1 ENERO
Solemnidad de Santa María Madre de Dios
Octava de la Navidad (Manuel, Jesús)
Santos: Agripino, Frodoberto, Justino, obispos; Almaquio, Concordio,
mártires; Beatriz, Eufrosina, vírgenes; Martina, virgen y mártir; Fulgencio
de Ruspe, Ponfilio, Vicente María Strambi, confesor; Odilón, Guillermo
abades.
1 de enero
Santa María, Madre de Dios
Es el mejor de los comienzos posibles para el santoral. Abrir el año con la
solemnidad de la Maternidad divina de María es el mejor principio como es
también el mejor colofón. Ella está a la cabeza de todos los santos, es la
mayor, la llena de Gracia por la bondad, sabiduría, amor y poder de Dios;
ella es el culmen de toda posible fidelidad a Dios, amor humano en
plenitud. No extraña el calificativo superlativo de "santísima" del pueblo
entero cristiano y es que no hay en la lengua mayor potencia de expresión.
Madre de Dios y también nuestra... y siempre atendida su oración.
Los evangelios hablan de ella una quincena de veces, depende del cómputo
que se haga dentro de un mismo pasaje, señalando una vez o más.
El resumen de su vida entre nosotros es breve y humilde: vive en Nazaret,
allá en Galilea, donde concibió por obra del Espíritu Santo a Jesús y se
desposó con José.
Visita a su parienta Isabel, la madre del futuro Precursor, cuando está
embarazada de modo imprevisto y milagroso de seis meses; con ella
convive, ayudando, e intercambiando diálogos místicos agradecidos la
temporada que va hasta el nacimiento de Juan.
Por el edicto del César, se traslada a Belén la cuna de los mayores, para
empadronarse y estar incluida en el censo junto con su esposo. La
Providencia hizo que en ese entonces naciera el Salvador, dándolo a luz a
las afueras del pueblo en la soledad, pobreza, y desconocimiento de los
hombres. Su hijo es el Verbo encarnado, la Segunda Persona de Dios que
ha tomado carne y alma humana.
Después vino la Presentación y la Purificación en el Templo.
También la huída a Egipto para buscar refugio, porque Herodes pretendía
matar al Niño después de la visita de los magos.
Vuelta la normalidad con la muerte de Herodes, se produce el regreso; la
familia se instala en Nazaret donde ya no hay nada extraordinario,
excepción hecha de la peregrinación a Jerusalén en la que se pierde Jesús,
cuando tenía doce años, hasta que José y María le encontraron entre los
doctores, al cabo de tres días de angustiosa búsqueda.
Ya, en la etapa de la "vida pública" de Jesús, María aparece siguiendo los
movimientos de su hijo con frecuencia: en Caná, saca el primer milagro;
alguna vez no se le puede aproximar por la muchedumbre o gentío.
En el Calvario, al llegar la hora impresionante de la redención por medio
del cruentísimo sufrimiento, está presente junto a la cruz donde padece, se
entrega y muere el universal salvador que es su hijo y su Dios.
Finalmente, está con sus nuevos hijos _que estuvieron presentes en la
Ascensión_ en el "piso de arriba" donde se hizo presente el Espíritu Santo
enviado, el Paráclito prometido, en la fiesta de Pentecostés.
Con la lógica desprendida del evangelio y avalada por la tradición, vivió
luego con Juan, el discípulo más joven, hasta que murió o no murió, en
Éfeso o en Jerusalén, y pasó al Cielo de modo perfecto, definitivo y cabal
por el querer justo de Dios que quiso glorificarla.
Dio a su hijo lo que cualquier madre da: el cuerpo, que en su caso era por
concepción milagrosa y virginal. El alma humana, espiritual e inmortal, la
crea y da Dios en cada concepción para que el hombre engendrado sea
distinto y más que el animal. La divinidad, lógico, no nace por su eternidad.
El sujeto nacido en Belén es peculiar. Al tiempo que es Dios, es hombre.
Alta teología clasifica lo irrepetible de su ser, afirmando dos naturalezas en
única personalidad. El Dios infinito, invisible, inmenso, omnipotente en su
naturaleza es ahora pequeño, visible, tan limitado que necesita atención. Lo
invisible de Dios se hace visible en Jesús, lo eterno de Dios entra con Jesús
en la temporalidad, lo inaccesible de Dios es ya próximo en la humanidad,
la infinitud de Dios se hace limitación en la pequeñez, la sabiduría sin
límite de Dios es torpeza en el gemido humano del bebé Jesús y la
omnipotencia es ahora necesidad.
María es madre, amor, servicio, fidelidad, alegría, santidad, pureza. La
Madre de Dios contempla en sus brazos la belleza, la bondad, la verdad con
gozoso asombro y en la certeza del impenetrable misterio.
2 ENERO
La venida de Nuestra Señora del Pilar
Santos: Basilio el Grande y Gregorio Nacianceno, obispos y doctores,
Isidoro, Martiniano, Siridión, obispos; Acucio, Argeo, Narciso, Marcelino,
mártires; Macario, (Adelardo), abad; Edelmira, virgen.
2 de enero
San Basilio Magno (330-379) y San Gregorio Nacianceno (330-389 o 390),
Obispos y Doctores de la Iglesia
Basilio nació en Cesarea de Capadocia el año 330, de una familia cristiana;
hombre de gran cultura y virtud, comenzó a llevar vida eremítica, pero el
año 370 fue elevado a la sede episcopal de su ciudad natal.
Defendió la fe de la Iglesia frente a los arrianos que negaban la divinidad
de Jesucristo y del Espíritu Santo; escribió excelentes obras y sobre todo
reglas monásticas, que rigen aún hoy en muchos monasterios del Oriente.
Fue gran bienhechor de los pobres y tuvo como preocupación principal la
unidad de la Iglesia.
Murió el día 1 de Enero del año 379.
Gregorio nació el mismo año que Basilio, cerca de Nacianzo, y se desplazó
a diversos lugares por razones de estudio. Siguíó a su amigo Basilio en la
vida monástica, pero más tarde fue luego ordenado presbítero y Obispo. En
el año 381 es Patriarca de Constantinopla, pero, debido a las divisiones
existentes en aquella Iglesia, se retiró a Nacianzo donde murió el 25 de
Enero de 389 o 390.
Fue llamado el teólogo, por la profundidad de su doctrina.
3 ENERO
Santos: Antero, papa; Florencio, Luciano, obispos; Pedro, Zósimo, Daniel
de Padua, Cirino, Primo, Teógenes, Teopento, Teonás, Gordio, mártires;
Ceferino, papa; Genoveva, patrona de París.
3 de enero
Genoveva, santa († c. a. 502)
Su vida está asociada a los habitantes de París, la antigua Lutecia.
El rey Clovis mandó edificar una iglesia en honor de San Pedro y San
Pablo y la montaña se llamará ya, en adelante, la montaña de Santa
Genoveva. Fue enterrada junto al rey merovingio y lo que queda de sus
cenizas, después de la acción que corresponde en propiedad a las hordas de
cretinos de la Revolución, se encuentra en la Iglesia de Saint-Etienne-du-
Mont.
La vida de la santa se desarrolló, en el siglo IV, dentro de las murallas que
rodeaban la pequeña isla formada por los brazos del río Sena. Solo hay
comunicación con el exterior a través de las puertas que dan acceso al
Castellum del oppidum parisii como lo menciona César en su Guerra de las
Galias.
Los datos históricos de la santa de los parisinos los proporciona en
exclusiva Gregorio de Tours. Refiere que ya san Germán, obispo de
Auxerre, y el obispo Lobo de Trèves, de paso hacia Gran Bretaña para
combatir herejes, encontraron una joven de una virtud fuera de lo usual,
con una formidable fuerza convincente, entusiasta en su deseo de hacer el
bien y pronta al sacrificio a favor de los pobres y necesitados. Es como una
llama ardiendo en fe capaz de conmover a los más forzudos guerreros y de
convencer al propio rey de los francos, que se muestra incapaz de hacer
frente a sus demandas de liberar a los prisioneros. Incluso hay referencias
del mismísimo Simeón el Estilita que, desde lo alto de su columna,
mandaba saludos a Genoveva cuando descubría entre las multitudes que
acudían a verlo, oírlo y consultarle a algún mercader galo.
Se sabe que nació en Nanterre, cerca de París en los comienzos del siglo IV
y que sus padres fueron Severo y Leoncia que eran nombres frecuentes
entre los romanos. En los relatos de su historia aparecen hechos que con
toda probabilidad pertenecen a elegantes añadidos destinados a enaltecer la
figura de la santa: en charla sobrenatural con san Germán cae del cielo una
medalla que el santo obispo coloca inmediatamente en el cuello de la joven.
El imprudente que osó insultarla que cayó muerto en el acto. Su madre
queda ciega cuando, arrebatada por la ira, pone su mano sobre la santa;
inmediatamente, llena de misericordia filial, ella la cura. Cuentan y no
paran.
En dos de los relatos se funda el patronazgo sobre París. Uno fue la
liberación del ataque esperado y temido de Atila invasor; el otro fue la
milagrosa provisión de alimentos que la santa proporciona a los sitiados
parisinos ante el asedio que la isla del Sena soporta por parte del rey Clovis
en lucha por su corona, cuando ya se comenzaba a diezmar la ciudad por el
hambre. Y a fuer de verdad, no es extraño que los parisinos la tengan por
patrona.
Murió anciana en la primera década del siglo VI.
4 ENERO
Santos: Celso, Gregorio, Rigoberto, obispos; Dafrosa, Hermetes, Ageo,
Cayo, Máyulo, Aquilino, Gémino, Eugenio, Marciano, Quinto, Teódoto,
Trifón, mártires; Roger, abad; Genoveva Torres Morales fundadora del
Instituto de las RR. MM. Angélicas, beata.
4 de enero
Dafrosa, mártir († a. 362)
Mujer fuerte, cristiana de cuerpo entero. Esposa y madre de familia que
tiene bien grabado en su alma el principio y fin de su estado y su función:
ganar el cielo para ella y para los suyos. Sí, es como si la vida consistiera
en un desbaratarse en el ámbito del Amor. Primero a su marido y a sus
hijos, luego al prójimo restante y al mundo, todo en el amplio ámbito de
Dios que da sentido a los amores, sanos y nobles, pero con minúscula. Y
como el amor lleva a darse en búsqueda del bien de quien se ama, ahí la
vemos dejando su casa en Sevilla y emigrando a la cabeza del Imperio con
toda su familia a la búsqueda de un bienestar mejor. Porque era española y
sevillana, de los de siempre, aún antes de que se llamaran andaluces o
existiera la Giralda y antes de que fueran sus señales el toro, el albero, los
palillos, el faralai y el ´`ozú ¡que caló!ª.
Su marido Flaviano, muere mártir en Roma. Por estar casada con un
cristiano irreductible ella es condenada al destierro. A su vuelta el prefecto
Aproniano la encarcela porque sigue aferrada a su principio de no sacrificar
y casi enferma de hambre. El prefecto prepara las cosas para recasarla con
un tal Fausto con la esperanza de que la obligue a cambiar; pero resulta el
cazador casado, porque Dafrosa lo instruye en la fe cristiana, lo bautiza el
presbítero Juan y acaba muriendo mártir. Como su cuerpo fue expuesto a
los perros, por la noche lo recoge Dafrosa y le da sepultura cristiana. Esto
la llevó definitivamente al martirio, el 4 de Enero del 362, cuando era ya
único emperador Juliano.
Encantador relato que realza la entereza y la actuación, desde la feminidad,
de esta mujer cristiana cabal ¿verdad? Se conocen los hechos -
posiblemente agrandados en los siglos y en la distancia- por el historiador
hagiógrafo hispalense Antonio Quintana quien a su vez los retoma de Pedro
Julián. Cuando se narra la vida y muerte de Dafrosa se habla de toda una
familia mártir - también se afirma que sus hijas Demetria y Bibiana
murieron mártires en Roma, en el 362- cuya fuente impulsora es la madre,
firme, fuerte y muy capaz.
Es curioso ver en la historia el papel de los aduladores del que manda. No
fue precisamente el tiempo de Juliano uno de los que se caractericen por
violenta persecución. El Apóstata sólo estuvo preocupado por la
restauración en el Imperio del paganismo como religión oficial, al tiempo
que mejoraba la administración e impulsaba la economía. Juliano no quiso
mártires, sólo paganos. Pero, bien fuera por adulación, bien por odio a la fe,
dicen que el prefecto Aproniano llevó esta familia a la muerte porque eran
seguidores cabales del judío Cristo, el Señor.
5 ENERO
Santos: Telesforo, papa; Juan Neuman, obispo; Teodoro, Odulfo, Onoberto,
confesores; Simeón estilita, anacoreta; Amelia, Emiliana, Apolinaria,
Sinclética, vírgenes; Amada, abadesa.
5 de enero
Simeón, estilita (s. V)
El extremo oriental del Mediterráneo está sembrado de anacoretas en el
siglo V y VI. El más conocido y popular de todos ellos es Simeón, llamado
más tarde el Estilita. Nació en Sisán a finales del siglo IV, entre los límites
de Cilicia y Siria. Tiene cuando es niño el común oficio de pastor. Es
cristiano y su saber contiene lo poco que pudieron enseñarle sus padres.
Una nevada le impide salir con el ganado y es la ocasión que Dios le
propone; va a una iglesia ese día y el sacerdote -un anciano- está
predicando las Bienaventuranzas que él no llega a comprender muy bien;
pero pregunta para conocer su camino. Tiene unos catorce años; es buena
edad para ser generoso.
Comienza una peregrinación por su vida a la búsqueda cada vez de
austeridad más intensa, de penitencia, oración y dedicación a Dios.
En Tedela, hay una colonia de monjes. Allí entra. Le despiden pronto por
demasiado penitente al descubrir la cuerda áspera que lleva enterrada en
carne cuando intentan limpiar la sangre que mana de la herida. Podría ser
un obstáculo para los jóvenes monjes al ver lo desmesurado de su
penitencia.
Ahora un monte cercano y una cisterna seca son por cinco días el lugar de
ayuno y penitencia.
Otro monte cercano al pueblo de Telaniso le brinda ocasión de penitencia
en absoluta soledad y sin reservas en el año 412. Ha decidido otra santa
locura: pasar la Cuaresma solo a pan y agua y tapiando su puerta con la
aprobación de Baso, el sacerdote que dirige también a otros anacoretas.
Más penitencia cerca de Tedela con la búsqueda tan querida de soledad
para la contemplación. Construye un muro, como una cerca que le facilite
su clausura. Allí se ata un pie con cadena a una gran roca. Le visita alguna
gente que conoce su santa existencia y va a verle Melecio, obispo de
Antioquía, que le dice bastarle la inteligencia y que no debe atarse como las
irracionales bestias.
Cunde la fama y los visitantes son ya muchos, cada vez más, próximos y de
lejanas tierras. También los hay curiosos que disfrutan con el espectáculo
extraño de un anacoreta. Le piden consejos, quieren oírle, dirime disputas,
milagros, hay curaciones y hasta milagros. Le quieren tocar y llevarse un
recuerdo como reliquia en vivo del anacoreta. Levanta el muro para
aislarse, ya es una torre de diecisiete metros. El resto de su vida -treinta y
siete años- los pasó en la columna, al cielo raso, con frío o calor con sol,
lluvia o viento. De vivir en la columna le viene el nombre de estilita -
columna es ´stilosª en griego-. Poco dormía. Comía una vez por semana.
Nada en cuaresma. Predica dos veces al día y el resto reza.
Su forma de vida causa estupor y admiración y hay hasta el temor de que
no sea cierta. No obstante ésta es su compañero Teodoreto, con quien vivió
como monje y le visitó en su columna, quien nos la cuenta. Tampoco en su
tiempo dejó de sentirse su influencia. Obispos y emperadores piden su
consejo y las resoluciones del concilio de Calcedonia se adoptan con su
aportación. Incluso la herejía arriana fue combatida desde la columna.
Las piedras que sirvieron de base a la columna y los muros semiderruidos
del monasterio que se edificó después de su muerte se conservan aún en el
lugar solitario que los beduinos llaman hoy Kal’at Simân (castillo de
Simeón).
Terminados los mártires ha comenzado una nueva época de testimonio. Los
nuevos testigos son ahora los anacoretas. Una forma incomprensible para
nuestro tiempo; falta el sincronismo necesario para entenderlo. Pero el
conocimiento de Cristo, los millares de gentes convertidas, los pecadores
arrepentidos, los animados a ser fieles, los consolados por la penitencia, los
motivados a la oración y a la austeridad son un cocktail muy importante
para despreciar o juzgar como improcedente esta forma de seguir a Cristo y
de testimoniarle ante el mundo por el camino de la penitencia pública e
integral.
6 ENERO
Solemnidad de la Epifanía del Señor
Santos: Reyes Melchor, Gaspar y Baltasar; Melanio, Dimas, Pedro Tomás,
obispos; Nilamón, confesor; Anastasio; Anatolio, Pompeyano, mártires;
Liceria, virgen; Erminoldo, abad.
6 de enero
Epifanía del Señor
Con los pastores pasó hace unos días un acontecimiento extraño que resultó
bien. Cuidaban sus rebaños cumpliendo su rudo oficio cuando vieron una
tan extraña como clara visión de ángeles que les decían cosas al principio
incomprensibles y al poco rato comprobadas. Sí, allí, en un casuco, estaba
el Niño del que se les habló, con su madre y un varón. Hicieron lo que
pudieron en su tosquedad y carencia según mandaban las circunstancias.
Como les habían asegurado que era la "Luz que iluminaba al pueblo que
habitaba en sombras de muerte", de lo que tenían dieron para ayudar y para
quedar bien con aquella familia que al parecer era más pobre que ellos. No
les costó trabajo aceptar el milagro que era tan claro. Lo dijeron los
ángeles, pues... tenían razón.
Vinieron unos Reyes. Fueron los últimos en llegar a ver a aquel Niño y si
se entretienen un poco más..., pues ¡que no lo encuentran! Viajaron mucho
por los caminos del mundo. Venían desde muy lejos. Pasaron miedo, frío y
calor. Hasta estuvieron perdidos pero, preguntando e inquiriendo, sacaron
fruto de su investigación. Aquello fue un consuelo porque tuvieron susto de
haber perdido el tiempo y tener que regresar a los comienzos con el fracaso
en sus reales frentes. Pero no, sabían que aquella estrella era capaz de
llevarles adonde estaba Dios. También las circunstancias mandaban y
adoraron y ¡cómo no! ofrecieron dones al Niño-Creador.
Los dos son caminos, la fe y la razón. Uno es sencillo, basta con que hable
Dios. El otro es costoso, búsqueda constante y sincera con peligros de
equivocación. La Verdad está en su sitio. Sencillez es condición. Los
pastores la aprehenden y los sabios la descubren. Entrambos la sirven y
entrambos son de Dios.
CAMBIAR LOS SANTOS QUE ENCABEZAN EL DÍA
Y AÑADIR TOMÁS DE CORI, CANONIZADO
POR EL PAPA ACTUAL
7 ENERO
Santos: Raimundo de Peñafort, Luciano, presbíteros; Clerodiae, Julián,
Félix, Jenaro, mártires; Teodoro, monje; Ciro, Crispín, Nicetas, Valentín,
obispos; Canuto Lavar rey, Alberto, Anastasio, confesores; Macra y
Virginia, vírgenes.
7 de enero
San Raimundo de Peñafort, presbítero (1175-1275)
Nació hacia el año 1175, en Villafranca del Panadés, cerca de Barcelona.
Fue primero canónigo de la iglesia de Barcelona, después ingresó en la
Orden de Predicadores. Elegido superior general de su Orden, la gobernó
con gran sabiduría y prudencia.
Se destacó por sus enseñanzas en Teología Moral y Derecho Canónico.
Entre sus escritos, destaca la Summa casuum, para la administración
genuina y provechosa del Sacramento de la Penitencia.
Murió en Barcelona el año 1275.
8 ENERO
Santos: Apolinar, obispo; Luciano, presbítero; Maximinano, Julián, Eladio,
Eugeniano, mártires; Severino, abad; Paciente, Máximo, Erardo, Alberto,
obispos; Severiana, abadesa; Jocundo.
8 de enero
Severino , abad († 484)
Vivió y sufrió las alegrías y sobre todo los temores de la iglesia de su
tiempo. En su época, el anticristo se llamaba Atila.
Se desconocen sus orígenes, familia, edad y lugar de nacimiento. La única
fuente de conocimientos de su pintoresca vida es Vita Sancti Severini, la
escrita por su discípulo Eugipio.
Severino aparece en la provincia romana del Nórico -entre las actuales
Baviera y Hungría- cuando esta región sufría conmovida las terribles
embestidas de las invasiones de los pueblos bárbaros y se hace débil la
resistencia del Roma. Son aluviones de gente extraña y de costumbres
violentas que siembran desolación, ruina y matanzas. Era Asia que quería
los tesoros, el poder, la ciencia y la influencia de la Europa culta. En este
escenario de crueldad y miedo Severino es el monje que lleva una vida
pobre, sencilla, pacífica y casta. Y lo más admirable es que las hordas de
los grupos guerreros no le impidieron el ejercicio de la predicación
cristiana, ni la frenaron en la caridad.
El tono de su apostolado es la continua, exigente, repetitiva y apocalíptica
llamada a la conversión y a la penitencia. Descubre y expone un nexo entre
las calamidades presentes y la justicia vindicativa de Dios, en los estertores
del corrompido Imperio.
A orillas del Danubio, la ciudad de Astura es la primera que escucha los
tonos duros de su llamada a la conversión para desarmar la ira de Dios.
Luego es en Cumana, otra plaza fuerte. Después, Fabiena. Es preciso
cambiar de vida para que no se produzca la ruina próxima inminente. En
algunos casos, la insistencia del santo es inútil; cuando la gente sigue
apegada a su vida, sus vicios, sus negocios y sus cuentos el mal anunciado
y previsto se produce. Al vestirse de sayal, como en la antigua Nínive,
presagiando conversión y penitencia, muestra poder hasta con los
elementos: terremotos que ahuyentan ejércitos y deshielos que facilitan
abastecer a ciudades hambrientas.
Deseoso de la soledad monacal, pasa la vida en olor de multitudes. Por
aquellas llanuras heladas, se le ve con los pies descalzos, penitente,
ayunando, consolando y sanando enfermos siempre a cambio de conversión
y penitencia; es respetado por romanos y por los bárbaros arrianos que ven
en su figura a un santo de cuerpo entero. Y hasta funda monasterios.
Murió en su monasterio de Fabiena -la actual Instadt- el 8 de enero del año
482. Desde este año los hielos del Danubio le echaron de menos.
Quizá los duros modos que adoptó para predicar el Evangelio estuvo
acorde con la dureza de los tiempos.
9 ENERO
Santos: Eulogio de Córdoba, obispo y mártir; Pedro, Marcelino, obispos;
Basilisa, Marciana, vírgenes; Vidal, Revocato, Fortunato, Julián, Anastasio,
Celso, Marcionila, Epicteto, Jocundo, Segundo, Pusilana y Favila, mártires;
Adrián, abad.
9 de enero
San Eulogio de Córdoba, presbítero y mártir ( † s. IX)
Es el principal escritor de la Iglesia mozárabe, al comienzo de la
dominación musulmana en España.
Nació de noble familia en Córdoba, a comienzos del siglo IX, y en esta
ciudad ejercitó su ministerio. Dada la difícil situación de la comunidad
cristiana española, san Eulogio fue siempre consuelo y aliento para todos
los perseguidos por su fe. Sufrió el martirio el 11 de Marzo del año 859,
cuando había sido elegido arzobispo de Toledo.
Murió decapitado por los musulmanes.
10 ENERO
Santos: Nicanor, mártir; Agatón, Marciano, presbíteros; Aldo, Gonzalo,
confesores; Guillermo (=Willian, Billy), Juan el Bueno, Patrocinio y
Domiciano, obispos; Pedro Urseolo, monje; Leonia Francisca de Sales
Aviat, beata.
10 de enero
Gonzalo de Amarante, confesor († a. 1260)
Tagilde, del obispado de Braga, es el pueblo portugués que le vió nacer.
Por la discreción que desde pequeño demostró el Arzobispo de Braga lo
toma bajo su techo preparándolo para el sacerdocio. Luego le encomienda
la Abadía de San Pelayo por sus cualidades. Es muy responsable y celoso
de sus ovejas a las que acerca a Jesucristo más con las obras que con los
sermones, por ello adopta unas ropas de mendigo y, arreciando en la
penitencia, da en limosna a los pobres cuanto le llega.
Como tiene un deseo vivo de visitar los Santos Lugares, deja a un sobrino
el cuidado de la Abadía y comienza su soñada peregrinación. Lleno de
agradecimiento y con muchas lágrimas de pesar, Gonzalo contempla con
admiración, mira piadoso, besa con cariño y venera con respeto lo que para
la fe son monumentos. De hecho, el tiempo pasa insensible en su embeleso.
A los catorce años regresa para cuidar a sus ovejas. Ha sido muy larga la
ausencia. La Abadía ha cambiado. El pastor se ha hecho lobo. Ha
abandonado el cuidado y se ha dedicado al despojo. Entre comilonas,
cacerías, vicios y vanidades se ha convertido de servidor en dueño. Como
tantos. No obedece los requerimientos del tío y hasta lo echa con amenazas
violentas, maltratándolo físicamente. Ya intentó antes demostrar su muerte
para asegurarse el puesto.
El legítimo abad, aprendió mucho en Palestina. Se retira humillado y
vencido. Recorre los alrededores y predica feliz el Evangelio; construye
una pequeña ermita y se convierte en ermitaño orante solitario, predicador
y consejero por los alrededores de Tamaca.
La Virgen le lleva a pasar una noche en el monasterio de Vimaro, de los
dominicos. Allí es aceptado como religioso, recibe los hábitos, hace sus
votos y edifica a todos con su piedad, mortificación y santidad.
Con la autorización del prelado, vuelve al oratorio de Amarante donde se
entrega sin límites a la oración, penitencia y apostolado hasta el fin de su
vida quemada en amor a Dios y en bien de los hermanos. Contrajo un
gravísima enfermedad y se dispuso a morir como los mejores discípulos del
Señor. Muere en manos de la Virgen el 10 de enero de 1260.
Aparte quedan los ´adornosª. A la escueta y noble figura del santo la
piedad, el cariño o la fantasía añadió notas poco probables, nada necesarias
e imposibles de comprobar por la ciencia histórica, pero que embellecían
de modo maravilloso y sobrenatural, como aureola, la grandeza de un
hombre fiel. Fue el tiempo quien añadió los guiños que hacía a Jesús
crucificado mientras mamaba los pechos de su ama de leche cuando era
bebé; como las repetidas, frecuentes y casi continuas apariciones de la
Virgen; y como el que los peces del río saltaban a la orilla ofreciéndose
como vianda para quien predicaba a Jesucristo.
11 ENERO
Santos: Higinio, papa; Paulino, patriarca; Palemón, abad; Salvio, Leucio,
Egwino, obispos; Salirio, Donato y Agento, Pedro, Severo, Lenco,
mártires; Tomás de Cori, confesor; Teodosio, monje; Honorata, virgen;
Martín de León, canónigo regular; Agente, Donato, Agustín, Salvio, Félix,
Floro, Gemino, Pace, Pensalino, Eugenio, Esteban, filón, Felicidad,
Ciriaco, Ebiciaro, Castelo, Morosito, mártires en España.
11 de enero
Tomás de Cori, confesor (1655-1729)
Radical en el intento de vivir como enseñó y escribió san Francisco de
Asís, después que pasaran los siglos.
Ya el papa Inocencio III se había extrañado de que se pudiera vivir como
propuso el fundador de los frailes menores a la hora de aprobar aquel
camino de santidad. Tuvo que acercarse hasta Roma el mismo pobre de
Asís y ponerlo entre la espada y la pared con aquella célebre pregunta
hecha al Pontífice, más o menos en estos términos: "Entonces, ¿quiere decir
que no es posible vivir el Evangelio?". Con el paso del tiempo, y teniendo
en cuenta las muchas miserias de los hombres, la dificultad se hace historia
humana vivida, y no es infrecuente descubrir en algunas familias religiosas
dentro de la Iglesia que el primer vigor se amortigua hasta llegar a aguarse
en algún caso con la excusa de ser más tolerantes, comprensivos y
condescendientes, o recurriendo a la manida y polivalente excusa de ‘los
cambios de los tiempos’.
Tomás de Cori fue uno de esos hombres listos que se subió al carro de la
reforma de la Orden franciscana en el siglo XVII. Había nacido en Cori el 4
de junio de 1655. Le llamaron Tomás. Quedó al cargo de su hermana
menor, cuando tenía catorce años, por la muerte de sus padres. Como tantos
chicos de su edad, se comenzó a ganar la vida siendo pastor. Hasta que las
hermanas se casaron no pudo poner por obra el deseo que llevaba rondando
por su cabeza desde hacía tiempo: ser uno más de los frailes franciscanos
que conocía de Cori. Solicitó vestir el hábito; lo mandaron a Orvieto donde
estudió y se ordenó sacerdote en 1683, quedando allí como ayudante del
maestro de novicios.
Por aquella época comenzaban a proliferar dentro de la familia franciscana
los llamados Retiros, que pretendían instaurar la radicalidad en la manera
de vivir el espíritu según lo vivió san Francisco. Tomás pidió ser admitido
en el que comenzaba en Civitella (hoy Bellegra) con unos modos muy
especiales; todo su saludo al llamar a la puerta fue expresarse con claridad,
diciendo: "Soy fray Tomás de Cori y vengo para hacerme santo". Allí
vivirá hasta su muerte, excepto los seis que vivió en el convento de
Palombara, donde hizo de Guardián, instauró un Retiro al estilo del de
Bellegra y escribió dos reglas para los conventos que él mismo se preocupó
de cumplir a la perfección, dando a entender que no debían ser sólo letra
muerta.
No era un fraile que rezara mucho; fue más bien un fraile que no
interrumpía la oración; de modo especial, demostraba una admirable
devoción a la Eucaristía, tanto en la celebración de la misa como en las
largas y silenciosas vigilias pasadas adorando al Santísimo Sacramento.
Esta nota común a tantos santos no tendría relieve especial si no se añadiera
su fidelidad perseverante, a pesar de una extraordinaria sequedad y
ausencia de consuelos sensibles por más de cuarenta años, y que esto no
fuera obstáculo para mantenerse sereno, logrando la unidad de vida en
medio de todas las actividades que desarrollaba.
Porque no era un piadoso hombre sin más compromisos ni aspiraciones.
Recorrió la región del Lacio, predicando y dando sacramentos a la gente;
dio lo mejor de sí mismo, en predicación llena de fuego y claridad, sin
recargos ni adornos, llegando a la cabeza y al corazón. A pesar no haber
subido a los púlpitos de renombre, a él terminaron por llamarle "el apóstol
del Sublacense" por el celo _frecuentemente acompañado de milagros_ en
transmitir o impulsar la vida cristiana.
No siempre le animaron y mucho menos le aplaudieron los frailes. Con
bastante frecuencia tuvo que soportar la incomprensión de sus hermanos
religiosos ante la radicalidad de vivir el genuino espíritu franciscano, hasta
llegar al extremo de verse en algunas ocasiones tan solo como la una para
atender todas las necesidades del convento. En estas situaciones vivió la
más exquisita caridad como se desprende de su abundante epistolario.
Murió el 11 de enero de 1729.
Fue canonizado por el papa Juan Pablo II el 21 de noviembre de 1999.
La vuelta al carisma recibido trae la fresca brisa de lo genuino que Dios
quiso en otro momento, limpiándolo de adherencias exógenas que son con
frecuencia un peso muerto para volar y dificultan la credibilidad del
espíritu evangélico. Quienes hacen posible ese retorno auténtico son los
santos. Tomás de Cori, hizo su labor con tenacidad terca, pero sin
arrogancia; como quien sirve.
12 ENERO
Santos: Juan Probo, Bonet (Bonito), obispos; Taciana (Tatiana), Sátiro,
Arcadio, Zótico, Rogato, Modesto, Cástulo, Tigrio, Eutropio, mártires;
Benito, Aelredo (Alfredo), Victoriano, abades; Nazario, Martín de León,
presbíteros.
12 de enero
Benito Biscop, abad (629-690)
Los tours operators, los departamentos oficiales que tienen como misión
potenciar el turismo y las empresas que facilitan los movimientos de
personas o de masas bien podrían montar una convención internacional y
proclamar por unanimidad a San Benito Biscop como patrono de sus
actividades. No es fácil encontrar, en el siglo VII, a un prójimo que valla y
venga de Inglaterra a Roma cinco veces; amén de alguna que otra escapada
al país vecino de Francia. Este viajero resistente a la fatiga tuvo un papel
muy importante en la implantación de la fe cristiana en Inglaterra y en su
posterior organización, después de la primera evangelización llevada a
cabo por Gregorio Magno (590-604) y por Agustín de Cantorbery.
Benito Biscop nace hacia el año 629. Pertenece a una familia noble de la
corte de Oswy, rey de Northumbria. A los veinticinco años se siente
llamado por Dios a retirarse del mundo. Pero no quiere hacer las cosas a
medias. Se va a Roma para beber directamente en las fuentes; quiere
cimentar bien su piedad, anhela visitar las tumbas de los Apóstoles Pedro y
Pablo y empaparse bien de las verdades de la fe y de los principios de la
perfección cristiana. A su vuelta, se dedica por entero al estudio de la
Biblia y a la piedad.
Egfrido, el hijo del rey Oswy, quiere ir a Roma y pide el favor de que le
acompañe por su experiencia y conocimientos. No lo duda. Es la ocasión
de profundizar en la vida cristiana y en las ciencias eclesiásticas. A la
vuelta visita el monasterio de Lerins y toma el hábito religioso.
Su tercer viaje a Roma parecía que iba a ser el último y definitivo porque
quería fijar allí su residencia. Pero el mismo papa Vitaliano le manda
regresar a Inglaterra junto a Teodoro de Tarso, obispo de Cantorbery, y de
Adriano que se encontraban en ese momento en unas circunstancias
cruciales para la fe en las islas: se habían convertido los anglosajones de
Kent, de Essex, de Northumbria y había que llegar a otros reinos de la
heptarquía al tiempo que se procuraba lograr la organización de la Gran
Bretaña cristiana. En esta obra colosal trabaja Benito poniendo su virtud,
sus conocimientos teológicos y su incansable actividad.
Por cuarta vez se acerca a Roma para aprender toda la disciplina
eclesiástica y las reglas monásticas porque ahora Teodoro le ha hecho abad
del monasterio de Cantorbery. Con este motivo recorre parte de los
monasterios italianos y va haciendo acopio de ejemplares selectos para
biblioteca, de cuadros religiosos y reliquias de santos.
El sucesor de Oswy le recibe gozoso a su regreso y le concede terrenos
para un monasterio. Ha llegado la hora de levantar uno, bajo la protección
de San Pedro, en la desembocadura del río Wear. Mientras se termina la
obra, va a Francia para gestionar la importación del estilo religioso del
continente a las islas: regresa con canteros especializados en la
construcción en piedra, con altares, vidrieras de colores, frescos y multitud
de imágenes que más que de adorno sirvan de catequesis y que constituyen
la insigne novedad de Wearmouth. Tanto agrada al rey su trabajo que le
adjudica nuevos terrenos próximos para la construcción de otro monasterio.
Ahora será el de Jarrow, bajo la advocación de San Pablo. Están próximos
y gobernados por el mismo fundador.
Como merecía la pena terminar bien las cosas comenzadas, va por quinta
vez a Roma a conseguir cuadros, reliquias y libros. Logra, además, del
papa siciliano Agatón que le ceda a Juan, abad de san Martín, que es el
maestro de música y de ceremonias de San Pedro del Vaticano. Con ello, la
música gregoriana, el ceremonial romano y su liturgia contribuyen a
levantar el espíritu religioso del país.
Enfermo, cansado y paralítico, pero gozoso por haber puesto todas sus
energías al servicio de la fe, muere en 12 de enero del año 690.
¿Verdad que tanto deambular le merece un puesto al lado de San Cristóbal?
13 ENERO
Santos: Hilario, obispo y doctor; Gumersindo, presbítero; Servideo, monje;
Potito, Hérmilo y Estratónico, mártires; Agricio, Leoncio, obispos; Gláfira,
Verónica de Binasco, vírgenes; Vivencio, confesor.
13 de enero
San Hilario, Obispo y Doctor de la Iglesia († 367)
Nació en Poitiers a principios del siglo IV; hacia el año 350 fue elegido
obispo de su ciudad; se hizo notar por la fortaleza en la fe frente a los
arrianos y sufrió destierro por mandato del emperador Constancio.
Son importantes sus escritos teológicos llenos de sabiduría y de doctrina,
destacando el tratado sobre la Trinidad.
Murió en el año 367.
14 ENERO
Santos: Félix, presbítero; Eufrasio, Dacio, Fulgencio, Sabas, obispos;
Malaquías, profeta; Juan de Ribera, Macrina, confesores; Prisco,
Prisciliano, Engelmaro, Benedicta, mártires; Esteban, abad.
14 de enero
Juan de Ribera, obispo († 1611)
Tan mal estaban las cosas en su época que los herejes y los infieles
disfrutaban esperando la pronta disolución de la Iglesia. Juan sintió fervor
por los santos reformadores que el Espíritu Santo suscitó, también en ese
tiempo, para aliviar las penas de su pueblo.
Nace en Sevilla cuando era la puerta de entrada y salida para el Nuevo
Mundo y pertenece a la mejor prosapia. Hijo de don Pedro Afán Enríquez
de Ribera y Portocarrero, conde de los Molares, duque de Alcalá, Virrey de
Nápoles y antes de Cataluña. Su madre, doña Teresa de los Pinelos, murió
muy pronto. La familia, con sus títulos nobles, es conocida en la ciudad por
su generosidad y amor a los pobres.
Estudia en la Universidad de Salamanca cuando el Claustro salmanticense
vive un periodo áureo entre las lecciones de Vitoria y los teólogos que
tienen mucho que ver con Trento, porque son tiempos en los que la
infidelidad y la herejía se combaten con las espadas y con la pluma. Allí
termina los estudios y tiene cátedra.
El papa Pío IV lo nombra obispo de Badajoz, cuando aún no ha cumplido
treinta años; no hay que olvidar que es hijo del Virrey de Nápoles y esas
cosas tenían mucho peso por aquel entonces. Da comienzo a su andadura
como prelado enviando seis predicadores con San Juan de Ávila para
preparar las almas a la reforma que se postula desde Trento. Por su parte,
no se queda quieto: predica con entusiasmo, se pone como un confesor más
en el confesonario, visita y atiende con los sacramentos a los enfermos y, a
veces, le toca dormir sobre sacos de sarmientos. Y hasta vende la vajilla de
plata para remediar a los pobres. Escribe normas para la reforma de la vida
de los obispos, primeras en España en su género. Para disgusto de los
pacenses, les dura poco este obispo como pastor.
Ahora es Valencia la que disfrutará de su gobierno. Le ha precedido un
santo que puso las metas muy altas. Fue Santo Tomás de Villanueva, el
fraile que dio un vuelco a Valencia que por un siglo no ha disfrutado de la
presencia de sus obispos. Allá va Juan como Arzobispo, después de haber
dejado en Badajoz, repartidos entre los pobres, sus dineros, bienes y
alhajas. Madruga, reza, estudia, recibe a la gente sin trabas ni excesos de
respeto; es parco en la comida, rompe frecuentemente los moldes usuales
de la época, siendo suficiente en ocasiones los higos secos, uvas, o frutas
del tiempo. Va haciendo acopio de libros como intelectual sin remedio. La
Misa le dura con frecuencia dos horas... y con lágrimas, después de
despedir al acólito para estar a gusto con el Señor después de la
consagración y entrar en diálogo íntimo, personal e intenso. Suenan las
disciplinas y guarda los cilicios en lugar recóndito que siempre descubre su
perspicaz asistente.
La meta marcada en su trabajo es poner en marcha la reforma de Trento.
Sufre el problema de la abundante morisca a la que no consiguió convertir.
Celebró siete sínodos. Las continuas visitas pastorales son el quicio de su
pastoral junto con la atención a su clero al que adoctrina, anima, corrige o
amonesta, siempre dándole ejemplo. Burjasot le ha visto en su plaza
explicando el catecismo a los niños. En su propio palacio monta una
escuela para los hijos de los nobles porque afirma que es obispo de todos:
allí se forman bien los alumnos, se educan, pasan a la universidad, ayudan
en los pontificales; aquello se parece por la piedad y los buenos modos a un
seminario y, de hecho, salen de la institución cardenales, arzobispos y altos
eclesiásticos.
Felipe III lo hace Virrey de Valencia y desde entonces las cosas marchan
mejor, sobre todo la recta administración de la justicia.
Fundó en la ciudad el Colegio y Seminario del Corpus Christi. Y falleció
en su amado colegio el 6 de Enero de 1611. En Valencia se festeja el día 14
y en Badajoz el 19, ambos en Enero.
Con hombres tan íntegros y apostólicos la Iglesia superó el obstáculo de
herejes y de infieles. No hizo San Juan sino lo que es propio de un obispo,
pero hacerlo en aquel tiempo fue mucho mérito.
15 ENERO
Santos: Pablo ermitaño; Cosme, Benito, obispos; Tarsicia, Secundina,
vírgenes; Mauro, Macario, Conrado, abades; Miqueas, Habacuc, profetas;
Arsenio, Efisio, Eligio, Isidoro, Juan, confesores.
15 de enero
San Mauro, abad (511 - 583)
Nació en Roma de una familia ilustre el año 511. Se educa desde su
adolescencia bajo la dirección de S. Benito, llegando a ingresar en su orden
donde llega a ser Abad y fundador de muchos monasterios en Francia.
Taumaturgo por el episodio del estanque con el niño Plácido, la curación de
los menesterosos y sus relaciones con el conde Gaidulfo, enemigo funesto
de los monjes franceses. Su gran espíritu de penitencia le impulsa a
retirarse a bien morir. Entrega su alma a Dios el 15 de enero del 583.
Al no constar el tiempo en que llegaron sus reliquias a Extremadura, sólo
se puede afirmar ser muy antigua su veneración. El Sínodo diocesano de
1501 se expresa en estos términos: "Y así mismo, mandamos que en el
lugar de Almendral se denuncie por fiesta de guardar el día de santo
Mauro, por cuanto allí está el cuerpo". El Arcipreste de Santa Justa en
Toledo, Julián Pérez llega a firmar que en 1130 ya se celebraba su memoria
en Almendral según costumbres de muchos años antes, que en opinión de
Solano de Figueroa sería a final de la monarquía goda, opinión no
compartida hoy.
Cuando él es visitador general del Obispado en 1658 indaga sobre el asunto
y recoge la tradición de que los benedictinos fueron sus portadores, aunque
no hay papeles de bulas pontificias que lo acrediten debido a la
desaparición de documentos por un incendio.
Fueron trasladadas dichas reliquias a la Catedral por el Obispo benedictino
de Badajoz D. Fray José de la Zerda el 1643, continuando parte en
Almendral, como lo fuera en Fosano, Montecasino y Marsella. La guerra
con Portugal, que comenzó el 1640, obligó a dicho traslado por los motivos
de seguridad. El 8 de Abril de 1668 ordena al cabildo entregar el cuerpo de
San Mauro a la villa de Almendral. La entrega la hacen el 29 del mismo
mes, los capitulares Juan Rebolero y Pedro Lepe. Quedó una reliquia en la
Seo de la catedral, encargándosele a Solano de Figueroa la depositara en el
relicario.
La Iglesia y obispado de Badajoz celebraba el 15 de Enero al Santo Abad.
16 ENERO
Santos: Fulgencio, doctor; Marcelo I, papa; Bernardo, Pedro, Acursio,
Adyuto, Otón, Julio y Tolomeo, mártires; Honorato, Ticiano, Melas,
Valerio, obispos; Rolando, abad; Priscila, virgen; Frisio, confesor
16 de enero
Marcelo I, papa († 308)
En la lista de los sucesores de Pedro hace el número treinta. Era una época
en la que los papas vivían poco tiempo por las persecuciones. Si ser
cristiano era un continuo peligro de perder la vida, ser elegido Pastor
supremo, con carácter necesariamente visible, era un boleto con premio de
martirio. Eso fue, con sus peculiaridades lo que sucedió con San Marcelo
que sólo pudo gobernar la Iglesia un año, del 308 al 309.
Tenía ya la Iglesia una innegable entidad en el siglo III. Las persecuciones
de Decio y Valeriano habían conseguido robustecerla más que aniquilarla.
Galieno abrió un período de paz que permitió pudiera organizarse mejor en
todo lo que pudiera facilitar la atención espiritual a sus fieles y también con
vistas a la difusión del misterio. Entre los años 284 al 305 es emperador
Diocleciano que, repetuoso con los cristianos al principio termina con la
más violentas de las persecuciones, la del 303 al 305, sembrando de
mártires el Imperio. El papa San Marcelino fue una de sus víctimas en el
año 304.
Desde la muerte de este papa no pueden reunirse los obispos para elegir
sumo pontífice y vaca la Santa Sede por un paréntesis de tres o cuatro años,
dependiendo de que se date en el 307 o el 308 la elección de Marcelo,
según se use el catálogo liberiano o se empleen otras fuentes.
El hecho es que, elegido papa el presbítero romano Marcelo que en los días
de persecución fue uno de los firmes puntales de la comunidad, se impone
como tarea principal la reorganización de la Iglesia. Tiene un carácter
fuerte, enérgico aunque sereno y templado; como don, la tenacidad en sus
propósitos. Habilita nuevas iglesias, reorganiza la jerarquía, consagra
obispos y sacerdotes, abre las puertas a la reconciliación -después de una
oportuna penitencia- a los famosos ´lapsiª que tantos conflictos trajeron a la
Iglesia en aquellos tiempos y que habían apostatado por debilidad en los
días amargos de la persecución.
Precisamente con este motivo una sección de la Iglesia comienza a tildar a
Marcelo de excesivamente riguroso; otros en cambio le consideran blando
por conceder el perdón. Es la consabida pugna entre el rigor intransigente y
la indulgencia intolerable. Él sólo quiere mantener la indispensable
disciplina penitencial. Pero en Roma hay revueltas callejeras entre los
cristianos; algunos pierden el control y se llega en alguna ocasión hasta la
sangre. Majencio hace responsable de los desórdenes a Marcelo y lo
condena al destierro. Fue un atropello utilizar la cuestión interna de la
Iglesia como pretexto para quitar la cabeza de la religión objeto de odio. En
el año 308 o en el 309 según la documentación que se emplee, muere el
papa Marcelo en su destierro consumido de dolor y privaciones.
En las actas escritas varios siglos más tarde se adorna el oscuro tiempo de
exilio con escenas que engrandecen la vida de Marcelo. Le hacen cumplir
los oficios de criado; lo ponen limpiando el establo de sus dueños; alguien
lo vió limpiado las caballerizas públicas de Roma y otros relatan que
escribió cartas a los obispos de Antioquía pidiendo incondicional comunión
con la Sede de Roma. Esto no se puede afirmar como cierto. Desde luego,
maltrecho, desterrado, con la responsabilidad de toda la Iglesia,
imposibilitado para cumplir su misión... no lo debió pasar muy bien.
Merece las gracias por su generosa fidelidad en el gobierno de la Barca de
Pedro que anima nuestro ¡tantas veces! tibio amor y pobre conducta al
secundar los silbidos del Buen Pastor.
17 ENERO
Santos: Antonio, abad; Julián Sabas, Rosalina, confesores; Espeusipi,
Eleusipo y Meleusipo hermanos y Leonila, mártires; Antonio, Mérulo y
Juan, confesores; Sulpicio, obispo.
17 de enero
San Antonio, Abad († 356)
Este ilustre pionero del monaquismo nació en Egipto hacia el año 250.
Al morir sus padres, distribuyó sus bienes entre los padres y se retiró al
desierto, donde comenzó a llevar una vida de austeridad y penitencia.
Reunió en torno a él muchos discípulos, supo confortar a muchos
confesores de la fe durante la persecución de Diocleciano y apoyó
firmemente a San Atanasio en sus luchas contra los arrianos.
Murió el año 356.
18 ENERO
Santos: Prisca, Librada, Faustina, Margarita, vírgenes; Aleógenes, Cirilo,
Sulpicio, Venerando y Volusiano, obispos; Leobardo, confesor; Moisés y
Amnonino, mártires; Deícola, abad.
18 enero
Prisca, mártir (s. I)
En la literatura neotestamentaria ya aparecen los nombres de Prisca y
Priscila. Alguna vez agradece San Pablo la entereza de alguna de ellas que
puso su vida en peligro por defender la del Apóstol. Con respecto al
martirio de Prisca se entremezcla en el relato, como veremos, la verdad y la
ficción, la historia y la fábula.
Ha nacido en Roma y tiene 13 años. Aún no ha dejado de ser una niña. Es
de una familia ilustre. El juez la ha recibido como cristiana descubierta y al
verla tan niña piensa que es fácil convencerla para que se convierta y
apostate. Ante el templo de Apolo le hace la sugerencia de ofrecer el
sacrificio poniendo unos granos de incienso en el fuego y todo el proceso
habrá concluído. ´Yo sólo soy de Jesucristoª sale de sus labios con el suave
timbre de voz de doncella y con la firmeza de un curtido soldado.
En la cárcel la ponen para que medite y haga el cambio. Corren los tiempos
de Claudio.
El juez está ahora en un apuro; es tan impopular ejecutar a una joven y tan
difícil asimilar perder la partida con quien tiene tan pocos años... Siempre
habrá intercesores, mediadores ante el juez y Prisca que está anclada en su
decisión y va in crescendo su voluntad de ser fiel.
Vienen conocidos llenos de misericordia, prudentes llenos de compasión,
amigos de la paz que rechazan la violencia; todos ellos intentan bajarla de
su propósito; le hablan de la felicidad que le espera en la vida que sólo está
empezando, le proponen una existencia plagada de deleites, afirman sin
rubor su belleza, restan importancia al asunto del incienso e intentan
suavizar la situación. Son los mediocres de turno, los que se muestran
como son por carencia de ideales; todo es falso en su vida menos lo
práctico que les reporta utilidad. Pero todo es inútil.
Prisca termina su corta vida con la cabeza cortada fuera de la ciudad.
Fue enterrada en Via Ostia el 18 de Enero.
Sus reliquias se conservan en Roma en la iglesia a la que da nombre.
La menciona en su lista el martirologio de San Gregorio y el martirologio
romano.
¡Qué más dan los adornos posibles que la leyenda acumula en los siglos
sobre los detalles de su proceso y muerte! Que importa si hubo o no morbo
en el forzado proceso de reducción; si fue una o tres veces la que estuvo en
la cárcel; si su carne fue quemada con grasa derretida; si su cuerpo fue o no
rasgado con uñas de acero, ni si los azotes fueron emplomados o no; si el
fuego llegó a quemarla o se libró de modo milagroso. Ni siquiera interesa
el león que se volvió manso en el anfiteatro y le lamió las manos y los pies.
No importa el tormento del hambre, ni tampoco los huesos descoyuntados.
Sólo resalta en la historia la actitud altamente llamativa, decidida, de
enamorada que mantiene hasta la muerte una muchacha tan madura que
pospone el triunfo de su vida a la fidelidad a su Cristo, a su Dios.
19 ENERO
Santos: Canuto, rey; Mario, Marta, Audifaz, Cosconio, Zanón, Malanipo,
Jenaro, Ponciano, Tecla y Saturnino, mártires; Severiano, Arsenio, obispos;
Abundancia, virgen; Minasio, abad; beatos Santiago Sales, Guillermo
Saultemuche, Ignacio de Azevedo y compañeros mártires; beato Marcelo
Spínola cardenal y fundador.
19 de enero
Canuto, rey (c. a. 1040-1087)
Patrón de Dinamarca.
Nació hacia la mitad del siglo XI y es hijo natural de Sven II el rey de
Dinamarca. Desde joven resaltan en él las mejores cualidades para la lucha
y posee apreciadas dotes de conquistador. Pelea contra los piratas que
destrozan las costas del reino y logra limpiar los mares; sale vencedor en
las sangrientas guerras contra los vendos paganos. Crece más y más su
estima entre el pueblo. Pero a la muerte de su padre usurpa el trono su
hermano Harald porque la nobleza prefiere un rey flojo y estúpido, que
muere a los dos años. Entonces es cuando sube al trono Canuto, corriendo
el año 1080.
Se esfuerza por restablecer las buenas costumbres ya que se ha encontrado
con un reino que aún sufre los tropiezos del paganismo. Purga al pueblo de
vicios y desórdenes. Guerrea contra Estonia y añade a Dinamarca los
territorios de Curlandia y Samogitia. Parece que no por ambición, sino por
piedad; de hecho, inmediatamente manda misioneros que evangelicen a los
habitantes de esas tierras.
Como suele suceder en un rey, se casó con Adela, hija de Roberto, conde
de Flandes, de quien tuvo a Carlos el Bueno.
Dispone las cosas del reino con leyes humanas, sabias y prudentes. Hace
por los menesterosos, construye hospitales, su tesoro es para los pobres.
Favorece la misión de la Iglesia con la construcción de templos y
patrocinando monasterios. Precisamente la cuestión de los diezmos le
indispone con los nobles. Intenta desarraigar en el pueblo la mala
costumbre de atribuir únicamente a los pecados de los clérigos la causa de
las calamidades que periódicamente afligen al pueblo, las enfermedades,
catástrofes y todo tipo de desórdenes naturales.
Por su parte, adopta actitudes penitenciales. Tiene una piedad grande que le
lleva a traer después de invadir Inglaterra, las reliquias de san Albano.
Entre todas las actitudes religiosas destaca su amor y veneración por la
Eucaristía. Sinceramente es capaz de poner a los pies de Cristo crucificado
su espada, su corona y las insignias reales ¡y lo hace!
Es traicionado por su hermano Olao. Un día que asiste a la Misa en
Odense, en la isla de Fünen y en la iglesia de san Albano, acompañado por
algunos leales, los rebeldes capitaneados por Blacon rodean la Iglesia.
Después de haber confesado y comulgado, muere asaeteado, perdonando a
sus enemigos. Fue un 10 de enero del 1087. Es canonizado y proclamado
primer santo de Dinamarca el año 1.100. El papa Clemente X reconoce su
culto para toda la Iglesia y manda se celebre el 19 de enero.
En nuestra época puede resultarnos extraña la figura de un santo rudo,
peleón, invasor de tierras extrañas y exigente sin contemplaciones. Parece
convencernos más su bondad con los pobres, su compasión con el débil, su
piedad y penitencia. Pero él hizo lo que pudo para ser leal consigo mismo,
bueno con su pueblo y fiel con la Iglesia. Eso era lo que le pedía el siglo de
hierro, aquel oscuro tiempo bárbaro y turbulento.
20 ENERO
Santos: Fructuoso de Tarragona, obispo y mártir y sus diáconos Eulogio y
Augurio, mártires; Fabián y Sebastián, Neófito, Eusebio, Eutiquio y
Basílides, mártires; Mauro, Desiderio, obispos; Eutimio, Fequino, abades;
Eusebio, ermitaño; Pedro el Telonario, confesor.
20 de enero
Fructuoso, obispo de Tarragona y mártir († 259)
En el Peristephanon del calagurritano Aurelio Prudencio está presente
como una de las glorias cristianas de la Tarraconense aún romana. El sexto
himno hecho de cincuenta y cuatro estrofas de tres versos de once sílabas
escritos en los albores del siglo V, cuando el poeta decide _según su propia
confesión_ abandonar los honores mundanos para dedicarse al canto de la
gloria de Dios hecho en poema latino, al exponer la vida de los que _sin
excesivo apego a ella_ la dieron por Jesucristo.
Fructuoso fue obispo de Tarragona y murió mártir, condenado a ser
quemado en la hoguera, acompañado por algunos de sus ministros dos de
los cuales eran diáconos y con los nombres conocidos de Augurio y
Eulogio.
Las Actas de su martirio están reconocidas por los estudiosos como de las
pocas que pueden ser consideradas fieles hasta el punto de considerar a
Fructuoso como "el protomártir hispano justificado ante la historia" por su
autenticidad.
Fue en el tiempo del emperador Valeriano; los cónsules eran Baso y
Emiliano.
Fue al despuntar de un día de enero. Llamaron a la puerta del obispo los
enviados por las autoridades que querían verle y juzgarle por su fe cristiana
ya que se dedicaba a dar instrucción a los fieles y a extender aquella
religión. Abrió la puerta cuando llamaron, aún estaba con las sandalias sin
atar. Lo llevaron a la cárcel con sus discípulos hasta que se constituyera el
tribunal; fue una semana en la que les atendieron los de la "fraternidad" que
no abandonaban las puertas de la cárcel; para ellos no había peligro, los
romanos sólo buscaban suprimir las cabezas de los jefes o responsables. Al
final, la cita con el cónsul Emiliano tiene lugar con la sencillez y resolución
de la muerte en la hoguera de los tres cristianos confesos de su condición
de creyentes en Cristo y obstinados en rechazar cualquier otra divinidad.
Se ejecutó la condena en el anfiteatro. Entre llamas dieron testimonio firme
ante una multitud de paganos vociferantes y muchos cristianos que lloraban
su muerte.
El relato es sobrio, sin adornos, escueto. Las palabras del cónsul que iban al
grano y las respuestas firmes que no admiten retorno quedaron plasmadas
para siempre en testimonio fijo. Casi tan fijo como el premio.
21 ENERO
Nuestra Señora de Altagracia Patrona de Santo Domingo.
Santos: Inés, virgen y mártir; Anastasia, Patricia, Zacarías, Polieuto,
Eupsiquio y Clemente, mártires; Publio y Epifanio, obispos; Meinrado,
ermitaño.
21 de enero
Santa Inés, virgen y mártir (c. s. IV)
Murió mártir en Roma probablemente a principios del s. IV, contando sólo
doce años de edad, por defender su fe y su pureza.
El Papa Dámaso honró su sepulcro con un poema, y muchos Padres de la
Iglesia, a partir de San Ambrosio, atestiguan sus virtudes y santidad.
Su nombre se introdujo en el Canon Romano y es una de las mártires más
veneradas desde la antigüedad.
22 ENERO
Santos: Vicente, diácono y mártir; Anastasio, monje; Oroncio y Víctor,
mártires; Gaudencio, obispo; Antíoco, Blesila y Domingo, confesores;
Agatón, abad.
22 de enero
San Vicente, diácono y mártir
Vicente, originario de Huesca y diácono en Zaragoza, sufrió martirio en
Valencia, durante la persecución de Diocleciano.
Su culto se extendió pronto por toda la Iglesia.
23 ENERO
Santos: Ildefonso (Alfonso), obispo; Emerenciana, virgen; Pármenas,
doctor; Agatángelo y Clemente, Severiano, Aquila, Asclas, mártires; Juan
el Limosnero, Urbano, obispos; Martirio, monje; Amasio, confesor;
Armando, abad.
23 de enero
San Ildefonso, obispo (c. a. 606- 667)
Ildefonso, nacido en Toledo de noble familia, alrededor del año 606.
Ingresó muy joven en el monasterio de Agalí, en las afueras de su ciudad
natal, uno de los más insignes de la España visigoda.
Fue Arzobispo de Toledo desde el año 657 cuando sucedió a San Eugenio.
Notable teólogo y escritor, desarrolló una gran labor catequética
destacándose en la defensa de la virginidad de María.
Murió el 23 de Enero del año 667.
24 ENERO
Nuestra Señora de la Paz.
Santos: Francisco de Sales, Patrono de los periodistas y escritores católicos,
obispo y doctor; Babilas, Exuperancio, Filón, obispos; Pausirión y
Teodoción, Mardonio, Musonio, Eugenio, Tirso, Proyecto, mártires;
Saurano, abad; Zósimo, ermitaño.
24 de enero
San Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia (1567-1662)
Nació en Saboya el año 1567.
Desde que se ordenó sacerdote, trabajó intensamente por la restauración
católica de su patria en donde se había extendido el calvinismo.
Nombrado obispo de Ginebra, se mostró como un verdadero pastor con sus
escritos, con su piedad y con sus obras. Supo fortalecer en la fe a sus
sacerdotes y a sus fieles, convirtiéndose en un ejemplo para todos.
Murió en Lyon el día 28 de diciembre del año 1622.
Su doctrina espiritual ha influido notablemente en la vida de la Iglesia en
los últimos siglos.
25 ENERO
La Conversión de San Pablo.
Santos: Ananías, Marino, Sabino, Proyecto, Juventino, Maximino, Donato
y Ágape, Amarino y Elpidio, Saturo, Tito y Floro, mártires; Popón, Adelfo,
Publio, abades; Bretanión, obispo; Elvira, virgen; Aca, eremita.
25 de enero
La conversión de San Pablo (s. I)
Pablo, llamado Saulo en el uso y rigor judío, afirmaba con vehemencia que
el Evangelio que predicaba no lo había aprendido o recibido de los
hombres.
Perteneció a la casta de los fariseos. Había nacido en Tarso, ciudad que
pertenecía al mundo grecorromano; quien nacía allí tenía la categoría de
ciudadano romano y lo era tanto como el centurión, el procurador, el
tribuno o magistrado. Necesariamente, por ser judío no le cupo más suerte
en la niñez que andar disimulando su condición entre los demás del pueblo,
ocultando su creencia, tenida como superstición por los paganos romanos.
Es posible que esto le fuera encendiendo por dentro y le afirmara aún más
en su fe, cuando iba creciendo en edad y tenía que defenderse marchando
contra corriente.
Era más bien bajo, de espaldas anchas y cojeaba algo. Fuerte y macizo
como un tronco. Un rictus tenía que le hacía fanático. Conocía los
manuscritos viejos escritos con signos que a los griegos y a los romanos les
parecían garabatos ininteligibles, pero que encerraban toda la sabiduría y la
razón de ser de un pueblo. Listo como un sabio en las escuelas griegas de
Tarso, familiarizado con los poetas y filósofos que habían pasado el tiempo
escribiendo en tablillas o pensando. Para los griegos solo era un hebreo,
miembro de aquellas familias que vivían en un islote social, aislado entre
misterios inaccesibles a los de otra raza, uno de los que tenían prohibido el
acceso a las clases cultas y dirigentes; era de esos que se hacían
despreciables por su puritanismo, por sus rarezas ante los alimentos, su
modo de divertirse, de casarse, de entender la vida, de no asistir a los
templos ¡un ambiente nada claro!
A los dieciocho años se fue a Jerusalén para aprender cosas del judío
verdadero, las de la Ley patria, la razón de las costumbres; ansiaba
profundizar en la historia del pueblo y en su culto. Gamaliel lo informó
bien por unos cuartos. Aprendió las cosas yendo a la raíz, no como las
decía la gente poco culta del pueblo sencillo y llano. Supo más y mejor del
poder del Dios único; aprendió a darle honra y alabanza en el mayor de los
respetos y malamente soportaba con su pueblo el presente dominio del
imponente invasor. Esto le ponía furioso. Los profetas daban pistas para un
resurgimiento y los salmos cantaban la victoria de Dios sobre otros pueblos
y culturas muy importantes que en otro tiempo subyugaron a los judíos y ya
desaparecieron a pesar de su altivez; igual pasaría con los dominadores
actuales. El Libertador no podría tardar. Mientras tanto, era preciso
mantener la idiosincrasia del pueblo a cualquier costa y no ser como los
herodianos, para que la esperanza hiciera posible su supervivencia como
nación. No se podía dejar que un ápice lo apartara de la fidelidad a las
costumbres patrias. Eso le hizo celoso.
Y mira por donde, aquella herejía estaba estropeando todo lo que
necesitaba el pueblo. Locos estaban adorando a un hombre y crucificado.
No se podía permitir que entre los suyos se ampliara el círculo de los
disidentes. Había que hacer algo. No pasaban, sino que las noticias decían
que estaban por todas partes como si se diera una metástasis generalizada
de un cáncer nacional. Hacía años que ya estuvo, colaborando como pudo,
en la lapidación de uno de aquellos visionarios listos, serviciales, piadosos
y caritativos pero que hacían mucho daño al alto estamento oficial judío;
fue cuando lo apedrearon por blasfemo a las afueras de Jerusalén, y
lastimosamente él sólo pudo guardar los mantos de los que lo lapidaron.
Hasta le parecía recordar aún su nombre: Esteban.
Su conversión fue en un día insospechado. Nada propiciaba aquel cambio.
Precisamente llevaba cartas de recomendación de los judíos de Jerusalén
para los de Damasco; quería poner entre rejas a los cristianos que
encontrara. Hasta allí se extendía la autoridad de los sumos sacerdotes y
principales fariseos; como eran costumbres de religión, los romanos las
reconocían sin hacerles ascos. Saulo guiaba una comitiva no guerrera pero
sí muy activa, casi furiosa, impaciente por cumplir bien una misión que
suponían agradable a Dios y purga necesaria para la estabilidad de los
judíos y para proteger la pureza de las tradiciones que recibieron los padres.
Aquello parecía la avanzada de un ejército en orden de batalla, con el
repiqueteo de las herraduras en las pezuñas de las monturas sobre el duro
suelo de roca ante Damasco donde caracoleaban los caballos. Llevaban ya
varios días de caminata; se daban por bien empleados si la gestión
terminaba con éxito. Iba Saulo "respirando amenazas de muerte contra los
discípulos del Señor". En su interior había buena dosis de saña.
"Y sucedió que, al llegar cerca de Damasco, de súbito le cercó una luz
fulgurante venida del cielo, y cayendo por tierra oyó una voz que le decía:
Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dijo: ¿Quién eres, Señor? Y él: Yo
soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, y entra en la ciudad y se te
dirá lo que has de hacer. Y los hombres que le acompañaban se habían
detenido, mudos de espanto, oyendo la voz, pero sin ver a nadie. Se levantó
Saulo del suelo y , abiertos los ojos, nada veía. Y llevándole de la mano lo
introdujeron en Damasco, y estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió"
(Act. 9, 3-9).
Tres días para rumiar su derrota y hacerse cargo en su interior de lo que
había pasado. Y luego, el bautismo. Un cambio de vida, cambio de obras,
cambio de pensamiento, de ideales y proyectos. Su carácter apasionado
tomará el rumbo ahora marcado sin trabas humanas posibles _su rendición
fue sin condiciones_ y con el afán de llevar a su pueblo primero y al mundo
entero luego la alegría del amor de Dios manifestado en Cristo.
El relato es del historiador Lucas, buen conocedor de su oficio. Se lo había
oído veces y veces al mismo protagonista. No hay duda. Vió él mismo al
resucitado; y lo dirá más veces, y muy en serio a los de Corinto. Por ello
fue capaz de sufrir naufragios en el mar y persecuciones en la tierra, y
azotes, y hambre y cárcel y humillaciones y críticas, y juicios y muerte de
espada; por ello hizo viajes por todo el imperio, recorriéndolo de extremo a
extremo. Y no creas que se lamentaba; le ilusionaba hacerlo porque sabía
que en él era mandato más que ruego; el dolor y sufrimiento más bien los
tuvo como credenciales y las heridas de su cuerpo las pensaba como
garantía de la victoria final en fidelidad ansiada.
Entre tantas conversiones del santoral, la de Pablo es ejemplar,
paradigmática. Más se palpa en ella la acción divina que el esfuerzo
humano; además, enseña las insospechadas consecuencias que trae consigo
una mudanza radical.
26 ENERO
Santos: Timoteo y Tito, obispos; Teógenes, Marco, Teofrido, Auxilio y
Atanasio, obispos; Simeón, anacoreta; Paula, viuda; Ansurio (Isauro) y
Vimarasio, obispos; Gabriel de Jerusalén, Amón, Notburga, confesores.
26 de enero
San Timoteo y San Tito, Obispos (s. I)
San Pablo nombró obispos a Timoteo y Tito, sus discípulos y
colaboradores.
Presidieron las Iglesias de Éfeso y de Creta, respectivamente.
En el Nuevo Testamento están las dos cartas que San Pablo escribió a
Timoteo y la que escribió a Tito; tres epístolas llenas de excelentes
recomendaciones para la formación de pastores y fieles.
Timoteo había nacido en Listra, de madre cristiana y padre pagano; se
convirtió en el primer viaje apostólico de San Pablo.
Tito fue uno de los discípulos más apreciados por el Apóstol, nacido en una
familia pagana y muy probablemente convertido por San Pablo.
27 ENERO
Santos: Angela de Mérici, fundadora; Emerio y Cándida, Devota, Maura,
Todorico y Domiciano, confesores; Lupo, obispo; Julián, Avito, Dativo,
Vicente, mártires; Mariano, abad; Vitaliano, papa; Erique de Osó y
Carvelló, fundador de la Compañía de Santa Teresa de Jesús.
27 de enero
Santa Ángela de Mérici, virgen (c. a. 1470-1540)
Nació en Desenzano, región de Venecia alrededor del año 1470.
Dedicó sus esfuerzos al cuidado de chicas pobres, preparándolas para ser
madres de famila criatianas.
El año 1535 fundó en Brescia una sociedad de mujeres, que puso bajo la
protección de Santa Úrsula, dedicadas a la atención y formación cristiana
de las niñas pobres.
Murió el año 1540.
27 de enero
San Julián de Mouras
Fue martirizado durante la persecución de Domiciano en un lugar de
Galicia, llamado entonces Aguas Quintianas, que tomaron el nombre de
Quinto Metelo.
Sólo conocemos su existencia por el Martirologio Romano.
En la capilla de los mártires de la Catedral de Badajoz se instala un
pequeño retablo dorado a expensas del Chantre D. Luis Ortiz de León para
depositar el cuerpo del mártir. Presenta cuatro columnas estriadas,
rematada con una hornacina en donde hay una imagen de la Virgen. Su
autor fue Alonso Rodríguez Lucas, en 1678. El Cabildo, a instancia del
penitenciario D. Juan Solano de Figueroa, propulsor de la liturgia pacense,
insta al Obispo cisterciense de Badajoz D. Fray Francisco de Roys
Mendoza en 1668 a pedir la misa y oficio según las normas vigentes para
España. Se fecha su celebración por la Congregación romana el 27 de
enero.
28 ENERO
Santos: Tomás de Aquino Patrón de los Estudios Católicos, presbítero y
doctor; Tirso y Flaviano, mártires; Adyútor, Julián, Valerio, Virilo,
obispos; Juan, presbítero; Santiago, eremita; Radegunda, virgen; Ricardo,
abad.
28 de enero
Santo Tomás de Aquino, presbítero y doctor de la Iglesia (c.a. 1225-1274)
Nació alrededor del año 1225, de una familia noble napolitana.
En contra de la voluntad de su familia, ingresó en la Orden de
Predicadores.
Pronto descolló por sus dotes intelectuales y su sencillez. Completó sus
estudios en París y en Colonia, donde tuvo a San Alberto Magno como
maestro.
Su gran producción literaria y la profundidad de sus escritos en el campo de
la filosofía y de la teología han sido alabadas en continuas ocasiones por
los Papas, señalándolas como punto de referencia seguro para la enseñanza
de la fe y de la investigación teológica.
Murió cerca de Terracina, en plena madurez de su producción científica, el
día 7 de Marzo de 1274.
Su memoria se celebra el día 28 de enero, porque en esta fecha tuvo lugar,
el año 1369 el traslado de su cuerpo a Tolosa del Languedoc.
28 de enero
Julián, obispo († 1208)
Fue el segundo obispo de Cuenca -desde el 1198 al 1208-, después de D.
Juan Yáñez.
Nació a mediados del siglo XII. En familia noble burgalesa, cuando Burgos
era la cabeza de Castilla. Inicia su educación en la escuela catedralicia de la
época, donde se refugia la ciencia junto al clérigo del monasterio,
aplicándose con esmero a las artes liberales.
En Palencia cursa estudios superiores. Estudioso, serio y formal,
impresiona a los profesores y se hace notar entre los alumnos por su ciencia
y piedad. Terminados sus estudios es nombrado profesor de filosofía y
teología cuando solamente tiene 24 años. Esta situación es un caso
excepcional en el centro que el obispo Poncio convirtió en Estudio,
Alfonso VIII elevó a la categoría de Universidad y el papa Urbano VI
enriqueció con todos los privilegios de la universidad de París. En la
docencia quemará diez años de su vida. Ocupa una habitación funcional
que es a la vez lugar de reposo-estudio-oratorio, y allí hace además cestillos
que son parte de su limosna a los pobres; los da para que con su venta se
ayuden a vivir.
A los 35 años se retira a Burgos con la intención de prepararse al
sacerdocio abandonando la fama, el honor y prestigio que se ha bien
ganado con la docencia. Vive con el fiel criado Lesmes a orillas del
Arlanzón en intensa vida de oración, mortificación y estudio hasta que en
1166 es ordenado sacerdote. Los alrededores de la capital burgalesa son los
primeros beneficiados de su apostolado.
Pero al poco tiempo decide ampliar el campo de su predicación. Con un
crucifijo, una estampa de la Virgen y una muda está convertido en
misionero tierras abajo hasta la Córdoba averroista ¡Cuánto bien hizo con
su bien formada cabeza! Está misionando en Toledo cuando el arzobispo
Don Martín López le nombra arcediano de la catedral. La excursión
misionera ha durado veinte años. Ahora, en la nueva situación, alterna las
tareas de gobierno con la predicación, la administración de los
sacramentos, y la santa manía de fabricar cestillas para los pobres, junto a
la oración y penitencia que ama vivamente y a las que se dedica de modo
especial una temporada en determinados días cada año.
Alfonso VIII lo obliga a aceptar la diócesis de Cuenca a la muerte de su
primer obispo. En 1196 es consagrado obispo vencida su resistencia. Y
comienza un nuevo cargo pastoral en la hosca y brava sierra, el altozano de
la Alcarria y los llanos de la Mancha donde ha de cuidar del complejo
mosaico de musulmanes, judíos y cristianos que su diócesis encierra. Se
preocupó de modo exquisito de los sacerdotes que son su mano larga para
llevar a Cristo al pueblo. La caridad con los pobres, y la atención a los
descarriados destacan bases que consiguen para Dios una parcela cristiana.
Los biógrafos hacen sobresalir dos momentos de su vida de pastor en los
que demostró virtudes heroicas: la hambruna y la peste que sufrió el pueblo
y en las que su generosidad y entrega no tuvo límite a favor de sus fieles.
Murió en el 1208.
Sus atributos son con propiedad episcopales, la mitra y el báculo al que se
añade un cestillo testigo de su caridad. Ordinariamente se le representa
sentado ante su mesa de trabajo.
A lo largo de su vida se complementan lo intelectual y lo pastoral, la teoría
se hace práctica, el espíritu informa a la vida, y las palabras no se quedan
huecas sino que se colman con las obras. Fue el hombre de Dios que sirvió
a la Iglesia estando donde se le necesitaba y en el momento oportuno.
Aparte quedan los fastos apócrifos que adornan su vida con prodigios
sobrenaturales desde su entrada en el mundo y existentes sólo en la
imaginación de quien tuvo la sana pretensión de exaltar la figura del santo.
San Julián no los necesitaba.
29 ENERO
Santos: Gelasio II, papa; Valero, Sulpicio Severo, Potamión; Constancio,
obispos; Papías, Sarbelio y Bárbea, Bedaya, Seustio, Mauro, mártires;
Radegunda, virgen; Cesáreo (César), doctor; beato Manuel Domingo y Sol,
fundador de la Hermandad Sacerdotal de los Operarios Diocesanos.
29 de enero
Radegunda, virgen († a. 1152)
Se desconoce todo lo que se refiere a su nacimiento. El martirologio
romano la llama Radegundis y es una de las gloriosas vírgenes que ha dado
España.
Aparece como la última religiosa del monasterio de san Pablo, en Burgos,
que perteneció a la Orden Premostratense. La extrema pobreza llevó a la
extinción a este monasterio que quedó anexionado al de san Miguel de
Treviño.
Llevada por sus deseos irresistibles de visitar los Santos Lugares de Roma,
donde murieron tantos mártires y donde reside el Vicario de Cristo, marcha
a la Ciudad Eterna. Tiene en su contra la poca salud que disfruta y los
pocos medios de que dispone para tan largo, peligroso y costoso viaje; pero
el fervor puede más que los miedos.
Saciada y llena de agradecimiento al Señor, animada por los besos puestos
en las calles que pisaron los mártires, venerados los monumentos, regresa
con numerosas reliquias. Ahora sólo quiere soledad y retiro.
Junto al monasterio de San Miguel habita en una pobre y mísera habitación
que tiene un ventanuco por donde puede presenciar los santos oficios de la
iglesia. No cambiaría aquel sitio por el mejor palacio. Sólo piensa en ser
agradable a su Divino Esposo. Vive como los antiguos anacoretas del
desierto y la gente del pueblo comenta con asombro sus penitencias, ayuno
y oración.
Muere el 29 de enero del año 1152, cuando reina en Castilla Alfonso VI y
es papa Eugenio III.
Es sepultada en la iglesia de San Miguel de Treviño donde sus reliquias son
veneradas a través de los siglos.
30 ENERO
Santos: Martina, virgen; Félix, papa; Matías, Armentario, Barsén, obispos;
Hipólito, presbítero; Adelelmo (Lesmes), Feliciano, Filapiano, Alejandro,
mártires; Sabina, vírgenes; Aldegunda, Jacinta de Mariscotti, Tiadilde,
abadesas.
30 de enero
Jacinta de Mariscotti, abadesa (1585-1640)
Puede ser un ejemplo para las niñas-bien. Bueno, es un ejemplo para todos,
pero dado que su vida pasó por unas situaciones peculiares de quienes
proceden de buena cuna, tienen bienes materiales abundantes y hasta
pueden predecir un futuro lleno de posibilidades que mucha gente llama
´idealesª..., pues por eso escribí lo que escribí. Sobre todo, cuando esas
previsiones de futuro probables se convierten en sólo futuribles por las
disposiciones de la Divina Providencia. Y si no, conozcamos algo de su
vida.
Nació cerca de Viterbo, en Vignatello, en el año 1585 del matrimonio
formado por Marcantonio Mariscotti y Octavia Orsini, condesa de
Vignatallo. Top en la sociedad del tiempo. De sus hermanos hay algo que
decir también. Ginebra, que se llamó luego Inocencia, vivió y murió
santamente como Terciaria Franciscana de San Bernardino. Hortensia,
joven virtuosa que casó con el marqués de Podio Catino, Paolo Capizucchi.
Sforza se casó con Vittoria Ruspoli y heredó el título de la familia de los
Mariscotti. Galeazo trabajó y murió en la Curia romana.
Se llamó Clarix como nombre bautismal. Sus padres quisieron darle la
mejor educación y pensaron que el camino óptimo era ponerla junto a sor
Inocencia, su hermana, para que creciera al calor de los buenos ejemplos y
virtudes del monasterio. Su intención fue más buena que acertada. Todo lo
de fuera le ilusiona, le atrae, le embelesa y encanta más que el aire religioso
de dentro. Abandona el monasterio y como conoce su hermosura y la
prosapia de su familia, se hace vanidosa, presumida y coqueta. Más,
cuando su hermana encontró su buen partido y, enamorada, contrajo
matrimonio; ahora se vuelve tan ligera, mundana y extraviada que está a las
puertas de su definitiva ruina espiritual. El único camino viable es entrar de
la peor gana en el monasterio; y, más por despecho que por vocación, toma
el hábito de Terciaria franciscana con el nombre de Jacinta. Tiene veinte
años.
Por diez años, que son bastantes, lleva en el convento una vida mundana.
Su celda parece un bazar por los lujosos adornos; la piedad en ella es
tibieza; la mortificación prescrita, un tedio; hasta recibe las amonestaciones
con desprecio.
Pero con treinta años llega la hora de Dios y surge potente la casta noble y
cristiana que lleva dentro. Una enfermedad grave la espabila del sueño.
Una confesión general es el comienzo. Se suceden los actos de petición de
perdón, de arrepentimiento, está horrorizada por el mal ejemplo... suenan
las disciplinas en público, da besos en los pies de sus hermanas, obediencia
rendida, aceptación de los sufrimientos. La conversa aparece en público
alguna vez como animal, con la soga al cuello. Aunque claramente se tiene
por la mujer más pecadora la nombran vicesuperiora y maestra de novicias
pero ha de vencer su repugnancia a intentar educar a otras que son mejores.
Ahora tiene su contento en la oración, es devota del Arcángel san Miguel,
ama sin cansancio la contemplación de la Pasión de Jesucristo, la Misa le
da lágrimas, las imágenes de la Virgen son su refugio. Le causan pena las
almas que pasan por el extravío del pecado y por su recuperación para Dios
funda dos cofradías: La Compagnia dei Sacconi para la atención material
de los enfermos y ayudarlos a bien morir y La Congregación de los Oblatos
de María para avivar la piedad, hacer obras de caridad y fomentar el
apostolado de los seglares. Aquí ya quiso recompensar Dios a su sierva
enamorada con dones extraordinarios como el de profecía, milagros,
penetra los corazones, es instrumento de conversión y el éxtasis es
frecuente en ella ... Así hasta que murió el año 1640, cuando tenía
cincuenta y cinco.
¿Es o no es una linda ´esperanzaª para quienes, niñas-bien, están lejos?
También para padres ´desconfiadosª de los poderes del Cielo.
31 ENERO
Santos: Juan Bosco, Patrono de aprendices, cinema e ilusionismo, confesor
y fundador; Geminiano, obispo; Ciro y Juan, Tarsicio, Saturnino, Tirso y
Víctor, Zótico, Ciriaco, Trifena, Sergio, mártires; Julio, presbítero;
Marcela, Luisa Albertonia, viudas; Francisco Javier María Bianchi,
confesor.
31 de enero
San Juan Bosco, presbítero (1815-1888)
Nació cerca de Turín, el año 1815, junto a Castelnuovo.
Su niñez fue dura.
Una vez ordenado sacerdote, empleó todas sus energías en la ciudad de
Turín, desviviéndose por la educación de los jóvenes más pobres y
abandonados.
Fundó la Congregación de los Salesianos destinada a procurar a esta
juventud una formación humana integral que abarcara tanto el campo
intelectual y religioso como el profesional.
Escribió también algunas obras en defensa de la religión.
Murió en el año 1888.
1 FEBRERO
Santos: Pionio presbítero y mártir; Severo, Pablo, Cecilio, Basilio,
Everardo, obispos; Soro, Tuján, abades; Brígida (Ida), Inocencia y
Veridiana, vírgenes; David, Simón y Sigeberto III, confesores.
1 de febrero
Brígida, virgen († c.a. 524)
Patrona de Irlanda junto con los santos Patricio y Columba.
Parece una contradicción, pero a pesar de su gran fama que la hace pasar
por la santa más conocida de Irlanda y de estar unidos a su figura gran
cantidad de elementos festivos y folclóricos se conocen muy pocos hechos
históricos sobre su vida.
Fue Cogitosus que vivió del 620 al 680 su primer biógrafo, pero -
lastimosamente- poco escribe acerca de la vida terrena de la santa; su
escrito se pierde en descripciones sociales y religiosas en torno al
monasterio de Kindale, probablemente mixto y con jurisdicción quasi-
episcopal, fundado por Brígida.
También existen himnos y poemas irlandeses de los siglos VII y VIII que
en sí mismos testimonian el culto que se tributaba a la santa irlandesa.
Un poco más adelante, el obispo de Fiésole, Donatus, a mitad del siglo IX,
escribe su vida en verso y este debió ser el vehículo de la rápida difusión de
su culto por Europa.
Pero de esta carencia de datos que impiden el diseño de un perfil
hagiográfico completo; la religiosidad popular y el calor de las gentes por
su santa ha suplido con creces la grandeza de su vida fiel al Evangelio y
entregada a su vocación religiosa.
Veámoslo.
Del hecho de pertenecer Brígida a una tribu inferior en su tiempo,
concretamente la de Forthairt, la fantasía la hace nacer del fruto de la unión
-extraña al matrimonio- de su padre, Duptaco, con una bellísima esclava,
con todos los problemas que esto produce en el entorno familiar legítimo,
desde el disgusto de la esposa hasta la proposición de su venta. Claro que
de esto se sacará la noble lección de que Dios puede tener planes
insospechados para los espúreos inculpables que pueden llegar a las cimas
más altas de la santidad y dejar tras de sí una estela de bien para la gente.
Heredada la extrahermosura de su madre, para no ser ocasión de pecado y
no ser ya más pedida en matrimonio, pide a Dios que la haga fea. ¿Para qué
quiere la hermosura quien sólo piensa en Dios? Ha decidido entrar en
religión. Derrama lágrimas abundantes y son escuchados sus ruegos con un
reventón del ojo; por este favor da gracias a Dios que luego le devuelve
todo su esplendor. La lección está clara: quien posee al Amor desprecia lo
que a tantas vuelve locas y vanas para alcanzar un amor.
También los pobres están presentes en el relato; no podría concebirse
santidad sin caridad. Y ahora es la vaca su cómplice; nunca se secaron las
ubres, una y otra vez ordeñadas por Brígida, cuando había que remediar a
un menesteroso. La vaca ha quedado presente, como emblema, en las
representaciones pictóricas de los artistas, junto a la imagen de la santa.
Y aún hay más; sí, son inagotables los relatos de bondades. Se habla de
leprosos curados y de monjas tibias descubiertas; la muda Doria comienza
a hablar y termina sus días como religiosa en el convento; frustra
asesinatos; da vista a ciegos y... como expresión del estilo de un pueblo
¡convierte el agua de su baño en cerveza para apagar la sed!
Los himnos, versos, poemas y canciones populares -con sencillez y
regocijo- muestran el calor de un pueblo por su santa y dice con sus leyes
lo que las de la crítica histórica ni puede ni debe decir.
2 FEBRERO
La Presentación del Señor
Santos: Catalina de Ricci, virgen; Cornelio, el Centurión; Lorenzo,
Flósculo, obispos; Cándido, Fortunato, Aida, Feliciano, Firmo, Aproniano,
mártires; Adalbaldo, confesor; Juana de Lestonnac, fundadora.
2 de febrero
La Presentación del Señor
Esta fiesta ya se celebraba en Jerusalén en el siglo IV.
Una vez determinada la fecha de la Navidad el día 25 de Diciembre, se fijó
este día para la Presentación del Señor.
Cumpliendo lo mandado por la ley mosaica, a los cuarenta días de su
nacimiento, Jesús fue presentado en el Templo, al mismo tiempo que su
madre realizaba la ceremonia de su purificación.
Así, es una fiesta tanto del Señor como de la Virgen.
3 FEBRERO
Santos: Blas, Oscar (Anscario, Anskar), obispos; Celerino, diácono;
Laurentino, Ignacio, Celerina, Hipólito, Félix, Sinfronio, mártires;
Lupicino, Tigrido, Adrián, Remedio, presbíteros; Nitardo, Elinando,
monjes; Azarías, profeta; Adelino, abad; Olivaria, Secundina, vírgenes y
mártires; Vereburga, abadesa; Claudina Thévenet, fundadora.
3 de febrero
Blas, obispo y mártir (c.a. † 316)
"San Blas bendito, que se ahoga este angelito" ¿Quién no escuchó esta
jaculatoria, mezcla de oración suplicante y quizá con algo de reminiscencia
mágica, cuando se hacía apurada la situación del niño que se tragó una bola
o quedó sin respiración cuando el caramelo o el chicle se le coló
indebidamente? Al tiempo que la experimentada abuela propinaba a la
criatura un buen golpe seco en la espalda o le oprimía el pecho para
facilitar la expulsión del cuerpo extraño, se estaba invocando a uno de los
santos más populares, cercanos y amables de la antigüedad cuyo culto se
extendió durante la Edad Media por toda la cristiandad y ha llegado a
nuestra cultura como protector de los males de garganta.
Y lo curioso es que de Blas se sabe poco porque su vida sólo se escribió
cuando pasaron más de cuatro siglos desde que murió. Naturalmente las
Actas están llenas de fantasías que el pueblo había ido amontonando con el
paso del tiempo sobre su persona y se recogieron poniéndolas por escrito
con las añadiduras que el mismo hagiógrafo del siglo IX tuvo a bien añadir
para realzar su amable figura tan invocada y venerada por las generaciones
anteriores; y hacían muy bien porque hay que mostrarse agradecidos a las
personas que nos hacen favores. Y de esto Blas sabía mucho.
Parece ser que nació en Sebaste _actual Sivas_, en la segunda mitad del
siglo III. Era un armenio.
Dicen que fue médico _entiéndase de cuerpos, como todos los médicos, y
no necesariamente laringólogo que eso es especialización ulterior_, pero
aseguran también que ejercía del mismo modo, con la misma pericia y con
estupenda generosidad la medicina en las almas. Era la caridad la virtud
que le impulsaba a hacer el bien, dando consuelo para los remordimientos y
paz en las tempestades de dentro.
Así que lo eligieron obispo por aclamación de clero local y pueblo, según
la usanza propia del tiempo.
Las circunstancias externas eran extremadamente difíciles entonces por la
persecución de Diocleciano y de sus sucesores, como lo atestigua el
martirio de Eustracio, o el de Carcerio, o el de los 40 mártires de Sebaste
que dieron su vida por la fe.
Cuenta el relato de su vida que aquél sabio y bondadoso obispo Blas se
refugió en las montañas y desde allí mantenía contacto con sus fieles
esporádicamente y en oculto, consolándoles y fortaleciéndoles con su
ejemplo y palabra. Sólo una vez interrumpió voluntariamente aquel
autodestierro; fue por la larga visita que hizo a Eustracio en la cárcel la
noche antes de su martirio; compró por dinero al carcelero y pasó con su
fiel toda la noche confortándolo en el difícil trance, dándole la Eucaristía y
dialogando sobre el premio del cielo que se prometía cercano; el alba trajo
las primeras claridades y el abrazo puso fin al diálogo.
El regreso a las montañas fue el comienzo de su vida como anacoreta
retirado en oración y penitencia. Ya que no hay fieles a los que instruir y
curar, vienen las fieras, pequeñas y grandes, a darle compañía en su cueva
y a recibir la bendición del santo que las libraba de sus males, aunque
nunca le interrumpieron durante el tiempo de sus rezos por muy apuradas
que estuvieran. Así lo encontraron los soldados del prefecto Agrícola
cuando pateaban el monte Argeo en busca de fieras para las fiestas de los
romanos en el circo; asombrados lo vieron en escena paradisíaca, rodeado
de lobos, tigres, leones, osos, liebres y conejos.
Describen la conducción del prisionero Blas por las tierras y pueblos hasta
Sebaste como un cortejo triunfal por las aclamaciones de los cristianos y
paganos que se le acercan, le tocan, besan sus vestidos, piden su bendición
y hasta curó al cerdo de aquella mujer que casi se lo destroza un lobo y,
lleno de bondad, sanó la garganta de aquella joven que la tenía atravesada
por una mala espina.
Llevado a la presencia del procurador, se le juzga por blasfemo y le brindan
la oportunidad de salvarse de la muerte con el solo hecho de derramar unos
granos de incienso en la pira encendida a los dioses. Como el obispo resiste
con firmeza, lo apalean, lo cuelgan de un madero y rastrean su cuerpo con
garfios de hierro sin hacerle desistir de su fe. Unas mujeres piadosas
_asegura el relato que fueron siete_ tuvieron la osadía de tomar algo de su
sangre y untaron con ella sus cuerpos. Bastó este gesto para que fueran
culpadas, reducidas, encadenadas y condenadas a morir, incluidos los dos
pequeños de aquella buena madre que no dejaban de agarrarse al vestido de
mamá.
Fue decapitado Blas, con aquellos dos niños; el año debió ser el 316.
Su culto se extendió por todo Oriente y luego por Occidente. La fama de
taumaturgo se celebró en el templo de Constantinopla consagrado a su
nombre. En Armenia llegó a existir la Orden militar de San Blas. A lo largo
de la Edad Media se pudieron contar en Roma 35 iglesias bajo su
protección, y una privilegiada abadía. En Yugoslavia es el patrono de la
república de Ragusa y hasta se imprimieron monedas con su efigie.
Algunos le invocaron como protector de los ganados, pero el mayor eco
que encontró en el pueblo es el de protector para los males y enfermedades
de garganta. Y no creas que sólo es por el interés de salir del paso por las
molestias que acarrea un catarro, un enfriamiento, una infección o un
cáncer. Como con las gargantas hacemos los hombres muchas cosas,
también se recurre a él cuando hay peligro de renegar de la fe, o se pide su
intercesión para los males que originaron las malas confesiones y hasta de
las intemperancias en la bebida.
4 FEBRERO
Santos: Andrés Corsino y Fileas, Remberto, Filo, Gilberto, Aventino,
obispos; Dióscoro y Teodoro, Eutiquio, Aquilino, Gémino, Gelasio,
Magno, Donato, Isidoro, José de Leonisa, Verónica, confesores; Juan Brito,
mártir; Juana de Valois, reina.
4 de febrero
Juana de Francia, reina (1464-1505)
No por ser hija del rey de Francia iba a pasarlo muy bien en su vida; más
bien se puede asegurar todo lo contrario. El conjunto de su existencia fue
una mezcla de los sufrimientos más amargos a los que puede estar abocada
una persona. Ni querida, ni rica, ni agasajada -como suele hacerse con los
príncipes y princesas- ni galanes, ni fiestas palaciegas. Más bien todo lo
contrario. Fue despreciada por su padre el rey por desencanto al esperar un
hijo varón y nacerle una hembra. Peor asunto cuando se descubre que a su
condición de mujer se añade la fealdad de rostro y, por si fuera poco, hay
que añadir la incipiente cojera. «Una cosa así» hay que sacarla de la Corte
de los Valois. Será el castillo de Linières su sitio para aprender a bordar.
Allí pasará una vida monótona y solitaria sin volver a ver a su madre,
Carlota de Saboya, desde los cinco años.
Luis XI es, aunque Valois, un tirano, dueño de vidas y haciendas. Ha
querido casar a su hija Juana con Luis de Orleáns porque eso sí entra dentro
de su juego y engranajes políticos. Ya lo tiene todo dispuesto. Los Orleáns
se niegan a emparentar con la fea, coja y jorobada maltrecha Juana; pero
las amenazas de muerte por parte del enojadizo rey son cosa seria y el
matrimonio de celebra el 8 de setiembre de 1476 en la capilla de
Montrichard, aunque el novio ni hable ni mire a la novia. A partir de este
acontecimiento, sólo hay visitas del esposo a la malquerida mujer cuando
lo manda el rey.
El duque Luis de Orleáns -el esposo de paja- es levantisco; da con sus
huesos en la cárcel por rebeldía y la buena esposa despreciada intercede por
él ante su hermano, el nuevo rey Carlos VIII. Inesperadamente sube al
trono francés el duque de Orleáns por la muerte repentina de Carlos. Ahora
es el rey Luis XII y precipitadamente consigue la anulación del
matrimonio.
Ya Juana no es reina, sólo duquesa de Berry. Retirada en Bourges funda la
Orden de la Anunciación que honre a la Virgen María, aprenda de ella las
virtudes y se desviva por los pobres. Es el año 1504 cuando ella hace su
propia profesión para morir en santidad el año 1505. La canonización
solemne será en Pentecostés del 1950.
Con añadido de matices y divergencias uno piensa si la verdad de esta vida
es susceptible de ser narrada como una real versión de «cenicienta». Hay
reyes, príncipes y palacios; abundan los desprecios más que duraderos,
notables y bien sufridos; el final es feliz en ambos, si bien el del cuento
termina aquí mientras que el verdadero es más radiante; un hada madrina -
con varita mágica- hizo un papel fugaz en tanto que la Virgen María prestó
su ayuda eficaz.
5 FEBRERO
Santos: Agueda (Gadea), virgen; Pedro Bautista, Martín de la Ascensión;
Gonzalo García, Isidoro, mártires; Avito, Ingenuino, Albuino, obispos;
Agripino, Agrícola, confesores; Alicia (Adelaida, Adela), abadesa; Felicia
niña, mártir; Bertoldo, abad.
5 de febrero
Santa Agueda, virgen y mártir (s. III)
Fue martirizada en Catania (Sicilia), por defender su fe y su pureza, en la
persecución de Decio.
Desde la antigüedad su culto se extendió por toda la Iglesia.
Se introdujo su nombre en el Canon Romano.
6 FEBRERO
Santos: Pablo Miki y compañeros protomártires de Japón; Dorotea y
Teófilo, Saturnino, Revocata, Antoniano, mártires; Guarino, cardenal;
Amando, obispo; Amancio, Gelasio, confesores.
6 de febrero
San Pablo Miki y compañeros mártires
Pablo nació en Japón entre los años 1564 y 1566.
Ingresó en la Compañía de Jesús y predicó generosamente y con mucho
fruto el Evangelio entre sus conciudadanos.
En una fuerte persecución contra los primeros católicos japoneses fue
encarcelado y crucificado en Nagasaky, el 5 de Febrero de 1597, junto con
otros 25 compañeros entre los que se encontraba el misionero franciscano
español san Pedro Bautista.
7 FEBRERO
Santos: Aido, Amandino, Amolvino, Drausio, Maelán, Critán y Lonán,
Aprión y Fintán, confesores; Crisolio, Sergio, Teodoro de Heraclea,
Adauco (Adaucto), mártires; Angulo, Lorenzo, Paternino, obispos;
Ricardo, rey; Juliana, viuda.
7 de febrero
Teodoro de Heraclea, mártir († c.a. 319)
Uno de los mártires orientales provenientes del mundo de la milicia. Fue
capitán de soldados. Hizo honor a su nombre -Teodoro es Adorador de
Dios- con el testimonio de su sangre derramada. Ejerce el mando en
tiempos del emperador Licinio. Murió mártir, en Heraclea, por el año 319,
defendiendo la fe y sabiendo anteponer a su lealtad de soldado la
preeminencia de obedecer a Dios.
El resto es otro cantar. Muchos consideran los relatos como producto de la
fábula que se hace en torno a su persona y a su entrega; puede que tengan
razón. Siendo sinceros, también nosotros encontramos dificultades para
aceptar el relato tal cual nos lo entrega el tiempo sin pasarlo por la criba de
la historia que lo purifique. Muy probablemente hay elementos del relato
bordados en el telar de la leyenda.
Porque dicen que pasaba su valiente vida librando las tierras de alimañas,
monstruos y dragones. Y donde se resalta su condición de hombre de fe es
en una de las caminatas que hacía el emperador visitando el imperio,
revisando sus fuerzas militares y comprobando el estado de las posiciones.
En esta ocasión, lleva consigo todas las imágenes idolátricas de los dioses
romanos. Son ricas y minuciosamente trabajadas por los artistas palatinos.
Quiere donarlas a sus tropas para que le sirvan de protección en las
campañas.
El capitán Teodoro hace los honores del recibimiento. Luego, de modo
ingenuo y servicial, pide permiso al emperador para que las estatuas de los
dioses paganos sean depositadas en las dependencias de su casa con el
pretexto de custodiarlas y perfumarlas. Así -asegura con pillería- estarán
más vistosas a la hora de ser presentadas al gran público. Y lo más
ocurrente que resuelve es destruir las imágenes de los dioses falsos, obtener
el oro que las recubre y posteriormente donarlo a los pobres para que
remedien sus miserias.
¡Claro que con su actuación alegre y decidida da un testimonio de dónde
tiene puestos sus valores y de en quién tiene depositada su fe! Pero le valió
el martirio por degüello precedido de incontables tormentos que ya están
previstos en los relatos de las actas martiriales tardías. Sí, se habla de sus
muchas heridas sanadas por ángeles y de conversiones multitudinarias de
testigos presenciales al comprobar su firmeza hasta el último momento de
su muerte.
En el cielo nos encontraremos con Teodoro, el capitán de Heraclea y, si lo
cree oportuno, nos contará la verdad de lo que pasó. No deja por ello de
animar nuestra existencia conocer lo que los ancestros dijeron de este
intrépido santo soldado pícaro, queriendo personificar en él que la fe no
está reñida con el sentido práctico y que la valentía profesional debe
acompañar a la fortaleza que da la entrega a Dios.
8 FEBRERO
Santos: Jerónimo Emiliano, presbítero; Juan de Mata, fundador; Pablo,
Lucio, Ciriaco, Dionisio, Quinta, Emiliano, Sebastián, Filadelfo y
Policarpo, mártires; Juvencio, Honorato, obispos; Esteban, abad.
8 de febrero
San Jerónimo Emiliani
Nació en Venecia el año 1486.
Abandonó la carrera de las armas para consagrarse al servicio de los pobres
entre quienes distribuyó sus bienes.
Fundó la Orden de los Clérigos Regulares de Somasca, para socorrer a los
niños huérfanos y pobres.
Murió en Somasca (Bérgamo) el año 1537.
9 FEBRERO
Santos: Apolonia, Alejandro, Ammonio, Nicéforo, Primo y Donato,
diáconos; Marta, María y Licarión, mártires; Sabino, obispo; Miguel Febres
de las Escuelas Cristianas; Emiliano, eremita; Reinaldo, Conrado, monjes.
9 de febrero
Apolonia, virgen y mártir († c.a. 249)
Sucedió en tiempos del emperador Felipe que es una época suave en la
práctica de la fe cristiana. El lugar de los acontecimientos es Alejandría y
por el año 248, previo a la persecución de Decio.
Sale a la calle un poeta con aires de profeta de males futuros; practicaba la
magia, según se dice; va por las vías y plazas alejandrinas publicando,
como agorero de males, las catástrofes y calamidades que van a sobrevenir
a la ciudad si no se extermina de ella a los cristianos. No se sabe qué cosas
dieron motivo para predecir esos tiempos aciagos, pero la verborrea
produjo su efecto. El obispo Dionisio Alejandrino es el que relata el
comienzo de la persecución. Tomaron violentamente al anciano Metro, sin
respetar sus canas; le exigen blasfemias contra Jesucristo, se desalientan
con su firmeza y acaban moliéndolo a palos y lapidándolo a las afueras de
la ciudad. Luego van a por la matrona Cointa que es atada, arrastrada y
también muerta a pedradas. Ahora la ciudad parece en estado de guerra;
han crecido los tumultos; la gente va loca asaltando las casas donde puede
haber cristianos. Se multiplican los incendios, los saqueos y la destrucción.
En Alejandría vive una cristiana bautizada desde pequeña y educada en la
fe por sus padres; en los tiempos de su juventud decidió la renuncia
voluntaria al matrimonio para dar su vida entera a Jesús. Se llama Apolonia
y ya es entrada en años; los que la conocen saben mucho de sus obras de
caridad, de su sólida virtud y de su retiro en oración; incluso presta ayuda a
la iglesia local como diaconisa, según se estila en la antigüedad. Las hordas
incontroladas la secuestran y pretenden obligarla a blasfemar contra
Jesucristo. Como nada sale de su boca, con una piedra le destrozan los
dientes. Después la llevan fuera de la ciudad amenazándola con arrojarla a
una hoguera, si no apostata. Pide un tiempo para reflexionar. Se abisma en
oración. Luego, ella misma es la que, con desprecio a la vida que sin Dios
no vale, con paso decidido, pasa ante sus asombrados verdugos y entra en
las llamas donde murió.
Los cristianos recogieron de entre las cenizas lo poco que quedó de sus
despojos. Los dientes fueron recogidos como reliquias que distribuyeron
por las iglesias.
Su representación iconográfica posterior la presenta sufriendo martirio de
manos de un sayón que tiene una gran piedra en la mano para impartir el
golpe que le destrozó la boca. Por eso es abogada contra los males de
dientes y muelas.
También a nosotros nos asombra la decisión de santa Apolonia por
parecerse a al suicidio. Algún magnánimo escritor habla de que «eso sólo
es lícito hacerlo bajo una inspiración de Dios». Desde luego es susceptible
de más de una glosa. Sólo que los santos, tan extremosamente llenos de
Dios, adoptan en ocasiones actitudes inverosímiles y desconcertantes bajo
el aguijón del Amor y ¡quien sabe si esas son «locuras» sólo para quien no
tiene tanto amor! Al fin y al cabo, cada santo es el misterio de responder
sin cuento a Dios.
10 FEBRERO
Santos: Escolástica, Austreberta, Sotera, vírgenes; Zótimo, Ireneo, Jacinto
y Amancio, mártires; Bruno, Silvano, obispos; Guillermo, ermitaño.
10 de febrero
Santa Escolástica, virgen († 547)
Nació en Nursia (Italia) alrededor del año 480.
Fue hermana de San Benito y le acompañó en la vida monástica, viviendo
en lugares cercanos a los monasterios que su hermano fundaba.
Ambos hermanos acostumbraban a entrevistarse una vez al año; la última,
muy poco antes de morir en Montecasino, el año 457.
11 FEBRERO
Nuestra Señora de Lourdes.
Santos: Lucio, Deseado y Desiderio, Calocero, Castrense, Lázaro y
Secundino, Adolfo, Ecián, obispos; Saturnino, Dativo y Félix, Ampleio,
mártires; Jonás, Pedro de Guarda, Cedmón, monjes; Gregorio II y Pascual,
papas; Severino, abad; Eloísa y Teodora, emperatriz.
11 de febrero
Nuestra Señora de Lourdes
Sucedió en las cercanías de los Pirineos franceses. Fue un hecho impensado
y nada previsto que acabó revolucionando las conciencias y pasó con
elegancia por encima de las mentes un tanto cegatas para lo sobrenatural
por la corriente racionalista y anticlerical de aquellos franceses.
El mismo día en que se celebraba en la liturgia de la iglesia la fiesta de la
Anunciación se reveló con la sencillez de las cosas grandes que aquella
aparición repetida tantas veces era nada menos que la misma Virgen María.
Sí, la visita era grandiosa por la dignidad y asombrosa por lo inusitado. La
muchacha que se afirmaba como vidente ni siquiera sabía pronunciar bien
el término "concepción" las primeras veces y el dogma como tal hacía muy
poco tiempo que se había proclamado en Roma por el Papa. Pero
Bernardita o Bernardette, que así se llamaba, refirió que la aparición había
dicho: "Yo soy la Inmaculada Concepción".
La primera aparición fue el 11 de febrero de 1858. Luego se fueron
repitiendo hasta dieciocho veces y no sin dificultades, burlas, expresiones
altivas y otras cosas. Pues buenos eran aquellos listillos escépticos, algunos
bastante engreídos por los conocimientos de las ciencias humanas. Hubo de
superar aquella pobre analfabeta y con poca salud, hija de una familia
pobre _arruinada y miserable en aquellos días_ todas las trabas
imaginables, incluidas las que puso la misma autoridad eclesiástica. Pero lo
que es documentación, hay toda y seria; examinada desde todos los ángulos
que puede contemplarse y someterse a crítica un documento que pertenece
a la Historia; declaraciones, procesos, dictámenes técnicos, pruebas, cartas
y réplicas. Las pruebas de los hechos están exhaustivamente estudiadas:
unas yerbas comidas, la tierra arañada, fuente que brota y gente curada;
aluviones imparables de gente con ganas de rezar y que tiene ansias de
curación; junto a algún iluminado y escéptico excéntrico, multitudes
agradecidas y enfervorizadas.
Pidió la Señora que se le edificara una iglesia _por lo pequeño, capilla_ y
se hiciera procesión.
Los actos multitudinarios fueron varias veces prohibidos y el recinto de la
cueva cerrado; hasta que llegó la esposa del almirante Bruat, institutriz de
los hijos del emperador, coincidente en el día con la que hizo el mismo
polemista Luis Veuillot, y se pudo informar de modo adecuado a Napoleón
III que mandó levantar la prohibición.
El obispo de Tarbes inició el proceso que duró dos años, hasta que el 18 de
enero de 1862, en carta pastoral firmada por él afirmaba: "Juzgamos que la
Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, se apareció realmente a
Bernardetta Soubirous el 11 de febrero de 1858 y días siguientes, en
número de 18 veces, en la gruta de Massabielle, cerca de la ciudad de
Lourdes; que tal aparición contiene todas las características de la verdad y
que los fieles pueden creerla por cierto... Para conformarnos con la
voluntad de la Santísima Virgen, repetidas veces manifestada en su
aparición, nos proponemos levantar un santuario en los terrenos de la
gruta".
Aún así hubo restricciones por parte de las autoridades locales, pero
trabajaron los arquitectos, las brigadas de obreros se pusieron en marcha y
el 18 de mayo de 1866 pudo consagrarse la cripta, cimiento de la futura
capilla. Comenzaron las peregrinaciones masivas y organizadas en el 1873.
En el 1876 se pudo consagrar la basílica. La iglesia del Rosario, consagrada
en 1901, se levanta para suplir las deficiencias de espacio de la primitiva
basílica, que pronto fueron palpables por la afluencia de peregrinos. En
1958, consagra el cardenal Roncalli _que más tarde será el papa Juan
XXIII_ la basílica subterránea dedicada a san Pío X; bien merecido porque
este papa fue quien extendió la devoción a toda la Iglesia.
Lourdes es un sitio privilegiado para la devoción cristiana.
Oración, silencio para el recogimiento. Abundantes actos de culto que
facilitan la piedad. Muchos rosarios en las manos de los fieles por los
espacios descubiertos e iglesias. Gente enfervorizada de rodillas. Culto
público y multitudinario en tantas ocasiones para atender las necesidades
espirituales de los peregrinos que acuden en masa.
Vía Crucis o Chemin de la Croix que se recorre entre empinadas pendientes
con las estaciones de la Pasión para facilitar seguir los principales
momentos de Jesús sufriente por la humanidad.
Y dos actos cumbres diarios. La procesión con el Santísimo a primera hora
de la tarde, con filas de peregrinos y multitud de enfermos adorantes que
reciben su bendición entre súplicas, lágrimas y actos de fe ¡de esperanza!
Porque de vez en cuando pasa que lo que se pide se alcanza. Es el milagro
que hace falta probar, examinar, discutir, mirar y remirar hasta que se
pueda publicar. La procesión de antorchas por la noche. Cantos, honra,
alabanzas en todos los idiomas pronunciadas, unión de corazones en las
avemarías del Rosario; luminarias de fe.
¿Lo más grande? El enfermo, atendido, asistido, y hasta mimado; los más
tristes y desesperados casos se pueden ver en cualquier rincón de Lourdes;
perfectamente cuidados, llevados y traídos por un generoso voluntariado
internacional y multirracial que con delicadeza ve a otro Cristo en el cuerpo
_a veces tan descompuesto_ de la camilla que empuja o arrastra ¡Y lo más
admirable! La humanidad doliente atendida, esa que suplica salud para el
cuerpo, está pletórica de esperanza, de consuelo; se percibe a simple vista
alegría en la aceptación de la enfermedad, del sufrimiento. Limitación
sosegada y alegre con dulce resignación.
¿Más? Sí. No sería completo el panorama descrito si no hubiera
oportunidades para curar el alma. Igual que hay una piscina para los
cuerpos, por si a la Virgen Santísima le pareciera bien devolver la salud,
hay confesionarios para enjugar las almas, con la certeza firme de obtener
siempre el perdón solicitado en al sacramento de la reconciliación; y
abundan los huecos para los confesores, con facilidad para idiomas... miles
de perdones y gracias.
¡Una inyección de fe para el mundo desde Lourdes de Francia!
12 FEBRERO
Santos: Eulalia de Barcelona, virgen y mártir; Modesto, Cándido, Damián,
Julián, Ammonio, mártires; Melecio, Antonio, Benedicto, Gaudencio,
obispos; Anastasio, monje.
12 de febrero
Eulalia de Barcelona, virgen y mártir († 304)
Dos ciudades, Mérida y Barcelona, se glorían de tener entre sus antecesores
egregios una santa mártir con el mismo nombre. Hay quien soluciona un
posible problema histórico con la consideración de que la santa barcelonesa
es un doblete de la santa emeritense. Cierto que las circunstancias en las
que tuvo lugar el martirio, la época, las personas, el mismo nombre de la
santa, su juventud y las mismas referencias consecuentes a su partida del
mundo de los vivos, propician considerarla como un único martirio narrado
en dos lugares diferentes y contrapuestos en la geografía hispana,
unificando la persona de la mártir. Si esto fuera así, significaría el gran
impacto social que debió causar el acontecimiento y la ejemplaridad que
proporcionó a la sufrida comunidad cristiana en aquellos tiempos difíciles.
No obstante, esto no daría explicación suficiente a los testimoniados
sucesos ocurridos milagrosamente en Barcelona cuando se descubre el
sepulcro de la santa y su culto posterior.
La época es el comienzo del siglo IV, durante la persecución de Maximiano
y Diocleciano, siendo Decio el pelele macabro que pone mártires cristianos
en los lugares que pisa con la ilusión de extirpar del Imperio ese nombre.
En todas las épocas hubo -también hoy- sujetos que, amparados por la
fuerza que da el poder y detrás del velo del cumplimiento del deber legal,
niegan al hombre la posibilidad de ser o de ser personas libres con el
derecho a la inviolabilidad de su conciencia individual. A estos, la Historia
los llama tiranos. También en todas las épocas -y más en las que más lo
necesitan- aparecen con vehemencia personas que en su aparente debilidad
muestran con sus palabras y obras lo indomable e irreductible del hombre y
la fuerza arrolladora de la verdad. A estos, la Iglesia los llama santos. Esa
es obra de Dios y ellos o ellas el espejo para el seguro caminar.
Eulalia de Barcelona es la niña-joven que ha nacido en buena familia. Su
niñez de cristiana ha sido un continuo aprender en su casa con la mirada
puesta en el buen Jesús; en la iglesia doméstica que es su familia aprendió
el ABC de la Salvación. Se han publicado edictos de persecución; ya
algunos han sido forzados por la autoridad y se habla de sangre vertida por
fidelidad. Un día madruga, sale de casa con el sol, hace el camino tan largo
como animoso. Espontáneamente se sitúa ante el gobernador y aquí es
difícil separar lo que fue hecho y lo que es adición posterior del comentario
que sublima la quintaesencia de la entrega a Dios. La joven-niña no
insinúa, afirma, en el diálogo con su interlocutor: los dioses paganos son
falsos, inútiles, y no pasan de ser demonios; quien les sirve ofende al único
Dios y será castigado por Él. « Yo soy sierva de Cristo, rey de reyes y
señor de señores». Sí, y no hay autoridad que le haga cambiar; en el
sufrimiento será asistida por su Amor. La arrogancia del poder se queda sin
fuerza ante los hechos que avalan palabras; no han servido las palabras
blandas, ni las amenazas crueles, ni los azotes, ni el potro, ni las uñas
arrancadas, ni el fuego en su blanca carne que hasta quemó a sus propios
verdugos. Una paloma blanca salió de su boca cuando murió. El asombro
de los que lo han visto todo es estupor. Al poderoso del mundo solo le
queda la rabia de su derrota que intenta inútilmente compensar crucificando
el cuerpo muerto y dejarlo sin enterrar. Una nevada oportuna quiso cubrir
la desnudez de Eulalia.
Sea como fuere el asunto de Eulalia de Barcelona, de Eulalia de Mérida, de
una misma o de dos Eulalias -el estado actual de la investigación no
permite ir más allá de la constatación aceptada de dos santas vírgenes
mártires-, el hecho es que tanto en una ciudad como en la otra se honra a
Dios por la fortaleza intrépida de una joven cristiana que proclama la
verdad ante el mundo y cuyo nombre era Eulalia.
13 FEBRERO
Santos: Agabo, profeta; Esteban, Gilberto, Lúcimo, obispos; Polieuto
(Policeto), Juliana, Benigno, Fusca y Maura, mártires; Esteban, abades;
Martiniano, monje; Hermenegilda, abadesa; Acepsimas, eremita; Cástor,
confesor.
13 de febrero
Benigno, presbítero y mártir († 303)
Dicen que un fraile, en un arrebato de falsa devoción, quiso llevarse a su
convento -eso que se llama robar una cosa sagrada y como agravante en un
sitio también sagrado- la cabeza del santo que reposaba dentro de un
relicario de plata en el monasterio de benedictinas que se llama «De las
Milicias», en Todes. En su intento, y sin saber muy bien lo que pasaba, no
pudo salir del templo por no poder localizar las puertas hasta poco antes tan
expeditas. Así, se vio obligado a depositar la reliquia de san Benigno en el
sitio que le correspondía.
Todes es una de las primeras ciudades evangelizadas de Hungría. Benigno
vive en la segunda mitad del siglo III. Y se ha dado conocer entre los suyos
como un insigne propagador de la fe cristiana; lo hace con alegría y con
notable entusiasmo. El obispo Ponciano conoce su afán apostólico y está al
tanto de la sinceridad de su vida; un día lo consagra presbítero para
apoyarse en él en el cumplimiento obligado de atender a su grey y de
extender la Salvación.
Llegada la persecución de Maximiano y Diocleciano, la comunidad de
creyentes está confortada por la atención espiritual que con riesgo
constante de su vida le presta el buen sacerdote Benigno. Socorre a los
confesores de la fe presos en las cárceles; visita las casas de los débiles y
les busca por los campos que los cobijan para darles aliento; y se las arregla
para estar cerca de los que son torturados, acompañando hasta donde es
posible humanamente a los que se disponen al martirio.
Pasado el peor momento de estupor, se llena de la audacia del Espíritu
Santo y comienza a predicar con fortaleza de Jesucristo. Ahora lo hace
públicamente en el intento de convertir a los paganos que están en el
terrible error de la idolatría. El principal foco de atención de su discurso es
hacerles comprender que los ídolos son una necedad y el culto que se les
tributa supone una verdadera ofensa al único Dios que merece adoración y
puede darles la salvación ofrecida a todos los hombres sin excepción. Ya
no le importa su vida. Se sabe portador de la verdad y conoce bien que ella
no es exclusivamente para él. Sólo Jesús es el Señor y todos han de
servirle.
Lo que era presumible con ese comportamiento se hace realidad. Es
apresado y obligado a apostatar, siendo inútiles los tormentos que tuvo que
soportar el fiel y valiente discípulo. Por fin, muere el 13 de febrero del año
303 con la cabeza cortada, aquella que el fraile quiso cambiar de sitio.
La catequesis, es decir, llevar a Cristo a los demás, comporta la
responsabilidad de ser fiel a lo que se propone y ni que decir tiene que en
este contexto la vida humana no es ningún valor absoluto. ¡Qué bien lo
supo hacer san Benigno sin tener que darle vueltas a los textos de las
bibliotecas de las universidades que aún no se habían inventado! Fue
sencillamente el don del Espíritu Santo. Hoy también hacen bastante falta
sacerdotes -no sólo en Hungría- cuidadosos menos de su propia vida que de
la Salvación que ofrecen y ¡obispos que los descubran!
14 FEBRERO
Santos: Cirilo y Metodio, patronos de Europa.
Nostriano, Elecaudio, obispos; Adolfo, confesor; Valentín, Vidal, Zenón,
Ammonio, Cirión, Casiano, Agatón, Moisés, Dionisio, Próculo y Filemón,
mártires; Antonio y Auxencio, abades.
14 de febrero
San Cirilo († 869), monje, y San Metodio († 885), obispo
Cirilo, nacido en Tesalónica, hizo brillantes estudios en Constantinopla.
En unión de su hermano Metodio evangelizaron los pueblos eslavos.
Entre los dos publicaron los textos litúrgicos en lengua eslava escritos en
caracteres «cirílicos».
Cirilo murió en Roma el 14 de Febrero del año 869.
Metodio marchó a Panonia como obispo; allí desarrolló una infatigable
labor de evangelización, teniendo que superar grandes dificultades.
Murió el 6 de Abril del año 885 en la ciudad de Vellherad.
El papa Juan pablo II nombró a estos dos hermanos, junto con San Benito,
patronos de Europa.
15 FEBRERO
Santos: Claudio de la Colombière; Saturnino, Cástulo, Lucio, Magno,
Ágape, Cástula y Domnina, Faustino y Jovita, mártires; Quinidio,
Decoroso, obispos; Severo, presbítero; José, diácono; Eusebio, anacoreta
15 de febrero
Faustino y Jovita, hermanos, mártires († 122)
Nacidos en Brescia (Lombardía). Son dos hermanos varones aunque el
nombre del segundo nos induzca a confusión. Fueron bautizados desde
pequeños y siempre estuvieron unidos por lazos aún más fuertes que los de
la sangre.
Apolonio, obispo de Brescia, los llamó al sacerdocio; a Faustino lo hizo
presbítero y a Jovita, más joven, diácono. Con la consagración se aumenta
el fervor de los hermanos. Sienten ahora más profundamente la
responsabilidad de ser fieles para no defraudar a los que ha llegado su fama
de propagadores de la doctrina de Cristo. Hasta les ha hecho populares su
bondad; la gente los busca para oírles hablar del Señor; incluso los paganos
quieren escuchar las doctrinas que les son extrañas, pero que tienen tanto
que ver con la verdad. Ya comienzan algunos a destrozar sus propios
ídolos.
Marchaban bien las cosas hasta que se encendió el fuego de la persecución.
El cacique aprovecha la coyuntura de que el emperador Adriano se les hace
próximo al pasar por Liguria. Les acusa ante las autoridades romanas de
querer destrozar al Imperio por la ofensa que infiere a los dioses que son su
fundamento. El emperador toma cartas en el asunto porque lo que le ha
llegado es que Faustino y Jovita son unos embaucadores; sí, engañan con
magia, son poderosos en las palabras y adoran a un judío que murió
crucificado llamado Jesucristo. Han lavado el cerebro a mucha gente
honrada; los templos están desiertos y los dioses abandonados ¡Hay que
salvar al Imperio!
Era cosa tan sencilla ofrecer unos granos de incienso en el templo del dios
Sol... pero no hubo manera de que lo hicieran. Eso es llanamente apostasía.
Mueren con la cabeza cortada en el camino de Cremona, en el año 122.
El buen sentido de los cristianos adornó luego la magnífica figura de sus
ejemplares héroes mártires con narración apócrifa que rellenara los huecos
de la escueta y seca historia. Dicen esos relatos que aún hicieron mucho
mayor bien del que se desprende de la entrega de sus vidas. Es ingenuo,
pero conmovedor el añadido posterior. Si entretiene, podemos seguir
leyendo.
Fueron apresados y puestos a disposición del emperador. Ante la mantenida
negativa a sacrificar, resultó que la estatua idolátrica del dios Sol se tiñó de
negro y, cuando los servidores del templo pagano se dispusieron a
limpiarla, se deshizo en un montón de polvo. Después los echaron a las
fieras, pero los cuatro leones del circo se mostraron mansos y echados a sus
pies; lo mismo pasó con los osos y leopardos. Aunque en realidad no eran
tan mansos porque el delator -que bajó furioso a la arena para excitar a las
fieras- fue devorado por ellos. La gente que presenciaba el espectáculo
huyó despavorida a sus casas dejando las puestas abiertas y Faustino y
Jovita mandaron los bichos al campo.
El emperador, continúa el fabuloso relato, también se asustó; pero quiso
sacar partido de los dos hermanos. Se le ocurrió la idea de utilizarlos en su
provecho haciendo que recorrieran las ciudades de Italia para divertir con
su magia a la gente en el circo. Milán, primero; Nápoles, luego. En todas
partes los prodigios se repitieron y fue providencial la marcha para que
muchos y en todas partes conocieran al Resucitado entre los tormentos y
los prodigios que se contemplan en el cuerpo de los santos: plomo
derretido, huesos apaleados, tormento de fuego aplicado a los costados. Su
carcelero, Calocero, se convirtió y también murió mártir. Finalmente les
cortaron la cabeza.
¿No es verdad que el añadido no inventa al santo? Sólo lo honra.
16 FEBRERO
Santos: Faustino, Onésimo, Honesto, Simeón, obispos; Pánfilo, Valente,
Paulo, Porfirio, Julián, Elías, Isaías, Samuel, Daniel, Jeremías, Seleuco y
Teódulo, mártires; Juliana, virgen y mártir; Flaviano, anacoreta.
16 de febrero
Juliana, virgen y mártir († s. III)
Cuando llegó la paz de Constantino, la matrona Sofronia tomó las reliquias
del cuerpo de la mártir Juliana con la intención de llevarlas consigo a
Roma. Por una tempestad, tuvo que desembarcar en Puzoli donde le edificó
un templo que luego destruyeron los lombardos. Las reliquias se vieron
peligrar y prudentemente se trasladaron a Nápoles donde reposan y se
veneran con gran devoción.
En Nicomedia tuvieron lugar los hechos, de mil maneras narrados y con
toda clase de matices comentados, en torno a esta santa que hizo un
proyecto de su vida contrapuesto al deseado por su padre. Los narraré
escuetamente adelantando ya que fue por la persecución de Maximiano.
Juliana es hija de una conocida familia ilustre pero con un padre pagano
metido en el ejercicio del Derecho - que cuando llega el momento llega a
convertirse en perseguidor de los cristianos - y una madre agnóstica. Ella,
por la situación del entorno familiar nada favorable para la vivencia
cristiana, se ha hecho bautizar en secreto. Además se le ha ocurrido
entregarse enteramente a Cristo y no entra el casamiento en sus planes de
futuro. Este es el marco.
La dificultad del caso comienza cuando Eluzo, que es un senador joven,
quiere casarse con Juliana. La cosa se pone aún más interesante porque,
conociendo que Eluzo bebe los vientos por su hija, ya ha concertado el
padre el matrimonio entre el senador y la joven, comprometiendo su
honorabilidad.
La supuesta novia lo recibe amablemente y con cortesía haciendo gala de
su esmerada educación. Pero, al llegar el momento culminante de los
detalles matrimoniales, salta sobre el tapete una condición al aspirante con
la intención de desligarse del compromiso. No lo aceptará -le dice-
mientras no sea juez y prefecto de la ciudad. Claro que eso era como pedir
la luna; pero se vio pillada en sus palabras ya que en poco tiempo, gracias a
influencias, dinero y valía personal, Eluzo se ha convertido en juez y
prefecto de Nicomedia; además, continúa insistiendo en sus pretensiones
matrimoniales con Juliana. La doncella mantiene la dignidad dándole toda
clase de felicitaciones y parabienes, al tiempo que le asegura no poder
aceptar el matrimonio hasta que se dé otra condición imprescindible para
cubrir la sima que los separa: debe hacerse cristiano.
Ante tamaño disparate es el propio Eluzo quien pondrá al padre al corriente
de lo que está pasando y de la «novedad» que se presenta. «Si eso es
verdad, seremos juez y fiscal para mi hija». Juliana sólo sabe contestar a su
padre furioso que ansía ser la primera dama de la ciudad, pero que sin ser
cristiano, todo lo demás lo estima en nada.
«Por Apolo y Diana! Más quiero verte muerta que cristiana».
En la conversación tratará a su padre con respeto y amor de hija, pero...
«mi Salvador es Jesucristo en quien tengo puesta toda mi confianza».
Vienen los tormentos esperados cuando las razones no son escuchadas.
Estaño derretido y fuego; además, cárcel para darle tiempo a pensar y
llevarla a un cambio de actitud. Finalmente, con 18 años, se le corta la
cabeza el 16 de febrero del 308.
Alguna vez hay padres «se pasan» al forzar a sus hijos cuando tienen que
elegir estado. Esto tiene más complicaciones si razones profundas, como la
fe práctica, dificulta la comprensión de los motivos que distancian. ¿No
pensaría el padre de Juliana que sin matrimonio y cristiana su hija sería
desgraciada? Quizá con viva fe cristiana llegara a vislumbrar que Jesucristo
llena más que el dinero, el poder, la dignidad y la fama.
17 FEBRERO
Santos: Los 7 Santos Fundadores de los Servitas (Alejo de Falconieri,
Bonfiglio, Bonajunta, Amideo, Sosteneo, Lotoringo, Ugocio); Faustino,
Policromio, Silvino y Benedicto, Eutropio, obispos; Teódulo, Donato,
Secundiano y Rómulo, mártires.
17 de febrero
Los siete santos fundadores de la Orden de los Siervos de la Virgen María
(s. XIV).
Fueron siete varones florentinos que en un primer momento llevaron una
vida eremítica de oración y estricta pobreza en el monte Senario,
dedicándose particularmente al culto de la Virgen.
Posteriormente se dedicaron a predicar incansablemente por toda la
Toscana y fundaron la Orden de Siervos de Santa María Virgen,
«Servitas», aprobada por la Santa Sede el año 1304.
San Alejo Falconieri, uno de estos santos varones, murió el 17 de Febrero
del año 1310.
17 de febrero
San Eutropio, Obispo († c. 420)
El Padre Jerónimo Román de la Higuera en su martirologio dice: «de
Fregenal de Extremadura el tránsito glorioso de San Eutropio obispo de
aquella ciudad que conociendo los yerros que por España sembraban los
dos Auitos, envió a Africa al venerable presbítero Paulo Osorio, para que
consultadas estas herejías con San Agustín, apuntase el modo más seguro
para condenarlas».
Fue este santo Prelado pariente muy cercano de Flavio Caupernico,
Arzobispo de Toledo y sucesor de Castino, murió en paz con opinión de
santidad, a 17 de Febrero cerca de los años 420.
Marco Máximo, arzobispo de Zaragoza afirma que los dos monjes herejes,
llamados Auitos provenían uno de Jerusalén y otro de Roma con doctrinas
de Orígenes, Victorio y Basilio no muy ortodoxas, una vez superadas las
corrientes priscilianistas.
El Obispo San Eutropio envió a Paulo a consultar a San Jerónimo sobre el
origen del alma.
El Santo Obispo informado de los Santos Padres, Agustín y Jerónimo,
ejerció su magisterio con seguridad, celo y entereza.
Consumió su vida, habiendo guardado al depósito de la fe.
18 FEBRERO
Santos: Simeón, obispo de Jerusalén; Flaviano, Eladio, obispos; Claudio,
Alejandro, Cucias, Lucio, Rótulo, Clásico, Máximo, Prepedigna, Silvano,
Secundino, Frúctulo, mártires; Constancia, Atica, Artemia, confesores.
18 de febrero
Eladio, obispo († 632)
Arzobispo importante por su cometido entre los visigodos toledanos de su
tiempo. Tuvo el buen gusto de admitir al diaconado a san Ildefonso que le
sucedería también en la sede arzobispal de Toledo. Pasó dieciocho años al
servicio de los cristianos como sucesor de los Apóstoles, desde que murió
Aurasio, su antecesor en el mismo ministerio, y construyó también el
templo de santa Leocadia.
Su padre llevó antes que él su nombre y ocupaba un cargo importante en la
Corte. En familia de buenos cristianos nació Eladio, en Toledo, pasando la
segunda mitad del siglo VI. Llega a sobresalir tanto en el cuidado de los
negocios y tan merecedor es de confianza que el rey lo nombra
administrador de sus finanzas ¡un antecedente de los ministros de Hacienda
de hoy!
No se le sube a la cabeza de mala manera el honor, ni las riquezas, ni el
poder que su cargo conlleva. No, no se dejó deslumbrar por la grandeza.
Desde siempre era conocida su devoción y la fidelidad a las prácticas de
vida cristiana. San Ildefonso dice de él que «aunque vestía secular, vivía
como un monje». Y no le faltaba razón, porque frecuentaba el retiro
monacal del monasterio Agaliense próximo a Toledo y algo se le pegaría.
Entre los afanes de las cuentas, recaudaciones, ajustes y distribución de
dineros le llega la hora de la vocación a cosas más altas. Hay un cambio de
negocio y quien lo propone es el Señor. Con voluntad desprendida deja
bienes, afanes terrenos, comodidades, familia y mucho honor. Tomado
hábito, a la muerte del abad, los monjes le eligen para esa su misión.
Después viene otra muerte, porque así vamos pasando los hombres. Se
resiste Eladio a aceptar la distinción de arzobispo, pero la silla toledana
necesita un sucesor después de la muerte de Aurasio. Los años no son
obstáculo para reformar el estamento eclesiástico, mejorar el estado secular
y cuidar el culto divino. Como obispo no puede olvidar a los más
necesitados en lo material porque sin caridad no hay cristianismo creíble; y
es en este punto donde su discípulo y sucesor Ildefonso escribe: «Las
limosnas y misericordias que hacía Eladio eran tan copiosas que era como
si entendiese que de su estómago estaban asidos como miembros los
necesitados, y de él se sustentaban sus entrañas»; este era un motivo más
para cuidar la austeridad de su mesa arzobispal, debía ser frugal en la
comida para no defraudar a los pobres.
Aún tuvo más entresijos su vida; negoció delicadamente con Sisebuto la
ardua cuestión que planteaba la convivencia diaria entre las comunidades
de judíos y cristianos que era fuente permanente de conflictos religiosos y
de desorden social.
Murió el 18 de febrero del año 632.
19 FEBRERO
Santos: Agatón, papa; Zambdas, Casiano, Barbato, Mansueto,
Quodvultdeus, obispos; Gabino, Publio, Julián, Marcelo, mártires;
Conrado, Eugenio, Beato (de Liébana), Confalonieri, confesores; Dositeo,
monje; beato Álvaro de Córdoba.
19 de febrero
Álvaro de Córdoba, beato († 1430)
No hay que confundirlo con el conocidísimo Álvaro de Córdoba (Paulo)
que vivió en el gran siglo IX de los mártires cordobeses y que fue íntimo
amigo del mártir san Eulogio, desempeñando un gran papel de apologeta en
la España mozárabe de los Omeyas, carteándose con su maestro
Espeaindeo, dejando escritos -aunque en bajo latín- que defendían los
misterios de la fe cristiana con un apasionamiento y una fortaleza inusual
aún cuando ponía en peligro su vida. Éste fue un hombre casado y con
hijos, fuerte en la fe, íntegro en la verdad de la coherencia, intelectual
vibrante hasta el agotamiento que vivió practicando la vida de fe que
profesaba en un continuo alentar a los creyentes en Cristo en tiempo
realmente muy cuesta arriba que llevó a bastantes, incluso a pastores
cualificados, a la apostasía de la fe. Nunca admitió la componenda ni el
rebaje de los compromisos adquiridos. Estuvo al lado de sus hermanos
sufrientes, minusvalorados, arrinconados, maltratados socialmente, a veces
perseguidos y algunos martirizados. Murió en pobreza con la entereza de la
fe. Quizá mereciera ser llevado a los altares y servir de ejemplo y ayuda
para los audaces que en todo tiempo y en cualquier lugar del mundo se ven
forzados a defender su condición cristiana. Pero eso no nos corresponde a
nosotros. De hecho, la grandeza de este Álvaro es notable; pero no ha sido
invocado como santo en la Iglesia universal y no aparece, a pesar de su
grandeza, entre los santos de su tiempo que pasaron por el martirio dejando
su sangre. Pertenece al numerosísimo grupo de santos anónimos que
hicieron «los moros» mientras tuvieron al cordobés dominado.
Álvaro de Córdoba, el beato, es otro no menos insigne en sus obras,
santidad y apostolado, no menos grande por lo difícil que lo tuvo en las
circunstancias del siglo XV, ni menos incisivo en la repercusión posterior
de su obra. Nació a finales del siglo XIV y murió en el año 1430.
Pasa primero su vida entre el claustro y la docencia en la Universidad de
Salamanca. En los albores del siglo XV deja la cátedra para recorrer los
senderos de España, Provenza, Saboya e Italia, vibrante de inquietud y con
dinamismo paulino, aguijoneado por la urgencia del apostolado. Los
tiempos son difíciles, malos; pasó la peste negra asolando Europa y
dejando los conventos vacíos que luego intentaron llenarse con gente no
preparada con lo que decayó la tensión religiosa. La corrupción de
costumbres es en hecho generalizado; los pastores sestean. Hay, con ínfulas
de legitimidad, tres tiaras; unos obedecen como legítimo al papa de
Avignón, otros al de Roma y otros al que está en Pisa. A Álvaro le duele el
alma; predica, observa, reza y hace penitencia por la unidad tan deseada.
A su vuelta a España lo nombran confesor de la reina Catalina de Lancáster
y de su hijo Juan II. Pero Álvaro deja pronto la corte porque anhela la
reforma dominicana. Ya obtiene los permisos para establecer conventos
reformados en los reinos de España; Martín V lo hace prior de todos los
conventos dominicos reformados en España; funda Escalaceli a siete
kilómetros de Córdoba, primero de los reformados de la Orden dominicana
que muy pronto se extenderá con Portaceli en Sevilla. Enamorado de la
Pasión de Cristo -la que le llevó a Tierra Santa- planta pasos que recuerdan
la Pasión de Jesús en la sierra de Córdoba desde Getsemaní hasta la cruz
del Gólgota; piadosamente reza, medita y recorre una y otra vez los
distintos momentos o pasos o estaciones del itinerario doloroso del Señor.
Era para Álvaro y sus religiosos la Vía dolorosa recordadora. Luego, el
holandés Adricomio y el P. Daza darán la forma y fijarán en catorce las
estaciones al primer Via Crucis que Leonardo de Porto Mauricio populizará
más adelante también en Italia, importándolo de España.
Escalaceli es centro de peregrinaciones de las gentes que, cada vez desde
sitios más distantes, pasan noches en vela, rezan, lloran sus pecados, piden
perdón, expían y luego cantan. De ella recibió buen influjo y enseñanza la
devoción del pueblo andaluz por sus Macarenas, su Cristos crucificados y
sus «pasos» de Semana Santa. Sí, aquello abrió tan profundo surco en la
cristiana alma andaluza como las heridas que hicieron en la madera las
gumias de Martínez Montañés, Juan de Mesa y Cristóbal de Mora.
20 FEBRERO
Santos: Tiranión, Silvano, Peleo, Nilo, Eleuterio, Sadot, León, Euquerio,
obispos; Dídimo, Potamio y Nemesio, mártires; Zenobio, presbítero.
20 de febrero
Euquerio, obispo (c.a. 690-743)
Natural de Francia y nacido de familia noble alrededor del año 690, en
Orleáns.
Dice la leyenda que su madre era piadosísima y que poco antes de tener al
hijo tuvo un sueño angelical. Sí, una criatura celeste le anunciaba que iba a
ser madre de un futuro obispo muy santo. Y es que hubo un tiempo en que
las biografías de santos tenían poco «gancho» si no se presentaba su figura
con títulos de gran alcurnia y con abundancia de datos sobrenaturales.
Normalmente las cosas de Dios suelen ser más simples y sencillas y el
santo se forja en el continuo juego de la correspondencia a la gracia,
teniendo con frecuencia los altibajos que dependen tanto de los dones
otorgados -y esto sólo lo puede medir el Espíritu Santo- como de la
generosidad en la respuesta del que los recibe -siendo esto cosa muy difícil
de calibrar.
El caso es que nació como todos los niños y con la acción de gracias de los
padres, como es lo normal. De niño se inicia en el conocimiento de las
letras y cuando joven le entusiasman los conocimientos propios del saber
de la época; se adentra en las artes y en las ciencias; le gusta la filosofía y
prefiere ante todo la teología. Al calor de la devoción sincera con la Virgen
comienzan a señalarse rasgos de profundidad en la virtud.
Cuando Leodoberdo es obispo abraza el estado clerical. Luego se hace
monje en el monasterio de Jumièges, a orillas del Sena, cerca de Ruan; al
parecer es uno de los lugares santos de más estricta observancia. A la
oración y la penitencia propia del monasterio añade el estudio de los
sagrados cánones y de los santos Padres. Recibe el Orden Sacerdotal y se
adentra en la Eucaristía con lágrimas en los ojos.
Muerto Severo, obispo de Orleáns, es propuesto para obispo de la sede
vacante. Tiene que ser Carlos Martel, el rey merovingio hijo bastardo de
Pipino de Heristal, quien casi le obligue a aceptar, una vez vencida la
resistencia personal a abandonar el silencio del claustro y la compañía de
sus hermanos monjes. Pensaba en aquel momento que las «dignidades»
bien podrían ser causa de condenación.
Parece que le va bien el oficio de obispo, un tanto extraño para un monje.
Desempeña su ministerio con un celo poco usual. Cuentan los cronicones
que entra de lleno en cuidar la disciplina eclesiástica ya que está
convencido de que el buen ejemplo es la primera predicación al pueblo. Y
así sucedió. Con un clero bien dispuesto, llegan tempranos los frutos que
pudo recoger: hay reforma en las costumbres del pueblo; se da una vuelta a
la piedad sincera. Incluso se traspasan los límites de la diócesis de Orleáns
que agradece de modo ostensible el recibimiento a su obispo-padre hasta en
los lugares más remotos.
No iba a estar exenta esta santa vida y labor de cruces que purifican ni de la
acción de los que padecen el tic de la envidia que siempre y en todo lugar
fueron muchos. Aquí también. Soliviantan los ánimos de Carlos Martel,
cuando regresa de Aquitania, volviéndolos en contra de su protegido de
otro tiempo porque tuvo el valor de enfrentarse el rey franco defendiendo
los bienes de la Iglesia al utilizarlos como fondos para sus campañas
guerreras. Los envidiosos supieron aprovechar bien el momento y echaron
leña al fuego hasta levantar una hoguera de tamaño natural. El resultado fue
el destierro del obispo Euquerio que muere el 20 de febrero del año 743 en
la abadía de Tron donde pasó en humilde y escondida santidad sus últimos
seis años.
21 FEBRERO
Santos: Pedro Damián, obispo y doctor; Maximiano y Severiano, Félix,
Gundeberto, Paterio, Antimo, obispos; Zacarías, patriarca; Randoaldo,
monje; Vérulo, Félix, Secundino, Saturnino, Fortunato, Siricio, Sérvulo,
Claudio, Sabino y Máximo, Pedro Mavimeno, mártires; Leonor, reina;
Irene y Vitaliana, vírgenes.
21 de febrero
San Pedro Damiani, obispo y doctor de la Iglesia (1007-1072)
Las dos facetas de su vida, reformador del monacato occidental y legado
político-religioso _de alta política internacional_ de los papas, hicieron a
Pedro Damián uno de los hombres más excepcionales del siglo XI con una
influencia decisiva para poner orden en la maltrecha Iglesia de aquella
hora. Al lado de san Romualdo, fundador de los camaldulenses, san Juan
Gualberto, san Nilo y del monje Hildebrando _futuro Gregorio VII_ fue
uno de los hombres más beneméritos e insignes.
San Juan de Lodi, su sucesor como abad y luego obispo de Gobbio,
escribió su vida.
Pedro nació en Rávena en el año 1007 en una familia numerosa y pobre.
Fue el hijo último; pronto quedó huérfano y al cargo de uno de sus
hermanos mayores que lo trató con dureza extrema, casi como a un
esclavo, teniéndolo descalzo y a medio cubrir con andrajos, encargado de
cuidar de los animales de la granja. Visto en esa situación lo tomó otro
hermano a su cuidado; era Damián, con corazón bueno; tan grande fue el
cambio, que Pedro no olvidará el gesto y añadirá en adelante, como su
segundo nombre, el de su hermano Damián.
Rávena, Faenza y Parma lo tuvieron como alumno. Sintió la llamada
poderosa e irresistible a la vida de entrega a Dios, se dedicó al ayuno, a
pasar vigilias en oración y a practicar esa mortificación que asusta. ¿Más?
Abandonó el mundo y se retiró al monasterio de Fonte-Avellana _fundado
por Landorfo, discípulo directo de san Romualdo_ a buscar apartamiento
absoluto entre los camaldulenses sin importarle renunciar a la cátedra de
Parma. Se tomó tan a pecho la entrega que cayó enfermo y fue necesario
mitigar el rigor de la penitencia y dedicarse más al estudio de la Sagrada
Escritura. A la muerte de Landorfo lo eligieron abad. No dejó Regla escrita,
pero sí quedó patente entre los monjes su espíritu: absoluto silencio, trabajo
manual básico para vivir, mezcla de vida solitaria en celdas separadas y
algunos actos comunes, mucha oración y abundante lectura espiritual.
Fundó el monasterio de Nuestra Señora de Sitria y otros cuatro centros
ermitaños más. El asceta, fundador y maestro de monjes, mantuvo durante
este tiempo contacto epistolar con otros monasterios y con seglares; en sus
cartas está siempre presente la misma cadencia: exaltación de la vida
austera y penitente y la necesidad de corregir los vicios capitales que
estaban haciendo estragos en la sociedad y en la Iglesia.
La segunda parte de su vida está llena de encargos y legaciones apostólicas;
los papas recurren a él encomendándole asuntos que le llevaron a una
actividad incesante para contribuir a mejorar la triste situación de la Iglesia
del año 1044, después del tristemente célebre papado de Benedicto IX
(1032-1044), cuando todo es una pandemia de simonía y concubinato.
En 1046, Pedro Damián asistió en Roma a la coronación de Enrique III,
emperador del Sacro Imperio romano, que puso providencialmente término
al actual estado de cosas. En 1047 está presente en el concilio de Letrán
que promulgó ya varios decretos de reforma. Al regresar a Fonte-Avellana
para recuperar su vida de penitencia y soledad es cuando se hace palpable
la influencia de su espíritu y lo grande de su prestigio; escribió al papa
Clemente II para que dé impulso a la reforma, y escribe su libro
Gomorriano _recuerdo de Gomorra_ o de los Incontinentes con el que
anima a papas y dirigentes a poner remedio al mal.
El papa Esteban IX (1057-1058) lo nombró cardenal-obispo de Ostia
(decano del sagrado colegio de cardenales) en 1057, a pesar de su
resistencia; no tuvo el pobre Pedro Damián más remedio que ceder para no
incurrir en la excomunión con que se le amenazó si osaba negarse una vez
más. Prematuramente muere el papa y se van al traste las esperanzas de
reforma. Hay un intento de renuncia y de refugiarse en Fonte-Avellana,
pero el papa Nicolás II, en 1059, lo hace legado para Milán; allí se soporta
desde hace tiempo una desesperada situación por la simonía y la lujuria de
los clérigos; convocó un sínodo y llegó a restablecerse el orden, terminando
con el escándalo.
El papa Alejandro III (1061-1070) aprovechó su celo y servicios
extraordinarios. Pedro Damián sacó abundantes escritos _irónicos,
iracundos, anatematizantes y apocalípticos_ a la asamblea de Augsburgo
para acabar con el cisma, porque hay antipapa.
Otra legación _acompañado ahora por Hugón de Cluny_, fue en 1063;
debía intentar poner freno a Drogon, obispo de Maçon, y restablecer la
justicia lesionada en la abadía de Bourgogne y otras cluniacenses como
Limoges, San Marcial y Sauvigny.
Se vio obligado a intervenir ante el joven rey Enrique IV en defensa de los
derechos pontificios.
No pretendía Pedro llevar una vida de incesante viajar. Pidió un descanso
merecido al papa Alejandro II y que se le aceptara la renuncia a todas sus
dignidades; pero Hildebrando _que era cardenal desde que Gregorio VI
echó mano de él para que le apoyase en la necesaria reforma_, como sabe
la calidad de Pedro Damián y conoce sus cualidades, le puso todas las
dificultades posibles hasta llegar a amenazarle cariñosamente con "ponerle
una penitencia de cien años" que el buen monje-obispo-cardenal-legado
Pedro Damián acepta complacidísimo con tal de retirarse a Fonte-Avellana.
Ya estaba harto de gestiones, concilios, reyes, contubernios eclesiásticos,
cismas y _con todo respeto_ de papas débiles.
¿Más servicios? En 1066 se le vio, por mandato de la Santa Sede, en
Montecasino para solucionar el conflicto con los monjes de
Vallehumbrosa. Se desplazó a Alemania porque Enrique IV intentaba su
divorcio matrimonial y era preciso dejar claro _sin nefastas transigencias_
ante el concilio los principios de moral cristiana. También fue preciso
arrimar el hombro para reconciliar a su querida Rávena natal con el papa,
lo hizo como legado, en 1072. Precisamente cuando iba a dar cuentas a
Roma de ésta última gestión se puso muy enfermo en Faenza, lo llevaron al
monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles, donde murió el 21 de febrero
de 1072.
Así, con sus escritos, (Damián fue uno de los más prolíficos y elegantes
escritores en latín del periodo medieval, y dejó un extenso cuerpo de textos
teológicos escritos en varios géneros, sin que falten himnos que aún
transmiten emoción y ternura, siendo el que propagó la costumbre de
consagrar el sábado a la Virgen María _por todo ello León XII le declaró
doc-tor de la Iglesia _) y gracias a su vida ejemplar pudo ser el precursor de
la gran reforma llamada gregoriana por llevarla a término feliz el papa
Gregorio VII _antiguo monje Hildebrando_ desde que lo elevaron a la sede
de Pedro en 1073.
Quien se hubiera hecho la idea de que el monje es un ser extraño,
desconocedor de lo que pasa a su alrededor, un tanto ignorante, más bien
con cara de bobo y espíritu bonachón, un ser pusilánime y apocado ante la
dureza de los problemas que trae la vida, y que deja todo en manos de la
Providencia mientras disfruta de la vida coloquial con Dios entre el
murmullo del agua del riachuelo y el trino de los pájaros, se ha equivocado
de plano. Sentir con la Iglesia y vivir en tensión de amor a Dios hace que
las preocupaciones y males de los otros se sientan más crudamente y se esté
dispuesto a poner con energía los medios necesarios para hacer triunfar el
Reino de Dios, aunque cueste la misma vida. El eficaz Pedro Damián,
monje como el más enamorado del monacato, sirvió a la Iglesia intentando
dar solución a los más enrevesados problemas. Es palpable que la inmensa
mayoría de sus contemporáneos seglares no hubieran podido ni siquiera
arañar lo que él realizó, aunque ello le llevara a tener que fastidiarse sin
poder disfrutar de la soledad que por vocación le hubiera gustado tener.
22 FEBRERO
La Cátedra de San Pedro Apóstol.
Santos: Papías, Abilio, Pascasio, obispos; Eugenio y Macario, mártires;
Margarita de Cortona, Aristión discípulo del Señor, Rainiero, confesores.
22 de febrero
La Cátedra del Apóstol San Pedro
Ya en el siglo IV era celebrada la fiesta de la Cátedra de San Pedro.
Con ella se pone de relieve la unidad de la Iglesia que tiene su fundamento
en Pedro y en sus sucesores en la Sede romana.
23 FEBRERO
Santos: Policarpo, obispo y mártir; Celso, Félix, Ordoño, obispos;
Primiano, Florencio, confesores; Lázaro, Antonio, monjes; Romana,
Milurga, Marta, vírgenes; Sereno (Sireno) monje y mártir; beata Rafaela
Ibarra, fundadora de las RR. de los AA. Custodios.
23 de febrero
San Policarpo, obispo y mártir (c.a. 115)
Policarpo fue discípulo del Apóstol y Evangelista San Juan y obispo de
Esmirna.
Hospedó a San Ignacio de Antioquía.
Hizo un viaje a Roma para tratar con el papa Aniceto la cuestión de la
fiesta de la Pascua.
Se conserva una carta suya que es uno de los documentos más antiguos de
la Iglesia primitiva.
Cuando contaba 86 años de edad, fue quemado vivo, hacia el año 115.
24 FEBRERO
Santos: Pretextato, Letardo, Modesto, obispos; Sergio, Montano, Lucio,
Julián, Victorico, Flaviano, Prímolo, Domiciano y Primitiva, mártires;
Baldomero, confesor; Edilberto, rey.
24 de febrero
Modesto († 486)
Su apelativo bien pronunciado indica al poseedor de una virtud altamente
costosa de conseguir y dice mucho con relación a la templanza que ayuda
al perfecto dominio de sí. Buen servicio hizo esta virtud al santo que la
llevó en su nombre.
El pastor de Tréveris trabaja y se desvive por los fieles de Jesucristo, allá
por el siglo V. Lo presentan los escritos narradores de su vida adornado con
todas las virtudes que debe llevar consigo un obispo.
Al leer el relato, uno va comprobando que, con modalidades diversas, el
hombre continúa siendo el mismo a lo largo de la historia. No cambia en su
esencia, no son distintos sus vicios y ni siquiera se puede decir que no sea
un indigente de los mismos remedios ayer que hoy. Precisamente en el
orden de la sobrenatural, las necesidades corren parejas por el mismo
sendero, las virtudes a adquirir son siempre las mismas y los medios
disponibles son idénticos. Fueron inventados hace mucho tiempo y el
hombre ha cambiado poco y siempre por fuera.
Modesto es un buen obispo que se encuentra con un pueblo invadido y su
población asolada por los reyes francos Merboco y Quildeberto. A su gente
le pasa lo que suele suceder como consecuencia del desastre de las guerras.
Soportan todas las consecuencias del desorden, del desaliento, del dolor de
los muertos y de la indigencia. Están descaminados los usos y costumbres
de los cristianos; abunda el vicio, el desarreglo y libertinaje. Para colmo de
males, si la comunidad cristiana está deshecha, el estado en que se
encuentra el clero es aún más deplorable. En su mayor parte, están
desviados, sumidos en el error y algunos nadan en la corrupción.
El obispo está al borde del desaliento; lleno de dolor y con el alma
encogida por lo que ve y oye. Es muy difícil poner de nuevo en tal desierto
la semilla del Evangelio. Humanamente la tarea se presenta con
dificultades que parecen insuperables.
Reacciona haciendo cada día más suyo el camino que bien sabía habían
tomado con éxito los santos. Se refugia en la oración; allí gime en la
presencia de Dios, pidiendo y suplicando que aplaque su ira. Apoya el
ruego con generosa penitencia; llora los pecados de su pueblo y ayuna. Sí,
son muchas las horas pasadas con el Señor como confidente y recordándole
que, al fin y al cabo, las almas son suyas.
No deja otros medios que están a su alcance y que forman parte del
ministerio. También predica. Va poco a poco en una labor lenta; comienza
a visitar las casas y a conocer en directo a su gente. Sobre todo, los pobres
se benefician primeramente de su generosidad. En esas conversaciones de
hogar instruye, anima, da ejemplo y empuja en el caminar.
Lo que parecía imposible se realiza. Hay un cambio entre los fieles que
supo ganar con paciencia y amabilidad. Ahora es el pueblo quien busca a
su obispo porque quiere gustar más de los misterios de la fe. Ya estuvieron
sobrado tiempo siendo rudos, ignorantes y groseros.
Murió -y la gente decía que era un santo el que se iba- el 24 de febrero del
año 486.
El relato reafirma juntamente la pequeñez del hombre -el de ayer y el de
hoy- y su grandeza.
25 FEBRERO
Santos: Victorino y Víctor, Nicéforo, Claudio, Diodoro, Serapión, Papías,
Donato, Justo, Ireneo y Daniel, mártires; Tarasio, obispo; Cesáreo,
Avertano y Romeo, Valerio y Bonelo del Bierzo, confesores; Valberga,
abadesa.
25 de febrero
Valerio, confesor († s. VII)
Santo de heroicas virtudes y de invicta paciencia en la adversidad.
Nacido en Astorga y cristiano desde pequeño. La región del Bierzo es el
escenario de sus virtudes y de su vida. Quiso entrar en el monasterio que
fundó san Fructuoso en Compludo, pero por razones todavía hoy
desconocidas no pudo entrar.
Fallido el intento monacal, comienza una vida de oración y penitencia
viviendo al estilo de los antiguos eremitas. Su modo de vivir, poco
frecuente en la época, hace que de boca en boca vaya pasando la noticia de
su existencia entre los habitantes del lugar que empiezan a visitarle en la
ermita que hay junto al castillo llamado de la Piedra, en Astorga. Allá
concurren con deseos de escucharle y de ser confortados en sus penas. El
clérigo el cuidador de la ermita sólo comienza a interesarse por ella cuando
advierte el sonar de las monedas y huele los pingües beneficios de las
ofrendas; como se posesiona de ellas de mala manera, el santo se marcha
para no facilitar su codicia extrema; pero hasta los pocos libros que tenía
hubo de dejarlos en la ermita por considerar el clérigo chupón que fueron
de ella.
La gente del lugar le echa de menos y le sugieren un nuevo sitio para vivir,
rezar y predicar. En Ebronato le edifican los fieles un oratorio donde se
instala y recomienza. Como la gente se arremolina en torno a él, el obispo
nombra un presbítero para que atienda la pequeña iglesia construida; Justo
se llama el pastor y su justicia en el nombre se queda. De nuevo queda
Valerio sin techo y reducido a la miseria. La gente sigue queriéndole y
sufre la mala envidia de Justo que en alguna ocasión llegó a emplear la
violencia física contra Valerio.
En el mismo Bierzo, allí donde Fructuoso fundó el monasterio de san
Pedro, encuentra un lugar tranquilo y puede reanudar una vez más su vida
penitente y orante de eremita. El obispo de Astorga, Isidoro, le llama y pide
su compañía para asistir al concilio de Toledo, al que no llegan por la
muerte del prelado.
También escribió dejando por escrito testimonio de la época. Esta literatura
se conservó en el monasterio de Carracedo y la mantuvo como tesoro la
iglesia de Oviedo. Su pluma dejó a la posteridad la vida de san Fructuoso,
un abundante grupo de máximas y consejos a los religiosos del Bierzo, las
revelaciones de los monjes Máximo y Bonelo y la historia del abad
Donadeo.
Terminó su vida a finales del siglo VII y sus reliquias se conservaron en el
Altar Mayor de la iglesia del monasterio de san Pedro de los Montes, de la
orden benedictina, cerca de Ponferrada.
A quien se interna en su vida le da la sensación de que Dios lo preparó para
la contrariedad. Y lo muy curioso del caso es que sus enfrentados siempre
fueron clérigos. ¿Tan feo les pareció Valerio? Muchos de los buenos
afirman, con pueril benevolencia, que es muy difícil convivir en esta tierra
con un santo verdadero; pero quizás no caen en la cuenta de que a quien
seriamente le cuesta convivir con los demás es al que lleva vida recta.
26 FEBRERO
Santos: Néstor, Félix, Fortunato, Diodoro, Papías, Claudiano, mártires;
Andrés, Alejandro, Flavino, Faustino, Porfirio, Auspicio, Dionisio,
obispos; Agrícola, Arnoldo, Víctor, confesores; beata Paula Montal,
fundadora. RR. Hijas de María Escolapias.
26 de febrero
Alejandro, patriarca de Alejandría, confesor (c.a. 250-326)
Nació hacia el año 250. Tuvo siempre un carácter apacible y bondadoso
que de modo especial demostraba con los débiles y menesterosos. Era por
su natural un hombre de paz, llevaba dentro de sí un espíritu conciliador
como consecuencia de la caridad.
A la muerte de Aquillas, en el 313, fue propuesto y nombrado para la sede
de Alejandría y aquí se va a ver envuelto en asuntos doctrinales que le
harán sufrir lo indecible, le madurarán en la profesión de la fe cristiana y lo
convertirán en su paladín. No le quedará más remedio que ser fiel a su
condición de pastor aún a costa de su fama y de su bienestar; tendrá que
sobreponerse a sí mismo y hacer que su bondad se manifieste como
intransigencia en cuestiones que él no puede tocar y menos cambiar.
El Patriarca es un hombre celoso en el cumplimiento de su oficio. Le
preocupan los indigentes y con ellos muestra una generosidad poco
frecuente. Alienta el ascetismo de los solitarios anacoretas que se entregan
sin condiciones a Dios, en el desierto de Egipto, con una vida de
penitencia. Hizo construir el templo de san Teonás, el mayor de Alejandría.
Mantiene la paz y tranquilidad mientras se resuelve la fecha para la
celebración de la Pascua.
En torno a su persona y a su ministerio aparecerán figuras que para siempre
quedan presentes en el campo de la teología: Atanasio y Arrio. El primero
aprenderá a ser buen obispo a su sombra, aún a costa de destierros. El
segundo llevará colgado hasta el fondo de la historia, y sobrepasando su
propia muerte, el bochorno de su rebeldía y la tristeza de la pertinacia en el
error. La Iglesia saldrá enriquecida por la afirmación a perpetuidad de la
Verdad y el campo de la teología quedará armado con expresiones aptas
para la expresión del Credo.
Al poco tiempo de ser Alejandro Patriarca, comienza a dar castigo Arrio.
Ha comenzado a poner al descubierto su personalidad inquieta y su carácter
díscolo y rebelde; ahora comienza a predicar cosas extrañas sobre
Jesucristo no coincidentes con la verdad profesada en la Iglesia. No sirven
los avisos del Patriarca; es más, se empeora el asunto por el favorable eco
que encuentra su enseñanza en determinados sectores superficiales de
creyentes y la facilidad con que la aceptan algunos provenientes del
paganismo. Aquellos círculos van ampliándose y lo que comenzó
solamente como una doctrina anormal va tomando tintes de herejía por la
pertinacia en la defensa y por lo importante del error.
Arrianismo se denominará la herejía. Enseña Arrio que el Hijo no es
eterno, sino que sólo es una especial criatura. No tiene la naturaleza del
Padre, sólo hay una Persona divina. La Trinidad, misterio peculiar
cristiano, queda destruída. Como consecuencia directa, la Redención de
Cristo es limitada, no infinita.
El responsable de la fe en Alejandría no puede permanecer indiferente en
estas circunstancias. Convoca, en el 318, una reunión -la llaman sínodo-
para los obispos de Egipto y Libia; entre todos deben entender del tema y
expresar la verdad de la fe que en la Iglesia se profesa. Todo termina con la
excomunión de Arrio y la condena de su doctrina.
Como va aumentando el revuelo, el emperador Constantino toma cartas en
el asunto; está mal informado por los dos Eusebios, el de Cesarea y el de
Nicomedia, proclives a aceptar la doctrina nueva. Se envía como legado a
Osio de Córdoba para arreglar el asunto que se estimaba como «cuestión de
palabras», pero ya sobre el terreno descubre lo irreductible a la fe de Arrio
y la importancia del tema. Sólo una reunión general de todos los obispos
podrá arreglar el problema; entre otros muchos allí está presente -aunque
anciano- Alejandro y su secretario Atanasio. De este modo nació, después
del de Jerusalén, el primer concilio, el de Nicea. En el año 325 expresa la
Iglesia su fe genuina -tal como la vivió siempre- recibida de los Apóstoles
y contenida en la Escritura Santa, condenando el arrianismo que por siglos
durará entre cristianos y los separará de la verdadera Iglesia.
El Patriarca Alejandro, defensor del tesoro recibido, murió poco después,
en el 326, en su sede, con la misión cumplida.
27 FEBRERO
Santos: Leandro, obispo; Gabriel de la Dolorosa, Baldomero, Onésima,
Geroncio, confesores; Alejandro, Acundio, Antígono, Fortunato, Julián,
Euno, mártires; Procopio, monje; Taleo, eremita.
27 de febrero
Leandro, obispo (c.a. 535-601)
¿Qué secreto poseía aquella familia de Cartagena que supo poner en los
altares a sus tres hijos? Porque no hay duda de la influencia de los padres
en la vida de sus hijos tanto para bien como para mal. Eso no quiere decir
que los hijos que han nacido en buena y cristiana familia tengan una póliza
de seguro que les garantice la fidelidad a los principios que mamaron ni
tampoco que quienes conocieron a unos padres mediocres estén
condenados irreparablemente a la desgracia moral. No. Pero, hechas las
salvedades y sabiendo que el uso de la libertad es privado y personal, no
cabe duda -es testigo la historia- de la impronta que deja en los retoños el
estilo de quienes los engendraron y educaron. En este caso, Leandro tuvo
otros dos hermanos que están como él en los altares, Isidoro que le sucedió
en el arzobispado de Sevilla, y santa Florentina.
Su nacimiento fue en torno al 535. La familia emigra a Sevilla y, cuando
tiene la edad, Leandro entra el un monasterio. Es nombrado metropolitano
de Sevilla. Funda una escuela de artes y ciencia que la concibe como
instrumento para difundir la doctrina ortodoxa en medio de una España que
está inficcionada de arrianismo, particularmente en la corte visigoda. Dos
hijos del rey arriano Leovigildo están formándose en su escuela,
Hermenegildo y Recaredo.
Leovigildo asienta en Toledo la capital del reino visigodo. Su hijo
Hermenegildo será su igual en la Bética y residirá en Sevilla; por su
ciencia, bondad y celo Hermenegildo se convierte a la fe nicena con el
ejemplo y apoyo de su esposa Igunda. Pero en Toledo hay reales aires de
grandeza; el rey piensa que el principio de unidad y estabilidad está en la
religión arriana; se enciende la persecución contra la fe católica con fuego
y espada, incluidos los territorios de la Bética, en la que su propio hijo
Hermenegildo morirá mártir.
Leandro ha sido obligado a abandonar su Iglesia y su patria. Aprovecha el
destierro para pedir ayuda al emperador de Bizancio. En Constantinopla se
encuentra con Gregorio, que ha sido enviado por el papa Pelagio -lo
sucederá luego en la Sede romana- con quien traba una gran amistad; le
anima a poner por escrito los libros Morales -comentario al libro de Job-
que influirán de un modo decisivo en la ascética de todo el Medievo.
Vuelve a Sevilla su Arzobispo al disminuir la tensión del rey Leovigildo y
lo verá morir. Leandro, en el 589, convoca el III Concilio de Toledo donde
Recaredo, que ha sucedido a su padre en el trono, abjura de los errores
arrianos y hace profesión de fe católica lográndose la unidad del reino
visigodo y la paz. Sobreviene como esperada consecuencia una renovación
en la vida religiosa, un resurgir de las letras y una fresca ganancia en el
terreno de las artes. La conversión paulatina a la fe católica de los arrianos
visigodos del reino es sincera y la deseada unidad ha encontrado el vínculo
de cohesión en la unidad de la fe. Lo que intuyó el rey Leovigildo, pero con
signo contrario; en esta ocasión, triunfó la verdad.
Ahora y hasta su muerte en el año 601, el sabio y santo Arzobispo deja de
ser un hombre influyente en la política del reino. Le ocupa el alma el ansia
de hacer el bien. Mucha oración, atención a las obligaciones pastorales,
estudio de la Sagrada Escritura, penitencia por los pecados de su vida, y la
carta que escribe a su hermana Florentina que llega a servir de pauta para la
vida monástica femenina hasta el punto de ser llamada «la regla de San
Alejandro» le llenaron su tiempo.
Sevilla tiene motivos para mostrar orgullo con un santo así ¿verdad? Hay
quien afirma que los santos pertenecen a todos y posiblemente no les falte
razón, pero ¿no podrán pertenecer a algunos un poco más?
28 FEBRERO
Santos: Macario, Abercio, Rufino, Justo, Teófilo, Cereal, Púpulo, Cayo,
Serapión, mártires; Proterio, patriarca y mártir; Barso, Ovaldo, obispos;
Román, abad; Basilio, monje; Hilario, papa.
28 de febrero
Hilario, papa († 468)
Hilarus, natural de Cerdeña.
Cuando sólo era diácono tuvo una intervención muy especial en el concilio
de Éfeso actuando como legado del papa san León I, en el 449. No firma la
deposición de san Flaviano, patriarca de Constantinopla. Tan mal se
pusieron las cosas en aquél concilio – el del latrocinio– que llegó a temer
las iras de los adversarios y huyó llevando la apelación de Flaviano al papa.
(Este texto se descubrió en el 1882). Desde Roma escribe a la emperatriz
Pulqueria dándole información precisa de lo ocurrido. También intervino
en la cuestión controvertida entre griegos y latinos sobre la fijación de la
fecha común para celebrar la fiesta de la Pascua.
Hilario sucedió al papa san León en la Sede de san Pedro a finales del 461.
Y en los siete años que duró su pontificado gobernó la Iglesia dedicándose
por entero y con firmeza a asentar principios teóricos y prácticos en materia
de disciplina y jurisdicción. Era la puesta en marcha de ese funcionamiento
interno que la Iglesia había de ir tejiendo en el tiempo buscando el bien de
los pastores y de los fieles y para la mejor difusión del Evangelio. De modo
especial hubo de intervenir en la corrección de abusos por parte de altos
eclesiásticos en las Galias, como es el caso del obispo Hermes, usurpador
de la sede narbonense, sin mediación del arzobispo Leoncio. También tomó
decisiones en el caso de Mamerto, en Viena, que consagraba obispos sin
conocimiento del metropolitano. Y para no ser menos, corrigió igualmente
abusos cometidos en España, en la provincia Tarraconense, donde algún
obispo abandonó a su grey y fijó arbitrariamente su residencia en lugar
diferente, algún otro interfería en labores pastorales ajenas y además
existían consagraciones ilegales de obispos. El deseo que el papa expresa
en la carta dirigida a Leoncio es trabajar "en pro de la universal concordia
de los sacerdotes del Señor, procuraré que nadie se atreva a buscar su
propio interés, sino que todos se esfuercen en promover la causa de Cristo".
En estos asuntos solía usar una forma colegiada de gobernar inclinándose a
promover encuentros de obispos, más o menos numerosos, que le
asesoraran sobre las cuestiones difíciles, le ayudaran a mirar cada problema
desde distintos ángulos y le proporcionaran elementos de juicio suficientes
para poder tomar decisiones justas con el ministerio y con las personas.
En Roma fomentó el culto, edificó capillas en la basílica constantiniana de
Letrán, construyó un monasterio dedicado a san Lorenzo y dejó testimonio
de la devoción agradecida que profesó al Apóstol y evangelista san Juan a
quien atribuyó siempre la gracia de haber sido librado de la ira de los
hombres, cuando el Latrocinio de Éfeso.
Murió el último día de febrero del año 468.
San Hilario conocía bien al hombre; ese espíritu humano que es proclive a
pactar con la soberbia, la comodidad, el afán de poder y el bien que
reportan las riquezas; eso tan común de lo que no están exentos ni los
jerarcas de ayer, ni los de hoy. Su fortaleza de entonces con disposiciones
claras, supongo que ayudará a los que profetizan, santifican y mandan a
estar bien vigilantes en su esfuerzo personal de fidelidad al Evangelio. De
ese modo no hay peligro de que el servicio a la Iglesia que comporta el
ministerio se pervierta convirtiéndose en instrumento de lucro personal.
29 FEBRERO
Santos: Bisancio, Eusebio, mártires; Casiano, Gregorio de Narek,
confesores; Dositeo, eremita; Román, abad; beato Augusto de Chapdelaine,
mártir.
29 de febrero
Dositeo, eremita ( s. IV )
Los años bisiestos tienen el inconveniente de celebrar un tanto aislada en
clara desventaja con respecto a los demás santos la fiesta de los que el
santoral coloca en este día. Menos mal que desde la altura de la santidad
esa situación peculiar, debida a las imperfecciones humanas que no
encuentran otra forma para medir el tiempo, a mí se me antoja que puede
ser una más de las oportunidades que en el Cielo deben tener los
bienaventurados para bromear entre ellos aquello de la gloria accidental y
para ejercer su función de intercesores al compadecerse mejor de las
flaquezas tan comprobables de los hombres.
Es el caso de Dositeo. Cuenta una antiquísima biografía suya que pasó los
años de su juventud alineado en las filas del ejército, peleón como el
primero y entusiasta de las victorias como el que más. Era cristiano. Entre
guerra y guerra tuvo la oportunidad de visitar los Santos Lugares; peregrino
piadoso, fue rememorando los acontecimientos de la Salvación que allí se
realizaron; su amor a Jesucristo fue creciendo entre las piedras que ahora
podía tocar y besar; en Getsemaní se quedó profundamente impresionado
ante la visión de un cuadro que representaba los tormentos del Infierno.
Aquello fue la ocasión para que diera un vuelco su vida. Decidió abandonar
sus bien estudiados planes de futuro y los cambió por hacerse monje en
Gaza (Palestina); desde entonces, intentó poner en juego todas sus energías
con el fin de lograr la más perfecta imitación de Jesucristo, bajo la
dirección del abad san Doroteo.
Desprendimiento es la palabra-clave desde entonces.
Comprendió con claridad que cualquier persona, cosa y situación de la
tierra podría servirle de enredo y estorbo para el anhelo del Cielo. Y con el
paso del tiempo cuentan sus biógrafos, logró un desapego completo y
perfecto de todas las cosas, manifestado incluso en el desprendimiento de
los libros para los rezos y de las herramientas con las que trabajaba su
huerto.
Debían tener razón, porque ¡tantas veces se oculta el apegamiento detrás de
la razonable excusa de poseer las cosas consideradas imprescindibles para
el ejercicio de la profesión, o de las que son un medio para vivir! De esta
manera, se presenta al asceta san Dositeo como un inmenso mazo de amor
a Dios, un hombre cuya voluntad está plena deseos, de ansias, de anhelos
de vivir en exclusiva para el Señor, con la decisión de entrar en su eterna
posesión sin la rémora o lastre que pueda suponer el más ínfimo cariño a
las cosas terrenas.
Pensándolo bien, no es extraño que con esa desnudez heroica de afectos a
lo que la mayoría de los mortales aprecian, Dositeo haya dado una prueba
más al acertar a morirse en el día del año que sólo cada cuatro llega. Así, ni
siquiera está apegado a su recuerdo.
29 de febrero
Gregorio de Narek, confesor (c.a. 944-1010)
Se le supone nacido en Armenia hacia el 944, y murió en Narek, sobre el
lago Van (Turquía), en 1010.
Fue hijo del obispo de Ansevatsik, que se llamaba Cosroes.
Desde muy pequeño lo tomó bajo su protección su tío materno, Ananías el
Filósofo, que era abad del monasterio de Narek. Allí fue instruido de modo
especial en el conocimiento de las Santas Escrituras, se distinguió por su
rigor ascético, y por su espíritu de oración. Gregorio pasó toda su vida tras
los muros del monasterio.
Después de ser ordenado sacerdote, lo hicieron formador de los novicios
que deseaban entrar en la vida monástica. Su fama de santidad y sabiduría
trascendió las paredes de Narek, pasó a los monasterios vecinos y se
convirtió sin pretenderlo en reformador de monjes.
Por la envidia de su sabiduría, y debido también a la estricta observancia de
las normas de vida conventual, se ganó la enemistad de algunos que
abrieron contra él una auténtica persecución; le llegaron a acusar
injustamente de herejía, y aquella campaña terminó con la deposición de
sus cargos.
Es uno de los grandes poetas de la literatura universal. Su obra poético-
literaria se encuentra dispersa en el extensísimo Libro de oraciones; sus
más de veinte mil versos los compuso en poco más de tres años.
Cuenta el sinaxario armenio que los obispos desearon conocer la clase de
herejía que profesaba Gregorio de Narek; comisionaron a dos monjes
sabios de su total confianza para que se entrevistaran con él y descubrieran
sus errores. Aquellos buenos delegados temían una entrevista formal con
quien tenía fama de recto y sabio; prefirieron hacer otras cuentas y
someterlo a una especie de juicio de Dios. Idearon hacerle un exquisito paté
de pichón y dárselo a comer en cuaresma; el asunto consistía en que, si
Gregorio se comía el paté, sería hereje; si lo rechazaba, demostraría su
fidelidad a la doctrina.
Se refiere que, nada más verlos entrar en su celda, Gregorio dejó su
oración, se puso en pié, abrió la ventana y dio unas palmadas en el aire,
mientras gritaba a los pájaros: "Venid, pajaritos, a jugar con el pescado que
se come hoy". Entendieron aquellos monjes que el modo de resolverse la
trampa era testimonio más que evidente de su santidad, y tomaron buena
cuenta de su inocencia, porque un hereje nunca hubiera podido realizar tal
gesto.
Y bien pudo ser así; porque, aunque el premio prometido comienza a
disfrutarse detrás de los linderos de esta vida, algunas veces el buen Dios
concede un anticipo tanto para mostrar su grandeza, como para dar un
respiro de justicia a los que le son fieles.
29 de febrero
Augusto Chapdelaine, mártir (1814-1856)
Nació en La Rochelle (Manche) francesa en 1814. Se ordenó sacerdote en
1843. En 1851 ingresó en el Instituto de las Misiones Extranjeras de París y
en 1852 embarcó para China.
Fundó una comunidad cristiana en Kuang-Si, que a su muerte contaba con
varios centenares de cristianos.
Por sus cartas se sabe que esperaba como la cosa más natural del mundo su
muerte al estilo de los mártires. En esos escritos aparece con una serenidad
fuera de lo común, apoyada sólo en lo sobrenatural y con una perseverancia
heroica.
Varias veces fue apresado y encarcelado y otras tantas puesto en libertad.
Es más, mientras estaba prisionero, solía entrar en salir de la prisión, según
el buen humor de los funcionarios locales, yendo y viniendo a atender a sus
fieles con los sacramentos y la predicación.
Hasta que un día, uno de los jefes lo torturó con el refinamiento reservado a
los criminales. Como al día siguiente aún respiraba, lo mandó decapitar y
colgar su cabeza de las ramas de un árbol gigante.
Los niños, se peleaban entre ellos para tirarle piedras hasta conseguir
caerla.
Y esto, sin más precisión, sucedió en los últimos días de febrero.
1 MARZO
Santos: Rosendo, Herculano, Albino, Suitberto, obispos; León, Donato,
Nicéforo, Amancio, Abundancio, Antonina, Hermetes, Adriano, Eudocia,
Ciriaca, Exiquio, Casto mártires; Leoncia, virgen; Félix III, papa; Siviardo,
abad.
Rosendo, obispo y abad († 977)
Portugueses y gallegos se disputan el honor de su nacimiento que debió ser
a principios del X.
Hijo de don Gutierre, que tenía posesiones en Orense -donde habitualmente
vivía la familia, en la cuenca del Arnoya-, y de doña Ildaura oriunda de
Portomarín. Había un inconveniente serio en la familia: todos los hijos de
Ildaura -que llegó a ser santa- se le morían.
Cuando el rey Alfonso III hacía la guerra a los portugueses en tierras de
Coimbra, le acompaña don Gutierre, con los otros nobles, en la contienda.
Doña Ildaura agota los medios sobrenaturales a su alcance rogando por su
posteridad; hace una peregrinación con súplicas y lágrimas y se pone bajo
la protección de San Miguel Arcángel.
Nació Rosendo el 26 de noviembre del 907. Lo bautizó Sabarico, tío
paterno del recién nacido. Ante el acontecimiento, agradecidos los padres,
intensifican las buenas obras construyendo y dotando monasterios.
Rosendo pasa a Mondoñedo para formarse en el monasterio. Ya con doce
años, en el 919, aparece su firma con la de reyes y nobles, en la escritura
con la que su tío el rey Ordoño II otorga diploma a la iglesia de León.
Es nombrado Obispo cuando sólo tiene dieciocho años, en el 925. Sucede a
su tío Sabarico en la sede de Mondoñedo. Pide al Señor la paz que buena
falta hacía entre su pueblo. Se gana la confianza de los abades del entorno,
dirime contiendas entre los nobles, soluciona pleitos, reconcilia penitentes
y aconseja en las dudas; también apaga rencores, cura las heridas de la
envidia tan presente en todos los tiempos, pacifica matrimonios, sofoca
conspiraciones y serena ánimos inquietos.
Abundando en el influjo social, contribuye poderosamente en la abolición
de la esclavitud.
Construye también el monasterio de Celanova. Pide tierras a su hermano
Fruela y prima Jimena. Ocho años tarda en ponerse en pie la obra que
termina siendo el punto de encuentro de la cristiandad gallega y el blanco
de las miradas de los monasterios.
En medio de tanta actividad, él sigue añorando el monasterio, la paz y
compañía de sus monjes. Pero en el año 955 le llega una orden un tanto
extraña del rey Ordoño III. Ahora comienza a ser, además de obispo,
militar y político de su tiempo. Lo ha hecho el rey gobernador de las tierras
hasta el mar. Tiene que aprender la alternancia de los salmos con las
órdenes y a machihembrar las bendiciones con la espada. Pasan los moros
el Mondego y llegan hasta el Miño; allá han de vérselas con Rosendo, que
supo ser fiel ya como obispo ya como guerrero. Luego, los normandos
invadieron, en el 968 y por mar, las costas de su territorio; los expulsa de
sus feudos mandándoles a don Gonzalo.
Parece que el monje frustrado podrá al fin realizar sus sueños de soledad y
retiro porque las labores militares y las de gobierno, las agrícolas e
industriales han quedado bien aseguradas; no necesitan ya de su defensa y
amparo. Ahora sí, piensa Rosendo, podré entrar en el monasterio de
Celanova donde hace tiempo pidió al abad san Franquila: «Padre, el hábito
y un rincón». Pero... hay otro pero. La sede de Santiago queda vacante en
ese tiempo y es la infanta Margarita, tutora del rey don Ramiro III, quien le
insta para que la acepte. Cuida de nuevo del clero, rehace monasterios,
atiende a los fieles, asegura aspectos civiles de los bienes eclesiásticos,
asiste al concilio de León acompañado por san Pedro de Mezonzo e
impregna de dinamismo apostólico a los a los clérigos y a los monjes.
Pudo pasar los tres últimos años de su vida en el monasterio de Celanova,
rezando, predicando y dando ejemplo.
Murió el 1 de marzo del 977.
Que es santo no cabe duda. Que hizo de casi todo es cierto; supo servir con
Dios a su pueblo. Que mezcló la cruz con la espada es cosa propia de la
época. Lo que se prueba en la historia no obsta para ampliar su figura con
el paso del tiempo. Las gasas de la leyenda añadieron rasgos abundantes
con gran cantidad de intervenciones sobrenaturales de San Miguel, su
protector, que bajaba con él al coro del monasterio y le iluminaba con sus
alas para que hiciera bien sus rezos.
2 MARZO
Santos: Pedro de Zúñiga, Lucio, Ceada, obispos; Jovino, Basileo, Pablo,
Heraclio, Secundila, Jenara, Absalón, Lorgio, mártires; Andrónico,
Atanasia, confesores; Fridolino, abad; Simplicio, papa; beata Angela de la
Cruz, fundadora de las HH. de la Cruz.
Simplicio, papa († 483)
Natural de Tívoli, en el campo de Roma. Es hijo de Castino. Le vemos
formando parte del clero romano y sucediendo al papa san Hilario en la
Sede de Roma, en marzo del año 467.
Le toca vivir y ser Supremo Pastor en un tiempo difícil por la herejía y la
calamidad dentro de la Iglesia que aparece como inundada por el error. En
Occidente, Odaco se ha hecho dueño de Italia y es arriano como los godos
en las Galias, los de España y los vándalos en África; el panorama no es
muy consolador, no. Los ingleses aún están en el paganismo. Para Oriente
no van mejor las cosas, aunque con otros tonos, en cuanto a la vida de fe: el
emperador Zenón y el tirano Basílico favorecen la herejía de Eutiques; los
Patriarcas han resultado ambiciosos de poder y las sedes patriarcales son
una deseada presa más que un centro de irradiación cristiana. ¡Lamentable
estado general de la Iglesia que está necesitando un buen timonel!
El nuevo papa adopta en su pontificado una actitud fundamental: atiende
preferente al clero. Procura su reforma, detectando el error y proponiendo
el remedio con la verdad sin condescendencias que lo acaricien; muestra
perseverancia firme y tesón férreo cuando debe reprimir la ambición de los
altos eclesiásticos.
Modera la Iglesia que está en Oriente siendo un muro de contención frente
a las ambiciones de poder y dominio que muestra Acacio, Patriarca de
Constantinopla, cuando pretendía los derechos de Alejandría y Antioquía.
No cedió a las pretensiones del usurpador Timoteo Eluro, ni a las del
intruso Pedro el Tintorero. Defendió la elección canónica de Juan Tabenas
como Patriarca de Alejandría frente a las presiones de Pedro Mingo
protegido por el emperador Zenón.
Gobierna la Iglesia que está en Occidente mandando cartas a otro Zenón -
obispo de Sevilla-, encargándole rectitud y alabando su dedicación
permanente a la familia cristiana que tiene encomendada. También escribe
a Juan, Obispo de Rávena, en el 482, con motivo de ordenaciones ilícitas:
«Quien abusa de su poder -le dice- merece perderle». En el año 475 manda
a los obispos galos Florencio y Severo corregir a Gaudencio y privar del
ejercicio episcopal a los que ordenó ilícitamente al tiempo que da
orientaciones para distribuir los bienes de la Iglesia y evitar abusos.
En su diócesis de Roma se comporta como modelo episcopal, entregándose
al cuidado de sus fieles como si no tuviera en sus hombros a la Iglesia
Universal. Aquí cuida especialmente la instrucción religiosa de los fieles,
facilita la distribución de limosnas entre los más pobres y dicta normas para
atender primordialmente la administración del bautismo. Aún tuvo tiempo
para dedicar el primer templo en el occidente a San Andrés, el hermano del
apóstol Pedro, iuxta sanctam Mariam o iuxta Praesepe, sobre el monte
Esquilino.
También convocó un concilio para explicitar la fe ante los errores que
había difundido Eutiques, equivocándose en la inteligencia de la verdad,
pues, en su monofisismo, sólo admitía en Cristo la naturaleza divina con lo
que se llegaba a negar la Redención.
Los datos exactos de su óbito no están aún perfectamente esclarecidos, si
bien se conoce que fue en el mes de Febrero del año 483. Sus reliquias se
conservan en Tívoli.
Los contemporáneos del santo conocieron bien la austeridad de su vida y su
constante oración hasta el punto de afirmar que rezó como un monje y se
mortificó como un solitario del desierto. Sin esos medios su labor de
servicio a la Iglesia hubiera resultado imposible.
3 MARZO
Santos: Emeterio y Celedonio, Marino, Asterio, Cleónico, Eutropio,
Basilisco, Félix, Lucíolo, Fortunato, Marcial, mártires; Ticiano, obispo;
Anselmo, confesor; Cunegunda, emperatriz.
Emeterio y Celedonio, mártires († s. III)
En verso recogió por escrito los relatos de su muerte el poeta hispano
Prudencio.
Calahorra está unida a estos soldados por el hecho de su martirio y quizás
también por ser el lugar de su nacimiento. Otros señalan a León como cuna
por los libros de rezos leoneses -antifonarios, leccionarios y breviarios del
siglo XIII- al interpretar «ex legione» como lugar de su proveniencia,
cuando parece ser que la frase latina es mejor referida a la Legión Gemina
Pia Felix a la que pertenecieron y que estuvo acampada cerca de la antigua
Lancia, hoy León, según se encuentra en el documento histórico
denominado "Actas de Tréveris" del siglo VII.
En la parte alta de Calahorra está la iglesia del Salvador -probablemente en
testimonio perpetuante del hecho martirial- por donde antes estuvo un
convento franciscano y antes aún la primitiva catedral visigótica que debió
construirse, según la costumbre de la época, junto a la residencia real, para
defensa ante posibles invasiones y que fue destruida por los musulmanes en
la invasión del 923, según consta en el códice primero del archivo
catedralicio.
No se conocen las circunstancias del martirio de estos santos; no las refiere
Prudencio. ¡Qué pena que el emperador Diocleciano ordenara quemar los
códices antiguos y expurgar los escritos de su tiempo! Con ello intentó, por
lo que nos refiere Eusebio, que no quedara constancia ni sirviera como
propaganda de los mártires y evitar que se extendiera el incendio. Tampoco
hay en el relato nombres que faciliten una aproximación. ¿Fue al comienzo
del siglo IV en la persecución de Diocleciano? Parece mejor inclinarse con
La Fuente por la mitad del siglo III, en la de Valeriano, contando con que
algún otro retrotrae la historia hasta el siglo II. Cierto es que Prudencio
nació hacia el 350, deja escrita en su verso la historia antes del 401, cuando
se marcha a Italia, hablando de ella como de suceso muy remoto y no debe
referirse con esto al tiempo de Daciano (a. 304) porque esta época ya fue
conocida por los padres del poeta. Es bueno además no perder de vista que
el narrador antiguo no es tan exacto en la datación de los hechos como la
actual crítica, siendo frecuente toparse con anacronismos poco respetuosos
con la historia.
El caso es que Emeterio y Celedonio -hermanos de sangre según algunos
relatores- que fueron honrados con la condecoración romana de origen galo
llamada torques por los méritos al valor, al arrojo guerrero y disciplina
marcial, ahora se ven en la disyuntiva de elegir entre la apostasía de la fe o
el abandono de la profesión militar. Así son de cambiantes los galardones
de los hombres. Por su disposición sincera a dar la vida por Jesucristo,
primero sufren prisión larga hasta el punto de crecerles el cabello. En la
soledad y retiro obligados bien pudieron ayudarse entre ellos, glosando la
frase del Evangelio, que era el momento de «dar a Dios lo que es de Dios»
después de haberle ya dado al César lo que le pertenecía. Su reciedumbre
castrense les ha preparado para resistir los razonamientos, promesas fáciles,
amenazas y tormentos. En el arenal del río Cidacos se fija el lugar y
momento del ajusticiamiento. Cuenta el relato que los que presencian el
martirio ven, asombrados, cómo suben al cielo el anillo de Emeterio y el
pañuelo de Celedonio como señal de su triunfo señero.
Muy pronto el pueblo calagurritano comenzó a dar culto a los mártires. Sus
restos se llevaron a la catedral del Salvador; con el tiempo, las iglesias de
Vizcaya y Guipúzcoa con otras hispanas y medio día de Francia
dispusieron de preciosas reliquias. Junto al arenal que recogió la sangre
vertida se levanta la catedral que guarda sus cuerpos. Hoy Emeterio y
Celedonio, los santos cantados por su paisano Prudencio, y recordados por
sus compatriotas Isidoro y Eulogio son los patronos de Calahorra que los
tiene por hermanos o de sangre o -lo que es mayor vínculo- de patria, de
ideal, de profesión, de fe, de martirio y de gloria.
4 MARZO
Santos: Casimiro, confesor; Lucio I, papa; Basilio, Eugenio, Agatodoro,
Eterio, Capitón, Elpidio, Efrén, Néstor, Arcadio, obispos; Cayo, Cirilo,
Focio, Arquelao, Cuadrado, Acacio, Quirino, mártires; Adrián, obispo y
mártir.
San Casimiro (1458-1484)
Nació en el año 1458 y fue hijo del rey de Polonia y Gran Duque de
Lituania.
Supo practicar de manera eminente las virtudes cristianas, destacando sobre
todo en la castidad y en la caridad con los más pobres y necesitados.
Fue un gran defensor de la fe y mostró especialísima devoción a la
Eucaristía y a la virgen María.
Murió joven y tuberculoso el año 1484 en Grodno (antigua Polonia) y está
enterrado en Vilna (Lituania).
5 MARZO
Santos: Focas, Eusebio, Pedro, Rústico, Herabo, Mario Palatino,Adrián,
mártires; Gerásico, anacoreta; Juan de la Cruz, Eulampio, Eulogio,
confesores; Oliva, virgen y mártir; Gregorio, Teófilo, Virgilio y Ciarán de
Saighir, obispos; Clemente, abad.
Eusebio Palatino, mártir ( ¿ )
Es uno de los innumerables mártires anónimos. Voy a ver si consigo
explicarme. El Martirologio Romano lo menciona junto con Pedro,
Rústico, Herabo, Mario Palatino y ocho compañeros más de martirio cuyos
nombres ni siquiera se mencionan. Le doy el calificativo de «anónimo» o
desconocido por no tener noticia de ninguna circunstancia que nos hable
del lugar, tiempo o clase de padecimientos que tanto él como sus
compañeros sufrieran por la fe. Sólo conocemos sus nombres. A lo más que
podemos llegar -y esto como suposición- es que padecieron por Jesucristo
en África, por el relato concordante, aunque dependientes entre sí por las
fuentes que utilizan, de hagiógrafos que se inclinan por este probable
detalle.
El Hagiologio lusitano de Pedro Cardoso, la Crónica de España de Martín
Carrillo y Moreno Vargas en su Historia de Mérida sostienen que sufrieron
martirio en la Bética, en un lugar llamado Medellín, cerca de Mérida.
En este caso no se ha dado paso a la fábula; la imaginación popular no
pudo poner aditamentos posteriores y postizos a la figura humana de estos
héroes cristianos; el genio no ha sabido describir minuciosamente, como en
otros muchos casos, gestas sobreaumentadas con afanes ejemplarizantes
pero ajenos a la estricta realidad histórica. Esta influencia de la fantasía
disculpable y bienintencionada hizo mucho bien a generaciones de lectores
y de oyentes cristianos; muchos se sintieron animados a la fidelidad más
estrecha a la fe y a la paciencia en los momentos duros. Otro tipo de
lectores no corrieron la misma suerte; por tener un espíritu más crítico en
asuntos históricos, o por estar imbuidos de una mentalidad racionalista
cerrada a todo lo sobrenatural, el estilo anteriormente descrito les llevó a un
apartamiento de la Iglesia en cualquiera de sus manifestaciones y la
tildaron de arcaica y demasiado crédula. Como sucede en todos los asuntos,
hay para todos los gustos y nunca llueve a gusto de todos.
A la muerte de estos mártires, por razones ignotas para nosotros y que sólo
Dios conoce, no siguió un culto martirial posterior que mantuviera viva su
memoria hasta el fin del tiempo; nos queda la noticia escueta de su entrega
hasta la muerte y la heroicidad de la paciencia.
Hacen bien las sociedades cultas en mostrar agradecimiento a los héroes -
aunque éstos sean anónimos- que en épocas difíciles fueron quienes
sostuvieron la patria con su cultura, su libertad y las tradiciones de los
mayores que, una vez pasada la situación de crisis, luego siguen
disfrutando las generaciones futuras, cada una «actual» en su época. No se
les atribuyen gestas concretas reconocidas ni están avalados por triunfos
personales; simplemente dieron su vida ¿se les puede pedir más? Juntos
forman una masa anónima y son los más y probablemente los más
importantes. Hicieron posibles los bienes presentes que son su herencia.
Probablemente este sea el lógico y noble intento de las sociedades cultas
actuales cuando levantan en lugares preferentes monumento al «Soldado
Desconocido», queriendo expresar de algún modo -y dejarlo testimoniado a
las generaciones futuras- su agradecimiento.
Eusebio Palatino fue uno de estos personajes anónimos que supo personar
la fidelidad a Jesucristo y la fortaleza hasta el fin con el tesón de los que
entienden valer la pena su entrega. Mi testimonio agradecido a él y a sus
compañeros anónimos.
6 MARZO
Santos: Marciano, Olegario, Basilio, Evagrio, Crodegando, Claudiano,
obispos; Agapio, Víctor, Victorino, Claudiano, Basa, Marciano, Conón,
mártires; Cirilo, Evagrio, confesores; Coleta, Rosa de Viterbo, Kinesburga,
Kineswuida, vírgenes; Bauterio, anacoreta.
Olegario, obispo (1060-1136)
En lo religioso es Nicolás II quien dirige y en lo civil Enrique IV
administra el Sacro Imperio Romano cuando nace en el año 1060 Olegario.
Sus padres fueron Olaguer –válido de D. Ramón Berenguer, conde de
Barcelona– y Guilia. En su tiempo se condena a Berengario por sus errores
sobre la Eucaristía y Godofredo de Buillón conquista Jerusalén,
nombrándosele defensor del Santo Sepulcro.
Fue canónigo de la iglesia Catedral de Barcelona y D. Ramón Beltrán,
obispo de la ciudad lo ordenó sacerdote. Pero, pensando que agradaba más
a Dios de otra manera, Olaguer –que así le conocen en Barcelona y
Tarragona– renuncia a la prebenda catedralicia, entra en el monasterio de
san Adrián del que llega a ser prior y pasa a ser abad del de san Rufo hasta
que se le nombra obispo en el año 1115. No pocos apuros costaron ponerle
sobre su cabeza la mitra de Barcelona y en su mano el báculo por no
quererlos aceptar el frailecito pensando que eran gran dignidad y pocos sus
méritos; incluso llegó a escaparse por la noche y el clero tuvo que
"atraparle" en Perpiñán; y dicen que hasta el mismo D. Rodrigo suplicó al
papa Pascual II para que le obligara a aceptarla. Puede que el dato sea
leyenda o puede que sea verdad por su humildad; pero ciertamente hoy –los
tiempos cambiaron– no cuesta tanto aceptar un nombramiento episcopal.
Aquellas buenas gentes apreciaban bien su calidad. Como obispo hace su
labor con creces; pasó el tiempo reconstruyendo monasterios e iglesias,
predicando de ordinario –cosa poco usual en su época– y preocupándose de
los pobres, dándoles en limosna los dineros que él recibía.
Cuando muere el papa Pascual y se elige a Gelasio II, va Olegario a Roma
a besar los pies de Pedro y prestarle juramento como acto protocolario del
tiempo. A su vuelta se ha recuperado Tarragona de los moros, se restituye
su condición de sede metropolitana y Olaguer es nombrado su arzobispo el
21 de marzo de 1118. El papa lo nombra además legado suyo para toda
España. Tiene que vivir en Barcelona cuya sede mantiene porque quedó
arrasada Tarragona y sin bienes propios; ocho años tardará Olegario en
terminar de reedificar las murallas de esta ciudad y en llevar a ella gente
aguerrida que esté en condiciones de poder defenderla.
Cumpliendo la misión de metropolitano y legado ad latere hubo de tomar
parte en diversos concilios y anatematizó al antipapa Anacleto.
A su regreso de Tierra Santa se preocupa de que se restituyan a la iglesia
los bienes que algunos se habían injustamente apropiado, bendice y repara
las iglesias desacralizadas por los sarracenos, e interviene en Zaragoza en
la reconciliación entre don Alonso de Castilla y don Ramiro de Aragón.
Este hombre celoso, incansable, con don de gobierno y mucho amor a Dios
no pudo ver reconstruida su iglesia metropolitana por falta de recursos
económicos antes de morir el 6 de marzo del 1136. Fueron sepultados sus
restos en su iglesia de Barcelona y canonizado a la antigua usanza, es decir,
por veneración popular y consentimiento del Romano Pontífice.
Coleta, virgen (1380-1447)
Hija única. Su padre fue un carpintero de Corbie, en la Picardía, que en
agradecimiento a san Nicolás por haberle dado la niña tan deseada,
esperada y que parecía que no iba a llegar nunca, le puso por nombre
Nicolette. Quedó huérfana a los dieciocho años.
La mitad de su vida transcurrió durante el Cisma de Occidente (1378-
1417), donde se simultaneaban papas y antipapas a granel; hasta tres papas
llegó a tener la Iglesia, uno en Roma, otro en Avignón y otro en Pisa.
Coleta, que como la gran mayoría de los franceses, aceptaba la obediencia
al papa de Avignón, tomó en el mismo año tres hábitos distintos por la
entrada en tres monasterios diferentes. Tal como entró salió en las beguinas
de Amiens, en las benedictinas de Corbie y en las clarisas "suaves" o
mitigadas en su rigor primitivo por bula de Urbano IV (muerto en 1264) y
por ello llamadas "urbanistas"; todos los monasterios le parecían demasiado
cómodos y relajados; todos los ella conoció habían perdido el rigor
primitivo. Ciertamente los males eran muy grandes en la Iglesia. Por fin
recaló en la Tercera Orden de san Francisco, sin vida en común.
Decidió enclaustrarse ella misma, haciendo que le tapiaran entre dos
contrafuertes de la iglesia de Nuestra Señora de Corbie; allí tenía la suerte
de no tener nada, de poder emplear el día y la noche en oración
contemplativa y dedicarse a las penitencias que el espíritu le sugería. Vivía
reclusa, vestida con su hábito, y consiguió hacer de aquel espacio su celda
particular desde la que podía asistir a la misa diaria y recibir a Jesús
Sacramentado. Por cuatro años llevó aquella vida solitaria y penitente,
ayunando toda la Cuaresma a pan agua y repitiendo en alguna que otra
temporada la misma pauta; con poco sueño y mala cama, si es que puede
recibir este nombre el manojo de sarmientos desparramados por el suelo y
que le servían para estirar sus huesos.
En esas circunstancias tuvo éxtasis en los que le parecía contemplar el
lastimoso estado de las personas consagradas a Dios, que habían perdido el
fervor de la primera caridad. Lágrimas y más penitencia para expiar. Tuvo
visiones de la Virgen, de san Francisco y santa Clara que le pedían
dedicase su tiempo y fuerzas a reformar la Orden franciscana; pero como se
veía a sí misma como la criatura más tosca, vil y torpe para tamaña
empresa, no se atrevió a hacer nada hasta que recibió la prueba de lo que
desde el Cielo se le pedía.
Animada por fray Enrique de la Beaume y ayudada por la Sra. De Brisay,
se trasladó de Niza a Provenza para entrevistarse con Benedicto XIII, en
Avignón. Tiene veinticinco años. Asombrado quedó el papa con las
propuestas de Coleta; autorizó la reforma para todas aquellas monjas que
quisieran aceptarla y la autorizó para fundar nuevos conventos; aprobó con
todas sus bendiciones el propósito de Colette, vistiéndole él mismo el
hábito de la Orden Franciscana, otorgándole el velo y el cíngulo, y
nombrándola abadesa y superiora general tanto de los conventos que
reformase como de los que fundase.
Toda Francia se puso en su contra: los seglares, los religiosos y los mismos
prelados consideraron aquella aventura poco menos que imposible. Las
monjas la juzgaron como amotinada, orgullosa, hipócrita e ilusa. Tuvo que
retirarse a Saboya por la persecución; después pasó a Borgoña.
Gracias a su perseverancia se consiguió aquel imposible por la cantidad de
sinsabores, humillaciones, mortificación y trabajo que debió padecer para
sacar la reforma adelante. La peste ayudó un poco también, llevándose por
delante con sus estragos a las que mostraron mayor resistencia a la reforma.
El primer convento que aceptó la vuelta al primitivo espíritu fue el de
Besanzon; luego se corrió el buen deseo por toda centroeuropa y dejó atrás
a los Pirineos, cuando pasó a España.
Murió Coleta, después de recibir fervorosamente los sacramentos, en Gante
(Bélgica), el día 6 de marzo de 1447, con sesenta y seis años de edad,
después de haber sido adornada con los dones de profecía y milagros. Ella
misma fundó dieciocho nuevos conventos llamados de las Clarisas Pobres,
las descalzas, que viven en alegría el espíritu de Coleta.
7 MARZO
Santos: Perpetua y Felicidad (Felícitas), Sátiro, Revocato, Saturnino,
Secúndulo, Julián, Eubulo, mártires; Teofilacto, Gaudioso, Pablo, obispos;
Pablo el simple, Teresa Margarita del S. C., virgen.
Fueron martirizadas en Cartago, en la persecución de Septimio Severo, el
año 203.
Perpetua era una joven matrona romana que acababa de dar a luz y
Felicidad era una esclava.
Se conserva una conmovedora narración de este encarcelamiento y
martirio, escrita en parte por los mismos mártires antes de morir y en parte
por un escritor de la época; este testimonio impresionante manifiesta el
rigor de las persecuciones romanas y el heroísmo de quienes las sufrieron
por fidelidad a Cristo.
8 MARZO
Santos: Juan de Dios, confesor y Patrono de los bomberos y practicantes ;
Quintilo, Cirilo, obispos; Julián, Félix, Filemón, Apolonio, Teótico,
Urbano, Rogato, Silvano, mártires; Veremundo, abad; Poncio, diácono;
Liberio, Arnoldo, confesores; Antonino, eremita.
San Juan de Dios, religioso (1495-1550)
Nació en Portugal el año 1495.
Decidió pasar de la vida militar a la entrega completa de su actividad al
servicio de los enfermos y necesitados.
Fundó hospitales en Granada y supo rodearse de discípulos que, después de
su muerte, constituyeron la Orden de los Hospitalarios de San Juan de
Dios.
Murió en Granada el año 1550.
9 MARZO
Santos: Francisca Romana, religiosa; Paciano, Benito, Gregorio Niseno,
obispos; Catalina de Bolonia, virgen; Domingo Savio, confesor; Quirino,
Cándido, Cirión, Vidal, Urpasiano, mártires.
9 de Marzo
Santa Francisca Romana, religiosa (1384-1440)
Nació en Roma en el año 1384.
Se casó joven, vivió como una madre de familia ejemplar y tuvo tres hijos.
Fue una de las mujeres pioneras en poner en marcha una institución
femenina no de clausura como la Congregación de Oblatas benedictinas
fundada por ella en 1425 destinada a atender la formación de la infancia. Al
enviudar ella misma se incorporó a la vida en común.
Se distinguó por su amor a los pobres, la atención a los enfermos y la
paciente actividad con los necesitados.
Murió en el año 1440.
10 MARZO
Santos: Cayo, Alejandro, Víctor, Cuadrado, Cándido, Dionisio, Pablo,
Cipriano, Crescente, Anecto, Los 40 de Sebaste, mártires; Macario,
Silvestre, obispos; Atalo, Emiliano, abades; Droctoveo, confesor; María
Eugenia Milleret de Brou, fundadora HH. de la Asunción.
10 de marzo
Los 40 mártires de Sebaste (a. 320)
La Legión XII Fulminata se hizo célebre entre los cristianos del siglo IV
por el martirio de 40 de sus soldados. Junto a la Legión XV Apollinaris
tenía a su cargo la defensa de Asia Menor.
En el año 312 Constantino y Licinio publicaron un edicto favorable a los
cristianos. Majencio había sido derrotado el 28 de Abril de ese año junto al
puente Milvio y quedaba Constantino como único emperador de Occidente.
En Oriente, vencido Maximiano Daia, es Licinio el único dueño.
Constantino y Licinio son emperadores asociados. Por ese momento hay
abundantes cristianos enrolados en las filas del ejército por la tranquilidad
que por años los fieles cristianos van disfrutando al amparo del edicto
imperial. En lenguaje de Eusebio, el ambicioso Licinio ´se quita la
máscaraª e inicia en Oriente una cruenta persecución contra los cristianos.
La verdad histórica del martirio, con sus detalles más nimios, no llega
uniformemente a nuestros tiempos. La predicación viva de su entrega hasta
la muerte -propuesta una y otra vez como paradigma a los fieles- está
necesariamente adaptada a la necesidad interior de los diferentes auditorios;
esto hace que se resalten más unos aspectos que otros, según lo requiera el
mayor provecho espiritual, a los distintos oyentes y probablemente ahí
radique la diferencia de las memorias.
San Gregorio de Nisa, apologista acérrimo de los soldados mártires, sitúa el
lugar del martirio en Armenia, cerca de la actual Sivas, en la ciudad de
Sebaste. Fue en el año 320 y en un estanque helado. (San Efrén, al
comentarlo, debió imaginarlo tan grande que lo llamó ´lagoª). Dice que de
la XII Fulminata, cuarenta hombres aguerridos prefirieron la muerte gélida
a renunciar a su fe cristiana. Sobre el hielo y hundiéndose en el rigor del
agua fría, los soldados, con sus miembros yertos, se animan mutuamente
orando: ´Cuarenta, Señor, bajamos al estadio; haz que los cuarenta seamos
coronadosª. Quieren ser fieles hasta la muerte... pero uno de ellos flaquea y
se escapa; el encargado de su custodia -dice el relato-, asombrado por la
entereza de los que mueren y aborreciendo la cobardía del que huye, entra
en el frío congelador y completa el número de los que, enteros, mantienen
su ideal con perseverancia. Los sepultaron, también juntos, en el Ponto,
dato difícil de interpretar por ser armenios los mártires.
Pronto comenzó el culto a los soldados y se propagó por Constantinopla,
Palestina -donde santa Melania la Joven construyó un monasterio
poniéndolo bajo su protección-, Roma y de allí a toda la cristiandad. La
antigüedad cristiana vibraba con la celebración del heroísmo de sus
soldados, admiró la valentía, la constancia, el desprendimiento, la renuncia
a una vida larga y privilegiada. Deseaban las iglesias particulares conseguir
alguna de sus reliquias tanto que san Gaudencio afirma se valoraban más
que el oro y san Gregorio Niseno las apreciaba hasta el punto de colocarlas
junto a los cuerpos de sus padres para que en la resurrección última lo
hicieran junto a sus valientes intercesores.
11 MARZO
Santos: Eutimio, Eulogio, Vindiciano, Sofronio, Benito, obispos; Fermín,
abad; Heraclio, Zósimo, Cándido, Piperión, Trófimo, Talo, Gorgonio,
Firmo, mártires; Constantino, rey; Aurea (Oria), abadesa.
11 MARZO
Santos: Eutimio, Eulogio, Vindiciano, Sofronio, Benito, obispos; Fermín,
abad; Heraclio, Zósimo, Cándido, Piperión, Trófimo, Talo, Gorgonio,
Firmo, mártires; Constantino, rey; Aurea (Oria), abadesa.
11 de marzo
Eulogio, mártir (c.a. 800-859)
El siglo IX sitúa a Eulogio en la historia porfiando de continuo con el
Islam. Nace el santo hacia el año 800 en una familia de rancio cordobés. Se
educa entre el clero de la iglesia de san Zoilo y también goza, junto con el
conocido Álvaro de Córdoba y otros, de la beneficiosa influencia del abad
de santa Clara, Esperaindeo. Su vida es una permanente e inquebrantable
adhesión a la fe y a las tradiciones patrias. Quizas por eso se pensó en él
como sucesor de Wistremiro, arzobispo de Toledo.
Entra en el estamento clerical acompañado de un terrible sentimiento de
indignidad. Tras un intento fallido de peregrinar a pie a Roma, empresa
poco menos que imposible en ese tiempo, y otro no menos frustrado de
contactar con sus hermanos que se trasladaron a las tierras del Rhin, visita
los monasterios locales en torno a Pamplona y Zaragoza; en el año 845 los
pasos pirenaicos están cerrados por las luchas de los hijos de Leudovico
Pío. Pero en el noreste se hace con un precioso botín muy útil en el futuro
de Córdoba: libros que han de servir para restaurar la cultura isidoriana en
El Andalus.
A su vuelta se convierte en el corifeo -maestro lo llaman- de una escuela
que intenta defender la religión de los padres y pretende hacer resurgir el
sentimiento nacional tan terriblemente humillado por los invasores
islámicos. Aunque no se da una persecución cruenta, sí se hace cada día
más difícil en Córdoba la vida para el cristiano. Las leyes nuevas sobre el
matrimonio, el comercio y las posesiones, los impuestos, el sarcasmo de los
gobernantes y la intransigencia fundamentalista de la gente van sofocando
cada día la fe, haciendo de los cristianos ciudadanos sin derechos y
colmados de obligaciones.
Con la muerte de Abd al-Rahman II (850) se desata un periodo de
intolerancia islámica que provoca martirios. Los que han sabido ser fuertes
no claudican y llenos de fervor manifiestan su protesta con la confesión
pública de su fe ante el cadí con desprecio de sus vidas; los que renegaron
en otro tiempo entienden que esta es la ocasión de lavar su culpa y
proclaman ahora valientemente la fe en Cristo; todavía una tercera porción
de cristianos que permanecían ocultos por imperativos de la ley salen ya de
su anonimato y clandestinidad. Las cárceles se han llenado y el revuelo
social es mayúsculo; tan grande es el alboroto que, a instancia del sultán, ha
de intervenir el arzobispo de Sevilla Recafredo -que por cierto era
metropolitano por las gracias del palacio emiral- para prohibir y
anatematizar los martirios voluntarios.
Eulogio y su escuela han influido de modo suave y decisivo en la respuesta
de fe ante la provocación martirial. Es la época en que Eulogio escribe el
Memorial de los Mártires plasmando por escrito testimonio de los héroes
cristianos. En el año 851 lo meten en prisión, pero toma la medida
represiva con aire de alborozo porque con los presos ´está en familiaª, reza,
escribe, consuela y anima. En la mazmorra conoce a Flora y María a
quienes da ánimos para la fidelidad hasta el fin y ahora decide escribir su
Documento Martirial. Cuando, cerrada la escuela, es puesto en libertad
intercambia por diez años la ciudad con el campo y escribe su Apologético
para desautorizar a los detractores que por mediocridad y cobardía
ridiculizaban la defensa de la fe hasta la muerte.
El encubrimiento que hizo en su propia casa de la joven cristiana Lucrecia -
hija de padre musulmán y martirizada también- fue el detonante de su
decisiva prisión y martirio. No dejó otra alternativa a los jueces cuando le
proponían una simple apostasía material: ´Será mejor que me condenes a
muerte. Soy adorador de Cristo, hijo de Dios e hijo de María, y para mí
vuestro profeta es un impostorª.
Claro está que lo mataron; fue el 11 de Marzo del 859. Y lo enterraron en la
iglesia de san Zoilo. En el año 883 trasladaron los restos del mártir a
Oviedo donde se conserva la urna en la Cámara Santa.
¡Muchas gracias, Padre de la mozarabía, por tu rotunda coherencia! Fuiste
un ejemplo de resistencia, amante de la libertad, frente a los cobardes
colaboracionistas utililitarios tan amadores de su vida que juzgaban tu
pensamiento como un ´suicidioª. Tu inteligencia de la vida es modelo,
ayuda y consuelo cuando se vive en tiempos blandos de solapada apostasía
general.
12 MARZO
Santos: Bernardo, obispo; Edguno, presbítero; Maximiliano, Pedro,
Mamiliano, Zono, Alejandro, Duno, Orión, mártires; Teófanes, Nicodemo,
Paulo, Aureliano, confesores; Geraldo, abad.
12 de marzo
Inocencio I, papa († 417)
Nació en la segunda mitad del siglo IV y parece ser que en Albano, aunque
documentalmente no pueda demostrarse con certeza. Fue elegido papa en el
año 401, como sucesor de Anastasio I.
Consiguió que se reconociese su autoridad papal en Iliria, región
montañosa situada en la región nororiental del Adriático que hoy
corresponde a Bosnia y Dalmacia.
Expulsó de la Ciudad Eterna a los perseguidores y detractores de san Juan
Crisóstomo, a pesar de la oposición del emperador Arcadio (407). Pero no
pudo, a pesar de sus esfuerzos y negociaciones, evitar el saqueo de Roma
por Alarico el 24 de agosto del año 410.
A petición de san Agustín, condenó la herejía pelagiana (417).
Con respecto al gobierno que debió ejercer en Hispania, hay que mencionar
la carta dirigida a Exuperio, obispo de Tolosa, dándole normas para la
reconciliación y admisión a la comunión a los que una vez bautizados se
entregaran de modo pertinaz a los placeres de la carne. De alguna manera,
modera la disciplina, en vigor hasta entonces, contemplada en los concilios
de Elvira y de Arlés y propiciada por las iglesias africanas; eran normas un
tanto rigoristas -extremadamente extrañas para nuestra época-, que negaban
la admisión a la comunión de este tipo de pecadores incluso en el momento
de la muerte, aunque se les concediera fácilmente la posibilidad de la
penitencia. Reconoce en su escrito que hasta ese momento ´la ley era más
duraª, pero que no quiere adoptar la misma aspereza y dureza que el hereje
Novaciano. De todos modos no presume de innovaciones, ni se presenta
como detentor de un liberalismo laxo; justifica plenamente las normas
anteriores, afirmando que esa praxis era la conveniente en aquel tiempo.
En el 416, cuando quiere recordar a los obispos españoles la autoridad
indiscutida del obispo de Roma y la obediencia que le deben desde España,
escribe una carta en la que afirma que en toda Italia, Francia, Hispania,
África y Sicilia sólo se han instituido iglesias por Pedro o por sus
discípulos. Esta carta es empleada como argumento documental muy
importante por quienes desautorizan la antiquísima tradición que sostiene la
predicación del Apóstol Santiago en España y la conjetura fundada de la
visita del apóstol Pablo a este extremo del Imperio.
Interviene también por los años 404-405 para restaurar la paz entre los
obispos de Hispania, después de las resoluciones cristológicas
antipriscilianistas del concilio de Toledo del año 400; recomienda el
reconocimiento de la autoridad y gobierno episcopal de los que fueron
ordenados por partidarios de Prisciliano pero que continúan profesando la
fe verdadera al aceptar la consubstancialidad del Hijo con el Padre y la
unicidad de Persona en Cristo.
Ocupó la Sede de Pedro hasta su muerte en el 417.
13 MARZO
Santos: Nicéforo, Ansovino, obispos; Rodrigo, presbítero y mártir;
Eufrasia, Cristina, vírgenes; Salomón, Macedonio, Patricia, Modesta,
Teuseta, Horres, Teodora, Ninfodora, Marco, Arabia, Sabino, Máximo,
Marcial, Silvano, Basilio, Felicidad, Lorenza, mártires.
13 de marzo
Nicéforo, confesor († 829)
Hacia el año 790, en Constantinopla, tienen un hijo Teodoro, secretario del
emperador, y Eudoxia.
Hay por ese entonces en Oriente una peligrosa tendencia a la fiscalización
por parte del emperador en cuestiones religiosas. Esto es mala cosa; las
intromisiones por parte del poder civil en el campo de la teología casi
siempre tuvieron malos resultados, como testifica la historia; so pretexto de
ayudar a la fe, se disimula el afán desmedido de poder y pone de manifiesto
-en este caso- la clara decisión de mostrar una oposición abierta a todo lo
que llegue de Roma. Se trata de la tendencia iconoclasta -el rechazo y
prohibición de dar culto a las imágenes- que degenera en herejía.
Nicéforo se educa bajo la tutela celosa de su madre cuando muere en el
destierro su padre. Ella se preocupó de llevarlo a los mejores maestros para
que cuidaran su preparación intelectual y contribuyeran al asentamiento en
su vida de los criterios morales por los que debería guiarse.
En el año 780 se inaugura un buen período de paz con la emperatriz Irene y
su hijo Constantino VI. Nicéforo pasa a la corte a ocupar el puesto que de
modo tan exquisito desempeñó su mismísimo padre; es nombrado
Secretario general. Con la autoridad de legado imperial asiste al II concilio
de Nicea que es el VII de los universales o ecuménicos, en el año 787.
La tendencia anímica de Nicéforo es la soledad. Construye a sus expensas
un monasterio a orillas del Bósforo, en la parte oriental, y allí se retira para
buscar una intimidad con Dios que no tenía en los palacios de la
cosmópolis.
Se produce una nueva llamada a trabajar en la corte donde le añoran por su
buenhacer, su honradez y bondad. Es un hombre cabal y fiable. Allá va de
nuevo Nicéforo llevando consigo la nostalgia de un tiempo santo, sobrio y
de paz. Vive en palacio, pero intenta como puede alternar las altas
gestiones y la vida religiosa; incluso llega a hacerse cargo del hospital
general de Bizancio donde tiene oportunidades sobradas de ejercitar la
caridad con los que más la necesitan.
No es extraño que el pueblo le elija y el emperador lo proponga para la
sede patriarcal de Constantinopla a la muerte de Tarasio. Cierto que debió
vencerse la timidez para aceptar porque buen conocimiento tenía él de
cómo andaban los ánimos en las alturas y de qué manera se recibían e
interpretaban las orientaciones del papa de Roma; por otra parte, su
elección dejaba inevitablemente postergados a algunos aspirantes a la sede
que se quedaban en segundo puesto y esto en los eclesiásticos no es fácil de
asimilar; además, ni siquiera era sacerdote. Hubo que darle previamente la
ordenación sacerdotal y tras la consagración episcopal toma posesión de
Santa Sofía el 12 de abril del 806.
El 10 de Julio del año 813 corona como emperador a León V el Armeno. El
buen soldado lo hubiera hecho bien si no se hubiera entrometido a remover
en cuestiones teológicas que le sobrepasaban. Volvió a resucitarse el tema
de ´las imágenesª; reunió en torno a sí un grupo de obispos adeptos,
resentidos y ávidos de honor, que le apoyaran en sus propósitos de
supeditar al poder civil la autoridad religiosa. Ha de oponerse con claridad
Nicéforo. Un conciliábulo se reúne para intrigar. El Patriarca defiende los
derechos y autoridad de la Iglesia, excomulga a los reunidos y termina
desterrado por el emperador a instancia de los obispos ´trepaª. Con ellos se
da comienzo a la persecución de la ortodoxia católica.
Anciano, enfermo y abandonado muere, el 2 de Junio del año 829 -día de
su fiesta en la Iglesia Oriental- en el monasterio que construyó en el
Bósforo. Repuesta su memoria, se trasladan sus restos a la basílica de los
Santos Apóstoles de Bizancio el 13 de marzo del 829, -fiesta en la Iglesia
latina-.
Mala es la manipulación de la Iglesia para aumento de poder; sin disculpar,
se puede llegar a comprender humanamente en un ambicioso emperador.
Pero la existencia de obispos despreocupados de su misión apostólica y
condescendientes con sus bajas pasiones, anhelando no se sabe muy bien
qué interés humano, pone a prueba la fe. Líbranos para siempre, san
Nicéforo, de obispos enredadores.
14 MARZO
Santos: Matilde, reina; León, Inocencio, obispos; Eutiquio, Arnaldo, Pedro,
Afrodisio, Frontón, Alejandro, Valeria, mártires; Eva (Evelina), beata;
Florentina, santa.
14 de marzo
Matilde, reina de Alemania (c.a. 890-968)
Hija de Teodorico, conde sajón, nació en Wesfalia alrededor del año 890.
Se educó en el monasterio de Herford. Sus padres la casan en el año 909
con Enrique el Pajarero -llamado con este apodo por su afición a la caza
con halcones- duque de Sajonia. A la muerte de Conrado, es elegido
Enrique rey de Alemania en el 919. Es un buen príncipe con sus súbditos y
añade a sus territorios Baviera después de conquistarla.
Matilde se ha hecho una reina piadosa y caritativa. Está como alejada de las
vanidades de la corte; día y noche reza; conocen los palaciegos sus
costumbres. Gran parte de su tiempo está ocupada con atención a los
desvalidos; visita a los enfermos e intenta dar consuelo a afligidos. Y esto
lo sabe, aprueba y apoya su marido. Así transcurrieron sus 23 años de
matrimonio hasta el año 936 en que muere Enrique. Después de la muerte
del esposo, entrega sus joyas a los pobres, significando la total ruptura con
la pompa del mundo.
El matrimonio ha tenido tres hijos: Otón, emperador de Alemania en el 937
a la muerte de su padre y luego de Roma en el 962 después de haber
vencido a los bohemios y lombardos; Enrique, duque de Baviera y san
Bruno, arzobispo de Colonia.
Sufrió las tensiones y luchas entre sus hijos Otón y Enrique por el poder y
hasta tuvo que soportar la amargura de la conspiración contra ella por parte
de sus hijos que la acusaron injustamente de dilapidar los bienes del
Estado.
Restablecida su probidad y considerados sus derechos de viudedad, se
muestra aún más liberal con los bienes materiales que le correspondían por
herencia. Es su época de restaurar iglesias y fundar monasterios; sobresalen
sobre todos el de Polden, en el ducado de Brunswich, que llega a albergar
para Dios a trescientos monjes, y el de Quedlimburgo, en Sajonia, donde
murió y reposan sus restos junto a los de su marido que allí los trasladó.
Antes de morir en el año 968, quiso hacer humilde confesión pública de sus
pecados ante los monjes del lugar.
La santidad no la tienen fácil ni siquiera los reyes y reinas. Principalmente
ellos están obligados a no ver oposición entre Dios-riqueza, poder-servicio
y justicia-caridad. Incluso cabe sospechar que las razones de estado pueden
enmascarar la infidelidad y crear un obstáculo mayúsculo a la hora de dar a
la respuesta personal a Dios el tono adecuado que postula la fe.
15 MARZO
Santos: Raimundo de Fitero, Sisebuto, Adyuto, Probo abades; Longinos,
Aristóbulo, Menigno, Nicandro, Matrona o Madrona, Leocricia, mártires;
Zacarías, papa; Clemente María Hofbauer, confesor; Especioso, monje;
Luisa de Marillac, fundadora.
Raimundo de Fitero, fundador († 1163)
Abad del monasterio cisterciense de Fitero en Navarra, y fundador de la
Orden militar de Calatrava.
Se llamaba Raimundo Sierra o Raymond Serrat. Aunque documentalmente
no puede probarse, lo más probable es que naciera en Saint Gaudens de
Garona, en Francia, y que la época fue a comienzos del siglo XII. Algunos
autores sitúan su nacimiento en Tarazona (Aragón), y otros afirman que fue
en Barcelona.
Aparece como canónigo en Tarazona, atestiguado documentalmente por
testimonio de su primer obispo, Don Miguel, monje benedictino. De aquí
pasó a monje del monasterio cisterciense de Nuestra Señora de Sacala Dei,
en Gascuña, y de ahí fue enviado como prior a la nueva fundación que Don
Bernardo determinó hacer en España.
Se asentaron los nuevos monjes en el monte que llaman Yerga, con
consentimiento del rey. En 1140 Alfonso VII les donó la villa de Nienzabas
que había quedado asolada por los moros; aquí fundaron el monasterio de
Nienzabas del que fue abad Raimundo a la muerte de Durando, alrededor
del año 1144. Lo eligieron abad por la fama que tenía de santo y
taumaturgo. Con el título y oficio de abad aparece ya en la escritura del
1146, al donar el rey al monasterio los dominios de Serna de Cervera y
Baños de Tudescón, actuales balnearios de Fitero.
En 1148 asistió al capítulo general de la orden del Císter, en calidad de
abad; en ese concilio estuvo presente el papa Eugenio III, que también era
cisterciense.
Raimundo trasladó ese mismo año el monasterio al mejor sitio de Castejón,
recibió la donación real del castillo de Tulungen y, en la heredad donada
por Don Pedro Tizón y su esposa Doña Toda, fundó en 1150 el de Santa
María de Fitero del que será el primer abad.
Diego de Velázquez es un monje que en tiempo pasado fue soldado y
amigo del rey Sancho. Raimundo y él se encuentran en Toledo el año 1158.
Diego ha escuchado al rey el gran peligro que corre la plaza de Calatrava
_confiada años atrás por Alfonso VII a los Templarios, pero que ahora está
casi desguarnecida_ que es por el momento la llave estratégica de Toledo.
El peligro es grande por la proximidad de los almohades. Raimundo y
Diego piden al rey la defensa de la plaza y con los monjes traídos de Fitero
más un ejército formado por campesinos y artesanos consiguen defender la
plaza y ahuyentar a los moros. En premio, el rey Sancho III les concede el
dominio de Calatrava donde Raimundo funda el mismo año la Orden
_mitad monjes obedientes al toque de la campana, mitad soldados
obedientes al toque de la trompeta_ que fue aprobada posteriormente por el
papa Alejandro III, por bula de 25 de setiembre de 1164, cuando ya había
muerto su fundador.
Raimundo murió en 1163 en Ciruelos y allí se enterró. En 1471 se
trasladaron sus restos al monasterio cisterciense de Monte León de Toledo
y, desde el siglo XIX, las reliquias del santo se encuentran en la catedral de
Toledo.
Si los creyentes actuales quisiéramos imponer nuestra santa fe con la
violencia, ya tendríamos que empezar por gestionar quién quisiera
vendernos una bomba de hidrógeno; pero ese supuesto sería irreconciliable
con la dignidad de las personas y el respeto a su dignidad, seríamos
calificados inmediatamente de fanáticos y fundamentalistas; habríamos
ciertamente perdido el norte de la caridad que califica a los cristianos como
auténticos discípulos de Cristo, y nuestro modo de hacer supondría una
renuncia total a los postulados de la convivencia democrática. Desde luego,
habríamos dejado de confiar en los medios de siempre _oración,
mortificación y buen ejemplo_ para ser sembradores de paz y de alegría
que es el vehículo normal de transmisión de la fe, siempre don del Espíritu
Santo. Pero, aunque hoy nos pueda parecer impropio de un santo vivir con
la espada en la mano por la mañana y en oración adorante por la noche, la
historia es así; juzgar los hechos pasados con la mentalidad actual es caer
en un anacronismo.
16 MARZO
Santos: Hilario, Agapito, Patricio, Heriberto, Bonifacio, Queritano,
obispos; Taciano, diácono; Félix, Dionisio, Largo, Julián, Petronila,
Columba, Damián, Valentín, mártires; Abraham, eremita; Eusebia,
abadesa.
16 de marzo
Abrahám, solitario y eremita († 367)
Los que escriben acerca de su vida, principalmente san Efrén con quien le
unió una estrecha amistad, no mencionan el lugar de su vida de anacoreta,
sí el territorio: Mesopotamia y, probablemente, en la cercanía de Edesa.
Pasó más de cincuenta años en el desierto.
Hijo de padres ricos que también sabían ser buenos. Ven a su hijo tan
bueno y leal que deciden casarlo con hija de buena familia escogida entre
sus amistades y comprometen su matrimonio hasta que tengan la edad y
puedan contraerlo. Parece que a Abrahán no le agrada la idea lo más
mínimo y que hasta la desprecia porque sus planes futuros van por otro
derrotero. Pero el tiempo pasó y llegó la hora de casarse sin más dilaciones;
ha pedido a su padre que lo libere del compromiso, mas no hay medio que
haga desistir al progenitor de la palabra dada; el respeto paterno puede más
que sus propios deseos.
Lo que sucedió la noche de bodas, después de haber celebrado la fiesta con
la grandiosidad propia de gente pudiente, fue lo imprevisto. Se escapa de
casa huyendo; parece ser que sólo Dios ocupa su corazón y a él quiere
entregarlo. No ha mediado una sola palabra ni ha dado explicación; lo ha
hecho en secreto. Sólo tiene ganas de esconderse y lo hace en una cueva
cercana que encontró.
Todos han pasado diecisiete días de trajín andando en su búsqueda,
removiendo matojos y adentrándose en los agujeros de las peñas. Al
encontrarlo, todo son ruegos, lágrimas, caricias y hasta amenazas, pero el
que no supo imponerse en su momento mantiene ahora una actitud
inflexible. Consigue de la esposa defraudada el consentimiento de una
perpetua separación y del autoritario padre la promesa de no interrumpir en
adelante su voluntario retiro.
Con veinte años ha comenzado su vida de soledad. Vive en una celda con
ventanilla al campo y allí se entrega a la oración y a la penitencia. Sus
bienes son una escudilla de madera para comer y beber, una estera de
juncos, un manto y un cilicio; el alimento ordinario son las hierbas y raíces
que el campo le da. La gente empieza a tener noticia de la existencia del
solitario penitente en aquellos contornos; primero por curiosidad y luego
por interés espiritual se le van aproximando los vecinos que transmiten más
y más sus méritos y santidad. Siempre le vieron alegre y con carácter
apacible.
El obispo de Lampsaco (ahora la ciudad turca de Lapseki) conoce su virtud
y santidad y como tiene en su territorio un poblado en donde no sólo
impera el paganismo, no ha pensado en mejor varón para convertirles que
en Abrahám y por eso le da el encargo de predicarles a Cristo después de
hacerlo sacerdote.
El santo penitente deja su celda por amor a la Iglesia que no por gusto
personal. Lo primero que hace al llegar a su destino es edificar un templo
gran
17 MARZO
Santos: Patricio, Agrícola, Atón, obispos; José de Arimatea, Alejandro,
Teódulo, mártires; Gertrudis, virgen; Desiderato (Deseado), Dionisio,
Gabriel Lalemant, mártires.
17 de Marzo
San Patricio, Obispo (c. 385-461)
Nacido en Bretaña hacia el año 385, fue llevado cautivo muy joven a
Irlanda, y obligado a desempeñar el oficio de pastor de ovejas.
Conseguida la libertad fue sacerdote y obispo de su nueva patria a la que
dedicó el resto de su vida mostrando unas dotes extraordinarias como
evangelizador y ocupándose de la organizacón eclesiástica de Irlanda de la
que es patrono.
Murió en el año 461.
18 MARZO
Santos: Cirilo de Jerusalén, obispo y doctor; Frigidiano, Anselmo,
Alejandro, Narciso, obispos; Félix, doctor; Trófimo, Eucarpio, mártires;
Salvador de Horta, confesor.
18 de Marzo
San Cirilo de Jerusalén, Obispo y Doctor de la Iglesia (315-386)
Nació en una familia cristiana el año 315; sucedió al obispo Máximo en la
sede de Jerusalén el año 348.
Tuvo que sufrir varios destierros por defender la fe católica frente a los
arrianos.
Fue un insigne predicador, catequista y escritor.
Murió el año 386.
19 MARZO
San José Patrono de la Iglesia Universal
Santos: Apolonio y Leoncio, obispos; Juan, Bertulfo, abades; Landoaldo,
presbítero; Amancio, diácono; Quinto, Quintila, Cuartila, Marcos,
Pancario, Cándido, Alcmondo, mártires.
José, esposo de la Virgen María (siglo I)
Padre adoptivo, porque su paternidad sobre Jesús no es la común natural y
de algún modo hay que llamarla, aunque la adopción nos suene solo a cosa
legal y eso es poco, bien poco, para la clase de paternidad que ejerció, y
que al no tener igual no se inventó la palabra que con propiedad indique su
condición. Padre nutricio le llaman otros, porque tienen la parte de verdad
que expresa una de las obligaciones anejas a la paternidad, la de alimentar a
la prole, pero se ve que esto es sólo un detalle en comparación con la
totalidad. También es común llamarle putativo por ser conceptuado ante los
paisanos como padre verdadero, al vivir fielmente las obligaciones del
mejor de los padres sin que nada indujera a pensar que no lo era. Es el
esfuerzo de la teología, de la piedad, de la expresión de la fe que no deja de
recalcar que no es padre de Jesús _el Verbo hecho hombre, engendrado por
Dios, y por eso tiene la naturaleza de Dios_ al modo como los demás lo son
de sus hijos al engendrarlos según la naturaleza humana. El Evangelio,
testigo parco en palabras afirma: Cuidó de la sagrada familia en Belén,
Egipto y Nazaret.
Esposo casto, no necesariamente viejo, ni siquiera mayor. El espíritu
cristiano que intenta resaltar incluso plásticamente otro tesoro imperdible,
el de la virginidad perpetua de su esposa, la Virgen María, lo pintó viejo y
hasta el más lerdo entendió el mensaje y así lo dejó; pero lo normal, lo más
lógico, lo más noble y digno es que buscaran Joaquín y Ana para su hija
doncella todo un doncel, viril, apuesto, noble, trabajador y tiernamente
capaz de asumir las responsabilidades del nuevo hogar. Pensar de otro
modo sería indignidad.
Tampoco se le dice nunca 'carpintero', solo lo llaman así _faber lignanus_
los apócrifos, esos libros piadosos, pero no inspirados, que disfrutan
presentando como real la imaginación de lo posible y que la Iglesia nunca
aceptó en su Canon. Sí que fue artesano.
José pertenecía a la estirpe davídica y su familia procedía de Belén, la
ciudad de David. Así queda Jesús perfectamente entroncado con la familia
real que portaba, dentro de la tribu de Judá, el estandarte de las profecías
que habían de cumplirse en la posteridad.
Encantador en sus reacciones. Figura amable y desconcertante por su
humildad a pesar de ser tanta su grandeza.
José contempló el inefable misterio del nacimiento de Jesús en Belén y
quedó admirado con la maravillosa visita de los pastores y magos
adorantes.
Presentó a Jesús en el Templo a la usanza judía, rescatándolo con el modo
acostumbrado por los pobres.
Fue defensor de Jesús y de su Madre, cuando la matanza cruel de los
inocentes; dispuso marchar a Egipto, sin tardanza y con la valentía de quien
ha asumido una responsabilidad. El regreso de Egipto tuvo lugar quizá en
el año 4, después de la muerte de Herodes. José no lo tuvo fácil.
Jesús se quedó en el Templo con doce años y ésta es la última aparición de
José en los Evangelios.
Varón justo y silencioso. Fiel a Dios que se apoyó en él hasta el punto de
entregarle su familia. Probablemente muerto ya en el Calvario, y quizá
incluso antes de las bodas de Caná.
San José es venerado por la Iglesia ortodoxa (el primer domingo después
de Navidad para la oriental) y por la Iglesia católica, apostólica, romana.
Pero es inexplicablemente tardío el culto occidental. La devoción de tres
santos del tiempo de la Reforma y Contrarreforma: Teresa de Jesús,
Ignacio de Loyola y Francisco de Sales contribuyeron a extender y
popularizar su devoción. No aparece en el misal romano hasta el siglo XV,
con Sixto IV (m. 1481). Hasta Gregorio XV, en 1621, no fue su fiesta
universal. Incluido en el canon Romano por el papa Juan XXIII, ya en la
segunda mitad del siglo XX.
Hoy es el santo más y mejor tratado, con lógica aplastante; su ambiente, su
atmósfera habitual es la santidad. Por eso es Patrono de la Iglesia universal,
porque nadie la defenderá mejor. Patrono de los carpinteros y artesanos.
Patrón de la buena muerte, sin duda asistido por Jesucristo y en presencia
de la Virgen. Custodio de los seminarios ¡quien mejor para dar protección a
los chicos que un día van a ser otros Cristos!. Patrón ¡cómo no! de los
padres de familia que le miran para aprender a agradar a Dios ante tanto
desvío, ignorancia, autosuficiencia, para aprender de él a respirar en los
ambientes de trabajo un aire limpio menos egoísta; sí, le piden ayuda para
bien gobernar con mano firme el timón de la barca de su casa y poder
acertar a llevarla a buen puerto cuando la ven tan bamboleada por vientos
racheados que presagian zozobra o desvío.
Si existiera un hagiómetro para medir o pesar a lo humano el grado de
santidad, sería con la lógica de los mortales el primero de los santos.
Miembro de pleno derecho de la llamada y tan invocada trinidad de aquí
abajo.
Vara florida. Silencio en el evangelio, ni una palabra, sólo referencias;
quizá sea intencionado para dejar que hable lo insondable de la
contemplación, del embeleso, lo sublime de su vida. Prestó ese servicio
_aún más eficaz que oculto_ al proyecto divino de la redención humana.
Aunque no siempre entendiera o comprendiera la voluntad de Dios, José la
cumplió y basta.
20 MARZO
Santos: Nicetas, Guillermo, Leoncio, Remigio, obispos; Martín de Dumio,
abad: Pablo, Cirilo, Eugenio, José, Alejandra (Sandra), Víctor, Anatolio,
Sebastián, Focio, Claudia, Eufrasia, Eufemia, Matrona, Ciriaca, mártires;
María Josefa del Corazón de Jesús Sancho de Guerra, fundadora de las
Siervas de Jesús de la Caridad, beata.
20 de marzo
Martin Dumiense, confesor (c.a. 515-580)
Dumio, situado geográficamente cerca de Braga - la capital del reino de los
suevos-, distingue del otro Martín de Francia a nuestro Martín. Fue el
apóstol de los suevos a los que convirtió al catolicismo. El testimonio de
san Isidoro de Sevilla señala el 560 como fecha de la conversión. Eran los
suevos un pueblo indomable y el terror de Roma; atravesaron las
Provincias y pasaron sus fronteras; se trasladaron de las riberas del Rhin a
las del Miño; arrasaron a los francos y pasaron el Pirineo; luego se reparten
las tierras de Galecia y ponen su capital en Braga; llegaron a bajar hasta la
Bética y conquistaron Sevilla en las tierras llanas. Transcurre la vida del
santo en el siglo VI.
San Martín Dumiense, según conocemos por el epitafio de su tumba que
escribió él mismo, era oriundo de Panonia, en la actual Hungría. Debió
nacer entre el 510 y el 520. Quiso vivir el don de la fe en las mismas
fuentes. Peregrina a Palestina con la avidez de conocer, pisar, besar y tocar
la tierra de Cristo; allí aprovecha su tiempo entre oración, mortificación, y
el estudio del griego que le contacta con los santos Padres primeros. Luego
pasa por Roma, donde murió y vive Pedro. Atraviesa el reino de los francos
donde se encuentra con los suevos y aprovecha la oportunidad de hacer
apostolado con este pueblo.
Karriarico, rey suevo arriano -habían caído los suevos en el arrianismo por
la actividad del gálata Ayax, enviado por Teodorico- mandó embajada
noble para pedir en la afamada y milagrosa tumba de san Martín de Tours
el portento de la curación de su hijo. Era ya la segunda vez que lo hacía, la
primera misión no dio el resultado apetecido; ahora manda la ofrenda del
peso de su hijo en oro y plata y presenta la promesa de conversión si
obtiene del santo de Tours lo que humildemente pide. Y se cura el vástago
del rey suevo. Es la ocasión para dejar el arrianismo. San Gregorio de
Tours narrará, como testigo presencial, -dejando en el relato el polvo de la
leyenda- el ruego de la doble embajada y la posterior conversión del bravo
pueblo suevo.
Así fue como pasó el presbítero húngaro Martín a Galecia, de mano de sus
casi-paisanos, los belicosos emigrantes centroeuropeos. En Dumio funda
un monasterio para la alabanza divina, la oración, el recogimiento, la
difusión de la fe y la atención del pueblo ¡Bien conocida tiene la necesidad
de la oración para extender el Evangelio! Quizás conoció el estilo de Arlés
y posiblemente tuvo referencias de la regla de san Benito, pero aquí los
monjes se gobiernan al ritmo que marca el abad -y ya obispo- Martín de
Dumio.
Regula la vida del clero formándoles según los cánones y los acuerdos de
los concilios españoles y africanos; atiende celoso al campesinado donde
abundan las supersticiones paganas, célticas y germánicas. Encarga a su
monje Pascasio la traducción de ´Las palabras de los ancianosª y él mismo
traduce ´Las sentencias de los Padres egipciosª; escribe para los suyos otras
sabrosas obras de piedad, ascéticas y doctrinales, - Formula vitae honestae
y De correctione rusticorum- como tratados cortos y monográficos que
rezuman sabiduría humana al estilo de Séneca y espíritu cristiano.
Contribuyó a la conversión de los suevos al catolicismo. En el concilio de
Braga del 561 -como un precursor de san Ildefonso en el III de Toledo- se
ha logrado la conversión del rey y del pueblo, se establece la unidad y se
tiene el gozo de escuchar la fórmula del bautismo ´en el nombre del Padre
y del Hijo y del Espíritu Santoª.
Murió en el año 580.
21 MARZO
Santos: Endeus, Lupicino, abades; Serapión, Birilo, Justiniano, obispos;
Filemón, Domnino, mártires; Nicolás de Flüe, confesor; Elías, eremita.
21 de marzo
Nicolás de Flüe, confesor (1417-1497)
Suiza en los siglos XIV y XV está empapada de corrientes espirituales que
son propicias para la ascesis y para las visiones. Y no solamente se dan
entre los clérigos o en los claustros de los monasterios; han trascendido
también al laicado y en cualquier esquina o iglesia puede uno toparse con
gente que transmita experiencias sobrenaturales habidas en la intimidad de
la oración.
Nicolás de Flue es un santo suizo y de esta época. Soporta sobre su figura,
no legendaria sino bien probada por la historia, la dignidad nacional tanto
por parte de los protestantes como de los católicos, dada la curiosa
complejidad que desde siglos lleva consigo el pueblo suizo, aunque
ciertamente unos y otros lo tienen como personaje emblemático por
distintos motivos; los que se llaman reformadores lo miran desde la cara
política y los católicos añaden el matiz espiritual.
Nació en el 1417, justo el año en que termina el Cisma de Occidente con la
elección de Martín V como Papa por el concilio de Constanza. En familia
de católicos campesinos, se ocupa de los trabajos del campo, pero es asiduo
a la oración y practica el ayuno como cosa habitual cuatro días por semana.
Se casa cuando tiene treinta años con Dorotea Wyss. La unidad familiar
dura veinte años, tienen 10 hijos, uno de ellos llega a frecuentar la
universidad y el mayor consigue ser presidente de la Confederación. Siendo
Nicolás un hombre de paz, tuvo que intervenir en tres guerra, en la de
liberación de Nüremberg, en la vieja de Zurich y en la de Turgovia contra
Segismundo.
En el año 1467 da comienzo la parte de su vida que, aunque llena de
contradicciones, es la forja de su santidad y de su fecundidad política.
Veámosla. Tiene cincuenta años y con el permiso de su esposa y de sus
hijos se retira a vivir como eremita en la garganta de Ranft. Vive entregado
a la meditación preferentemente de la Pasión del Señor que contempla
siguiendo los distintos episodios, como hicieron Juan Ruysbroeck y
Enrique Suso. Obtiene un alto y profundo conocimiento de la Santísima
Trinidad. Hace notable penitencia y practica riguroso ayuno. La celda que
le han construido los paisanos solo dispone de una ventana para ver los
oficios del sacerdote y otra para contemplar la naturaleza de Unterwald. El
obispo de Constanza va a bendecir el lugar que se convierte en centro de
peregrinación. El contenido será el culto a la Eucaristía y el motivo el
hecho milagroso del ayuno absoluto y prolongado de Nicolás. No prueba
bocado en veinte años; sólo ingiere la Eucaristía y una vez come porque lo
manda su obispo para probar su obediencia, humildad y el carácter
sobrenatural del ayuno. Aquí tiene visiones sobrenaturales y de aquí
arranca su energía y acierto para enfocar los asuntos políticos que darán a
Suiza estabilidad y forma de gobierno peculiar.
El místico pacificador y salvador de la patria suiza fue juez y consejero en
su cantón; también Diputado en la Dieta federal en 1462 y rechazó la
jefatura del Estado. En 1473 propicia y consigue se firme el tratado de paz
perpetua con Austria. En la Dieta de Stans del 1478 evita la guerra civil,
consiguiendo el milagro de la reconciliación. Su obra política no fue sólo
coyuntural, sino que hizo técnicamente posible la realidad de la patria
común suiza.
Se cierra su vida con una enfermedad cargada de dolor y de sufrimiento
que lleva con paciencia tan grande como su pobreza. Después de recibir el
Cuerpo y la Sangre de Cristo, muere el 21 de marzo de 1487.
Desde el siglo XVI tanto los protestantes como los católicos requieren su
patronazgo; unos por sus recomendaciones de mantenerse dentro de las
fronteras, por los razonamientos que les ayudan a lo mezclarse en políticas
extranjeras y por la cuasi prohibición de mostrar interés por la política
europea; los otros, por ser un gran político que saca su genio de la
condición de santo y fiel.
Sea como sea, Nicolás supo articular, unir y compaginar de un modo
asombrosamente original lo que a la mayoría de los mortales nos parece un
imposible contradictorio: Cuidó con esmero las cosas de la tierra y amó
intensamente las del cielo; fue un hombre con una actividad
incansablemente eficaz, sin dejar de ser contemplativo; es a la vez casado y
eremita; resulta al mismo tiempo el primer político y el más grande santo;
tiene la extraña sabiduría que valora lo poco nuestro y la inmensidad de lo
divino.
Los católicos comenzaron en el 1591 el proceso de canonización que no
llega a promulgarse -un dato contradictorio más- hasta el 1947 por el papa
Pío XII, el mismo día de la Ascensión. Han pasado más de 350 años y es
que la santidad, antes de ser oficialmente reconocida, está supeditada a las
contingencias históricas.
22 MARZO
Santos: Pablo, Deogracias, Bienvenido, Epafrodito, obispos; Octaviano,
Saturnino, Caliopo, Calínico, Basilisa, mártires; Avito, Erlinda, Reinalda,
confesores.
22 de Marzo
Deogratias, confesor († 456)
Con el rey de los vándalos Genserico - hijo ilegítimo de Godegiselo- al
frente, los bárbaros pasan Hispania y llegan hasta África. Son arrianos y
frecuentemente calificados como gente cruel, dura, inclemente y
devastadora.
Cartago fue invadida en el año 439 y allí es el lugar geográfico en donde
tiene lugar nuestro relato hodierno. Los nuevos dueños hacen según
costumbre una limpieza general entre la gente más influyente en el pueblo;
a los nobles que no matan los destierran; los obispos son considerados
igualmente como un poder digno de tener en cuenta a la hora de asentar los
territorios conquistados y se les pone más allá de las fronteras por lo poco;
los bienes materiales de unos y otros son incautados y pasan a otras manos,
porque para algo son las guerras. Ya el obispo Quodvultdeus fue metido
con otros en una nave a la deriva y colocados en algún punto del amplio
mar para morir sin remedio. De este modo, estuvieron los fieles de Cartago
sin pastor por catorce años.
A ruegos del emperador Valentiniano III permitió Genserico que fuera
mandado a aquellos cristianos romanos un obispo; se llamaba Deogracias y
recibió la consagración en el año 453. Un hombre probo, limpio, sabio y
santo.
Roma era un fruto sumamente apetecido para los bárbaros. Genserico le
puso sitio con su ejército y la toma en el año 455. Cada rincón de la Ciudad
Santa muestra en los catorce días de saqueo las consecuencias de la
invasión bárbara; se ven incendios y hay destrucción por todas partes. Los
tesoros cambian de mano porque son el botín y una parte de la población es
llevada cautiva a África. Los prisioneros se distribuyen entre los vándalos y
los mauritanos naturales del país produciéndose en cada caso un drama
personal: las familias han quedado rotas, los padres son separados de sus
hijos y las esposas están sin sus maridos.
El obispo Deogracias realiza una labor humanitaria de primer orden -que es
obra de misericordia- en esta coyuntura de emergencia. Vende los vasos
sagrados de oro y plata que están al servicio del altar para rescatar a los
cautivos pagando su precio; habilita los templos de san Fausto y san Severo
para que sirvan de hospital, asilo y residencia donde se pueda prestar un
socorro inmediato a los enfermos y a los más débiles; él mismo no se
dispensa de atender personalmente a los que están cerca con el peso de la
cruz a sus espaldas dándoles el apoyo y consuelo que necesitan. Reza y
hace; es lo que manda la caridad.
En Cartago se palpa lo evidente. Todos miran en Deogracias a un
adelantado de los derechos humanos que aún no se habían inventado. Lo
hizo tan bien al susurro de la caridad que los envidiosos aún quisieron
quitarlo de en medio sin que el buen Dios les diera esa oportunidad porque
se lo llevó antes, justo en el año 456.
23 MARZO
Santos: Toribio Alfonso de Mogrovejo, arzobispo; José Oriol, Julián ,
confesores; Félix, Victoriano, Florencio, Fidel, Felipe, Nicón, Liberato,
Domicio, Pelagia, Aquila, Eparquio, Teodosia, mártires; Benito, monje;
Dimas, el buen ladrón; Teódulo, presbítero; Filotea, virgen.
Santo Toribio de Mogrovejo, obispo (1538-1606)
Toribio, arzobispo de Lima, es uno de los eminentes prelados de la hora de
la evangelización. El concilio plenario americano del 1900 lo llamó "totius
episcopatus americani luminare maius", que en vernácula hispana quiere
decir "la lumbrera mayor de todo el episcopado americano". Era la hora de
llevar la fe cristiana al imperio inca peruano lo mismo que en México se
cristianizaba a los aztecas.
Nació en Mayorga (Valladolid), el 16 de noviembre de 1538. No se formó
en seminarios, ni en colegios exclusivamente eclesiásticos, como era
frecuente entonces; Toribio se dedicó de modo particular a los estudios de
Derecho, especialmente del Canónico, siendo licenciado en cánones por
Santiago de Compostela y continuó luego sus estudios de doctorado en la
universidad de Salamanca. También residió y enseñó dos años en Coimbra.
En Diciembre de 1573 fue nombrado por Felipe II para el delicado cargo de
presidente de la Inquisición en Granada, y allí continuó hasta 1579; pero ya
en agosto de 1578 fue presentado a la sede de Lima y nombrado para ese
arzobispado por Gregorio XIII el 16 de marzo de 1579, siendo todavía un
brillante jurista, un laico, o sólo clérigo de tonsura, cosa tampoco
infrecuente en aquella época.
Recibió las órdenes menores y mayores en Granada; la consagración
episcopal fue en Sevilla, en agosto de 1579.
Llegó al Perú en el 1581, en mayo. Se distinguió por su celo pastoral con
españoles e indios, dando ejemplo de pastor santo y sacrificado, atento al
cumplimiento de todos sus deberes. La tarea no era fácil. Se encontraba con
una diócesis tan grande como un reino de Europa, con una población nativa
india indócil y con unos españoles muy habituados a vivir según sus
caprichos y conveniencias.
Celebró tres concilios provinciales limenses _el III (1583), el IV (1591) y
el V (1601)_; sobresalió por su importancia el III limense, que señaló
pautas para el mexicano de 1585 y que en algunas cosas siguió vigente
hasta el año 1900.
Fue de los pocos que intentaron poner al pie de la letra las disposiciones del
concilio de Trento; pero se vio imposibilitado para cumplirlas todas _como
la de los sínodos anuales_ en aquellas circunstancias por la imposibilidad
de las comunicaciones.
Aprendió el quechua, la lengua nativa, para poder entenderse con los
indios. Se mostró como un perfecto organizador de la diócesis. Reunió
trece sínodos diocesanos. Ayudó a su clero dando normas precisas para que
no se convirtieran en servidores comisionados de los civiles. Visitó tres
veces todo su territorio, confirmando a sus fieles y consolidando la vida
cristiana en todas partes. Alguna de sus visitas a la diócesis duró siete años.
Prestó muy pacientemente atención especial a la formación de los ya
bautizados que vivían como paganos. Llevado de su celo pastoral, publicó
el Catecismo en quechua y en castellano; fundó colegios en los que
compartían enseñanzas los hijos de los caciques y los de los españoles;
levantó hospitales y escuelas de música para facilitar el aprendizaje de la
doctrina cristiana, cantando.
No se vio libre de los inevitables roces con las autoridades en puntos de
aplicación del Patronato Real en lo eclesiástico; es verdad que siempre se
comportó con una dignidad y con unas cualidades humanas y cristianas
extraordinarias; pero tuvo que poner en su sitio a los encomenderos,
proteger los derechos de los indios y defender los privilegios eclesiásticos.
Atendido por uno de sus misioneros, murió en Saña, mientras hacía uno de
sus viajes apostólicos, en 1606.
Fue beatificado en 1679 y canonizado en 1726.
Quien tenga la suerte de tener entre sus manos un facsímil del catecismo
salido del Tercer Concilio Limense, aprenderá a llamar mejor
evangelización que colonización a la principal obra de España en el
continente recién descubierto.
José Oriol, sacerdote ( 1650-1727 )
Catalán de origen. En el tiempo de la Ilustración, cuando está comandando
el Conde-Duque de Olivares. Lo ordenó en Vich el obispo Don Jaime Mas,
el 30 de mayo de 1676. Un "beneficiado" más entre los que ocupan
prebendas eclesiásticas.
Hijo de Juan y de Gertrudis que tuvieron siete hijos. Juan murió pronto, con
solo treinta y siete años, uno más de los que se llevó la peste de 1651. La
madre, con tanta familia, se casó otra vez con Domingo Pujolar, que fue
nuevo padre para José, y vino añadiendo un nuevo hijo a los siete de la
esposa; pero también este padrastro se murió pronto.
José se hizo monaguillo de la comunidad de Santa María del Mar, un
empleo que era para pobres; pero aquí aprendió letras y latines hasta que
llegó al doctorado. Quería ser sacerdote pero tuvo dificultades por ser
pobre; no bastaba con tener ganas, ciencia y estar dispuesto a la santidad;
era preciso, casi una condición necesaria, tener un beneficio que asegurara
el pan necesario y lo demás. Menos mal que una vacante en el obispado de
Gerona fue remedio, aunque la renta era sólo simbólica: "un escudo de oro
de cámara romano" que equivalía a siete pesetas al año. Suficiente para la
formalidad. Detrás había un amigo que suplirá una renta anual.
Comienza como preceptor de la familia Gasneri, de origen milanés. Y eso
que José Oriol era Doctor en Teología por la universidad civil de Barcelona
y había opositado, aunque sin éxito, a la cátedra de Hebreo. Cuidará de
Pepito, de siete años y de Paquita que sólo tiene dos. Durará el trabajo diez
años haciendo vida con esta familia, pero comiendo solo, porque desde que
un día trinchó pavo y por tres veces se la paralizó el brazo, en adelante
únicamente comerá y beberá pan y agua. Con este ayuno ordinario
comenzó su reconocida austeridad que le hizo delgado y macilento al
tiempo que ganaba en suavidad para preparar con mimo la Primera
Comunión de los niños.
Llegó a sentirse uno más de los del Oratorio de san Felipe. Allí celebra la
misa, confiesa y reparte la Comunión; la predicación no es elocuente, pero
mueve; tiene colas en su confesonario; prefiere las misas tardías para poder
prepararse mejor a la celebración.
Con bordón, andando y pidiendo limosna por el camino peregrinó a Roma
en 1696. Por mediación del cardenal Coloredo, que era oratoniano, el papa
Inocencio XI le concede el beneficio de Santa María del Pino donde sólo
hay beneficiados y a su alrededor y detrás de ellos toda una caterva de
capellanes, pasionarios y vicarios. Le hicieron "apuntador" y "bolsero" con
el encargo de llevar la cuenta de las asistencias a coro y de repartir los
dineros correspondientes. Se le dio mejor el cargo de enfermero.
Aquél hombre de ojos azules y calva venerable, suele tener la costumbre de
postrarse ante el Santísimo una vez terminadas las horas canónicas. Pero no
tuvo responsabilidades mayores, ni puestos altos, ni cargos para
competentes; tampoco resolvió asuntos pastorales importantes, ni se le
llegó a consultar jamás por soluciones eficaces; sin embargo, en la
Barcelona donde nació, vivió y murió florecieron a su paso los milagros.
No suele intervenir en las deliberaciones de los beneficiados tan dedicadas
a los asuntos metálicos; sólo consta de una vez que sugirió cambiar las
ajadas capas pluviales por otras nuevas.
Le quemaban los dineros en la faltriquera. Seguro que sabía bien lo que
decía aquel casto varón, modelo para sacerdotes, cuando afirmó "que
prefería morir en los brazos de una mujer, que con una moneda en el de
bolsillo". No importaba cómo, pero sentía la necesidad de desprenderse
hasta de la calderilla que le sobraba con el último pordiosero que topaba.
Su ayuno estricto le permitió, no obstante, ahorrar 311 libras catalanas para
poder hacer una fundación de cuarenta y ocho misas a celebrar por los
pobres que no tienen sufragios.
Las cárceles y los hospitales de Barcelona le conocieron como frecuente
visitante para hacer con los internos algo de bien, con sencillez, consolando
y haciendo sólo con su bendición algún que otro milagro de curación
instantánea, que como no lo había hecho él, sino Dios, no tenía la menor
importancia.
Tuvo como director de su alma a un carmelita y era asiduo lector de san
Juan de la Cruz.
No tomó jamás las vacaciones que le correspondían por su beneficio y
recorría Barcelona a pie. A pie también se quiso ir a misiones, pero no pasó
de Marsella donde enfermó, y la Virgen le hizo ver que donde Dios lo
quería era en Barcelona.
Dejó herencia al morirse: sus ropas de coro _muy limpias_, biblia y
gramática hebreas; nada más había en su buhardilla.
No está mal para un catalán. Aprovechó bien sus cincuenta y un años.
24 MARZO
Santos: Epigmenio (Pigmenio), presbítero; Severo, Agapito, Flavio, Latino,
obispos; Marco, Timoteo, Simón niño, Timolao, Páusides, Dionisio,
Rómulo, Segundo, mártires; Seleuco, confesor; Catalina de Suecia,
abadesa.
24 de marzo
Catalina de Suecia, abadesa (c.a. 1331-1381)
A Catalina de Suecia o de Vadstena nació alrededor del año1331 del
matrimonio formado por el príncipe Ulf Gudmarsson y Brigitta
Birgesdotter; fue la cuarta de ocho hermanos. La educaron, como era
frecuente en la época, al calor del monasterio; en este caso lo hicieron las
monjas de Riseberga. Contrajo matrimonio con el buen conde Egar
Lyderson van Kyren y ambos influyeron muy positivamente en los
ambientes nobles plagados de costumbres frívolas y profanas.
Brígida, su madre, ha tenido la revelación de fundar la Orden del Santísimo
Salvador que tenga como fin alabar al Señor y a la Santísima Virgen según
la liturgia de la Iglesia, reparar por las ofensas que recibe de los hombres,
propagar la oración contemplativa -preferentemente de la Pasión- para la
salvación de las almas.
Madre e hija se encuentran juntas en Roma. Cuando Catalina tiene planes
de regresar a su casa junto al esposo, Brígida comunica a su hija otra
revelación sobrenatural de Dios: ha muerto su yerno. Esto va a determinar
el rumbo de la vida de Catalina desde entonces. Ante el lógico dolor y la
depresión anímica que sufre, es sacada de la situación por la Virgen. Es en
estas circunstancias cuando muestra ante su madre la firme disposición
interna a pasar toda suerte de penalidades y sufrimientos por Jesucristo. Las
dos juntas y emprenden una época de oración intensa, de mortificación y
pobreza extrema; sus cuerpos no conocen sino el suelo duro para dormir;
visitan iglesias y hacen caridad. La joven viuda rechaza proposiciones
matrimoniales que surgen frecuentes, llegando algunas hasta la
impertinencia y el acoso. Peregrinan a los santuarios famosos y organizan
una visita a Tierra Santa para empaparse de amor a Dios en los lugares
donde padeció y murió el Redentor.
En el año 1373 han regresado, muere en Roma Brígida y Catalina da
sepultura provisional en la Ciudad Eterna al cadáver de su madre en la
iglesia de san Lorenzo. El traslado del cuerpo en cortejo fúnebre hasta
Suecia es una continua actividad misionera por donde pasa. Catalina habla
de la misericordia de Dios que espera siempre la conversión de los
pecadores; va contando las revelaciones y predicciones que Dios hizo a su
santa madre.
Söderkoping es el lugar patrio que recibe la procesión en 1374 como si
fuera un acto triunfal. Se relatan conversiones y milagros que se suceden
hasta depositar los restos en el monasterio de Vadstena, donde entra y se
queda Catalina, practicando la regla que vivió durante veinticinco años con
su madre.
Un segundo viaje a Roma durará cinco años; tendrá como meta la puesta en
marcha del proceso de canonización de la futura santa Brígida y la
aprobación de la Orden del Santísimo Salvador. A su regreso a Vadstena,
muere el 24 de marzo de 1381.
Aparte de las revelaciones que tuvo y de las predicciones sobrenaturales
que hizo la santa, se cuenta de ella la finura de alma que le llevó a la
confesión diaria durante veinticinco años - no por ser escrupulosa- y que
consiguió la confesión arrepentida de impenitentes a punto de morir.
También se habla de luces que rodean el cuerpo inerte después de su
muerte, de una estrella que pudo verse por un tiempo señalando el lugar del
reposo y de luminosidades que refulgían junto al sarcófago. No es extraño
que la leyenda haya querido dejar su huella intentando hacer que los
sentidos descubran la magnanimidad de su alma que sólo es perceptible por
lo externo. Por eso dijeron que nunca mamó la leche de la nodriza mundana
mientras buscaba el pecho de su madre santa y de otras mujeres honestas.
Igualmente contaron que libró a Roma de inundación entrando sus pies en
el Tiber y hablaron de la liberación de una posesa.
De todos modos, los santos de ayer y de hoy, siempre han sido puntos de
inflexión de la gracia para el bien de todos los hombres.
25 MARZO
La Anunciación del Señor
Santos: Pelayo, obispo; Quirino, Dula, mártires; Desiderio, Baroncio,
Einán, Einardo, Melchisedeq, confesores; Lucia Filippini, fundadora; Isaac
y Rebeca, patriarca; Abel, primero de los justos; Ermelando, Humberto,
abades.
La Anunciación del Señor
La última fase de toda la apoteosis salvadora comenzó en Nazaret. Hubo
intervenciones angélicas y sencillez asombrosa. Era la virgen o pártenos del
Isaías viejo la destinataria del mensaje. Todo acabó en consuelo
esperanzador para la humanidad que seguía en sus despistes crónicos e
incurables. Los anawin tuvieron razones para hacer fiesta y dejarse por un
día de ayunos; se había entrado en la recta final.
La iconografía de la Anunciación es, por copiosa, innumerable: Tanto
pintores del Renacimiento como el veneciano Pennacchi la ponen en silla
de oro y vestida de seda y brocado, dejando al pueblo en difusa lontananza.
Gabriel suele aparecer con alas extendidas y también con frecuencia está
presente el búcaro con azucenas, símbolo de pureza. Devotas y finas
quedaron las pinturas del Giotto y Fra Angélico, de Leonardo da Vinci, de
fray Lippi, de Cosa, de Sandro Botticelli, de Ferrer Bassa, de Van Eyck, de
Matthias Grünewald, y de tantos más.
Pero probablemente sólo había gallinas picoteando al sol y grito de
chiquillos juguetones, estancia oscura o patio quizá con un brocal de pozo;
quizá, ajenos a la escena, estaba un perro tumbado a la sombra o un gato
disfrutaba con su aseo individual; sólo dice el texto bíblico que "el ángel
entró donde ella estaba".
Debió narrar la escena la misma María a san Lucas _el evangelista que la
refiere_ en momento de intimidad.
Así fue como lo dijo Gabriel: "Salve, llena de gracia, el Señor es contigo".
Aquel doncel refulgente, hecho de claridad celeste, debió conmoverla; por
eso intervino "No temas, María, porque has hallado gracia ante de Dios;
concebirás en tu seno y darás a luz un Hijo a quien pon-drás por nombre
Jesús. Éste será grande: se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará
el trono de David, su padre, reinará por los siglos sobre la casa de Jacob y
su reino no tendrá fin". La objeción la puso María con toda claridad:
"¿Cómo será esto, pues no conozco varón?" No hacía falta que se
entendiera todo; sólo era precisa la disposición interior. "El Espíritu Santo
descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por
eso, el que nacerá será llamado santo, Hijo de Dios".
Luego vino la comunicación del milagro operado en la anciana y estéril
Isabel que gesta en su sexto mes, porque "para Dios ninguna cosa es
imposible".
Fiesta de Jesús que se encarnó _que no es ponerse rojo, sino que tomó
carne y alma de hombre_; el Verbo eterno entró en ese momento histórico
y en ese lugar geográfico determinado, ocultando su inmensidad.
Fiesta de la Virgen, que fue la que dijo "Hágase en mí según tu palabra". El
"sí" de Santa María al irrepetible prodigio trascendental que depende de su
aceptación, porque Dios no quiere hacerse hombre sin que su madre
humana acepte libremente la maternidad.
Fiesta de los hombres por la solución del problema mayor. La humanidad,
tan habituada a la larguísima serie de claudicaciones, cobardías, blasfemias,
suciedad, idolatría, pecado y lodo donde se suelen revolcar los hombres,
esperaba anhelante el aplastamiento de la cabeza de la serpiente.
Los retazos esperanzados de los profetas en la lenta y secular espera habían
dejado de ser promesa y olían ya a cumplimiento al concebir del Espíritu
Santo, justo nueve meses antes de la Navidad.
¡Cómo no! Cada uno puede poner imaginación en la escena narrada y
contemplarla a su gusto; así lo hicieron los artistas que las plasmaron con
arte, según les pareció.
26 MARZO
Santos: Braulio, Félix, Teodoro, Ludgero, obispos; Ammonio, Pedro,
Marciano, Jovino, Tecla, Casiano, Montano, Máxima, Cuadrato, Teodosio,
Eutiquio, Cástulo, Guillermo, mártires; Basilio, anacoreta; Quiliano,
eremita; Goboano, abad; beato Diego José de Cádiz.
26 de marzo
Braulio, obispo (c.a. 590-651)
Se desconoce la cuna, niñez y juventud del santo; pero consta que ya en el
año 626 es obispo de Zaragoza.
Participó en la corriente de pensamiento y acción isidoriana que tanto
influyó en la cultura de su época y aún en tiempos posteriores. De hecho,
fue discípulo de san Isidoro, obispo, escritor y doctor de la Iglesia (c. 560-
636). Insistió cerca de él para que diera término a las Etimologías, la
conocida y la más famosa e importante obra de san Isidoro donde se recoge
el saber antiguo tomado indiscriminadamente de escritores tanto paganos
como cristianos y que consta de veinte libros que fueron obligado libro de
texto en las escuelas medievales, al tiempo que cauce de transmisión del
saber antiguo. La división de toda la obra y sus títulos se deben a san
Braulio.
Estuvo presente en los concilios V (636) y VI (638) de Toledo que fueron
convocados para fortalecer la autoridad real y donde se resolvieron
determinadas cuestiones de régimen eclesiástico y litúrgicas. En estos
concilios se contribuyó a elaborar también el sistema de elección de los
reyes por los obispos y magnates y llegó a ratificarse la imposibilidad de
ser elegido rey alguien que no perteneciera a la nobleza goda.
Se le atribuyen también a san Braulio las Actas de los mártires de
Zaragoza.
Llegó a escribir más de 44 cartas, gracias a las cuales pueden llegar a
conocerse muchos aspectos de la España visigoda.
Ejerció el santo una notable influencia entre los reyes del tiempo intentando
suavizar las leyes con espíritu cristiano y procurando potenciar la unidad
del reino. Con Chindasvinto -rey que fue elegido por la nobleza al
considerarlo fácilmente manipulable debido a su gran ancianidad-, cuando
dicta leyes muy severas contra los magnates traidores que rompieran su
juramento de lealtad al rey, llegando a decretar la deportación, la reducción
a la esclavitud de sus familias y a la confiscación de sus bienes. De la
misma manera, mostró también influjo decisivo cabe el rey Recesvinto, el
que reprimió la rebelión del noble Troya, cuando ponía sitio a la ciudad de
Zaragoza, el mismo año de la muerte de san Braulio.
La fiesta de este hombre que intervino fuertemente en la vida eclesiástica,
política y social de su tiempo es el 26 de Marzo ya que murió en este día
del año 625.
27 MARZO
Santos: Ruperto, Pablo, Gelasio, Felipe, presbíteros; Augusta, Alejandro,
Fileto, Lidia, Macedón, Teoprepio, Anfiloquio, Crónidas, Lázaro, Marotas,
Nersetes (Narses), mártires; Juan, eremita; Bercario y Rómulo, abades.
27 de marzo
Juan, eremita (c.a. 304-394)
Nació en Licópolis, hoy Asiut, en los comienzos del siglo IV y pasó la
mayor parte de su vida en la Tebaida, dedicado a la oración y a la
penitencia. Parece ser que nació en el seno de una familia pobre y que tuvo
en la juventud la profesión de carpintero.
Muy joven marcha a buscar la soledad del desierto; se pone bajo el amparo
de santo monje que le orienta en las difíciles sendas de la imitación de
Jesucristo, siguiéndole en la soledad. El maestro pone a prueba su
disposición mandándole, de modo insólito, que riegue una rama de árbol
seca y podrida que ha plantado en la tierra. El joven aprendiz de anacoreta
no se complica la vida con disquisiciones por muy razonadas que parezcan;
va y viene dos veces al día a por el agua escasa que tiene a distancia y moja
y riega su pobre leño. No sabemos cuál fue el resultado de su prueba, pero
a él -entonces inexperto- le sirvió para mortificarse y enraizar la
obediencia.
Come hierbas y raíces; bebe agua abundante; es de poco dormir, hace
mucha oración y extremada penitencia. Las pocas gentes que conoce lo ven
lleno de buen humor, servicial, parco en las palabras, acertado en las
sentencias que salen de su boca siempre dispuesta a enseñar a Cristo; lo
describen barbudo con figura alargada y seca. No daba para otra apariencia
aquella vida de ayuno con sol y aire abundante.
Con el paso del tiempo, se aproxima a él gente más apartada. Al correrse
las voces sobre la santidad de Juan, el solitario anacoreta, vienen desde
lejos a rezar y aprender cosas de Dios. Algunos consultan problemas
personales, mientras que otros buscan arreglos de asuntos enconados y con
poca solución entre clanes y familias. Algún militar se acerca a exponer sus
temores ante los bárbaros que se acercan. Profetiza victorias que se
cumplen. Hasta en mismo emperador Teodosio manda embajada de
consultas sobre acciones políticas y militares que está a punto de comenzar
y requieren prudencia. Nunca permite que una mujer mire ni se acerque a
su celda.
En la pobreza del desierto, aunque no dispone de espacio digno donde
recibir visitas ilustres, van a verle también monjes como Evagrio del Ponto
y su discípulo Paladio del monasterio que está en el desierto de Nitria; en
esa ocasión, profetiza a Paladio su futura elección de obispo y las cruces
que va a llevar anejas. ¡Y uno de sus visitantes es también Alipio,
gobernador de Tebaida!
Juan vivió hasta el año 394, habiendo pasado 75 en el desierto.
Que se sepa, Juan no escribió cosa alguna. Pero quienes le conocieron
quedaron tan impresionados de su vida y tan vivamente conmovidos por
sus palabras que sí aumentaron su fama. Dicen de él que le oyeron hablar
de algún solitario que conoció un fantasma de mujer que le llevó al
abandono del desierto -la imaginación descontrolada siempre fue mala
consejera-; comentan que hablaba de otros que se dejaron seducir por la
sensualidad, se enterraron en la impureza, y arruinaron la vida de entrega
en el desierto; y también narran que hablaba de otros a los que el buen Dios
les concedió la vuelta por el arrepentimiento. Quizá los testigos y biógrafos
querían contar con esto que su larga vida en años fue también larga en
experiencia.
La escena del fresco que está en el camposanto de Pisa, pintada por el
sienés Pietro Lorenzetti, mostrando a una mujer de extraña hermosura que
clava su glacial mirada en el monje barbudo que aprieta su mano, bien
pudiera ser un eco artístico de las tentaciones que, como cualquier mortal,
hubieron de superar los ermitaños; así, abajados del pedestal de gloria que
envuelve sus repetidas historias de santidad, nos los aproxima a la cotidiana
vulgaridad de los pecadores mostrándonos el camino tan frecuentado del
arrepentimiento.
28 MARZO
Santos: Esperanza, abad; Sixto III, papa; Gontrán, rey; Proco, Malco,
Alejandro, Cástor, Teodora, Doroteo, Rogato, Suceso, mártires;
Gundelinda (Güendolina), abadesa.
28 de marzo
Sixto III, papa (fin s. IV-440)
Fue elegido papa a la muerte de san Celestino I, en el año 432, y ocupó la
sede de Pedro por ocho años que fueron muy llenos de exigencias.
Durante su vida se vió envuelto casi de modo permanente en la lucha
doctrinal contra los pelagianos, siendo uno de los que primeramente detectó
el mal y combatió la herejía que había de condenar al papa Zósimo. De
hecho, Sixto escribió dos cartas sobre este asunto enviándolas a Aurelio,
obispo que condenó a Celestio en el concilio de Cartago, y a san Agustín.
Se libraba en la Iglesia la gran controversia sobre la Gracia sobrenatural y
su necesidad tanto para realizar buenas obras como para conseguir la
salvación.
Pelagio fue un monje procedente de las islas Británicas. Vivió en Roma
varios años ganándose el respeto y la admiración de muchos por su vida
ascética y por su doctrina de tipo estoico, según la cual el hombre es capaz
de alcanzar la perfección por el propio esfuerzo, con la ayuda de Dios
solamente extrínseca -buenos ejemplos, orientaciones y normas
disciplinares, etc.,- ¡era un voluntarista! Además, la doctrina llevaba aneja
la negación del pecado original. Y consecuentemente rechaza la necesidad
de la redención de Jesucristo. De ahí se deriva a la ineficacia sacramentaria.
Todo un monumental lío teológico basado en principios falsos que
naturalmente Roma no podía permitir.
Y no fue sólo esto. El Nestorianismo acaba de ser condenado en el concilio
de Éfeso, en el 431, un año antes de ser elegido papa Sixto III; pero aquella
doctrina equivocada sobre Jesucristo había sido sembrada y las
consecuencias no desaparecerían con las resoluciones conciliares. Nestorio
procedía de Antioquía y fue obispo de Constantinopla. Mantuvo una
cristología imprecisa en la terminología y errónea en lo conceptual,
afirmando que en Cristo hay dos personas y negando la maternidad divina
de la Virgen María; fue condenada su enseñanza por contradecir la fe
cristiana; depuesto de su sede, recluido o desterrado al monasterio de san
Eutropio, en Antioquía, muriendo impenitente fuera de la comunión de la
Iglesia. El papa Sixto III intentó con notable esfuerzo reducirlo a la fe sin
conseguirlo y a pesar de sus inútiles esfuerzos tergiversaron los nestorianos
sus palabras afirmando que el papa no les era contrario.
Llovieron al papa las calumnias de sus detractores. El propio emperador
Valentiniano y su madre Plácida impulsaron un concilio para devolverle la
fama y el honor que estaba en entredicho. Baso -uno de los principales
promotores del alboroto que privaba injustamente de la fama al Sumo
Pontífice- muere arrepentido y tan perdonado que el propio Sixto le atiende
espiritualmente al final de su vida y le reconforta con los sacramentos.
Como todo santo ha de ser piadoso, también se ocupó antes de su muerte -
en el año 440 y en Roma-, de reparar y ennoblecer la antigua basílica de
Santa María la Mayor que mandó construir el papa Liberio, la de San Pedro
y la de San Lorenzo.
29 MARZO
Santos: Jonás, Baraquisio, Acacio, Bertoldo, confesores; Cirilo, Segundo,
Pastor, Victoriano, Armogastes, Máscula, Sáturo, mártires; Eustasio,
Simplicio, Constantino, abades.
29 de marzo
Eustasio de Luxeüil, abad († 625)
Nació Eustasio pasada la segunda mitad del siglo VI, en Borgoña.
Fue discípulo de san Columbano, monje irlandés que pasó a las Galias
buscando esconderse en la soledad y que recorrió el Vosga, el Franco-
Condado y llegó hasta Italia. Fundó el monasterio de Luxeüil a cuya
sombra nacieron los célebres conventos de Remiremont, Jumieges, Saint-
Omer, foteines etc.
Eustasio tiene unos deseos grandes de encontrar el lugar adecuado para la
oración y la penitencia. Entra en Luxeüil y es uno de sus primeros monjes.
Allí lleva una vida a semejanza de los monjes del desierto de oriente.
Columbano se ve forzado a condenar los graves errores de la reina
Bruneguilda y de su nieto rey de Borgoña. Con esta actitud, por otra parte
inevitable en quien se preocupa por los intereses de la Iglesia, desaparece la
calma que hasta el momento disfrutaban los monjes. Eustasio considera
oportuno en esa situación autodesterrarse a Austrasia, reino fundado el 511,
en el periodo merovingio, a la muerte de Clodoveo y cuyo primer rey fue
Tierry, donde reina Teodoberto, el hermano de Tierry. Allí se le reúne el
abad Columbano. Predican por el Rhin, río arriba, bordeando el lago
Constanza, hasta llegar a tierras suizas.
Columbano envía a Eustasio al monasterio de Luxeüil después de
nombrarle abad. Es en este momento -con nuevas responsabilidades-
cuando la vida de Eustasio cobra dimensiones de madurez humana y
sobrenatural insospechadas. Arrecia en la oración y en la penitencia; trata
con caridad exquisita a los monjes, es afable y recto; su ejemplo de hombre
de Dios cunde hasta el extremo de reunir en torno a él dentro del
monasterio a más de seiscientos varones de cuyos nombres hay constancia
en los fastos de la iglesia. Y el influjo espiritual del monasterio salta los
muros del recinto monacal; ahora son las tierras de Alemania las que se
benefician de él prometiéndose una época altamente evangelizadora.
Pero han pasado cosas en el monasterio de Luxeüil mientras duraba la
predicción por Alemania. Un monje llamado Agreste o Agrestino que fue
secretario del rey Tierry ha provocado la relajación y la ruina de la
disciplina. Orgulloso y lleno de envidia, piensa y dice que él mismo es
capaz de realizar idéntica labor apostólica que la que está realizando su
abad; por eso abandona el retiro del que estaba aburrido hacía tiempo y
donde ya se encontraba tedioso; ha salido dispuesto a evangelizar paganos,
pero no consigue los esperados triunfos de conversión. Y es que no
depende de las cualidades personales ni del saber humano la conversión de
la gente; ha de ser la gracia del Espíritu Santo quien mueva las inteligencias
y voluntades de los hombres y esto ordinariamente ha querido ligarlo el
Señor a la santidad de quien predica. En este caso, el fruto de su misionar
tarda en llegar y con despecho se precipita Agreste en el cisma.
Eustasio quiere recuperarlo, pero se topa con el espíritu terco, inquieto y
sedicioso de Agreste que ha empeorado por los fracasos recientes y está
dispuesto a aniquilar el monasterio. Aquí interviene Eustasio con un feliz
desenlace porque llega a convencer a los obispos reunidos haciéndoles ver
que estaban equivocados por la sola y unilateral información que les había
llegado de parte de Agreste.
Restablecida la paz monacal, la unidad de dirección y la disciplina, cobra
nuevamente el monasterio su perdida prestancia.
Eustasio de Luxeüil ha cumplido su misión. Con cerca de setenta años de
edad y más de tre
30 MARZO
Santos: Juan Clímaco, Osburga, Mamertino, Clinio, abades; Régulo,
Pastor, Zósimo, obispos; Quirino, Domnino, Víctor, Decio, Irene, mártires;
Apolonio, confesor.
30 de marzo
Juan Clímaco, abad († c.a. 645)
Aunque faltan datos concretos y algunos que conocemos están enredados
entre lo que pertenece al mundo de la fantasía y lo que corresponde a la
verdad, parece ser que nació en algún lugar de Palestina, en la segunda
mitad del siglo VI.
Siendo aún muy joven se sintió llamado a vivir en la soledad del desierto;
se retira al monte Sinaí y cuentan que se puso bajo la tutela de Martirio,
haciéndose discípulo suyo y viviendo en su compañía durante cuatro años.
Muerto su maestro, se hace monje cuando es el abad Stratego que aprecia
sus virtudes e intuye que será en el futuro un gran pilar para la Iglesia; por
ese tiempo, ya comienzan a conocerle como ´El escolásticoª quizás por su
asiduo estudio de la Sagrada Escritura y de los Santos Padres. El
monasterio no es construcción de una sola pieza arquitectónica; son
muchas celdas independientes, una para cada monje; se puede decir que
todo el monte es monasterio y el abad es como el archimandrita. La celda
de Juan se llama Thole; está situada al pie de la montaña, junto a la ermita
de la Virgen que mandó construir Justiniano. Allí vive durante 40 años de
retiro ejemplar, dedicado a rigurosa penitencia y en la intimidad con Dios
hasta el punto de ser gritado entre quienes le conocen ´el Ángel del
Desiertoª. ¡Y no porque la vida le sea fácil! Soporta tentaciones y algunas
son muy violentas, teniendo que utilizar todos los medios humanos y
sobrenaturales para salir victorioso en la lucha.
La oración intensa le lleva a gran familiaridad con Dios que deja descrita
en su libro La Escala. ´Esta oración -escribe en La Escalera santa - consiste
en tener el alma por objeto a Dios en todos sus ejercicios, en todos sus
pensamientos, en todas sus palabras, en todos sus movimientos, en todos
sus pasos; en no hacer cosa que no sea con fervor interior, y como quien
tiene a Dios presenteª. Con profundidad y sencillez a la vez describe el
progreso de la vida espiritual del hombre hacia el encuentro con el
Absoluto, recorriendo treinta grados o escalones; expone su enseñanza
empleando ideas abreviadas, apenas apuntadas y comprimidas en
sentencias: ´Los hombres pueden sanar a los voluptuosos, los ángeles a los
malvados, pero a los soberbios solamente Diosª. También dejó otro
tratadito pequeño que se conoce como Carta al Pastor.
Juan muestra un gran amor a la soledad pero, como suele ser frecuente en
los hombres de Dios, nunca estuvo solo; la gente le busca con verdadero
deseo de ver, saber y entender por más que a él se le haga cada vez menos
apreciado el trato con los demás hombres. Siendo uno más, es un místico
en cuya vida se producen -según cuentan los menores de su vida-
fenómenos sobrenaturales que le llevan al arrobamiento de permanecer
levantado sobre la tierra con frecuentes levitaciones y, algunas veces, dicen
que lo contemplaron entrado en éxtasis, adelantando el disfrute del Cielo.
Lo eligieron abad del Sinaí, llegando a irradiar santidad al resto de los
ermitaños; muestra una preocupación exquisita con los peregrinos y
extraños, y -por caridad- construye un hospital para la atención de los
enfermos y de los que están extenuados. Así, con obras y palabras, ejerció
un influjo muy notable en la espiritualidad tanto de Oriente como de
Occidente.
31 MARZO
Santos: Renovato (Renato), obispo; Amós, Joab, profetas; Balbina, virgen;
Benjamín, diácono; Teódulo, Anesio, Félix, Cornelia (Nélida), mártires;
David, Esteban, Guillermo, Agilulfo confesores.
31 de marzo
Amós, profeta (s. VIII a.C.)
Amós era pastor de Tecoa, al límite del desierto de Judá. No era miembro
de los clubs de profetas de Israel; ninguna escuela profética. Simplemente
Dios le llama, sacándolo de sus labores pastoriles y lo manda a profetizar a
Israel.
El marco en que desempeña su ministerio profético está situado junto al
santuario de Betel.
Y la época particular de su función para ´hablar en nombre de otroª -en este
caso, de Dios- es en el reinado de Jeroboán II (783-743 a. C.). Es uno de
los momentos gloriosos del pueblo de Israel consideradas las cosas desde el
punto de vista humano; se vive en paz y tranquilidad, el Reino del Norte se
extiende y enriquece hasta el punto que el lujo de los grandes y poderosos
es un insulto para la miseria en que está el pueblo. Incluso el esplendor del
culto -con inusitado boato- encubre la ausencia de una religión verdadera.
Con un estilo sencillo y tan rudo como cabe esperar de un pastor que pasa
su vida entre los animales que cuida en soledad, condena la vida
corrompida de las ciudades, se indigna por las desigualdades sociales que
claman al cielo como grita una injusticia y protesta por la falsa seguridad
depositada por sus contemporáneos en los ritos religiosos que están vacíos
porque no llevan a compromisos personales. Dios castigará a los poderosos
-clase dirigente- de Samaría que pecan maltratando a los pequeños del
pueblo. Critica las idolatrías, violencias, injusticias, disolución y universal
corrupción en la que está sumido el rebaño elegido.
Por primera vez emplea dos expresiones que luego serán utilizadas
ampliamente en la literatura profética posterior. Habla del ´día de Yahwéhª,
cargado de acentos terribles, para designar el momento en que Dios tomará
justas decisiones reivindicativas; en medio de tinieblas, Yahwéh castigará a
Israel por sus maldades, utilizando a un pueblo que en la mente del profeta
Amós es Asiria sin llegar a mencionar su nombre. Otra expresión novedosa
es ´el restoª, término con el que se quiere designar a una porción de
israelitas fieles al yawismo puro en quienes reposará la esperanza de una
perspectiva de salvación posterior.
Desde siempre ambicionó el hombre las riquezas para poseer, el poder para
dominar a los demás y la gloria para alimentar su soberbia; esto trae como
directa consecuencia el oscurecimiento y eclipse de Dios. Amós, profeta,
dijo en su nombre que Él mira y valora lo de ´dentroª. Cumplió con valentía
el encargo dificultoso de hablar claro y sin tapujos para clarificar actitudes,
aunque le llevaran a sufrir las acusaciones de Amasías, sacerdote de Betel,
y la persecución de su hijo Ozías.
¿Verdad que a pesar de tantos años aún no se aprendió la lección?
31 de Marzo
San Renovato (Renato), obispo emeritense, confesor († 633)
El obispo Renovato cierra la época gloriosa de santidad y esplendor
emeritense: fue un varón ecuánime, justo e ingenioso. Maestro acabado por
su doctrina y ejemplaridad de vida.
Después de gobernar la Iglesia durante muchos años murió en la paz de
Dios.
Su cuerpo, junto con los de sus obispos predecesores (Masona e Inocente),
descansan sepultados con los mayores honores en una misma cripta, no
lejos del altar de la santa virgen Eulalia. Ante sus sepulcros se dieron
continuos signos de protección; de aquí que su culto se iniciara por
asentimiento o aclamación de la iglesia local en la liturgia, al uso de la
época.
Su fiesta se celebra el 31 de Marzo.
Es el último biografiado por el autor de las "Vitas" que dice: ´El santo
Renato, hombre adornado de todas las virtudes; godo de origen, nacido de
rancia prosapia e insigne por el lustre de su familia. Era esbelto de cuerpo,
de distinguidos modales, de singular estatura... era mayor aún por dentro su
hermosura, inundado en la posesión del Espíritu Santoª.
Antes había sido abad del monasterio de Cauliana. Se distinguió en las
artes y en las ciencias eclesiásticas, especialmente en las Sagradas
Escrituras. Su agudo ingenio le hizo maestro de no pocos discípulos.
Su cuerpo fue sepultado en Mérida, en la cripta de la Iglesia martirial de
Santa Eulalia.
1 ABRIL
Santos: Venancio, Hugo, Celso, Dodolino, Prudencio, Leuconio, Melitón,
obispos; Víctor, Esteban, Teodora, Marcela, Quinciano, Ireneo, mártires;
Vinebaldo, Valerio, Walerico, Macario, abades.
1 de abril
Hugo, obispo (1053-1132)
El obispo que nunca quiso serlo y que se santificó siéndolo.
Nació en Valence, a orillas del Isar, en el Delfinado, en el año 1053. Casi
todo en su vida se sucede de forma poco frecuente. Su padre Odilón,
después de cumplir con sus obligaciones patrias, se retiró con el
consentimiento de su esposa a la Cartuja y al final de sus días recibió de
mano de su hijo los últimos sacramentos. Así que el hijo fue educado en
exclusiva por su madre.
Aún joven obtiene la prebenda de un canonicato y su carrera eclesiástica se
promete feliz por su amistad con el legado del papa. Como es bueno y lo
ven piadoso, lo hacen obispo a los veintisiete años muy en contra de su
voluntad por no considerarse con cualidades para el oficio -y parece ser que
tenía toda la razón-, pero una vez consagrado ya no había remedio; siempre
atribuyeron su negativa a una humildad excesiva. Lo consagró obispo para
Grenoble el papa Gregorio VII, en el año 1080, y costeó los gastos la
condesa Matilde.
Al llegar a su diócesis se la encuentra en un estado deprimente: impera la
usura, se compran y venden los bienes eclesiásticos (simonía), abundan los
clérigos concubinarios, la moralidad de los fieles está bajo mínimos con los
ejemplos de los clérigos, y sólo hay deudas por la mala administración del
obispado. El escándalo entre todos es un hecho. Hugo -entre llantos y
rezos- quiere poner remedio a todo, pero ni las penitencias, ni las visitas y
exhortaciones a un pueblo rudo y grosero surten efecto. Después de dos
años todo sigue en desorden y desconcierto. Termina el obispo por
marcharse a la abadía de la Maison-Dieu en Clermont (Auvernia) y por
vestir el hábito de san Benito. Pero el papa le manda taxativamente volver a
tomar las riendas de su iglesia en Grenoble.
Con repugnancia obedece. Se entrega a cumplir fielmente y con desagrado
su sagrado ministerio. La salud no le acompaña y las tentaciones más
aviesas le atormentan por dentro. Inútil es insistir a los papas que se
suceden le liberen de sus obligaciones, nombren otro obispo y acepten su
dimisión. Erre que erre ha de seguir en el tajo de obispo sacando adelante la
parcela de la Iglesia que tiene bajo su pastoreo. Vendió las mulas de su
carro para ayudar a los pobres porque no había de dónde sacar cuartos ni
alimentos, visita la diócesis andando por los caminos, estuvo presente en
concilios y excomulgó al antipapa Anacleto; recibió al papa Inocencio II -
que tampoco quiso aceptar su renuncia- cuando huía del cismático Pedro de
Lyon y contribuyó a eliminar el cisma de Francia.
Ayudó a san Bruno y sus seis compañeros a establecerse en la Cartuja que
para él fue siempre remanso de paz y un consuelo; frecuentemente la visita
y pasa allí temporadas viviendo como el más fraile de todos los frailes.
Como él fue fiel y Dios es bueno, dio resultado su labor en Grenoble a la
vuelta de más de medio siglo de trabajo de obispo. Se reformaron los
clérigos, las costumbres cambiaron, se ordenaron los nobles y los pobres
tuvieron hospital para los males del cuerpo y sosiego de las almas. Al final
de su vida, atormentado por tentaciones que le llevaban a dudar de la
Divina Providencia, aseguran que perdió la memoria hasta el extremo de no
reconocer a sus amigos, pero manteniendo lucidez para lo que se refería al
bien de las almas. Su vida fue ejemplar para todos, tanto que, muerto el 1
de abril de 1132, fue canonizado solo a los dos años, en el concilio que
celebraba en Pisa el papa Inocencio.
No tuvo vocación de obispo nunca, pero fue sincero, honrado en el trabajo,
piadoso, y obediente. La fuerza de Dios es así. Es modelo de obispos y de
los más santos de todos los tiempos.
2 ABRIL
Nuestra Señora del Camino.
Santos: Francisco de Paula, fundador, patrono de los delineantes; Teodosia,
Anfiano, Edesio, Enrique, Eutimio, Tito, Flodoberta, mártires; Abundio,
Urbano, Nicesio, Víctor, Bernardo, obispos; María Egipciaca, santa.
2 de Abril
San Francisco de Paula, ermitaño (1416-1507)
Nació en Paula (Calabria) el año 1416.
Vivió como eremita en su juventud. Reunió a su alrededor un grupo de
discípulos que más tarde se transforma en la Orden de los Mínimos,
aprobada por la Santa Sede un año antes de su muerte ocurrida en Tours
(Francia) en el 1507.
Fue un gran taumaturgo, estuvo del lado de los pobres y supo ayudar
espiritualmente a los poderosos, influyendo notablemente en la
implantación de los principios cristianos en su turbulenta época.
El papa León X lo elevó a los altares en el año 1519.
3 ABRIL
Nuestra Señora de la Caridad, patrona de Cartagena.
Santos: Sixto I, papa; Pancracio, Ricardo, Urbico, obispos; Benigno,
Evagrio, Agape, Quiona, Irene, hermanas; Engracia, Vulpiano, mártires;
Nicetas, abad.
3 de abril
Ricardo, obispo (1198-1253)
A finales del siglo XII nace Ricardo, en Wyche, en una familia de
trabajadores del campo. Choca la austeridad y dureza permanente de su
vida con el estilo de los grandes de su tiempo. Los obispos son "lores" y
amantes de los cuidados humanos; los monjes abundan en la prosperidad y
el lujo; los nobles son ambiciosos y en el trono se aprecia una corriente
fuertemente regalista. La clase baja del pueblo es pobre y está sumida en la
ignorancia y en la superstición. Ricardo es enérgico e intransigente cuando
se tratan asuntos en los que está presente la injusticia, la inmoralidad o la
avaricia. Posiblemente esta condición natural en él sea lo que le lleva a un
distanciamiento, cuando no rechazo de los poderosos. El caso es que la
austeridad vivida en casa de sus padres -cuando fue niño- debió prepararle
para la misión que había de desempeñar de adulto.
Marcha a estudiar a Oxford donde tiene buenos maestros franciscanos y
dominicos; y como los recursos no estiran más, pasó hambre y frío. Una
corta estancia en París y vuelta a Oxford, graduándose en Artes. En
Bolonia aprende durante siete años los cánones, haciendo lo que hoy
llamaríamos la carrera de Derecho. Cuando vuelve a Oxford es nombrado
Canciller de la Universidad, Canciller del arzobispado de Canterbury y
también de Lincoln, donde estaba de obispo su antiguo amigo y profesor
Grosseteste. Ejerce la docencia en Orleáns por dos años y allí se ordena
sacerdote.
El Arzobispo de Canterbury lo nombra obispo de Chichester, a la muerte
del obispo Ralph Neville. Y aquí comienza una etapa de dificultades
mayores y de vigoroso testimonio.
El rey Enrique III, que se apodera por sistema de los beneficios
eclesiásticos vacantes, se opone rotundamente a esta elección. Además,
prefiere para la sede libre a Roberto Passelewe por razones de "erario real".
Interviene el papa Inocencio IV que está presidiendo en este tiempo el
concilio de Lyon, confirmando el nombramiento de Ricardo y
consagrándolo personalmente, el 5 de marzo de 1245. Pero esto pone peor
las cosas. Y es que el alto prestigio adquirido por el papado desde el siglo
IX ha venido a menos desde que se hundió la Casa de Hohenstaufen y los
papas se han inclinado hacia Francia; la rivalidad existente entre Inglaterra
y Francia provoca de rebote reacciones contra Roma que se manifiestan en
un fuerte nacionalismo inglés, en la resistencia del trono a aceptar las
decisiones del papa y en intransigencias e intromisiones en las materias
mixtas. Hasta los Legados pontificios son mal recibidos, si no ignorados,
en la corte inglesa.
En estas circunstancias, el nombramiento de Ricardo ha caído,
humanamente, en mal momento. El rey ha mandado cerrarle físicamente
las puertas del palacio episcopal y ha prohibido darle cobijo y dinero. El
temor de la gente a la venganza real lleva a que se vea a Ricardo-obispo
vagabundo por su legítima diócesis, haciendo de obispo misionero,
viajando a pie y desprovisto de servicio. Debía ser una estampa curiosa en
la época en que los obispos eran "lores" y jamás trabajaban sin séquito.
Visita las casas de los pescadores y catequiza a los humildes con quienes
comparte alimento. ¡Todo un escándalo para altos eclesiásticos que gustan
de fastuosidades y de monjes que disfrutan de buena mesa! Condena los
abusos de poder y los vicios de la época con extraordinaria energía; de
modo especial presenta una defensa a ultranza del derecho frente a la
arbitrariedad y al abuso de poder; predica la doctrina evangélica frente al
nepotismo reinante.
Fueron ocho años de obispo en que supo mantenerse, con fortaleza, libre de
presiones. De hecho, nadie se explica cómo fue posible reunir una y otra
vez a su Cabildo para sacar adelante las Constituciones que son de esa
época y sientan los modos de hacer en adelante, señalando una praxis
pastoral distinta y más adecuada a los principios evangélicos.
Murió en la casa-asilo -"Mas-Dieu"- para sacerdotes pobres y peregrinos, a
los 55 años.
Navegar contra corriente tiene sabor de Evangelio, pero precisa rectitud,
austeridad y disposición a aceptar el sufrimiento.
4 ABRIL
Santos: Benito de Palermo, "el Negro", Platón, monjes; Agatópode,
Teódulo, mártires; Víctor, Ecio, obispos y mártires; Zósimo, anacoreta;
Teodora, virgen; Jorge, eremita.
4 de abril
Benito el Negro, monje (1526-1589)
Benito de san Filadelfo, llamado el Negro o el Moro, porque era hijo de
padres africanos y esclavos -quizás nubios- que trabajaban en una
propiedad cercana a Messina. Siciliano de nacimiento, nació también como
ellos en la esclavitud y se sabe que de niño fue pastor.
Su amo le dio la libertad; compró un par de bueyes con sus ahorros y
trabajó por su cuenta.
A los veintitantos años se unió a un grupo de eremitas franciscanos,
convirtiéndose a partir de entonces en un fidelísimo seguidor del ejemplo
del santo de Asís.
Por razones no muy claras para la historia, aquel grupo se dispersó en torno
al año 1564 y, dependiendo del biógrafo que se lea, Benito funda o llama a
las puertas de un convento. Sea lo que fuere, se le ve hecho todo un
franciscano en el convento llamado Monte-Pellegrino, a poca distancia de
Palermo. Eso sí, como no ha aprendido a leer ni a escribir, trabaja en la
cocina de los frailes como hermano lego.
En todas las épocas sucede que al hombre le gustó la buena mesa y
disfrutar de manjares suculentos y los frailes no son especiales para eso. Es
verdad que la disciplina franciscana regula el disfrute de los alimentos y
recorta apetencias nobles en honor de la virtud y en procura de méritos para
el fraile y para la Iglesia; pero, por lo que cuentan, no estaba el convento a
la altura de esas exigencias en aquel tiempo.
Fue Benito un cocinero especial. ¿Qué bien condimentados guisos saldrían
del anafe del fraile negro? ¿Qué exquisitos postres angélicos preparó la
cocina del repostero de color del carbón? ¿Qué deleitables menús saldrían
de las manos recias y teñidas del cocinero lego? La historia culinaria no
hace memoria de ello. La singularidad de Benito estriba en que, además de
ser buen cocinero, es admirable por su piedad, por su humildad y por las
curaciones milagrosas que prodigaba.
En el año 1578, los frailes le eligen superior del convento a pesar de ser
sólo lego y no tener conocimientos de letras ni experiencia en el gobierno.
El hecho tiene su importancia y da idea de por donde iban las ideas y la
vida del fraile que fue en un tiempo esclavo y sigue siendo analfabeto.
Desde luego no fue elegido para el cargo por los buenos platos que preparó
cuando era guisandero; algo más debieron ver y buscar aquellos buenos
frailes en la persona del lego. Costó mucho convencerle para que aceptara y
quizá, luego, más de un fraile se arrepintió de haberle convencido, porque
llegó a establecer la interpretación más estricta y austera de la regla
franciscana.
Más tarde pasó a ser maestro de novicios y, según cuentan, otra vez
cocinero, que era lo que él amaba. Fue, en el sentido más estricto, un santo
entre pucheros. ¿Qué importa el color? La gente enferma asaltaba la cocina
conventual, la del Negro, para pedirle la curación por su rezo infalible y su
gesto de taumaturgo entre los humos del fogón, los olores de las ollas, el
vaho de las cacerolas y las mondas del día. Fue un hombre de una bondad
extraordinaria y de una oración sublime.
5 ABRIL
Santos: Vicente Ferrer, presbítero; Claudiano, Alberto de Montecorvino,
confesores; Zenón, Dídimo, mártires; Catalina Tomás, Juliana de
Cornillón, vírgenes; Gerardo, abad.
5 de Abril
San Vicente Ferrer, presbítero (1350-1419)
Hijo de un notario, vió la luz en Valencia (España) el año 1350.
Se hizo dominico y ordenado sacerdote en 1374.
Fue profesor de teología y un predicador insigne por distintos países
europeros. Desplegó una actividad infatigable en la defensa de las
costumbres y promoviendo la paz.
Murió en Vannes (Francia), el año 1419.
6 ABRIL
Santos: Guillermo, abad; Celestino I, papa; Celso, Prudencio, Ireneo,
obispos; Platónides, Ciriaca, confesores; Marcelino, Timoteo, Diógenes,
Amando, Macario, Máximo, mártires; Urbano, Geramaro, abades;
Eutiquio, patriarca.
6 de abril
Prudencio Galindo († 861)
Parece que fue el primer controversista español. Probablemente de origen
pirenaico. Dejó su patria -como tantos- por la invasión de los musulmanes
y buscó fortuna al otro lado de los Pirineos, al amparo de la corte de los
carolingios. Supo encontrarla y, además, su vida y ministerio sirvió como
vehículo de la tradición isidoriana por tierras más allá de los montes. Amén
de historiador erudito y sabio teólogo, fue obispo y santo.
Mantiene a lo largo de su vida con orgullo noble su condición de español.
De hecho, en el evangeliario de su biblioteca, bellamente iluminado con las
figuras simbólicas de los evangelistas, confiesa su origen hispano: "Yo,
Prudencio, soy quien mandó hacer esta obra; yo, que nací en Hesperia y
llevo la sangre de los celtíberos". ¡Quién sabe si el mismo nombre de
Prudencio lo tomara en honor del paisano historiador y poeta de los siglos
IV y V!.
Gobernó la iglesia de Troyes, iluminándola con la doctrina y defendiéndola
con su pluma. Gran conocedor de la Sagrada Escritura y consciente de que
ella encierra el tesoro de la Palabra, enseñó a rezar a sus fieles con los
salmos escribiendo para ellos el Breviarium Psalterii. También divulgó el
Florilegium ex sacra Scriptura, un manual de ética con sentencias espigadas
de los libros santos.
Consiguió reunir una gran biblioteca -manía de todos los intelectuales-
donde se refugiaba en los momentos libres de atenciones pastorales, para
preparar otras labores pastorales futuras. Pasa ratos y a veces temporadas
dedicados a la reflexión y el estudio. Allí pudo reunir ejemplares que
encerraban gran parte del saber teológico del tiempo; sus favoritos son
Gregorio Magno, Isidoro de Sevilla, San Agustín.
Adquirió gran erudición eclesiástica y agudeza discursiva que le
capacitaron para tomar parte en las controversias teológicas de altos vuelos
que hubo en su tiempo. Por ejemplo, la disputa entre Godescalco - a quien
es posible que conociera en la juventud, en las aulas de Fulda, donde
Rabano Mauro era maestro-, acusado de hereje por Hincmaro, el temible
arzobispo de Reims, que no paró hasta meterlo en prisión. Fueron
conflictos de pensamiento teológico en cuestiones de predestinación y libre
albedrío, y en ellas se vió envuelto el irlandés Escoto Erígena. Tuvo que
intervenir Prudencio para dar salida a la pureza de la fe, poniendo en juego
toda la agudeza del raciocinio del teólogo al tiempo que supo conjugar la
caridad con la más implacable fuerza dialéctica
No extraña que conste en su curriculum de historiador y teólogo el hecho
de llegar a ser capellán y consejero de Ludovico Pío y Carlos el Calvo.
Troyes lo veneró como santo desde su muerte por haber sido un pastor
celoso de la fe y de las almas, que supo hermanar la fuerza y rigidez de
pensamiento con la blandura de un padre en sus gestos.
7 ABRIL
Santos: Juan Bautista de la Salle, fundador de los HH. de las EE. CC.;
Peleusio, presbítero; Donato, Rufino, Aquilina, Calopio, Ciriaco, mártires;
Epifanio. Estanislao, Perpetuo, Saturnino, obispos; Afraates, anacoreta;
Tetelmo, Hegesipo, confesores.
7 de abril
Juan Bautista de la Salle, fundador (1651- 1791)
Nacido en Reims en 1651, en una familia profundamente cristiana; su
padre, Luis de la Salle, era consejero de Luis XIV.
Ordenado sacerdote en 1678, sintió la necesidad de acompañar la
educación de los niños, y antes de un año, junto con el maestro, Adriano
Nyel, inicia las escuelas de Caridad en tres parroquias de Reims.
En 1681 lleva a los maestros a su casa y comienza a dirigirles de forma más
cercana y personal.
Poco después se trasladan a una casa diferente, Juan reparte la mayor parte
de su patrimonio a los pobres, y con los primeros reglamentos de las
escuelas y de la vida de los maestros nacen los Hermanos de las Escuelas
Cristianas, no sin oposición, incomprensiones y calumnias.
Muere en 1791 y León XIII lo canoniza en 1900.
Pío XII lo proclamó "Patrono de los educadores".
En un momento como el que la sociedad española actual vive respecto al
problema de la enseñanza de la Religión, la experiencia de Juan Bautista de
La Salle viene como anillo al dedo.
7 de Abril
San Afraates, anacoreta († c. 350)
El "Sabio persa", como se le llama, nació en el paganismo, se bautizó, fue
sacerdote y también consagrado obispo.
Vivió intensamente la vida de santidad, y se dedicó sin reservas a
evangelizar su país. Enseñó la fe y polemizó para defenderla.
Su obra literaria contiene escritos de contenido teológico, ascético,
apologético y disciplinar. Tiene la importancia y el atractivo de ser el
escritor más antiguo de la iglesia siria.
8 ABRIL
Santos: Concesa, Edesio, Jenaro, Máxima, Macaria, Herodión, Flegonte,
Asincrito, mártires; Amancio, Dionisio, Perpetuo, Redento, obispos; Faibe,
Filarete, Alberto, confesores; Gualterio, abad.
8 de abril
Dionisio, obispo († c. a. 180)
Los menologios griegos dan noticia de su condición episcopal cuando lo
incluyen en las listas de obispos, mencionando su óbito alrededor del año
180. También Eusebio de Cesarea nos relata algo de su actividad al
recogerlo en la Historia Eclesiástica como uno de los grandes hombres que
contribuyeron a extender por el mundo el Evangelio.
Pertenece a las primeras generaciones de cristianos. Es uno de los
primitivos eslabones de la larga cadena que sólo tendrá fin cuando acabe el
tiempo. Por el momento en que vivió, resulta que con él entramos en
contacto con la antiquísima etapa en que la Iglesia está aún, como
aprendiendo a andar, dando sus primeros pasos; su expresión en palabras
sólo se siente en la tierra como un balbuceo y la gente que conoce y sigue a
Cristo son poco más que un puñado de hombres y mujeres echados al
mundo, como a voleo, por la mano del sembrador y desparramados por el
orbe.
Dionisio fue un obispo que destaca por su celo apostólico y se aprecia en él
la preocupación ordinaria de un hombre de gobierno. Rebasa los límites
geográficos del terruño en donde viven sus fieles y se vuelca allá donde hay
una necesidad que él puede aliviar o encauzar. En su vida resuena el eco
paulino de sentir la preocupación por todas las iglesias. Aún la
organización eclesiástica -distinta de la de hoy- no entiende de
intromisiones; la acción pastoral es aceptada como buena en cualquier
terreno en donde hay cristianos. Posiblemente el obispo Dionisio pensaba
que si se puede hacer el bien, es pecado no hacerlo. Todas las energías se
aprovechan, porque son pocos los brazos, es extenso el campo de
labranza... y corto el tiempo. Siendo la labor tan amplia, el estilo que
impera es prestar atención espiritual a los fieles cristianos donde quiera que
se encuentren sin sentirse coartado por el espacio; la jurisdicción territorial
vino después. Él se siente responsable de todos porque todos sirven al
mismo Señor y tienen el mismo Dueño.
Los discípulos -pocos para lo que es el mundo- se tratan mucho entre ellos,
todo lo que pueden; traen y llevan noticias de unos y de otros; todos se
encuentran inquietos, ocupados por la suerte del "misterio" y dispuestos
siempre a darlo a conocer. Las dificultades para el contacto son muchas,
lentas y hasta peligrosas algunas veces, pero por las vías van los carros y
por los mares los veleros; lo que sirve a los hombres para la guerra, las
conquistas, la cultura o el dinero, el cristiano lo usa como uno más para
extender también el Reino. Se saben familia numerosa esparcida por el
universo; tienen intereses, dificultades, proyectos y anhelos comunes
¡lógico que se sientan unidos en un entorno adverso en tantas ocasiones!
Y en este sentido tuvo mucho que ver Corinto, junto al istmo y al golfo del
mismo nombre que en este tiempo es la ciudad más rica y próspera de
Grecia, aunque no llega al prestigio intelectual de Atenas. Corinto es la
sede de Dionisio; fue, no hace mucho, aquella iglesia que fundó Pablo con
la predicación de los primeros tiempos y que luego atendió, vigiló sus
pasos, guió su vida y alentó su caminar. Tiene una situación privilegiada:
es una ciudad con dos puertos, un importante nudo de comunicaciones en
donde se mezcla el sabio griego con el comerciante latino y el rico oriental;
allí viven hermanadas la grandeza y el vicio, la avaricia, la trampa, la
insidia y el desconcierto; todas las razas tienen sitio y también los colores y
los esclavos y los dueños. El barullo de los mercados es trajín en los
puertos. Hay intercambio de culturas, de pensamiento. Entre los miles que
van vienen, de vez en cuando un cristiano se acerca, contacta, trae noticias
y lleva nuevas a otro sitio del Imperio. ¡Cómo aprovechó Dionisio sus
posibilidades! Porque resalta su condición de escritor. Que se tengan
noticias, mandó cartas a los cristianos Lacedemonios, instruyéndoles en la
fe y exhortándoles a la concordia y la paz; a los Atenienses, estimulándoles
para que no decaiga su fe; a los cristianos de Nicomedia para impugnar
muy eruditamente la herejía de Marción; a la iglesia de Creta a la que da
pistas para que sus cristianos aprendan a descubrir la estrategia que
emplean los herejes cuando difunden el error. En la carta que mandó al
Ponto expone a los bautizados enseñanzas sobre las Sagradas Escrituras, les
aclara la doctrina sobre la castidad y la grandeza del matrimonio; también
los anima para que sean generosos con aquellos pecadores que,
arrepentidos, quieran volver desde el pecado. Igualmente escribió carta a
los fieles de Roma en tiempos del papa Sotero; en ella, elogia los notables
gestos de caridad que tienen los romanos con los pobres y testifica su
personal veneración a los Vicarios de Cristo.
La vida de este obispo griego incansable articulista terminó en el último
tercio del siglo II.
Sin moverse de Corinto, ejerció un fecundo apostolado epistolar que no
conoció fronteras; el papel, la pluma y el mar Mediterráneo fueron sus
cómplices generosos en la difusión de la fe.
9 ABRIL
Santos: María Cleofé, Casilda de Toledo, confesores; Prócoro, Demetrio,
Conceso, Hilario, Eusiquio, Heliodoro, Basilio, Rufino, Isidoro, Eugeniano,
Celso, Anastasio, mártires; Acacio, Marcelo. Hugo, obispos; Waldetrudis,
virgen.
9 de Abril
Santa Casilda de Toledo, virgen († c. 1107)
En el cerro que domina el valle, en el santuario actual, descansan desde el
1750 las reliquias de Santa Casilda, -"la virgen mora que vino de Toledo",
muy venerada en Burgos-, en la urna, obra de Diego de Siloé, rematada por
su propia imagen yacente. El lugar ha sido centro de peregrinación durante
siglos y no deja de frecuentarlo la piedad de nuestros contemporáneos.
En torno a santa Casilda todo lo que encontramos es incierto, confuso y
contradictorio. Pero su figura tiene el encanto de la sencillez y el sabor de
lo heroico en el amor. Cautivó al pueblo cristiano medieval y le animó a la
fidelidad. Su propio nombre -casida en árabe significa cantar- es como un
verso con alas de canción.
Ni siquiera se conoce con exactitud el nombre de su padre, rey moro de
Toledo, al que se nombra como Almacrin o Almamún. Sobre su condición,
unos lo describen como un sanguinario perseguidor de los cristianos,
mientras que otros lo presentan como apacible y bondadoso.
La princesita mora tiene un natural abundante en clemencia y ternura.
Rodeada de todo tipo de comodidades y atenciones en la fastuosidad de la
corte, no soporta la aflicción de los desafortunados que están en las
mazmorras. Siente una especial piedad con los cautivos pobres y los intenta
consolar llevándoles viandas en el hondón de su falda. Un día, cuando
realizaba esta labor misericordiosa, fue sorprendida por su padre que le
preguntó por lo que transportaba, contestando ella que "rosas" y ¡rosas
aparecieron al extender la falda!
Quizá fueron los mismos cautivos cristianos quienes, viendo lo recto de su
conducta, le hablaron de Cristo; posiblemente correspondieron a sus
múltiples delicadezas y dádivas de la mejor manera que podían,
instruyéndola en la fe cristiana.
Pero, aunque en su corazón era ya de Cristo, ¿cómo podría recibir ella el
Bautismo con los lazos tan fuertes del Islam que la rodeaban?
Comienza una grave dolencia. El flujo de sangre aumenta y la ciencia
médica de palacio es incapaz de curarla. El Cielo le revela que encontrará
remedio en las aguas milagrosas de San Vicente, allá por la Castilla
cristiana. Almamún prepara el viaje de su hija con comitiva real. En Burgos
recibe Casilda el Bautismo y marcha luego a los lagos de San Vicente,
junto al Buezo, cerca de Briviesca. Recuperada la salud según se le dijo,
decide consagrar a Cristo la virginidad de su cuerpo milagrosamente
curado y resuelve pasar el resto de sus días en la soledad, dedicada a la
oración y a la penitencia.
Murió de muy avanzada edad, siendo sepultada en la misma ermita que ella
mandó construir. Pronto se convirtió en lugar de peregrinación. Cuentan
que los caminantes sintieron desde entonces su especial protección y las
mujeres la invocan contra el flujo de sangre, y hasta dicen que basta que
una mujer pruebe las aguas y eche una piedra al lago para tener asegurada
la descendencia.
Se juntan la historia, la imaginación del pueblo sencillo y la bruma del
misterio en torno a la santa. Resta aprender la lección del ejemplo. El amor
a Cristo hace posible el trueque del regalo propio de la corte morisca por la
aspereza de una vida austera y penitente.
10 ABRIL
Santos: Ezequiel, profeta; Miguel de los Santos, confesor; Pompeyo,
Terencio, Africano, Alejandro, Máximo, Edormón, Zenón, Teodoro,
mártires; Macario, Pablo, Fulberto, obispos.
10 de abril
Ezequiel, profeta (s. VII a. C.)
Cuando vive, ya se ha terminado el imperio asirio con la caída de Nínive;
ahora los poderosos son los caldeos, con Nabucodonosor.
Es una época dificultosa para el pueblo de Israel. En Jerusalén reina
Joaquín, hijo del piadoso rey Josías que murió en la batalla de Megiddo
(609 a. C.). En un primer momento, Joaquín intenta halagar al coloso
babilónico, pero termina uniéndose en coalición con pequeñas potencias
contra Nabucodonosor. Jeremías ya dio la voz de alerta, sugiriendo la
sumisión, pero el orgullo de los elegidos la hizo imposible. En 598 los
babilonios ponen cerco a Jerusalén y capitula Judá. Su precio es la
deportación de gran parte de la población, entre ellos el rey Jeconías, hijo
de Joaquín que murió durante el asedio. Con los deportados va también el
joven Ezequiel que será el profeta del exilio.
Dos etapas enmarcan su acción profética.
La primera es antes de la destrucción de Jerusalén por los caldeos (598 a.
C.). Aquí el hombre de Dios se encuentra con un pueblo ranciamente
orgulloso y lleno de falso optimismo, fruto de la presunción. "¿Cómo va
Dios a abandonarnos? ¡Están las Promesas! Es imposible una catástrofe
total". Así razonaban ante los requerimientos del profeta. Es verdad que
siglo y medio antes había permitido Dios la desaparición de Samaría, el
Reino del Norte; pero Jerusalén es otra cosa; Yahwéh habita en ella.
Pensaban que pasaría como en tiempos de Senaquerib, un siglo antes,
cuando tuvo que abandonar el asedio por una intervención milagrosa; ahora
Dios repetiría el prodigio. Ezequiel no piensa como ellos. Afirma y predica
que Jerusalén será destruída con el Templo. Dice a todos que ha llegado la
hora del castigo divino para el pueblo israelita pecador; sólo queda aceptar
con compunción y humildad los designios punitivos de Yahwéh. A esta
altura el profeta tiene una misión ingrata porque es un agorero de males
futuros y próximos. Para la gente sencilla y las autoridades pasa por ser
considerado como un judío despreciable que no tiene categoría para
comprender los altos designios del Pueblo; es un derrotista ciego de
pesimismo.
La segunda fase de su profecía se desarrolla una vez consumada la
catástrofe. Ahora ha de levantar los ánimos oprimidos; debe dar esperanzas
luminosas sobre un porvenir mejor. Creían sus compatriotas deportados
que Dios se había excedido en el castigo, o que les había hecho cargar con
los pecados de los antepasados. "¡Nuestros padres comieron las agraces y
nosotros sufrimos la dentera!", es el grito unánime de protesta. Ezequiel se
preocupará de hacerles ver que Dios ha sido justo y que el castigo no tiene
otra finalidad que la de purificarlos antes de pasar a una nueva etapa
gloriosa nacional.
Y esto lo hace Ezequiel empleando un estilo que no tiene nada que ver con
el de los profetas preexílicos Amós, Oseas, Isaías y Jeremías; no goza de su
sencillez y frescor. Ezequiel pertenece a la clase sacerdotal, está
cabalgando entre dos épocas y se aproxima a la literatura apocalíptica del
judaísmo tardío. Frecuentemente su mensaje viene expresado con el
simbolismo de las visiones y también con el simbolismo de su propia
existencia. Es conocidísima la visión "de los cuatro vivientes" (c. 1) en la
que, toda la creación simbolizada en el hombre, el toro, el león y el águila,
son el trono del Creador que viene triunfante y esplendoroso a visitar a los
exiliados de Mesopotamia. Y el expresivo contenido de la visión del
"campo lleno de huesos" (c. 37) que reviven por el poder de Yahwéh,
cubriéndose de nervios y carne, cobrando vida nuevamente. O la otra del
"Templo que mana un torrente de aguas" (c. 47) para regar y hacer
feracísima la nueva tierra con plenitud edénica. En todas ellas está vivo el
mensaje de restauración nacional; volverá del exilio un pueblo purificado y
vendrá con certeza una teocracia mesiánica.
Fue la vida profética de Ezequiel un período de veinte años (593-573) de
amplia actividad para salvar las esperanzas mesiánicas de sus compañeros
de infortunio, al derrumbarse la monarquía israelita.
Quizá hoy en la Iglesia convenga también un nuevo tipo religioso que,
surgido en horas de aturdimiento y desaliento general, sea instrumento de
Dios para salvar la crisis de conciencia que trae el desmoronamiento de los
principios. Bien puede estar el secreto en copiar la fidelidad de Ezequiel.
11 ABRIL
Santos: Estanislao, obispo y mártir; Felipe, Lustrano, obispos; Eustorgio,
presbítero; Isaac, monje; Néstor, Domnión, Antipas, Filón, Ceremonio,
mártires; Barsanufio, eremita; Beatriz de Belmonte, Raniero (beatos.)
11 de Abril
San Estanislao, obispo y mártir (1030-1079)
Nacido en Szczepanowski (Polonia) hacia el año 1030, hizo sus estudios en
Lieja.
Ordenado presbítero, sucedió a Lamberto, obispo de Cracovia, el año 1071.
Fue un buen pastor al frente de su Iglesia, distinguiéndose por su
generosísima ayuda a los pobres y por la entrega fraterna a sus sacerdotes.
El año 1079, fue asesinado mientras celebraba misa por mandato del rey
Boleslao, a quien había intentado corregir por su escandalosa conducta.
12 ABRIL
Santos: Zenón, Constantino, Damián, obispos; Julio I, papa; Sabas, Víctor,
confesores; Lázaro, Menna, Juan, David, mártires; Visia, virgen y mártir;
Florentino, abad.
12 de abril
Julio I, papa († 352)
Se conocen pocos datos de su vida anterior a la elección para Sumo
Pontífice el 6 de febrero del 337, muerto el papa Marcos y después de ocho
meses de sede vacante. El Liber Pontificalis nos dice que era romano y que
su padre se llamaba Rústico.
La primera de las actuaciones que deberá realizar -que le seguirá luego por
toda su vida- está directamente relacionada con la lucha contra el
arrianismo. Había sido condenada la herejía en el Concilio universal de
Nicea, en el 325; pero una definición dogmática no liquida de modo
automático un problema, cuando las personas implicadas están vivas, se
aferran a sus esquemas y están preñadas de otros intereses menos
confesables.
A la muerte del emperador Constantino, por decreto, pueden regresar a sus
respectivas diócesis los obispos que estaban en el destierro. Es el caso de
Atanasio que vuelve a su legítima sede de Alejandría con el gozo de los
eclesiásticos y del pueblo. Pero los arrianos habían elegido para obispo de
esa sede a Pisto y comienzan las intrigas y el conflicto. El Papa Julio recibe
la información de las dos partes y decide el fin del pleito a favor de
Atanasio.
Eusebio de Nicomedia, Patriarca proarriano con sede en Constantinopla,
envía una embajada a Roma solicitando del papa la convocatoria de un
sínodo. Por su parte, Atanasio -recuperadas ya sus facultades de gobierno-
ha reunido un importante sínodo y manda al papa las actas que condenan
decididamente el arrianismo y una más explícita profesión de fe católica.
Julio I, informado por ambas partes, convoca el sínodo pedido por los
arrianos. Pero estos no envían representantes y siguen cometiendo
tropelías.
Muere Eusebio y le sucede Acacio en la línea del arrianismo. Otro sínodo
arriano vuelve a deponer a Atanasio y nombra a Gregorio de Capadocia
para Alejandría.
El papa recoge en Roma a los nuevamente perseguidos y depuestos obispos
con Atanasio a la cabeza. Como los representantes arrianos siguen sin
comparecer, Julio I envía pacientemente a los presbíteros Elpidio y
Filoxeno con un resultado nulo en la gestión porque los arrianos siguen
rechazando la cita que pidieron.
En el año 341 se lleva a cabo la convocatoria del sínodo al que no quieren
asistir los arrianos por más que fueron ellos los que lo solicitaron; ahora
son considerados por el papa como rebeldes. En esta reunión de obispos se
declara solemnemente la inocencia de Atanasio; el papa manda una
encíclica a los obispos de Oriente comunicando el resultado y añade
paternalmente algunas amonestaciones, al tiempo que mantiene con
claridad la primacía y autoridad de la Sede Romana.
Los arrianos se muestran rebeldes y revueltos; en el mismo año 341 reúnen
otro sínodo en Antioquía que reitera la condenar a Atanasio y en el que se
manifiestan antinicenos.
Estando así las cosas, el papa Julio I decide convocar un concilio más
universal. En este momento se da la posibilidad de contar con la ayuda de
Constancio y Constante -hijos de Constantino y ahora emperadores- que se
muestran propicios a apoyar las decisiones del encuentro de obispos
arrianos y católicos. El lugar designado es Sárdica; el año, el 343; el
presidente, el español -consejero del emperador- Osio, obispo de Córdoba.
El papa envía también por su parte legados que le representen.
Pero se complican las cosas. Los obispos orientales arrianos llegan antes y
comienzan por su cuenta renovando la exclusión de Atanasio y demás
obispos orientales católicos. Luego, cuando llegan los legados que dan
legitimidad al congreso, se niegan a tomar parte en ninguna deliberación,
apartándose del Concilio de Sárdica, reuniendo otro sínodo en Philipópolis,
haciendo allí otra nueva profesión de fe y renovando la condenación de
Atanasio. El bloque compacto de obispos occidentales sigue reunido con
Osio y los legados. Celebran el verdadero Concilio que declara la inocencia
de Atanasio, lo repone en su cargo, hace profesión de fe católica y
excomulga a los intrusos rebeldes arrianos. Como conclusión, se ha
mantenido la firmeza de la fe de Nicea, reforzándose así la ortodoxia
católica.
Aún pudo Julio I recibir una vez más en Roma al tan perseguido campeón
de la fe y ortodoxia católica que fue Atanasio, cuando va a agradecer al
primero de todos los obispos del orbe su apoyo en la verdad, antes de
volver a Alejandría.
Julio I escribirá otra carta más a los obispos orientales y de Egipto.
En los 15 años de papado, sobresale su gobierno leal no exento de muchas
preocupaciones y desvelos por defender la verdad católica. La lealtad a la
fe y la búsqueda de la justicia en el esclarecimiento de los hechos fueron
sus ejes en toda la controversia posnicena contra el arrianismo. Su paciente
gobierno contribuyó a la clarificación de la ortodoxia fortaleciendo la
primacía y autoridad de la Sede Romana.
13 ABRIL
Santos: Hermenegildo, Eugenia de Córdoba, mártires; Martín I, papa;
Carpo, Urso, obispos; Agatónica, Agatodoro, Eleuterio, Zoilo, Teodosio,
Justino, Quintiliano, Dadas, mártires.
13 de Abril
San Martín I, papa y mártir († 656)
Nació en Todi (Umbría). Sienndo miembro de la clerecía romana, fue
elegido papa el año 649.
Condenó la doctrina del monotelismo que negaba en Jesucristo la
existencia de dos voluntades.
Sufrió la deportación decretada por el emperador Constante en el año 653.
Después de sufrir mucho, murió desterrado en el año 656.
13 de Abril
San Hermenegildo, mártir († 585)
San Hermenegildo es el gran defensor de la fe católica de España contra los
durísimos ataques del arrianismo.
Fue arriano como Leovigildo, su padre, rey de los visigodos españoles;
pero contrajo matrimonio con una hija del rey de Francia que contribuyó en
su conversión al catolicismo.
Resistió con toda firmeza a los intentos de su padre que ansiaba recuperarle
para la fe arriana, hasta que fue martirizado por orden suya el año 585. El
hecho de este martirio influyó de modo decisivo en la conversión al
catolicismo de su hermano Recaredo, a los pocos años de ser rey,
lográndose así la unidad religiosa del pueblo visigodo hispano.
14 ABRIL
Santos: Tiburcio, Valeriano, Máximo, Antonio, Juan, Eustaquio, mártires;
Próculo, Lamberto, obispos; Domnina, Liduvina (Ludiwina, Lidvina,
Lydvid o Lidia), vírgenes; Tomaides, Ardalión, mártires; Frontón, abad;
Abundio, confesor; beato Raúl (Rodolfo), obispo.
14 de abril
Liduvina, virgen (1380-1433)
Nace en Schiedam, en una casa pobre y honrada, cerca de La Haya. Es la
hija de Pedro, el sereno. La llaman Liduvina, Ludiwina, Lidvina, Lydvid o
Lidia.
Con quince años comienza su historia de dolor cuando cae en el hielo del
lago Schie donde patinaba con sus amigas, al producirse un choque con una
de ellas. Se rompió una costilla y entró en cama para no levantarse más. A
partir de este momento ya se suceden todos los males y los intentos de
curación conocidos en el pueblo. Apostema pertinaz en el lugar de la
herida, salen llagas, úlceras, por fin gangrena con gusanos y mucho dolor.
Se pasan el día cambiándola de una a otra cama, pero cada traslado es un
espantoso tormento; sus piernas ya no la sostienen un día y ya es preciso
arrastrarla por el suelo. Enfermedad del fuego sagrado, como lo llamaban
en ese tiempo, en un brazo que se consume. También tiene neuralgias. Por
si fuera poco, el ojo derecho se extingue y le sangra el izquierdo. Se le
producen equimosis lívidas en el pecho que se convierten en pústulas
cobrizas. Empieza el mal al hígado y a los pulmones. El cáncer le hace
agujero profundo en el pecho. Y para colmo de males, la peste bubónica
que asolaba Europa llegó a Holanda y se estableció en Liduvina
regalándole dos bubones terribles junto a su corazón. Ella dijo: "dos no está
mal, pero tres sería mejor, en honor de la Santísima Trinidad"... y el tercero
le brotó en la cara. Sólo la lepra no visitó su cuerpo.
Cualquiera de estos males era de muerte. Pero aquella vida era un milagro
continuo. Ahora es un montón de pellejos rotos y huesos; lejos queda la
niña crecida y guapa que fue, cuando su buen padre le buscaba
pretendientes con los que ajustar una boda que le sacara de apuros y a la
que ella se negaba rotundamente.
¿Y los olores? Los chorros de pus, a rosas; los emplastos retirados llenos de
insectos, embalsaman la casa, y de aquel cuerpo que todo se pudre, jamás
salió olor de muerto.
¿Y el alimento? Una rodaja de manzana asada para un día. El estómago se
rebela por una tostada de pan mojado en leche o en cerveza. Después hubo
de contentarse con unas gotas de agua azucarada o con un poco de vino
matado con agua.
¿Y el descanso? Desaparecido el sueño, noches en vela, de espaldas con la
piel que salía como la corteza del árbol. Sus biógrafos dicen que en treinta
y ocho años no durmió veinte horas.
¿Y el ánimo? El sufrimiento la llenó al principio de espanto. En cama,
estuvo con frecuencia a punto de desesperación. Por cuatro años pensó que
estaba condenada; Dios no se interesa por ella, no aparece, o mejor, ha
desaparecido por indiferente; casi se diría es un enemigo implacable y
cruel. Es incapaz de rezar en ese estado de sufrimiento y postración donde
no hay ni una ayuda del cielo, ni un consuelo de la tierra.
El cura del pueblo no se interesa por la enferma mientras tenga que
ocuparse de cebar sus capones y de mantener bien repleta la despensa.
Algún alma buena le puso en pista, aunque al principio, ella no entendió
nada. "La Pasión de Cristo la has meditado poco hasta ahora". Ni siquiera
eso daba resultado; sus dolores le dolían más que los del Señor; pero lo
intentaba. La Comunión que le llevaron un día fue el remedio. Iluminada
por una gracia repentina descubrió su misión en la tierra: acompañar a
Jesús en el Calvario, reparar, clavarse voluntariamente en la cruz, ayudar al
Mártir divino a llevar los pecados del mundo.
Las cosas cambiaron. Es la hora de la longanimidad. Empieza a ver lo
positivo de su vida. Ahora, ayudada por el pensamiento de la generosidad
de los mártires, agradece sus dolores al Señor. Comienza a preocuparse de
los otros y de sus necesidades. Mantiene su día en la presencia de Dios
aunque se produzcan demencias, apoplejías, neuralgias, dolores de muelas,
mal de piedras y contracciones de nervios. De su boca salen a un tiempo
sonrisas, bondades, alaridos y sollozos y ella misma decía que se olvidaba
de su penoso estado cuando veía el rostro del Ángel de su guarda, que le
hacía intuir cuál no sería la hermosura del rostro de Dios. Aparecen
estigmas junto a los bubones y en los pies y en las manos.
Entiende de la dulzura de mezclar su dolor con el dolor de Dios porque su
mundo es el de Pedro que llaman el Cruel, el de Carlos IV y Enrique de
Lancaster con pantanos de sangre y de guerra de bulas entre los antipapas,
de violencia de los magnates y ambiciones de los clérigos; era la época en
que la cabeza tiarada de Cristo es arrojada de Aviñón a Roma y de Roma a
Aviñón. Siente de lejos el pecado y repara. Detecta el mal de quienes la
visitan y lo desenmascara para poner remedio. Su habitación es un hospital
de almas.
Esta glosa del libro de Job pasó al cielo el día 14 de abril de 1433.
Sus reliquias están en santa Gúdula de Bruselas.
15 ABRIL
Santos: Basilisa, Anastasia, mártires; Paterno, obispo; Marón, Máximo,
Quintiliano, Dadas, Victoriano, Olimpiades, Eutiquio, Crescente, Teodoro,
Cirilo, Pausilipo, mártires; Telmo, confesor; Potenciana, virgen; Silvestre,
abad.
15 de abril
Telmo, confesor († 1240)
Es uno de los santos medievales más populares, cuya figura se agrandó por
el juego de la fábula y cuyos milagros verdaderos o menos contribuyeron a
meterlo en las entrañas del pueblo.
Su verdadero nombre de pila es Pedro y llevó como apellidos González
Termo. Nació en una familia muy cristiana alrededor del año 1185, cuando
es rey en León Fernando II y en Castilla Alfonso VIII; se bautizó en la
iglesia románica de san Martín de Frómista, en Palencia.
Un tío suyo que es canónigo y llega a obispo se encarga de su educación.
El joven Telmo entra en los Estudios Generales - centro, orgullo de los
palentinos, recientemente establecido por Alfonso VIII, el vencedor de las
Navas, antes aún que el de Salamanca, fundado en el siglo XIII por Alfonso
IX-. Su inteligencia está mejor dotada que la de muchos; rinde más por los
buenos maestros que por el esfuerzo que pone. No está Palencia para
mucho intelectual esfuerzo ya que en la época no mandan los letrados
teólogos sino los armados caballeros; es el tiempo del romance con juglares
y trovadores que ganan su vida cantando batallas por el camino de Santiago
bien cercano. A decir verdad, a Telmo le va la jarana, la bulla, la chanza y
los torneos. Influye en la estudiantina y en el pueblo. Tiene éxito entre las
mozas y es ¡sobrino mimado del obispo! Aunque las disposiciones son
mínimas y parece que no habrá muchas promesas de buen clérigo, su tío lo
hace canónigo y al poco tiempo lo eleva a deán con pingüe beneficio.
Telmo quiere tomar posesión el día de Navidad con cabalgata sonada. Así
se disponen las cosas y nunca tuvo Palencia aire de mayor festejo. En bello
alazán va el joven caballero, elegante, enjaretado, orgulloso y arrogante. El
aplauso y los gritos van in crescendo, es el frenesí, el paroxismo del
triunfo... pero en el cénit de la aclamación empieza Dios a prepararle un
encuentro. Cabriolas del caballo y cuerpo en lodazal del ilustre caballero.
Muestra vergüenza en la cara y siente vergüenza por dentro. Levantado
entre las burlas, -es grande la chacota del pueblo y el ridículo que ha hecho-
entra en casa. Es la ocasión de Dios. A lo Damasco hay conversión en un
momento. Un fulminante cambio se da en Telmo. Está rezando, pide luz
para ver el mejor modo de morir al mundo para siempre.
Rechaza el deanato, renuncia a la canongía y a sus prebendas. Llama a las
puertas del convento de Dominicos que ha poco fundó en Palencia
Domingo de Guzmán y donde se forman monjes que para la disputa con los
albigenses. Allí se entrega a la oración, con disciplina y sacrificio, orden,
obediencia, sacrificio, humildad, estudio, servicio a los demás y... ¡con
alegría por dentro! Pasado un tiempo, con dotes de predicador innatas,
explica la doctrina al pueblo, se producen conversiones, dedica tiempo a los
pobres y visita a los enfermos.
Andalucía es promesa ahora que Fernando el Santo es rey de los dos reinos.
Se ha pasado la línea de Sierra Morena y la arrebatar el sur a la Media Luna
es el empeño de la cruzada. Los ejércitos están necesitados de ilusión, los
soldados tienen alma que cuidar cuando los avances y retrocesos son
vandálicos y las pasiones entran en juego. Allá está Telmo predicando,
perdonando, alentando y encauzando a caballeros y mesnadas.
Un insólito hecho, provocado bien por la basteza de los descontentos o
quizá por la zafiedad de los soldados, pone a prueba la solidez del santo
que juzgaban "de cartón". Contratando una mujer ligera, experta en bajos
oficios, han preparado la tentación. Telmo enciende un buen fuego y se
arroja a las llamas solucionando el asunto ante el horror de la desgraciada y
el asombro de los "listos".
De nuevo en Galicia, es Lugo quien se beneficia de su actividad apostólica.
Las predicaciones son multitudinarias y con frecuencia son insuficientes los
templos. Difunde ampliamente el Santo Rosario y tiene los primeros
contactos con los marineros.
Córdoba es también, cuando la toman en el 1236, el lugar donde ejerce
Telmo el ministerio y ahora es consejero y confesor del rey Fernando,
además de atender a los ejércitos. Una preciosa tabla de la catedral de Tuy
representa al rey arrodillado dentro de la real tienda con Telmo sentado
impartiéndole perdón y consejo. Pero, como no es palaciego, terminado el
encargo, vuelve a la Galicia de sus sueños.
Tuy se aprovechará de sus desvelos. Enseña lo que sabe, tiene cura de
almas, resalta su oficio de padre de los pobres, dirige conciencias,
socialmente influye -con la formación que da a los pescadores y marineros-
poniendo los cimientos de lo que luego serán las cofradías y los gremios.
Dicen que le vieron hacer milagros, mandar a las nubes, aplacar tormentas,
atravesar a pie el Miño, conseguir milagrosamente comida y predecir el día
y hora de su muerte conocidos por aviso del Cielo.
El obispo don Lucas -el autor del Chronicon Mundi- presidió sus funerales,
mandó fabricar su mausoleo, conservar religiosamente sus reliquias y
recoger información judicial para abrir su proceso.
Tantos portentos ha habido por medio del santo de tierra adentro que los
marinos y pescadores aprenden a leer en el fenómeno eléctrico la presencia
de san Telmo, y aún hoy no dejan de invocarle sin descanso cuando llega la
tormenta y retumba el trueno.
16 ABRIL
Santos: Toribio de Liébana, Fructuoso, obispos; Lamberto, Calixto, Cayo,
Cremencio, Carisio, Irene, Leónidas, Baudilio, Urbano, mártires; Benito
José Labre, Joaquín, confesores; Magno, conde; Engracia, virgen y mártir;
18 mártires de Zaragoza; María Bernarda Soubirous, virgen.
16 de abril
Engracia, virgen y mártir (c. a. 304)
Habían proliferado los cristianos en el Imperio al amparo de la menor
presión de las leyes en tiempo de Galieno. Los había en el campo y más en
las ciudades, se les conoce en el foro, se les ve entre los esclavos, en el
ejército y en los mercados. Han contribuido otras causas a desparramar la
fe de Cristo entre las gentes: el aburrimiento del culto a los vanos dioses
paganos, el testimonio que dieron los mártires y que muchos vieron, la
transmisión boca a boca de los creyentes y el buen ejemplo.
Diocleciano ha conseguido la unidad territorial, política y administrativa;
quiere unificar también la religión y para ello debe hacer sucumbir la
religión de Cristo frente a la del Estado. Da cuatro edictos al respecto y
elige cuidadosamente a las personas que sean capaces de hacerlos cumplir.
Daciano será quien siembre el territorio de España, bajando desde el
noreste hasta el centro, con semillas de cristianos.
Engracia es la joven novia graciosa que viaja desde Braccara, en Galecia,
hasta el Rosellón, en Francia, para reunirse con su amado. Dieciocho
caballeros de la casa y familia la acompañan y le dan cortejo. Al llegar a
Zaragoza y enterarse de las atrocidades que está haciendo el prefecto
romano, se presenta espontáneamente ante Daciano para echarle en cara la
crueldad, injusticia e insensatez con que trata a sus hermanos. Termina
martirizada, con la ofrenda de su vida y la de sus compañeros.
Las actas del martirio -¡qué pena sean del siglo VII , tan tardías, y por ello
con poco valor histórico!- describen los hechos martiriales con el esquema
propio a que nos tienen acostumbrados en el que es difícil atreverse a
separar qué cosa responde a la realidad y qué es producto imaginativo
consecuencia de la piedad de los cristianos. El diálogo entre la frágil
doncella y el cruel mandatario aparece duro y claro; ella emplea
razonamientos plenos de humanidad y firmes en la fe con los que asegura
la injusticia cometida -hoy se invocarían los derechos humanos-, la
existencia de un Dios único a quien sirve, la necedad de los dioses paganos
y la disposición a sufrir hasta el fin por el Amado; él utiliza los recursos del
castigo, la amenaza, la promesa y el regalo. En resumen, la pormenorizada
y prolija descripción del tormento de la joven cuenta que primero es
azotada, luego sufre los horrores de ser atada a un caballo y arrastrada, le
rajan el cuerpo con garfios, llegan a cortarle los pechos y le meten en su
cuerpo un clavo; para que más sufra, no la rematan, la abandonan casi
muerta sometida al indecible sufrimiento por las heridas hasta que muere.
Los dieciocho acompañantes fueron degollados a las afueras de la ciudad.
Un siglo más tarde del glorioso lance cantó Prudencio en su Peristephanon
las glorias de los innumerables mártires cesaraugustanos, nombró a los
dieciocho sacrificados y a la joven virgen Engracia, invitando al pueblo a
postrarse ante sus túmulos sagrados.
Engracia es la figura de la mártir que el pueblo, siempre sensible a la
grandeza, ha sabido mirar con simpatía, la ha dorado con el mimo del
agradecimiento, la bendice por su valentía, la compadece por sus
sufrimientos y quisiera imitarla en su fidelidad.
16 de abril
Benito José Labre, confesor (1748-1783)
Le importó siempre muy poco que le viera la gente con aspecto
desarreglado; tampoco le preocupaba demasiado el lugar más o menos
cubierto donde iba a pasar la noche; y lo que menos le tiempo le llevaba era
el pensamiento acerca de la disposición y orden de los manjares en la mesa.
A decir verdad, más parecía mendigo que monje. Como los primeros, tenía
el cielo por techo y por compañía las estrellas, iba de un sitio a otro sin más
necesidad que el soporte de los pies; como los segundos, una túnica con
escapulario, el rosario al cuello, crucifijo en el corazón y en el bolsillo de la
túnica cabían unos mendrugos de pan y el Evangelio.
Así le vieron en Roma, Loreto, Fabiano y Bari. Así estuvo en los más
renombrados lugares santos de Europa, sin descontar Montserrat ni
Santiago de Compostela.
Comenzó su vida de fraile errante el día tres de setiembre del año 1770,
después de haber recorrido a pie las muchas leguas que medían los caminos
que separaban un monasterio de otros para llamar a sus puertas. Unos eran
tan pobres que no podían recibir a un fraile más por imposibilidad de
alimentarlo; para entrar en otros le falta la edad requerida; en aquel es
recibido, pero los seis meses que estuvo dentro los pasó en la enfermería y
el último -que le abrió de par en par las puertas- tuvo que dejarlo por las
terribles tentaciones que sufría. No había modo humano de vivir con los
frailes. Se nota que Dios no lo quiso al otro lado de los muros; no, no quiso
que sus virtudes estuvieran cubiertas por las tapias. Lo quiso fraile y libre,
sufrido y pobre a la vista, piadoso y lleno de bondad ante todos, aunque él
pudiera presumir sólo de pobreza.
Había nacido, a lo que parece en una familia de pocos recursos, en
Amettes, el 26 de Marzo de 1748, cuando el papa es Benedicto XIV -
Próspero Lambertini- y Luis XV -que supo expresarse con la altanería de la
época diciendo: "después de mí, el diluvio"- es el rey de Francia. Desde
bien joven muestra a sus padres la inclinación que siente por la trapa, pero
los mayores dejan el incierto asunto prevocacional para más adelante y lo
ponen a estudiar. Hubo dos sacerdotes que influyen en su vida, su padrino
el cura de Erin -donde justamente estaba cuando llegó la epidemia, se llevó
al sacerdote y tuvo que regresar a Amettes- y el cura de Conteville -que
consiguió en su momento el permiso paterno para buscar convento-. Es año
1766, justo el del "Motín de Esquilache", (porque esta es la hora de los
"listos", quiero decir, de los Iluminados y Enciclopedistas: la del filósofo,
político y jurista Charles-Louis de Secundat, barón de Montesquieu y la del
más influyente y representativo de los escritores franceses Francois Marie
Arouet o Voltaire), cuando este buen hombre comienza su acá para allá a
golpe de sandalia o de pie, buscando un convento, cartuja o trapa que lo
admita. Val Sainte Aldegonde, Notre-Dame des Près, Gran Trapa, Sept-
Fonts y quizá algún otro más lo tuvo a la puerta, pero nada más.
Llevaba al engaño su aspecto de desdichado a quien le veía; él vivía feliz.
Hace vida con los mendigos, pero no admite lo que a la casta le ofrece la
gente, porque él nada necesita. Reza por las noches ante las puertas de las
ermitas. Y su piedad es verdadera, ¿cómo va a ser falsa cuando llega a
comentar al cura de Cossignano: "se ofende a Dios porque no se conoce su
bondad"?. Es personaje que llega a hacerse conocido en los ambientes
piadosos de Roma. Frecuenta las iglesias de los Santos Apóstoles, de
Nuestra Señora de los Montes y Santa María la Mayor. Hay quien le vió -
entre ellos el P. Daffini, familiar del cardenal Achinto- con un nimbo de
luz, con rostro resplandeciente y con su cuerpo elevado del suelo, en
levitación. Incluso llegan a atribuirle la curación milagrosa de un niño.
El miércoles Santo del 1783, asistiendo a los oficios religiosos, rodó por las
escaleras; el carnicero Zaccarelli lo llevó a su casa, recibió Benito la
extremaunción y murió.
Así se hacen los santos; así son las cosas de Dios. Él propone, el hombre
quiere ¡y basta! Dios es muy Quién para hacer de un hombre libre un
esclavo, de un mendigo un santo y de un pobre una promesa.
17 ABRIL
Santos: Landricio, abad; Elías, Pablo, Isidoro, Mapálico, Marciano,
Fortunato, Hermógenes, mártires; Inocencio, Pantágato, obispos; Pedro,
diácono; Esteban, Roberto, abades; Acacio, confesor; Aniceto, papa;
Mariana de Jesús Navarro, virgen (beata).
17 de abril
Aniceto, papa († 166)
Las noticias que tenemos sobre su vida son pocas. Es el duodécimo sucesor
de san Pedro; fue papa entre san Pío I y san Sotero; rigió a la Iglesia por el
tiempo que duran once años- desde el 155 al 166- y era originario de
Emesa, en Siria.
Las circunstancias en las que trabajó vienen dadas por la situación social,
política, económica y cultural de la época. En el siglo II se utilizaba el
griego como lengua cultual; los papas suelen ser provenientes de familias
humildes del pueblo; ser elegido para ese servicio era elección para el
martirio (hasta el siglo IV todos los papas dieron su vida por la fe).
El cuidado o servicio a los hermanos tenía que ser intenso, sacrificado,
valiente, generoso y muy exigente pero lleno de bondad. Los discípulos de
Jesús que aumentaban cada día llevaban aún una existencia precaria aún en
los períodos de paz. Incluso con los Antoninos, la muerte para el cristiano
podía estar detrás de cualquier acusación o acontecimiento; hasta el estoico
Marco Aurelio pensó que la paciencia de los mártires cristianos era
fanatismo.
Había que esforzarse en llevar a los paganos el misterio, porque el Reino
era también para darlo a ellos. Fue preciso contrarrestar a los pensantes
paganos listos que, con sarcasmo, ironía y calumnia, ridiculizaban el
espíritu y vida de los cristianos. Por eso la fe se hizo, además, apología.
A los cuidados hacia fuera hay que añadir la atención primaria de la grey
con los problemas que surgen desde dentro. Ya pululaban por doquier
versiones cristianas de fe que no coincidían con el genuino modelo y era
preciso mantener a cualquier precio la pureza de la fe recibida. Esa era la
situación del complejo sistema que luego se llamó gnosticismo -se tienen
por cristianos y enseñan el secreto conocimiento de lo divino, reciben
influencias platónicas y de religiones dualistas persas, forman grupos
cerrados, niegan la muerte expiatoria de Jesús y rechazan la resurrección
del cuerpo terrenal-. Marción era gnóstico, vivió en Roma y en tiempo del
papa Aniceto; decía que había dos principios: el bueno era Dios y el
espíritu maléfico creó el mundo, la materia y el cuerpo; se hizo rico con
negocios navieros; hacía estrago entre los cristianos sembrando confusión y
negando el valor del cuerpo con su rigorismo extremo.
En estos cuidados discurrió la vida de Aniceto.
Hubo un asunto peculiar que merece comentario. Policarpo viene a Roma
para tratar con el papa un tema serio. Él fue en su tiempo discípulo directo
de san Juan, el apóstol joven, y ahora es el obispo de Esmirna. Con sus
ochenta y cinco años quiere dejar acordada la fecha de la principal fiesta
cristiana. Los de Oriente siguen la tradición joánica, mientras que los de
Occidente siguen la tradición de Pedro. No llegaron a ponerse de acuerdo.
Es una cuestión -la de la Pascua- que tardará en resolverse hasta el concilio
de Nicea. Pero se despiden en comunión sin romper la unidad ni quebrantar
la caridad ¡Todo un ejemplo!
No hay datos explícitos y concluyentes sobre el lugar y modo de su
tránsito. El Liber Pontificalis -aunque empleando una expresión extraña por
lo inusual- lo coloca entre los mártires; luego, la tradición constante de los
martirologios habla de martirio y señala la fecha del 17 de abril, aunque no
es unánime. En lo referente al lugar de su enterramiento, se señala en
cementerio de san Calixto, donde con frecuencia se enterró a los papas.
La reliquia de su cabeza fue entregada al arzobispo de Munich, Minucio, en
el año 1590, y se venera en la iglesia que rigen los jesuitas en la ciudad.
Los restos reposan en el sarcófago que soporta el altar Mayor -el que
consagró el cardenal Merry del Val en 1910- de la capilla del Pontificio
Colegio Español de Roma; fueron traslados al que entonces era palacio
renacentista de los duques de Altemps, en el año 1604. Por eso, en la
bóveda está pintada, entre guirnaldas barrocas y múltiples amorcillos, la
apoteosis de san Aniceto, con capa desplegada y ascendiendo al cielo.
17 de Abril
Beata Mariana de Jesús Navarro, virgen (1565-1624)
Mariana de Jesús Navarro nació en Madrid el 17 de Enero de 1565.
A la edad de 23 años se consagró a Dios, haciendo una vida de retiro y de
oración, y profesando como terciaria mercedaria en 1616.
Se distinguió por su devoción a la Eucaristía, y su obediencia, humildad y
espíritu de sacrificio.
La consultaban y veneraban eclesiásticos y hombres de la corte madrileña.
Murió el año 1624.
18 ABRIL
Santos: Eleuterio, Cosme, Eugenio, Eusebio, Galdino, Gebuino, obispos;
Atanasia, Aya, Abrahán, confesores; Apolonio, Antía, Ciro, Corebo,
Calócero, mártires; Perfecto de Córdoba, presbítero y mártir.
18 de abril
Perfecto, presbítero († 850)
Fue el primero de los mártires cristianos que ocasionó la persecución de
Abd al-Rahman II, el emir de al-Andalus, hijo y sucesor de Al-Hakam I, en
el año 850. San Eulogio, contemporáneo suyo, comienza con el relato de su
martirio el Memorial de los mártires.
Hijo de padres cristianos y nacido en Córdoba, conocedor del idioma árabe,
aparece vinculado a la Iglesia de san Acisclo donde se formó y se ordenó
de sacerdote, cuando es pleno el dominio musulmán.
En el año 850 se abre una etapa de mayor rigor e intransigencia musulmana
que rompe la convivencia hasta el momento equilibrada entre las
poblaciones monoteístas de la ciudad. El presbítero Perfecto encabeza la
lista de los mártires cordobeses del siglo IX.
En los comienzos del 850 le rodea un malintencionado grupo de
musulmanes; le preguntan su parecer acerca de Cristo y de Mahoma.
Perfecto expresó con claridad su fe en Jesucristo: Jesucristo es el Señor, sus
seguidores están en la verdad, y llegarán a la salvación; la Ley de Cristo es
del Cielo y dada por el mismo Dios. "En cuanto a lo que los católicos
piensan de vuestro profeta, no me atrevo a exponerlo, ya que no dudo que
con ello os molestaréis y descargaréis sobre mí vuestro furor". Pero, ante su
insistencia y con la promesa de impunidad, con la misma claridad expone
lo que pensaba sobre quien ellos tenían como profeta: Mahoma es el
hombre del demonio, hechicero, adúltero, engañador, maldito de Dios,
instrumento de Satanás, venido del infierno para ruina y condenación de las
gentes. Han quedado sus interlocutores atónitos, perplejos y enfurecidos.
¿Cómo podrán soportar que se llame al profeta Mahoma mentiroso y a su
doctrina abominación? ¿Aceptarán oír que quienes le siguen van a la
perdición, tienen ciego el entendimiento y su modo de vivir es una
vergüenza?
Le llaman traidor, le llevan al cadí y entra en la cárcel.
Allá, junto al Gaudalquivir, el 18 de abril del 850, en el sitio que se llamó
"Campo de la Verdad" por los muchos mártires que se coronaron, fue
degollado por odio a la fe que profesaba,.
Luego se enterró su cadáver en la iglesia de san Acisclo y sus restos se
trasladaron más tarde -en el 1124- a la iglesia de san Pedro.
Su muerte ejemplar alentó a los acorralados y miedosos cristianos. Desde
este martirio, habrá quienes se acerquen voluntariamente a los jueces.
Además de claridad en los conceptos, hay exactitud en las palabras y lo que
es más importante coherencia en las obras. Quizá los "hábiles dialogantes"
de hoy tildaríamos a Perfecto de "imprudente" por nuestra extraña cobardía
que pega al suelo; pero, si la prudencia es virtud que acerca al cielo,
Perfecto fue un hombre prudente. La verdad tiene un camino y, cuando
Perfecto abría la boca, en su simpleza, sólo sabía decir la verdad. No es
bueno confundir la tolerancia con la indiferencia.
19 ABRIL
Santos: León IX, papa; Jorge, Usmaro, Elgeo, obispos; Vicente,
Hermógenes, Cayo, Expedito, Aristónico, Rufo, Gálata, Sócrates, Dionisio,
Pafnucio, mártires; Crescencio, confesor; Emma, viuda; Timón, diácono;
Trifón, patriarca.
19 de abril
León IX, papa (1002-1054)
Hay un epitafio en su sepulcro que reza así:
Roma vencedora está dolorida
al quedar viuda de León IX,
segura de que, entre muchos,
no tendrá un padre como él.
Así quiso mostrarle su agradecimiento la Ciudad Eterna; quiso introducirlo
para siempre en la entraña de la familia.
Los condes de Alsacia tuvieron un hijo en el año 1002 y, como se hace
siempre, le pusieron un nombre: Bruno. Estudia en la escuela episcopal -
probablemente el único modo de estudiar algo en su época- de Toul. La
familia atribuye a san Benito la curación de una enfermedad grave que
sufrió. Como son gente bien relacionada, no les fue difícil obtener para
Bruno del pariente emperador alemán, Conrado II, un importante y alto
cargo eclesiástico, porque entonces las cosas -mejor o peor-, se hacían así.
Por esta época, sobresale en su bondad y comienzan a llamarle "el buen
Bruno".
El año 1026 -jovencito hoy, pero no poco frecuente en su momento- ya es
obispo de Toul, desde que muere el anterior obispo, Hermann. Aceptó por
ser Toul una iglesia pobre. Y desde ese hecho, se manifiesta en él un celo
infatigable. Su empeño es llevar a cabo la reforma en la Iglesia que ya
comenzaron los cluniacenses. Para ello, convoca sínodos, mantiene buenas
relaciones con los obispos vecinos, fomenta los estudios eclesiásticos,
cuida esmeradamente el trato con las Órdenes religiosas y prima las
iniciativas reformistas de Cluny.
No es de extrañar que fuera elegido para Sumo Pontífice. Eran tiempos
malos, muy malos, en los que la Iglesia se presentaba ante el mundo como
un desastre; por eso se necesitaba tanto una reforma. Era el año 1048; se
había puesto fin al terrible cisma, pero ni el papa Clemente VIII (1046-
1047) ni su sucesor Dámaso II (1047-1048) tuvieron tiempo de iniciarla.
Papa electo, con el visto bueno de Enrique III en la Dieta de Worms, toma
el nombre de León IX y comienza su mandato con el punto de mira fijo en
la reforma.
Supo rodearse de los promotores más significativos: Hugo de Cluny -alma
del movimiento cluniacense-, Halinard -arzobispo de Lyon- y san Pedro
Damiano. También la Curia romana nota la tendencia reformista cuando
hace llamar a Hildebrando para nombrarlo Archidiácono y hacerlo
Secretario pontificio.
En el 1049 despliega una actividad incesante por amor a Dios y a su
Iglesia. Lo primero es un solemne sínodo cuaresmal en Roma y la petición
de secundar la iniciativa con otros sínodos en las demás provincias.
También ese año lo conoce como papa peregrino por Italia, Alemania y
Francia. Ha de llevar a la Iglesia el convencimiento de que es el papa quien
gobierna en ella. No lo tuvo fácil en el concilio de Reims por las continuas
dificultades que ponía Enrique I, rey de Francia; pero estaba decidido a
luchar por suprimir los abusos fundamentales existentes, aplicando
remedios eficaces contra la simonía, la usurpación por los laicos de los
cargos eclesiásticos y el disfrute de los bienes de la Iglesia por los nobles a
los que debían favores los emperadores y reyes; era urgente corregir de
modo definitivo el concubinato de los eclesiásticos y poner punto final al
desprecio de las sagradas leyes del matrimonio. Luego, en el otro concilio
del mismo año, en Maguncia, se renovaron las proclamaciones de Reims.
Fue el principio de todo un resurgimiento de lo espiritual y disciplinar.
Pero en la vida de los hombres hay luces y hay sombras.
No supo o no pudo ser tan afortunado en asuntos temporales; quizá sea que
el papa está hecho para otra cosa. Con los normandos lo pasó mal; perdió la
guerra de junio del año 1053 y llegó a ser su prisionero; tuvo que cederles
territorios para lograr la libertad que disfrutó poco tiempo por sobrevenirle
la muerte en el mes de abril del 1054.
Tampoco con las iglesias Orientales hubo acierto. Durante su pontificado
se maduró y culminó la separación definitiva de estas Iglesias de la Iglesia
de Roma; el Patriarca Miguel Cerulario se dejó abandonado a la ambición
de verse convertido en Cabeza de la Iglesia Griega y consumó la
separación tres meses después de la muerte de León IX, tornando infelices
las conversaciones con los legados enviados por Roma.
20 ABRIL
Santos: Teótimo, Sulpicio, confesores; Vicente, Domnino, Marcelino,
Teodoro, Serviliano, Víctor, Zótico, Zenón, Cesáreo, Acindina, Severiano,
Cristóforo, mártires; Marciano, monje; Inés de Montepulciano, virgen;
Zaqueo el publicano.
20 de abril
Inés de Montepulciano, virgen (c. a. 1270-1317)
Nació alrededor del año 1270. Hija de la toscana familia Segni, propietarios
acomodados de Graciano, cerca de Orvieto.
Cuanto solo tiene nueve años, consigue el permiso familiar para vestir el
escapulario de "saco" de las monjas de un convento de Montepulciano que
recibían este nombre precisamente por el pobre estilo de su ropa. Seis años
más tarde funda un monasterio con Margarita, su maestra de convento, en
Proceno, a más de cien kilómetros de Montepulciano. Mucha madurez
debió ver en ella el obispo del lugar cuando con poco más de quince años la
nombra abadesa. Dieciséis años desempeñó el cargo y en el transcurso de
ese tiempo hizo dos visitas a Roma; una fue por motivos de caridad, muy
breve; la otra tuvo como fin poner los medios ante la Santa Sede para evitar
que el monasterio que acababa de fundar fuera un día presa de ambiciones
y usurpaciones ilegítimas. Se ve que en ese tiempo podía pasar cualquier
cosa no sólo en los bienes eclesiásticos que detentaban los varones, sino
también con los que administraban las mujeres.
Apreciando los vecinos de Montepulciano el bien espiritual que reportaba
el monasterio de Proceno puertas afuera, ruegan, suplican y empujan a Inés
para que funde otro en su ciudad pensando en la transformación espiritual
de la juventud. Descubierta la voluntad de Dios en la oración, decide
fundar. Será en el monte que está sembrado de casas de lenocinio, "un lugar
de pecadoras", y se levantará gracias a la ayuda económica de los
familiares, amigos y convecinos. Ha tenido una visión en la que tres barcos
con sus patronos están dispuestos a recibirla a bordo; Agustín, Domingo y
Francisco la invitan a subir, pero es Domingo quien decide la cuestión:
"Subirá a mi nave, pues así lo ha dispuesto Dios". Su fundación seguirá el
espíritu y las huellas de santo Domingo y tendrá a los dominicos como
ayuda espiritual para ella y sus monjas.
Con maltrecha salud, sus monjas intentan procurarle remedio con los baños
termales cercanos; pero fallece en el año 1317.
Raimundo de Capua, el mayor difusor de la vida y obras de santa Inés,
escribe en Legenda no sólo datos biográficos, sino un chorro de hechos
sobrenaturales acaecidos en vida de la santa y, según él, confirmados ante
notario, firmados por testigos oculares fidedignos y testimoniados por las
monjas vivas a las que tenía acceso por razones de su ministerio. Piensa
que relatando prolijamente los hechos sobrenaturales -éxtasis, visiones y
milagros-, contribuye a resaltar su santa vida con el aval inconfundible del
milagro. Por ello habló del maná que solía cubrir el manto de Inés al salir
de la oración, el que cubrió en interior de la catedral cuando hizo su
profesión religiosa, o la luz radiante que aún después de medio siglo de la
muerte le ha deslumbrado en Montepulciano; no menos asombro causaba
oírle exponer cómo nacían rosas donde Inés se arrodillaba y el momento
glorioso en que la Virgen puso en sus brazos al niño Jesús (antes de
devolverlo a su Madre, tuvo Inés el acierto de quitarle la cruz que llevaba al
cuello y guardarla después como el más preciado tesoro). Cariño, poesía y
encanto.
Santa Catalina de Siena, nacida unos años después y dominica como ella,
será la santa que, profundamente impresionada por sus virtudes, hablará de
lo de dentro de su alma. Llegó a afirmar que, aparte de la acción del
Espíritu Santo, fueron la vida y virtudes ejemplares vividas heroicamente
por santa Inés las que le empujaron a su entrega personal y a amar al Señor.
Resalta en carta escrita a las monjas hijas de Inés de Montepulciano -una
santa que habla de otra santa- la humildad, el amor a la Cruz, y la fidelidad
al cumplimiento de la voluntad de Dios. Pero el mayor elogio que puede
decirse de Inés lo dejó escrito en su Diálogo, poniéndolo en boca de
Jesucristo: "La dulce virgen santa Inés, que desde la niñez hasta el fin de su
vida me sirvió con humildad y firme esperanza sin preocuparse de sí
misma".
21 ABRIL
Santos: Anselmo de Cantorbery, obispo y doctor; Anastasio, Simeón,
Abdécalas, Ananías, Apolo, Alejandra (Sandra), Arador, Fortunato, Félix,
Silvio, Vidal, Apolo, Isacio, mártires; Conrado Parzha, confesor
21 de abril
San Anselmo, obispo y doctor de la Iglesia (1033-1109)
Nació en Aosta (Piamonte), el año 1033.
Se hizo monje benedictino del monasterio de Le Bec, en Normandía, del
que llegó a ser abad.
Trasladado a Inglaterra, fue elegido obispo de Cantorbery y combatió
valientemente en pro de la libertad de la Iglesia frente a los abusos del
poder político.
Tuvo que sufrir dos veces el destierro.
Escribió importantes obras de teología y de filosofía.
Murió el año 1109.
22 ABRIL
Santa María Virgen, Madre de la Compañía de Jesús.
Santos: Miles, Acepsimas, Bicor, León, obispos; Sotero, Cayo, papas;
Aitala, Parmenio, Elimenas, Crisótelo, presbíteros; Daniel, Alejandro,
Leónides, mártires; Apeles, Lucas, Mucio, Teodoro, Rufino, Julián,
confesores; Raúl, abad; Senorina, abadesa.
22 de abril
Sotero, papa († 175)
Pocas cosas se conocen con certeza sobre su vida lejanísima en el tiempo.
Las fuentes que nos hablan de él son el Liber Pontificalis y la Historia
Eclesiástica de Eusebio. Sabemos que ejerció su pontificado entre los años
166 y 175, entre los papas Aniceto y Eleuterio, y siendo emperador Marco
Aurelio. Fue una época de relativa paz y tranquilidad, aunque no faltaron
chispazos de persecución como los que quitaron la vida al apologeta san
Justino, a los mártires de Lyon, a los de Vienne, al obispo san Potino, a los
diáconos Santo y Atalo, a la esclava Blandina, al niño Pontico y a otros
más, y muy probablemente al mismo papa Sotero. También conocemos que
era originario de Fondi, en la Campania y que su padre se llamaba
Concordio.
Un dato del que tenemos constancia por el Liber Pontificalis es que llegó a
prohibir a las mujeres tocar los sagrados corporales y quemar incienso
durante las celebraciones litúrgicas. Bien pueden ser calificadas estas dos
disposiciones de anacrónicas o de simplemente de anecdóticas en un primer
golpe de vista. Pero lo que refiere el Liber Pontificalis nos pone en la pista
de algo que tuvo que encauzar como Sumo Pontífice en el gobierno de la
Iglesia y ciertamente el asunto era importante.
Había aparecido en Frigia, ahora parte de Turquía, un sujeto llamado
Montano. Afirmaba haber tenido una visión y se aplicó a proclamarla;
vamos, que se dedicó a hacer de profeta. Predecía el fin del mundo
inminente, urgía utópicamente la necesidad de una vida perfecta, prohibía
el matrimonio y mandaba adoptar la más rigurosa y estricta penitencia. Se
afanó en predicar el rigorismo más extremo a la búsqueda de una vida pura
y sin pecados. Advertía que los culpables de pecados graves no podrían
obtener el perdón por no disponer la Iglesia de ese poder. Fue capaz de
trasmitir esta doctrina equivocada gracias al apoyo que le prestaron las
mujeres, por lo general más dóciles y emotivas, principalmente Maxila y
Pricila en las que encontraba ayuda. A ellas les concedió un
intervencionismo desmesurado en las celebraciones cultuales totalmente
desconocido e inusual en su tiempo. Ya se ve que tal enseñanza y práctica -
además de ser inhumana- se oponía diametralmente a la fe de la Iglesia que
siempre creyó en la misericordia infinita de Dios, enseñó la santidad del
matrimonio y administró el total perdón de los pecados; como, además,
sembraba entre los fieles desconcierto, confusión, amargura y pesimismo,
tuvo que intervenir la jerarquía contra el disparate teórico-práctico que
llegó a llamarse por su origen montanismo. Y al papa Sotero le tocó ser el
primero en afrontar esta herejía desde todos los ángulos, defendiendo las
verdades evangélicas. Con respecto a la intervención en el culto por parte
de las mujeres, se limitó a recordar a las señoras la praxis vigente en el
momento.
Sabemos también que Sotero ordenó a un buen número de diáconos,
presbíteros y once obispos para la atención pastoral de diversos territorios.
Otra nota característica suya es la práctica exquisita de la caridad. Su
desvelo por los pobres y los necesitados, fácilmente presumible en
cualquier papa, debió ser excepcionalmente notorio. Se conserva un
fragmento de la carta que escribe Dionisio, el obispo de Corinto, a la iglesia
de Roma, alabando el hábito que se da entre esos fieles con respecto a la
comunicación de bienes y en ella se afirma que "vuestro obispo Sotero no
sólo conservó esta costumbre, sino que aún la mejoró, suministrando
abundantes limosnas, así como consolando a los infelices hermanos con
santas palabras y tratándolos como un padre trata a sus hijos".
Se desconocen detalles de su martirio y hoy no existen datos por los que
pueda demostrarse históricamente; pero los martirologios más antiguos
incluyen su nombre entre los mártires y en el día veintidós de abril.
Pocos son los datos; pero parecen suficientes a la hora de tener devoción a
un sucesor de Pedro que supo cumplir su encargo manteniendo el rumbo de
la Barca hacia el Puerto.
23 ABRIL
Santos: Jorge, mártir; Gerardo, Márolo, Ibar, obispos; Adalberto, obispo y
mártir; Félix, Terino, Fortunato, Aquiles, mártires; Etelredo, rey.
23 de Abril
San Jorge, mártir (c. 270-303)
Fue un militar nacido en Capadocia alrededor del año 270 y murió mártir
en Nicomedia en el 303.
Muy pronto se le dio culto: ya en el siglo IV fue objeto de veneración en
Dióspolis (Palestina), donde existía una iglesia construida en su honor.
24 ABRIL
Santos: Fidel de Sigmaringa, presbítero y mártir; María Eufrasia Pelletier,
fundadora; Sabas, Alejandro, Eusebio, Leóncio, Longinos, mártires;
Melito, Gregorio, Honorio, obispos; Egberto, presbítero; Diosdado, abad;
Bova y Dova abadesas; beato Benito Menni, fundador.
24 de Abril
San Fidel de Sigmaringa, presbítero y mártir (1578-1622)
Se llamaba Marcos Roy y nació en Sigmaringa (Alemania) el año 1578.
Después de ejercer el Derecho, se ordenó sacerdote y entró en la Orden de
los Capuchinos.
Llevó una vida de gran penitencia. Distinguido como excelente y celoso
predicador, fue encargado de fortalecer la recta doctrina en Suiza.
Sufrió el martirio a mano de los clvinistas el año 1622 en Seewis (Suiza).
25 ABRIL
Santos: Marcos evangelista, patrono de los ganaderos; Erminio, Esteban,
obispos; Filón, Agatópode, diáconos; Hermógenes, Calixta, Evodio,
mártires; Aniano, confesor; Uña, viuda; Teresa Ansúrez, abadesa.
25 de Abril
San Marcos, evangelista (s. I)
Fue pariente de Bernabé; ambos acompañaron a san Pablo en su primer
viaje; y más tarde también le acompañó en Roma.
Igualmente fue discípulo de San Pedro en la Ciudad Eterna y puso por
escrito en su Evangelio, inspirado por el Espíritu Santo, la predicación del
Príncipe de los Apóstoles.
Se le atribuye la fundación de la Iglesia de Alejandría que lo reconoce
como su primer evangelizador.
26 ABRIL
Nuestra Señora del Buen Consejo. Nuestra Señora de la Cabeza.
Santos: Isidoro, obispo de Sevilla y doctor; Anacleto (Cleto), Marcelino,
papas; Pascasio, Clarencio, Lucidio, obispos; Pedro, Basileo, obispos y
mártires; Ricardo, monje; Exuperancio (Esperanza), Guillermo, Peregrino,
confesores; Rafael Arnaiz Barón, monje trapense, beato.
26 de Abril
San Isidoro, Obispo y doctor de la Iglesia (c. 560-636)
Isidoro nace hacia el año 560 en Sevilla.
Sucedió como arzobispo a su hermano San Leandro en la sede hispalense.
En sus cuarenta años de episcopado defendió la fe contra los arrianos, se
ocupó de la organización eclesiástica, fue un insigne escritor, presidió
varios concilios y contribuyó al florecimiento de la vida religiosa en
España.
Murió en el año 636.
27 ABRIL
Nuestra Señora de Montserrat.
Santos: Tertuliano, Antimo, Teófilo, obispos; Anastasio, papa; Pedro
Armengol, confesor; Cástor, Esteban, mártires; Zita, santa Patrona del
servicio doméstico; Zósimo, monje; Teodoro, Juan, abades; Pedro Canisio,
confesor.
27 de Abril
Nuestra Señora de Monserrat
Es la patrona de Cataluña.
Ya se le daba culto antes de la invasión de España por los árabes.
Durante la reconquista se encontró su imagen y este hecho contribuyó al
incremento de la devoción popular que más tarde se difundió por toda
España y por Europa gracias a los muchos milagros y a los peregrinos del
Camino de Santiago.
27 de abril
Zita, santa (c. a. 1216-1276)
De ella se cuentan, además de los rasgos fundamentales que la hicieron
santa, multitud de anécdotas y milagros que sucedieron tanto en vida como
después de muerta. Bien puede haber entre ellos la base real que justifica el
relato agrandado por el cariño de las gentes sumamente comprensible por
ser ella una más del pueblo. Y santa, muy santa tuvo que ser la patrona del
servicio doméstico.
Canonizar a un mártir es fácil, basta con demostrar que su muerte la causó
el odio a fe; canonizar a los papas, obispos, abades, fundadores y reyes, es
algo más difícil, porque se precisa demostrar procesalmente su presupuesta
santidad y la señal del cielo -el milagro ratificante- y para eso hay que
contar con personas, tiempo y dinero. Canonizar a un cura es bastante más
complejo, se precisan la santidad del sujeto como en todos los casos y
encontrar a alguien que se interese mucho en sacar adelante el largo
proceso; es casi tan difícil como canonizar a una madre santa -hay muchas-,
a un maestro, o médico de pueblo. Pero canonizar a la criada de toda la
vida, a la sirvienta, tiene mucho mérito. Y ya tenía yo ganas de tropezar
como hagiógrafo novel con un caso de éstos. Zita cumple sobradamente mi
deseo y confieso que desde que escribo su vida en pinceladas admiro más
al servicio doméstico.
El comienzo del siglo XIII la vio nacer en una aldea llamada Monsagridi en
una familia pobre de bienes y rica en amor y temor de Dios; comienza a
servir -bonita palabra por su contenido- en Lucca a la familia del
acomodado Fatineli que vive junto a la iglesia de san Frigidiano. La bondad
de los hábitos adquiridos con paciencia y buen humor en la escuela de la
familia y el celoso quehacer llevado con alegría y mucho empeño la
indispusieron en su trabajo con los otros criados que se ganan el pan
cumpliendo sin mucho esfuerzo. Ella trabajó bien y terminó la tarea con
primor, los otros pensaron que se esforzaba en demasía y los dejaba mal a
ellos. ¿Por qué no se contentaba con hacer lo suficiente para salir del paso?
(La envidia siempre es molesta compañera de camino y lo malo es que se
encuentra por todas partes y en todo tiempo). Los colegas mediocres, en su
ineptitud, interpretaron mal sus gestos; a la virtud le llamaron soberbia, a la
puntualidad, engreimiento; a la presteza, adulación y al sacrificio, remedo;
sí, hasta en la piedad maljuzgaron a Zita como hipócrita aspirante al
beaterio. Menos mal que Zita supo ser fuerte, se conservó serena, mantuvo
el tipo con espíritu alegre y sin quejas.
Otro aspecto que resalta en su vida de servicio a todos es la caridad con el
prójimo menos afortunado en salud, trabajo o dinero. De lo suyo -que era
poco- dio todo; alargada en la generosidad, de los bienes que sobraban a
otros -los superfluos de su dueño- no se paró en mientes para hacer
partícipes a los pobres; esto llegó a causarle trastornos con el amo Fatineli
que alguna vez vió aminorada su despensa o disminuidos sus graneros.
¿Tenía derecho a hacerlo? ¿Se puede forzar a los otros a dar de lo que les
sobra? ¿Es justo dar de lo ajeno? ¿Tendrá algo que ver el derecho a la
propiedad con el deber de la propiedad? En la profusión de Zita se entrevé
la sisa de Dios, no prevista por la ley, pero que es exigencia del amor ya
que la justicia sin misericordia se queda corta y llega a convertirse en
injuria.
Quizá los sociólogos predigan -seguro que con poco fundamento- que se
acabará en nuestro tiempo el servicio doméstico; incluso hay quien afirma -
insensato- que es oficio bajo e indigno. Si aciertan o no en lo primero, ya lo
dirá el tiempo; pero el servicio concreto, el de cada uno a los demás es
condición necesaria en la vida ya que cuando alguien no necesita de otros,
está muerto. El servicio es necesario, sí; y no hay servicio indigno ni
pequeño.
A lo mejor viene bien otro pensamiento. Si el trabajo se hace amando a
Dios y al prójimo debe resultar muy bien hecho. En el caso de que esta
actitud provocara molestias o conflictos entre los colegas y comenzaran a
tildarlo de "perfeccionismo indebido", "falta de espíritu de clase" o
"excesivo rendimiento" ¿defendería el sindicato a quien es íntegro y
responsable en su empleo?
Gracias, muchas gracias, Zita, por tu ejemplo.
28 ABRIL
Santos: Pedro Chanel, presbítero y mártir; Agapito I, papa; Prudencio,
Pánfilo, Marcos, Petricio, obispos; Teodora, Dídimo, Acacio, Menandro,
Polieno, Afrodisio, Caralipo, Agapio, Eusebio, Vidal, Valerio, Ursino,
mártires; Luis Mª. Griñón de Monfort, confesor.
28 de abril
San Pedro Chanel, presbítero y mártir (1803-1841)
En el año 1803 vió la luz en Cuet (Francia).
Se ordenó sacerdote y ejerció en ministerio pastoral. Ingresó en la
Compañía de María y posteriormente marchó a Oceanía como misionero.
Para realizar su tarea evangelizadora tuvo que sufrir heroicamente muchas
y graves dificultades, llegando a convertir a la fe abundantes paganos.
Murió mártir, en el año 1841, en la isla de Fortuna.
29 ABRIL
Santos: Catalina de Siena, virgen y doctora; Paulino, Severo, obispos;
Agapio, Secundino, Tíquico, Torpetes, Emiliano, mártires; Pedro de
Verona; Roberto (Bob, Boby), monje; Tértula, Antonia, vírgenes; Hugo,
abad.
29 de abril
Santa Catalina de Siena (1347-1380)
Nació en Siena el año 1347.
Siendo muy joven ingresó en la Tercera Orden dominicana.
Fuerte por su espíritu de oración y penitencia influyó en personas de toda
clase y condición con sus palabras, sus escritos.
Trabajó incansablemente por la paz y concordia de las ciudades y defendió
con energía los derechos y la libertad del Papa en aquellos tiempos difíciles
de destierro de Avignon, contribuyendo a su regreso a Roma.
Con su vida santa favoreció la renovación de la vida religiosa.
Murió en 1380.
30 ABRIL
Santos: Pío V, papa; Eutropio, Donato, Encorvaldo, Pulcronio, Quirino,
Silvio, Cirilo, obispos; Máximo, Pedro, Luis, mártires; Helias,Ullex,
presbíteros y mártires; Pablo, Isidoro, monjes y mártires; Lupino, Sabina,
José Benito Cottolengo, confesores; Amador, Afrodisio, Lorenzo,
presbíteros; Genesto, monje; Sofía, virgen y mártir.
30 de abril
San Pío V, papa (1504-1572)
Nació cerca de Alejandría (Italia) el año 1504.
Se hizo dominico y fue profesor de Teología.
Obispo, cardenal y finalmente papa en el 1566.
Su principal empeño consistió en poner en práctica las disposiciones del
Concilio de Trento que hacían referencia a la fe, a la disciplina y a la
liturgia.
Dio a la Iglesia un impulso misionero y propagó el rezo del Santo Rosario
con motivo del triunfo de la cristiandad en Lepanto.
1 MAYO
San José Obrero.- Fiesta del trabajo.
Nuestra Señora de Estíbaliz.
Santos: Jeremías, profeta; Amador, Asaf, obispos; Orencio, Paciencia,
Columba, Anonimata, Andéolo, Segismundo, rey, mártires; Peregrino,
Isidora, Arnulfo, Cariulfo, Domardo, Ricardo Pampuri, confesores; Grata,
viuda.
1 de Mayo
José Obrero
Se cristianizó una fiesta que había sido hasta el momento la ocasión anual
del trabajador para manifestar sus reivindicaciones, su descontento y hasta
sus anhelos. Fácilmente en las grandes ciudades se observaba un paro
general y con no menos frecuencia se podían observar las consecuencias
sociales que llevan consigo la envidia, el odio y las bajas pasiones
repetidamente soliviantadas por los agitadores de turno. En nuestro
occidente se aprovechaba también ese momento para lanzar reiteradas
calumnias contra la Iglesia que era presentada como fuerza aliada con el
capitalismo y consecuentemente como el enemigo de los trabajadores.
Fue después de la época de la industrialización cuando toma cuerpo la
fiesta del trabajo. Las grandes masas obreras han salido perjudicadas con el
cambio y aparecen extensas masas de proletarios. También hay otros
elementos que ayudan a echar leña al fuego del odio: la propaganda
socialista-comunista de la lucha de clases.
Era entonces una fiesta basada en el odio de clases con el ingrediente del
odio a la religión. Calumnia dicha por los que, en su injusticia, quizá
tengan vergüenza de que en otro tiempo fuera la Iglesia la que se ocupó de
prestar asistencia a sus antepasados en la cama del hospital en que
murieron; o quizá lanzaron esas afirmaciones aquellos que un tanto frágiles
de memoria olvidaron que los cuidados de la enseñanza primera los
recibieron de unas monjas que no les cobraban a sus padres ni la comida
que recibían por caridad; o posiblemente repetían lo que oían a otros sin
enterarse de que son la Iglesia aquellas y aquellos que, sin esperar ningún
tipo de aplauso humano, queman sus vidas ayudando en todos los campos
que pueden a los que aún son más desafortunados en el ancho mundo,
como Calcuta, territorios africanos pandemiados de sida, o tierras
americanas plenas de abandono y de miseria; allí estuvieron y están, dando
del amor que disfrutan, ayudando con lo que tienen y con lo que otros les
dan, consolando lo que pueden y siendo testigos del que enseñó que el
amor al hombre era la única regla a observar. Y son bien conscientes de
que han sido siempre y son hoy los débiles los que están en el punto
próximo de mira de la Iglesia. Quizá sean inconscientes, pero el resultado
obvio es que su mala propaganda daña a quien hace el bien, aunque con
defectos, y, desde luego, deseando mejorar.
El día 1 de Mayo del año 1955, el Papa Pío XII, instituyó la fiesta de San
José Obrero. Una fiesta bien distinta que ha de celebrarse desde el punto de
partida del amor a Dios y de ahí pasar a la vigilancia por la responsabilidad
de todos y de cada uno al amplísimo y complejo mundo de la relación con
el prójimo basada en el amor: desde el trabajador al empresario y del
trabajo al capital, pasando por poner de relieve y bien manifiesta la
dignidad del trabajo -don de Dios- y del trabajador -imagen de Dios-, los
derechos a una vivienda digna, a formar familia, al salario justo para
alimentarla y a la asistencia social para atenderla, al ocio y a practicar la
religión que su conciencia le dicte; además, se recuerda la responsabilidad
de los sindicatos para logro de mejoras sociales de los distintos grupos,
habida cuenta de las exigencias del bien de toda la colectividad y se aviva
también la responsabilidad política del gobernante. Todo esto incluye ¡y
mucho más! la doctrina social de la Iglesia porque se toca al hombre al que
ella debe anunciar el Evangelio y llevarle la Salvación; así mantuvo
siempre su voz la Iglesia y quien tenga voluntad y ojos limpios lo puede
leer sin tapujos ni retoques en Rerum novarum, Mater et magistra,
Populorum progressio, Laborem exercens, Solicitudo rei socialis, entre
otros documentos. Dar doctrina, enseñar donde está la justicia y señalar los
límites de la moral; recordar la prioridad del hombre sobre el trabajo, el
derecho a un puesto en el tajo común, animar a la revisión de
comportamientos abusivos y atentatorios contra la dignidad humana... es su
cometido para bien de toda la humanidad; y son principios aplicables al
campo y a la industria, al comercio y a la universidad, a la labor manual y a
la alta investigación científica, es decir, a todo el variadísimo campo donde
se desarrolle la actividad humana.
Nada más natural que fuera el titular de la nueva fiesta cristiana José,
esposo de María y padre en funciones de Jesús, el trabajador que no lo tuvo
nada fácil a pesar de la nobilísima misión recibida de Dios para la
Salvación definitiva y completa de todo hombre; es uno más del pueblo, el
trabajador nato que entendió de carencias, supo de estrecheces en su
familia y las llevó con dignidad, sufrió emigración forzada, conoció el
cansancio del cuerpo por su esfuerzo, sacó adelante su responsabilidad
familiar; es decir, vivió como vive cualquier trabajador y probablemente
tuvo dificultades laborales mayores que muchos de ellos; se le conoce en su
tiempo como José «el artesano» y a Jesús se le da el nombre descriptivo de
«el hijo del artesano». Y, por si fuera poco, los designios de Dios cubrían
todo su compromiso.
Fiesta sugiere honra a Dios, descanso y regocijo. Pues, ánimo. Honremos a
Dios santificando el trabajo diario con el que nos ganamos el pan,
descansemos hoy de la labor y disfrutemos la alegría que conlleva
compartir lo nuestro con los demás.
2 MAYO
Fiesta de María Reparadora.
Santos: Atanasio, obispo y doctor; Félix, Flaminia, Saturnino, Germán,
Celestino, Exuperio, Ciriaco, Teódulo, Florencio, Eugenio, Longinos, Zoe,
mártires; Antonino Pierozzi, confesor; Daniel, monje
2 de Mayo
San Atanasio, Obispo y Doctor de la Iglesia
Nació en Alejandría el año 295 y fue colaborador y sucesor del obispo
Alejandro a quien acompañó en el Concilio de Nicea. Peleó valerosamente
contra los arrianos, lo que le acarreó incontables sufrimientos, entre ellos
varias penas de destierro. Escribió excelentes obras apologéticas y
expositivas de la fe. Murió el año 373.
3 MAYO
Nuestra Señora de Araceli.
Santos: Felipe y Santiago el Menor (Jacobo, Yago), apótoles; Alejandro I,
papa; Etelvino, obispo; Evencio, Teódulo, Elpidio, Hermógenes, Timoteo,
Maura, Diodoro, mártires; Violeta, Emilia (Amelia), vírgenes; (La Santa
Cruz).
3 de mayo
San Felipe y Santiago, Apóstoles
Felipe, nacido e Betsaida, primeramente fue discípulo de Juan Bautista y
después siguió a Cristo. Santiago, pariente del Señor, hijo de Alfeo, rigió la
Iglesia de Jerusalén; escribió una carta canónica; llevó una vida de gran
mortificación u convirtió a la fe a muchos judíos. Recibió la palma del
martirio al año 62.
4 MAYO
Santos: Silvano, abad; Ciriaco, presbítero y mártir; Venerio, Sacerdote,
Godeberto (Gotardo o Godofredo), obispos; Antonio, Antonina, Porfirio,
Paulino, mártires; Pelagia, virgen; Curcódomo, diácono; Florián, confesor;
Nicéforo, fundador; José María Rubio, sacerdote, Juan Martín Moye,
fundador de los HH. de la Providencia de Gao y Ceferino (El Pelé),
mártires (beatos).
4 de mayo
Gotardo o Godofredo, obispo (c. a. 960-1038)
Hildesheim es ciudad del noroeste de Alemania, en la Baja Sajonia, al pie
del macizo montañoso del Harz, cerca de Hannover. Hoy es un gran centro
industrial y de comunicaciones; en el siglo XIII era una ciudad libre del
Sacro Imperio Romano Germánico y antes, en el siglo XI, san Bernardo la
convirtió en un centro importante de del arte románico. Ya era obispado
desde el comienzo del siglo IX. Traemos a la memoria a Hildesheim
porque Gotardo fue su Obispo.
Había nacido Gotardo -o Godofredo- en Baviera, y no disponemos de datos
que se refieran a su niñez. Se le conoce ya con datos fiables cuando en el
990 era monje benedictino en Nieder Altaich y, más tarde, abad electo de la
abadía de Altaich.
Recorrió diversos monasterios de las regiones del Rhin, introduciendo la
disciplina que devolvía toda su pureza original a la regla de san Benito, un
tanto relajada en muchas comunidades, y con justicia puede ser
considerado como uno de los reformadores más conspicuos de su época.
También bajo otro aspecto se estudia su personalidad. Es uno de los
animadores de la cultura del siglo XI. Su obra de constructor sacro fue
posible por la confluencia de entusiasmos de otro gran hombre
contemporáneo suyo, Enrique II (973-1024), rey germano, coronado por el
papa Benedicto VIII como emperador del Sacro Imperio Romano (1002),
último de los gobernantes sajones, nacido en Abbach, también en Baviera,
que fue un rey peleón -guerra contra Boleslao para recuperar Bohemia del
1004 al 1018; invadió Italia y fue proclamado rey de los lombardos; y en
1021 una tercera campaña militar en el sur de Italia, contra los bizantinos,
para someter Capua y Salerno-, un emperador artista -procurando la
construcción de catedrales del románico- y un hombre santo -canonizado
en 1146- famoso por su piedad y por contribuir a la reforma eclesiástica.
Conocida la persona del reformador entusiasta de las obras sacras, el
emperador Enrique II confió a Gotardo la reforma de otros cenobios, como
las abadías de Hersfeld y Tergensee, y desde que en el 1022 sucedió a san
Bernardo en su diócesis, también fue su epígono en la continuación de los
proyectos artísticos bernardinos, llegando a terminar la catedral y la iglesia
de San Miguel de Hildesheim.
Su labor pastoral no quedó agotada en las piedras por mucho arte que
pudiera sacarse de ellas. Se esforzó igualmente en arbitrar medios que
facilitaran la enseñanza de la juventud, proporcionó al pueblo sencillo
escuelas y hospitales, y fundó asilos para pobres. Quizá sea por este trato
directo con la enfermedad que intentaba aliviar en los dolientes, por lo que
se le acostumbra a invocar entre sus muchos devotos en Austria y Prusia
contra la gota y los reumatismos. De todos modos, ha pasado a la historia
sobre todo como un gran obispo constructor.
Murió en el 1038.
4 de Mayo
Beato José María Rubio, sacerdote (1864-1819)
José María Rubio nació en Dalías, Almería, en 1864.
Ordenado sacerdote en Madrid el año 1887, ejerció el ministerio parroquial
en Chinchón y Estremeña, siendo más tarde profesor del Seminario y
Notario de la Curia diocesana. Ingresó en la Compañía de Jesús a los 42
años y después de cinco años de formación se dedicó por entero a la
predicación, dirección espiritual y ministerio de la reconciliación. Fue un
verdadero padre para los pobres y abandonados, y formó muchos apóstoles
laicos. Murió en Aranjuez el año 1919, siendo beatificado por Juan Pablo II
el 6 de octubre de 1985, llamándole el «apóstol de Madrid».
5 MAYO
Santos: Angel, Hilario, Niceto, Eulogio, Teodoro, Geroncio, Máximo,
obispos; Eutimio, Crescenciana, Irene, Ireneo, Joviniano, Peregrino,
Gregorio, Arquelao, Felicísima, mártires; Nancto, eremita.
5 de Mayo
San Nancto, abad. (s. VII)
El siglo VII es, sin ninguna clase de duda, el siglo de oro, en la comunidad
cristiana de Mérida. Consecuentemente la vida monástica fue floreciente:
cuna de futuros prelados y cantera de santos. En tiempos del rey
Leovigildo, vino de las regiones del África a la provincia de Lusitania un
abad por nombre Nancto. Fray Justo Pérez de Urgel amplía noticias sobre
este personaje y su monasterio. Por el libro de "Las Vidas de los Santos
Padres de Mérida" sabemos de su vida monástica: por una parte, su
aislamiento del mundo, en especial de las mujeres, como revela el
encuentro a través del diácono Redempto en la Basílica eulaliense con la
piadosa y noble viuda, llamada Eusebia, tras mucho rogarle; por otra, su
retirada a un lugar desértico con unos pocos hermanos. Empezó a brillar
por su fama de santidad debido a sus muchas virtudes. El calendario
español de Sainz de Baranda lo incluye entre los santos.
6 MAYO
Santos: Remigio, Alberto, Benita (Benedicta), confesores; Teódoto,
Evodio, Justo, Venerio, Lucio, Protógenes, Edberto, Petronnax, obispos;
Demetrio, Donato, Heliodoro, Venusto, Terino, Mesera, Maurilio, mártires.
6 de mayo
Petronax, obispo († 725)
Petronax, que llegó a ser obispo de Montecassino, pertenecía a una
poderosa familia noble de la región de Nápoles.
Movido por el deseo de vida religiosa, resolvió gastar toda su hacienda en
la restauración de Montecassino, monasterio benedictino situado en la
colina del mismo nombre desde el que se domina la ciudad italiana de
Cassino, situada al noroeste de Nápoles.
Fue fundado por san Benito, conocido como el padre del monacato
occidental, que había nacido en una distinguida familia de Nursia, en Italia
central, y que pasó sus primeros años estudiando en Roma; pero
conmocionado por la degenerada vida de la ciudad, se retiró a una zona
deshabitada cerca de Subiaco, donde vivió en una cueva (más tarde llamada
la Gruta Santa) por tres años. Durante este periodo aumentó su fama de
hombre santo, y se acercaban a visitarle multitud de personas. Aceptó el
ofrecimiento para ser abad de un grupo de monjes que vivían en el norte de
Italia, pero éstos no aceptaron sus reglas e intentaron envenenarle. Al
descubrir la conspiración abandonó el grupo y poco después fundó el
monasterio de Montecassino. Benito estableció una regla de vida, adoptada
posteriormente por casi todos los monasterios de Europa, que subrayaba la
vida en comunidad y el trabajo físico..
Pues bien, este sitio de trabajo y de oración, el monasterio más importante
de Occidente durante siglos, donde se inició por los monjes la famosa
escuela de medicina de Salerno en el siglo XI, fue destruido por los
lombardos en el 590 y estaba desierto y arruinado desde un siglo antes de
que viviera Petronax que ahora está dispuesto a reconstruirlo y devolverle
el espíritu con el que nació.
Alentado por el pontífice san Gregorio II, llevó adelante su proyecto,
recogió las tradiciones del santo patriarca, reunió compañeros participantes
de su entusiasmo, y restableció en la sagrada montaña la observancia de la
regla benedictina que imponía austeridad y ascetismo: Las comidas se
hacían en comunidad y se evitaba la conversación innecesaria; tenían que
disponer los monjes de la comida, ropa y abrigo adecuados, pero no podían
tener propiedades; dependiendo de la época del año y de las fiestas
litúrgicas que celebraran cada día, los benedictinos destinaban entre cuatro
y ocho horas para celebrar el Oficio divino y siete horas para dormir. El
resto del día estaba dividido con el mismo número de horas para trabajar
(generalmente en la agricultura), y para el estudio y la lectura religiosa. El
abad, como sucedió al principio con san Benito, tenía una total autoridad
patriarcal sobre la comunidad, aunque él mismo estaba sujeto a la Regla y
debía consultar con los miembros de la comunidad sobre los asuntos más
importantes entre los que se contaba la limosna a los necesitados.
El obispo Petronax ya hubiera hecho mucho recuperando para la historia, la
cultura, el arte y la Iglesia la joya que fue cuna de tanto bien; pero le
hubiera faltado lo principal si no hubiera devuelto a aquellas piedras del
monasterio el espíritu primigenio y el destino por los que fueron arrancadas
de las montañas. Esa fue en verdad la obra del santo.
7 MAYO
Santos: Benedicto II, papa; Juvenal, Flavio, Flavia Domitila, Augusto,
Agustín, Cuadrato, Rufino, Saturnino, mártires; Domiciano, confesor;
Inocencio, diácono.
7 de mayo
Flavia Domitila, mártir (s. I )
El emperador es Vespasiano. Flavio Clemente es su sobrino, está casado
con Flavia Domitila, se han hecho cristianos y es cónsul en el año 95. Tiene
dos primos carnales que son Tito y Domiciano que, al no tener
descendencia directa masculina, deberían dejar su puesto a uno de los hijos
de Flavio Clemente según el derecho romano; poco faltó para que la Iglesia
tuviera en el primer siglo un emperador cristiano, pero no sólo no fue así,
sino que el emperador Domiciano desató una violenta persecución.
No distinguían muy bien por aquel entonces los que mandaban en Roma
entre judíos y cristianos; los llaman simplemente paganos porque ni unos ni
otros adoraban imágenes por seguir los Libros Santos. Vespasiano y Tito
habían hecho la guerra y destruido la Ciudad Santa; los judíos y cristianos -
que para ellos es igual- deben pagar impuestos. Como las cuentas cantan,
Domiciano advierte por el monto de la recaudación el gran número de
paganos que hay en el Imperio y ve que están presentes en todos los
estamentos. Piensa que la depuración étnica se impone y Flavio Clemente,
entre muchos, es denunciado -dice Suetonio «con acusaciones muy
endebles»- y martirizado junto con su mujer o quizá ésta fuera mandada al
destierro a la isla de Pandataria, como era costumbre entre los romanos
para la gente noble. Así se concluyen los datos que proporciona la historia
bien documentada.
Pero así como la historia ofrece unos datos seguros y fiables, la leyenda
marca el paso de la historia a la ficción en la historia novelada para gusto y
edificación de los cristianos cuando se habla de Flavia Domitila. Más que
admitir la existencia de dos Flavias en el mismo tiempo y lugar, según los
datos que se tienen, parece lo más probable y sensato aceptar la lectura en
novela de la mártir Flavia Domitila, desdoblada.
Así nos encontramos con una novela de altos vuelos literarios en la que,
con la base firme de la existencia de una mártir perteneciente a la más alta
nobleza, se narra el destierro de Flavia, joven prometida de un joven
pagano llamado Aureliano; los esclavos Nereo y Aquiles -cristianos
convertidos por el apóstol Pedro- terminan por convencer a la novia para
que acepte la virginidad rechazando la boda prevista. Se anota la esperada
reacción violenta del joven pagano despreciado: denuncia como cristiana a
la novia y la destierran a la isla de Poncia. La imaginación del autor hace
intervenir al papa Clemente consagrando la virginidad de Flavia Domitila.
Hay enredos entre amigos de la magia y adivinación por una parte y
testigos que narran lo que pasó entre Pedro y Simón, el mago, por otra. La
protagonista que ocupa el centro del relato es un ejemplo de pulcritud y
sensatez, mantiene el nervio de la historia con la valentía del seguimiento a
Jesús ante la autoridad constituida, apareciendo también momentos de
dudas que mantienen el suspense sobre los inciertos resultados de su
elección, y ¡cómo no! su apostolado. Se desarrolla abundante doctrina para
proclamar -en demasía- la excelencia de la virginidad sobre el matrimonio.
El guión no está exento de elementos dramáticos que mantienen la atención
de los lectores y oyentes con los enredos de seducción por parte de
Aureliano, que acaba dramáticamente muerto por la decepción y el
rechazo. También se condenan las orgías propias del tiempo y la vanagloria
de quien no tiene más perspectiva que la vida presente. La vuelta del
destierro, además de poner fin a la preciosa novela ejemplar, sirve para
describir el martirio con formas adecuadas al estilo del relato: Flavia
Domilitila y sus dos sirvientas neoconversas por su ejemplo y palabras -
también vírgenes cristianas- acaban quemadas vivas en su propia casa de
Terracina por denuncia de paganos.
8 MAYO
Nuestra Señora de la Antigua.
La Aparición de San Miguel Arcángel.
Santos: Víctor, Acacio, Dominga, mártires; Juan, Godón, Dionisio, Eladio,
obispos; Odrán, Tarasio, confesores; Venebaldo, Pedro de Tarantasia,
abades; Wiro, patriarca.
8 de mayo
Pedro de Tarantasia, abad ( † 1174)
Nació en Saboya, en el Bourg de Saint Maurice, cerca de Vienne. Fue hijo
de labradores y también debería ser labrador en el futuro, ya que el
primogénito Lamberto se dedicaría a los estudios, pero su inteligencia
desde pequeño hizo que también ocupara los duros bancos del cultivo
intelectual y se enfrentara con los pergaminos para leer latín y griego,
adquirir las nociones de filosofía y familiarizarse con los escritos de los
Padres antiguos, la Sagrada Escritura y los cánones de la Iglesia.
A los veinte años comunica a su padre los deseos de entrar en la vida
contemplativa y dedicarse a las cosas de Dios en el silencio del recién
fundado monasterio cisterciense de Boneval.
La primera generosidad del padre se ve premiada con la vocación de todos
los miembros de la familia a la vida contemplativa; los varones se van
incorporando sucesivamente al mismo monasterio, incluido el padre, y las
hembras van pasando a ocupar el recoleto recinto del convento de
religiosas, sin que falte la madre.
Proliferan las vocaciones; no hay sitio en el convento; nacen nuevos
monasterios. El abad de Boneval establece una nueva casa en la ladera de
los Alpes, donde confluyen los pasos y caminos, que recibe el nombre
simbólico de Estamedio y allí va nombrado como abad Pedro. Pronto
corren las voces que hablan de las virtudes del joven abad por el ducado de
Saboya y por el contiguo Delfinado.
Al morir el obispo de Tarantasia (Tarentaise o Tarantaise) en la provincia
saboyana en cuyo territorio está afincado el monasterio-hospital de
Estamedio, el clamor popular clama porque ocupe la sede el abad; parece
que el papa aprueba y nombra a Pedro que sigue resistiéndose a mudar la
paz del claustro por los asuntos episcopales. Hace falta que el clero y el
pueblo acudan al Capítulo General de la Orden del Císter para pedir a
Bernardo que le mande aceptara
Así se ha convertido Pedro en obispo de la diócesis más abandonada del
mundo que parece encerrar todos los males de la época: la dureza del
régimen feudal, fermentos de herejía, hurtos, simonía, flaquezas, codicias y
supersticiones. No queda otro remedio que ponerse a rezar, hacer
penitencia y tener comprensión que es caridad; son necesarias energía y
austeridad para servir de ejemplo a los orgullosos señores y hacerse
respetar por los clérigos levantiscos, perezosos y aseglarados que han
conseguido fabricar unos fieles indolentes. Piensa que el régimen
conventual es la llave del secreto que va a propiciar un cambio a mejor; se
levanta para maitines y ya no se vuelve a acostar; su dieta son legumbres
cocidas y sin condimentar, aunque las puertas del palacio episcopal están
abiertas para el indigente que llama; va y viene a pie de un sitio a otro por
su diócesis buscando al pecador arrepentido, consolando al que está
apesadumbrados y acompañando a los menesterosos; alguna vez da a un
mendigo su propia ropa para mitigar su frío, porque no tiene otra cosa que
dar. Deja tras de sí un reguero de paz, incluso monta dos refugios en los
abruptos pasos alpinos y encomienda su custodia a los monjes de
Estamedio para que sirvieran de abrigo a peregrinos y caminantes.
El fiel cumplimiento de su ministerio episcopal llevado con sacrificio
continuado da el normal resultado con la gracia de Dios. El éxito en lo
humano es tan grande que tiene miedo de dejarse prender en las redes de la
soberbia y toma una decisión espectacular por lo infrecuente. De noche y a
escondidas desaparece del palacio episcopal, pasa a Alemania y pide un
sitio en una abadía de la Orden como un simple hermano converso,
empezando a cargar con los oficios más sencillos y penosos de la casa.
Sólo con el paso del tiempo se conoció la verdadera personalidad del
famoso y misteriosamente desaparecido obispo de Tarantasia cuya historia
llevaban los soldados, mercaderes y juglares por Europa, al ser descubierto
por un joven tarantasiano que allí pidió albergue.
Cuando se reincorpora a la sede aún vacante de Tarantasia, interviene en la
solución de las tensiones entre los monarcas de Francia e Inglaterra
enfrentados por ambiciones personales y por el cisma provocado por el
emperador Federico de Alemania a la muerte del papa Adriano IV,
queriendo mantener al antipapa Víctor frente al legítimo papa, Alejandro
III.
Murió en el 1174, cuando regresaba de una delicada misión encomendada
por el papa, como legado suyo, en Francia, Saboya, Lorena e Italia.
Enfermó gravemente en la aldea cercana al monasterio cisterciense de
Bellvaux. Muy poco tiempo después, en el año 1191, el papa Celestino III
lo canonizó y señaló su fiesta el día 8 de mayo.
9 MAYO
Santos: Geroncio, Prisco, Mainardo, Gregorio, obispos; Hermas, confesor;
Beato, Benito, Dubán, Tomás, Esteban, Egidiano, Pacomio, abades;
Nicolás Albergato, cartujo; Cristóbal, mártir; Luminosa, virgen.
9 de mayo
Gregorio Ostiense, obispo († c. a. 1044)
Son bastante confusas las noticias que tenemos sobre este santo muy
venerado en las tierras de Rioja y Navarra.
Se le conoce como abad del monasterio de san Cosme y san Damián, en
Roma.
El papa Juan XVIII lo hace obispo de Ostia y luego lo eleva al cardenalato,
pasando a ser Bibliotecario Apostólico, puesto que mantuvo durante cuatro
papados. Participa en el gobierno de la Iglesia, tomando parte en asuntos
arduos y complicados de política exterior al tiempo que procura no
descuidar el ministerio pastoral.
Parece ser que vino a España en la primera mitad del siglo XI, como
Legado papal ante las Cortes de Burgos y Pamplona. Muy probablemente
tuvo que ver su envío desde Roma con las cuestiones relativas a la
organización eclesiástica de España en una coyuntura en la que se hacía
muy necesaria la determinación de los límites de las diócesis que era origen
y fuente de numerosos conflictos y no sólo por interferencias de
jurisdicción episcopal, sino también por la pertenencia a distintos
soberanos. Ello conllevaba negociaciones con los reyes y con los obispos
interesados, y para esa labor hacía falta un hombre con tacto político y gran
sentido eclesial.
Era asunto difícil y espinoso por los muchos intereses que encerraba era la
delimitación de la diócesis de Valpuerta cuya extensión perteneció en gran
parte a la desaparecida diócesis visigoda de Calahorra y que llegó a
perdurar hasta el 1086, después de la muerte del santo, fecha en que quedó
incorporada a Burgos (Campus Castellae) que absorbió en torno a sí a
todos los obispados circundantes.
También en el sur de Pamplona, en torno a Nájera, erigen los reyes Santa
María la Real como panteón real. Ya había aparecido la figura del
Nagalensis o Navarensis o Nazarensis episcopus desde el 925, abarcando
las fronteras diocesanas hasta territorios que interfieren Valpuerta y Alava,
amén de ocupar toda la Rioja, donde habían proliferado, durante los tres
siglos de dominación musulmana, y con la ilusión de ser cada una la
continuidad de Calahorra, las diócesis de Albelda, Castella Vetus, San
Millán de la Cogolla y Nájera, cuya historia constituye una verdadera
maraña, complicada aún más todavía por la presencia de prelados auxiliares
u honorarios hasta que se reconquistó Calahorra, en el 1046, y recuperó su
antigua capitalidad, aglutinando a las mencionadas.
No siempre dieron buen fruto, o el fruto apetecido, las negociaciones del
Legado, pero sí que pudieron hacerse sin discordias entre los reyes y sin
enfrentamientos entre los obispos y, desde luego, sentaron las bases para
que la obra trascendiera al gestor.
Gregorio no olvidó nunca lo principal de su persona, el ejercicio del
ministerio sacerdotal. Predicó en Calahorra y Logroño entre otras
poblaciones de la Rioja y Navarra, destacando en sus pláticas la necesidad
de conversión y penitencia. Parece ser que esta fue la ocasión en que santo
Domingo de la Calzada vivió algún tiempo en su compañía, sirviéndole de
paje.
Se cuenta que en cierta ocasión libró los campos riojanos de una plaga de
animalitos, y por eso le invocan los agricultores de una manera especial
contra la langosta.
Vivió alrededor de cinco años en España.
Agotado y enfermo se retiró a Logroño donde parece que murió alrededor
del año 1044; pero su cuerpo se venera en la iglesia de san Gregorio de
Pinave, entre Viana y Logroño.
10 MAYO
Nuestra Señora de los Desamparados.
Nuestra Señora de la Alharilla.
Santos: Juan de Avila, presbítero, Patrono principal del Clero Secular
Español; Aureliano, Agatón, obispos; Afrodisio, Gordiano, Epímaco,
Palmacio, Simplicio, Félix, Blanda, Silvio, Filadelfio, Cirino, Cuarto,
Quinto, Dioscórides, mártires; Concesa, confesor; Calepodio, presbítero;
Job, patriarca; Damián de Molokai, beato.
10 de Mayo
Juan de Ávila, sacerdote (1500-1569)
La condición de cristiano nuevo en su tiempo era dar a entender a la gente
que su ascendencia procedía de nuevas cepas implantadas en el
cristianismo y que sus antecesores sólo habían sido o judíos o más
probablemente discípulos del Profeta. Esto ponía graves trabas a quienes
padecían inculpablemente la novedad. En el ambiente eclesiástico no había
puestos que escalar y en la vida de los cristianos era un baldón permanente
a soportar; a la más mínima denuncia, aunque fuera adobada con el
condimento de la envidia, ya podía el cristiano nuevo echarse a temblar.
Juan de Ávila era uno de esos cristianos nuevos.
Nació en Almodóvar del Campo. Hizo estudios de Teología y Derecho en
Salamanca y Alcalá. Obtuvo grados y, más importante que todo ello, quiso
ponerlos a disposición del Señor que le había puesto fuego en el alma. Ya
sacerdote en 1525, mira como posibilidad la difusión del Evangelio en las
Indias y mantiene contacto con los dominicos -principalmente con Garcés-
que quizá pudieran abrirle puertas.
Pero el sur de España fue su parcela de siembra, el arzobispo don Alonso
Manrique supo retenerlo en Sevilla. En Écija comienza su predicación y a
leer públicamente las epístolas de san Pablo, reúne niños en la misma casa
donde se hospeda para enseñarles el catecismo, a los mayores les comenta
la Pasión y junta a un grupo de sacerdotes celosos, predicadores y austeros.
Lo mismo hizo en Alcalá de Guadaira. Su actividad poco común, la
reciedumbre de su predicación y la claridad en la doctrina conjugada con la
ascética personal más dura le valieron la envidia tan terriblemente
frecuente en el estamento clerical de todos los tiempos; por eso no pudo
publicar con su firma el conjunto de libros espirituales, entre ellos uno
sobre el modo de rezar el rosario; los publicó como anónimos, como hizo
con la traducción del Kempis que por largo tiempo se atribuyó al también
dominico Luis de Granada. No aconsejaba otra cosa el proceso de casi dos
años al que lo sometió el Tribunal de la Inquisición y que se resolvió sin
nota condenatoria.
Su actividad se traslada a Córdoba y luego a Granada donde, ya como
maestro, tiene sitio y parte apostólica activa en la universidad recién creada
por el arzobispo don Gaspar de Ávalos rodeándose de sacerdotes
apostólicos, bien formados y santos. La mayor parte de ellos -sin
exclusividad- son también cristianos nuevos que tienen bien cerradas las
puertas de los mejores puestos por prejuicios seculares. (Con harta
frecuencia, los cargos donde trabaja el clérigo no se dan al buen pastor,
sino al amigo del dueño). Pero a pesar de ello, forman un numeroso grupo,
es ya todo un movimiento sacerdotal de predicadores y confesores cuyo
director es el Maestro Ávila que les inculca frecuencia en la confesión,
amor a la Eucaristía, oración, contemplación de la Pasión de Cristo y
familiaridad con las Sagradas Escrituras; en la vida práctica, viven con un
desprendimiento completo de los bienes y ni tan siquiera cobran dineros
por las predicaciones y ministerio. El amplio campo de apostolado ulterior
de cada uno de ellos sólo es la consecuencia normal del espíritu que se
desborda.
Desde el principio, en el 1538, supo ser en Baeza alma y maestro de la
universidad fundada por don Rodrigo y don Pedro López; aquello más que
un centro de estudios superiores parece uno de los seminarios que todavía
no había inventado el Concilio grande de la Iglesia que en aquel tiempo se
celebraba en Trento y al que envió memoriales a ruegos de los obispos allí
reunidos para reformar la Iglesia que Juan de Ávila ya reformaba desde
hacía tiempo. Además hay que contar su estancia en Montilla y Priego, el
trato con los importantes duques de Feria, el rastro que deja en tierras
extremeñas, las cartas y escritos espirituales, el tratado de vida cristiana
Audi filia compuesto a modo de cartas escritas a doña Sancha Carrillo, la
compañía frecuente con fray Luis de Granada que le admiraba y la
fundación de numerosos -hasta quince- colegios.
Tan popular es su figura, tan evangélico su mensaje, tan claro su ejemplo,
tan sincera su entrega y tan cargado de frutos su celo que el jesuitismo
incipiente se plantea seriamente incorporarlo a sus filas para el bien de la
Iglesia y del Reino. Será el mismísimo jesuita Villanueva, encargado por
Ignacio del negocio de estudiar la conveniencia y de invitarlo a
incorporarse a ellos, quien llegó a comentar con veraz y certera intuición
después de haberle tratado por algún tiempo: «En tanta conformidad, no
parece que haya otro acuerdo: o que él se una a nosotros o que nosotros nos
unamos con él». Llegaron las enfermedades con su compañía de achaques,
limitación y dolores que ya no desaparecerán hasta la muerte. Entonces se
plantea Juan dejar a la Compañía la herencia de hombres y colegios, pero la
persecución del cardenal Silíceo, obliga a tomar precauciones a la
Compañía ante los conversos y cristianos nuevos.
Murió Juan de Ávila el 10 de mayo de 1569 con humildad y piedad
ejemplar, repitiendo los nombres de Jesús y María. Fue beatificado en
1894; Pío XII lo proclama patrón del clero español y lo canoniza Pablo VI
en 1970, el 31 de mayo.
Se ve que a Dios le importa menos que a los eclesiásticos la condición de
«nuevos o viejos» que tengan sus hijos; para que las cosas salgan a su
manera y hagan bien a la Iglesia sólo es preciso que sean fieles, santos.
11 MAYO
Santos: Antimo, Fabio, Anastasio, Susana, Esteban, Longinos, Demetrio,
Atico, Tadeo, Florencio, Evelio, Poncio, Pons, mártires; Ticiano, obispo;
Iluminado, Cirilo, Eleuterio, Mariano, Dorotea, Eliseo, Justino, Gualterio,
Bertila, confesores; Mayolo, abad; Berta, abadesa.
11 de Mayo
Mayolo, abad (906-994)
Hijo de Foquer, señor rico y poderoso en Provenza. Mayolo o también
Mayeul nació en el año 906, en la pequeña villa de Valenzola. Sus padres
murieron pronto, cuando Mayolo era aún muy joven. Pronto le ronda por la
cabeza el pensamiento de abandonar sus muchas posesiones y retirarse a la
soledad; pero antes de tomar esta determinación le obligan a salir de sus
tierras los sarracenos que van haciendo incursiones desde España. Esta es
la razón de refugiarse en Mâcon donde le conociera el obispo Bernon que
le da la prebenda de un canonicato al ver sus buenas cualidades y
disposiciones. Termina sus estudios en la entonces célebre escuela de Lyon
de donde regresa para instruir en filosofía y teología al clero local, recibir
el diaconado y ser nombrado arcediano, o sea, el primero del orden de los
diáconos. Como el ministerio del diaconado lleva consigo preparar la mesa
a los pobres, repartiéndoles las limosnas de la iglesia, su nuevo cargo le
proporciona la ocasión de ejercitar la caridad limosnera de un modo poco
común; de hecho, vende sus muebles, casas y tierras para repartirlos entre
los más menesterosos, incrementando así las limosnas del obispo.
Quieren nombrarlo obispo de Besanzon a la muerte de Guifredo; pero se
resiste y, temeroso de que se presenten otras ocasiones que no pueda
declinar, se retira al claustro. Cluny la abadía recientemente fundada -en el
910, bajo la advocación de san Pedro apóstol y sometido a la autoridad del
papa, por Guillermo, duque de Aquitania-, será su casa desde entonces,
cuando su tercer abad es Aymardo. Se observa estrictamente la Orden de
San Benito de Arriano. Allí le encargan de la biblioteca y le nombran
apocrisario, una especie de legado para resolver asuntos fuera del convento
y, de modo especial, los que se refieren a las relaciones con los nobles o los
príncipes.
Pasa a ser abad de Cluny al quedarse Aymardo imposibilitado para el
gobierno por la ceguera. Con el abad Mayolo es cuando la abadía más
resplandece por su rectitud, disciplina y espíritu de reforma, volviéndose
hacia ella los ojos de los príncipes, emperadores y papas.
La reforma propugnada por Cluny pasa a los monasterios de Alemania a
petición del emperador Otón I y de la emperatriz Adelaida.
Las abadías de Marmontier de Turena, San German de Auxerre, Moutier-
San-Juan, San Benito de Dijon y San Mauro de las Fosas, en las
proximidades de París, conocen la reforma cluniacense en Francia. El
mismo papa Benedicto VII encomienda al abad Mayolo la reforma del
monasterio de Lerins.
Fue toda una labor apasionante y pletórica realizada sólo en diez años.
Claro está que nada de esto hubiera podido realizarse con un espíritu
pusilánime o sin oración, sin penitencia y sin su piedad recia que incluía el
tierno amor a Santa María como queda expresado en sus peregrinaciones a
los santuarios de Nuestra Señora de Valay y de Loreto.
No todos los trabajos fueron ad intra propiciando la reforma de los buenos.
Tuvo también escarceos apostólicos y proselitistas con los infieles
sarracenos durante el tiempo en que le tuvieron preso, en Pont-Ouvrier, y
de quienes fue rescatado por una fuerte suma de dinero que pudo reunirse
entre los frailes y con las ayudas de amigos y ricos nobles conocidos.
El emperador Otón II quiso que fuera elegido papa, pero topó con su firme
negativa.
Cansado de trabajos y pensando que su misión estaba concluida, propone
se elija a su fiel discípulo Odilón para sucederle y renuncia a ser abad.
Pero, aunque anciano ya, le queda todavía una última aventura
reformadora; fue Hugo, el fundador de la dinastía de los Capetos, quien le
pide como rey de Francia que regrese a París para introducir la reforma en
la abadía de san Dionisio; no supo negarse, se puso en camino y muere en
el intento generoso de mejorar ese monasterio para bien de la Iglesia; en
Souvigni, el 11 de Mayo del año 994, casi nonagenario, muere el
reformador Mayolo, uno de los hombres más eminentes de la cristiandad
del siglo X, organizador insigne que preparó el estallido de vitalidad del
siglo XI. Su figura se presenta magnífica en la escena del siglo de hierro en
un mundo que estaba en construcción. Además de extender la Orden de
Cluny en influencia y prestigio para reformar el mundo cristiano, su obra se
extiende a otros aspectos de la vida social: construye y restaura, favorece
las letras e introduce las ideas cristianas en los gobiernos de Alemania, de
Francia y de Italia y, además, es incapaz de contemplar a un necesitado sin
derramar lágrimas.
La abadía de Cluny, el templo mayor del mundo hasta que en el siglo XVI
se construyó en Roma la basílica de san Pedro, que llegó a ser uno de los
más importantes centros religiosos, que preparó decisivamente el camino a
la reforma gregoriana y que se convirtió en potente foco de radiación del
románico europeo, está convertida hoy en un montón de ruinas sólo
recuperadas para la posteridad en el papel y el diseño. Se cerró y arrasó en
el 1790 por la Revolución francesa. Se entiende que no todas las
revoluciones son respetuosas con la cultura, ni con el arte, ni con la historia
o que quizá existan más interpretaciones de historia, de arte y de cultura.
12 MAYO
Santos: Domingo de la Calzada, patrono de la construcción.
Pancracio, patrono de los pasteleros.
Nereo, Aquiles, Dionisio, Casto, Casio, Ciriaco, Baroncio, Tutela, Máximo,
Grato, mártires; Germán, Epifanio, Emilio, Deseado, Modoaldo, obispos;
Felipe, confesor; Gemma, virgen.
12 de mayo
San Nereo y san Aquiles, mártires (s. I )
Son dos mártires que desde muy antiguo recibieron culto en la iglesia de
Roma. Probablemente fueron martirizados en la persecución de
Diocleciano. Sus sepulcros se conservan en las catacumbas romanas de la
Via Ardentina. Fueron militares de profesión.
12 de mayo
San Pancracio, mártir ( † 304)
Joven romano que fue martirizado, el día después de su bautismo, en la
persecución de Diocleciano. Es uno de los mártires de la antigëdad que
recibieron mayor veneración y su sepulcro de conserva en las catacumbas
de la Vía Aurelia de Roma.
13 MAYO
Nuestra Señora del Rosario de Fátima.
Santos: Juan Silenciero, Andrés Huberto Fournet, Pedro Regalado, Mucio,
Sergio, Valeriano, confesores; Onésimo, Natalio, Flavio, Servacio o
Gervasio, Marcelino, obispos; Gliceria, Agripa, Dominga, Argéntea,
Eutimio, Juan, mártires; Pedro Nolasco, fundador.
13 de mayo
Pedro Regalado, confesor (1390-1456)
«Pisad despacio, que debajo de estas losas descansan los huesos de un
santo» decía Isabel la Católica a las damas de su séquito aquel día
veraniego del 1493, cuando visitaba el convento de la Aguilera. Se refería a
la tumba que guardaba los restos de Pedro Regalado, fraile franciscano,
pobre y humilde que había muerto aún no hacía cuarenta años. Antes que la
reina había estado allí mismo el cardenal Cisneros en las postrimerías de la
vida del santo. Luego vendrían también el emperador Carlos -el que decía
que al salir de Aranda hacia La Aguilera debía ir el visitante con la cabeza
descubierta-, don Juan de Austria, Felipe II y tantos obispos, nuncios y
legados papales. Eran tiempos dorados; se habían unido las dos Castillas, se
había descubierto el nuevo mundo, se reconquistó Granada y se había
echado a los moros de España.
Nació Pedro en Valladolid, en el año 1390. A los trece años -bien joven-
entró en el convento de los franciscanos de la ciudad que entonces era
Corte. Cuando tiene quince se hace compañero inseparable del anciano y
enjuto Pedro Villacreces -antiguo profesor de Salamanca, franciscano
andante por Guadalajara- que tiene sueños de reforma y ha obtenido
permiso del obispo de Osma para fundar por tierras burgalesas, en La
Aguilera. Desde esa época serán maestro y discípulo, dos frailes con
verdaderos deseos de santidad; el mayor pondrá al joven en la órbita de la
más pura observancia franciscana.
Para la Iglesia no andan muy bien las cosas. Los reductos de los monjes no
son modelo ni de observancia ni de casi nada. Las consecuencias del Cisma
de Occidente se hicieron notar en la clerecía alta y baja. La peste negra dejó
también tambaleando los monasterios que abrieron sus puertas para reponer
números -que no vocaciones- a gente no preparada. Reforma, lo que es
reforma, sí se necesitaba. Y allá van los dos Pedros dispuestos a dar entre
los monjes la batalla franciscana. Desde muy pronto se les juntan en La
Aguilera jóvenes que quieren dar su vida y el maestro Pedro Villacreces
puede formarlos desde los cimientos, sin las malformaciones y tibiezas de
otros frailes mayores que tuvieran adheridas pesadas taras. Fray Pedro
Regalado fue recorriendo en once años todos los cargos propios de un
convento pobre: limosnero, sacristán, cocinero y encargado de dar limosna
a los pobres que llaman a la puerta.
Villacreces va de nuevo a Valladolid, funda en El Abrojo, y ahora es Pedro
Regalado el maestro de novicios. Madura en todas las virtudes: tiempo de
oración y mucha penitencia, cumplimiento estricto, por amor, de toda la
Regla; predica en los pueblos de alrededor con sencillez y persuasión
propiciando conversiones numerosas y la gente ya habla de su ejemplar
presencia, y hasta de milagros.
En el 1422 los religiosos de La Aguilera y El Abrojo eligen a Regalado
prelado o vicario, cuando muere Villacreces. La reforma se va extendiendo
con nuevas fundaciones hasta llegar a ser conocidas como «las siete de la
fama» donde se respetan doce horas de oración diarias repartidas entre el
día y la noche, trabajos en el campo para ayudar a los agricultores y obtener
limosnas, prohibición absoluta de almacenar provisiones, celdas pobres
para dormir, silencio casi continuo y nada de dinero por misas o
celebraciones litúrgicas. Pasa el tiempo de un convento a otro
distinguiéndose por la discreción de espíritus y por la predicación elocuente
con ciencia aprendida más en la oración que en los libros. La Aguilera le
proporciona el mejor de los retiros y la mejor contemplación para los
últimos años de su vida. No abandona la penitencia habitual, pero añade
ayuno diario, disciplinas que mortifican la carne, y tres pilares donde basa
con toda intensidad su fuerza: amor a la Eucaristía, devoción ternísima a la
Santísima Virgen y recuerdo de la Pasión.
¿Algo llamativo?
Cuentan que más de una noche se le podía ver por el cerro del Aguila,
próximo al retiro, siguiendo los pasos de la Pasión del Señor con una soga
al cuello, cruz de madera pesada en los hombros y una corona de espinas en
su frente.
También se conoce un hecho milagroso de su vida recogido en el proceso
de canonización y que ofrece los elementos iconográficos de Pedro
Regalado. En la madrugada del 25 de marzo, fiesta de la Anunciación, está
el fraile Pedro rezando maitines en el convento de El Abrojo; siente
añoranza por honrar a María en el convento de La Aguilera consagrado por
él a la Virgen bajo esa advocación; los ángeles lo transportan por los aires
en los ochenta kilómetros que separan las casas y lo devuelven de nuevo a
El Abrojo, cumplido su deseo.
El sencillo y santo patrono de Valladolid, el Poverello de Castilla, murió
con fama de taumaturgo en 1456.
14 MAYO
Santos: Matías, apóstol; Isaac, Víctor, Corona (Estefanía), Félix, Cecilio,
Poncio, Isidoro, Justa, Justina, Enedina, mártires; Bonifacio, Claudio,
Pacomio el Joven, Pomponio, obispos; Miguel Garicoits, fundador; María
Dominica Mazzarello, fundadora de las Hijas de María Auxiliadora,
Vicenta Gerosa, santa.
14 de mayo
San Matías, apóstol (s. I)
Los Apóstoles, guiados por el Espíritu Santo, eligieron a Matías de entre
los testigos de la Resurrección del Señor y después de la Ascensión, para
ocupar el puesto de Judas y completar el número de los Doce.
Predicó el Evangelio en Etiopía y murió mártir.
15 MAYO
Santos: Isidro Labrador, patrono de los agricultores y de los ingenieros
agrónomos.
Torcuato, Tesifonte, Cecilio, Indalecio, Esiquio, Eufrasio, Segundo,
Simplicio, Isaías de Kiev, obispos; Juana de Lestonnac, fundadora de la
Orden de Nuestra Señora.
15 de mayo
Isidro Labrador, Patrón de Madrid y de los trabajadores del campo (1080-
1130)
La vida de Isidro Labrador fue menos relevante desde el punto de vista
político y social que la de su contemporáneo Olaguer († 1137), primer
obispo de Barcelona y posteriormente titular de la metrópolis de Tarragona.
Juan Diácono, del siglo XIII, el biógrafo que escribió Vita Sancti Isidori,
destaca en él, sobre todo, la ejemplaridad de un cristiano madrileño
extremadamente sencillo que tuvo que esperar la sanción oficial de su
santidad hasta el siglo XVII, cuando el rey Felipe III, que atribuyó su
propia curación a la intercesión de San Isidro, solicitó y obtuvo la
beatificación al papa Paulo IV y, tres años más tarde, la canonización por
Gregorio XV.
No se sabe con exactitud el año del nacimiento de san Isidro -sí que fue el
final del siglo XI-, ni la casa, ni el barrio en que poco más o menos estaría
hoy ubicado el lugar en que vió la primera luz, ni siquiera el nombre de sus
padres. Como es de esperar, la época, el tiempo en que transcurre su vida,
la poca importancia social o política de Madrid en los momentos en que la
pisa el santo pueden aportar muy pocos datos fiables y comprobables desde
el ámbito histórico, sobre todo, si se tiene en cuenta que no perteneció al
mundo de la política, de las finanzas, ni al de la jerarquía alta de la Iglesia
que hubieran podido dejar constancia para la posteridad la influencia social
en el ambiente cristiano de su mundo. Y lo que puede parecer paradójico al
oriundo común -munícipe de a pie- de la megalópolis que es el Madrid
actual es que su patrón no sea un industrial, ni un político, gobernante,
banquero, sociólogo o cardenal, -un ciudadano- sino precisamente un
agricultor -un hombre del campo-. Pero esas son las ironías de la vida y la
enseñanza de la Historia que da lecciones de humildad, haciendo ver, como
en este caso, que las grandes urbes también un día tuvieron infancia.
Parece que se bautizó en la antigua parroquia de san Andrés, recibiendo el
nombre bautismal de Isidoro -Isidro es su síncopa- seguramente en honor
del santo arzobispo de Sevilla; dicen que trabajó como pocero y bracero al
servicio de la familia Vera de la que salió, junto con otros muchos del
lugar, cuando Alí toma Toledo al frente del imponente ejército de
almorávides, y que esta fue la razón de trabajar en Torrelaguna donde
contrajo matrimonio con Toribia, luego Santa María de la Cabeza, de quien
tuvo a su hijo Illán, también tratado como santo. Al regreso a Madrid se
asienta definitivamente en la casa de la familia Vargas, cuidando de las
tierras de Juan, donde ejercita las virtudes cristianas en el cumplimiento fiel
de las obligaciones con Dios y los hombres, entre las labores del campo y
la atención a su casa. De hecho, el papa Gregorio XV afirma que «nunca
salió para su trabajo sin antes oír, muy de madrugada, la santa misa y
encomendarse a Dios y a su Madre santísima».
La tradición popular conservó la memoria de su espíritu de oración y de
generosidad para con los necesitados, glosándolos con prodigios que más
que verdad histórica encierran los anhelos de todo agricultor sometido al
duro capricho de los elementos hasta que su cosecha dé fruto, como agua
que salta al golpe de azada y tormentas que se disuelven milagrosamente a
ruegos del agricultor, o la sopa que se multiplica prodigiosamente en la olla
cuando se hace caridad con el pobre advenedizo para que no falte alimento
a la familia y -el más comentado por el pueblo- los ángeles que le ayudan a
labrar la tierra mientras él se dedica a la oración.
Naturalmente ese es el producto de la fábula y del cariño al santo varón. La
verdad debió ir por los derroteros vulgares y comunes en su tiempo como
llevar albarcas llenas de barro, algún manto con añadidos, quizá remiendo
en el calzón, un tapasol de cabeza y de mucho sudor impregnado su jubón;
sus manos serían rudas y con callos; sus gestos, serenos, pensados, sin
precipitación y sus palabras más toscas que finas; pero esa humildísima
persona no cedió a la pereza, luchó contra el egoísmo, atendió a quien
penaba y supo contar con Dios.
Su culto está muy extendido entre los trabajadores del campo que le tienen
como especial protector. Es patrono de los agricultores y de la archidiócesis
de Madrid.
Murió anciano y su cuerpo se conserva incorrupto en la Catedral de la
Almudena de Madrid.
Goya tuvo el buen gusto de pintarlo en obra que se puede contemplar en la
Biblioteca Nacional, y Lope de Vega, cantándole, puso encanto literario en
los versos miles que poetizan de otro modo lo que ya contó el primer
biógrafo del santo.
16 MAYO
Santos: Ubaldo, Posidio, Fuerte, Honorato, Audas, Peregrino, Dómnolo,
obispos; Flaviano, Aquilino, Victoriano, Genadio, Félix, mártires; Juan
Nepomuceno, presbítero; Gema Galgani, Máxima, vírgenes; Brendano,
Simón Stock, abades; Andrés Bobola, mártir.
16 de mayo
Gema Galgani, virgen (1878-1903)
Nace en Italia a finales del siglo XIX y muere en los comienzos del XX.
Vió la primera luz en familia modesta y pronto es visitada por lo que la
gente acostumbra a llamar tribulación: el padre muere de tumor maligno, la
madre fallece de tuberculosis pulmonar, la mitad de los hermanos mueren
jóvenes y entre ellos su hermano preferido. Los huérfanos fueron recogidos
en casa de los Giannini, allí mismo, en Lucca.
Tuvo una niñez enfermiza que la hicieron escasamente desarrollada.
Operada quirúrgicamente, se desarrolla en ella todo un proceso
desconcertante para los médicos que optan por desahuciarla ante la
imposibilidad de curarla. Abscesos, males óseos, meningitis, sordera, caída
del cabello, tumor en la cabeza, parálisis. También llega a perder la vista,
pero llega a producirse en ella una curación inesperada.
Luego vienen los desmayos, pesadillas, delirios y arrebatos de los que sana
súbitamente y en los que incurre de manera inesperada con una alternancia
imposible de predecir y que para sus médicos es ocasión de despiste y
desconcierto hasta el desaliento.
Y los males no son exclusivamente los del cuerpo, también se le colocan en
el alma. No estuvo libre de tentaciones diabólicas y terribles que llegaron a
ponerla tan fuera de sí que quienes la contemplaron en estos trances
llegaron a pensar que estaba loca.
En Lucca se pudo ver ejemplaridad cristiana en todo este género de
padecimientos que fueron llevados por Gema con bendita paciencia,
aceptando la voluntad divina y ofreciéndolos como reparación por las
ofensas que los hombres hacen a Dios.
Siguieron las calumnias de quienes afirman que todo eso es puro
fingimiento y la tildan de embaucadora, mentirosa y amiga de llamar la
atención; sufre desprecios incluso por parte de sus hermanos que para nada
quieren el espectáculo, ni el revuelo que está proporcionando al pueblo su
situación; soporta incomprensiones por parte de los cuidadores médicos
que no se explican lo que está ocurriendo y algunos la catalogan como una
paciente histérica que, además, presenta dificultades para ser reconocida
como a ellos les gustaría. También debió dolerle la desatención o quizá
indiferencia por parte del obispo Juan Volpi que se vió obligado a
intervenir en el caso por lo excepcional de la situación ya que, cuando
Gema tiene 22 años, se reproducen en su cuerpo los estigmas de la Pasión
del Señor; aparecen y desaparecen espontáneamente en sus manos, en los
pies y costado; son heridas abiertas y sangrantes con las que quiso Dios
premiar su virtud, pero que desconciertan más aún a los «listos»
incapacitados para admitir que estas cosas puedan pasar incluso en el siglo
XX,... y que se repiten los viernes.
Se añaden a todo esto los fenómenos prodigiosos -como revelaciones y
sudor de sangre- que son testificados por su director espiritual, el pasionista
padre Germán de San Estanislao.
Su figura extraña fue discutida, tanto mientras vivió como después de
muerta, por la peculiaridad de su insólita vida tan plagada de sufrimientos
inverosímiles. Incluso el proceso de santidad, comenzado en Lucca, tuvo
que continuarse y llevarse a término en Pisa por los ánimos tan enfrentados
y encrespados de los vecinos que habían convivido con la santa. El papa
Pío IX bien se preocupa de afirmar fina, clara y explícitamente que la causa
de canonización de la santa es la heroicidad de las virtudes vividas, sin
entrar en la cuestión de que tantos hechos y tan extraños padecidos tengan
un origen sobrenatural.
«Padeciendo se aprende a amar», le dijo el propio Cristo en un éxtasis.
Pues...¡vaya discípula!
17 MAYO
Santos: Pascual Bailón, Teodomaro, confesores; Heraclio (Eradio), Pablo,
Aquilina, Basilisa, Víctor, Adrión, Solocón, Panfermero, Panfilón,
Minerco, Artemio, Galcoro, mártires; Celestino, Bruno, obispos; Restituta,
virgen.
17 de Mayo
San Pascual Bailón (1540-1592)
Nació en Torrehermosa (Sigüenza-España) en el seno de una familia pobre.
Siendo niño, fue pastor. Ingresó en la Orden de los Frailes Menores en
donde hizo toda su vida los oficios más humildes. Se distinguió por su
devoción a la Eucaristía.
18 MAYO
Santos: Juan I, papa y mártir; Venancio, Potamión, Félix, obispos;
Dióscoro, Teódoto, Erico, Eufrasia, Faína, Matrona, Cristiano Arsenio,
Anastasón, Basilica, Teocusa, Alejandra, Claudia, Julita, mártires; Félix,
confesor; Agnelo, abad; Rafaela María, fundadora de las Esclavas del
Sagrado Corazón; Mª Josefa del Corazón de Jesús, fundadora de las siervas
de Jesús.
18 de mayo
San Juan I, papa y mártir († 526)
Nacido en Toscana, fue elegido papa en el año 523. El emperador
Teodorico lo mandó, como legado suyo, a Justino, emperador de
Constantinopla, para gestionar las necesidades de los godos orientales
oprimidos. Por los escasos resultados de su misión a su regreso fue
encarcelado en Rávena hasta su muerte en el año 526.
19 MAYO
Santos: Celestino V, papa; Urbano I, papa y mártir; Teodoro, Dunstato,
obispos; Pudente, Pudenciana (Potenciana), Ciriaca, vírgenes; Calócero,
Partemio, Juan de Cetina, Pedro de Dueñas, mártires; Ivo, Evonio, Claudia,
Bernardo, Gracia, Teófilo de Corte, Adolfo, confesores; beato Francisco
Coll, fundador de las HH. Dominicas de la Anunciata.
19 de mayo
Pedro Celestino, papa (1215-1296)
¿Puede dimitir un papa? A esta pregunta con aires de sensacionalismo
periodístico actual ya contestaron en el siglo XIII los expertos en la Curia
del papa Celestino V. Era tan desastroso el estado de la Iglesia y se sabía
tan extremadamente incapaz para su gobierno aquel papa que pensó en
conciencia dejar en mejores manos y más aptas el timón de la Barca de
Pedro. Le dijeron los que sabían que sí, que el papa no es más que el obispo
de Roma, que la aceptación y permanencia en su puesto depende de su
voluntad y que una grave necesidad de la Iglesia puede postular la decisión
de la renuncia. Y así lo hizo ante los cardenales el día 13 de diciembre del
1294, proclamando una bula de renuncia a su puesto de gobierno.
Había nacido en el seno de una familia numerosa, el año 1215, en Isernia,
Italia; Angelerico y María eran sus progenitores; al undécimo de sus
retoños le pusieron por nombre Pedro; los principios cristianos de los
padres eran buenos: «Ambos eran justos a los ojos de Dios y muy alabados
por los hombres; daban limosna y acogían a los pobres de muy buena gana
en su casa. Tuvieron doce hijos, a semejanza del patriarca Jacob, y siempre
pedían al Señor que alguno de ellos sirviese a Dios», esos datos se leen en
la autobiografía del papa Celestino V.
Pedro se preparó con estudios para ser ese servidor de Dios en exclusiva
que pedían sus padres. Ya era benedictino con 17 años. Luego lo vemos por
tres años eremita solitario en los montes cercanos a Castelsangro, ya
ordenado sacerdote y con unos escrúpulos que cada día se agigantan por la
celebración de la misa que -piensa él- le traerá gente, perderá su soledad, le
darán dinero y estropearán su vida de anacoreta. Luego serán los montes y
cuevas de Monte Murrone, por cinco años, y Monte Maiella, muchos más,
los que presenciarán su vida de penitencia y oración. Lo de soledad es otra
cosa, porque no se sabe qué es lo que irradia aquel hombre ni qué aliciente
tiene aquella vida austera cuando se le acercan cada vez más y más gente
para oírle, abrirle el alma, pedirle consejo y algunos hasta están dispuestos
a aprender a vivir como él. Son «los celestinos», aprobados por Gregorio X
en 1274 con dieciséis monasterios.
Estando en Monte Murrone visitando sus casas sucedió el hecho insólito de
llegar una comitiva, presidida por el arzobispo de Lyon con séquito de
cardenales y personajes del cónclave, para comunicarle la noticia de hacer
sido elegido papa, a sus ochenta años, y suplican su aceptación. Y es que
todos estaban más que hartos por la situación de la Iglesia desde que murió
Nicolás IV el 4 de abril de 1292; ya son dos años de interregno y, en el
Sacro Colegio, tanto los Orsinis como los Colonnas muestran posturas
irreconciliables a la hora de elegir Sumo Pontífice, enredados por las
ingerencias de Francia en el Pontificado desde la ruptura con la casa
Hohenstaufen; por eso pensaron en la santidad del monje para salir del
atolladero.
Pedro Celestino no quiere Roma; se instala en el palacio real de Nápoles
donde está Carlos II, segundón de los Anjou. Manda construir una choza
dentro de sus habitaciones donde poder pasar sus largas horas de oración y
se pone de manifiesto su ineptitud para desempeñar las funciones papales:
insociable, excéntrico, extremadamente sencillo, basto en las cosas
humanas y desconocedor de los asuntos de gobierno; las tareas de la Curia
van de mal en peor, el papa está supeditado al rey de Nápoles y, en el
colmo de su imprudencia, nombra inmediatamente siete cardenales
franceses y tres napolitanos. Cinco meses de papa fueron suficientes.
Dimitió por el convencimiento personal de que era un mal para la Iglesia su
continuidad; y como era humilde y desprendido lo hizo con valentía y
decisión.
Diez días más tarde había nuevo papa.
Bonifacio VIII, su sucesor, tomó las medidas que a él le parecieron
prudentes en la coyuntura: ratifica la dimisión e incorpora al corpus
jurídico canónico la bula con que Celestino V dimitió. Le pareció correcto
recoger a Celestino presto a pasar a Dalmacia por la costa adriática y
recluirlo en el castillo de Monte Fumone, en Anagni, donde estuvo hasta su
muerte en el 1296. Con esta medida pensó que conseguía prevenir
cualquier intento desestabilizador y darle al monje que fue papa la ocasión
de dedicarse a sus rezos, soledad tan amada y penitencia.
Clemente V elevó a Celestino a los altares en el año 1313. Había empezado
el cautiverio de Avignon, triunfando la sumisión del papado a Francia,
terminada la heroica oposición de Bonifacio VIII.
Sólo queda hacer un acto de fe. A pesar de las ineptitudes, torpezas,
intrigas e intereses de los hombres, la Iglesia tiene una promesa
indefectible del Amor.
20 MAYO
Santos: Bernardino de Siena, confesor; Teodoro, Anastasio, Hilario,
Colmán, Peregrino, Austregisilo, obispos; Basila, Sofía, Plautila, Saturnina,
vírgenes; Baudelio, Aquila, Alejandro, Asterio, Taleleo, Aurea, Timoteo,
Polio, Eutiquio, mártires; Etelberto, rey.
20 de mayo
San Bernardino de Siena, presbítero (1380-1444).
Nació en Massa, cerca de Siena, el año 1380. Fue franciscano y sacerdote.
Recorrió gran parte de Italia como insigne predicador popular,
contribuyendo a la reforma y mejoramiento de las costumbres. Propagó la
devoción al Santísimo nombre de Jesús, influyó en el adelanto espiritual e
intelectual de su Orden y escribió algunos tratados de teología. Murió el
año 1444. A los seis años fue canonizado por el papa Nicolás.
21 MAYO
Santos: Valente, Paterno, Torcuato, Teobaldo, Mancio, obispos; Segundo,
presbítero; Timoteo, Polio, Eutiquio, diáconos; Polieucto, Victorio, Donato,
Teopompo, Sinesio, Secundino, mártires; Gisela o Isberga, virgen; Isidoro,
Varón, Teodoro, Hospicio, confesores; Constantino, emperador.
21 de Mayo
San Teopompo, obispo y mártir (s. IV)
Gobernaba su grey en tiempo del Emperador Diocleciano, siendo su
gobernador Daciano, quienes con sus mandatos obligaban a los cristianos a
adorar a los falsos dioses.
Teopompo -que se hallaba en Aragón para burlar dichas leyes- cuando fue
alcanzado, es martirizado metiéndolo en un horno encendido.
A Daciano se le aparece milagrosamente aquella noche el Santo que le
recuerda sus crueldades; el gobernador decide ponerlo a salvo, al tiempo
que intenta explicar la visión atribuyendola al poder de la magia.
Pasa el tiempo y de nuevo es Teopompo encarcelado durante veintidós días
en los que fue sometido al más riguroso ayuno. La sacaron en esta ocasión
el ojo derecho, pero ni aún así consiguen la renuncia a la fe o la apostasía
del obispo cristiano. Ante su fortaleza y constancia deciden que el mago
egipcio, Teónas, lo matase con hechizos, administrándole píldoras nocivas.
La intervención divina toca el corazón del mago que se bautiza con el
nombre de Sinesio y llegó a coronar también su vida con el martirio el
mismo día que el obispo Teopompo, aunque años después, como lo señala
el Martirologio Romano: «Eodem die sanctorum Martyrum Synesii et
Theopompi», el 21 de Mayo.
La leyenda narra, resaltando la grandeza de Dios y la fidelidad del obispo
santo frente a la debilidad patente del grandioso y curel mandatario
Daciano, que prosiguió éste intentando vengar la fuerza pertinaz de la
divinidad y que mandó azotar y despeñar el cuerpo de Teopompo,
rematándolo -cuando ya no hacía falta- con el degollamiento, separando de
su cuerpo la cabeza con la espada.
Su entrada triunfal ocurrió el mismo día de su celebración al ser para él el
«dies natalis».
De este modo quiso Dios premiar a las dos Nertóbrigas romanas, a
Fregenal teniendo un insigne Prelado y a Almuña o Ricla como lugar de su
martirio.
El obispo Fray Francisco de Rois, previa consulta al Cabildo, se dirige a los
primeros teólogos, maestros y catedráticos de la Universidad de Salamanca
para que dictaminaran sobre las Santas Reliquias de San Teopompo, los
que respondieron afirmativamente, «nemine discrepante». En efecto, el 6
de Julio de 1670 se concede, según las normas de San Pio V y Gregorio
XIII, la celebración con misa y oficio del común, el 21 de Mayo.
La Vita Sanctorum adorna con descripción viva, una vez más y según el
estilo que caracteriza a este género literario, el hecho de que alguien
muriera por su fe, resistiendo la injusta violencia del poderoso. Teopompo,
obispo y mártir, es el modelo y su amor a Jesucristo hasta la muerte, la
lección. Los modos importan menos; sólo intentan ayudarnos a ser fieles
siempre, sobre todo al ponerse cuesta arriba nuestro caminar, porque no es
infrecuente contemplar -teste historia- el «cambio de chaqueta» cuando se
mudan los aires y vivir en cristiano se torna difícil.
22 MAYO
Santos: Joaquina de Vedruna, fundadora; Faustino, Timoteo, Venusto,
Casto, Secundina, Emilio, Basilisco, Julia, Quiteria, mártires; Fulco,
Amancio, confesores; Román, monje; Elena, virgen; Rita de Casia, viuda;
Ausonio, Atón, Marciano, obispos.
22 de mayo
Santa Joquina Vedruna, religiosa (1783-1854)
Joaquina Vedruna Mas nació en Barcelona el año 1783. Casada muy joven,
fue una esposa y madre ejemplar. Cuando enviudó se dedicó a la educación
de sus hijos de los enfermos. En el año 1826 fundó en Vich la
Congregación de las Carmelitas de la Caridad, para la atención de los
enfermos y la educación de las niñas pobres. Murió en Barcelona en el año
1854 y la canonizó Juan XXIII en el 1959.
22 de Mayo
Rita de Casia, viuda (1381-1457)
Nació en el año 1381 cerca de Casia, en la Umbría italiana. Se casó muy
joven, enviudó después de dieciocho años y, muertos sus dos hijos, se
consagra a Dios en un convento de agustinas. Sobresale por su espíritu de
oración, su identificación con la voluntad de Dios aceptando la cruz, su
amor a la Eucaristía y su entrega al prójimo. Murió el año 1457.
23 MAYO
La aparición del Apóstol Santiago.
Santos: Desiderio, Epitacio, Basileo, Miguel, Efebo, Mercurial, obispos;
Lucio, Quinciliano o Quinciano, Julián, Almerinda, Eufrosina, mártires;
Juan Bautista de Rossi, Crispín de Viterbo, confesores; Eutiquio, Severino,
Siagrio, Poncio, Florencio, monjes; Juana Artida Thouret, fundadora.
23 de Mayo
San Crispín de Viterbo, confesor (1668-1750)
Se llamaba Pedro y era zapatero remendón, un oficio hoy en desuso por
arte y parte de la sociedad de consumo.
Al entrar en el noviciado de los Capuchinos cambió su nombre por el del
patrón de los zapateros: San Crispín.
Su carisma más original es el de la sonrisa y el canto. En verdad apenas
hizo nada más notable que cantar y reír. Como no tenía muchas letras, sus
superiores lo colocaron en la cocina, la huerta y la portería; nada de
sacristías ni, mucho menos, de bibliotecas: tan solo en los más humildes
encargos de su convento, pero, eso sí, cantando y riendo.
Era tan de buen carácter que a algunos de sus hermanos les parecía poco
monástico... su palabra discreta y oportuna, su sonrisa siempre amable y su
alegría suavemente desbordante hicieron del buen Crispín un consejero
exigente en la entrega y comprometedor en la más rigurosa observancia de
la vida interior y el servicio al prójimo: "Fortiter in re, suaviter in modo"...
O sea, tan serios por dentro para lo sustancial, como alegres por fuera para
lo accidental. ¡Total nada!
Y pensar que este santo vivió en el convento de la romana Via Veneto que
posee todo un panteón de osarios convertidos en retablos, fabricados con
esqueletos de los propios frailes... ¡estos del barroco glorificaban la muerte
por matar la gloria!
Sonriente san Crispín, ayúdanos a despojarnos del miedo a la alegría,
destierra en nosotros el opaco y grisáceo comportamiento y haz que entre
los cristianos estén bien vistas las carcajadas. Toda tristeza es indigna de la
Pascua eterna. Amén.
23 de Mayo
San Juan Bautista de Rossi, presbítero (1698-1764)
Nació el 22 de febrero de 1698 en Voltaggio (Italia). Se ordenó sacerdote el
8 de marzo de 1721. Sacerdote ejemplar que se distingue por su caridad y
predilección constante por los más desatendidos. Canónigo de la basílica de
Santa María in Cosmedin desde 1731, ejerce su ministerio en Roma donde
se le recuerda como al "padre de los pobres" y al "amigo de los humildes".
Fue canonizado por León XIII el 8 de diciembre de 1881.
24 MAYO
Nuestra Señora de la Estrada; Nuestra Señora Auxilio de los cristianos.
Santos: Vicente de Lerin, presbítero; Susana, Marciana, Afra, Paladia,
Donaciano, Rogaciano, Robustiano, Zoilo, Servilio, Félix, Silvano,
Diocles, mártires; Patricio, obispo; Amalia, virgen; Manahén, profeta;
Simeón, estilita, el joven.
24 de Mayo
San Vicente de Lerin, presbítero († 445)
Monje fervoroso y santo del monasterio de Lerin que se distinguió en su
esfuerzo por clarificar la sana teología. Profundo teólogo y escritor insigne
influyó con su obra Commonitorio en la teología de su tiempo y en la
elaboración teológica posterior. Siempre se propuso indagar lo que cree y
siente la Iglesia catolica.
25 MAYO
Nuestra Señora del Puy (Estella).
Santos: Beda el Venerable, presbítero y doctor; Gregorio VII, Urbano,
Bonifacio IV, papas; María Magdalena de Pazzi, virgen; Magdalena Sofía
Barat, fundadora; Lesmes, Genadio, Zenobio, obispos; Valencio, Máximo,
mártires; Emma, Aldelmo, abades; Los Santos Esposos de Alvernia,
Dionisio, confesores; Vicenta María Álvarez de Vicuña, fundadora de las
Hijas de María Inmaculada.
25 de mayo
Santa María Magdalena de Pazzi, virgen (1566-1607)
Nació en Florencia el año 1566.
Educada en la piedad y admitida en la Orden carmelitana, llevó una vida
oculta de oración y de abnegación, pidiendo constantemente por la reforma
de la Iglesia.
Además, dirigió por el camino de la perfección a muchas de sus hermanas
de religión.
Dios la enriqueció con múltiples dones y murió el año 1607.
25 de mayo
San Beda el Venerable, presbítero y Doctor de la Iglesia (673-735)
Nació en Inglaterra en el año 673.
Ingresó en el monasterio de Wearmouth, se ordenó sacerdote y supo
compaginar la piedad con el estudio y la docencia.
Sus amplios conocimientos históricos, patrísticos, teológicos y exegéticos
le hicieron uno de los escritores eclesiásticos más prolíficos de su tiempo.
Murió en el 735.
25 de mayo
San Gregorio VII, papa (c. a. 1020-1085)
Nació Hildebrando en Soana, provincia de Siena, hacia el 1020, de una
familia pobre.
Creció en la ciencia y en la virtud en el monasterio de Santa María, en el
Aventino (Roma).
Legado de los papas durante cinco pontificados, dedicó buena parte de su
vida en el restablecimiento de la disciplina eclesiástica.
Era solo diacono cuando fue elegido papa. Ordenado sacerdote y
consagrado obispo de Roma en el 1073, se llamó Gregorio VII.
Empleó el resto de su existencia luchando principalmente contra las
investiduras y la simonía para lograr la independencia de la Iglesia frente al
poder civil. Tuvo su mayor obstáculo en las relaciones con el emperador
Enrique IV.
Murió desterrado en Salerno en el 1085, habiendo dado un impulso
decisivo a la reforma de la Iglesia que lleva su nombre.
25 de Mayo
Santos Esposos de Alvernia, confesores (s. V ?)
San Gregorio de Tours († 594) nos narra en su Historia Francorum este
hecho, para él ya antiguo y seguramente legendario, en la Europa Central
del siglo quinto.
Se trata de un matrimonio formado por Ingoro y Scolástica, que se aman
hasta un punto verdaderamente extraordinario, teniendo cada uno en el otro
el centro de su propia vida, o sea, existiendo el marido para el gozo de su
esposa y la mujer para la alegría del marido, intercambiando el don nupcial
del propio Bautismo, en un enlace de amor tan hermoso que significa la
unidad perfecta de Cristo con la comunidad de los cristianos.
Ella murió y él quedó viudo y desconsolado, pues con ella se le fue su vida
entera. Se unió pronto a su esposa, pero los enterraron en tumbas distantes.
Narra San Gregorio que, a la mañana siguiente al entierro, la tumba de
aquel hombre había cambiado de lugar, colocándose al lado de la de ella.
Esta leyenda premedieval es conocida como la de los esposos de Alvernia.
Ingoro si es cierta, pero sí sé con seguridad que la viudedad es lacerante
para muchas personas u que aquello de «hasta que la muerte nos separe» no
gusta a más de un matrimonio, que desearía permanecer unido incluso ‘post
mortem’, en una eternidad de amor imperecedero, como el don nupcial del
matrimonio bautismal con que Dios nos une consigo.
No me extraña que un milagro una las tumbas de los casados, pues el
verdadero milagro es siempre su unión en vida. ¿O no? Lo digo en serio.
25 de Mayo
Vicenta maría López Vicuña, virgen (1847-1890)
Vicenta María López Vicuña nace en Cascante el 22 de marzo de 1847, y
en 1866 funda en Madrid el Instituto de Religiosas de María Inmaculada
para entender a las jóvenes empleadas de hogar.
Sobresalió por su caridad, especialmente con los pobres y humildes.
Murió el 26 de diciembre de 1890, siendo canonizada por Pablo VI el 25 de
mayo de 1975.
26 MAYO
Santos: Felipe Neri, fundador; Eleuterio, papa; Zacarías, obispo; Simitrio,
presbítero; Cuadrado, apologista, Felicísimo, Heraclio, Paulino, Prisco,
Máxima, Montano, mártires; Albino, confesor; Berengario, monje;
Exuperancio, abad; María Ana Jesús de Paredes, virgen.
26 de mayo
San Felipe Neri, presbítero ( 1515-1595 )
Nació en Florencia el año 1515; marchó a Roma y se dedicó al cuidado de
los jóvenes; destacó en el camino de la perfección cristiana y fundó una
asociación para atender a los pobres.
Ordenado sacerdote en 1551, fundó la Congregación del Oratorio, en la que
se cultivaba especialmente la lectura espiritual, el canto y las obras de
caridad.
Brilló por sus obras de caridad con el prójimo, por su sencillez y su alegría.
Murió el año 1595.
26 de Mayo
San Exuperancio, abad († 578)
Según San Máximo murió en el año 578.
De origen italiano abrazó la Regla de San Benito.
Enviado a fundar con ciertos compañeros monasterios en España, primero
en Pamplona y después bajó a la Bética, concretamente a Nertóbriga hacia
el año 572, como afirma Marco Máximo: "Exuperancio con otros monjes
benedictinos en Concordia de la Bética, que también se llama Nertóbriga,
estuvo". Allí su fama de santidad fue notoria, siendo su tránsito el 26 de
Mayo del 578.
A principio del siglo XVII lo confirma el hallazgo de una lápida sepulcral
en las ruinas de Valera o Nertóbriga, no lejos de Fregenal de la Sierra,
dentro de la ermita de San Antón, en los alrededores, como era costumbre
de ubicar estos cenobios.
Solano de Figueroa, visitador general del Obispado en el año 1658, tuvo
ocasión de verificarlo. Le guió la carta del Padre Antonio Ruiz, fundador
del colegio frexnense de la Compañía, fechada el 4 de agosto de 1619,
sobre los datos arqueológicos existentes.
El menelogio benedictino celebra su memoria el 19 de enero.
27 MAYO
Santos: Agustín de Cantorbery, Eutropio, Bruno, Federico, Hildeberto,
obispos; Acacio, Cuadrado, Estratónico, Elías, Luciano, Zótico, Cirilo,
Restituta, Alipio, Julio, Ranulfo, mártires.
27 de mayo
San Agustín de Cantorbery, obispo († c. a. 605)
Desde el monasterio romano de San Andrés, año 597 fue enviado a
Inglaterra por san Gregorio Magno, para predicar el Evangelio.
Consagrado obispo de Cantorbery y con ayuda del rey Etelberto convirtió a
muchos a la fe y fundó muchas iglesias, sobre todo, en el reino de Kent.
Murió el 26 de Mayo hacia el año 605.
28 MAYO
Santos: Justo, Senador, Germán, Nicéforo, Podio, Juvenal, obispos; Emilio,
Félix, Priamo, Feliciano, Crescente, Luciano, Eladio, Pablo, Elconida,
Dioscórides, Carauno, Víctor, mártires; Eugenio, confesor; Guillermo,
eremita.
28 de mayo
Germán, obispo († 576)
Gran parte de su vida la conocemos por el testimonio de su colega el
obispo Fortunato que asegura estuvo adornado del don de milagros.
Nació Germán en la Borgoña, en Autun, del matrimonio que formaban
Eleuterio y Eusebia en el último tercio del siglo V. No tuvo buena suerte en
los primeros años de su vida carente del cariño de los suyos y hasta estuvo
con el peligro de morir primero por el intento de aborto por parte de su
madre y luego por las manipulaciones de su tía, la madre del primo
Estratidio con quien estudiaba en Avalon, que intentó envenenarle por
celos.
Su pariente de Lazy -con quien vive durante 15 años- es el que compensa
los mimos que no tuvo Germán en la niñez. Allí sí que encuentra amor y un
ambiente de trabajo lleno de buen humor y de piedad propicio para el
desarrollo integral del muchacho que ya despunta en cualidades por encima
de lo común para su edad.
Con los obispos tuvo suerte. Agripin, el de Autun, lo ordena sacerdote
solucionándole las dificultades y venciendo la resistencia de Germán para
recibir tan alto ministerio en la Iglesia; luego, Nectario, su sucesor, lo
nombra abad del monasterio de san Sinforiano, en los arrabales de la
ciudad. Modelo de abad que marca el tono sobrenatural de la casa
caminando por delante con el ejemplo en la vida de oración, la observancia
de la disciplina, el espíritu penitente y la caridad.
Es allí donde comienza a manifestarse en Germán el don de milagros,
según el relato de Fortunato. Por lo que cuenta su biógrafo, se había
propuesto el santo abad que ningún pobre que se acercara al convento a
pedir se fuera sin comida; un día reparte el pan reservado para los monjes
porque ya no había más; cuando brota la murmuración y la queja entre los
frailes que veían peligrar su pitanza, llegan al convento dos cargas de pan
y, al día siguiente, dos carros llenos de comida para las necesidades del
monasterio. También se narra el milagro de haber apagado con un roción
de agua bendita el fuego del pajar lleno de heno que amenazaba con
arruinar el monasterio. Otro más -y curioso- es cuando el obispo, celoso -
que de todo hay- por las cosas buenas que se hablan de Germán, lo manda
poner en la cárcel por no se sabe qué motivo (quizá hoy se le llamaría
«incompatibilidad»); las puertas se le abrieron al estilo de lo que pasó al
principio de la cristiandad con el apóstol, pero Germán no se marchó antes
de que el mismo obispo fuera a darle la libertad; con este episodio cambió
el obispo sus celos por admiración.
El rey Childeberto usa su autoridad en el 554 para que sea nombrado
obispo de París a la muerte de Eusebio y, además, lo nombra limosnero
mayor. También curó al rey cuando estaba enfermo en el castillo de Celles,
cerca de Melun, donde se juntan el Yona y el Sena, con la sola imposición
de las manos.
Como su vida fue larga, hubo ocasión de intervenir varias veces en los
acontecimientos de la familia real. Alguno fue doloroso porque un hombre
de bien no puede transigir con la verdad; a Cariberto, rey de París -el hijo
de Clotario y, por tanto, nieto de Childeberto-, tuvo que excomulgarlo por
sus devaneos con mujeres a las que va uniendo su vida, después de repudiar
a la legítima Ingoberta.
El buen obispo parisino murió octogenario, el 28 de mayo del 576. Se
enterró en la tumba que se había mandado preparar en san Sinfroniano. El
abad Lanfrido traslada más tarde sus restos, estando presentes el rey Pipino
y su hijo Carlos, a san Vicente que después de la invasión de los
normandos se llamó ya san Germán. Hoy reposan allí mismo -y se veneran-
en una urna de plata que mandó hacer a los orfebres el abad Guillermo, en
el año 1408.
29 MAYO
Santos: Restituta, Sinisio oSisinio, Martirio, Alejandro, Conón, Teodosia,
Gencio, Andrés, Amón, Sofía, mártires; Máximo, Maximino, obispos;
Eleuterio, confesor; Voto, Félix, eremitas.
29 de mayo
Voto y Félix, eremitas (s. VIII)
Todo Aragón, con Zaragoza, está dominado por los sarracenos que hace
más de medio siglo llegaron a España. Los cristianos sobreviven como
pueden su fe en una situación nueva que aún no está del todo clarificada.
Ahora resulta que los cristianos de siempre, los discípulos de Jesucristo de
toda la vida, tienen que pagar tributos especiales al moro si quieren seguir
haciendo las prácticas cristianas. Así, disgustados y humillados como
muchos otros, viven los hermanos Voto y Félix que son gente perteneciente
a la nobleza, piadosos y buenos con los pobres.
Voto es amante de la caza. Ha herido a un ciervo en el monte, y recorre el
terreno revolviendo arbustos y mirando en la maleza para atraparlo.
Alertado por los ladridos, ve a los perros acosando al animal que va
huyendo; espolea a su caballo y se una a la persecución. El ciervo se
despeña por un precipicio y, cuando Voto quiere darse cuenta, se le ha
desbocado el caballo. Se encomienda a san Juan Bautista en su apuro y el
caballo se inmoviliza, sin saber cómo, al mismo borde de la sima. (Aún hoy
los vecinos devotos del lugar se atreven a mostrar en la peña las huellas que
dejaron allí los hierros del animal).
Entre asustado y agradecido, inspecciona Voto el lugar, encontrando entre
las matas y arbustos una ermita dedicada a san Juan Bautista que en su
interior tiene un hombre muerto y una escritura donde se lee: «Yo, Juan,
eremita en este sitio, habiendo despreciado al mundo, fundé como pude
esta ermita en honor de san Juan Bautista, y aquí descanso en paz. Amén.».
En una situación como la suya está aturdido y no sabe qué hacer ¡son tantas
las cosas sucedidas en tan poco tiempo!... decide dar sepultura al muerto y,
terminada la obra de piedad, regresa a su casa con el alma encogida y
ansiando poner al corriente de los acontecimientos a su hermano Félix.
De la conversación deducen que el muerto bien pudiera ser Juan, el de
Atarés, de quien nadie daba razón desde hacía años, después que
desapareció; si acertaran en su conjetura, todo se explica por el retiro a una
vida solitaria y santa. Ahora todo se les junta en la cabeza: la presencia de
los moros y las dificultades para ser hombres íntegros de fe; lamentan el
tiempo desperdiciado en cazas y naderías, conversan sobre el sentido de la
vida; no se les va de la cabeza el milagroso parón del caballo a punto de
despeñarse y el descubrimiento del solitario, muerto y ya enterrado, de la
ermita... «¿No estará en todo esto hablándonos Dios?».
Deciden repartir sus bienes entre los pobres y se marchan al monte Panno;
construyen dos ermitas junto a la que ya había y comienzan un retiro en
paz. Allí contemplan con piedad la Pasión de Cristo, meditan
animosamente las verdades eternas; es parco su alimento de raíces, hierbas
y frutos que da el campo, en alguna trampa caen animales y, de tarde en
tarde, sorbetean algunos huevos de nidadas salvajes; uno y otro se sienten
movidos, además, a añadir mortificación por los pecados propios y ajenos.
No les faltan momentos de tentaciones, se sienten a veces con ganas de
volver a la civilización; uno alienta al otro cuando manifiesta debilidad o
cansancio y juntos se apoyan con la oración.
Descubierta su presencia por otros que van ocupando el monte huyendo de
la esclavitud que supone convivir con los discípulos del Profeta, van
agregándose gentes que construyen otras cabañas donde vivir en la
proximidad y abrigo de los eremitas. Recordando las gestas de don Pelayo
en Asturias se aprestan a organizar una posible defensa en caso de
necesidad; eligen como capitán a don García Jiménez que es militar y tiene
experiencia en la lucha contra los mahometanos; en todo este nuevo modo
de vivir, Voto y Félix ayudan con su aprobación sin abandonar su principal
cometido orante. Voto muere primero, el día 29 de mayo, algo después se
despidió Félix de este mundo y su fiesta se celebra el mismo día por la
unión mantenida en el sitio, tiempo y modo de santidad.
Esa ermita primera, enriquecida y ampliada por los cristianos fue -según
cuentan los comienzos del monasterio- el origen de lo que hoy es san Juan
de la Peña, cuna del resurgimiento aragonés, en donde se veneran los restos
de los dos santos, con los del eremita Atarés. En su contra está que la
arquitectura de la primitiva ermita apunta más al modelo visigótico que al
románico; pero también pudiera ser que no fuera la primera ermita la que se
tiene por tal. Es bonita la historia que sólo Dios conoce en su adecuación
total con la verdadera realidad; pudo ser tal y como cuenta la leyenda y
puede también suceder que en torno a un primer núcleo de verdad en
cuanto a la existencia de los santos eremitas, el tiempo y la imaginación, a
falta de otros datos clarificadores, rellenen con adornos congruentes los
huecos para la posteridad.
30 MAYO
Santos: Fernando III, rey, Patrono del Cuerpo de Ingenieros Militares.
Félix I, papa; Gabino, Críspulo, Sico, Palatino, mártires; Exuperancio,
Ausonio, Anastasio, presbíteros; Juana de Arco, virgen; Venancio, Isaac,
Basilio, Emilia, confesores; Uberto, Gamo, monjes; Urbicio, abades.
30 de mayo
San Fernando (1198-1252)
Fernando III el Santo nació el año 1198 en el reino leonés, probablemente
cerca de Valparaíso (Zamora) y murió en Sevilla el 30 de mayo de 1252.
Hijo de Alfonso IX de León y de Berenguela de Castilla, unió
definitivamente las coronas de ambos reinos. Iniciado el proceso de
canonización u probado el culto inmemorial, fue elevado a la gloria de los
altares el 4 de febrero de 1671. Es patrono de varias instituciones
españolas. También los cautivos, desvalidos y gobernantes le invocan como
su especial protector.
31 MAYO
La Visitación de la Virgen María; Nuestra Señora de Linarejos.
Santos: Petronila, virgen; Cancio, Canciano, Cancianila, Crescenciano,
Hermias, mártires; Pascasio, Gertrudis, Vidal, Gala, Alejandro, confesores;
Silvio, obispo; Teodoro, monje.
31 de mayo
La Visitación de María a Isabel
«He aquí la esclava del Señor... Y mira, también Isabel, tu pariente, ha
concebido un hijo... y está en el sexto mes...» Lo cuenta el cronista san
Lucas.
Lo que no refiere lo podemos imaginar. Prepara María el hatillo con algo
de ropa y unas sandalias. Mete el velo que la protegerá del sol y del aire,
pone algunas viandas y poco más. El artista también dejó volar su
imaginación y pintó -piadoso- a san José acompañándola porque nunca
quiso dejarla sola desde que la recibió en su casa; pero eso es intuición, no
dato. Que se incorporara María a aquel grupo de personas andaderas del
mismo camino y dirección también pudo ser, pero tampoco es dato.
En su recuerdo, tan vivo como actual, están fijas las palabras del
impresionante personaje que la visitó: «También Isabel... » Tiene muchas
ganas de llegar; motivos de premura no faltan: trasvasar la alegría de
pariente a pariente, desbordar el propio gozo, compartir el misterio, servir.
Son sólo cuatro o cinco días, pero qué largo se hace el camino. El relato es
muy parco en noticias; no nos refiere aspectos sobre los lugares pisados, los
modos de avituallamiento o de descanso.
El «shalón» de saludo acostumbrado entre los hebreos hoy tiene un tono
distinto. Algo excepcional por lo misterioso conocido y lo grandioso oculto
está presente en las dos primas cuando se abrazan y besan. Notan un no se
sabe qué cosa ni el modo de explicarla; es como un correr apresurado de la
sangre por todo el cuerpo, el nervio, el cariño acumulado, el afecto, la
sorpresa... ¡la Gracia de Dios! Salta el niño en el seno de Isabel; es un
brinco de expectación humana ante el Mesías que está llegando y del hecho
santificador. La exclamación de alegría sale espontánea de santa Isabel:
«¡Bendita tú... la Madre de mi Señor!». No es un hijo, sino El Hijo, a quien
lleva, santificando ya antes de alumbrarlo.
Y expresa el historiador evangélico el más largo párrafo que se conoce de
Santa María -siempre se entendieron Madre e Hijo sin largo parlamento; así
pasó en Caná y en la Cruz: pocas palabras con contenido inabarcable y... no
era escasez, sino plenitud-. Es el Magnificat que la Virgen canta:
«Engrandece mi alma al Señor
y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador
porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava,
por eso desde ahora todas las generaciones
me llamarán bienaventurada,
porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso,
Santo es su nombre y su misericordia alcanza
de generación en generación a los que le temen.
Desplegó la fuerza de su brazo,
dispersó a los que son soberbios en su propio corazón.
Derribó a los potentados de sus tronos
y exaltó a los humildes.
A los hambrientos colmó de bienes
y despidió a los ricos sin nada.
Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
-como había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahám y de su linaje por los siglos».
Es canto de acción de gracias y de alabanza que expresa la razón del júbilo
plasmado en lo humilde sin encogimiento ni ignorancia. Es la aceptación
del poder de Dios que se expresa en misericordia y fidelidad para con los
que ama, haciendo poderosamente ricos a los pobres y dando a los ricos el
conocimiento de su vacía limitación.
Ciertamente, en la Visitación aparece santa María como Mediadora entre
toda la humanidad y Dios; es el Modelo y en ella radica la Esperanza.
31 de mayo
Petronila, hija de san Pedro (s. I)
A medida que el hagiógrafo avanza en la familiaridad con las Vitae
Sanctorum y las Actas de los martirios de los santos comprueba, entre susto
y fascinación, los esfuerzos de escritores anteriores -algunos lo hacen desde
los albores de la historia cristiana- por pasar a la posteridad los modelos de
fe y vida que ellos han visto o cuyas noticias han recibido oralmente, o
quizá tuvieron entre sus manos documentación anterior que no ha
sobrevivido al tiempo. Lo hicieron movidos por el cariño agradecido a los
que supieron ser fieles y transmitieron el heroísmo de sus virtudes de la
mejor manera que pudieron; con frecuencia estaban por la labor de dejar en
el mejor papel posible al santo protagonista de su relato y por ello no es
infrecuente notar añadiduras a la personalidad que relatan, aunque sea
acumulando dones, milagros y hechos portentosos que demuestren más y
más a quienes les escuchan o a sus posibles lectores la complacencia de
Dios en sus santos. No fueron mentirosos; no intentaban hacer historia, o al
menos, no se adaptaban al modelo de historia que hoy pide la crítica;
incluso, en ocasiones, fueron poco respetuosos con ella. Porque lo que
pretenden es animar a la fidelidad a Cristo al tiempo que ponen ante los
ojos de los creyentes a alguien que le entregó la vida con la coherencia
entre las obras y la fe. Las inexactitudes sólo son afecto y los anacronismos
le interesan al autor lo que importa un sello de correos o una bufanda al
caracol. No es su cometido la exactitud en los detalles propia del juez
inquisidor; prefieren la llaneza de ensalzar las apoteosis del amor. Sólo con
este principio es posible acercarse con alegría y temblor a la lectura de las
Vidas y de las Actas para aprender de personas que triunfaron del egoísmo
hasta el fin.
Posiblemente éste fuera el intento del autor anónimo que dejó por escrito la
vida de santa Petronila llamada también con los nombres de Perina,
Petronela y Pernela. La total carencia de datos da origen a la historia
apócrifa claramente imaginativa que pondera excelsas virtudes -ésas que
intenta poner como paradigma en la mente de los lectores- y que carga las
tintas más sobre las bondades de las situaciones del entorno que sobre la
misma realidad personal que lógicamente desconoce.
Pues bien; el tiempo es el siglo primero y el lugar de la narración, Roma;
Petronila está presentada como hija de san Pedro. Su máximo anhelo es
padecer por Jesús que tanto quiso padecer por ella. Una extraña
enfermedad la mete en cama con agudísimos dolores imposibles de aliviar;
pero su semblante alegre y su actitud llena de optimismo demuestran a
todos los que van a visitarla la aceptación voluntariosa y complacida de
Petronila que, por fin, puede sufrir algo por su Señor. Se prolonga por
mucho tiempo la postración. Entre los creyentes romanos se empiezan a
correr rumores; ¿cómo es posible conciliar tamaño sufrimiento de Petronila
con la actitud permisiva del padre Pedro, si es verdad que sólo su sombra
llegaba a curar a enfermos, hace unos años, en Jerusalén?, ¿será que Pedro
ha perdido virtud?, ¿será esto una muestra de falta de cariño?, ¿no deben
preocuparse los padres por la salud de los hijos?... Un día Pedro reúne a
una gran multitud de creyentes en Cristo en su casa y manda con imperio a
su hija: «Petronila, levántate y sírvenos la mesa». Asombrados y
estupefactos contemplan a la dulce joven incorporarse del lecho y salir
dispuesta al cumplimiento del encargo toda llena de facultades. Terminada
su misión vuelve a la cama, recupera la enfermedad con incremento de
sufrimiento y ya no se restablecerá hasta después del martirio de Pedro.
No ha hecho mella en su físico el terrible padecimiento soportado, se han
rejuvenecido sus facciones y hasta se diría que se ha multiplicado la belleza
previa a la enfermedad. Ahora dedica Petronila todas sus energías a la
oración y a la caridad. Parece un hada madrina que con vara mágica va
solucionando problemas de cristianos irradiando continuamente el influjo
benéfico ante cualquier necesidad: pobres, lisiados, enfermos, ciegos,
leprosos y todo tipo de carenciales van a visitarla y salen pletóricos de
felicidad. Por toda Roma corre un inmenso e imparable rumor que
transmite de boca a boca la explosión de la caridad de Jesucristo patente en
las obras de Petronila.
Pero hay más. Por todo lo relarado, no es extraño el enamoramiento del
joven Flaco que se acerca con gran séquito de criados y esclavos a solicitar
el consentimiento para hacerla su esposa. La reacción ahora de la virgen es
de indecible sorpresa; pero guarda las formas, agradece al noble joven
enamorado el honor que le hace y pide suave y dulcemente tres días para
reflexionar al término de los cuales debe Flaco enviarle sus doncellas y
criadas para que la acompañen.
Todo es llanto en Petronila. Jesucristo llena su corazón; no quiere romper la
unidad del amor; sólo a Jesús quiere como Esposo. Pasa los tres días
encerrada, en compañía de Felícula, dada al ayuno, a continua oración,
penitencias y súplicas al Señor. El último día del retiro llega el presbítero
Nicodemus, le celebró la misa, le dio la Comunión y contempló cómo
moría Petronila al pie del altar consumida de amor.
Las criadas de Flaco que ya esperaban jubilosas trocaron el cortejo de
nupcial en fúnebre para llevarla a enterrar.
¿Te gustó la historia de Petronila?
Poco le importaba al autor la diferencia de edades entre el joven enamorado
y la madurez de Petronila, ni el que fuera hija de sangre de Pedro o sólo
hija espiritual, si lo que quiso enseñar fue la ejemplar actitud de una mujer
cristiana de los primeros tiempos que supo ser paciente en la enfermedad,
que descubrió en sus padecimientos la ocasión de participar de los
redentores de Jesucristo a quien amó por encima de todas las cosas y en
cualquier situación, que por ello no descuidó la caridad con los demás, que
ese estilo de vida tiene gran repercusión sobrenatural en el cuerpo social y
que fue enterrada en el cementerio que había en el camino de Ardi, allí
donde luego se construyó una iglesia con su nombre.
1 JUNIO
Nuestra Señora de la Luz (Patrona de los empleados del gas y de la
electricidad).
Santos: Justino, Simeón, Esteban, Benito, Juvencio, Felino, Gratiniano,
Tespesio, Firmo, mártires; Gerardo, Conrado, Gaudencio, obispos; Floro,
Cándida, Claudio, Zenón, confesores; Iñigo, abad; Juan, soldado.
1 de junio
San Justino, mártir (s. II)
Justino, filósofo y mártir, nació en Flavia Neápolis (Nablus), en Samaría, a
comienzos del siglo II, de familia pagana.
Convertido a la fe, escribió diversas obras en defensa del cristianismo; de
entre ellas se conservan únicamente dos «Apologías» y el «Diálogo con
Trifón».
Abrió en Roma una escuela donde sostenía discusiones en tiempos de
Marco Aurelio, hacia el año 165.
2 JUNIO
Santos: Marcelino, Pedro, Erasmo (Elmo, Telmo), Potino, Bíblides, Atalo,
Alejandro, Amelia, Blandina, mártires; Eugenio I, papa; Nicolás peregrino,
confesor; Esteban, obispo; Ulrico, eremita.
2 de Junio
San Marcelino y San Pedro, mártires (s. IV)
Nos ha dejado noticias de su muerte el papa san Dámaso que las oyó de
boca del mismo verdugo.
El martirio tuvo lugar durante la persecución de Diocleciano.
Fueron decapitados en un bosque, per sus cuerpos fueron trasladados y
sepultados en el cementerio llamado Ad duas lauros, en la vía Labicana,
donde después de la paz de Constantino se erigió una basílica.
3 JUNIO
Santos: Carlos Lwanga y sus compañeros mártires de Uganda; Cecilio,
Alberto, Atanasio, confesores; Pergentino, Laurentino, Luciniano y los
niños Claudio, Hipacio, Pablo y Dionisio, mártires; Hilario, obispo; Isaac,
monje; Paula, Olivia, vírgenes; Clotilde, reina; Juan Grande, Patrono de la
Diócesis de Jerez (España).
3 de Junio
San Carlos Luanga y compañeros, mártires (s. XIX )
Entre los años 1885 y 1887 muchos cristianos de Uganda fueron
condenados a muerte por el rey Muanga; algunos eran funcionarios de la
corte o muy allegados a la persona del rey. Entre éstos sobresalen Carlos
Luanga y sus veintiún compañeros que, firmes en la fe católica, fueron
degollados o quemados por negarse a satisfacer los impuros deseos del
monarca.
4 JUNIO
Santos: Francisco Caracciolo, fundador; Quirino, Clato, Metrófanes,
Optato, Alejandro, obispos; Rútilo, Alonio, Croidano, Medano, Dagano,
Sofía, Saturnina, mártires; Rut, matrona bíblica.
4 de junio
Francisco Caracciolo, fundador (1563-1608)
El ambiente temporal en que Dios quiso ponerlo en el mundo es justo
cuando soplan aires nuevos en la Iglesia después del concilio de Trento. Se
estrena el barroco exuberante en el arte y hasta en la piedad que lleva a
fundaciones nuevas, a manifestaciones y estilos vírgenes que intentan
reformar todo aquello que peleó Trento. Languidece el Renacimiento que
emborrachó a Roma hasta llegar a embotarla y hacerla incapaz de descubrir
los males que gestaba y que explotaron con Lutero. Es por eso tiempo de
santos nuevos: Pío V, Carlos Borromeo, Ignacio, Juan de Ribera, Teresa,
Juan de la Cruz, Francisco de Sales, Neri, Cariacciolo... y tantos. Papas,
poetas, maestros, obispos, escritores y apóstoles para un tiempo nuevo -
crecido con las Indias- que intenta con seriedad volver a la oración, huir del
lujo, llenar los confesonarios, adorar la Eucaristía y predicar pobreza dando
testimonio con atención a los desheredados y enfermos.
El año 1563 fue interpretado por alguno de los biógrafos de Francisco
Caracciolo como un presagio; fue cuando termina el concilio de Trento y es
también el año de su nacimiento en la región de los Abruzos, justamente en
Villa Santa María, el día 13 de octubre, hijo de Francisco Caracciolo y de
Isabel Baratuchi; es el segundo de cinco hijos y le pusieron el nombre de
Ascanio.
Después de cursar los estudios propios del tiempo, Ascanio fue militar.
Pero una enfermedad diagnosticada por los médicos como lepra va a
cambiar el curso de su vida; por el peligro de contagio le han abandonado
los amigos; la soledad y el miedo a la muerte le lleva a levantar los ojos al
cielo y, como suele suceder en estos casos límite, llegó la hora de las
grandes promesas: si cura de la enfermedad, dedicará a Dios el resto de sus
días.
Y así fue. Nobleza obliga. Curado, marcha a Nápoles y pide la admisión en
la cofradía de los Bianchi, los Blancos, que se ocupan de prestar atención
caritativa a los enfermos, a los no pocos que están condenados a galera y a
los presos de las cárceles.
El sacerdote Adorno, otro hombre con barruntos a lo divino y pieza clave
en la vida de Caracciolo, ha pedido también la admisión en la cofradía de
los Blancos. En compañía de un tercero, también pariente de Ascanio y con
su mismo nombre, se reúnen durante cuarenta días en la abadía de los
camandulenses, cerca de Nápoles, para redactar los estatutos de la
fundación que pretenden poner en marcha porque quieren hacer algo por la
Iglesia.
Sixto V aprobará la nueva Orden en Roma y la llamará de los «Clérigos
menores»; además de los tres votos comunes a la vida religiosa se añade un
cuarto voto consistente en la renuncia a admitir dignidades eclesiásticas. La
terna de los fundadores constituye tres primeros socios. A partir de la
profesión hecha en Nápoles, Ascanio se llamará ya Francisco. Pronto se les
unen otros diez clérigos, con idénticas ansias de santidad y que desprecian
frontalmente los honores, esa búsqueda de grandeza que tanto daño ha
hecho a la Iglesia en el tiempo del Renacimiento. Ahora se reparten los días
para mantener entre todos un ayuno continuo y se distribuyen las horas del
día y de la noche para mantener permanente la adoración al Santísimo
Sacramento.
Hace falta fundar en España pero Felipe II no les da facilidades. Piensa el
rey que hay demasiados frailes en el Imperio y ha dictado normas al
respecto. Regresando a Roma, insisten en el intento, consiguen nueva
confirmación del papa Gregorio XVI para cambiar los ánimos de Felipe II.
Ahora muere Adorno y Francisco Caracciolo es nombrado General. Nuevo
intento hay en el Escorial, con mejor éxito, pero hubo borrasca de clérigos
en Madrid, con suspenso. El papa Clemente VIII intercede y recomienda
desde Roma y llegan mejores tiempos con el rey Felipe III. En Valladolid
consiguió fundar casa y en Alcalá montó un colegio que sirviera para la
formación de sus «Clérigos Regulares Menores». Siguen otras fundaciones
también en Roma y Nápoles.
La fuerte actividad obedece a un continuo querer la voluntad divina a la
que no se resistió ni siquiera protestó cuando las incomprensiones y
enredos de los hombres se hicieron patentes. Vive pobre y humilde fiel a su
compromiso. Siempre se mostró delicado con los enfermos y generoso con
los pobres. Llama la atención su espíritu de penitencia con ayunos y
mortificaciones que se impone a sí mismo. Pidió se admitiese su renuncia
al gobierno para dedicarse a la oración y, aceptada, eligió para vivir el
hueco de la escalera de la casa que desde entonces es el único testigo mudo
de su oración y penitencia. El amor a Jesucristo fue tan grande que a veces
es suficiente la mirada a un crucifijo para entrar en éxtasis y el pensamiento
elevado a la Virgen María le trae a los ojos lágrimas de ternura.
Cuando sólo tiene 44 años, murió en Nápoles el 4 de junio de 1608, con los
nombres de Jesús y de María en la boca. El papa Pío VII lo canonizó en
1807. Su cuerpo se conserva en la iglesia de Santa María la Mayor de
Nápoles y la iconografía muestra a Francisco Caracciolo con una Custodia
en la mano, como símbolo del amor que tuvo a la Eucaristía y que debe
mantener su Orden para ser fiel hasta el fin del tiempo.
5 JUNIO
Bonifacio, obispo y mártir; Sancho, Florencio, Julián, Ciriaco, Marcelino,
Nicanor, Faustino, Apolonio, Marciano, Zenaida, Ciria, Valeria, Marcia,
Doroteo, Claudio, Adalaro, Lupercio, mártires; Eutiquio, obispo; Doroteo,
presbítero; Félix, monje; beato Fernando de Portugal.
5 de Junio
San Bonifacio, Obispo y mártir (c.a. 673-754)
Nació en Inglaterra hacia el 673.
Hizo su profesión religiosa en el monasterio de Exeter.
El año 719 marcho a Alemania a predicar la de cristiana, lo que hizo con
notable éxito.
Consagrado obispo de Maguncia, fundó o instauró, con ayuda de varios
compañeros, numerosas Iglesias en Baviera, Turinga y Franconia, congregó
diversos concilios y promulgó leyes.
Fue asesinado por unos paganos durante la evangelización de los frisones,
el año 754, y su cuerpo fue sepultado en la abadía de Fulda.
5 de Junio
Fernando de Portugal, mártir (beato) (1402-1443)
Hijo de Juan I de Portugal, empleaba desde muy joven sus rentas
personales en el rescate de cautivos cristianos de las manos sarracenas.
Parte en 1434, con su hermano Enrique el Navegante a una expedición
contra Marruecos, entonces en manos de una dinastía de piratas. ¿Acaso
sería una premonición sobre la situación actual? Nada nuevo hay bajo el
sol. Lo cierto es que la expedición fue un fracaso y la armada lusitana hubo
de rendirse y dejar a Fernando como garantía del pago de enormes
cantidades de dinero.
Las Cortes de Portugal, después de nueve años de negociaciones, dejaron
morir de disentería y en manos del enemigo a su príncipe. Fernando vivió
como esclavo, encadenado y obligado a los más sucios trabajos. Soportó su
desdicha con dignidad y puso su esperanza en Dios con enorme entereza,
sin renunciar a la fe ni a unos compatriotas tan olvidadizos de su terrible
suerte.
Las fuentes históricas musulmanas hablan de su vida edificante u de la
veneración que suscitaba en los más piadosos habitantes de Fez. Fernando
optó por la pobreza, castidad y obediencia, en radical fidelidad a su propia
conciencia. Su cadáver descuartizado se pudrió colgado en las torres de las
murallas.
Debiera ser patrono de los millones de esclavos que todavía quedan en el
mundo; o de los héroes olvidados por los suyos, o bien de los que son
víctimas de los vaivenes políticos. Cuando el sacerdote don Pedro Calderón
de la Barca llegó al cielo, le recibió Fernando agradecido por esa maravilla
de drama llamada El Príncipe constante.
6 JUNIO
Santos: Norberto, Claudio, Juan, Justo, Vicente, Eustorgio, obispos;
Artemio, Cándida, Paulina, Bonifacio, Amancio, Lucio, Alejandro,
mártires; Hilarión el Joven, confesor; Felipe, diácono; Marcelino
Champagnat, fundador.
6 de Junio
San Norberto, obispo (c.a. 1080-1134)
Nació alrededor del año 1080 en Renania.
Canónigo de la catedral de Colonia, una vez convertido de su vida
mundana, se sujetó a la disciplina regular y fue ordenado sacerdote el año
1115.
Se entregó al apostolado y a la predicación, principalmente en Francia y
Alemania. Junto con un grupo de compañeros, puso los fundamentos de la
Orden Premonstratense y fundó algunos monasterios.
El año 1126 fue elegido arzobispo de Magdeburgo, dedicándose entonces a
la reforma de la vida cristiana y logrando que la fe se propagase a las
regiones vecinas.
Murió el año 1134.
6 de junio
Marcelino Champagnat, fundador (1789-1840)
Marcelino Champagnat nació en Lyon (Francia), en los comienzos de la
revolución francesa, en 1789, y falleció contando cincuenta y un años, el
seis de Junio de 1840. Fundó la Orden de los Hermanitos de María, o
Maristas de la Enseñanza.
Su madre afirmó con llaneza que «lo eduqué, como a mis otros nueve hijos,
con sencillez y lejos de los caprichos; le enseñé a hablar y a rezar». En el
interior de esta afirmación se descubre la claridad de ideas y la vida recta
de su buena madre; debió influir muy notablemente en su calidad de vida
cristiana y ello estaba en los planes de Dios ya que nació en unos tiempos
nada favorables para la coherencia de la fe.
Es admirable que una persona que no sabía ni leer ni escribir llegara a ser
todo un modelo educativo.
Estudió sus tres últimos años en el seminario de Lyon; y se ordenó de
sacerdote el 22 de Junio de 1816. Al día siguiente de la ordenación marchó
con una docena de compañeros al santuario de Nuestra Señora de Fourvière
y allí se consagraron a María, naciendo el compromiso de fundar la
Sociedad de María.
Desde el principio tuvo clara la idea de la nueva fundación había de incluir
una rama de Hermanos que dedicasen su vida a la enseñanza, trabajando
con niños, principalmente con aquellos que por vivir en zonas rurales
tuviesen menos oportunidades.
Vivió la caridad de un modo exquisito polarizado con la preocupación por
instruir a la niñez y a la juventud, abierto al descubrimiento y aplicación de
nuevas fórmulas para dar respuesta adecuada a las nuevas situaciones que
se van presentando. Supo vivir su entrega a Dios poniendo remedio en
aquello que de modo muy particular impide a los hombres el aprecio de su
personal dignidad. Fue muy consciente de que la ignorancia es una de las
peores lacras que soporta la humanidad; impide el reconocimiento de la
propia dignidad, dificulta el descubrir de Dios y puede incapacitar para
abrirse a los demás, haciendo, además, a las personas fácil objeto de
manipulación por parte de los poderosos.
En menos de un siglo se extendió rápidamente por Europa el nuevo viento
con una espiritualidad y modos concretos de entrega. Luego, se traspasó a
otros continentes.
Con su canonización el día 18 de Abril del año 1999, a la caída del siglo,
por el papa Juan Pablo II, queda reconocida y actualizada su obra, su
compromiso educativo y espiritualidad. Es el reconocimiento del modo
heroico de vivir la caridad un cristiano que desborda en frutos de bien
social para todos.
7 JUNIO
Santos: Pablo, Cándido, Venancio, obispos; Licarión, presbítero; Pedro,
presbítero y mártir; Walabanso, diácono y mártir; Isaac, Habencio,
Jeremías, Sabiniano, Wistremundo, monjes y mártires; Acacio, Alderico,
Eugenia, Valentín, Juan, Tarasio, Sancho, mártires; Antonio María
Gianelli, confesor; Roberto, abad.
7 de junio
Isaac y compañeros, mártires cordobeses († 851)
En la ciudad los moros están cansados de matar; los cristianos que
conviven allí están cansados también de aguantar insolencias y de sufrir
humillaciones con peligro. Bastantes han preferido la salida y se han
instalado en los alrededores, ocupando las cuevas de la montaña donde
viven como ermitaños. Son más de los que se esperaba; casi se puede decir
que han formado un cinturón cercando la ciudad de los emires. Con
frecuencia reciben la visita de Eulogio que les conforta con la palabra clara,
fuerte y enérgica que deja en sus almas regustos de mayor entrega a Dios,
mezclada con deseos de fidelidad a la fe cristiana y a los derechos de la
patria.
Gran parte de ellos avivan en el alma deseos sinceros de perfección. Pasan
el día y la noche repitiendo las costumbres ascéticas de los antiguos
anacoretas entre la meditación y la alabanza. Las numerosas ermitas de la
montaña forman un gran monasterio que sigue la Regla de los antiguos y
pasados reformadores visigóticos Leandro, Isidoro, Fructuoso y Valerio
quienes muy probablemente recopilaron, adaptándolas, las primeras reglas
cenobíticas de los orientales recogidas por Pacomio, Casiano, Agustín y
Benito. El más importante es el Tabanense.
Estalló la tormenta con el martirio del sacerdote cordobés Perfecto que fue
arrastrado al tribunal, condenado y degollado.
Hay revuelo en la ciudad y protesta e indignación en el campo. Ha nacido
un sentimiento por mucho tiempo tapado; muchos, llenos de ánimo, se
lanzan en público a maldecir al Profeta y se muestran deseosos de morir
por la justicia y la verdad. El mismo Eulogio pretendió serenar los ánimos,
pero de todos modos sostiene que «nadie puede detener a aquellos que van
al martirio inspirados por el Espíritu Santo».
Isaac es un joven sacerdote de Tábanos, hijo de familia ilustre cordobesa;
de buena educación, conocedor excelente del árabe, hábil en los negocios,
servidor en la administración de Abderramán y de sus rentas. Pero
amargado en la casa de su amo por la insolencia de los dominantes, por su
prepotencia altanera, o quizá por escrúpulos de conciencia, decidió irse y
entrar en Tábanos donde le trató Eulogio. Ahora, indignado por la
persecución de los musulmanes, toma la decisión de presentarse al cadí con
la intención de ridiculizar la injusticia y acabar en el martirio. Simula
querer tener razones para aceptar la religión del Profeta y las pide con
ironía y sarcasmo al juez que cae en la trampa. Tan de plano rechaza ante el
público reunido la mentira del Profeta, la bajeza de la vida del mahometano
y la falsía de la felicidad prometida que, resaltando la verdad del
Crucificado, la dignidad que pide a sus fieles y la verdad del único Cielo
prometido, que, fuera de sí el improvisado y timado maestro, abofetea a
Isaac, contra la ley y la usanza. La crónica del suceso narrada por Eulogio
coincide con la versión árabe relatada en las Historias de los jueces de
Córdoba, de Alioxaní, por la que sabemos hasta el nombre del cadí, Said-
ben Soleiman el Gafaquí, que le juzgó. Abderramán II mandó aplicar el
rigor de la ley a su antiguo servidor; y para que los cristianos no pudieran
hacer de su cadáver un estandarte dándole veneración, lo mantuvo dos días
en la horca, lo hizo quemar y desparramar después sus cenizas por el río
Guadalquivir.
Eso sucedió el miércoles 3 de junio. Dos días más tarde, el mártir es
Sancho, un joven admirador de Eulogio, nacido cerca del Pirineo, que era
un esclavo de la guardia del sultán; a éste, por ser culpado de alta traición
además de impío, lo tendieron en el suelo, le metieron por su cuerpo una
larga estaca, lo levantaron en el aire y así murió tras una larga agonía; esa
era la muerte de los empalados.
Seis hombres que vestían con cogulla monacal se presentaron el domingo,
día 7, ante el juez musulmán, diciéndole: «Nosotros repetimos lo mismo
que nuestros hermanos Isaac y Sancho; mucho nos pesa de vuestra
ignorancia, pero debemos deciros que sois unos ilusos, que vivís
miserablemente embaucados por un hombre malvado y perverso. Dicta
sentencia, imagina tormentos, echa mano de todos tus verdugos para
vengar a tu profeta». Eran Pedro, un joven sacerdote y Walabonso,
diácono, nacido en Niebla, ambos del monasterio de Santa María de
Cuteclara; otros dos, Sabiniano y Wistremundo, pertenecían al monasterio
de Armelata; Jeremías era un anciano cordobés que había sido rico en sus
buenos tiempos, pero había sabido adaptar su cuerpo a los rigores de la
penitencia en el monasterio de Tábanos que ayudó a construir con su
fortuna personal y ya sólo le quedaba esperar el Cielo y, otro tabanense
más, Habencio, murieron decapitados.
En unos días, ocho hombres fueron mártires de Cristo.
8 JUNIO
Santos: Maximino, Medardo, Gildardo, Clodulfo, Gaudencio, Eutropio,
Eustolio, Heraclio, Fortunato, Guillermo, obispos; Salustiano, Sira,
Victorino, confesores; Calíopa, mártir; Mario, eremita; Sabiniano, abad.
8 de junio
Medardo, obispo (c. 456- c.545)
Los datos históricos sobre su persona y obra están en la penumbra, hay
penuria de historia fiable y, por el contrario, contamos con abundancia de
fábula. Pero nada de esto fue obstáculo para que los franceses de la Edad
Media recurrieran a él para pedir lluvia y verse libres de pedrisco, y
posteriormente toda Francia le invocara contra el dolor de muelas por
tomarle como protector contra este mal; de hecho, se le representa con una
amplia sonrisa que deja ver sus hermosos dientes, y quedó para la cultura
popular el dicho:
«ris qui est de saint Médard -
le coeur n’y prend pas grand part»
(En la risa de san Medardo -
el corazón no toma mucha parte).
Nació en Salency de padre franco y madre galorromana cuyos nombres
aportados por la imaginación posterior son Néctor y Protagia. Dicen que
estudió en la escuela episcopal de Veromandrudum, lugar que sitúan cerca
de la actual Bélgica, en donde hay recuerdos históricos para los hispanos
por la victoria de Felipe II en san Quintín -Saint Quentin- que nos valió el
Escorial. Ya como estudiante se distinguió -según las crónicas- por su
caridad limosnera dando a algún compañero famélico su comida y a un
peregrino caminante un caballo de la casa paterna.
Con estos antecedentes se ve natural que se decida por la Iglesia y no por
las armas. Se ordena sacerdote y de nuevo la fábula lo adorna con corona
de actos ejemplares, aleccionadores y moralizantes para adoctrinar a los
amigos de lo ajeno sobre el respeto a la propiedad: unos desaprensivos que
robaron uvas y no supieron luego descubrir la salida de la viña sirven para
demostrar que el pecado ciega; de los ladrones de miel en las colmenas
propiedad de otros y que fueron atacados por el enjambre saca la
conclusión que el pecado es dulce al principio, pero después castiga con
dolor; de aquel que, merodeando, se llevó la vaca del vecino y cuyo
campanillo no dejó de sonar día y noche hasta su devolución dirá que es el
peso de la conciencia acusadora ante el mal.
Y es que el tiempo de su vida entra dentro de las coordenadas del lejano
mundo merovingio. Meroveo, rey de los francos, ha prestado un buen
servicio a Roma peleando y venciendo a Atila (541), Childerico ha
comenzado a poner las bases de un reino al que Clodoveo dará unidad
política y religiosa cuando se convierta al catolicismo por ayuda de su
esposa Clotilde y del obispo Remigio, después de las batallas de Tolbías
(496) en la que venció a los francos ripuarios y alamanes y de Vouille
(507) apoderándose de los territorios visigóticos con la expulsión de los
arrianos. Ni la conversión de Clodoveo -que siempre apreció los
dictámenes de su talento político más que los de su conciencia- ni la de sus
francos consiguió un súbito cambio al estilo de vida cristiana; hizo falta
más bien la labor callada y paciente de muchos para mejorar a los reyes, al
ejército y a los paisanos.
A Medardo lo hacen obispo a la muerte de Alomer; con probabilidad lo
consagra Remigio. Y se encuentra inmerso en el difícil y cruel mundo de
restos de paganismo con resistencia a la fe; deberá luchar contra la
superstición de sus gentes, contra la ignorancia, las duras costumbres, la
haraganería, rapiña y asesinatos. A ese amplio trabajo evangelizador se
presenta Medardo con las armas de la bondad y de la comprensión más que
con el báculo, el anatema o el látigo. Por ello la fuente popular que describe
graciosamente su persona y obra la adorna, agradecida, con el aumento de
detalles que la fantasía atribuye al santo con la bien ganada fama de
bondad. Detrás de la narración ampulosa que hacen los relatos se
descubren, entre el follaje literario, los enormes esfuerzos evangelizadores
de los -sin organización aún, ni derecho- primitivos francos.
Murió en torno al año 560 y sus restos se trasladaron a la abadía de
Soissons donde le veneraron durante toda la Edad Media los ya más y
mejores creyentes francos.
9 JUNIO
Santos: Efrén Siro, diácono y doctor; Jorge, Ricardo, Maximiano, obispos;
Tecla, Mariana, Marta, Amai (o Enneim), Diómedes, Ananías, Cuadrado,
mártires; Primo, Feliciano, Vicente, mártires; Pelagia, virgen; Columba,
abad; Julián, monje; beato José Anchieta.
9 de Junio
San Efrén, diácono y doctor de la Iglesia (c.a. 306-373)
Nació en Nisibe, de familia cristiana, hacia el año 306.
Se ordenó de diácono y ejercitó dicho ministerio en su patria y en Edesa, de
cuya escuela teológica fue el iniciador.
A pesar de su intensa vida ascética, desplegó una gran actividad como
predicador y como autor de importantes obras, destinadas a la refutación de
los errores de su tiempo.
Murió el año 373.
10 JUNIO
Santos: Timoteo, Máximo, Asterio, Alejandro, Aureliano, Bardón, obispos;
Blanco, Diosdado, Arecio, Rogato, mártires; Críspulo, Restituto, Zacarías,
Getulio, Cereal, Amancio, Primitivo, Trípodes, Benjamín, Félix,
Victoriano, diáconos; Maurino, abad; Juan Dominici, cardenal.
10 de junio
Juan Dominici, cardenal († 1420)
Paula y Domingo se llamaban sus buenos padres; eran cristianos
excelentes, piadosos, pobres y muy conocidos por su honradez. Juan pidió
ser admitido en el convento en Santa María Nova y lo rechazaron; las
malas lenguas chismosas, confundiendo las cosas por pensar que el dinero
es el talismán que abre todas las puertas, ya dijeron que preveían el fracaso
porque la familia no tenía más bienes económicos que los del trabajo
diario. Siempre hubo gente así; pero en este caso estaban del todo
equivocados. La razón última del rechazo a aquella solicitud fue que los
frailes aquellos consideraron al sujeto lo menos propio para un convento de
dominicos; Juan no había acudido cuando niño a las escuelas por arrimar el
hombro en la casa de los padres: era ignorante y, además, tartamudo. Lo
intentó una segunda vez y la insistencia hizo que los frailes pasaran por alto
las dificultades y probaran sacar algo del joven de aspecto rudo y torpeza
en el decir.
Tanto empeño y tanta vocación hicieron de Juan todo un fraile en el
convento. Su noviciado fue un encuentro de la gracia de Dios y su
cooperación; el silencio, la oración y su esfuerzo le hicieron aprovechar
bien el tiempo durante el noviciado que le aseguró en su piedad sólida, le
adiestró en la obediencia y le consiguió un adelantamiento poco común en
las ciencias. Goza de un talante natural simpático, agradable y servicial. Se
dio a conocer, sobre todo, por la austeridad de su vida y el espíritu de
penitencia. Además es artista; dedica tiempo a pintar en los libros,
miniaturizando con dibujos exquisitos, escenas de la vida de Jesús.
Corona su esfuerzo con la ordenación sacerdotal. Ya puede dar marcha a su
celo por el sacrificio y por el ministerio de la predicación; pero,
desgraciadamente, dada su dificultad en la expresión, los sermones le salen
torpes y ridículos. Se siente curado de la torpeza en la dicción en Siena,
cuando lleno de tristeza, pide a la santa Catalina por amor a Dios, la
curación. Obtenida, es un ciclón con las palabras que le salen ágiles y
expeditas. Siena, Florencia, Venecia y muchas ciudades y villas de Italia le
escuchan con fruición no exenta de rencores y amenazas porque lo que
predica es la renovación de la vida cristiana y eso no siempre gustó.
Le obsesiona la idea de renovar los conventos. Su Orden está relajada como
tantas otras. Son tiempos malos. La peste de 1384 ha asolado los
monasterios; en el suyo de Santa María murieron en cuatro meses setenta
de sus frailes; el resto no se encontraba con fuerzas para vivir en el rigor
primero de la Orden. Lo eligen prior de los conventos de Santo Domingo
de Venecia, Città di Castello, el de Fabriano y otros que ansían la reforma;
es también vicario general de todos los conventos observantes del estado de
Venecia. Pero a pesar de su buen hacer, Juan se percata de que el futuro
estaba en la juventud y a ella se dedicó fundando un noviciado en Cortona;
ahora sí se podrían poner las piedras claves donde pudieran los jóvenes
apoyar el espíritu que no quiere saber de improvisaciones. También las
religiosas, sus hermanas, se benefician de la reforma en los conventos
femeninos del Corpus Domini y San Pedro Mártir, de Florencia, donde su
madre terminó sus días.
Casi podría decirse que ya fue bastante importante, por su firmeza y
proyección, la obra de este predicador y reformador dominico que antes fue
tartamudo y se hacía notar por su poca finura. Pero el santo se alegra y
sufre con las alegrías y sufrimientos de la Iglesia. Y eso le llevó a la
entrega más incondicional para el bien general. No supo ni quiso
permanecer al margen de los gravísimos problemas que tenía en su tiempo
el universo mundo católico, interviniendo muy directamente en su solución
trabajando con todas sus fuerzas.
Papas y antipapas, concilios y elecciones inválidas. Pisa y Constanza. Tres
tiaras a un tiempo. Confusión y desorden con desorientación, apostasías y
relajos. Era una pena. Tantos años, tantos apegos, tantos sufrimientos, tanta
desunión, tan gran mal. Él se puso a rezar y a hacer y a hablar con unos y
con otros, y a hacer gestiones y a conseguir compromisos y ...obispo y
cardenal ya, inicia gestiones al más alto nivel. Tres renuncias de papas y
antipapas obtuvo para poder elegir al nuevo Sumo Pontífice, que devolviera
a la Iglesia la unidad y la paz y que fue Martín V. Resultó un trabajo
intensísimo y bien hecho para utilidad de la Iglesia exento de las actitudes
propias de los «trepas» que intentan por encima de todo escalar puestos
mirando su bien personal o ampliar las esferas de influencia y poder, casi
siempre hermanadas con afán de lucro. De hecho, al leer la renuncia
pública del verdadero papa Gregorio XII, él mismo se despojó ante los
presentes de sus insignias cardenalicias, en señal de renuncia al
cardenalato, yéndose a ocupar un sitio entre los obispos, con lo que se
ponía de manifiesto la ausencia de toda intención de medrar. Si en otro
tiempo aceptó la ordenación episcopal y el cardenalato contra su voluntad
fue para estar capacitado a entrar en el círculo de la cúpula jerárquica y
trabajar por la unidad. No se limitó a contemplar o a quejarse de los males;
quiso «complicarse» la vida con todo un compromiso personal. Es lo
propio de los santos. Aún tuvo tiempo para ser legado apostólico en las
tierras de Hungría y Bohemia.
Murió humilde y santamente el 10 de junio de 1420.
11 JUNIO
Nuestra Señora de la Capilla, patrona de Jaén.
Santos: Bernabé, apóstol; Félix, Fortunato hermanos, mártires; Remberto,
Apolo, obispos; Alejo, Aleida, Juan, Teófilo, confesores; Hugo, abad;
Parisio, monje; María Rosa Molas, fundadora de las HH. Ntra. Sra. de la
Consolación.
11 de junio
San Bernabé, Apóstol (s. I )
Nacido en la isla de Chipre, fue uno de los primeros fieles de Jerusalén,
predicó en Antioquía y acompañó a Pablo en el primer viaje.
Intervino en el Concilio de Jerusalén.
Volvió a su patria, predicó el Evangelio y allí murió.
12 JUNIO
Santos: Juan de Sahagún, confesor; León III, papa; Olimpio, Anfión,
Nicolás, Esquilo, Gereboldo, obispos; Antonina, Basílides, Cirino, Nabor,
Nazario, mártires; Onofre, anacoreta; Plácido, abad.
12 de junio
Juan de Sahagún, religioso (c.a. 1430-1479)
Dentro de la catedral de Salamanca, a ambos lados del altar Mayor, pueden
rezarse oraciones ante las urnas de plata que contienen los restos mortales
de santo Tomás de Villanueva y san Juan de Sahagún. La vida y milagros
del último es la que narramos hoy.
Nace en el año 1430, o a lo más en el 1341, del matrimonio formado por
don Juan González del Castrillo y doña Sancha Martínez, cuando su padre
peleaba contra moros en tiempos de Juan II. El famoso obispo converso
Alonso de Cartagena, que entonces lo era de Burgos, lo eligió entre otros
posibles por sus buenas condiciones y lo protegió haciéndolo su paje,
ayudante de cámara, sacerdote y canónigo con prebenda de lujo. Así se
hacían las cosas entonces.
Por su propia honradez renuncia a todo lo que tiene en palacio -era una
buena base augurante de aún mejores puestos- y se dedica a la cura directa
de las almas como sencillo -era un descenso- párroco de santa Gadea, la
iglesia donde el Cid tomó tiempo atrás juramento a Alfonso VI de no haber
tenido parte en la muerte de su hermano Sancho. En la parroquia lo hizo
bien según parece, pero no la rigió demasiado tiempo.
Con veintiséis años lo vemos ahora sentado en los bancos de Salamanca
aprendiendo cánones. Vive en el colegio de san Bartolomé fundado por don
Diego de Anaya, obispo de Salamanca, para la flor y nata de los estudiantes
de la época, todos con certificación de «limpieza de sangre» que quiere
decir sin judíos ni moros en su árbol genealógico. Terminados los estudios
resulta que el gran protegido del obispo, el párroco sencillo y el simple
estudiante llama a las puertas de los agustinos y, como novicio, monda
patatas, cuida del fogón, sirve la comida a los frailes y lava sus escudillas.
Sí, parece que le iba el convento.
Pero los planes divinos llevan su curso y lo sacan del retiro recoleto. Están
pasando cosas tristes en Salamanca; son sucesos graves sin cuento; el
alboroto es muy grande y ha habido sangre por medio; todo está revuelto:
dos nobles de la familia de los Manzanos han matado a dos hijos de doña
María de Monroy, y la madre enfurecida -la llaman la Brava- ha perseguido
a los criminales hasta Portugal y ha puestos sus cabezas en Salamanca
sobre el sepulcro de sus hijos para escarmiento. Hay división, odio, peleas,
dos bandos y mucho deseo de venganza. Juan decide hacer algo por el bien
cristiano del pueblo. Sale, predica, habla con los de arriba y los de abajo,
convence, reza, visita y logra su intento de caridad cristiana. ¡Claro que
tuvo que oír de todo y soportar burlas e insultos de unos y de otros, y
desprecios y amenazas; pero la purificación bien merecía ese precio!
Todavía hoy se mantiene el recuerdo y se celebra a diario el éxito con la
plaza que lleva el nombre de la Concordia.
En Alba de Tormes tuvo problemas serios con el duque por la clara y dura
predicación que censuraba vicios de los nobles que tenían vasallos - y eso
que por el gracejo con que solía adornar sus sermones le llamaban «el fraile
gracioso»-. De Ledesma fue expulsado por cantar verdades a los señores
que abusaban de colonos y criados. Incluso las damas elegantes se
molestaban al verse retratadas en la predicación que ponía de relieve como
ofensa a Dios lo que todos sabían y de lo que nadie hablaba. Así se fue
ganando a pulso malas caras, comentarios maledicientes, repulsas,
calumnias y odios hasta el punto de morir en el convento de san Agustín,
cuando sólo tenía cuarenta y nueve años, en el 1479, y, según parece,
envenenado por la ira de una mujer a la que privó de la compañía y agasajo
de su amante convertido al buen camino en una plática predicada en la
iglesia de san Blas.
Lo canonizó el papa Inocencio XII en 1691.
Es reconocido por la predicación de la doctrina de Cristo expuesta con
claridad y valentía. Pero no lo es menos si se tiene en cuenta la devoción a
la Eucaristía; se sabía bien cuándo comenzaban sus misas, pero no cuando
acababan porque, de vez en cuando, Jesús se le aparecía en la Hostia santa
y desde allí la hablaba.
La iconografía lo representa con algunos de los muchos atributos con que
la aurea popular lo solía coronar; bien con un ciprés luminoso que le
alumbró en sus rezos, o con una cuba recuerdo del vino que multiplicó una
vez en el convento de los frailes agustinos.
12 de Junio
San Onofre, anacoreta († 400)
Si no lo hubiera encontrado el abad san Panufcio, ya moribundo, y no
hubiera escrito su vida es seguro que no conoceríamos a este personaje
originalísimo. Es un ermitaño, morador de una cueva del desierto egipcio
de la Tebaida.
Allí mismo donde la civilización faraónica había florecido siglos antes,
ahora, en las primeras centurias del cristianismo, los monjes pueblan el
despoblado y viven en solitario su intensa experiencia interior y espiritual.
A nuestra sociedad lo profundo le sabe a raro y los compromisos
definitivos o las decisiones comprometedoras de por vida no están de
moda. Onofre, sin embargo, nos ofrece un testimonio admirable de
profundidad interior capaz de abarcar todo su paso por la tierra.
Se dedicó a la oración y, después de orar, a dar buen consejo a quien se lo
requería. ¿Nada más? Y... nada menos: dejar que el alma rebose amor de
Dios para que otros puedan descubrirlo y amarlo; dejarse afectar desde el
centro de la propia personalidad por la Gracia y contagiarla a otros como la
gran curación, la gran salud, la gran salvación.
Si en la Iglesia no existieran estos absolutos testimonios del Absoluto, todo
sería aún más relativo de lo que es.
¡Estaríamos buenos!
Gracias, san Onofre, por liberarnos de relativismos estériles con tu
testimonio.
13 JUNIO
Santos: Antonio de Padua, presbítero y doctor; Ana, Juan Antípatro,
Arnobio, Pedro, Asquirón, Argénides, Belfijo, confesores; Felícula,
Aquilina, vírgenes; Fandila, Aventino, Primo, Feliciano, Concorde,
Fortunato, Luciano, mártires; Trifilio, Prisco, Ceteo, obispos; Jacobo,
monje.
13 de Junio
San Antonio de Padua, presbítero y doctor de la Iglesia († 1231)
Nació en Lisboa a finales del siglo XII. Primero formó parte de los
canónigos regulares de san Agustín, y, poco después de su ordenación
sacerdotal, ingresó en la Orden de los frailes Menores, con la intención de
dedicarse a propagar la fe cristiana en África.
Sin embargo, fue en Francia y en Italia donde ejerció con gran provecho
sus dotes de predicador, convirtiendo a muchos herejes.
Fue el primero que enseñó teología en su Orden.
Escribió varios sermones llenos de doctrina y de unción.
Murió en Padua el año 1231.
13 de Junio
San Fandila, mártir cordobés ( s. IX )
San Fandila fue un sacerdote natural de Guadix y gran catequista en
Córdoba.
Lo degollaron por su actividad apostólica entre los cristianos el día13 de
junio. Es uno de los mártires cordobeses martirizados por el Califa en su
intento de suprimir a toda persona significativa y cualificada que pudiera
mantener en los demás la fe de Cristo.
Esta fue la manera de «evangelizar» de nuevo el califato, muy propia de los
fundamentalismos de todas las épocas y nada respetuosa con la libertad de
las conciencias, ni con el respeto a la dignidad de las personas.
Sus cenizas fueron arrojadas al Guadalquivir.
14 JUNIO
Santos: Metodio, Eterio, Quinciano, Gerásimo, confesores; Valerio,
Rufino, Félix, mártires; Marciano, Fortunato, Gervoldo, obispos;
Anastasio, presbítero; Digna, virgen y mártir; Ricardo, abad; Eliseo,
profeta.
14 de Junio
Santa Digna, virgen y mártir y San Félix, mártires cordobeses ( s. IX)
Fueron martirizados en Córdoba el 14 de Junio.
Ella era una religiosa contemplativa y Félix un monje de un convento de la
capital y natural de Alcalá de Henares.
Después de degollados, sus cuerpos fueron quemados y las cenizas
arrojadas al río Guadalquivir.
Sufrieron el martirio como tantos cristianos significativos en la era de
persecución cordobesa.
15 JUNIO
Santos: María Micaela del Santísimo Sacramento, fundadora; Vito (Guy),
Modesto, Crescencia, Esiquio, Dulas, Benilde, Livia (Olivia), Leónida,
Eutropia, Felipe, Zenón, Narseo, mártires; Germana de Cousin, virgen;
Landelino, abad; beata Yolanda (Elena); Alberico, confesor; Bernardo de
Menthon, patrono de los montañeros y alpinistas.
15 de Junio
Santa María Micaela del Santísimo Sacramento, virgen (1809-1865)
Santa María Micaela del Santísimo Sacramento nació en Madrid en 1809 y
allí, al visitar el Hospital de San Juan de Dios, nació su vocación de
consagrarse a la educación de la juventud inadaptada socialmente.
El amor a Cristo en la Eucaristía fue el alma de su obra.
Fundó el Instituto de Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de
la Caridad.
Murió en Valencia, víctima de su caridad, al atender a los enfermos de
cólera, el 24 de agosto de 1865.
Fue canonizada en 1934.
15 de Junio
Santa Benilde, mártir cordobesa († 853)
Era bastante anciana ya cuando se desató en su Córdoba natal una
persecución califal contra el cristianismo de las que hacen época; nunca
mejor dicho: la gran era de los mártires cordobeses. Desde hacía dos años
no cesaban los muertos por la fe cristiana.
San Fandila, sacerdote natural de Guadix y gran catequista, fue degollado
por su actividad cristiana el 13 de Junio de este año 853 y al día siguiente
lo fueron santa Digna, religiosa contemplativa, y san Félix, monje de un
convento de la capital y natural de Alcalá de Henares. Es decir, todo
cristiano significativo estaba siendo eliminado para desarraigar la fe de
Cristo y «evangelizar» Córdoba en el espíritu del Corán.
Como los moros eran bien conocedores de las costumbres cristianas,
después de la ejecución, se quemaban los cuerpos de los mártires y sus
cenizas las esparcían en el río Guadalquivir para evitar la creación de
santuarios en las tumbas de los mártires.
Benilde, a pesar de sus muchos años, se llenó de valentía evangélica, alzó
su grito de libertad en contra de la tiranía y proclamó en voz alta que
prefería la fe a la vida y la coherencia creyente al silencio cómplice con
aquel «terrorismo de estado». Su gesto claro, generoso y valiente le costó el
cuello y también fue incinerada para desperdigar sus restos en el río.
Dicen los entendidos que las aguas del Guadalquivir bajan, desde entonces,
«contaminadas» por el único barro que, en lugar de ensuciar, fecundan a la
Iglesia andaluza: la riada del amor que no puede engañarse ni engañarnos.
No, si ya veréis como los viejos que están cerca de la Iglesia van a poder
darnos, al final, más de una lección de vida comprometida con el evangelio.
Al tiempo...
16 JUNIO
Santos: Ferreol, Ferrucio, Quirico, Julita, Aureo, Justina, mártires;
Aureliano, Cecardo, Ticón, Benón, Siminíalo, Domnolo, obispos;
Cunegunda, Mentonia, Lutgarda, Vibranda, Criscona, Juan Francisco
Regis, confesores; Armando, eremita; Bernabé, monje.
16 de junio
Juan Francisco de Regis, confesor (1597-1640)
La tensión entre los católicos y los calvinistas franceses -los que recibieron
el nombre de hugonotes-, alimentada por los intereses políticos de la Casa
de Valois y la Casa de Guisa, fue aumentando en Francia; estallará la
guerra civil en el siglo XVI y se prolongará durante el siglo XVII.
En uno de los períodos de paz en que se despierta el fervor religioso con
manifestaciones polarizadas en torno a la Eucaristía y a la Santísima
Virgen, en nítido clima de resurgimiento católico, nace Juan Francisco en
Foncouverte, en el 1597, de unos padres campesinos acomodados.
Cuando nació, ya había pasado la terrible Noche de san Bartolomé del 1572
en la que miles de hugonotes fueron asesinados en París y en otros lugares
de Francia, con Coligny, su jefe. Y faltaba un año para que el rey Enrique
IV, ya convertido al catolicismo, promulgara el Edicto de Nantes que
proporcionaría a los hugonotes libertad religiosa casi completa.
Juan Francisco decidió entrar en la Compañía de Jesús. Estaba comenzando
los estudios teológicos, cuando se declara en Touluose la terrible epidemia
de peste del año 1628. Hay abundantes muertes entre enfermos y
enfermeros hasta el punto de fallecer 87 jesuitas en tres años; y como hacen
falta brazos para la enorme labor de caridad que tiene ante los ojos, no cesa
de pedir insistentemente su plaza entre los que cooperan en lo que pueden
para dar algo de remedio al mal. Se hace ordenar sacerdote precisamente
para ello, aunque su decisión conlleve dificultades para la profesión
solemne.
Este hombre es tan de Dios que, cuando la obediencia le manda
desempeñar su ministerio sacerdotal en la región de Montpellier, se hace
notar por su predicación a pesar de que su estilo no goza del cuidado y
pulcritud que tienen los sermones y pláticas de otros predicadores. Tan es
así que, ante el éxito de multitudinaria asistencia y las conversiones que
consigue, grandes figuras de la elocuencia sagrada van a escucharle y salen
perplejos del discurso que han escuchado por la fuerza que transmite a
pesar de la pobreza de expresión. Alguien llegó a decir que «se creía lo que
predicaba». De hecho, llegó a provocar celotipias entre los oradores de
fama hasta el punto de llegar a acusarle ante su padre provincial declarando
que deshonraba el ministerio de la predicación por las inconveniencias y
trivialidades que salían de su boca. ¿Por qué el santo suscita envidia
precisamente entre los más capacitados que él? ¿Por qué la envidia de los
demás es casi consustancial al santo? ¿Cómo es posible que se dé tanta
envidia precisamente entre los eclesiásticos? Son preguntas a las que no
consigo dar respuesta adecuada.
Quiso ir al Canadá a predicar la fe; pretendía ir con deseo de martirio; hace
gestiones, lo solicitó a sus superiores que le prometieron mandarlo, pero
aquello no fue posible. Su Canadá fue más al norte de Francia, en la región
del Vivarais, donde vivió el resto de su vida. Allí fue donde se pudo
comprobar más palpablemente el talante de aquel religioso grandote y flaco
que con su sotana raída y parcheada buscaba a las almas. La región era el
reducto inexpugnable de los hugonotes que habían ido escapándose de las
frecuentes persecuciones. La diócesis de Viviers se encontraba en un
deplorable estado espiritual; la mayor parte de los puestos eclesiásticos se
encontraban en mano de los protestantes; sólo veinte sacerdotes católicos
tenía la diócesis y en qué estado. La ignorancia, la pobreza, el abandono y
las costumbres nada ejemplares habían hecho presa en ellos. Le ocupó la
preocupación de atenderles y esto volvió otra vez más a acarrearle
inconvenientes, ya que algunos que no querían salir de su «situación
establecida» le culparon ante el obispo de rigorismo excesivo y de que su
predicación -llena de sátiras e invectivas- creaba el desorden en las
parroquias; y la calumnia llegó hasta Roma desde donde le recomiendan los
jefes prudencia y le prohiben exuberancia en el celo. Creyeron más
fácilmente a los «instalados» que al santo. ¿Por qué será eso?
Si los sacerdotes estaban así, no es difícil imaginar la situación de la gente.
A pie recorre sube por los picos de la intrincada montaña, camina por los
senderos, predica en las iglesias, visita las casas, catequiza, convence y
convierte. Allí comienzan los lugareños a llamarle «el santo» y se llenan las
iglesias más grandes de gente ávida de escucharle. Organiza la caridad.
Funda casas para sacar de la prostitución a jóvenes de vida descaminada.
No le sobra tiempo. Pasa noches en oración y la labor de confesonario no
se cuenta por horas, sino por mañanas y tardes. Así le sorprendió la muerte
cuando sólo contaba él 43 de edad: derrumbándose después de una jornada
de confesonario, ante los presentes que aún esperaban su turno para recibir
el perdón. Cinco días después, marchó al cielo. Era el año 1640.
Y «si hay un santo a quien pueda invocarse como patrón de las misiones
rurales en tierras de Francia, este es san Juan Francisco de Regis», lo dijo
Pío XII.
17 JUNIO
Santos: Gregorio Barbarigo, Antidio, Imerio, Gundulfo, obispos; Basilio,
Inocencio, Félix, Peregrino, Hermias, Sabel, Ismael, Nicandro, Marciano,
Montano, Valeriana, mártires; Isauro, diácono; Avito, abad; Hipacio,
Rainiero, confesores; Julián, monje; Besarión, anacoreta; Alena (Elena),
santa.
17 de junio
Avito, abad († 530)
La lejana historia de Avito la conoce plenamente sólo Dios; los
documentos que tenemos hoy muestran el núcleo histórico de su existencia
santa, pero a falta de otros datos, los relatos posteriores hablan de él con los
adornos añadidos por la fábula y la devoción popular menos exigente con
la verdad histórica y más condescendiente con los efluvios de la piedad.
Se dice de él que nació en la zona de Orleáns, teniendo por padres a unos
cristianos pobres y que, cuando era pequeño conoció a los monjes de la
abadía de Micy que está próxima a la ciudad; llevado de la curiosidad
propia de los niños, les preguntó, quienes eran, qué hacían, por qué vivían
lejos de la gente y para qué servían. Esas preguntas, contestadas con
simpatía y desparpajo por alguno de aquellos frailes que tenía gracejo y
estaba lleno de sentido sobrenatural, dichas al alcance de una cabecita
pequeña dieron fruto con el paso de los años. Un buen día, aquella
curiosidad se convirtió en deseo de imitarlos, pero con tal gana y empeño
que el joven Avito ruega al abad Maximino o Mesmino que le admita en el
monasterio y que si no puede ser como monje, que lo admita como criado.
Está dispuesto a no dejar la puerta del convento y a morir de frío y de
hambre hasta conseguir lo que pide.
Cuentan de él que la primera época de fraile la vivió tan amable, servicial y
obediente que su sencillez y deseos de agradar a la comunidad a veces fue
considerado por algunos como una actitud que rayaba con lo estúpido.
De todos modos, el abad experimentado descubre el regalo que les ha
llegado del cielo; el abad le encomienda muy pronto el oficio de ecónomo y
pasa a ser el responsable de preparar las cosas que atañen en el convento al
alimento de los frailes; debe cuidar de que no les falte el alimento
necesario, ha de disponer el orden de las comidas, cuidar del pobre
almacén, reponer alimentos y reservar una parte para los pobres cosa en la
que siempre se mostró lleno de generosidad. Que lo hiciera bien o mal en
preparar la intendencia sólo Dios lo sabe, pero el resultado fue la continua
crítica y murmuración que provocó en los compañeros de salmos.
La situación de aparente fracaso le llevó a replantearse con mayor seriedad
sus deseos de soledad. Resuelve el asunto, después de haberlo rezado y
pensando Dios le pedía un cambio; organiza una trama nocturna
consistente en introducirse en la celda del abad, esperar a que lo rinda el
sueño y meter bajo su almohada las llaves de ecónomo, simbolizando con
ello su renuncia al cargo. Se marcha del monasterio. Ahora sí que podrá en
el bosque cercano dedicarse a la oración y penitencia a sus anchas sin
necesidad de escuchar las protestas de sus hermanos y dando cuenta al abad
de su vida de vez en cuando. Intentará imitar a los ermitaños comiendo la
yerba, raíces y frutas que encuentre por el campo.
Hizo falta el ruego de los frailes y la intervención del obispo de Orleáns
para sacarlo del retiro de Solaña y conseguir que aceptara el gobierno de la
abadía, en el año 520, después de la muerte de Maximiano. El nuevo abad
hace más con humildad y ejemplo que con mandatos; pero por su medio se
restablece la primera disciplina y se eleva el tono sobrenatural del
monasterio. Las cosas marchan bien, pero a él le sigue hormigueando en el
alma el run-run de la soledad.
Ahora será Percha, más distante y menos accesible el nuevo lugar donde
plantará su residencia entre cuevas o chozas de ramas de árboles. Allí no
será fácil que le encuentren los monjes en caso de que le busquen; ha
llevado con él a otro fraile que también tenía las mismas ansias de soledad.
Vivirán como en la primera época en la contemplación y penitencia,
metidos en el alejamiento y el silencio. Sólo que no pudo ser por mucho
tiempo porque lo descubrió el milagro de Avito: un porquero mudo desde
niño, por mandato del santo ha comenzado a hablar, y ya es imposible
hacerlo callar. Y la gente se entera ¡Adiós soledad! La noticia del hecho se
transmite y la gente acude a ver y a tocar; él catequiza, enseña, reza y hace
rezar. Vienen discípulos y, sin quererlo, no hay más remedio que fundar el
monasterio que con el tiempo llevará su nombre.
Dicen que a ruegos de Avito, llegaron a soltar en Orleáns a los presos de la
cárcel. Y además hablan del ciego curado milagrosamente; y el mismo
Lubin, el obispo de Chartres, relata la resurrección de un monje. Y con el
rey Clodomiro, el hijo de Clodoveo y Clotilde, tiene palabras de paz
intercediendo por el preso rey de Borgoña, Segismundo y su familia.
Después de muerto, refieren de él muchos milagros y le atribuyen bastantes
victorias guerreras logradas por su intercesión.
Avito terminó sus días el 17 de junio del año 530. Chateaudrum y Orleáns
se distribuirán posteriormente sus preciosas reliquias.
18 JUNIO
Santos: Marcos, Marceliano (Marcelino), Ciriaco, Paula, Leoncio, Eterio,
Germán, Paulino, Equicio, Hipacio, Teódulo, Martiria, Félix, Emilio,
Crispín, mártires; Amando, obispo; Marina, santa; Erasmo, anacoreta.
18 de Junio
Santos Marcos y Marcelino, mártires.
Son mártires y patronos secundarios de la Diócesis de Badajoz hoy
Archidiócesis de Mérida-Badajoz.
Un rayo que cayó en el castillo fue la causa del terrible fuego que
amenazaba a todas luces alcanzar el polvorín o almacenes de pólvora de la
ciudad y cuya explosión hubiera sido una catástrofe tanto en pérdida de
vidas humanas como de viviendas y bienes. El apresurado rezo a los santos
del día en aquel apuro hizo que milagrosamente se detuvieran las llamas en
la misma zona inmediatamente próxima al almacén de munición. Las
personas que se supieron protegidas por la intercesión de los santos
mártires Marcelino y Pedro pidieron a las autoridades eclesiásticas sea
oficialmente reconocida la protección de los santos que les libraron al final
de aquella terrible tormente.
Un decreto de la Sagrada Congregación de Ritos faculta al Deán y Cabildo
para elegirlos patronos menos principales de la ciudad de Badajoz. Una vez
ejecutado, es aprobado por el Obispo Juan Marín Rodezno, el 13 de junio
de 1699.
Su celebración es sólo para la ciudad.
19 JUNIO
Santos: Romualdo, Diosdado, obispos; Gervasio, Protasio, Andrés,
Gaudencio, Culmacio, Ursicinio, Zósimo, Bruno, Bonifacio, Lamberto,
mártires; Nazario, patriarca; Juliana de Falconeri, virgen y fundadora.
19 de Junio
San Romualdo, obispo († c.a. 1027)
Nació en Rávena, hacia la mitad del siglo X.
Practicó la vida eremítica y, durante varios años, recorrió diversos lugares
en busca de la soledad y fundando pequeños monasterios.
Luchó denodadamente contra la relajación de costumbres de los monjes de
su tiempo, mientras se esforzaba en adquirir la propia perfección.
Murió hacia el año 1027.
20 JUNIO
Santos: Silverio, papa; Aldegunda, Florentina, vírgenes; Macario,
Inocencio, obispos; Regimberto, Bertoldo, Mernico, confesores; Novato,
Pablo, Ciriaco, mártires; José, anacoreta; Dermot O’Hurley, Margarita
Bermingham viuda de Ball, Francisco Taylor, Ana Line, Margarita
Cltheroe, Margarita Ward y compañeros mártires ingleses, beatos.
20 de junio
Mártires ingleses (1535-1679)
Fueron hombres y mujeres, clérigos y laicos que dieron su vida por la fe
entre los años 1535 y 1679 en Inglaterra.
Ya habían surgido dificultades entre el trono inglés y la Santa Sede que
ponían los fundamentos de una previsible ruptura; el motivo fue doble: el
trono se reservó unilateralmente el nombramiento de obispos para las
diferentes sedes -lo que suponía una merma de libertad de Roma para el
desempeño de su misión espiritual-, al tiempo que ponía impuestos y
gravámenes tanto a clérigos como a bienes eclesiásticos -lo que suponía
una injusticia y merma en los presupuestos económicos de la Santa Sede-.
Luego vinieron los problemas de ruptura con Roma en tiempos de Enrique
VIII, con motivo del intento de disolución del matrimonio con Catalina de
Aragón y su posterior unión con Ana Bolena, a pesar de que el rey inglés
había recibido el título de Defensor de la Fe por sus escritos contra la
herejía luterana en el comienzo de la Reforma. Pero fue sobre todo en la
sucesión al trono, después de la muerte de María, hija legítima de Enrique
VIII y Catalina de Aragón, cuando comienza a reinar en Inglaterra Isabel,
cuando se desencadenan los hechos persecutorios a cuyo término hay que
contar 316 martirios entre laicos hombres y mujeres y clérigos altos y
bajos.
Primero fueron dos leyes -bien pudo ser la gestión del primer ministro de
Isabel, Guillermo Cecil- principalmente las que dieron el presupuesto
político necesario que justificase tal persecución: El Decreto de
Supremacía, y el Acta de Uniformidad (1559). Por ellas el Trono se
arrogaba la primacía en lo político y en lo religioso. Así la Iglesia dejaba de
ser «católica» -universal- pasando a ser nacional -inglesa- cuya cabeza,
como en lo político era Isabel. Y el juramento de fidelidad necesario
supuso para muchos la inteligencia de que con él renunciaban a su
condición de católicos sometidos a la autoridad del papa y por tanto era
interpretado como una desvinculación de Roma, una herejía, una cuestión
de renuncia a la fe que no podía aceptarse en conciencia. De este modo,
quienes se negaban al mencionado juramento -necesario por otra parte para
el desempeño de cualquier cargo público- o quienes lo rompían quedaban
ipso facto considerados como traidores al rey y eran tratados como tales
por los que administraban la justicia.
Vino la excomunión a la reina por el papa Pío V (1570). Se endurecían las
presiones hasta el punto de quedar prohibido a los sacerdotes transmitir al
pueblo la excomunión de la Reina Isabel I.
En Inglaterra se emanó un Decreto (1585) por el que se prohibía la misa y
se expulsaba a los sacerdotes. Dispusieron de cuarenta días los sacerdotes
para salir del reino. La culpa por ser sacerdote era traición y la pena capital.
En esos años, quienes dieran o cobijo, o comida, o dinero, o cualquier clase
de ayuda a sacerdotes ingleses rebeldes escondidos por fidelidad y
preocupación por mantener la fe de los fieles o a los sacerdotes que
llegaran desde fuera por mar camuflados como comerciantes, obreros o
intelectuales eran tratados como traidores y se les juzgaba para llevarlos a
la horca. Bastaba con sorprender una reunión clandestina para decir misa,
unas ropas para los oficios sagrados descubiertas en cualquier escondite,
libros litúrgicos para los oficios, un hábito religioso o la denuncia de los
espías y de malintencionados aprovechados de haber dado hospedaje en su
casa a un misionero para acabar en la cuerda o con la cabeza separada del
cuerpo por traición.
No se relatan aquí las hagiografías de Juan Fisher, obispo de Rochester y
gran defensor de la reina Catalina de Aragón, o del Sir Tomás Moro,
Canciller del Reino e íntimo amigo y colaborador de Enrique VIII, -por
mencionar un ejemplo de eclesiástico y otro de seglar- que tienen su día y
lugar propio en nuestro santoral. Sí quiero hacer mención bajo un título
general de todos aquellos que -hombres o mujeres, eclesiásticos tanto
religiosos como sacerdotes seculares- dieron su vida con total generosidad
por su fidelidad a la fe católica, resistiéndose hasta la muerte a doblegarse a
la arbitraria y despótica imposición que suponía claudicar a lo más
profundo de su conciencia. Ana Line fue condenada por albergar sacerdotes
en su casa; antes de ser ahorcada pudo dirigirse a la muchedumbre reunida
para la ejecución diciendo: «Me han condenado por recibir en mi casa a
sacerdotes. Ojalá donde recibí uno hubiera podido recibir a miles, y no me
arrepiento por lo que he hecho». Las palabras que pronunció en el cadalso
Margarita Clitheroe fueron: «Este camino al cielo es tan corto como
cualquier otro». Margarita Ward entregó también la vida por haber llevado
en una cesta la cuerda con la que pudo escapar de la cárcel el padre
Watson. Y así, tantos y tantas... murieron mártires de la misa y del
sacerdocio.
En la Inglaterra de hoy tan modélica y proclive a la defensa de los derechos
del hombre hubo una época en la que no se respetó la libertad de
conciencia de los ciudadanos y, aunque las medidas adoptadas para la
represión del culto católico eran las frecuente y lastimosamente usadas en
las demás naciones cuando habían de sofocar asuntos políticos, militares o
religiosos que supusieran traición, pueden verse aún hoy en los archivos del
Estado que las causas de aquellas muertes fue siempre religiosa bajo el
disimulo de traición. Y, después de la sentencia condenatoria, los llevaban
a la horca, siempre acompañados por un pastor protestante en continua
perorata para impedirles hablar con los amigos o rezar en paz. Así son las
cosas.
21 JUNIO
Santos: Luis Gonzaga, confesor; Eusebio, Terencio, Ursicino, Martín,
Simplicio, Raúl (Radulfo), Inocente (Inocencio), obispos; Rufino, Marcia,
Ciriaco, Apolinar, Albano, Tecla, Basilisco, mártires; Demetria, virgen;
Leufrido, abad.
21 de Junio
San Luis Gonzaga, religioso (1568-1591)
Nació el año 1568 cerca de Mantua, en Lombardía, hijo de los príncipes de
Castiglione.
Su madre lo educó cristianamente, y muy pronto dio indicios de su
inclinación a la vida religiosa.
Renunció a favor de su hermano al título de príncipe que le correspondía
por derecho de primogenitura, e ingresó en la Compañía de Jesús, en
Roma.
Cuidando enfermos en los hospitales. contrajo él mismo una enfermedad
que lo llevó al sepulcro el año 1591.
21 de Junio
San Inocente (Inocencio), obispo emeritense, confesor (s. VII)
Su vida hizo honor a su nombre.
Parece ser que su candidez y humildad jalonaron su ministerio en Mérida,
capital de la provincia Lusitana, en el tiempo de la España visigoda.
Se cuenta de él que su santidad y penitencia las ponía al servicio para
impetrar las lluvias, tan deseadas en los tiempos de sequía, presidiendo
rogativas, que siempre eran escuchadas por el Omnipotente.
Cuando lo eligieron para ser consagrado obispo, era, según se nos dice, el
último en el orden de los diáconos. Y lo consagraron para servir a la
diócesis emeritense como sucesor del gran obispo visigodo Masona que
abrió la «Edad de Oro» del episcopado de Mérida. «Después de él fue
elegido un virtuoso varón, de suma santidad y llaneza, llamado Inocencio,
cuya condición la expresa bien su propio nombre. Inocente, en verdad, y
cándido; que a nadie juzgó, a nadie condenó, a nadie enjuició; y vivió
humilde y piadoso todos los días de su vida»
Asistió al Concilio de Toledo del año 610 que preside San Leandro de
Sevilla en tiempos de Gundemaro.
Debió estar pocos años al frente de su sede.
Su fiesta es el 21 de junio.
22 JUNIO
Santos: Paulino de Nola, Adán, Nicetas, Liberto, obispos; Juan Fisher,
cardenal; Tomás Moro, Canciller y mártir; Pompiano, Galación, Heraclio,
Saturnino, Albano, Flavio, Clemente, mártires; Inocencio V, papa;
Consorcia, virgen; Lamberto, abad; Arón, eremita; Domiciano, monje.
22 de Junio
Paulino de Nola, confesor (c.a. 353-431)
Uno de los primeros santos no mártires venerados y conocidos en la
Cristiandad. Parece ser que por más que quiso ocultarse y pasar
desapercibido, tanto más se le conoció y se aireó su curiosa y poco
frecuente personalidad.
Poncio Meropio Paulino nació en Burdeos hacia el año 353, de padres que
pertenecían a la nobleza romana y recibió una educación esmerada como
correspondía a su condición. La familia de Paulino era pagana.
En el año 378, cuando ya era cónsul con sólo veinticinco años, se casó con
Terasia o Teresa, que de los dos modos se llamaba a su hermosa esposa
hispana; ella sí es cristiana.
Su tacto hábil en las cuestiones administrativas le ayudó a resolver con
acierto determinados conflictos políticos hasta el punto de hacerse
conocido por el emperador Valentiniano y ser nombrado prefecto de Roma.
Quince años se pasó recorriendo Italia, la Galia y la Hispania. En estos
desplazamientos y contactos tuvo la ocasión de tratar con eminentes figuras
de la Iglesia como fueron, entre otros, Agustín y Ambrosio. Dicen sus
biógrafos que uno y otro quedaron prendados de la formación,
desenvolvimiento, amplia visión de las cuestiones generales sobre el
mundo y la historia, de su honradez y educación.
Su encuentro con la fe cristiana fue como era de esperar a través de la
convivencia con Terasia, su esposa, de quien estaba profundamente
enamorado. La oración persistente de ella iba a ser escuchada por el buen
Dios que le puso por delante al obispo Delfín , venerado por los franceses
como santo para que sus frecuentes encuentros terminaran en bautismo
cristiano.
Luego se avivó el deseo de intimar más con Dios y de profundizar en la
vida de oración. Fue en Barcelona donde comenzó a hurgarle la idea de
vivir pobremente, vendiendo sus bienes y posesiones, dándolos a los
pobres, y renunciando a sus cargos y honores. Así fue como comenzó de
común acuerdo el matrimonio a buscar la soledad. Era el 390. La muerte de
un hijo a los ocho días de nacer acabó por decidirle a romper las últimas
amarras que le ataban a este mundo.
El obispo de Barcelona lo ordenó sacerdote en el 393. Se retiraron a la
única posesión , la de Nola, que retuvieron, junto al sepulcro de san Félix,
que tanto le había impresionado tiempo atrás, para vivir allí en soledad,
oración y penitencia el resto de sus días.
Su nombre corre de boca en boca entre la clase alta en Roma, donde era
suficientemente conocido por su anterior cargo en la Prefectura; los
murmullos son de asombro y extrañeza; en Milán, Ambrosio lo propone
como modelo ante su clero y fieles; pero el papa y del clero romano lo
miran con recelo por el hecho de haberse ordenado saltándose a la torera lo
que prescribían los cánones, aunque admiten la excusa de que la falta de
desobediencia, si la hubo en alguien, fue en el obispo que lo ordenó. Todos
estos comentarios acentuaron más la determinación de refugiarse en Nola y
esconderse para siempre de las miradas de los hombres.
Junto al sepulcro de san Félix hicieron unas pequeñas celdas para vivir en
soledad, oración y penitencia. Pero cuando parecía que se iban a cumplir
sus deseos, sucedió que se les unió gente deseosa de llevar vida solitaria,
porque Terasia y él vivían separados de común acuerdo, con continencia
voluntaria, si bien ella se ocupaba de las tareas de la casa. Poco a poco se
fueron añadiendo más celdas , todas orientadas al altar mayor de la iglesia,
y levantaron una esbelta basílica en honor del santo. La parte baja servía
para refugio de caminantes o pobres y albergue de peregrinos. Los que
habían elegido aquel tipo de vida solitaria se levantaban para cantar de
noche maitines, ayunaban con frecuencia, y cultivaban el huerto para
subsistir.
Entre rezo y canto Paulino cultivó su afición poética, destacando los
poemas natalicios, en honor de san Félix de Nola, y otros que enviaba a sus
amigos Martín, Jerónimo, Ambrosio, Sulpicio Severo, Ausonio, el
emperador Teodosio y el papa Anastasio. Él y Aurelio Prudencio están
considerados como los últimos poetas latinos.
Su forma de vida levantó comentarios para todos los gustos: mientras los
paganos lo juzgaban extravagante, los políticos juzgaron demencia su
apartamiento que privaba de sus cualidades a la sociedad; los pobres
clamaban por la pérdida de oportunidades en favores y servicios; los ricos
se quejaban y calificaban la situación como absurda y anormal quizás
porque en Paulino retirado veían señalado su apego a las riquezas. Entre
creyentes eminentes se aplaudía su retiro con un coro de alabanzas: el
popular obispo Martín de Tours ensalzará su actitud heroica al posponer las
grandezas humanas y el poder a la soledad y a la pobreza; Ambrosio de
Milán lo pondrá por modélico ejemplo de grandeza de alma cristiana;
Agustín le envió a sus mejores discípulos para que aprendieran la verdadera
virtud cristiana; finalmente, el nuevo papa Anastasio (398-401), apenas
elegido, enviará una carta a los obispos de Campaña en la que se pierde en
elogios a Paulino. También Jerónimo, el impulsor del monacato en
Occidente, será uno de los principales admiradores y panegiristas. Parece
que toda esta aureola sólo se escuchó una voz discordante: la del propio
Paulino, por el bajo concepto que tenía de sí. Es cierto que rechazó con
obstinación y fuerza que se le hiciera el retrato pedido por Septimio Severo.
Los de Nola lo eligieron obispo y siendo obispo se murió, después de que,
en el año 410, Alarico con sus visigodos se apoderara de Roma y a
continuación de Nola, y Paulino quisiera quedarse como rehén de los
vándalos en África, en el lugar del hijo de una viuda pobre. Murió, ya
devuelto en su tierra, en al 431.
Yo soy el primer descolocado por la hagiografía que acabo de escribir.
Probablemente mi esquema sobre el sacramento del matrimonio , la
consideración de su altura y profundidad dentro de la fe y de la Iglesia
como llamada a la santidad de la mayor parte de los cristianos, y también el
otro esquema que tengo sobre la posibilidad y obligación de que cada uno
se haga santo en el lugar y estado en que Dios le ha puesto, me despiste
algo más. Pero el caso es así: Paulino, pagano, cristiano, casado, sacerdote
y obispo está en los altares. Debe ser muy buen intercesor, aunque su vida
pueda ser imitada por pocos.
22 de Junio
San Juan Fisher, obispo, (1469 - 1535) y
Santo Tomás Moro, seglar, (1477 - 1535), mártires.
Juan Fisher nació el año 1469; fue hijo de un modesto mercero de Beberly,
en el condado de York (Inglaterra); estudió teología en Canbridge, fue
ordenado presbítero, por privilegio, cuando solo contaba veintidós años, y a
los treinta y cinco ya era Vicecanciller de la Universidad.
Consumado humanista, fundó los Colleges de Cristo y de san Juan, amplió
bibliotecas y fundó cátedras con la ayuda de Lady Margaret, madre de
Enrique VII. Erasmo llegó a afirmar que no había en el país «hombre más
culto, ni obispo más santo».
Fue nombrado obispo de Rochester en el año 1504, cargo que ejerció con
una vida llena de austeridad y de entrega pastoral, visitando con frecuencia
a los fieles de su grey. Se mostró como decidido apologista antiprotestante.
Mantuvo una postura firme y clara ante los proyectos de Enrique VIII sobre
su anulación matrimonial, defendiendo la validez y la indisolubilidad del
contraido con la reina Catalina de Aragón. Miembro de la Cámara de los
Lores, arremete contra ciertas medidas anticlericales y hace añadir una
cláusula fatalmente restrictiva al nombramiento de Enrique VIII como
Cabeza de la Iglesia en Inglaterra.
Su actitud le llevó a estar dos veces en la cárcel, a sufrir atentados e
intentos de asesinato y a soportar bajas calumnias.
Por su negativa a prestar el juramento de Supremacía, se le encarceló en la
Torre de Londres, le despojaron de su título episcopal y declararon a
Rochester «sede vacante».
Tomás Moro nació el año 1477, y completó sus estudios en Oxford; se casó
y tuvo un hijo y tres hijas. Ocupó el cargo de Canciller del reino. Intimo
compañero y amigo personal del rey Enrique VIII, abogado distinguido,
notable humanista de gran cultura, amigo de Erasmo, cariñoso padre de
familia, caballero simpático por su buen humor y, además católico
fevoroso. Cuando vió que era incompatible con su religión el juramento de
sumisión a Enrique como cabeza de la Iglesia en Inglaterra, presentó du
dimisión, intentando vivir una vida tranquila con su familia, sin más
complicaciones. Pero fue apresado y metido en la Torre de Londres. A
todos los esfuerzos de sus amigos para convencerle de que debía prestar su
juramento contestó sencillamente que no podía reconciliarlo con su
conciencia. Cuando su propia mujer le insiste a hacerlo por lo que ella
juzgaba que era bien para su casa, le constestó: «¿Cuántos años crees que
podría vivir en mi casa?» «Por lo menos veinte, porque no eres viejo», le
dijo ella. «Muy mala ganga, puesto que quieres que cambie por veinte años
toda la eternidad». Escribió varias obras sobre el arte de gobernar y en
defensa de la religión.
Ambos, por haberse opuesto al rey Enrique VIII en la cuestión de su
pretendida anulación de matrimonio, fueron decapitados el año 1535: Juan
Fisher el día 22 de Junio, Tomás Moro el día 6 de Julio, después de quince
meses de cárcel donde escribió «Diálogo en tiempo de tribulación». El
obispo Juan Fisher, mientras estaba en la cárcel, fue designado cardenal por
el Papa Pablo III.
Claro, la fe no es sólo una cuestión de cabeza, de saber, quiero de decir de
instrucción o de conocimiento; implica a toda la persona creyente y la lleva
a determinaciones prácticas que, en ocasiones «límite», se resuelven con la
entrega de la vida.
23 JUNIO
Santos: Juan, presbítero; Jacobo, obispo; Agripina, Zenón, Zenas, Félix,
Gotilas, Ardames, Baraclas, Moisés, Eustoquio, Gayano, Proba, Lolia,
Urbano, mártires; Aristocles, Demetriano, Atanasio, confesores; José
Cafasso, presbítero; Editrudis santa.
23 de junio
José Cafasso, confesor (1811-1860)
A pesar de no haber durado su existencia cincuenta años, llenó de fruto
espiritual y de testimonio cristiano su paso por el siglo XIX y dejó estela de
singular santidad rompedora de moldes acuñados y ejemplar para el resto
del tiempo.
Nació el 15 de enero del año 1811 en Castelnuovo Don Bosco, que
entonces se llamaba Castelnuovo d’Asti. Cristalizó su deseo de consagrarse
a Dios en los principios del verano de 1827, cuando estrenaba su juventud,
comenzando a vestir el traje talar. Hizo los estudios filosóficos y teológicos
preparatorios al sacerdocio que se le confirió el 21 de setiembre de 1833.
Las corrientes que mandaban la moda en aquellos momentos estaban
inficionadas de jansenismo y regalismo con vientos que dificultaban
fuertemente la marcha de la Iglesia. La piedad, como expresión de la fe,
estaba sofocada por un excesivo rigorismo que señalaba tanto la distancia
entre el Creador y la criatura que dificultaba la expresión genuina de la
relación con Dios visto como Padre bueno; por ello, la relación amorosa y
confiada a la que debe llevar la verdadera piedad permanecía oculta por la
rigidez estéril y el temor nocivo a Dios observado como justiciero, lejano y
extraño. Por la otra parte, la consideración regalista del poder civil en los
Estados conducía a un absolutismo regio que oscilaba entre la elección de
los obispos para las diferentes diócesis por parte del rey y la manipulación
arbitraria de los bienes eclesiásticos por parte del poder civil, mermando así
la autoridad del Papa y su libertad para el gobierno de la Iglesia y la
predicación del Evangelio. Era la consecuencia de la Ilustración.
Enmarcado en estas formas de pensamiento y de actitudes prácticas
comienza el ejercicio del ministerio sacerdotal José Cafasso. Renuncia a la
«carrera» de los eclesiásticos, desperdiciando voluntariamente las
posibilidades de subir que tuvo desde el principio por su buen cartel. Se
instala, con la intención de mejorar su formación sacerdotal, en el
"Convitto" de San Francisco de Asís, en Turín, que habían fundado en el
1817 Pío Brunone y Luis María Fortunato. Allí vivían, rezaban, se
formaban y pastoralmente se animaban jóvenes sacerdotes para bien del
Piamonte. Pero lo que comenzó con ánimos de mejora personal terminó
siendo la ocasión de su amplísimo apostolado. De alumno pasa a maestro
de teología moral y luego a rector del Convictorio por su piedad profunda,
solidez de cultura teológica y madurez ascética.
Frente a la práctica religiosa antipática y a la pastoral sacramental rigorista
imperante en su época, allí se entresacan los filones de la vida espiritual
católica de todos los tiempos. Con trazos seguros y vivos se enseña,
recuerda y habla del fin de esta vida, del valor del tiempo, de la salvación
del alma y de la lucha contra el pecado; con naturalidad se tratan las
verdades eternas, la frecuencia de los sacramentos, el despego del mundo...
y todo ello en clima de cordialidad, de sano optimismo y de confianza en la
bondad de Dios manifestado en Cristo; por eso, se adivina que la religión
ha de ser el continuo ejercicio de amor para acercarse al Dios lleno de
infinita bondad y misericordia de quien debe esperarse siempre todo el
perdón. Con formas nuevas, la piedad resulta agradable y fuente de
permanente alegría cristiana. Así se da sentido al cuidado de las cosas
pequeñas y en la misma mortificación corporal se descubre el verdadero
sentido interior que encierra en cuanto que la renuncia al gusto no es más
que liberación del amor y unión más perfecta con Dios.
Pero, además, se le llamó «el padre de la horca» y el «consejero de los
inciertos». La primera paráfrasis calificativa recuerda a los sesenta y ocho
condenados a la pena capital que asistió en el último tramo de su vida sin
que ninguno se resistiera a la Gracia, por más que -llanamente- algunos
fueran verdaderos monstruos de maldad. La segunda hace referencia a las
incontables horas de confesonario donde impartía el perdón de Dios y
aconsejaba a importantes y sencillos que decidían guardar cola para
encontrar consuelo y orientación cristiana.
Hay que resaltar la influencia que José Cafasso ejerció en san Juan Bosco,
algo más pequeño que él, cuando José era un joven y Juan un niño y
cuando, más tarde, le facilita fondos económicos para ayudarle en la obra
evangelizadora que comenzaba para el bien profesional y cristiano de la
juventud.
No se puede dejar de mencionar ni por olvido que en la tierra tuvo tres
amores: Jesús Sacramentado, María Santísima y el Papa.
Murió santamente el 23 de junio de 1860 y lo canonizó Pío XII en el año
1947.
Encontró a Dios y le sirvió en el cumplimiento ordinario del ministerio
sacerdotal, viviendo fielmente a diario -y esto es lo heroico- su entrega.
24 JUNIO
El Nacimiento de San Juan Bautista.
Santos: Teodgaro, Bartolomé, confesores; Orencio, Farnacio, Eros, Fermín,
Ciriaco, Firmo, Longinos, hermanos; Fausto, Agilberto, Agoardo, mártires;
Teodulfo, Simplicio, Gunardo, obispos; Iván, eremita.
24 de junio
Nacimiento de Juan Bautista (A.T.)
Su patria chica es Ain Karim.
La madre, Isabel, había escuchado no hace mucho la encantadora oración
que salió espontáneamente de la boca de su prima María y que traía
resonancias, como un eco lejano, del antiguo Israel. Zacarías, el padre de la
criatura, permanece mudo, aunque por señas quiere hacerse entender.
Las concisas palabras del Evangelio, porque es así de escueta la narración
del nacimiento después del milagroso hecho de su concepción en la mayor
de las desesperanzas de sus padres, encubren la realidad que está más llena
de colorido en la pequeña aldea de Zacarías e Isabel; con lógica humana y
social comunes se tienen los acontecimientos de una familia como propios
de todas; en la pequeña población las penas y las alegrías son de todos, los
miedos y los triunfos se comparten por igual, tanto como los temores. Este
nacimiento era esperado con angustiosa curiosidad. ¡Tantos años de espera!
Y ahora en la ancianidad... El acontecimiento inusitado cambia la rutina
gris de la gente. Por eso aquel día la noticia voló de boca en boca entre los
paisanos, pasa de los corros a los tajos y hasta al campo se atrevieron a
mandar recados ¡Ya ha nacido el niño y nació bien! ¡Madre e hijo se
encuentran estupendamente, el acontecimiento ha sido todo un éxito!
Y a la casa llegan las felicitaciones y los parabienes. Primero, los vecinos
que no se apartaron ni un minuto del portal; luego llegan otros y otros más.
Por un rato, el tin-tin del herrero ha dejado de sonar. En la fuente, Betsabé
rompió un cántaro, cuando resbaló emocionada por lo que contaban las
comadres. Parece que hasta los perros ladran con más fuerza y los asnos
rebuznan con más gracia. Todo es alegría en la pequeña aldea.
Llegó el día octavo para la circuncisión y se le debe poner el nombre por el
que se le nombrará para toda la vida. Un imparcial observador descubre
desde fuera que ha habido discusiones entre los parientes que han llegado
desde otros pueblos para la ceremonia; tuvieron un forcejeo por la cuestión
del nombre -el clan manda mucho- y parece que prevalece la elección del
nombre de Zacarías que es el que lleva el padre. Pero el anciano Zacarías
está inquieto y se diría que parece protestar. Cuando llega el momento
decisivo, lo escribe con el punzón en una tablilla y decide que se llame
Juan. No se sabe muy bien lo que ha pasado, pero lo cierto es que todo
cambió. Ahora Zacarías habla, ha recuperado la facultad de expresarse del
modo más natural y anda por ahí bendiciendo al Dios de Israel, a boca
llena, porque se ha dignado visitar y redimir a su pueblo.
Ya no se habla más del niño hasta que llega la próxima manifestación del
Reino en la que interviene. Unos dicen que tuvo que ser escondido en el
desierto para librarlo de una matanza que Herodes provocó entre los bebés
para salvar su reino; otros dijeron que en Qunram se hizo asceta con los
esenios. El oscuro espacio intermedio no dice nada seguro hasta que «en el
desierto vino la palabra de Dios sobre Juan». Se sabe que, a partir de ahora,
comienza a predicar en el Jordán, ejemplarizando y gritando: ¡conversión!
Bautiza a quienes le hacen caso y quieren cambiar. Todos dicen que su
energía y fuerza es más que la de un profeta; hasta el mismísimo Herodes a
quien no le importa demasiado Dios se ha dejado impresionar.
Y eso que él no es la Luz, sino sólo su testigo.
25 JUNIO
Santos: Guillermo, abad; Orosia, Lucía, Febronia, vírgenes; Galicano,
Máximo, obispos; Próspero de Aquitania, Sosípatro, Amando, Adalberto,
Emiliano, confesores; Agatón, Lucía, Diógenes, mártires; Bodoaldo,
monje; Félix, eremita; Salomón, rey de Bretaña.
25 de junio
Próspero de Aquitania, seglar († c. a. 455)
Si no fuera por sus escritos, todos marcados por la controversia
semipelagiana, y por el testimonio del historiador Gennadio no sabríamos
gran cosa de su vida que destaca por su virtud, por la perseverancia en la
lucha por la ortodoxia y por el apasionamiento por la verdad.
Parece ser que era natural de Aquitania y así se añade a su nombre, como
apellido, el de su patria y vió la luz a finales del siglo IV. Debió recibir una
buena y sólida formación y parece ser que frecuentó la compañía de los
monjes que estaban en el monasterio de san Víctor, en Marsella, al sur de
Francia. Consta que nunca entró en el mundo de los clérigos, siempre
permaneció en el estado seglar y hay indicios prudentes que llevan a pensar
que estuvo casado; de hecho, se le atribuye el «Poema de un esposo a su
esposa» en cuyo caso no habría duda sobre su estado matrimonial e incluso
se le podría aplicar la profundidad de pensamiento y las claras actitudes de
vida cristiana que en él aparecen, pero no puede afirmarse con total
seguridad por negar algún autor de peso la autoría prosperoniana del
poema.
Bien conocida es la controversia teológica suscitada en el siglo V por la
desviada enseñanza de Pelagio contraria al pensar cristiano poseído
pacíficamente en la Iglesia. La reacción de san Agustín -con toda clase de
argumentos bíblicos y teológicos- no se hizo esperar en defensa de la fe y
la sanción de los concilios de Cartago en los años 416 y 418 con la
posterior aceptación del papa parecía haber solucionado para siempre el
problema. Pero no fue así y es aquí donde entra en juego Próspero de
Aquitania.
Los monjes de san Víctor en Marsella empiezan a inficionar las Galias con
un pelagianismo camuflado que enseña el abad Casiano, escritor y teólogo,
secundado por sus monjes. Dice en sus «Colaciones» que admite la
doctrina contra los pelagianos expuesta por san Agustín y aprobada por los
concilios y los papas, pero sostiene con sus monjes que depende del
hombre la primera elección que en términos teológicos se denominará
desde entonces el «initium fidei». Este es el pensamiento teológico que en
el siglo XVI recibirá el nombre de semipelagianismo. Próspero detecta el
mal larvado y habla, y discute, y visita, y escribe a Agustín propiciando la
escritura de los tratados maduros agustinianos «Sobre el don de la
perseverancia» y «De la predestinación de los santos» que escribió, ya
anciano, el obispo de Hipona. Es toda una controversia de alto nivel. Como
es laico y su fuerza termina en su pobre persona, no cede en la verdad
teológica y marcha a Roma para implicar en la defensa de la fe al mismo
papa Celestino I que era ya un hombre avezado en este tipo de discusiones
y escribió a los obispos galos pidiendo sometimiento al magisterio de la
Iglesia recogido de san Agustín.
Se trataba de intrincadas cuestiones que, en sus matices, son para
especialistas teólogos y en las que los incautos son fácil presa al engaño.
En juego está la idea de Dios y del hombre, el valor de la Redención y la
necesidad de los sacramentos. No era poca cosa la que estaba sobre el
tapete. Había que saber conciliar la evidencia del absoluto poder de Dios,
su voluntad salvífica universal, y su absoluta libertad con la libertad del
hombre que es un ser dependiente y el papel que le concierne en su propia
salvación, correspondiendo personalmente a la gracia. Si se concedía
excesivo protagonismo a la libertad humana se llegaba al extremo
inaceptable de que el hombre puede llegar a la salvación sobrenatural por
sus propias fuerzas; si, por el contrario, se acentuaba la absoluta
dependencia del hombre con respecto a Dios, se hacía a Dios responsable
de la condenación, cosa igualmente imposible. Llegar a la expresión
técnica de la fe era cosa de preclaras inteligencias, grandes teólogos y
extraordinarios santos.
Muerto Casiano y fallecido también san Agustín, no se acabó la discusión
entre los seguidores del fraile y tuvo que ser el laico o seglar Próspero
quien mantuviera firme y alta la bandera de la ortodoxia. Que se sepa,
escribió «La vocación de todos los gentiles», «Contra el autor de las
Colaciones», «Sobre la Gracia y el libre albedrío» y «De los ingratos».
Terminó sus días el seglar Próspero siendo secretario nada menos que del
papa san León Magno y hasta se piensa que pudo poner su aportación en la
Epístola Dogmática escrita a los Orientales para exponer magisterialmente
el misterio de la Encarnación, declarando la unión Personal en Cristo
contra la herejía de Nestorio y contra Eutiques y los monofisitas las dos
naturalezas de Cristo.
Murió después del año 455, sin que se pueda aventurar con más exactitud
la fecha de su muerte en el actual estado de investigación.
Da gusto ver en el siglo V la entrega de un laico sabio y santo responsable
de su misión y puesto en la Iglesia sin renunciar al estado que Dios quiso
para él. Aunque en aquella época no se hablaba aún de «promocionar al
laicado», ni de «laicos comprometidos», se demuestra una vez más que,
para cada uno en particular, la santidad no depende del modo de ser Iglesia
en la Iglesia, sino de la fidelidad a la gracia de Dios y del esfuerzo por
poner en juego todos los dones recibidos.
26 JUNIO
Santos: Pelayo niño, Salvio, Superio, mártires; Juan, Pablo, hermanos;
Antelmo, Virgilio, Rodolfo, Constantino, Marciano, obispos; Majencio,
presbítero; Perseveranda, virgen; David, eremita; José María Escrivá de
Balaguer, fundador, beato.
26 de Junio
Pelayo, mártir (911- 925)
Su biógrafo dice que era tardo para la sonrisa; sin razón ninguna para no
creerlo, aceptamos su testimonio y hasta puede ser que al final de la
hagiografía terminemos por darle la razón.
Nacido en Galicia a orillas del Miño; solía jugar con los otros chicos en el
pórtico de la episcopal de Tuy. Era sobrino del obispo Hermogio; por eso
estudiaba gramática en la escuela junto a la catedral, donde se iba
aprendiendo el salterio día a día; también en los días más solemnes se unía
al canto mozárabe y actuaba como monaguillo en las funciones litúrgicas.
Pero aquello quedaba lejos. Ahora lo habían metido en la cárcel de
Córdoba, donde los cuerpos de sus compañeros estaban sujetos con cadenas
y grilletes; aquellos esclavos daban un hedor nauseabundo, pero a todo se
acostumbra uno; un guardia con látigo iba a por ellos para llevarlos a sus
tareas de arreglar jardines, limpiar mezquitas, atender los baños, arrimar
tierra y amontonar ladrillos para las construcciones. Al regreso contaban
que era inabarcable el trabajo que había en aquella ciudad enorme. ?A
Pelayo le habían dicho que le llevaban a ver al tío, y no le mintieron del
todo, porque vio a Hermogio que estaba en la prisión, ya enfermo y hecho
un viejo. Lo habían apresado el año anterior en la batalla de Val de
Junquera (920) y desde allí lo llevaron a Córdoba. Pelayo era su rescate
porque, al no llegar el oro, más valía un joven que un viejo.
El niño pensó que aquella situación acabaría pronto; así se lo aseguró su
tío, pero con lo enfermo que iba al pasar el Duero, nada más llegó a saberse
del obispo. Es verdad que de vez en cuando venían oleadas de prisioneros
nuevos; pero en los cuatro años que pasó en la prisión, cada día repetía al
anterior y fijaba al de mañana. Pelayo tenía permitido estar en otras
estancias mientras sacaban a los mayores para el trabajo diario; como no
había alborotado, ni dado un problema, ni se había unido a ninguna
insurrección, hasta se había ganado la confianza de sus guardianes; pasaba
bastante tiempo leyendo códices a escondidas y por la noche preguntaba lo
que o entendía a los clérigos presos. Aprendió a discutir con carceleros y
con los dueños de las casas ricas donde lo pusieron a trabajar de día; supo
atraer su simpatía y respeto. Aquel chico valía la promesa de dinero.
Comprendió la corrupción generalizada de Córdoba, que a la vez era
fortaleza, poder, arte, libros, bullicio, mercado con una gran cantidad de
gente que compraba y vendía, reía, vociferaba más que hablaba, estaba
contenta, y con frecuencia escuchaba a poetas que solían cantar las gracias
de los mancebos. Tuvo tiempo de ver la confusión moral generalizada del
lugar donde vivían hacinados los trabajadores esclavos y los presos
sometidos a condena, y allí mismo necesitó energía heroica para guardar su
pureza. Por eso decía "Dios quiera que no me vea en apuros más terribles".
Porque allí se enteró de que los altos cargos se compraban con la
prostitución de las conciencias; sí, al renegar de la religión venían sin
mucho esfuerzo las casas, los palacios con esclavos del mediterráneo o
judíos comerciantes de Alemania o de Francia, oro y tierras. Era la política
de Abderramán III, que los hacía instrumentos útiles y manejables al
cambiar de religión y prestarle infames servicios.
El joven Pelayo no cedió cuando lo llamaron a prestarlos aunque lo
llevaran con protocolo al fastuoso ambiente cortesano, donde había
alfombras y tapices, vasos de plata, aromas exóticos y guardianes
sudaneses. Iba todo bañado, limpio, elegantemente vestido y perfumado;
así lo presentaron ante el emir Abderramán III, el Victorioso, hombre
dominado por la sensualidad, aunque los historiadores lo alaben por su
corazón bondadoso. Las promesas de honor, riqueza y poder si se hacía
musulmán se quedaron pequeñas. Sus palabras: "Soy cristiano y lo seré.
Tus riquezas no valen nada. No voy a renegar de Cristo que es mi Señor y
el tuyo, aunque tú no lo quieras". Y "Atrás, perro, (echándose para atrás,
cuando intentaba tocar su ropa aquel soberano) ¿crees que soy como esos
jóvenes infames que te acompañan?". Y rezó: "Señor, líbrame de las manos
de mis enemigos".
Una catapulta de guerra lo lanzó desde un patio del alcázar hasta la otra
orilla del Guadalquivir; como aún vivía, un guardia negro le cortó la cabeza
con la espada. Era el primer cuarto del siglo X.
Su cuerpo fue trasladado a León, y más tarde a Oviedo, donde se veneran
actualmente sus reliquias en el monasterio de benedictinos que lleva su
nombre.
Los gays no se inventaron en el siglo XXI. Ni los mártires. Ya ves, Pelayo,
cuando tanto invertido de uno y otro sexo campea hoy gritando por sus
derechos, tú te quedas en la Historia como ejemplo de los que mueren por
no querer serlo.
26 de junio
Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador (1902-1975)
Hoy por hoy sólo es beato, pero con perspectivas de pasar pronto al
escalafón definitivo. Nacido en Barbastro (Huesca) en 1902. Murió en
Roma el 26 de junio de 1975. Hijo de José y de Dolores, que se habían
casado en 1898 y que tuvieron seis hijos. En 1904 cayó gravemente
enfermo y los médicos lo desahuciaron; su madre hizo la promesa
(frecuente en las familias profundamente cristianas) de llevarlo en
peregrinación a Nuestra Señora de Torreciudad donde se hallaba una ermita
accesible sólo a pie o a lomos de mula y se veneraba la talla de la Virgen
del siglo XI, para que lo salvara.
Estudió el bachillerato en Barbastro. A los dieciséis años (9 de enero de
1918) las huellas de un pie en la nieve que había dejado un madrugador
carmelita descalzo, le hicieron ver que él tenía que hacer "algo" por Dios.
Más tarde llamará "barruntos" a estos pensamientos persistentes. Dios
pedía algo y él no sabía qué era. Rezó por años pidiendo luz. Decidió
hacerse sacerdote diocesano para estar con plena disponibilidad al querer
divino sólo intuido. Alternó los estudios de Derecho en la Universidad de
Zaragoza con los de Filosofía y Teología en el seminario. Se ordenó
sacerdote el 28 de marzo de 1925.
El 2 de octubre de 1928 fundó, por inspiración divina, en Madrid, el Opus
Dei, que abre un nuevo camino de santificación en medio del mundo a
través del trabajo profesional en el cumplimiento heroico de los deberes
personales, familiares y sociales.
Se puso a trabajar con la clara intención de poner en marcha aquel proyecto
del cielo consistente en mostrar a los cristianos de a pie, de la calle, que
todos están llamados a la santidad; que no importa la situación económica,
ni la edad, ni el trabajo, ni la situación familiar, política, o social. Allí
donde estaba un cristiano, debía gestarse el santo. Valía para hombres y
mujeres, solteros, casados, viudos y sacerdotes. ¡Qué más da! Y eso había
que hacerlo siendo uno mismo santo; no era sólo un mensaje, era una
llamada a vivir santamente y a transmitir con la vida propia la vocación
universal a la santidad.
La misión encomendada era colosal, sólo limitada por la misma extensión
del mundo y por sus millones de habitantes. Aquello sólo era posible con
una profunda vida interior; hacía falta mucha oración y abundante
mortificación, con la compañía de los más poderosos de la tierra: los
enfermos de Madrid que pudieron gozar de su ministerio sacerdotal tanto
en sus casas como en los hospitales, sin excluir los de incurables e
infecciosos.
Como empezó a unírsele gente de toda clase y condición, fue viéndose
necesario darle una estructura jurídica a aquél pequeño pero prometedor
número de católicos convencidos de su vocación a transmitir a sus
contemporáneos que Dios los quería santos "de altar" en medio de las
ocupaciones normales y a través del trabajo profesional. No lo tuvo fácil.
El desarrollo de la labor que Dios quería que hiciera no tenía camino
jurídico dentro del organismo de la Iglesia. Era un proyecto universal
eminentemente laical, y hasta entonces el derecho eclesiástico se limitaba
en lo universal a la regulación de las familias clericales o de religiosos; sin
embargo, la misión que Dios le encomendaba era la de promover entre la
gente normal ,la que vive en medio del mundo y en la calle, la conciencia
viva y práctica de estar llamados a la santidad por el hecho de ser
bautizados, y, como consecuencia, comprometidos a publicar a todos sus
hermanos en la fe que no sólo era posible sino necesario pelear en el sitio
propio de cada uno por la fidelidad al Evangelio; una verdad que a pesar de
ser tan vieja como el cristianismo, estaba oscurecida en la vida práctica del
fiel y en la teórica de muchos eclesiásticos, porque el ejercicio heroico de
las virtudes , todas, era considerado como algo elitista, propio y exclusivo
de los religiosos y, si acaso, de algún clérigo.
Desarrolló una prodigiosa actividad , por más de cuarenta años, en medio
de numerosas dificultades de todo tipo, donde no faltaron incomprensiones
y calumnias; sufrió el recelo de personas , principalmente entre los
eclesiásticos no habituados a ese modo claro, exigente y recto, que lo
juzgaron muchas veces como malintencionado y en busca de inconfesables
fines; sí, las celotipias de algunos religiosos conceptuaron poco menos que
herética aquella novedad después proclamada con solemnidad por la Iglesia
como algo perteneciente al genuino ser cristiano, o vieron en el dinamismo
contagioso del Padre y de quienes le seguían unos rivales o competidores
que venían a quitarles la clientela.
Su enamoramiento de Jesucristo en la Eucaristía, la filial devoción a la
Virgen santísima y a san José, y la complicidad de los Ángeles hicieron
posible que llevara con fe, alegría y buen humor esta "persecución de los
buenos" como él la llamó. Su amor incondicional a la Iglesia le fortaleció
en formidable fidelidad frente a los errores, y, en los últimos años de su
vida, le hizo llorar como un niño por los males de quienes la maltrataban.
Hoy día el Opus Dei es una Prelatura Personal; consta de un prelado que,
asistido por su presbiterio, pastorea a decenas de miles de fieles repartidos
por los cinco continentes. Los hombres y mujeres de la Prelatura son de
toda clase y condición; se esfuerzan para ser coherentes con la fe católica
en las circunstancias personales en que cada uno está; el inalienable deber
apostólico lo lleva a cabo cada uno a la práctica en su entorno, y la
vinculación con la Prelatura se asienta por parte del fiel en el compromiso
de vivir las virtudes cristianas según el carismático espíritu laical, y por
parte de la Prelatura de prestar a sus fieles la atención espiritual personal y
colectiva necesarias, con metodología peculiar, para cumplir sus fines
sobrenaturales, siempre en perfecta comunión con la Jerarquía.
La Prelatura del Opus Dei está extendida por los cinco continentes y
cientos de miles de fieles acuden a la intercesión del beato Josemaría, que
dejó, además de sus libros La Abadesa de las Huelgas (estudio histórico-
jurídico), Camino, Surco, Forja, Amigos de Dios, Es Cristo que pasa y
numerosas Cartas, un millar de hijos suyos sacerdotes a su muerte, y...
¿sabes?, le gustaba bendecir las guitarras de los jóvenes.
27 JUNIO
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Patrona de la S.S. y de Hacienda, de
los Médicos Católicos Españoles y del Cuerpo de Sanidad Militar.
Santos: Cirilo de Alejandría, obispo y doctor; Crescente, obispo; Zoilo,
Aniceto, Crispo, Crispiniano, Benedicta, mártires; Juan, Adelino,
presbíteros; Ladislao, rey.
27 de Junio
San Cirilo de Alejandría, Obispo y Doctor (370-444)
Nació en el año 370. Practicó la vida monacal. Una vez ordenado
presbítero, acompañó a su tío, obispo de Alejandría, y el año 412 le sucedió
en su cargo.
Combatió con energía las enseñanzas de Nestorio y fue la figura principal
del Concilio de Éfeso.
Escribió mucho y sabiamente con el din de explicar y defender la fe
católica.
Murió el año 444.
28 JUNIO
Santos: Ireneo, obispo y mártir; Benigno, Gerón, Zacarías, obispos;
Plutarco, Sereno, Heráclies, Herón, Papio, Eraida, Basílides, Potamiena,
Marcela, mártires; Paulo I, papa; Vicenta, Gerosa, vírgenes; León, Sergio,
confesores; Argimiro, monje.
28 de Junio
San Ireneo, Obispo y mártir (c. a. 130-c. a. 200)
Nació hacia el año 130 y fue educado en Esmirna; fue discípulo de san
Policarpo, obispo de aquella ciudad.
El año 177 era presbítero en Lyon (Francia), y poco después ocupó la sede
episcopal de dicha ciudad. Escribió en defensa de la fe católica contra los
errores de los gnósticos.
Recibió la palma del martirio, según se cuenta, alrededor del año 200.
29 JUNIO
Santos: Pedro y Pablo, Apóstoles; Marcelo, Atanasio, mártires; Siro, Casio,
obispos; Benita, Enma de Gurk, vírgenes; Coca, abad; María, madre de S.
Marcos.
29 de junio
Pedro, Apóstol (s. I )
Creció entre el agua y la arena. Luego fue su gozo la humedad plateada y
saltarina de los peces que se agitaban en la red. Recorría las calles de
Batsaida con las cestas llenas acompañado de su padre Jonás y su hermano
Andrés para vender la pesca. También pasaron horas remendando las redes,
recomponiendo maderas y renovando las velas.
Se casó a su edad, más bien joven. Era amigo de los Cebedeos, de Santiago
y Juan, que eran de su mismo oficio. A veces, se sentaban en la plaza y,
con voz queda, comentaban lo que estaba en el ambiente pleno de ansiedad
y con algo de misterio; hablaban del Mesías veniente y de la redención de
Israel. En la última doctrina que se explicó en la sinagoga el sábado pasado
se hablaba de Él. Juan, el hijo de Zacarías e Isabel, ha calentado el
ambiente con sus bautismos de penitencia en el Jordán.
Andrés está fuera de sí casi, gritándole: ¡Lo encontré! ¡Llévame a él!, le
pidió. Y la aventura hacia el encuentro se realizó con un resultado que casi
no se puede describir por la mezcla de sorpresa, alegría y misterio; desde
entonces no se le quita de la cabeza lo que le dijo el Rabbí de Nazaret: ¡Te
llamarás Cefas! Un día se montó en su barca y desde ella habló a la gente
embelesada; luego entraron mar adentro y quiso que echara la red
precisamente cuando no había peces, pero, maravillado, observa que se
llena tanto que está para romperse, ¡milagro! Y... ¡pescador de hombres!
Lleno de entusiasmo es Pedro el capitán de los doce. Piensa que se presenta
un buen porvenir. Continúa siendo tosco, rudo, quemado por el sol y el
aire; pero él es sincero, explosivo, generoso y espontáneo. Cuando escucha
atento a Jesús que dijo algo a los ricos, tiempo le faltó para afirmar
«nosotros lo hemos dejado todo, ¿qué será de nosotros?» Oye hablar al
Maestro de tronos y piensa de repente, sin pensarlo «Seré el primero».
Aquello le mereció una reprimenda del Señor, pero es que dice unas cosas
que son tan difíciles de entender, que uno se hace un lío; el otro día le oyó
decir que eran felices los pobres y los que sufrían y los que recibían
humillaciones. Lo vió transfigurado en el monte Tabor y aquello sí que le
iba, quiso quedarse allí un buen rato. Es el fanfarrón humillado en la
Pasión. Pedro es arrogante para tirarse al agua del lago y al mismo tiempo
miedoso por hundirse. Cortó una oreja en Getsemaní y luego salió
huyendo. Es el paradigma de la grandeza que da la fe y también -sin
tapujos- de la flaqueza de los hombres. Se ve en el Evangelio descrita la
figura de Pedro con vehemencia para investigar; protestón ante Cristo que
quiere lavarle los pies y noble al darle su cuerpo a limpiar. Es el primero en
las listas, el primero en buscar a Jesús, el primero en tirar de la red que
llevaba ciento cincuenta y tres peces grandes; y tres veces responde que sí
al Amor con la humildad de la experiencia personal.
Ahora es Papa infalible sobre corderos y ovejas porque lo cambió Jesús a
pastor. Con el Espíritu Santo, después de aquél pentecostal huracán celeste,
va por las plazas y calles en Jerusalén, y de pueblo en pueblo, contando la
vida de Jesús de Nazaret, lo que enseñó y lo que hizo, afirma que murió en
la cruz y está vivo, asegura que él lo ha visto; dice estas cosas en la casa del
amigo, junto al fuego, y en el pórtico del templo. Crecido el pequeño
aprisco primero y con muchos más peces en la red, en un concilio
determina lo que es bueno para todos.
Roma no está tan lejos. Está hablando a los miserables y a los esclavos
prometiendo libertad para ellos, hay esperanza para el enfermo y hasta el
pobre se llama bienaventurado; los menestrales, patricios y militares...
todos tienen un puesto; ¿milagro? resulta que todos son hermanos. Y saben
que es gloria sufrir por Cristo.
Nerón, el monstruo humano, se divierte con incendio y lira en mano. Para
no ser acusado, desvía el golpe mirando a los cristianos. Sí, son ellos los
enemigos del pueblo y del género humano, son ellos los incendiarios.
Decreto, sangre y muerte. En la cárcel Mamertina está encerrado, sin
derechos; no es romano, es sólo un judío y es cristiano. Comparte con el
Maestro el trono: la cruz, cabeza abajo.
En el Vaticano sigue su cuerpo unificante y venerado de todo cristiano.
29 de junio
Pablo, Apóstol (s. I )
Dejó escrito: «He combatido bien mi combate; he terminado mi carrera; he
guardado la fe. Ahora me está reservada la corona de justicia que Dios,
justo juez, me dará en su día; y no sólo a mí, sino a todos los que aman su
venida».
Y fue mucha verdad que combatió, que hizo muchas carreras y que guardó
la fe. Su competición, desde Damasco a la meta -le gustaba presentar la
vida cristiana con imágenes deportivas- no fue en vano, y merecía el podio.
Siempre hizo su marcha aprisa, aguijoneado con el espíritu de triunfo,
porque se apuntó, como los campeones, a los que ganan. En otro tiempo,
tuvo que contentarse con guardar los mantos de los que lapidaban a
Esteban. Después se levantó como campeón de la libertad cristiana en el
concilio que hubo en Jerusalén. Y vió necesario organizar las iglesias en
Asia, con Bernabé; ciega con su palabra al mago Elimas y abre caminos en
un mundo desconocido.
Suelen acompañarle dos o tres compañeros, aunque a veces va solo. Entra
en el Imperio de los ídolos: países bárbaros, gentes extrañas, ciudades
paganas, caminos controlados por cuadrillas de bandidos, colonias de
fanáticos hebreos fáciles al rencor y tardos para el perdón. Antioquía,
Pisidia, Licaonia, Galacia. Y siempre anunciando que Jesús es el hijo de
Dios, Señor, Redentor y Juez de vivos y muertos que veinte años antes
había ido de un lado para otro por Palestina, como un vagabundo, y que fue
rechazado y colgado en la cruz por blasfemo y sedicioso.
Los judíos se conjuraron para asesinarle. En la sinagoga le rechazan y los
paganos le oyen en las plazas. Alguno se hace discípulo y muchos se
amotinan, le apedrean y maldicen. Va y viene cuando menos se le espera;
no tiene un plan previo porque es el Espíritu quien le lleva; de casi todos
lados le echan.
Filipos es casi-casi la puerta de Europa que le hace guiños para entrar; de
allí es Lidia la primera que cree; pero también hubo protestas y acusaciones
interesadas hasta el punto de levantarse la ciudad y declararlo judío
indeseable haciendo que termine en la cárcel, después de recibir los azotes
de reglamento. En esta ocasión, hubo en el calabozo luces y cadenas rotas.
Tesalónica, que es rica y da culto a Afrodita, es buena ciudad para predicar
la pobreza y la continencia. Judío errante llega a Atenas -toda ella cultura y
sabiduría- donde conocen y dan culto a todos los diosecillos imaginables,
pero ignoran allí al Dios verdadero que es capaz de resucitar a los muertos
como sucedió con Jesús.
Corinto le ofrece tiempo más largo. Hace tiendas y pasa los sábados en las
sinagogas donde se reúnen sus paisanos. Allí, como maestro, discute y
predica.
El tiempo libre ¡qué ilusión! tiene que emplearlo en atender las urgencias,
porque llegan los problemas, las herejías, en algunas partes no entendieron
bien lo que dijo y hay confusión, se producen escándalos y algunos tienen
miedo a la parusía cercana. Para estas cuestiones es preciso escribir cartas
que deben llegar pronto, con doctrina nítida, clara y certera; Pablo las
escribe y manda llenas de exhortaciones, dando ánimos y sugiriendo
consejos prácticos.
En Éfeso trabaja y predica. Los magos envidian su poder y los orfebres
venden menos desde que está Pablo; el negocio montado con las imágenes
de la diosa Artemis se está acabando. Las menores ganancias provocan el
tumulto.
Piensa en Roma y en los confines del Imperio; el mismo Finisterre, tan
lejano, será una tierra bárbara a visitar para dejar sus surcos bien
sembrados. Solo el límite del mundo pone límite a la Verdad.
Quiere despedirse de Jerusalén y en Mileto empieza a decir «adiós». La
Pentecostés del cincuenta y nueve le brinda en Jerusalén la calumnia de
haber profanado el templo con sacrilegio. Allí mismo quieren matarlo;
interviene el tribuno, hay discurso y apelación al César. El camino es lento,
con cadenas y soldado, en el mar naufraga, se producen vicisitudes sin
cuento y se hace todo muy despacio. La circunstancia de cautivo sufrido y
enamorado le lleva a escribir cartas donde expresa el misterio de la unión
indivisible y fiel de Cristo con su Iglesia.
Al viajero que es místico, maestro, obrero práctico, insobornable, valiente,
testarudo, profundo, piadoso, exigente y magnánimo lo pone en libertad, en
la primavera del año sesenta y cuatro, el tribunal de Nerón. Pocos meses
más tarde, el hebreo ciudadano romano tiende su cuello a la espada cerca
del Tíber.
30 JUNIO
Ss. Protomártires de la Iglesia Romana.
Santos: Marcial (Marciano), Beltrán, obispos; Cayo; Lucinia, Emiliana,
Donato, mártires; Ostiano, Teobaldo, Alrico, Alpiniano, Andrónico, Apolo,
confesores; Cayo, presbítero; León, subiácono; Agabo, profeta.
30 de Junio
Santos Protomártires de la Santa Iglesia Romana (c. 64)
Tanto el historiador pagano Tácito, en su obran Annales, como el Papa
Clemente, en su Carta a los Corintios, testifican que muchos cristianos
sufrieron martirio en medio de indecibles tormentos con la persecución
desencadenada por el emperador Nerón después del incencio de Roma, en
el año 64.
1 JULIO
Santos: Aarón (hermano de Moisés), Anastasio, Basilio, Domiciano
abades; Cayo, presbítero; Rumoldo, Casto, Secundino, Julio, mártires;
Regina (Carolina), Simeón, Teobaldo, Teodorico, confesores; Galo,
Hilario, Arnoldo, Leoncio, Martín, obispos; Ester, reina.
1 de julio
Simeón el Loco, anacoreta (522-c.a. 590) (¿)
Reza el refrán castellano que "cada maestrillo tiene su librillo" refiriéndose
a los modos diversísimos de enseñar a los demás lo que cada uno sabe.
Luego, la ciencia pedagógica se encarga de proponer a los pedagogos la
mejor manera de transmitir el saber en cada una de las materias, dictando
normas y diciendo lo que se puede y lo que no se puede hacer para
conseguir que los alumnos aprendan más y los maestros desperdicien
menos su energía y su tiempo. Incluso se necesitan títulos, diplomas, cursos
bien aprovechados, conocimientos de técnicas para programar, concretar
objetivos, distribuir por tiempos y evaluar los resultados para llegar a ser un
excelente maestro e incluso conseguir un puesto de trabajo. Así hemos
complicado las cosas hoy. Simeón, como vamos a ver, rompió los
esquemas de la pedagogía de todos los tiempos. Se le cataloga como
anacoreta y lo que cabe esperarse de tal sujeto es el retiro en el desierto, la
vida de oración y la ascesis de la penitencia; con todo ello, el solitario da
testimonio y buen ejemplo que estimula al resto de los mortales creyentes a
ser menos egoísta, más piadoso y también mejor dispuesto a hacer el bien
al prójimo con quien convive. De esta manera vivió treinta años Simeón,
pero se salió de anacoreta y se convirtió voluntariamente en Loco.
Nació en Emesa el año 522. A los treinta años se fue a la parte del desierto
donde el abad Nicon tenía sus dominios, ayudando a sus monjes en la
entrega y recordándoles los compromisos adquiridos. Pasados treinta años
de soledad, oración y penitencia decide dejar el retiro para convertirse en su
pueblo en el estrafalario loco que entre risas, chanzas, lloros, brincos,
gritos, gracias, amenazas, consejos, chistes, conducta de lunático y
actitudes de escándalo para los buenos, acaba siendo la conciencia moral
del pueblo. Y es que Simeón no quiso ser un santo de cliché, ni de
esquema. Ni siquiera quiso enseñar el Evangelio como mandan los
cánones; tuvo su estilo y, poniéndolo en práctica, consiguió, siendo Loco,
hablar del Reino. No es la leyenda, la imaginación o la fábula la que nos
presenta su imagen; es un personaje bien definido en la época, en la
geografía y en el modo razonado de actuar del modo menos razonable que
se pueda pensar; veinte años después de muerto, el obispo de Chipre,
Leoncio, escribió su vida y milagros bien probados que le contó el diácono
Juan, de Emesa, entre Damasco y Antioquía, que supo ver con los años la
santidad de este Simeón Salo -así dice loco en sirio- que se propuso jugar
con el mundo y reírse de él.
Comenzó su hazaña en la Edesa que le vió nacer en otro tiempo,
arrastrando a un perro muerto que encontró en el basurero próximo,
atándole una pata al ceñidor de esparto de su hábito, corriendo y gritando
por el pueblo y llevando tras de sí una bulliciosa nube de chiquillos que
gritaban al unísono entre risas y burlas persiguiendo al monje que se
comportaba de tal guisa y que extrañó tanto a los serios del pueblo. El
primer domingo no hace otra cosa que tirar nueces a las velas del altar con
el acierto de apagarlas, y cuando se indignaron el presbítero y sus
feligreses, se subió al púlpito y tiró las que le quedaban a las mujeres
piadosas del templo. Volcó las mesas de los vendedores de bollos y
repostería para la ofrenda del culto, consiguiendo una buena paliza.
Contratado para vender verduras por un tabernero, repartió entre los pobres
la mercancía y dijo al de los vinos que "le había encargado a Dios le
guardara su dinero"; reñía entre seriedad y risas a los borrachos diciéndoles
que arruinaban su vida, mientras él bebía un vaso de buen vino; los clientes
ríen sus ocurrencias y se preocupan con sus ridículas máximas de chiflado
por lo que el negocio no le disminuye al tabernero; pensando los dueños
que quizá no estuviera tan loco el Loco abad, decidió Simeón inventar otra
locura que le evitara una posible racha buena: estando dormida la dueña,
entra en su habitación, comienza a desnudarse, grita la señora y rueda las
escaleras hasta la calle por los mamporros que le propina el tabernero. Vive
en una cueva, la suciedad y el desaliño son ahora su propiedad, pero pasea
por el pueblo adornado con ramas de palmera en la cabeza y colgantes de
uvas y de ajos; así va a la plaza del pueblo predicando conversión; el Loco,
entre risas y saltos, se retuerce como un reptil por el suelo, con los puños
cerrados amenaza destrucción, para la gente es un cínico y lunático, simple,
loco o brujo. Para que no quepa ninguna duda de su maldad, a las mozas
peligrosas por su belleza las deja con los ojos estrábicos, aunque las vuelve
guapas de nuevo si dejan que les bese los ojos tuertos, permitiendo se les
aproxime con su rala y sucia barba. No se sabe cómo, pero no le faltan
cinco sueldos para organizar mesa y comida para pobres en la plaza del
pueblo; si alguien pensó que eso era cosas de buenos, pregunta a las de vida
alegre si aceptan su amistad y así se ve que es para vicio su dinero (quizá
quepa reseñar que algunas de ellas terminaron en convento). Como dijeron
que no probaba bocado en la Cuaresma, apareció a la salida de la Iglesia un
Jueves Santo devorando -que no comiendo- medio cordero. Busca
ocasiones de infamia, aceptando la calumnia de una criada joven
embarazada de ser el padre de lo que lleva en su seno; a la hora del parto
confesó la pobrecilla a su señora la mentira, descubriendo la estrategia del
Loco que la cuidó con esmero todo el tiempo del embarazo, como si verdad
hubiera sido su aserto.
¿Por qué el santo decidió ser Salo dejando de ser cuerdo? Cuando era
anacoreta, se acostumbró a la pobreza, no le costaba ser casto, le importaba
poco la soledad, no le escocía la falta de sueño, el trabajo era normal,
comer yerbas cocidas no tenía más interés, el calor, el frío y la penitencia
dura no le metían en el lecho. Todo era poco por Cristo; Él merecía más de
eso. Pero la soberbia, el amor propio, el orgullo, la fama era otro cuento;
que le dijeran "santo" le daba gozo y que le llamaran "penitente
observante" le traía consuelo; sí, de novicio, de profeso, de asceta
consagrado... siempre tenía serpeando la soberbia enredada en su cuerpo.
Amando a Dios tanto, pensó que era preciso reírse de sí, del mundo y llegar
al desprecio. La locura era buen recurso para limpiar el desierto del orgullo
que bajo capa de santo se puede encerrar en el anacoreta de su tiempo,
porque parecía intentar batir récords de hambres y querer superar marcas de
penitencias anteriores. Para hacer el bien, sin peligro de que le llamaran
"bueno", la locura fue el remedio cierto; así podía aparecer como frívolo,
malo, juerguista, pecador, tonto, necio, Loco o Salo que es lo mismo.
Si, además, a Dios le gustó el trabajo de su bufón risueño, profeta,
taumaturgo, excéntrico escandaloso, payaso que sompía el envaramiento
tieso de los creyentes premiándolo con milagros ¿qué "peros" podremos
ponerle al método pedagógico de Simeón Salo?
2 JULIO
Santos: Proceso y Martiniano, Adiosdado, Aristón, Crescenciano,
Eutiquiano, Urbano, Juvenal, Longinos, mártires; Suituno, Odón, obispos;
Ciro, Francisco de Jerónimo, Bernardino Realino, Juan Maunoir, Antonio
Balducci, confesores.
2 de julio
Proceso y Martiniano, mártires (s. I )
Debió ser muy ejemplar la presencia de los Apóstoles Pedro y Pablo en la
prisión romana cuando se aproximaba su martirio. Habían empleado bien el
tiempo para la extensión del Evangelio. Tanto el mundo judío como los
gentiles habían tenido ya noticia de la Buena Nueva de la Salvación,
quedaba organizada la Iglesia en sus elementos más firmes y estaban
presentes ya en el mundo los que continuarían hasta que el Señor de la
Historia decida el fin de la presencia del hombre sobre la faz de la tierra.
Ellos intuyen que está próximo el fin de su carrera; el propio Pablo lo deja
por escrito en sus cartas. Sólo queda recorrer la recta final.
El Martirologio Romano, así como el de Beda, Usuardo y Adón consignan
en sus listados de mártires a Proceso y Martiniano. Resumen la entrega de
su vida por Cristo presentándolos como dos de los principales carceleros
que tenían la misión de custodiar la cárcel Mamertina de Roma en tiempos
de Nerón y del encarcelamiento de los Apóstoles previo a su martirio.
Sin ser muy explícitos sobre su existencia, la áurea de los siglos adornó con
posibilidades lo desconocido de su vida, constituyéndolas en catequesis
devota. Se les presenta como soldados probablemente zafios, algo brutos y
más que ensombrecidos por la escoria de la sociedad que tienen que
soportar cada día en aquella cárcel pestilente. Debió resultarles extraña la
presencia de aquellos dos presos que no aúllan ni vociferan como los
demás; no insultan ni blasfeman, no maldicen ni amenazan. Más bien les
pudieron parecer faltos de razón o trastornados por la sencillez y
ensimismamiento que por tanto rato mantenían; y a lo que no encontraban
ninguna explicación era a la atención que prestaban a sus compañeros de
prisión a los que intentan consolar, atendiéndoles como pueden; hasta han
visto que les daban de su comida y que han ayudado a moverse a los que ya
ni eso pueden. Y les hablan de bondad, de vivir siempre, de resurrección.
Un judío, Cristo, les dará la libertad y la salud. Alguno parece que les
escucha con especial atención y lo incomprensible es que con la última
remesa de presos que ha llegado por haber incendiado nada menos que la
ciudad de Roma, ha cambiado el tono de la cárcel donde empiezan a oírse
cantos y hasta sonrisa en los labios resecos por la fiebre, el contagio y el
temor.
Los dos carceleros comienzan prestando atención a lo que dicen y terminan
acercándose a recibir, en susurros y casi a escondidas, instrucción. Una luz
del cielo se les ha encendido dentro; piden ser discípulos, quieren recibir el
bautismo y se ofrecen como sustitutos de sus puestos dejándoles abierta la
prisión. Una fuente de agua brota de la piedra, signada por Pedro con la
cruz, para poder administrar el bautismo a ellos y a otros cuarenta y siete
más. Esa es la fuente que desde entonces da agua milagrosa a quien quiere
beberla para remedio de algún mal.
Sabedor el juez Paulino de lo sucedido les llama al orden, animándoles a
dejar lo que incautamente han abrazado e instándoles a ofrecer culto y
reconocimiento a los dioses de siempre. Pero nada puede remover su
decisión y, después de escupir la estatua de Júpiter, son azotados y
atormentados con la pena del fuego en la que no se sabe cómo el juez se
queda ciego, es poseído del demonio y muere en tres días. A los dos que
fueron carceleros les cortaron la cabeza en la Via Aurelia, fuera de los
muros de la ciudad, el día 2 de Julio, dejando sus cuerpos a los perros.
Dicen que la piadosa Lucina -matrona que nunca falta en la recogida de
cuerpos de mártires- los mandó levantar y dar sepultura en su propiedad
hasta que pudieron trasladarse a la iglesia que construyó en su honor.
Valga la historia posible de Proceso y Maximiano para ayudarnos a sus
lectores, si no a investigar si en todos los puntos fue verdad, al menos para
fortalecernos en los valores que no fallan y que ellos supieran elegir frente
a la quincallería de esta vida.
3 JULIO
Santos: Tomás, Apóstol; Anatolio, patriarca; Beltrán, Cresto, Dato,
Eusebio, Germán, obispos; Dartina, Heliodoro, confesores; Eulogio,
Jacinto, Marcos, Muciano, Mustiola, Ireneo, mártires; León II, papa.
3 de Julio
Santo Tomás, Apóstol (s. I)
Por los Evangelios conocemos su incredulidad ante el hecho de la
Resurrección de Jesús testificada por el resto de los Apóstoles. El mismo
Señor disipó sus dudas. Poco conocemos de su actividad apostólica
posterior; parece que predicó en la India donde fue martirizado. Desde el
siglo VI se celebra el día 3 de Julio el traslado de su cuerpo a Edesa.
3 de Julio
San Heliodoro, obispo († 407)
Es contemporáneo y amigo de San Jerónimo. Como él, natural de
Dalmacia. Acompaña al bíblico doctor en sus correrías por Jerusalén y
Belén, viviendo como anacoreta en el desierto de Judea, dedicados al
estudio y a la traducción de los textos sagrados. Enterado de la muerte de
su hermano, Heliodoro retorna a Italia donde cuida de su familia e instruye
a su pequeño sobrino en la vida cristiana. San Jerónimo le advierte de los
peligros del dinero y las riquezas, si acepta la herencia paterna y conculca
el voto de pobreza; pero los temores eran infundados: la caridad de
Heliodoro es mayor que sus muchos bienes; asegurado el digno sustento de
sus familiares lo demás tiene como únicos dueños a los pobres. La
comunidad de Aquileya le elige obispo y Heliodoro resulta un campeón de
la verdad y de la interpretación bíblica en contra de tanta herejía, junto a
san Ambrosio de Milán o a su entrañable Jerónimo.
4 JULIO
Santos: Isabel, Reina de Portugal, Valentín de Berriochoa, obispo y mártir;
Alberto, Albino, Antonino, Asclepia, confesores; Aureliano, Laureano,
Teodoro, Ulrico, obispos; Elías, Flaviano, Jocundiano, Inocencio, Sebastia,
Nanfanión, Lucitas, mártires; Procopio, abad; Berta, eremita; Oseas, Ageo,
profetas.
4 de Julio
Santa Isabel de Portugal (1271- 1336)
Fue hija del rey Pedro III de Aragón (España). Nació el año 1271. Casó con
el rey de Portugal y tuvo dos hijos. De la oración obtuvo fuerzas para
soportar grandes dificultades y tribulaciones provenientes en gran parte de
su propio marido y de sus hijos. Muerto su esposo, vivió como terciaria
franciscana y distribuyó sus bienes entre los pobres. Murió en el 1336
cuando intentaba restablecer la paz entre su hijo y su yerno.
5 JULIO
Santos: Antonio María Zacarías, presbítero; Agatón, Trifina, Atanasio,
Basilio y compañeros, mártires; Cirila, Aroa, Lucía, Domicio, Doctrino,
Filomena, Juan, Simeón, mártires; Marta, Probo, Gracia, Esteban, Tomás,
Trófima, Valeio, Zoe, mártires.
5 de julio
Antonio María Zacarías, presbítero (1502-1539)
Nació en Cremona en el año1502, precisamente en la Italia septentrional,
situada en la región de Lombardía, junto al río Po, sede episcopal, con su
imponente catedral románica, construida entre 1107 y 1490 que posee en
sus paredes interiores frescos de Boccaccio Boccaccino, creador de la
escuela de pintura cremanesa.
Estaba cantada la reforma seria que necesitaba la Iglesia y los que
mandaban pasaban el tiempo discutiendo si en la "cabeza" o en los
"miembros", sin llegar a poner remedio; eran tiempos de urgencias y debían
brotar, como así fue, gentes de fuego. La madre de Antonio María,
Antonieta Pescaroli, enviudó pronto y no quiso contraer nuevas nupcias
para dedicarse enteramente a la educación de su hijo. De ella aprendió
virtudes y escuchó consejos; sobre todo, se trataba del trato con la Virgen,
del respeto a la Eucaristía; aprendió el valor de la pureza y vivió con
dignidad la virtud de la pobreza.
Cuando creció quiso ser primero médico y con esa intención inició sus
estudios; pero pronto nació en él la inquietud de hacer por las personas algo
más de lo que haría con los potingues y medicinas; piensa si podría
contribuir a curarlas por dentro, rondándole por la cabeza el cosquilleo de
la vocación sacerdotal como cosa posible. Pero, si ha de ser sacerdote, se
plantea que debe ser al estilo de San Pablo, porque en su época no sólo las
costumbres necesitan reforma, la misma doctrina está necesitada de firmeza
y concreción. Su preparación al sacerdocio cobra esa dimensión paulina,
siendo las cartas neotestamentarias del Apóstol de las Gentes su libro de
estudio y de oración constante para aprender en las fuentes reveladas lo
genuino del ser y del apostolado: libertad, gracia, cuerpo místico, locura
por Cristo crucificado, sentido instrumental y de medio que tienen los
bienes terrestres. Con ese bagaje intelectual y moral entró decidido en el
sacerdocio y, con el orden sacerdotal, nace un reformador.
Sólo once años de vida presbiteral, pero Dios quiso que fuera fecunda. Ve
como una necesidad imperiosa transmitir a los hombres de su época -
metida hasta los huesos en la exaltación de los valores humanos y en la
exaltación de la razón- la ceguera que comporta la fe y la locura de la cruz.
Y a ello va a dedicar sin escatimar esfuerzos su existencia. La
contemplación de la pasión y muerte del Señor, el amor a la Eucaristía y la
adoración continua al Santísimo Sacramento serán el eje de su actividad
apostólica renovadora.
Fundó en Milán la asociación que recibe el nombre de Clérigos de la
Congregación de san Pablo, aunque popularmente se les conocerá luego
por los "barnabitas", tomando el nombre de la sede definitiva a partir del
año 1545, y que fue aprobada por el papa Clemente VII en el año 1533.
Tuvo por colaboradores de primera hora al sacerdote Bartolomé Ferrari y al
laico Jacobo Morigia, quienes, animados por el espíritu del fundador y
queriendo imitar a san Pablo, mueven y remueven a la gente haciéndose
notar pronto en Milán por su austeridad y espíritu de mortificación; no les
será cómodo; llegó la comitiva de lámparas que, como procesión,
acompañan al cortejo de las obras de Dios: calumnia, difamación,
descontento y la protesta por parte de quienes no quieren salirse de la torre
de marfil que para vivir se han fabricado y en la que se encuentran
cómodamente instalados. A la actividad que desarrollan la califican de
"excentricidad", a la doctrina que exponen "herejía" e "hipocresía" a su
estilo de vida. Los ánimos se encrespan bastante y los que están
descontentos denuncian a la nueva criatura que acaba de nacer en la Iglesia
ante las autoridades de Cremona; menos mal que aquello les valió para que
el papa Paulo III los tomara bajo la jurisdicción directa de la Santa Sede.
La actividad de Antonio María llega también a la reforma de las mujeres.
Transformó en monasterio de religiosas la fundación que había hecho la
condesa Luisa Torrelli de Guastala con el buen propósito de ayuda a la
mujer; tomaría el nombre de Angelicus y del mismo modo le daría su
aprobación el papa Paulo III. Fiel al espíritu paulino, les procuró una fuerte
instrucción religiosa para que pudieran ser capaces de una verdadera y
duradera reforma. Cuando pasen años, será el mismo Carlos Borromeo
quien afirmará que dicho monasterio es la joya más preciosa de su mitra.
Y llega su labor al mundo de los seglares, de los laicos. Consciente por
propia experiencia personal de la importancia que tiene para trasformar el
mundo la vida cristiana, laboriosa y honesta de la familia, hizo una tercera
fundación para los casados que, con formación seria intelectual y recia en
lo ascético, se capacitaran para transmitir, como por ósmosis, el espíritu
cristiano a la sociedad por medio de la institución familiar.
Las "Cuarenta horas" de adoración continuada al Santísimo Sacramento, y
el recuerdo de la Pasión y muerte del Señor al toque de campanas del
medio día son costumbres seculares cristianas que tienen su origen o se
potenciaron por la actividad del santo que tenía apellido de profeta.
Murió en Cremona el 5 de Julio de 1539 y lo canonizó León XIII, en 1890.
Posiblemente, aunque de esto no tengo datos, en la ceremonia de
canonización sonara algún violín fabricado en Cremona por las
generaciones sucesivas de las familias Amati, Guareni y Stradivarius.
6 JULIO
Nuestra Señora de Sonsoles.
Santos: María Goretti, Dominica, vírgenes; Agilulfo, Rómulo, Benedicta,
Bertario, Tranquilino, Lucía, Antonino, Severino, Diodoro, Dión y
compañeros, mártires; Isaías, profeta; Gervasio, confesor; Justo, monje;
Hugo, eremita; Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús March Mesa,
fundadora de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, beata.
6 de Julio
Santa María Goretti, virgen y mártir (1890-1902)
Nació de una familia pobre, en el año 1890, en Corinaldo (Italia). Su madre
la educó con sólidos principios cristianos mientras su niñez transcurría
colaborando en las tareas domésticas. Era de índole piadosa como lo
demuestra su asiduidad en la oración. Puesta en trance de defender su
castidad, prefirió morir antes que pecar: el joven que atentaba contra ella le
quitó la vida agrediéndola con un punzón. María Goretti tenía entonces 12
años.
6 de Julio
Beata Nazaria Ignacia, fundadora de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia
(1889-1943).
Nació en Madrid (España) en el año 1889 en una familia cuyos padres
llegaron a tener 18 hijos. Fue bautizada en la Parroquia de San José de la
calle Alcalá. Desde muy joven, el amor de Cristo inspiró en su corazón
vivos deseos de darle a conocer. Un revés de fortuna obligó a su familia a
emigrar a México donde conoció a las Hermanitas de los Ancianos
Desamparados, e ingresando en ellas, se cumplieron sus deseos de inmolar
todo por seguir mejor a Cristo. Hizo el noviciado en España, desde donde
fue enviada a Oruro (Bolivia), dedicándose al cuidado y a la atención de
ancianos. Allí, al conocer la realidad del país y la situación de la Iglesia, se
avivó su celo apostólico y el Señor le pidió la fundación de un instituto
misionero que lanzara a la mujer al trabajo apostólico en fidelidad máxima
a la Iglesia. Después de muchas y grandes dificultades, el Instituto recibió
la aprobación definitiva de la Iglesia el 9 de Junio de 1947. Falleció en
Buenos Aires el día 6 de Julio de 1943, cuando tenía 54 años. Fue
beatificada por el Papa Juan Pablo II.
7 JULIO
Santos: Fermín, Amón, Angelelmo, Apolonio, Ercamberto, Ilidio, Odón,
obispos; Cernín (Saturnino), Edda, Ediburga, Félix, Julia, Jocunda,
Panteno, Peregrino, Luciano, Pompeo, mártires; Tomás, Sigiboldo,
confesores.
7 de julio
Fermín, obispo († s. II ?)
Pampilón para los romanos, Iruña para los vascos -sus pobladores de
siempre- y Pamplona en la actualidad. A orillas del Arga, pequeña meseta
entre montañas y punto de confluencia en los trazados de las vías romanas
por la situación estratégica que unía las ubérrimas tierras de Aquitania -más
allá de los montes- con los feraces campos ribereños del Ebro.
Es san Fermín su patrón y cada año, en los primeros días del estío, la
celebración de su fiesta revoluciona la ciudad que se convierte por un breve
tiempo en un continuo ir y venir, correr y saltar ruidoso, explosivo, alegre,
cantante y bullanguero de sus gentes; muchos con pañoleta roja anudada al
cuello; otros vestidos de camisa, pantalón blanco y calzados con zapatilla
ligera; los más sin señal externa en la indumentaria, pero con retozos en el
alma por la fiesta del patrón. ¡Que algo queda de la fe que plantó!
No hay mucho que pueda señalarse acerca de su vida. Sí que nació en un
ambiente marcado por el paganismo. Tan pagano era el politeísmo de la
mitología romana que pretende dominar tierras y hombres, como
paganismo era el uso de los adoradores de dioses ancestrales que daban
culto a fuentes, ríos, árboles y hacían ofrendas en las encrucijadas de los
caminos del bosque. No hay seguridad histórica sobre los datos de su
nacimiento, y pocos son los apoyos firmes acerca del momento exacto en
que vivió; de hecho, hasta hoy los entendidos discuten entre ellos
intentando la mayor aproximación posible.
Se da por probado que sus padres eran romanos: Firmo, alto funcionario de
la administración en el lugar y su esposa Eugenia, matrona ilustre por su
ascendencia noble. Conocieron al presbítero Honorato que con sencillez y
gravedad les enseñó los rudimentos de la fe cristiana; para eso había sido
enviado desde las Galias por el obispo Saturnino que apostolizaba la región
del Languedoc. Luego será el mismo obispo Saturnino quien venga a
Pamplona -llamada también por las Actas Pompanyópolis- para bautizar a
los primeros cristianos navarros. Y poco después, recién bautizado, Fermín
vivirá tras los Pirineos; llegará más adelante a ordenarse sacerdote y luego
será consagrado obispo de Pamplona -el primero- donde organizará a su
rebaño creciente, ordenará sacerdotes y dispondrá lo necesario para
extender la salvación.
Da testimonio de Cristo con valentía y audacia desconocida hasta el
momento por más tierras que las navarras. Se le vió evangelizando en
Agen, Auvernia, Angers, Anjou y Normandía. En Beauvais dicen que
estuvo preso. La Picardía y los Países Bajos conocieron al santo y en
Amiens -que también lo tiene por patrón, aunque celebra su fiesta en
distinta fecha- fue decapitado.
Dicen que un neoconverso por nombre Faustiniano recogió su cadáver y le
dio sepultura en su misma propiedad hasta que más tarde trasladaron sus
restos a la iglesia que el mismo Fermín construyó. Más adelante, se
repartieron sus reliquias entre Amiens y Pamplona.
¿No es verdad que la fe sembrada en el segundo siglo, poco más o menos,
bien vale la pena celebrarla con los Sanfermines de cada año, aunque el
folklore se note más en lo externo?
8 JULIO
Santos: Abundio, Agresto, Alberto, Alicio, Ampelio, Apolonio, Aquila,
Priscila, Benedicta, Abdas, Quiliano, Colomano, Tonano, Pamerio,
Procopio, Feliciano, mártires; Adrián, Eugenio III, papas; Iterio, Auspicio,
Heraclio, obispos; Disibodo, Iluminado, eremitas.
8 de julio
Procopio, mártir († c. a. 303)
La historia del santo termina en los amaneceres del siglo IV.
Han salido varios decretos del emperador Diocleciano y cada versión es
peor para los cristianos que el anterior. En todo lo ancho y largo del
Imperio se han enturbiado las cosas hasta el punto de crearse un ambiente
de persecución abierta y ya se habla de cárceles, cruces, hogueras y espadas
contra los discípulos de Jesús; al emperador le dan respeto porque
desprecian a los dioses nacionales y piensan que acabarán poniendo en
peligro el fundamento de su unidad.
Por desgracia, bastantes han sido flojos; no han perseverado al llegar los
tiempos malos y por miedo han sacrificado a los ídolos; han sido blandos.
Procopio no ha claudicado. Nació en Scitopolis ya hace años y ahora vive
en Jerusalén. El amor sincero al Señor Jesús, su deseo de imitarlo, le han
llevado a vivir bastante lejos de la marcha que lleva el común de los
mortales que con harta frecuencia piensa en vivir del modo más cómodo
posible, huyendo de lo que cuesta, y siendo amigos de cuidar que el
estómago no sufra con privaciones, procurando al cuerpo algo más del
sueño y descanso que pide, con el añadido de conseguir todos los placeres
que a la vuelta de la esquina pueden encontrarse como oferta permanente.
Así es su presencia, flaco y seco como un asceta. Supo preparar la pelea
última con la lucha y el esfuerzo diario.
Tiene responsabilidades añadidas a la profesión de la fe cristiana. Lo han
hecho Lector en la iglesia y lee con voz alta y pausada al pueblo lo que está
escrito en el Libro Sagrado; como Exorcista, trata al poseso con la energía
de quien tiene por el Señor el mando; le encomendó también el obispo la
traducción oficial a la lengua vulgar -al arameo- los textos griegos de la
Liturgia.
Por la persecución que se ha iniciado, lo trasladan a Cesarea y allí
comienza la encrespada lid contra los que aman al único Dios y rechazan a
los ídolos de los paganos. Ante el gobernador Flaviano no tiene más
palabra que negar la existencia de dioses, ni mejor actitud que negarse a
ofrecer incienso a ídolos falsos y a los emperadores romanos. Así las cosas,
Flaviano decide que es crimen de estado negar a las imágenes incienso y
censurar la tetrarquía. Termina el episodio decapitando a Procopio.
La mayor parte de los cristianos en Cesarea se ha motivado con el ejemplo.
Acuden a decir a Flaviano que ellos también son cristianos y que no
aceptan la imposición de llamar dioses a los falsos ídolos ni a la tetrarquía
imperante en el Imperio Romano. No tenían otro modo de hacer causa
común para proclamar y defender sus derechos humanos. Tantos son que el
gobernador disimula, parece no oír las palabras y decide aparentar en
público la claudicación de los cristianos con la simulación de que ofrecen
el incienso que ni siquiera llegan a tocar las manos. Desea mantener a toda
costa la apariencia del triunfo, pero quiere evitar también la masacre de los
mejores y más honrados ciudadanos pacíficos.
No sé por qué ni de donde forjaron los cristianos de otros tiempos más
adelantados la leyenda de un Procopio extraño presentándolo como un
personaje funesto, terrible perseguidor de los cristianos, convertido a lo
Damasco, predicador luego como Pablo, soldado cruel en muchas batallas
ganadas con una cruz que casi casi es talismán, de aventura en aventura,
ladino en el tribunal y machacón testarudo ante el juez que termina
mandándolo ejecutar entre tormentos tan inconcebibles como
extravagantes. ¿Pretendían quizá acumular virtudes en el santo? o ¿fingirlas
en la comunidad de Cesarea? Que ni lo uno ni lo otro se necesitaba es
evidente. Yo prefiero quedarme con la figura sencilla del clérigo Procopio
que cumple a diario su obligación de cuidar su alma y la de su gente y que,
llegado el momento, muere sencillamente cumpliendo el último de sus
compromisos.
9 JULIO
Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá
Santos: Cirilo, Beltrán, Ponciano, Focio, Fraterno, obispos; Anatolia,
Audaz, Victoria, Andrés, Probo, Elgar, Eusanio, Evenilda, Zenón, Faustina,
Floriana, mártires; Teófanes, confesor; Verónica de Julianis, virgen.
9 de julio
Verónica de Julianis, abadesa (1660-1727)
Por méritos propios se hacía Úrsula digna de apelativos como mimada,
traviesa y juguetona; esta niña pizpireta es el terror de la vecindad con su
genio explosivo y vehemente; de hecho, dicen que alguna vez hizo gala de
sus modos empujando con eficacia a sus hermanas que ponían reparos para
entrar en las Letanías en la iglesia del pueblo; y que llegó a herir a su primo
en el muslo en la lección de esgrima metiéndolo en la cama e impidiendo
que se acercara en la feria a las barracas; como cuando dio patadas a la
costura de las hermanas que hablaban de ensueños fantasiosos entre encajes
y puntillas haciendo bajar por las escaleras los cestillos, agujas, hilos,
bolillos y carretes de la labor; vamos que era un diablillo, o por lo menos,
estaba vestida con la mismísima piel del diablo.
Fue la menor de siete hermanas; hija de Francesco, superintendente en
Plasencia de la Real Hacienda, huérfana de madre desde muy pequeña y
formada por sus hermanas. Lo hicieron bastante bien en el terreno de la
piedad y por su natural sincero parece que Úrsula se lo tomó muy en serio;
con su espontaneidad característica, en las frecuentes fiestas que se daban
en casa, recogía en un gran cartucho una cosa de cada fuente y bandeja de
dulces para que también participaran los pobres. Con auténtica sencillez
habla o reza a la imagen de la Virgen con el Niño que tienen en la casa
hasta llegar a protestarles, dejándose llevar de su vehemencia, porque ellos
no le responden; un buen día que la condescendencia divina hace que Ella
extienda las manos dándole al Niño, sólo se le ocurre preguntar en su
candidez "¿por qué no me contestabais?".
Ingresó en las capuchinas, en la Umbría, cuando tenía diecisiete años.
Úrsula se llama ahora Verónica, como aquella que adecentó el rostro de
Jesús. Es Maestra de novicias y comienza, como cuando era niña, a llamar
la atención por sus visiones y revelaciones. Dentro de su retiro
contemplativo su vida nos introduce en el inexplicable, desconocido y
elevadísimo mundo de las relaciones del Creador con la criatura fusionados
en el amor. Aprende docilidad, experimenta amor a la cruz, recibe
efusiones divinas que simultanean los mayores sufrimientos con la mayor
de las felicidades posibles. En su existencia se da eso que hace las delicias
de los estudiosos de la mística que examinan el hecho de la unión
transformante.
Monseñor Lucas Antonio Eustaqui, el obispo de Cittá di Castello, con toda
energía, hace lo que puede ante los rumores, noticias, confusión,
detracciones y revuelos que se dan en el convento y sus alrededores. Irán
tres médicos, tres obispos, el provisor, sacerdotes y el P. Crivelli experto en
estas cuestiones. El obispo quiere rigidez y exactitud ante el hecho de los
estigmas que se dice tiene Verónica en las manos y pies rasgados y,
además, el costado abierto. Vienen ahora las investigaciones pertinentes
con exámenes, análisis, pruebas y demostraciones de virtud. La que fue
niña rebelde, de ánimo pronto y genio espontáneo, ahora se muestra dócil y
se presta sin protesta a las maniobras de quienes tienen encomendada una
misión; se deja usar y tratar; se ha hecho flexible y manejable. Las heridas
vuelven a renovarse después de haberlas curado. No hay explicación. Se le
impone una especie de severísimo castigo como prueba: es tratada como
embustera y comedianta y recluída en su celda, sin misa ni comunión; pero
los fenómenos persisten y ella se mantiene serena, confiada y alegre dando
ejemplo de total obediencia y humildad. Pareció mejor aceptar que Ella
buscó un lugar para amar y Él encontró un sitio para redimir.
Luego la eligen abadesa, cosa propia para aquellas que quieren saber más
de entrega fiel. Su persona es tranquila y afable transmisora de paz a pesar
de los milagros que corren para mayor perplejidad del obispo del lugar. Y
no todo son asuntos celestiales que rezuman sabores de otro mundo; se
conservan escritas sus recetas caseras de emplastos y cataplasmas para
curar los males de las monjas enfermas. Y a sus hermanas de sangre que
ahora son clarisas y le piden un regalo -algo que puedan conservar como
reliquia, más que como recuerdo- les hará con muy buen humor una
muñeca con hábito de capuchina. ¡Claro que nos les advirtió del futuro
poder curativo que la muñeca llevaba consigo! Probablemente ni siquiera
ella conocía esa virtud.
9 de Julio
Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá
Durante siglos, el pueblo colombiano da gloria a Dios por medio de su
Madre la Santísima Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora del
Rosario de Chinquinquirá.
Es este uno de los más importantes y frecuentados santuarios de Colombia.
La Virgen está representada en un lienzo, con el Niño en brazos y, como
parece lógico, con el Santo Rosario en la mano.
10 JULIO
San Cristóbal, Patrón de los caminantes.
Santos: Amalberga (Amelia, Amalia), viuda y monja; Apolonio, Apatil,
Jenaro, Maximina, Nabor, Félix, Rufina, Segunda, mártires; Etón,
Paterniano, Pascasio, obispos; Silvano, Ulrico, confesores; Canuto, rey;
Pedro, abad.
10 de julio
Cristóbal, mártir (s. III ?)
Lo mismo que la época es su persona. No se sabe nada y se conoce mucho
de su historia; no tenemos más datos que los bellísimamente relatados ya
tardíamente por Gualterio de Espira en su historia novelada sobre Cristóbal,
tan llena de prodigios maravillosos para resaltar la grandeza de Dios en sus
santos, la eficacia de las buenas obras y la malicia del rabioso Enemigo ya
vencido que fácilmente se descubre el género literario útil para la parénesis.
Es suficiente una vuelta por las grandes iglesias o catedrales después del
medievo para llegar a la familiaridad con el gigantón, pintado en los
mayores lienzos, que vadea un río con el Niño Jesús en sus hombros y con
cara de pícaro entre cansado y contento.
Y es que eso dice la preciosa novela de Cristóbal. Era un cananeo fuerte,
alto, guapo y enérgico; pero tan prendado de sí mismo, arrogante y
orgulloso que, como soldado, sólo quiere servir al mejor señor; sí, al rey
que sea valiente y no tenga miedo de ningún enemigo; piensa que para
servir a quien pueda tener miedo de algo o de alguien siempre hay tiempo.
Y con la ilusión de encontrar un Señor según su deseo comienza la
andadura por el mundo. Se encontró con Gordiano, emperador de Roma,
que era más fuerte que los persas; pero no le sirve porque aprendió de él
mismo que temía al Demonio. Busca a Satán que por lo visto es más
poderoso que su rey; entre la gran algarabía que hay dentro las huestes del
más poderoso de la tierra se encuentra a gusto porque todos le temen; pero
¡desilusión! ha mandado el jefe a su ejército dar un rodeo por evitar una
cruz levantada junto al camino; le informan que esa es la señal del capitán
enemigo: un tal Cristo que murió en ese palo cruzado. ¿Y cómo se puede
temer a un jefe que ya murió ajusticiado? ¡Debo buscar a ese Señor que
hace temblar a Luzbel! Anda, corre, busca, pregunta... nadie le da
respuesta. Algo cansado y próximo al desánimo lo encontró aquel viejo
solitario, seco como una raíz, tostado por el sol y que parecía no haber
comido cordero desde hacía años. ¿Que quieres de verdad encontrar a
Cristo para servirle? Reza -no sé-, ayuna -necesito comer mas que los
demás por mi estatura y mis músculos- , pues, si ni lo uno ni lo otro,
dedícate con tu estatura y tu fuerza a pasar el río a los caminantes que lo
necesiten. Trabajo grato, útil y servicial. Cuando un día, quien pide ayuda
al gigantón para pasar es aquel niño de la orilla; trabajo suave y agradable
compañía para empezar la jornada. Sólo que al usual intento de caminar
pisando el lecho, nota más blando el fondo y en la espalda siente todo el
peso del mundo, del mundo entero; y ¿cómo preguntar al frágil niño que
probablemente no sabe ni entiende y además, sonríe gozoso? "Has
encontrado al Rey que hizo el mundo y mantiene el cosmos; me has servido
en las obras piadosas, cuando ayudabas a los pobres a pasar el río". Desde
este momento, Cristóbal se bautiza y ya no se llamará Relicto, cambia por
Cristóforo.
Y el "portador de Dios" -que eso quiere decir en griego- sigue diciendo la
historia -o la leyenda con fábula- que marcha por los mundos llevando en la
boca y en el corazón el nombre de Cristo, sirviéndole hasta la muerte,
decapitado el 25 de julio, después de haber sido pinchado el gigante por las
saetas que le arrojaron cuatrocientos soldados.
¿Te gustó la leyenda del Cristobalón que paseas en tu coche, ése a quien
miras, silencioso, pidiendo buen viaje para ti y para todos los que ruedan el
asfalto? Tienes derecho a decir "no" a los detalles que son con evidencia
producto de la imaginación. Pero la persona del mártir, aunque no fuera un
Hércules por "cachas", sí existió. Los antiguos martirologios, pinturas
murales, letanías, el breviario mozárabe -que sitúa su muerte por degüello
en Liza, en tiempos de Decio-, las reliquias en Santiago, Astorga, Toledo y
Valencia lo dicen. Hasta sabemos que la razón del traslado de su fiesta al
día diez de este mes se debió a la celebración de Santiago que es el Patrón.
Por cierto, hoy es buen día para bendecir tu coche, bicicleta, moto o
camión; también caben -aunque menos frecuentes- el avión y el patín.
11 JULIO
Santos: Benito, abad, Patrono de Europa; Quetilo, Cindeo, Drostán, Jenaro,
Pelagia, Marciano, Sabino, Sidronio, Plácido, mártires; Alberto, Aleto,
Amable, Berrano, confesores; Juan, Leoncio, obispos; Idulfo abad; Pío I,
papa; Sigisberto, eremita; Olga, santa.
11 de Julio
San Benito, Abad, patrono de Europa (c. 480-547)
Nació en el año 480 en Nursia (Italia).
Formado en Roma, vivió retirado llevando vida eremítica, reunió algunos
discípulos y fundó varios monasterios en Subiaco.
Más tarde fundó el célebre monasterio de Montecasino y allí murió en el
año 547, después de escribir la Regla monástica que lleva su nombre y que
ha sido la más extendida en Occidente.
El Papa Pablo VI lo proclamó patrono de Europa por el extraordinario
influjo que tanto su persona como sus monjes ejercieron en el
establecimiento de las raíces cristianas en este continente.
12 JULIO
Santos: Juan Gualberto, abad; Andrés, Probo, Lucio, Marciana, Miguel,
Félix, Nabor, Próculo, Hilario, mártires; Teodoro, Juan, protomártires
rusos; Ansbaldo, Arduino, Ultán, Colman, Dagila, Desiderio, confesores;
Hermágoras, Menulfo, Jasón, Partenio, obispos; Fortunato, diácono; León
I, papa.
12 de julio
Juan Gualberto, abad († 1073)
Un tal Simón que fue dado a la magia y a la nigromancia en tiempo de los
Apóstoles quiso, en Samaría, comprar por dinero el poder que presenció en
Pedro de hacer bajar sobre los primeros bautizados al Espíritu Santo.
Simón se había convertido a la fe, pero se ve que seguía aún apegado al
oficio del que vivió y con el se que ganó la admiración de la gente que le
llamaba "el Mago"; cuando vió que a la oración y gestos de Pedro
sobreviene la fenomenal manifestación del Espíritu Santo, como sucedió en
Pentecostés con la glosolalia, las lenguas de fuego y el ruido de viento
celeste, no pudo aguantar su deseo ofreciéndose como comprador del don
sobrenatural. La reprimenda del Apóstol no se hizo esperar; le amenaza
Pedro con el castigo de Dios y deja asentada la doctrina nítida de que los
dones sobrenaturales son regalos divinos ordenados a la salvación y que no
pueden manipularse en bien propio como sucede con las mercancías
materiales. Tan decisiva fue la intervención de Pedro ante el atrevimiento
de Simón que su fea actitud quedó denominada con nombre de simonía y
clasificada como grave desorden o pecado para el intento lucrativo de
bienes sagrados o de materiales que son condición para lo sobrenatural.
Este ademán de Simón, la simonía, fue muchas veces una tentación para los
clérigos. No de modo exclusivo, porque ha habido épocas en la historia en
las que el poder civil se ha mostrado con injerencias indebidas en la
distribución de bienes eclesiásticos y en la designación de dignidades que
llevaban anejas unas ricas prebendas bien para comprar el apoyo de los
eclesiásticos al poder constituído más o menos legítimamente o bien para
recompensar los servicios prestados. Al referirme al mundo de los
eclesiásticos, quiero decir que el afán de dominio y de poder ha estado con
harta frecuencia en la intimidad de algunos que desempeñan oficio en el
ámbito de la clerecía.
Y en este terreno de lucha sin cuartel contra la simonía sobresale Juan
Gualberto, nacido en el castillo de su padre, un noble florentino poderoso y
rico llamado igualmente Gualberto, en el siglo X.
Su madurez cristiana se palpó en el encuentro fortuito con un pariente que
había matado a su hermano; no era posible evitar la escaramuza porque se
cruzaban sus caminos y el numeroso grupo de gente armada que
acompañaba a Gualberto auguraba para su enemigo la muerte segura; se
superponen en el interior de Gualberto su deseo de venganza que postula el
honor y el recuerdo de Jesús crucificado que perdona a los verdugos;
supera lo que le pide la sangre con la memoria del mandamiento del amor,
señal de los discípulos, y no tomó otra opción que la de perdonar al rendido
enemigo; ha triunfado el amor, no sin la ayuda de Dios. Tenso por la lucha
interna, entró en una iglesia para dar gracias y pudo ver -con asombro- a un
crucificado que le movía la cabeza en señal de asentimiento y aprobación
por su normal comportamiento cristiano.
Este cambio interior tuvo como manifestación externa la entrada en el
monasterio benedictino de san Miniato. Muerto pronto su abad, uno de los
monjes compró al obispo de Florencia la dignidad vacante. El hecho
disparó la energía de Gualberto que se escapa del monasterio y a voz en
grito, en plena plaza, proclama que Huberto, el abad, y Hatto, el obispo de
Florencia, son herejes simoníacos.
Busca cenobios, pero encuentra relajada la observancia en todos. Incapaz y
desilusionado, funda su propio claustro y una nueva congregación
monástica bajo la regla de san Benito. Así nace Vallombrosa, en los
Apeninos, donde se le van uniendo monjes a los que inculca como
imprescindible la integridad, pureza y perfección de la regla de san Benito,
haciendo hincapié en la observancia de la clausura rigurosa y negándose
incluso a realizar ministerios fuera del monasterio por la experiencia vivida
de que algunos destrozaron sus almas queriendo arreglar las de los demás.
En poco tiempo recibe ofertas de fundaciones nuevas y de restauraciones
de conventos ya existentes. Ninguna rechaza, pero toma precauciones. Él
mismo en persona es quien reforma o funda y luego deja en el gobierno a
los mejores peones; él hace las visitas pertinentes, y es él quien corrige,
anima o reprende. Así lo ven los monasterios de san Silvi próximo a
Florencia, el de san Miguel en Passignano y el de san Salvador en Fucechio
que ampararon la red de caminos que atravesaba los Alpes para ir a Roma o
regresar de ella.
Pero, de todos modos, lo que distingue a su persona y obra es la lucha
contra la simonía mal tan grande en tiempo del emperador Enrique IV y
cuando el papa Gregorio VII está clamando por la reforma intentando
restaurar la vida cristiana principalmente entre los eclesiásticos. Ve
Gualberto con nitidez que ese cambio es necesario. Por eso, en Toscana,
hace un esfuerzo sobrehumano para sacar al clero del concubinato y
conseguir una multitud de fieles fervientes que Dios quiso reunirle con
poderes de taumaturgo. A la simonía la llamará la peor de las herejías e
inculcará a sus monjes ser tan inflexibles en esos asuntos como lo fue
Pedro con Simón el Mago. Les dirá que hace falta desenmascararles en
público y no ceder hasta verlos depuestos de sus sedes como sucedió con el
obispo Pedro Mediabarba, de Florencia. Claro que costó sangre y hasta
hubo obispos que mandaron sicarios decididos a matar y llegaron a
incendiarios.
Fue un santo recio, severo y peleón que se mostró intransigente cuando
cualquier abad u obispo compraba un monasterio para ser su dueño como
se es amo de un cortijo. Su irascibilidad en estos negocios se trocaba en
entrañas maternales con los pobres a quienes alimentaba pidiendo limosna
y aún a costa de la comida suya o de sus frailes.
Murió el 12 de julio del año 1073 en el monasterio de Passignano.
Curioso reseñar que fue muy abad, sí; pero nunca consintió recibir órdenes
sagradas, ni siquiera las menores que hoy son ministerio laical.
12 de Julio
Santos Próculo e Hilarión de Serpa ( † c. 100)
Su memoria se hace el 12 de Julio en el martirologio romano; fueron
naturales de Serpa.
Ambos, tío y sobrino fueron testigos de la fe, cuando Trajano era
emperador en Roma y Marco Aurelio gobernaba la Bétic. Ante el prefecto
Máximo y hacia el año 100, fueron castigados con tormentos horribles:
colgados de un madero son decapitados, asaeteados e incendiados. De este
modo cruento entregaron su espíritu a Dios.
Su rezo en el obispado de Badajoz comenzó juntamente con el de San
Julián. Aunque en este obispado se carece de reliquias, sus memorias
estuvieron vivas al ser territorio reconquistado por el Rey Sabio en tiempos
posteriores.
13 JULIO
Santos: Enrique, emperador; Andrés y compañeros, mártires; Arnón,
Fintán, Joviniano, Magno, Milburga, Mildreda, Milgita, confesores; Sara,
monje; Serapión, Silas (Silvano), Zenón, Justina, mártires; Eugenio,
Turiano, obispos; Joel, Esdras, profetas.
13 de Julio
San Enrique (973-1024)
Fue hijo del conde de Baviera.
Nació en esa ciudad en el año 973.
Sucedió a su padre en el gobierno del ducado y fue elegido emperador de
Alemania. Se hizo notar por su interés en la reforma de la vida de la Iglesia
en su país y, fuera de sus fronteras, promoviendo la actividad misionera.
Murió en el año 1024.
Lo canonizó el Papa Eugenio III.
14 JULIO
Santos: Camilo de Lelis, Francisco Solano, presbíteros; Aguila, Hilario,
Deotila, Gertrudis, Onésimo, Rufino, Avenancio, confesores; Heracles,
Optaciano, Ciro, Marciano, Landerico, obispos; Rolando, abad; Focas,
Justo, mártires; Tuscana, viuda; Angelina, beata.
14 de Julio
San Camilo de Lelis, presbítero (1550-1614)
En el 1550 nació en Chieti (Italia).
Después de una profunda conversión cambió su vida militar por el cuidado
de los enfermos.
Ordenado sacerdote, fundó la Orden los Ministros de los Enfermos,
llamados también Hermanos de la Buena Muerte por su atención a los
moribundos.
Murió en Roma el año 1614.
15 JULIO
Santos: Buenaventura, obispo y doctor; Agripino, Segundo, Máximo, Vito,
Modesto, Crescencia, Ciriaco, Antíoco, mártires; Bladimiro, Regisvinda,
Pompilio María Pirroti, Everardo, Felicísimo, confesores; Terencio, Félix,
Jacobo, obispos; Gumberto, abad.
15 de Julio
San Buenaventura, Obispo y doctor de la Iglesia (1218-1274)
Nació en Bagnoregio (Italia) en 1218. Pronto destacó por su capacidad
intelectual. Estudió filosofía y teología en París. Ya Maestro, enseñó estas
mismas ciencias a sus compañeros franciscanos. Ocupó el cargo de
Superior General de su Orden ejerciéndolo con sabiduría y prudencia. Al
final de su vida fue elegido cardenal obispo de Albano. Murió en Lyon en
el año 1274. Dejó a la posteridad en gran degado de obras filosóficas,
teológicas y espirituales.
16 JULIO
Nuestra Señora del Carmen.
Santos: Abundancia, Edburga, Edit, Gobán, Justiniano, confesores;
Teneman, Milón, Monulfo, Eustaquio, Gondulfo, Vitaliano, obispos;
Sisenando, Valentín, Teódoto, Eustasio, Macario, mártires; Elvira, abadesa;
María Magdalena Postel, fundadora.
16 de Julio
Nuestra Señora del Carmen
Los carmelitas tienen, entre otros, el mérito de haber llevado esta
advocación mariana a todos los estratos del pueblo cristiano.
En el siglo XII algunos eremitas se retiraron al Monte Carmelo, con San
Simón Stock.
La Virgen Santísima prometió a este santo un auxilio especial en la hora de
la muerte a los miembros de la orden carmelitana y a cuantos participaran
de su patrocinio llevando su santo escapulario.
17 JULIO
Santos: Agardo, Alejo, Angelario, Antusa, Jacinto, Carlota (Carolina),
Esperado, Donata, Segunda, Generosa, Sixto, mártires; Sistán, presbítero;
León IV, papa; Narsetes, Marcelina, confesores; Generoso, abad; Teodosio,
obispo; beata Constancia, reina de Aragón.
17 de julio
Alejo, mendigo (s. V)
Bella y larga es la historia de este hombre de Dios que, desde la Edad
Media, alimenta la fantasía, piedad, sentimientos religiosos y deseos de
entrega a Dios por parte de los cristianos. Su figura, que debió ser
formidablemente llamativa y ejemplar, viene narrada en el género
novelesco, llena de encanto, pródiga en situaciones que mantienen el
suspense, con abundancia de escenas que alucinan y toda ella plena de
actitud ejemplarizante y moralizadora. En fin, la historia de san Alejo es
tan pletórica de imaginación, viveza y adornos que su autor suscita la
envidia de los que escriben.
En este estupendo relato, Alejo viene descrito como el hijo único del
importante, opulento y caritativo senador de Roma llamado Eufemiano.
Huyó de su casa el mismo día de su boda -como otro Abrahán, solitario y
eremita - llamado súbitamente a realizar la más alta de las aspiraciones y la
renuncia más excelsa por el amor al Reino de Dios. Presentado Alejo por el
autor de su biografía novelada como un joven que es el compendio de todas
las virtudes y gracias que puede tener un ser humano, deja
inconcebiblemente la casa paterna y a su dulce esposa. Quizá sucediera que
recordó la exigencia evangélica de posponer todo al Reino de los Cielos y
se dispuso a ponerla por obra.
Dice su leyenda o novela que comienza entonces un largo peregrinaje hacia
extrañísimas tierras llegando hasta Edesa, pasado el Eufrates. Esta es la
ciudad que la incansable viajera y también peregrina Eteria describe como
la metrópoli imposible de evitar a todo peregrino que desde occidente llega
a visitar, movido por la fe, los lugares santos donde nació, vivió, murió y
resucitó el Señor para nuestra salvación. El bullicio, la piedad, el humo y
aroma del incienso en la basílica del Apóstol Tomás -el que metió su puño
en el costado abierto de Jesús- cuyos restos cercanos son día y noche
venerados, la oración privada pública, las continuas idas y venidas de las
gentes que besan las estatuas de los santos rebajando las piedras con los
labios y las manos, el visiteo a la estatua del rey Abgar a quien Cristo
escribió una carta, son el ambiente normal de Edesa a donde ha arribado
Alejo. Llegó rico, pero ahora es un mendigo más de los que abundan entre
los pórticos y en los ambientes más frecuentados por el hormigueo de la
gente. Entre rezo y rezo, contento y alegre, pide limosna y la reparte entre
los más pobres. Vive gozoso y sin ataduras, pensando que así lo quiere
Jesús. Disfruta con el gozo de sentirse cercano a los restos mortales -
reliquias- del discípulo del Señor, entre aquellas piedras que huelen a fe y a
santo, participa hondamente en misterios sagrados, entre el bullicio está
sumido en contemplación y hace todo el bien que puede a los
desafortunados.
Se preocuparon tanto en la casa paterna por la pérdida del hijo y su actitud
tan extraña, infrecuente e inesperada que el padre ha enviado a más de cien
esclavos para que recorran la tierra, prometiendo llenar de honor y de
riqueza a quien lo encuentre. Emisarios por el mundo buscan
infatigablemente al hijo del potentado buen padre.
Alejo se ve obligado a abandonar Edesa porque algunos prodigios
sucedidos le sacan del anonimato. Llena de accidentes, sorpresas y
naufragios está descrita la historia de su nuevo peregrinaje por el mundo
huyendo de la notoriedad, hasta que de modo imprevisto se ve de nuevo en
Roma donde termina viviendo en la casa de su padre que, aunque continua
buscándolo afanosamente en la lejanía, no lo reconoce próximo y cercano;
hasta llega a darle albergue, como a un mendigo más, en el hueco de la
escalera del patio principal de su casa, por caridad.
Por el espacio de diecisiete años -según dice una antigua tradición romana
explicando la historia de la iglesia de san Alessio, situada en el Aventino-
vivió allí Alejo, siendo un ejemplo de paciencia, humildad y pobreza; allí
supo ayunar y rezar; allí soportó las burlas de la servidumbre; allí quiso
permanecer ignorado de sus padres y de su esposa que sólo le saludaban de
vez en cuando como a un mendigo desaliñado y pestilente; allí también lo
encontraron muerto un día y ¿sabes lo que pasó? En su mano encontraron
ese día una carta dirigida a sus padres y a su esposa en la que declaraba
quién era y todo su amor.
Alejo quiso ser un mendigo por Dios. No es el único en la historia de los
santos; también en Roma Benito José Labre quiso vivir como mendigo por
Dios. Pero Alejo lo fue en casa propia e irreconocible para los suyos.
18 JULIO
Santos: Federico, Arnulfo, Bruno, Filastrio, Materno, Rufilo, obispos;
Emiliano, Anub, Jacinto, Justa, Gundena, Rufina, Marina, mártires;
Arnoldo, Berta, Fintán, Mimbrorino, confesores; Pambón, anacoreta;
Sinforosa y sus 7 hijos mártires.
18 de julio
Sinforosa y sus siete hijos, mártir (s. II )
Sinforosa, la mujer de Getulio, formó con generosidad una familia
numerosa, aunque nunca dispuso de carné, ni obtuvo beneficios
económicos en los transportes o en los colegios de los hijos.
Bien puede mostrarse como ejemplo de tantas madres cristianas que han
encontrado en la propia familia el campo natural donde Dios las ha querido
apóstoles; allí hacen recia la fe de los suyos, entre los suyos desparraman a
manos llenas -como el sembrador- las bondades evangélicas con olvido de
sí mismas, y desde dentro del hogar facilitan el crecimiento del bien entre
las malas yerbas del egoísmo.
Sinforosa intenta hacer en su casa lo que Dios quiere y de este modo, al
tiempo que realiza su vocación personal, se santifica y contribuye al bien
de la sociedad y de la Iglesia. Supo descubrir que el bien para sus hijos no
había de consistir en proporcionarles las vacaciones, oportunidades o
bienes materiales que los padres anhelaron en su día y no tuvieron; con la
luz de Dios conoce que no tenía que educarlos para que llegaran a ser
"triunfadores" en la sociedad competitiva con la que habían de toparse en el
tiempo futuro. Bien claro tuvo que su función de madre no había de
consistir en facilitar a sus hijos todos los caprichos y gustos que
apetecieran, ni siquiera procurarles como bien absoluto la salud del cuerpo.
Con una sensatez digna de monumento y sin que estuviera de moda sí se
ocupó en prepararlos a servir, proporcionándoles una escala de valores en
la que Dios ocupara el lugar primero; acertó cuando les daba motivaciones
serias para obrar y cuando les inculcaba responsabilidad para que la
cacareada libertad no fuera sólo una palabra bonita sin contenido. Hicieron
falta y vinieron bien las palabras; pero, cuando llegó el momento, les
mostró el camino con la entrega de su vida. No hay mejor medio, ni más
efectivo, en la pedagogía o didáctica.
Ella fue cuñada, mujer y madre de mártires. La familia vivió en Roma un
tiempo, yendo y viniendo a las propiedades que el padre de familia, el
tribuno Getulio -llamado también Zotico-, tenía en Tívoli. Dios les ha dado
siete hijos; son familia cristiana y, en una casa bien dispuesta, llenan las
horas del día viviendo en paz y armonía entre trabajos y aprendizajes
mezclados con juegos, gritos y rezos.
El supersticioso emperador Adriano se ha convertido en un perseguidor
cruel de los cristianos. Entre otros muchos, aprisiona a Getulio y a
Amancio, su hermano y también militar. Prisioneros primero, acaban con la
cabeza cortada en la orilla del Tiber.
Durante todo el tiempo de la persecución, Sinforosa ha salido con los suyos
de Roma hacia Tívoli y allí procura preparar a sus hijos para la amenaza
presente que se promete larga y que ya ha acabado con la vida de su padre.
Les habla del amor de Dios y del premio, de fortaleza y fidelidad, de
lealtad a Dios con las obras hasta la muerte como ha sido la actitud de su
propio padre. Tuvo que pasar oculta siete meses con sus hijos,
escondiéndose en una cisterna seca por el temor a ser descubiertos, cuando
arreciaba la persecución. Sin fingimiento inútil, los prepara hablándoles del
peligro que corren, de los bienes futuros prometidos a los que son fieles y
de la confianza en Jesucristo; también les pone al corriente de la dureza que
supone el martirio y confiesa sus miedos ante la posibilidad de que
claudique alguno de ellos. La familia responde haciéndose hace una piña en
torno a la madre y se conjuran para estar dispuestos a la muerte antes que
adorar a los ídolos.
Llegaron un día los guardias a por la madre y los hijos. Sinforosa es clara y
firme en el juicio: "No queremos adorar falsos dioses; seremos fuertes
como mi marido y mi cuñado; mis hermanos cristianos están dispuestos a
la muerte y lo mismo haré yo con mis hijos". El juez quiere colgarla por los
cabellos junto al templo de Hércules; pero, comprendiendo que el
espectáculo contribuirá a afianzar la fe de los cristianos que permanecen
ocultos entre el pueblo, cambia el propósito, disponiendo que sea arrojada
al río Teverone, próximo a Tívoli, con una pesada piedra atada al cuello.
Sus hijos Crescente, Juliano, Nemesio, Primitivo, Justino, Estacteo y
Eugenio, jóvenes y algunos niños, se resisten firmemente a sacrificar y
aseguran con claridad ante el juez que se ha ofrecido con promesas a hacer
de padre y madre para ellos: "No seremos menos fuertes ni menos
cristianos que nuestros padres".
Entonces es el potro alrededor del templo de Hércules el que entra en
juego. A fuerza de ser estirados les descoyuntan los miembros, pero ellos
bendecían a Dios en medio del tormento. Luego vienen los garfios que van
rompiendo las carnes y, por último, vencido y humillado el juez por no
poder torcer la voluntad de los fuertes y jóvenes reos, manda que los
verdugos terminen con sus vidas atravesándoles con espadas y puñales.
Enterraron sus cuerpos en una fosa común que los paganos llamaron luego
"Biothanatos", queriendo expresar el desprecio a la muerte que mostraron
al juzgarles. Cuando se calma de furia de Adriano en cosa de año y medio,
los cristianos pudieron dar digna sepultura a los que llamaban ya,
distinguiéndolos, como "Los Siete Hermanos" y levantaron una pequeña y
pobre iglesia a Sinforosa. Posteriormente sus reliquias se trasladaron a
Roma y se pusieron, junto a las de Getulio, en la Iglesia de san Miguel.
Esto es lo que dicen contando la vida y la muerte de una familia cristiana
de los primeros tiempos. Quizá nunca se pueda comprobar cada paso de
ella y posiblemente haya adorno en el relato, como si fuera un bonito y bien
tramado cuento; pero no cabe duda de que quienes adornaron el hecho, si
es que adornaron, sabían bien qué cosa decían y cuánto importaba el
testimonio de los que murieron.
19 JULIO
Santos: Ambrosio, Antonio, Arsenio, Macrina, Teodoro, Osén, Pedro
Crosci, confesores; Aurea, Epafras, Macedonio, Justa, Rufina, Lampiros,
Lilaria, Tecla, mártires; Reticio, Bernoldo, Liberio, Lorenzo, obispos;
Símaco, papa.
19 de julio
Justa y Rufina, mártires († a. 287)
La acción se desarrolla en el marco de la ciudad de Sevilla.
Justa y Rufina vienen presentadas, desde la lejanía del siglo III y con el
agradecimiento de los reconocidos sevillanos posteriores a ellas en la fe y
en el tiempo, como pobres y virtuosas. Su oficio es el de alfareras; allá
están con su torno de madera, girando con los pies la mesa y rozando
hábilmente con las manos la húmeda arcilla hasta que, ya moldeada, se ha
convertido en vasija utilitaria o jarrón de ornamento, dispuestos para el
horno.
En Sevilla mandan ahora los romanos fuertes y guerreros. Pero son
idólatras y han traído a la ciudad, con la paz, todos los vicios de una ciudad
dorada y opulenta. Los cristianos notan que hay una ola más de corrupción
y desenfreno.
Justa y Rufina viven y respiran según el Evangelio. Así lo aprendieron en
su casa porque sus padres se bautizaron de los primeros. Con el producto
de su trabajo honrado viven ellas y benefician al prójimo; la gente comenta
que su caridad va con mano larga y también eso se nota por los miserables
que salen de su casa con un puchero lleno de algo caliente para calmar al
estómago y restaurar las fuerzas.
La fiesta de Salambó -que ese es el modo de llamar a Venus- vino a alterar
su tranquila y laboriosa existencia. Han salido las damas nobles por las
calles, llevando a hombros su estatua; van remedando gritos y lamentos,
fingen gemidos y ademanes de dolor imitando la angustia de Venus que
llora la muerte de su enamorado Adonis.
A su paso está organizado un petitorio para costear la fiesta y hacer más
brillante la solemnidad de los sacrificios. Cuando llegan a la altura de la
casa-tienda-taller de Justa y Rufina y pedirles limosna para los festejos, las
dos hermanas se niegan al unísono a cooperar con el culto pagano. Además
se despachan a gusto -¡pues buenas eran aquellas hermanas de Trajana, hoy
Triana, puestas en jarras!- hablando de Dios, de Jesucristo el Señor, de la
falsedad de su ídolo, obra del demonio, sin vida ni poder, aborrecible y
despreciable. Hasta tal punto -cuentan las crónicas- se enervaron las ilustres
damas paganas, que dejan caer la estatua llevada en andas y su descuido
hizo que, tanto los cacharros en venta como el ídolo portado, acabaran
hechos pedazos en el suelo.
Ahora, como venganza, son acusadas de sacrílegas ante Diogeniano que es
el que preside en Sevilla, como gobernador de la Bética, y que se propone
darles un castigo ejemplar. Fue Triana, fuera de la ciudad y al otro lado del
río, el lugar de su juicio y condena. Pudieron mantenerse firmes en la fe del
bautismo a pesar del ecúleo o caballete y de los garfios de hierro; las meten
en la cárcel para debilitar con hambre sus fuerzas por fuera y por dentro;
también las obligan a caminar descalzas por malos terrenos, pero resisten
sin claudicar a pesar de los pies sangrantes. Justa muere en la cárcel por su
debilidad y arrojan su cuerpo muerto a un pozo para impedir que los
cristianos le dieran culto. A Rufina le reservan la muerte en el anfiteatro de
Itálica para que un león la destrozara; pero con asombro pudieron ver los
paganos que la fiera se volvió mansa y se echó a su lado. La orden de
Diogeniano salió tajante de su boca y el verdugo le rompió el cuello. Su
cuerpo lo quemaron.
Dicen que luego, el obispo Sabino, reverente, recuperó las cenizas y los
restos de las hermanas.
Pronto comenzó el culto a las mártires sevillanas. Son testigos el código
Veronense y los templos que muy pronto se levantaron en su honor. En los
breviarios antiguos se reza que san Leandro se enterró en Sevilla en la
iglesia de las santas Justa y Rufina.
Entre las iconografías de Justa y Rufina destaca el grupo escultórico del
siglo XVIII del sevillano Duque Cornejo que se venera en un altar de la
catedral hispalense. La sacristía de la misma catedral tiene a las santas en
un cuadro de Goya que las representa no jóvenes, sino como dos matronas,
con un león a sus pies. También en el Museo Provincial de Bellas Artes de
Sevilla está resumida pictóricamente la historia de su vida y de su fidelidad
a la fe cristiana inmortalizadas por Murillo; el pintor quiso dibujarlas en el
lienzo con las palmas martiriales y entre la cacharrería de su oficio,
predicando el patronazgo de las dos mártires sobre la ciudad con el
anacrónico símbolo de sostener ambas con sus manos a la Giralda. Los
artistas son así.
20 JULIO
Santos: Angesio, Aurelio obispos; Bársaba, Marina (Margarita), Sabino,
Julián, Máximo, Macrobio, Casia, Paula, mártires; Severa, virgen; Severo,
Timoteo, patriarca, José el justo, Víctor, Vulmaro, confesores; Edelwita,
reina; Geneveo, abad; Elías, profeta; Rita Dolores Pujalte, Francisca Aldea
del Corazón de Jesús, hermanas de la Caridad, mártires (beatas).
20 de julio
Elías, profeta del Antiguo Testamento (s. IX a. C.)
Cuando sucedió, allá en el monte llamado Tabor, la Transfiguración de
Jesucristo ante los tres discípulos predilectos Pedro, Juan y Santiago,
dejándoles ver por un momento su Gloria, allá apareció Elías entre los
invitados junto a otro peregrino de la montaña que se llamaba Moisés; los
discípulos los veían conversando familiarmente con Cristo; entre los tres
comentaban cosas sobre los acontecimientos de la próxima Pasión.
Ya sabían cosas de él; las habían escuchado con frecuencia en la sinagoga
de los sábados; incluso los más viejos del lugar afirmaban que en los
últimos tiempos se hablaba de Elías más que en otras épocas; no hacía
mucho, la gente llegó a confundir a aquel Bautista que realizaba su
carismática predicación en el río Jordán con Elías; los mismos príncipes de
los sacerdotes habían mandado a unos comisionados para que investigaran
si Juan era el Mesías tan esperado y, al obtener una respuesta negativa,
intuyeron que se trataba de alguna otra persona importante y hasta le
preguntaron si era una especie de reencarnación de Elías o una aparición
suya, puesto que se hablaba de que el gran profeta tendría que venir en los
tiempos últimos.
¿Qué quién fue este personaje?
Los judíos de todos los lugares conocían bien sus portentosas obras que
fueron parte de su misión. Había nacido en torno al año 900 antes de
Cristo, cuando ya se había consumado la división cismática político-
religiosa del Pueblo de Dios que quedó seccionado en el Reino del Norte -
con capital en Samaría- y el Reino del Sur -con capital en Jerusalén-,
después de la asamblea que tuvieron en el 931, en Siquén. En el reino del
norte se llama desde entonces Israel y el del sur Judá. Cuando Elías ejerce
su profetismo por encargo de Dios, reina en Israel Ajab; pero se ha casado
con la cruel Jezabel, hija de Ittobaal el rey de Tiro y Sidón, que ha traído a
Samaría a sus profetas y dioses fenicios, levantado un templo a los baales y
ha perseguido hasta el aniquilamiento a los profetas del verdadero y único
Dios, Yahwé.
Elías o Eliyahú, que quiere decir "Dios es mi confianza", es fuerte y claro
con el rey Ajab. Le dirá que por haberse apartado de Yahwé y por haber
torcido sus ojos a los dioses falsos ya lleva su reino sufriendo años la
sequía que ha mandado Elías; hace años que los campos se han olvidado de
las cosechas, los veneros están agostados y los animales se mueren; los
hombres tienen labios resecos y Samaría entera sufre el azote de Dios.
Profeta fuerte y claro con el pueblo prevaricador. "¿Hasta cuándo cojearéis
entre dos muletas?" les dice, recriminándoles por mantenerse dubitativos y
negligentes entre Yahwé y los baales. Tiene que convencerles con un
prodigio: Reunidos los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y él solo en
lid sobrenatural para dilucidar ante el pueblo dónde está la verdad; dos
novillos descuartizados dispuestos sobre el monte para el sacrificio; los
profetas de los baales danzarán, cantarán, gritarán, implorarán, se harán
incisiones sangrientas y entrarán en trance sin éxito; Elías invocará con
sencillez al Dios de Israel y de Judá y vendrá de inmediato un fuego del
cielo que hará en un instante cenizas a las víctimas y a las piedras por más
que antes hubieran sido empapadas en agua.
Con los intereses de Yahwéh es fuerte y claro por encima de todo. Los
cuatrocientos cincuenta profetas de los falsos dioses son pasados a cuchillo
junto al torrente Cisón. Ni uno sólo escapó.
Convertido ya el pueblo al buen Dios no hace falta que continúe el castigo.
Viene el agua como llega la persecución de la vengativa Jezabel que obliga
a huir a Elías al desierto donde, cansado y agotado el profeta, pide ya la
llegada de su fin bajo la retama. Como el desierto tiene reminiscencias de
lugar encontradizo con Dios, le viene el encargo de reponer fuerzas porque
el camino a recorrer es aún largo para Elías. Hace falta ungir a Yehú para
rey de Israel y preparar a Eliseo como sucesor en el profetismo.
Aún tuvieron tiempo para ver al hombre de Dios pasar andando el río
Jordán golpeado con su manto.
¡Cuánto debió ser el poder que Dios dio a Elías cuando Eliseo se
conformaba sólo con un tercio de él para desempeñar su propia misión! Y
lo tendrá al ver el rapto de su maestro al cielo en aquel carro de fuego.
21 JULIO
Santos: Lorenzo de Brindis, presbítero y doctor; Abamón, Adrián, Elio,
Víctor, Práxedes, Julia, Claudio, Justo, mártires; Arbogasto, abad;
Domnino, Ignacio, Crimoaldo, Gondulfo, confesores; Zótico, obispo;
Reinilda, virgen; Juan, monje; Daniel, profeta.
21 de Julio
San Lorenzo de Brindis, presbítero y doctor de la Iglesia (1559-1619)
Nació el año 1559 en Brindisi (Italia). Se hizo fraile capuchino, enseñó
teología a sus hermanos de religión y desempeñó en la Orden otros cargos
de responsabilidad. Hombre de gran cultura y conocedor de idiomas
recorrió Europa predicando. Puso especial empeño en la conversión de
judíos, musulmanes y protestantes. Sirvió a la Iglesia con algunos encargos
diplomáticos y murió en 1619 cumpliendo uno de ellos en Lisboa.
22 JULIO
Santos: María Magdalena; Atón, Cirilo de Antioquía, Hilario, Pancario,
obispos; Andrés, Teófilo, Platón, mártires; Menelao, abad; Osén, Síntiques
o Síntica, Vandregísilo, confesores.
22 de Julio
Santa María Magdalena
Es la figura femenina más representativa del grupo de mujeres que seguía a
Jesús. Tuvo el privilegio de estar presente en el Calvario y de gustar de la
presencia de Jesucristo resucitado. Una antigua tradición la identifica con la
hermana de Marta y de Lázaro y con la pecadora arrepentida que lloró a los
piés de Jesús.
23 JULIO
Santos: Brígida, Rómula, Redenta, vírgenes; Trófimo, Teófilo, Vicente,
Apolonio, Eugenio, Primitiva, mártires; Casiano, Hidulfo, Olimpio,
confesores; Apolinar, Liborio, Vodino, obispos; beatos, Nicéforo, Zacarías
y compañeros mártires Pasionistas de Daimiel.
23 de Julio
Santa Brígida, religiosa (1303-1373)
En el año 1303 nació en Suecia. Casada desde muy joven se entregó sl
cuidado de su casa y a dar esmerada educación a sus ocho hijos. Al morir
su marido, emprendió una vida de mayor ascetismo, sin dejar de vivir en el
mundo. Fundó la Orden religiosa que popularmente lleva su nombre: las
Brígidas. En 1346 se trasladó a Roma, donde fue para todos ejemplo de
virtud. Hizo humana y sobrenaturalmente todo cuanto pudo para aliviar los
males derivados del destierro de Avignon. Dejó escritos que narran sus
experiencias místicas. Murió en Roma el año 1373.
24 JULIO
Santos: Arnulfo, Blatmaco, Boris, Calcedonio, Meneo, Capitón, Cristina,
mártires; Eufrasia, Fantino, Fergus, confesores; Gerburga, abadesa;
Angeles, Pilar, Teresa Carmelitas Descalzas, mártires.
24 de julio
Cristina, mártir ( † c. a. 300)
Nació en Toscana, en la margen derecha del lago Bolsena, en un villorrio
frecuentemente sacudido por elementos naturales y al mismo tiempo
transformado por diversas culturas en el transcurso del tiempo.
Cristina es la hija de Urbano, gobernador pagano de la región y presentado
por los libros antiguos como enemigo acérrimo de los cristianos. La niña se
ha aficionado desde pequeña a aquello que cuentan de ese Cristo tan
perseguido y maltratado; la curiosidad primera se cambia en pensamiento
cuando descubre que son muchos los cristianos juzgados por su padre y
condenados porque son fieles dispuestos a dar la vida por su ideal. Crece
más y más la simpatía y a escondidas busca datos de unas señoras
cristianas; la instruyen y la forman; se bautiza en secreto y toma el nombre
de Cristiana.
Entre juego y travesura formal ha hecho algo que saca de quicio a su padre
y será el motivo que la lleve al martirio; no se le ha ocurrido otra cosa que
apañar las estatuillas de ídolos que su padre siempre ha conservado con
esmero, casi como un patrimonio familiar, las ha tomado por suyas, las ha
destrozado y ha dado el rico material de que estaban hechas a los pobres
para remedio de su necesidad.
El padre ha descubierto su condición y lleno de ira, al notar la rebeldía de
la niña, la trata con peores modos que a los demás cristianos. "No se ha de
decir en el mundo que una niña me dio la ley, ni que estos hechiceros de
cristianos triunfan de nuestros dioses en medio de mi propia familia. Yo
veré si sus hechizos pueden más que mis tormentos y si la paciencia de una
hija ha de hacer burla de la cólera de un padre". El gobernador manda usar
con ella azotes y garfios admirándose de que Cristina persista en su actitud.
Manda el desnaturalizado padre preparar un brasero ardiente para quemarla
poco a poco; mas el brasero se hizo una hoguera que abrasó a los verdugos
y a los curiosos cercanos. Puesta en la cárcel para que cambie por la
lobreguez de la mazmorra, la oscuridad y el hambre; pero allí es consolada
con luminosas apariciones de ángeles que le curan sus heridas y le
prometen protección. El padre, a los pocos días, manda atarle al cuello una
pesada piedra y arrojarla al lago; sin embargo un ángel la transporta a la
orilla. Esa noche muere de un sofoco Urbano en su cama.
Mandan las autoridades un nuevo gobernador que se siente estimulado a
proseguir el asunto Cristina presumiendo que su padre, por padre, no supo
solventarlo. Se llama Dion y ya piensa en nuevas crueldades: estanque de
aceite hirviendo mezclado con pez del que la niña Cristina es liberada.
Luego la manda llevar al templo de Apolo para obligarle a ofrecer
sacrificio, pero, ante el asombro de todos, el ídolo se derrumba y se hace
polvo ante el mismísimo gobernador que muere en el acto ¡claro que los
verdugos y miles de testigos presenciales proclaman espantados proclaman
a gritos que es el de Cristina el único Dios!
El tercero de los gobernadores poderosos se llama Juliano quien,
preocupado por el caso pendiente, lo ha estudiado con detenimiento
llegando a la conclusión de que se trata de artificios, encantamientos y
magia que todos los cristianos profesan. Por ello maquina nuevos
procedimientos para hacer desistir a la niña Cristina de sus pertinaces
rebeldías y conseguir que el poder romano y los dioses propicios terminen
con la situación que ha puesto al borde del caos a la región. Mandó
preparar un horno encendido donde mete a la niña para que el fuego la
consuma; siete días la tiene allí sin conseguir que le suceda daño alguno.
Luego será una habitación oscura plagada de serpientes, víboras y
escorpiones venenosos de la que sale indemne y sin ningún picotazo,
cantando alabanzas a Dios; la desesperación del mandatario llegó entonces
al extremo de decretar cortarle la lengua, pero ¡oh prodigio! ahora canta
más fuerte y mejor.
Y acude, arremolinándose, toda la comarca ante la contemplación evidente
del triunfo que se comenta por todas partes de la debilidad cristiana ante la
fortaleza y brutalidad romana. Basta un tronco caído en donde atan a la
delicada niña para que las saetas atraviesen su cuerpo y ella decida,
suplicándole al buen Dios, rendirle su espíritu con el martirio.
Dicen que sus restos se trasladaron de Toscana a Palermo de Sicilia donde
es reverenciada.
¿Verosímil? Parece más bien como si la vida y la muerte martirial de
Cristina hubiera servido de modelo para expresar la confrontación entre el
bien y el mal, o lo que es lo mismo, entre fe cristiana y paganismo, entre la
frágil niña Cristina y la personalidad experimentada y abrumadora de tres
hombres de gobierno sucesivos -el primero su propio padre- con el mismo
común empeño de demostrar que ellos pueden más. Parece como si se
tratara de exaltar en Cristina aquello que debe ser real en todo cristiano -la
fe en su Cristo y la confianza sin límite en su ayuda constante-, mientras
que los gobernadores representan la obstinación ciega que rechaza el poder
cada vez más evidente, como in crescendo, de Dios. Los verdugos y el
pueblo serían los testigos que en la narración van a testificar con sus
reacciones -esas que se intuyen llenas de emoción compasiva- dónde está la
verdad y lo grande que es el poder de Dios. Da la sensación de que la
Passio que narra la muerte de Cristina intenta también cargar motivos
veterotestamentarios en donde parecen inspirarse algunos hechos que se
narran. El hecho histórico del martirio sería la ocasión que motiva la amplia
catequesis. De todos modos, estas consideraciones más parecen próximas a
la labor pasada de los bolandistas; pero, en el caso de que hubieran sido los
hechos tal como expresa la Passio, nos quedaría el regusto de disfrutar el
aroma extraño que desprende la fidelidad del débil a las exigencias
amorosas divinas que no entienden de edades y que perduran más allá de la
muerte.
25 JULIO
Santiago Apóstol, Patrón de España.
Santos: Cristóbal, Cucufate (Cugat), Pablo, Florencio, Félix, Teodomiro,
Valentina, Tea, mártires; Magnerico, Turpión, Orso, obispos; Nesán,
Canuto, confesores.
25 de Julio
Santiago, Apóstol, patrono de España (s. I )
Hijo de Zebedeo, hermano de Juan y del grupo de los Doce. Natural de
Betsaida. Presenció los principales milagros realizados por el Señor. Su
acción apostólica inicada en Judea llegó hasta los confines de Occidente.
Vuelto a Palestina murió mártir por orden de Herodes en el año 42. Sus
restos fueron trasladados a España a la ciudad que lleva su nombre, siendo
su tumba uno de los puntos principales de peregrinación de toda la
cristiandad. Después de la invasión musulmana, el Apóstol Santiago
aparece venerado como cabeza de España y patrono de sus reinos cristianos
que agradecen la protección del Apóstol en la defensa de la fe y en la
asistencia a la acción misionera que ha contribuído a extender el Evangelio
por todo el mundo.
26 JULIO
Santos: Joaquín y Ana padres de María Santísima; Erasto, Valente,
obispos; Sinfronio, Teódulo, Exuperia, Ciriaca, Doroteo, Eusebia, Jacinto,
mártires; Pastor, presbítero; Simeón, monje; Benigno, Caro, Cristina,
Bartolomea y Vicenta Capitanio, confesores; Godón, abad.
26 de Julio
San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María
Una antigua tradición, datada ya en el siglo II, atribuye los nombres de
Joaquón y Ana a los padres de la Virgen María. El culto aparece para Santa
Ana ya en el siglo VI y para San Joaquín un poco más tarde. La devoción a
los abuelos de Jesús es una prolongación natural al cariño y veneración que
los cristianos demostraron siempre a la Madre de Dios.
27 JULIO
Santos: Arnaldo, obispo; Bertoldo, Conrado, abades; Clemente, Celio,
Nemesio, los 7 Santos Durmientes, Simeón Estilita, confesores; Eterio,
Félix, Mauro, Desiderato, Valeriano, obispos; Juliana y Semproniana,
Aurelio, Natalia (Sabigoto), Félix, Liliosa, Jorge, Julia, Jocunda, Pantaleón,
mártires; Mártires de Salsete.
27 de julio
Aurelio, Natalia (Sabigoto), Félix, Liliosa y Jorge, mártires († 852)
Aurelio es hijo de un mahometano de los que ocupaban Córdoba, en
España; pero su madre es cristiana y procuró educarlo en la fe verdadera.
Pronto quedó huérfano de padre y madre; una tía suya, también cristiana, se
encargó de hacerlo un hombre. Al llegarle la edad se casó con Natalia, hija
de padres mahometanos pero, convertida al cristianismo, se bautizó cuando
ellos murieron y empezó a llamarse Sabigoto; tienen dos hijas pequeñas;
son ricos y emparentados con gente importante de la ciudad por la parte
mora.
Félix es uno de los amigos de Aurelio y está casado con Liliosa. A ellos las
cosas les van igualmente bien, no por agarenos, sino por la renuncia que
años atrás hizo Félix a la fe de los cristianos; tuvo miedo; no se atrevió a
afrontar la vida con las limitaciones de trabajo, económicas, los impuestos,
la mala perspectiva para los futuros hijos con todas las puertas cerradas
para prosperar y disimuló su fe ante el juez. Por ello no les va nada mal. Él
sigue creyendo en Dios, pero no frecuenta las reuniones, ni participa en el
culto porque no se interprete que da marcha atrás.
Han comenzado a pasar cosas graves en la ciudad emirada en los últimos
tiempos. Los ánimos se han calentado y comenzado a haber gente muerta
por ser cristiana. Primero mataron a un presbítero que se llamaba Perfecto,
luego a otros más; hay gente en la cárcel por su fe cristiana y se presentan
situaciones tan tensas que no se sabe muy bien cómo va a ponerse el
ambiente.
En general, los cristianos de Córdoba están ya hartos de su deteriorada
situación, y han comenzado a presentarse ellos mismos, de modo
espontáneo, al tribunal. Otros piensan que esta es la ocasión de lavar sus
culpas y hasta parece ser el caso de Félix. Los dos matrimonios llevan
tiempo hablando entre ellos de responsabilidades y de fidelidad. Una de las
primeras cabezas cristianas les ha hecho poner en balanza lo que se gana y
lo que se pierde; es ese hombre valiente y docto obispo que se llama
Eulogio. Las dos parejas se animan a ser fieles y más valientes de lo que
son.
Cuando el otro día estaba Aurelio en la plaza vió un espectáculo triste en sí
mismo y lamentable; llevaban en un borrico, con gran alboroto, entre gritos
y gestos maldicentes, al bueno de Juan; iba herido, le pegaban con cuerdas,
le insultaban y maldecían por ser cristiano y no bendecir al Profeta. Llegó a
casa y no pudo ocultar su pena por la injusticia, todo en él era rebeldía por
la impotencia; Liliosa escuchó la versión y pronto la conocen Aurelio y
Sabigoto. Ahora los cuatro están dispuestos a buscar solución definitiva
pasando por el martirio; pero deben prepararse bien al momento decisivo.
Primero, Aurelio y Sabigoto deben llevar a sus hijas al monasterio que
fundaron Jeremías e Isabel; ahora es Isabel la abadesa de Tábanos y ella se
encargará de cuidarlas con la dote que pondrán a su disposición; luego, sí,
deben mejorar su oración, sus sacrificios, su amor a Dios. Y así comienza
una nueva dimensión en sus vidas. Los cuatro están a partir un piñón
cuando dan abundantes limosnas con sus bienes, comienzan a dormir en el
suelo, practican el ayuno, visitan a los enfermos y hasta deciden ir -con
influencias- a la prisión para dar algo de consuelo.
Fue allí donde encontraron a Flora, la virgen que es hija de mahometano y
cristiana y a María, monja de Cuteclara y hermana del diácono Wilabonso,
decapitado el siete de junio del año pasado. Ellas están condenadas a
muerte por sacrílegas y parece que lo que esperan es un premio por su
alegría y decisión. Las dos parejas fueron a consolarlas y salieron de la
cárcel con fuego en sus corazones.
Conocieron en el monasterio tabanense a Jorge, un monje oriental,
concretamente de Siria, que pasó veintiséis años en San Sabas, cerca de
Jerusalén, enviado a África para recoger limosnas para mantener a los
monjes que habían quedado allí. Es diácono, amigo de Eulogio, sencillo y
servidor de todos; habla griego, árabe y latín. Se les unió desde entonces,
pensando en el martirio, y ya no se les despega ni de día ni de noche.
Los cinco se han presentado ante el juez; le ponen al corriente de su fe
cristiana al tiempo que afirman la falsedad de la religión que profesan todos
los seguidores de Mahoma. El juez se esfuerza en hacerles recapacitar
sobre su locura; les está haciendo ver la vida que tienen por delante con
promesas de bienes, comodidades y honra. Todo es basura comparado con
Jesucristo a quien desean servir por encima de todo. Les da cinco días de
cárcel para pensar y poder reunir al Consejo porque son personas
importantes por su parentela y él no quiere decidir su suerte. Ante los
nuevos jueces, pareció que tenían ellos más ganas de ser condenados que
los jueces en condenarles. Terminaron degollados, aplicando la ley, por
maldecir al Profeta y declarar abyecta su religión.
Fue el día 27 de julio del año 852.
Dos matrimonios y un fraile dijeron públicamente del modo más fuerte y
claro que es mejor el bien de Cristo que la totalidad de bienes terrenos.
Amén.
28 JULIO
Santos: Nazario, Celso, mártires; Acacio, Eustasio, Furadrán, Lúcido,
Peregrino, Raimundo, confesores; Botvido, David y compañeros, mártires;
Víctor I, Inocencio I, papas; Catalina Thomás, religiosa; Pedro Poveda,
fundador de la Institución Teresiana, beato.
28 de julio
Catalina Thomás, religiosa ( † 1574)
Las islas Baleares tienen santa en esta niña nacida alrededor del año 1530,
y digo la fecha sin certeza porque los estudiosos de la historia no terminan
de llegar a un acuerdo al respecto. Nació en una familia pobre formada por
Jaime Thomás y Marquesina Gallard, en Valldemosa, esa población repleta
hoy de turismo tantas veces extravagante y superficial.
En torno a la santa Catalina hay una densa y extensa leyenda dorada hecha
por el cariño de los paisanos que fueron acumulando datos en torno a su
figura. Puede ser que lo que fue comentario sobre sus cualidades, aficiones
o deseos llegara a objetivarse en personajes unidos a su vida. No es posible
deslindar los campos que pertenecen al mundo de la fantasía del que es
propio de la realidad, porque, cuando se entra en el terreno de la acción
divina en las personas, siempre queda la sospecha de lo posible e incluso de
lo que se teme por el factor sobrenatural residente en la omnipotencia y el
querer de Dios, máxime si faltan datos históricos plenamente
comprobables.
Se habla en torno a su figura santa que tuvo visiones de Jesús crucificado y
de Nuestra Señora; también se afirma que vino a verla santa Práxedes, san
Antonio Abad, san Bruno y su especialmente amiga y protectora de toda la
vida santa Catalina mártir. ¿Fueron sólo santos a los que tuvo gran
devoción y que la gente exaltó con fervor popular hasta el punto de crear
situaciones irreales de misticismo en Catalina Thomás? ¿Fueron efectivas,
aunque no demostrables, las visiones de la santa? A la distancia de cuatro
siglos, ¿quién se atreverá a negar o a afirmar los hechos, basados sólo en el
dato de no ser frecuentes en los de a pie o de considerarlos muy repetitivos
en ella? Parece que lo mejor que se puede hacer con sencillez es relatarlos
como nos han llegado y dejar a la sensibilidad y sensatez del lector la
interpretación.
Murieron pronto los padres de la chiquilla y unos tíos se ocuparon de ella.
La llevaron a su propiedad de Son Gallart, como a unos diez kilómetros de
Valldemosa, donde vivían como agricultores y ganaderos acomodados.
Pronto empieza a cooperar en las faenas caseras propias de una familia
campesina de la comarca: comidas y loza, ropa a lavar y coser, orden de la
casa, atención a los criados, cuidado de animales y algún trabajo adicional
de labranza; los domingos, a misa con la familia y poco más. Es verdad que
algunas veces la echaban de menos cuando le tocaba ir al campo con el
ganado -luego se ha sabido que eran momentos de especial disfrute de esa
soledad tan acompañada en la contemplación y el diálogo-.
Conoció al eremita P. Castañeda que era un solitario del monte y bajaba a
pedir lo poco que necesitaba para vivir. Un día fue a verlo al Oratorio de la
Santísima Trinidad para contarle lo que hacía tiempo llevaba en el alma;
ella quería ser religiosa, pero temía que sus tíos no lo entendieran. Y se
confirmaron los temores. Hubo una resistencia tan grande que fue precisa
la severa intervención del sacerdote para que le permitieran ir a Palma y
estudiar la posibilidad.
Mientras se ven los conventos, entra en casa de la familia de Don Mateo
Zaforteza como criada y chica para todo. Se produce buena simbiosis entre
las dos mozas de la casa; Catalina aprende de la hija de Don Mateo a leer, a
escribir y a bordar mientras que enseña a Isabel las cosas de Dios y el modo
de tratarlo. Conventos hay, pero no la reciben. Existe una razón de peso en
la época: los monasterios son pobres y no pueden facilitar la entrada a
nadie sin dote. A la desesperanza lógica responde Catalina con más oración
y con lágrimas que mojan la piedra para que el Señor y la Señora allanen
las dificultades y abran las puertas como así sucedió al fin: cuatro
conventos están dispuestos a recibirla pasando por alto la formalidad de la
dote y ella elige al de Santa María Magdalena.
La payesita casi analfabeta tomó el velo en 1553. Es una monja más; hace
el trabajo que le encargan que siempre es sencillo y nunca importante:
cuidó la enfermería, la cocina, la despensa y el torno de comunicación con
el exterior. Orden, oración intensa, mortificación habitual, caridad delicada,
soledad, alegría y mucha paz. Cada vez va más gente a verla y siempre
tiene una palabra animosa para la fidelidad al Evangelio. No hay mucho
más en lo externo de Catalina, salvo que predijo el momento de su muerte
que conoció diez años atrás. Estaba tan buena... pero dice que ya se va y
quiso despedirse de Isabel, de su familia y de las monjas; avisado el
médico, no diagnostica ninguna preocupante enfermedad; pero ella pide los
sacramentos al capellán, entra en éxtasis y marchó al Cielo así, sin más.
Los mallorquines sabían bien que desde ese 28 de julio tienen santa
protectora y conservan con veneración, cariño y algo de orgullo del bueno
las reliquias del cuerpo incorrupto de Catalina Thomás. La canonizó el
papa Pío XI en el año 1930.
29 JULIO
Santos: Marta, Patrona de la Hostelería; Constantino I, patriarca; Bite,
Eufrasia, Hilaria, Faustino, Guillermo, Olav rey, Serafina, virgen;
Simplicio, Faustino, Beatriz, Benjamín, Calínico, Lucila, Flora, Eugenio,
Sabina, Serapia, Serafina, mártires; Lupo (Lope), obispo.
29 de Julio
Santa Marta
Era la hermana de Lázaro y de María. Disfrutó de una amistad especial con
Jesucristo: lo recibió con frecuencia en su casa de Betania, cerca de
Jerusalén, y allí se desvivió por servirle, procurando del mejor modo que
sabía hacerle agradable su permanencia. Con sus oraciones pidió la
resurrección de su hermano.
30 JULIO
Santos: Pedro Crisólogo, Abdón, Senén, Gerardo, Germán, Julita, Máxima,
Donatila, Segunda, Séptimia, Augusta, mártires; Leopoldo de
Castellnuovo, Terencio, confesores; Silvano, eremita; Imeterio, monje.
30 de Julio
San Pedro Crisólogo, Obispo y Doctor de la Iglesia (¿380-¿450)
Vivió entre el 380 y el 450. Nació en Imola, en la Emilia, provincia de
Bolonia (Italia). Fue elegido obispo de Rávena en el 424 y cuidó
celosamente de sus fieles con numerosos escritos y sermones. Tanta altura
y piedad tuvo su predicación que mereció el apelativo de crisólogo: palabra
de oro. Murió alrededor del año 450.
31 JULIO
Santos: Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús; Banto,
Beato, Juan, Benigno, Goselino, Natal, Eudócimo, confesores; Calimero,
Folamón, Firmo, Germán, Pedro, obispos; Demócrito, Segundo, Dionisio,
mártires.
31 de Julio
San Ignacio de Loyola, presbítero (1491-1556)
Nació el año 1491 en Loyola (España). Cuando convalecía de unas heridas
de guerra, se convirtió comenzando una vida de oración y penitencia.
Empezó estudios de teología que culminó en París. Allí reunió un grupo de
discípulos con los que había de fundar más tarde, en Roma, la Compañía de
Jesús. Ejerció un fecundo apostolado e impulsó la expansión de su Orden
por todo el mundo, contribuyendo grandemente a la reforma de la Iglesia.
Murió en Roma el año 1556.
1 AGOSTO
Santos: Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor; Arcadio, Exuperio,
Etelwoldo, Eusebio, Nati, Netario, obispos; Almeda, Bono, Fausto, Mauro,
Cirilo, Aquila, Pedro, Domiciano, Rufo, Menandro, Justino, Felipe y
compañeros mártires; Fe, Esperanza, Caridad vírgenes y mártires; Rubén
(Rubil).
1 de Agosto
San Alfonso María de Ligorio, Obispo y Doctor de la Iglesia (1696-1787)
Nació en año 1696 en Nápoles.
Se doctoró en Derecho y ejerció la abogacía.
Ordenado sacerdote se entregó a los cuidados pastorales de la gente más
necesitada, primero en las ciudades y luego en los campos, organizando
misiones populares en torn a los sacramentos de la Eucaristía y de la
Penitencia.
Fue un prolífico autor de obras espitituales, principalmente de Teología
Moral donde es considerado como un punto de referencia entre los
expertos.
Fue nombrado obispo de Santa Agueda. Años después renunció a este
cargo y murió cerca de Nápoles en el 1787.
2 AGOSTO
Nuestra Señora de los Ángeles.
Santos: Eusebio de Verceli, obispo; Esteban, papa; Máximo, Auspicio,
Betario, Eufronio, Pedro de Osma, obispos; Catalina, Teódota, Evodio,
Rutilio, mártires; Guillermo, abad; Pedro Fabro, beato.
2 de Agosto
Nuestra Señora de los Ángeles
La Virgen María es la Madre de Jesucristo.
Por esta razón, ha sido venerada siempre como la criatura más excelsa, por
encima de todos los Santos y de los Ángeles.
Por ser Madre de Dios es justamente Reina y Señora de los Ángeles.
2 de Agosto
San Eusebio de Vercelli, Obispo (+ 371)
A principios del siglo IV nació en Cerdeña.
Fue elegido primer obispo de Vercelli en el 345.
Introdujo en su diócesis la vida monástica, siendo uno de los primeros
impulsores del monacato en occidente, tuvo que sufrir muchos sinsabores
por la defensa de la fe.
El emperador Constantino lo desterró con motivo de la controversia
arriana.
Vuelto a su patria, trabajó intensamente por el restablecimiento de la
ortodoxia.
Murió en el año 371.
3 AGOSTO
La Invención de San Esteban.
Santos: Abilón, Acela, confesores; Asprén, Eufronio, Gofredo, Mánaco,
obispos; Dalmacio, Gamaliel, Licinia, Leoncia, Ampelia, Flavia, Lidia,
Marana, Cira, Trea, confesores; Nicodemo, mártir; Valtén, abad; Fausto,
monje; Pedro Julián Eymard, fundador.
3 de agosto
Pedro Julián Eymard, fundador (1811-1868)
Nació en La Mure, al este de Francia, por donde poco antes (1799) había
pasado el papa Pío VI, prisionero del Directorio -órgano ejecutivo del
gobierno republicano francés desde el 1795-, dando bendiciones, y poco
después (1815) pasó también Napoleón, el fugado de la isla de Elba, con
cantos bélicos triunfales. Pedro fue hijo de un labrador arruinado que
cambió el oficio por el de afilador ambulante -de algo hay que vivir- y
contrajo segundas nupcias con una buena mujer de pueblo que le dio a
Pedro nacido entre hermanastros.
La familia no le facilita realizar su vocación religiosa; piensan que ellos
son suficientemente pobres y no están para muchos dispendios, que es
imposible prescindir de la ayuda que el hijo debe reportar al peculio
familiar y afirman que también se puede agradar a Dios sin necesidad de
buscar situaciones extremas. Pedro él es terco en su deseo. A escondidas va
alternando el oficio de afilador con estudios ocultos.
El P. Guibert -futuro cardenal de París, ahora sólo un sacerdote joven-, ha
pasado por el pueblo cuando Pedro tiene ya dieciocho años y, conociendo
las delicadezas de Pedro con la Virgen María, avivó el incendio interior
facilitando que el chico pudiera entrar en el noviciado de María Inmaculada
de Marsella; pero una enfermedad lo puso al borde de la muerte y debió
regresar a su casa.
Recuperada la salud, entró por fin en el seminario de Grenoble y recibió la
ordenación sacerdotal en el año 1834. Es Cura de pueblo, estuvo en las
parroquias de Chatte como coadjutor y como párroco rural en
Montereynard; pero se muestra inquieto, como en búsqueda continua de
algo que aún no sabe. Entró en contacto con el Cura de Ars y arraigó entre
ellos una fuerte amistad. Llegó a entrar en el noviciado de los maristas de
Marsella haciéndose miembro de la Sociedad de María; lo hacen director
del colegio de Belley, Superior Provincial, Director de la Tercera Orden de
María en Marsella, ciudad tan revuelta por las desatadas pasiones de la
primera mitad del siglo XIX. Ejerce un intenso y amplio apostolado en la
ciudad preferentemente entre los presos, enfermos y obreros. Con la
señorita Jaricot funda un instituto que luego asumiría la Santa Sede como la
Obra Pontificia para la Propagación de la Fe.
En un ambiente impregnado de utilitarismo, que se propone endiosar la
razón y que rezuma anticlericalismo por todos los poros, llegando al
desprecio de lo sobrenatural, Pedro se ha pronunciado por lo que el mundo
juzga despreciable, nada práctico y cosa propia de otra época perteneciente
al decrépito pasado.
Consultando a sus superiores previamente y al papa Pío IX después, funda
la Congregación del Santísimo Sacramento que tiene como fin la adoración
continua y permanente el Señor presente en la Eucaristía; para ello hace
falta contar con sacerdotes piadosos, llenos de fe y deseosos de adorar con
hambre de reparación. Y a ello se dedica. No le es difícil sólo por el
ambiente laico propiciado desde lo más alto del Imperio como una de las
consecuencias de la Restauración; también le llegaron primero los
cansancios y aburrimientos de los que pensaron que aquello era una cosa
más, probablemente pasajera y sin mucha entidad; luego vinieron las
incomprensiones de los buenos; después la terrible y frecuente plaga entre
los clérigos de los celos que, como sucede casi siempre, terminaron en
traiciones y calumnias.
Pero hace falta -piensa Pedro- instruir a la gente con verdadera doctrina
porque la ignorancia es el principal de los males que está comprometiendo
la fe, la piedad, la vida cristiana, la política y la vida social, permitiendo la
manipulación de los ignorantes. Piensa que es preciso ocupar todos los
púlpitos de las iglesias, sacar a Jesús Sacramentado del Sagrario, pero no
como una momia, sino vivo, resucitado, presente y real. Hay que
desempolvar la fe en Cristo Salvador presente en la Eucaristía; peregrino de
ella, quemará sus energías por toda Francia, dejando tras sí asociaciones de
sacerdotes, religiosas, hombres y mujeres seglares que tengan como
finalidad exclusiva la adoración permanente a y agradecida al Señor
Sacramentado.
Así quedaron sentadas las bases para los futuros Congresos Eucarísticos el
primero de los cuales tuvo lugar en Lila, en 1881, organizado por la antigua
religiosa de la Congregación del Santísimo Sacramento, Señorita Tamisier,
cuando él ya estaba en el Cielo.
Su actividad fue nada llamativa ni sorprendente, no llevó el marchamo de
lo cultural ni el ribete de lo social; incomprensible, sí, para un mundo
bastante cegato; pero que va al núcleo de toda otra posible y saludable
actividad porque señala la primacía del orden sobrenatural.
4 AGOSTO
Santos: Juan María Vianney, Agabio, Aristarco, confesores; Atón, Varos,
Baldomero, Centola, Elena, Crescencio, Justino, Eleuterio, Epifanio,
Isidoro, Eudoxia, Onofre, Peregrino, Vicenciano, Perpetua, Tertuliano,
mártires; Rainiero, obispo.
4 de Agosto
San Juan María Vianney, presbítero (1786- 1859)
Nació en Francia, cerca de Lyon en el año 1786.
Tuvo que superar serias dificultades para ordenarse de sacerdote. El obispo
le encomendó la parroquia de Ars. Allí cumplió celosamente su ministerio
sacerdotal durante 42 años.
Se distinguió por la dedicación a la administración del Sacramento de la
Penitencia, por su intensa oración y grandes penitencias llevadas de un
modo tan admirable que corrió su fama de santidad por toda Francia. Los
fieles acudían a él por miles de todos los lugares para confesarse, participar
en su Misa y escuchar su predicación.
Murió en 1859 y fue declarado por el Papa Pío XI Patrono universal de los
sacerdotes seculares.
5 AGOSTO
Dedicación de la Basílica de Santa María (María de las Nieves).
Nuestra Señora de África, patrona de Ceuta.
Santos: Hilaria, Digna, Cantidio, Cantidiano, mártires; Casiano, Memio,
Teodorico, Venancio, Emigdio, obispos; Abel, Nona, confesores; Viator,
eremita.
5 de Agosto
Dedicación de la Basílica de Santa María (en tiempos del Papa Sixto III,
432-440)
Una vez que el Concilio de Éfeso, en el año 431, proclamó la maternidad
divina de María, el papa Sixto III erigió en Roma, sobre el monte
Esquilino, una basílica dedicada a la Santa Madre de Dios. Recibe también
el nombre de Santa María de las Nieves porque el sitio donde habìa de
construirse quedó señalado de modo milagroso con una fuerte nevada en
pleno verano.
Es la iglesia más antigua dedicada en Occidente a la Virgen María y uno de
los templos más visitados de Roma y de toda la cristiandad.
6 AGOSTO
La Tranfiguración del Señor
Santos: Felicísimo, Agapito, Jenaro, Magno, Vicente, Esteban diáconos y
mártires; Cremetes, Melasio, abades; Jordán, Justo, Pastor, mártires;
Eusocio, Maurino, Estapino, obispos; Jacobo, eremita; Hormisdas, papa.
6 de Agosto
La Transfiguración del Señor
Fue en el monte Tabor donde Jesucristo se transfiguró ante tres de sus
Apóstoles, mostrándoles su gloria y preparándolos para los acontecimientos
de su futura Pasión, según consta por el testimonio de los Evangelios.
El Papa San Pío V unificó la celebración del acontecimiento en este día.
6 de agosto
Justo y Pastor, mártires († 304)
Convencieron los de la tetrarquía a Diocleciano que los verdaderos
enemigos a exterminar del Imperio eran los que se profesaban cristianos y
que ya estaban por todas partes. Fueron capaces de convencerlo porque
había datos que de ningún modo necesitaban probarse por su evidencia: los
cristianos no daban culto a los dioses romanos, se mostraban ausentes en el
circo y ponían auténtico reparo a verse en las termas; su matrimonio les
dura para toda la vida y a los hijos concebidos no los exponen jamás a la
muerte; comparten el pan y las casas, pero no la cama. Estas cosas podrían
perdonárseles porque son honestas, pero realizan extrañas prácticas
religiosas sólo accesibles a los iniciados y como no ceden en la adoración a
los dioses dándoles incienso, y como adoran a un Cristo o Cresto más que a
su propia vida son una fuerza potencial inmensa que puede volverse contra
el Imperio si se lo propusieran. Son fanáticos que escapan a la influencia y
autoridad del César y es precisa su destrucción. El César Galerio ha
triunfado en su intento exterminador. Decretos y más decretos promulga
Diocleciano que está representado por su gobernador o prefecto Daciano en
el extremo occidental del Imperio. La persecución se ha desatado fuerte y
cruel desde los Pirineos hacia el sur, dejando un rastro de sangre cristiana:
Vicente, Eulalia, tantos y tantos. También los niños Justo y Pastor.
Prudencio, que en su Peristefhanon cantará la gloria de los mártires y de las
ciudades que los poseyeron, incluye a los dos niños mártires entre los que
forman su corona, afirmando que son la "gloria para Alcalá"; luego serán
mencionados por Venancio Fortunato y estarán presentes con veneración
en los Santorales y Calendarios visigóticos con san Isidoro en su obra De
viris Illustribus y san Ildefonso que retoca, en apéndice, el diálogo entre los
hermanos; también en la liturgia Mozárabe aparecen sus nombres al
celebrar las fiestas, y son cantados por la literatura posterior como en el
soneto de Lope: "Dos corderos al cielo sacrifica, primicias ya de
innumerables santos". Llegan con el tiempo a ser nombrados Justo y Pastor
los Patronos de Alcalá y de toda la archidiócesis de Madrid.
Las actas son tardías, no auténticas y nada creíbles. Sólo recogen la
tradición oral de los hechos transmitidos a lo largo de las generaciones; un
autor anónimo los pone por escrito adaptándolos a las necesidades de sus
destinatarios o inventándolos para dar una buena catequesis presentándolos
adornados con elementos estéticos más o menos plausibles.
Sólo sabemos de Justo y Pastor que eran dos niños, como de siete y nueve
años, y que murieron degollados por presentarse espontáneamente ante
Daciano, manifestando su condición de discípulos de Cristo; sufrieron
martirio los dos hermanos al ser degollados probablemente en las afueras
de la ciudad llamada entonces Complutum y ahora Alcalá de Henares.
No quiso Asturio, el obispo de Toledo, dejar ya la ciudad complutense
después del hallazgo de sus restos. Así llegó Complutum a ser sede
episcopal y él su obispo primero. Allí mismo edificó en su honor la primera
basílica.
Pronto se difundió su culto a toda la piel de toro cristiana e incluso más allá
de los Pirineos; de hecho, el que en Barcelona se pusiera la diócesis recién
erigida bajo su advocación, allá por el siglo IV, es un testimonio bien claro
de cómo se comentó el suceso de la muerte de los intrépidos inocentes, de
cuánto estimuló su ejemplo a ser leales a la fe y de dónde se sitúa el
término o medida del amor a Jesucristo para no decir nunca "basta" a sus
exigencias.
7 AGOSTO
Santos: Sixto II, papa y compañeros, mártires; Cayetano, presbítero;
Justino, Veriano, Pedro, Julián, Fausto, Carpóforo, Exanto, Casio, Severo,
Segundo, mártires; Celso, Claudia, Conrado, confesores; Victricio, Donato,
Donaciano, obispos; Domecio, monje; Alberto, carmelita.
7 de Agosto
San Cayetano, presbítero (1480-1547)
Nació en el año 1480 en Vicenza (Italia).
Se ordenó sacerdote y para promover el apostolado y la renovación
espiritual del clero fundó en Roma la sociedad de Clérigos Regulares,
llamada también Teatinos, que prontamente se difundió por Venecia y
Nápoles.
El santo se hizo notable por su intensa oración y por la caridad con el
prójimo.
Murió en Nápoles el año 1547.
7 de Agosto
San Sixto II, Papa, y compañeros mártires (+ 258)
El Papa Sixto II, por orden del emperador Valeriano, fue detenido y
martirizado el momento por unos soldados, en el año 258, mientras
celebraba la Eucaristía en la catacumba de Calixto, en Roma, junto con
cuatro de sus diáconos y numerosos cristianos, al año de haber sido elegido
obispo de Roma.
8 AGOSTO
Santos: Santo Domingo de Guzmán, fundador; Ciriaco, diácono; Largo,
Esmaragdo, Marino, Juliana, Eleuterio, Leónidas, Hormisdas, mártires;
Emiliano, Mirón, obispos; Ternacio, Gervasio, Gedeón, confesores; Severo,
presbítero.
8 de Agosto
Santo Domingo de Guzmán, presbítero (c.1170-1221)
Nació alrededor del año 1170 en Caleruega (España).
Fue estudiante de Teología en Palencia y canónigo en Osma.
Con la santidad de su vida y con su predicación se opuso con éxito a la
herejía albigense en el sur de Francia. Allí, con los compañeros que se le
unieron en esta empresa, fundó la Orden de Predicadores. Supo transmitir a
los suyos su celo apostólico y su amor a la verdad.
Murió en Bolonia en 1221.
9 AGOSTO
Santos: Amor, Viator, Antonino, Falcón, Firmo, Rústico, Román, Martín,
Nicolás, Secundiano, Marcelino, Veriano, mártires; Benigno, Clemente,
confesores; Maurilio, Domiciano, Veremundo, obispos; Riagán, presbítero;
Oswaldo, rey; Cándida María, fundadora de las Hijas de Jesús, Teresa
Benedicta a Croce (Edith Stein), religiosa y mártir beatas.
9 de agosto
Oswaldo, rey (604-642)
Vástago de la familia real de Nortumbria. Su padre fue el sanguinario e
incendiario Eteelfrido que mereció el apodo de "Devastador"; por ello no es
de extrañar que, una vez muerto, su hijo Oswaldo tuviera que salir para el
destierro aunque solo fuera un niño. Pudo refugiarse en los escotos del
Norte que ya era zona cristianizada por Columba desde hacía unos años
antes de su llegada. Sólo tenía once años cuando -ya huérfano- encontró
refugio en aquellas latitudes. Notó que allí todos hablaban del monje
Columba, el gran misionero irlandés, y que en bastantes aspectos aquella
gente vivía de un modo diferente al que él había presenciado desde siempre
al lado de las hordas guerreras de su padre. Quizá esa curiosidad contribuyó
a formarse como cristiano; de hecho, cuenta el principal relator de su vida y
obras, el cronista nortumbrio Beda, que engrosó el número de los
catecúmenos que se formaban en la nueva religión, aumentó el contacto
con la comunidad cristiana llegando a familiarizarse con ella, se adaptó a su
vida y costumbres -cosa nada fácil- y terminó pidiendo el bautismo. Como
llegó a descubrir que el heroísmo no está reñido con el cristianismo, se
convirtió en evangelizador de Cristo.
Los sajones y bretones habían mantenido entre ellos continuas guerras por
poseer el territorio de Nortumbria. Corrían noticias de que el terrible
Cadwallon, héroe de Bretaña, va eliminando uno a uno a todos los
parientes del príncipe desterrado y un triste día se corrieron las voces de
que había llegado hasta el extremo de asesinar a su hermano Eanfrido; este
fue el detonante para que Oswaldo decidiera plantarle cara al formidable
bretón y sacarlo del territorio de sus mayores. Dispuesto a morir en el
intento, reza antes de entrar en batalla, cerca de Hexham, hace una cruz con
dos ramas cruzadas, y anima a sus huestes a luchar en nombre del Dios de
los cristianos. La terrible pelea se resolvió con triunfo del ejército de
Oswaldo, con la muerte del capitán adversario y con el sobrenombre de
Lamngwin (el de la espada que relumbra) para el nuevo presidente de la
Heptarquía y caudillo universal de los anglosajones.
Casó con la hija del primer rey cristiano de Wessex, y aquello fue como el
alborear de una gran era. Su reinado duró sólo ocho años. Aprendió de los
cristianos que el ideal no está en la guerra, sino en la búsqueda de la
justicia que lleva a la paz. Consigue la unidad entre los irreconciliables
reinos; llena su corte de sabios y muchos de ellos son monjes; construye el
monasterio de Lisdisfarme para Aidan que con sus monjes avanza
evangelizando desde el norte, mientras que los benedictinos recomienzan a
hacerlo desde el sur, después del fracaso primero de Agustín de
Cantorbery, cuando fueron obligados a replegarse por las sangrientas
persecuciones y la ferocidad de los naturales del país. Ha descubierto en el
santo monje Aidan las cualidades necesarias para ser el hombre de Dios
apropiado para la evangelización por su amor a la pobreza,
desprendimiento, rechazo de honores, comprensivo con los tardos, dulce
con los tercos y exigente con los perezosos. Tanto es su aprecio que lo
toma como asesor espiritual para él mismo. Y debió acertar, porque con sus
consejos el propio Oswaldo aprende a pasar noches en oración donde
tamiza las decisiones de gobierno de su pueblo; puso orden en su corte, es
generoso en limosnas, piadoso con los enfermos y compasivo con los
pobres.
Murió en pelea de guerra con el pagano Penda, rey de los mercios, en la
batalla de Maserfelth. No pudo este rey soportar que Oswaldo se hiciera
cristiano; pensó que se había hecho cobarde, traicionando a Odín. La
fiereza de Penda y sus ansias de venganza llegaron al ensañamiento de
pinchar en un palo la cabeza del rey vencido y muerto, manteniéndola en
alto durante un año para que la contemplaran las gentes, hasta que fue
rescatada por el vengador Oswy, continuador de la obra de Oswaldo.
Aquellos tiempos eran así.
Frente a tanta fiereza, hay también episodios de generosidad y grandeza.
Cuenta Beda que en un banquete de corte, estando el obispo Aidán
dispuesto a dar la bendición, el encargado de las limosnas del palacio se
aproximó al rey para notificarle que una muchedumbre de pobres estaba a
la puerta, todos famélicos y hambrientos. Tiempo le faltó a Oswaldo para
suspender el festejo, repartir los manjares entre los pobres y destrozar en
pedazos la plata del ajuar para entregarlos como remedio a los necesitados.
El pueblo anglosajón tuvo a Oswaldo como mártir desde su muerte y como
a tal le dio veneración por haber sabido ser rey, héroe y apóstol. Su culto se
extendió por la Europa central, el sur de Alemania y el norte de Ita1ia. Se
santificó con bondades rectas, con gobierno firme y con deseos
evangelizadores a pesar de la buena dosis de barbarie propia de la época;
quizá una mirada anacrónica desde el siglo XX le negara el honor de los
altares, pero a cada cual le toca santificarse en su propio mundo, poniendo
a disposición de Dios y de los hombres lo mejor de su voluntad. Y en el
caso de Oswaldo aún no se habían inventado las monarquías democráticas.
9 de Agosto
Edith Stein, mártir (1891- 1942)
"El 12 de Octubre de 1891 nací yo. Edith Stein, hija del fallecido
comerciante Siegfried Stein y de su mujer Auguste Courant, en Brelau. Soy
ciudadana prusiana y judía". Así comenzaba su "curriculum vitae".
Pertenece a una familia normal que es trabajadora y practicante de la
religión judía; tienen seis hijos más.
Edith abandonó la religión durante muchos años como consecuencia de una
decisión consciente y libre. No obstante siempre mantuvo respeto y
admiración hacia el judaísmo.
Se dedica en su juventud a la filosofía. Le apasiona el profesor de Gotinga
Edmund Husserl desde que leyó sus Investigaciones lógicas. Para ella
suponen una vuelta a la realidad y deja de lado el subjetivismo de Kant y
sus seguidores. Descubre que, además del yo, existen los demás y muchas
cosas más. Le ayuda en su nuevo camino de pensamiento Adolf Reinach
que, aparte de ser un colaborador y discípulo de Husserl, es también un
cristiano convencido.
La primera guerra mundial estalla en el 1914 y como sus amigos han
marchado al frente, ella ansía ser útil a su país y es enfermera en el hospital
de guerra de Märisch-Weisschirchen en Austria. A la vuelta, su tesis
doctoral obtiene la máxima nota y comienza a ayudar casi como secretaria
al maestro Husserl.
Recibe el encargo de custodiar la herencia filosófica de Reinach que ha
muerto en Flandes. El contacto con su viuda le descubre que en el mundo
del dolor tienen sitio la fortaleza y fe. Sí, su talante ante la adversidad le
impresiona vivamente. Ella misma escribe tiempo después: "Aquel fue mi
primer encuentro con la cruz y con la fuerza divina que esta infunde a
quienes la llevan".
A los treinta años y en casa de un matrimonio amigo lee la Vida de Santa
Teresa de Jesús. Dirá: "Comencé a leer, me sentí cautivada inmediatamente
y lo acabé de un tirón. Cuando cerré el libro me dije: ¡Esta es la verdad!".
A la mañana siguiente se compró un catecismo católico y un misal, y se
puso a estudiarlos detenidamente. Después fue a la iglesia y asistió a la
Santa Misa. Al acabar, Edith se dirigió a la sacristía y pidió al sacerdote
que la bautizara. Fijaron la fecha para el 1 de Enero de 1922, fiesta de la
circuncisión del judío Jesús.
Llega la persecución nazi y pierde su puesto de trabajo. Ella continúa con
amor a su pueblo, hasta el punto de llegar a escribir al papa Pío XI
pidiéndole auxilio para los hebreos.
Le ofrecen cátedra en una universidad de Nicaragua, pero contra todo
pronóstico toma la decisión de entrar en clausura. Tiene 42 años cuando
entra en las Carmelitas de Colonia y comienza a llamarse Teresa Benedicta
a Croce: Bendecida por la cruz. También su hermana Rose entra en el
convento. Las dos son trasladadas al convento holandés de Echt. Pero los
nazis entran en Holanda en 1940. El 2 de Agosto de 1942 las apresan dos
oficiales y el día 9 de Agosto Edith y Rose mueren en la cámara de gas,
según las informaciones del Ministerio de Justicia holandés.
10 AGOSTO
Santos: Lorenzo diácono y mártir; Autor, Hugo, Blano, obispos; Basa,
Paula, Antagónica, Jacobo, Abrahán, Juan, Beso, Ireneo, Aurelio, Asteria,
mártires.
10 de Agosto
San Lorenzo, diácono y mártir (+ 258)
Era diácono de la Iglesia de Roma y murió mártir, dejandose quemar, en la
persecución de Valeriano, cuatro días después del maritrio del papa Sixto II
y sus compañeros, los cuatro diáconos romanos.
Su sepulcro se halla junto a la vía Tiburtina, en el campo Verano;
Constantino Magno erigió una basílica en aquel lugar.
Popularmente, es uno de los mártires de la antigüedad más venerados.
11 AGOSTO
Santos: Clara, virgen; Agilberta, confesor; Sereno, Rufino, Taurino,
obispos; Digna, Donaldo, Eliano, Filomena, Neófito, Gayo, Gayano,
Zenón, Tiburcio, Marcio, Macario, mártires; Rustícula, Equicio, abades;
Susana, Lelia, vírgenes.
11 de Agosto
Santa Clara, virgen (1193-1253)
Nació en Asís el año 1193.
Conciudadana, conemporánea y discípula de San Francisco, quiso seguir el
camino de austeridad señalado por él a pesar de la durísima oposición
familiar.
Fundó la Orden de Damas Pobres de San Damián, llamadas vulgarmente
Clarisas, a la que gobernó con fidelidad exquisita al espíritu franciscano
hasta su muerte en el 1253.
12 AGOSTO
Santos: Alejandro el Carbonero, Patrono de los carboneros.
Agilberta, Aniceto, Fotino. Sergio, Esteban, confesores; Casiano,
Herculano, Muredac, obispos; Euplo, Félix, Felicísimo, Gerardo, Hilaria,
Juan, Gratiliano, Felicísima, Macario, Julián, mártires; Porcario, Segene,
abades.
12 de Agosto
Alejandro el Carbonero, obispo y mártir († c.a. 215)
Cuando Alejandro vive la historia que va haciendo día a día con su vida
corren tiempos de paz para la Iglesia. La tranquilidad del momento parece
haber desterrado para siempre a la persecución; del amor a Jesucristo
amasado en el riesgo, el miedo, la huida, el pánico a la denuncia y la
decisión última de cambiar la vida presente por la eterna se va pasando
paulatinamente y casi sin advertirlo a un periodo de baja tensión entre los
cristianos, muchos de los cuales sólo conocían a los mártires de oídas; entra
pereza en bastantes y se comienzan a detectar corrientes que tienden a
procurarse una manera de ser cristiano más cómoda, apoltronada y fácil. Se
descuida el esfuerzo para asistir a las vigilias nocturnas al tiempo que
aumenta el lujo y la preocupación por los bienes terrenos.
En Asia Menor se ha hecho el cristianismo la religión preponderante. En
las regiones próximas a las riberas del mar Negro la nueva doctrina se
propaga como un incendio; Frigia y Bitinia están completamente
evangelizadas; la provincia del Ponto, desde siempre refractaria al
Evangelio, la abraza repentinamente con un ardor sin antecedentes por la
labor del misionero y taumaturgo Gregorio, discípulo de Orígenes, obispo
de Neocesarea, que sólo encontró en la ciudad a diecisiete cristianos,
cuando llegó a principios del siglo. Con esfuerzo pudo alzar una iglesia en
el centro de núcleo urbano y logró en no mucho tiempo un número tan
elevado de conversiones que pronto comenzaran a menguar los sacrificios
y luego fueran las mismas gentes las que acabaran destruyendo las
imágenes de los ídolos. Ahora ha subido su fama de santo y sabio como la
espuma y vienen de las ciudades próximas a pedir consejo en la forma de
organizar las iglesias.
Eso fue lo que pasó con Comana. Muerto su pastor, necesitan reponer
obispo y quieren que presida Gregorio y sea él quien imponga las manos al
elegido. Eran los modos usuales en aquellos momentos; presentados los
candidatos por el clero local y por los fieles, se procedía a la elección y los
obispos presentes lo consagraban como obispo. Parece que no dio entonces
mal resultado el método porque el mismísimo emperador Septimio Severo
llegó a proponer nombrar a los gobernadores romanos al estilo de los
cristianos con sus obispos, interrogando la opinión pública. En Comana,
alguien propone a un sabio letrado como candidato, otra facción señala al
penitente austero, un grupo da el nombre de un rico propietario. Ante la
falta de acuerdo en señalar a un líder que pueda ser consagrado como
pastor de todos, el obispo Gregorio dirige la palabra a los cristianos
reunidos recordándoles que los Apóstoles no fueron ricos, ni sabios, ni
poderosos, pero tuvieron tanto amor al Señor que sufrieron y murieron por
El; les anima a que tuvieran en cuenta lo importante y necesario, dando de
lado a otros criterios y les pide que se pongan de acuerdo en elegir a un
hombre caritativo, fervoroso, trabajador, honrado y de limpias costumbres.
Entre la muchedumbre se oyó una voz clara, aunque insegura o más bien
tímida: "Alejandro, el Carbonero". A continuación se oyeron risas,
carcajadas y comentarios. Gregorio lo manda traer y al rato aparece un
hombre de rudo aspecto, alto, vestido con ropas de pueblo, tiene callosas
las manos, las cejas pobladas y el pelo revuelto. Se hace un profundo
silencio. El Taumaturgo ha fijado en él la mirada y a aquella multitud
expectante les dice: "Ahí tenéis a vuestro obispo Alejandro". Primero
estupefactos, luego protestones y finalmente gritan con burlas a la decisión
del obispo. Tiene que calmar a las turbas y ponerles al corriente de lo que
ha pasado en poco tiempo: ha visto en los ojos del carbonero su vida, fue
en otro tiempo adinerado y amigo de gastar en juergas el dinero, tuvo la
gracia de la conversión, hizo penitencia, estudió las enseñanzas de los
Apóstoles y decidió pasados los años volver con su pueblo sin que nadie
conociese su identidad para vivir honradamente y haciendo buenas obras
para reparar algo el mal ejemplo que dio. "Ahora, ahí lo tenéis y tomadlo
como obispo".
Y bien que supo serlo: grave y paternal, consuelo de pobres, alivio de
enfermos, apoyo de vacilantes y fuerza para el fervoroso; elocuente y
sencillo, más tosco que elegante, pero claro y sereno al reprimir los vicios.
Cuando llegó la persecución de Decio, se reavivó en Comana la antigua
exigencia cristiana. Y mientras Gregorio tuvo que huir con los suyos a
esconderse en los desiertos porque no se fiaba de sus ovejas -bien las
conocía y las sabía faltas de raíces profundas- tan fácilmente convertidas y
bautizadas, su amigo y vecino Alejandro el Carbonero daba su vida
heroicamente por Jesucristo en un ejercicio de sublime renunciamiento..
13 AGOSTO
Santos: Ponciano papa e Hipólito presbítero, mártires; Antioco, Casiano,
Landolfo, obispos; Antonino, Ariolfo, Erufo, Centola, Elena, mártires; Juan
Berchmans, Irene, confesores; Máximo, Narsetes, Radegunda, reina;
Vitalina, Aurora, vírgenes; Ludolfo, Vigberto, abades.
13 de Agosto
San Ponciano, Papa, y San Hipólito, presbítero, mártires (s. III )
Elegido Papa en el 231.
El emperador Maximino lo desterró, junto con el presbítero Hipólito, en el
235. Las diferencias que los dos mantuvieron en Roma se vieron superadas
por la comunión en el destierro y el martirio.
Sus cuerpos fueron sepultados en los cementerios de Calixto y en el de la
vía Tiburtina respectivamente.
14 AGOSTO
Santos: Maximiliano Kolbe, presbítero y mártir, Patrono de los
radioaficionados; Eusebio, confesor; Betario, Calixto, Calixto, obispos;
Eglón, Félix, Juniano, Marcelo, Rioveno, Ursicio, Demetrio, Tarsicio,
mártires; Venenfrido, presbítero; Atanasia, viuda.
14 de Agosto
San Maximiliano Kolbe, presbítero y mártir (1894-1941)
Nació en el año 1894 en Pabjanice (Polonia).
Fue religioso franciscano, estudió filosofía y teología en Roma. Desarrolló
múltiples inniciativas apostólicas en Roma, Polonia y Japón, mostrando
como centro de su apostolado la devoción a la Virgen Santísima.
Preso en un campo de concentración nazi en la segunda guerra mundial, se
prestó a morir en lugar de un padre de familia condenado a morir de
hambre.
Murió en 1941.
14 de agosto
Tarsicio, mártir († 258)
Murió mártir durante la persecución de Valeriano. Su figura de niño héroe
cristiano ha servido de estímulo y ejemplo durante dieciocho siglos a las
generaciones de bautizados desde que han ido despertando a la fe. Su
generosidad en la ayuda al prójimo y su disposición al servicio,
impregnado de un amor generoso a Jesucristo en la Eucaristía han ayudado
a la fantasía de los creyentes posteriores a renovar su veneración al
Santísimo Sacramento. También los mayores han aprendido de él a vivir
con coherencia la fe eucarística y a vigorizar las actitudes de adoración y
culto que secularmente han practicado los discípulos del Señor.
El relato de los hechos -con todos los rasgos de verosimilitud histórica- es
así.
Los cristianos no podían vivir la fe con manifestaciones externas. No tenían
derecho a expresar la jubilosa explosión de felicidad que tenían dentro por
saberse hijos de Dios con un culto externo. Era preciso esconderse para
alabar al único Dios verdadero como discípulos del Señor Jesucristo; por
no disponer de locales amplios donde pudieran reunirse, lo hacían a la
orilla del Tiber, en los cementerios. Galerías largas y muy entrecruzadas;
de vez en cuando se ve una lámpara encendida donde recordaban que se
encontraba el cadáver de un mártir, la lámpara era la señal. Ellos conocían
bien los largos corredores y los múltiples vericuetos; allí, en un
ensanchamiento han tenido el buen gusto de poner en la piedra alguna
inscripción y la figura del Pastor cargando una oveja en sus hombros; más
adelante, en otro lugar, puede verse en la roca algo que se parece a un
cestillo lleno de panes y peces; son símbolos de una historia pasada que se
hace viva cada domingo y da más vida, alegría y fuerza a los discípulos de
Jesús. Ahora se ve una especie de sala espaciosa, agrandada por las galerías
que en ella convergen, donde hay una mesa grande cubierta por manteles
muy blancos, con unos cirios encendidos sobre unos candelabros de plata o
al menos, así lo parece.
Es un día especial. Sixto es el sacerdote; sí, lo nombraron como sucesor del
pontífice Esteban al que habían matado los perseguidores. Todos cantan
salmos, en medio de un gran silencio se leen algunos trozos del Evangelio
y hace Sixto una sabia reflexión. El diácono Lorenzo pone pan y vino sobre
la mesa y el anciano sacerdote comienza la fórmula de la consagración.
Antes de comulgar todos se dan el ósculo de la paz.
Poco antes de dispersarse hay un recuerdo para los encarcelados; son los
confesores de la fe; no han querido renegar; aman a Jesús más que a sus
vidas. Es conveniente rezar por ellos y ayudar a sus familiares en la
tribulación. Es también preciso hacerles partícipes de los santos misterios
para que le sirvan de fortaleza en la pasión y en los tormentos.
¿Quién puede y quiere afrontar el peligro? Hace falta un alma generosa.
Todos quieren; lo piden con los ojos: ancianos, maduros, mujeres y
muchachas jóvenes con el rostro cubierto con un velo. Delante del nuevo
papa Sixto un niño ha extendido la mano; hay cierta extrañeza en el
sacerdote que parece no comprender tamaña decisión, a simple vista
disparatada. "¿Y por qué no, Padre? Nadie sospechará con mis pocos años".
Jesús eucaristizado es envuelto en un fino lienzo y depositado en las manos
del niño Tarsicio que sólo tiene once años y es bien conocido en el grupo
por su fe y su piedad; no se ha amilanado en la furia de la persecución por
más que vió aquella noche cómo mataban al papa Esteban mientras hacía
los misterios del Señor.
Por entre las alamedas del Tiber va como portador de Cristo, se sabe un
sagrario vivo, es una sensación extraña en él -entre el gozo y el orgullo-
que nunca había experimentado. Pasa, sin saludar, embelesado con su
tesoro. Unos amigos le invitan a participar en el juego; Tarsicio rehúsa;
ellos se le acercan; Tarsicio oprime el envoltorio; le hacen un cerco y llega
la temida pregunta: "¿Qué llevas ahí? Queremos verlo". Aterrado quiere
echar a correr, pero es tarde. Lo agarran y fuerzan a soltar el atadijo que
cada vez agarra con más tesón y fuerza, lo zarandean y lo tiran al suelo, le
dan pescozones y puntapiés pero no quiere por nada del mundo dejar al
descubierto al Señor; entre las injurias y amenazas acompañadas de
empellones y puños, Tarsicio sigue diciendo "¡Jamás, jamás!". Uno de los
que se ha acercado al grupo del alboroto se hace cargo de la situación y
dice: "Es un cristiano que lleva sortilegios a los presos". Pequeños y
mayores emplean ahora, bajo excusa de la curiosidad, con furia y saña,
palos y piedras.
Recogieron el cuerpo destrozado de Tarsicio y lo enterraron en la
catacumba de Calixto.
Cuando pasó la persecución, el papa Dámaso mandó poner sobre su tumba
estos versos:
"Queriendo a san Tarsicio almas brutales
de Cristo el sacramento arrebatar,
su tierna vida prefirió entregar
antes que los misterios celestiales".
15 AGOSTO
La Asunción de Nuestra Señora
Nuestra Señora del Alcázar, de Begoña, de la Paloma, de Los Reyes, del
Alba.
Santos: Tarsicio, mártir; Alfredo, Alipio, Arnulfo, Juan, obispos; Alicia (=
Adela), Margarita, monjas; María Sagrario de San Luis Gonzaga, mártir
(beata).
15 de agosto
La Asunción de Nuestra Señora (s. I ).
Un ángel se aparecía a la Virgen y le entregaba la palma diciendo: "María,
levántate, te traigo esta rama de un árbol del paraíso, para que cuando
mueras la lleven delante de tu cuerpo, porque vengo a anunciarte que tu
Hijo te aguarda". María tomó la palma, que brillaba como el lucero
matutino, y el ángel desapareció. Esta salutación angélica, eco de la de
Nazaret, fue el preludio del gran acontecimiento. Poco después, los
Apóstoles, que sembraban la semilla evangélica por todas las partes del
mundo, se sintieron arrastrados por una fuerza misteriosa que les llevaba a
Jerusalén en medio del silencio de la noche. Sin saber cómo, se encontraron
reunidos en torno de aquel lecho, hecho con efluvios de altar, en que la
Madre de su Maestro aguardaba la venida de la muerte. En sus burdas
túnicas blanqueaba todavía, como plata desecha, el polvo de los caminos:
en sus arrugadas frentes brillaba como un nimbo la gloria del apostolado.
Se oyó de repente un trueno fragoroso; al mismo tiempo, la habitación de
llenó de perfumes, y Cristo apareció en ella con un cortejo de serafines
vestidos de dalmáticas de fuego.
Arriba, los coros angélicos cantaban dulces melodías; abajo, el Hijo decía a
su Madre: "Ven, escogida mía, yo te colocaré sobre un trono
resplandeciente, porque he deseado tu belleza". Y María respondió: "Mi
alma engrandece al Señor". Al mismo tiempo, su espíritu se desprendía de
la tierra y Cristo desaparecía con él entre nubes luminosas, espirales de
incienso y misteriosas armonías. El corazón que no sabía de pecado, había
cesado de latir; pero un halo divino iluminaba la carne nunca manchada.
Por las venas no corría la sangre, sino luz que fulguraba como a través de
un cristal.
Después del primer estupor, se levantó Pedro y dijo a sus compañeros:
"Obrad, hermanos, con amorosa diligencia; tomad ese cuerpo, más puro
que el sol de la madrugada; fuera de la ciudad encontraréis un sepulcro
nuevo. Velad junto al monumento hasta que veáis cosas prodigiosas". Se
formó un cortejo. Las vírgenes iniciaron el desfile; tras ellas iban los
Apóstoles salmodiando con antorchas en las manos, y en medio caminaba
san Juan, llevando la palma simbólica. Coros de ángeles agitaban sus alas
sobre la comitiva, y del Cielo bajaba una voz que decía: "No te abandonaré,
margarita mía, no te abandonaré; porque fuiste templo del Espíritu Santo y
habitación del Inefable". Acudieron los judíos con intención de arrebatar
los sagrados despojos. Todos quedaron ciegos repentinamente, y uno de
ellos, el príncipe de los sacerdotes, recobró la vista al pronunciar estas
palabras: "Creo que María es el templo de Dios".
Al tercer día, los Apóstoles que velaban en torno al sepulcro oyeron una
voz muy conocida, que repetía las antiguas palabras del Cenáculo: "La paz
sea con vosotros". Era Jesús, que venía a llevarse el cuerpo de su Madre.
Temblando de amor y de respeto, el Arcángel San Miguel lo arrebató del
sepulcro, y, unido al alma para siempre, fue dulcemente colocado en una
carroza de luz y transportado a las alturas. En este momento aparece Tomás
sudoroso y jadeante. Siempre llega tarde; pero esta vez tiene una buena
excusa: viene de la India lejana. Interroga y escudriña; es inútil, en el
sepulcro sólo quedan aromas de jazmines y azahares. En los aires una
estela luminosa, que se extingue lentamente, y algo que parece moverse y
que se acerca lentamente hasta caer junto a los pies del Apóstol. Es el
cinturón que le envía la virgen en señal de despedida.
Esta bella leyenda iluminó en otros siglos la vida de los cristianos con
soberanas claridades.
Nunca la Iglesia quiso incorporarla a sus libros litúrgicos, pero la dejó
correr libremente para edificación de los fieles. Penetró en todos los países,
iluminó a los artistas e inspiró a los poetas. Parece que resurgió, una vez
más, en el valle de Josafat, allá donde los cruzados encontraron el sepulcro
en el que se habían obrado tantas maravillas y sobre el cual suspendieron
tantas lámparas. Como la piedad popular quiere saber, pidiendo certezas y
realidades, la leyenda dorada aparece con los rasgos con que el oriental
sabe tejerlos entre el perfume del incienso y azahares, adornada con
estallidos y decorada con ángeles y pompas del Cielo. Se difunde en el
siglo V en Oriente con el nombre de un discípulo de San Juan, Melitón de
Sardes, Gregorio de Tours la pasa a las Galias, los españoles la leen en el
fervor de la reconquista con peregrinos detalles y toda la Cristiandad busca
en ella durante la Edad Media alimento de fe y entusiasmo religioso.
Ni fecha, ni lugar. ¿Cómo fue el prodigio? Escudriñando la Tradición hay
un velo impenetrable. San Agustín dice que pasó por la muerte, pero no se
quedó en ella. Los Orientales gustan de llamarla Dormición con ánimo de
afirmar la diferencia. ¿Tránsito? Separación inefable. Ni el Areopagita, ni
Epifanio, ni Dante acertaron a describir lo real indescriptible, inefable: el
último eslabón de la cadena que se inicia con la Inmaculada Concepción y,
despertando secretos armónicos, apostilla la Asunción con la Coronación
que el arte de Fra Angélico se atreve a plasmar con pasta conservada en el
Louvre. La Iglesia celebra, junto al Resucitado-Hijo triunfante, a la Madre,
singularmente redimida, Glorificada desde la Traslación.
16 AGOSTO
Santos: Esteban rey de Hungría, Ambrosio, Aredio, Armagilo, Arsacio,
Balsemio, Basilia, Cisio, Demetriano, Diomedes, Roque, mártires; Cosme,
Teodoro, Radulfo (Raul, Rodolfo), Eleuterio, Simpliciano, obispos; Tito,
confesor; Queremón, eremita.
16 de Agosto
San Esteban de Hungría, rey (c. a. 969-1038)
Nació en Panonia alrededor del año 969; después de recibido el bautismo,
fue coronado como rey de Hungría por el año 1000.
En el gobierno de su reino fue justo, pacífico y piadoso, observando con
toda minuciosidad las leyes de la Iglesia y buscando siempre el bien de sus
súbditos.
Fundó varios obispados y favoreció en gran manera la vida de la Iglesia.
Murió en Szekesfehérvar el año 1038.
16 de Agosto
San Roque (s. XV)
Nació en Monpellier (Francia) en el siglo XV.
Con veinte años entregó sus bienes a los pobres y marchó a Italia. Allí
atendió heroicamente a los afectados por la peste y él mismo se contagió,
aunque llegó a curarse. Acusado falsamente por espionaje, fue encarcelado
y murió en el encierro.
Es un santo muy popular entre los agricultores y especial protector contra
la peste.
17 AGOSTO
Santos: Beatriz de Silva, fundadora; Jacinto, confesor; Acacio, Cuadrado,
Bonifacio, Siervo, Rústico, Rogato, Séptimo, Máximo, Mamés, Paulino,
Juliana, Mirón, Eutiquiano, Cipriano, mártires; Alipio, Cecilia, Benedicta,
Reinilda, Clara, Donato, Ernán, confesores; Carlomagno, monje.
17 de agosto
Jacinto de Polonia, religioso (1185-1257)
La Iglesia está en plena época feudal propia de la época. Los obispos y
abades son grandes señores con mucho poder e influencia incluso en las
decisiones políticas de los nobles y reyes. También un Francisco de Asís
habla a las aves y un Domingo está convirtiendo herejes. Roma ha
conseguido centralizar la disciplina y liturgia y se ve en la obligación de
atender a todos los asuntos; hace mucho por arreglar las complicadas cosas
de los reinos y algunas se escapan a su control.
Jacinto en hijo de los condes de Konskie; nació en el castillo de Lanka,
fortaleza que domina la villa polaca de Gross-Stein. Estudió en Praga, hizo
derecho en Bolonia y cursó teología en París. Con tal curriculum es
nombrado canónigo de Cracovia.
Un viaje a Roma va a influir de modo decisivo en su vida. Iba a la Ciudad
Eterna acompañando con otros clérigos a su tío Yvon Odrowaz, entonces
obispo de Cracovia, para hacer visita reglamentaria al Papa; ésta es la
ocasión para conocer a Santo Domingo de Guzmán que está allí
cumpliendo encargos de Honorio III. El encuentro del buen obispo con el
santo fundador tuvo lugar con ocasión de un milagro reciente. Y el motivo
fue la súplica y el ruego esperanzado de conseguir religiosos misioneros
para Cracovia que estaba necesitada de sacerdotes y de instrucción. No
cuenta Domingo con predicadores polacoparlantes. Pero cuatro de los
acompañantes del obispo polaco se muestran dispuestos a ser recibidos por
el fundador entre los dominicos; como son ya sacerdotes, reciben una
formación específica intensiva: corto noviciado, retoques de espíritu y ¡a
predicar y fundar conventos!. Han aprendido unas normas sencillas: alabar
a Dios, dar doctrina y estar dispuestos a sellar con su sangre su verdad.
Cracovia está situada en una planicie ondulada, bañada por el Vístula y
cercada de bosques de pinos. La ciudad está defendida por fuertes murallas.
El día de todos los santos del 1222 llegó Jacinto ya dominico y misionero.
Se va haciendo conocer por los labriegos y artesanos. Tiene fama de
taumaturgo. Construye un primer convento de madera y luego le llegan
donaciones hasta que Cracovia se llega a convertir en cuna de predicadores
del norte de Europa.
La frontera oriental limita con Prusia, aún un país pagano, semibárbaro e
idólatra. Allí va Jacinto a ser su misionero. Y le sigue la fama de los
milagros. Luego será la gran Rusia, con sus estepas heladas y desiertas, la
que recorrerá Jacinto, llegando hasta Kiev. Por aquellas tierras sí que
conocen las gentes a Jesús; pero son cismáticos quienes han predicado el
Evangelio. La Iglesia católica occidental que obedece a Roma no tiene
nada que hacer; pero una curación milagrosa de la ceguera de la hija del
príncipe Wladimiro le abre la posibilidad de fundar el primer monasterio
occidental en Rusia.
Vienen las invasiones tártaras con Batou, hijo de Gengis-Kan, al frente de
sus implacables y demoledoras huestes que llegaron a las mismas puertas
de Hungría, Polonia y Austria, haciendo temblar a todo el occidente;
hicieron que Jacinto hubiera de interrumpir sus quehaceres apostólicos y
replegarse al interior del continente hasta que pudiera volverse a
reemprender la siembra.
La leyenda áurea lo hace fundador de conventos en Noruega, Suecia,
Finlandia, Escocia, Irlanda, Bulgaria, Hungría y no se sabe por cuántos
sitios más. No se dispone de datos históricos con los que puedan apoyarse
todas estas correrías del santo. Más bien parece que son producto de la
imaginación o que intentan afirmar que fueron sus inmediatos discípulos
quienes llegaron a hacer lo que materialmente él no pudo.
Muere Jacinto (o Jacek, como debió ser su genuino nombre) en su convento
de Cracovia, el 15 de Agosto de 1257, dejando sembrada Polonia de
innumerables conventos y de frailes. No extraña por ello que los polacos lo
tengan como patrón principal. Hizo irradiar el Evangelio hasta los confines
de Europa con éxitos apostólicos en ocasiones no muy duraderos, pero que
afianzaban la fe en su patria, siempre que la proyectaba hacia el exterior de
sus fronteras.
17 de Agosto
Santa Beatriz de Silva y Meneses (c. a. 1424 - c. a. 1492)
El padre de Beatriz había luchado con las fuerzas portuguesas en la
conquista de Ceuta en el año 1415, a las órdenes del capitán Pedro
Meneses, conde de Viana y descendiente de los reyes de Castilla. De esa
conquista parte el origen de amistad, conocimiento y posterior unión de las
familias Silva y Meneses por el matrimonio entre don Rui Gomes de Silva
y doña Isabel Meneses. Tuvieron once hijos y dos de ellos están en los
altares; Amadeo, el quinto de los hermanos, que tomó el hábito
franciscano, fundó la Orden llamada de los "amadeístas" y se dedicó a
implantar la reforma en la Iglesia y Beatriz que fue canonizada por el Papa
Pablo VI el día 3 de octubre del año 1976.
Se desconoce con certeza el lugar y fecha del nacimiento de Beatriz. En
cuanto al lugar algunos entendidos se pronuncian por Ceuta y otros se
inclinan por Campomayor; y en lo que se refiere a la fecha se duda entre el
1424 o 1426. Sí se sabe que por los favores prestados en las guerras del
norte de Africa, el rey Juan I ofreció la Alcaldía de Campomayor a don Rui
Gomez de Silva, ciudad fronteriza con España, en el distrito de Portalegre y
perteneciente a la diócesis de Evora, allá en el Alentejo. Fue en la casa
solariega de la familia donde tanto Beatriz como sus hermanos recibieron
una esmerada educación y aprendieron el amor a Dios, a Jesucristo y a su
Madre santa María. Consta como avecindada en Campomayor los años
1434 al 1447.
Cuando el rey Juan II de Castilla contrajo matrimonio con Isabel de
Portugal, se traslada la reina portuguesa al lado de su marido y es en
Tordesillas (Valladolid) donde está la Corte. Lleva con ella a damas
portuguesas que la acompañan y entre las cuales se encuentra Beatriz.
Parece que su belleza fascinó al Rey y a cuantos jóvenes la llegaron a
conocer; y que eso fue la causa de que pronto llegaran los celos de la
Reina. Se cuenta que mandó encerrar a Beatriz en un baúl y que de este
cautiverio fue milagrosamente salvada por la Virgen al tercer día de
encierro.
Llega al convento de Santo Domingo el Real, en Toledo. Allí moró durante
treinta años en calidad de seglar dedicada al silencio y a la oración, al
sacrificio y al desprecio del mundo. Llega a contar la historia anónima del
siglo XVI que jamás nadie, ni hombre ni mujer, vió su rostro por
mantenerlo siempre cubierto con un velo, muy posiblemente por haber sido
su belleza el motivo de locuras ajenas. Dedicó todos sus bienes al culto a
Dios y a obras de caridad, repartiéndolos entre los pobres. Intenta interesar
a la Reina Isabel la Católica en sus proyectos de fundar y consigue de ella
la donación de las casas de los palacios reales de Galiana, junto a la muralla
norte de Toledo y su capilla. Y contando con la decisión de doce
compañeras funda la Orden de la Inmaculada Concepción, que el Papa
Inocencio VIII aprueba con la Bula "Inter Universa" el 30 de abril de 1489.
Poco tiempo de vida pudo dirigir la nueva orden inmaculista por morir,
avisada unos días antes por la Virgen, en la misma fecha en que estaba
prevista la ceremonia de toma de velos y fundación.
El franciscano P. Fray Juan de Tolosa evitó la extinción de la recién nacida
Orden impidiendo que se fusionaran en Toledo las concepcionistas con las
dominicas.
Luego, el también franciscano Cardenal Cisneros volvió a avivar la Orden
y facilitó la fundación de nuevos conventos.
Su obra se extendió por Europa y América llegándose a contar la Orden
más de 150 monasterios al ser canonizada por Pablo VI el 3 de Octubre de
1976.
Es un consuelo para los españoles ver en la historia patria la decisión y
empeño del fervor creyente sin fisuras en la Inmaculada Concepción de la
Virgen siglos antes de que esa verdad fuera proclamada dogma por la
autoridad máxima de la Iglesia.
18 AGOSTO
Santos: Agapito, Serapión, Hermas, Polieno, Filancia, Taciana, Eliana,
Marciana, Floro, Lauro. Máximo, Marón, Franco, Crispo, León, Juliana,
mártires; Alipio, Inán, Elena, confesores; Eonio, Fermín, Rústico, obispos;
Jorge, patriarca; Ezequiel Moreno, agustino recoleto.
18 de agosto
Elena, madre del emperador Constantino (c.a. 248 - c.a. 329)
En un mesón propiedad de sus padres en Daprasano (Nicomedia) nació
pobre en el seno de una familia pagana. Allí pudo, en su juventud,
contemplar los efectos de las persecuciones mandadas desde Roma: vió a
los cristianos que eran tomados presos y metidos en las cárceles de donde
salían para ser atormentados cruelmente, quemados vivos o arrojados a las
fieras. Nunca lo entendió; ella conocía a algunos de ellos y alguna de las
cristianas muertas fueron de sus amigas ¿qué mal hacían para merecer la
muerte? A su entender, sólo podía asegurar que eran personas excelentes.
San Ambrosio, que vivió en época inmediatamente posterior, la describe
como una mujer privilegiada en dones naturales y en nobleza de corazón. Y
así debía ser cuando se enamoró de ella Constancio, el que lleva el
sobrenombre de Cloro por el color pálido de su tez, general valeroso y
prefecto del pretorio durante Maximiano. Tenía Elena 23 años al contraer
matrimonio. En Naïsus (Dardania) les nació, el 27 de febrero del 274, el
hijo que llegaría a ser César de Maximiano como Galerio lo fue de
Diocleciano.
Pero no todo fueron alegrías. Elena fue repudiada por motivos políticos en
el 292 para poder casarse Constancio con la hijastra de Maximiano y llegar
a establecer así el parentesco imprescindible entre los miembros de la
tetrarquía. Le costó mucho saberse pospuesta al deseo de poder de su
marido, pero esto lo aceptó mejor que el hecho de verse separada de su hijo
Constantino que pasó a educarse en el palacio junto a su padre y donde se
reveló como un fantástico organizador y estratega.
Muerto Constancio Cloro en el 306, Constantino decide llevarse a su madre
a vivir con él a la corte de Tréveris. En esta época aún no hay certeza
histórica de que su madre fuera cristiana. Sí, cuando -por testimonio de
Eusebio de Cesarea- aparezca sobre el sol el signo de la cruz con motivo de
la batalla de Saxa Rubra y la leyenda "con este signo vencerás" que dio el
triunfo a Constantino y lo hizo único Emperador de Roma, en el 312.
Aunque el emperador retrasará su bautismo hasta la misma muerte, es
complaciente con la condición de cristiana que tiene su madre que daba
sonados ejemplos de humildad y caridad. Incluso parece descubrirse la
influencia materna tras el Edicto de Milán que prohibía la persecución de
los cristianos y los edictos posteriores que terminan vetando el culto a los
dioses lares. Agasaja a su madre haciéndola Augusta, acuña monedas con
su efigie y le facilita levantar iglesias.
En el 326 Elena está con su hijo en Bizancio, a orillas del Bósforo. Aunque
se aproxima ya a los setenta años alienta en su espíritu un deseo altamente
repensado y nunca confesado, pero que cada día crece y toma fuerza en su
alma; anhela ver, tocar, palpar y venerar el sagrado leño donde Cristo
entregó su vida por todos los hombres. Organiza un viaje a los Santos
Lugares en cuyo relato se mezclan todos los elementos imaginables
pertenecientes al mundo de la fábula por tratarse del desplazamiento de la
primera dama del Imperio a los humildes a lejanos lugares donde nació,
vivió, sufrió y resucitó el Redentor. Pero aparte de todo lo que de fantástico
pueda haber en los relatos, fuentes suficientemente atendibles como
Crisóstomo, Ambrosio, Paulino de Nola y Sulpicio Severo refieren que se
dedicó a una afanosa búsqueda de la Santa Cruz con resultados negativos
entre los cristianos que no saben dar respuesta satisfactoria a sus pesquisas.
Sintiéndose frustrada, pasa a indagar entre los judíos hasta encontrar a un
tal Judas que le revela el secreto rigurosamente guardado entre una facción
de ellos que, para privar a los cristianos de su símbolo, decidieron arrojar a
un pozo las tres cruces del Calvario y lo cegaron luego con tierra.
Las excavaciones resultaron con éxito. Aparecieron las tres cruces con gran
júbilo de Elena. Sacadas a la luz, sólo resta ahora la grave dificultad de
llegar a determinar aquella en la que estuvo clavado Jesús. Relatan que el
obispo Demetrio tuvo la idea de organizar una procesión solemne, con toda
la veneración que el asunto requería, rezando plegarias y cantando
salmodias, para poner sobre las cruces descubiertas el cuerpo de una
cristiana moribunda por si Dios quisiera mostrar la Vera Cruz. El milagro
se produjo al ser colocada en sus parihuelas sobre la tercera de las cruces la
pobre enferma que recuperó milagrosamente la salud.
Tres partes mandó hacer Elena de la Cruz. Una se trasladó a
Constantinopla, otra quedó en Jerusalén y la tercera llegó a Roma donde se
conserva y venera en la iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén.
No han faltado autores que atribuyan a la fábula el hecho de la invención
por Elena basándose principalmente en que no hay noticia expresa de
tamaño acontecimiento hasta un siglo después. Ciertamente es así, pero lo
resuelven otros estudiosos afirmando que la fuente histórica que relata los
acontecimientos es el historiador contemporáneo Eusebio de Cesarea al que
en su Vita Constantini sólo le interesan los acontecimientos realizados por
Constantino, bien porque sigue los cánones de la historia contemporánea, o
quizá porque sólo le interesa adular a su anfitrión.
Murió Elena sin que sepamos el sitio ni la fecha. Su hijo Constantino
dispuso trasladar sus restos con gran solemnidad a la Ciudad Eterna y parte
de ellos se conservan en la iglesia Ara Coeli, dedicada a Santa Elena, la
mujer que dejó testimonio tangible y visible en unos maderos del paso
salvador por la tierra de Jesús, el Hijo de Dios encarnado.
19 AGOSTO
Santos: Juan Eudes, presbítero; Badulfo, monje; Donato, Bartolomé,
Bernardo, Calminio, Elafio, confesores; Bertolfo, abad; Enán, eremita;
Julio, Flaviano, Rufino, Timoteo, Agapio, Tecla, Valentín, Leoncio,
mártires; Luis, obispo de Tolosa; Sara, mujer de Abrahán.
19 de Agosto
San Juan Eudes, presbítero (1601-1680)
Nació en la diócesis de Séez (Francia) el año 1601; recibió la ordenación
sacerdotal y se dedicó por varios años a la predicación en las parroquias.
Fundó dos Congregaciones religiosas, una destinada a la formación de los
seminaristas y la otra al cuidado de las mujeres cuya vida cristiana estaba
en peligro.
Fomentó en gran manera la devoción a los Corazones de Jesús y de María.
Murió el año 1680.
20 AGOSTO
Santos: Bernardo, abad y doctor; Adoindo, Erberto, obispos; Advino,
Amador, Donorcio, confesores; Brígida, abadesa; Cristóbal, Leovigildo,
Porfirio, Eudosia, Seronio, Severo, mártires; Filiberto, Máximo, abades;
Lucio, monje; Osvino, rey; Samuel, profeta.
20 de Agosto
San Bernardo, abad y doctor de la Iglesia (1090-1153)
Nació el año 1090 cerca de Dijon (Francia).
Recibió una piadosa edicación, y el año 1111 se unió a los monjes del
monasterio del Císter; poco después fue elegido abad del monasterio de
Claraval, cargo que desempeñó con gran provecho para sus monjes.
A causa de las divisiones que aquejaban por entonces a la Iglesia, se vió
obligado a viajar por Europa, con el objeto de restablecer la paz y la
unidad.
Escribió mucho sobre teología y ascética.
Murió el año 1153.
21 AGOSTO
Santos: Pio X, papa; Basa, Teogonia, Agapio, Pisto, Bonoso, Maximiliano,
Ciriaca, Donato, Rómulo, Luxurio, Ciselo, mártires; Cuadrado, Euprepio,
Privado, Juliano, Leoncio, obispos; Teocleta, Paterno, Natal, confesores.
21 de Agosto
San Pio X, Papa (1835-1914)
Nació en la aldea de Riese, situada en la región véneta, el año 1853.
Primero ejerció santamente como presbítero; más tarde fue obispo de
Mantua y luego patriarca de Venecia.
El año 1903 fue elegido papa. Adoptó como lema de su pontificado:
"Instaurare omnia in Christo", consigna por la que trabajó intensamente con
sencillez de espíritu, pobreza y fortaleza, dando así un nuevo imcremento a
la vida de la Iglesia.
Tuvo que luchar también contra los errores doctrinales que en ella se
infiltraban.
Murió el día 20 de Agosto del año 1914.
22 AGOSTO
Santa María Reina.
Santos: Timoteo, Hipólito, Sinforiano, Atanasio, obispos; Marcial,
Saturnino, Epicteto, Félix, Fabriciano, Filiberto, Antusa, Agatónico, Zótico,
Mauro, Ireneo, Oro, Orepses, Guniforte, Luciano, mártires; Sigfrido, abad.
22 de Agosto
Santa María Reina
La realeza de María está íntimamente ligada a su Asunción al Cielo.
La Virgen Santísima es Reina, sobre todo, por ser la Madre de Jesucristo,
Rey y Señor del Universo.
Desde su plena y definitiva glorificación ejerce, junto a su Hijo, el cuidado
amoroso sobre todo lo creado.
23 AGOSTO
Santos: Rosa de Lima, virgen; Felipe Benicio, confesor; Quiriaco, Máximo,
Arquelao, Restituto, Donato, Valeriano, Fructuosa, Claudio, Neón,
Apolinar, Asterio, Minervo, Eleazar, Lupo, mártires; Eugenio, Flaviano,
Víctor, Zaqueo, obispos.
23 de Agosto
Santa Rosa de Lima, virgen (1586-1617)
Nació en Lima (Perú) el año 1586.
Cuando vivía en su casa, se dedicó ya a una vida de piedad y de virtud, y,
cuando vistió el hábito de la tercera Orden de santo Domingo, hizo grandes
progrsos en el camino de la penitencia y de la contemplación mística.
Murió el día 24 de Agostol del año 1617.
24 AGOSTO
Santos: Bartolomé, Apóstol; Tación, Cándido, mártires; Aurea, virgen;
Jorge Limniota, monje; Audoeno, Patricio, Tolomeo, Román, obispos;
Eutiquio, confesor; Emilia de Vialar, fundadora de las HH. de S. José de la
Aparición.
24 de Agosto
San Bartolomé, Apóstol (s. I)
Nació en Caná; el apóstol Felipe lo llevó a Jesús.
Según la tradición, después de la Ascensión del Señor, predicó el Evangelio
en la India, donde recibió la corona del martirio.
25 AGOSTO
Santos: Luis rey, Nemesio, diácono; Eusebio, Vicente, Ginés, Magin,
Ponciano, Peregrino, Julián, mártires; Geroncio, Gregorio, Menas, obispos;
Patricia, Lucila, vírgenes; Arnoldo, Tomás, confesores; José de Calasanz,
presbítero.
25 de Agosto
San Luis de Francia (1214-1270)
Nació el año 1214. Subió al trono de Francia a la edad de veintidós años.
De su matrimonio tuvo once hijos, a los que personalmente dio una
excelente educación.
Se distinguió por su espíritu de penitencia y oración, y por su amor a los
pobres. En su manera de gobernar, se preocupó de la paz entre las naciones
y del bien temporal y espiritual de sus súbditos.
Promovió dos cruzadas para liberar el sepulcro de Cristo, y murió cerca de
Cartago el año 1270.
25 de agosto
José de Calasanz, presbítero (1557-1648)
Parece que a Dios le importa menos la obra que hace el hombre, aunque sea
buena para la extensión del Reino, que la misma respuesta de santidad que
el mismo hombre le da. De otra manera, Dios espera del hombre más su
amorosa correspondencia que todo lo que el hombre pueda hacer por Dios.
En el caso de la familia escolapia parece que puede verse con gran nitidez
esta previa intuición.
José de Calasanz, español, aragonés, nacido en Peralta de la Sal
probablemente el 1558, cuando ha empezado a reinar Felipe II. Pedro
Calasanz y María Gastón son los padres de la familia numerosa con siete
hijos cuyo benjamín es José. Bien lo formó la buena madre poniéndole al
corriente de lo importante para vivir: tierna devoción a la Virgen y odio al
pecado. Tanto que cuando sólo tenía cinco años hubo quien le vió por el
olivar con un cuchillo en la mano dispuesto a matar al demonio que es el
peor enemigo.
Estudia los primeros latines -porque quería ir para cura- en Estadilla; hace
filosofía y algo de teología en la universidad de Lérida; cambia a la de
Valencia para terminar los estudios, pero tuvo que abandonar la ciudad por
la persecución de una dama que ponía en peligro su vocación. Se ordenó de
sacerdote en Barbastro. Y cambia la licenciatura en teología por el
doctorado en Barcelona. Fue secretario de varios obispos y se encamina a
Roma para conseguir una canonjía.
El Concilio de Trento propuso la edición de un Catecismo que por fin
publicó el Papa Pío V. Surge la Archicofradía de la doctrina Cristiana para
procurar a los fieles la instrucción necesaria y alimentar su fe y José de
Calasanz organiza -entusiasmado- las catequesis dominicales; luego funda
una escuela en Santa María del Transtévere para atender la formación de
una niñez y juventud abandonada. Cada vez son más numerosas y largas las
hileras de niños que de todas partes de la Ciudad Eterna quieren aprovechar
la ocasión. Elige gente responsable que se despreocupe del dinero, muestre
interés por el problema y esté dispuesta a la constancia; busca lugares,
llama a las puertas, y va organizando la avalancha. Está dispuesto a poner
el saber al alcance de los pobres también y a que deje de ser clasista y
privilegio de nobles. Han comenzado las Escuelas Pías. Son gratuitas y
para todos. Los seguidores de José forman una comunidad sui generis, no
tienen votos ni reglas, están unidos y estimulados por la autoridad moral
del fundador que es apoyo y modelo por su carisma. Y así funcionarán
hasta que el papa Paulo V haga de ella una Congregación de votos simples
y Gregorio XV, en 1621, la eleve a la categoría de Orden con votos
solemnes y nombre a José de Calasanz como General.
Como sucede con los fundadores de Órdenes religiosas que se han
entregado en cuerpo y alma a sacar adelante un querer divino, hubiera sido
suficiente lo escrito hasta ahora para su subida a los altares, máxime
cuando la labor apostólica y su amplia repercusión social es altamente
llamativa por la explosión que supuso este buen hacer en toda Europa.
Roma, Génova, Nápoles, Florencia, Sicilia, Germania, Polonia, Cerdeña,
España, Hungría, Francia y Austria ¡Más de cuarenta fundaciones durante
su gobierno! Pero lo que define a José de Calasanz como santo es otra cosa.
¿Quieres saber lo que pasó? Entre los suyos hubo un "trepa", sí uno de esos
que hay en todas las épocas y en todos los estamentos que van medrando
para conseguir triunfar y subir a costa de adular a los grandes o poderosos y
de pisar a los pequeños o impotentes; esos que frecuentemente son gente de
poca valía personal, envidiosos y carentes de escrúpulos morales que gozan
adornándose con joyas ajenas. Comienzan por poco y terminan con
traición. En este caso, dentro de la familia escolapia, se llamaba el P. Mario
Sozzi. Se hizo amigo de los del Santo Oficio y consiguió con
malentendidos, intrigas y calumnias la deposición del cargo de General a
José Calazancio. Lo humilló hasta conseguir trasladarlo a él y a su Curia
entre guardias a los tribunales como espía y malhechor y a desposeerlo de
todo gobierno en la orden. Y con el agravante de tener ochenta años el
fundador, usurpando él mismo el cargo de General. Cuando muere el papa
Urbano VIII, una Comisión de cardenales, revisa el asunto y viendo la
fragante injusticia cometida con el anciano fundador y con la Orden, se
decide la reposición en su función y el restablecimiento de su fama. Pero
las cosas habían llegado tan alto que eso supone la difamación del Santo
Oficio y la puesta en ridículo de los que intervinieron en el asunto; total,
que se queda la cuestión in statu quo prolongando la injusticia por tiempo
indefinido hasta que el papa Inocencio X opta por la destrucción de la obra
calasancia por aquello de que "muerto el perro se acabó la rabia"; aquella
decisión papal del 1646 era la ruina y suponía la definitiva destitución del
General. Lo verdaderamente admirable es que en todo este negro negocio
de injusticia José permaneció en el ejercicio sublime de la paciencia,
humildad, obediencia, sufriendo la calumnia y la desunión de los suyos, al
tiempo que animaba como podía a los más próximos a la perseverancia,
prometiéndoles una futura restauración.
¿Quieres saber cómo terminó? El P. Sozzi de marras murió de una
horripilante sífilis. Y aún hoy no se sabe muy bien si está o no en el
Purgatorio en compañía de los papas Urbano VIII e Inocencio X. Sí se sabe
con certeza que José de Calasanz está en el Cielo como intercesor y
propuesto como modelo de santidad. Y la familia calasancia está por esos
mundos de Dios anunciando el Evangelio a la gente, instruyendo
juventudes, formando hombres y aprendiendo de sus orígenes lo santo para
hacerlo y lo aborrecible para detestarlo.
26 AGOSTO
Santos: Teresa de Jesús Jornet e Ibars, fundadora de las HH. Ancianos
Desamparados; Ireneo, Simplicio, Abundio, Alejandro, Anastasio, Adrián,
Víctor, Victoriano, mártires; Pelagia, Atico, Sisinio, confesores; Félix,
presbítero; Froilán, abad; Ceferino, papa; Juana Isabel Bichier des Ages,
fundadora de las Hijas de la Cruz.
26 de agosto
Teresa de Jesús Jornet e Ibars, fundadora (1843-1897)
Los mayores, esos a los que se les ha dado en llamar el colectivo de la
Tercera Edad, que ven el ocaso de sus vidas desde el crepúsculo teñido de
rojas claridades malva, tienen hoy mucho que agradecer a Dios y bastantes
de ellos también a las Hermanitas de los Ancianos Desamparados porque
les cuidan, atienden, dan casa y ofrecen el calor de la familia que quizá
perdieron o acaso les abandonó porque un día se les ocurrió pensar que de
los viejos ya no se podía esperar mucho más, o que eran molestos con sus
manías y achaques. Decía que ellos agradecen al buen Dios el testimonio y
vida de unas personas, en este caso siempre mujeres, que han hecho de sus
existencia una ofrenda de caridad efectiva.
Logran hacer de sus casas un lugar agradable, tranquilo, limpio y ventilado;
allí se reza, se come alimento sano, se proporcionan las medicinas
pertinentes y, sobre todo, se derrocha cariño de las dos clases: humano y
sobrenatural. Son un grupo de mujeres tocadas que están alegres, animosas,
activas y optimistas porque es mucho lo que tienen que levantar; se les ve
por las calles llamando a las puertas de las casas, en pareja, pidiendo
mucho de lo que sobra o algo de lo que se usa; llevan con ellas a todos el
recuerdo de la caridad. ¡Claro que son piadosas! Muy rezadoras... de la
Virgen y del Sagrario sacan la entereza, la fuerza, el afecto o cariño,
comprensión y paciencia que de continuo han de derrochar a raudales
cuando charlan, limpian, lavan, planchan, cocinan para los ancianos o
cuando tienen que animar a tanta juventud acumulada.
Teresa de Jesús, la catalana de Lérida, tuvo en lo humano muchas
coincidencias con su homónima de Castilla; delicada de salud en el cuerpo
y alma grande, espontánea y andariega, con gracejo agradable. En lo divino
tuvieron de común el olvido de sí y, por amor a Dios, saber darse.
Nació en Aytona en 1843 en familia de payeses cristianos. Creció en un
clima doméstico de trabajo honrado. Estudia en Lérida para maestra y
enseñó en Argensola (Barcelona); allí la veían desplazarse cada semana a
Igualada para confesarse.
El P. Francisco Palau, tío abuelo suyo, está en trance de fundación de algo
y la invita para que le ayude en el intento; pero Teresa ha pensado más en
la vida religiosa donde podrá vivir en silencio y oración; por eso se hace
clarisa entre las del convento de Briviesca, en Burgos, mientras que su
hermana Josefa ingresa en Lérida en las Hijas de la Caridad de San Vicente
de Paúl. Pero la situación política de la segunda mitad del siglo XIX es
complicada y compleja, no permite el gobierno la emisión de votos.
Se hace entonces Terciaria Franciscana y recupera algo de la actividad
docente.
Cerca de su patria chica, en Huesca y Barbastro, un grupo de sacerdotes -
con D. Saturnino López Novoa a la cabeza- piensa en una institución
femenina que se dedicara a la atención de ancianos abandonados.
Comprende Teresa que este es su campo y, arrastrando consigo a su
hermana María y a otra paisana, comienza en "Pueyo" con una docena de
mujeres y desde entonces es la cabeza, permaneciendo veinticinco años en
el gobierno.
Desde Barbastro cambia a Valencia donde está la casa-madre de las
Hermanitas de los Ancianos Desamparados porque es la patrona de la
ciudad quien da apellido a la Institución. Luego se extenderán por
Zaragoza, Cabra y Burgos; llenarán de casas-asilo -que así le gusta a la
madre que se llamen para resaltar el clima de familia- la geografía española
y pasan las fronteras. Cuando muere Teresa de Jesús en Liria, el año 1897,
llegan a 103 y deja tras de sí a más de 1000 Hermanitas para continuar su
labor hasta siempre, porque siempre ancianos habrá y algunos de ellos
quedarán desamparados.
No quiso ella canonizaciones. Lo dejó dicho y escrito por si hubiera dentro
de la Congregación con el paso del tiempo Hermanitas canonizables.
Mandó que no se gastara dinero en proponer a nadie la subida a los altares.
Ese fue el motivo de que pasaran los años sin el intento de iniciar su
proceso de beatificación; y el rapidísimo salto a la canonización se debió a
la sensibilidad del pueblo y a las manifestaciones sobrenaturales que tan
frecuentemente Dios quiso mandar.
Fue canonizada por el papa Pablo VI en 1974.
27 AGOSTO
Santos: Mónica, Margarita, viudas; Marcelino, Juan, Serapión, Pedro,
Antusa, mártires; Cesáreo, Licerio, Siagrio, Rufo, Narno, obispos; Hugo,
Sabas, Alejandro, mártires; Eulalia, virgen; Pemón, anacoreta.
27 de Agosto
Santa Mónica (331-387)
Nació en Tagaste (África) el año 331, de familia cristiana.
Muy joven aún fue dada en matrimonio a un hombre llamado Patricio, del
que tuvo varios hijos, entre ellos san Agustín, cuya conversión le costó
muchas lágrimas y oraciones.
Fue un modelo de madres: alimentó su fe con la oración y la embelleció
con sus virtudes.
Murió en Ostia el año 387.
28 AGOSTO
Santos: Agustín, obispo y doctor; Hermetes (Hermes), Alfrico, Alejandro,
Bibiano, obispos; Julián, Pelagio, Fortunato, Barsabia, Ambrosio, Gayo,
Antés, mártires; Moisés, anacoreta; Calínico, patriarca.
28 de Agosto
San Agustín, Obispo y Doctor de la Iglesia (354-430)
Nació en Tagaste (Norte de África) el año 354; después de una juventud
desviada doctrinal y moralmente, se convirtió, estando en Milán, y el año
387 fue bautizado por el obispo Ambrosio.
Vuelto a su patria, llevó una vida dedicada al ascetismo, y fue elegido
obispo de Hipona.
Durante treinta y cuatro años, en que ejerció este ministerio, fue un modelo
para su grey, a la que dio una sólida formación por medio de sus sermones
y de sus numerosos escritos, con los que contribuyó en gran manera a una
mayor profundización de la fe cristiana contra los errores doctrinales de su
tiempo.
Con él se lega a la posteridad el pensamiento filosófico-teológico más
influyente de la historia.
Murió el año 430.
29 AGOSTO
Martirio de San Juan Bautista.
Santos: Adelfo, Alberico, Basilia, Sabina, Mederico, Niceas, Pablo,
Cándida, mártires; Eutimio, Feologildo, arzobispo de Canterbury; Andrés,
presbítero; Sebbo, rey; Verona, confesor.
29 de Agosto
Martirio de San Juan Bautista
Herodes convivía con Herodías, la mujer de su hermano, hecho que
recriminó Juan el Butista.
Después de un banquete, la hija de Herodías pidió la cabeza de Juan.
Este hombre singular, fuerte en su misión y fiel hasta la muerte, fue
martirizado en la cárcel de Maqueronte.
30 AGOSTO
Santos: Fiacrio, Patrono de los jardineros y botánicos. Agilo, Amaltrudis,
Bonifacio, Tecla, Gaudencia, Dasio, Fantino, Félix, Adaucto, mártires;
Loarno, Pamaquio, Pelayo, Arsenio, Silvano, confesores; Rumón, obispo;
Pedro, eremita.
30 de agosto
Pamaquio, senador ( 340-410)
En uno de los hombres de la órbita de san Jerónimo.
Perteneció a la familia de los Camilos cuyas posesiones en el norte de
Africa les hacían inmensamente ricos. Probablemente Pamaquio fue
cristiano de toda la vida. Recibió una esmerada educación en retórica,
elocuencia y literatura sagrada. Fue en la juventud compañero de Jerónimo
y mantuvieron la amistad incluso más allá de la interrupción que supuso la
marcha al desierto de Jerónimo en el año 370, fecha en torno a la cual pasa
Pamaquio a formar parte del Senado.
Quizá no entendió del todo aquel brote de generosidad en la oración y
posiblemente juzgó como extremoso el rigor de la penitencia que el grupo
jeronimiano propiciaba con tanto énfasis. De hecho, bastantes cristianos de
Roma lo juzgaron excesivo y criticaron abundantemente al santo, bien por
error, bien porque la incondicional actitud evangélica de un pequeño
círculo cristiano era una crítica muda para su cómoda mediocridad.
El caso es que contrajo matrimonio con Paulina, hija de santa Paula,
aquella mujer asceta que siguió junto con Eustoquia al santo penitente al
desierto.
Con su olfato cristiano, Pamaquio detectó y puso de manifiesto los errores
doctrinales de Joviniano y tuvo la valentía de exponerlos con claridad al
papa Siricio que se vió obligado a condenar la herejía unos años más tarde,
en el 390. Para poder hacerse con seguridad cargo de los peligros que
encerraba la enseñanza joviniana, se vio necesitado de recurrir
frecuentemente con consultas específicas a Jerónimo.
A la muerte de Paulina por un mal parto, en el año 393, cuando llevaban
solamente cinco años de matrimonio, comenzó Pamaquio a desarrollar una
caridad con obras altamente llamativas. Organizó un banquete para los
pobres; no lloró, sino que se dedicó a hacer; no se lamentó, pero llenó sus
días con obras de misericordia. Tomando lección de la Sagrada Escritura,
meditada a diario, se convenció de que la caridad cubre la multitud de los
pecados. Los cojos, ciegos, paralíticos y tullidos son los herederos de
Paulina. Y como las voces vuelan, continuamente se le ve por Roma
acompañado de una nube de pobres a su alrededor.
Este hombre de la caridad levantó en el puerto romano un hospital para
atender a los extranjeros, donde él mismo, con sus propias manos, curaba y
atendía a los enfermos y moribundos. Quizá influyó en Pamaquio la clara y
animosa ayuda de su amigo Jerónimo quien le dice por carta que no se
contente con "ofrecer a Cristo tu dinero, sino a ti mismo. Fácilmente se
desecha lo que sólo se nos pega por fuera, pero la guerra intestina es más
peligrosa; si ofrecemos a Cristo nuestros bienes con nuestra alma, los
recibe de buena gana, pero si damos lo de fuera a Dios y lo de dentro al
Diablo, el reparto no es justo".
Preocupado no sólo por los cuerpos, sino principalmente de las almas,
ejerció un ordenado apostolado epistolar, escribiendo frecuentes y sólidas
cartas dirigidas a los que administran sus posesiones en Numidia y atienden
sus tierras para sacarlos de la herejía de Donato que había hecho estragos
entre los cristianos poco cultos o débiles en la fe; fue una labor altamente
encomiada por Agustín de Hipona que le agradece su intervención en una
carta escrita en el año 401.
Murió en el año 410, poco antes del dramático saco de Roma.
Pamaquio permaneció seglar -laico- toda su vida, dando un testimonio
claro de amor a Dios y de coherencia de fe cristiana. Prestó servicio a la
sociedad desde los más altos cargos profesionales y administró rectamente
los bienes patrimoniales no mirando sólo el provecho propio, sino teniendo
en cuenta las necesidades de sus contemporáneos. Un ejemplo para la
mayor parte de los fieles cristianos de todos los tiempos.
31 AGOSTO
Santos: Ramón Nonato, Arnolfo, Abundio, Adolfo, Agnofleda, Arístides,
Marciano, confesores; Lupo, Paulino, Honorato, Optato, obispos; Teódoto,
Rufina, Amnia, Cesidio, Dominguito del Val, mártires; Osorio, Leonardo,
monjes; Quemburga, abadesa.
31 de agosto
Ramón Nonato, religioso (1200-1240)
Nació en los mismos comienzos del siglo XIII.
Su nombre deja boquiabierto a quien lo oye o lo lee por primera vez.
Nonnato -Nonato por más breve- sugiere a un santo sólo potencial; como si
la palabra fuera un slogan publicitario que estuviera invitando a quien lo
lee o escucha a que se decidiera a iniciar una programa que acabara con la
santidad del guión preestablecido. De hecho, significa no-nacido.
¿Pretenderá decir el extraño nombre que, por no haber nacido todavía el
santo que rellene el expediente completo de sus cualidades y virtudes, está
como esperando la Iglesia a que haya uno que se decida de una vez a
reproducirlas? Eso sería, lógicamente, confundir la santidad como algo que
brota de la voluntad y decisión humana, cuando ella es en verdad el
resultado de la acción del Espíritu Santo con quien se coopera libremente.
Sería sencillamente pelagianismo.
El calificativo -que ha pasado ya a ser nombre- le viene a Ramón por el
hecho de haber sido sacado del claustro materno, por medio de una
intervención quirúrgica, cuando ya había muerto su madre. Por so no nació
como nacen normalmente los niños, lo extrajeron. Fue en Portell, en
Lérida, cuando se iniciaba el siglo.
La buena y alta situación de su padre le posibilitó crecer en buen ambiente
y formación, aunque sin el cariño y los cuidados de una madre. Cuentan de
su primera juventud la devoción especialísima a la santísima Virgen que le
llevaba con frecuencia a visitar la ermita de san Nicolás donde pasaba ratos
mientras sus rebaños pastaban. Luego su padre quiso irlo incorporando
poco a poco a las tareas de administración de sus posesiones y esa fue la
razón por la que se le encuentra en Barcelona en el intento de aprender
letras y números. Allí tuvo ocasión de trabar amistad con Pedro Nolasco -
que por aquel entonces era comerciante- y de compartir mutuamente los
deseos de fidelidad a la fe cristiana vivida con radicalidad, llegando incluso
a considerar la posibilidad de entrar en el estado clerical.
Como el padre disfruta de un gran sentido práctico, lo reincorpora al
terruño de Portell y le encarga la explotación de varias de sus fincas. Pero,
sigue diciendo la antigua crónica, que la misma Virgen María le comunica
su deseo de que ingrese en la recién fundada Orden de la Merced y allí está
de nuevo en Barcelona puesto a disposición completa en las manos de su
antes amigo Pedro Nolasco.
Noviciado, profesión, ordenación sacerdotal y ministerio en el hospital de
santa Eulalia se suceden con la normalidad propia de quien tiene prisa para
cumplir el cuarto voto mercedario consistente en redimir a los cautivos y
servir de rehén en su lugar si procede.
En el norte del continente negro predica, consuela, cura, fortalece, atiende y
transmite paciencia a los cautivos de los piratas berberiscos; comprende
bien su situación y se hace cargo de que están rodeados de todos los
peligros para su fe. Incluso él mismo tuvo que soportar cárcel y la tortura
de que sellaran sus labios por ocho meses con un candado para impedirle la
predicación.
A su vuelta a España entre el clamor de las multitudes, lo nombra Cardenal
de la Iglesia el papa Gregorio IX, reconociendo sus méritos y virtud de la
caridad practicada de modo heroico; pero no le dio tiempo a llegar a Roma
por morir, antes de cumplir los cuarenta años, cuando se disponía a hacerlo.
Por el empeño de hacerse cargo de su cuerpo tanto los frailes mercedarios
como los nobles señores de Cardona, decidieron de común acuerdo darle
sepultura allá donde lo decidiera una mula ciega que lo llevó a lomos hasta
que quiso pararse ante la ermita de San Nicolás, de Portell.
Desaparecieron las reliquias, irrecuperables ya para la veneración, en el año
1936.
Lo que no ha sido relegado al olvido por sus paisanos es la figura del santo
y su acción caritativa. Esa devoción secular que se refleja incluso en las
fiestas y en el folklore. No digamos nada sobre la devoción que le profean
todas las parturientas que lo tienen como especial patrón para su trance.
Se divulgó por el mundo la pintura que lo muestra con la Custodia en la
mano derecha expresando así la fuente de su caridad con los hombres.
1 SEPTIEMBRE
Nuestra Señora de la Fontcalda.
Santos: Egidio (Gil), abad; Terenciano, Victorio, Constancio, Melecio,
Prisco, Lupo, Sixto, Támaro, obispos; Anmón, diácono; Leto, Régulo,
Vicente, Arturo, Inés, mártires; Ana, profetisa; Verona, virgen; Josué,
patriarca; Gedeón, juez.
1 de Setiembre
Josué (Antiguo Testamento)
Muerto Moisés, Josué es el capitán que introducirá a su gente Tierra
Prometida. Ya era la hora de poseer la tierra que Dios prometió a los
israelitas al sacarlos de Egipto. Han pasado cuarenta años. Es un pueblo
joven el que está en las proximidades de Canán. Son los hijos de los que
Yavé sacó con mano poderosa. Se han curtido en el desierto inhóspito
donde han vivido del mimo de Dios y presenciando a diario sus grandezas.
Tienen esculpida en su alma la idea de que sólo en la fidelidad a la Alianza
tienen garantía de la protección de Dios.
Josué es un varón pletórico de fe y casto, joven y fuerte, que mantiene la
seguridad de que será Dios quien vencerá a los poderosos habitantes de la
tierra que se les da en posesión. Tienen que pelearla, pero sólo Dios les
dará la victoria.
Jericó es la plaza fuerte que les abrirá las puertas a la conquista. Posee
murallas duras y sus habitantes están aprestados a defenderla.
Es Dios quien habla ahora con Josué, como antes lo hiciera con Moisés,
dándole instrucciones para la empresa. No se le pedirá pasividad, sino una
disposición absoluta al misterio. La táctica guerrera sugerida es la más
impensada y la menos descrita en las praxis de la guerra: hay que dar
vueltas a la ciudad, cantando y tocando las trompetas. Así se caerán las
potentes murallas de defensa.
Sin un "pero" de Josué y con la presteza originada por la fe sucede como
Dios dice. Y es que Dios se ríe de las encuestas, la lógica humana se ve
superada en su potencia y las estadísticas de los hombres se tornan enanas
en su presencia. Sin embargo, la fe hace que se derriben las más altas
murallas de la tierra.
1 de setiembre
San Gil (c. s.VII)
También se llamaba Egidio. Parece ser que tenía origen griego, peregrinó a
Roma, luego se hizo religioso y finalmente se estableció como ermitaño
cerca de Nimes. Fundó un monasterio.
Conocido y extendido su culto por toda Europa durante la Edad Media.
Lo que las devociones populares cuentan de su vida resaltan su bondad
cristiana, su misericordia, la delicadeza que demostraba con los pecadores
y la llamada a la conversión.
Los abundantes peregrinos de Santiago le pedían ayuda contra el miedo y
las madres recurrían a él cuando sus hijos eran presa de terrores nocturnos
o sufrían pesadillas.
2 SEPTIEMBRE
Santos: Agrícola, Cástor, Maine, Próspero, obispos; Brocardo, Eleazar,
Licinio, Teodora, confesores; Antolín, Diómedes, Julián, Felipe, Elpidio,
Peregrino, Facundino, Juventino, Almaquio, Sofía, Teódota, Zenón,
Concordio, Teodoro, mártires; Elpidio, abad; Cosme, eremita; Raquel (A.
T.)
2 de setiembre
Teodora (¿s. V?)
Ella es una santa poco común. Me explico: generalmente los santos y
santas son presentados como personajes extremadamente dotados de
cualidades poco asequibles al común de los mortales. Teodora no es
precisamente una de esas. Pese a lo débil que es la documentación histórica
de que se dispone, el comienzo de su santidad parte de un acontecimiento
nada santificable como es el adulterio.
Fue una mujer casada que vivía en Egipto y de costumbres irreprochables.
Un joven enamorado de sus bondades se sintió rechazado en sus
pretensiones impuras hasta que recurrió a una hechicera que con pócimas y
palabras llevó a Teodora a consentir en la infidelidad.
La tristeza consecuente al pecado la llevó a la determinación de hacer
penitencia de por vida.
Tomó ropas de hombre y pidió, suplicando, la admisión en un monasterio.
Bajo el nombre de Teodoro admiró a todos con la aspereza de sus
mortificaciones.
Pero no acaba aquí su historia. Una ventera del lugar acusa
calumniosamente al falso monje de ser el padre del hijo que había tenido
con un viajero.
Y aquí aparece el rasgo de generosidad. Teodora no quiso negarlo, es
expulsada del monasterio, cuida en las soledades del niño alimentándolo
con leche de cabra, mientras que las inclemencias del tiempo a la
intemperie curten su piel y mudan su semblante.
Pasados unos años, suplica de nuevo la entrada en el monasterio donde se
le admite con la condición de no abandonar su celda. Sólo a la muerte de la
penitente se descubre su condición.
Se cuenta en esta especie de novela ejemplar que el niño que ella cuidó
llegó con el tiempo a ser abad del monasterio.
3 SEPTIEMBRE
Santos: Gregorio Magno, papa y doctor; Sándalo (Sandalio), Basilisa,
Serapia, Eufemia, Dorotea, Tecla, Erasma, vírgenes; Aristeo, Mansueto,
obispos; Febe, Teotisto, Antonio, Constantiniano, confesores; Zenón,
Caritón, Antonino, Aigulfo, mártires; Ildelita, abad; Simeón, Estilita el
Joven.
3 de Setiembre
San Gregorio Magno, Papa y Doctor de la Iglesia (540-604)
Nació en el año 540 en Roma.
Antes de hacerse monje desempeñó diversos cargos políticos incuso el de
Prefecto de la Urbe. Fue legado Pontificio en Constantinopla.
Elegido papa el 3 de Septiembre del año 590, se ocupó de la expansión y
consolidación de la fe, de la organización de la liturgia y de la ayuda a los
pobres, hasta el punto de que su pontificado es considerado como uno de
los más esplendorosos de la vida de la Iglesia.
Son de consideración especial sus numerosos escritos teológicos y morales.
Murió en el año 604.
4 SEPTIEMBRE
Santos: Moisés, profeta; Marcelo, obispo; Rufino, Silvano y Viático, niños;
Magno, Casto, Tamel, Máximo, Teodoro, Océano, Amiano, Julián,
mártires; Cunialdo, Gilisario, confesores; Rosalía, Cándida, vírgenes;
Marino, diácono; Bonifacio I, papa.
4 de setiembre
Moisés (s. XII a. de C.)
Salvado de las aguas. Criado junto al Faraón. Elegido para salvar a su
pueblo. Instrumento de Dios en las plagas. Caudillo desde el mar Rojo. Y
ya en el desierto, el hombre de la Alianza: Amigo de Dios, padre del
pueblo, legislador, juez, guerrero, libertador...
Es el hombre fuerte como un titán que se resiste a aceptar las debilidades
de su pueblo.
Dios permite su fracaso. Viendo ya la Tierra Prometida, muere con la
esperanza incumplida de entrar en la tierra de Canaán.
El que extendió su mano en el mar y lo secó o hizo brotar agua de la roca
en el desierto, o consiguió de Dios el maná y las codornices para quitar la
hambruna no disfruta su máximo proyecto humano: entrar en la Tierra de
Promisión.
El sinsabor de la derrota humana es permitido por Dios para que
reconozcamos nuestra flaqueza. El fracaso en lo humano marca la
dependencia del creador.
5 SEPTIEMBRE
Santos: Lorenzo Justiniano, Taurino, Victorino, obispos; Herculano,
Rómulo, Eudosio, Zenón, Macario, Urbano, Quincio, Arconcio, Donato,
Teodoro, Menedemo, Censorino, Dídimo, mártires; Bertín, abad; Alberto,
Guido, Aniano, Ansarico, Artión, confesores; Obdulia, virgen.
5 de Setiembre
San Lorenzo Jutiniano (1381-1455)
Modelo para contemplativos y activos.
Nació en Venecia el 1 de Julio de 1381 en el seno de una familia ilustre.
Su madre, Querina Querini, se quedó viuda muy joven; pero eso no es
obstáculo para que administre su casa y se ocupe de que en su casa se vivan
unos usos y costumbres de piedad doméstica tan familiar como es la
góndola en la calle.
Renunció Lorenzo a los planes casamenteros bienintencionados de su
madre y al lujo y fastuosidad reinante en su entorno de abolengo. Lo vemos
como eremita en la isla de San Giorgio a los veintiún años. Allí hace causa
común con un grupo de clérigos que rezan, hacen penitencia, estudian y
buscan denodadamente a Dios en ese siglo. Y pone en marcha la
Congregación de Canónigos seculares de San Jorge.
Ordenado sacerdote a los veintiséis años, recuerda con su actitud la figura
de las Ordenes mendicantes de otro tiempo: recorre pobremente los canales
recogiendo limosnas, repartiendo amor de Dios y dando buen ejemplo. Va
malvestido de esparto, con una cruz a la espalda y predicando que los
pobres son los predilectos.
Elegido Prior de San Agustín, sigue la oración, la penitencia y la escritura
de sus obras espirituales.
Ya obispo de Castello, convoca un sínodo, publica y hace cumplir sus
conclusiones adelantándose a la Reforma que más tarde un fraile pediría...
y no en silencio. Reza, se mortifica, dicta normas y predica contra los
vicios de los grandes y del pueblo. Todo un ejemplo de buen gobierno,
aunque no siempre reciba los aplausos de los poderosos, sino más bien sus
críticas y desprecios.
El Papa Nicolás V lo nombra Patriarca de Venecia. Fue el primero y
antecesor de otros de nuestro siglo que llegaran a ocupar, en el transcurso
de la historia, la Cátedra de Pedro: San Pío X y Juan XXIII.
El concilio de Trento encontraría ya en Venecia un camino iniciado tanto
en la teoría como en la práctica para lograr en la Iglesia la Reforma en la
Cabeza y en los miembros. Con ello se muestra, una vez más, que los
santos han precedido siempre a los herejes... y por los legítimos medios.
6 SEPTIEMBRE
Nuestra Señora de las Viñas, patrona de los viñadores;
Nuestra Señora de la Cinta.
Santos: Zacarías, profeta; Onesíforo, Porfirio, Leto, Donaciano, Mansueto,
Presidio, Petronio, Germán, Fúsculo, obispos; Eleuterio, Fausto, abades;
Cótido, Eugenio, Eva, Dionisio, Juana, Macario, mártires.
6 de Setiembre
San Eleuterio (s. VI)
Fue un santo abad del monasterio de San Marcos Evangelista en Espoleto.
Debió ser un hombre de grandes y probadas virtudes por los relatos que se
conocen de su vida a través del gran papa Gregorio Magno que fue
contemporáneo, conocido personal, amigo y hasta una de las personas que
salió beneficiada del trato con el santo abad. De hecho, cuenta San
Gregorio de su amigo que, un buen día y con una sola bendición, el abad
Eleuterio consiguió curarlo de un vehemente deseo de ingerir alimentos
que él sufría. Además, refiere el mismo Papa, su santidad era tan grande
que hasta llegó a resucitar un muerto.
Pero lo que llama la atención al relator de la vida del santo es un
acontecimiento que tiene valor de ejemplaridad y estímulo para los
hombres que, llenos de dificultades, limitaciones y pecados, viven
soportando sus faltas de virtud y sufriendo los propios fracasos. Por eso la
figura de este santo es más cercana, al ser víctima de su propio
desmoronamiento.
Unas monjas habían confiado al santo abad la custodia de un niño
atormentado por el Diablo. Como pasaran varios días sin notarse
fenómenos extraños, el abad comentó a sus monjes que Satanás tenía
asustadas a las pobres monjas, pero que ahora estaba con miedo y por eso
no se manifestaba.
Al punto, el Mal Espíritu se apoderó del niño y de inmediato comenzó a
maltratarlo.
Eleuterio calló en la cuenta de que su expresión fue de soberbia y
presunción. Lloró dolorido su pecado y pidió a los monjes oraciones y
penitencias para que cesaran los embates del Demonio.
Una simple frase con un poco de vanidad hizo que Satanás se sintiese en
terreno propio y se necesitase la oración y mortificación de todos para
expulsarlo.
7 SEPTIEMBRE
Santos: Albino, Almundo, Tilberto, confesores; Gondulfo, Gratulo, Pánfilo,
Teodorico, Vivencio, obispos; Bono, Fausto, Mauro, Gerón, Calcedonio,
Sozón, Severino, mártires; Carísima, Clodoaldo, Faciolo, Hildurdo, Lucas,
Madelberta, confesores; Nemorio, diácono; Regina, virgen y mártir.
7 de setiembre
Regina (s. III), virgen y mártir
Los niños piden -al menos así lo hacían en tiempos pasados- a los mayores
que les cuenten un cuento a la hora de dormir. La condescendencia de los
que les quieren, procurando su bien dormir, les lleva a ilustrar su
imaginación con historias que unas veces son sólo producto del genio
humano y otras... adornan la verdad de hechos ocurridos en la ordinariez de
la vida con amplificaciones que hacen fantástica, amable y hasta
apasionante la historia real. No sé si la historia de Regina servirá para
rellenar esos momentos previos al descanso nocturno de los pequeños, pero
no me cabe duda de que sí servirán a los adultos para que detengamos un
momento nuestro ardoroso caminar.
Regina es palabra latina que se vierte al castellano por Reina. Así se
llamaba nuestra protagonista de hoy. Fue una francesita hija de padre
romano y de madre gala. Era el tiempo del Imperio. Cuando tenía quince
años conoció a Cristo y le entregó su corazón, se bautizó y decidió darle
para siempre su virginidad.
Es hermosa en demasía. El prefecto romano se enamoró de ella al verla. En
su presencia, Regina confiesa su fe.
Desde este momento comienzan las dificultades para la fidelidad. Fue
puesta en la cárcel y con una amenaza: al regreso del prefecto, que
necesariamente ha de ausentarse, ella debe haber cambiado de religión o
conocerá el furor romano.
Sucede a la vuelta del personaje lo previsible con la gracia de Dios. Ella se
niega a sacrificar a los ídolos, llegan las torturas, los hierros arañan y cortan
su carne. También hay prodigios del Cielo: se producen terremotos, se oyen
voces celestiales... hasta una paloma se acerca para consolarla, darle
ánimos y curarla.
El ejemplo es tan llamativo que la gente se convierte a centenares. Por fin,
es degollada.
La candidez de la historia narrada, pletórica de elementos hiperbólicos y de
adornos donados por la fantasía, expone un drama común y diario de
mucha gente que bien merece la atención y el mimo del poeta, me refiero a
todos esos que están dispuestos en serio a dar la vida por la fe que tienen y,
llegado el momento, darla.
8 SEPTIEMBRE
La Natividad de Santa María Virgen.
Nuestra Señora de Guadalupe, (Patrona de Extremadura), del Coro, de
Covadonga, de la Salud, de la Encina, de Regla, Alta Gracia, Peña de
Francia, Castañar; María de las Virtudes.
Santos: Adrián, Timoteo, Fausto, Eusebio, Teófilo, Anmón, mártires;
Sergio I, papa; Hugo, obispo; Adela, santa.
8 de Setiembre
La Natividad de Nuestra Señora
Un anticipo y anuncio inmediato de la redención obrada por Jesucristo es el
nacimiento de su Madre la Virgen María, concebida sin mancha de pecado,
llena de gracia y bendita entre todas las mujeres.
9 SEPTIEMBRE
Nuestra Señora de Aránzazu, Nuestra Señora de Gracia, Santa María de la
Cabeza.
Santos: Pedro Claver, patrono de las misiones entre los negros, Odger,
diácono; Ciarán, abad; Gorgonio, Severiano, Felicia, Doroteo, Jacinto,
Alejandro, Tiburcio, Estratón, Rufino, Rufiniano, mártires; Audomaro,
obispo; Querano, abad.
9 de Setiembre
San Pedro Claver (1580-1654)
Fue un jesuita español que arriba a las regiones de América para predicar el
Evangelio.
En Cartagena de Indias, con gran celo apostólico se entregó a una constante
catequesis y administró el bautismo a verdaderas multitudes,
principalmente entre la esclavitud.
Destacó por humildad y su caridad heroica con los enfermos.
10 SEPTIEMBRE
Nuestra Señora de las Maravillas.
Santos: Nicolás de Tolentino, confesor; Salvio, Salvino, Agapio, Auberto,
Teodardo, obispos; Menodora, Metradora, Ninfodora, Nemesiano, Félix,
Lucio, Liteo, Poliano, Victor, Dativo, Sóstenes, mártires; Teodardo,
confesor; Francisco Gárate, (beato); Pulqueria, emperatriz.
10 de setiembre
San Nicolás de Tolentino, confesor (1245-1305)
Artistas italianos como el Perugino, Antoniazzo Romano, B. Loschi, V.
Tamagni, A. Nucci y otros se ocupan en sus obras maestras de este santo
con lo que se aprende la devoción que suscitó y el rastro de santidad que
supo dejar tras de sí. Emblemas de su vida son: la azucena por la pureza, el
libro por predicador, y el crucifijo por su amor a Cristo y a la penitencia.
Abogado de las almas del Purgatorio y protector de la Iglesia.
Nació en 1245 en Fermo (Italia). La mayor parte de su vida la pasó en el
convento agustino de Tolentino, cerca del lugar donde nació.
Es un santo milagrero y popular.
El mismo hecho de su nacimiento fue una gracia del Santo Nicolás de Bari
a sus padres, Compañón y Amada, que no se resignaban a tener, año tras
año, vacío su hogar; de ahí que agradecidos al santo lo nombraran Nicolás.
Recibió las sagradas Órdenes en el año 1269. Aunque predicaba con el
ejemplo, las buenas prendas de predicador le llevaron de un lado a otro.
Tuvo visión de las almas del Purgatorio que solicitaban sufragios. Guía de
almas muy estimado, llamaba al concurrido confesonario "el lecho de los
moribundos" y siempre estuvo dispuesto a dar el perdón de los pecados,
imponiendo penitencias suaves mientras él se reservaba completarlas
después en su cuarto. Dormía en jergón de paja y tenía como cubierta sólo
su manto. Flagelaba su carne con ásperos instrumentos, reconociendo sus
huellas, después de muerto, los notarios. También, como al Cura de Ars, le
maltrató el Demonio muchas veces, apaleándole, causándole heridas y
dejándolo finalmente cojo. Lo mejor de las limosnas que recibía lo daba a
los pobres. Los últimos años de su vida fueron de mucha enfermedad y aún
así, ayudado por un hermano y apoyado en una muleta, curó de su parálisis
a un enfermo con una bendición. Durante varios días, un meteoro luminoso
que alumbraba a todo Tolentino predijo su muerte... y su gloria en los días
últimos de su vida. Una vez muerto, el agua con que lavaron sus manos se
conservó limpia y curandera. Célebre fue, más que otros, la resurrección de
la joven de Fermo. La reliquia de su brazo ha derramado sangre más de dos
docenas de veces.
Resalta en esta vida ejemplar, tan llena de amor de Dios y dedicación a los
hombres, el apoyo fontal que para él fue la Eucaristía. Se preparaba para la
Misa con el dolor de los pecados y la confesión sacramental incluso diaria.
Refieren los testigos tanto religiosos como laicos que no dejó de celebrar la
Santa Misa aún con los achaques de la enfermedad, repetidas veces se
acercaba apoyado en un bastón y otras, llevado en volandas, a peso. Era
frecuente el don de lágrimas ante el Santísimo Sacramento.
Confortado con el Viático, murió en el 1305.
11 SEPTIEMBRE
Nuestra Señora de la Cueva Santa.
Ss Proto y Jacinto hermanos, Vicente, abad; Diodoro, Diómedes, Dídimo,
mártires; Pafnucio, Paciente, Emiliano, Daniel, obispos; Teodora de
Alejandría, mártir; Esperanza, abadesa.
11 de setiembre
San Pafnucio, obispo y confesor (c. a. 280 - c. a. 350)
Fue uno de los anacoretas de su época. Vivía de las verduras que daba la
tierra, agua, un poco de sal y poco más. Compartía consigo mismo la
soledad del desierto. La oración y la penitencia eran su principal modo de
emplear el tiempo. A su cueva acudían las gentes a recibir consejo,
escuchar lo que aprendía del Espíritu con sus rezos y a contrastar la vida
con el estilo del Evangelio.
Se vió obligado a dejar la soledad contra su gusto porque fue nombrado
obispo de Tebaida. Por defender a Cristo sufrió persecución, le amputaron
una pierna y le vaciaron un ojo cuya órbita desocupada, según cuenta la
historia, gustaba besar con respeto y veneración el convertido emperador
Constantino.
Estuvo presente en el Concilio de Nicea, donde se defendió la divinidad de
Cristo y se condenó el arrianismo.
En esa ocasión, al tratarse otros temas de Iglesia, tuvo el obispo Pafnucio la
ocasión de dar muestras de profunda humanidad. El hombre que venia del
más duro rigor del desierto y podía exhibir en su cuerpo la marca de la
persecución se mostró con un talante más amplio, abierto, moderado y
transigente que los padres que no conocían la dureza de la Tebaida ni los
horrores de la amenaza, ni la vejación.
Numerosos padres conciliares pretendieron imponer que los obispos,
presbíteros y diáconos casados dejaran a sus esposas para ejercer el
ministerio. El obispo curtido en la dura ascesis anacoreta se opuso a tal
determinación haciendo que se fuera respetuoso con la disciplina de la
época: autorizar el ejercicio del Orden Sacerdotal a los ya casados y no
permitir casarse después de la Ordenación.
12 SEPTIEMBRE
Nuestra Señora Santa María de Lluc, reina de Mallorca y Nuestra Señora
de la Fuensanta.
Santos: Autónomo, Hierónides, Leoncio, Serapión, Selenio, Valeriano,
Estratón, Macedonio, Teódulo, Taciano, mártires; Curonato, Sacerdote,
Silvino, obispos; Vifredo, abad; Guido, confesor.
12 de setiembre
San Guido (c. a. 950 - c. a.1012)
Campesino modelo de Anderlecht (actual Bélgica).
Entre sus paisanos era conocido por su piedad sencilla y constante y
requerido para trabajos concienzudos y esforzados. Vamos que la piedad le
llevaba a no ser perezoso y que el trabajo de la tierra le ayudaba a mirar al
Cielo.
Un buen día le sugirieron una posibilidad de cambio de oficio. Podría pasar
nada menos que a ser sacristán cerca de Bruselas, en la iglesia de Lacken.
Ello supuso también un cambio de ciudad y de costumbres. Parece que le
tentó el comercio y en ese campo de la actividad humana quiso hacer
pinitos saliendo mal el asunto y perdiendo sus ahorros.
Se dedicó entonces a peregrinar por el mundo. Casi se puede decir que
comenzó una bohemia en la que sólo él gobernaba su existencia sin que
hubiera de dar cuentas a nadie. Pero lo hizo bien. Se sabe que estuvo dos
veces en Tierra Santa y dos veces en Roma. De hecho, debió aprovechar
muy bien su tiempo libre por lo que se relata a continuación.
Regresó del deambulaje y murió poco después en Anderlecht, su ciudad,
donde se le enterró casi como a un desconocido.
Pero, en su sepultura comenzaron a suceder hechos maravillosos que
empezaron a atraer a la gente del pueblo primero y a los lejanos después...
De hecho sus reliquias comenzaron a recibir culto y la devoción a San
Guido se extendió rápidamente, cobrando auge continuo y popularidad.
Bien hicieron los agricultores de su tierra y de su tiempo en tomarlo por
patrono, como en España harían poco después con San Isidro; también los
sacristanes de entonces y de hoy se protegen con este santo intercesor que
entendía de cirios, de cajoneras y campanas; no menos podrían acudir a
este trotamundos los que se ocupan de desperezar el tiempo libre propio o
de los demás.
Una vez más, con este santo agricultor, sacristán, comerciante fracasado y
caminante del mundo, se nos enseña que la santidad no es patrimonio
exclusivo de conventuales, sabios o mártires.
13 SEPTIEMBRE
Santos: Juan Crisóstomo, obispo y doctor; Felipe, Macrobio, Julián,
Ligorio, mártires; Maurilio, Eulogio, Amado, obispos; Israel y Teobaldo
Santos; Beato Amadeo, monje y abad; Venerio, eremita.
13 de Setiembre
San Juan Crisóstomo, Obispo y Doctor de la Iglesia (c. a. 349-407)
Nació en Antioquia el año 349. Recibió una esmerada educación y se retiró
a vivir como monje.
Se ordenó sacerdote y ejerció con gran provecho el ministerio de la
predicación, hasta el punto de que comenzaron a llamarle "Crisóstomo" =
"boca de oro".
Desde el año 397 fue Patriarca de Constantinopla y dedicó sus energías a
elevar el nivel espiritual de los fieles. Su ejemplar comportamiento le
acarreó la oposición de los poderosos, sufrió por dos veces el destierro
donde murió el año 407, en el Ponto.
13 de setiembre
Beato Amadeo de Silva y Meneses (c. a. 1431-1479)
Incluido en la historia y santoral pacense. Hermano de Santa Beatriz Silva
y Meneses.
Nació c. 1431 y le imponen por nombre Juan. Hijo del Alcalde de
Campomayor y Uguela Rui Gomez de Silva y Dª Isabel de Meneses.
Formó parte de una familia cristiana de once hijos.
A los dieciocho años ingresó en el monasterio jerónimo de la Puebla de
Guadalupe. Monje ejemplar que desempeñó los cargos más humildes. Los
deseos de martirio le llevaron a Granada; pero vuelve a Guadalupe.
El 11 de diciembre de 1452 obtiene la obediencia del Prior, Gonzalo de
Illescas, para poder trasladarse a Asís, en donde cambia el hábito blanco
por el pardo. Propugna la reforma, llamada "Amadeista" en tiempos de
Sixto V. Celebra su primera Misa el 25 de marzo de 1479 y el 10 de Agosto
murió en Roma.
14 SEPTIEMBRE
La Exaltación de la Santa Cruz.
Santos: Austrulfo, abad; Cereal, Salustia, Crescenciano, Víctor, Rósula,
General, Crescencio, Viator, Casiodoro, Dominada, mártires; Eustoquio,
patriarca; Materno, obispo; Plácida, emperatriz.
14 de setiembre
La Exaltación de la Santa Cruz
En el año 335 se dedica la Basílica del Martyrion mandada construir por el
emperador Constantino en el Gólgota, junto al lugar donde estuvo el
sepulcro de Cristo.
El madero de la cruz siempre ha sido considerado por los cristianos el trono
donde el Señor reina, vence y salva; con toda lógica, es objeto de
veneración y preciosa reliquia que sostuvo el cuerpo del Salvador.
15 SEPTIEMBRE
Nuestra Señora de los Dolores (Soledad, Sol, Marisol, Angustias).
Santos: Nicomedes, Emila (Emiliano, Emilia) y Jeremías, Cirino, Serapión,
Leoncio, Herculano, Máximo, Teódoto, Asclepiódoto, Nicetas, Porfirio,
mártires; Silvano, obispo; Albino, Apro, confesores; Aicardo, abad;
Rolando, ermitaño.
15 de setiembre
Nuestra Señora de los Dolores
Los Evangelios muestran a la Virgen Santísima presente, con inmenso
amor y dolor de Madre, junto a la cruz en el momento de la muerte
redentora de su Hijo, uniéndose a sus padecimientos y mereciendo por ello
el título de Corredentora.
La representación pictórica e iconográfica de la Virgen Dolorosa mueve el
corazón de los creyentes a justipreciar el valor de la redención y a descubrir
mejor la malicia del pecado.
16 SEPTIEMBRE
Santos: Cornelio papa y Cipriano obispo, mártires; Eufemia, virgen y
mártir; Lucía, Geminiano, Ludmila, Rogelio, Servideo, Sebastiana,
mártires; Auxilio, Abundio, Principio, obispos; Abundancio, diácono;
Marciano, Juan Macías, confesores; Eugenia, abadesa.
16 de setiembre
San Cornelio († 253), papa, y San Cipriano (c. a. 210-258), obispo,
mártires
Cornelio nació en Roma y fue elegido papa en el año 251; uno de sus
principales desvelos fue la lucha doctrinal y disciplinar contra el cisma
novaciano. El emperador Galo lo desterró y murió en Chivitavecchia, en el
año 253.
Cipriano nació en Cartago alrededor del año 210 de familia pagana.
Convertido a la fe, se ordenó sacerdote y más tarde fue obispo de esa
ciudad desde el 253.
Ayudó de modo muy peculiar al papa Cornelio en la defensa de la fe.
Pastor ejemplar, fue uno de los escritores más insignes de la antigüedad
cristiana.
Soportó varias persecuciones, hasta que sufrió martirio en el 258.
16 de Setiembre
San Juan Macías (1585-1645)
Extremeño por su nacimiento en 1585, marchó como comerciante a
América.
En Lima (Peru) ingresó como hermano lego en la Orden de los
Predicadores donde se encargó de los oficios más humildes.
Fue tan alta su caridad y tan conocido su desvelo por los más necesitados
que llegó a llamársele el "padre de los pobres".
17 SEPTIEMBRE
Las llagas de San Francisco.
Santos: Roberto Belarmino, obispo y doctor; Flocelo, niño, Ariana
(Ariadna), Agatoclia, Narciso, Sócrates, Esteban, Valeriano, Macrobio,
Sátiro, Gordiano, Elías, Zótico, Luciano, mártires; Lamberto, obispo;
Teodora, Hildegarda, vírgenes.
17 de setiembre
San Roberto Belarmino, Obispo y Doctor de la Iglesia (1542-1621)
En el año 1542 nació en Montepulciano (Italia).
En Roma, ingresó en la Compañía de Jesús y se ordenó sacerdote.
Sobresalió por sus cualidades intelectuales que utilizó con gran celo
enseñando Teología en Lovaina y en Roma.
Desempeñó una notable labor en defensa de la fe frente a la herejía
protestante.
Consagrado Obispo de Capua y nombrado Cardenal, contribuyó a la
solución de graves problemas de la Iglesia.
Murió en Roma en el año 1621.
18 SEPTIEMBRE
Santos: José de Cupertino, Sofía, Irene, Terciano, Víctor, Almodia, Cástor,
Teodora, Centina, Bonifacio, Fortunato, mártires; Eumenio, Eustorgio,
Ferréolo, Justo, Masías, Metodio, Sinerio, obispo; Jacobo, monje; Simón,
eremita; Ricarda, emperatriz.
18 de setiembre
San José de Cupertino († 1663)
Comienzo de la Edad Moderna. España inicia su declive. Reina Felipe III
en España y Nápoles. Aquí, en un establo de Cupertino, nace José Desa,
cuando sus padres, Félix Desa y Francisca Panara, huían de los acreedores
a los que no podían pagar por ser grande la pobreza de un carpintero de
aldea. Son honrados, gente de fe tradicional, viven en el temor de Dios.
José es cortito de cabeza. No adelanta en la escuela rural y sale de ella sin
saber leer. Para ayudar en casa, empieza como aprendiz de zapatero y, por
sus manos torpes, el maestro lo declara inepto. Más que remediar, agrava
los problemas familiares porque, además, cae gravemente enfermo.
Lo cura la Virgen. Pero, como no sirve para nada, pasa su adolescencia
ayudando a la gente, con más ganas que acierto, y ejercitando la caridad.
Eso sí, reza horas y horas y la Virgen le embelesa.
A los 17 años se sintió llamado a la vida religiosa en la Orden de los
franciscanos conventuales.
Sucesivamente dos conventos le reciben como lego y también
alternativamente lo expulsan. Dirán que es bueno, espiritual, mortificado,
piadoso y...con fino amor a María; pero inútil para fraile por su evidente
torpeza y su carente valía: no sirve ni para pelar patatas, fregar platos,
barrer el convento, tocar la campana, o cavar la huerta. Le sobra piedad y
mortificación, pero le falta obediencia, puesto que los encargos que se le
dan o se le olvidan o los hace al revés. Pasa por ser un haragán histérico, un
inútil para todo. En el colmo de sus males, cuando vuelve a casa, ha muerto
su padre y los acreedores pretenden meter al hijo heredero de deudas entre
rejas... ¡Con cuantas humillaciones prepara el Señor el alma de algunos de
sus santos!
Pero hace una nueva llamada a la puerta del minúsculo convento de Santa
María de Grotella. Entra como mero oblato para los más ínfimos trabajos.
Estos santos frailes supieron descubrir el oro que cubrían las deficiencias.
Pasa a novicio y, a trancas y barrancas por los estudios, ¡llega al
sacerdocio!
En el ejercicio del ministerio: atención esmerada a los pobres, caridad sin
límite, consejos a la gente y arreglo de contiendas, mucho ayuno y
penitencia, milagros y éxtasis. Con todo ello, envidias, críticas, delaciones,
interviene la Inquisición y hay revuelo entre las gentes, visitas de
dignidades eclesiásticas y hasta el Papa Urbano VIII quiere verle
personalmente; en la audiencia con el Viario de Cristo se elevó sobre el
suelo, quedándose suspendido sin ningún soporte físico, es el fenómeno
místico llamado levitación que se repetirá con frecuencia en su vida.
Siguen las calumnias, enredos e insidias.
Tanto se habla y tantos quieren verle que se quiere ocultar al santo para
evitar tumultos, pero el lugar donde se le recluye se convierte en centro de
peregrinación.
Con don de profecía pudo predecir su muerte para el día dieciocho de
Setiembre de 1663 y prepararse para ella.
A la Virgen, "Monstra te esse matrem" fue su última frase en la tierra.
Este santo puede animar a los cortitos de entendederas, a los fracasados,
ineptos en labores caseras y a los desechados como "pupas". Todos tienen
remedio, si... con Dios cuentan. Nadie hay tan estropeado en la vida que no
sirva para nada. Un día San Pablo dijo que Dios elige la necedad para
confundir a los sabios... y la flaqueza para confundir a los fuertes... es como
si dijera que puede escribir poesías con la pata de una mesa.
19 SEPTIEMBRE
Santos: Jenaro, obispo y mártir; Elías, Teodoro, obispos; Festo, Sosio,
Próculo, diáconos; Desiderio, Félix, Constancia, Eustoquio, Acucio,
Trófimo, Sabacio, Dorimedonte, Pomposa, mártires; María de Cervellón,
Emilia María Guillermina Rodat, fundadora de las HH. de la Sagrada
Familia.
19 de setiembre
San Jenaro, Obispo y mártir (s. IV)
Fue Obispo de Benevento (Italia).
Al comienzo del siglo IV, junto con un numeroso grupo de fieles cristianos
de toda clase, murió mártir durante la persecución de Diocleciano, en
Nápoles.
20 SEPTIEMBRE
Santos: Andrés Kim presbítero y Pablo Chong, mártires de Corea; Ciro,
Clicerio, Filigonio, obispos; Miguel, Teodoro, Susana, Felipa, Sócrates,
Dionisio, Eustaquio, Teopista, Agapio, mártires; Fausta, Montano, monje;
Gregorio, Pedro, Demetrio, Isabel, anacoretas.
20 de Setiembre
San Andrés Kim, presbítero, San Pablo Chong y compañeros mártires (s.
XIX).
Más de un centenar de cristianos, encabezados por un presbítero y un laico
dieron testimonio de Cristo con el martirio en Corea a lo largo del siglo
XIX, en diversas persecuciones.
21 SEPTIEMBRE
Santos: Mateo, Apóstol y evangelista, patrono de aduaneros, loteros,
expendedurías de tabaco y recaudadores de Hacienda; Alejandro, Isacio,
Melecio, obispos; Pánfilo, Eusebio, mártires; Bernarda de Tarantasia,
Ifigenia, vírgenes; Néstor, confesor; Gregorio, monje; Jonás, profeta.
21 de Setiembre
San Mateo, Apóstol y evangelista (s. I)
Apóstol nacido probablemente en Cafarnaún. Cuando Jesús lo llamó a
formar parte de los Doce era recaudador de impuestos y se encontraba
ejerciendo su oficio.
Es el autor del primer Evangelio. Predicó en Oriente y se dice que murió
mártir en Persia.
22 SEPTIEMBRE
Santos: Digna, Emérita, Iraides, vírgenes; Jonás, presbítero; Exuperio,
Inocencia, Vidal, Mauricio, Cándido, Víctor, mártires; Félix IV, papa;
Séptimo, Santino; Lautón (Laudo, Lo), Enmerano, obispos; Landelino,
eremita; Silvano, confesor; Salaberga, abadesa.
22 de Setiembre
San Mauricio y compañeros mártires (s. III)
San Euquero, muerto a mediados del siglo V, quiso recoger por escrito las
tradiciones orales para "salvar del olvido las acciones de estos mártires". Su
relato está escrito a la distancia de siglo y medio adelante de los hechos
descritos que siempre fueron propuestos con valor de ejemplaridad y por
cristianos que cantan las glorias de sus héroes. Es decir el relato euqueriano
presenta algunos elementos del género épico, pero es innegable que la
verdad cruda, histórica y real aparece bajo la depuración de los elementos
innecesarios.
¿Qué fue lo que pasó?
Diocleciano ha asociado a su Imperio a Maximiano Hércules. Ambos son
acérrimos enemigos del nombre cristiano y decretaron la más terrible de las
persecuciones.
En las Galias se produce una rebelión y Maximiano acude a sofocarla.
Entre sus tropas se encuentra la legión Tebea procedente de Egipto y
compuesta por cristianos. Su jefe es Mauricio que antes de incorporarse a
su destino ha visitado en Roma al papa Marcelo. En los Alpes suizos, antes
de introducirse por los desfiladeros, Maximiano ordena un sacrificio a los
dioses para impetrar su protección en la campaña emprendida.
Los componentes de la legión Tebea rehusan sacrificar, se apartan del resto
del ejército y van a acampar a Agauna, entre las montañas y el Ródano, no
lejos del lado oriental del lago Leman.
Maximiano, al conocer el motivo de la deserción, manda diezmar a los
legionarios rebeldes, pasándolos a espada. Los sobrevivientes se reafirman
en su decisión y se animan a sufrir todos los tormentos antes que renegar de
la verdadera religión.
Maximiano, cruel como una fiera enfurecida, manda diezmar una segunda
vez la legión formada por soldados cristianos y doblegarla. Mientras se
lleva a cabo la orden imperial, el resto de los tebanos se exhortan entre sí a
perseverar animados por sus jefes: Mauricio ("negro" o "moro"), Cándido
("blanco") y Exuperio ("levantado en alto"). Encendidos con tales
exhortaciones, los soldados envían una delegación a Maximiano para
exponerle su resolución: que obedecerán al emperador siempre que su fe no
se lo impida, y que, si determina hacerlos perecer, renunciarán a
defenderse, como hicieron sus camaradas, cuya suerte no temen seguir.
Viendo el emperador su inflexibilidad, da órdenes a su ejército para
eliminar a la legión de Tebea que se deja degollar como mansos corderos.
En el campo corren arroyos de sangre como nunca se vió en las más
cruentas batallas.
Victor ("victorioso"), un veterano licenciado de otra legión, pasa por el
lugar mientras los verdugos están celebrando su crueldad. Al informarse de
los hechos se lamenta de no haber podido acompañar a sus hermanos en la
fe. Los verdugos le sacrifican junto con los demás.
Sólo conocemos el nombre de estos cuatro mártires, los otros nombres Dios
los conoce. Según San Euquero la legión estaba formada por 6.600
soldados.
Ya en el siglo IV se daba culto en la región a los mártires de Tebea. Luego,
la horrenda matanza de militares que se dejó martirizar por su fe en Cristo
dio la vuelta al mundo entre los bautizados. Los que por su oficio tuvieron
que pelear mucho, a lo largo de los siglos se acogieron a San Mauricio y a
sus compañeros en las batallas (el piadoso rey Segismundo, Carlomagno,
Carlos Martel, la Casa de Sabolla, las Órdenes de San Lázaro y la del
Toison de Oro, el mismo Felipe II...). Y hasta el mundo del arte dejó para
la posteridad, en los pinceles del Greco, la gesta de quienes habían
aprendido aquello de que es preciso obedecer a Dios antes que a los
hombres y prefirieron consecuentemente perder la vida a traicionar su fe.
23 SEPTIEMBRE
Santos: Lino, papa; Adamnano, Benito, abades; Andrés, Juan, Pedro,
Antonio, Constancio, mártires; Dona, Eresvida, Santina, Polisena, Rebeca,
santas; Pasencio, Albina, Tecla, Ulpia Victoria, mártires; Matusalén,
patriarca.
23 de Setiembre
Santa Tecla (s. I)
En su segundo viaje apostólico, hacia el año 48, San Pablo visita Iconio
acompañado de Bernabé. Es una ciudad de Asia Menor que hoy forma
parte de Turquía.
Al entrar en la ciudad es invitado cortés y amablemente por Onesíforo a
hospedarse en su casa.
Las puertas están abiertas a quien quiera escuchar el anuncio del Evangelio.
A la casa van acudiendo las gentes. Pero, aparte de los que se reúnen,
alguien más escucha la Palabra. Se proponen doctrinas nuevas que resultan
inauditas y apasionantes como la continencia y la resurrección.
Frente a ese punto de encuentro tiene su hogar una familia noble y rica. Allí
vive Tecla con sus dieciocho años. Es la hija bellísima y casadera que se
embelesa con lo que le llega de la predicación del Apóstol. Su madre está
inquieta y sumamente molesta porque sólo vive para escuchar lo que se
está diciendo en la casa de enfrente; la ha visto como en éxtasis, ausente...
ni siquiera come, día y noche está sin pestañear clavada en la ventana, no
pierde detalle. Termina por comunicar a Tamiris, novio de Tecla, su
preocupación. Todos los esfuerzos familiares se han aunado para hacerla
desistir de su actitud y todos los razonamientos resultan vanos a la hora de
intentar que la joven se olvide de lo que está escuchando. Ella ha tomado la
resolución de abandonar su vida cómoda y sus planes de futuro
matrimonio, sólo quiere seguir a Jesús de quien Pablo habla.
Entre los amigos primero y entre conocidos después va de boca en boca
corriendo la noticia de lo que pasa a Tecla por escuchar a ese predicador
acerca de un judío resucitado. La clase alta de la ciudad se conmueve hasta
tomarse la resolución de acusar a Pablo a las autoridades por brujería y
hechizos.
Pablo es encarcelado y Tecla, sobornando al carcelero, entra loca de alegría
en la cárcel y escucha horas y horas las grandezas de Dios, sentada en el
suelo junto a los hierros del preso. Pablo fue azotado cruelmente y penado
con el destierro. El delicado amor de Tamiris se trueca ahora en
desesperación y odio contra quien fue su amada y se prepara una hoguera
donde Tecla va a ser castigada. Es salvada milagrosamente de las llamas y
marcha de Iconio tras aquel hombre que inflama con el ardor de lo que
predica. Ella misma va transmitiendo a todos el porqué de su modo de
vivir, que es el amor.
Muy anciana ya Tecla es tragada por la tierra.
Esta novela forjada entre la verdad histórica y los entresijos de la fábula fue
alimento en el amanecer del cristianismo para las primitivas comunidades
cristianas. La dulce virgen doncella de Iconio, de la que no hay constancia
en los escritos neotestamentarios, fue contemplada como la doctrina de
Pablo personificada. Este apócrifo recorre el mundo cristiano oriental y
occidental sin que se pueda acertar a establecer dónde está la historia y
dónde la poesía o invención, pero en cualquier caso es paradigma de la
entrega a Dios y de la fidelidad a su Palabra. Ya en el siglo XIV, una
reliquia suya llegó de Armenia a Tarragona de la que es patrona.
24 SEPTIEMBRE
Nuestra Señora de la Merced.
Santos: Ama, virgen; Andoquio, Tirso, Félix, Pacífico, Pafnucio, Pablo,
Tata, Sabiniano, Máximo, Rufo, Eugenio, mártires; Anatolón, Roberto,
confesores; Gerardo, Rústico, obispos; Esteban, rey de Serbia; Terencio,
patriarca.
24 de Setiembre
Nuestra Señora de la Merced
Cuenta la tradición que la Virgen se apareció simultaneamente al rey Jaime
I de Aragón, a San Raimundo de Peñafort y a San Pedro Nolasco,
encargándoles la liberación de los cristianos que estaban en poder de los
musulmanes. Es el comienzo de la Orden de los Mercedarios fundada en un
principio para la redención de cautivos.
La devoción a la Virgen Santísima bajo esta advocación está muy
extendida por toda la Iglesia, especialmente desde el siglo XVII.
25 SEPTIEMBRE
Nuestra Señora de la Fuencisla.
Santos: Alberto de Jerusalén, Atanasio, Irene, Baldovino, Sergio, Aurelia,
Neomisia, confesores; Arnolfo, Fermín, Solemnio, Lupo, Cástor, obispos;
Antila, Bardomiano, Eucarpo, Herculano, mártires; Ermenfredo, abad;
Pafnucio, monje; Cleofás, discípulo del Señor.
25 de Setiembre
San Cleofás, discípulo del Señor (s. I)
Dos veces aparece este nombre en los Evangelios. Una en San Lucas
cuando habla de los dos discípulos que marchaban a Emaús y la otra en San
Juan cuando habla de una "María, la mujer de Cleofás" que estaba presente
en el Calvario, acompañando a la Virgen, la tarde en que fue crucificado y
moría Jesús. Sin que pueda establecerse con certeza que estos dos
personajes fueran marido y mujer, ya que varones llamados Cleofás debía
haber bastantes en Jerusalén, sí parece que el esposo de esa María del
Calvario debía ser un cristiano bastante conocido entre los discípulos,
cuando San Juan escribe su evangelio y también que ambos estuvieron muy
cerca de los acontecimientos que hoy narramos.
Es la alborada del Domingo. Unas mujeres enamoradas de Jesús quieren
envolver en lienzos el cuerpo y poner perfumes preciosos, a la usanza
judía, en el cadáver que no pudo prepararse con finura el viernes por la
tarde cuando lo pusieron en el sepulcro. En aquel momento hubo tanto...
tanto dolor y tan poco tiempo que la noche se echaba encima y solo
pudieron improvisar. Hoy, pensaban, con la luminosidad del día, podremos
demostrar con obras el amor que le tuvimos sin miedo a que sea un
obstáculo el tiempo; sí, hoy será distinto.
El sepulcro está vacío, no tiene cuerpo dentro. Unos ángeles avisan que
está vivo el muerto. Las mujeres, locas de alegría, nerviosas, corren y
transmiten la nueva a los discípulos. Pedro y los demás no pueden creer ese
inusitado acaecimiento.
La distancia de Jerusalén a Emaús es de algo más de diez kilómetros. Hacia
Emaús caminan ese mismo día dos discípulos del Maestro. Uno de ellos
responde al nombre de Cleofás. Van comentando entre ellos los
acontecimientos del fracaso de Jesús en los días pasados. Como los
hombres también lloran, aún mantienen sus ojos la hinchazón y rojez de
abundantes lágrimas derramadas a moco tendido no hace mucho tiempo,
quizá cuando se despidieron de sus compañeros. Las pisadas son pesadas
porque llevan la amargura en el pecho. Son tantos años juntos, tantas
ilusiones truncadas, tantas promesas secas, tantas alegrías cegadas... hasta
los proyectos del Reino se esfumaron con los clavos, la cruz y la lanza. Con
Jesús muerto mal se anda.
Se les unió un caminante como compañero de camino. Ellos temían
"ofuscada la mirada". Al preguntar qué les pasa, Cleofás con tono enojado
casi le regañó por no estar al día de lo que ha pasado en la Ciudad Santa.
Cuando resumen los hechos tan trágicos e impresionantes, el viajero les
recordó que ya estaba previsto por los profetas.
Al acercarse a la aldea, el caminante hace intención de proseguir. Cleofás y
su amigo le insistieron: "Quédate con nosotros, que el día ya declina". El
caminante accedió, entró con ellos en la casa, se sentó a la mesa, tomó el
pan, lo bendijo, lo partió en trozos, y se lo dio. En este instante le
reconocieron.
Ahora, desandar lo andado para decirle a los hermanos que las mujeres
mañaneras tenían razón no es pesado, es alegría; avanzan en la noche tan
seguros como a pleno día porque lucen mucho las estrellas, los pasos se
han tornado ágiles y firmes, el corazón late con fuerza, el gozo se ha hecho
vida. Notan la vehemencia de decir pronto a los otros que Jesús sí es el
Mesías. Con Jesús Vivo bien se camina.
26 SEPTIEMBRE
Santos: Cosme y Damián mártires, patronos de médicos y farmacéuticos;
Amando, Calistrato, Colmán, Carlos Garnier, Cipriano, Justina, Teocisto,
mártires; Colmán, Nilo, Senador, Genaro, confesores; García, abad;
Eusebio, papa.
26 de Setiembre
San Cosme y San Damián, mártires (s. IV).
Sus nombres están en el Canon Romano.
El culto antiquísimo a estos dos mártires de la persecución de Diocleciano
comenzó en Siria y de alli pasó a Roma. Una antiquísima tradición
astestigua la existencia de su sepulcro en Ciro (Siria).
27 SEPTIEMBRE
Santos: Vicente de Paúl, presbítero; Antimo, Leoncio, Euprepio, Adolfo,
Juan, Florenciano, Hilario, Fidencio, Terencio, mártires; Elceario, conde,
Fintán, confesores; Diosdado, abad; Sigeberto, rey; Cayo, obispo.
27 de Setiembre
San Vicente de Paúl, presbítero (1581-1660)
Nació en el año 1581 en Aquitania (Francia).
Ordenado sacerdote ejerció con gran celo el ministerio en París.
Se distinguió sobre todo por la organización y desarrollo de misiones
populares, por la atención a las vocaciones sacerdotales y por el servicio a
los pobres, llegando a fundar dos instituciones religiosas para la atención
espiritual y difusión de estos campos: la Congregación de la Misión y,
contando con la colaboración de santa Luisa de Marillac, la Congregación
de las Hijas de la Caridad.
Murió en el año 1660 en París.
28 SEPTIEMBRE
Santos: Wenceslao, Marcial, Lorenzo, mártires; Alarico, Alodio,
Annemondo, Ausencio, Doda, Eustiquio, Everardo, confesores; Caritón,
abad; Exuperio, Fausto, Salonio, Silvino, obispos; Lioba, virgen; Baruc,
profeta.
28 de Setiembre
San Wenceslao, mártir (907-935)
Nació en el año 907 en Bohemia.
En su familia recibió una sólida formación cristiana.
Fue duque de su país en el año 925 y sufrió un sinfín de dificultades en el
gobierno de sus territorios y en la evangelización de sus súbditos. Fue
asesinado por orden de su hermano Boleslao en el 935.
Muy pronto comenzó a ser venerado como mártir y es el patrono principal
de Bohemia.
28 de Setiembre
San Lorenzo Ruiz y compañeros mártires (1633-1637)
Entre los años 1633 y 1637 fueron martirizados en Nagasaky (Japón)
bastantes fieles cristianos.
San Lorenzo Ruiz es el primer mártir de nacionalidad filipina; fue
sacristán, casado y padre de familia.
La mayoría de sus compañeros mártires fueron religiosos dominicos
pertenecientes a la provincia filipina; otros eran españoles y alguno
japonés.
29 SEPTIEMBRE
Santos Arcágeles Miguel, Gabriel y Rafael.
Santos: Fraterno, Ludwino, obispos; Simón de Rojas, fundador; Crimoaldo,
confesor; Eutiquio, Plauto, Heraclea, Dadas, Ripsimes, Gaudelia, mártires;
Alarico, monje; Quiriaco, anacoreta.
29 de Setiembre
Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael
Son los nombres con que se presentan en la Sagrada Escritura estos tres
príncipes de la corte celestial. Miguel aparece en defensa de los intereses
divinos ante la rebelión de los ángeles malos; Gabriel, enviado por el Señor
a diferentes misiones, anunció a la Virgen Maria el misterio de la
Encarnación del Hijo de Dios y su maternidad divina; Rafael acompañó al
joven Tobías cuando cumplia un difícil encargo y se ocupó de solucionar
difíciles asuntos de su esposa.
30 SEPTIEMBRE
Santos: Jerónimo, presbítero y doctor; Leopardo, Víctor, Urso, Antonino,
mártires; Gregorio, Honorio, Lauro, Simón, confesores; Ismidón,
Leodemio, Honorio, obispos; Sofía, viuda; Cogán, Viturniano, eremita.
30 de Setiembre
San Jerónimo, Presbítero y Doctor de la Iglesia (c. 340-420)
Nació en Dalmacia alrededor del año 340 y estudió en Roma donde recibió
el bautismo.
Marchó a Oriente, vivió como monje y se ordenó sacerdote.
Regresó a Roma como secretario del papa Dámaso y, por encargo suyo,
tradujo la Biblia al latín.
También contribuyó a establecer el monacato en Occidente.
Retirado definitivamente en Belén a su vida penitente, culminó la
traducción de las Sagradas Escrituras, escribió numerosos comentarios a la
Palabra de Dios y otros tratados teológicos plenos de espiritualidad y de
ciencia.
Murió en el año 420.
1 OCTUBRE
Santos: Teresa del Niño Jesús, virgen; Remigio, Tomás, Celsino, obispos;
Severo, Bavón, Adiosdado, confesores; Prisco, Crescente, Evagrio,
Verísimo, Máxima, Julia, mártires; Virila, abad; Vulgisio, ermitaño.
1 de Octubre
Santa Teresa del Niño Jesús, virgen (1873-1897)
Nació el año 1873, en Alençon (Francia). Ingresó muy joven en el
monasterio de carmelitas descalzas de Lisieux. Allí se ejercitó sobre todo
en la humildad, la sencillez evangélica y la tierna confianza en Dios,
virtudes que se esforzó en inculcar, de palabra y de obra en las novicias.
Tras una dolorosa enfermedad, a sus veinticuatro años, ofreciendo su vida
por la salvación de las almas y por la extensión de la Iglesia, murió el día
30 de septiembre del año 1897.
2 OCTUBRE
Los Santos Ángeles Custodios (Fiesta patronal de los cuerpos de la
Policía).
Santos: Alderaldo, Odrán, Tomás de Cantalupo, confesores; Dagamundo,
abad; Eleuterio, Primo, Cirilo Secundario, mártires; Guillermo, Leodegario,
obispos; Saturio, Sereno, eremitas.
2 de Octubre
Los Santos Ángeles Custodios
En todas las épocas los cristianos han tenido una especialisima devoción a
las criaturas angélicas que les cuidan, defienden y estimulan en su caminar
hacia la patria común. De esta manera agradecen a los Ángeles Custodios
todas sus ayudas materiales y espirituales, honrando la bondad de Dios que
así las dispuso.
3 OCTUBRE
San Francisco de Borja, Edmundo, Esiquio, confesores; Cándida, Dionisio,
Fausto, Cayo, Heraclio, Diodoro, Ewaldo, mártires; Antonio, Benito,
Cipriano; Maximiano, Patusio, Ursicino, obispos; Gerardo, Vidrado, Uto,
abades; Juvino, eremita.
3 de Octubre
San Francisco de Borja, Presbítero (1510-1572)
Nació en Gandía (España) en 1510, en el seno de una familia ducal.
Desempeñó importantes cargos políticos en la corte del emperador Carlos
V. Casado y con ocho hijos, supo vivir ejemplarmente en palacio. Sufrió
una transformación interior ante el cadáver de la emperatriz Isabel que le
llevó a despreciar las vanidades de la corte. Fallecida su esposa en 1546,
entró en la Compañía de Jesús de la que llegó a ser superior general,
gobernándola humilde, sabia y santamente e impulsó notablemente la
expansión misionera. Murió en Roma el 1 de Octubre de 1572 y fue
canonizado en 1671.
4 OCTUBRE
Santos: Francisco de Asís, fundador; patrono del gremio textil y
veterinarios; Marco, Marciano, Acepsimas, León, Isidoro, Quintín, Tirso,
Bonifacio, mártires; Joaquín, Petronio, obispos; Crispo, Cayo, confesores;
Paulo el monje; beato Diego Luis de Sanvitores, mártir.
4 de Octubre
San Francisco de Asís (1182-1226)
Nació en el año 1182 en Asís (Italia). Después de una juventud frívola tuvo
varias conversiones que le llevaron a renunciar a los bienes paternos y a
servir a Dios viviendo en extrema pobreza. El afán de servir a Dios le llevó
a una intensa predicación y a servir desinteresadamente a la Iglesia. Pronto
se reunieron en torno a él discípulos interesados en el nuevo estilo de
fidelidad al Evangelio. Fundó la Orden mendicante de los Hermanos
Menores, la de las Damas de San Damián (con la ayuda de Santa Clara) y
la orden tercera para seglares. Murió el año 1226.
5 OCTUBRE
Santos: Astiero, Aurea, confesores; Plácido, Eutiquio, Victorino, Donato,
Firmato, Flaviana, Palmacio, Caritina, mártires; Froilán, Gala, Apolinar,
Atilano, Diviciano, Marcelino, obispos; Mauro, Plácido, monjes.
5 de Octubre
Atilano de Zamora (c. 850-919) y Froilán de León (833-905)
Son hombres que la gracia de Dios forja en la España medieval en el difícil
siglo IX. A los cristianos les amenaza el aniquilamiento del que se librarán
con la reconquista del suelo patrio de manos de los árabes y con la inmensa
obra de colonización siguiente. Cada palmo yermo había que labrarlo y
roturarlo. A los hombres y mujeres habrá que infundirles el espíritu, el
carácter, la cultura y la pasión de la España cristiana que estaba renaciendo
con sello nuevo tras los montes cántabros.
San Froilán (833-905)
Froilán. Un contemporáneo cuyo nombre desconocemos escribió su
biografía. El diácono Juan la copió, en el 920, a 15 años de su muerte.
Depurada de adherencias legendarias comunes a los relatos de las vidas de
santos del medievo, se sabe que nace en el 833 en Lugo. Se prepara para el
sacerdocio según los usos del momento. Su vida espiritual hace crisis:
¿pastoral activa o eremita? Decide la segunda. Mientras goza de su paz,
estalla la persecución en la España musulmana contra los cristianos. Era el
año 850 y Córdoba engrosa su martirologio. Siente en sus venas la
necesidad de hacer algo y se pregunta si deberá permanecer por más tiempo
en la soledad de los montes ante la nueva situación. Conocido el querer de
Dios, se lanza a predicar por los poblados y ciudades.
San Atilano (850-919)
Pocos datos, y algunos improbables. Pero los ciertos bastan para destacar la
personalidad eminente de uno de los obispos españoles de los difíciles años
de la Reconquista.
Nace en Tarazona hacia el 850, familia noble. A 15 años está ya en el
monasterio. Ordenado sacerdote y dedicado a la pastoral activa, destaca
como predicador. Sin embargo, Atilano anhela la vida solitaria de oración y
penitencia. Para eso busca un maestro experimentado que es ardua tarea en
el siglo IX ya que, por testimonio de Odilón de Samos que inspeccionó por
mandato de Ordoño I la vida eremítica en Galicia, se sabe que había de
todo entre los solitarios, incluso eremitas que hacían de espías para el mejor
postor. Acertó en la elección: Un monje predicador y al mismo tiempo
solitario llamado Froilán, que no era sacerdote, ni amigo de honores y
alabanzas.
Ambos se apartan en la montaña del norte de León, cerca de Valdorria y ya
estarán juntos siempre... hasta que sean obispos. Con ansias de soledad que
pocas veces pudieron disfrutar.
Su fama de santidad y el rumor extendido en la comarca hace que hombres
y mujeres de todas partes acudan a la zona del Curueño para escuchar de
ellos la Palabra divina.
Por las peticiones insistentes de las gentes del pueblo, se ven obligados a
levantar un monasterio en Veseo que llegó a contar en la época de los
santos hasta 300 monjes que seguirán la regla de San Fructuoso o San
Isidoro.
Fama que llega a toda España. La corte de Oviedo, Alfonso III el Magno
colma de honores al abad Froilán y le faculta para construir monasterios en
su reino. Era la hora de impulsar la labor colonizadora soñada. Las
fronteras del reino astur-leonés llegaban hasta la línea del Duero. Zamora,
Toro y Simancas son fortalezas que vigilan los posibles asaltos árabes al
reino cristiano. Las tierras fronterizas a ambos lados del río estaban
despobladas y devastadas por los reyes asturianos. Lo exigía así la táctica
militar. Pero había que ir empujando la frontera más abajo y en la zona del
Duero era preciso levantar los poblados destruidos y explotar las tierras
abandonadas. Esta preocupación regia hermanaba con el deseo
evangelizador de Friolán y Atilano: los monasterios podrían ser la fuerza
cohesiva capaz para la colonización. El monasterio había de ser una
organización a cuyo amparo se acogieran las gentes, enseñaran las artes de
la paz e infundiera el espíritu de cruzada en la guerra de reconquista.
Cuando se asientan las posiciones fronterizas por la derrota de Almondhir,
cerca de Benavente o de Zamora, se comienza su reedificación y
repoblación. Los santos Froilán y Atilano fundan el monasterio doble de
San Salvador de Tábara, que llega a reunir hasta 600 religiosos, hombres y
mujeres, con separación completa, sometidos a severa disciplina.
Esto facilita la labor colonizadora y cultural, además de religiosa. Los
campos se roturan y cultivan al abrigo del monasterio donde se alaba a
Dios, se reza, se estudia, se copian libros hasta llegar a ser en siglo X, el
más refinado escritorio. Allí ejercen los arquitectos, pergamineros,
pintores, miniaturistas que elevan el alma, y se desarrollan los oficios y el
arte.
Y a orillas del Esla fundan otros pequeños cenobios.
Culminan sus fundaciones en Moreruela. Se levanta allí un gran
monasterio, en lugar alto y ameno, que alberga a 200 monjes. Luego será
enriquecido con privilegios por Alfonso VII, Fernando II, y el Papa
Alejandro III y, ya en el siglo XII, cuna del Císter en España. Son
contemplativos al tiempo que poseen un dinamismo emprendedor. Fueron
consagrados Obispos el mismo día de Pentecostés del año 900. El abad,
Froilán, será obispo de León hasta su muerte, en el 905; el prior, Atilano,
será el obispo de la repoblada Zamora, gobernándola con sabiduría y
bondad hasta el cinco de octubre del 919, que fue su muerte.
6 OCTUBRE
Santos: Bruno, fundador; Sagar, Barto, Balduino, Probo, Renato, Román,
Térico, Artaldo, Apolinar, Fraterno, Magno, obispos; María Francisca de
las cinco llagas, confesores; Godofredo, abad; Alberta, Marcelo, Casto,
Emilio, Saturnino, beato; Diego Luis de S. Vitores, mártires.
6 de Octubre
San Bruno, Presbítero (1035-1101)
Es el fundador de la Cartuja. Nació alrededor del año 1035 en Colonia
(Alemania). Estudió en París, se ordenó sacerdote y enseñó Teología en
Reims. Movido a llevar una vida de mayor penitencia, austeridad y
soledad, fundó un monasterio eremítico. Marchó a Italia llamado por el
Papa Urbano II con quien colaboró en el gobierno de la Iglesia. Murió en
Squillace (Calabria) donde fundó otro monasterio, en el año 1101.
7 OCTUBRE
Nuestra Señora la Virgen del Rosario.
Santos: Marcos, papa; Julia, Justina, vírgenes; Elano, Sergio, Baco,
Leopardino, Marcelo, Apuleyo, mártires; Gustavo (Augusto), Canoco,
abades; Paladio, Rigaldo, Cuarto, Eterio, obispos; Adalgio s.
7 de Octubre
Nuestra Señora del Rosario
El rezo del Santo Rosario es una de las devociones más firmemente
arraigada en el pueblo cristiano. Popularizó y extendió esta devoción el
papa san Pío V en el día aniversario de la victoria obtenida por los
cristianos en la batalla de Lepanto (1571), victoria atribuída a la Madre de
Dios, invocada por la oración del Rosario. La celebración de este día es una
invitación a meditar los misterios de Cristo, en compañía de la Virgen
María, que estuvo asociada de un modo especialísimo a la encarnación, la
pasión y la gloria de la resurrección del Hijo de Dios.
8 OCTUBRE
Santos: Susana de Blois, mártir; el anciano Simeón, Artemón, presbítero;
Reparada, Benedicta, vírgenes; Néstor; Demetrio, Hugo, Valeria y Polena,
Paladia, Porcaria, Palaciata, Lorenza, mártires; Evodio, obispo; Pelagia,
Tais, penitentes; Badilón, abad; Eusebia, abadesa; Pedro de Sevilla, mártir.
8 de Octubre
Pelagia (+ 468) y Tais (+ 348), penitentes
La antigüedad cristiana se alimentó con el encanto de estas dos historias
que de algún modo llevan al corazón cristiano la añoranza de la inocencia
perdida y animan a la vuelta. Es un consuelo encontrar en la tierra los
rastros de quienes, habiendo sido presa del desarreglo, de la mala vida que
por algún tiempo juzgaron como buena, del desorden y la lejanía de Dios,
pues, mira... resulta que han sido gente que se salva. Sí, son una gran luz en
la oscuridad que alienta la esperanza de los que somos más, de los
pecadores. Estas actitudes están personificadas en Pelagia y Tais.
Pelagia.
Se la presenta como una de las más insignes pecadoras del mundo, allá por
la segunda mitad del siglo V. En Antioquía -este era el escenario de sus
danzas sensuales y altaneras- se la llamaba "Margarita" que es la traducción
de "gema", quizá porque, en ocasiones, lo único que cubría las carnes de la
extrahermosa eran collares de perlas.
Tuvo, en el marco de la Providencia, la suerte de toparse, en el año 453,
con Nono, anacoreta de Tabenas, sacado de allí para hacerlo obispo de
Edesa y trasladado a Heliópolis de Siria, que por el momento participaba en
un concilio provincial convocado por Máximo. Bastó oírlo para que Dios la
moviera a sincera conversión, pidiera el bautismo y cambiara sus danzas,
sus máscaras y abalorios por la penitencia. Termina el relato de su historia
diciendo que murió penitente en Jerusalén, en el Monte de los Olivos, en el
año 468, disimulando con un máscara su condición de mujer, habiéndose
hecho llamar Pelagio.
Tais.
Fue anterior a Pelagia en el tiempo y en los oficios. Se educó como
cristiana, pero la vida, sus encantos, el acoso de los finos, el hambre de
placer y el atractivo de las riquezas estropearon tanto la acción de la gracia
que pareció no conocerla. Vive entre el lujo y la prostitución de Alejandría.
Refiere la narración que Pafnucio, el del desierto de Tebaida, la recordaba
de años atrás y sentía dolor, más que quien tiene una astilla clavada en el
cuerpo, por la perdición y escándalo de la cristiana. Sus penitencias dieron
resultado. Provocó un encuentro con ella y fue el instrumento de Dios para
el cambio de Tais. Ahora está deshecha en lágrimas, implora el perdón del
maestro, le ruega su oración impetrante, recurre a la misericordia de Dios y
pide que se le imponga penitencia. Muere penitente reconciliada por los
años 348 y se le honra en las Menologías griegas tal día como hoy. Es
patrona de Alejandría y se la representa arropada con ricas y coloreadas
sedas, con un espejo, símbolo de la coquetería, y una gargantilla de perlas
que representan sus riquezas mal adquiridas.
Las dos son una delicada muestra que realza la misericordia del Señor.
Mirando así las cosas... yo también tengo aún remedio ¿no?
9 OCTUBRE
Santos: Juan Leonardi, presbítero; Dionisio, Rústico, Eleuterio y Domnino,
mártires; Dionisio Areopagita, Arnoaldo, Gisleno, Lamberto, obispos;
Diosdado, abad; Luis Beltrán, Pedro el Gálata, confesores; Andrónico,
Atanasia, Publia, abadesas; Abrahán y Lot, patriarcas.
9 de Octubre
San Dionisio, Obispo, y compañeros mártires (s. III)
Por san Gregorio de Tours sabemos que Dionisio vino de Roma a París, a
mediados del siglo III. Fue el primer obispo de París y uno de los primeros
evangelizadores de Francia. Murió mártir en las afueras de la ciudad junto
con el sacerdote Rústico y el diácono Eleuterio, sus colaboradores
próximos.
9 de Octubre
San Juan Leonardi, presbítero (1541-1609)
Italiano nacido en Luca (Toscana) en el año 1541. Estudió farmacia y
abandonó la profesión para hacerse sacerdote. Con gran celo se dedicó a la
predicación y cuidó con esmero la catequesis de los niños. En 1574 fundó
la Orden de los Clérigos Regulares de la Madre de Dios y por ello tuvo que
sufrir incontables tribulaciones. Además, reunió a su alrededor un grupo de
presbíteros dedicados a la propagación de la fe, institución que fue asumida
y ampliada más tarde por la Santa Sede, convirtiéndose en la Congregación
que se llamó "Propaganda Fide". Actuando con prudencia y caridad,
restauró la disciplina en varias Congregaciones. Murió en Roma en el año
1609.
10 OCTUBRE
Santos: Tomás de Villanueva, Claro, Pinito, Paulino, Cerbonio, obispos;
Eulampio y Eulampia, Venancio, Daniel, Samuel, Angel, León, Nicolás,
Hugolino, Gereón, Alderico, Basian, Víctor, Casio, Florencio, mártires;
Teófilo, monje; Zacarías, confesor.
10 de Octubre
Santo Tomás de Villanueva, Obispo (1486-1555)
Aunque sus padres vivieron en Villanueva de los Infantes, Tomás nació en
Fuenllana (España), el año 1486. Se formó en la universidad de Alcalá,
donde llegó a ser maestro insigne, por su vasta competencia de las ciencias
humanas y sagradas. Desempeñó cargos importatnes en la Orden de los
Agustinos. Fue nombrado arzobispo de Valencia y allí se mostró como
verdadero modelo de buen pastor, sobresaliendo por su caridad, pobreza,
prudencia y celo apostólico. Murió el 8 de Septiembre de 1555. Fue
canonizado el año 1658.
11 OCTUBRE
Santa Madre de Dios de Begoña.
Santos: María Soledad Torres Acosta, fundadora de las Siervas de María;
Nicasio, Germán, obispos; Quirino, Anastasio, presbíteros; Escubículo,
Plácido, Ginés, Probo, Andrónico, Sármatas, Zanaida, Filonila, mártires;
Venancio, abad; Sisinio, arzobispo.
11 De Octubre
Santa Soledad Torres Acosta, virgen (1826-1887)
María Soledad Torres Acosta nació en Madrid, el 2 de diciembre de 1826,
donde murió el 11 de octubre de 1887. Nacida en una familia pobre,
cooperó con el párroco de Chamberí en la fundación de un instituto de
religiosas dedicadas a la asistencia a los enfermos en su domicilio. Soledad
fue la pieza clave del instituto, que se llamó Congregación de Siervas de
María, Ministras de los enfermos. Fue beatificada por Pío XII, en 1950, y
canonizada por Pablo VI, el 25 de enero de 1970.
12 OCTUBRE
Nuestra Señora del Pilar
Santos: Domnina, Evagrio, Prisciano, Edistio, mártires; Maximiliano;
Walfrido, Monas, Salvino, obispos; Eustaquio, presbítero; Seafín, confesor;
Amelio, Amigo, Fiacra, Florencio, mártires.
12 de Octubre
Nuestra Señora del Pilar
Una antigua y venerada tradición refiere que la Santísima Virgen María, en
carne mortal, se apareció en Zaragoza sobre una columna o pilar, signo
visible de su presencia, alentando al apóstol Santiago en su evangelización
por tierras españolas. El santuario levantado en ese lugar es uno de los más
visitados en el mundo católico. Bajo su patrocinio de inició la
evangelización de América el 12 de Octubre del 1492.
13 OCTUBRE
Santos: Eduardo, rey; Fausto, Jenaro, Marcial, Florencio, Colmano,
mártires; Teófilo, Rómulo, Imperto, Bertoaldo, obispos; Celedonia, virgen;
Gerardo, conde; Leobono, eremita; Carpo, confesor; Venancio, abad;
Daniel, Ángel, Samuel y compañeros mártires de Ceuta.
13 de Octubre
San Eduardo III, rey (1004-1066)
Presentar como excusa para nuestra vida mediocre aquello de que los
tiempos no son buenos o que las circunstancias presentan su cara adversa y
así no es posible buscar y conseguir la santidad hoy y ahora, no deja de ser
un recurso vulgar tras el cual se esconde la pereza para vivir las virtudes
cristianas o la falta de confianza en Dios que lleva al desaliento.
De hecho, ni los tiempos en sus usos y costumbres, ni las circunstancias
personales facilitaban lo más mínimo la fidelidad cristiana de Eduardo.
Nace en Inglaterra en el año 1004, casi con el siglo XI, cuando las
incursiones navales de los piratas daneses o escandinavos son causa de
numerosos atropellos sangrientos y de represalias aún más crueles. El
pueblo sufre desde hace tiempo violencia; está en vilo soportando la
ignorancia y pobreza. Los palacios de los nobles están preñados de envidia,
ambición y deseos de poder; en el lujo de sus banquetes se sirve la traición.
El mismo Papado en lo externo es en este tiempo más un signo de miseria
que un motivo de emulación. Con las basílicas en ruinas, en la elección del
Pontífice intervienen los intereses políticos y militares a los que se paga a
su tiempo la cuota de dependencia. Hace falta una reforma que por más
evidente no llega. Incluso el cisma de Oriente está a punto de producirse y
lastimosamente se consuma. Nunca faltó la ayuda del Espíritu Santo a su
Iglesia indefectible, pero hacía falta fe teologal para aceptar el Primado, sí,
una fe a prueba de cismas y antipapas.
Con diez años tiene que huir Eduardo de Inglaterra, pasando el Canal, a la
Bretaña o Normandía donde vivirá con sus tíos —hermanos de su madre—
los Duques de Bretaña, en la región por aquel entonces más civilizada de
Europa. Allí, al tiempo que crece en su destierro, va recibiendo noticias de
la ocupación, saqueo y tiranía del rey Swein de Dinamarca. También de la
muerte de su padre, el rey Etelberto, y de su hermano Edmundo que era el
príncipe heredero. ¡Claro que su madre Emma llora estos sucesos! Pero un
buen día lo abandona, partiendo misteriosamente; se ha marchado para
hacerse la esposa de Knut, el nuevo usurpador danés. Tiene Eduardo 15
años y sigue escuchando los consejos de los monjes en Normandía; ya es
un regio doncel exilado que se inclina en la oración al buen Dios. A la
muerte de Knut, los ingleses le proponen la corona de Inglaterra, pero
cuando está a punto de disfrutar del cariño de sus súbditos, le traiciona su
madre que quiere el trono para el hijo nacido de Knut; él no quiere un reino
ganado con sangre y regresa a Normandía. Los leales súbditos piden una
vez más su vuelta y la de su hermano Alfredo; pero es una trampa, Alfredo
es asesinado.
Llega a ser rey a los cuarenta años, después de una larga, fecunda y sufrida
existencia. Es la hora del heroísmo. No alimenta odio. Está lleno de
nobleza y generosidad. Contrae matrimonio con Edith, hija del pernicioso,
intrigante y hábil duque de Kent. Relega al olvido el pasado, perdona y no
castiga. Se dedica a gobernar. A su madre la recluye en un monasterio. Se
entrega a buscar el bien de sus súbditos. De Normandía importa arte y
cultura. Como su vida es austera, la Corona se enriquece y pueden limitarse
los impuestos. Su dinero es el erario de los pobres. Dotó a iglesias y
monasterios de los que Westminster es emblema.
Hoy, a la distancia de casi diez siglos, aún Inglaterra llama a su Corona "de
San Eduardo".
No lo tuvo fácil ¿verdad? Recuerdo ahora ese maravilloso refrán castellano
que dice: "Todos los días son buenos para alabar a Dios".
14 OCTUBRE
Santos: Calixto, papa y mártir; Carponio, Evaristo, Prisciano, Saturnino,
Lupo, mártires; Gaudencio, Fortunato, Rústico, Justo, Donaciano, obispos;
Fortunata, virgen; Domingo, Lúpulo; Broden, Güendolina, confesores;
Bernardo el peregrino; Juan Ogilvie S.I.
14 de Octubre
San Calixto I, papa y mártir (s. III)
Parece ser que en un tiempo fue esclavo; alcanzó la libertad, fue ordenado
diácono por el papa Ceferino, y le sucedió más tarde en la cátedra de Pedro.
Se distinguió por su compasión y misericordia con los pecadores
arrepentidos frente a los rigoristas de su tiempo. Defendió la fe contra las
herejías adopcionista y modalista. Murió martirizado el año 222 y fue
sepultado en la vía Aurelia.
15 OCTUBRE
15 de Octubre
Santa Teresa de Ávila, virgen y doctora de la Iglesia (1515-1970)
14 de Octubre
San Calixto I, papa y mártir (s. III)
Teresa nació en Ávila (España) el 28 de marzo de 1515. A los dieciocho
años, entró en el convento carmelita de la Encarnación en donde se esforzó
por muchos años en afianzar la vida de oración. En 1562, respondiendo a
gracias extraordinarias de Dios, da comienzo a la reforma de su Orden que
se extenderá también a los varones. Funda el convento de San José de
Ávila, primero de los quince que establecerá en España. Durante veinte
años, remontando todo tipo de contrariedades y dificultades, se dedicará
con especial tenacidad a implantar la reforma que se llamará descalza o
teresiana, al tiempo que cobra una espialisima hondura su vida espiritual
preciosamente descrita en su obra literaria que ha quedado como expresión
viva de la mística de todos los tiempos. Murió en Alba de Tormes, al
anochecer del 4 de octubre de 1582. Pablo VI la declaró doctora de la
Iglesia el 27 de septiembre de 1970.
16 OCTUBRE
Santos: Margarita María de Alacoque, virgen; Eduvigis, viuda; Ambrosio,
Lulo, Florentino, Elifio, Demetrio, Eugenio, Evodio, obispos; Saturnino,
Nereo, Martiniano, Bonita, Saturiano, Máxima, mártires; Gerardo Mayela,
Galo, Bercario, abades.
16 de Octubre
Santa Margarita María de Alacoque, virgen (1647-1690)
Nació en Autun (Francia) el año 1647. Religiosa del monasterio de la
Visitación de Paray-le-Monial, llevó una vida de constante perfección
espiritual. Recibió gracias extraordinarias, entre ellas las apariciones del
Sagrado Corazón de Jesús, cuyo culto se esforzó desde entonces por
introducir y extender en la Iglesia. Murió el día 17 de Octubre del año
1690.
16 de Octubre
Santa Eduvigis, religiosa (1174-1243)
Nació en Baviera alrededor del año 1174. Contrajo matrimonio con el
Duque de Silesia y tuvieron siete hijos. Se distinguió por su vida de piedad
y por su dedicación al socorro de pobres y enfermos, fundando para ellos
lugares de asilo. Muerto su esposo, ingresó en el monasterio de Trebnitz,
donde falleció el año 1243.
17 OCTUBRE
Santos: Ignacio de Antioquía, obispo y mártir; Víctor, Alejandro, Mariano,
Mamelta, Balduino, Exuperia, Etelredo, Etelberto, mártires; Herón,
Florencio, obispos; Catervo, Clemente, Dulcidio, Zanón, Régulo, abades.
17 de Octubre
San Ignacio de Antioquía, Obispo y mártir (s. II. + 107)
Ignacio fue el sucesor de Pedro en la Iglesia de Antioquía. Condenado a
morir devorado por las fieras, fue trasladado a Roma y allí fue martirizado
el año 107, en tiempos del emperador Trajano. Prisionero, en su viaje a
Roma, escribió siete cartas, dirigidas a distintas Iglesias, en las que trata
sabia y eruditamente de Cristo, de la constitución de la Iglesia y de la vida
cristiana, dejando así un precioso tesoro de la literatura cristiana antigua y
un valioso testimonio de la altura humana y sobrenatural de su autor. Está
incluido su nombre en el Canon Romano.
18 OCTUBRE
Santos: Lucas evangelista, patrono de los sanitarios; Asclepíades,
Atenodoro, obispos; Justo niño; Juan de la Lande; Lucio, Victorico,
mártires; Jacobo, doctor; Artemio, Honesta, Teca, Trifonia, vírgenes;
Julián, eremita.
18 de Octubre
San Lucas, Evangelista (s. I)
Nacido de familia pagana y médico de profesión, se convirtió a la fe y
acompañó al apóstol Pablo en su segundo viaje apostólico. Compañero de
Pablo también en el último tramo de su vida, puso por escrito la
predicación paulina en el tercer evangelio. Es autor igualmente del libro
denominado Hechos de los Apóstoles, en que se narran los orígenes de la
vida de la Iglesia hasta la primera prisión de Pablo en Roma. No se
conocen los detalles de su muerte, pero la tradición lo venera como mártir.
19 OCTUBRE
Santos: Pedro de Alcántara, confesor; Juan de Brebeuf, Isaac Yogues,
Renato y compañeros mártires canadienses; Pablo de la Cruz, presbítero;
Berónico, Tolomeo, Lucio, Varo, mártires; Etbino, Aquilino, Zósimo,
obispos; Pelagia, virgen; Fredeswinda, abadesa; Laura, viuda.
19 de Octubre
San Pedro de Alcántara, presbítero (1499-1562)
Nació en Alcántara (España) el año 1499. Entró muy joven en la Orden
franciscana y llegó a ser provincial. Organizó definitivamente la reforma de
los franciscanos en España, siguiendo el mismo espíritu que santa Teresa,
de la que fue seguro consejero, ayudándola a llevar a cabo la reforma del
Carmelo. Predicó infatigablemente por España y Portugal. Se distinguió
por la penitencia y austeridad consigo mismo, y por la extremada dulzura
con los demás. Murió el 18 de Octubre de 1562.
19 de Octubre
San Juan de Brebeuf y San Isaac Jogues, Presbíteros, y compañeros,
mártires (años 1642-1649)
Juan Breubeuf fue martirizado el día 16 de Marzo de 1648, Isaac Jogues el
día 18 de Octubre de 1647. Ocho miembros de la Compañía de Jesús, que
evangelizaban el actual Canadá americano, fueron muertos entre los años
1624 y 1649, después de atroces tormentos, por los indígenas hurones e
iroqueses.
19 de Octubre
San Pablo de la Cruz, presbítero (1694-1775)
Nació el año 1694 en Ovada (Italia). Movido por el deseo de perfección,
abandonó los negocios de su padre que era mercader y con quien él
colaboraba. Renunció a todos los bienes y vivió algún tiempo como eremita
preparando con penitencia y oración la futura Congregación de los
Pasionistas. Ordenado sacerdote, trabajó con intensidad creciente por el
bien de las almas, sirviendo a pobres y enfermos. Predicó frecuentes
misiones populares, estableció casas de la Congregación que había fundado
y siempre ejerció la actividad apostólica basándose en la contemplación de
la Pasión del Señor y mortificándose con duras penitencias. Murió en
Roma el día 18 de Octubre del año 1775.
20 OCTUBRE
Santos: Aca, Agrícola, Artemio, Basilio, Somancio, Vidal, obispos;
Feliciano, Fintán, Irene, Edano, Eutiquio, Caprasio, Bradan, Orora,
mártires; Daniel, monje; Honorio, abad; Matrona, s; Adelina, abadesa.
20 de Octubre
San Honorio, abad
Fregenal de la Sierra (Badajoz) remonta sus orígenes hacia el 580 antes de
Cristo, cuando la poblaron los celtas de la Lusitania, llamándola
Nertóbriga. Inscripciones romanas confirman la presencia del Nuevo
Imperio del Lacio. Fue sede episcopal, que en el reinado de Wamba ya
había sido extinguida. Después fue villa de los templarios con su castillo
como plaza fuerte y con las encomiendas de Higuera y Bodonal.
Uno de los cuatro santos que figuran en su historia cristiana fue san
Honorio, abad. En una lápida hallada en la ermita de San Miguel se lee la
siguiente inscripción: "In nomine Domini respicis augustum praeciosa rupe
supulcrum. Hospitium Beatissimi Honorii abbatis caelestia tenentis regna.
In saecula saeculorum amen. Hic tumullus Honorii abbatis".
Así, sabemos de su vida ejemplar, de sus oraciones y penitencias, del
testimonio ante los cristianos de la primera época. Nos queda el deseo de
darle a Dios, siguiendo sus pasos, lo mejor de nuestro tiempo.
21 OCTUBRE
Santos: Aquilino, Isala, Celina, Eufrosina, Asterio, Modesto, Ursula, Dasio,
Zótico, Cayo, mártires; Hilarión, anacoreta; Griselda, virgen; Viator,
confesor; Severino, obispo; Hugo, abad; Malco, eremita; Paulina de Oña,
virgen y mártir.
21 de Octubre
Hilarión, anacoreta (291-371)
Conocemos su vida por el testimonio de muy antiguos escritores, sobre
todo por San Jerónimo, en su Vita Patrum. Nació en Tabatha, cerca de
Gaza, en Palestina, de familia pagana y rica. Como había muchos bienes,
fue a estudiar a Alejandría, emporio del saber humano del tiempo. Allí,
entre la vida blanda pagana, el eclecticismo en las doctrinas, el lujo de los
palacios, las diatribas en el foro y el bullicio de los mercados, conoció a los
cristianos de la comunidad fundada por San Marcos, cuna del gran orador
San Atanasio, su contemporáneo. Recibió el don de la fe y se bautizó, sin
duda ayudado por la influencia y ejemplo de los buenos discípulos de
Jesucristo. Toma la fe recibida con todas las consecuencias. Esta es la
diferencia entre los mediocres y los santos. Cuando oyó hablar del abad
Antonio, lo busca en el delta del Nilo, en la Arcadia, convive un tiempo
con él y se siente llamado por Dios a imitarle en la vida de oración,
cabalgando con la soledad y la penitencia por amor a Jesucristo. Por eso, a
su vuelta al hogar paterno, cuando sus padres han muerto y es dueño de una
pingüe herencia, nada dificulta el arranque de su nuevo proyecto de vida.
Es la hora de «vender» lo que se tiene y de «darlo» a los pobres para tener
un «tesoro en el cielo». Pobreza extrema en el retiro de Majuma, oración
profunda, penitencia grande, ayunos, consejos a quien lo pide y servicio
amplio al necesitado hasta el milagro. Tiene deseos de huir del aura popular
que lo rodea, ansía la soledad y la busca, embarcándose para Sicilia; pero
allí también sus milagros le delatan. El retorno a Alejandría es inútil porque
la persecución de Juliano el Apóstata ha destruido, en el año 362, el
monasterio de Majuma. Se traslada a Dalmacia donde se le une Hesiquio.
Vivió sus últimos cinco años en Chipre entre paganos que no le facilitan en
nada la existencia, pero le respetan por su virtud y por curar al jefe con un
milagro. Sintiéndose morir, deja escrito al discípulo Hesiquio que le
entrega sus bienes en herencia: el Evangelio, su túnica, su cogulla y un
pequeño manto. ¿Se valora hoy la herencia de quien fue rico y es santo?
22 OCTUBRE
Santos: María Salomé, Marcos, Alejandro, Felipe, Abercio, Melanio,
Donato, Valerio, Símaco, Verecundo, obispos; Eusebio, Hermetes,
Heraclio (Novila = Nunilona) y Alodia, Córdula, mártires; Severo,
presbítero.
22 de Octubre
San Abercio, Obispo (s. II - III)
Algunos que sólo ven lo que ven tienen la manía de poner en tela de juicio
todo aquello que escapa a su visión y así les va por la vida; no ven más allá
de sus narices y se pasan el tiempo mostrando una aversión malsana contra
todo lo que no pueden experimentar, pesar, medir, tocar, meter bajo la lente
del microscopio, o aplicar la prueba del carbono 14. Se podría decir que
son unos desconfiados.
Si tengo que hablar de cómo se comportan con la Iglesia, afirmo que son
terribles, implacables. Y es que según su modo de pensar (dicen que no hay
realidad que no pueda explicarse por la razón), acaban sin llegar a
conocerla de modo completo, ya que ella es sobrenatural en su comienzo,
en su misión, en sus medios, y en su fin. ¡Cómo se va a explicar al Espíritu
Santo y toda su acción con la limitada cabeza de los hombres! A lo más que
llegan es a dar una visión parcial -por tanto equivocada y errónea- de la
Iglesia que se ve: dirán que es un grupo filantrópico, o un club de ingenuos
que se dejan engañar, una rama de discapacitados a punto de extinguirse,
cuando no un grupo de presión al servicio de no se sabe qué fuerzas
políticas o intereses de los hombres.
Al toparse con la realidad de los santos se pierden, porque algunas de las
reacciones de estos hombres y mujeres, sus modos de vivir, incluso esas
realidades que se llaman milagros que algunos de ellos hicieron, son
imposibles de encorsetarse dentro de los moldes comunes con los que uno
de ordinario se maneja. No tienen remedio. Y mira que los veinte siglos
que se les lleva de delantera por el mundo podía ser ya una razón que les
diera garantía. Pero no les valen las razones. Esta casta de sabihondos
racionalistas los hubo antes y los hay ahora. No aprenden.
Dicen que valoran la razón y, a veces, lo que termina por suceder es que, en
su empecinamiento, acaban por decidir en contra de la misma razón.
Y si no, veamos lo que pasó con San Abercio.
Fue un Obispo de Hierápolis en la segunda mitad del siglo II y comienzos
del III. Allí desempeñó su misión de pastoreo de sus fieles, aunque trotó
algo por el mundo también. Fue tan celoso de los intereses de Dios y tan
enamorado del bien para los hombres, que Dios lo utilizó como un apto
instrumento evangelizador para transmitir fidelísimamente la doctrina de
Jesucristo. Resulta que a Dios le pareció conveniente para los hombres
hacer, a través del santo obispo de Hierápolis, obras a su medida, que
lógicamente no son explicables para la inteligencia humana sin recurrir a la
fuerza de Dios. Como refieren las memorias que San Abercio hizo algunos
de esos milagros y los racionalistas no supieron encontrar una explicación a
la medida humana, no sólo negaron los milagros afirmando que era una
invención, sino que llegaron incluso a negar la existencia de San Abercio.
Y total, porque se enfrentó públicamente contra los cultos idolátricos,
destrozó los ídolos y salió ileso de su acción cosa que provocó la
catequezación y bautismo de muchos; porque dio la vista instantáneamente
a una matrona ciega llamada Frigela; porque curó a cantidad de enfermos y
lisiados que recurrían a él en demanda de auxilio a entremedias de sus
catequesis y porque, sobre todo, expulsaba exitosamente y con relativa
frecuencia al demonio de los posesos, entre ellos a la mismísima hija del
emperador.
Todo esto les pareció demasiado; a falta de pruebas fehacientes después de
dieciséis siglos, dijeron que ni siquiera existió San Abercio, se mofaron de
la Iglesia y descansaron tan tranquilos hinchados de razones.
¡Qué lástima —para ellos- que la arqueología de finales del siglo XIX,
justo por W. M. Ramsay, haya descubierto cerca de Esmirna y en el lugar
del emplazamiento de la antigua Hierápolis la tumba de un tal Abercio,
obispo de Hierápolis, cuyo epitafio grabado en piedra y en griego resume la
historia del santo!
23 OCTUBRE
Santos: Juan de Capistrano, Teodoreto, presbíteros; Servando, Germán,
Giraldo, Graciano, mártires; Ignacio patriarca; Juan, Román, Vero, obispos;
Benito, Severino, confesores; Sira, abadesa; Oda (Odette), viuda; Domicio,
Juan el Bueno, eremitas.
23 de Octubre
San Juan de Capistrano, presbítero (1386-1456)
Nació en Capistrano (Italia), en la región de los Abruzos, el año 1386.
Después de estudiar derecho en Perusa, ejerció el cargo de juez hasta que
ingresó en los franciscanos. Una vez ordenado sacerdote, viajó
infatigablemente por toda Europa predicando, trabajando en la reforma de
las costumbres y en la lucha contra las herejías de su tiempo. Murió el año
1456 en Ilok (Austria).
24 OCTUBRE
San Antonio María Claret arzobispo, fundador; Audacto, Jenaro
presbíteros; Séptimo, Fortunato, Aretas, Marcos, Poncia, Petronila,
Soterico, Valentín, mártires; Proclo, Maglorio, Bernardo, Calvo, Evergislo,
Felix, obispos; Martín, abad; Nicéforo, monje.
24 de Octubre
San Antonio María Claret, Obispo (1807-1870)
Nació en 1807 en Sallent (España). Se ordenó sacerdote y ejerció su
ministerio con gran celo por toda Cataluña. Fundó la Congregación de los
misioneros del Corazón de María, conocidos popularmente como
claretianos. Fue nombrado arzobispo de Cuba y después confesor de la
reina Isabel II. Sufrío atentados físicos y muchas contradicciones que supo
soportar con gran visión sobrenatural. Murió en 1870, en su exilio de
Francia.
25 OCTUBRE
Santos: Crisanto, Daría, Crispín, Crispiniano, Proto, Jenaro, Teodosio,
Lucio, Marcos, Miniato, Claudio, Valentín, Engracia, mártires; Cleto,
confesor; Bonifacio I, papa; Frontón, obispo; Frutos de Segovia, eremita.
25 de Octubre
San Frutos, confesor (642-715)
Santa Engracia y San Valentín, mártires
Los cuerpos de San Frutos, Santa Engracia y San Valentín, venerados por
los cristianos segovianos, se conservaron en la ermita de San Frutos, cerca
de la actual Sepúlveda, desde comienzos del siglo VIII hasta el siglo XI.
El rey Alfonso VI concedió esta ermita al monasterio de San Sebastián de
Silos —hoy Santo Domingo de Silos- para que la cuidasen y facilitasen la
creciente devoción del pueblo; se hizo escritura en el 1076. Los monjes
recomponen la ermita como de nuevo y la habilitan para que puedan vivir
en ella algunos monjes. Terminadas las obras en el año 1100, la consagra
D. Bernardo, el primer Arzobispo de Toledo. Está construida sobre roca
escarpada, como cortada a pico, a orillas del río Duratón, afluente del
Duero. En ese nuevo lugar se depositan las reliquias de los tres santos.
Restaurada Segovia y restituida a su dignidad episcopal, se pasan a su
catedral la mitad de las reliquias desde el monasterio de Silos, con
autorización y mandato del Arzobispo de Toledo, en el 1125.
Tan celosamente se guardan que se pierde el sitio donde fueron depositadas
hasta que se encontraron milagrosamente, en tiempos del celoso obispo D.
Juan Arias de Ávila.
En el año 1558 se depositaron finalmente en la nueva catedral. Allí, en el
trascoro, reposan los restos del Patrono de la Ciudad, teniendo por fondo el
retablo que trazó Ventura Rodríguez para el palacio de Riofrío y que Carlos
III donó para la catedral segoviana.
¿Quién fue el hombre que desde catorce siglos atrás es polo de atracción de
tantas generaciones de segovianos?
Nació Frutos, en el año 642, en el seno de una familia rica que tuvo otros
dos hijos con los nombres de Valentín y Engracia. Debió ser una familia de
profundas convicciones cristianas que supieron, con la misma vida,
inculcarlas a sus hijos. Sin que se sepa la causa, murieron los dos. Ahora
los tres jóvenes son herederos de unos bienes y comienzan a conocer en la
práctica la dureza que supone el ser fieles a los principios. Parece ser que
tanto tedio provocaron en ellos los vicios, maldades, desenfrenos,
asechanzas y envidias de su entorno humano, que Frutos les propone un
cambio radical de vida. Los tres, con la misma libertad y libre
determinación deciden vender sus bienes y los dan a los pobres. Dejaron la
ciudad del acueducto romano y quieren comenzar una vida de la soledad,
oración y penitencia por los pecados de los hombres. A la orilla del río
Duratón les pareció encontrar el lugar adecuado para sus propósitos. Hacen
tres ermitas separadas para lograr la deseada soledad y dedicar el tiempo de
su vida de modo definitivo al trato con Dios.
A partir de aquí se tiene noticias de Frutos cuando el estallido de la
invasión musulmana y su rápida dominación del reino visigodo. Frutos, en
su deseo de servir a Dios, intervino de alguna manera —y con vivo deseo
de martirio- en procurar la conversión de algunos mahometanos que se
aproximaron a su entorno; defendió a grupos de cristianos que huían de los
guerreros invasores; dio ánimos, secó lágrimas y alentó los espíritus de
quienes se desplazaban al norte; fue protagonista de algunos sucesos
sobrenaturales y murió en la paz del Señor, con el halo de santo, el año
715.
La misma historia refiere que sus hermanos Valentín y Engracia fueron de
los mártires decapitados por los sarracenos y sus cuerpos colocados con el
del Santo.
Lo que se sabe hoy del entorno en que viven y mueren estos santos facilita
cubrir las lagunas o los interrogantes que pueden presentarse. La invasión
musulmana, su rápido avance por el reino hispano-visigodo y el martirio de
cristianos tuvieron su génesis. La unidad del reino tan lograda por la
conversión del arrianismo a la fe católica de Recaredo en el 589 presentaba
ahora una falsa cohesión por su fragilidad. Los clanes de nobles, civiles y
eclesiásticos, con intereses políticos y económicos contrapuestos, tratan de
controlar cada uno alternativamente el trono de Toledo y son una fuente
continua de conflictos. La nobleza que en un principio recibió unos
territorios para ejercer en ellos funciones administrativas, fiscales y
militares, al hacerse hereditarias, quedan prácticamente privatizadas con
detrimento progresivo de las funciones públicas características de un estado
centralizado y llevan a la fragmentación del poder del monarca. La clase
aristócrata asienta aún más la diferencia social con el pueblo cada vez más
pobre, indefenso, desorientado, abandonado y hastiado del lujo de sus
señores. Hay que añadir desastres naturales que asolan el país
especialmente desde el reinado de Kindasvinto (642-653) como epidemias
que diezmaban a la población, plagas de langostas, sequía, pestes y
despoblamiento. El vicio, la amoralidad y desenfreno reina en la sociedad
al amparo de lo que sucede en las casas de la nobleza. A la muerte de
Witiza, los partidarios de Akhila, su hijo primogénito, no consiguen
ponerlo en el trono ocupado por D. Rodrigo, duque de la Bética, y piden
ayuda a los bereberes. El desastre de Guadalete del 711 hizo que lo que fue
una simple ayuda de los moros capitaneados por Tariq se convirtiera en
toda una invasión y conquista posterior que colma los planes estratégicos
del Islam por la decrepitud que se había ido gestando en el interior del
reino visigodo.
26 OCTUBRE
Santos: Rogaciano, Felicísimo, Luciano, Marciano, Heráclides, Tito, Floro,
Eliavo, mártires; Alor, Amando, Basilio, Eata, Dorgan, Derbilia, Daría,
Leptina, Atanasio, confesores; Beano, Gutberto, Fulco, Gaudioso, obispos;
Evaristo, papa; Cenid, monje.
26 de Octubre
San Evaristo, papa y mártir (s. II)
Nació por los años 60, de una familia judía asentada en tierras griegas.
Recibió educación judía y aprendió en los liceos helénicos.
No se conocen datos de su conversión al cristianismo, pero se le ve ya en
Roma como uno de los presbíteros muy estimados por los fieles que, lleno
de celo, eleva el nivel de la comunidad de cristianos de la ciudad,
entregándose por completo a mostrarle a Jesucristo. Amplio conocedor de
la Sagrada Escritura, es docto en la predicación y humilde en el servicio.
Muerto mártir el Papa Anacleto, sucesor de Clemente, la atención se fija en
Evaristo. Por humildad se resistió con todas las fuerzas posibles a asumir la
dignidad que comportaba tan alto servicio. El día 27 de Julio del año 108
tuvo la Iglesia por Papa a Evaristo.
Atendió cuidadosamente las necesidades del rebaño: Defiende la verdadera
fe contra los errores gnósticos. Establece normas que afectan a la
consagración y trabajo pastoral de los Obispos y de los diáconos. Manda la
celebración pública de los matrimonios. Se ocupa de la vida de los fieles,
esbozándose ya una cierta administración territorial, para su mejor atención
y gobierno. También escribió cartas a los fieles de Africa y de Egipto.
Murió mártir, siendo Trajano emperador, hacia el 117.
La iglesia del tiempo cada día crece en número, pero está perseguida por
las leyes; es silenciosa y fuerte en la fe, oculta y limpia en las obras; vive
dentro del Imperio en estado latente, desplegando poco a poco su
potencialidad al soplo del Espíritu.
27 OCTUBRE
Santos: Vicente, Sabina, Cristeta, Florencio, Máximo, Venancio, Luciano,
Donato, mártires; Frumencio, Desiderio, Quintiliano, Teodoro II, obispos;
Néstor, Odrán, confesores; Ciriaco, Patriarca; Elesbaán, rey.
27 de Octubre
Santos Vicente, Sabina y Cristeta (s. IV)
Vicente, Sabina y Cristeta son hermanos. Han nacido y viven en Talavera
(Toledo). Los tres disfrutan de su juventud —Cristeta, casi niña- y, como
en tantos hogares después del fallecimiento de los padres, hace cabeza
Vicente que es el mayor.
Manda en el Imperio la tetrarquía hecha por Diocleciano con el fin de
poner término a la decadencia que se viene arrastrando a lo largo del siglo
III por las innumerables causas internas y por las rebeliones y amenazas
cada vez más apremiantes en las fronteras. Diocleciano, augusto, reside en
Nicomedia y ocupa la cumbre de la jerarquía; su césar Galerio reside en
Sirmio y se ocupa de Oriente; Maximiano es el otro augusto que se
establece en Milán, con su césar Constancio, en Tréveris, gobiernan
Occidente.
El presidente en España es Daciano hombre cruel, bárbaro y perverso, que
odia sin límites el nombre cristiano y que va dejando un riego de mártires
en Barcelona y en Zaragoza. Llega a Toledo y sus colaboradores buscan en
Talavera seguidores de Cristo.
Allí es conocido como tal Vicente, que se desvive por la ayuda al prójimo y
es ejemplo de alegría, nobleza y rectitud.
Llevado a la presencia del Presidente, se repite el esquema clásico, en parte
verídico y en parte parenético de las actas de los mártires. Halagos por
parte del poderoso juez pagano con promesas fáciles, y, por parte del
cristiano, profesiones de fe en el Dios que es Trinidad, en Jesucristo-Señor
y en la vida eterna prometida. Amenazas de la autoridad que se muestra
dispuesta a hacer cumplir de modo implacable las leyes y exposición tan
larga como firme de las disposiciones a perder todo antes de la renuncia a
la fe nutriente de su vida que hace el cristiano. De ahí se pasa al martirio
descrito con tonos en parte dramáticos y en parte triunfales, con el añadido
de algún hecho sobrenatural con el que se manifiesta la complacencia
divina ante la fidelidad libre del fiel.
Bueno, pues el caso es que a Vicente lo condenan a muerte por su
pertinacia en perseverar en la fe cristiana. Lo meten en la cárcel y, en
espera de que se cumpla la sentencia, es visitado por sus dos hermanas que,
entre llantos y confirmándole en su decisión de ser fiel a Jesucristo, le
sugieren la posibilidad de una fuga con el fin de que, sin padres que les
tutelen, siga él siendo su apoyo y valedor. La escapada se realiza, pero los
soldados romanos los encuentran en la cercana Ávila donde son los tres
martirizados, en el año 304.
El amor a Dios no supone una dejación, olvido o deserción de los nobles
compromisos humanos. Vicente, aceptando los planes divinos hasta el
martirio, hizo cuanto legítimamente estuvo de su parte para sacar adelante
su compromiso familiar.
28 OCTUBRE
Santos: Simón y Judas Tadeo, Apóstoles; Atanasia, virgen; Farón, Neófito,
Gaudioso, Firmiliano, obispos; Leonardo, confesor; Esmaragdo, Marciano,
Arquelaida, Terencio, Neonila, Nita, mártires; Sigolino, Alberico; Anglino,
Odilón, abades.
28 de Octubre
San Simón y San Judas, Apóstoles (s. I)
El nombre de Simón figura en undécimo lugar en la lista de los apóstoles.
Lo único que sabemos de él es que nació en Caná de Galilea y que se le
daba el apodo de "Zelotes".
Judas, por sobrenombre Tadeo, es aquel apóstol que en la última cena
preguntó al Señor por qué se manifestaba a sus discípulos y no al mundo.
Es autor de una de las cartas del Nuevo Testamento.
Ambos fueron escogidos por Cristo para formar parte del grupo de los
Doce. Predicaron el Evangelio en Asia y murieron mártires.
29 OCTUBRE
Santos: Maximiliano, Donato, Colmán, Germán, Honorato, Valentín,
Narciso, Etelnoto, obispos; Decencio, Germán, Fidel, Jacinto, Quinto,
Lucio, Feliciano, Eusebia, mártires; Eulalio, monje; Berlinda, Elfreda,
Marvina, Ermelinda, Cenobio, confesores; Teuderio, abad.
29 de Octubre
Narciso, obispo de Jerusalén (s. II)
La envidia es mala. Son temibles para los padres los "celos" que muestran
algunos pequeños cuando viene al hogar un nuevo hermano. Llenan la casa
de disensiones y discordias las "pelusas" de los niños ante el cuidado
normal que los padres dan a sus otros hermanos. Esta situación llega a ser,
en ocasiones, mortificante para los padres cuando se dan en una casa. Lo
bueno del asunto es que de ordinario pasa pronto, basta con adquirir un
mayor grado de madurez natural. Lo malo del caso es no cuidar las
pequeñas envidiejas y permitir que se asienten en el hombre tomando el
cariz de pecado.
Narciso nació a finales del siglo I en Jerusalén y se formó en el
cristianismo bebiendo en las mismas fuentes de la nueva religión. Debieron
ser sus catequistas aquellos que el mismo Salvador había formado o los que
escucharon a los Apóstoles.
Era ya presbítero modelo con Valente o con el Obispo Dulciano. Fue
consagrado obispo, trigésimo de la sede de Jerusalén, en el 180, cuando era
de avanzada edad, pero con el ánimo y dinamismo de un joven. En el año
195 asiste y preside el concilio de Cesarea para unificar con Roma el día de
la celebración de la Pascua.
Permitió Dios que le visitara la calumnia. Tres de sus clérigos —también
de la segunda o tercera generación de cristianos- no pudieron resistir el
ejemplo de su vida, ni sus reprensiones, ni su éxito. Se conjuraron para
acusarle, sin que sepamos el contenido, de un crimen atroz. ¡Parece fábula
que esto pueda pasar entre cristianos!
Viene el perdón del santo a sus envidiosos difamadores y toma la decisión
de abandonar el gobierno de la grey, viendo con humildad en el
acontecimiento la mano de Dios. Secretamente se retira a un lugar
desconocido en donde permanece ocho años.
Dios, que tiene toda la eternidad para premiar o castigar, algunas veces lo
hace también en esta vida, como en el presente caso. Uno de los
maldicientes hace penitencia y confiesa en público su infamia. Regresa
Narciso de su autodestierro y permanece ya acompañando a sus fieles hasta
bien pasados los cien años. En este último tramo de vida le ayuda
Alejandro, obispo de Flaviada en la Capadocia, que le sucede.
El vicio capital de la envidia presenta un cuadro de tristeza permanente
ante la contemplación de los bienes materiales o morales que otros poseen.
En lo moral, es pecado porque la caridad es amar y, cuando se ama, hay
alegría con los bienes del amado. Cuando hay envidia no hay amor, hay
egoísmo, desorden, pecado.
El envidioso vive acongojado -casi sin vida- por el bien que advierte en el
otro y que él anhela tener. En ocasiones extremas puede llegar a convertirse
en una anomalía psíquica peligrosa ya que lleva a la ceguera y
desesperación cuyas consecuencias van de la maledicencia al crimen,
pasando por la calumnia y la traición: el envidioso se considera incapaz de
alcanzar las cualidades ajenas; la estimación que los demás disfrutan es
considerada como un robo del cariño que él merece; en la eficacia del
trabajo ajeno, acompañado de éxito y merecidos triunfos, el envidioso ve
intriga y apaño.
Ayer y hoy hubo y hay envidiosos. A los prójimos toca sufrir
pacientemente las consecuencias. Sin olvidar que la envidia fue la causa
humana que llevó al Señor al Calvario.
¡Gracias, San Narciso, porque me das ejemplo de paciencia ante la cruz!
30 OCTUBRE
Santos: Zenobio, obispo y mártir; Arilde, Irene, Atansio, confesores;
Gerardo, Celsino, Pimenio, obispos; Claudio, Lucano, Marcelo, Lupercio,
Victorio, Serapión, Saturnino, Talasio, Bayo, mártires; Nantero, abad;
Domingo Dollins, beato.
30 de Octubre
Marcelo, mártir (s. III)
Se conservan actas con bastantes rasgos de historicidad.
Marcelo es un Centurión que, según parece, pertenecía a la Legio VII
Gemina y el lugar de los hechos bien pudo ser la ciudad de León.
Su proceso tuvo lugar en dos pasos: primero en España, ante el presidente o
gobernador Fortunato (28 de Julio del 298) y en Tánger el definitivo, ante
Aurelio Agricolano (30 de Octubre del mismo año).
Fortunato envió a Agricolano el siguiente texto causa del juicio contra
Marcelo: «Manilio Fortunato a Agricolano, su señor, salud. En el felicísimo
día en que en todo el orbe celebramos solemnemente el cumpleaños de
nuestros señores augustos césares, señor Aurelio Agricolano, Marcelo,
centurión ordinario, como si se hubiese vuelto loco, se quitó
espontáneamente el cinto militar y arrojó la espada y el bastón de centurión
delante de las tropas de nuestros señores».
Ante Fortunato, Marcelo explica su actitud diciendo que era cristiano y no
podía militar en más ejército que en el de Jesucristo, hijo de Dios
omnipotente.
Fortunato, ante un hecho de tanta gravedad, creyó necesario notificarlo a
los emperadores y césares y enviar a Marcelo para que lo juzgase su
superior, el viceprefecto Agricolano. En Tánger, y ante Agricolano, se lee a
Marcelo el acta de acusación, que él confirma y acepta, por lo que es
condenado a la decapitación.
La historia es así de escueta a la distancia de casi dieciocho siglos.
La leyenda -no necesariamente falsa- abunda en algunos detalles que, si
bien no son necesarios para el esclarecimiento del hecho, sí lo explicita, o
al menos lo sublima para estímulo de los cristianos. Así, se añade la
puntualización de que se trataba de un acto oficial y solemne en que toda la
tropa militar estaba dispuesta para ofrecer sacrificios a los dioses paganos e
invocar su protección sobre el Emperador.
Los descreídos probablemente aseveren que un acto así es propio de un
loco; sí, una locura. Perder la vida... por nada. Ya lo dijo también el jefe
romano.
Los cobardes, con su ánimo pusilánime, probablemente afirmen que
Marcelo hizo el tonto; en fin, que algunas veces, en situaciones delicadas,
es preciso contemporizar cuando los tiempos vienen así, que hay que saber
adaptarse y que... lo importante es creer en Dios.
Los fanáticos, dejándose llevar de la temeridad impulsiva que los
caracteriza, quizá digan que un hombre con fe, en una situación como esa,
debía haberse liado a sablazos con los jefes y con los demás soldados.
Fue... un miserable blando.
La Iglesia ve en Marcelo... a un mártir.
31 OCTUBRE
Santos: Ampliado, Urbano, Narciso, Nemesio, Lucila, Estratónica,
Seleucio, Quintín, mártires; Abaido, confesor; Baudacario, monje; Cisa,
Egberto, Tatvino, anacoretas; Nicolás, Leonardo, presbíteros; Notburga,
monja; Epón, abad; Alonso Rodríguez, confesor.
31 de Octubre
Alonso Rodríguez, confesor (1533-1617)
Estaba un día enfermo y le llevó el enfermero la comida a la cama con un
mandato de parte del Padre Superior: «que se coma todo el plato». Cuando
regresa el enfermero, le encuentra deshaciendo el plato y comiéndolo
pulverizado. El santo se impuso a sí mismo una obediencia ciega; se exigió
a sí mismo tanto que uno de los padres le dijo un buen día «que obedecía a
lo asno».
Nació en Segovia en el año 1533, segundo de los once hijos del matrimonio
formado por Diego Rodríguez y María Gómez que vivían del comercio de
paños.
Su niñez y juventud estuvieron ligadas a la Compañía de Jesús.
A la muerte de su padre se encarga de sacar adelante el negocio familiar,
pero su incompetencia es notable para el negocio de los paños.
Contrae matrimonio con María Juárez con quien tiene dos hijos. Pero la
mala fortuna parece que le persigue: muere uno de sus hijos y su mujer y el
negocio va de mal en peor; luego fallece su otro hijo y su madre. Alonso se
ha quedado solo.
Se produce entonces una crisis fuerte que resuelve con confesión general y
con el deseo de comenzar una nueva vida tomando un impresionante ritmo
interior de trato con Dios y que mantiene por seis años. Cede a sus
hermanos sus bienes y marcha a Valencia en 1569 con el propósito de
ingresar en la Compañía; pero no contaba con insalvables obstáculos: su
edad, la falta de estudios y escasa salud.
Trabaja entonces en comercio y de ayo.
Por fin es admitido en el Colegio Monte Sión en el año 1571; desde el año
1572 ocupa el cargo de portero hasta el 1610 que hacen casi cuarenta años
Es considerado en la Compañía como modelo para los hermanos legos por
su ejercicio permanente para lograr auténtica familiaridad con Dios, por su
obediencia absoluta y por su amor y deseo de tribulación.
Este humilde y santo portero fue durante su vida un foco radiante de
espiritualidad de la que se beneficiaron tanto los superiores que le trataron
como los novicios con los que tuvo contacto; un ejemplo representativo
está en San Pedro Claver, el apóstol de los esclavos.
Con sus cartas ejerce un verdadero magisterio. Su lenguaje es sencillo y el
popular de la época, pero logra páginas de singular belleza al tratar temas
de mayor entusiasmo. La santidad que describe en sus escritos no es
aprendida en los libros, es fruto de su experiencia espiritual.
Fue canonizado por el papa León XIII junto con San Pedro Claver.
1 NOVIEMBRE
Fiesta de Todos los Santos
Santos: Juan, Audomaro, Austremonio, Vigor, Marcelo, Licinio, obispos;
Diego, presbítero; Cesáreo, Sabas, Dacio, Benigno, Cirenia, Juliana, Pedro
de Barco de Ávila, mártires; Severino, monje.
1 de Noviembre
Fiesta de todos los Santos
Muchos hombres y mujeres de toda clase y condición, que nos han
precedido, han llegado ya al Cielo y disfrutan para siempre de Dios.
Son muchos más que los beatificados ycanonizados.
Su vida y nombres nos son desconocidos, pero gozan ya de la
bienaventuranza.
Esa multitud innumerable es para nosotros ejemplo ya que ellos pasaron
por todas las vicisitudes por las que puede pasar cada hombre y mujer que
llega al mundo y fueron fieles a Dios en esas circunstancias.
También acudimos a su poderosa intercesión ante Dios.
Cuando los celebramos recordamos la santidad a la que todos estamos
llamados.
2 NOVIEMBRE
Conmemoración de los Fieles Difuntos.
Santos: Vistorino, Teódoto, Vigor, Jorge, obispos; Amigo, Maura,
Eustoquio, Domnino, Justo, Romualdo, confesores; Acíndino, Carterio,
Estiriaco, Eudaxio, Agapio, mártires; Daría Bochana viuda; Marciano,
Ernino, eremitas; Agauno, abad.
2 de noviembre
Conmemoración de los fieles difuntos
?Hoy son multitudes las que van y vienen a los cementerios que están
durante todo el día llenos. En los alrededores hay puestos de flores con
cantidad de ofrecimientos para adornar siquiera sea por fuera las tumbas y
nichos de los seres queridos. Hasta la Iglesia premia determinadas actitudes
de los fieles con indulgencias aplicables a los muertos.
?Se lee en cada tumba RIP —DEPA en versión moderna hispana— bien
como oración que indica deseo vehemente, bien como afirmación. Al
cristiano ese fonema -iniciales de Requiescat in pace en latín o de Descanse
en paz en castellano- le suena a oración con tintes de esperanza al recordar
lo bueno realizado en vida por el muerto y teniendo muy presente lo mucho
que abarca la misericordia de Dios; desde la increencia sólo suena a voz
hueca expresiva de la quietud del muerto, del profundo silencio del
cementerio considerado como su última morada y juzgando la separación
pretérita como una "pérdida irreparable".
?Sin querer, se mezcló la mentalidad pagana: terror y ambiente macabro.
Corrupción, abandono y soledad. Vino el espíritu tenebroso del
Renacimiento que resumía su pensamiento al respecto con calaveras, tibias
cruzadas y columnas rotas como iconografía ridícula, válida para animales
cuyo ser muere en su totalidad, y no para el cristiano, que vive esperando
su resurrección y hace de su propia muerte el acto humano capital de
entrega al Creador, sin dudosa improvisación, adiestrado por las continuas
entregas diarias.
?Contemplar el hecho de la muerte a lo pagano se hace irresistible para una
sociedad hedonista que bien querría eliminar de raíz su recuerdo. Se
contempla a diario que va en auge y tomando cuerpo el "piadoso"
ocultamiento casi sistemático del cadáver como si el muerto hubiera hecho
algo muy malo o vergonzoso al morirse; como si el muerto fuera algo que
es preciso disimular en el tanatorio -sin mortaja a la vista- y con velatorio
breve y de compromiso.
También se aprecia que la frecuente dificultad de pagar costos elevados por
la muerte del familiar tiene gran parte de la culpa de que se haya borrado
tan pronto la memoria de muchos muertos, o se borrará en breve, y
consecuentemente desaparecen también los posibles sufragios; el tarro de
las cenizas que entregaron al poco de la incineración se conservó en el sitio
de honor de la casa el tiempo que duraron las lágrimas, luego llegó a
estorbar porque los vecinos decían que era algo macabro, fue pasando a
lugares menos dignos hasta que las cenizas se espolvorearon en el campo
con hipócrita manifestación romántica y sentimentaloide, o sencillamente
acabaron en el contenedor de la basura una buena noche.
?Una ineludible interrogación está en la cabeza de los que creemos y
también ronda en el pensamiento de los que aún conservan un recuerdo,
aunque sea débil y lejano, de la existencia del más allá ¿Están ya en la
Patria los muertos motivo del recuerdo o han de purificarse todavía?
?La celebración de "los que nos han precedido con el signo de la fe"
comenzó con san Odilón de Cluny y se extendió por toda la Iglesia. No
deja lugar a duda: Son los cristianos muertos los que motivan hoy nuestro
rezo. Con los testimonios bíblicos veterotestamentarios, la fe y práctica de
la Iglesia Católica confiesa como verdad perteneciente a la fe la existencia
del Purgatorio, ese misterioso ámbito, más allá de esta vida, donde se
realiza la purificación previa a la gozosa y definitiva proyección hacia la
beatitud.
?La muerte, ¿esqueleto con guadaña? Los fieles difuntos no se evocan entre
las brumas otoñales como un signo de muerte, sino de gozo por la segura,
aunque retardada, conquista de la eternidad con Dios. La muerte no abre las
puertas de la nada, sino de la plenitud de la vida, no hay otra visión posible
desde la fe.
?El libro del Éxodo narra la salida del Pueblo de la esclavitud con el
apoteósico paso del mar Rojo donde termina el enemigo; luego vinieron la
Alianza, el maná y camino largo sembrado de dificultades por el inhóspito
desierto donde se hace resplandecer el cariño de Dios, la esperanza de la
tierra prometida y su posesión. Encierra con su tipología un formidable
paso de lo transitorio a lo estable que podría servir para explicar lo que
pasa el día en que se conmemora a los fieles difuntos e incluso para
revitalizar el espíritu cristiano ante la muerte, porque así es el comienzo y
fin de la vida del cristiano.
Muchas cosas convendría revisar porque no pocas veces viene precedida la
muerte de la falsa y burguesa idea de no facilitar la presencia del sacerdote
con pretextos erróneos de respeto a la intimidad del moribundo y de sus
deudos. La debilidad de la fe y el falso sentimiento de piedad hacia el
agonizante impiden, en casos cada vez más frecuentes, recibir el perdón de
los pecados con el sacramento de la Confesión y las mejores disposiciones
ante la ruptura próxima con el sagrado signo de la Unción.
El bautizado vibra con agrado y consuelo por la comunión del Cuerpo de
Cristo tomada como Viático, porque sabe que recibe al Buen Pastor -
frecuente motivo evangélico en las catacumbas, pensado por los primeros
cristianos-. Se siente amparado por los santos y sus méritos en su definitivo
paso a la eternidad, apoyado por la Virgen María y rodeado de quienes,
queriéndole, le despiden con los honores del que terminó su pelea. Sí, el
Rosario y las Letanías son como las salvas de honor. ¡Cómo no besar la
imagen del crucifijo redentor en la hora postrera, cuando se unen y
compenetran la iglesia de la tierra, la del purgatorio y la del cielo!
Pedimos hoy que se abrevie la dolorosa impaciencia de poseer el Bien
seguro y cierto, que la ansiada Luz ilumine ya sus tinieblas esperanzadas y
que sean nuestros valedores cuando caminamos.
3 NOVIEMBRE
Santos: Martín de Porres, Cuarto, Silvia, confesores; Huberto patrono de
los cazadores, Engracia y los innumerables mártires de Zaragoza;
Armengol, Domnino, Pirmino, obispos; Valentín, presbítero; Hilario,
diácono; Germán, Teófilo, Cirilo, Mariano; Cesáreo, Vidal, mártires;
Roberto Mayer, beato.
3 de noviembre
Martín de Porres, religioso (1579-1639)
?El racismo, esa distinción que hacemos los hombres distinguiendo a
nuestros semejantes por el color de la piel es algo tan sinsentido como
distinguirlos por la estatura o por el volumen de la masa muscular. Y lo
peor no es la distinción que está ahí sino que ésta lleve consigo una
minusvaloración de las personas -necesariamente distintas- para el
desempeño de oficios, trabajos, remuneraciones y estima en la sociedad.
Un mulato hizo mayor bien que todos los blancos juntos a la sociedad
limeña de la primera mitad del siglo XVII.
?Fue hijo bastardo del ilustre hidalgo -hábito de Alcántara- don Juan de
Porres, que estuvo breve tiempo en la ciudad de Lima. Bien se aprecia que
los españoles allá no hicieron muchos feos a la población autóctona y
confiemos que el Buen Dios haga rebaja al juzgar algunos aspectos morales
cuando llegue el día del juicio, aunque en este caso sólo sea por haber
sacado del mal mucho bien. Tuvo don Juan dos hijos, Martín y Juana, con
la mulata Ana Vázquez. Martín nació mulato y con cuerpo de atleta el 9 de
diciembre de 1579 y lo bautizaron, en la parroquia de San Sebastián, en la
misma pila que Rosa de Lima.
?La madre lo educó como pudo, más bien con estrecheces, porque los
importantes trabajos de su padre le impedían atenderlo como debía. De
hecho, reconoció a sus hijos sólo tardíamente; los llevó a Guayaquil,
dejando a su madre acomodada en Lima, con buena familia, y les puso
maestro particular.
?Martín regresó a Lima, cuando a su padre lo nombraron gobernador de
Panamá. Comenzó a familiarizarse con el bien retribuido oficio de barbero,
que en aquella época era bastante más que sacar dientes, extraer muelas o
hacer sangrías; también comprendía el oficio disponer de yerbas para hacer
emplastos y poder curar dolores y neuralgias; además, era preciso un
determinado uso del bisturí para abrir hinchazones y tumores. Martín supo
hacerse un experto por pasar como ayudante de un excelente médico
español. De ello comenzó a vivir y su trabajo le permitió ayudar de modo
eficaz a los pobres que no podían pagarle. Por su barbería pasarán igual
labriegos que soldados, irán a buscar alivio tanto caballeros como
corregidores.
Pero lo que hace ejemplar a su vida no es sólo la repercusión social de un
trabajo humanitario bien hecho. Más es el ejercicio heroico y continuado de
la caridad que dimana del amor a Jesucristo, a Santa María. Como su
persona y nombre imponía respeto, tuvo que intervenir en arreglos de
matrimonios irregulares, en dirimir contiendas, fallar en pleitos y
reconciliar familias. Con clarísimo criterio aconsejó en más de una ocasión
al Virrey y al arzobispo en cuestiones delicadas.
Alguna vez, quienes espiaban sus costumbres por considerarlas extrañas, lo
pudieron ver en éxtasis, elevado sobre el suelo, durante sus largas oraciones
nocturnas ante el santo Cristo, despreciando la natural necesidad del sueño.
Llamaba profundamente la atención su devoción permanente por la
Eucaristía, donde está el verdadero Cristo, sin perdonarse la asistencia
diaria a la Misa al rayar el alba.
Por el ejercicio de su trabajo y por su sensibilidad hacia la religión tuvo
contacto con los monjes del convento dominico del Rosario donde pidió la
admisión como donado, ocupando la ínfima escala entre los frailes. Allí
vivían en extrema pobreza hasta el punto de tener que vender cuadros de
algún valor artístico para sobrevivir. Pero a él no le asusta la pobreza, la
ama. A pesar de tener en su celda un armario bien dotado de yerbas, vendas
y el instrumental de su trabajo, sólo dispone de tablas y jergón como cama.
Llenó de pobres el convento, la casa de su hermana y el hospital. Todos le
buscan porque les cura aplicando los remedios conocidos por su trabajo
profesional; en otras ocasiones, se corren las voces de que la oración logró
lo improbable y hay enfermos que consiguieron recuperar la salud sólo con
el toque de su mano y de un modo instantáneo.
Revolvió la tranquila y ordenada vida de los buenos frailes, porque en
alguna ocasión resolvió la necesidad de un pobre enfermo entrándolo en su
misma celda y, al corregirlo alguno de los conventuales por motivos de
clausura, se le ocurrió exponer en voz alta su pensamiento anteponiendo a
la disciplina los motivos dimanantes de la caridad, porque "la caridad tiene
siempre las puertas abiertas, y los enfermos no tienen clausura".
Pero entendió que no era prudente dejar las cosas a la improvisación de
momento. La vista de golfos y desatendidos le come el alma por ver la
figura del Maestro en cada uno de ellos. ¡Hay que hacer algo! Con la ayuda
del arzobispo y del Virrey funda un Asilo donde poder atenderles, curarles
y enseñarles la doctrina cristiana, como hizo con los indios dedicados a
cultivar la tierra en Limatombo. También los dineros de don Mateo Pastor
y Francisca Vélez sirvieron para abrir las Escuelas de Huérfanos de Santa
Cruz, donde los niños recibían atención y conocían a Jesucristo.
No se sabe cómo, pero varias veces estuvo curando en distintos sitios y a
diversos enfermos al mismo tiempo, con una bilocación sobrenatural.
El contemplativo Porres recibía disciplinas hasta derramar sangre
haciéndose azotar por el indio inca por sus muchos pecados. Como otro
pobre de Asís, se mostró también amigo de perros cojos abandonados que
curaba, de mulos dispuestos para el matadero y hasta lo vieron reñir a los
ratones que se comían los lienzos de la sacristía. Se ve que no puso límite
en la creación al ejercicio de la caridad y la transportó al orden cósmico.
Murió el día previsto para su muerte que había conocido con anticipación.
Fue el 3 de noviembre de 1639 y causada por una simple fiebre; pidiendo
perdón a los religiosos reunidos por sus malos ejemplos, se marchó. El
Virrey, Conde de Chinchón, Feliciano de la Vega -arzobispo- y más
personajes limeños se mezclaron con los incontables mulatos y con los
indios pobres que recortaban tantos trozos de su hábito que hubo de
cambiarse varias veces.
Lo canonizó en papa Juan XXIII en 1962.
Desde luego, está claro que la santidad no entiende de colores de piel; sólo
hace falta querer sin límite.
4 NOVIEMBRE
Santos: San Carlos Borromeo, cardenal, Patrono de Banca y Bolsa.
Porfirio, Vidal Agrícola, mártires; Amancio, Nicandro, Próculo, obispos;
Emerico, Filólogo, Patrobas, confesores; Hermas, Pierio, presbíteros;
Modesta, virgen; Juanicio, abad.
4 de Noviembre
San Carlos Borromeo, Obispo (1538-1584)
Nació el año 1538 en Arona (Italia).
Terminados sus estudios de derecho, su tío el papa Pío IV lo nombró
cardenal y le encomendó diversos asuntos del papado.
Más tarde fue nombrado obispo de Milán donde fue un verdadero pastor de
su grey, entregándose sin reservas a los fieles.
Cuidó con esmero a sus sacerdotes, convocó sínodos y decretó muchas
disposiciones destinadas a poner por obra los mandatos del Concilio de
Trento.
Su labor supuso una mejora de las costumbres y un incremento de la vida
cristiana en su diócesis.
Murió el día 3 de Noviembre del año 1584.
5 NOVIEMBRE
Fiesta de todos los santos de la Compañía de Jesús.
Santos: Zacarías, profeta, e Isabel (Elsa, Elisa, Liliana, Lisa, Babet, Betty);
Galación, Epistema, Filoteo, Domnino, Teótimo, Silvano, Félix, Eusebio,
mártires; Marcos, Fibicio, Román, obispos; Leto, presbítero; María Rafols,
fundadora de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, beata.
La alabanza más sintética, autorizada y profunda que se ha dicho de este
matrimonio es que "ambos eran justos ante Dios". Fue nada menos que el
evangelista san Lucas quien la hizo.
Se sabe que él era sacerdote del templo de Jerusalén y que su esposa Isabel
era pariente —puede ser que prima— de la Virgen María. Se sabe, también
por el testimonio evangélico y por sus propias palabras, que eran ya
mayores y que no habían logrado tener descendencia por más deseada que
fuera.
Un día, cumple Zacarías el oficio sacerdotal y, mientras ofrece el incienso,
ve un ángel —se llama Gabriel— que le dice: "Tu oración ha sido
escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo al que pondrás por nombre
Juan".
Aunque Zacarías es un hombre piadoso y de fe, no da crédito a lo que está
pasando. Cierto que los milagros son posibles y que Dios es el
Todopoderoso, cierto que se cuenta en la historia un repertorio extenso de
intervenciones divinas, cierto que conoce obras portentosas del Dios de
Israel, pero que "esto" de tener el hijo tan deseado le pueda pasar a él y que
su buena esposa "ahora" que es anciana pueda concebir un hijo... en estas
circunstancias... vamos que no se lo cree del todo por más que a un ángel
no se le vea todos los días.
El castigo por la debilidad de su fe será la mudez hasta que lo prometido de
parte de Dios se cumpla. Cuando nace Juan —el futuro Bautista— Zacarías
recupera el habla, bendice a Dios y entona un canto de júbilo, profetizando.
También Isabel prorrumpió en una exclamación sublime —que repetimos
al rezar cada Avemaría— cuando estaba encinta y fue visitada por la
Virgen: "Bendita tú entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu
vientre". Añadiendo: "¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas
que le fueron dichas de parte de Dios!".
Con Zacarías e Isabel la fe es aclamada con exultación y reconocida en su
inseparable oscuridad.
6 NOVIEMBRE
Santos: Andrés, Emiliano, Esteban, Severo, obispos; Beatriz, Gala,
Fulviano, Aquerico, Guillermo, Cronan, Maulán, Vinoco, Leonardo,
confesores; Iltuto, Lauteno abades; Atico, Sofía, Comasia, mártires.
6 de Noviembre
San Severo († 303)
Quizá fue por estas tierras donde se cumplió el deseo de San Pablo puesto
por escrito de venir a evangelizar España. El caso es que desde los
primeros tiempos cristianos se cuenta con una hermosa comunidad de fieles
de Jesucristo en la romana provincia tarraconense. Es un colectivo
abundante y bien cuidado que ya cuenta con mártires, desde la persecución
de Valeriano, como San Fructuoso.
A San Severo se le sitúa concretamente, en Barcelona.
No tenemos datos sobre su nacimiento e infancia. También se desconocen
testimonios históricos de su acción pastoral, de su muerte y de su sepultura.
Algún historiador ha llegado a negar, por estos motivos, incluso la
existencia de San Severo.
Se conocen las actas de su martirio redactadas en tiempo posterior y con
añadiduras e interpolaciones, habituales en este tipo de relatos de mediados
del siglo VI. Es frecuente encontrar mezclas de elementos que bien pueden
ser adecuados a la veracidad de los hechos con otros elementos apócrifos
provenientes del cariño, respeto y simpatía con que los creyentes adornan
con imágenes que, provenientes de la fantasía —por una parte convincentes
y por otra parte ejemplarizantes—, acercan al momento presente la
personalidad del modelo del que se habla. Se incluyen en este tipo de relato
aderezos que pretenden resaltar la Providencia de Dios complacido en la
actitud decidida hasta la muerte del mártir o del santo.
Al relator nos atenemos.
La época del acontecimiento está situada durante la persecución de
Diocleciano, soliviantado por el césar Galerio, que se propone, para
depurar el ejército, eliminar del imperio el nombre cristiano. El presidente
Daciano, que centra su atención en quienes hacen cabeza para escarmiento
del pueblo, ha tomado muy a pecho la orden de exterminio.
San Severo es obispo de Barcelona por el año 300. Se le conoce como un
pastor entregado ejemplar y completamente a su rebaño que ha sabido
distinguirse por su celo y fidelidad a la fe. Sabe que las órdenes de Daciano
son tajantes en lo que atañe a poner por obra los edictos del emperador.
Piensa en un primer momento esconderse para seguir ayudando a los fieles
desde la clandestinidad y pasa al Castro Octaviano, al otro lado de la
montaña. En su marcha se encuentra con Emeterio, que siembra sus tierras
y a quien reconoce como cristiano. El obispo le anima a perseverar en la fe
aún en la persecución presente, encargándole de decir la verdad a sus
perseguidores, en el caso de que se presenten.
Al separarse —cándida narración—, Dios interviene haciendo que las
habas del campo recién sembrado crezcan y se pongan en flor. Al acercarse
los soldados pidiendo información a Emeterio, él les dirá: "ha pasado por
aquí" y, cuando le pregunten por el tiempo contestará enfáticamente:
"cuando sembraba estas habas". El buen cristiano no ha querido ofender a
Dios con la mentira, ha obedecido a su obispo, y, al mismo tiempo, ha
puesto los recursos humanos para salvar la vida del fugitivo. Pero nada de
esto impide que los soldados, furiosos, se sientan burlados, lo apresen y
lleven ante el tribunal del presidente.
El obispo Severo, acompañado de otros sacerdotes, ha tomado la decisión
de presentarse voluntariamente a los romanos.
Donde hoy es San Cugat, son decapitados los sacerdotes acompañantes del
obispo y Emeterio; se espera la claudicación de Severo obispo a la vista de
tanta atrocidad. Ante su pertinaz resistencia en la tortura y en los azotes con
látigos emplomados, un verdugo coloca un clavo en su cabeza y otro sayón
la atraviesa de un mazazo.
Bien hacen los barceloneses en honrar hoy la memoria de este obispo santo
en la conocidísima y barroca Iglesia de San Severo, cercana a la catedral.
Antes que ellos, ya le tuvo devoción el rey Fernando el Católico y, antes
aún, el rey Martín de Aragón fue curado de gangrena en una pierna
próxima a la amputación.
7 NOVIEMBRE
Santos: Florencio, Rufo, Herculano, Prosdócimo, Engelberto, Restituto,
Willibrordo, obispos; Aquiles, Agomar, Ernesto, Lázaro, confesores;
Leopardo, Melasipo, Antonio, Casina, Taurión, Tesalónica, mártires;
Gertrudis, abadesa; Severino, monje.
7 de Noviembre
San Willibrordo († 739)
No hay noticias de su muerte. Lo último que sabemos de él es la afirmación
de San Beda el Venerable escrita en el 734: "Willibrordo inflige todos los
días derrotas al diablo; a pesar de su ancianidad combate todavía, pero el
viejo luchador suspira por la recompensa eterna".
Como puede apreciarse, la terminología empleada para referirse a
Willibrordo es militar. Nada más lejos de las actividades bélicas que la vida
del monje Willibrordo. Si acaso, su lucha y calificativo de "peleón" va por
otro camino distinto al de las armas, tiene la resonancia de algunos pasajes
paulinos al describir la vida cristiana
Su padre pertenecía a la primera generación de cristianos anglosajones
convertidos del paganismo, se llamaba Wilgils. Lo entregó al monasterio
de Ripón para su crianza y custodia cuando decidió vivir solitario tras la
muerte de su esposa. Ya en su juventud, Willibrordo decide libremente
hacer profesión religiosa.
Su alma no le cabe en el cuerpo por los deseos de santidad. Deja el
monasterio de Ripón aprovechando la coyuntura de la marcha a Roma del
santo abad Wilfrido. A partir de ahora va a permanecer doce años en el
monasterio de Rathmelsigui, en Irlanda, aprendiendo del afán misionero del
abad Egberto que ya fracasó en su intento evangelizador de Frisia en el
continente.
Cuando en el 689 Pipino II, rey de Austrasia, vence al rey Egberto, de
Frisia, se abren nuevas posibilidades de evangelización de los frisones. Allá
marcha Willibrordo a la cabeza de doce monjes. Es el año 690. No tienen
fácil la predicación del Evangelio a un pueblo rebelde y testarudo con el
que no pudo del todo el poder de Roma; tampoco el cristianismo de los
merovingios fue aceptado por los altos y rubios frisones que se muestran
ufanos en sus ansias de libertad e independencia. Pero las dotes de
organizador, la tenacidad, paciencia, audacia, valentía y santidad de
Willibrordo van consiguiendo una comunidad de cristianos, convertidos y
preparados en la fe uno a uno, ayudado por sus monjes.
El Papa Sergio I lo consagra obispo, le concede amplios poderes y llena de
bendiciones su labor apostólica en las tierras que están entre la
desembocadura de los grandes ríos que mueren en las costas de los Países
Bajos. El rey Pipino le concede todo su apoyo. Mejoran las condiciones
políticas. En el castrum romano de Utrecht levanta la basílica de El
Salvador que es también escuela y residencia. Más lejos de la primera línea
misionera, en territorio franco, funda el monasterio de Eschternach, cerca
de Luxemburgo, para que sea un emblema del quehacer cristiano en
servicio de la misión y un lugar donde puedan reponer sus fuerzas los
vanguardistas que llegan hasta Dinamarca impulsados por el afán
misionero.
El arzobispo de los frisones, este conductor de hombres y magnífico
organizador, el que se caracterizó por su austeridad y supo ser como un
padre para todos murió, muy probablemente en el monasterio de
Eschternach, el 7 de Noviembre del año 739.
8 NOVIEMBRE
Santos: Segundo, Severiano, Carpóforo, Victorino, Primo, Macario, Justo,
Amaranto, los 4 Santos Coronados, mártires; Matrona, abadesa; Mauro,
Godofredo, Wilchado, obispos; Eufrosina, Hugo, confesores; Gregorio,
Tisilo, abades.
8 de Noviembre
Los Cuatro Santos Coronados, mártires ( † c. a. 304 )
La iglesia de los Cuatro Santos Coronados que hay en Roma fue levantada
en el siglo IV y destruida por los normandos. En el siglo XII la reconstruyó
el papa Pascual II. Los frescos de Juan de San Giovanni (1630)
representan, en su cúpula, la historia de los mártires cuyas reliquias guarda
el templo.
Las actas del martirio son antiguas e históricamente fiables, aunque
aparecen alteradas en algunos puntos.
Fueron cuatro hermanos a quienes los cristianos dieron el nombre genérico
de "Coronados" desde el principio, pero que tenían sus nombres propios
como cualquiera: Severo, Severino, Carpóforo y Victoriano.
Se han ganado la confianza de la superioridad por su buen comportamiento,
su sentido de responsabilidad y buenos servicios como soldados. Son
cristianos y su proceder es cabal tanto en el ejército por su lealtad altamente
probada, como en la asistencia a los actos cultuales en las catacumbas
donde se celebran los misterios de la fe; visten como lo que son, ayudan a
los pobres y gozan de la simpatía general; a nadie ocultan su fe cristiana;
más, ella misma les anima al cumplimiento de sus deberes profesionales.
Diocleciano ha decidido depurar el ejército de cristianos porque ve en ellos
los fantasmas de la posible rebeldía, de la traición y de la pérdida del poder.
Se han publicado los edictos y los cuatro hermanos son apresados y
llevados a la presencia del emperador. Este les muestra su estima, les hacer
ver las ventajas que supone seguir a su servicio, los llama a la sensatez y
les hace caer en la cuenta de la locura que supone pertenecer a la secta del
Crucificado judío del que poco pueden esperar. Anima a sus jóvenes
soldados con promesas que auguran una vida profesional sin tropiezos.
Pero, ninguna de sus lisonjas ha sido capaz de torcer el ánimo de los cuatro
soldados. Como último recurso, manda que se les lleve ante una estatua del
dios Esculapio, donde, ante toda la multitud, era difícil que se negaran a
sacrificar, aunque sólo fuera por las insignias militares que llevaban
consigo.
Los cuatro son llamados a ofrecer incienso a los dioses para ser como los
demás. Ellos, bien fácil lo tuvieron con la tentación de una vida futura
resuelta y de una carrera profesional plena, pero se niegan a poner unos
granos de incienso ante los pebeteros del dios romano Esculapio, con lo
que hubieran cumplido. Es más; allí mismo hacen pública manifestación de
su fe en el único Dios verdadero.
Llega entonces la prometida y terrible tortura de los azotes con
instrumentos crueles para procurar la claudicación; estalla el soniquete de
los látigos y las barras. Las espaldas ensangrentadas, el cuerpo roto, la
debilidad aumenta y la muerte llega sin la protesta de los soldados leales al
emperador, y, además, creyentes en la religión de Cristo.
Cuenta la historia —pero esto es lo que menos importa— que cinco días
estuvieron expuestos sus cuerpos, sin que llegaran a sufrir ningún
estragamiento, al alcance de los perros famélicos.
Luego, los cristianos los sepultaron en el arenal de la via Labicana, el papa
Melquiades manda celebrar su fiesta y el papa Honorio construyó en su
honor el templo que conserva sus reliquias.
Cuando la vida se llena de pragmatismo, y se anhela todo aquello que le
proporciona felicidad, el hombre pervierte su existencia buscando sólo lo
que juzga útil para su triunfo. Pero ese pragmatismo utilitario evidencia la
pérdida de otra dimensión esencial al hombre. Los "Coronados" creían en
Dios, en la vida eterna y... confiaban alcanzarla. Eso les hizo más libres...
ni siquiera les estorbó la entrega de su vida.
9 NOVIEMBRE
Dedicación de la Archibasílica del Salvador.
Nuestra Señora de la Almudena.
Santos: Teodoro, Eustolia, Sopatra, confesores; Orestes, Alejandro,
mártires; Agripino, Benigno, Timoteo, Ursino, obispos; Erefrido, eremita.
9 de noviembre
Dedicación de la Basílica del Salvador (324)
?De varias maneras se suele denominar este templo: Basílica
"Constantiniana", "del Salvador" y "de San Juan de Letrán". Es la catedral
del Papa que, al tomar posesión de ella, muestra el supremo poder o
potestad eclesiástica de Roma y del mundo; por ello a este basílica se llama
a sí misma en la escritura de su fachada "madre y cabeza de todas las
iglesias de la Urbe y del Orbe".
?El nombre de Letrán le viene del palacio que tenían los "Laterani" en el
monte Celio desde el siglo I a quienes la autoridad confiscó sus bienes por
atreverse a conspirar contra Nerón. Parece ser que pasó a ser propiedad de
Fausta, la esposa de Constantino; aconsejada, según dicen, por Osio de
Córdoba, lo donó a los papas para su residencia habitual, como de hecho lo
fue a través de bastantes siglos hasta el periodo de Aviñon.
Pero la longa historia no muy probada o la leyenda une esta basílica a la
familia imperial también por otros motivos. Parece ser que el emperador
que legalizó a la Iglesia contrajo el terrible e incurable mal de la lepra y fue
curado milagrosamente por san Silvestre; en agradecimiento por la
recuperación de la salud, entregó los terrenos necesarios para construirla y
se prestó a dar la ayuda económica pertinente. Esta es la razón de llamarla
también "Constantiniana".
Se sabe que ya en el año 313 hubo en ella un sínodo porque la esposa de
Constantino lo cedió al papa Milcíades; que el papa Dámaso fue ordenado
en ella y que se dedicó el día 9 de Noviembre del año 324, dándole
Silvestre el título de "El Salvador", hasta que en el siglo XIII se le
añadieran los de San Juan Bautista y de San Juan Evangelista.
Este augusto templo ha sido la sede de muchos concilios -más de
veinticinco- desde el siglo IV al XVI y, de ellos, cinco han sido
ecuménicos.
Allí se firmó, ya en tiempos más cercanos, el Tratado de Letrán, el 11 de
marzo de 1929, con el que Pío XI logró la libertad del papa de todo
soberano temporal y con ello el libre ejercicio de su misión evangelizadora,
firmándolo con Mussolini.
Esta basílica podría contar una larga serie histórica de virtudes, pero
también habla de sacrilegios, saqueos, incendios, terremotos e incluso el
abandono de sus papas sobre todo el tiempo del destierro de Aviñon.
Buscando un sentido a esos hechos, uno se pregunta si no serán las fuerzas
del infierno que se ponen de pie, rabiosas, con la intención de acabar con el
templo de piedras que es símbolo del poder espiritual supremo e
indefectible en la Iglesia. También hay que decir que tanto el Renacimiento
como el barroco dejaron en ella su huella artística perenne y restauradora, y
que Sixto V y León XIII la hicieron realmente suntuosa, por no hablar de
que hasta allí fue Francisco de Asís en 1210 a solicitar del papa Inocencio
III la aprobación de su Orden.
Cuando con su consagración se dedica a Dios y a su culto, se indica que
pasa a ser propiedad y sede de la Majestad divina; con esa ceremonia se
indica que pasa a ser "la morada de Dios entre los hombres".
A los católicos, mirándola a ella, se nos hace próximo el misterio de la
salvación, pareciéndonos actual aquella escena evangélica en la que
Jesucristo llamó a aquel Zaqueo, agarrado a la rama de la higuera, que se
siente interpelado por Dios para habitar en su casa y comer con él a pesar
de ser sólo un pobre publicano despreciable y pecador.
Es como si el mismo Dios quisiera darnos a entender que, por medio de
todo el culto que allí se realiza -la Misa, que es el sacrificio redentor de la
Cruz, con los sacramentos, con la escucha de su palabra que se hace actual
por la predicación-, quisiera recordarnos su vehemente deseo a los hombres
de incorporarnos a Él haciéndonos piedras vivas, bien unidas por la
caridad, de su Esposa mística -la Iglesia- como las piedras físicas se unen
en la construcción material de la basílica. De hecho, esta idea ya está
expresada en el Apocalipsis cuando presenta a la Nueva Jerusalén.
Y ¿por qué no decirlo? La Basílica, con su grandeza y su miseria, es
también un símbolo de la Iglesia de todos los tiempos donde hubo, hay y
habrá persecuciones y flaquezas, intereses humanos y divinos, política,
arte, espíritu, dogma y santidad.
9 de Noviembre
Nuestra Señora de la Almudena, Patrona de la Archidiócesis de Madrid
La Virgen de la Almudena está unida, desde el primer momento, a la
historia cristiana de Madrid.
Según una tradición, avalada por la historia, el 9 de noviembre del año
1085, se rasgó el frente de una torre de la muralla de la Puerta de la Vega y
apareció una imagen de la Virgen, que los cristianos madrileños habían
ocultado.
Existe documentación del año 1382, en que se nombra con el título de
"Almudena" a una imagen de la Virgen, a la que el pueblo de Madrid
siempre ha venerado con singular devoción.
La imagen actual de la Virgen de la Almudena fue coronada solemnemente
el 10 de Noviembre de 1948 y declarada patrona de la diócesis de Madrid
por el papa Pablo VI el 1 de julio de 1977.
También hoy, a cualquier hara del día y de la noche, se venera
cariñosamente por los madrileños la imagen en piedra de Nuestra Señora de
la Almudena situada en los muros del complejo catedralicio.
10 NOVIEMBRE
Santos: León Magno, papa y doctor; Andrés, Adelino, Adelelmo,
Constantino, Ninfa, Trifón, mártires; Ausiliano, Ciro, Daniel, Aniano,
Efrén, Justo, Tiberio, Modesto, Florencia (Zoraida), confesores; Baudolino,
patriarca; Gobriano, Monitor, Probo, obispos; Martiriano, monje.
10 de Noviembre
San León Magno, Papa y doctor de la Iglesia († 461)
Nació en la región de toscana y nombrado papa en el año 440.
Fue uno de los pontífices más insignes de la antigüedad.
Ejerció su cargo como un verdadero pastor y padre de las almas.
Se esforzó sin descanso por mantener la integridad de la fe, defendió
apasionadamente la unidad de la Iglesia e hizo lo posible por mitigar las
incursiones de los bárbaros.
Estas obras que le valieron con toda justicia el apelativo de Magno.
Murió el año 461.
11 NOVIEMBRE
Santos: Martín de Tours, Verano, obispos; Valentín, Feliciano, Victorino,
Atenedoro, mártires; Antonio, Bartolomé, Bertuino, Dubán, confesores;
Menas, anacoreta; María Maravillas de Jesús, religiosa (beata).
11 de Noviembre
San Martín de Tours, Obispo (c. 316-397)
Nació en Panonia (hoy Hungría) alrededor del año 316, en una familia
pagana.
Recibió el bautismo, renunció a la milicia y fundó un monasterio en Ligugé
(Francia). Allí vivió como monje bajo la dirección de san Hilario.
Más tarde, se ordenó sacerdote y fue elegido obispo de Tours. Fue un
modelo de buen pastor, trabajó en la formación del clero, evangelizó a los
pobres y extendió el monacato en las Galias.
Murió el año 397.
12 NOVIEMBRE
Santos:Josafat, obispo y mártir; Millán (Emiliano) de la Cogolla,
Adalberto, Arsacio, Teódulo, Nilo el Sinaíta, confesores; Aurelio, Publio,
Benedicto, Isaac, Mateo, Cristiano, mártires; Benigno, Renato, Cuniberto,
Esiquio, Rufo, Livino, Leodegario, obispos; Cumián, abad; Paterno, monje.
12 de Noviembre
San Josafat, mártir (1580-1623)
El Cisma de Oriente fue en Julio del 1054. Rusia y las regiones a ella
sometidas fueron adhiriéndose al cisma en el decurso del siglo XV. La
unión de los rutenos con Roma tuvo lugar a fines del siglo XVI (1595-
1596), justo cuando Juan —que así se llamaba el santo— tenía unos 15
años. Había nacido en Vlodimir (Volinia) el año 1580, en el seno de una
familia noble. Se bautizó en la Iglesia bizantina separada de Roma.
Pasa a Vilna a formarse y, como es aficionado a la lectura y toma sus
preferencias por los temas religiosos, conoció la verdad católica y se
adhirió a ella, aunque en Vilna, eran aún pocos los unidos a Roma. Desde
este descubrimiento van aumentando en él los deseos de que su pueblo
abrace la unión con Roma, heredera de la fe y autoridad de Pedro sobre la
que Cristo fundó su Iglesia.
Decide entrar en el monasterio de San Basilio. Ahora ha cambiado el
nombre, mantiene la "J" de Juan y se llama Josafat. Desea de modo
vehemente la unión de los disidentes con Roma y quiere dedicar todos sus
esfuerzos a esta tarea. Vive con mortificación intensa y mucha oración.
Se ordena sacerdote. Por su celo, unos le llaman "el azote de los herejes" y
otros "el raptor de almas". Los disidentes fanáticos urden tramas contra él;
alguna vez la abofetean. Ejerce el ministerio en varias poblaciones:
Zyrowiecz, Byten y Pinsk. Reanima las casas de la Orden y queda
sólidamente restablecidos los monasterios de monjas y monjes basilianos.
Nombrado archimandrita de la Santísima Trinidad, de Vilna, en 1614. Por
las pocas vocaciones, hace de todo: gobierno del monasterio, predicador,
confesor, administrador, cantor y visitador de religiosas. Entre los jóvenes
busca vocaciones para la vida monástica. Da impulso unionista en su
monasterio renovado.
Cuando es nombrado, contra su querer, por el Papa Paulo V, Arzobispo de
Polotsk, se hace inconmensurable su celo y caridad en una archidiócesis
infestada por el cisma. En vez de acobardarse ante las dificultades, se
crece: arrecia en penitencia y oración. El ejemplo de su austeridad
conmueve; la primera autoridad eclesiástica vive de tal modo que, en
determinada ocasión, tiene que empeñar su manto episcopal para aliviar a
una viuda necesitada. Entregado a su ministerio pastoral, rehuye
inmiscuirse en política, restaura la catedral, edifica iglesias, erige
monasterios, escribe ilustrando el Primado de Pedro y defiende el
patrimonio de la Iglesia. Su actividad, su fuerza moral y su vida interior
suscita envidias y celos porque la Rusia blanca, rejuvenecida, se está
pasando al lado de Roma.
Hasta tal punto llama la atención lo que está sucediendo en torno a Josafat
que el Patriarca disidente de Jerusalén, Teófanes, viaja de incógnito y
consagra obispos cismáticos en secreto para situarlos en sedes rutenas
unidas ya a Roma con el fin de contrarrestar la actividad exitosa de Josafat.
En Polotsk se sitúa a Melecio Smotricio que recibe el encargo de
entorpecer, disminuir y eliminar si fuera posible la eficiencia unionista de
Josafat. Aumentan las calumnias y las intrigas. Las armas que utiliza el
arzobispo en la presente guerra a muerte entre disidentes y unionistas son la
oración, la humildad sincera, la caridad exquisita y las frecuentes visitas
pastorales para animar a los fieles y alentar a los pusilánimes. En una de
ellas encontrará la muerte. En la que hace a Vitebsk. Aquí se urde una
trama para asesinarlo en su propio domicilio. Un tumulto de mujerzuelas y
populacho enloquecido invade su domicilio donde es lastimosamente
ultrajado, vapuleado y tratado a hachazos; los promotores del alboroto han
sido un presbítero llamado Elías con la complicidad de clérigos cismáticos.
Sacado a rastras a la calle le rematan con dos disparos de lombarda en la
cabeza. Su cuerpo fue arrojado al río Duna atadas sendas piedras a los pies
y a la cabeza. Al cabo de cinco días son rescatados sus restos del agua,
trasladados a la catedral de Vitebsk y poco después a la sede arzobispal de
Polotsk. El arzobispo rival de Josafat, Melecio, una vez convertido, hará
profesión de fe católica en Roma el 26 de Febrero del año 1627 ante el
papa.
La persecución contra la Iglesia Católica y contra Roma en las regiones de
Rusia y Rusia blanca, no es sólo cosa de los siglos XIX y XX. La fe de los
rutenos y ucranianos, dentro y fuera del país, son el puntal más fuerte de la
Iglesia católica oriental unida a Roma y la esperanza del retorno a la unión.
13 NOVIEMBRE
Santos: Leandro, obispo; Diego de Alcalá, Estanilao de Kostka, Arcadio,
Pascasio, Probo, Eutiquiano, Pablito niño, Homobono, confesores; Nicolás
I, papa; Valentín, Soluto, Víctor, mártires; Eugenio, Florido, obispos;
Leoniano, Pascasio, Donato, Everardo, Marcos, abades; Francisca Javier
Cabrini, fundadora.
13 de Noviembre
San Leandro, Obispo († c. 600)
Miembro de una familia hispano-romana de Cartagena, Leandro nació
alrededor del año 549.
Otros tres hermanos suyos llegarían a los altares: Fulgencio, Florentina e
Isidoro.
Tuvo parte en la conversión al catolicismo de san Hermenegildo y luego de
su hermano Recaredo, lográndose con ello la unidad católica de la nación.
Fue Arzobispo de Sevilla y presidió el Concilio III de Toledo (año 589). Su
influencia fue decisiva en el desarrollo y esplendor posterior de la iglesia
hispano-visigoda.
Murió hacia el año 600 y su cuerpo se trasladó a la catedral hispalense.
13 de Noviembre
Diego de Alcalá, religioso (c. 1400-1441)
?Diego de Alcalá nació en San Nicolás del Puerto, Sevilla, hacia el año
1400.
Desde muy joven abrazó la vida eremítica, dedicándose por entero a la
oración y al trabajo.
Posteriormente ingresó en la Orden franciscana, como hermano lego, y
desempeñó con toda humildad los oficios más sencillos.
En 1441 partió como misionero a las Islas Canarias y en 1450 se trasladó a
Roma, donde con su oración curó a muchos enfermos de peste. Finalmente
regresó a España.
Falleció el 12 de noviembre de 1463 en Alcalá de Henares, donde se
veneran sus reliquias.
14 NOVIEMBRE
Santos: José Pignatelli, Adeltrudis, Alberico, Andrónico, confesores;
Antigio, Hipapcio, Jocundo, Vitón, Venerando, obispos; Clementino,
Teódoto, Filomeno, Demetrio, Serapión, mártires; Trahamunda de
Pontevedra.
14 de noviembre
José Pignatelli, confesor (1767-1811)
Santo español de la ilustre familia Pignatelli uno de cuyos vástagos fue
elevado al mismísimo puesto de sucesor de Pedro en la persona del
Pontífice Inocencio XII y cuyas raíces se hunden en la historia hasta rayar
la leyenda.
Nació en Zaragoza, el 27 de Diciembre del año 1737. Su padre D. Antonio,
de la familia de los duques de Monteleón, y su madre Doña María
Francisca Moncayo Fernández de Heredia y Blanes. Fue el séptimo de
nueve hermanos. Pasa la niñez en Nápoles y su hermana María Francisca
es, a la vez que hermana, madre, puesto que perdió la suya cuando tenía
José cuatro años.
Se forma entre Zaragoza, Tarragona, Calatayud y Manresa, primero en el
colegio de los jesuitas y luego haciendo el noviciado, estudiando filosofía y
cursando humanidades. Reside en Zaragoza, ejerciendo el ministerio
sacerdotal entre enseñanza y visitas a pobres y encarcelados, todo el tiempo
hasta que los jesuitas son expulsados por decreto de Carlos III, en 1767.
Civitacecchia, Córcega, Génova, los veinticuatro años transcurridos en
Bolonia (1773-1797) dan testimonio del hombre que les pisó, sabiendo
adoptar actitudes de altura humana con los hombres, y de confianza
sobrenatural con Dios.
La Orden de San Ignacio ha sido abolida en 1773, sus miembros
condenados al destierro y sus bienes confiscados. El último General,
Lorenzo Ricci, consume su vida en la prisión del castillo de Sant’ Angelo.
Sólo quedan jesuitas con reconocimiento en Prusia y Rusia. Allí tanto
Federico como Catalina han soportado las maniobras exteriores y no han
publicado los edictos papales, aunque la resistencia de Federico no se
prolongará más allá del año 1776. Queda como último reducto la Compañía
de Rusia con un reconocimiento verbal primero por parte del Papa Pío VI y
oficial después con documento del Papa Pío VII. José de Pignatelli
comprende que la restauración legal de la Compañía de Jesús ha de pasar
por la adhesión a la Compañía de Rusia. Renueva su profesión religiosa en
su capilla privada de Bolonia.
No verá el día en que el Papa Pío VII restaure nuevamente la Compañía de
Jesús en toda la Iglesia, el día 7 de Agosto de 1814, pero preparará bien el
terreno para que esto sea posible en Roma, en Nápoles, en Sicilia. Formará
a nuevos candidatos, reorganizará a antiguos jesuitas españoles e italianos
dispersos y buscará nuevas vocaciones que forzosamente han de adherirse,
como él mismo, a la Compañía de Rusia. Esta labor la realizará mientras es
consejero del duque de Parma, don Fernando de Borbón nieto de Felipe V,
y como provincial de Italia por nombramiento del vicario general de Rusia
Blanca.
En este esfuerzo colosal, muere en Roma el 15 de Noviembre de 1811, en
el alfoz del Coliseo.
Estuvo convencido el santo aragonés de que, si el restablecimiento de su
Orden era cosa de Dios, tenía que pasar por el camino de la tribulación, del
fracaso, de la humillación, de la cruz, de la vida interior que no se
presupone sin humildad, sin confianza.
15 NOVIEMBRE
Santos: Alberto Magno, obispo y doctor, patrono de industrias químicas,
droguerías, plásticos, etc.; Eugenio, Félix, Evodio, Escutario, Armentario,
Aurelio, Benigno, Flaviano, Macuto, Leotadio, obispos; Leopoldo,
confesor; Abibo, Segundo, Fidenciano, Varico, mártires.
15 de Noviembre
San Alberto Magno, Obispo y Doctor de la Iglesia (c. 1206-1280)
Nació por el año 1206 en Lauingen (Alemania), cerca del Danubio.
Estudió en Padua y en París.
Se hizo dominico.
Ejerció el profesorado con mucho éxito en varios lugares desarrollando una
impresionante labor intelectual.
Ordenado obispo de Ratisbona, puso gran empeño en lograr la concordia
entre sus contemporáneos, llevando a buen puerto misiones de paz. Su
producción literaria es importante en el campo de la filosofía y teología y
también en el de las ciencias naturales.
Murió en Colonia el año 1280.
16 NOVIEMBRE
Santos: Margarita de Escocia, reina; Gertrudis, Inés, Balsamia, Elpidio,
Marcelo, Emilión, Eustoquio, confesores; Eurquerio, Fidencio, Edmundo,
obispos; Marino, Segundo, Frontón, Rufino, Marcos, Valerio, mártires;
Otmaro, abad; Patrocinio, eremita; Roque González y Compañeros
Mártires.
16 de noviembre
Santa Margarita de Escocia, reina esposa y madre de familia (c. 1046-1093)
De estirpe regia y de santos. Por parte de padre emparenta con la realeza
inglesa y por parte de madre con la de Hungría. Los santos son, por parte
de padre, san Eduardo —llamado el "Confesor"— que era su bisabuelo y,
por parte de madre, san Esteban, rey de Hungría.
Nació del matrimonio habido entre Eduardo y Agata, en Hungría, con fecha
difícil de determinar. Su padre nunca llegó a reinar, porque al ser llamado
por la nobleza inglesa para ello, resulta que el normando Guillermo el
Conquistador invade sus tierras, se corona rey e impone el juramento de
fidelidad; al poco tiempo murió Eduardo de muerte natural.
Pero esta situación fue la que hizo que Margarita llegara a ser reina de
Escocia por casarse con el rey. Su madre había previsto y dispuesto que la
familia regresara al continente al quedarse viuda tras la muerte de su
esposo y, bien sea por necesidad de puerto a causa de tempestades, bien por
la confianza en la buena acogida de la casa real escocesa, el caso es que
atracaron en Escocia y allí se enamoró el rey Malcon III de Margarita y se
casó con ella.
Es una mujer ejemplar en la corte y con la gente paño de lágrimas. Se la
conoce delicada en el cumplimiento de sus obligaciones de esposa;
esmerada en la educación de los hijos, les dedica todo el tiempo que cada
uno necesita; sabe estar en el sitio que como a reina le corresponde en el
trato con la nobleza y asume responsabilidades cristianas que le llenan el
día. Señalan sus hagiógrafos las continuas preocupaciones por los más
necesitados: visita y consuela enfermos llegando a limpiar sus heridas y a
besar sus llagas; ayuda habitualmente a familias pobres y numerosas;
socorre a los indigentes con bienes propios y de palacio hasta vender sus
joyas. Lee a diario los Libros Santos, los medita y lo que es mejor ¡se
esfuerza por cumplir las enseñanzas de Jesús! De ellos saca las luces y las
fuerzas. De hecho, su libro de rezos, un precioso códice decorado con
primor —milagrosamente recuperado sin sufrir daño del lecho del río en
que cayó— se conserva en la biblioteca bodleiana de Oxford (Inglaterra).
También se ocupó de restaurar iglesias y levantar templos, destacando la
edificación de la abadía de Dunferline.
Puso también empeño en eliminar del reino los abusos que se cometían en
materia religiosa y se esforzó en poner fin a las abundantes supersticiones;
para ello, convocó concilios con la intención de que los obispos
determinaran el modo práctico de exponer todo y sólo lo que manda la
Iglesia y las enseñanzas de los Padres.
"Gracias, Dios mío, porque me das paciencia para soportar tantas
desgracias juntas". Esta fue su frase cuando le comunicaron la muerte de su
esposo y de su hijo Eduardo en una acción bélica. Fue cuando marcharon a
recuperar el castillo de Aluwick, en Northumberland, del que se había
apoderado el usurpador Guillermo. Ella soportaba en aquellos momentos la
larga y penosísima enfermedad que le llevó a la muerte el año 1093, en
Edimburgo.
Es la reina Margarita la patrona de Escocia, canonizada por el papa
Inociencio IV en el año 1250. Pero no pueden venerarse sus reliquias por
desconocerse el lugar donde reposan. Por la manía que tenían los antiguos
de desarmar los esqueletos de los santos, su cráneo —que perteneció a
María Estuardo— se perdió con la Revolución francesa, porque lo tenían
los jesuitas en Douai y, desde luego, no salieron muy bien parados sus
bienes. El cuerpo tampoco se pudo encontrar cuando lo pidió Gelliers,
arzobispo de Edimburgo, a Pío XI, aunque se sabe que se trasladó a España
por empeño de Felipe II quien mandó tallar un sepulcro en El Escorial para
los restos de Margarita y de su esposo.
Aunque les duela esa carencia de reliquias a los escoceses, tienen sin
embargo el orgullo de disfrutar en su historia de las grandes virtudes de una
mujer que supo primar su condición cristiana a su condición de reina. O
mejor, que ser reina no fue dificultad para vivir hasta lo más hondo su
responsabilidad de cristiana. O aún más, supo desde la posición más alta
ser testigo de Cristo. Y eso es mucho en cualquier momento de la Historia.
¿No será la gente como ella los que se llaman pobres de espíritu?
16 de Noviembre
Santa Gertrudis, religiosa cisterciense (1256-1301)
Nació en el año 1256 en Eisleben (Alemania) y, siendo muy joven, ingresó
en el Císter de Helfta donde adquirió una exquisita formación filosófica,
cultural y artística.
En estos primeros años de monasterio, su vida espiritual fue débil y
lánguida.
Después de una profunda conversión, se dejó introducir por Dios en los
caminos de la contemplación y penitencia. Nos ha legado una literatura
teológico-mística de gran valor espiritual.
Murió en el año 1301.
17 NOVIEMBRE
Santos: Santa Isabel de Hungría, patrona de Bellas Artes y de la Asociación
Nacional de Manicuras.
Gregorio Taumaturgo, Dionisio, Hugo, Aniano, Gregorio de Tours,
obispos; Acisclo, Victoria, Amón, Alfeo, Zaqueo, Diófilo, Matrona, Tecla,
Heraclia, mártires; Eugenio, doctor; Ilda, abadesa.
17 de Noviembre
Santa Isabel de Hungría (1207-1231)
Nació el año 1207.
Era hija de Andrés, rey de Hungría.
Se casó muy joven con Luis, landgrave de Turinga, del que tuvo tres hijos.
Vivió como ejemplar esposa y madre de familia, distinguiéndose por su
intensa piedad y penitencia.
Después de la muerte de su esposo, sufrió mucho al defender los derechos
de su hijo mayor. Zanjados estos asuntos, se dedicó por entero a servir con
humildad a los más pobres y necesitados. Erigió un hospital en el que ella
misma servía a los enfermos.
Murió, todavía muy joven, en Marburgo el año 1231.
18 NOVIEMBRE
La Dedicación de las Basílicas de S. Pedro y S. Pablo.
Santos: Máximo, obispo; Tomás, monje; Román, Bárula, Esiquio, Luciano,
Carterio, mártires; Orículo, confesor; Odón, Teofredo, abades; María
Gabriela de Hinojosa Naveros y compañeras mártires (beatas).
18 de Noviembre
Dedicación de las Basílicas de los Apóstoles San Pedro y San Pablo
La Basílica de San Pedro en el Vaticano y la de San Pablo en la via
ostiense son los dos templos más importantes de toda la cristiandad y están
edificados respectivamente sobre las tumbas de estos apóstoles.
Recuerdan a todos los cristianos en el mundo que la fe en Cristo se
fundamenta en la predicación fiel del Evangelio y en la sangre de los
primeros discípulos del Señor que supieron ser leales hasta el martirio.
19 NOVIEMBRE
Santos: Crispín, Cado, obispos; Fausto, Feliciano, Exuperio, Severino,
Barlaán, Bajo (Baldo, Baldomero), Dionisio, Agapito, mártires;
Teodomiro, Totón, abades; Abdías, profeta.
19 de Noviembre
Abdías, profeta (Antiguo Testamento)
El libro de Abdías es el más corto de los libros proféticos. Aparte de las
discusiones entre exegetas, parece que se sitúa la vida y escrito de Abdías
en el siglo V antes de Cristo. Esta profecía se desarrolla en dos planos: el
castigo de Edom y el triunfo de Israel en el "Día de Yahvéh" que, como se
sabe, es el día apocalíptico de la justicia de Dios. Ni que decir tiene que los
edomitas son los enemigos de Israel que han aprovechado la ruina de
Jerusalén y han invadido la Judea meridional. Contra su soberbia,
despotismo y engreimiento dirá el Todopoderoso: "Aunque te encumbres
como un águila, y pongas tu nido en las estrellas, de allí te haré bajar... te
cubrirá la vergüenza y serás cercenado para siempre". Todo el libro es un
grito apasionado de venganza que exalta la justicia terrible y el poder de
Yahvéh.
Con todas las matizaciones precisas y, sin sacar de su contexto histórico
este breve escrito veterotestamentario que está suficientemente cumplido
no ya sólo por la acción bélica, conquista y sometimiento de los edomitas
en el año 312 a. C. por parte de los nabateos, sino por toda la ulterior
profundización "del día de Yahvéh" que se sitúa al final de los tiempos,
podría hacer mucho bien a determinadas personas individuales,
colectividades y naciones la lectura reposada de los 21 versos que contiene
la inspiración de Abdías puesta por escrito para tomar el pulso a sus
responsabilidades propias. Porque a la postre, guste o no, será Dios mismo
quien "mida" a cada cual en "su Día" e importa mucho no encontrarse
"falto de peso".
Como reclamaba justicia divina el ultraje que sufría Israel —el pueblo de
Dios— en el tiempo de esta profecía, hoy siguen postulando la misma
justicia cantidad innumerable de ultrajes cuyos responsables habrán de
responder en el "Día de Yahvéh". ¿No estarán llegando a los oídos de Dios
los gritos de los millones de famélicos que hay en el mundo? ¿Y los de las
víctimas de quienes promueven las guerras? ¿Y las quejas de los
ignorantes? ¿Desoirá Dios el quejido mudo de los no-nacidos porque se les
privó aberrantemente de su primer derecho con el aborto? ¿Tendrá sordera
Dios para las protestas de los que soportan leyes inicuas? ¿Se habrá tapado
los oídos para no escuchar la indecible algarabía que forman los lamentos
de los parados, de los sin-techo, de los que contemplan el despilfarro
irresponsable de otros?
Yahvéh sigue hoy viendo a los prepotentes, a los que explotan, a los que
impulsan al destierro, a los que hacen trata de blancas, a los orgullosos y a
los soberbios, a los que calumnian, a los que causan el desprecio, a los que
insultan y maldicen, a los que humillan, a los que roban lo ajeno... y a los
que se venden por dinero.
Todo "machacado" por la malicia del hermano vive en tierra suya, habita
en su dominio, le pertenece ¡Es su pueblo!
¡Gracias, Abdías, tú fuiste bueno y avisaste a tiempo!
20 NOVIEMBRE
Santos: Félix de Valois, fundador de los Trinitarios; Doro, Hipólito,
Nersas, Silvestre, Simplicio, Benigno, obispos; Beltrán, abad; Edmundo,
rey; Sapor, Ampelo, Cayo, Adventor, Octavio, Solutor, Eustasio, Tespesio,
Anatolio, Ciriaco, mártires; Jerónimo, eremita; Gennadio, patriarca.
20 de Noviembre
Edmundo, rey (841-870)
Offa es rey de Estanglia. Un buen día decide pasar el último tramo de su
vida haciendo penitencia y dedicándose a la oración en Roma. Renuncia a
su corona a favor de Edmundo que a sus catorce años es coronado rey,
siguiendo la costumbre de la época, por Huberto, obispo de Elman, el día
de la Navidad del año 855.
Pronto da muestras de una sensatez que no procede sólo de la edad. Es
modelo de los buenos príncipes. No es amigo de lisonjas; prefiere el
conocimiento directo de los asuntos a las proposiciones de los consejeros;
ama y busca la paz para su pueblo; se muestra imparcial y recto en la
administración de la justicia; tiene en cuenta los valores religiosos de su
pueblo y destaca por el apoyo que da a las viudas, huérfanos y necesitados.
Reina así hasta que llegan dificultades especiales con el desembarco de los
piratas daneses capitaneados por los hermanos Hingaro y Hubba que
siembran pánico y destrucción a su paso. Además, tienen los invasores una
aversión diabólica a todo nombre cristiano; con rabia y crueldad saquean,
destruyen y entran al pillaje en monasterios, templos o iglesias que
encuentran pasando a cuchillo a monjes, sacerdotes y religiosas. Una
muestra es el saqueo del monasterio de Coldinghan, donde la abadesa santa
Ebba fue degollada con todas sus monjas.
Edmundo reúne como puede un pequeño ejército para hacer frente a tanta
destrucción pero no quiere pérdidas de vidas inútiles de sus súbditos ni
desea provocar la condenación de sus enemigos muertos en la batalla.
Prefiere esconderse hasta que, descubierto, rechaza las condiciones de
rendición por atentar contra la religión y contra el bien de su gente. No
acepta las estipulaciones porque nunca compraría su reino a costa de
ofender a Dios. Entonces es azotado, asaeteado como otro san Sebastián,
hasta que su cuerpo parece un erizo y, por último, le cortan la cabeza que
arrojan entre las matas del bosque.
Sus súbditos buscaron la cabeza para enterrarla con su cuerpo, pero no la
encuentran hasta que escuchan una voz que dice: "Here", es decir, "aquí".
Este piadosísimo relato tardío colmado de adornos literarios en torno a la
figura del que fue el último rey de Estanglia exaltan, realzan y elevan la
figura de Edmundo hasta considerarlo mártir que, por otra parte, llegó a ser
muy popular en la Inglaterra medieval. Sus reliquias se conservaron en
Bury Saint Edmunds, en West Sufflok, donde en el año 1020 se fundó una
gran abadía.
21 NOVIEMBRE
La Presentación de Nuestra Señora.
Santos: Gelasio I, papa; Mauro, Pápolo, obispos; Alejandro, Rufo, Romeo,
confesores; Basilio, Auxilio, Saturnino, Celso, Clemente, Honorio,
Demetrio, Heliodoro, Eutiquio, Esteban, mártires; Digain, rey; Columbano,
monje.
21 de Noviembre
La Presentación de la Santísima Virgen
Según una antiquísima tradición la Virgen María, siendo niña, hizo una
"dedicación" de sí misma a Dios, presentándose en el Templo de Jerusalén,
movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena desde su
Concepción Inmaculada.
De este modo, Dios la preparaba interiormente al cumplimiento fiel y
amoroso de la futura misión de Madre de Jesucristo y de los hombres a que
estaba destinaba.
22 NOVIEMBRE
Santos: Cecilia, virgen y mártir; Filemón, Apfías, Columbano, Ultán,
confesores; Agapión, Sisinio, Agapio, Julián, Demetrio, Ulberto, Marcos,
Esteban, Mauro, mártires; Pragmacio, obispo; Daniel, Sabiniano, abades;
Eugenia, Trigida, abadesa de Oña.
22 de Noviembre
Santa Cecilia, virgen y mártir († s. III )
La antigüedad de su martirio y la amplitud de su recuerdo hicieron que su
nombre esté presente en el canon de la Misa. También por este motivo, son
numerosas las dedicaciones de templos a su nombre y puestos bajo su
protección.
Lo extraño es que a pesar de tanta y tan notoria devoción se sepa tan poco
de su vida; y digo saber, porque lo que nos ha llegado contado sobre su
martirio en la "pasión", escrita muy tardíamente (s. VI), no es fiable desde
el punto de vista histórico.
Suelen presentarla como perteneciente a una familia ilustre, de la nobleza
romana, del linaje de los Cecilios, anteriores a Cristo y emparentados con
Metelos y Pomponios. A Cecilia le señalan como antepasadas a Caya
Cecilia y a Cecilia Metea, sin que en realidad sean estos datos
demostrables; colocarla dentro de la flor y nata de los patricios romanos
podría deberse al vivo deseo de ensalzar la figura de la santa o a la
necesidad de cubrir la ausencia de datos con una mera posibilidad.
Dicen que se quedó huérfana desde pequeña, que la instruyó en la fe el
obispo Urbano y que se bautizó a los trece años. La presentan los escritos
dedicada a la oración, con obras de penitencia y asistiendo a los oficios de
culto sin remilgos ni disimulos, aunque los tiempos no estaban para
muchos aspavientos. ¡Qué otra cosa podían hacer los dados a la hagiografía
si tienen que hablar de la vida de una santa y no disponen de materiales que
le sirvan para su intento! Es lógico que apliquen a su figura todas las
virtudes que son concebibles en su vida cristiana y quizá también deseen
hablar de las que deberían tener los lectores de su vida para sentirse
animados a su imitación. Se muestran extremadamente explícitos en hacer
mención de la generosidad que Cecilia demostraba con las colas de pobres
que se acercaban a la puerta de su casa en la Vía Apia donde siempre había
un plato de sopa caliente y unas limosnas. Y aún son más las alabanzas a la
santa cuando se explayan en poner de relieve la radicalidad de su fe hasta el
punto de formular en su temprana edad un voto de castidad que puso bajo
la custodia de su Ángel.
Lo sorprendente para el hombre de nuestro tiempo tan refinado y culto es
que contrajo matrimonio con Valeriano y fue en la misma noche de bodas,
después de las capitulaciones matrimoniales, cuando manifestó a su esposo
el voto de virginidad que había hecho y lo importante que era respetarlo
porque era nada menos que su ángel quien la defendería ante cualquier
atropello. Pero lo más insólito del caso es que Valeriano -mucho debía
amarla- no se sintiera defraudado por tal planteamiento y aceptara la
condición de buen grado.
Valeriano y su hermano Tiburcio son dos mártires bien documentados en la
iglesia de Roma. Se convirtieron del paganismo a la fe y dieron su vida por
ella. Igual que Cecilia que fue condenada a muerte por decapitación,
probablemente en tiempos de Marco Aurelio, sin que los primeros golpes
de hacha sobre su cuello le llegaran a hacer daño.
Tampoco se sabe muy bien de dónde le viene a la santa su patronazgo
sobre la música ni su protección a los amantes de las corcheas. ¿Sería por
aquello de que "cantaba a Dios en su corazón"? Eso es lo que sucede cada
vez que se reza a Dios con toda el alma. Quizá alguien, al leerlo en su
passio, llegó a pensar en Cecilia, soprano acompañada de instrumentos
musicales, y luego se decidió a divulgar la figura pintándola con su órgano.
Aunque no siempre fue así; Stefano Maderna, artista no muy conocido,
esculpió la figura de santa Cecilia en mármol de Carrara, haciendo una
estatua yacente, con las manos entrelazadas, mostrando una el dedo índice
y la otra tres, simbolizando la fe inquebrantable en la unidad divina y en la
trinidad de personas. En el altar mayor de la iglesia de su nombre, en el
Trastévere romano, puede contemplarse la efigie junto a las reliquias
milagrosas de la santa.
Como Cecilia ya trasciende el tiempo y está por encima de los defectos
humanos que ella sabe comprender y disculpar, atenderá la súplica de los
aún viandantes para formar parte un día del maravilloso coro del cielo, sin
importarle mucho que seamos sordomudos, tengamos mal oído o no
seamos capaces de disfrutar del pentagrama.
23 NOVIEMBRE
Santos: Clemente I, papa y mártir; Columbano s.; Lucrecia, Felícitas y 7
hijos, mártires; Sisinio, Gregorio, obispos; Guido, abad; Anfiloquio,
Asclepiodoro, Trudón, Heleno, confesores; Faletro, abad; Raquel, beata;
Miguel, Agustín, beato y mártir.
23 de Noviembre
Clemente I , papa († c.a. 97)
La comunidad cristiana de Corinto, radicada en una de las ciudades más
cosmopolitas, dio -mezclados con muchas alegrías-, algunos motivos de
preocupación; ya en tiempos del apóstol Pablo que adoctrinó a los primeros
hubo problemas con algunos cristianos que perdían su fuerza por la boca y
se mostraron indisciplinados. Años después se repitió la historia de los
carismáticos que no aceptaban someterse a la autoridad de los legítimos
pastores. El papa Clemente tuvo que intervenir en esos episodios poco
agradables, molestos y preocupantes; era preciso corregir la desunión y
evitar el peligro cismático.
Clemente I, obispo de Roma durante diez años, mandó a aquellos fieles una
espléndida carta que llevaron Claudio Efebo, Valerio y Fortunato. Está
escrita en griego, que era entonces el idioma oficial, y transportaba a
Corinto la paternal recomendación de practicar la caridad fraterna. No
figura en el escrito el nombre de su autor, pero el análisis interno induce a
pensar casi con certeza que el autor, al ser obispo y de Roma, debe ser el
papa Clemente, el cuarto papa, tercer sucesor de Pedro, después de Lino y
Cleto, por eso se le atribuye con toda probabilidad. De hecho, así lo
entendieron Eusebio de Cesarea que califica la carta como "universalmente
admitida, larga y admirable", Orígenes y el resto de los escritores
eclesiásticos.
Clemente está incluido en el Canon de la Misa y aparece mencionado en
los antiguos calendarios.
Algunas Actas legendarias -con toda probabilidad falsas- lo presentan
emparentado con la familia imperial, como si fuera primo de Domiciano, o
pariente de aquel Flavio Clemente al que mandó matar el emperador por el
crimen de "ateísmo". Otros testimonios aducen su condición de liberto de la
casa Flavia; unos afirman que procedía del paganismo, mientras que otros
lo presentan con ascendencia judía. Hay quien lo quiere identificar con el
homónimo mencionado por al Apóstol Pablo en la carta a los filipenses
como colaborador suyo, y hasta afirma alguno más que fue convertido en
Roma por la predicación de Pedro.
Sea como fuere, a través del escrito se ve la fina figura de un papa
conocedor del Antiguo y Nuevo Testamento y bien experimentado en el
espíritu de oración. Habla de forma arrebatada de la fe, origen de la
disposición humilde de donde nace la aceptación de la autoridad; expone -
con la seguridad que dan las disposiciones divinas y no las componendas
humanas- la existencia de la autoridad jerárquica proveniente de la
voluntad fundacional de Cristo, y llama a la comunidad universal de los
creyentes "cuerpo de Cristo" y "rebaño"; no falta el recurso a la "tradición
recibida" para llegar a la concordia de la fe y recuperar la paz.
Es admirable descubrir con nitidez la conciencia de su autoridad y de su
obligación universal al intervenir en uno de los primeros conflictos, en
virtud de su suprema autoridad. Con tono dignísimo y de gran solicitud
paternal, Roma ordenó y fue obedecida.
La carta se considera tan autorizada por los destinatarios que sesenta años
más tarde aún se leía a los fieles, en la asamblea dominical, según consta
por testimonio de Dionisio de Corinto.
Párrafos de la carta de Clemente dan a entender que se escribió al finalizar
una de las persecuciones, probablemente la de Domiciano, emperador al
que el poder lo cambió inesperadamente de pacífico a cruel.
Clemente murió mártir al final del siglo I.
En torno a su muerte tampoco falta el relato imaginativo de las actas tardías
(s. IV) configuradas con una frondosa literatura que intenta realzar la figura
del santo. Suponen que el emperador Trajano le desterró al Quersoneso, en
Crimea, condenándole a trabajos forzados en una cantera, por negarse a dar
culto a los ídolos. La leyenda referirá abundancia de hechos prodigiosos
como el haber sido arrojado al agua en el mar Negro con un ancla atada a
su cuello; pero un ángel enviado por Dios hizo en el fondo del mar un
magnífico sepulcro de mármol; cada aniversario de su muerte podían los
fieles visitarlo a pie seco y cuando una madre olvidó en una ocasión allí a
su hijo, lo encontró al año siguiente vivo.
El ancla que está presente en su iconografía más bien nos sugiere la firmeza
de la fe y la seguridad de la unidad de las que fue Clemente eminente
campeón con su enérgica defensa al mantener el principio de la autoridad
primacial de la sede romana. En medio de las persecuciones, es el obispo
de Roma la indiscutible voz suprema del magisterio.
23 de Noviembre
Santa Lucrecia, mártir (c. 281 y 313)
Según el Martyrologium Usuardi († 877) aparece distinta de su homónima,
compañera de S. Eulogio de Córdoba, celebrada en las "Kalendas Junii", el
23 de Noviembre.
El Martyrologium Romanum dice que sufrió martirio en la persecución de
Diocleciano, bajo "Daciano praeside".
En otros tiempos fue muy venerada en la ciudad, donde tenía una basílica
dedicada, según el autor de las "Vitas Sanctorum Patrum Emeritensium",
Doctor D. Aquilino Camacho.
No se ha identificado en la ciudad de Mérida la iglesia de la santa. Es
posible que esté en el recinto de la alcazaba árabe. Para Moreno de Vargas
es posible que fuera la ermita de la advocación de Nuestra Señora de
Loreto, existente en su época.
Su devoción se extendió a la región de Bráccara, apareciendo en los
censales de algunas parroquias. Su culto no se restablece después de la
reconquista.
23 de Noviembre
San Columbano, Abad († 615)
Nació en la primera mitad del siglo VI, en Irlanda, y recibió una esmerada
formación en ciencias sagradas y profanas.
Se hizo monje. Fundó varios monasterios en Francia, Alemania, Suiza e
Italia que gobernó con una rígida disciplina de austeridad que está descrita
en las diversas reglas que para ellos escribió.
Murió el año 615, en el monasterio de Bobbio, después de haber llevado
una vida ejemplar como cristiano y como religioso.
24 NOVIEMBRE
Santos: André Kim, Dung-Lac y compañeros mártires de Corea,
Crisógono, Alejandro, Flora y María, Fermina, Crescenciano, mártires;
Bálsamo, Porciano, abades; Hermógenes, Colman, Flaviano, Hoardón,
Protasio, Leonino, obispos; Menefreda, virgen; Marino, monje; Román,
presbítero.
24 de Noviembre
Flora y María († 851)
Los martirologios de Adón, Usuardo, Maurolico, del obispo Equilino y el
Romano hacen memoria de estas dos vírgenes mártires de Córdoba lo que
hace pensar en la repercusión que debió tener el doble martirio en toda la
España del siglo IX y explicar la rápida difusión de su culto.
Flora es hija de madre cristiana y padre musulmán. Fue educada por su
madre desde pequeña en el amor a Jesucristo y aprendió de sus labios el
valor relativo de las cosas de este mundo. Tiene un hermano —musulmán
fanático— que la denuncia como cristiana en la presencia del cadí. Allí es
azotada cruelmente para hacerla renegar, pero se mantiene firme en la fe. El
cadí la pone bajo la custodia de su hermano que ahora tiene el encargo de la
autoridad para hacerla cambiar de actitud. Soporta todas las vejaciones y
ultrajes a que la somete su hermano siempre con la intención de pervertirla.
María es hija de cristianos que han puesto a su hijo Walabonso bajo la
custodia de un sacerdote con el encargo de educarlo en un monasterio;
mientras ella entra en el cenobio de Cuteclara. Muerto mártir su hermano,
se dirige ahora a la iglesia de san Acisclo después de haber tomado una
firme resolución.
Las dos jóvenes coinciden a los pies de san Acisclo. El saludo de la paz les
ha facilitado abrirse mutuamente las almas y se encuentran en comunión de
sentimientos, deseos y resoluciones. Se juran amistad para siempre, una
caridad que dura hasta el Cielo.
Se encaminan con valentía al palacio del cadí y hacen ante él pública
profesión de fe cristiana.
Encarceladas junto con prostitutas y gente de mal vivir, son condenadas por
los jueces a morir decapitadas, no sin el consuelo, ánimo y bendición de
san Eulogio que las conoció. Hecha la señal de la cruz, primero será la
cabeza de Flora la cortada por el alfanje, después rueda la de María. Sus
cuerpos quedan expuestos, para disuasión de cristianos y demostración de
poder musulmán, a las aves y los perros. Al día siguiente los arrojaron al
Guadalquivir.
Sus cabezas se depositaron en la iglesia de san Acisclo.
25 NOVIEMBRE
Santos: Moisés, presbítero; Audencio, Difánog, Erasmo, Finán, Jocunda,
Pasarión, confesores; Catalina, Mercurio, Maurino, mártires.
25 de Noviembre
Catalina de Alejandría, virgen y mártir († s. IV)
?La veneración de los restos de santa Catalina en el monte Sinaí y la
celebridad del monasterio ortodoxo que lleva su nombre y que los guarda
ha hecho que casi haya disminuido la figura del mismo Moisés. Se la
venera tanto en Oriente como en Occidente. Los aficionados al saber la
tienen como patrona.
Nada sabemos con certeza histórica del lugar y fecha de su nacimiento. La
historia nos tiene velado el nombre de sus padres. Los datos de su muerte,
según la "passio", son tardíos y están pletóricos de elementos espureos. Por
esto, algún historiador ha llegado a pensar que quizá esta santa nunca haya
existido. Así, Catalina de Alejandría sería un personaje aleccionador salido
de la literatura para ilustrar la vida de los cristianos y estimularles en su
fidelidad a la fe. De todos modos es seguro que la fantasía ha rellenado los
huecos en el curso del tiempo.
Se la presenta como una joven de extremada belleza y aún mayor
inteligencia. Perteneciente a una familia noble. Residente en Alejandría.
Versada en los conocimientos filosóficos de la época y buscadora
incansable de la verdad. Movida por la fe cristiana, se bautiza. Su vida está
enmarcada en el siglo IV, cuando Maximino Daia se ha hecho Augusto del
Imperio de Oriente. Sí, le ha tocado compartir el tiempo con este "hombre
semibárbaro, fiera salvaje del Danubio, que habían soltado en las cultas
ciudades del Oriente", según lo describe el padre Urbel, o, con términos de
Lactancio, "el mundo para él era un juguete". Recrimina al emperador su
conducta y lo enmudece con sus rectos razonamientos. Enfrentada con los
sabios del imperio, descubre sus sofismas e incluso se convierten después
de la dialéctica bizantina. Aparece como vencedora en la palestra de la
razón y vencida por la fuerza de las armas en el martirio de rueda con
cuchillas que llegan a saltar hiriendo a sus propios verdugos y por la espada
que corta su cabeza de un tajo.
Sea lo que fuere en cuanto se refiere a la historia comprobable, lo cierto es
que la figura de nuestra santa lleva en sí la impronta de lo recto y sublime
que es dar la vida por la Verdad que con toda fortaleza se busca y una vez
encontrada se posee firmemente hasta la muerte. Esto es lo que atestigua la
tradición, la leyenda y el arte.
¡Que bien nos vendrían hoy unas cuantas Catalinas que sepan ser mártires
por la Verdad que es lo mismo que ser de Él testigos!
26 NOVIEMBRE
Santos: Silvestre, abad y fundador; Siricio, papa; Leonardo de Puerto
Mauricio, Magnancia, Máxima, Básolo, Justo, Gregorio, confesores;
Marcelo, Nicandro, mártires; Amador, Conrado, Sebaldo, obispos;
Gaudencio, patriarca; Martino, monje; Alipio, estilita; Estiliano, anacoreta;
Juan Berchmans.
26 de Noviembre
Leonardo de Porto Maurizio, religioso (1676-1751)
Paolo-Girolamo de Casa-Nuova, genovés, vivió en el siglo XVIII, siglo de
la Ilustración, racionalista, frívolo y de decadencia en el que la piedad
cristiana languidece atenazada por el jansenismo frío e hipócrita. A las
ideas de su contemporáneo Voltaire él —sin conocerlo— presentará el
testimonio de una praxis santa.
Nació en la Riviera italiana, el 20 de diciembre de 1676, en Porto Maurizio.
Estudió en Roma en el Colegio Romano y frecuenta el Oratorio felipista
donde recibe una sólida formación acompañado espiritualmente por el P.
Caravita.
Toma el hábito franciscano en 1697 y se ordena sacerdote en 1702.
Le encargan enseñar filosofía pero una grave enfermedad pulmonar lo tiene
apartado de actividad por cinco años. Según lo pensó siempre Leonardo,
fue la Virgen quien le curó de su tisis. Después recomienza la actividad.
Participa en la reforma de la Orden franciscana propiciando la observancia
estricta en toda su pureza. La intimidad con Jesucristo y la penitencia son
los pilares donde se apoya su vida centrada en la Eucaristía.
Las misiones populares son un capítulo aparte en la actividad apostólica
hacia fuera aprovechando el tiempo que le ha regalado Nuestra Señora.
Emplea un lenguaje inusitado en aquella época de ridículo barroquismo y
de oratoria despersonalizada en la predicación; su modo de decir es
sencillo, directo e inteligible; llega a los oyentes y penetra en las almas que
la gracia del Espíritu Santo remueve hacia una conversión. El contenido es
de peso: la Pasión de Jesucristo —vivida de modo popular con el Via-
Crucis que tanto divulgó—, los novísimos, la gravedad del pecado, el
escándalo, la crítica irónica del galanteo que prima en el siglo morboso y
sensual. Con los pecadores es comprensivo, sereno, jovial y benigno. El fin
principal al que tiende siempre la misión es una buena confesión.
Alterna las misiones de cada ciudad con charlas al clero y ejercicios
espirituales a religiosas.
En sus cuarenta y cuatro años de misionero ambulante recorre incansable,
con los pies descalzos, el norte y centro de Italia. Han sido más de
trescientas misiones predicadas entre las que sobresalen por su intensidad y
fruto las de Roma de 1740, en el Jubileo extraordinario, y en 1750, en el
Año Santo.
Muere este "gran cazador del Paraíso", como le llama su amigo el papa
Benedicto XIV, el 26 de Noviembre de 1751 en el convento de san
Buenaventura, en Roma, que guarda sus reliquias.
No es extraño que un hombre de esta talla haya sido nombrado patrono de
los sacerdotes que se dedican a predicar misiones populares.
27 NOVIEMBRE
Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa.
Santos: José de Calasanz, Patrono del Magisterio Español. Acacio,
Apolinar, Barlaán, Gustano, Josafat, confesores; Desiderio, Sigfredo,
Valeriano, Virgilio, obispos; Facundo, Primitivo, Jacobo, Irenarco,
Máximo, Oda, mártires; Edvoldo, eremita.
27 de Noviembre
La Medalla Milagrosa
La primera aparición de la Medalla Milagrosa tuvo lugar el 27 de
Noviembre de 1830, un sábado víspera del primer domingo de Adviento,
en París, justo en la capilla de la casa central de las Hijas de la Caridad, a
una religiosa llamada Catalina Laboure. El padre Aladel, confesor de la
vidente, fue quien insertó el relato en el proceso canónico siete años más
tarde.
"A las cinco de la tarde, estando las Hijas de la Caridad haciendo oraciones,
la Virgen Santísima se mostró a una hermana en un retablo de forma oval.
La Reina de los cielos estaba de pie sobre el globo terráqueo, con vestido
blanco y manto azul. Tenía en sus benditas manos unos como diamantes,
de los cuales salían, en forma de hacecillos, rayos muy resplandecientes,
que caían sobre la tierra... También vio en la parte superior del retablo
escritas en caracteres de oro estas palabras: ¡Oh María sin pecado
concebida!, rogad por nosotros que recurrimos a Vos. Las cuales palabras
formaban un semicírculo que, pasando sobre la cabeza de la Virgen,
terminaba a la altura de sus manos virginales. En esto volvióse el retablo, y
en su reverso viose la letra M, sobre la cual había una cruz descansando
sobre una barra, y debajo los corazones de Jesús y de María... Luego oyó
estas palabras: Es preciso acuñar una medalla según este modelo; cuantos
la llevaren puesta, teniendo aplicadas indulgencias, y devotamente rezaren
esta súplica, alcanzarán especial protección de la madre de Dios. E
inmediatamente desapareció la visión".
Esta visión se repitió algunas veces, durante la Misa y durante la oración,
siempre en la rue du Bac, de París, cerca de la parada de "Metro" Sèvre-
Babylone, detrás de los grandes almacenes "Au Bon Marché" donde está el
edificio de las Hijas de la Caridad, en la capilla rectangular y sin estilo
definido similar a las miles que existen en las casas religiosas.
¡Oh María sin pecado concebida!, rogad por nosotros que recurrimos a
Vos.
28 NOVIEMBRE
Santos: Santiago de la Marca, Catalina Labouré, Hilario, Quieta. Teodora,
confesores; Acario, Mansueto, Teodoro, Papiniano, obispos; Rufo, mártir;
Sóstenes, discípulo de S. Pablo.
28 de Noviembre
Catalina Labouré, religiosa (1806-1876)
Sus padres tuvieron diecisiete hijos de los que vivieron nueve. Catalina era
la séptima. Nació en Fain-les-Moutiers (Francia), el 2 de Enero del 1806.
Huérfana de madre desde los nueve años, pasó la niñez entre las aves y los
animales de la granja porque tuvo que hacerse cargo de las faenas de la
casa junto con su hermana pequeña Tonina. Dos amas de casa, en una
familia numerosa, que tenían doce y nueve años.
Ella nota el tirón de la vocación a la vida religiosa. Pero —los santos casi
siempre lo tuvieron difícil— tiene que vencer engorrosas y complicadas
dificultades familiares para poder realizarla. Incluso tuvo que trabajar como
criada y camarera en los negocios de dos hermanos mayores suyos durante
algunas temporadas. Lo que pasa es que, cuando Dios llama y uno
persevera, las dificultades se superan.
Ingresó en las Hijas de la Caridad que fundó San Vicente de Paul. El amor
a Dios le lleva a cumplir fielmente las ocupaciones habituales. Se
desenvuelve en la vida sencilla y escondida de una religiosa que tiene por
vocación atender a los que están limitados: asilos, hospitales, manicomios,
hospicios etc., en donde hay enfermos, sufrimiento, camas, cocina, ropas ...
rezos y ¡mucho amor a Dios! Hubiera empleado su vida, como tantas
religiosas santas, sin que su nombre hubiera pasado a las líneas de la
historia, de no habérsele aparecido la Virgen Santísima en el mes de Julio
del 1830 y luego varias veces más. Aún se puede ver, en la rue du Bac, de
París, el sillón de respaldo y brazos muy bajos, tapizado de velludillo rojo
en donde estuvo sentada Nuestra Señora en la primera aparición. Aparte de
otras cosas personales, le pide la Virgen que se grabe una medalla con su
imagen en la que aparezcan unos haces de gracia que se derraman desde
sus manos para bien de los hombres. Luego, esa medalla ha de difundirse
por el mundo. Es el comienzo de la Medalla Milagrosa.
Después pasó su vida desempeñando trabajos escondidos y sin brillo
propios de cualquier religiosa. Nadie supo hasta la muerte de esta monjita
bretona — no muy letrada— el hecho de las apariciones que ella quiso
guardar con el pudor propio de quien conoce la grandeza, las finuras y la
personal delicadeza del amor. Sólo tuvo conocimiento puntual el P. Aladel,
su confesor.
Muere el 31 de Diciembre del 1876. La canonizó el papa Pío XII.
29 NOVIEMBRE
Santos: Saturnino de Tolosa, Bernardo, Roadbobo, Felipe, obispos; Blas,
Demetrio, Paramón, Filomeno, Iluminada, Sisinio, mártires; Gerardo,
Giraldo, abades.
29 de Noviembre
Saturnino de Tolosa, obispo y mártir ( † c. 250)
La ciudad de Toulouse, en el Languedoc francés, muestra con orgullo su
magnífica e impresionante catedral —joya del románico— de Saint-Sernin.
Tiene cinco naves, vasto crucero y un coro deambulatorio con capillas
radiadas.
San Saturnino —nuestro conocido y tantas veces cantado Sanserenín de las
canciones y juegos infantiles— fue el primer obispo de esta parte de la
Iglesia.
No se conoce nada anterior a su muerte. Todo lo que nos ha llegado es
producto del deseo de ejemplarizar rellenando con la imaginación y la
fantasía lo que la historia no es capaz de decir. A partir de unos relatos
probables se suman otros y otros más que lo van adornando como
descendiente de familia romana — el nombre es diminutivo del dios
romano Saturno— culta, adinerada, noble e incluso regia hasta llegar a las
afirmaciones de Cesareo de Arlés que, nada respetuoso con la cronología,
lo presenta candorosamente como oriundo de Oriente, uno más de los
discípulos del Señor, bautizado por Juan Bautista, presente en la última
Cena y en Pentecostés. Ciertamente es el comienzo de la literatura
legendaria.
Lo que consta es que la figura está enmarcada en el siglo III, en tiempos de
la dominación romana, después de haberse publicado, en el año 250, los
edictos persecutorios de Decio, cuando la zona geográfica de Tolosa cuenta
con una pequeña comunidad cristiana pastoreada por el obispo Saturnino
que por no caer en idolatría, quemando incienso a los dioses, sufre el
martirio de una manera suficientemente cruel para que el hecho trascienda
los límites locales y la figura del mártir comience a recibir culto en el
interior de las Galias, en la ribera mediterránea y pase también los Pirineos
hacia España.
En tiempos posteriores, facilita la extensión de esta devoción el hecho de
que el reino visigodo se prolongue hasta España lo que conlleva el
transporte de datos culturales; también el peregrinaje desde toda Europa a
la tumba el Apóstol Santiago en Compostela hace que los andariegos
regresen expandiendo hacia el continente la devoción saturniniana, al ser
Tolosa un punto de referencia clásico en las peregrinaciones, y con ello los
peregrinos entran en contacto con las reliquias del mártir.
El martirologio romano hace su relación escueta en estos términos: "En
Tolosa, en tiempo de Decio, San Saturnino, obispo, fue detenido por los
paganos en el Capitolio de esta villa y arrojado desde lo alto de las gradas.
Así, rota su cabeza, esparcido el cerebro, magullado el cuerpo, entregó su
digna alma a Cristo".
Los relatos siguientes lo presentan atado con cuerdas a un toro que estaba
dispuesto para ser sacrificado y que lo arrastra hasta dejarlo muerto y
destrozado. Dos valientes cristianas —Les Saintes-Puelles— recogen su
cuerpo y lo entierran cerca de la ruta de Aquitania.
El obispo Hilario hizo construir sobre la tumba de su antecesor una
pequeña basílica que reformó san Exuperio en el siglo V y que destruyeron
los sarracenos en el 711. Edificada lentamente durante el siglo XI, la
consagró en papa Urbano II el año 1096 para que, en el 1258, el obispo
Raimundo de Falgar depositara en su coro los restos de san Saturnino.
30 NOVIEMBRE
Santos: Andrés, Apóstol; Cástulo, Maura, Justina, Euprepes, mártires;
Constancio, Saturnino, Troyano, Zósimo, confesores.
30 de Noviembre
San Andrés, Apóstol (s. I)
Andrés, nacido en Betsaida, primero fue discípulo de Juan Bautista,
después siguió a Cristo y le presentó también a su hermano Pedro con
quien trabajaba como pescador.
Él y Felipe son los que llevaron ante Jesús a unos griegos.
Formó parte del colegio apostólico y el propio Andrés fue el que hizo saber
a Cristo que había un muchacho que tenía unos panes y unos peces que
sirvieron a Jesús para una de las multiplicaciones que refieren los
evangelios.
Según la tradición, después de Pentecostés predicó el Evangelio en Grecia
y en otras regiones.
Murió mártir, crucificado, en Acaya.
Goza de especial veneración entre los cristianos de rito griego.
1 DICIEMBRE
Santos: Eloy, obispo y confesor, Patrono de joyerías y platerías.
Nahúm, profeta; Prócuro, Evasio, Teocleto, Leoncio, Castriciano, obispos;
Ansano, Natalia, Landoaldo, Amancio, confesores; Lucio, Rogato,
Cándida, Casiano, Diodoro, Mariano, mártires; Edmundo Campion,
Roberto Southwell y compañeros mártires.
1 de diciembre
Eloy, obispo y confesor (588-660)
El hijo de Euquerio y de Terrigia parece que desde el comienzo de su
existencia estuvo bajo el signo de la predilección divina. Así lo asegura la
leyenda de su vida. Despierto de inteligencia y hábil en el empleo de sus
manos. Aprendiz de platero de los de antes, es decir, de los que tienen que
martillear el metal para sacarle de las entrañas la figura que el artista tiene
en su mente. Tanta destreza adquirió que el rey Clotario II, su hijo
Dagoberto luego y su nieto Clovis II después, lo tuvieron como propio en
la corte para los trabajos que en metales preciosos naturalmente necesitan
los de sangre azul que viven en palacios y tienen que solventar
compromisos sociales, políticos y hasta militares con sus iguales.
Pero lo que llamó poderosamente la atención de estos principales del país
galo no fue sólo su arte. Eso fue el punto de arranque. Luego fue el
descubrimiento de su entera personalidad profundamente honrada. Un
hombre cabal. De espíritu recto. Cristiano más de obras que de nombre.
Piadoso en su soledad y coherente en la vida. Prudente en las palabras y
ponderado en los juicios. Un sujeto poco frecuente en sus tiempos
atiborrados de violencia.
El rey Dagoberto, considerando los pros y contras, pensó que era el hombre
ideal para solucionar el antiguo contencioso que tenía con el vecino conde
de Bretaña, lo envió como legado y acertó en la elección por el resultado
favorable que obtuvo. No es extraño que Eloy o Eligio pasara a ser
solicitado como consejero de la Corona.
Aparte de sus sinceros rezos privados y del reconocimiento de su
indignidad ante Dios —cosa que le dignificaban como hombre—, supo
compartir con los necesitados los dineros que recibía por su trabajo.
Patrocinó la abadía de Solignac, a sus expensas nacieron otros en el
Lemosin y, en París, la iglesia de San Pablo.
No es sorprendente que al morir el obispo de Noyon y de Tournay, el
pueblo tuviera sensibilidad para desear el desempeño de esa misión a Eloy
y, menos sorprendente aún, que el rey Clovis pusiera toda su influencia al
servicio de esa causa. Casi hubo que forzarle a aceptar. Ordenado sacerdote
y a continuación consagrado obispo, se dedicó a su misión pastoral con el
mejor de los empeños en los diecinueve años que aún el Señor le concedió
de vida. Fueron frecuentes las visitas pastorales, se mostró diligente en el
trato con los sacerdotes, se tiene por ejemplar su disciplina de gobierno y
esforzado en la superación de las dificultades para extender el Evangelio
allí donde rebrotaba la idolatría pagana o echaban raíces los vicios de los
creyentes. Hasta estuvo presente en el concilio de Chalons-sur-Seine, del
644.
Este artífice de los metales nobles y de las gemas preciosas que no se dejó
atrapar por la idolatría a las cosas perecederas ha sido adoptado como
patrono de los orfebres, plateros, joyeros, metalúrgicos y herradores. Ojalá
los que asiduamente tienen entre sus manos las joyas que tanto ambicionan
los hombres sepan sentirse atraídos por los bienes que no perecen.
2 DICIEMBRE
Santos: Bibiana, Anatol, Hipólito, Severo, Seguro, Jenaro, Victorino,
mártires; Blanca de Castilla, Eloquio, Eusebio, confesores; Aviziano,
Cromacio, Evasio, Nono, Silvano, Valentín, obispos.
2 de diciembre
Bibiana, mártir (siglo IV)
Ya se menciona en el Liber Pontificalis el culto a la mártir Bibiana cuando
se afirma en él que el papa Simplicio (468 - 473) le dedicó una basílica.
Restaurada en el siglo XVII por el infatigable papa Urbano VIII quien con
su pasión renacentista, además de salvar un monumento antiguo, quiso
dejar un testimonio litúrgico del hallazgo incluyendo en el calendario de la
Iglesia universal la fiesta de Santa Bibiana en el día 2 de Diciembre. La
basílica tiene tres naves divididas por ocho columnas antiguas y contiene
una escultura graciosa de la Santa hecha por Bernini. Está situada cerca de
la vía férrea, da nombre al túnel por donde se cruza —Arcos de Santa
Bibiana— y próxima a la Stazione Termini.
¿Quién fue santa Bibiana? Bernini, todo arte, la representa con los
instrumentos del martirio que le dieron la Vida: columna donde fue
flagelada, los azotes, la corona del martirio y la sonrisa en su cara. Pero
todo ello, con ser verdadero, es cosa común y aplicable a la mayor parte de
los mártires cristianos en la Roma pagana, por lo que es decir mucho y, al
mismo tiempo, nada acerca de un personaje concreto.
El relato de las actas no es fiable. El siglo VI en donde comienzan a
proliferar las actas de los mártires y los escritos aún más tardíos del
martirio no son dignos de crédito histórico por las añadiduras apócrifas y
contradicciones que contienen. Incluso los datos que se mencionan, como
hacer responsable de su martirio al emperador Juliano el Apóstata,
adolecen de un pronunciado desinterés cronológico. La leyenda de nuestra
santa que relata pormenorizadamente su martirio es una novela ejemplar
que aplica un esquema general romano.
Pero es cierto que Santa Bibiana existió y que fue mártir. Posiblemente
también existieron su madre Dafrosa y su hermana Demetria cuyos
sarcófagos intactos se descubrieron debajo de los dos vasos de vidrio con
inscripciones que conservaban las reliquias de la Santa. La historia se
remonta como más remoto documento al papa Simplicio que se sitúa en el
siglo V. La veneración de esta mártir es anterior al ese dato. Y por ello no
está lejos de la verdad histórica la afirmación de que vivió santa Bibiana a
finales del siglo III, antes incluso de lo que cantan las actas.
Es, pues, Bibiana una santa de la que poco sabemos por los documentos
que pueden aducirse con valoración histórica cierta. Conocemos su
existencia y la entrega colmada, definitiva, que de su vida hizo a Dios,
dándole un sí apoteósico con el martirio. Todo lo demás ¿qué importa? Al
fin y al cabo, las piedras talladas, papiros, pellejos, papeles y datos
informáticos en donde pueda constar la historia más completa de cualquier
santo no son más que raspar en la corteza sin alcanzar jamás ese núcleo
personal de la relación entre el santo —la santa en nuestro caso— y Dios.
Lo que consta en los archivos nos puede llevar al reconocimiento de sus
virtudes, pero la reciprocidad de amores entre redimido y Redentor es un
misterio siempre escondido para la historia y patente sólo cabe Dios.
3 DICIEMBRE
Santos: Francisco Javier, Agrícola, confesores; Claudio, Crispín, Hilaria,
Mauro, Jasón, Esteban, Casiano, Víctor, Julio, mártires; Atalia, abadesa;
Audencio, Carpo, Lucio, obispos; Teodoro, patriarca; Teódulo, estilita;
Sofonías, profeta.
3 de Diciembre
San Francisco Javier, confesor (1506-1552)
Tierras del lejano Oriente conocieron la figura de Cristo y millares de sus
gentes le siguieron gracias al sobrehumano esfuerzo apostólico de Javier,
apoyado por la corona portuguesa y animado con el aliento del papado.
Las dificultades de las comunicaciones fueron la causa de que la noticia de
su muerte llegara a Roma con tres años de retraso. Cuando acariciaba el
sueño de entrar en China, en la isla de Sancián, dentro de una cabaña de
ramas y arcilla, enfermo de pulmonía, moría Javier con sólo cuarenta y seis
años.
Fue canonizado el 12 de marzo de 1622 junto con Ignacio de Loyola,
Felipe Neri, Teresa de Jesús y el santo de Madrid, Isidro. ¡Buen grupo
formado por cuarteto español y solista italiano!
Es patrono de las misiones en Oriente y comparte el patronato universal de
las misiones católicas con Teresa de Lisieux.
No se sabe con qué pretensión pusieron algunos tanto énfasis en tacharlo de
aventurero, poco constante e impetuoso temerario. Puede que juzgue así el
tibio, el envidioso o el indiferente, pero no pasarían más allá de unas
afirmaciones sin fundamento. Quizá sólo sea el afán de originalidad en el
ejercicio de la crítica "ilustrada", o la búsqueda del nombre propio, o la
concepción del apostolado concebido por algunos de modo tan particular
que se torna exclusivo y excluyente del que hacen los demás, como si el
soplo del Espíritu tuviera que estar controlado por su esquema personal. De
todos modos, siempre han existido los "prudentes" y hasta los ha habido
"muy prudentes" quienes, lógicamente, han corrido el riesgo de que otros
llamaran a su prudencia pereza, y a su mucha prudencia cobardía; porque,
puestos a pensar, siempre ha habido para todos los gustos ¿verdad?
Después de todo, las cosas no son como a uno les gustaría verlas, sino
como son; y a fuer de sinceros, Javier es santo ante Dios y ante los
hombres, mientras que sus detractores, sólo dijeron cosas.
Bueno, pues yo a lo mío.
Javier pertenecía a una familia navarra de clase. Su padre, don Juan de
Jassu, es doctor por Bolonia en ambos derechos y experto en negociaciones
políticas entre reyes y reinos. Su madre es María de Azpilcueta, de la casa
solar del valle del Baztán, heredera de la posesión de Javier. El hijo nació
el día 7 de abril de 1506 en el castillo de su familia, cuando aún no se
habían ido al traste las instituciones políticas, ni se había arruinado el
castillo familiar.
París le conoció como alumno y le poseyó como maestro en el período de
once años (1525-1536). Reside en el colegio de Santa Bárbara, patrocinado
por el rey de Portugal. Se gradúa en Letras, es licenciado en Filosofía y
hace los estudios teológicos hasta el año 1536 con la salsa de luchas
intelectuales avivadas por el protestantismo naciente que encontró una de
sus principales barreras en la universidad de París.
El contacto con estudiantes como el saboyano Cornelio Fabro y el
valenciano Juan de la Peña produce un cambio de esquema en su mente,
abriendo el campo de sus aspiraciones eclesiásticas terrenas a otro nivel
superior en el que entra ya la aspiración a la santidad. Si se añade como
colofón el trato con Iñigo de Loyola se entiende mejor la transformación, a
pesar de que la distancia en cuestiones políticas entre Ignacio y Javier
fueran diametralmente opuestas.
Hace los primeros votos en Montmartre el 15 de agosto de 1534. Luego
está en Roma con el fundador, haciendo unos meses de secretario. Recibe
la ordenación sacerdotal en Venecia, el año 1537 y destaca por su afán de
santidad y disponibilidad para el apostolado.
Un día interviene el embajador lusitano, Pedro Mascareñas, y hay revuelo.
Venía orientado desde París donde le dijeron que aquél incipiente grupo de
seguidores de Ignacio tiene la garra y carisma suficiente para colmar las
aspiraciones del rey de Portugal, don Juan III, quien tiene en ese momento
proyectos de atender, consolidar y extender sus posesiones de Ultramar,
tanto en las Indias como en Brasil.
Como el papa Paulo III acepta el plan y lo apoya, no hay mucho más que
hablar. Javier pasa un año en Portugal para familiarizarse con la lengua y
las costumbres, sin que pase desapercibida su presencia y trabajo en la
Corte, logrando por méritos propios la confianza del rey y sus ministros.
Al embarcar para Goa lleva amplísimas facultades que le facilitarán la
realización de su labor sin trabas; es legado papal y nuncio por breves
pontificios expedidos en la Curia y lleva, además, el encargo oficioso del
rey para poner orden y concierto en los asentamientos ya instalados.
Parte en 1542; después del gran éxito en Goa durante cinco meses, extendió
su labor al sur de la India y a Ceilán (hoy Sri Lanka), donde convirtió a
decenas de miles de personas; también en Malabar, Travancor, y Meliapur.
En 1545 Malaca verá su figura enseñando el catecismo predicando por
todos sitios; buen púlpito serán las plazas y las calles. Misionero sin límites
geográficos irá a las islas Amboino, Cerán, Ternate, Tidoro y las islas del
Moro. No lo tendrá fácil -a pesar de sus papeles y credenciales- con las
dificultades y obstáculos que le ponen los mercaderes en Ceilán. No
siempre y todo es llegar a gentes nuevas; a veces regresa y visita las
comunidades primeras, compone catecismos, reagrupa a los cristianos, hace
lo que puede para organizarlos y dejarlos preparados para que los pueda
atender el clero que viene detrás. Es el primer misionero del Japón, cuando
pisa Kagoshima en agosto del 1549, acompañado de otro jesuita y un
hermano lego; después de aprender japonés durante un año, la táctica es la
misma, predicación sencilla del evangelio con paciencia y caridad. En
1551, cuando abandonó Japón, había fundado una pujante comunidad
cristiana. A veces hubo bautismos en masa, porque su impaciencia divina
provoca una conmoción espiritual.
Le llegó el nombramiento de Provincial cuando estaba en estas lides
evangelizadoras.
Embarcado para Sancian, le animaba la esperanza de llegar a la China;
joven le pilló el cariño de Dios, que fue siempre su patrón, cuando le llamó.
Año 1552. Su cuerpo se conserva en Goa, en la iglesia del Buen Jesús.
Los misioneros van en las manos de Dios como Francisco Javier, llamado
el Apóstol de la Indias; con la confianza puesta en el soplo del Espíritu; si
las velas están desplegadas y el soplo es fuerte, se llega pronto y a muchos.
4 DICIEMBRE
Santos: Juan Damasceno, presbítero y doctor; Annón II, confesor; Bárbara,
Emérita, Teófanes, Isa, Tecla, mártires; Bernardo, Cristiano, Félix, Mauro,
Melecio, Marutas, Osmundo, obispos; Wisinto, monje.
4 de Diciembre
San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia (+ s. VIII)
Nació en Damasco, a finales del siglo VII, en el seno de una familia
cristiana. Gran conocedor de la filosofía ingresó en el monasterio de San
Sabas, próximo a Jerusalén, y fue ordenado sacerdote. Escribió numerosas
obras teológicas, defendiendo la fe de modo especial contra los
iconoclastas. Murió a mediados del siglo VIII.
5 DICIEMBRE
Santos: Sabas, abad; Anastasio, Consolata, Cristina, Galgano, confesores;
Crispina, Dalmacio, Julio, Potamia, Félix, Grato, Aureliano, Sempronio,
mártires; Gerardo, Basso, Gereboldo, obispos; Colmán, Sigirano, abades;
Sola, eremita.
5 de diciembre
Sabas, anacoreta (439-531)
Su vida comienza en el año 439 al nacer en Mutalasca, en la Capadocia.
Tuvieron que cuidarlo sus tíos maternos y paternos cuando los deberes
militares requieren la presencia de su padre en Alejandría. Desde muy
pequeño advierte los afanes desmedidos de los mayores que pelean entre sí
por los beneficios que esperan conseguir de la administración de los bienes
que a él pertenecen.
Es admitido en el monasterio de Flaviano donde recibe educación. Allí
crece en ciencia y en virtud, conoce es estilo de vida de los monjes, se
empapa de su modo de vivir que le embelesa y, al tener edad, pide la
admisión en el monasterio con dieciocho años.
Con el permiso de su abad, en el 457, marcha a los Santos Lugares y
conoce los desiertos de Palestina. Pasa el invierno en el monasterio de
Pasarion. Se consolida en él el amor al silencio y a la austeridad y por ello
pasa al monasterio de Eutimio, próximo a Jerusalén, y luego a otro dirigido
por Teoctisto donde hay una estricta observancia y disciplina.
Su vida cobra verdadera dimensión de anacoreta en el apartamiento de todo
y de todos en su gruta. Allí consume el tiempo con la oración abundante, la
penitencia recia y el trabajo de hacer cestillos que lleva al monasterio cada
sábado regresando con palmas para reanudar su trabajo. San Eutimio lo
nombrará como "el joven viejo" para expresar en una frase su madurez y
profundidad al tiempo que su ímpetu y fortaleza. Y lo conoce bien porque
cada 14 de enero salen juntos al desierto de Rufan donde se dedican a una
inclemente penitencia hasta el domingo de Ramos, considerando que este
era el desierto donde Jesús vivió su cuarentena después de su bautismo en
el Jordán.
Nota relajo en el monasterio de Teoctisto y marcha al desierto del Jordán
donde en su cueva ha de luchar contra el demonio enrabietado que le
declara una guerra sangrienta: visiones, fantasmas, aullidos e insultos que
él combate con más oración y más penitencia.
Conocida su residencia y santidad acuden los fieles del lugar, con la
intención de recibir instrucción y aprender de su penitencia. Es preciso
entonces hacer cobertizos y bendecir un altar donde puedan decir Misa los
presbíteros del lugar. Ni él se juzgó con suficiente virtud ni dignidad para
ser sacerdote y afirmó que de ellas carecían algunos de sus discípulos. Esto
le granjeó dificultades que llegan en forma de denuncia por enfermizo
escrupuloso y odiosa rigidez hasta Salustio, Patriarca de Jerusalén, que
termina por conferirle las Ordenes Sagradas delante de sus acusadores y
dándoselo como superior.
Acuden a él fieles de todas partes; con frecuencia, también presbíteros y
obispos. Corre por el mundo cristiano el nombre de Sabas.
Es la hora de hacer más monasterios. Se impone la construcción de un
hospital donde puedan ser atendidos los peregrinos enfermos y, además, se
precisa un amplio local independiente para formar debidamente a los
novicios, separados de los viejos. Cada vez son más los que buscan su guía.
El Patriarca de Jerusalén lo nombra exarca de todos los monjes, eremitas y
anacoretas del desierto.
Ya nonagenario, al final de su vida, ha de luchar contra la herejía en la
Iglesia.
Además, el anciano, pobre y enjuto monje es recibido por el mismo
emperador Justiniano a quien pide en conversación personal que se ocupe
de propiciar la defensa de la ortodoxia, de la verdadera fe. Luego marcha a
su cueva esperando el paso a la eternidad en el 531.
Fue uno de los santos más influyentes y significativos del anacoretismo en
Oriente.
6 DICIEMBRE
Santos: Nicolás, Brecán, obispos; Apolinar, Dionisia, Dativa, Leoncia,
Tercio, Gerardo, Pedro Pascual, Policronio, mártires; Asela, virgen;
Gertrudis, Basa, abadesas.
6 de diciembre
San Nicolás, Obispo († s. IV)
Obispo de Mira, en Licia (hoy Turquía), murió mediado el siglo IV. Salvo
su condición de taumaturgo, se conocen escasos datos de su vida. Su culto
se extendió pronto en Oriente y más tarde pasó a Occidente. Sus reliquias
fueron trasladadas a Bari (Italia) en el siglo XI.
7 DICIEMBRE
Santos: Ambrosio, obispo y doctor; Acepsimas, León, Siervo, Isidoro,
Policarpo, Teodoro, Tolomeo, Bartolomé, mártires; Urbano, obispo;
Humberto, Martín, abades; Burgundófora (Fara) abadesa; Simeón, eremita;
María Josefa Roselló, fundadora.
7 de Diciembre
San Ambrosio, Obispo y Doctor de la Iglesia (c. 340-397)
Nacido e Tréveris, hacia el año 340, de una familia romana, siendo su
padre prefecto de las Galias. Hizo sus estudios en Roma, y comenzó una
brillante carrera en Sirmio. El año 374, residiendo en Milán y siendo
gobernador de Liguria, fue elegido por aclamación popular, de modo
inesperado ya que sólo era catecúmeno, obispo de la ciudad, y ordenado el
7 de diciembre. Fiel cumplidor de su oficio, se distinguió, sobre todo por su
caridad hacia todos, como verdadero pastor y doctor de los fieles. Defendió
firmemente los derechos de la Iglesia y, con sus escritos y su actividad,
expuso la sana doctrina verdadera frente a los arrianos. Murió el 4 de abril
del año 397. Es uno de los principales Padres de la Iglesia latina.
8 DICIEMBRE
La Inmaculada Concepción de la Virgen María (Patrona de España).
Santos: Macario, Ana, madre de Samuel; Sabina, Elfrida, Edit, mártires;
Sofronio, Valente, obispos; Eutiquiano, papa; Romárico, abad.
8 de Diciembre
La Inmaculada Concepción
Todo lo que se refiere a la Santísima Virgen María es un maravilloso
misterio. Como la primera y más importante de las prerrogativas suyas es
su condición de ser Madre de Dios, todo lo que deriva de ello-el caso de ser
Inmaculada, por ejemplo- es una consecuencia de su especialísima, impar e
irrepetible situación en medio de los hombres.
De hecho, en un tiempo concreto, justo en 1854, el papa Pío IX, de modo
solemne y con todo el peso de su autoridad suprema recibida de Jesucristo,
afirmó que pertenecía a la fe de la Iglesia Católica que María fue concebida
sin pecado original. Lo hizo mediante la bula definitoria Ineffabilis Deus
donde se declaraba esa verdad como dogma de fe.
Poco a poco fue descubriéndolo en el andar del tiempo y atendiendo a los
progresos de la investigación teológica, al mejor conocimiento de las
ciencias escriturísticas, a lo que era realidad viva en el espíritu y vida de los
católicos y después de consultado el sentir del episcopado universal.
No es en ningún momento un gesto debido al capricho de los hombres ni a
presiones ambientales o conveniencias económicas, políticas o sociales por
las que suelen regirse las conductas de los hombres. No; es más bien la fase
terminal y vinculante de un largo y complejo proceso en que se va
desarrollando desde lo más explicito y directo hasta lo implícito o
escondido y siempre al soplo del Espíritu Santo que asiste a la Iglesia por la
promesa de Cristo. Por tanto, la definición dogmática no es la creación de
una verdad nueva hasta entonces inexistente, sino la confirmación por parte
de la autoridad competente de que el dato corresponde al conjunto de la
Revelación sobrenatural. Por eso, al ser irreformable ya en adelante,
asegura de manera inequívoca las conciencias de los fieles que al profesarla
no se equivocan en su asentimiento, sino que están conforme a la verdad.
El libro del Génesis, la Anunciación de Gabriel trasmitida en el tercer
evangelio, Belén donde nace el único y universal Redentor, El Calvario que
es Redención doliente y el sepulcro vacío como triunfante se hacen unidad
para la Inmaculada Concepción.
Los Santos Padres y los teólogos profundizaron en el significado de las
palabras pondré enemistades entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la
suya reveladas y en los hechos; relacionaron las promesas primeras sobre
un futuro Salvador, descendencia de la mujer, que vencería en plenitud al
Maligno con aquellas palabras lucanas llena de gracia salidas del ángel
Gabriel. Compararon a la Eva, madre primera de humanidad pecadora y
necesitada de redención, con María, madre del redentor y de humanidad
nueva y redimida. Pensaron en la redención universal y no podían entender
que alguien -María- no la necesitara por no tener pecado. Con los datos
revelados en la mano se estrujaron sus cabezas para entender la verdad
universal del pecado original transmitido a todo humano por generación.
Jugaron con las palabras Eva -genesíaca-, y Ave -neotestamentaria-, ambas
del único texto sagrado, viendo en el juego maternidad analógica por lo
común y lo dispar. Vinieron otros y otros más hablando de la dignidad de
María imposible de superar; el mismo pueblo fiel enamorado profesaba la
conveniencia en Ella de inmunidad, pero aún quedaban flecos sin atar.
Salió algún teólogo geniudo diciendo ¡imposible! y otro sutil, que hilaba
muy fino, afirmó que mejor es prevenir que curar la enfermedad para
afirmar que la redención sí era universal y María la mejor redimida.
Solucionadas las aparentes contradicciones de los datos revelados que
ataban todos los cabos sueltos y comprendido cuanto se puede entender en
la proximidad del misterio, sólo quedaba dar la razón de modo solemne a la
firme convicción de fieles y pastores en el pueblo de Dios que intuía, bajo
el sereno soplo del Espíritu, que por un singular privilegio la omnipotencia,
sabiduría y bondad infinitas de Dios habría aplicado, sin saber cómo, los
inagotables méritos del Hijo Redentor a su Santísima Madre, haciéndola
tan inocente desde el primer instante de su concepción, como lo fue
después y para siempre, por haberla amado más que a ninguna otra criatura
y ser ello lo más digno por ser la más bella de todo lo que creó. Así lo hizo,
aquel 8 de diciembre, el papa Pío IX cuando clarificó para siempre el
significado completo de llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres
entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.
Mientras los teólogos estudiaban y discutían todos los pormenores, los
artistas les tomaron la delantera, sobre todo los españoles Murillo, Ribera,
Zurbarán, Valdés Leal y otros; también no españoles como Rubens o
Tiepolo. Ponían en sus impresionantes lienzos a la Inmaculada con túnica
blanca y manto azul, coronada de doce estrellas, que pisaba con total
potestad y triunfo la media luna y la humillada serpiente.
¡Virgen María, Madre Inmaculada, ruega por nosotros!
9 DICIEMBRE
Santos: Leocadia, Casaria, Valeria, Gorgonia, vírgenes; Daniel, Julián,
Próculo, Severo, Siro, Restituto, Victor, obispos; Aumonio, Basilio,
Eusebio, Basiano, Primitivo, Mirón, Lucio, mártires; Balda, abadesa;
Cipriano, abad; Ulrico, eremita; Pedro Furier, fundador.
9 de diciembre
Leocadia, virgen y mártir († a. 304)
Procedente de las Galias, entra el gobernador Daciano dejando un rastro de
sangre cristiana por donde pasa. Los primeros años pacíficos y
benevolentes del emperador Diocleciano han quedado atrás. Parece ser que
el césar Galerio ha movido los ánimos de la tetrarquía gobernante contra
todo lo que lleva el nombre de cristiano. Girona, Barcelona, Zaragoza,
Alcalá, Toledo, Ávila y Mérida presentan cada una su lista de nombres
conocidos y venerados que, por el mismo tiempo, dieron sus vidas con
entereza.
En su libro De las coronas, el Peristephanon, dejará Prudencio su
testimonio escrito del siglo IV sobre los hechos martiriales en arte
pindárico. Entre ellos, el encantador relato del martirio de Santa Leocadia.
En Toledo la joven Leocadia, casi niña, fue llevada al tribunal del
gobernador. Dulce, fuerte y enamorada de su Señor, resiste primero las
halagüeñas proposiciones del regalante y luego las amenazas del duro
tirano. Puesta en cárcel en condiciones infrahumanas muere, sin derramar
sangre, el 9 de diciembre del 303 o del 304. Así supo ser fiel.
Junto a su tumba, en el cementerio local, en la vega del Tajo, se comienza a
desarrollar el culto martirial. La basílica romana del siglo IV es mejorada a
comienzos del VII por el rey Sisebuto, siglo en el que el culto a la santa
vive su esplendor. Pronto, arzobispos —incluido san Ildefonso— ponen
propias tumbas junto a su tumba y concilios toledanos se celebran bajo la
cercana protección.
Las reliquias de la santa patrona toledana han soportado desde mediados
del siglo VIII un largo peregrinaje. Muchos y no siempre triunfales han
sido los traslados hasta su reposición en la catedral, a hombros también de
Felipe II, en el siglo XVI. Hoy reposan en arca de plata fabricada por el
platero Merino en El Ochavo de la catedral.
Niña inocente Leocadia, enséñanos a los sesudos, sabios, prudentes,
sensatos, viejos, juiciosos y muy experimentados de la vida donde está la
Verdad y qué hay que hacer para tenerla.
10 DICIEMBRE
La Translación de la Santa Casa de Loreto.
Santos: Eulalia de Mérida, Julia, vírgenes; Melquiades (Melciades), papa;
Carpóforo, presbítero; Abundio, doctor; Menas, Hermógenes, Eugrafo,
Mercurio, Gemelo, mártires; Sindulfo, Diosdado, obispos; Gregorio III,
papa.
10 de Diciembre
Santa Eulalia de Mérida, Virgen y mártir († s. III)
Es una de las mártires españolas más veneradas. Eulalia, de esclarecido
linaje por su nacimiento, pero más todavía por su muerte, nació en Mérida
en el siglo III. Prudencio hace una primorosa descripción de su martirio,
coincidiendo admirablemente con las actas escritas por un testigo ocular.
Murió, tras crueles torturas a la edad de doce años, un día 10 de Diciembre.
11 DICIEMBRE
Santos: Dámaso, papa; Eutiquio, Bársabas, Victórico, Fusciano, Trasón,
Ponciano, Pretextato, Genciano, Segundo, Zósimo, Pablo, Ciriaco,
mártires; Sabino, Benjamín, Paulo, Fidel, Masona, obispos; Daniel estilita,
monje; Martín de San Nicolás y Melchor de San Agustín, beatos, mártires
de Japón.
11 de Diciembre
San Dámaso I, Papa (c. 305-384)
De origen español, nació hacia el año 305. Presbítero de Roma, fue elegido
papa el año 366, en momentos calamitosos. ,Trabajó mucho para defender
la fe y la unidad de la Iglesia, convocando frecuentes sínodos. También se
distinguió promoviendo el culto a los mártires, cuyos sepulcros decoró con
sus propios versos. Murió el año 384.
11 de Diciembre
San Paulo, obispo (del 530 al 560), de Mérida (España), confesor.
Con él comienza la época de oro del episcopado emeritense según nos
consta por la obra "Vitas Sanctorum Patrum Emeritensium". De origen
griego y médico de profesión llega a Mérida. Varón virtuoso, que se
distinguió por su humildad y mansedumbre. Fue consagrado obispo para la
sede emeritense a la que le proporcionó un periodo de tranquilidad. Como
agradecimiento de la intervención quirúrgica de una matrona le declaran
único heredero de sus bienes. Antes de retirarse al cenobio de Santa
Eulalia, puso como sucesor suyo en la sede episcopal a su sobrino Fidel.
11 de Diciembre
San Fidel, Obispo (del 560 al 571) de Mérida (España), confesor.
Joven mercader oriental que en su visita a Mérida conoció
circunstancialmente a su tío carnal Paulo. Se consagra a Dios recibiendo la
tonsura, diaconado y presbiterado, hasta llegar a la plenitud del sacerdocio.
Tal dignidad nunca fue obstáculo para asistir y servir al anciano antecesor.
Fue educado a la sombra del Altísimo llegando en pocos años a dominar las
disciplinas eclesiásticas y sagradas letras. Hombre de gran santidad,
caridad, paciencia y humildad para todos, especialmente para todo el clero.
Fue perseguido persistentemente por sus enemigos. Varón espiritual y
cultual.
11 de Diciembre
San Masona, Obispo (del 571 al 605) de Mérida (España), confesor.
Oriundo de raza goda y noble por su linaje, ingresa en el monasterio anexo
a la Basílica de Santa Eulalia. Desde sus primeros años se distinguió por
magníficas dotes y virtudes cristianas. El santo obispo fue famoso tanto en
la Iglesia emeritense como en toda la historia visigoda. "Venerable entre
los venerables; santo entre los santos; piadoso entre los piadosos; bueno
entre los mejores; adornado de todos los carismas; ese es el Masona que
sucede en la dignidad episcopal al dechado de virtudes que fue Fidel".
Fidelísimo en su total entrega a Dios, amante de los hermanos, siempre
suplicante por su pueblo; su nombre conocido por sus milagros se extendió
por toda la tierra. Su fama le acarreó las consabidas envidias humanas,
entre ellas la del Rey Leovigildo y los obispos arrianos, llevándole hasta el
destierro. Se nos dan noticias sobre el "xenodochium" que funda tanto para
cristianos como para judíos, de la conversión de Recaredo y de las fiestas
de victoria del "duque Claudio". Nos consta que el obispo Masona presidió
el III Concilio de Toledo y por testimonio de San Gregorio de Tours
intervino en la conversión de San Hermenegildo. Lleva a la Iglesia
emeritense al cenit de su siglo de oro. Debió morir en el reinado de
Witerico.
12 DICIEMBRE
Nuestra Señora de Guadalupe.
Santos: Juana Francisca F. de Chantal, fundadora; Sinesio, Dionisia,
Mercuria, Epímaco, Alejandro, Hermógenes, Donato, Eulogio, Arsenio,
Geroncio, Marcial, Majencio, Constancio, Crescencio, Justino, mártires;
Florencio, abad; Corentino, Diogeniano, obispos; Bertoaria, abadesa.
12 de Diciembre
Santa Juana Francisca de Chantal, religiosa (1572-1641)
Nació en el año 1572 en Dijon (Francia). Casada con el barón de Chantal,
tuvo seis hijos, a los que educó esmeradamente. La santidad de su vida le
llevó, principalmente después del fallecimiento de su esposo, a un ejemplar
ejercicio de la caridad con los pobres y enfermos, llegando a fundar junto
con san Francisco de Sales, obispo de Ginebra, el Instituto de la Visitación
que dirigió sabiamente hasta su muerte en el año 1641.
13 DICIEMBRE
Santos: Lucía, virgen y mártir Patrona de modistas, oculistas, fotógrafos y
ciegos.
Aristón, Edburga, Elías, Judoco, confesores; Eustracio, Auxencio,
Mardario, Orestes, Eugenio, Antíoco, mártires; Audverto, Ursicino,
obispos; Columba, Odilia, abadesas; Arsenio, monje
13 de Diciembre
Santa Lucía, Virgen y mártir
Murió mártir en Siracusa por la persecución de Diocleciano a comienzos
del siglo IV. Su culto se difundió muy pronto casi por toda la Iglesia; su
nombre se introdujo en el Canon Romano.
14 DICIEMBRE
Santos: Juan de la Cruz, presbítero y doctor; Venancio, Druso, Zózimo,
Teodoro, confesores; Herón, Arsenio, Isidoro, Dióscoro, Eutropia, Justo,
Abundio, mártires; Lupicino, Espiridión, Viador, Nicasio, Pompeyo,
obispos; Matroniano, eremita; Agnelo, abad; Filemón, anacoreta
14 de Diciembre
Juan de la Cruz, presbítero y doctor de la Iglesia (1542-1591)
Ávila y concretamente Fontiveros fue su patria chica. Luego lo será
Castilla y de modo principal Andalucía la tierra de sus amores.
Se llamó Juan Yepes. Nació en 1542 del matrimonio que formaban
Gonzalo y Catalina; eran pañeros y vivían pobres. Su padre muere pronto y
la viuda se ve obligada a grandes esfuerzos para sacar adelante a sus tres
hijos: Francisco, Luis y Juan. Fue inevitable el éxodo cuando se vio que no
llegaba la esperada ayuda de los parientes toledanos; Catalina y sus tres
hijos marcharon primero a Arévalo y luego a Medina del Campo que es el
centro comercial de Castilla. Allí malviven con muchos problemas
económicos, arrimando todos el hombro; pero a Juan no le van las
manualidades y muestra afición al estudio.
Entra en el Colegio de la Doctrina, siendo acólito de las Agustinas de la
Magdalena, donde le conoció don Alonso Álvarez de Toledo quien lo
colocó en el hospital de la Concepción y le costea los estudios para
sacerdote. Los jesuitas fundan en 1551 su colegio y allí estudió
Humanidades. Se distinguió como un discípulo agudo.
Juan eligió la Orden del Carmen; tomó su hábito en 1563 y desde entonces
se llamó Juan de Santo Matía; estudia Artes y Teología en la universidad de
Salamanca como alumno del colegio que su Orden tiene en la ciudad. El
esplendor del claustro es notorio: Mancio, Guevara, Gallo, Luis de León
enseñan en ese momento.
En 1567 lo ordenaron sacerdote. Entonces tiene lugar el encuentro fortuito
con la madre Teresa en las casas de Blas Medina. Ella ha venido a fundar
su segundo "palomarcico", como le gustaba de llamar a sus conventos
carmelitas reformados; trae también con ella facultades del General para
fundar dos monasterios de frailes reformados y llegó a convencer a Juan
para unirlo a la reforma que intentaba salvar el espíritu del Carmelo
amenazado por los hombres y por los tiempos. Llegó a exclamar con gozo
Teresa ante sus monjas que para empezar la reforma de los frailes ya
contaba con "fraile y medio" haciendo con gracia referencia a la corta
estatura de Juan; el otro fraile, o fraile entero, era el prior de los carmelitas
de Medina, fray Antonio de Heredia.
Inicia su vida de carmelita descalzo en Duruelo y ahora cambia de nombre,
adoptando el de Juan de la Cruz. Pasa año y medio de austeridad, alegría,
oración y silencio en casa pobre entre las encinas. Luego, la expansión es
inevitable; reclaman su presencia en Mancera, Pastrana y el colegio de
estudios de Alcalá; ha comenzado la siembra del espíritu carmelitano.
La monja Teresa quiere y busca confesores doctos para sus monjas; ahora
dispone de confesores descalzos que entienden -porque lo viven- el mismo
espíritu. Por cinco años es Juan el confesor del convento de la Encarnación
de Ávila. La confianza que la reformadora tiene en el reformador -aunque
posiblemente no llegó a conocer toda la hondura de su alma- se verá de
manifiesto en las expresiones que emplea para referirse a él; le llamará
"senequita" para referirse a su ciencia, "santico de fray Juan" al hablar de
su santidad, previendo que "sus huesecicos harán milagros".
No podía faltar la cruz; llegó del costado que menos cabía esperarla.
Fueron los hermanos calzados los que lo tomaron preso, lo llevan preso a
Toledo donde vivió nueve meses de durísima prisión. Es la hora de
Getsemaní, la noche del alma, un periodo de madurez espiritual del hombre
de Dios expresado en sus poemas. Logra escapar en 1578 del encierro de
forma dramática, poniendo audacia y ganando confianza en Dios, con una
cuerdecilla hecha con pedazos de su hábito y saliendo por el tragaluz.
En los oficios de dirección siempre aparece Juan de la Cruz como un
segundón; serán los padres Gracián y Doria quienes se encarguen de la
organización, Juan llevará la doctrina y cuidará del espíritu.
Se le ve presente en la serranía de Jaén, confesor de las monjas en Beas de
Segura, donde se encuentra la religiosa Ana de Jesús. Después en Baeza;
funda el colegio para la formación intelectual de sus frailes junto a la
principal universidad andaluza. Y en Granada, en el convento de los
Mártires, continuará su trabajo de escritor. En 1586 funda los descalzos de
Córdoba, como los de Mancha Real.
Consiliario del padre Doria, en Segovia, por tres años. ¡Cómo no recordar
su deseo-exponente de amor rendido- ante la contemplación de un Cristo
doliente! "Padecer, Señor, y ser menospreciado por Vos".
En 1591 la presencia de fray Juan de la Cruz empieza a ser non grata ante
el padre Doria. La realidad es que está quedando arrinconado y hasta llega
a tramarse su expulsión del Carmelo.
Marcha a la serranía de Jaén, en la Peñuela, para no estorbar y se plantea la
posibilidad de marchar a las Indias; allí estará más lejos. Es otro tiempo de
oración solitaria y sabrosa. La reforma carmelitana vive agitada por el
modo de proceder de Doria; a Juan le toca orar, sufrir y callar. Quizá tenga
Dios otros planes sobre él y está preparándolo para una etapa mejor.
Aquella inapetencia tan grande provocada por las calenturas persistentes
provocó un mimo de Dios haciendo que aparecieran espárragos cuando no
era su tiempo para calmar el antojadizo deseo de aquel fraile que iba de
camino, sin fuerzas y medio muerto de cansancio, buscando un médico.
Pasó dos meses en Úbeda. No acertó el galeno. Se presentó la erisipela en
una pierna; luego vino la septicemia. Y en medio andaban los frailes con
frialdad y era notoria la falta de consideración por parte del superior de la
casa. Hasta que llegó el 13 de diciembre, cuando era de noche, que marchó
al cielo desde el "estercolero del desprecio". Llovía.
Al final de este resumen-recuerdo de un fraile místico que supo y quiso
aprovechar el mal para sacar bien, el desprecio de los hombres para hacerse
más apreciado de Dios, y el mismo lenguaje para expresar lo inefable de la
misteriosa intimidad con Dios con lírica palabra estremecida, pienso que
será buen momento para hacer mención de algunas de las obras que le han
hecho figura de la cultura hispana del siglo XVI. Subida al Monte Carmelo
y Noche oscura del alma que bien pueden considerarse tanto una obra
como dos; el Cántico espiritual, Llama de amor viva y algunos poemas y
avisos.
Lo canonizaron en 1726. Pío XI lo hizo doctor de la Iglesia en 1926. Su
gran conocedor y admirador Juan Pablo II, lo nombró patrono de los poetas
Un fraile de cuerpo entero.
15 DICIEMBRE
Santos: Valeriano, Folcuino, Esteban, obispos; Faustino, Lucio, Cándido,
Celiano, Fortunato, Ireneo, Antonio, Teodoro, Saturnino, Baco el joven,
Víctor, mártires; Marino, Máximo, abades; Nino, Pablo el joven, Sántulo,
Silvia, confesores; Urbicio, eremita.
15 de diciembre
Urbicio, eremita ( † 802)
Simpático santo mitad español y mitad francés.
Urbicio o Urbe no es recordado porque ejerciera funciones eclesiásticas,
quiero decir que no fue cura, ni fraile, ni obispo, ni papa. Tampoco es
celebrado como mártir que sufriera crueles tormentos y entregara
cruentamente su vida por la religión. No se debe su veneración a funciones
de gobierno hechas ejemplarmente con visión cristiana de las realidades
temporales, como sucede con tantos reyes y gobernantes cuya gestión les
sirvió para ejercitar de modo heroico las virtudes. Ni es fundador de una
familia religiosa. Ciertamente esto es a lo que nos tiene acostumbrados la
más común hagiografía de los santos.
La leyenda sobre su vida nos lo presenta como nacido en Burdeos. Los
moros que dominan España entran en Aquitania y lo hacen cautivo, cuando
sólo tenía catorce años, junto con su madre Asteria. Madre e hijo llevan a
partir de entonces su esclavitud con espíritu cristiano y anhelando siempre
el tiempo de su liberación. Cuando la consigue Asteria, todos sus esfuerzos
van encaminados a recaudar fondos con los que liberar a su hijo; pero,
muere sin llegar a conseguirlo. Vive Urbicio en su cautiverio, y de modo
ejemplar, aquellas virtudes que el Apóstol Pablo recomienda a los esclavos
cristianos en las relaciones con sus dueños: sirve a su amo pensando que
sirve al Amo de todos, se ejercita en la humildad, da ejemplo de honradez y
de pureza; se hace notar por su continua y sincera piedad. El asunto de su
libertad, estando en tierra hispana, lo tiene puesto es las manos de los niños
santos de Alcalá, los santos Justo y Pastor.
Su libertad, cuando llega, la atribuye a la intercesión de estos santos de los
que se siente deudor. Programa y realiza un viaje de agradecimiento a
Alcalá y, viendo allí los peligros de profanación a que están expuestas las
reliquias, las roba y lleva consigo a Burdeos.
La última fase de su vida se sitúa en Huesca donde está retirado y
entregado a la oración, en completa pobreza y dura penitencia. En el valle
de Nocito reproduce el antiguo estilo de los anacoretas egipcios. La gente
del lugar visita al hombre santo ansiosa de recibir la instrucción cristiana
que sale firme y bondadosa de su boca, se admira de su austeridad y se
siente movida al amor a Dios y caridad con el prójimo ante su ejemplo.
Muere en el año 802.
El piadoso relato, adornado con recursos imaginativos, posiblemente
supuso una ayuda importante para los cristianos que, en aquel momento
histórico, sufrían duramente por el hecho de ser discípulos de Jesucristo.
Quizá mantuvo en la fe a muchos y a lo mejor hasta les animó a practicar
con valentía la piedad concomitante a la fe. Incluso debió responsabilizar a
más de uno a ser catequista —apóstol— para los demás.
Hoy también nos vendría bien el impacto de unos cuantos "Urbes" bien
repartidos por el Orbe. Seguro que existen. Sólo hay que descubrirlos.
16 DICIEMBRE
Santos: Albina, virgen; Isabel, Everardo, Macario, Adelardo, confesores;
Apseo, Aitalas, Valentín, Concordio, Naval, Agrícola, mártir; Beano,
Adón, Irenión, Elías, obispos; Teófanes, emperador; Adelaida (Alicia),
emperatriz; Jacob, patriarca.
16 de diciembre
Adelaida (Alicia), emperatriz (931-999)
Sesenta y ocho años llenos agitación en los que una mujer de las
importantes quiso y supo ser "testigo" de Cristo. Esta fue Adelaida o Alicia,
emperatriz en Italia.
Casada muy joven con el rey de Italia Lotario, se le prometía una vida feliz
con su recién nacida hija Emma y probablemente el matrimonio deseaba
terminar sus días "comiendo perdices", como se pone fin a los cuentos de
princesas y príncipes que probablemente también en su época se contaban.
Pero a veces los planes de la Providencia no coinciden con los de los
hombres; se complican, van y vienen por tortuosos senderos, en muchas
ocasiones imprevistos y en otras muy dolorosos, de los que el Señor sabe
sacar mayores bienes. Así pasó.
En realidad toda su vida estuvo envuelta en las turbulencias políticas y
militares propias del tiempo. Cuando murió su primer marido sólo tiene
dieciocho años y, tan joven, ya es reina, madre y viuda. Otro matrimonio,
el segundo, la va a relacionar con la historia de los tres primeros Otones: su
marido, hijo y nieto. En su vida están presentes los sufrimientos por cárcel
y destierro. También entendió mucho de intrigas de la Corte, de
confabulación, de envidias, de traiciones y de falsedades. Inculpablemente
tuvo que soportar la incomprensión de propios y extraños porque la
ambición y el poder ciega los ojos de los que no son buenos.
Regente emperatriz, retoma funciones de mando en tiempos de Otón III.
Ahora muestra con sus obras lo muerta que estaba para sí misma y que la
anterior piedad, la de toda su vida, fue un asunto sincero. La emperatriz se
dedica a hacer el bien. Protege, socorre y consuela a los necesitados.
Considera el poder como una carga para ella y un servicio para el bien del
pueblo. No es injusta, ni vengativa con quienes le injuriaron en tiempo
pretérito. Muestra esmero infatigable en las tareas de gobierno. Reza, se
mortifica y expía por los pecados de su pueblo. Magdeburgo es ejemplo de
que propicia el resurgir de los templos.
Tenida por santa, muere en Salces, en la Alsacia, en el 999.
17 DICIEMBRE
Santos: Lázaro, obispo; Azarías, Ananías, Misael, mártires; Egil, Florián,
Cristóbal, confesores; Olimpíades, viuda; Bega, abadesa; Mainardo,
Esturnio, abades; Judi, Yolanda (Violante), priora; Beato José Manyanet,
fundador de los RR. Hijos de la Sagrada Familia.
17 de diciembre
Lázaro, obispo ( s. I )
La primera y principal fuente de información que tenemos de Lázaro es el
Evangelio. Vive en Betania a corta distancia de Jerusalén, en lo que a mí
me gusta llamar una zona residencial. Su casa es también la casa de Marta
y de María sus hermanas. Y hasta da la sensación por el relato evangélico
que no es él quien lleva la voz cantante en la mansión. Parece que es Marta
la que maneja el cotarro diario. Alguien ha atribuido a la mala salud de
Lázaro este hecho ciertamente poco frecuente en una sociedad en la que la
mujer pintaba poco o, al menos, no tenía mucho que decir. Tampoco quiero
afirmar que esta suposición esté avalada por el relato, ya que bien podría
suceder que la diferencia de edades entre ellos fuera un dato a favor de la
preeminencia de Marta que quizá debió hacerse cargo de la casa a la muerte
de sus padres de quienes, por otra parte, no tenemos ni la más mínima
referencia.
El caso es que Jesucristo visitaba con frecuencia esa casa bien cuando
pasaba de un lado a otro en sus andanzas apostólicas o cuando necesitaba
un refugio de reposo para dar descanso a su cuerpo cansado. Allí se
encontraba a gusto. Era una familia encantadora. Con ellos no había
secretos. Esperaban la llegada de la Salvación que Dios había prometido
desde antiguo y que sospechaban inminente. Reinaba la confianza y lo
mismo que abrigaban a Jesús peregrino se hacían merecedores de la entrega
de Jesús.
Un día enfermó Lázaro, no hubo remedio entre los que suelen aplicarse que
solucionara su mal y murió. Por más que enviaron recado a Jesús, Él llegó
a Betania cuando ya llevaba cuatro días enterrado. Acompañado de las
hermanas, rodeado de sus discípulos, contemplado por los apesadumbrados
amigos que acompañaban a las hermanas aliviando su dolor, ante el
sepulcro sucede un hecho espectacular: Jesús se emociona profundamente y
llora sin tapujos por el amigo muerto. Reza y da una voz imperiosa
"¡Lázaro, sal fuera!", y el muerto de cuatro días que ya estaba hediondo
sale del sepulcro; así, vive.
Luego suceden las cosas con rapidez. Los jefes del pueblo que ya tenían
entre ojos a Jesús, al comprobar que es imposible ocultar lo evidente, que la
gente —entre curiosa y asombrada— se desplaza a Betania para ver vivo al
que habían enterrado bien muerto días atrás, que las voces son un continuo
transmisor imparable del hecho y que les dejan solos, deciden acelerar la
muerte de Jesús e incluyen a Lázaro en sus planes de exterminio.
Hasta aquí llega la referencia histórica sobre Lázaro.
A partir de esta maravilla grandiosa, la asombrada capacidad humana deja
rienda suelta a la imaginación que se recrea poniendo al anfitrión del relato
en el punto de mira de las posibilidades y comienza a generarse la fábula.
Unos lo hacen coincidir con el Lázaro de la parábola de Epulón y terminan
señalándolo como protector de lazaretos, leproserías y ulcerados; los más
osados hablarán de él como discípulo de Jesús que llega a obispo (así lo
cataloga increíblemente el santoral) y termina muriendo mártir de Cristo.
Otros lo hacen navegante hasta tierras galas y predicador infatigable del
Evangelio en Marsella...
Fuera de estos apéndices que a la postre no sirven para mucho, me queda
un pensamiento a modo de pregunta que en verdad es atractivo por lo que
de misterio encierra: ¿Cómo sería Lázaro para haber suscitado en Jesucristo
tanto cariño que lleguen a conmoverse hasta el llanto los sentimientos más
nobles de su Santísima Humanidad?
18 DICIEMBRE
La Espectación del Parto. Nuestra Señora de la O.
Virgen de la Esperanza, Patrona de los agentes comerciales.
Santos: Rufo, Zósimo, Teótimo, Basiliano, Víctor, Victorino, Quinto,
Simplicio, mártires; Adela, Desiderato, Paladio, confesores; Auxencio,
Floro, Graciano, obispos; Modesto, patriarca.
18 de diciembre
La Expectación del Parto
Cuando se espera algún acontecimiento importante que trae consigo tristeza
y pena la reacción espontánea de la persona normal es de temor
acompañado a veces por la congoja y angustia que tiende a aumentarse por
la fantasía ante la consideración de los males futuros previsibles. Cuando
por el contrario se prevé la llegada de un bien que tiene una entidad
considerable se vive en una espera atenta y presurosa que va desde el
anhelo y la ansiedad hasta la euforia acompañada de una prisa impaciente.
A mayor mal futuro, más miedo; a mejor bien futuro, más esperanza
gozosa.
Algo de esto pasó al Pueblo de Israel que conocía su carácter de
transitoriedad funcional, al menos en los círculos más creyentes o
especializados en la espiritualidad premesiánica. El convencimiento de que
la llegada del Mesías Salvador era inminente hizo que muchos judíos
piadosos vivieran en una tensión de anhelo creciente —basta pensar en el
anciano Simeón— hasta poder descubrir en Jesús al Mesías que se había
prometido a la humanidad desde los primeros tiempos posteriores al
Pecado. Era todo un Adviento.
Y como el Mesías llega por la Madre Virgen, es imposible preparar la
Navidad prescindiendo de la contemplación del indecible gozo esperanzado
que poseyó Santa María por el futuro próximo inmediato de su parto. Eso
es lo que se quiere expresar con "La Expectación del Parto", o "El día de
Santa María" como se le llamó también en otro tiempo, o "Nuestra Señora
de la O" como popularmente también se le denomina hoy.
Fue en España, concretamente en Toledo, en el décimo concilio que se
celebró en el año 656, siendo S. Eugenio III el obispo de aquella sede y que
posteriormente un muy devoto de la Virgen María —San Ildefonso- se
tomó bastante en serio propagar.
La intuición del pueblo denominando a la expectante Doncella joven
"Virgen de la O" está basada en la directa contemplación de las obras
pictóricas o esculturales que presentan piadosamente la natural redondez
abultada de la Virgen grávida.
El origen del título es no obstante más espiritual, más fino, más litúrgico y
menos somático. Tiene su origen en que las antífonas marianas del rezo de
vísperas comienzan con la O: O Sapientia, O Adonai, O Enmanuel... veni!
Se me ocurre advertir una vez más que tienen un notable valor catequético
las dignas representaciones de los misterios de la fe, y que, en ocasiones,
enseñan al pueblo sencillo más que los libros y la misma liturgia. Es bueno
tenerlo en cuenta a la hora de atender las peticiones de las modas
iconoclastas que a temporadas van vienen por las iglesias.
19 DICIEMBRE
Santos: Urbano V, Anastasio I, papas; Sindimio, Nemesio, Darío, Zósimo,
Segundo, Ciriaco, Pablito, Anastasio, Maura, Eusebio, Marcelo, Hipólito,
Máximo, Fausta, Polieuto, mártires.
19 de diciembre
Nemesio, mártir († c. 250)
La historia de Nemesio —se adapte o no en todos sus extremos a la bella y
adornada narración que conocemos— es la de un hombre fiel y cabal que
era uno más del pueblo. Un cristiano anónimo. Quiero decir, sin oficio
conocido ni de condición social acreditada. Por los años de madurez que se
le atribuyen podría ser casado —condición común a sus años—, aunque
bien pudiera ser que no hubiera formado familia. Ni siquiera eso sabemos.
Fue durante la persecución de Decio, por los años 250. Lo refiere San
Dionisio, obispo de Alejandría que habla de un tal Nemesio o Nemesion,
egipcio de origen, de costumbres y de idioma. Era un vecino más en su
pueblo, no de muchos años aunque entrado en la madurez, un hombre
hecho.
Se le estimaba entre los que más del pueblo por la conducta justa y sus
costumbres sanas; en fin, apreciado por su bondad y conducta ética
intachable, como cabe y debe esperarse en un discípulo de Cristo
verdadero. Fue el hombre que todo joven quiere ser cuando crezca y que
todo viejo lamenta no haber sido.
Pero había envidiosos. Siempre hubo gente así, están en todas partes y
estamentos. Se sienten humillados por la honradez y nobleza ajena que
lleva también a la envidia de la estima de que gozan los que son honrados y
buenos. Lo acusaron de cooperar con canallas que fueron perseguidos,
presos y condenados a la pena de muerte. Pronto el juez pudo declarar
absuelto a Nemesio y probar que fue calumnia el intento.
Como el orgullo es perverso, repiten ante el magistrado la acusación; esta
vez cambiando los términos: "Tristes estamos —le dicen— por haber
perdonado a un reo como Nemesio". Te ha engañado; es hábil, conoce todo
tipo de engaños... ¿no sabes que es cristiano?
Para el juez es el peor de los delitos. La ley de Decio es implacable.
Confirmado por serena confesión del reo es remitido a Sabino, gobernador
de Egipcio y residente en Alejandría. Se comprueba en nuevo juicio la
identidad cristiana de Nemesio que se muestra firme en su decisión de no
renegar de su Dios. No le conmueven promesas ni castigos. Termina
quemado en la hoguera en compañía de algunos ladrones y asesinos de su
tiempo.
La bella historia termina narrando el añadido contento de Nemesio por
morir entre malhechores como lo hizo el Maestro.
Lo noble y recto de los cristianos fue verdad auténtica y generosa ayer
como lo es hoy; en algunos, la bondad es eminente hasta la muerte.
Lastimosamente las tristes y lastimosas bajezas de los hombres tampoco
han cambiado mucho desde entonces.
¿Cómo puede mi amigo estar tan ciego? Sí, él afirma que la humanidad ha
cambiado a mejor con el tiempo, piensa que el hombre está abocado al
"progreso" sin remedio. Con la historia de hoy en las manos, a mí me
parece que no ha mejorado mucho el hombre por dentro. Hoy también los
veo tan engreídos, envidiosos, retorcidos y soberbios que los noto muy
capaces de repetir la historia y de volver a liquidar a cualquier Nemesio.
20 DICIEMBRE
Santos: Domingo de Silos, abad; Filogonio, obispo; Eugenio, Macario,
presbíteros; Liberato, Báyulo, Amón, Zenón, Tolomeo, Teófilo, Ceferino,
Julio, mártires; Miguel, Abrán, Coren, confesores; Ursicinio, eremita; Oria,
abadesa.
20 de diciembre
Domingo de Silos, abad († 1073)
Su vida la escribió con devoción precisa un monje contemporáneo llamado
Grimaldo, que además fue religioso de su casa. Lo que se describe en latín
decadente de última hora fue luego puesto en el balbuciente romance de
lengua castellana por Gonzalo de Berceo ya en el siglo XIII.
Nace alboreando el siglo XI en Cañas, cerca de Nájera, en el reino de
Navarra; no se sabe si de cuna noble o del pueblo llano, ni si rico o pobre.
Sí se le conoce pastoreando cuando niño y dado a compartir comida y leche
de oveja con los viandantes. Es apacible de carácter y muestra cierta
inclinación al estudio; quizá por eso sus padres le orientan hacia la clerecía
que es, en su tiempo, un modo de conseguir honores y riquezas, casi tanto
como las armas, aunque él piensa más en su santificación y en la gloria de
Dios que en los triunfos humanos.
El obispo lo ordena sacerdote. Pero Domingo Manso llega a sentirse
indigno y nota pavor porque es duro y muy difícil vivir en solitario tan
sublime ministerio. Después de año y medio se retira. Ya no hay eremitas;
la quintaesencia se busca en los monasterios. Entra en el antiguo y
observante cenobio de San Millán de la Cogolla, tomando el hábito negro
de San Benito. Recibe y da ejemplo.
Encargado del priorato de Santa María, lo rehace.
Los monjes de San Millán vuelven los ojos a él y le piden sea su prior. Pasa
de "pastorcillo" a "pastor". Y mientras cumple este encargo, el rey don
García de Navarra, duro de carácter y tenaz, conocido como "el de Nájera",
le pide los tesoros del cenobio; pero da con un compatriota que también
lleva en la sangre lo que dan la tierra y la época en cuanto se refiere a
tozudez y firmeza. Pone cara al rey y defiende lo que es patrimonio de su
casa y de su iglesia. Esta actitud le valió el destierro voluntario a las tierras
de Castilla donde reina el hermano de don García.
El bondadoso rey Fernando, le encomienda poner en pie el monasterio —
por entonces en ruinas— de San Sebastián de Silos que fundó o restauró
Fernán González en el 909 y que sobrevive casi deshabitado. Fue una obra
gigantesca que en España ayuda a la configuración de la gran Castilla en
cuanto llega a convertirse en un foco civilizador en el lugar por donde poco
antes andaban los sarracenos. Llegan más y más gentes al calor del
monasterio. Entre el ruido de los martillos de canteros, las sierras de
carpinteros, los cinceles de los escultores, los cencerros de las vacas y las
esquilas de las mulas, también suenan las campanas que llaman a Vísperas,
a Misa y a los rezos. Con ello, se escucha la alabanza de los monjes que va
aprendiendo el pueblo. Las tierras son bien labradas y hay horno de pan
dispuesto. Ovejas y bueyes pastan por los amplios campos llanos. Se va
haciendo arte al terminar las obras con esmero. Y el estudio de los monjes
requiere libros que se guardan como tesoro sin precio.
Murió el santo abad —"Abad de santa vida, de bondad acabado", según
escribe su cantor— que supo vivir de oración y penitencia el 20 de
diciembre del año 1073 dejándole al monasterio de Silos su nombre como
título.
21 DICIEMBRE
Santos: Pedro Canisio, presbítero y doctor; Amasvindo, Silán, confesores;
Anastasio, Juan, Juliana, Festo, Glicerio, Temístocles, mártires; Severino,
obispo.
21 de Diciembre
San Pedro Canisio, presbítero y Doctor de la Iglesia (1521-1597)
Nació el año 1521 en Nimega (Güeldres, actualmente Holanda). Estudió en
Colonia y entró en la Compañía de Jesús. Fue ordenado sacerdote el año
1546. Durante muchos años predicó por Alemania, Austria y Suiza,
procurando frenar el protestantismo y recuperando almas para la fe
católica. Publicó numerosas obras, entre las cuales destaca su popular
Catecismo. Murió en Friburgo(Suiza), el año 1597.
22 DICIEMBRE
Santos: Queremón, Hunguero, obispos; Demetrio, Honorato, Floro,
Flaviano, Isquirión, Zenón, mártires; Adam, Ultán, confesores; Francisca
Javier Cabrini, fundadora.
22 de diciembre
Francisca Javier Cabrini (1850-1917)
Nació en la Lombardía italiana, en Sant´Angelo Logidiano el 15 de Julio de
1850, de Agustín y Stela; la penúltima de once hermanos. Es una familia
corriente de campesinos cristianos. La niña se confirma con ocho años y
hace la primera comunión a los nueve.
Cursa sus estudios y el primer trabajo como maestra es en el pueblo que se
llama Vidardo. Allí desempeña además una importante labor apostólica y
social.
Luego la vemos como superiora en el Hospicio de la Providencia en
Codoño. Pero fue una aventura que duró poco y acabó mal porque el
obispo tuvo que disolver aquella fundación: eran pocas y mal avenidas.
Con este motivo, el obispo que conocía sus posibilidades, su inclinación a
las misiones y la rectitud de su vida le recomienda que haga una fundación
misionera.
Han nacido las Misioneras del Sagrado Corazón. En 1907 obtiene la
aprobación Pontificia y comienzan siete profesas.
En poco tiempo se multiplican sobremanera; cuando muere Francisca
Javiera a los sesenta y siete años ha fundado personalmente sesenta y siete
casas entre Europa (Italia, Francia, Inglaterra, España), EE. UU. (Nueva
York, Nueva Orleáns, Los Ángeles, Chicago, Filadelfia), y América
Central (Costa Rica, Panamá, Nicaragua...).
Ella siempre alimentó en su alma impulsiva, generosa y valiente la
posibilidad de llevar y extender el Evangelio en las tierras de Oriente
Lejano, concretamente en China. Quizá por eso de niña se divertía
haciendo barquitos de papel y al ponerlos en el río para que los llevara
adelante la corriente les decía ¡A China! No pudo hacerlo. Fue el propio
papa León XIII quien le sugirió un cambio de ciento ochenta grados
encaminándola a la atención misionera en América centrándose en los
emigrantes italianos que pasaban dificultades de todo tipo a principios de
siglo. Esos emigrantes salieron ganando: hospitales, orfanatos, colegios,
asilos ... les llegaron con Francisca Javiera y las Misioneras. Y sobre todo,
instrucción, formación religiosa, el cariño testimonial de la caridad. Bueno,
en realidad no fueron sólo los emigrantes italianos... la iglesia enterera se
enriqueció.
Murió el 22 de diciembre del año 1917 y la canonizó el papa Pío XII en
1943.
23 DICIEMBRE
Santos: Juan de Kety, presbítero; Garibaldo, Ivo, confesor; Asclepio,
Murdón, Nifón, Frideberto, obispos; Beno, abad; Dagoberto, Teódulo,
Saturnino, Euporo, Sérvulo, Basílides, Evaristo, mártires; Mayota, Victoria,
vírgenes; Vintila, eremita.
23 de Diciembre
San Juan de Kety, presbítero (1390-1473)
Nació en Kety, diócesis de Cracovia, el año 1390; se ordenó sacerdote y
supo hacer compatibles la docencia en la universidad de Cracovia con las
tareas pastorales.
A la fe, que exponía con sabiduría en su cátedra, unió la piedad y la caridad
con el prójimo, llegando a ser modelo para sus colegas y discípulos.
Murió el año 1473.
24 DICIEMBRE
Santos: Gregorio, Luciano, Metrobio, Pablo, Cenobio, Eutimio, mártires;
Annón, Irmiania, confesores; Bonifacio, Castorino, Delfín, obispos;
Társula (Tarsila), virgen; Adela de Tréveris, abadesa.
24 de diciembre
Gregorio, presbítero y mártir († a. 303)
Presbítero que murió mártir en la persecución de Diocleciano a comienzos
del siglo IV.
En su historia interviene un personaje llamado Flaco que es el encargado
por el gobierno de Roma para poner orden en el Imperio en lo que
concierne a la unidad de religión fundamento del orden social. Ha pensado
en su estrategia contra los rebeldes e inconformistas de cuya existencia en
su territorio está bien informado: multiplicará los dioses y obligará a
prestarles adoración. Quienes no acaten la orden con fidelidad serán
aniquilados.
En la península itálica, en la Umbria, concretamente en Spoleto, hay un
hombre llamado Gregorio, se ocupa en hacer el bien a los demás, está
interesado en poner remedio a las necesidades económicas de los más
pobres y de hecho las remedia en la medida que puede, da consuelo a los
tristes e incluso quema el tiempo animando cuando alguien está
desalentado. Es pacífico y en su vida se advierte la rectitud. Todos lo tienen
por hombre religioso. Incluso a los que quieren les descubre poco a poco
los misterios de Dios y, lo que es más llamativo aún, algunos le siguen
porque tanto su enseñanza como el estilo de su vida tienen un atractivo
poco común. Sí, hay un no-sé-qué atrayente por su nobleza y altura de
miras.
Pero por lo que se ve que no agrada a todos. No quiere sacrificar a los
dioses. Tiene ideas distintas. Él no se acomoda a lo establecido. Es acusado
de "ser rebelde a los dioses". Afirma que sólo un Dios merece adoración y
tan testarudo se muestra en su convicción que, a pesar de las amenazas y
vejaciones, está dispuesto incluso a morir. De hecho así terminó su vida en
el año 303.
Desobediente. Inadaptado. Reaccionario. Indócil. Rebelde. Indisciplinado.
Agitador. Inconformista. Independiente. Parece que todos estos
calificativos tienen un contenido negativo. Pero, claro... hay que saber
contra qué o contra quien. Porque —a la postre y para ser justos en el
juicio— todo depende de a qué lado quede la verdad. Quizá resulte que hay
que cambiar el esquema y se deban proponer para premios Nobel
precisamente a los que no se acomoden a los croquis de la sociedad y
vayan contra el "status".
No siempre "ser como los demás" es signo de "estar en la verdad".
A que la verdad no depende del poder, de la fuerza física, política o militar.
¡A que no!
25 DICIEMBRE
La Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.
Nuestra Señora de Belén.
Santos: Susana, Anastasia, Noelia, Eugenia, Felipe, Claudia, Sergio,
Abdón, Proto, Yocinto, mártires; Maelán, obispo.
25 de diciembre
La Navidad
La Navidad es el Nacimiento del Salvador. Es gran fiesta para todos los
hombres porque para todos es la Encarnación y el Nacimiento. De modo
especialísimo es para los creyentes en Cristo porque ellos conocen bien su
verdad y significado. Es una fiesta convencional; no existe la seguridad y
certeza fiable dada por un registro civil que lo atestigüe. Se fijó en el 25 de
diciembre para ocultar una fiesta pagana, la del solsticio de invierno. Pero
eso es lo menos importante. Lo que de verdad entraña todo el fondo y el
peso es la contemplación del Señor de la Historia que entra dentro de la
historia por el amor que tiene al hombre al que llama a trascender la
historia. Por ello es razonable hacer fiesta y celebrar gozosos el hecho del
Nacimiento del Hijo de Dios y es fácil comprender que llegara a sofocarse,
apagar y santificar la fiesta pagana que sustituyó.
Hoy, ¿qué está pasando? Hay síntomas alarmantes de vuelta a lo pagano.
Sí, parece que se está dando un vaciado de sentido del ciclo navideño. Un
avispado observador que examinara la fiesta de los cristianos y quisiera
aprender de ellos podría encontrarse con dificultades para entender lo
central y primigenio. Quizás se topara con caricaturas ridículas de una
religión sin fondo, cuando no descubriera contradicción entre creencias y
hechos.
Si comparamos nuestra Navidad con una canción, concluiríamos que no
suena bien. Mira, si no: Son días de misivas convencionales, con un paisaje
nevado de fondo, en papel de a cuarto para cumplir con el amigo casi
olvidado, el cliente moroso o el pariente molesto. Para algunos, la Navidad
se convirtió en la vacación de invierno. Para otros, noble ocasión de
reencuentro familiar disperso en la geografía y distanciado en el tiempo.
Los bondadosos divulgan deseos de virtud a plazos, "en estos días", por un
tiempo. Los más expresan augurios de felicidad que frecuentemente se
resumen en la efímera, transitoria y vana de la mesa bien dispuesta,
turrones copiosos y bebidas abundantes, loterías deseables, muérdago y
pino en casa y ¡salud!, sin visitar médicos. El consumismo enciende
lucecitas con destellos en las calles de la ciudad y del pueblo por donde
abunde la gente risoteando con planes de compras, diversión y jaleo. Se
sacan las panderetas y sonajas del año pasado para acompañar Villancicos
que, en el mejor de los casos, cantan al Niño durmiendo, a la Virgen
lavandera y a san José con las ropas aireadas por los roedores del Portal.
Regalos —eso sí— caros, que son los buenos; se precisa una "extra", y casi
no llega, para los gastos del festejo. Las ingenuas figurillas del belén
doméstico — recuerdos del abuelo — son la sencillez de otro tiempo que
hablaba del Cielo. Con el símil de la canción ¿verdad que nuestra Navidad
podría sonar mejor?
El Señor sigue amando por encima del tiempo. La Virgen no es hilandera,
sino la Madre del Verbo. San José, el de los clavos, es varón pulcro, recio,
fuerte, sencillo y santo. El Niño ofrece otra Vida distinta de la del tiempo.
Los Ángeles adorantes piden, en el barullo, silencio. Ojalá el ilustrado se
abaje de su estamento y comparta con el pobre su comida y su techo.
26 DICIEMBRE
Santos: Esteban diácono y protomártir; Abundancia, virgen; Adelardo,
Conmán, Teodoro, Cristina , confesores; Zenón, Arquelao, obispos;
Marino, mártir; Constantino, monje; Dionisio, Zósimo, papas.
26 de Diciembre
San Esteban, protomártir (s. I)
Esteban, lleno de "fe y del Espíritu Santo", "de gracia y de valor", es el
primer mártir de la Iglesia. Murió lapidado y, a ejemplo del Maestro,
rezando por sus verdugos. Ayudó a los Apóstoles, como diácono, en
diversos ministerios; es el primer testigo de Cristo con la entrega de su
vida. Su nombre está en el Canon Romano.
27 DICIEMBRE
Santos: Juan, Apóstol y Evangelista; Balderico, Máximo, obispos; Nicerata
(Nicarete), virgen; Dióscoro, Asclepio, Filemón; Acurio, mártires; Gerardo,
Teodoro, Teófanes, monjes.
27 de Diciembre
San Juan Apóstol y Evangelista (s. I)
Antes de ser llamado al Apostolado por Jesús fue discípulo de San Juan
Bautista.
Respondió generosamente a la llamada del Señor y, enamorado
profundamente del Maestro, gozó de una especial intimidad con Él, junto
con San Pedro y su hermano Santiago.
Es autor del cuarto evangelio, de tres cartas canónicas y del libro del
Apocalipsis.
Después de un magnífico trabajo apostólico en Palestina y Asia Menor,
murió, ya muy anciano, desterrado en la isla de Patmos, durante el imperio
de Domiciano.
28 DICIEMBRE
Los Santos Inocentes.
Santos: Eutiquio, Domiciano, Indes, Domna, Cástor, Víctor, Rogaciano,
Troadio, Cesáreo, mártires; Calínico, Eustracio, Bonifacio, obispos;
Tedoro; Agape, Teófila, confesores.
28 de Diciembre
Los Santos Inocentes (s. I)
La consulta bien intencionada de aquellos Magos que llegaron de Oriente al
rey fue el detonante del espectáculo dantesco que organizó la crueldad
aberrante de Herodes a raíz del nacimiento de Jesús.
Habían perdido el brillo celeste que les guiaba, llegó la desorientación, no
sabían por donde andaban, temieron no llegar a la meta del arduo viaje
emprendido tiempo atrás y decidieron quemar el último cartucho antes de
dar la vuelta a su patria entre el ridículo y el fracaso.
Al rey le produjo extrañeza la visita y terror la ansiosa pregunta sobre el
lugar del nacimiento del Mesías; rápidamente ha hecho sus cálculos y
llegado a la conclusión de que está en peligro su status porque lo que las
profecías antiguas presentaban en futuro parece que ya es presente realidad.
Se armó un buen revuelo en palacio, convocaron a reunión a los más sabios
con la esperanza de que se pronunciaran y dieran dictamen sobre el
escondrijo del niño "libertador". El plan será utilizar a los visitantes
extranjeros como señuelo para encontrarle. Menos mal que volvieron a su
tierra por otro camino, después que adoraron al Salvador. Impaciente contó
Herodes los días; se irritó consigo mismo por su estupidez; los emisarios
que repartió por el país no dan noticia de aquellos personajes que parecen
esfumados, y se confirma su ausencia. Vienen los cálculos del tiempo, y
contando con un margen de seguridad, le salen dos años con el redondeo.
Los niños que no sobrepasen dos años en toda la comarca morirán. Hay que
durar en el poder. El baño de sangre es un simple asunto administrativo,
aunque cuando pase un tiempo falten hombres para la siembra, sean
escasos los brazos para segar y no haya novios para las muchachas
casaderas; hoy sólo será un dolor pasajero para las familias sin nombre, sin
fuerza, sin armas y sin voz. Unas víctimas ya habían iniciado sus correteos,
y balbuceaban las primeras palabras; otras colgaban todavía del pecho de
sus madres. Pero para Herodes era el precio de su tranquilidad.
Son los Santos Inocentes. Están creciendo para Dios en su madurez eterna.
Ni siquiera tuvieron tiempo de ser tentados para exhibir méritos, pero no
tocan a menos. Están agarrados a la mano que abre la gloria. Aplicados los
méritos de Cristo sin que fuera preciso crecer para pedir el bautismo de
sangre, como tantos laudablemente hoy son bautizados en la fe de la Iglesia
con agua sin cubrir expediente personal. El Bautismo es gracia.
Entraron en el ámbito de Cristo inconscientes, sin saberlo ni pretenderlo;
como cada vez que por odio a Dios, a la fe, hay revueltas, matanzas y
guerras; en esas circunstancias surgen mártires involuntarios, que aún sin
saberlo, mueren revestidos y purificados por la sangre de Cristo,
haciéndose compañeros suyos en el martirio; y no se les negará el premio
sólo porque ellos mismo, uno a uno, no pudieran pedirlo. En este caso es el
sagrado azar providente de caer por causa de Cristo, porque la mejor gloria
que el hombre puede dar a Dios es muriendo.
Ya el mismo Jeremías dejó dicho y escrito que "de la boca de los que no
saben hablar sacaste alabanza".
Hoy los mayores también hacen bromas en recuerdo del modo de ser
juguetón y alegre de aquellos bebés que no tuvieron tiempo de hacerlas; es
buena ocasión de hacer agradable la vida a los demás, con admiración y
sorpresa, en desagravio del mal que provocó el egoísmo de aquel que tanto
se fijó en lo suyo que aplastó a los demás.
29 DICIEMBRE
Santos: Tomás Becket, obispo y mártir; Trófimo, Teodora, Alberto,
confesores; Calixto, Félix, Bonifacio, Domingo, Víctor, Primiano, mártires;
Crescente, Catrense, obispos; Ebrulfo, Vidal, Marcelo, abades; David, rey y
profeta.
29 de Diciembre
Santo Tomás Becket, obispo y mártir (1118-1170)
Nació en Londres el año 1118; clérigo de Cantorbery y canciller del reino,
fue elegido obispo el año 1162.
Defendió valientemente los derechos de la Iglesia frente a los abusos del
rey Enrique II. Esto le valió el destierro a Francia durante seis años. Vuelto
a la patria, sufrió todavía numerosas dificultades, hasta que murió
martirizado en el año 1170.
30 DICIEMBRE
La Traslación de Santiago Apóstol.
Santos: Sabino, Rainerio, Gricino, Liberio, Jocundo, obispos; Anisia,
Mansueto, Severo, Donato, Honorio, Venustiano, mártires; Beato Radulfo
(Rodolfo, Raul), abad; Exuperancio, Marcelo, diáconos.
30 de diciembre
Traslado del cuerpo de Santiago
De hecho, por los breves apostólicos de dos papas, Gregorio XIII y Sixto
V, se celebra en Santiago y en España la fiesta de la Traslación.
El rey Herodes mandó decapitar a Santiago. Fue el protomártir de los
Apóstoles; luego le seguirían todos los demás y sucedió en la ciudad Santa
de Jerusalén. Este es el dato histórico y punto de partida de una leyenda que
parece ser un inverosímil juego imaginativo pero, como tantas veces
sucede, la fantasía mejor intencionada cubre los espacios en blanco que la
historia no puede rellenar con datos comprobables.
Y la leyenda se expone así resumiendo: Una vez muerto Santiago, los siete
discípulos que había llevado consigo cuando estuvo en España robaron por
la noche el cuerpo que Herodes prohibió enterrar y dejó expuesto a las
aves, perros y alimañas. Ocultamente lo llevaron hasta el puerto de Jaffa
donde milagrosamente encontraron una nave sin remeros ni piloto, pero
con todo lo necesario para una larga travesía. Ayudados por un viento
favorable y sin escollos ni tempestad arriban a Iria Flavia —hoy Padrón—
cerca de Finisterre. Con esto cumplen el deseo que les había encargado el
propio Santiago previendo el acontecimiento de su muerte.
Tierra adentro encuentran una gruta. Les parece sitio apto para depositar
los restos mortales. Manos a la obra, destruyen un ídolo de piedra de los
paganos del país y excavan en la piedra un sepulcro donde depositan el
cuerpo con su cabeza que habían transportado. Luego levantan una casa
que será capilla. Teodoro y Atanasio se quedarán custodiando la reliquia,
mientras que los otros cinco compañeros saldrán por los campos y poblados
a predicar el Evangelio. Cuando mueren los dos custodios reciben sepultura
junto a los restos de Santiago.
Las invasiones y guerras que se suceden en el lugar son factores
determinantes para que, junto con el mismo paso de los años, se relegue al
olvido transitoriamente tanto el lugar ya tapado por los matorrales como el
tesoro que contiene.
Cuando reina Alfonso el Casto se descubren los antiguos sepulcros y el rey
manda edificar un templo. Y otros monarcas le siguen. Es Compostela. Los
papas conceden privilegios, Urbano II desliga el obispado de la jurisdicción
de Braga y con Calixto II comienza a ser arzobispado. Los milagros y las
maravillas se producen en el tiempo para españoles y extranjeros. Se señala
de modo muy especial la protección en la larga lucha de reconquista
llegando a aplicársele el alias de "Matamoros" por haberlo visto con todas
las armas precediendo al ejército cristiano. Las rutas del peregrinaje de
Europa comienzan a tener otro camino para culminar el perdón de los
pecados con arrepentimiento.
31 DICIEMBRE
Santos: Silvestre I, papa; Sabiniano, Potenciano (Prudenciano), Columba,
Donata, Paulina, Rogata, Dominanda, Zótico, Donato, Saturnino, Celestino,
mártires; Mario, Eustasio, obispos; Erico, Pedro, abades; Hermetes,
exorcista.
31 de Diciembre
San Silvestre I Papa ( † 355)
Elegido papa en el año 314, gobernó la Iglesia durante el imperio de
Constantino el Grande. Dirigió con mucho acierto la Iglesia en esta nueva
época y defendió la pureza de la fe frente al cisma donatista y el error
arriano que fue condenado en el primer Concilio Ecuménico celebrado en
Nicea, en el año 325. Fue sepultado en el cementerio de Priscila, en la vía
Salaria, después de su muerte en el año 355.