PROVINCIA MADRE DEL BUEN PASTOR. EXPERIENCIA DE RETIRO ANUAL. CENTRO DE FORMACIÓN NAZARETH
BOGOTÁ 17 al 22 de junio de 2017
Acompañante: Hno. Carlos Álvarez OFM,
En el contexto de la solemnidad del Cuerpo de Cristo, iniciamos este camino
espiritual-fraterno; el punto de partida tomado fue el del Ex. 33, 7-11: “entonces
Moisés tomó la tienda de campaña… tienda de las citas divinas… tienda del
encuentro… al entrar la nube bajaba y se detenía… Josué no se alejaba de la
tienda”, clara invitación a entrar en la tienda, a vivir el encuentro y a escuchar al
Señor.
La dinámica del retiro tiene 4 momentos tanto en la mañana como en la tarde:
1.ambientación.2. Trabajo personal.3. Comunicación de la reflexión en el grupo.
4. Iluminación.
Para las sesiones de orientación el salón siempre estuvo presente la silueta de
un árbol, imagen de la vida personal y congregacional. Cada día se fue dándole
vida al árbol desde sus raíces hasta sus frutos. Se nos invitó a leer la imagen
como el árbol Congregacional que estamos llamadas a construir desde nuestro
ser.
Primer día, en sus raíces colocamos las expectativas con
las que entramos, y lo que nos está exigiendo Dios
desde nuestra realidad de Hermanas Terciarias
Capuchinas.
El tema LA FRATERNIDAD en el primer día, se
iluminó con el texto del Testamento, 14 de
nuestro padre san Francisco. “…y después que el
Señor me dio hermanos, nadie me mostraba lo que
debía hacer, sino que el mismo altísimo me revelo
que debía vivir según la forma del santo evangelio”.
El primer elemento en la vida franciscana es la FRATERNIDAD; del que brota el
segundo elemento: LA FORMA EVANGÉLICA DE VIDA, posterior a “el Señor me
dio hermanos” estos dos aspectos son recíprocos, no se da el uno sin el otro.
Para la reflexión personal tuvimos dos preguntas:
1. ¿Qué entiendo yo por fraternidad?
2. ¿Qué entiendo yo por vida fraterna?
La fraternidad es un proyecto entre iguales, todas tenemos las mismas
obligaciones y los mismos derechos que cada una adquiere en la profesión de
los votos. Es un proyecto de vida común, todas participamos de Él.
La vida fraterna conlleva los APOYOS; cómo ayudarnos, cómo apoyarnos “soy
responsable de mí hermana”. Mi hermana es un regalo.
¿Qué retos trae esto para mí?
Las respuestas dieron origen a las hojas.
La vida fraterna exige, comunicación,
transparencia, claridad en la verdad y libertad.
Nos pide cercanía, bondad, amor-perdón.
Alegría en el servicio fraterno.
Auto-evaluación frecuente.
Oración asidua por cada una de las hermanas.
Respeto y valoración de cada uno.
Humildad, minoridad, en los diálogos
interpersonales.
Sentido de pertenencia, creer en la fraternidad.
Trabajarme a mí misma para pulir expresiones, comportamientos, sanar
miedos, limitaciones y heridas.
También fuera de estos retos surgieron otras exigencias:
Aportar mis dones en la ejecución del proyecto comunitario y apostólico
de la fraternidad.
Dialogo, escucha atenta, prudencia.
Ser delicada, detallista, cariñosa.
Solidaridad en las penas y alegrías.
Conocer culturas y costumbres de las hermanas.
Iluminación: Carta a un Ministro del Padre San Francisco de Asís. Resaltando el
agradecimiento al hermano que nos ha ofendido y “considerarlo como una
gracia”. Es la verdadera “obediencia”, aprender a escuchar, a estar atenta. Es
un don saber escuchar al otro en sus momentos de ira… somos hijos de la
escucha. “y ama a los que se portan así contigo tal como son” es la invitación a
tener la actitud compasiva de Jesús.
Las “heridas secretas, que hay en la vida fraterna las sano cuando me dejo tocar
por Jesús (cfr.Mc.5, 21-43), cuando las reconozco, y se las presento para que me
sane. Fue la experiencia de la mujer sin nombre, la del flujo de sangre del
evangelio, que, se acerca por detrás a Jesús, casi que ha escondidas y logra
escuchar: “tu fe te ha salvado”. Hoy necesitamos sanación para construir la vida
fraterna.
El pasaje de la samaritana (Juan. 4, 1-4) acompañó la jornada de reflexión y de
oración del día martes, sobre NUESTRA IDENTIDAD. El espíritu de Dios ya venía
actuando desde el Génesis. En Francisco de Asís (1209) se manifiesta una nueva
forma, nueva dimensión, nueva expresión de la fuerza del Espíritu, y se gesta la
novedad de la espiritualidad franciscana: un nuevo estilo de vida.
Siglos más tarde Luis Amigó con la fuerza de ese mismo Espíritu, recrea la
espiritualidad franciscana al estilo Amigoniano. Hoy con el pasado Franciscano-
Amigoniano, las hermanas Terciarias Capuchinas somos llamadas a recrear esta
identidad desde la experiencia de la Reestructuración. El Espíritu de Dios es
dinámico, fecunda todo esfuerzo y proyecto para vivir con más transparencia
nuestra forma de vida, acción, y misión, del estilo Franciscano-Amigoniano. Este
es el tiempo de la gracia, el nuevo kairos.
Hoy es el día de las flores de nuestro árbol. Flores que surgen de la pregunta:
¿Qué significa este momento de gracia para mi vida de Terciaria Capuchina?
Anotamos algunas respuestas:
Gracia y salvación para contemplar la
acción de Dios en nuestra Historia
Congregacional y personal
Momento para vivenciar lo genuino, lo
esencial, lo carismático de nuestra
identidad, espiritualidad, misión.
Es un momento para vivir la
interculturalidad que conlleva comunión,
interacción, despojo, para propiciar
nuevas formas, nuevas presencias
pastorales de nuestro ser y hacer de Terciarias Capuchinas.
Tiempo de gratitud al Señor; de apertura, docilidad, confianza, dinamismo
y creatividad.
Tiempo para afianzar nuestra pertenencia a la Congregación; para sentir
que somos una familia en la espiritualidad y en el carisma.
Como retos surgieron entre otros:
Conocer lugares y obras; ensanchar la mente y el corazón.
Soltar apegos de personas, lugares, puestos, criterios.
Dejar el pesimismo y confiar más en Dios.
Apertura y docilidad, dejar la comodidad, las murmuraciones, malas
interpretaciones, la desobediencia, antiguos esquemas mentales.
Con humildad aceptar los cambios.
Estamos invitadas a mirar con fe el presente. A ampliar la MIRADA para
reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos. Se concluyó con la
reflexión de la TOR, 1,2 “los hermanos y las hermanas de esta orden, juntamente
con todos cuantos quieren servir al Señor Dios dentro de La Iglesia Católica, han
de perseverar en la verdadera fe y en la penitencia. Se proponen vivir esta
conversión evangélica en espíritu de oración, de pobreza y de humildad.
Absténganse de todo mal y perseveren en el bien hasta el fin, porque el mismo
hijo de Dios ha de venir a la gloria, y dirá a todos los que le conocieron y le
adoraron y le sirvieron en penitencia: venid benditos de mi padre, recibid el reino
que está preparado para vosotros desde el origen del mundo”.
El lunes 21 se inició con la oración de Nuestro Padre San Francisco que se
encuentra al final dela carta a toda la orden:
Omnipotente, eterno, justo y misericordioso Dios:
Concédenos a nosotros, miserables, hacer por ti mismo lo que sabemos que a
ti te agrada; a fin de que purificados interiormente, iluminados interiormente
y encendidos en el fuego del Espíritu Santo, podamos seguir la huellas de tu
amado hijo, nuestro señor Jesucristo, y, por sola tu gracia, llegar hasta ti, oh
Altísimo, que, en trinidad perfecta y en simple unidad, vives y reinas y eres
glorificado, Dios omnipotente, por todos los siglos de los siglos. Amén.
En la época de Francisco el contexto social de un sistema comunal de “menores”
y “mayores”, la DESAPROPIACION fue el camino de seguimiento a Jesús pobre,
humilde que conlleva vivir sin propio.
El proceso de Reestructuración tiene un eje transversal: LA
INTERCULTURALIDAD que atraviesa y dinamiza la vida y misión de la Terciaria
Capuchina y en este surge la gran exigencia del SIN PROPIO: intelectual,
opiniones, criterios, espiritual, formas y modos de expresarla; pastoral, métodos
y contenidos; económico, ligeras de equipaje y otros, para poder testimoniar la
unidad; cada región o país marca en cierta medida la manera de ser y de actuar.
La igualdad se cuestiona y se incentiva la diversidad, propia de la
interculturalidad, signo de los tiempos actuales en la vida consagrada, iglesia y
mundo. “Hay diversidad de carismas pero el espíritu es el mismo; diversidad de
ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones pero es el
mismo Dios que obra todo en todos”. (1 Cor, 12,4).
Todo lo recibimos, todo es dado, nada es propio, debemos devolver, restituir a
Dios todo. (cfr. RnbXVII). El ser franciscano esta imbuido por el espíritu de la
restitución “de Él proceden todos los bienes”, y son para el beneficio común (1
cor12. 4-5) como familia, compartimos las diversas COSMOVISIONES,
SENSIBILIDADES, y EXPRESIONES RELIGIOSAS; y la riqueza de los diferente
GRUPOS GENERACIONALES Y CULTURALES.
Todas sin excepción estamos llamadas a modelar la “casa común”: la
Congregación, como “piedras vivas” de esta edificación. Templo, para proclamar
las maravillas de Dios.
Hoy también es día de colocar los FRUTOS:
Lo que estoy aportando conscientemente a mi
Congregación respondiendo a estas preguntas:
En presencia del Señor, ¿Cuál es mi actitud,
lo que me hace hermana?
¿Cuál es el Don con el cual enriquezco la
congregación?
De las muchas respuestas entresacamos:
ACTITUDES: orante, escucha, acogida, solidaridad, perdón, entrega,
generosidad, disponibilidad, respeto, gratitud, sentido de pertenencia.
DONES: fe, fortaleza, prudencia, paciencia, alegría, creatividad, serenidad,
servicio, oración, caridad.
El papa francisco nos recuerda que el encerrarnos en nuestro YO se impide la
construcción de la vida consagrada:
1. LA AUTO-REFERENCIALLIDAD: ¿Cómo salir de nosotros mismos?
Yo me pienso en mis condiciones, posibilidades, acciones, bienestar,
realizaciones. Lo que yo hago, digo, realizo… ¿Cuándo entonces pienso en
lo que mi hermana hace, dice, actúa…? Esto implica romper con el propio
egoísmo, reconocer el don de mi hermana. Pensar en la llamada que nos
integra en la comunidad.
2. ¿Cómo dejar de ser yo el centro para colocar a JESUS como el CENTRO de
mi vida?
NECESITAMOS Estar pendientes del mundo del otro en cuanto a necesitado.
DIOS es un SER DESCENTRADO, nos dio a su Hijo y a su Espíritu. Yo no crezco
si no hay un descentramiento hacia el otro.
En todo, y acentuando la interculturación estamos continuamente
APRENDIENDO Y DESAPRENDIENDO.
En la regla TOR 2,5 nos dice: “Sean iniciados en la vida de la fraternidad”. “si
quieres ser perfecto ve, vende todo lo que tienes… el que quiera venir en pos
de mí, que se niegue a si mismo… déjense guiar por el Señor…”
La Historia siempre está en un pretérito. Aprender a vivir, hablar, a
relacionarnos es un proceso de aprendizajes y des-aprendizajes.
Desde el inicio del caminar vocacional vamos repitiendo el proceso:
desaprender-aprender, según la historia y los acontecimientos. Todo esto exige
rupturas. Hasta dónde las hacemos?, las resistencias que oponemos, se deben
a los modelos de vida. Y el estilo de vida corresponde a un mapa conceptual. Los
aprendizajes cambiaron nuestros mapas conceptuales. Tienen su costo. O la
persona sede o se va. ¿Cómo adaptarse en medio de la resistencia? Mantengo
lo que me es útil y dejo lo inútil, esta es la verdadera conversión.
Todo cambio es un desequilibrio emocional. Es una aventura y se corren riesgos.
Pero somos menores y maestros de la humildad… el aprender a relacionarnos
con el otro va exigiendo en mí la minoridad. Ser discípula de Jesús es estar en el
camino de la humildad, aprenderlo de El para seguirlo siempre.
Revisemos aquello que debemos desaprender en este proceso congregacional.
Aquello que no hace bonita la vida ni a mí ni a los que nos rodean.
Lo vamos a escribir hoy en la silueta del GUSANITO que a veces llega a la vida
fraterna y al árbol congregacional.
DE LAS MUCHAS RESPUESTAS ENTRESACAMOS:
El orgullo y la indiferencia.
Esquemas pasados, los miedos y temores.
La intolerancia, los pre-juicios, impaciencia,
prevenciones, respuestas duras.
La auto-suficiencia y la crítica destructiva.
¿Qué debo desaprender?
Esquemas y estilos del pasado, dejar el
regionalismo.
El temor a lo desconocido, el desánimo.
Asumir lo propio de la edad. Renunciar a las
formas tradicionales.
El paralitico de la piscina de Bethesda (Juan 5) duro 38 años esperando quien lo
metiera al agua. La parálisis no implica quietud, sino tiempo o movimiento
aparentemente inútil. Nuestra vida muchas veces se gasta inútilmente… y nos
engañamos pensando que avanzamos… Retiros espirituales dando vueltas en
falso. Nos movemos pero no avanzamos.
¿No tengo quien me mueva? Y quedo gastada. Necesito que Jesús me diga
“levántate, toma tu camilla y anda” ¿TÚ QUIERES SANARTE? Ésta pregunta es
clave… pero si no reconocemos nuestra necesidad de dinamismo salvador,
seguiremos pegadas, encadenadas. Ser sana es verme libre. Libres de: ataduras,
trabas, muletas que no dejan progresar, llevando basura que no deja caminar,
ni vivir el gozo. Dios me quiere libre para avanzar y asumir este “momento de
Dios”
En la solemnidad del Sagrado Corazón oramos por nuestro país, para que el
amor, la misericordia y la compasión del Señor acompañen este proceso de paz
donde cada uno somos responsables de hacerlo realidad.
El tema estuvo centrado en: “las crisis son una oportunidad para crecer”. Nos
iluminó el texto de Mc 4, 35-41 “la tempestad calmada” ¿Maestro no te importa
que nos hundamos?”.
Hoy se habla de crisis a todo nivel. El Papa Francisco usa cuatro expresiones:
inequidad- despilfarro- descarte- consumismo”; son connotaciones de lo que él
ve de la crisis vocacional, de perseverancia, de fidelidad, de la moral, de las
instituciones.
La crisis tiene dos enfoques:
1. NEGATIVO: decadencia, debilidad, fracaso. Causa desolación,
rabia, resignación o pesimismo, indignación y hasta depresión. No
hay esperanza.
2. POSITIVO: verla desde su significado: cernir para separar lo bueno
de lo que no sirve. Y encontrar una nueva forma de vida. Es el
cambio, la transición, la novedad. Es una oportunidad para
aprender y desaprender. Para aprender a ser hermanos.
La crisis es para crecer todo en la creación vive este proceso. Es el camino en la
mente de Dios para crecer asumiendo la crisis. Es también, el camino de la
Reestructuración. La vida no es una costumbre, siempre es una ruptura, así se
goza Dios.
El Cambio es camino de conversión, de renovación personal para vivir en calidad
de vida. Oportunidad de nosotros en la mente de Dios, que llena de esperanza.
Es lo dulce que nos da Dios.
Completamos el árbol con la imagen de la ABEJA, que llega a las flores del árbol,
las poliniza para dar el fruto sabroso, y contestando a la pregunta: ¿Este tiempo
de gracia y salvación, de la Reestructuración, que ha significado para mí?
Algunas respuestas fueron:
Apertura, conocimiento de otras
hermanas.
Capacidad de aceptación,
discernimiento de lo que Dios quiere.
Esperanza, amor a las hermanas en
su realidad.
Despojo, éxodo, desinstalación.
Fortalecimiento de la misión.
Unidad en la diversidad.
Valoración de la vocación.
Disponibilidad.
Fe y oración de unas por otras.
Ampliar el horizonte del carisma, de nuestra espiritualidad y
misión.
Medir y probar la fe en la obediencia.
Con la iluminación del texto de Marcos “la tempestad calmada” vemos que todo
es posible con Jesús. Él nos guía, nos acompaña, nos muestra los senderos,
calma nuestras crisis, nos hace sus discípulas, Él es el caminante y el camino, va
en la BARCA DE LA CONGREGACION.
Concluimos con un buen espacio de oración y de síntesis de la experiencia vivida,
formulando el compromiso personal, que de manera concreta, realizable y
evaluable, nos permita retomar el camino con esperanza, decisión, y libre de
ataduras. Esa fue la ofrenda en la Eucaristía de clausura y de Acción de gracias
por los regalos del Señor en estos días por el derroche de amor de nuestro
PADRE-MADRE DIOS.
PROVINCIA MADRE DEL BUEN PASTOR.
EXPERIENCIA DE RETIRO ANUAL. CENTRO DE FORMACIÓN NAZARETH
BOGOTÁ 17 al 22 de junio de 2017
Top Related