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El cálculo social desde la infancia

Reseña de: Ese oscuro objeto del deseo: raza, clase, género y la ideología de lo bello en Colombia. Nick Morgan

Por: Juan Luis Ramírez Agudelo1

Nicholas Morgan, o mejor conocido como Nick Morgan, es un británico egresado de la Universidad de Manchester y doctor de estudios culturales latinoamericanos. En el año 2005 escribe “Ese oscuro objeto del deseo: raza, clase, género y la ideología de lo bello en Colombia”, que es publicado en el capítulo cuatro del libro “Pasarela pasarela: escenarios de la estética y el poder en los reinados de belleza” de Chloe Rutter- Jensen. Nick Morgan, en su texto trata sobre la influencia de las representaciones de raza, clase y género en la ideología de lo bello en Colombia, y afirma con su tesis, que estos tres prejuicios influyen, regulan y organizan el deseo a partir de la dicotomía de lo “blanco” y lo “no-blanco”, donde lo primero es constituido como “objeto de deseo”, y lo segundo como ese “oscuro objeto del deseo” denigrado y fetichizado. Con ello, afirmó que la concepción de la de belleza en Colombia difícilmente cambiará, para hacerlo debemos cambiar primero nuestros procesos de sociabilización, los ideales, lo valores y los prototipos planteados por los medios y la publicidad.

A partir de todo su texto Morgan evidencia cómo la representación de lo bello en el país se ha visto influenciado por prejuicios racistas, elitistas y machistas. El autor se centra principalmente en la dicotomía de lo “blanco” y lo “no-blanco”, siendo esta la polaridad básica que define la jerarquía social de Colombia. Por eso, existen dos fronteras “astronómicas” de lo que define en nuestra escala de valores sociales lo que es bello y lo que no lo es, y que a mi juicio, han sido valores que a todos nos han vendido desde niños a través de los medios y la publicidad. Desde este momento nace en nosotros la concepción de lo bello, y forjamos un ideal que difícilmente cambiará, ya que es un valor arraigado desde la propia infancia.

La frontera de lo bello se hace, como el mismo autor lo plantea, con la existencia de una representación, de unos prejuicios que sugieren que lo “blanco” equivale a privilegio, cultura y belleza, en contraste con lo “no-blanco” que se asocia con pobreza, falta de cultura y fealdad. Así, esto es precisamente lo que ocasiona, expresado en el texto de Morgan, que todo lo que todo lo que tiene que ver con lo “blanco” se represente como “objeto de deseo”, mientras que la representación de lo “no-blanco”, además de denigrarlo, lo fetichiza y lo convierte a su vez, en un verdadero “oscuro objeto del deseo”. A partir de esto, sugiero que estas 1. Estudiante de primer semestre de pregrado en Química de la Universidad de los Andes. Colombia, Bogotá D.C. Código de estudiante: 201315209

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representaciones ideológicas de belleza, se hacen imprescindibles, inevitables para una sociedad que ha sido bombardeada desde su origen por los prototipos europeos. Por esto, nacemos “con el cálculo social” que habla el autor, con una idiosincrasia cultural estereotipada, racista, clasista, machista y fetichizada.

Para sostener esta postura que adopto frente a cómo surge en nosotros la ideología de lo bello, tomo como ejemplo, la fetichización de la mujer en Colombia. Particularmente, se crea el estereotipo de las mujeres de la clase alta, como mujeres altas, delgadas, de proporciones de modelo, monas, de clase, en resumen, “blancas”. Y es precisamente este prototipo en la cual las mujeres de clase baja, con potencia y “materia prima”, desean convertirse eventualmente. Y ¿por qué se da esto?, primero imaginemos una cosa: la niñas en su infancia, la gran mayoría, jugaron y se divirtieron con una muñeca “Barbie”, y con esto hagamos la imagen mental de cómo era o es esa muñeca. Seguramente pensemos en una muñeca mona, de ojos azules, delgada, de proporciones simétricas, pero, probablemente a ninguno se le ocurrió pensar en que fuera una mujer mestiza o afrocolombiana, bajita, con senos caídos, en general, sin unas proporciones definidas desde la élite como lo bello, lo “ideal”, y con lo que nacemos. Así, desde nuestra niñez estamos inundados en la publicidad, en la programación de los medios de comunicación que nos saturan de imágenes de la ideología de lo bello en Colombia, de unas ideas foráneas, que no tiene mucho o mejor dicho, nada de lo que son nuestras raíces y del verdadero linaje del que procedemos.

En base a lo anterior, concuerdo con el autor en la posición que él plantea, de que los fenotipos han funcionado históricamente como marcadores de “pureza” de raza, clase y género, que garantiza el status social de la élite, y condena a los pobres al limbo social. Nace de esta forma el llamado “régimen de sangre” que hablaba Foucault, un orden social basado en la preservación de las fronteras sociales mediante un llamado a la biología, de una obsesión por la pureza de ese linaje de la élite, junto con una visión genética de la historia de los pobres que convierte lo social en destino. Sin lugar a dudas, nacemos con este régimen de sangre, estamos divididos en castas sociales que miden qué tan “blanco” es una persona, y es inevitable tener con esto el “cálculo social”.

Desde la niñez hemos naturalizado la medición de la clase, género y la raza, lo hemos hecho tan espontáneo que pasamos desapercibido la realidad en que nos encontramos. Nuestra realidad es que la ideología de la belleza en Colombia está en un punto de discriminación de raza, clase y género en potencia, estamos frente a una escala de valores sociales que naturalizan toda esta clase de discriminaciones, como son los impuestos desde nuestros inicios por la publicidad y los medios. Esta es una realidad difícil de cambiar, y para poder hacerlo

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debemos empezar por lo que había nombrado inicialmente como nuestros procesos de sociabilización, la manera en qué interactuamos con lo demás, en que dejamos de un lado la división por “cálculo social”. Pero, para ello se debe cambiar la ideología de belleza que nos dan los medios y la publicidad desde niños, algo que por cierto es poco probable, ya que muy bien sabemos todos que la principal educación es la que recibimos cuantos estamos en nuestra infancia, y este tipo educación viene desde unas ideas de la élite, de todo lo que es “blanco”, y me termino preguntando ¿hasta qué punto, nuestra ideología, nos lleva ver la belleza donde no lo hay?