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Tcnica y estructura III C.F.

No hay por qu concluir que la teora y la prctica lacaniana son incorrectas. Sera mucho ms coherente decir que son muy limitadas. El corte, y la concomitante teora del final del anlisis1, la cuestin del fantasma fundamental, si se quiere, son efectivamente practicables, existen. Se trata ciertamente de una manera de practicar el psicoanlisis. Solo que de una manera precaria. No constituyen una prctica ideal, la mejor posible, y ni siquiera es deseable trabajar de esa manera. El lacanismo ha desechado las construcciones sobre la escena primaria2, la relacin entre los juegos infantiles y el sueo y las fantasas adultas, las fantasas puberales (y su relacin con las teoras sexuales infantiles, el efecto reinterpretativo y casi paranoico que sealaba Freud a este respecto), confiri poca importancia a las fantasas diurnas, y ninguna a la perelaboracin de fantasas inconscientes transferenciales en relacin a la eficacia del tratamiento sobre el sntoma3, etc. Si se objeta que el fantasma fundamental da cuenta o resume todas estas cuestiones tcnicas, entonces debemos recordar que aquel concepto, en los trminos de un anlisis relativamente bien llevado y trabajado, es solo la fachada del anlisis, un contenido manifiesto que da inteligibilidad al proceso analtico, pero que se halla lejos de explicarlo. No es ms que una elaboracin secundaria que nos tranquiliza al ubicarnos tericamente.

Notas 1. El corte de la sesin deja fuera el objeto; el final del anlisis, es obvio decirlo, hace lo mismo. De ah su concomitancia. El corte, en este sentido, repite, como un fenmeno elemental, la estructura mayor del final del anlisis. 2. Para construir sobre la escena primaria hace falta en primer lugar poder leer por dnde anda la transferencia, en un perodo ms o menos prolongado de anlisis, y desde el objeto pensar un desplazamiento desde una posicin inicial presubjetiva hacia su segregacin. Si entendemos que la primera de estas operaciones es casi inhallable en la clnica lacaniana, poco cabe esperar de la segunda. 3. Por esto no es extrao que se aluda en este momento al aspecto real e inanalizable del sntoma: un efecto de la prctica y no un avance de la teora. La lectura que se hizo del seminario XXIII para justificar este punto es completamente forzada.