Y me dijeron, "Sé ingeniero, sé doctor o sé arquitecto". Y me dijeron, "Sé abogado, hombre de ciencia o de dinero" "Porque si no, te
morirás de hambre con ese empeño de ser maestro".
Y me dijeron, "¡Ay con tu astucia!, ¡tu habilidad!, ¡Con tu intelecto! Podrías ser político, un senador, tal vez alcalde de pueblo",
"Pero mira que tonto, sigue empeñado en ser maestro".
Y se reían, y se burlaban "Qué tonto eres", "¿Ser maestro?"
"Malos ratos, planes, exámenes y de vez en cuando meterte en pleitos".
Y yo dejaba que hablaran todos,
Que se burlaran y me hundieran en
cieno.Mas sus palabras yo las guardabaen un cofrecito bajo mi lecho.
Pasaron días, pasaron meses, pasaron años, y allá en mi pueblo seguían riendo.En cambio yo, sin apurarme; seguía estudiando, seguía leyendo.
¡Al fin regreso, familia mía!
Les contaré lo que me he
hecho:
Hago planes de almas, sano corazonesY ayudo a fortalecer los débiles cuerpos.""Hago justicia e ingenio fórmulas para que en su pecho arda de la Palabra el Fuego".
Y también soy rico, aunque no de dineroy a pesar de que no lo gobierno, estoy conciente de que levanto un pueblo".
"Entonces; ¿que eres?", me dijeron todos con ojos extraños de aturdimiento.
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