PREVENCIÓN Y CORRECCIÓN DE RIESGOS
Riesgo es toda condición, proceso o evento que puede causar daños personales (heridas,
enfermedades o muerte), pérdidas económicas o daños al medio ambiente. Si el riesgo
(probabilidad) se materializa recibe las siguientes denominaciones:
Calamidad: Si el desastre se prolonga temporalmente.
Catástrofe: Si una vez ocurrido el evento, los efectos
sobre la población afectada son muy notorios. Un
ejemplo de catástrofe provocada en 2004 por el
tsunami en las costas del océano Índico.
Desastre: Si el grado de destrucción es tal que la
sociedad afectada precisa de ayudas externas.
Un ejemplo de desastre natural es todo fenómeno extremo del
medio físico de carácter imprevisible y fortuito que se convierte
en riesgo para la sociedad. Los desastres naturales más
habituales en España se derivan de las condiciones climáticas; los
más frecuentes son la sequía y las precipitaciones torrenciales.
TIPOS DE RIESGOS Riesgos tecnológicos o culturales. Se producen como consecuencia del funcionamiento normal de
las máquinas, del uso habitual de productos químicos (concentración en las aguas de nitratos o
pesticidas procedentes de la agricultura), a causa de fallos humanos (mareas negras, escapes
radiactivos) o debidos a modos de vida peligrosos (asaltos, drogas, alcoholismo, malos hábitos
alimenticios, conducción peligrosa, consumo de tabaco).
Riesgos naturales. Son los debidos a causas naturales. Pueden ser:
Biológicos: son las enfermedades causadas por todo tipo de microorganismos infecciosos o
parásitos (bacterias, virus), pólenes o animales como avispas o serpientes venenosas. Por
ejemplo, la peste negra, el SIDA, la plaga de la langosta, etcétera.
Químicos: resultantes de la acción de productos químicos peligrosos contenidos en las comidas,
el agua, el aire o el suelo.
Físicos: son riesgos de diversa índole como las radiaciones electromagnéticas, el ruido, los
incendios y los que se exponen a continuación:
- Climáticos: asociados a fenómenos atmosféricos como los tornados, los huracanes, la gota
fría, precipitaciones torrenciales, rayos, tormentas, granizo, heladas…
- Geológicos: son debidos a procesos geológicos, que pueden ser internos o externos. Los
internos son originados a consecuencia de los procesos geológicos internos (volcanes o
terremotos) y los externos por procesos geológicos externos, dependiendo en mayor o menor
medida del clima (movimientos de ladera, inundaciones, etc.).
- Cósmicos: los procedentes del espacio, como la caída de meteoritos o las variaciones en la
radiación solar incidente.
Riesgos mixtos. Son el resultado de la alteración o la intensificación de los procesos geológicos
naturales debido a la acción humana, como por ejemplo, el desprendimiento de laderas que
ocurren al construir una carretera.
ANÁLISIS Y MITIGACIÓN DE RIESGOS
Los factores que hay que tener en cuenta a la hora de estudiar un riesgo son tres:
1. La Peligrosidad (P). Se define como la probabilidad de ocurrencia de un fenómeno cuya
severidad lo hace potencialmente dañino en un lugar determinado y dentro de un intervalo de
tiempo específico.
2. La Vulnerabilidad (V). Representa el grado de daño expresado en tanto por ciento de
pérdidas (víctimas mortales, pérdidas económicas o ecológicas) respecto al total expuesto a un
determinado evento. Se expresa en forma de probabilidad que varía entre 1 (que representa la
pérdida total) y 0 (que equivale a la ausencia de daño).
3. La Exposición (E). Frecuentemente llamada “valor”, representa el total de personas o bienes
expuestos a un determinado riesgo. Este factores de gran importancia, ya que al aumentar la
exposición (la superpoblación y el hacinamiento en las grandes ciudades), se incrementan más
los daños que por la peligrosidad del propio evento. Dependiendo del factor que se valora, la
exposición puede ser de tipo social, de tipo económico o de tipo ecológico.
Para que exista un riesgo tienen que concurrir los tres factores anteriores, ya que si uno
de ellos es cero, el riesgo será nulo.
El riesgo se puede evaluar en función de dos tipos de parámetros:
Cuantitativos. En función del número de personas heridas o muertas o en función de pérdidas
económicas valoradas en euros, dólares, etcétera.
Cualitativos. En función de la severidad de los daños económicos, sociales o ecológicos originados,
el riesgo se puede valorar en grados (nulo, bajo, medio, alto, muy alto).
Una vez analizados los tres factores y calculado el riesgo total, se pueden diseñar las medidas
adecuadas para hacerle frente:
La predicción
La prevención
Valoración de un riesgo: se considera riesgo (R) al producto de la probabilidad de
ocurrencia o peligrosidad (P) de un desastre, por la vulnerabilidad (V) en tanto por uno, y por
exposición (E) en número total de víctimas o daños económicos potencialmente (por evento o
año).
R = P · V · E
PREDICCIÓN DE RIESGOS Predecir es anunciar con anticipación. Una de las medidas más empleadas para la predicción es la
realización de mapas de riesgo, que son representaciones cartográficas que suelen contener datos
recogidos del registro histórico sobre eventos anteriores: grado de peligrosidad, de su
distribución geográfica y de su tiempo de retorno.
Mapa de riesgo de inundación y desertificación en España
Mapa de riesgo de gripe aviar y de incendio en España
Mapa de riesgo de malaria en el mundo, un riesgo natural biológico
PREVENCIÓN DE RIESGOS
Prevenir es prepararse con anticipación. Consiste en la aplicación de una serie de medidas
adecuadas para mitigar los daños o eliminar los efectos originados por los diferentes tipos de
riesgos. Al igual que para la predicción, los mapas de riesgo se pueden aplicar también para la
prevención y corrección de los daños. Estas medidas pueden ser estructurales o no estructurales.
Medidas estructurales: Modificaciones de estructuras geológicas o construcción de
construcciones adecuadas.
Medidas no estructurales:
- Ordenación del territorio: Leyes que restringen el uso del suelo.
- Protección civil: Estrategias para la prevención y protección hacia los riesgos. Sistemas de
vigilancia, control, emergencia y alerta.
- Educación: Dar información sobre los problemas.
- Análisis coste beneficio: Resulta más económico la prevención que la corrección del resultado.
CORRECCIÓN AMBIENTAL
a) Mecanismos de mitigación: Consisten en tratar de reducir los efectos negativos o la magnitud
de los peligros y riesgos o de los efectos de los problemas ambientales.
b) Procedimientos de control: Consisten en actuar sobre el proceso que causa daños o tiene
efectos ambientales con el fin de revertirlo o reducirlo. A veces es difícil diferenciar entre
los de mitigación y los de control.
c) Procedimientos y técnicas de restauración: Tratan de eliminar los efectos ambientales ya
causados, tratando de recuperar las situaciones anteriores favorables.
RIESGOS Y CINE
RIESGOS GEOLÓGICOS
Un riesgo geológico es cualquier condición del medio geológico o proceso geológico natural
inducido o mixto que pueda generar un daño económico o social para alguna comunidad humana, y
en cuya predicción, prevención y corrección han de emplearse criterios geológicos.
Se llaman riesgos geológicos externos a los que tienen lugar en la zona más superficial de la
litosfera, a expensas de la energía solar transformada en energía potencial y gracias a la
actuación de los diferentes agentes geológicos externos (gases atmosféricos, agua, hielo, viento y
seres vivos).
Se llaman riesgos geológicos internos a los que tienen lugar en la bajo la litosfera, gracias a la
energía geotérmica. Su manifestación más evidente es la existencia de un gradiente geotérmico o
aumento de la temperatura (15 ºC por cada 33 m de profundidad).
RIESGOS GEOLÓGICOS INTERNOS
VOLCANES
Los volcanes son la manifestación más directa de la energía geotérmica, porque constituyen
fracturas por las que el magma sale al exterior.
ERUPCIÓN EN DIRECTO: “SANTA HELENA” El Monte Santa Helena, situado en el estado de Washington (en el Noroeste de Estados Unidos)
es el segundo volcán más peligroso de América y el que sufrió la mayor destrucción volcánica en
América. Es un volcán que lleva activo 40.000 años y la última erupción que se conoce de él data de
1857, hasta que en
1980 perdió todo su
pico (alrededor de 400
metros de altitud),
siendo despedido con
una energía equivalente
a 20.000 bombas
atómicas como la de
Hiroshima.
No provocó muchos muertos, 57, pero mató a 7000 animales, cubrió 200 viviendas, enterró
carreteras y ríos y aplastó grandes árboles como si fueran hormigas (60.000 hectáreas). Las
cenizas expulsadas obligaron a cerrar los aeropuertos cercanos durante un tiempo superior a las
dos semanas y las reparaciones superaron la cifra de los 1100 millones de dólares.
El vulcanólogo de la U.S. Geological Survey, David Johnston, encargado de tomar medidas
rutinarias de la actividad sísmica del volcán a unos 8 kilómetros al noroeste de la cumbre, gritó
por la radio: "Vancouver! Vancouver! This is it!" (Vancouver, Vancouver, aquí está).
Tres minutos después, un muro de rocas, hielo y árboles a más de 800 km/h se lo llevó por delante
en lo que sería la mayor avalancha jamás registrada. Su cuerpo nunca fue encontrado.
Irónicamente de todos los vulcanólogos presentes en el área, Johnston fue el único en advertir
que si el volcán entraba en erupción, en lugar de una columna vertical convencional, se podría
producir una explosión lateral que reventara y colapsara la ladera.
Otro de los fallecidos fue el fotógrafo de National Geographic, Reid
Blackburn, cuyo coche quedó como se ve en la imagen.
El origen del volcán se encuentra en el
choque entre las placas de Juan de
Fuca y Norteamericana, deslizándose la
primera bajo la segunda en un
fenómeno de clara subducción. A medida que la placa oceánica entra
en contacto con la placa Norteamericana sale una importante
cantidad de agua que ayuda a fundir las rocas calientes que hay
encima convirtiéndolas en magma, magma que brota a través de las
fracturas de la corteza.
El gas se acumula en el magma hasta
provocar erupciones. Desde marzo de
1980 se detectan 30 mini terremotos
diarios y un abultamiento en el lado
norte, hasta que el 18 de mayo un
grandísimo terremoto provoca el
desprendimiento del abultamiento y una posterior avalancha de rocas que se desplaza a 69 metros
por segundo, así como una explosión lateral de gas ultra caliente. La enorme nube de cenizas
asciende hasta los 19 kilómetros de altitud y se desplazó por todo el país.
FACTORES DE RIESGO VOLCÁNICO
Hay cuatro factores de riesgo volcánico, los tipos de erupciones (ya vistos anteriormente), la
exposición, la vulnerabilidad, la peligrosidad y los peligros indirectos.
Exposición. Las áreas volcánicas suelen estar superpobladas debido a que los volcanes
proporcionan tierras fértiles, recursos minerales y energía geotérmica; por ello, en muchas
ocasiones, la aglomeración de la población es la causa principal de que el desastre sea mayor de
lo esperado.
Vulnerabilidad. Recordemos que se trata de la medida con la que se valora la susceptibilidad
ante los daños, que depende de la disponibilidad de los medios adecuados para poder afrontarlos.
Peligrosidad. Depende de la magnitud del propio evento, por lo que, en el caso de los volcanes, su
peligrosidad estará en función del tipo de erupción, de su distribución geográfica, del área total
afectada y de su tiempo de retorno (la frecuencia con la que se repiten). Las distintas
manifestaciones volcánicas que condicionan dicho factor, así como los daños derivados de cada
una de las mismas son:
- Los gases, que constituyen el motor de las erupciones. Cuanto mayor sea la dificultad del
escape de los gases, más peligrosas serán las erupciones. Los daños que pueden causar los
gases son molestias respiratorias o incluso la muerte por asfixia de personas o animales.
- Las coladas de lava, cuya peligrosidad está en función de la viscosidad. Las lavas ácidas son
muy viscosas, por lo que se desplazan muy lentamente, recorriendo distancias cortas (sin
embargo, son las más peligrosas porque contienen muchos gases, que originan violentas
explosiones). Las lavas básicas proceden de un magma básico, muy fluidas, por lo que se
desplazan con mucha rapidez y recorren largas distancias (su peligrosidad es escasa porque
dejan escapar los gases lentamente). Las lavas almohadilladas o pillow-lavas son las lavas más
abundantes, originadas en las erupciones submarinas, con una fluidez extrema, por lo que
emergen sin dificultad y los gases son expulsados fácilmente.
Teniendo en cuenta que muchas veces las coladas son mixtas, los daños que pueden ocasionar
son destrozos en los cultivos, incendios y cortes en las vías de comunicación, arrasar pueblos y
taponar los valles, produciendo inundaciones.
- Las lluvias de piroclastos, fragmentos lanzados al aire a consecuencia de la pulverización de
la lava durante las explosiones volcánicas; al caer al suelo, originan las lluvias de piroclastos.
Se diferencian por su tamaño en cenizas (de pequeño diámetro), lapilli (de tamaño
comprendido entre el de un guisante y una nuez) y bombas (de mayor tamaño y de forma
fusiforme a consecuencia del efecto aerodinámico de rotación en el son del aire).
Los daños que ocasionan son destrozos en los cultivos, el hundimiento de las viviendas por
sobrepeso, lluvias de barro y enfriamiento del clima debido a que, por su pequeño tamaño,
pueden permanecer en suspensión en la atmósfera durante meses o años, sobre todo si
alcanzan la estratosfera, y dificultar el paso de la radiación solar. Además, la nube de polvo
originada puede dañar los motores de los aviones.
Índice de explosividad =
(piroclastos / total de materiales emitidos) · 100
- Las explosiones, que dependen de la viscosidad de las lavas. En general, las lavas viscosas son
más explosivas y peligrosas que las fluidas. Respecto a este punto de vista, los volcanes se
clasifican en efusivos y explosivos
Los daños que causan las fuertes explosiones son la emisión a la atmósfera de enormes
cantidades de piroclastos o el desprendimiento de las laderas del volcán, lo que puede dar
lugar a inundaciones por taponamiento de valles o daños a las construcciones humanas, y a la
formación de nubes ardientes o calderas volcánicas.
- La formación de una nube ardiente. Es la manifestación volcánica de mayor gravedad. Se
origina cuando una columna eruptiva, en vez de ascender en el seno del aire, cae bruscamente
y en segundos desciende vertiginosamente (200 Kh/m) por la ladera del volcán como una nube
de fuego rodante constituida por gases y por fragmentos incandescentes de piedra pómez y
cenizas, que se deposita en los lugares por donde pasa, pudiendo desplazarse hasta 100
kilómetros de distancia, salvando incluso pequeñas elevaciones orográficas.
Produce daños por combustión, gravísimas quemaduras, muerte por asfixia, debido a la
inhalación de polvo al rojo vivo y destrucción total de todos los bienes materiales.
Formación de una nube ardiente Domo volcánico
o colada piroclástica
- La formación de un domo volcánico. Tiene lugar cuando la viscosidad de las lavas es extrema,
por lo que, en lugar de deslizarse formando coladas se depositan en el cráter y forman una
especie de masa bulbosa que hace de tapón, obstruyendo la salida de lava.
Los daños que produce el domo volcánico es la brusca explosión del mismo, pudiendo provocar
el agrandamiento del cráter y agravar la erupción, originando una nube ardiente.
- La formación de una caldera. Puede ocurrir que, tras una gran explosión en la que se
expulsan enormes cantidades de piroclastos, la cámara magmática se quede muy vacía e
inestable por lo que su techo se desplome y el cráter se agrande, transformándose en una
caldera. Si la caldera se llena de agua de lluvia o del deshielo, se transforma en un lago de
cráter.
Formación de una caldera volcánica
PREDICCIÓN Y PREVENCIÓN DE RIESGOS VOLCÁNICOS
Para evitar en lo posible los daños derivados de las erupciones volcánicas se han de establecer las
siguientes medidas:
Métodos de predicción. Debe conocerse a fondo la historia de cada volcán, tanto la frecuencia
de sus erupciones como la intensidad de las mismas. Para ello se suelen instalar observatorios en
los volcanes en los que se analizan los gases emitidos por ellos y una serie de síntomas indicativos
del comienzo de una erupción. Hablamos de aparatos como los sismógrafos, los inclinómetros, los
magnetómetros, los gravímetros, los GPS (como en las fotografías de la izquierda), etc. Con los
datos recogidos se pueden elaborar mapas de peligrosidad o mapas de riesgo, a partir de los
cuales se pueden delimitar las áreas potenciales de la actividad volcánica.
La fiabilidad de las predicciones es relativa, ya que, desafortunadamente, el vulcanismo de tipo
explosivo, que es el más peligroso, es el más difícil de pronosticar.
Métodos de prevención y corrección. Las medidas preventivas adecuadas en cada caso están en
función del tipo de vulcanismo, pero las más utilizadas son:
- Desviar las corrientes de lava a lugares deshabitados.
- Realizar túneles de descarga del agua de los lagos situados en el cráter para evitar la
formación de lahares.
- Reducción del nivel de los embalses de las zonas próximas.
- Instalar sistemas de alarma y planificar los lugares y las normas que hay que seguir en el caso
de que sea necesaria la evacuación en los casos de emergencia.
- Prohibir o restringir las construcciones en lugares de alto riesgo, sobre todo en los volcanes de
tipo explosivo.
- Restricciones temporales de uso del territorio.
- Construir viviendas especiales semiesféricas o con los tejidos muy inclinados para evitar que se
desplomen por el peso de las cenizas y de los piroclastos; también se edifican refugios
incombustibles frente a las nubes ardientes.
RIESGOS SÍSMICOS
Definimos terremoto como la vibración de la Tierra producida por la liberación brusca (o
paroxísmica) de la energía elástica almacenada en las rocas cuando se produce su ruptura tras
haber estado sometida a grandes esfuerzos.
Una parte de la energía es liberada en forma de ondas sísmicas y otra parte se transforma en
calor debido a la fricción acaecida en el plano de falla. Los terremotos son originados por tres
tipos de esfuerzos sobre la litosfera: compresivos, que producen fallas inversas; distensivos, que
producen fallas normales y de cizalla, que producen fallas de desgarre o de deslizamiento
longitudinal.
TERREMOTOS
La energía liberada en un terremoto se extiende como un tren de ondas a partir del foco o
hipocentro, lugar en el que se origina. No debemos caer en el error de pensar en el foco como un
solo punto, ya que se trata más bien de una zona de deslizamiento que corresponde al plano de
falla. El epicentro es la zona de la superficie situada en la misma vertical que el foco, y por tanto,
es el lugar donde su magnitud es máxima.
Durante la transmisión de las ondas sísmicas se va produciendo compresión en las rocas que se
encuentran en el sentido del movimiento y distensión en las que están en sentido contrario. Estas
deformaciones son captadas por los sismógrafos (aparatos que detectan los terremotos) y se
registran en sus gráficas, los sismogramas, que permiten localizar el epicentro del seísmo, la
magnitud del mismo y la profundidad de su foco.
En función de la profundidad a
la que se encuentra el foco, se
distinguen tres tipos de
terremotos, los superficiales
(por encima de los 70 Km),
intermedios (de 70 a 300 Km)
y los profundos (a más de
300 km de profundidad). Los
más peligrosos suelen ser los
primeros de ellos.
ONDAS SÍSMICAS
Profundas: Se forman a
partir del hipocentro y
se propagan en forma
esférica por el interior
de la Tierra, por lo que
resultan muy útiles para
estudiar su estructura
interna. Se dividen en
primarias (P) y
secundarias (S).
Las ondas P son las más
rápidas en propagarse y
por ello son las primeras
en ser detectadas por
los sismógrafos. Las
partículas de la roca se
comprimen y se dilatan
vibrando adelante y
atrás en el sentido de
propagación (efecto
muelle).
Las ondas S son más
lentas y las partículas
de la roca se mueven en
forma de sacudida,
perpendicularmente al sentido de desplazamiento del movimiento; sólo se propagan en medios
sólidos, por lo que no pueden atravesar el núcleo exterior terrestre.
Superficiales: Se forman como consecuencia de la interacción de las profundas con la superficie
terrestre y se transmiten en forma circular a partir del epicentro. Son las que causan la mayor
parte de los destrozos de los
seísmos y pueden ser de dos tipos,
las Love (L) y las Rayleigh (R).
Las ondas L producen un
movimiento horizontal, que es
perpendicular a la dirección de
propagación; las partículas de roca
vibran en un solo plano, que se
corresponde con la superficie del
terreno.
Las ondas R son las más lentas, sin
embargo, por el tipo de movimiento que producen, son las más percibidas por las personas. Las
partículas de las rocas describen un movimiento elíptico en el sentido de la propagación y en el plano
vertical, de forma similar al de las olas del mar antes de romper.
DAÑOS ORIGINADOS POR LOS SÍSMICOS
Para poder medir los terremotos existen dos parámetros:
La magnitud de un seísmo, que es la energía liberada en él y que nos indica el grado de
movimiento que ha tenido lugar durante el mismo. Se mide utilizando la escala de Ritcher, una
escala logarítmica que va desde el 0 al 10, es decir, que un terremoto de magnitud 7 equivale a
10 terremotos de magnitud 6, a 100 de magnitud 5.
Aunque la medida de la magnitud de un seísmo resulta bastante útil para medir la peligrosidad,
tiene el inconveniente de que no refleja su duración, que es otro parámetro que incrementa
dicho factor de riesgo.
La intensidad de un seísmo, es decir, su capacidad de destrucción, es decir, los daños
originados por el seísmo. Se utiliza la escala de Mercalli, valorada en grados que van desde el
I al XII. Esta escala sirve para señalar sobre un mapa los datos de la intensidad de un seísmo
que haya sido registrado en diferentes localidades situadas en torno al epicentro.
Los daños dependen de la magnitud de los terremotos, de la distancia al epicentro, de la
profundidad de su foco, de la naturaleza del sustrato atravesado por las ondas sísmicas, de la
densidad de población, del tipo de construcciones existentes en la zona y de la aparición de una
serie de riesgos derivados, a veces más peligrosos que la propia magnitud. Los más importantes
son:
Daños en los edificios por agrietamiento o desplome de los mismos.
Daños en las vías de comunicación (puentes, carreteras, etc.), lo que dificulta las medidas de
evacuación.
Inestabilidad de las laderas, tanto continentales como submarinas.
Rotura de presas provocando riesgo de inundaciones.
Rotura de conducción de gas o agua, que pueden originar incendios e inundaciones.
Licuefacción. Es el efecto producido sobre terrenos formados por sedimentos poco
consolidados, como arenas y limos sueltos, que, a consecuencia de la vibración del terreno, se
convierten en fluidos, donde los bloques de edificios tienden a hundirse, mientras que las
conducciones de agua y los depósitos subterráneos, tienden a flotar.
Tsunamis, es decir, olas gigantes producidas como consecuencia de un maremoto.
Seiches u olas inducidas en las aguas continentales que, si son de grandes dimensiones y
afectan a un embalse, pueden originar olas y provocar el desbordamiento de su vaso, originando
inundaciones.
Desviación del cauce de los ríos y desaparición de acuíferos en el suelo de las rocas que los
albergaban.
PREDICCIÓN Y PREVENCIÓN LOS SÍSMICOS
La PREDICCIÓN de seísmos a corto plazo es un problema sin resolver, ya que hoy por hoy resulta
imposible anunciar el momento exacto en el que van a ocurrir. Sin embargo, es importante tener en
cuenta que los terremotos no se producen al azar, ni en el espacio ni a lo largo del tiempo, ya que,
al igual que los volcanes, están asociados a los límites de placas.
También se suele recurrir a una serie de indicios previos a los terremotos o precursores sísmicos,
como cambios en el comportamiento de ciertos animales, disminución de la velocidad de las ondas
P, elevación del suelo, disminución de la resistividad de las rocas, aumento de las emisiones de
radón y reducción del número de seísmos precursores.
A pesar de los inconvenientes de la predicción, es conveniente elaborar mapas de peligrosidad,
que se pueden realizar a partir de datos sobre la magnitud o la intensidad de los seísmos tomados
del registro histórico, y mapas de exposición sobre los que se trazan las líneas que unen los
puntos que han registrado seísmos de la misma magnitud.
Para PREVENIR los daños originados por los terremotos se deben seguirlas siguientes normas:
Medidas estructurales. La seguridad de las edificaciones es de gran importancia, ya que
muchas veces el daño originado por un terremoto es debido a la vulnerabilidad causada por la
deficiente construcción más que al propio terremoto. Son las siguientes:
- Se debe construir sin modificar en demasía la topografía local.
- Evitar el hacinamiento de edificios.
- Sobre suelos rocosos coherentes, es conveniente la construcción de edificios lo más
simétricos posible, equilibrados en cuanto a la masa, altos y rígidos.
- Sobre suelos blandos, se recomiendan edificios bajos, menos susceptibles a hundimiento por
licuefacción.
- Se recomienda la instalación de conducciones de gas y agua que sean flexibles o que se
cierren automáticamente.
Medidas no estructurales. Las medidas aplicables a los
terremotos son:
o La ordenación del territorio.
o La protección civil, con estrategias de uso adecuadas
para cada caso.
o La educación para el riesgo.
o Actualmente también se están experimentando algunas
medidas de control de seísmos, que son técnicamente
difíciles de aplicar, como los métodos basados en la
reducción de las tensiones acumuladas en las rocas,
provocando pequeños seísmos de baja magnitud para
evitar los paroxísmicos, o la inyección de fluidos en las
fallas activas con el fin de inmovilizarlas.
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