Download - sintaxis española

Transcript

CURSOSUPERIORDESINTAXISESPAOLAVOXCURSOSUPERIORDE SINTAXISESPAOLASamuel Gil GayaDECIMOTERCERA EDICINMAYO1980B I B L O G ~ F 1 ~Colledel Bruch,151-BARCelONA 37INTRODUCCINl. Aprendemosel lenguajedesdeniosporimitacindelasper-sonas quenosrodean. Dentrodel lentoprocesoadquisitivodel sistemade hbitosexpresivos queconstituyenuestroidioma, losfenmenos sin-tcticosse caracterizan porla mayorlentituddesudesarrolloenla con-cienciaindividual. Encondiciones normales, despus de una etapa debalbuceos, el nio consigue relativamente pronto articular las palabras queva necesitando para sus relaciones con los dems; y no es menesterque aprenda muchas para adiestrarse entodas las articulaciones fonticasde sulenguanativa. Desde estemomento elaprendizajedel lxico, quecon velocidad decreciente durar hasta la vejez, no es ms que adicin deelementos,repeticiny formacindeasociaciones. Laflexines yaunarelacin sintctica entrevoces mentalmente contiguas; procedepor ana-loga, y entre los nios de nuestra lengua comienza con la distincindelnmero, del gnero y de las formas verbales del imperativo y el presente;sigue luego el pretrito perfecto, reducido al participio como formagene-ral del pasado;mucho ms tarde se consolidan el futuro y el condicional;las formas compuestas -con excepcin de he cantado- son tardas por10general.Lasprimeras palabras del niotienencarctersinttico; sonexpre-sindevivenciasindiferenciadasensuselementos; equivalenafrases,oraciones y perodos. A medida que aprende a diferenciar elementos mso menos complejos del contenido de sus vivencias ya traducir los resulta-dos de su anlisis incipiente en dos o ms palabras sucesivas, aparecenlosprimeros sintagmas del lenguajeinfantil. Larelacinentrelaspalabrasmentalmente conexasno conoce al principio ms medio de expresin quelasucesin; suprocedimientoesenumerativo; elordendelaspalabras6 INTRODUCCIN 2sucesivas lo determinar el intersdelmomento. Con la aparicin delasprimerasflexionessuelecoincidirel empleodelaconjuncin y; prontocomienzan paray la adversativa y slo en unafasedegran desarrollo se presentan las conjunciones consecutivas y concesivas.Estasobservaciones sobreel procesoformativodel lenguajeindividual, que ms adelante ampliaremos oportunamente, tienden slo asealarla importancia metdica del estudiodel hablainfantil para lacomprensindeciertosfenmenos lingsticos, yespecialmetne los sintcticos, a causade la lentitud desudesarrolloenel habla del nioydel adolescente1. Lapalabra.fraseperduraenel lenguaje del adulto(interjecciones, vocativos, oracionesincompletas)contodasufuerzaexpresiva; perduranasimismo la simple yuxtaposicin de elementos, laanteposicindepalabras ms interesantes, y, engeneral, todas las etapasporquehapasadolaformacindel lenguajepersonal convivenenla madurezdelavidaconlas formasmscomplejasdeexpresin. Mu-chas personasdeescasaculturanopasandedeterminadas fases de sudesarrollolingstico; y elempleodelosrecursossintcticos del idiomaclasificasocialmenteal individuotantocomolapronunciaciny el ve.cabulario.2. Enel actodehablar advertimos undobleprocesode anlisisysntesis. Una representacin, unestadoafectivo, un juicio, aparecenen nuestra conciencia sintticamente, con sus elementos indiferenciados:expresarlos supone diferenciarlos, analizarlos, distinguirlos entre s.Hablares, enprimer trmino, analizar. Perounavez distinguidosunosdeotroslos elementos de un complejode conciencia, es menester escogerlos quesean msadecuadosanuestrasintencionesexpresivas. Enunadescripcin, porejemplo, nodecimos todaslasimgenesque tenemospresentessimultneamenteenlaconciencia, sinosloaquellas queconsideramosacomodadasalfinquenosproponemos. Deigual maneralanarracinnoesunaenumeracindetodosloshechos si no1 Vase nuestroestudio Funciones gramaticales en el habla infantil; San Juan de PuertoRico, 1960; pub!. por el ConsejoSuperior deEnseam.a de PuertoRico. Parael enfoque generalde este problema. \'ase tambin nuestro discurso de recepcin en la Real AC3demi; Espallol.,lmi/aci" ycreacin en el ,abiainfantil. Madrid, 1961.3 INTRODUCCIN7una seleccinde los que deseamos destacar. Este trabajo de seleccinartstica, proyectadohaciafines determinados, tienecarcter sinttico 2,Yestnaturalmente, msdesarrolladoeneladulto. Sintticaestambinlarelacinqueestablecemosentreunas palabras ypor mediodepartculas ydesinencias.3. Laestructurageneraldelafrasequepronunciamosseacomo-daapatronesomoldesideales, esquemas expresivos, frmulasdeorga-nizacinquehemosaprendidodesdenios yqueaplicamospor analo-gaa lasfrases, oracionesy perodosquenecesitamosformar. El hbitose encargar defijartalesesquemas enla conciencia.Todoidioma, en unmomentodeterminado desu historia, poseeunrepertorio msomenosextenso, perosiemprelimitado, defrmulasestructurales quenoagotanlavastacomplejidadde nuestra vida inte-rior. Expresarse en una lengua cualquiera supone, por consiguiente,usar de unos andadores fciles con los cuales marcharcmodamenteel pensamiento; peroal mismotiempoquedamos limitados al empleode las formas expresivas que acepte comovlidas la comunidad par-lantedequeformamosparte. El artistadelapalabra, al ponerenten-sintodos los recursos de queescapazsu idioma, consigue crearnuevasformasde lenguaje quepueden ser admitidas o eliminadas porsugruposocial, oporalgunosdesussectores. El hombrevulgar, carentedeori-ginalidad expresiva,se atiene a las frmulas elaboradas en su comunidadlingstica ytiende a perpetuarlas. El cultismo sintctico de nuestrosescritores del Renacimiento, al tratardeadaptar a lalengua vulgar laestructura dela fraselatina, con sustransposiciones y sus ablativosabso-lutos, obligalaSintaxiscastellanaacontorsiones atrevidsimasdelascualessalinotablementeenriquecida. Muchasdesusnovedadesfueron2 Sohrelos valores lgico) del lenguaje, vase HUSSERL,lgicas (pub!. de la Revista de Occidente.. , Madrid, 4 \"ols.). La moderna estilstica considera insuficientes los m.todos 1IlgicCls ypsicol6gicos, yseorienta haciael estudiodel lenguajeens mismocomoenergam(stieacreadora. Wase K. VOSSLEJt. Filoso/la trad. de A. A[lonso] yR. L[ida],M.ldrid, 1940. Parala bibliografaehistoria delos trabajosestilsticos, v. H. HATZFELD, Laligacin en las lengtlas rom4nicas, en lntrodtcin alaromance, publicadapor el Ilntitutode Filologia de la Universidadde Buenos Aires, 1932.8 I}l;TRODUCCIN ..eliminadas; algunasseincorporaronalalengualiteraria, ypor lapre-sin constante de sta hanpasadoenpartealalenguahablada, ni msni menos que el cultismo lxicodelamismapoca.4. Sinembargo, noes slolaaccinrenovadorade los hombresdotados deoriginalidadexpresiva loque contribuyealos cambios enlos esquemas sobre los cualessemoldealafrase. Alfiny al cabosuin-fluencia es intermitente y de sentido variable. Pero enlasprofundidadesdel lenguajecolectivoactanleyesotendenciaspsicolgicasehistricasquerigenpermanentemente sus transformacionesa travs del tiempo.Los cambios sintcticossepropaganconextremadalentitud, mayorgeneralmentequelaqueobservamos enlaevolucindelapronuncia-cinodel vocabulario 3. Quizcontribuyaaestalentitudlamayor in-conscienciadelosfenmenossintcticos. Enefecto: unapalabranuevaosubstituidasenotaenseguida; unageneracinse dacuenta de susdiferencias devocabulariocon respectoa la generacinanterior. Conalguna mayor dificultad son perceptibles tambin los cambios en laarticulacin de los sonidos, sobre todo enlaspocasenquestossepro-ducenosegeneralizanennmeroconsiderable, porejemplo, enEspa-a desde mediados del siglo xv a fines del XVI,en quese fija en10 esen-cial el sistema fonolgicomwerno". Por el contrario, lastransformacio-nesenlaestructuradelafrase(conexcepcindel cultismoliterarioydelosmodismos)nose percibenmsqueamuylargoplazo, yslosepropagandespusdeunforcejeodevarias generacionesconlosesque-mas tradicionales. Se producen adems una por una, yconaparenteindependenciaunas deotras. nicamente pareceaventajarlas enlenti-3 Vase E. BOURCIEZ. 31.4 Los cambios de pronunciaci6n de una generaci6n a otra fueron estudiados de un modopenetrantepor RousSELOT.modi/ications phonliques dans le patoisde/rouin. Pars, 1892. Las observaciones de Rousselot fueron comprobadas con ms pormenorespor Gauchat. Vase bibliografa sobre este interesante problema en WAIlTlURG.ymhodos de la Lingstica, trad. por D. Alonso y E. Lorenzo, Madrid, 1951, pgs. 56-59.AMADO ALOsso. en De la pronunciacinalamt. 1(Madrid, :d.Gredos, 1955), ha reunidoabundantsimos datos sobre el procesode fijaci6n fontica de nuestralengua a comienzos de la Edad Moderna. Este tomo, ylos otros dos que se hallan en publi-caci6n bajo el cuidado y con las aportaciones personales de Rafael Lapesa, ilustrarn amplia-menteesteimportaDte aspectode la evoluci6n lingstica.5 1NTRO\)UCCIN 9tud, a causadesucarcterms inconscientetodava, laevolucindelascurvasde eJitonaciny el soportertmicodel idioma11.5. El empleode la preposicinacon complementos directos depersona nos ofrece unejemplo de la larga gestacin y propagacin de losfenmenos sintcticos: Se iniciaen lapocapreliterariapor confusinconel dativo, considerandoalapersonacomointeresadaenlaaccin;se encuentra con gran frecuenciaenlos textos primitivos (Ver a lamu-gier, CID,229), sin ser todava obligatorio; progresacadavezms hastahacerse generalenlalenguamoderna, peroconnumerosas vacilacionesmotivadas por la mayor o menor determinacindelapersona(buscoalcriado, frenteabuscouncriadoJ, oal gradodepersonificacinqueseatribuyealcomplementodirecto(temeslamuerte, juntoatemesa laMuerteJ. La preposicinfacilita la distincin entre sujeto ycomple-mento, aunquese altere el ordende colocacin(Maravio a tuhermanoo Atuhermano vio MaraJ,y deaquse pas a usarlacon complemen-tosdirectosdecosa siempre quepuedanconfundirseconel sujetodelaoracin (El entusiasmovenciladificultadoEl entusiasmo vencialadificultadJ8. Peroantes de que se hubiesepodidollegar anormasfijas, la analogapropagel empleode aencomplementosdenombresgeogrficos (he visto a CdizJ, aunque no con la regularidad que suponela ACADEMIA'. Laevolucin dura todava ennuestros das, sufriendoconstantementeinterferencias analgicasqueexplicanloscasos particu-lares. Noes raro, por ejemplo, hallar complementos directos de cosaconstruidos conla preposicin a cuandono recogen toda laactividaddelverbo, sinounaparte. Enunperidicorecienteleemos loque sigue:Nuestros cazas derribarondos aviones enemigos y averiarona otros tres.Laideageneral del actodel combatese bifurcaenaviones derribadosy avionesaveriados, tomando aslaaparienciadeundoblecomplemen-S Sobre la persistencia de la entonacin, vanse las curiosas observaciones de T. N.\V.\RROTOMS. El (Discursodeingreso enlaAcademiaEspaola. Madrid, 1925). V. tam-binmis ritmolaprosa, enla revista Madrid(1938), yEl ritmolaBarcelona, 1956.6. R. LENZ, Laoracin ysus par/u, 31 Y 58.7 Gram(ica la p. JI, cap. XVI. Para ms pormenores yejemplos,vase 5' deestelibro.10 INTRODUCCIN6to, aunque gramaticalmente dependa cada uno de unverbo distinto.Entrelosdoscomplementos, el msafectadoporlaaccin(losderriba-dosJsemiracomoacusativoyvasinpreposicin; el menos afectado(los averiados)separecemsal dativoy llevalapreposicina. El fen-menoaque nos referimos marcha paralelamente al uso del pronom-brelecomoacusativo, yse entrecruza constantementeconl ( 175).Setrata aqu deunainterferenciaanalgicadivergente.Enplenacompetenciasehallahoytambinel sedepasivarefleja(se venden botellasJ consupropiasignificacinimpersonal activa (sevendebotellasJ, segnveremos enel captulocorrespondiente( 104Y 105).6. Los ejemplos anteriores muestran interferencias que pertur-ban un fenmenoycomplicansudesarrollo ulterior. Pero a veces laconcurrenciadedosomsfenmenos sintcticos nacidos confines ex-presivos diferentes, viene areforzar una evolucin determinada. Porejemplo, cuandotratamos de explicarnos la repugnancia creciente delespaol al uso dela construccin pasiva, hallamos como una de suscausas la competenciacon la pasivarefleja, reforzada con el carcterperfectivooimperfectivode los verbos con que pudiera emplearse lapasivapor mediodelaperfrasisser +participio. Enefecto, nadieem-pleaenespaollapasivaconel presenteeimperfectodeverbosperfec-tivos: El fusil esdisparadoporm; lapuertaeraabiertaporel portero(anoser quequeramos presentar laaccincomoreiterada), soncons-trucciones desusadas enlalenguamoderna. Encambionohay incon-venienteen usar lapasiva en los mismos tiempos cuando se trata deverbos imperfectivos, delargaduracin, por ejemplo: luan es queridopor todos; lanoticiaeraconocidaenlaciudad (v. cap. IX). El carcterimperfecto, deaccininacabada, quecorresponde aunoy otrotiempo,entraenconflictoconlaaccinmomentneadelosverbos perfectivos,y el resultadoes la eliminacindelapasivayel empleopreferentedelaactivaenestas circunstancias. Por otraparte, la diferenciacin pro-gresivadelosverbosser yestar, imperfectivoelprimeroyperfectivoelsegundo, hace incompatibleel sentido durativodeser conla accinmo-mentneaexpresadapor losparticipiosde verbos perfectivos (es dispa-6bis INTRODUCCIN 1.1rado el fusil, era abierta lapuerta), locualcontribuye ahacerimposiblela pasiva en numerossimos casos. Por ello van ganando terreno laconstruccinactivaylapasivarefleja, aexpensasdelapasivaconser.Parallegaraesteresultadoenlalenguamoderna, hanconcurridotresfenmenos sintcticos surgidosenzonas distintasdel idioma, a saber:formacindelapasivarefleja, sentimientodelaaccinperfectivaeim-perfectivayvaloratributivodeseryestar. Setrata, pues, deuncrucesintctico, deunainterferenciadefenmenos concurrentes.6 bis. a) Larelacindesemejanzaentredosomsexpresionesdetermina buena parte de los cambios sintcticos. Pero la influenciaasimilatoriadelaanalogaestunidaenlavidadel idiomaaotraten-denciaopuesta, decarcterdisimilador, alacual designanlosfillogosconel nombredediferenciaci6n. El espritunecesitaa menudodistin-guirmaticesdesignificacinparaloscualesel idioma nohaelaboradofrmulas especialesdeestructura. En estecasohayque extraer dichosmaticesdealgunasdelasformas expresivasexistentes, yesta variacinde sentido acarrea con frecuencia diferencias gramaticales. As, por ejem-plo, del significado de obligacinpresente (cantat he) formaron laslenguas romances el nuevofuturo (cantar); pero como laexpresinobligativa perifrstica seguasiendonecesaria, nuestro idiomahubo decrear para ella la frmuladiferenciadorahe decantar. Lahistoriadelaslocuciones conjuntivas ofrece multitud de procesos diferenciadores se-mejantes: lasadversativas noobstanteysinembargosurgenenpocatardaal ladode masypero, comounrecursode la lengua literariamoderna paraoponer entres razonamientos enteros o clusulas muyextensas, adiferenciadelasoracionesbrevesqueel hablausual oponeconlasencillaconjuncin pero. Nosetrataslodebuscar mayor ele-gancia enla expresindocta, sinotambindeunsentimiento diferencia-dorentrelaoposicinadversativasencillaylaqueabarcanumerosos ycomplicadoselementos. Engeneral, ladiferenciacines, al ladode laanaloga, unfactor esencial delastransformaciones sintcticas.La ley del menor esfuerzo, la necesidad de ser comprendido, laanalogfa, ladiferenciacin, latendenciaanalticadelas lenguasmodero12 6 bisnasy las interferenciasdefenmenos, presidenla evolucinsintcticadel idioma, unadecuyasfases es el momentopresente, quehadesercientficamente consideradocomo un conjunto de elaboraciones tradi-cionales yde grmenes de transformaciones futuras. Esta fase'actualtienecoherencia interna; constituye unsistemaexpresivo vlido ensmismo, yque puedeser estudiado sincrnicamente sin atender a loscambios histricosquelohandeterminado.b) Las relaciones internas de cualquier sintagma no se expresanslo porlosmediosconstructivosqueenrigorcorrespondenalaetimo-loga de ]apalabra Sintaxis (=coordil1atio), sino tambinpor mediosfonolgicos, lxicosy morfolgicosquehacenconfusoslos lmitesentrelas partes tradicionales de la Gramtica. El problema de delimitarlasysealar elprecisodecada unadeellasfueacometidoporJ. Ries ensu estudioWas ist SYl1tax?(2." ed., Praga, 1927) y harecibidoentrelos fillogos soluciones ms omenos satisfactorias. Aun recono-ciendolaimportanciaindudabledetales investigaciones, noqueremosapartarnos denuestropropsitodescriptivodenuestralenguamoderna,desdeel puntode vista laxoquetradicionalmente se ha llamado sin-tctico, y aceptamos de antemano que, senosachaque devezencuandoel pisar terrenos que acasoseran ms propios de otros sectores de laLingstica.c) Noaspiramos aofrecer al lector un tratadodeSintaxis hist-rica, ni menos psicolgica, de la lengua espaola moderna.Nuestrolibrose propone describir loms cuidadosamente posible el estado de lalengua actualy ordenarlo confinesdidcticos. Perocomola descripcindeloshechossintcticoscareceraamenudodesentidosinbuscarlesufundamento psicolgicoe' histricohasta nnnde lo podamos alcanzar,nos serviremos deexplicaciones deestecarcter en lamedida enqueseanindispensablesparacomprender los fenmenos sintcticosque es-tudiamos. La sincronaes, enverdad, unsistemaestructuralcompletoy autosuficiente para la expresin. Pero erraramos - dice BaBy e_8 CHARLES BALLY. Linguistique gnrale el lingllistique franfaise, 3," ed., Berna, 1950,pgs. 17 ysigs.6 bis INTRODUCCIl' 13si este punto devista generalnosllevase a presentar el idiomacomounaconstruccin simtricayarmoniosa. Cuando intentamos desmontar lamquina, asustael desordenqueenella descubrimos, yhayque pre-guntarse cmounas ruedas tan entrecruzadas pueden producir movi-mientosconcordantes. Todalengua, encualquiermomentoquelacon-sideremos, presenta, enequilibrioinestale, una mezcla de tradicionesque sobreviven en parte, y de tendencias evolutivas generales queno hanalcanzadoatodoslossectoresdel sistema.Biensabemosque antes dequepuedaordenarse sistemticamentela Sintaxis espaolaseraindispensablecontarcongrannmerodetra-bajosmonogrficosqueahondenenlainterpretacindelalengua ha-blada yestudienparticularmente autores, pocas yestilos. Nuestrabi-bliografa sobre estas cuestiones es todava muyescasa9. Por ello nosdamoscuenta delasgrandesdeficienciasdenuestrolibro, tantoensuspuntosdevistadeconjunto, comoenlainterpretaciny exposicindecadaunodelosproblemasqueenl tratamos. Pocasnovedadesencon-trarel lectorversadoenestasmaterias: hemosaprovechadolos mate-riales que estaban a nuestro alcance, y alguna que otra vez ensayamosal-guna explicacin original en el contenido o enla exposicin, sinapartar-nosdemasiado del plan ydistribucin de materias habituales en lostratados de Sintaxis.Dividimos el libroenlastrespartessiguientes:l.-Laoracinsimple.II.-Uso delaspartesdela oracin.IH.-La oracin compuesta.9 Adems de los especialcs que irn citando en los captulos de este libro, elkctor C'ncontrad :lIl1plia informaci6n general en las siguientes obras: R. MENNDEz PIDAL.e/ltllllr Mio Cid. gramlica y flocahulario; H. KENISTON. The Synlax 01 Caslilianprnu. sixlunl/ unlttry. Chicago, 1957; CIf. E. KANY. American.SpanishSynlax. Chieago,1945; SAI.\'AIlOR Ff.RNNIlf.Z. eramtlica np/lfiola. Madrid, ed...Revista de Occidentell, 1, 1951,libro dC' inters excepcional, ()UCvcr pronto continuado; el lector debe acudir a lpar.l ,lllClndar C'n 1,15 matcri,ls tratadas C'n l1UcMros captulos XV. XVI Y XVII.NOTAALAaCTAVAEDICINEnlassucesivas edicioneshemos procuradomejorarestelibroparacorresponder al favor con que fue acogido por el pblico. Enla segundaedicinse reelabor algn captulo y seaument el contenido de .ciertosprrafos. Desdela segunda hasta la sptima inclusive, nohubomsquecorrecciones oretoques de pormenor. Enestaedicin, que ahora pu-blicamos, las ampliaciones son mucho ms importantes y extensas,aunquenomodi.ficanlaconcepcininicial del libroni ladistribucindematerias. Enalgunoscasos, el textoactual rectificaocorrigeladoc-trina gramatical anterior.A fin de no invalidar las numerosas citas que se hanhechode nues-traobraenlibros y artculos monogrficos, hemos conservadoenestanueva edicin la numeracinprimitiva delosprrafos. Losnmerosbisyalgunas divisiones internas del prrafopor mediode letras osubt-tulosdarnlaclaridadnecesariaala exposicindelasmaterias nuevaso ampliadas.PRIlVIERA PAUTELA ORAC10NSINIPLECAPITULOIORACIN GRAMATICAL7. El significadodelaspalabrasysuvalor funcional slo adquie-ren plenitud de vida dentro del conjuntodeque forman parte. Losconjuntosexpresivos, llamadostradicionalmenteoraciones, sonlas ver-daderasunidadeslingsticas. Por eso tieneprofundosentidolaantiguadenominacindepartesdelaoracin, aplicadaalasdistintas clasesdepalabras. Es desumaimportancia, por lotanto, tratar dedelimitar elconceptode oracin, mirndolodesde los puntos devista psicolgico,lgicoy gramatical.8. Puntode vista psicolgico. En la INTRODUCCINhemos des-crito s\lmariamente el acto de hablar como un doble proceso de anlisis ysntesis. El quehabla - decamos - seleccionaentre los contenidos deconciencia que ha logrado diferenciar, aquellos que desea comunicar a losdems. Al conjunto de estos elementos as seleccionados llamaremos - se-gnladenominacinde VOSSLER 1_10mentado. Lacoincidencia entrelomentado y su expresin verbal puedeverseperturbadaporvarias cau-sas que no interesan, por ahora, anuestro propsito. Pero aunenelcasode ajuste perfecto entre uno y otra, el acto del lenguaje notermina hastaque el que habla es comprendido por el que escucha. El oyente, partiendode laexpresinverbal que percibe, tratadeevocar lomentado por suinterlocutor. Puedehabertambindesajuste entreloevocadoy laexpre-I Vnuu traduccin y not:ll de A. ALONSO YR. LID". Introduccin IJ IIJ Estillst;elJ ro-" ' / l n r ~ . lIucnos Aircs, 1912.218 PARTEJ, CAP. 1 9sin verbal percibida; pero aunque no se produzcaninguna detalesper-turbaciones, lo evocado no es nunca idntico o lo mentado. Es la respuestasubjetiva que se produce enla conciencia deloyente, semejante, peronoigual en su contenidopsquico; como seradistintoloevocadoporcadauno delos oyentes, si stosfueranvarios. Lacoincidenciaentrelomen-tado y lo evocadonopasa deserunasemejanzasuficienteparaque losinterlocutores se entiendan.Laexpresinlingsticasugiere, evoca; raras vecesdefine loscon-tornos de lo mentado. De aqu resulta queuna expresin lgica o grama-ticalmente incompleta basta a menudo parala comprensin; odichodeotro modo, con laexpresinverbal deunapartedelomentadosuscita-mos una evocacin suficiente. Viceversa: la evocacin incompleta deunaexpresin puede bastarpara entenderla.El anlisis lgicode laexpresinverbal echa de menos, enestoscasos, elementos que faltanensusesquemaspreviosy habladeomisindel sujeto odel predicado, depalabras implcitasosobrentendidas, defragmentos y equivalentesdeoracin(interjecciones, elipsis, etc.); peroenrealidadnadafaltaatalesexpresionesparasercompletasantelain-tencin del que habla y la comprensin delque escucha. El ajuste odes-ajuste a las leyes del juicio, o a los patrones gramaticales en uso, nada im-portan alpunto de vista psicolgico. Launidadpsquica llamadaoraci6ndebede basarse en leyes propiasdistintas, aunquenocontradictorias, delas de la Lgica y la Gramtica.9. Un discursosedivideintencionalmenteenpartes biendiferen-ciadaspara el espritudel quehabla. La intencionalidaddeestadivisinessucarcteresencial. Estafragmentacinmental del discursoenuni-dadespsquicas intencionales, alasquellamaremosdesdeahoraoracio-nespsquicas, tienesuexpresinfontica, comprensiblesiempreparaeloyente, en la curva meldica del lenguaje.Todaslasslabassepronuncianconuntonooalturamusical cuyosoporte msimportantesonlasvocales. El tonodepende - comoes saobido - de lafrecuenciade las vibraciones sonoras. La curva mel6dicaque describen los diferentes tonos de las slabas sucesivas rtcibe el nombre 9 GRAMATICAL 19de entonacin. La unidadde entonacin es el grupofnico, osea el con-junto deslabascomprendidasentredospausasdelaarticulacin. Unapausa, cualquiera quesea sunaturaleza, seala el finaldel grupofnico.Aveces, sinembargo, losgruposfnicos novanseparadospor pausasen sentido estricto, sino P9r otros recursos fonticos que marquenla divi-sin, por ejemplo un cambiobrusco delaalturamusical, unretardodela articulacin o una clara deEresin dela intensidad.Lo ms caracterstico dela entonacin deungrupofnicoessuin-flexin final, que puede serascendente o descendente. Es decir, suslti-mas slabas pueden marcar un ascenso en la altura de la voz, o ser las msgraves del grupo 2. Ejemplodelprimer grupo serala oracin interroga-tiva Ha llegadotupadre?; delsegundo,la enunciativa: Estamos satis-fechosde su comportamiento. Cuando una oracin enunciativaeslarga,su curva de entonacin puede dividirse en dos o ms grupos fnicos, quesern todos ascendentes menos el ltimo, por ejemplo: Por la tardevuel-tle denuevo apasear el caballero por las callejas toledanas. Esta oflacinse divide, a voluntad del que la profiere, en dos grupos (despus de caba-llero) o en tres (despus de tarde y despus de caballero). Elprimero o losdos primeros, en su caso, son de tipo ascendente; el ltimo,descendente.La causa de que los grupos fnicos terminen con inflexin ascenden-te o descendente est ntimamente ligada al fenmeno psquico de la aten-cin. Si laexpresinsesientecomocompleta, laatencin. seaflojaylavoz desciende (sentimiento dominante de distensin). Si parala concien-cia del que habla la expresin es incompleta, la atencin permanece tensaylavozsubeopermaneceestacionaria. Ntesequeal decirexpresincompleta no nos referimos alaspecto gramatical lgico, sino exclusiva-menteal psicolgico, segnlaintencindel quehabla, quesabeloquedicey lo queva a decir. Unlectorquenoconozcapreviamente el textoque va leyendo,vacila con frecuencia enlas inflexiones finalesdegru:)O.2 ms pormenores cnel captuloque dedica a la entonaci6nT. NAVARRO TOM! enMI Mll1Iu,,1 pronunciacin "spafio/a. y ms especialmente el Manual de entonacin espaola.NewYork, 1944. Las obsavacionesque siguen en este captulo se refieren exclusivamente a nuestra lengua. Aun signo de pasiva> signo de pasiva impersonal > signode impersonal activa. Todos estos valores estn vivos en la lengua moder-na. De su interferencia recproca,unida a la de otros factoreslingsticosque ah hemos resumido, han nacido los usos diversos que hemos estudia-do en el captulo presente.Con los verbos reflexivos no puede repetirse el se. No podemos decir:Se le arrepiente de sus errores; Se se atrevJa a todo. En este caso la imperso-nalidadse expresa con el indefinido uno, por ejemplo: Uno se arrepientede sus errorel; Se atrevJa uno a todo (v. captulo V).9CAPTULOXMODOS DELVERBO106. Decamos en el 32 que en todaoraci6npodemos distinguirentre el contenido de la representaci6n y la actitud del hablante ante dichocontenido: qu se dice y c6mo se dice. Entrelos medios gramaticales quedenotanla actitud del que habla,se encuentran las formas de la conjuga-ci6n conocidas con el nombre tradicional de modos. Con los modos expre-samos nuestro punto de vista subjetivo ante la acci6nverbal que enuncia-mos. Podemospensarel verbocomounaaccinofen6menoquetienelugar efectivamente; nuestrojuicioversaentoncessobrealgoqueconsi-deramos real, con existencia objetiva. Podemos pensar tambin que el con-ceptoverbal queproferimos e ~ simplementeunactomental nuestro, alcual no atribuimos existencia fuera de nuestro pensamiento. Cuando deci-mos el libro est sobre la mesa, saba que me habas escrito, maana no ira verte, afirmamos o negamoshechospensando queseproducen, sehanproducido o se producirn en la realidad; empleamos para enunciarlos elmodo indicativo. Sidecimos temoque el libro est sobre lamesa, nosa-ba que me hubieses escrito, es posible que maana no vaya a verte, el estarel librosobrela mesaesun temor mo, peronolopiensocomoalgoreal; elhecho de haberme escrito tes cosa queyonoconoca, notenarealidadparam; el no ir avertemaanaestpensadocomounameraposibilidad, alacual noatribuyoefectividad. Todosestoshechosestnenunciados en modo subjuntIvo.132 PARTE I1, CAP. X 101Enlos ejemplos anteriores hapodidoobservarse quelosverbosquesehallanensubjuntivoestnsubordinados a otros que danla accincomo temida, ignorada oposible, respectivamente. Losverbostemer, nosaber y serposibleenvuelvenal juicio enlairrealidadqueellosexpre-san, y por ello el verbo subordinado est en subjuntivo. De aqu elnom-bre de sub;untivo(sub;ungere), ya quesuusoestsupeditadoalasig-nificacin del verbo de que depende. Si digo: s quehavenido, usamosel indicativoenel verbodependiente, porque el verboprincipal saberno expresa irrealidad; pero al decir: deseoque haya venido,empleamosel subjuntivo, porque el juicio no versa sobre el hecho pensado como real,sinosobre undeseoquesehallaen m, el cual puedeteneronotenerefectividad fuera de mi pensamiento. El subjuntivo, segn esto, dependedeotroverboque expresealgnmatizdeirrealidad; esesencialmentesubordinado.Aveces, sin embargo, encontramosel subjuntivoenoracionesinde-pendientes, por ejemplo: o;al llueva!;que pasel;quizsnovolvamosaverle. Enlasdosprimerasoracionesse expresaundeseo, aunquenolleven verbo que lo signifique. En la tercera, el adverbio de duda (quizs)matizael juiciodeirrealidadsuficienteparaqueel verboestensub-juntivo. Setrata desubordinaciones mentales que envuelvenpsquica-mente al juicioque se enuncia, aunque gramaticalmente no dependadeunverboprincipal.101. Paraexplicar ladiferenciaentreel indicativo yel subjun-tivo, algunos gramticos, entre ellos LENz, recuerdanla distincinlgicaentrejuicios asertorios, queafirman onieganunarealidad, ;uicios pro.blemticos, que expresan posibilidad, y juicios apodcticos, o lgica-mente necesarios. Los primeros se expresan enmodo indicativo. Losproblemticos y apodcticos, en subjuntivo. La diferenciaes exacta, perohay que aclararla en elsentidodequenoserefiereestrictamenteal ca-rcter lgicodel juicio, sinoalaactitudpsquicaque adoptamos antel. Cuando decimos, por ejemplo, el todo es mayor"que cadauna desuspartes, formulamosunjuicio apodctico, puestoqueel predicadosede-rivanecesariamentedel conceptoo definicindel sujeto. Al formularloen la oracinsubordinadapondremosel verboensubjuntivo: Esnece- 108 MODOS DEL VERBO 133sarioel todomayorcadauna sus Peroestanece-sidadlgicapasaaserexclusivamentesubjetivasi decimos: Es nos otra oigas. Setrata, por consi-guiente, de la calidadpsicolgica deljuicio y no desucontenido lgico.Por lo tanto, los juicios psicolgicamente asertorios, problemticos oapodcticossonlosqueinteresanparalaLingstica. Sehanproducidoadems analogas que, en ciertos casos que estudiaremos, han ensanchadoo restringido el campo del subjuntivo ms all o ms ac de los lmites queseala la clasificacinlgica, y aunpsicolgica, delosjuicios. En el usomodernodel subjuntivo espaol intervienenfactores psicolgicos, hist-ricos y estilsticos que vamosa tratarde valorar, nocon elfinimposiblede dar a los extranjeros una frmula sencilla que prevea siempre el modoque tienen que usar, sino con el de hallar un criterio de interpretacin su-ficientemente claro para todos los casos que encuentren en la conversaciny en los textos.108. Subjuntivopotencial ysubjuntivooptativo. La Gramticatradicional, latinay espaola, resumael empleodel subjuntivoenunaregla breve que puede sernos til como punto de partida: Usamos el sub-juntivo en la oracin subordinada siempre que elverbo principal expreseuna accin dudosa, posible, necesaria o deseada. Lospocoscasosdesub-juntivos en oraciones independientes se hacan depender mentalmente deun verbo principal tcito. Ejemplos:Dudaba sinuras sus palabras (duda). nonosveamosms (posibilidad).Nunca ha sido tanque le ayudemos (necesidad).Le hablan mandado que no d;ese nada de lo ocurrido (deseo).IVivaEspaal(oracinindependiente dedeseo).Tal vez no nos escriba (oracin independiente de duda).La lengua daba expresin a estas oraciones en dos modos dife-rentes: el subjuntivo para las accionespensadas como dudosas oposibles(juicios problemticos de la Lgica) y el optativo para las necesarias y de-seadas (juicios apodcticos). Como el latn careca de modo optativo, fundi en las formas delsubjuntivo todos estos valores expresivos; pero en el134 PARTE n, CAP. X 109mecanismo delas oracionessubordinadaslatinas, el sentido del optativoario se hacapatente,aunquenotuvieseformasdistintasdelasdel sub-juntivo. Por estoesfrecuenteenlasGramticas latinasdistinguir entreel subjuntivollamado comnodubitativoy el subjuntivooptativo.Nosotros clasificaremos el subjuntivo espaol en potencial y optativo.Elprimerocomprendelasaccionespensadascomodudosas oposibles;el segundo las necesarias o deseadas. Adoptamos el nombre de subjuntivopotencial porque correspondeal juicioproblemtico, tantosi setrata delaposibilidadobjetiva, comode laactitud del sujeto(duda) anteestaposibilidad. La denominacin de subjuntivo optativo no necesitajustifica-cin, puesto que ha sido ya empleada por algunos gramticos. Estadiferenciacin coincide enteramente con la clsica tradicional. Tiene paranosotroscarcterdidctico, porqueenlarealidadloslmitesseconfun-den, comoluegoveremos. Para facilitar laexposicindistribuiremoselempleodelsubjuntivoenlos apartadossiguientes:SubjuntivopotencialoptativoI. en oracionessubordinadasII. enoracionesindependientesIII. en oracionessubordinadasIV. enoracionesindependientesa) verbos de duda odesconocimiento.b) verbosdetemory.,emoclon.e) verbos de posibi-lidad.{d) verbos de necesidadsubjetiva.e) verbos de necesidadobjetiva.I. - SUBJUNTIVO POTENCIAL EN ORACIONES SUBORDINADAS109. a) Verbosdedudao desconocimiento. El que duda o des-conoce tiene consciencia delairrealidadobjetivadel juicio queformula. 109 Monos DEL VERBO .135Por estola oracinsubordinadaa esta clasedeverbos exigeengeneral elmodosubjuntivo: Dudabasa nosabas que ('era casa. Pero comononoshallamosenel terrenolgicosinoenelpsicolgico, es menester fijarse en los matices que nuestra incertidum-brepuedetener. Dudamos muchasveces levemente, inclinndonos a laafirmacinoala negacin, yenestos casosel empleoposibledel sub-juntivoodel indicativo aumenta o atena respectivamente el carcterdubitativo. Si comparamos dos oraciones gramaticalmente correctas, comosospecho/lapasadopor aqu, y sospechoquehayapasadopor aqul,observaremosquecon la primera significamos una inclinacin a creer, el efectodeconjuntoconsisteenquelos ad-jetivosantepuestos contribuyenadar al estilocarcter sinttico, mien-trasquelospospuestosrevelanmsbienunaposicinanaltica.c) Examinemos ahoralacuestindesdeel puntodevistade laes-tructurasintcticay rtmica. Tanto enlaoracindepredicadonominalcomoenlaunin sinverbocopulativo, el adjetivopospuestorealizaelorden lineal, enqueel determinante sigueal determinado (v. 70); encambio, el adjetivoantepuestoresponde al ordenenvolvente, esdecir,el determinanteseanticipa. Comprense: Estacasa bonitay Bonitau estacasa; Casa bonitayBonitacasa. En lasucesinsincpuladeSttbstantivo +adjetivo, stefuncionaamaneradepredicadonominal, y 164OFICIOSDELADJETIVO 219como l presenta los datos o notas del substantivo con intencin o analtica. El adjetivo antepuesto denotaactitudafectiva ovalorativadela cualidad; por esto se danconpreferencia en oracionesexclamativas, oenlasqueestnmsomenos teidas de sentimientosy ellt1maciones:Bonitacasa!, El cochinodinerotienelaculpadetodo!; Siempreestcon los dichosos libros;Buen genio tiene ella para aguantarse;Magnficaocasi6n parahablarle; Se gradu6 conbrillantes calificaciones:Meespera-baunadesdichadasorpresa.Estas tendenciasgenerales pueden ser favorecidas o contrariadasporcondicionesrtmicasdeacento, movimientomeldico, duracin re-lativa delaspalabras(nmerodeslabas) y, sobretodo, porel hechodehallarselossubstantivosy adjetivosagrupadosenlapartetensivaodis-tensiva del grupo fnico yde la oracin (v. 75). Estas condicionesdejansentir especialmentesuinfluenciaenlaprosaliteraria. El escritoryel orador tienen un sentimiento de vaivn o balanceo, tensivo-dis-tensivo, queles llevaaacortaroalargardeterminados miembros de lafrase, cuandopercibensu extensincomodesproporcionada, segnsuestilopersonal ylos hbitos rtmicos del idioma. Esindudablequelasagrupaciones sintcticas, comola anticipacinde loscomplementos, laposicindel verboyel lugar del adjetivo, handeverse afectadosmsomenosporestefactor fonolgico.Fernndez Ramrez (loc. cit.) da algunas muestras concluyentes.Noslimitaremosamencionar una deellas por vadeejemplo. Estudiael sintagma especficamente literario:con un ( a) + substantivo-adietivo. Lania lomiraba todoconunacara asustada. Estasucesines la ms frecuente(75%delos casos estudiados por el autor), yenellael adjetivotieneunnmerodeslabasigualosuperioral subs-tantivoquele precede. La sucesincontraria: con unea) + adietivQ-substantivo, aparece conmenos frecuencia (25%del total). Ejemplo:El marqus de Bradomn seirgui6 con un profundoconvencimiento(Valle Incln); perotambin en esta agrupacin el ltimo elementotieneSIempre igual omayor nmerode sHabas que el adjetivo precedente. En conclusin: el sintagma encabezado por con unea) lleva220 PARTE n, CAP. XVI 165comnmenteel adjetivo detrs; pero esta ley puede hallarse contra-rrestadaporla tendencia a posponerelelementomslargo.Cuandoseanvadoslosadjetivosquecalificanaunsubstantivo, sucolocacine interpretacin dependern de cmo se agrupan rtmica-mente, dequeseenlacenonopor mediodeconjunciones, de suma-yor omenor determinacinyde lacalidadexpresiva delomentado.Los casos espordicos de concordancia anmala suelen ser muy reve-ladoresa este respecto(v. cap. 11).165. Posicin del adjetivodeterminativo. Los adjetivosdetermi-nativosseanteponennormalmenteal substantivo: veintevacas, primerpremio, esta casa, sus hermanos, muchos hombres, algunos amigos, otroda. Hay, sin embargo, lassiguientesexcepciones:a) Los numeralescardinales, cuandoseempleancomoordinales,van necesariamente pospuestos: da15; el siglo XX; Le6nXIII. Algunavezse posponen los cardinales en frasesproverbiales,o enfticamente enlenguaje potico: Al cabodeaosmil, vuelvenlasaguaspordo solanir; en abril aguasmil;gracias milo mil gracias;Pasaronbandadas dm-tooEn estos casos los numerales ciento y mil significancantidadindeter-minada, perocrecida.b) Los ordinales puedenanteponerse oposponerse, perolos queindican sucesin dereyeso papasvan siempre pospuestos, acausadesucarcter especificativo: el primer da o el daprimero;cuartajilaofilacuarta; Alfonso tercero;Ponono.c) El partitivo medio va delante cuando no hay otro numeral (me-diahora), perose, colocadetrs del substantivosi seaadeaotron-mero: doshoras ymedia.d) Los demostrativos y posesivos van ordinariamente antepues-tos; peroseposponencuandollevanademsel artculouotrapalabradeterminativa: lacasa esa; el da aquel;unpariente mo; aquella' amigavuestra. Fcilmentepuedenotarseque losdemostrativosesteyese tie-nen, cuando vanpospuestos, unclarosignificaddespectivo, sobretodosise trata de personas: laseora esta;el hombreese. El matizcoincideconelquetambinadquierenensuusonominal, segnveremosenelcaptulo siguiente. 166 OFICIOSDELADJETIVO 221Lalengua antiguaanteponalos posesivosadjetivos, aunquefuesenprecedidos del artculo: la tucasa, la mi hermana, unmi amigo; de elloconservamos una supervivencia en el Padrenuestro: el tureino. Elpose-sivomioseposponetambincomnmente enEspaa, aunquenolleveotrapalabradeterminativa, enlosvocativos yoraciones exclamativas:madremlal,' Tedigo, amigomio, quenofueasl; seormio, etc. Ennumerosos pases hispanoamericanos es muy frecuente la anteposicindel posesivo en estas condiciones: Mi vieja!;Oiga, mi amigo; Mi hijita,vm ac.e) El indefinido alguno, enoracionesafirmativasse anteponecasisiempreal substantivo: dijoalgunas palabras oalgunas palabrasdijo;pero puede tambin separarse del substantivo y colocarsedetrs delverbo: hemosvistoalgunacaza, ocaza, hemos vistoalguna. Enesteltimo caso est muy cerca del valor substantivo, y suele separarse elpri-mersubstantivodel restodelaoracinpor mediodeunapausa. Si laoracines negativa, secolocadetrsdel substantivo: Notiene motivoalgunoparaenfadarse; nopodramosdecir notienealgn motivo. Eladjetivoindefinidoningunopuedeanteponerseoposponersecuandolaoracincomienza porunadverbiode negacin: No heledo ningnperi6dico;Nohevistoperi6diconinguno;Nunca tuve enfermedadnin.gImaoningunaenfermedad. Puedeirtambinal comienzodelaora-cin: Ningnlibrotengo.166. Posicin fija de algunos adjetivos. Enalgunoscasosel subs-tantivoy el adjetivoformanunidades lxicasindivisibles: puertafalsa,fuegofatuo, ideafi;a, vidaairada, ltimapena, librealbedrlo. Avecesseescrihenjuntoslosdoscomponentes: camposanto, altavoz, librepm.sador. Son frecuentes lasexpresiones que, sinllegaralexicalizarse, ma-nifiestan clara tendencia a fijarse en un orden determinado: malasuerte, mal agero, lapuraverdad, raravez. El adjetivomeroseanteponeenel meroparecer, /z meraopini6n. Negro se anteponeenex-presiones particulares en las que significa aciago, desdichado, p. ej.,mi negrasuerte, lanegrahonrilla; peroal ladodeellas se usa comoexpresin fijalapena negra.Finalmente, hayqueconsideraralgunosadjetivoscalificativoscuyo222 PARTE 1I, CAP. XVI 167significadovara segnel lugarqueocupanconrespectoal substantivo,y que, porlo tanto, tienencolocacinfija:ADJETIVOS SIGNIFICADOS EJEMPLOSANTEPUESTO POSPUESTOcierto.. indeterminado verdico, seguro cierta notIciaynotIcIaciertapobrt .. compasi6n, desdn .. necesidad, escasez pobre hombreyhombre pobresimple. sencillo tonto simplesoldadoysoldadosimpletriste... humilde, sin categora melanc6lico tristeempleadoy empleadotrisunuevo.. deusoreciente..... recin hecho nuevacasay casa nuevaParael lugarque ocupael adjetivocuando vaatribuidoal substan-tivopor medio delosverbos ser yvase elcaptuloVI.161. Adverbializacin. Losadverbioscoincidenconlosadjeti-vosenser palabrascalificativasodeterminativas, aunque las cionesquesignificanafecten especficamente al verbo, al adjetivo oaotroadverbio, ynoal substantivo, comolos adjetivos.Nadatienedeextraoque muchos adjetivos se adverbialicen, aunsin aadidura de sufijos(claro, limpio, recio, mucho, poco, y queseproduzcantambinadjetivacionesdeadverbios primitivos (unas). Estos cambios defuncin, aunquese hayanformadoporlasituacin sintctica de la palabra, pertenecenya alaLexicologa, y tienensu lugar propioen los diccionarios. A la Sintaxis interesa principal-mente estudiar las condicionesen que se producen adverbializacionesocasionalesdeadjetivos, conlascuales seexplicanlasquede un modopermanentesehallanyaincorporadas al lxicousual.La transicin entre ambas funciones puede observarse en las ora-ciones formadas por verbos de estadoeintransitivos: el nio tranquilo; mislelices. Los adjetivos tranquilo yfe/i- calificanal sujetoyconciertanconl; peroes evidentequeconstituyentambinunacalificacin modal del verbo, igual a la que se ob-tendra con los adverbios morfolgicos y Enel captuloVvimosqueestaclasedeoraciones tienencarcter atriobutivo, comolodemuestra la conct)rdanciadel atributocon el sujeto,y slosediferencian de las atributivas propiamente dichas en que elverbonoesunamera cpulavacadesignificado, sinoqueguarda sig- 168 OFICIOSDELADJETIVO223nificacinpropia. Podramosrepetir lasmismasobservacionesconotrosejemplos: llegaronhambrientos; la yegua viene cansada, etc. Todos estosadjetivos, aloscuales llama la ACADEMIApredicados de complemento,ofrecenunaampliazonadecontactoentrelas funciones adjetivayad-verbial. -En oraciones como este nio come poco pan, poco es un adjetivo quecalifica apanconcertandoconl, comoconcertarasi el complementodirectotuvieseotro gneroy otronmero, p. ej.: esteniocomepocaslegumbres. Si callamos el substantivocomplementodirecto ydecimoseste niocomepocas, refirindonos a las legumbres nombradas ante-riormenteenlaconversacin, pocas sera substantivo. Si decimos quecomepoco, seguirsiendosubstantivosi pensamosenuncomplementosubstantivo (alimento), perosi queremos expresar que come escasa-mente, deficientemente, conparquedad, sinpensar enla cosacomida,tendremosunclaroadverbiodecantidadquemodificaal verbocomer.De este usoprocedenlos adverbioshablar claro, jugar limpio, pasear de-masiado, etc., invariablesporhaberseinmovilizadoensuforma neutra.Esnatural queconverbos intransitivos, que nollevanasociada la ideade un complemento directo, este empleo sea mucho ms frecuente.Acompaados de preposicin, algunos adjetivos han dado lugarel laformacindefrases adverbiales: aciegas, aoscuras, atontasyalocas, denuevo, por ltimo, por junto, etc.168. Substantivacin. Toda cualidad considerada en abstractoynoatribuidapor consiguientea ningnser, se convierteenuncon-cepto substantivo, el cual puede expresarse, bien con un cambio desufijo(de amargo, amargura), biensubstantivandoel adjetivopor me-diodel artculo, o de un adjetivodeterminativo, como ya es sabido.Tambinlosadjetivos, conosinartculo, pasana menudoaser nom-bresconcretos, cuandoporcallarseel substantivoaqueserefierenasu-menellossolos lasignificacinde larepresentacincomplejaque am-bos expresaban. Estas substantivaciones permanentes, incorporadas yaal vocabulariousual, tienensulugar propioenlaSemntica. AlaSin-taxisinteresanlas condicionesen queunadjetivotomatransitoriamenteenla oracin el papel desubstantivo.Paraquelasubstantivacinseproduzcanoesindispensablequeel224 PARTE U, CAP. XVI 169adjetivovayaacompaadodel artculo. Bastaconquedesempeeenlaoracin cualquiera delos oficiosqueenel captulo anterior hemossea-ladocomopropiosdel substantivo, o. sea: sujeto, complementodirectoytrmino de una preposicin. Ejemplos: Buenos y malos se alegrarnd ~suvictoria; Noperdonabanprofanoni sagrado; Nolodijoa sordoniapaezoso; Losedificios d ~ estaciudadnadatienen d ~ grandioso. Lapresencia de artculos en estos ejemplos determinara el concepto, lomismoquesi setrataradesubstantivos lxicos, peronoaumentaraennadael gradodesubstantivacin.Con el artculoo con demostrativos se substantivan los adjetivos(losbuenos), lasfrasesadjetivas(losaficionadosalteatro) ylasfrasesrelativas(el quetsabes, esosqueconocestanto).169. Entrelaslenguas romnicas, el espaol es lanica quehaconservadounartculoneutroeinvariable, conel cual se substantivanlosadjetivos,quedeestemodoadquierenlasignificacindel neutrola-tmo. Lasubstantivacinconlodaal adjetivocarcterabstractoy colectivo, mientras que con el artculo masculino (definido o indefinido)tiene significacin concreta e individual; lo bueno puedesignificar labondad enabstracto, oreferirseaunconjuntodecosasbuenas; lotil'puedealudir lautilidadodesignar colectivamenteungrupodeobjetostiles. El bueno, eltil, seaplicanencambioaunserdeterminadoqueposeelacualidadrespectiva. Nopuedeexistir lnea divisoria fija entreunay otramaneradeconsiderar la cualidad, ypor ellociertos adjeti-vos en nmero limitado, que ordinariamente aparecen comoabstrac-tos o colectivos por su significado, pueden presentarsesubstantivadosconel artculomasculino, tantoenla lenguavulgar comoenlaculta,segnel gradode individualizacin concreta que en cada caso se lesatribuya. Ejemplos vulgares: el largo, el ancho, el alto, el bajo. Ejem-ploscultos: elsublime, el ridculo, el infinito, el abstracto, el vac1o, yotrosmuchos, empleadoscomotecnicismos oenacepcionesparticulares,generalmentems restringidas que las quecorresponderan a lo sublime, loridculo, loabsoluto, etc. Avecesladiferenciaentrelasubstan-tivacinneutra y lamasculinahaderivadohaciaacepciones noprecisa-mente restrictivas, sino distintas: en el vado falta toda materia; en lotla-do puede haber aire. En este caso la substantivacin masculina es absoluta170OFICIOSDEI. ADJETIVO 225y la neutra relativat pero en cambio aqulla esinaplicable a los colectivos.Algunosfillogos hanpensadoqueenlasubstantivacincond de losadjetivos abstractos cultos, ha podido haber galicismo o latinismo.MEYER-LBKE2 piensa en influencias locales e individuales. Es indu-dable, sin embargotq u ~ elfenmenoes tanextenso y antiguo, aunenlalengua vulgar, que hay que considerarlo comoautctonotaunque enalgntecnicismoparticular puedahallarseinfluencialatinaofrancesa.Algunoll de los queregistranlas gramticasno pasarondeserunamodatransitoria que ha desaparecido en los libros de nuestra pocat por ejemploel pattico, dtrgico, dc6mico, reemplazadosnuevamentepor lasubs-tantivacin, conlo, o porsubstantivoscomopatetismotcomicidad 3.170. Modificaciones y determinaciones del adjetivo. Las PIali-dades puedenaparecer modificadasensuintensidad por mediode ad-verbios: casi blando, bastanteserio, muy fuerte, nuncatonto, extremadamentearriesgado, demasiadoset/ero, etc. Por medios morfolgicos semodifica tambin la intensidad con el sufijot llamado superlativo. en-zsimo, oconlosaumentativosy diminutivos: fesimo, grand6n, bajito,pequeiin. El lenguajefamiliar empleatambinel prefijoreiterativore-( resalada),aveces repetidoconvariacindelasconsonantes(reteguapayrequeteguapa). El mismosentidotienelarepeticinddadieti\oconunqueenftico: tontoquetonto, tercoqueterco. Conellose denotala persistenciadelacualidad. Enlos verbos esasimismofrecuente estemedio paraexpresar la continuacin o repeticin de un actota veceshaciendo seguir a que el refuerzo te, p. ej.: duermeque duerme oduer-me que te duerme,come que te come, salta que te salta.Aunquelomsfrecuenteesquelasmodificaciones producidas porel adverbioseanintensivastnoesraroqueexpresen tambin modifica-ci"nes cualitativas formandoas unconceptocomplejode dos cualida-des: groseramente serio; ridkulamente tacao;presuntuosamentenecio.2 Gram. des langW!s romanes, t. lIl, pg. 11.3 SALVAOOI FF.llN.(NDEZ RAMfaliZ(loe. cit., 71.72) estudia yclasifica los 'valores de signi.ficacin y estilo que corresponden a los adJetivos substantivados con lo, sobre todo cuando elidioma posee substantivos correlativos: la oscuridad frente a lo oscuro, la bondad frente a lobueno. Por ROafectar directamentea la Sintaxis nocxuacramos aqul sus interesantes datos.1S226 PARTE 11, CAP. XVI 171171. Ladeterminacindelacualidadpuedehacerse porcompa-racinconotros substantivosque tambinla poseen. Tenemos enestecamlagradacindelos adjetivos, es decir, el comparativoy el super-lativorelativo. Los sufijos comparativos latinos fueron sustituidos porlasperfrasis analticasms... que(superioridad), menos... que(inferio-ridad) y tan... como, exceptoenlospocoscomparativosorgnicos queel espaol haconservado (me;or, peor, mayor, menor, etc.).El nico superlativo espaoles el queatribuye a un objeto el gradomximodelacualidadentrelosdemsobjetosconqueselecompara.Se expresa por medio de los adverbios ms y menos precedidos del artcu-lo (d ms, "el menosJ y seguidosdela preposicinde, comocorrespon-de al carcter partitivo dela expresin, p.ej.: lamsbonitadelacasa,dmenos conocidodelostres, los mstraviesosdelaclase. Los pocossuperlativosorgnicosheredadosdel latnsignifican, unasvecesel gra-doms alto deuna cualidad(tiempomximo, plazomnimo, JuezSu-premoJ, y otras una simple intensificacin delamisma, equivalente a laque se expresa con el adverbio muy o con elsufijo -simo.Ordinariamen-te, al decirqueunvinoes6ptimoopsimonoqueremosdecir queesel me;oro d peor, sinoqueesmuybueno(obonsimo) () muy malo(o mal/simo).Para las modificacionesydeterminaciones del adjetivopor mediodeunsubstantivoseguidodepreposicin, v. 161.CAPTULOXVIIPRONOMBRES Y ARTICULOSI. - PRONOMBRES PERSONALES172. Sonlos pronombres personales lasnicas palabrasque hanconservadounresto deladeclinacinlatina, esdecir, unadiferenciadeformaquecorrespondeasuempleocomosujetoocomocomplemento.Dentrodeloscomplementosexistentambinformas diversas, en cuyouso sintctico sobreviven, aunquemuy confusamente, algunasdeladife-n:ncias que separaban entre s los casos latinos complementarios.Pronombre sujeto. Enelcaptulo11sealamosel pocoempleoquehacemosenespaol del pronombresujeto, acausadeque la c l a r i ~daddelas desinenciaspersonales del verbolohaceinnecesario casi siem-pre. Eningls yenfrancs se perdieronuoscurecieron las desinenciaspersonales, lo cual ha contribuido quizs a que sea obligatoria desdehacesiglos laanteposicindel pronombre, a noser que el sujetoaparezcanombradojunto al verbo. Parece ser que enfrancsel pronombresujetoseantepusoensuorigen al verbo por motivos rtmicos. Cualesquieraque sean las causas histricas del fenmeno, el resultado ha sido queambas lenguassustituyenhoycasi totalmentelas desinencias personalesporunsistema depronombresprefijos. Enlaenseanza denuestralen-gua a extranjeros es indispensable corregir sutendencia aenunciartodos228 PARTE II, CAP. XVII Inlosverbosconsusujetopronominal, afindeevitarlaredundantepesa-dezqueestocomunicaal estilo. Convendraqueenlas gramticas elc:-mentales seenseara desde el primer momento que, por ejemplo, elpresentedel verbocantares canto, cantas, etc., ynoyocanto, tcan-tas, etc., como suelenhacerlo aun las mismas gramticas destinadasaespaoles e hispanoamericanos, entre ellas la de la ACADEMIA.En primera y segunda persona el pronombre sujeto es enftico, y sig-nificainsistenciaparticular enhacerresaltarel sujeto: deciryocantoesllamar expresamentelaatenci6ndel oyenteacercade que soy precisa-menteyo, yomismo,y nootro, el querealizalaacci6n. Latraducci6ncorrecta de1 shall singescantar, ynoyocantar, anoser quequera-m o ~ insistir especialmenteenel sujeto.En tercerapersonapuede haberambigedad, puesto quelasterceraspersonas posibles son muchas, mientras que la 1: y2: son nicasy estnbiendeterminadas paralosinterlocutores. Por estousamos conmayor frecuencia del pronombre sujeto de3: persona, siempre quepor el contextonoestsuficientementedeterminadaaquella a quenosreferimos, entrelasvarias aquepudieraaludirse. Decirl, ellasepre-sent6en seguidasupone por parte del que habla el deseode eliminar.una falsa interpretacin posible. Si no es as, el pronombre sujeto de3: personaestanenfticocomolosde 1.&y2.a, y denotacomoellos laintenci6ndedestacarexpresamenteel sujetoporalgnintersespecial.Como quieraquelos motivos denfasissonvariadsimosyavecesborrosos o poco perceptibles, no deben interpretarse las observacionesprecedentes de un modoabsoluto. En la conversaci6n yen lostextoshallamos de vez en cuandosujetos pronominales redundantes, o quepor lomenosloparecenparael queescuchaolee. En los pronombrescomplementarios encontramos casos anlogos de redundancia, comop. ej.: ami meparece, que fueron enfticoscuandose crearon, peroquehoyserepitencomofrases hechas, sinque nos propongamos insis-tirparticularmenteenel pronombre. Enlos tiemposquetienenigualeslaspersonas 1.& y 3: del singular(cantaba, cantara, cante, cantara, etc.)la necesidad 16gica de distinguirlas impone con alguna frecuencia laenunciaci6nexpresa del sujeto; deaqu ha podidopropagarse a otrasformas verbales enlas que no aparece visible aquella necesidad. Puede ha-ber adems costumbres individuales o locales que, dentro de ciertos173 PRONOMBRES Y ARTfcuLOS 229lmites, tiendan a emplear el pronombre sujeto redundante ms a menudoque eneluso general del idioma, sin queel quehablaloperciba, ni seproponga manifestar inters especialhaciaelagente.173. Desdeel puntodevistasintcticono hayque hacer observa-cionesparticulares sobreel usodelasformas del singular, salvolacon-cordanciaen3. personade los tratamientosde2. personatlsa,Excelencia, etc., delacual nosocupamosenel captuloIII.nicamente conviene hacernotar, pornohallarseregistradoenlasgra-mticas, quetratar deusted aunapersonaalacual tuteamosordinaria-mente, significa enfado o resentimiento hacia ella, como queriendohacervisible quenotieneyanuestraconfianza. Unpadretratadeusted asuhijo en sondereprimenda.El plural nosfue sustituidodesde fines de laEdad Media por laformareforzadanosotros(nos +otros), al principioenfticaparaponerlaprimerapersonaen contrasteconotras, ydespus usadacomoformanicadel plural l. Noshasobrevividoenel llamadoplural p anticuado (Nos, el... ). Nosotros representa a unsujeto singular en el plural modestia,como el queemplea, porejem.plo. unescritor al hablar desmismo, diluyendoenciertomodolares-ponsabilidadde' sus palabrasenuna pluralidadficticia: nosotros cru-mos, envezdeyocreo. Hoy pareceganar terrenoel usodeyo, peromuchaspersonaslo estimaninsolenteypedantesco. Notemosademselpocouso del femeninonosotras, queLENZha observado envariospaseshispanoamericanos. EnEspaano suena araroqueunamujer diganosotros refirindose sloa mujeres, perono es desde luegouna normageneral. Siendoobligatoria laconcordancia masculinacuando se aludeapersonasde diferentesexo, es natural quenosotrosseusemuchomsquenosotras y quehayaquefijarseespecialmente enquetodaslas per-sonasdesignadas son femeninas, para emplear esta ltima forma. Poresto,si no repara en ello, tiendeuna mujer a decirnosotros,sinquepro-duzcaextraezaenlosoyentes. Encambioseraimposibledecir: Nos-otros, lashijas deEva.I nuestro articuloNos-otros, Vos-olros, enlaFilologloEspoo14. XXX. 1946,pgs. 108-117, ylas aclaraciones yreparos de L. Spitzcr enla misma revistl, XXXI, 1947, pl.ginas 170-175.230 PARTE n, CAP. xvn 173Vos ytlosotros han tenido histricamente la misma relacin queacabamos de sealar para el plural de primera persona, perohay quehacer algunas observaciones especiales respecto a su empleo. En granpartede la Amrica hispana vosotroshasidosustituido por yslo aparece en estilo declamatorio o notoriamente afectado. Puededecirseque se ha consolidado ustedes como plural normal de tft Es-paa, encambio, mantiene la diferencia entre el plural de confianzatlosotros y el de respeto, conel mismovalorqueparalossingu-lares respectivos.Vos, como tratamiento, distintodel tquese aplica slo a perso-nas consideradas comoinferiores o iguales enun planode gran con-fianza, semantuvoenEspaahastadespus del SiglodeOro. Vuestramerced> usted ysus formas intermedias, eran tratamientos de granrespetoreservados apersonas nobles. Amedida que ustedfue hacin-dose general, iba quedandosinempleoel tratamientode tlOS, el cualesthoylimitadoenlaPennsulaaloscasosenquequiereimitarseellenguaje arcaico, por ejemploen las' obras de teatro que representanpocas pasadas. Por el engranpartedeAmrica, al extender-se el tratamientode usted, descendi tlOS al plano deconfianzaentre'iguales o para inferiores en queseusaba t, el cual quedsinaplicaciny dej deusarse. Nohadesaparecido, sinembargo, el casocomplemen-tario te, y por ello se oyen en estospases construcclOnes chocantescomoatlOSUtlOS U comeris(oopastd.Puededecirsequeenlos pasesdondelasustitucinha sidocompleta,seempleatlOScomosujetoy comotrminode preposicin, yu comocomplementosin preposicin. El fenmeno est en evolucin ms omenosconsolidadaengran parte del dominiogeogrficode lalenguaespaolaenAmrica. Mientras Mxico, Antillas, Pery Boliviamantie-nengeneralmenteel tuteocomoenEspaa, Argentina, Uruguay, Para-guayybuena parte de Centroamrica practican el general. Enotros pasesaparecenen lucha ambos usos 2. La lengua literaria ylapresin escolarprocuranmantener el ttradicional, y en algunospases,2 Para los pormenores deestefenmenoen suestadoactual, vase el mapa dd'oseopublicadopor E. F. Tiscornia yP. Henrquez Urea en d tomo DI dela B.b/ICJUCI deD.alect%glaHispanoamericana. Buenos Aires, 1930.174 PRONOMBRES Y ARTCULOS 231comoChile, hanhechoretroceder considerablementeel voseoentrelasclases cultas.Todas las formas del pronombre sujetollevenacentopropio. Lasde los pronombres complementarios pueden ser acentuadas o inacen-tuadas.174. Formas tnicas de los pronombres complementarios. Suempleo no ofrece lugar a dudas: son siempre trminos de una preposici6ny, acondici6ndequelapreposici6nlas acompae, puedenrepresentarcomplementodirecto, indirecto ocircunstancial. Sonlassiguientes: m,ti (vos enel voseoamericano), usted, l yel/a parael singular; dIoparael neutro; nosotros, nosotras, vosotros, vosotras, usudu, ellos yellas para el plural; s parael usoreflexivodetercerapersonaensingu-lar yenplural. Hayqueaadir las formas especiales conla preposi-ci6ncon: conmigo, contigoy consigo. Enlatnlapreposici6ncumibapospuesta al pronombre ysedecamecum, Ucum, secum. El resultadofonticodeestasformasfuemigo, ligoysigo; perocomolaslabago,representantedel latn cum, sehabadiferenciadodemasiadode con, selesvolvi6aaadir anteponindola, y as nacieronlas formas conmigo,contigoy consigo, por noreconocerse agocomolamismapreposici6npospuesta.Esaquenteramenteaplicablecuantohemos dichosobrelos trata-mientosaprop6sitodel pronombre sujeto.Confrecuencia aparecenusadosconla preposici6naenuni6ndelos pronombrestonos, formandoas una expresi6npleonstica: amno me han visto; mucho os deben a vosotros; estoy mirndote a ti; a l noloconozco; aellas las encontrarssiempreensu casa. Setrata, pues,deunarepetici6ndel mismocomplemento, lacual se inici6comoex-presi6nenfticapa! aponer derelieveel concepto, y se hapropagadodespuspor analoga, perdiendoen muchos casos el nfasisoriginario.Esta construcci6nva ganando terreno ennuestros das, y es de rigorquelaformatonavayapegadaal verbo, comocorrespondea sucarc-ter enclticooprocltico, mientrasquelat6nica, porsumayor indepen-dencia fontica, puede hallarse distanciada de l. Esta independen-ciarelativaha venidoa dotar a las formas t6nicas de nuevos valoresexpresivos que hancontribuido a lapropagaci6ndel fen6meno: cuando232 PARTE II, CAP. XVII 175inicianlaoracinsignifican encuantoa, enloqueserefierea, sobre,acerca de(al no loconozco; a mnomeIzan visto; a ellas lasencon-trarssiempreensucasa), ynoes raroquevayanseparadasdel restodelaoracinporunaligerapausa. Sonentoncesverdaderos ablativos,yla formatonaesel complementoacusativoodativo, segnloscasos.Cuandosiguenal verbolos complementos nominales o pronominalestnicos, pueden tener carcter especificativo, como determinacin delconcepto representado por el pronombretono: en les atabanlasmanosa losprisionerostandativoeslescomo losprisioneros, peroel segundodeterminaal primeroyprecisa susignificado. La indeterminacindelpersonalse, invariableparael gneroy el nmero, suelecorregirseaa-dindole unaformatnicadel mismopronombre: selo dia l, a ella,a ellos, a ellas, a Luisa. Losmaticessonmuyvariadossegnloscasos;peroaunqueamenudoparezcanunsimplepleonasmopropagado poranaloga, lasformas tnicas enaparienciaredundantes adquierentam-binconfrecuenciasignificadopropio, locual nos haceguardarnos deconsiderarlas en todos loscasos como una mera repeticindel mismocomplemento.El usoredundante delasformastonasde tercerapersona(le, les)es' muchomsfrecuente en laactualidad que hace medio siglo, tanto'en Amrica como en Espaa: les parecamal a lospadres el casamientodel muchacho; escriboparadecirles alos amigos quenomeesperen.Se trata de un complemento, generalmente anticipado, que anunciao reproduce vagamente otro complemento ms preciso. Este carcterincolorodel pronombretonollegahasta laincorreccindeusarloensingular conuncomplementoenplural: 110le tienemiedoa lasbalas;recaudabandineropararegalarlejuguetesa los niospobres; nuncaleagradaalosgobernantes la disconformidaddelos gobernados. No esdemasiado raroleer construccionestandisparatadasenlosperidicos deambos ladosdel Atlntico.175. Formas tonas. Seempleansiempresin preposicin, ylasdetercerapersonaconservandiferencias heredadas de los casoslatinosacusativo y dativo. Sonlassiguientes: 1.. persona: me y nos; 2."perso-na: te y os (antiguo vos); 3." persona: lo, la,le(se) ysuspluraleslos,las, les (se); forma reflexiva e impersonal para ambos nmeros: se. 175 PRONOMBRES Y ARTCULOS 233Acerca dela I.A y 2.Apersonanohay observacionesparticulares queha-cer: seempleancomoformas nicas de los complementos directos oindirectossin preposicin.Lasignificacinquesegnsuorgienlatinocorrespondealos pro-nombrestonosde3.Apersonaes lasiguiente: lo, la, los, las, comple-mentodirecto(acusativo); le, les (se) complementoindirecto(dativo).Esteestadoparece serqueseha conservadontegramenteenlaAmri-cahispana, oporlomenosengranpartedeella, segnel testimoniodeCUERVO reafirmado despuspor otros gramticos. EnEspaa, y muyespecialmenteenCastilla, al borrarseenel hablacorrientela gramaticaldecaso, sehanproducidoalteracionesdel estadooriginario,que hanllegado a influir en lalengua literaria. Apartedel olvido deloscasos, hacontribuidoacrear estaconfusinlatendenciaadistinguirelmasculinodel femeninoenel dativo, cuyasformas (le, les) sonnicasparaambosgneros, mientras quelas del acusativosondistintas paracadauno. Lehatendido, porotraparte, aasimilarsealas formas deprimera y segunda persona, me, te, las cualesno ofrecen variacinentreelacusativo y eldativo. El neutroreproductorlohaentradoencompe-tenciaconel acusativomasculino. Finalmente, ladistincinentrecom-plementosdepersonay complementosdecosa, tanvivaenel empleodelapreposicinaconel acusativo, haayudado tambinaloscureci-mientodel valorprimitivodeloscasospronominales.Estacuestindel lesmoy el lasmohasuscitadodiscusiones desdehace mucho tiempo entre los gramticos espaoles. Latlansigeconel empleodelecomoacusativomasculinodepersona, adiferenciade lo, queseraacusativodecosa. Segnesto, laoracinbuscoaluany nolo encuentro, puedeexpresarsediciendobuscoa luanynoleen-cuentro. Encambionodebedecirsebuscounlibroynoleencuentro,sino precisamente buscoun libro y no lo encuentro, por tratarseaqu deun complemento directo de cosa. En nuestra opinin, esta tolerancia aca-dmica representabienelpromediodel usoliterarioespaol ennuestrotiempo, y puedeaceptarsecomonorma, locual noquiere decirquenoabundenenlamismalengualiterarialosejemplos delesmoylasmoque rebasan con mucho este criterio restrictivo, pero al fin y al cabo trans-accional entre el usoque corresponde al origen de estos pronombresy la dispersindesuempleoefectivoenlalengua hablada. Enlaslti-234 PARTE II, CAP. XVII 175mas ediciones de suGramtica(246 c), la ACADEMIAESPAOLAmantienela normamencionada, pero, movidasinduda por la autoridad que enesteaspecto del idiomasignificael usohispanoamericano. recomiendaalos escritores que se atengana lanorma etimolgica, esto es: lo. la, siem-pre acusativosy lesiempredativo, procurandoevitar, enloposible, aunel empleo delecomoacusativomasculinodepersona.Comoquiera que los fines normativos son ajenos al propsitodeestelibro, vamosalimitarnosadescribir lomsexactamentequepoda-mos el estado presentede los hechos lingsticos ya explicarlos hastadondesenosalcance. EntretodaslasregionesespaolasesAndalucalaque se mantiene ms cerca del uso latino. En ella actanicamente comofactor principal de alteracinde los casos latendencia adistinguir loscomplementosdepersonadelosdecosa: lepuedesustituir alocomoacusativomasculinodepersona, pero como dativonoadmitesustitucinenninguno delosdosgneros. EsdecirJo queestaregin (yconellaCa-nariasy el surdeExtremadura)sehallaengeneral dentrodela normaquelaACADEMIAadmitecomoaceptable. Aragnpresentaunestadodelesmomsavanzado, puestoque (sin llegar aser de empleogeneral)menudean los casos de leacusativode cosa: este libro no te le doy..Algunasprovinciasleonesasofrecenel mismo gradodelesmo: Nolesquieropuedereferirsetantoapersonascomoaobjetos. Es notabletam-binel empleoaragons deyase les hedichoen lugar de yaselo hedicho(a ellos, a ellas). Enestecasoel sepersonal dativovaacompaadode unlesacusativo, con la particularidaddequeste noconcierta conel objetoquerepresenta(singularoneutrocolectivo), sinoconuna plu-ralidad quecorrespondera realmentea se, si ste tuviera plural. Alafraselesta el cesto,se lehe regalado a uncllico,corresponde el cesto, seles he regalado a unos chicos.EnCastillala Nuevarigetambinel lecomocomplementodirec-to depersonamasculina, lomismo que enAndaluca; perolaconfusindeloscasosadquiereungradomuchomayor. El le, dativo, invariableparalosdosgneros, sehaespecializadocomomasculino: leregalaronunabicicleta(a l); ycuandoes femenino ha sido sustituido por la,procedente, como se sabe, del acusativo: la regalaron una bicicleta(aella). Esteesel usomadrileoespontneoentodas lasclasessociales,a noser entre personas cuya instruccin gramatical, o la procedencia117 PRONOMBRES Y ARTfcULOS 235deotrasregiones, locorrija msomenos. La influencia de la capitalirradia sulasmo hacia otrasprovinciasdel Centro y del Norte, llegandoavencer amenudolaresistenciadel lenguajeliterario. El vulgomadri-leovatodavamsall: el losustituye confrecuenciaalecomodati-vo: lopegaronunabofetada. Sinembargo, estelosmosesienteento-das partes como extremadamente plebeyo, y noha logrado salir delhablaachulapada.Esta es agrandesrasgos la situacin presente del uso de los pro-nombres tonos detercerapersona enEspaa. EnlaGramtica espaoladeSalvadorFernndez(cap. VIII) hallarel lector informacinbiblio-grfica yrecueQtos practicadosen textos de distintas flocas. Los estu-dios de Geografalingstica podrandarnos mayor precisin con res-pectoal momentoenque serecogieran los datos; perocomoti fen-menoestenplenatransformacin, algunasdesusconclusiones quizsno fuesenya vlidas para la generacinsiguiente a lanuestra.176. El sepersonal es independientepor suorigen ypor suusomoderno del se reAexivo, aunque hayan llegado a ser fonticamenteiguales. Procededel dativolatinoil/i, lomismoquele, del cual se haseparadoencuanto al sonido, a causa de su posicin en la frase. Laevolucinpuederepresentarseconel siguienteejemplo: diollelo. diogeloy dioselo. El sonidopalatal deII pasaal palatal fricativosonorodeg (como la ; francesa); yfinalmente este ltimo se confunde conla s, ya desde el siglo XIV.El se personalas formadotiene el m i ~ m o valordedativoquecorrespondea le, del cual esenrealidadunaduplicacinaptaparaser usadaencontactoconotrasformas del mismopronombredetercerapersona: selaentregaron, seloherepetido. Comoes invariable, seempleaparael singular yel plural: queranque.relodijese(a l, a ella, a ellos, a ellas). Acausa de esta ambigedad, exige a menudo.\a presenciadelas formas tnicas del pronombreodelos substantivosquerepresenta, comoyahemos dicho msarriba (174).Sobrelos valoressintcticosdesereAexivoeimpersonal, tratamosconsuficiente amplitudenel captulo V.177. Colocacinde" lospronombres tonos. Enlalengua moder-nalaposicinenclticao proclticadelos pronombrescomplementariosseregula, engeneral, del modosiguiente:236 PARTE II, CAP. XVII 177Conimperativo, gerundioe infinitivo, el pronombre es necesaria-menteencltico:dicindote, buscarlo. EnlaEdadMediay aunen la poca clsica podan tambin anteponerse, p. ej.: la di;no hallando;vinoa lobuscar; pero estaanteposicinfuehacindosecadavezms raradesdelasegundamitaddel siglo XVII, yacabpordesaparecerdel todo.Cuando el infinitivo yel gerundioestnsubordinadosaotroverbo(v. cap. XIV) los pronombres enclticos pueden separarse de ellos y pasar,atrados, al verbo principal, p. ej.: quierenmolestarte ote quierenmo-lestar,'ibandicindole o le iban Con las dems formasverbales, lospronombrespuedenserproclti-cos o enclticos: medij&-odjome; loencuentroo seharoharse. Sinembargo, laposposicinpuededecirsequehoyperteneceexclusivamente al estilo literario; en la conversacin se siente comoafectada. Cuando en las comedias apareceun personaje que quierehablar en tono doctoral, sele hacedecirdjome, encuntrolo,et-ctera, y slo conellose obtiene unefecto cmico. Enlalenguaescritaseusalaenclisis; perosi seempleaconexceso, comunicaal estilounsello deafectacinrebuscada, sobretodoconlasformascompuestasdelverbo, habaledicho, y contodaslasdelostiempos presentesy futuros la puerta)3. En Galicia, Asturias yLen es msfrecuentelaenclisisqueenlos restantes territoriosde lenguaespaola,tantoen la conversacincomoentrelosescritores, comolofuetambinduranteel SiglodeOroenel uso general del idioma.Es frecuente que elfamiliar acente los pronombres enclticos,sobre todocuandoseunenaunimperativo: vamon6s. digal, pidase/6.Para que esta absorcin delacento pueda producirse esqueentre el acento delverbo y el pronombre mediepor lo menos unaslaba.Nopodradecirsedam, dil6, porqueal faltar unaodos slabasinter-medias, no hay alternanciartmica quefavorezcalaatraccin del acentopor el pronombre. En el teatro clsico aparecenejemplos: Si e/ rey I Dineros pidame/6s, Imarcos plrta Illenountorren(Lope); Nohallarjusticiayo? I Enlatierradudol63 Ntese como excepci6n la ase hecha, usual en la conversacin: Habrse visto? paraexpresar sorpresa: Habr4sevisto roStl igual?(v. i 128).178 PRONOMBRES Y ARTcULOS 237(Moreto). Vanseexplicacinyejemplos en T. NAVARROTOM.(s, Ma-nual deprono esp., J73.Unverbopuedellevar dos yauntrespronombrestonos. Enestecaso van, otodosproclticosotodosenclticos, peronoes posibleante-poner unosy posponer otros: me lorogaba o rogbamelo;ruegoque seme lobusque, obsquesemdo;peronuncaPOdradecirsemerogbalo,o lorogabame. Laenclisis y laproclisisdelospronombresnopuedendarse juntas en torno a Ona sola formaverbal. Cuando concurrenvarios,se debe preceder a todos; elde segunda personavasiempredelantedelde primera; y cualquiera de estos dos, antes del de tercera: te me quierenarrebatar, o quieren arrebatrteme; me lo decan o decamndo. En el len-guajevulgarseoyeconfrecuenciamesecaelacapa, tesevelaoreja,peroestaconstruccinesestimadaen todas partescomoplebeya, ynotiene el menoruso literario.178. Elneutropronominal. Aunque no existen en castellanosubstantivos neutros, la flexin pronominal ha conservado formasneutrasdestinadasareproducir conceptosanteriormentealudidos enlaconver-sacin oenel contexto. Talesconceptos nopuedenser, naturalmente,substantivos morfolgicos, puesto que stos han de reproducirse porpronombres masculinoso femeninosenconcordanciaconel substantivoreproducido.He aqu las formas queusamos exclusivamente como neutras:Personales: dlo(tnica)"y lastonasley lo, conyalor dedativoy acusativo respectivamente: elloes cierto;tUllenoticias dedlo;le apli-caremosunremedioeficaz(aeso); Expliquelxitodemi viajeylabuenaacogidaquemehicieron: noqueran creerlo.Demostrativos: esto, eso, aquello. Ejemplo: Conocamuy bienaquello.Indefinidos: algo, nada. Ejemplo: Algomederon, peronore-cuerdonada.Casi siemprepuedeconsiderarse el interrogativoqucomoformaespecial delneutro: qu sabes t?, qu quieres?.. Sobrelos usos antiguosymodernosdeello. Y ~ a s e unartculodeP. HENdQUEZUIlEAenla RevistadeFi/%glaHispnica, 1, nm. 3, 1939, pgs. 209-230.238PARTE 11, CAP. XVII 17SAdemsde estasformasespecialmente destinadasalaexpresindelgneroneutro, puedenusarseocasionalmenteotrasquetambinpuedentener otros empleos, comosonlosdemostrativos tal, tanto; los relativosque, cual, cuanto; losindefinidos unoyotro, ylos cuantitativos todo,mucho, poco, harto, demasiado, asaz, bastante. Ejemplos: s tantocomovosotros;pocohas averiguado. .Sereproducen por pronombres neutros: a) Los conjuntos de dosoms substantivos que no designen personas: Disgustos, fatigas. es-trecheces: todo lo haba olvidado en un momento; por esto digo...(esto es el conjunto derazones queacaban de ser alegadas); b) Losconceptos que nose han expresado antes por substantivos, sino porverbosuoracionesenteras: Meobligabanadeclarar: nolohice(lore-produceal -infinitivodeclarar); Dices que has comidoy nolo puedocreer (reproduce un verbo en forma personal); Les contaba nuestrashazaas en aquellaexpedicin ylocelebraron mucho(oracin enterareproducidapor lo); c)El atributodeuna oracinsubstantiva, yaseasubstantivo. ya adjetivooequivalentede adjetivo: parecaun capitn,pero no lo era;eranambiciosos y lo demostrabancon sushechos: El ani-lloesdeoro. - NolocreaJ(substantivocon preposicin); Esd quevino ayer tarde?- Acasolosea(fraserelativaequivalentedeetdjc:tivo).Estecarcter colectivoy dealusinindeterminadahacequeusemoslos pronombres neutroscuandonoqueremos determinar el conceptoaquenos referimos, bienpor ignorancia, bien por deseode noaclararlodemasiado, y a vecesporeufemismo: tpate eso!; Vale msque :10lodigas; Norepitas eso; Hablemosotravezdeaquello. Conlosdemostra-tivosneutrosdesignamoslascosascuyonombredesconocemos uolvida-mos momentneamente(Qut esesto?Damed ... eso), ytambinlasquesuponemosdesconocidas por nuestrointerlocutor: Estoesunam-quina trilladora. En la frmula con que suelen empezar los cuentostradicionales: Estoera... (unrey, unania,etc.),estoaludeal conjuntodel relato queva acomenzar.Comonopueden referirse apersonas, el hecho dedesignar conellosapersonassingulareso colectivassuponemenosprecio: Miraeso, Vayaunmamarracho!; Aquelloesgentuza.El mismovalor tienenciertasexpresionessubstantivadasconel ar- 179 PRONOMBRES Y ARTcULOS 239tculoneutro: Nosremos de loque ha entradopor aquella puerta(refi-rindose auna oavanaspersonas).DelasconsIderacionesqueantecedeny decuantoquedexplicadoenel captuloanterior acerca de la substantivacin de adjetivos o susequivalentes por medio de lo, se deduce con facilidad que el gneroneutroexistesloen nuestra lengua para la reproduccin pronominal,deacuerdoconlasobservaciones de ANDRS BELLO, enel 292de suGramtica, y lanotaaclaratoriadeCUERVOconrespectoal supuestog-neroneutro delosinfinitivos(v. cap. XIV).II. - POSESIVOS179. Tantopor el significado comopor la funcin gramatical,los pronombres posesivos son casi siempre adjetivos. Pueden substan-tivarse por el procedimientonormal de todoslos adjetivos (el mo, lossuyos, etc.). Decirel grande, el pequeo, lobueno, supone unsubstan-tivopensado, ni ms ni menos queloquegeneralmenteocurreconelmo, latuya. lomoy loajeno. Ladecisindesi esadjetivoosubstan-tivocorresponde encada caso alhechodequehayaonoun substantivoenlamentedel quehabla, noenel anlisis lgicoaquedespus pode-mossometer lohablado. Existenalgunas frases hechasque, encircuns-tanciasespeciales, adquierensignificadopropiocon predominiodel va-lorsubstantivodel posesivo, p. ej.: he recibidola suya(carta), los mosy los suyos(familiares). Sobrelanaturalezadel pronombreen general, yparticularmente de los posesivos, vase A. ALONSOYP. HENRQUEZUREA, Gramticacaste/tana, 4. edicin, Buenos Aires, 1944, 1, pgs.222-230.Losposesivossesientenenestrecharelacinconlos personales, porexpresar la posesino pertenenciaatribuidaauna de las seis personasgramaticales; sus formasestn histricamenteemparentadascon las delospronombres personales. Por otra parte, existe unenlace psicolgicoentreunos y otros, encuantolospersonales participanenlaaccinver-bal comosujetosocomocomplementos, ylos posesivospueden expre-sartambinunaparticipacinms omenos.:strechaenlamisma, hastael punto deooderseenunciaraccionesverbalesconsusujetopor medio240 PARTE 11, CAP. XVII 181de posesivos acompaados de infinitivos o de substantivos. Entre salgo alas seis, mi salir a las seis y mi salida a las seis hay pocas diferenciaspsi-co16gicas, aunqueseadistintalaformadeexpresin. Lomismoocurrehablando deunos rosales, cuando decimos queflorecen, o mencionamossuflorecero suflorecimiento. Entodosloscasos sepercibeunaaccin su sujeto, aunque la construccin sea substantiva, y no verbal.180. Losposesivosseempleanenespaolmuchomenosqueenfrancs, inglsyalemn. Al leerescritosredactados porextranjerosdealgunadeaquellas lenguas, se percibeenseguida el contraste. Frases'Como he dejado mis guantes sobre mi mesa o puso su mano en su bolsillo,sin ser gramaticalmente incorrectas, sesientencomopor sure-dundancia. En redaccin espaola se dira con preferencia.he dejadolosguantessobrelamesa, pusola mano(nel bolsillo, conel artculoenvez del posesivo, a no ser que quisisemos recalcar especialmente laposesin advirtiendo quesonmis guantesynootros, osubolsilloynoel ajeno. Cuandose quiereexpresarlaparticipacin enlaaccinyaunlaideamismade la posesin, la lengua espaola prefiereemplear eldativoticodelos pronombres personales yretlexivos: me he dejadolos guantes;sepusolamano enelbolsillo. Envezdesusojosse /lena-rondelgrimas, losojosselellenarondelgrimas.181. El posesivode tercera persona, especialmenteensu formaapocopadasu, ofreceennuestralenguaevidenteambigedad, encon-trasteconlavariedaddeformasdel ingls, y msandel alemn. Aldecirsucasapodemos referirnosalacasade l, de ella, de ellos, deellas, deusudodeustedes. Aunel neutromismonotieneformadis-tinta: sudificultad ,puedeser ladificultaddeello. Pararemediar estavaguedad, el idioma se vale, desdeantes dela pocaclsica, delrecursodeaadir asuel nombre del poseedor, oel pronombreque lorepre-senta, acompaado de la preposicin de, siempre que pueda haberduda: sucasadeLuis; sucasadeellos; SIl madrede usted, etc. Estaprcticasemantieneenel habla moderna, perocon visible tendenciaalimitarla a su de usted y deustedes:suhermana deusted, su padre de182 PRONOMBRES YARTCULOS 241Ordinariamente susinindicaci6ndel poseedoralude aunater-cera persona, tanto enEspaacomoenAmrica l.El desusoenquehaquedado vosotros ha producido('n Amricalaeliminaci6ndel posesivo ysusustituci6npor lacasa ustedesenvezdecasa, que es afectaci6n. Quizs estehechoinfluyaenlasustituci6ndenuestro por denosotros (estede nosotrosJ, que se observa tambin en extensaszonas de la Amricahispana, aunqueno con el carcter generalconquesehaconsumado ladesaparici6n de y sin que llegue a sentirsecomo afectado.Enelcaptuloanterior haquedadoexplicadalacolocaci6nde losposesivos con y sinartculo. Enlalengualiteraria y enel hablagenerallos posesivos antepuestossonhoytonos, conexcepci6nde Asturiasygranparte de Le6n y Castilla la Vieja, donde se dice mI s casa '.Paralelamenteal nosotros de modestia, ha tenido ytiene todavamuchousoelposesivoconel mismosentido. Al decir traopini6n, unescritorseincluyeenunapluralidadficticia, enla cualnoaparecetanenprimertrmino comosi dijese miopini6n. tra casa, esmsamableparalosdemsfamiliaresquemicasa, aunqueel quelodigaseael cabezadefamiliaoel propietario; aqu natural-mente, lapluralidadnoesficticiasinoefectiva, yla modestiadelaex-presi6nresaltaporcompartirlaposesi6nconotros.Las particularidades sintcticasde los demostrativos, indefinidoseinterrogativos han sidoo sern tratadas enotros captulos. Los rela-tivos nose usansolos, sinoqueintroducensiempreunaoraci6nsubor-dinada de carcter adjetivo. Por estolosestudiaremos enla tercera partede estelibro(cap. XXII).III. - ARTcULO182. El artculoes, hist6rica yfuncionalmente, un adjetivode-mostrativo de significaci6ndebilitada; no expresa localizaci6n, comoS F. TISCORNIA. lAletlgull de Martl" Fierro. Buenos Aires 1930, 598.6m:h pormenores en R. MI!NtNDl!z PIDAL, Ma"ual de Oram4tica 'ist6ricaespaRo-la. 7."edici6n, Madrid 1944. I 9S.16242 PARTE 1I, CAP. XVII 183losdemostrativos, ni puede usarse independientemente de los substan-tivos7. Con razn diceLENZ( 172) que, ms que unaclaseespecialde palabras, los artculos son unaccidente gramatical de los substan-tivos.El substantivo, encualquieradelas funcionesque le son propias,puedehallarsecompletamente indeterminado, oaparacer condiversosgradosdedeterminacin. El primercaso tienelugar cuandova sinar-tculo: compraremoslibros, bebimostlino. Enestos ejemplos podemosaadir alsubstantivo, adjetivoso complementos conpreposicin, quelodeterminen cualitativamente, pero subsistir laindeterminacin cuantita-tiva: compraremos librosrecientes, bebimostlinodeRi()ja. Estoocurrea menudo cuandose trata desubstantivosdemateria(dameagua), quese dejan en su indeterminacin natural, o conlos concretosplurales cuyonmero nointeresesealar (quieronaranjas). Losabstractossuelen de-jarse tambin indeterminados, como corresponde a su naturaleza no men-surable: tena audacia, lograrnxito. Los concretos ensingular,quenotengancarctercolectivo, adquierenciertosentidogeneral oabstractocuandose usan sin determinacin: tiene usted asiento (lugar dondesentarse), buscabancriado (hombre que lessirva).183. Losartculosun, una, unos, unas, representanunsegundogrado de indeterminacin. De aqusunombre deartculosindetermina-dos. Significan que nuestro interlocutorpuedepensar encualquierindi-viduo o grupo de individuos entre los dela especie designadapor elsubs-tantivo: se acerca un caballo; pasaremos latarde entm jardn; hantrado unos e/atle/es. Pueden usarse con nfasis para indicar que elsubstantivo se considera en todas sus cualidades ms caractersticas:Nopoda atretlerse a competirconunLopede Vega; Vuestraconduc-ta es incomprensibleen unos estudiantes. Significacin enfticaseme-jantetienencuandose aplicana un substantivoacompaadode adje-tivo, paraencarecerointensificarlacualidad. Compreseladiferenciaexpresivaentretena una gracia sorprendente ytena gracia sorpren-dente;era deuntlalor indomable y era de tlalor indomable.7 Vase AW.DO ALONSO. Eslillstira yGram4tica del articuloen VolkstumundKultur Romanen. VI, 1933, pgs. 189-209. S. FUN,(NDEZRAwfuz, Gram. Esp., liI 140Y IjltUientes. dedica al arculo un largoe importante esrudio. 184 PRONOMBRES Y ARTfcuLOS 243Noespropiodelalenguaespaolael empleoexcesivodel artculoindeterminado, y muchomenossu repeticinenenumeraciones. Lain-fluencia del francs, y sobre todo del ingls, sepercibe en seguidaenlaredaccin de anuncios como los siguientes: "Fortia, Un especficocontrala anemia"; "Vidas errantes, Unapelcula deemoci6n, unain-trigainteresante, unarealizaci6nesplndida..." Enredaccinoriginal-mente espaolanosepondraningunodeestos artculos.184. Losartculosel, la, lo, los, las, sealanque el substantivoa quese refierenesya conocido. Sidecimosdamelapluma, es porquesuponemosquelapersonaconquienhablamos sabede qu plumasetrata; de lo contrario diramos dame unapluma,es decir, cualquierplu-ma. Si el objeto designado no es previamente conocidopor el o eloyente, hayquecompletar ladeterminacinpor otros medios, p. ej.:d:lmelapluma que est sobre lamesa.Tambin puede referirseal subs-tantivoconcarcter genrico, bienrefirindoseatodos ycadaunodelos individuos de su clase(el hombre es mortal), bienal conjunto, peronoacadaunodeellosenparticular (el hombre seorealatierra). Enel primer casopuedesustituirsea veces por el artculoindeterminado(unamujer honestaes coronadesumarido. olamujerhonesta...:), yaunexpresarseel substantivosinartculoenciertasfrases proverbiales(ddiva! quebrantanpea!; hombretodoe!traza!). Cuandoserefiereal gnero, perono alosindividuos, nocabesustitucinalguna,ya que no sera lo mismo decir el hombre seorea la tierra que, unhom-breseorealatierra, acausadel carcter individualizador que corres-pondeal artculoindeterminado.Losnombrespropiosdepersonasnollevan artculo, puestoqueestnbiendeterminados. Enel lenguajevulgar seusa, sinembargo, elartculo con nombres femeninos: laJuana, la Felisa. Connombresmas-culinos, l empleodel artculosuponedesprecio(el Garca, el Prez),a causadequea5 quedanequiparadosa losapodos, loscualeshandellevarlo por su adjetiva: el Cojo, el Rubio, el Gallo, etc. Cuandose trata de apellidos de mujer, es frecuente ponerles artculo, aunentrepersonas cultas, para determinar el sexo: la Brcena, la Xirgu,laPardo Bazn, la Avellaneda. Nopodradecirse, encambio, sinex-presindespectiva, el Prez Gald6!, el Darlo. Poritalianismoseaplica244 PARTE lI, CAP. XVII 184el artculoa los apellidosJealgunos italianos clebres, sobre todo sisonantiguos: el Petrarca, elTasso, el Ariosto. Enel lenguaje judicialescostumbrereferirsealas personasquefiguranenel proceso, yquehansidoyanombradas, conel nombreoel apellidoprecedidodel arotculo: elFelipedeclar6, laL6pezcontest6, etc.Losnombresgeogrficosnollevanartculo porreglageneral, anoser que el artculo formepartepermanente del nombre, o que hayaeIip-sis, p. ej.: El Per, El Ecuador, La Habana, La Coruila, El Escorial,Lo!(montes) Pirineos, el (ro de las) Amazonas, el (ro de la) Plata, la (Rep-blica) Argentina. Espues, galicismoenunciarconartculolos nombresdepasesquenolollevenpermanentemente (laEspaa, la Colombia,laBlgica), si nollevanalgn determinativo, comoenla Espaa dehoy, elantiguoMxico. Hayalgunos nombres vacilantes, comoChinay laChina, fricay el frica, etc.Cuandoen una enumeracin se quieren determinar los substanti-vos, basta con quelleveel artculo elprimero de ellos: Losjefes, oficia-les ysoldadoscombatieroncongran valor. Repetir el artculoencadasubstantivoes construccinpesada, yamenudogalicista, a menos quehaya alguna contraposici6n entre ellos(se arruinaronlosvencedores, losvencidosylosneutrales), osehagaconintenci6ndeir reflexionandolentamentesobrecadaunodelosmiembrosdelaenumeracin: el lugar, lahora, el silenciode latarde, favoredan SIUplanes. Peroenunoy otrocaso cabe expresarsesinningnartculo, con menor nfasis, perocon sentidoidntico: fastidiabaatirios ya troyanos; selamedia, lu-gar y hora paravernos.CAPITULOXVIIILAS PREPOSICIONES185. Al final del captuloVexpusimosel esquemageneral delaoracinposible, esdecir, loselementossintcticosquepuedenentrarenunaoracinque, respondiendoa unpatrnideal, los hubiera des-arrolladotodos. Rarsimas veces se ofreceren la realidad el tipo es-quemticomximoqueall indicbamos, peroes indudablequecabendentro de lcuantas oraciones podamoshallareneluso lingstico efec-tivo: sujeto, verbo, complementosdeambos, ycomplementosdeestoscomplementos.La relacinmental que existe entre un elemento sintctico cual-quieray loscomplementosquelleve, puedeexpresarse por signosgra-maticalesdiversos(vasefinal del cap. VII). Unodeelloses el empleode palabrasderelacin: preposicionesyconjunciones. El estudiodelarelacinconjuntivatienesulugar propioenloscaptulosquededicare-mosalaoracincompuesta. Larelacinprepositivaperteneceesencial-mente a la oracin simple. Aunquenoseaposible entodosloscasosse-pararabsolutamentelasconexioneslingsticasqueunay otraclasedepartculassignifican, yasabiendasdequeexisteentreambasunazonade delimitacin borrosa, mantendremosladiferenciacintradicional pormotivos declaridadexpositivayporqueresponde auna realidad fun-cional evidente.246 PARTE 11, CAP. XVIII 186186. Trminodelapreposicin. La funcinpropia detodapre-posicinconsisteen servir de nexoentre un elementosintcticocual-quiera y su complemento. Designaremos a esteltimo con elnombre detrminodelapreposici6n, de acuerdocon la nomenclaturade BELLO,porqueenl terminayseconsumalarelacinquelapreposicinestablece. El elementosintcticorelacionado es inicial de la relacin; sucomplementoesterminal, cualquieraqueseael ordenconque unoyotrose construyan. Podemos decir, por ejemplo, pintaban las paredesconcalo concal pintabanlasparedes, sinquepintabandejedeser elelemento inicial, y cal eltrmino delarelacin. Porestolapreposicinvasiempreunidaasutrmino, formandoconl unaunidadsintcticay fontica que no puede destruirse sin alterar el sentido. Aun enlos casosde hiprbaton ms extremado, la preposicin permanece unida a sutrmino, p. ej.: Aqu deElioAdriano, I De Teodosiodivino, I DeSilioPeregrino, I Rodarondemarfil yorolascunas (RODRIGOCARO).Las preposiciones carecen de acento propio y se usan siempre enpro-clisisconsutrmino, conlocual sefortalece yexpresa la unidad deambos 1. El conjunto as formado puede unirse a otra preposicin,dandolugaracomplejosmuycaractersticosde nuestroidioma, enlosque la aglomeracin depreposiciones expresa unavariedadderelacionesnoalcanzada por ningunaotra lengua moderna. Ejemplos: de entreunas breas;lasacarondeconsuspadres; desdeporlamaana; hastaconsus amigos;para entre nosotros; por depronto. LAACADEMIA(263)daunalistadepreposicionesquesuelenaparecer unidas, y conseguri.dadnolas agota, puesto queaveceslleganareunirsetres, p. ej.: hastadeconsuspadresfueronabuscarle;desdepor entrelosrbolesnoses-piaban sin ser vistos. Segn laACADEMIA, la preposicin a nose anteponeaningunaotra, yporello calificadesolecismovulgarel aportanfre-cuente en la lengua hablada(voy a por agua, iremos a por ti). Se explica,sin embargo, quelapreposicina, caractersticadelosverbosdemovimientoalos cuales acompaa con frecuencia, se haya interpuestoenlas expresiones ir por, venir por, acausa deun cruceconfrasesdel tipol/oyacasa, l/engoabuscarte. Estonoquieredecir que recomendemos1 V ~ a s c T. NAVAUOTON'