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Page 1: P EN EL CENTENARIO DE NÉSTOR ÁLAMO - Ciudad …rigir estas “tradiciones, a los amigos de siempre y a quien nunca ha dejado de prestarme –acaso de forma inmerecida– suapoyo,sualientoysudevoción;elpue-blo

34 FIRMASLA PROVINCIA/DIARIO DE LAS PALMASDomingo, 12 de marzo de 2006

A las puertas del paraíso. En el territorio de la desesperación, no existe ningún horizonte infinito ni inalcanzable.El paraíso siempre se encuentra más allá de donde los ojos ya no alcanzan a ver. Por eso, cuando ya no queda ninguna esperanza en la tierra denacimiento, los hombres no saben hacer otra cosa que echar a andar, tomar el camino de ese horizonte infinito. Sólo necesitan sus propias fuerzaspara huir, porque la miseria les ha robado el futuro y las mochilas sólo pueden llenarse con el peso de nuevos sueños.No van a parar. Por lejanos que se encuentren los nuevos territorios de la esperanza, por altas que sean las montañas y olas que haya que cru-

zar, por calurosos que sean los desiertos, por heladas que sean las noches, por húmedos que sean los mares, por tenebrosas que resulten las tra-vesías, por mucho que el miedo quiera atenazar la marcha, no habrá nunca mayor miedo que el del presente, no habrá nunca ninguna otra deci-sión que la de continuar hasta el final. Es muy fácil jugarse la vida si ésa es la única posibilidad de poder cambiar una vida amenazada por el hambre, la penuria y el sufrimiento perpetuo.O alcanzan el final del camino o el final les alcanza a ellos.Por eso es imposible detener con cámaras de seguridad las ansias de un pueblo desesperado. Por eso van a seguir intentándolo cada vez desdemás lejos, aunquemiles de seres huma-

nos sepierdanenel intentoy ahoguen todas sus esperanzas enel fondodelAtlántico.Nosotros los convertimosen triste estadística, ennúmerosqueborranel rostrode laspersonas, paraqueasí esas almas en pena no perturben en exceso la conciencia de quienes vivi-mos de este lado del paraíso.Dicen esas mismas estadísticas que una granmayoría no alcanza nunca a

ver ese horizonte infinito en el que se albergan las nuevas esperanzas. El deesta fotografía, encambio, tuvoaúnpeor suerte. Perdióelúltimosuspirode fuer-za cuando ante sus ojos ya se divisaba la recompensa del sufrimiento.No llegóapisar el paraíso, ypor eso, almenos, él despertará algunaqueotra

pena hipócrita. Si hubiese podido vivir habríamos sustituido esa pena pordesprecioy rechazo, sehabría convertidoenotroproblemamás. ¿Quéculpa tu-vo él de nada?Esobvioqueunaavalanchadehambrecomplica tambiénnuestropropio fu-

turo, peromás secomplicará todosi empezamosacreerque, puestoquenopo-demos impedir que vengan, aquí sólo deben encontrar el rechazo que produ-ce el odio más racista, ese que con gasolina ni siquiera se apiada del rostro dela niñez. Este hombre se quedó a las puertas de las esperanzas. No supo quea otros se las cerramos quemando el lecho donde los podemos acoger, ne-gándoles toda generosidad humana. Quienes lo hicieron en la madrugada delviernes en Tunte cubrían sus rostros en la oscuridad de la noche, pero elsilencio nos delata a todos.

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Néstor Álamo fue, en realidad, un co-municadornato, alguienqueno se li-

mitaba a estudiar, a investigar, a escudri-ñar el pasado, las costumbres, lastradiciones, la forma de ser y el alma desu tierraparavolcar este conocimientoensesudos y elaborados documentos a dis-posición de unos pocosespecialistas, sino que,muy al contrario, bus-caba siempre la formamás adecuada para po-ner toda aquella infor-mación, que él pacientey minuciosamente ex-traía de lasmásdiversasfuentes documentales,bibliográficas u orales,a disposición de la in-mensa mayoría de suspaisanos, de sus conve-cinos, a través de recur-sos estilísticos, litera-rios o periodísticos queatraían y atrapaban el interés de lecto-res de muy diversa condición, como esel caso de “ThenesoyaVidina y otras tra-diciones”, una joya de la literatura isle-ña, o “El Almirante de la Mar Océana enGran Canaria”, en cuyo prólogo el pro-fesorRumeudeArmasdestaca quevienea ser como “una historia del Archipié-lago en el último tercio del siglo XV pa-ra que sirva demarcoy ambientación a laestancia de Colón en Gran Canaria y LaGomera”. No es de extrañar así que, enla ediciónde 1959de “ThenesoyaVidina”,el propio Néstor resalte que quiere di-rigir estas “tradiciones, a los amigos desiempre y a quien nunca ha dejado deprestarme –acaso de forma inmerecida–su apoyo, su aliento y sudevoción; el pue-blo de mi tierra: Gran Canaria”.Ese afán intelectual y sentimental dela comunicación surge pronto en su viday lo embarca en aventuras difíciles, pocorentables y casi inimaginables en aque-llos años y lugares. Me refiero a cómo,junto a su amigo Juan García Mateos–que era alcalde de aquella localidad-,funda un semanario en Guía, La Voz delNorte, que se imprimía en Gáldar y que

pronto circuló con rapidez por todo elnorte de la Isla, comarca a la que dedi-có un estudio sobre su historia titulado“Del Juzgado y otros asuntos”, a la vezque publicaba, en forma de folletón, las“Crónicas de Sedeño y Escudero” y unasátira del poeta guiense Rafael Bento yTravieso. Luego, como ya había hechodesde su juventud, a su regreso de sutemprana residencia cubana, comenza-ría a colaborar en la prensa insular deforma asidua y regular hasta los últimosaños de su vida, cuando el Diario de LasPalmas y La Provincia fueron protago-nistas de cientos de artículos suyos.En todos sus escritos nos aparece unNéstor Álamo agudo, irónico y certero,con unos conocimientos que recoge enlas profundidades del saber para llevar-los a la superficie del entendimiento ge-neral; unNéstor que es un verdadero in-telectual, pero que se resiste a venderseexclusivamente en esta condición, yaque su personalidad y su talento se loimpedían -y sus paisanos siempre se loagradeceremos-, pues así fue como nospudo dejar un valioso e inolvidable le-gado, heredero enmucho –lo que elmis-

mo lo reconocía– del saber de su tierra,de sus gentes y de sus grandes autores,comoViera y Clavijo, Gordillo,MillaresTorres y Chil y Naranjo, entre otros, alos que él respetaba y reconocía comoverdaderos próceres de su isla.Ahora, cuando se acaban de cumplir

cien años de su nacimien-to, el 27de febrerode 1906en Guía, es un buen mo-mento para que todos re-tomemos la figuradeNés-tor Álamo en todas susdimensionesynosólo, co-mo ha ocurrido en los úl-timos años, al prevalecercomo autor de cancionespopulares, sin duda lasmáspopulares, lasmás re-presentativas de la isla enel siglo XX, las más her-mosas, pero que brotabande un intelecto muchomáspolivalente,dotadode

una enorme capacidad creadora e intui-tiva, que era capaz de aplicar en la crea-ción de unas canciones, como en la de unedificio y centro cultural tan distintivo yúnico como la Casa de Colón, o en el res-cate de capítulos y anécdotas de la histo-ria insular, que sabía convertir en cues-tiones de conversación actual en boca detodos, sin olvidar a personajes popularesque encarnaban una parte del ser y delsentir isleño, entre ellos la descaradaypi-carona poetisa Agustina González y Ro-mero, “mal llamada La Perejila”, que, co-mo él mismo resaltó, era un “indiscutiblevalor –menor si se quiere, pero valor alfinal– anclado ya en la desmemoria delas gentes; nuestro pueblo lo agradeció”.En este centenario de Néstor Álamo,en que todos depositamos una flor sobresu tumba, y cantamos junto a su recuer-do siempre vivo, una de sus más queri-das canciones, Isla mía, nos vino a lamente como él la concibió: “Al ver lalínea mórbida de nuestras montañas,cuando esperaba la guagua en el crucede la carretera del Sur, en Los Barqui-llos”, y no dudó en reconocer que “esla única que me gusta”.

EN EL CENTENARIO DENÉSTOR ÁLAMO

OPINIÓN P JUAN JOSÉ LAFORET OPINIÓN

ERASMO QUINTANA RUIZ

RETROSPECTIVADÁMASO

Fueun acierto evidente elegir la obrade Pepe Dámaso para conmemo-rar el Día de las Letras Canarias –21de febrero- y otro tanto cabe decir delpersonaje designado para presidir es-te día, José deViera yClavijo. Pudo ha-ber sido nuestroDonBenito PérezGal-dós por la obra literaria que nos legó,pues encarna la universalidad de casitodas las artes: botánico, novelista, in-vestigador, poeta, traductor, drama-turgo, historiador. Digno representan-te, pues, de la Cultura canaria.Y Dámaso. Nuestro Pepe Dámaso

ocupa en estos momentos todo el es-pacio del Centro Cultural de la Caja,en La Alameda. No conozco un ar-tista canario que haya consagrado co-mo él su vida de creador –más de cin-cuenta años- al mundo de las letras,de ahí lo oportuno de su muestra Labiblioteca pintada, donde la inteli-gencia de unAntonio Zaya, comisariode la exposición, allí queda expresa-da. Otro tanto cabe decir del cuida-do y completo catálogo que recoge ensu totalidad el trabajo del genio deAgaete; moderno rey Midas, puescualquier trasto o cosa aparentemen-te inservible que pase por sus manoslo convierte en una obra de arte.Difícilmente se podrá repetir esta

muestra regalo a nuestra contempla-ción, pues, aunque toda ella gira entorno al mundo de los creadores li-terarios, allí la galería de retratos en-tre los que podemos reconocer a al-gún buen amigo de este medio hayuna rica temática realizada en varia-do formato, utilizadas con distintastécnicas, fruto de una insobornabley enfermiza búsqueda de nuevos ca-minos de expresión.Felicidades a los organizadores

y larga vida al Día de las LetrasCanarias.

UNA IMAGEN Y MENOS DE MIL PALABRAS P FRANCISCO MORENO

El cuerpo sin vida de un inmigrante llegado el domingo en patera yace en una playa del sur de Tenerife. i LAOPINIÓN DE TENERIFE