“RESPONSABILIDAD”
El documento está compuesto por 5 textos, en los cuales se observa como tema
principal la responsabilidad desde diferentes perspectivas en el psicoanálisis,
describiendo su significado e influencia de acuerdo al contexto en el que se
aplique. De igual manera se observa que mientras se avanza en los textos uno
depende del otro y se interrelacionan entre sí.
TRES TIPOS DE RESPONSABILIDAD
En este primer texto encontramos como la responsabilidad se divide en tres tipos
de acuerdo a como lo interpreta el autor; si se define la responsabilidad como la
respuesta acorde con el propio ser, se diferencian tres clases de respuesta:
elemental, primaria y secundaria; y donde según las características de cada ser
corresponderían a tres tipos: fáctica, espontanea y ética.
Para explicar cómo se determinan cada una de estas divisiones se muestra como
un elemento de un sistema no está totalmente determinado por las leyes,
regularidades o propiedades de este. Hay algunas variables libres o
independientes lo que hace que el sistema tenga grados de libertad. De acuerdo
a como la partícula sea influenciada emerge un comportamiento o acontecer
propio. La elección de un camino entre varios posibles, por un cuerpo físico, se
conoce como respuesta elemental. Sería una elección fundamental, puramente
física, pero aun así autodeterminación.
Cuando un animal puede captar el mundo, y crea una consciencia o reflejo de
éste, hay una comparación donde surge un factor electivo y es de allí donde los
motivos que conducen a elegir se constituye como la respuesta primaria.
Cuando el animal decide desde su ser, decimos que es responsable y que es una
responsabilidad activa. Pero cuando deja que las circunstancias decidan por él,
dando solo una respuesta fisiológica, su responsabilidad es meramente fáctica.
Dar una respuesta elemental, cuando se podía dar una respuesta primaria más
adecuada, se considera irresponsable.
El ser humano posee un sistema secundario fundamentado en el lenguaje y las
palabras, lo que le permite razonar. Evaluar y asumir las consecuencias de un
acto es una respuesta secundaria.
Con el hombre se pueden presentar dos situaciones, una donde responde de un
modo primario o elemental, donde sería irresponsable si le eran posibles
respuestas de un orden superior. Sin embargo se puede ser consecuente, en el
sentido de asumir las consecuencias de los actos, sin que esto implique haber
reflexionado: esta es una respuesta espontánea. Se puede entonces ser moral al
ser consecuente pero no necesariamente responsable. Si la moral no conlleva
reflexión, carece de responsabilidad secundaria. Podemos dejarnos arrastrar de
las circunstancias en una actitud pasiva, o podemos elegir una responsabilidad
activa que tenga en cuenta todas nuestras posibilidades humanas de conciencia y
reflexión: esa es la responsabilidad ética, que sería solo la responsabilidad
secundaria, la responsabilidad humana propiamente dicha.
RESPONSABILIDAD LEGAL Y RESPONSABILIDAD SUBJETIVA
En este segundo texto encontramos como se comparan dos formas en las que se
puede o se debe ser responsable.
Se llamará legalidad a un conjunto de reglas y normas que resultan de un
consenso o pacto social. Este pacto no tiene que ser voluntario, puede ser
impuesto.
Un deber es una obligación, exigencia o compromiso legal coactivo. Un derecho
es su recíproco, algo que se nos adeuda, que podemos exigir y esperar de
aquellos que comparten el pacto. La responsabilidad legal consiste en responder
a estos compromisos, ya sea de manera fáctica o analítica.
Responder “solo ante la propia conciencia”, ante su deseo, su ser o su propio
discurso, es la responsabilidad subjetiva.
Considerarnos responsables ante los demás conduce a la irresponsabilidad si esta
responsabilidad “social” no se basa primero en una responsabilidad subjetiva. En
último término, somos responsables ante nosotros mismos, o ante la instancia
interna que represente nuestro ideal subjetivo.
LA RESPONSABILIZACIÓN
Este tercer texto nos indica de qué manera somos responsables en todos los
aconteceres de nuestra existencia y desde diferentes puntos de vista de diversos
grupos y filósofos. Esto implica admitir que hay una parte al menos de lo que
ocurre de la cual se es responsable directo o activo, así la mayor parte de las
circunstancias y condiciones de su existencia sean impuestas.
Hay dos tipos de responsabilidad: indirecta; frente a aquellas cosas o aconteceres
que están dados y ante los que tenemos que responder, queramos o no. Lo que
algunos llaman responsabilidad fáctica. Los fatalistas piensan que todo está
predeterminado, inclusive nuestra respuesta ante lo dado. Pero los deterministas
dialecticos piensan que siempre se puede responder de diversas maneras ante
una situación, conforme con su propia elección y decisión. Esta posibilidad de
elegir o libertad conduce a la responsabilidad directa.
Los existencialistas plantean que aun en las circunstancias más adversas
podemos elegir. La pérdida absoluta de la libertad y de la responsabilidad implica
el desvanecimiento del sujeto y la conciencia, para quedar a merced de las
circunstancias.
Según Freud, lo que caracteriza al neurótico es su cobardía ética que le impide
asumir una posición personal y decidir por una opción que sea de su propia
elección. La histérica se queja de que la sedujeron, la hacen desear contra su
voluntad; lo que ella lo siente como un goce del que se sentirá culpable o
resentida porque sabe que lo disfruto aunque no sea capaz de reconocerlo. El
obsesivo es incapaz de asumir las consecuencias y prefiere, culparse y
reprocharse, para retornar luego a las mismas formas de goce, aunque
disfrazadas.
Luego de esto vemos que el proceso de responsabilización requiere de un análisis
de las condiciones de cada situación. Se divide en cuatro franjas:
Lo inmodificable: es aquello que ya no puede ser de otra manera.
Lo transformable no deseado: es lo que puede cambiarse pero no se desea
hacerlo.
Lo transformable deseado pero no intentado: puede cambiarse pero no se está
dispuesto a hacer el esfuerzo o afrontar las consecuencias de intentarlo.
Lo deseado intentado: es aquello que se puede, se anhela y se está dispuesto a
cambiar; intentando, proyectando y realizando todas las actividades que se
requieran para lograr la transformación. Esto no garantizará la consecución de lo
pretendido pero si aumentará mucho las probabilidades de obtenerlo.
LA RESPONSABILIZACIÓN POR EL ENTORNO
El cuarto texto nos habla de los diferentes entornos, pero siempre viendo como el
centro o núcleo de estos a un sujeto singular. El sujeto es responsable de su
propio discurso, de su propio destino. Sin embargo, nadie está aislado, ni puede,
aunque quisiera, dejar de contar con los demás.
Entorno humano: siempre influirá sobre el sujeto internamente pues interioriza
valores y externamente ya que los demás intervienen y actúan, y sus acciones
tiene consecuencias.
Entorno ecológico: todo lo que hace parte del ambiente del universo interactúa con
el individuo.
Cuando se entra en la ética de la razonabilidad, se tendrá en cuenta los interese y
sentimientos de los demás, lo que se conoce como consideración o cortesía.
La consigna freudiana “hacer consiente lo inconsciente” culmina con la
responsabilización por el entorno: trabajar para responsabilizarse y ayudar a los
demás a hacerlo.
La responsabilidad por el entorno contiene sus propios límites: yo no puedo
responsabilizarme en lugar de otro, ni responsabilizarlo; cuando más, solo
culpabilizarlo.
SUFRIMIENTO Y RESPONSABILIDAD
No somos capaces de asumir la responsabilidad de nuestro sufrimiento, en este
último texto veremos que sufrimos porque sufrimos y nuestra queja, que es un
reproche al otro por hacernos sufrir, lo que incrementa mas el dolor.
Se nos habla de la moderación que es cambiar el modo, o la manera como el
sujeto vive el sufrimiento. Esta transformación se logra mediante la
responsabilización, que se admita que hay un sufrimiento inevitable y lo así, pero
también que enfrente el sentimiento evitable y lo que puede hacer para cambiarlo
si su voluntad.
Desde el psicoanálisis nos encontramos con varias posiciones frente a este tema.
Freud piensa que se hace una elección fundamental; de allí en adelante si ha
decidido responder por su deseo, “está condenado a la libertad”.
Para Viktor Frankl, se trata de decidir de qué y ante quién somos responsables.
Asumir nuestra responsabilidad por nuestras acciones y actitudes y, en partículas
por nuestro sufrimiento, es entonces la base de la asunción de nuestro destino y
nuestra libertad, responsabilizándonos de lo que nos compete y renunciando a la
cómoda pero esterilizante posición de responder siempre a los demás, al mundo o
a Dios todo aquello de nos avergonzamos o no hace sufrir.
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