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    CAPTULO IV

    REFLEXIONES SOBRE LA REFLEXIN CON FAMILIAS

    Tom Andersen

    Este libro me ha otorgado el privilegio de volver sobre mis pasos a travsde los aos para describir y comprender lo que podra definirse como mievolucin profesional. Mi manera de describir y entender ha cambiado conel tiempo. Por lo tanto, el relato de mi historia profesional tiene que empezar

    por el final: por lo que hoy pienso acerca de las descripciones y suscorrespondientes comprensiones, y acerca de la manera en que las construyo.

    LO QUE PIENSO HOY

    Veo la vida como el desplazamiento hacia el futuro de mi persona, de miscircunstancias y de las circunstancias de esas circunstancias. Los cambios dela vida alrededor de m se producen por s mismos, no por m. Lo nico queyo puedo hacer es participar en ellos. Participar es aprender a usar el repertoriode comprensiones y acciones que han surgido de las diversas experienciasque tuve a lo largo de los aos. Y lo ms importante es aprender lo que novolver a hacer. Mi relacin con Harold Goolishian estimul fuertemente estaidea.1l deca: Si uno sabe lo que har, est limitado; pero si sabe mejor loque no har, entonces habr una enorme cantidad de cosas que podr hacer.La manera en que uso mi repertorio se vincula con la manera en que entiendoel momento de la vida en que participo; y mi comprensin se vincula con lamanera en que lo describo. Describo a qu presto atencin, describo aquellosobre lo que me concentro. La vida es tan rica y tan plena que es imposible

    prestar atencin a todo es decir, concentrarse en todo al mismo tiempo.Lo desee as o no, a cada momento tengo que seleccionar aquello sobre loque me concentrar. Por lo tanto, no puedo describir aquellas partes de la vidaa las que no presto atencin y sobre las cuales, por ende, no me concentro.Mis descripciones y mis comprensiones

    1. Los intercambios de ideas que tuve el privilegio de mantener con Harold Goolishian ysu colega Harlene Anderson, del Galveston Family Institute, Texas, influyeron decisivamente enmi pensamiento y mi prctica. Sin esas conversaciones, este captulo no habra tenido la formay el contenido que tiene.

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    FORMAS DE LA PRCTICA

    se forman en el lenguaje, y slo puedo construirlas segn el lenguaje quetengo en mi repertorio. En consecuencia, slo puedo prestar atencin a algosi dispongo de un lenguaje para describirlo y entenderlo.

    Cuando la vida viene a m, me toca la piel, los ojos, los odos, las papilasde la lengua, los orificios de la nariz. Como estoy abierto y soy sensible a loque veo, oigo, siento, paladeo y huelo, puedo tambin percibir respuestas aesos contactos desde m mismo, mientras mi cuerpo, desde dentro, mehace saber de diversas maneras lo que piensa acerca de los contactos con elexterior, me dice sobre qu debo concentrarme y sobre qu no debo. Esteestar abierto y sensible a los contactos con la vida exterior y al mismo tiempoabierto y sensible a las respuestas de la vida interior es lo que llamo intui-cin. En este momento, en lo que ms confo es en la intuicin. Al desandarmi camino profesional, mi intuicin me dice que primero debo participar ydespus sentarme y pensar en esa participacin; no sentarme y pensar

    primero, y participar despus. Como estoy seguro de que mi pensamientome acompaa mientras participo, siempre me siento cmodo al hacer lo quemi intuicin me sugiere.

    Esto podra corresponderse muy bien con ciertas ideas que Thomas Kuhn

    (1970) sostiene acerca de las teoras. Kuhn dice que toda investigacin quedefine objetivos y medios dentro de un paradigma dado producir resulta-dos que apoyen la teora sobre la que la investigacin se bas. Kuhn seala,indirectamente, que se podran postergar las aplicaciones de la teora y dejarque la prctica sea lo ms libre posible en su bsqueda de descripciones ycomprensiones relevantes. Despus se discutiran los resultados (descrip-ciones y comprensiones) teniendo en cuenta las diversas teoras existentes.Esto servira para cuestionar y hasta tal vez para ampliar esas teoras. Heorganizado este trabajo segn ese pensamiento. Eso quiere decir que primerohablar desde la prctica y luego, de vez en cuando, me detendr paraexaminar la prctica descrita y teorizar sobre ella. Esta postura se correspondecon mi comprensin de ciertas ideas clave que surgieron de la discusin de lafilosofa posmoderna. Baynes et al. (1987) afirman que la teora misma es una

    narracin. As, si mi narracin transcurre dentro del marco de mi viejanarracin como, por ejemplo, una repeticin mi narracin pierde libertad.

    LOS PRIMEROS AOS: MDICO DE CABECERA

    Despus de terminar mis estudios de medicina en el sur de Noruega(Oslo), me traslad a la parte rtica del pas para ser mdico de cabecera y

    permanec all cuatro aos.Durante esos cuatro aos se me plantearon muchos interrogantes. Los

    dos ms importantes fueron-, primero, el efecto social de la enfermedad. Cuan-

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    REFLEXIONES SOBRE LA REFLEXIN CON FAMILIAS

    do una persona estaba enferma, sobre todo si esa persona era un nio, yome preguntaba cmo podra entender todas las actividades que la enferme-dad creaba en el entorno del nio enfermo. Pens que la psiquiatra podraser un campo en el que encontrara respuestas, y me intern en ese campo. El

    segundo interrogante se refera a todos los sufrimientos y dolores en laspartes mviles de los pacientes, sufrimientos y dolores para los que mis ex-menes no bastaban. Cmo se podran entender? Yo no saba cul era el ca-mino ni cmo encontrarlo; slo poda esperar que un da el camino se rnemostrara por s mismo.

    La psiquiatra no me brind respuestas para la primera pregunta. En rea-lidad, plante nuevos motivos de reflexin: habra alternativas a la creenciade que los pacientes mentalmente enfermos se podan conducir hacia lasalud? Habra alternativas a la prctica de separar a los mentalmente enfer-mos de su familia, sus amigos, su trabajo? (Ser hospitalizado en el norte de

    Noruega significa casi siempre estar muy lejos del hogar.) Sera posible dejarde llamar pacientes a los pacientes? Acaso las alternativas a los tratamientosestndar (por ejemplo, permanecer en habitaciones cerradas con llave,medicarlos contra su propia voluntad, etctera) podran ser ms coherentescon el contexto paciente-familia-amigos-trabajo-vecindario? stos eran sloalgunos de los muchos interrogantes que se me planteaban.

    LA BSQUEDA DE ALTERNATIVAS

    A comienzos de la dcada de 1970 algunas personas empezamos a reu-nimos informalmente, un fin de semana al mes. Lemos a Minuchin (1974),Haley (1963) y Watzlawick et al. (1974). Tratamos de aplicar sus tcnicas, perono tuvimos mucho xito en lograr el tipo de cambios que imaginbamos.

    En aquella poca yo me senta muy incmodo cada vez que, convenci-dos de que entendamos los problemas mejor que las familias mismas, pre-sentbamos una comprensin nueva e inteligente del problema o dbamos

    directrices inteligentes para tratarlo. El libro de Watzlawick et al. (1967) hizoque prestramos atencin a Gregory Bateson. Fue una verdadera suerte, yadems un gran alivio, entrar en contacto con el trabajo del equipo de Miln(Selvini et al., 1980) a travs de dos miembros del grupo: GianfrancoCec-chin y Luigi Boscolo. Por otra parte, Lynn Hoffman y Peggy Penn, delInstituto Ackerman de Nueva York, nos ayudaron a elaborar nuestracomprensin de la obra de Bateson (Bateson, 1972, 1978, 1979) en generaly del enfoque del grupo de Miln en particular.

    El procedimiento que aplica el grupo de Miln consiste en que un equipose rene con la familia. Un miembro del equipo conversa con la familiamientras los otros siguen la conversacin desde detrs de un espejo de una

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    sola direccin. La persona que habla con la familia tiene una idea preliminarde cmo puede entenderse el problema, es decir, tiene una hiptesis queorienta la entrevista. En sta, el entrevistador se aparta de la familia y se renecon el resto del equipo para discutir interpretaciones posibles, diferentes de lainterpretacin de la familia. Despus, el entrevistador se separa del equipo yvuelve a reunirse con la familia para transmitirles la nueva comprensin.Esto se llama la intervencin.

    Cuando mis colegas y yo tratamos de aplicar el mtodo de trabajo delgrupo de Miln, yo me senta siempre incmodo al transmitirle la interven-cin a la familia. Siempre era difcil decir: Nosotros lo vemos as o Noso-tros lo entendemos as o Nosotros queremos que hagan esto. Al presentarla intervencin de este modo yo tena la sensacin de que nosotros, el equipoteraputico, tenamos una mejor manera de ver y entender el problema.Adems, tenamos una propuesta acerca de la manera en que la familia debatratar su problema, y dbamos por sentado que esa propuesta era mejor que lade la familia misma.

    Para evitar estos problemas empezamos, a fines de 1984, a decir: Ade-ms de lo que ustedes ven, nosotros vemos esto, o Adems de lo que ustedes

    entienden, nosotros entendemos esto, o Adems de lo que ustedes hantratado de hacer, quisiramos saber si podran tratar de hacer esto. En pocotiempo nos dimos cuenta de que habamos pasado de una postura del tipoo...o a otra del tipo ambos...y. Yo me sent muy aliviado con el cambio. Al

    parecer, en mi trabajo la incomodidad siempre ha tenido mucho que ver conel cambio.

    REFLEXIONAR: UN CAMBIO IMPORTANTE

    Desde fines de 1981, Aina Skorpen (una enfermera especializada en saludmental con quien estaba trabajando) y yo venamos debatiendo cierta idea.Esta idea tena mucho que ver con lo que habamos observado que la gente

    nos deca cuando nos reunamos por primera vez: No sabemos qu hacer!Qu debemos hacer?. Entonces empezamos a preguntarnos por qu nosseparbamos de la familia durante las pausas en las sesiones. Por qu lesocultbamos nuestras deliberaciones? No podramos, acaso, permanecer conellos y permitir que vieran y oyeran lo que nosotros hacamos y cmo traba-

    jbamos nosotros sobre el tema? Tal vez si les dbamos acceso a nuestro pro-ceso les resultara ms fcil encontrar sus propias respuestas. Al principio nonos atrevamos a hacer pblicas nuestras deliberaciones porque pensba-mos que el lenguaje que usbamos contendra muchas malas palabras. Bien

    podra suceder, por ejemplo, que un miembro del equipo dijera: Me alegrode no pertenecer a una familia con una madre tan charlatana!; o bien Cmo

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    REFLEXIONES SOBRE LA REFLEXIN CON FAMILIAS

    ser estar casada con un hombre tan obstinado?. Pensbamos que era inevi-table que en nuestras conversaciones aparecieran expresiones de ese tipo, yque apareceran en presencia de la familia. Sin embargo, y a pesar de todasnuestras aprensiones, un da de marzo de 1985 pusimos en prctica la idea.

    Ese da, un equipo

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    que haba seguido la conversacin desde atrs del espejode una sola direccin, les propuso a las personas que participaban de laconversacin teraputica (una familia y un entrevistador) que escucharannuestra conversacin. Dijimos que hablaramos sobre lo que habamos pen-sado mientras escuchbamos la conversacin que acababa de tener lugar. Mistemores resultaron injustificados: las malas palabras no aparecieron, y no-sotros no tuvimos que esforzarnos para evitarlas. Desde ese da bautizamos alequipo como equipo de reflexin.3

    Cuando le sugerimos a la familia que intercambiramos ideas, nos resultnatural decir: Quizs nuestra charla produzca ideas que podran ser tiles

    para vuestra conversacin. Desde entonces siempre pienso en los lenguajesque usan los profesionales. Y digo deliberadamente lenguajes (en plural)

    porque, naturalmente, siempre hay un lenguaje pblico, para la conversacincon las familias presentes, y otro privado, que los profesionales usan

    cuando estn a solas. Dentro del lenguaje privado aparecern fcilmentelas malas palabras y tambin todos los trminos y conceptos inte-lectuales, acadmicos y extranjeros que los profesionales suelen usarcuando estn con sus pares. Muchas veces me he preguntado si a los profe-sionales les resulta fcil pasar del lenguaje privado que usan en un momentoal lenguaje pblico que usan en otro. Si no es fcil despojar a la expresinpblica de los elementos privados, cmo afectar eso a las conversacio-nes con los clientes?

    El modo de trabajo del equipo de reflexin abierta favoreca un des-plazamiento del lenguaje profesional hacia el lenguaje cotidiano. Este len-guaje slo contena palabras y conceptos que todos nosotros usbamos en lavida diaria. Esa manera de relacionarnos con los clientes era algo ms que uncambio de lenguaje.

    PROCEDIMIENTOS

    A continuacin introducir al lector en la parte prctica del trabajo, sibien har mencin a veces del correspondiente pensamiento.

    2.

    ste fue uno de dos equipos que, entre los aos 1984 y 1988, formaron los siguientesmiembros, que participaron en diferentes perodos: Carsten Bjerke, Eivind Eckhoff, Bj0rn Z.Ekelund, John Rolf Ellila, Anna Margrete Flm, Magnus Hald, Torunn Kalst01, Per Lofnes, TorillMoe, Trygve Nissen, Lorentz Not0, Tivadar Sczs, Elsa Stiberg, Finn Wangberg y Knut Waterloo.

    3.

    En la expresin proceso de reflexin [Reflecting Process], la palabra reflecting aludei la accin de reflexionar, y no a la de reflejar.

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    Cmo introducir diferencias no demasiado inusuales

    Cuando yo trabajaba en medicina general, comentaba con Gudrun0vre-berg, fisioterapeuta, todas las preguntas que me hacan mis pacientes

    sobre dolores y molestias. 0vreberg me present a su maestra, AadelBlow-Hansen, tambin fisioterapeuta. Blow-Hansen haba observado quelos pacientes que estn tensos flexionan el cuerpo hasta adoptar una posturaque da la impresin como si se enroscaran sobre ellos mismos. Al mismotiempo disminuyen la intensidad de la respiracin. Para ayudarlos,Blow-Hansen los estimulaba para que se estiraran y abrieran el cuerpo.Una de las maneras de lograrlo era causar un dolor fsico al paciente. Lafisioterapeuta haba advertido que si se pellizca con fuerza un msculosituado, por ejemplo, en la pan-torrilla, el dolor hace que la persona estire elcuerpo. Cuando estiramos el cuerpo inhalamos ms profundamente. Estainhalacin estimula un mayor estiramiento y ste, a su vez, provoca unainhalacin profunda, y as sucesivamente, hasta que el trax se llena de aire,segn su flexibilidad. Al exhalar ese aire, una parte de la tensin corporaldesaparece. Ella haba notado, sin embargo, que si el pellizco era demasiado

    suave, no pasaba nada, ni con el estiramiento ni con la respiracin. Si, por elcontrario, era demasiado brusco o duraba mucho, el paciente responda conuna inhalacin profunda pero la respiracin se cortaba, porque la personaretena el aire inspirado. O sea que si el estmulo era lo suficientementedoloroso y duraba el tiempo adecuado, la respiracin se haca ms

    profunda pero sin cortarse.Lo que yo aprend de Aadel Blow-Hansen fue una variante de la famosa

    frase de Gregory Bateson: La unidad elemental de informacin es unadiferencia que hace una diferencia (Bateson, 1972: 453). Los que no sabenqu hacer necesitan algo diferente (inusual), pero ese algo no debe ser de-masiado diferente (inusual). Esto se aplica a lo que hablamos con las familias, acmo hablamos con ellas y a cul es el contexto de la conversacin. Cmo

    podemos saber cundo nuestras contribuciones son demasiado inusuales?

    La respuesta est en la manera en que el cliente participa de la conversacin.Hay en la conversacin signos que me indiquen que para el cliente partici-par en ella es incmodo? Esos signos varan de una persona a otra. Por lotanto, nos enfrentamos al desafo de ser sensibles, receptivos a los signos quelos diversos individuos usan. Para advertir esos signos tenemos que confiaren nuestra intuicin.

    La idea de no ser demasiado inusual se corresponde muy bien con lasideas de Humberto Maturana y Francisco Vrela acerca de las perturbaciones(trastornos) (1987). Necesitamos estar trastornados, ya que las pertur-

    baciones nos mantienen vivos y nos hacen capaces de cambiar en corres-pondencia con el cambiante mundo que nos rodea. Pero si pretendemosincluir trastornos demasiado diferentes de lo que nuestro repertorio es ca-

    paz de integrar, nos desintegramos.

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    REFLEXIONES SOBRE LA REFLEXIN CON FAMILIAS

    O...o versus ambos...y

    Una vez iniciada la modalidad de trabajo del equipo de reflexin, se pro-dujeron cambios espontneos en nuestros procedimientos. El equipo que

    permaneca detrs del espejo y que hasta entonces conversaba mientrasobservaba la sesin se volvi cada vez ms silencioso. Tiempo despusllegamos a entender que escuchar en silencio ayudaba al equipo a generarms ideas que antes, cuando charlaba. Se puso en evidencia que antes, cuandoconversbamos, nos concentrbamos slo en una o dos ideas.

    Tambin elaboramos algunas normas de accin. La primera fue que lasreflexiones del equipo deban basarse en algo expresado durante la conver-sacin, no en algo tomado de otro contexto. Todas nuestras reflexiones em-

    pezaban ms o menos as: Cuando escuch... o Cuando vi... Se me ocurriesta idea. Muchas veces empezbamos por expresar nuestras dudas: No estoyseguro pero me parece que... o bien No estoy seguro pero tengo lasensacin de que... o Tal vez ustedes hayan odo otra cosa, pero yo o....Despus, la reflexin segua su curso ms o menos as: Cuando pens eneso empec a preguntarme... o Pensando que ella hablaba de esto y aquello

    vi que... o Cuando pens en eso o aquello, me vino a la mente esta pre-gunta... o Cuando advert que ellos haban hecho esto o aquello me pre-gunt qu habra pasado si ellos hubieran hecho.... Ponamos mucho nfasisen la autonoma de decisin de la familia. A las familias que escuchan se lasinvita a entrar como quieran. Actualmente yo prefiero decir lo siguiente:Cuando ellos [es decir, el equipo] conversen, ustedes pueden escucharlos, siquieren, o pensar en otra cosa, o descansar, o hacer lo que prefieran hacer.

    Nos parece importante dejar en claro que escuchar es un ofrecimiento que seles hace, y que no estn obligados a prestar atencin. Es fundamental dar aloyente la posibilidad de apartarse de la situacin si esa situacin loincomoda. Es importante para ellos saber decir que no.

    La segunda regla es que los miembros del equipo, al hablar pblica-mente, deben tratar de no transmitir connotaciones negativas. Nada es ne-gativo en s mismo, pero cualquier cosa puede convertirse en negativa si eloyente as lo percibe. Por lo tanto, mientras conversamos tenemos presentesestos pensamientos. Si un miembro del equipo dice, por ejemplo, No en-tiendo por qu no intentan esto o aquello, lo ms probable es que el co-mentario suene a crtica. Pero se podra decir, en cambio, Me pregunto qu

    pasara si ellos intentaran hacer esto o lo otro....La tercera y ltima regla se refiere al modo de reflexionar cuando todos

    la familia y el equipo completo estn en la misma habitacin, lo que su-cede cuando no se dispone de un espejo de una sola direccin. Insistimos enque cuando el equipo reflexiona se miren entre s, o sea que no miren a losque escuchan. Esta prctica permite que los oyentes se sientan en libertad deno escuchar.

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    Una vez que el equipo ha expresado sus reflexiones, la conversacin seconcentra en la familia y el entrevistador. El entrevistador le ofrece a la familiala oportunidad de discutir sus pensamientos mientras escuchan la charla delequipo. Sin embargo, el entrevistador no presiona a la familia: si prefierenmantener en reserva sus pensamientos, pueden hacerlo. Siempre esperamosque se expresen pensamientos que sean puntos de partida para nuevasconversaciones o para encontrar nuevas descripciones y comprensiones. Talescambios pueden producirse una o dos veces durante una sesin, y a veceshasta con ms frecuencia. La manera de trabajar que hasta aqu hemos des-crito implica que siempre existen muchas versiones de una situacin, lo quesignifica que hay muchas maneras de describirla y, por lo tanto, muchas ma-neras de entenderla. Casi siempre los que nos consultan piensan que slohay una manera correcta y muchas errneas de entender una situacin.

    Las palabras o.. .o parecen ser herencia de Platn. Platn y muchos desus seguidores buscaban la Verdad y el Bien. Se empearon en elaborar des-cripciones que fueran representaciones de esa Verdad. Esas representacionesnos brindaran conocimiento para explicar y predecir. Habra un cono-cimiento correcto y un conocimiento errneo. La filosofa posmoderna ha

    cuestionado la postura que se expresa con los trminos o.. .o (Baynes et al.,1987; d'Andrade, 1986). Esa discusin aporta otros conceptos, adems de losque dominaron el pensamiento durante largo tiempo: los mitos adems dela verdad; la metfora adems del concepto; lo figurativo adems de lo lite-ral; la imaginacin adems de la razn; la retrica adems de la lgica; la na-rracin adems del razonamiento.

    Pero, por encima de todo, estas nuevas discusiones introducen la ideade que nos vinculamos con la vida segn nuestras percepciones, descripcio-nes y comprensiones del mundo. Dicho brevemente, no nos relacionamoscon la vida misma sino con nuestra comprensin de la vida. Esta idea re-

    presenta un importante cambio de pensamiento, y esta visin concuerda conel pensamiento constructivista (llamado tambin ciberntica de segundo or-den), que afirma que todos nosotros participamos en gran medida en la crea-

    cin de nuestra comprensin de la vida (Maturana, 1978; von Foerster, 1984;von Glasersfeld, 1984). Estos autores tambin destacan especialmente quehay tantas versiones de una situacin como personas que la entienden. Elmodo de trabajo del equipo de reflexin trata de incluir la mayor cantidad

    posible de versiones. A continuacin se exponen algunos ejemplos.

    Las dos primeras preguntas de la reunin. Cmo les gustara a uste-des utilizar esta reunin? Esta pregunta, que siempre es una de las primerasque formulo en una reunin, parece haberse convertido en una consecuencianatural de haber hecho pblica la conversacin. Es ms cmodo no tenerque elaborar un plan acerca de lo que se hablar y de cmo se hablar.

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    Y la inclusin de algunas preguntas en la terapia crea una relacin ms igua-litaria.

    La segunda pregunta es: Cul es la historia de la idea que est detrsde esta reunin?. Las respuestas a quin fue el primero que tuvo la idea de

    hacer una reunin, y a cmo los participantes se sintieron afectados por laidea sirven, adems, para poner en evidencia quin est ms ansioso por ha-blar y quin es ms reservado. El punto siguiente se centra en los temas delos que los ansiosos quieren hablar. A los familiares ms reservados se lesinvita a participar, siempre que se sientan cmodos hacindolo. (...)

    La conversacin acerca de esta conversacin. Pensamos que tambin es tilconversar acerca de cmo deberamos conversar. Por ejemplo, analizamoscules son las mejores circunstancias para la conversacin: en casa o en undespacho? Tendra que haber un equipo de reflexin o no? Quin podraconversar (con lo cual se pregunta indirectamente quin no debera) con quinsobre qu tema en qu momento? Se trata slo de tres de las muchas cues-tiones de procedimiento que son importantes. La funcin de esta conversa-

    cin es proporcionar un contexto en el que los participantes se sientancmodos.

    La conversacin acerca de las conversaciones pasadas y futuras.Ander-son et al. (1986) introdujeron dos conceptos muy tiles: el sistema decreacin de problemas y el sistema de disolucin de problemas. Ellosdicen que con frecuencia un problema atrae a muchas personas, que quierencontribuir a solucionarlo. Con el propsito de tratar de resolverlo crean sussignificados acerca de cmo se puede describir, entender y representar.Cuando esos significados no son demasiado diferentes, el intercambio deopiniones suele crear significados nuevos y tiles. Pero si los significados sondemasiado diferentes, el intercambio cesa. Al preguntar sobreconversaciones anteriores podemos saber cules son los que no se deben

    repetir. Formulando la pregunta: Quin puede hablar con quin acerca deeste tema en este momento? podremos, probablemente, llegar aconversaciones ms tiles. Los participantes que tienen significadosconvenientemente diferentes introducirn nuevos significados en eltranscurso de la conversacin. Los que apoyan significados que sondemasiado diferentes tendrn grandes dificultades para entablarconversacin, y casi siempre se aferrarn a los significados que ya poseen, auncuando se haya demostrado que no sirven. Cuando las personas tienenvisiones muy diferentes yo no las aliento a conversar entre s, sino ms bien aconversar conmigo, ya que yo me esfuerzo por no tener significados acercade sus significados.

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    Las conversaciones interiores y exteriores. La modalidad de trabajo delequipo de reflexin ofrece a las personas presentes la posibilidad de avanzar yretroceder entre hablar y or, siempre sobre los mismos temas. Estas dos

    posiciones diferentes con relacin a las mismas cuestiones proporcionan dos

    perspectivas diferentes; y probablemente esas dos perspectivas de lo mismocrearn nuevas perspectivas. Existen numerosas maneras de organizar unaconversacin para que pueda producirse el desplazamiento entre los actosde escuchar y hablar. El modo de trabajo del equipo de reflexin es slouna de muchas maneras posibles. La manera ms simple es trabajar sin equipo.El profesional conversa con una de las personas del grupo, por ejemplodurante cinco o diez minutos, mientras los dems escuchan la conversacin.Despus les pregunta a los otros qu pensaban mientras escuchaban. Des-

    pus de esta charla con los otros se puede volver al primer interlocutor ypreguntarle qu pens mientras escuchaba lo que los otros haban estadopensando. El mejor nombre de que disponemos por el momento para estascharlas cambiantes es: el proceso de reflexin. Este proceso provoca des-

    plazamientos entre conversacin interior y exterior. La idea de conversa-

    cin interior y exterior es vieja como la historia de la humanidad. El pro-ceso de reflexin slo pone de relieve algo que poseemos pero que no hemosorganizado en las conversaciones cotidianas. Cuando hablo con otras per-sonas, hablo en parte con los otros y en parte conmigo mismo. Gran parte demi conversacin interior se refiere a ciertas ideas que tienen lugar en laconversacin exterior y que yo podra tomar, y tambin a la utilizacinque podra darles.

    El flujo de la conversacin: preguntas y co-presencia

    Cuando entramos en el escenario de un problema es importante localizarlos significados y las opiniones existentes; y la mejor manera de hacerlo es

    preguntar (Penn, 1982, 1985). Adems, las preguntas suelen servir para rea-nudar una conversacin que se ha detenido. Si el profesional expone sus sig-nificados y sus opiniones, muy probablemente lograr que los significadosya existentes se afiancen an ms. Las preguntas ms seguras son aquellasque se vinculan fuertemente con lo que acaba de decir la persona con quienhablamos. Actualmente yo prefiero postergar mi pregunta (o mis preguntas)hasta que la persona con quien estoy conversando haya terminado de hablar yde pensar. Por lo general mi pregunta se centra en algo acerca de lo cual

    as me lo dice mi intuicin es importante que la persona siga hablando.Por otra parte, la intuicin me ayuda tambin a encontrar la pregunta queformular y la manera en que la formular. Me permito remitir al lector a

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    REFLEXIONES SOBRE LA REFLEXIN CON FAMILIAS

    lo que he escrito anteriormente sobre esta manera de preguntar (Andersen,1991).

    Mientras escucho las respuestas de mi interlocutor, trato de desarrollarun sentido de co-presencia. Esta manera de escuchar se volvi fundamental

    para m cuando conoc a un grupo del interior del Estado de Finnmark. Estasgentes pertenecen al pueblo sami (llamados, en la literatura inglesa, lapo-nes)que originariamente sigui a sus manadas de renos en su migracin entre elinterior (de donde salan en invierno) y la costa del ocano rtico (donde

    permanecan en el verano). Segn su tradicin, la familia entera acude a lacasa de aquellos que han sufrido un destino cruel, por ejemplo, la muerteinesperada de un familiar. Se sientan y permanecen en silencio. Los deudosafligidos saben que sus allegados estn all, co-presentes, dispuestos a con-versar si es necesario. Ser acaso sta la contribucin ms importante que

    podamos hacer: escuchar el silencioso pensamiento del afligido?

    EL LENGUAJE Y LA CONSTITUCIN DEL SER

    Muchas personas buscan cuidadosamente las palabras para expresarse.En todos los casosbuscan las palabras ms significativas para ellas. En cuantoa m, cada vez me interesa ms hablar con estas personas acerca de la lenguaque usan. En esas charlas casi siempre surgen matices, detalles de las palabras;y estos detalles de las palabras, de la lengua, contribuyen a modificar lasdescripciones, las comprensiones y los significados que el lenguaje pretendeclarificar.

    David E. Leary (1984) dice que usamos metforas para construir todolo que decimos:

    ...nuestra visin de la comprensin no slo en la ciencia y la medicina sinotambin en la vida cotidiana se estructura a travs de la metfora. Creo quetoda comprensin se basa en un proceso de comparacin de lo desconocidocon lo conocido, de alineacin de lo raro con lo familiar, del empleo de cate-goras de comprensin tomadas de un mbito de la experiencia como parrillas o

    plantillas sobre las cuales analizar la experiencia procedente de otro mbito.Eso es lo que quiero decir cuando hablo de metfora y pensamiento metafrico.En sentido amplio, la metfora consiste simplemente en dar a una cosa oexperiencia un nombre o una descripcin que, por convencin, pertenece aotra cosa o a otra experiencia; y hacerlo en funcin de cierta similitud entreambas. Segn esta definicin, que se remonta a Aristteles y que sera convali-dada por la mayora de los eruditos contemporneos que estudian el habla y el

    pensamiento figurados, la metfora no se puede diferenciar lgicamente deltropo en general, y por lo tanto abarca la analoga, el smil, la metonimia y,

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    desde luego, la metfora en sentido ms restringido. Adems, segn esta defi-nicin las fbulas, las parbolas, las alegoras, los mitos y los modelos in-cluyendo los modelos cientficos pueden interpretarse y entenderse comometforas extensas o sostenidas.

    Basndome en el artculo de Leary, llego a la conclusin de que no sloconstruimos con metforas nuestro habla, sino tambin nuestro pensamiento.Martin Heidegger (1962) y Hans Georg Gadamer (Warnke, 1987) ponen grannfasis en el uso del lenguaje como parte de ese proceso. Y, segn entiendo,Kenneth J. Gergen (1985, 1989) defiende la idea de que la autoexpre-sin deuna persona a travs del lenguaje contribuye poderosamente a que esa

    persona sea quien es. Hablar con nosotros mismo o con otros es una manerade definirnos. En este sentido, el lenguaje que usamos nos hace quienes somosen el momento en que lo usamos. Marlene Anderson y Harold Goolishian(1988) fueron los primeros que llevaron estas ideas a la prctica clnica.

    Tal vez se podra decir que la bsqueda de nuevos significados, que casisiempre implica la bsqueda de un nuevo lenguaje, equivale a tratar de quenuestro yo sea el yo con el que ms cmodos nos sentimos. La llamada con-

    versacin teraputica podra considerarse como una forma de bsqueda,una bsqueda de nuevas descripciones, nuevas comprensiones, nuevos sig-nificados, nuevos matices de las palabras; y en ltima instancia, de nuevasdefiniciones de uno mismo.

    Esta comprensin del significado de la conversacin hace que me resultedifcil interrumpir el pensamiento o el habla de una persona, ya que el

    proceso de hablar y pensar constituye una bsqueda de lo nuevo, y partede eso es la bsqueda del ser que la persona quiere llegar a ser.

    Ya no me resulta difcil escuchar la conversacin de otra persona, auncuando transcurran cuarenta y cinco minutos antes de que yo pueda pro-nunciar una palabra. Por otra parte, mis reuniones con Aadel Blow-Hansen yGudrun 0vreberg me brindaron tambin un valioso punto de apoyo paramodificar mis puntos de vista acerca del habla y el lenguaje. Ellas dicen que la

    espiracin constituye nuestra expresin de nosotros mismos y tambin laliberacin de la tensin interior. Toda palabra y toda emocin expresada secanalizan a travs de la espiracin. El sollozo de tristeza, el grito de ira, elsusurro de miedo, todo lo transporta la corriente de aire que sale de noso-tros. Esa corriente de aire la producen los msculos de la pared abdominal yde la parte inferior de la espalda. Estos msculos producen corrientes de airelentas y dbiles o rpidas y fuertes, segn las expresiones sean suaves ointensas.

    Cada persona tiene su propio ritmo y su propia velocidad, y yo debotener en cuenta esos datos al participar en una conversacin. Cuando la co-

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    REFLEXIONES SOBRE LA REFLEXIN CON FAMILIAS

    mente de aire pasa por la laringe, su altura y su tono se modulan; y cuandopasa por las cavidades de la boca y la nariz, los msculos de esas zonas ac-tan sobre ella para formar las vocales y las consonantes que constituyenlas palabras. Las actividades de los msculos de la lengua, los labios, el pala-

    dar, las mandbulas y la nariz influyen sobre la corriente de aire. Cuandolos msculos interfieren con la corriente de aire, se forman las consonantes.En el idioma ingls las consonantes duras (k, p y t) se forman por inte-rrupciones sbitas, mientras que las consonantes ms suaves (m, n y 1) seforman por interrupciones ms moderadas. Las corrientes de aire que for-man las vocales no se interrumpen, sino que fluyen libremente. La forma-cin de las diversas vocales se logra variando la apertura de las cavidadesoral y nasal.

    Existe una interesante correspondencia entre la metfora y la corrientede aire y su formacin. Algunas palabras, al ser pronunciadas y por lo tanto,odas por el que habla, influyen inmediatamente sobre la actividad de la

    pared abdominal y hacen que la elocucin sea suave o fuerte. Por lo tanto, sien una conversacin el habla es un proceso por el que una persona trata de

    llegar a ser la persona que quiere ser, esa bsqueda no es slo mental sinotambin fisiolgica. Y bien podramos decir que el habla es una definicinmental (metafrica) y fisiolgica de uno mismo. Y tambin podramos decirque los dolores y la rigidez del cuerpo se vinculan con la obstruccin dellibre fluir del aire a travs del cuerpo. En otras palabras, los fenmenos dolo-rosos tienen que ver con el hecho de que la persona no est en disposicinde expresarse a s misma. Al tener esto en cuenta me resulta cada vez msimportante no interrumpir el pensamiento o el habla de una persona. A ve-ces, mientras escucho llego a percibir los leves suspiros que se producen cuandouna tensin localizada en cierta parte del cuerpo se libera y, por lo tanto, dejafluir el aire ms fcilmente. Mientras ms y ms intensamente se escucha, msse perciben esos pequeos suspiros. Despus supe, por Aadel Blow-Hansen,que si hay tensin en los msculos de la nariz, el paladar, las mandbulas, lalengua y los labios que participan en la formacin de las palabras, haytambin una inhibicin correlativa de los movimientos respiratorios en elabdomen y en el pecho.

    Las ltimas palabras permiten una metfora:

    La pared abdominal es el fuelle del rgano; la laringe, los tubos; y las cavi-dades de la boca y la nariz son nuestras catedrales, nuestra variable catedral.Algunas de las palabras que llegan a esas catedrales son sagradas, a veces tansagradas que no pueden pronunciarse sino slo pensarse.

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    FORMAS DE LA PRCTICA

    PALABRAS FINALES

    Las conversaciones abiertas que constituyen el proceso de reflexinhan logrado que profesionales y clientes entablen relaciones ms igualitarias.

    Y dentro de las relaciones de ese tipo, es natural que hayan centrado su aten-cin en lo que tienen en comn: la conversacin. Y durante el largo procesoque sigui al lanzamiento del proceso de reflexin, se hizo evidente que

    para un profesional las preguntas son mejores instrumentos de trabajo que lasinterpretaciones y las opiniones. Y tambin result natural buscar todaslas descripciones y comprensiones inmanentes pero an no usadas de los

    problemas definidos. Y al hacerlo, se percibi la fundamental importanciadel lenguaje que se emplea para describir y comprender. El lenguaje que cadauno de nosotros usa es sumamente personal y contiene metforas cuidado-samente seleccionadas. Cuando se pronuncian palabras, tanto stas como lasemociones que contienen llegan a los dems a travs del acto fisiolgico de larespiracin. Este acto de respirar, que forma parte del acto de crear significado,tambin es muy personal: pone en movimiento el aire y crea, as, un viento

    que toca a los otros con sus palabras y sus emociones.El oyente no slo es el receptor de una historia sino que, al estar presente,constituye un estmulo para el acto de narrar esa historia. Y ese acto es elacto de constituir el propio yo.

    Referencias bibliogrficas

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    Human systems as linguistic systems: prelimi-nary and evoking ideas about the implications for clinical theory, Family Pr

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    REFLEXIONES SOBRE LA REFLEXIN CON FAMILIAS

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