Ser profesor-investigador en lenguas extranjeras en México:
retos personales e institucionales
María del Rosario Reyes Cruz
Universidad de Quintana Roo
Línea temática: Investigación en Lenguas
Resumen
El objetivo de la conferencia es mostrar la importancia de la investigación para el campo de
lenguas extranjeras en México y los retos que enfrentan tanto los profesores como las instituciones
frente a la exigencia nacional de incrementar en nivel de investigación. Se define a la investigación
como una actividad variable según el paradigma desde la que se aborde. También se establece que
el profesor - investigador obtiene beneficios de crecimiento intelectual al mismo tiempo que
impacta positivamente el aprendizaje de sus estudiantes al elevar la calidad de su enseñanza. No
obstante, también se previene sobre los riesgos de investigar por investigar debido al potencial
peligro de desatender la docencia y generar productos de baja calidad. Se analizan igualmente los
factores personales que influyen en la decisión de investigar, tales como: la motivación, las
actitudes, la autodisciplina y la formación. En contraparte, se enfatiza la necesidad que las
instituciones y los directivos provean las condiciones adecuadas para alentar la investigación.
Finalmente, se revisa el estado de la investigación en lenguas extranjeras en México para concluir
con un balance general de la investigación en lenguas y los agentes que intervienen en ella.
Palabras clave
Investigación, cultura institucional, lenguas extranjeras
Introducción
Buenos días. Quiero agradecer la invitación que me hiciera la Facultad de Idiomas de la
Universidad Autónoma de Baja California a través de su director, el maestro David Toledo
Sarracino, para presentar esta conferencia. Es para mí un honor estar esta mañana con ustedes.
Cuando David me invitó, me dijo que quería una conferencia sobre la investigación para animar a
sus profesores a incursionar en esta actividad. Tarea ardua me encomendó, dado que hablar sobre
investigación de manera objetiva, poniendo en su justa dimensión sus ventajas y dificultades así
como las implicaciones tanto institucionales como personales, no es sencillo. Sin embargo, trataré
de cumplir con esta encomienda. He organizado esta presentación a manera de preguntas para
responder: ¿qué es la investigación?, ¿Es bueno investigar?, ¿Qué factores personales influyen en
la decisión de investigar?, ¿Qué factores institucionales intervienen en la investigación? ¿Cuál es
el panorama de la investigación en lenguas extranjeras en México? Finalmente, elaboraré las
conclusiones correspondientes tratando de poner en justo balance lo aquí discutido.
Desarrollo
Para hablar sobre investigación es necesario comenzar por definir ¿qué es la investigación?
Aunque parece una pregunta fácil, existen debates al respecto. Dependiendo de la filiación y de la
experiencia, la definición podría tener distintos matices. Los post positivistas dirían que la
investigación es "...el proceso más formal, sistemático, e intensivo de llevar a cabo un método de
análisis científico...es una actividad sistemática dirigida hacia el descubrimiento del desarrollo de
un cuerpo de conocimientos organizados. Se basa en el análisis crítico de proposiciones hipotéticas
para el propósito de establecer relaciones causaefecto, que deben ser probadas frente a la realidad
objetiva. Este propósito puede ser de formulaciónteoría o la aplicaciónteoría; conduce a la
predicción y, finalmente, al control de hechos que son consecuencia de acciones o causas
específicas (Best y Kahn, 2003).
Si adoptáramos una perspectiva cualitativa diríamos que “la investigación es una actividad
situada que coloca al observador en el mundo. Consiste en un conjunto de prácticas materiales
interpretativas que hacen al mundo visible. Éstas prácticas transforman el mundo, lo convierten en
una serie de representaciones. Esta actividad incluye el uso de notas de campo, entrevistas
conversaciones, fotografías, grabaciones y memoranda. Lo anterior significa que los
investigadores cualitativos estudian los fenómenos en su contexto natural, tratando siempre de
darles sentido o de interpretarlos en términos del significado que las personas les otorgan” (Denzin
y Lincoln, 2000:4-5).
También existe una tercera opción, si nos situamos desde el paradigma pragmatista
diríamos que la investigación es aquella actividad cuyo objetivo es obtener el entendimiento
necesario para resolver los problemas humanos conforme se van presentando. El investigador
pragmatista utiliza métodos que funcionan para resolver su problema de investigación (tanto
cualitativos como cuantitativos) de manera coherente y ordenada (Powell, 2001).
En el área de lengua extranjeras, la mayoría de la literatura sobre las concepciones sobre la
investigación han mostrado que, en general, los profesores la conciben como una actividad que
involucra experimentos, hipótesis, variables y análisis estadísticos (Allison y Carey, 2007, Borg,
2013, Gao, Barkhuizen y Chow, 2011). Excepción hecha del estudio de Busseniers, Mercado y
Rodríguez (2010) en contexto mexicano, quienes encontraron concepciones que aceptan como
investigación procedimientos tanto cuantitativos como cualitativos.
Algunos profesores conciben la investigación como la actividad cotidiana que como
docentes deben hacer para preparar sus clases. Si bien, esta actividad es importante y
efectivamente implica búsqueda de información, no debe confundirse con la investigación
científica, que implica procedimientos más sistemáticos y rigurosos; la adopción de un paradigma
o marco interpretativo y la publicación de los resultados.
La literatura muestra que aún hay mucho por hacer en cuanto a la formación de profesores
en la investigación dado que, como hemos indicado líneas arriba, esta actividad puede
desarrollarse desde varias perspectivas. Reducirla a una definición post positivista limita el
desarrollo de la investigación y su capacidad para explicar las problemáticas existentes y
encontrarles soluciones.
Otra pregunta que es importante hacerse es ¿es bueno investigar? ¿Se trata de una actividad
que realmente nos trae beneficios o es simplemente una moda o una imposición gubernamental?
Hargreaves (2001) considera que la enseñanza y el aprendizaje se benefician cuando los profesores
se comprometen con la investigación (ya sea leyéndola o haciéndola) y toman decisiones
pedagógicas informadas y basadas en evidencia. Otros autores (Kincheloe 2003; Lankshear y
Knobel, 2004; Kirkwood y Christie 2006) argumentan que investigar permite a los profesores
desarrollarse profesionalmente. Es decir, revisar las propias teorías sobre la enseñanza y el
aprendizaje de lenguas, desarrollar un estilo propio de enseñanza y comprender otros; explorar
nuevas tendencias y teorías; etcétera (Richards y Farell, 2005). Gurney (1989: 15) considera que la
investigación permite al profesor salir de su posición tradicionalmente subordinada y tomar un
papel más innovador (en oposición a complementario) en el desarrollo del currículo. Por su parte,
Borg (2013) cree que investigar permite al profesor entender los hallazgos teóricos, justificar su
aplicación o no a su práctica docente, experimentar y mejorar su discurso profesional.
No obstante, hay autores que advierten sobre las desventajas de que el profesor también
investigue. Pocklington y Tupper (2002: 7) argumentan que la investigación en las universidades
siempre se hace a expensas de la docencia. Lugo (2013) considera que investigar requiere de un
entrenamiento específico que normalmente los profesores no tienen. Luego entonces, la
experiencia de investigar puede ser frustrante. Los textos producidos corren el riesgo de ser de baja
calidad y las decisiones tomadas sobre resultados metodológicamente endebles pueden llevar a
acciones de mejora pobremente sustentadas. Bandura (1997) arguye que los individuos deben
contar con parámetros adecuados sobre la actividad que están realizando para evaluar su
desempeño; de otra forma, se corre el riesgo de sobre valuar la auto eficacia, en este caso, acerca
de la capacidad para investigar.
Considero que investigar es positivo en varios sentidos. En el aspecto personal porque el
proceso de investigación contribuyen de suyo a acrecentar el conocimiento sobre un tema, ejercitar
la capacidad de análisis y critica, organizar mejor el tiempo disponible, construir confianza en la
auto eficacia para investigar y; sobre todo, a querer conocer más cada día. Aunque algunos dirían
que esto último tiene también su lado negativo, pues entre más se sabe, más consciente se está,
como diría Sócrates, de que no se sabe nada.
Sin embargo, investigar no es una actividad sencilla ni da grandes resultados en corto
tiempo. Asumirse como científico implica un proceso lento de adquisición de hábitos de trabajo,
disciplina, formas de pensamiento y controles emocionales (Lomnitz y Lomnitz, 1977). Los
científicos deben aprender el lenguaje de su disciplina (rasgos lógicos y gramaticales, conceptos,
reglas, teorías y técnicas) para ir construyendo su conocimiento sobre la realidad (Berger y
Luckman, 1976). Entre los científicos se presume un deseo subyacente por conocer, para ver y
saber lo oculto de la naturaleza, esto redunda en que el científico se mantenga en un nivel alto de
motivación que se materializa en una búsqueda constante de más conocimiento (Fortes y Lomnitz,
2005).
Desafortunadamente, la socialización de los científicos en países periféricos, como el
nuestro, ocurre “en condiciones adversas”. Estos países carecen de tradición científica; por ende, la
formación científica está ausente de los sistemas de educación primaria y secundaria por lo que los
valores y actitudes básicos-necesarios para investigar- deben adquirirse a etapas tardías de la vida
académica. Adicionalmente, al construir vínculos entre la investigación y la enseñanza la
disciplina es un mediador importante (Healey y Jenkins, 2003). Las disciplinas actúan como
“tribus académicas” (Becher, 1989) con sus propios enfoques de enseñanza y de investigación. En
el caso particular de las lenguas extranjeras la docencia ha ocupado desde siempre un lugar
preponderante, pues todos los miembros de esta “tribu” fuimos socializados como profesores.
Luego entonces, la tarea es doble: no olvidar nuestra esencia: enseñar con calidad, e incursionar
con seriedad y disciplina en la investigación.
¿Qué factores personales influyen en la decisión de investigar?
Investigar es una actividad en la que influyen diversos factores. Aquellos de orden personal
revisten singular importancia. La identidad profesional es uno de ellos. El profesor llamado a ser
investigador debe concebir esta actividad como parte de su quehacer profesional, de sus marcos de
referencia y de las aspiraciones del yo para la autorrealización. El académico de lenguas
extranjeras debe considerar como identidad deseada (Dubar, 2002) la de profesor e investigador;
la de aquel profesional que produce nuevo conocimiento, pertenece a asociaciones o grupos de
investigación y forma nuevos investigadores. Todo lo anterior, adicionado a su tarea original de
enseñar. Si el deseo por alcanzar esta imagen ideal es fuerte, el profesor- investigador hará lo
posible por pertenecer al campo (Bourdieu, 2003) y por ser admitido en esos nuevos círculos. No
obstante, es importante señalar que la identidad es temporal en el sentido de que responde a lo que
se considera deseable en diversos momentos de la historia. Investigar no siempre ha sido una
actividad altamente valorada en el área de la enseñanza de lenguas extranjeras, por lo que es
necesario un proceso de adaptación y reconocimiento. No se puede esperar que esta trasformación
se realice de la noche a la mañana.
Otras características personales relacionadas con la productividad en investigación son: la
inteligencia, percepción, curiosidad, la ética en el trabajo, años de experiencia, género, disciplina y
tiempo dedicado a la investigación (Chen, Nixon, Gupta y Hoshower, 2010); la motivación y la
actitud (Borg, 2008, 2009; Bai y Hudson, 2011).También se han encontrado que el deseo de
promoverse (Fox, 1985), el gusto por el conocimiento (McKeachie, 1979) y las experiencias
tempranas de socialización en la investigación (Keranen, 2008) influyen poderosamente en la
decisión de investigar o no. El profesor interesado en investigar debe contar con estas habilidades
y disposiciones o estar decidido a desarrollarlas. Obviamente, la capacidad y disposición personal
no garantizan el éxito en la investigación, se necesita además de condiciones institucionales
propicias.
¿Qué factores institucionales intervienen en la investigación?
De acuerdo con Schein (1996) la cultura de la investigación son las asunciones implícitas
compartidas que los miembros de una universidad tienen hacia la investigación y que determinan
la forma en que perciben, piensan y se comportan respecto de ella. En este sentido, Meek y Davies
(2009:76) establecen que “las instituciones de educación superior deben proporcionar un ambiente
favorecedor si se desea que la investigación florezca. En los países desarrollados, las instituciones
de educación superior fueron creadas originalmente para enseñar y tomará un gran esfuerzo y
políticas apropiadas para alimentar una cultura de la investigación”.
La literatura indica que los factores institucionales más recurrentes que inhiben la
investigación son: el estatus (profesor, investigador, asignatura, tiempo parcial o tiempo
completo), el tiempo oficial destinado a la investigación, la duración del periodo de prueba para
obtener la titularidad, la carga docente y el apoyo financiero ( Chow y Harrison 1998; Tien 2000;
Buchheit, Collins, y Collins, 2001) y el desbalance en la profesión ya que investigadores suelen
tener condiciones más favorables que los docentes al considerarse la investigación como una
actividad de alto nivel (Bolhito,2006). Particularmente en el caso del contexto mexicano se han
encontrado factores como: la falta de una cultura de la investigación institucional apropiada,
(Busseniers, Nuñez y Rodríguez, 2010); la ausencia de un sistema de acompañamiento por parte
de los investigadores con mayor trayectoria a los de menor experiencia (Hernández, Gómez y
Murrieta, 2011), la falta de compromiso institucional reflejado en: poco tiempo real para
investigar; rotación de materias, deficiente apoyo administrativo, espacios inadecuados y
deficiente acceso a bases de datos especializadas ( Reyes y Hernández, en prensa).
Lo anterior indica que el papel de las autoridades es vital. Se necesita que las decisiones
respecto de la investigación se realicen por consenso y con la participación de los profesores
involucrados. De igual forma, la autoridad a cargo (director, jefe de departamento, coordinador,
etc.) deben ser personas que hagan investigación para que conozcan vivencialmente las
dificultades y necesidades que los investigadores enfrentan. Los incentivos para la investigación
deben no únicamente dirigirse a los más productivos, también a aquellos que se inician y desean
investigar. Es vital, no conformarse solamente con las bolsas nacionales como PROMEP, los
Fondos Mixtos o los Fondos Sectoriales, dado que éstos se encuentran dirigidos a investigadores
con experiencia. Es preciso destinar dinero semilla, programas de apoyo a aquellos que dan sus
primeros pasos en la investigación. Los incentivos no necesariamente tienen que ser económicos,
un sistema que reconozca y aliente los logros, por pequeños que sean, puede tener efectos muy
positivos. Un aspecto vital a tener en cuenta, es comprender que la investigación, como cualquier
otra actividad de aprendizaje, es un proceso lento, que implica el dominio de habilidades
cognitivas, personales, interpersonales de gran dificultad, por lo que no se deben esperar resultados
rápidos y espectaculares; por el contrario, sería deseable diseñar programas de investigación a
mediano y largo plazos. Éstos deben prever el apoyo para la obtención del grado de doctor y una
serie de acciones encaminadas a fortalecer la cultura de investigación institucionales tales como: la
impartición de cursos y diplomados relacionados con la investigación, la invitación a
investigadores destacados para que compartan sus experiencias, la organización de seminarios de
investigación, entre otros. Es imperioso crear vías alternas a la corriente nacional, ser equitativo en
el trato y en las políticas hacia los profesores - investigadores. Dar a cada quien lo que necesita, no
concebir la investigación como informes numéricos que reportar sino como un proceso de
formación de científicos que demanda, tiempo, esfuerzo, interés y condiciones institucionales
adecuadas.
¿Cuál es el panorama de la investigación en lenguas extranjeras en México?
Finalmente, la pregunta obligada parece ser ¿Cómo estamos en México en investigación en
lenguas extranjeras? ¿Qué logros y retos enfrentamos? Para responder estas preguntas debe
hacerse referencia obligada a los trabajos encabezados por Ramírez (2007, 2010, 2013) en los que
ha participado una cincuentena de investigadores de la mayoría de los estados y cuyo objetivo ha
sido documentar la investigación sobre enseñanza de lenguas extranjeras que se hace en México.
Los primero resultados (Ramírez, Moreno, Ramírez, Reyes y Rodríguez, 2007:348) indicaron que
“el campo de las lenguas extranjeras… se podría catalogar como uno con un nivel de desarrollo
muy incipiente, tanto en cantidad como en calidad de trabajos”. Esta aseveración se basó en el bajo
número de investigaciones publicadas, la poca calidad de las mismas, las deficiencias
metodológicas, la escasa formación de los autores (únicamente dos miembros del SNI), el
reducido alcance de los trabajos y el bajo nivel de complejidad de los diseños metodológicos.
Los hallazgos intermedios (Ramírez, Reyes y Cota, 2010: 280-281) no son muy diferentes
de los primeros, aunque se percibe un ligero avance. Se encontró que la investigación se encuentra
en “estado incipiente” debido principalmente a las características de los agentes y a las
condiciones en las que hacen investigación. “El capital cultural de los agentes del campo respecto
de la investigación es aún insuficiente, todavía no existe el sentido de pertenencia a una
comunidad de investigación, y… los ídolos, mitos heroicos y leyendas que definen un campo
(Taylor, 1976) aún tienen una base docente y extranjera.
El informe más reciente (Ramírez, 2013:398) muestra que “estamos ante lo que Colina
(2011) denomina comunidad en formación” en el que siguen prevaleciendo deficiencias de
formación en sus agentes y en las condiciones institucionales para investigar. No obstante, este
campo “tiene una tasa de crecimiento relativamente dinámica; es abierto y diverso…empieza
lentamente a descentralizarse… y a emerger nuevos agentes y enfoques… donde hay un creciente
interés por hacer investigación o aplicar los productos derivados de ésta (402)”. Puede decirse que
la capacidad para realizar investigación en lenguas extranjeras en México es moderada pero en
aumento (Ramírez, 2013). Son evidentes los esfuerzos por hacer investigación en un área poco
explorada en México y, consecuentemente, los resultados son aún modestos. No obstante, también
puede apreciarse un avance gradual en la calidad de los trabajos conforme sus autores van
adquiriendo mejor preparación en la investigación. Todo parece indicar que se están sentando las
bases para futuros trabajos de mayor calidad, alcance y diversidad de temas.
Entre las fortalezas se encuentra un número creciente de cuerpos académicos transitando
hacia el nivel en consolidación y la existencia de uno ya consolidado en la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla. El aumento, moderado pero creciente, del número de doctores y
miembros (SNI), 23 miembros del área de lenguas extranjeras (CONACyT, 2012, comunicación
personal). Una incipiente tendencia a publicar en casas editoriales y revistas de circulación
internacional. La existencia de varios investigadores con líneas de investigación en consolidación
y la obtención de financiamiento externo para la creación de redes, el desarrollo de proyectos y el
fortalecimiento de programas de posgrado. Todo indica que en la próxima década el campo
crecerá en cantidad y en calidad, siempre y cuando se den las condiciones personales e
institucionales requeridas.
Conclusión
En síntesis, puede decirse que la tendencia internacional hacia que los profesores también
investiguen es cada vez más fuerte y, en la mayoría de los casos, trae beneficios tanto a los
profesores como a los estudiantes porque posibilita la mejora de la docencia. No obstante,
también se debe ser cauteloso para no cometer el error de investigar únicamente porque es una
exigencia laboral; es necesario asegurar la calidad de los productos y seguir atendiendo con
calidad la labor de docencia. Lo anterior demanda de las instituciones y sus directivos mayor y
mejor apoyo a los profesores si se quiere avanzar firmemente hacia la figura de profesor-
investigador. Igualmente, hemos visto que, en casi quince años, la investigación en el campo de
lenguas extranjeras ha evolucionado favorablemente aunque a paso lento. Con la contribución de
todos mediante el trabajo arduo y disciplinado, será posible atestiguar en los años por venir una
mejora importante en la cantidad y la calidad de la investigación en lenguas extranjeras en México.
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