Pieza del mes
Febrero – marzo 2016
Museo de Zamora
Una versión de Escena Familiar,
José Gutiérrez “Filuco”
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Horario de visitas comentadas a la pieza del mes, “Una versión de Escena Familiar, de
José Gutiérrez “Filuco”, de carácter gratuito:
• De martes a viernes a las 13:00 horas. • Sábados a las 17:30 horas. (integrada en la visita general VenQueTeCuente) • Domingos y festivos a las 12:30 horas. (integrada en la visita general
VenQueTeCuente) • Miércoles 10 de febrero, 24 de febrero y 9 de marzo a las 19:00h (integrada en
la visita temática “Íntimamente Público. Del entorno privado al Museo de Zamora")
• Disponible la información de la pieza del mes en horario de apertura del Museo descargando el código QR.
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Una versión de Escena Familiar, de José Gutiérrez “Filuco”.
Integrada en la muestra temporal “Íntimamente Público. Del entorno privado al
Museo de Zamora”.
Los museos son centros que se ocupan de conservar, estudiar y compartir los bienes
culturales de la sociedad. Está claro que el binomio museo-sociedad es necesario, pero
no sólo porque el primero esté al servicio del segundo, sino porque, a veces, son los
propios particulares los que nutren las colecciones de los centros museísticos.
Nos encontramos expuestas en las salas y conservadas en los almacenes obras y piezas
que en un principio estuvieron en posesión de particulares, y que, llegado un
determinado momento, quisieron compartir con el resto de la sociedad.
La pieza del mes que nos ocupa llegó al Museo de Zamora gracias a una voluntad
privada. Una fotografía muy interesante y reveladora de nuevos datos gracias a la
gratitud de María Victoria Álvarez, que donó la obra, adquiriendo ya un nuevo
significado y dejando de pertenecer a un universo privado para convertirse en público.
Desde el Museo de Zamora os
invitamos a acudir a las visitas
guiadas que hemos preparado a la
exposición temporal “Íntimamente
Público. Del entorno privado al
Museo de Zamora”.
10 febrero 19h
24 febrero 19h
9 marzo 19h
Una escena, varias versiones y más copias. El autor.
Indiscutiblemente una de las obras con mayor relevancia de la colección del Museo de
Zamora es la fotografía Escena Familiar de José Gutiérrez “Filuco”. La imagen, un
retrato familiar y costumbrista del mil novecientos, deja clara la penuria de una ciudad
a la que le costaba modernizarse en los inicios del siglo XX.
A lo largo del tiempo se han ido confirmando la existencia de al menos tres versiones
distintas con ligeras variaciones en las posiciones de los protagonistas. Una de estas
versiones es la que se expone en la muestra temporal “Íntimamente Público. Del
entorno privado al Museo de Zamora”, que fue donada por María Victoria Álvarez,
regalada a su padre Lucio Álvarez por el propio fotógrafo hacia los años 20 del siglo
pasado.
En la exposición permanente podemos ver otra versión, esta vez de gran tamaño (200
x 275 cm), que impresiona a todo aquel que la ve, no sólo por sus dimensiones sino
también por el interés artístico y etnográfico que desprende, así como por su técnica:
dos grandes tiras de papel preparado para el positivado adheridas a una tela de
algodón con la finalidad de ser montada como si fuese una pintura. También se tiene
constancia de que la familia de Dionisio Alba, conocido joyero de Zamora, conserva la
fotografía con ligeras variaciones.
Por otro lado, los descendientes gallegos de “Filuco” conservan al menos una placa de
vidrio de la que siempre se hicieron copias para regalar a conocidos. Será en 1992
cuando una de las copias revele más datos, y más interrogantes también, sobre la
famosa obra. López Mondéjar, reconocido investigador de la fotografía española,
publica la imagen, de dimensiones mucho menores a la expuesta en la colección
permanente del Museo de Zamora, dedicada por Khün y Gutiérrez al marqués de
Villalobos, que harían pensar en una autoría compartida.
Tras el descubrimiento por López Mondéjar de la copia dedicada surgen muchas dudas
acerca de la autoría real de la fotografía. El propio López Mondéjar apostaba por
atribuirle la autoría a Khün, pero tras dar a conocer la imagen al museo, se prefirió
pensar en una autoría compartida. Para mantener esta hipótesis habría que confirmar
la estancia del austriaco en Zamora, ya que la fotografía se toma en algún lugar de la
ciudad, bien en La Lana, La Horta u Olivares. “Filuco” preparía la foto y pactaría la toma
con los personajes retratados. Además, es él quien se queda con las placas y regala
copias a sus amigos y es él también quien encarga unas grandes bañeras para el
positivado en Zamora de la imagen de mayores dimensiones. Solamente se menciona a
Khün en la copia dada a conocer por López Mondéjar, con lo que su nombre se liga a
esa copia exclusivamente.
Aunque se desconocen muchos datos todavía sobre José Gutierréz “Filuco”, sabemos
al menos que era un artista polifacético. Se sabe que realiza tanto obras pictóricas
como de escultura, en muchas ocasiones arreglando, recomponiendo y readaptando
obras anteriores de otros autores, haciendo también retratos a las familias
acomodadas e incluso trabajando como imaginero. Fue propietario de una imprenta
litográfica, donde se editaba la revista Zamora Ilustrada, en la que colaboraría como
dibujante y grabador. A principios del siglo XX muchos pintores y grabadores se
interesan por la fotografía, atraídos por la rentabilidad de este nuevo negocio tan
próximo a su mundo. La labor de “Filuco” como fotógrafo también está documentada
y, de hecho, en el Museo de Zamora se conservan fotografías de monumentos y vistas
que se le han atribuido. Parece que ésta fue su ocupación profesional definitiva que
acaba desarrollando en Galicia, aunque también se haya mencionado algún trabajo en
Madrid o el realizado en Francia tras la Primera Guerra Mundial.
Retratos de Don Celestino Miguel y Doña Lorenza Cancelo, conservadas en los fondos del Museo de
Zamora y realizadas por Gutiérrez “Filuco”.
Una Escena Familiar realista pero no real.
El título de la obra hace pensar que la fotografía muestra a una familia zamorana formada por dos abuelos cuidando de los nietos. Por información oral llegada al Museo de Zamora se conocen las identidades de los retratados, que no tienen esa relación de parentesco. La anciana, Victoriana Gutiérrez, sí era abuela de las dos niñas, Rafaela y Benita. Benita lleva una B bordada en su ropa y Rafaela aparece en la imagen sentada en un tablón de madera mientras la abuela la peina. El anciano se llamaba Juan y no tenía relación familiar con las anteriores. Al parecer cuidaba la fuente de la Cuesta del Caño, que suministraba agua a la ciudad. De los niños también se conocen las identidades. Bonifacio es el niño que está al lado de la cuna y el que está sentado en el suelo es Pepe, que años después tocaría la
dulzaina en Valorio. Estos niños no tenían relación de parentesco entre sí ni con el resto de protagonistas. Por tanto, la fotografía nos sitúa ante un retrato de familia que no es tal, realista pero no real. Es una escena costumbrista y familiar perfectamente pactada y preparada para plasmar la triste realidad social de principios del siglo XX, cargada incluso, de cierta denuncia social de la pobreza. Desde el Museo de Zamora se plantea la hipótesis de que no es casual que Filuco regalase una copia a Lucio Álvarez, uno de los introductores del naturismo médico en España y preocupado por la mejora en las condiciones de vida de las clases más humildes. En la década de los años 80 del siglo XIX se desarrolla el pictorialismo, un movimiento fotográfico a nivel mundial cuyo objetivo era crear fotografías cuyo valor artístico pudiera rivalizar con la pintura. Sus fotografías, de muy grandes formatos, muestran el deseo de medirse con la pintura. Una Escena Familiar, con una versión de un tamaño que la aleja del simple documento, a lo que se une un tratamiento visual y una intención pictórica, nos señala el carácter artístico que “Filuco” quería conseguir con su obra.