Download - Sobre La Ideológica y Perversa Idolatría Del PIB

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El PIB como Idolatra y Perversin Econmica, Social y Medioambiental

El que crea que en un mundo finito,

el crecimiento puede ser infinito

o es un loco o es un economista

Es un acto criminal,

el pretender un crecimiento infinito

en el contexto de un Planeta finito.

Este artculo tiene por objetivo comentar y reflexionar sobre las lcidas, pertinentes y actuales reflexiones de Patrick Viveret, Consejero Refrendario del Tribunal de Cuentas, Francia, sobre los Nuevos Factores e Indicadores de Riqueza (2004). Viveret nos muestra muy claramente cmo se configura socio-histricamente el PIB como indicador de la cantidad de riqueza nacional que posee un pas, siendo hoy para la disciplina econmica el ms principal y relevante indicador de la salud de la economa de un pas. Esa actual, mtica y casi sagrada preponderancia del PIB como principal indicador econmico, tiene un perverso carcter ideolgico que es socialmente nefasto a la hora de configurar estrategias sociales de reparto de la riqueza en las economas nacionales y mundial. Esta idolatra del PIB se explica en parte por la perversa ideologa del crecimiento econmico infinito que es inherente a toda economa capitalista y que tiene como nefastas consecuencias tambin. la depredacin medioambiental del Planeta. Viveret nos muestra con mucha lucidez y claridad conceptual, la gnesis y estructura del PIB como indicador econmico y tambin explica el por qu de su perverso carcter ideolgico. Sigamos ahora atentamente sus reflexiones.

Segn Viveret, si examinamos en qu condiciones se construy nuestra actual contabilidad nacional despus de la segunda guerra mundial, nos damos cuenta de que intelectualmente fue elaborada durante los aos de entre guerras y se llev a cabo despus de la Liberacin, gracias a una impresionante confluencia de energas institucionales, intelectuales y militantes que dieron nuevos bros a la reconstruccin del Estado y de la economa francesa. Al replantearse en un mismo momento tanto la contabilidad nacional, el instrumento estadstico que haca posible la representacin de la riqueza, como las nuevas formas de intervencin pblica a travs de administraciones de misin como el Comisariado general del proyecto, la forma en que la nacin se representaba la riqueza se convirti en un elemento privilegiado para que Francia entrase plenamente en la segunda revolucin industrial.

Para Viveret el problema de fondo es cmo y por qu se asumi el actual instrumento estadstico de representacin de la riqueza, el PIB y por qu a pesar de su lgica economtrica perversa sigue siendo actualmente el principal indicador de riqueza de las naciones. Observemos, en qu consiste este carcter socialmente perverso del PIB.

Las catstrofes son un factor de crecimiento del producto interior bruto!

Hoy disponemos de continuas pruebas de que nuestra actual representacin de la riqueza y el uso contraproducente que hacemos de la moneda no hace sino agravar los problemas de nuestras sociedades, en lugar de ayudarnos a resolverlos. En la mayora de informes que han centrado los debates pblicos estos ltimos meses, de las vacas locas al Erika, del amianto a los accidentes de trfico, de las consecuencias del temporal de 1999 a la crisis del petrleo del otoo de 2000, siempre hay un elemento comn del cual curiosamente nunca se habla: estas catstrofes son una bendicin para nuestro Producto Interior Bruto, la cifra mgica cuya progresin se expresa gracias a una palabra que en s misma resume la gran ambicin de nuestras sociedades, desarrolladas en lo material y subdesarrolladas en lo tico: EL CRECIMIENTO!.

Ms destrucciones = ms PIB

Porque los cientos de miles de millones que le cuestan a la colectividad estas destrucciones humanas y medioambientales no se contabilizan como destrucciones, sino como aportaciones de riqueza, en la medida en que generan actividades econmicas que se expresan en dinero. Los 120 mil millones de costes directos de los accidentes de trfico (que generan el triple en costes indirectos), por no citar ms que un ejemplo, colaboran en que aumente nuestro producto interior bruto. Suponiendo que no sufriramos ningn accidente material o corporal, que no hubiera muertos ni heridos en las carreteras de Francia el ao prximo, nuestro PIB descendera de manera significativa, el pas perdera uno o varios puestos en la clasificacin de las potencias econmicas y veramos a numerosos economistas anunciarnos con gravedad el regreso de la crisis. Y la situacin todava sera peor si tambin desaparecieran de estos sorprendentes clculos una parte de los 170 mil millones inducidos por los efectos de la polucin atmosfrica sobre la salud, las decenas de miles de millones que costar destruir las harinas animales, los cerca de cien mil millones que produjeron las destrucciones del temporal del pasado invierno y, en general, todo el plomo de las destrucciones sanitarias, sociales o medioambientales, que tiene el poder de convertirse en oro gracias a la singular alquimia de nuestros sistemas de contabilidad. Desde la misma perspectiva y en la misma direccin el terremoto de 2010 fue una bendicin para el gobierno de Sebastin Piera en Chile, pues sin necesidad de grandes reformas estructurales (prometidas en campaa electoral) Chile logr un CRECIMIENTO econmico prximo al 6% ese ao. Obviamente, en la contabilidad no se descontaron los casi 30.000 millones de dlares en perdidas materiales, slo se contabiliz las ganancias con los procesos de reconstruccin. Pues bien, en la metodologa PIB jams se descuentan las prdidas en la contabilidad nacional.

Las actividades de voluntarios hacen que descienda el PIB

Al mismo tiempo, subraya Viveret, todas las actividades de voluntarios que, gracias en particular a las asociaciones ley 1901, cuyo centenario celebraremos prximamente, han logrado evitar o limitar una parte de los efectos de las catstrofes, por ejemplo yendo a limpiar las playas contaminadas o ayudando gratuitamente a los discapacitados, no slo no permiten ninguna progresin de la riqueza, sino que incluso colaboran en que descienda el producto interior bruto al fomentar actividades voluntarias antes que remuneradas. Ni que decir tiene que es un disparate y que al mismo tiempo que celebramos el eminente papel de las asociaciones, las seguiremos tratando en trminos de contabilidad, no como productoras de riquezas sociales, sino como inyecciones de riquezas econmicas, segn la cantidad de subvenciones que reciban.

A pesar de las declaraciones de principios, nuestra sociedad es ms partidaria del lucra-volat, la voluntad lucrativa, que del voluntariado, la voluntad buena. Y todava es frecuente que lo que podra denominarse male-volat o voluntad mala, sea cual sea la forma que presente, se beneficie con el dinero de los contribuyentes, como lo demuestran los recientes ejemplos de pactos de corrupcin que pretenden distraer los mercados pblicos.

Lleg el momento de cambiar de representacin

Es hora de que nos dediquemos a este considerable proyecto que consiste en cambiar la representacin de la riqueza y la funcin que desempea la moneda en nuestras sociedades. Para la economa social y solidaria es esta una apuesta decisiva y para el movimiento de las asociaciones una ocasin que no se puede desperdiciar. En efecto, forman parte de una historia en que la opcin de la cooperacin, de la mutualizacin, de la asociacin es ahora prioritaria. Para ellos es una trampa mortal permitir que se impongan criterios que ignoren las opciones ecolgicas y humanas y s valoren actividades destructivas desde el momento en que son financieramente rentables. Necesitan, por el contrario, volver a tomar la iniciativa y situarse en las primeras filas de la emergencia de una sociedad y de una economa plural frente a los riesgos de civilizacin, ecolgicos y sociales que entraa la sociedad de mercado.

Iniciar un amplio debate pblico

La finalidad de esta reflexin para Viveret es la de proponer un marco que permita iniciar un amplio debate pblico acerca de estos temas, proponer experiencias, reunificar las mltiples iniciativas francesas y extranjeras que pretenden renovar el tema de la representacin de la riqueza y contemplar la moneda como el eje del intercambio humano. Estas iniciativas giran en torno a la evaluacin democrtica como instrumento privilegiado y al desarrollo humano sostenido como finalidad.

Definir la evaluacin como una deliberacin sobre los valores, lo que corresponde a la etimologa del trmino, es renunciar a reducirla a un simple ejercicio de medida, ya de por s referido a las categoras dominantes de un economismo que ha cortado cualquier tipo de relacin con lo tico y lo poltico. La cuestin de los indicadores, que deriva de los medios, no puede, pues, separarse de la de los criterios, que deriva del debate sobre los fines. Si la economa, en la lnea de los trabajos del Premio Nobel Amartya Sen, tiene que aceptar convertirse, si no en una ciencia moral, al menos s en una ciencia que se sabe al servicio de finalidades morales y polticas, tendremos que plantearnos, tanto en lo que se refiere a la representacin de la riqueza como a su circulacin, cul es la orientacin de la voluntad colectiva, de esta voluntad buena, el voluntariado, cuyo trmino est tan gastado y es tan mal entendido. En el economismo, nada indica mejor la transformacin de los medios en fines que el hecho de considerar el deseo de ganancias monetarias, la actividad lucrativa, como un objetivo en s mismo. Y el mayor sntoma de la deriva hacia sociedades de mercado se aprecia cuando los tiles de cmputo de la moneda invaden el conjunto del rea societal hasta convertir la totalidad del tiempo de vida en lo que los americanos denominan el life time value, una reserva potencial para el mercantilismo de todas las actividades humanas.

termmetros que nos ponen enfermos!

Una persona sensata, puede pretender que la marea negra resultado del naufragio del Erika, el temporal de diciembre de 1999, los accidentes de trfico y su cortejo lgubre de muertos y heridos, la catstrofe anunciada de las consecuencias de la enfermedad de las vacas locas, sean buenas noticias? Parece que la respuesta negativa se impone. Sin embargo, miles de personas que ocupan funciones decisivas en nuestras sociedades en el mbito econmico, poltico o cientfico utilizan continuamente para guiarse en sus acciones sistemas de contabilidad que tienen la extraa caracterstica de mensurar positivamente todas las catstrofes que acabamos de mencionar.

El clebre crecimiento del producto interior bruto, autntica brjula para la mayora de nuestros responsables, tiene eso de particular, que poco le importa la naturaleza de las actividades que suman mientras generen flujos monetarios: desde el momento en que hay que pagar mecnicos que reparen los coches accidentados, cementeros que quemen las harinas animales sospechosas de originar la enfermedad de las vacas locas, mdicos que cuiden a las personas vctimas de la contaminacin del aire, del agua, del temporal, empleados de pompas fnebres que entierren a los muertos, siempre habr valores monetarios aadidos que quedarn registrados en las contabilidades de los actores econmicos. Estas contabilidades engrosarn ms tarde, en los grandes conglomerados pblicos de la contabilidad nacional, nuestro producto interior bruto, cuyo crecimiento o descenso generar despus, al menos as se cree, ms empleo o ms paro.

Un termmetro muy curioso

Disponemos, por lo tanto, de un termmetro muy curioso, puesto que nunca sabemos si nos indica la temperatura adecuada. Tenemos que estar satisfechos de nuestra elevada tasa de crecimiento del producto interior bruto? S, si se trata de generar riqueza y empleos que puedan mejorar el nivel y la calidad de vida de una colectividad. No, si este crecimiento se debe a que han aumentado los accidentes o las enfermedades causadas por la falta de seguridad en la alimentacin, a que se han multiplicado las contaminaciones o a que se ha destruido nuestro entorno natural. Como no podemos establecer ni la ms mnima diferencia, si seguimos limitndonos a un cmputo monetario sin evaluar la naturaleza de las riquezas destruidas, estamos condenados a ver cmo nuestros actuales dispositivos fomentan comportamientos peligrosos desde el punto de vista del bien comn.

Los efectos perversos de nuestra representacin de la riqueza

Las actuales formas de cmputo de la riqueza tienen, pues, como efecto, conceder una especie de prima a la destruccin y a la reparacin costosa en detrimento de la prevencin y de reparaciones menos caras si los destrozos ecolgicos, sociales o sanitarios fueran menos importantes. A los que destrozan o a los que resultan beneficiados del destrozo, que van a engrosar su volumen de negocios, no les interesa demasiado que se limite la destruccin y los propios pagadores (por lo general el Estado, la Seguridad Social y las colectividades locales) estn financiados con impuestos o cotizaciones que se asientan en los flujos monetarios, y los relacionados con actividades destructoras no son cualquier cosa. Las autnticas vctimas del sistema, los ciudadanos-contribuyentes, no disponen de casi ningn medio para hacerse or y ni tan siquiera imaginan, en su mayora, la extraa mezcla que compone este crecimiento del que tan buen concepto tienen.

Una prima a la miopa

Tambin es una prima a la miopa, a la lgica del corto plazo y de la vista corta, ya que los aparentes beneficios que los que destrozan y los pagadores sacan de un sistema as no pueden ser duraderos. A medio y largo plazo todos salen perdiendo en este peligroso juego. Pero como las contabilidades, el reparto de dividendos y las elecciones segmentan un tiempo cada vez ms corto, se hace difcil encontrar, ni siquiera en el Estado, guardin por construccin de las opciones del tiempo largo, actores realmente interesados en un tema tan amplio como complejo.

Una prima a la incivilidad y al amoralismo

Tambin es una prima a la incivilidad y al amoralismo, puesto que el amoralismo metodolgico de la economa como disciplina se transmite, desde el momento en que la economa se convierte en una autntica norma social y cultural dentro de una economa de mercado, a todas las actividades humanas: cuando la cuestin de la rentabilidad prima sobre la del bien y, ms concretamente, sobre la del bien pblico, es el corazn del proceso educativo el que se ve gravemente daado. Por qu transmitir a nuestros hijos conceptos como altruismo, mrito o civismo si continuamente tienen como modelo el xito financiero basado en el individualismo, el dinero fcil y en el esquivar reglas y leyes como arte superior del management?

Las consecuencias de una lgica como esta son terribles: dan origen al mito de los que producen y de los que chupan; por un lado estn las empresas, supuestamente las nicas productoras de riqueza, aunque en realidad no pueden desempear su funcin si no es transformando recursos ecolgicos y humanos; por otro lado, todas las actividades sociales y ecolgicas, que se supone estn financiadas con retenciones de riqueza econmica. Condenan as a las asociaciones a mendigarle al Estado los medios que necesitan para vivir o a buscarlos en el mercado, al no disponer de recursos relacionados con las riquezas sociales que ellas mismas colaboran en crear o en preservar. Desconocen las condiciones antropolgicas y ecolgicas sin las cuales ninguna riqueza econmica sera posible. Convierten al Estado y al conjunto de los servicios pblicos en un sector continuamente sospechoso de ser parasitario.

Las patologas sociales del neoliberalismo

Walras es el primero en ser consciente de las trgicas consecuencias que puede tener la ruptura entre tica y economa. Por eso ser uno de los tericos de la economa social presentada como una nueva forma de hacer economa poltica integrando los problemas sociales (cf. sus Estudios de economa social, publicados en 1896.

Ahora bien, lo que el liberalismo econmico tendr que asumir es el precio de este auge del deseo al margen de toda norma, de este individuo fuera de la sociedad y de esta economa separada de lo poltico y de lo tico. El precio no es otro que abandonar la bsqueda del bien comn, y que los vicios privados se conviertan, como por arte de magia de la mano invisible del mercado, en virtudes pblicas20.

La economa, en esa bsqueda de autonoma, corta cualquier relacin con el universo del valor, en el sentido tico del trmino. Buen ejemplo de ello es la droga que, desde el punto de vista econmico, tiene el mismo valor aunque sirva para curar o para envenenar. En sociedades en que el peso de lo religioso, tico y poltico siga siendo fuerte, dicho amoralismo radical de la economa slo producir efectos limitados. Pero cuando la economa es tan determinante como para, retomando la terminologa de Polanyi, ya no ser slo una economa de mercado, sino una sociedad de mercado en la que lo poltico copia de lo econmico sus valores, referencias y criterios de eficacia y de eficiencia, entonces es cuando el equilibrio del conjunto societal se ve gravemente amenazado: pasamos de un universo en el que lo que de verdad tiene valor no tiene precio a otro universo, que estamos viendo aparecer ahora, en el que lo que no tiene precio en realidad no tiene valor.

... comparte con el marxismo...

Hubiramos podido imaginar que, junto con este enfoque, tambin se hubiese dado una visin alternativa. Pero no es as, porque el marxismo, en lo referente a la representacin de la riqueza21, compartir la misma perspectiva cultural que el liberalismo. Las dos grandes ideologas del siglo XIX y del XX coincidirn, a pesar de la violencia de sus conflictos sociales y polticos, en que lo esencial, la infraestructura, radica en la economa, origen, gracias al trabajo productivo, de toda riqueza imaginable.

... la misma ceguera.

Desde ese momento, encontraremos en las dos grandes tradiciones los mismos puntos ciegos, los mismos que arrastrarn los sistemas de contabilidad nacionales nacidos tras la segunda guerra mundial:

lo que no ve la ecologa: A la naturaleza se la trata como un mero factor de produccin y los bienes abundantes y gratis como el aire, el agua y la tierra no tienen en s valor alguno;

lo que no ve la tica: para el liberalismo, cualquier deseo tiene un valor econmico desde el momento en que es solvente. Para el marxismo, no hay moral que trascienda a la historia;

lo que no ve la poltica: el Estado se limita a ser el valedor del mercado en la versin liberal y el instrumento de dominacin de clase en la marxista. Desde ese momento no se da una autntica autonoma de lo poltico que permita construir un pensamiento real de la democracia: reducida a su mnima expresin en el liberalismo, se la considera formal en el marxismo;

lo que no ve lo antropolgico: se supone que el homo economicus es un calculador racional del mercado o de la historia; en estas dos grandes representaciones no se toma del todo en serio la amplitud de lo pasional y del continente subterrneo que desvelar el psicoanlisis.

Se supone que cuando Europa se vio ante sus propias ruinas tuvo que inventar una contabilidad que facilitara la reconstruccin, y en lo ltimo en que pens fue en estos puntos ciegos: ecolgicos, ticos y humanos. La tarea primordial se centr en producir bienes agroalimentarios e industriales en grandes cantidades. Para eso iban a servir los sistemas de contabilidad nacionales.

El concepto de crecimiento econmico

Como problema concomitante a la idolatra del PIB est el dolo o fetiche CRECIMEINTO econmico sostenido o infinito. Viveret, expone claramente que: como recalca Jean Gadrey, cuando el Estado toma las riendas de la poltica industrial y de la planificacin (en Francia, tras la segunda guerra mundial), las ideas que acabamos de mencionar se transforman en sistemas de contabilidad, en instituciones, en cifras que se dan en el debate pblico como indicadores de progreso. Entonces es cuando el concepto de crecimiento econmico que calcula la variacin positiva del PNB (producto nacional bruto) resulta primordial y acaba por casi identificarse con la nocin de progreso.

Partamos de la definicin de crecimiento econmico que da este autor: es la tasa de progresin, entre un periodo y otro, de los flujos de bienes producidos y/o consumidos en un espacio institucional determinado: empresa, rama, espacio nacional, regional, etc.. Para su buen funcionamiento, esta operacin supone que las transformaciones de la produccin tienen que ver bsicamente con las unidades, que se vuelven a encontrar los mismos productos estndar durante periodos sucesivos y que existen convenios estables sobre el tipo de productos contabilizados que en realidad hay que tener en cuenta24. Por lo tanto, se refiere a los flujos y, ante todo, es independiente de la calidad de los bienes producidos o consumidos.

Cabe subrayar que un til de este tipo se sigue presentando, por lo tanto, como un convenio que se construye en funcin de los objetivos: con los fisicratas, haba que valorar la tierra y la agricultura, con Malthus, Smith, Say (y tambin con Ricardo y Marx) se trata de construir la autonoma de la ciencia econmica que est naciendo y de valorar la entrada en la primera revolucin industrial; despus de la segunda guerra mundial, en Europa hay que darle prioridad a la reconstruccin material y hacer que cada pas entre plenamente en la segunda revolucin industrial.

Se puede entender el carcter til y, en parte, operatorio, de tales definiciones en el contexto del periodo fordista, que se caracteriz por una produccin y un consumo de masa, basado principalmente en lo material, de bienes muy estandarizados, derivados de la economa a gran escala, de la mecanizacin de la agricultura y de la automatizacin industrial.

Pero todo cambia con las consecuencias de las mutaciones de la informacin referidas tanto a los propios productos (procesos de desmasificacin, mayor variedad, innovaciones quereducen los ciclos de vida, individualizacin de las soluciones y a medida) como al mayor papel de la inteligencia humana, que transformara el reparto clsico de la era industrial. Por otra parte, como subraya Jean Gadrey, la supuesta economa del bienestar era, en realidad, una economa del mucho tener, circunstancia que acarrea graves consecuencias en el terreno cultural.

Lleg la hora de cambiar de termmetros

Disponemos as de un til pensado para fomentar un crecimiento material de naturaleza industrial o agroalimentaria pero que, globalmente, no est adaptado e incluso resulta contra productivo cuando se trata de hacer frente a los tres grandes desafos del futuro: la entrada en la era de la informacin y la revolucin de lo que est vivo, la importancia vital de todo lo ecolgico y, por ltimo, el papel cada vez mayor que estn jugando algunos servicios, sobre todo los basados en las relaciones, como la educacin, la sanidad o las actividades de proximidad en nuestro desarrollo. En definitiva, lleg la hora de cambiar de termmetros!

Qu es economtricamente el PIB como cuantificador de riqueza

No podemos concluir nuestro anlisis, sin precisar qu es economtricamente el PIB en cuanto cuantificador de riqueza y qu es lo que aporta metodolgicamente a la gestin y administracin de la riqueza de las naciones. Cabe subrayar que nuestro problema no es que exista un cuantificador de riqueza como el PIB, ni que Simon Kuznets haya inventado el PIB. Tampoco lo es el hecho de que sea objetivamente un indicador macroeconmico. El problema es la idolatra del PIB, su carcter de indicador sagrado del bienestar y salud de la economa de una nacin. Su patologa reside en la ideolgica alineacin que los economistas hacen de todo el proceso econmico de una nacin detrs del PIB. Sin PIB no hay economa, ni econometra macroeconmica. Esta idolatra es primero que nada una aberracin econmica como ya lo vislumbraba el propio Kuznest,, pero tambin es una perversin social, poltica y medioambiental. Observemos por tanto, que es economtricamente el PIB para poder inferir luego a quien sirve, es decir, a qu y a los intereses de quienes sirve, para luego, poder acabar de explicar el origen de su perversa idolatra.

La medicin del crecimiento econmico dentro de un Sistema de Cuentas Nacionales nace y se desarrolla por una necesidad de medir los resultados econmicos de forma comparable, que permitan asumir polticas pblicas para dinamizar la produccin de bienes y servicios, particularmente despus de la Segunda Guerra Mundial.

En este sentido, desde sus orgenes trat de subsanar la necesidad de informacin contable sobre el quehacer de los pases, sin pretender un rol que no le corresponde. Su propsito de registro de la actividad econmica, limita una apreciacin de un horizonte de bienestar social en el que el acceso al ingreso es solo un elemento dentro del abanico de capacidades y oportunidades requeridas para una vida plena y digna. Por ello el marco de desarrollo humano es el idneo para el anlisis de una vida satisfactoria con bienestar social y la renta es solo un componente.

Precisemos entonces cmo se calcula el PIB:

Mtodo del gasto

En el mtodo del gasto, el PIB se mide sumando todas las demandas finales de bienes y servicios en un perodo dado. En este caso se est cuantificando el destino de la produccin. Existen cuatro grandes reas de gasto: el consumo de las familias (C), la inversin en nuevo capital (I), el consumo del gobierno (G) y los resultados netos del comercio exterior (exportaciones - importaciones):

Obsrvese que las exportaciones netas son iguales a las exportaciones (X) menos las importaciones (M). Desde el punto de vista del gasto o demanda, el PIB resulta ser la suma de los siguientes trminos:

EMBED Equation.3

PIBpm =C +G + I + (X M )

PIB

pm

=C+G+I+(X-M)

Donde PIBpm es el producto interno bruto valorado a precios de mercado, C es valor total del consumo final nacional, I es la formacin bruta de capital tambin llamada inversin. X es el volumen monetario de las exportaciones y M el volumen de importaciones. Si se tiene en cuenta la existencia del sector pblico se distingue entre consumo e inversin privadas y gasto pblico en adquisicin de bienes y servicios: G, entonces modificamos la frmula:

PIBpm =Cpr + I pr +G + (X M )

PIB

pm

=C

pr

+I

pr

+G+(X-M)

Mtodo de la distribucin o del ingreso

Este mtodo suma los ingresos de todos los factores que contribuyen al proceso productivo, como por ejemplo, sueldos y salarios, comisiones, alquileres, derechos de autor, honorarios, intereses, utilidades, etc. El PIB es el resultado del clculo por medio del pago a los factores de la produccin. Todo ello, antes de deducir impuesto:

PIB = RL + RK + Rr +B+ A+ (Ii + Sb )

PIB=R

L

+R

K

+R

r

+B+A+(I

i

+S

b

)

Donde RL representa los salarios procedentes del trabajo, RK las rentas procedentes del capital o la tierra, Rr los intereses financieros, B los beneficios, A las amortizaciones, Ii los impuestos indirectos, Sb los subsidios,

Mtodo de la oferta o del valor agregado

En trminos generales, el valor agregado o valor aadido, es el valor de mercado del producto en cada etapa de su produccin, menos el valor de mercado de los insumos utilizados para obtener dicho producto; es decir, que el PIB se cuantifica a travs del aporte neto de cada sector de la economa.

Segn el mtodo del valor agregado, la suma de valor aadido en cada etapa de produccin es igual al gasto en el bien final del proceso de produccin.

Tasa de variacin del PIB

La tasa de variacin del producto interno bruto es el incremento o disminucin que ste experimenta en un periodo de tiempo determinado, normalmente un ao. Se utiliza para medir el crecimiento econmico de un pas.

Es el cociente entre el PIB del ao n y el PIB del ao (n-1) expresado en porcentaje.

Tasa de variacin en ao n (%) =

PIBn PIBn1PIBn1

100

PIB

n

-PIB

n-1

PIB

n-1

100

PIB per cpita

El PIB per cpita (tambin llamado renta per cpita, ingreso per cpita o PIB por habitante) es una magnitud que trata de medir la riqueza material disponible. Se calcula simplemente como el PIB total dividido entre el nmero de habitantes (N):

PIBpc =PIBN

PIB

pc

=

PIB

N

Por tanto, el PIB es, la abstracta medida macroeconmica que, expresa el valor monetario de la produccin de bienes y servicios de demanda final de un pas durante un perodo determinado de tiempo, normalmente un ao. Por tanto, no considera ningn fundamento o componente cualitativo en su clculo y construccin. Es decir, es slo un mero referente contable de crecimiento de la actividad econmica, que opera a travs de transacciones mercantiles de compra y venta de bienes y servicios. Es muy importante subrayar que las subvenciones a educacin, salud, seguro de cesanta, aportes previsionales a sistema de reparto, etc., no forman parte de la contabilidad del PIB. Es decir, todo gasto social en forma de subvenciones y subsidios no forman parte del PIB, por tanto, no son una realidad econmica, ms preciso an, son de hecho tcnicamente un mal econmico, porque son gastos que no producen RENTA. Y renta es el gran objeto de la economa, la renta es el fetiche econmico por antonomasia. Pues es slo a travs de la renta que se puede lograr efectivamente acumulacin de capital. Y acumulacin de capital es la nica riqueza que le importar gestionar y administrar a la disciplina econmica. Ahora bien, quienes son los acumuladores de riqueza, quienes son los sujetos beneficiarios de todo calculo economtrico posible, es decir, orientado a la acumulacin de renta? Pues bien, slo los dueos de los medios de produccin y los dueos del capital. Para seducir a quin es la informacin contable entregada por el PIB? pues slo a los inversores privados y nada ms que a los inversores. Es absolutamente claro que una economa concebida y alineada ideolgicamente ante un indicador contable tan pobre y miserable como el PIB est al servicio de los dueos del capital, es decir, de los inversionistas. Para que este servilismo econmico aparezca como legitimo, la disciplina econmica intenta revestirlo con falsos valores de progreso y bienestar social. Precisamente, es en funcin de este servilismo ante el gran capital, que la disciplina econmica intenta exhibirse a si misma con un carcter cientfico, siendo neutra ante toda consideracin o fundamento cualitativo o socio-tico de la actividad econmica. Precisamente, es esta supuesta y falsa neutralidad, la que de hecho hace alinear todas las ecuaciones economtricas en funcin de las rentas de los dueos del gran capital. Por ello, rentabilidad del capital resulta ser el nico objeto y objetivo real de la disciplina econmica. No tiene otro.

Por tanto, la perversin del PIB se explica por estar alineada con la perversa disciplina convencional econmica que, slo estudia economtricamente como rentabilizar el capital. Es por eso que la disciplina econmica es una disciplina de ricos, por los ricos y para los ricos. Y es en este contexto que el PIB ms que el producto interno bruto de una nacin, es el Producto Interno calculado por los Brutos, o por los economistas. Quienes en funcin de la acumulacin pecuniaria de riqueza no dudan en validar todo tipo de aberraciones social y de depredaciones del medioambiente, con tal de que sean RENTABLES.

Conclusin

Desde esta perversa idolatra del PIB, por parte de la economa convencional, podemos afirmar con propiedad que el aumento de un punto porcentual del PIB sea del pas que sea, probablemente slo significar, una dao social importante para un gran nmero de personas; una agresin ms en el deterioro sistemtico del medioambiente y un sustancioso incremento de las riquezas del algn dueo de capital o de medios productivos. Por tanto, podemos concluir que el PIB es un indicador macroeconmico que en si mismo no es ni bueno ni malo, es ms es un aporte a la contabilidad de la riqueza. Sin embargo, el perverso uso y abuso que la economa convencional y real hace sistemticamente del mismo, hace que usted y yo debamos hoy estar aterrorizado cuando se nos informe en las noticias, que el PIB ha aumentado en uno o en dos puntos porcentuales. Hoy objetivamente, esos incrementos del PIB son una psima noticia para quienes viven de un salario y una ms horrorosa noticia para la sustentabilidad del medioambiente. Hoy ms PIB es de hecho sinnimo de ms pobreza, ms miserable explotacin y expoliacin laboral y de destruccin criminal del medioambiente. Pero tambin, ms PIB nos informa que, los ricos del Planeta se hacen ms ricos y los pobres ms pobres. Porque slo ellos son los nicos acumuladores compulsivos de riquezas pecuniarias.

Por ltimo, es tarea de la poltica y de los movimientos sociales y no de la economa y de los serviles economistas, el desmontar esta perversa idolatra del PIB.

Ivn Canales Valenzuela

Octubre de 2013

La idea del producto interior bruto naci en el Departamento de Comercio estadounidense, en la dcada de 1930, como medida de clculo que permitiera evaluar la recuperacin econmica tras la Depresin. Simon Kuznets, el inventor del PIB, ya avis en su primer informe, remitido al Congreso estadounidense en 1934, de que el bienestar de una nacin apenas [...] puede inferirse a partir de la medida de los ingresos nacionales. Treinta aos despus, Kuznets se refiri a la cuestin de las limitaciones inherentes al concepto del PIB con ms fuerza todava, argumentando que es necesario tener en mente varias distinciones entre la cantidad y la calidad del crecimiento [...]. Los objetivos que marquen un mayor crecimiento deberan especificar un crecimiento en trminos de qu y para qu.

Se ha determinado por los organismos mdicos internacionales que los productos relacionados con el asbesto/amianto provocan cncer con una elevada mortalidad y por ello, desde hace dcadas, se ha prohibido su uso en todos los pases desarrollados, aunque se contina utilizando en algunos pases en vas de desarrollo.

Acerca de estos temas, el propio Marx es mucho ms rico, complejo y, en parte, contradictorio, que la ideologa a la que da lugar. Pero a los tericos liberales tampoco se les puede reducir a la ideologa liberal. Aqu slo nos interesaremos por los aspectos ideolgicos globales del marxismo y del liberalismo para entender por qu produjeron efectos convergentes en lo concerniente a la representacin de la riqueza. El anlisis terico de los propios tericos no atae a este ejercicio.

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