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  • EL MUNDO, SAN JUAN, f. R. —JUEVES 8 DE DICIEMBRE DE 1938. 13

    PAGINA DEL HOGAR MLMMCl

    CREAR, CONSERVAR. Por LITA EGNA

    ¿Habéis observado 4a Insistencia de vuestro hijo cuando os llama para tomates, una pequeña hortaliza...

    —Ven. ven y mira el trabajo que he terminado; anda, ven...

    El pequeño no cabe en si de go- zo... Ha dado vida a algo que antes no existió... Es.... si no un dios, algo semejante a Dios: Ea un creador...

    —Muy bien, hijo mió. Procura llegar a ver el fruto de tua labo- res, pues que algo te has propues- to en la empresa. Si hay defec- tos, trata de subsanarlos; por ejem pío, si se sale alguno de los polli- tos, indaga la causa, y a corregir lo que estuvo mal dispuesto, etc. ¿Recuerdas tua siembras de gan- dules, haca algunos meses? Una sola matita se levanta, d>sde aquí la veo, y con alguno que otro pa- lito a guisa de sostén, porque una penca que cayó de la palma le que- bró el tallo... ¿Dónde están las otras? ¿Y fuiste, acaso, tu mismo quien te cuidaste de salvar la que queda, proporcionándole asas mu- letea? ¿No? ¡Ah. la muchacha...!

    ¡Ea, no te abataa, que en la vi- da todos tenemos muy poce de con- servadores; y anhelamos, en cam- bio, ser todos creadores...!

    Por eso muestra mamita BUS la- bores de aguja a laa amigas; por eso se levanta pepito a las cinco de la madrugada, para dar fin al yate que está construyendo, en aua ratoa librea...

    Es la mayor satisfacción del in- dividuo, crear. Edison se olvida- ba de comer y descansar...

    La Idea de crear se. adueña de la voluntad, en tal manera, que el marino, el aeronauta, analoao de abrir nuevas rutas al movimiento internacional, no se detienen ante el peligro; y en vano tratará al- guno de recordarles los desastras i»ue todos hemos lamentado...

    De igual modo, al Inventor, al misionero, el doctor... Bien pue- dan perder la vida, entra el en- granaje da la propia maquinaria',

    a manea da aquellos Ignorantes cuya salvación se procura; a cau- sa del virus, inoculado para pro- bar la eficacia de algún antidoto que salve, de su veneno, a los de- más hombres: Ninguno se detiene en tu obra creadora, juzgando más importante que la propia existen- da la posibilidad de producir al- go, para bien de los demás mor- tales.

    T son ellos, además, los mas con- servadores, procurando siempre me joretr sus Inventos, o extender la esfera de acción de sus productos y actividades.

    Que en laa creaciones corrientes, Inferiores en valor, pero no en Im- portancia, para el 'confort' de la familia, por ejemplo, no abundan los conservadores.

    Son muy pocos los esposos que pueden decir como el Rey Católi- co, Fernando de León, refiriéndose a su real esposa, Isabel la Católi- ca: 'Tengo camisas que han lleva- do cuellos y puños nuevos, trea o cuatro veces". Y.no es que una mu- jer, cual la que diera impulso y vida al plan de Colón, se estuvie- ra sentada y en algo hubiera de distraer sus ocios; que los proble- mas del eetado eran sus problemaa, tanto como lo fueron del esposo.

    La esposa modernista, en cambio, rie ante la destrucción, perfecta- mente evitable, cual si el abando- no fuera timbre de superioridad... "Eso vale tan poco para mi..." Y a aemejanze del niño que goza, ti- rando allá y acá los fragmentos del carrito en cuya confección se estuvo, quizás, horas y dias, feliz- mente abstraído, no se detiene, ella, en su obra destructora ni siquiera con el recuerdo de los dias. meses, años, tal vez, da mutua espera y mutuo laborar, acumulando, como el pajarito, loa pajto-u ove habrían dé constituir ti nido... (!)

    En nuestras escuelas se han lle- vado al debata afirmaciones como esta: "Conservar es de mayores re- sultados que crear". Y se ha in- tentado probar por ejemplo ,1a su- perioridad de la obra de Lincoln sobre la de Washington, o vicever- sa.

    No, amiguitos. Crear, conservar, son fuerzas hermanas, complemen- tarias entra si. Da poco valdría la primera sin la segunda. Y ésta, sin aquélla, no tendría razón de aer tomada en consideración.

    TÓPICOS MÉDICOS

    DOLORES DE CABEZA Por el Dr. JAIME VTLA

    Muchos pacientes ignoran cuán- tas preguntas pasan por la mente del médico, al pedírsele que pres-

    criban algo para ■Wlos 'dolores de ca | freza". Muchoa de

    estos estados tie- nen como origen

    | una anomalía lo- cal o constituyen laa manifestacio- nes de afecciones

    I sistema tices. Es nuestro mayor deseo al escribir estas notas, que un gran número de pacientes afee tos de este sínto- ma tan corriente, habrán de recibir

    Dr. Jaim» Vüá ayuda, y que mu- chos de los que -se exceden en el, uso da distintos analgésicos hasta el extremo de perjudicar su siste-

    ma digestivo por la Irritación que su digestión ocasiona, y su cora- zón por el efecto depresivo que so- bre al mismo ejercen, habrán de decidirse seriamente a considerar su estado, y a visitar a su médico para que laa estudie y determine la causa del síntoma que tanto les molesta*, antes que pedirle una pres criación que solamente provea un alivio temporal. El dolor de cabe- za suele llevar a muchoa pacientes a la desesperación. Padecimiento que forma un obstáculo para el des arrollo de los planes que forja nuestra ambición y sostiene nues- tra voluntad. En el diagnóstico de este estado el médico deberá obte- ner información sobre el sitio don- da se localiza el dolor, si éste ra- dia o al se extiende, si es profun- do o es más bien un dolor super- ficie!. -Es -necesario saber el tiem- po que suele durar al acceso y con qué frecuencia se manifieste. Las

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    UN CUENTO BREVE

    No hay mal que por bien no venga

    Por Mrlva Duróme

    ¿Qué te trae por aquí, Matilde?... ¿Penas?

    —Si, tía; panas hondas que sólo usted podrá mitigar.

    —¿Cómo?... —Con su tseto, con su experien-

    cia, con su conocimiento del cora- zón humano... Mucho confio en usted, tía; es mi única esperanza.

    —¿De qué?... —De hallar consuelo. —¿Tanto sufres? —Más que lo decible, más que lo

    imaginable, más que lo soportable. —Ven aquí, criatura, no exage-

    res. No sabes tú (y ojalá no lo sepas nunca) cuánto y cuánto do- lor puede soportsr un sima.

    —Siempre que sea fuerte. —¿Y la tuya no lo ea?... ¡Qué

    no ha de aerlo! ¡Bien te conozco, hijlta! Pero veamos. ¿Qué te su- cede?

    —Raúl ya no me quiere; ea inú- til que quiera hacerme ilusiones; ya no soy nada para él...

    —¿No serán cosas tuyss, celos, imaginaciones?...

    —No, no. Aunque quiera diaimu- lsrlo, ya ea imposible. Al principio logró engaitarme. Primero una co- nvida, otra vez -una tia enferma, después un compromiso ineludible, toda clase de pretextos para faltar a cass; y yo confiaba en sus pala- bras, haata que una casualidad me hizo saber que mentía: entonces lo observé y hoy, esta mañana, he comprobado, palpablemente, que haec ya largos meses que se burla de mi, que me engalla, que me miente, que festeja a otra mucha- cha fes... pero muy rica...

    —¿Y no ha roto contigo? —No; aún no. —Perdóname esta pregunta. Ma-

    tilde. ¿Es cierto que los asuntos de tu psdre msrchsn muy mal?

    —Si. tía; la estancia está hipo- tecada y en caaa hemos tenido que hscer muchísimas economías, pero dice papá que es un' mal momento que ha de pasar muy pronto.

    —Ya, ya... ¿Y lo sabe tu no- vio?...

    —Puede ser, aunque yo no se lo he dicho. Al contrario, contando con lo que papá nos habla ofrecido, .hemos,, hsblado siempre de vivir en amplitud, de viajar...

    —Y él ahora, ¿en qué se ocupa? —En hada. Vive con su madre,

    que tiene una renta muy impor- tante.

    —¿Cuántos aflea tiene tu Raúl? —Veinticinco. —¿Veinticinco años, y nunca ha

    trabajado? Si que tenias un novio de lujo, hijlta. ¿Nunca pensaste que te quisiera sólo por tu dine- ro?...

    —¿Por mi dinero? ¿Que me que- ría sólo porque ara rica?

    —Me parece que salta a la vista y que es Inútil querer cerrar los ojos a la evidencia. Raúl se prenda de ti, cuando aparentemente eres una rica heredera. ¿Loa negocios de tu padre empiezan a flaquear? Tu novio inicia un alejamiento, aún más. procura una ruptura. Tú. al- ma candida, no le das motivos pa- ra enojos; él pone da su parte cuanto puede para que tú te ente- res de que flirtea con otra: te ha- ce comprobar, eomo tú has dicho antes, que te mentía, y ahora serás tú quien rompa el compromiso y él se habrá portado como un caballe- ro que no trabaja. ¿Y tú lloras y

    manifestaciones características de ceda caso ayudan en el diagnósti- co de la verdadera causa.

    Mencionaremos a continuación con breves detalles algunas de las afecciones en que con más frecuen- cia eetá presente este síntoma tan penosa.

    1.—Dolor de cabeza por hipereci- dez, o exceso de ácido en el estó- mago: Son generalmente debidos a causas reflejas, como Inflamacio- nes de la vesícula billar, apenaici- tis crónica, úlceras duodenales, es- treñimiento espástico. El trata- miento no se baaa en dar antiáci- dos, sino en determinar la causa.

    2 —Estreñimiento o constipación Intestinal: El dolor es mayor al mover la cabeza hacia loa lados. Existen latidos sobre los ojos. La lengua pueda catar cubierta de aa- rrosidad. El pedente aa queja de

    malestar general. 3.—Estados anémicos o da baja

    hemoglobina: Esta es una condi- ción muy frecuenta. Suela apare- cer en jóvenes y señoras que pa- san al día de compras, en activi- dades sociales o después de hacer algún esfuerzo mental o físico. El dolor suele ser frontal,' pero pue- de aparecer en cualquier región. Se manifiesta en forma de pesadez y tiene radiaciones laterales.

    4.—Gastritis: En las Inflamacio- nes crónicas y agudas del estóma- go observamos una sensación de peso, de dolor en el estómago. Hay opresión después de laa comidas, los bordea de la lengua están ro- jizos, mal gusto en la boca, náu- seas antes dal desayuno, digestio- nes laboriosas, etc.

    5.—Dolores de cabeza por reten- ción de loa alimentoa en el duo- deno, o sea, la primara parte dal Intestino pequeño: Ya anteriormen- te hemos llamado la atención so- bre esto. Loa padentea general- mente suelen vomitar y sentir ali- vio.

    8.—Estados de excesiva putrefac- ción intestinal por excesiva pro- ducción de toxinas eos la 'consi- guiente prsoenda da las miañas en (Continúa- ea -la página 23. col. S)

    SU SILUETA, SEÑORA Por Ida Jean KAIN

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    La belleza de su cabello, que depende en gran parte de la circulación, recibe una gran ayuda al usted ae capilla diariamente para eatlrrrtilar

    la actividad de loe vasos capilares.

    ¿Qué le parecería si le dijeran que debe pararse con la cabeza sobre el piso para hermosear su ca- bello? La idea no es tan fantástica como parece, pues cualquier movi- miento que haga circular la san- gra mas rápidamente en las venas hermosea el cabello, y hasta con- tribuirá a evitar los cabellos gri- ses. El pelo, según parece', está li- gado estrechsmente con la circula- ción. Desde luego que usted no tie- ne que pararse sobre la cabeza si no quiere. Usted puede estimular la circulación por medios menos violentos, tales como ponerse en tensión, doblarse y darse mucho masaje, preferiblemente con un ce- pillo.

    Todas estas medidas, como obser- vará, tienden a estimular la circu- lación. "Si usted mantuviera su cir- culación ciento por ciento perfecta, tendría un cabello hermoso y sin trszss de hilos grises, por lo menos hasta que cumpliera los 75." Asi dice Gloria Ogtlvie, una autoridad que practica lo que dice y quien efectúa el ejercicio mencionado to- dos los dias.

    Una de las mss seguras señales de una pobre circulación es la ti- rantez en el cuero cabelludo. Tam- bién es sefisl de nerviosidad. Y esta experta aconseja el masaje para aflojar el cuero cabelludo trayen- do la sangre hasta la superficie. El masaje debe comenzar en el cuello, donde la tensidm muscular Interviene

    El ejercicio de sostenerse sobre la cabeza en eata posición, estimula

    notablemente la circulación.

    con la sangre que va hacia el peri- cráneo. Después que haya frotado esta región, coloque las manos fir-

    memente sobre el cráneo y dé el massje moviendo el cuero cabellu- do mas bien que las manos.

    Cepillar le cabello activa las rai- ces del cabello y el pericráneo, lim- pia, y a la vez Imparte un hermoso brillo. Es una necesidad para el cabello seco y duro, y toda mujer deberla practicar esta operación diariamente. No tema que el cepi- llo le estropee la ondulación per- manente. Esto más bien ayuda a I hacer la onda más graciosa. La fec-" nica mejor es sgarrsr el cepillo firmemente. Inclinarse desde las ca- deras, proyectando la cabeza hacia adelante, y cepillar concienzuda- mente.

    El cepillar el pelo diariamente pro- duce reaultadee marevilloaos.

    Para llegar verdaderamente a la raiz del pelo usted debe aplicar no solamente el cepillo, el masaje y la frotación a! pericráneo. También debe seguir una dieta balanceada. Los alimentos sdecuados son tan esenciales para au pelo como los ejercicios aconsejados. En realidad, el cabello muestra las señales de una dieta inadecuada mucho antes de que su salud comience a resen- tirse seriamente.

    El cabello gr;s no viene de he- rencis. A menudo está cansado, po- bremente alimentado, y la señorita Ogilvie dice que "aunque el cabello gris no ae hereda, puede tener cier- ta tendencia a la decoloración, y eaa en al ea ya una razón de peso para tener cierta preocupación".

    Ño piense que su es bello es algo separado del cuerpo. Es casi un ba- rómetro de su vitalidad, pues la tensión nerviosa, las preocupacio- nes, la pobre circulación y la dieta deficiente se reflejan en él primero que nada.

    sufres por un señor, ssi?... Vaya, chiquilla, que te creía más sensata. ¿Cómo has podido enamorarte?

    —¡Ay, tis! ¡Qué ciegs estsba!... ¡Qué desdichada soy! ¡Qué tonta y qué ingenua he sido!... '—Enamorada, nada más...

    —Enamorada, si; como una cria- tura. El ha sido mi primer cariño, de él he escuchado las primeras y únicas palabras de amor... y todo ha sido una farsa. Ahora compren- do muchas pslabras suyas, muchas interrogaciones al ¿parecer sin in- tención... ¡Oh. tia, tia; mi dolor es más grande de lo que yo misma imaginaba!...

    —Cálmate, cálmate. No te dejes dominar por esta pena. No llores.

    —¿Cómo no llorar, tía. después de esta desengaño tan doloroso, de esta horrible desilusión? ¡Dios mío! ¡Crear en un cariflo, confiar ciegamente a él; entregar toda el alma y sufrir este escarnio! ¡Cómo se habrá reído de mi candidez! ¡Y as! son los hombres!... Cobardes, traidores, interesados, viles...

    —No, Matilde, no; una golondri- na no hace verano. Un hombre que engafla y que burla, no es el prototipo del hombre. Y qué quie- res que te diga, "no hay mal que por bien ne venga" has tenido una suerte "muy grande al conocer a éste a tiempo. Tu matrimonio ha-, bria sido un fracaso, porque él lle- vaba en si un defacto gravísimo: la ociosidad. Un hombre ocioso no

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    puede jamás ser un buen msrido; ese detalle da una idea muy pobre de su moralidad. Creo que en rea- lidad, puedes considerarte dichosa por lo que ha ocurrido.

    —Quizá tenga razón, tia; pero no puedo hacerme ahora a esa Idea. ¡Sólo puedo pensar en el desenga- ño, én el dolor horrible que siento!

    —Ese mismo dolor syudsrá a for- talecer tu alma. Me dijiste al lle- gar que sólo lss almas fuertes pueden soportar al dolor con estoi- cismo. ¿Y cómo pueden hacerse fuertes sin sufrir? Este pesar tuyo, que ahora te parece intolerable, es, diriamos (y no te ofendas) una verdadera bagatela. Ea apenaa, el roce de la vida. Tu cariflo no tenia ninguna base sólida. Tú no podías estimar a Raúl, y sin estimación no hay cariflo posible ni duradero. Sentirás algún tiempo la herida, no importa; haz frente al dolor con energía, sobreponte a él y lo- grarás para tu corazón la pas que tanto anhelas. *

    CONTRA LA TUBERCULOSIS

    Ayudar a combatir la tuhar- ruloais en nuestro pala, ea de- mostrar prácticamente el amor que profeaamoe a Puerto Rico.

    • Ramón VALDCS

    UNA CONFERENCIA SOBRE DE HOSTOS

    La dictará el profesor Fránquiz en el Ateneo

    (Nots del Ateneo) El viernes 9 de diciembre, a las

    8:30 P. M., dictará en el salón de actos del Ateneo Portorriqueño, el catedrático de la Unlveraidad