolas no como fuentes indiscutidas de cmo sucedieron los
hechos, sino mas bien como fuentes de los puntos de vistas vencedores. As, criticaron
la historia de los vencedores, la historia de los que escriben historia, que se inauguranada ms y nada menos que con la idea de descubrimiento de Amrica (Bengoa,
1994: 206), y tomaron la versin de los vencidos como centro de sus anlisis. No
obstante, tal como lo sealan los de-coloniales, debe superarse la mera inversin y
problematizar las miradas eurocntricas sobre Amrica, desmontando las lgicas de
poder subyacente. Lo cual no fue tarea fcil para los etnohistoriadores, que en muchos
casos continuaban reproduciendo las categoras coloniales en sus trabajos sin
discutirlas:
()Al considerar los datos y las descripciones plasmados
en los documentos coloniales como datos etnogrficos quereflejaran el estado real de las sociedades indgenas a la llegada
de los conquistadores, los especialistas contribuyeron a poblar
las fronteras americanas de quimeras y participaron de la
operacin de reificacin de las prcticas y representaciones
indgenas. (Boccara, 2005: 32)
La etnohistoria se encuentra actualmente en el proceso reflexivo de evaluar
cunto de los esquemas de clasificacin espaoles continan filtrndose en sus
trabajos, y abocados a la tarea de des-colonizar el propio saber etnohistrico. En este
sentido, creemos que este campo especfico del saber, puede contribuir a una des-
construccin de Occidente que de luz sobre las relaciones entre Europa y Amrica, al
desmontar el proceso de construccin de otredades del periodo colonial.
Para cerrar este captulo hemos de sealar que la etnografa es ante todo una
relacin dinmica donde los sujetos conocidos poseen sus propias formas de
acercamiento o alejamiento de los investigadores, delimitan la apertura o cerrazn
ante determinados temas. En el marco de los trabajos etnohistricos tal interpelacin
est dada en la mismas fuentes, en la medida en que los sujetos dejaron en sus escritos
marcas de aquello que nos permiten aproximar y aquello que no. Si bien las lecturas
diagonales de los documentos posibilitan ver ms all de la naturaleza ordenadoradelos textos, no puede desconocerse que existen ciertas limitaciones en las fuentes, que
las tornan difciles para determinados interrogantes. El cuerpo metodolgico necesario
para abordar los documentos histricos requiere una flexibilidad tal que habilite una
dialctica de aproximacin/distanciamiento.
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
20/141
LA ETNOHISTORIA. HORIZONTES
METODOLGICOS
Hablar de metodologaHablar de metodologaHablar de metodologaHablar de metodologa
La metodologa es el camino del pensamiento y
de la prctica ejercida en el abordaje de la realidad
(De Souza Minayo, 2003).
En las tesis antropolgicas ms recientes las cuestiones metodolgicas ocupan
un sitio marginal, pero para nosotros merecen un lugar obligado dentro del relato
cientfico, puesto que permiten explicitar los caminos recorridos por el investigador de
modo que la comunidad cientfica pueda valorar la investigacin en su integridad. Ms
an, en un perodo de la antropologa que se caracteriza por la proliferacin de
antropologas de adjetivos (Stocking, 2002), la cuestin metodolgica resulta
fundamental. Empero, la escasez de reflexiones de este tipo parece caracterizar a la
mayor parte de estas investigaciones, llevando a preguntarse donde est el sustento
metodolgicos de estas nuevas antropolgicas de.
En nuestro caso nos insertamos dentro de un campo de conocimiento
interdisciplinar que, desde su emergencia combina las metodologas histricas y
antropolgicas. Sin embargo, lejos de escudarnos en la interdisciplinariedad comodiscurso acadmico actual que habilita a no hablar de metodologa ms que en
trminos vagos, nos planteamos el desafo de re-pensar el campo a partir de su
fecundidad para aportar reflexiones metodolgicas en la investigacin social.
Muchas son las lecturas de la etnohistoria, ms aqu laentendemos como un
enfoque emergente de una labor pragmtica y reflexiva que tiene lugar en un espacio
transfronterizo16 entre historia y antropologa. Posee adems, independencia como
modo peculiar de conocer y des-construir las relaciones de dominacin de una
sociedad Occidental sobre otras basadas en lgicas no-occidentales. Es nuestro
postulado que el enfoque etnohistrico asienta su mirada sobre tres ejes: la densidadhistrica de los fenmenos sociales, la construccin de la alteridad y el punto de vista
nativo (inicialmente postulado como punto de vista vencido). Estos se traducen
metodolgicamente en una bsqueda incesante de tcnicas y estrategias de diferentes
16Mientras la interdisciplinariedad refiere al intercambio terico y metodolgico de dos o ms
disciplinas en el tratamiento de un problema o tema; la transdisciplinariedad supone que las disciplinasen cuestin se atraviesan, no en un mero intercambio sino en un abordaje conjunto. La idea de espaciofronterizo esta inspirado en la segunda, y plantea que las fronteras entre los campos disciplinares sonmas bin porosas y flexibles.
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
21/141
La etnohistoria. Horizontes metodolgicos
disciplinas. Veamos ahora los antecedentes a partir de los cuales hemos llegado a esta
definicin del campo.
Uniones ilegtimas en la comunidad acadmicaUniones ilegtimas en la comunidad acadmicaUniones ilegtimas en la comunidad acadmicaUniones ilegtimas en la comunidad acadmica
El trmino etnohistoria puede ser rastreado a principios del Siglo XX, sin
embargo su emergencia como campo especfico del conocimiento se sita hacia la
dcada de los 5017 en el encuentro entre la historia y la antropologa. Si la historia
interna de este campo se caracteriza por una unin ilegtima de dos disciplinas, su
historia contextual se encuentra vinculada a las luchas de los pueblos por una re-
lectura de su propio pasado y la reivindicacin de su presente. Si bien ambos aspectos
son inseparables y definen la etnohistoria misma, en este espacio slo revistaremos la
historia interna. Pero cmo relatar la historia de la etnohistoria? Quizs una maneraantropolgica de abordar el tema, sea a travs del mito de origen.
El mito de creacin dominante en la etnohistoria seala
la existencia de al menos dos progenitores antropologa e
historia- que procrean aquella disciplina de manera furtiva, y la
abandonan en las selvas escolsticas, cual bastarda indeseable
(Tavarez, y Smith, 2001: 15)
El mito sintetiza la historia del campo acertadamente, ya que expresa el lugar
liminal de los primeros etnohistoriadores que se atrevieron a desafiar los lmites
cannicos entre historia y antropologa. Ello supuso un clima de indeterminacin yambigedad disciplinar: La incertidumbre interdisciplinaria aumenta las posibilidades
de producir proposiciones abortadas y bastardos analticos que no complacen a
ninguno de su progenitores(Tavarez, y Smith, 2001: 14). La comunidad cientfica mir
con sospechas esta unin y se apresur a delimitar su lugar.
Surgen entonces numerosas acepciones que Santamara (1985) sintetiza
acertadamente. La etnohistoria habra sido entendida a) una variante del mtodo
histrico impuesta ms por las circunstancias particulares de la informacin que por
requerimientos internos de un enfoque disciplinario (Santamara, 1985: 467); b) un
enfoque particular de la antropologa aplicado a documentos histricos; c) unahistoria indgena que tuvo mucho auge en las etapas iniciales de la etnohistoria, pero
17 Aunque el trmino etnohistoria apareci en la literatura ya a principios del S. XX, su proceso deinstitucionalizacin se sita en los Estados Unidos, con el establecimiento en 1955 de la American IndianEthno-Historic Conference (precursora de la American Societty for Ethnohistory) y la fundacin de larevista Ethnohistory. En el Per hacia 1958 el Segundo Congreso Nacional de Historia del Per, dedicadoa la "poca prehispnica" puede considerarse como el momento en el cual se comenz a gestar laetnohistoria en ese pas ya que en l participaron Luis E. Valcrcel, Waldemar Espinoza Soriano, MaraRostorowski de Diez Canseco y John V. Murra, iniciadores de esta disciplina en el Per. (Marco CuratolaPetrocchi, 2002).
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
22/141
La etnohistoria. Horizontes metodolgicos
8
actualmente no encuentra muchos adeptos, dado su carga esencialista que separa la
historia indgena de la historia a secas (Santamara, 1985) y d) una fusin de historia y
antropologa donde la complementacin viene dada por la unidad del objeto y por ladiversidad del mtodo, los que operan de modo absolutamente complementario
(Santamara, 1985: 470). Hija de la historia o de la antropologa, combinacin de
ambas o campo autnomo? Para nosotros, se trata de un espacio fronterizo, donde las
continuidades temticas y abordajes metodolgicos hbridos, se imbrican en un
enfoque peculiar.
El objeto de conocimiento de la etnohistoria se ha planteado ya como las
fronteras culturales entre occidente y no-occidente en contexto de colonizacin, ya
como las sociedades grafas en situacin de contacto colonial (Wachtel, 1971), o bien
contextos de imposicin del dominio por parte de un grupo tnico sobre otro/s (Lorandi y Del Ro, 1992). As, la situacin colonial parece constituir el hecho histrico
que define el campo de accin emprico de la etnohistoria, al menos en este aspecto,
existe gran consenso acadmico18. Por otra parte, las experiencias indgenas previas a
la conquista y colonizacin occidental, en tanto capas histricas obligadas para
comprender la situacin colonial, se incluyen dentro del objeto de estudio
etnohistrico, desprendindose de la infeliz categora de pueblos sin historia.
Ahora bien, ms all del objeto, para nosotros la clave fue pensar la etnohistoria
desde el modus operandide los mismos etnohistoriadores. Desde este lugar, la mirada
etnohistrica se caracteriza por la singular combinacin del enfoque etnogrfico19 con
el enfoque procesual de la historia (Lorandi y Del Rio, 1992). En esta lnea se ubican
tambin Areces, que define la etnohistoria como la particular utilizacin antropolgica
de fuentes y datos del pasado para precisar la dimensin temporal (2008: 23); y el
mismo Murra (1970) al sealar que: la etnohistoria es una tctica antropolgica,
consistente en la lectura etnolgica de documentos (Murra, 1970: 305)20. De all, que
nosotros hablemos ante todo de un enfoque etnohistrico.
A contramano de las reuniones cientficas y publicaciones ms recientes, que
tienden a hablar de antropologa histrica, nosotros hemos re-afirmado el trmino de
18Cabe aclarar que la situacin de dominacin de sociedades occidentales sobre otras no-occidentales
trasciende el perodo colonial, y se contina con el proceso de construccin de los Estados-Nacionalesque se edifican por encima de las comunidades indgenas.19
Cuando decimos enfoque etnogrfico nos estamos refiriendo a () una concepcin y prctica deconocimiento que busca comprender los fenmenos sociales desde la perspectiva de sus miembros
(entendidos como actores, agentes o sujetos sociales)(Guber, 2001: 11).20
Ahora bien, estos discursos antropolgicos para antroplogos (Santamara, 1985: 471) sostienen quela etnohistoria es el resultado de la aplicacin del mtodo antropolgico en el terreno de la historia.Estas posturas antropolgico-centristas no nos dejan ver que en realidad el conocimiento etnohistricoes todo un ir venir entre ambas disciplinas(Areces, 2008: 23).
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
23/141
La etnohistoria. Horizontes metodolgicos
etnohistoria. En primer lugar, porque asumimos la carga histrica de esta disciplina,
vinculada a una ruptura epistmica con las miradas occidentalizadoras de la historia en
general, y de la historia de Amrica en particular
21
:la etnohistoria surge de una temtica y una
metodologa pre-existentes en la historiografa de las Amricas.
Desde este punto de vista, la etnohistoria heredara, de una
manera consciente, crtica y sistemtica, una serie de preguntas,
temas y modos de operacin que existe avant la lettre en el
quehacer histrico americano del perodo colonial y durante la
emergencia de las naciones-estados americanas en el Siglo XIX.
deberan entonces redefinirse como etnohistricas ciertas
preguntas planteadas por Cieza de Len, Sahagn, Valads,
Chimalpahin, Guaman Poma, Torquemada, Cobo o Clavijero? Otal vez, si los historiadores arguyeran que lo anterior raya en el
anacronismo, debera hacerse esta pregunta de manera inversa:
es en los textos de estos cronistas que se encuentra el germen
de una disciplina que ahora se reconoce como tal y que apenas
inicia el reconocimiento de su trayectoria? (Tavarez y Smith,2001: 20)
As como Tavarez y Smith creen hallar las races del pensamiento etnohistrico
en los mismos sujetos histricos de la situacin colonial, Mignolo ha encontrado all
antecedentes del proyecto de-colonial: el pensamiento decolonial emergi en la
fundacin misma de la modernidad/colonialidad como su contrapartida. Y eso ocurri
en las Amricas, en el pensamiento indgena y en el pensamiento afro-caribeo ()
Aunque la reflexin sobre el giro epistmico decolonial es de factura reciente, la
prctica epistmica decolonial surgi naturalmente como consecuencia de la
formacin e implantacin de la matriz colonial de poder (Mignolo, 2007: 28).
Coincidimos con estos autores cuando sostenemos que el saber etnohistrico puede y
debe aportar a la des-construccin de occidente, y desde all a la construccin de
nuevos horizontes epistemolgicos para las ciencias sociales.
Una segunda razn para utilizar una categora bastarda, es justamente esa
bastardez que nos da la libertad de no casarnos con ninguna disciplina, ni de caer en
una monogamia metodolgica, abriendo el juego para este espacio transfronterizo por
definicin. Esta decisin no fue fcil de tomar en su momento y no lo es todava22. De
21La carga histrica ms directa que tiene esta disciplina es la vinculada a su propio contexto de
emergencia. Las luchas de los pueblos indgenas americanos por des-colonizar tanto su pasado como supresente marc a los primeros etnohistoriadores, agentes activos en los procesos de resurgimientotnico.22
Cohn (2001) seala como la formacin profesional de historiadores y antroplogos conlleva laadquisicin de supuestos metodolgicos, enfoques y perspectivas que luego atraviesan y dificultan el
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
24/141
La etnohistoria. Horizontes metodolgicos
20
echo, en la primera parte de nuestro relato hemos dedicado considerable espacio a
poner en relieve la vinculacin entre antropologa y etnohistoria, a travs de un
recorrido (seleccionado) por la tradicin antropolgica, buscando situar el lugarespecifico desde el cual nos hemos acercado al campo etnohistrico.
Finalmente, hemos de sealar que la categora etno, muy discutida en su
acepcin de historia de etniao historia indgena, nos parece an muy solida en su
acepcin de etnografa de la historia, ya que nos permite vislumbrar un enfoque
metodolgico para trabajar con documentos.
La hibridez de enfoque y metodologaLa hibridez de enfoque y metodologaLa hibridez de enfoque y metodologaLa hibridez de enfoque y metodologa
al menos, metodolgicamente debemos
cuidarnos de los terrenos llanos y firmes porque puedenocultar reas resbaladizas. Porque la ciencia, en este
caso la etnohistoria, es una constante, pregunta, una
eterna bsqueda(Romero Frizzi, 2001)
Lo que aqu denominamos enfoque etnohistrico se caracteriza, en primer
lugar, por abordar la densidad histrica de los fenmenos sociales. La ruptura que los
entohistoriadores hicieron respecto del esquema sociedades complejas = historia
y sociedades primitivas = pueblos sin historia, contrajo una implicancia
epistemolgica: la recuperacin del espesor socio-histrico negado a las sociedades
grafas. Este primer eje planteo un desafo metodolgico que llev a dejar de lado losviejos pre-conceptos que hacan de los mitos, leyendas y rituales indgenas meros
relatos anecdticos basados en hechos inciertos o irreales, para abrazar las
posibilidades de trabajar con ellos como nuevas y validas fuentes histricas.
La apertura hacia fuentes no escritas incluy fuentes arqueolgicas,
etnogrficas y lingsticas que fueron fundamentales para correlacionar, comparar e
incluso completar la informacin que proporcionaban los documentos escritos. Se
gener as un clima de trabajo nuevo, no sin mucha resistencia de los acadmicos ms
ortodoxos, en el cual era posible partir de la informacin documental para hacer
arqueologa o etnologa y a la inversa (Pease, 1974: 213), en un dilogo cada vez ms
fluido entre los diversos tipos de fuentes y al mismo tiempo entre las metodologas
antropolgica e histrica. Otro de los aportes metodolgicos que queremos rescatar de
dilogo entre ambos. A pesar de que los escritos de Cohn lleven ya cinco dcadas, la cuestin aun no hasido superada, y en su hacer etnohistrico, los investigadores continan atravesando las mismasdificultades: la necesidad de circunscribirse bajo las alas de una de las dos disciplinas consolidadas paralegitimarse como voz cientfica.
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
25/141
La etnohistoria. Horizontes metodolgicos
2
los etnohistoriadores es el reconocimiento de las diferentes capas temporales que
atraviesan a los documentos(Salomn, 1984)23.
El segundo eje del enfoque etnohistrico es la construccin de la alteridad quea diferencia del primero, ms vinculado a la tradicin histrica, constituye una herencia
eminentemente antropolgica. La des-construccin de los procesos a partir de los
cuales emergen Europa como mismidad y Amrica como otredad, se entrelazan
con lo propuesta de-colonial, que hace de este desmontaje una tarea imprescindible
para la construccin de una nueva espsteme. (Trinchero, 2007; Mignolo, 2003; Lander,
2000). Sin embargo, el distanciamiento de las categoras producidas por occidente a
partir del descubrimiento/invencin de Amrica, es en muchos casos una deuda de
los etnohistoriadores (Boccara, 2005).
Metodolgicamente, este eje supone, lo que en trminos foucaultino se
denominan genealoga y arqueologa de las categoras producidas pory en la situacin
colonial. En trminos ms familiares al campo etnohistrico podramos hablar de
historizarestas categoras, estudiando sus contextos de origen y sus transformaciones
en el tiempo. Otras tcnicas utilizadas fueron el anlisis de contenido yla triangulacin
de fuentes (tanto de textos como imgenes), para el estudio de los discursos
coloniales. Destaca tambin el mtodo comparativo, fundamental para aproximar los
cambios y continuidades en las experiencias con la otredad.
Finalmente, el tercer eje del enfoque etnohistrico esel punto de vista nativose nos presenta como una doble herencia, a la vez histrica (al menos de la historia de
las mentalidades, la historia social y cultural) y antropolgica (al menos desde las
tradiciones malinowskiana, boasiana, geertzziana). En las etapas iniciales este punto se
plante en trminos de punto de vista de los vencidos, vinculado a las condiciones
histricas y acadmicas de emergencia del campo, ms adelante se superara la
inversin de los trminos para avanzar sobre el estudio del punto de vista nativo
como horizonte epistemolgico (Aug, 1998).
Una estrategia metodolgica utilizada para trabajar este eje ha sido la
triangulacin de fuentes escritas con las arqueolgicas, iconogrficas, lingsticas yetnogrficas, en las que aparecen con mayor frecuencia aquellas voces silenciadas por
la mayora de los documentos coloniales. Otra de las estrategias fue la lectura entre
lneas o lectura diagonal de las mismas fuentes escritas, de vital importancia para las
23Salomn en su estudio de las fuentes indgenas andinas seal las contradicciones entre un modo
andino de comprender el mundo y uno espaol, sus contradicciones y transformaciones a partir de lasituacin colonial. Para el autor las crnicas indgenas quedaron atrapadas en una literatura de loimposible: si se eliminara la contradiccin de trminos y los obstculos de la obra desapareceran,
desaparecera tambin la obra misma(Salomn, 1984: 82)
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
26/141
La etnohistoria. Horizontes metodolgicos
22
fuentes espaolas como las crnicas religiosas y las polticas, las fuentes
administrativas y las judiciales donde las voces indgenas aparecen mayoritariamente
mediadas.() descubrir el pensamiento ajeno encerrado en los glifos o en las letras no es
fcil seala Romero Frizzi (2001). Lo que podra leerse como un esencialismo del
indio oculto en las fuentes, que necesitara ser descubierto, constituye una
estrategia de ubicacin24, una manera de pararse ante las fuentes que tiene la
finalidad de contrarrestar las interpretaciones etno-centricas de las mismas. En este
sentido, el estudio de las categoras emic es fundamental para la comprensin del
punto de vista indgena, y los etnohistoriadores no lo pasaron inadvertidos. A travs de
un ir y venir entre categoras etics y emics, los etnohistoriadores pudieron aproximar
los procesos histricos desde las representaciones de los nativos, en una descripcinque no es el mundo de los nativos, ni cmo es el mundo para ellos, sino una conclusin
interpretativa que elabora el investigador(Guber 2001:12).
Las cartas anuas: construccin de una muestraLas cartas anuas: construccin de una muestraLas cartas anuas: construccin de una muestraLas cartas anuas: construccin de una muestra
Nuestras fuentes principales son las cartas anuas de la Provincia del Paraguay25,
las mismas cubren el perodo que va desde 1608 hasta 1762, aunque existen algunos
vacios documentales: 1620-25, 1701-13, 1744-50 que tiene que ver con la irregularidad
en la elaboracin de las cartas, la prdida de documentos, y situaciones contextuales.
Las primeras cartas tuvieron una periodicidad anual (son las que van desde 1608 a1617), luego se redactaron por bienos (1618-1619; 1626-1627; 1645-1646) o mas
frecuentemente por trienios (1632-34; 1635-1637; 1637-39; 1641-1643; 1647-1649;
1652-54; 1644-1657; 1658-1650; 1660-1662). Excepcionalmente las cartas cubrieron un
solo ao (1644, 1667, 1668). En el ultimo tercio del siglo XVII y durante los siguientes
los periodos se volvieron irregulares (1676-1681; 1682-1688; 1689-1700; 1714-1720;
1730-1735; 1735-43; 1750-1756 y 1756-1762) llegando incluso a cubrir una dcada
como sucedi con las cartas 1720-1730.
Las cartas que componen nuestra muestra corresponden al perodo 1615-1649.
La misma presenta 2 lagunas, la primera corresponde al perodo 1620-1625 que como
se indic ms arriba es un vaci propio de la documentacin; mientras la segunda
comprende los aos 1641-1643, que fueron localizadas y publicadas por Maeder,
24Rosaldo sostiene que el etngrafo es un sujeto ubicado, que posee un ngulo particular de
observacin vinculado a su edad y gnero, a su condicin de extrao y a sus experiencias cotidianasentre otros factores que influyen en lo que el etngrafo puede ver y lo que no (Rosaldo,1989).25
Estas no son las nicas fuentes consultadas, aunque constituyan la base de la investigacin. Las otrasfuentes que conforman nuestra base emprica son Historia natural y moral de las Indias de Jos deAcosta (1589), Constituciones de la Compaa de Jess de San Ignacio de Loyola (1554) y Documentodel Concilio de Trento (1545-1563). El dilogo con estos documentos se ir tejiendo a lo largo de nuestro.
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
27/141
La etnohistoria. Horizontes metodolgicos
2
aunque no hemos podido acceder a ellas. De esta forma, nuestra muestra se compone
por las siguientes 11 Cartas que pertenecen al perodo temprano de la historia de la
Provincia:Aos Autor Edicin
1615 P.Pedro de Oate. Documentos para la Historia ArgentinaTomo XX Iglesia. Cartas Anuas de laProvincia del Paraguay, Chile y Tucumn, dela Compaa de Jess (1615-35). Facultad deFilosofa y Letras Instituto de InvestigacionesHistricas. Buenos Aires 1929. Conintroduccin de Emilio Rivignani.
1616 P. Pedro de Oate.1617 P. Pedro de Oate.
1618-1619 Pedro de Oate.
1626, 1627 P. Nicols MastrilloDurn
1628, 1629 y1630
P. Francisco VasquezTrujillo
1632-1633,1634
P. Diego de Boroa Cartas Anuas de la Provincia Jesutica delParaguay 1632-1634. Edicin en Homenajeal Quinto Centenario del descubrimiento deAmrica. Academia Nacional de la Historia,Buenos Aires 1990. Introduccin de ErnestoMaeder.
1635, 1636 y1637
Padre Diego de Boroa. Documentos para la Historia ArgentinaTomo XX Iglesia. Cartas Anuas de laProvincia del Paraguay, Chile y Tucumn, dela Compaa de Jess (1615-35) Facultad de
Filosofa y Letras Instituto de InvestigacionesHistricas. Buenos Aires 1929. Conintroduccin de Emilio Rivignani.
1637, 1638,1639
P. Francisco Luperciode Zurbano
falta dato
1644 P. Francisco Luperciode Zurbano
Cartas Anuas de la Provincia Jesuitica delParaguay 1644. Documentos de GeohistoriaRegional N13, Instituto de InvestigacionesGeohistoricas- CONICET, Resistencia, Chaco2007. Introduccion de Ernesto Maeder.
1645-1646 P. Juan bautistaFerrufino
Cartas Anuas de la Provincia Jesuitica delParaguay 1645-1646 y 1647-1649.Documentos de Geohistoria Regional N13,Instituto de Investigaciones Geohistoricas-CONICET, Resistencia, Chaco 2007.Introduccin de Ernesto Maeder.
1647, 1648, y1649
P. Juan bautistaFerrufino
El factor emprico fue determinante en la conformacin de la muestra, dado
que la mayor parte de las cartas se encontraban disponibles en las bibliotecas de
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
28/141
La etnohistoria. Horizontes metodolgicos
2
nuestra ciudad. Sin embargo, ms all de este factor, la composicin de la muestra es
representativa del universo que nos proponemos abordar, quizs no en trminos
cuantitativo, pero si segn criterios metodolgicos y tericos. En efecto, nuestramuestra comprende cartas que refieren a los perodos tempranos de la obra Jesuita en
el Paraguay en las cuales encontramos referencias a las entradas, las fundaciones de
colegios y misiones, descripciones geogrficas del lugar, impresiones sobre los
indgenas y relatos de los primeros encuentros entre estos y los Jesuitas. En ellas el
asombro y el detalle es mayor que en las de otros perodos, asimismo, las
transcripciones de las cartas de los misioneros ocupan aqu un espacio considerable,
que decrece a medida que las anuas se van tornando ms burocrticas26. De all la
riqueza de estas cartas tempranas para estudiar las categoras del espacio y la
identidad.Como hemos sealado nuestra muestra posee slo 2 vacos documentales por
lo que tenemos un buen seguimiento de los hechos relatados, lo cual la dota de una
gran densidad. Esto nos da un acceso, si se nos permite la metfora, a mayor cantidad
de pixeles en la imagen (histrica), obteniendo un retrato relativamente vivido de la
poca, y decimos relativamente, porque como veremos, las fuentes mismas tienen
algunas limitaciones en ese sentido.
De cmo leer las cartas anuasDe cmo leer las cartas anuasDe cmo leer las cartas anuasDe cmo leer las cartas anuas
Las cartas anuas son documentos cuya complejidad, nos parece, no ha sidocompletamente juzgada. Aqu, sostendremos la densidad etnogrfica27 de las mismas,
y sugeriremos estrategias para abordarlas, retomando el enfoque etnohistrico y
elaborando en el camino, un instrumental metodolgico de variada manufactura.
En su tesis de grado valos plantea que el carcter apologtico de las anuas
influy en el hecho de que sean escasos los trabajos que utilizan de modo intensivo
esta documentacin, sin embargo, como l mismo seala, esta particularidad es comn
en toda la documentacin jesuita de la poca. Quizs los motivos por los cuales las
cartas sean ms bien objeto de consulta que de anlisis para los historiadores, tenga
que ver con su carcter pblico y burocrtico, que hace elevar sospechas sobre su
valor, ya que parecen estar muy intervenidos. Otra de las objeciones al uso de las
cartas anuas para la investigacin social, es que estas son un discurso oficial que la
Compaa intentaba imponer entre sus miembros y no necesariamente lo que estos
26Con el pasar de los aos las anuas se van estandarizando y rutinizando. En el caso de nuestra muestra,
este proceso se observa de manera gradual, aunque podramos sealar que ya a partir de 1628 elespritu burocrtico ha organizado prcticamente por completo el orden de las anuas.27
Los casos etnogrficamente densos se definen por una condensacin de sentidos que permite elacceso a las estructuras de significacin profundas de una cultura Geertz (1994).
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
29/141
La etnohistoria. Horizontes metodolgicos
2
pensaban, sentan y hacan. Este argumento, sostenemos, adolece de una falsa divisin
de lo real, que ubica por un lado el discurso y por otro el sujeto, de un lado el
imaginario y de otro las prcticas, como si lo uno fuera menos real que lo otro, yconsecuentemente lo uno fuera objeto de estudio ms digno que lo otro (Laclau y
Mouffe, 1987).
En lneas generales podramos hablar de dos formas de acercarse a estas
fuentes: como documento espiritual o como documento burocrtico y poltico. En el
primer caso se considera que el principal objeto de las cartas es transmitir la obra
pastoral de la Compaa. El P Hugo Storni SJ sostiene que las mismas tanto en su
origen como en su finalidad, son documentos espirituales y como tales deben ser
considerados. Todo lo dems viene por aadidura () (Maeder, E. 1990:17). Frente a
esta perspectiva encontramos investigaciones cuyo nfasis est puesto en la dimensinpoltica de estos documentos, considerndolos eminentemente apologticos.
Nosotros sostenemos que mirar slo lo espiritual o slo lo poltico implica una
amputacin del documento e incluso forzar la carta hacia lo que queremos
demostrar. As, consideramos que se trata de discurso hbrido o mixto, en el que
conviven ambas dimensiones articuladas con finalidades de evangelizacin28. Pero
adems, la escritura jesuita posey otras dimensiones, siendo al mismo tiempo:
instrumento administrativo, herramienta de conservacin de la Orden como cuerpo
unificado, comunicacin entre los diferentes proyectos de evangelizacin en reinos
alejados, soporte de difusin de modelos de intervencin apostlica y dispositivo
memorstico y propagandstico de la Orden(Palomo, 2005: 60, citado en Geres, 2010).
Por otra parte, entendidas en su densidad temporal, las anuas son fuentes
testimoniales de una poca, ya que en ellas se plantea una forma de pensar la realidad,
una ordenacin del mundo de los hombres y el mundo sobrenatural (Casimiro
Crdoba, 2011b). He aqu su profundidad social o como gustamos decir los
antroplogos su densidad etnogrfica. Asimismo, por su carcter pblico deben ser
entendidos como parte de un discurso pensado y articulado con fines especficos. De
all que, lejos de tomarlas como documentos transparentes, conviene preguntarse poraquello que intencionadamente intentan transparentar.
Sin embargo, la naturaleza ordenadora de las cartas no las deshabilita para el
estudio social. Una de las estrategias que tomaremos es la que sugiere Michel de
Certeau (1982), quien propone el estudio de las fallas o lapsos en el discurso para
28A este concepto, naturalizado dentro del campo acadmico, lo circunscribimos al nivel de una
categora nativa til para la comprensin y explicacin de la accin de los sujetos. En efecto, losconstruccin del espacio que nos proponemos estudiar implican una prctica, representacin ypercepcin del espacio jugada en los trminos de una evangelizacin o cristianizacin del continente.
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
30/141
La etnohistoria. Horizontes metodolgicos
26
observar sus aspectos no intencionados. Por otro lado apelamos a los
etnohistoriadores que hicieran uso extendido de la lectura diagonal de los
documentos, esto nos va a permitir sortear la direccionalidad del discurso.Quizs el aporte ms fuerte que hacemos en esta investigacin es la apelacin a
herramientas socio-semiticas, sumamente tiles para desglosar los discursos y
explicar la produccin de sentidos. Los antecedentes de los cuales nos nutrimos son
Portugal (2009) que aplica el mtodo isotpico para estudiar las dimensiones hibrida,
histrica y ficcional, de las Relaciones de un Jesuita annimo; y la tesis doctoral de
Cebrelli (2005) que aborda los discursos y las prcticas de la hechicera desde una
perspectiva socio-semitica en tres fuentes claves para el estudio del Chaco (Lozano
1733, Guevara 1764 y Pauke 1773-1780).
Entendiendo a la socio-semitico como un instrumento para el anlisis social,
apelamos al anlisis de contenido y al anlisis de discurso en trminos de Greimas.
Recurrimos particularmente al estudio de los semas nucleares y contextuales que nos
permitirn aproximar las categoras identitarias y espaciales como as reconstruir las
relaciones paradigmticas y sintagmticas. Si la isotopa nos permitir identificar el
discurso dirigido, un abordaje desde su polisemia nos permitir ver como dialogan las
diferentes voces en tornos a los temas sealados. Los concepto de Vern, contextos de
produccin, circulacin y recepcin nos servirn para historizarlas anuas. A travs de
las huellas en el discurso aproximaremos los destinatarios, y el lector modelo. La socio-
semitica nos servir adems para comprender las perspectivas emics y al mismo
tiempo obtener una mirada etic de la lgica o estructura de los discursos. De esta
manera, la dinmica proximidad/distancia que enunciramos en el bloque anterior,
recorre nuestro instrumental metodolgico.
7/28/2019 Tesis Ana Casimiro
31/141
DILOGOS TERICOS. ESPACIO Y
DISCURSO EN EL PENSAMIENTO SOCIAL
El espacio una operacionalizacinEl espacio una operacionalizacinEl espacio una operacionalizacinEl espacio una operacionalizacin
A lo largo de este captulo buscaremos exponer nuestro recorrido terico como
parte del proceso creativo del relato cientfico. Cabe aclarar que, antes que hablar de la
construccin de un marco terico, nos permitimos aqu pensar en trminos de una
artesana intelectual (Mills, 1977), en la apelacin a la creatividad intelectual y la
operacionalizacin de herramientas conceptuales adecuadas al objeto de estudio
construido. As, tomando los aportes tericos del pensamiento social, particularmente
de Durkheim, Lvi-Strauss, Bourdieu, Aug, Lefevbre, Foucault y De Certeau, respecto
del espacio es posible delinear una definicin conceptual y operacional del mismo.
El primer punto que queremos precisar es el espacio como constructo social
doblemente significado, planteado tericamente de diferentes formas, ya como
espacio desde adentro y de afuera en Foucault (2006), ya como modelos consciente e
inconsciente en Lvi-Strauss (1995) o como semi-fantasas nativas y antropolgicas en
Aug (2000). Se trata nada ms y nada menos que de las perspectivas emic/etics,
prxima/distanciada de las que disertramos en el primer captulo. El espacio posee
pues, esta doble significacin: los sentidos emic nativos y etics del investigador. Los
primeros son los que espacializan, es decir los que significan mediantes sus practicas,
representaciones y percepciones del espacio fsico; en cambio, los segundos realizan
una conceptualizacin del mismo con fines tcnicos o tericos, des-naturalizando esas
prcticas, representaciones y percepciones espaciales. Mientras los nativos depositan
en el espacio sus sentidos culturales e identitarios, el cientfico rea