Orgullo y Prejuicio (Jane Austen)
La novela nos transporta a la Inglaterra de finales del siglo XVIII, una época en donde las
diferencias sociales estaban a la orden del día; y donde encontrar a un hombre que gozara de
buena posición económica significaba, para las chicas casaderas, una posibilidad de acceder a un
estatus más favorable, que no solo conllevaba al respeto de la sociedad, sino también a la envidia
de los vecinos.
En esta situación se encontraban las 5 hijas del matrimonio Bennet, un grupo de señoritas de
entre 15 y 23 años (de mayor a menor: Jane, Elizabeth, Mary, Kitty y Lydia), cuya madre (la Sra.
Bennet) estaba ansiosa por que estas contrajeran matrimonio lo antes posible. Sin embargo lo que
a ella le preocupaba era que sus hijas quedaran bien acomodadas por el bien de ellas y el suyo
propio; teniendo en cuenta que, al ser todas mujeres, la propiedad en la que vivían pasaría a un
pariente masculino (el primo de estas el Sr. Collins), pues en esa época no se podía heredar por
línea sucesora femenina.
La llegada al vecindario del Sr. Charles Bingley, una apuesto, soltero y rico caballero, el cual alquila
la finca de Netherfield donde se establece temporalmente con sus dos hermanas ( la señorita
Caroline Bingley y la señora Louisa Hurst) y su cuñado (el señor Hurst.). Representa la oportunidad
perfecta para la Sra. Bennet de casar alguna de sus hijas con este.
Esta oportunidad se le presenta en el baile público del pueblo de Meryton, en el que Bingley y su
grupo, que ahora incluye a su amigo íntimo, el Sr. Darcy asisten; y en donde este último suscita
admiración debido a su elegante figura y sus ingresos de 10.000 libras al año. No obstante,
rápidamente los vecinos lo consideran orgulloso, alguien que los desprecia como socialmente
inferiores. De hecho así lo considera la familia Bennet, cuando Elizabeth oye a Darcy declinar la
sugerencia de Bingley de que la saque a bailar, pues no la encuentra suficientemente hermosa
para merecer su atención. Este comentario la hiere en su orgullo y aprovecha cualquier ocasión
para hacer uso de su ingenio, y se permite ironías que bordean lo admisible en una joven. Bingley,
por su parte, resulta muy agradable. Baila con varias de las jóvenes disponibles en el lugar, pero
desde el principio muestra una decidida admiración por Jane Bennet, la mayor de las hermanas y a
la cual describe como la criatura más hermosa que ha visto en su vida.
La Sra. Bennet al darse cuenta de la impresión que causo su hija Jane en el Sr. Bingley y deseosa
de animar esta situación ventajosa, fuerza a Jane a tratar de encontrarse más seguido con Bingley;
y para dicha de esta, después del baile Jane es invitada a Netherfield en donde enferma
de neumonía, por lo que Elizabeth camina hasta allí a cuidarla. Esto provoca burlas por parte de
las hermanas de Bingley, pero despierta cierta admiración en Darcy, que no puede dejar de mirarla
(a partir de este momento se comienzan a preciar los sentimientos de Darcy, los cuales también se
dejan en evidencia días antes en otro baile en donde Darcy le confiesa a la señorita Bingley que
considera a Elizabeth un placer a la vista de los ojos). Durante los días siguientes, los
protagonistas conversan mucho mientras Lizzy se encuentra cuidando a su hermana enferma, y
casi siempre terminan discutiendo, lo cual molesta a Elizabeth y provoca que Darcy la admire por
su ingenio y viveza, además de sus expresivos ojos castaños.
Poco después de la recuperación de Jane y del regreso de ambas hermanas en su hogar, llega de
visita a este su primo el Sr. Williams Collins al cual se le describe como un clericó de 28 años, alto,
de mirada profunda y modales ceremoniosos cuya idea de una tarde amena es leer a sus primas
los Sermones de Fordyce; y el cual se complace en mencionar continuamente el nombre de su
estimada benefactora, Lady Catherine Bourgh. El motivo de su visita al hogar de los Bennet se
debe a que Lady Catherine le ha sugerido casarse y Collins para compensar que él será el que
herede la propiedad, ha decidido casarse con alguna de sus primas, además de que había oído
hablar de la belleza que estas poseían.
Collins queda embelesado por su prima Jane y le confiesa a la Sra. Bennet que es a la que ha
elegido como su esposa, pero esta le argumenta que ella está apunto de comprometerse con el Sr.
Bingley, por lo que le ofrece la mano de Elizabeth.
Durante una velada, el señor William Lucas sugiere a Elizabeth como compañera de baile para
Darcy y ésta lo rechaza, debido a que él anteriormente había expresado que no bailaría con ella;
sin embargo, durante un segundo baile celebrado en Netherfield él le pide un baile y ella acepta.
Durante el baile discuten fríamente y Elizabeth (Lizzy) cada vez le soporta menos. Por su parte,
Darcy cada vez la admira más, aunque no deja de notar el terrible comportamiento de sus
hermanas menores, su madre (que se la pasa alardeando de que Jane se casará con Bingley) y su
padre, lo cual hace que la desestime como posible pareja. El señor Collins propone matrimonio a
Elizabeth, pero ésta lo rechaza tajantemente. Aunque la señora Bennet intenta promover el
matrimonio, el señor Bennet apoya la decisión de su hija favorita (al principio del libro se menciona
este hecho diciendo el Sr. Bennet que de todos sus hija Lizzy es la que tiene más agudeza de
todas sus hermanas).
Mientras tanto al pueblo llega un cuerpo de oficiales, donde aparece el Sr. Wickham un oficial
guapo, esbelto y de trato muy afable, del cual Lizzy se comienza a enamorar debido a la gran
comunicación que tienen y a sus buenos modales de este último. El día que se conocieron se
toparon con el Sr. Darcy el cual estaba montando a caballo, y este al ver a Wickham le dedico una
mirada profunda y el semblante de ambos cambio, este hecho a Lizzy se le hizo sospechoso por lo
que después le pregunto a Wickham su relación con Darcy. Wickham le confiesa a Lizzy que
conocía a Darcy desde que eran pequeños, debido a que él trabajaba para su familia, y a la cual se
había hecho muy unida al grado de que el padre de Darcy lo quería como un hijo, dejándole antes
de morir una herencia la cual Darcy se la había privado. Este hecho fortalece la reprobación de
Elizabeth hacia Darcy dados los prejuicios que tiene hacia él.
Después de que Elizabeth rechaza al señor Collins, éste se casa rápidamente con Charlotte Lucas,
la mejor amiga de Elizabeth, quien acepta su ofrecimiento con una estimación realista de sus
opciones, dado que ya ha cumplido 27 años y representa ya una carga para sus padres.
Las cosas se empiezan a complicar para la familia Bennet cuando Bingley decide, repentinamente,
marcharse de nuevo a Londres, y Elizabeth comienza a sospechar que Darcy está detrás de esta
separación. Posteriormente Lizzy visita a Charlotte, que vive ahora bajo el dominio de la tía de
Darcy, Lady Catherine. Estando con ellos, Darcy acompañado de su amigo el coronel Fitzwilliam,
visita a su tía, en la propiedad vecina, Rosings. Por lo que Elizabeth y Darcy se ven obligados a
verse diariamente. Un día en uno de los paseos de Lizzy por la finca, esta se topa con el coronel
Fitzwilliam el cual le confiesa que Darcy intervino con la decisión de que se marchara el Sr. Bingley
a causa de una familia que esperaba un matrimonio ventajoso por parte de este, el último
ignorando de que hablaba de la hermana de Lizzi, argumento que Darcy era un hombre que veía
por el bien de sus amigos. Ante este hecho Lizzi quedo indignada con Darcy, pero para este último,
los encantos de Elizabeth, con el tiempo, lo acabaron seduciendo, lo que provoco que finalmente le
declarase su amor por ella y contra toda expectativa le propone matrimonio, pero ignorando que
ella se ha enterado que fue él quien convenció a Bingley de abandonar Netherfield rompiendo el
corazón de Jane y que además Wickham le ha dicho que Darcy, en contra de los deseos de su
padre, le ha arrebatado la herencia que le correspondía.
La proposición de Darcy le resultó sumamente desagradable a la joven, por la referencia a la
condición social de su familia y el esfuerzo tan grande que hacía para superar su inferioridad.
«Se explicaba bien, pero no sólo de su amor tenía que hablar, y no fue más elocuente en
el tema de la ternura que en el del orgullo. La inferioridad de Elizabeth, la degradación que
significaba para él, los obstáculos de familia que el buen juicio le había hecho anteponer
siempre a la estimación. Hablaba de estas cosas con un ardor que reflejaba todo lo que le
herían, pero todo ello no era lo más indicado para apoyar su demanda.»
Lizzy rechaza, en similares términos a Darcy y le explica que no solo es por lo "poco educado" de
su propuesta sino por lo que hizo a Jane y a Wickham.
«También podría yo ––replicó Elizabeth–– preguntar por qué con tan evidente propósito de
ofenderme y de insultarme me dice que le gusto en contra de su voluntad, contra su buen
juicio y hasta contra su modo de ser. ¿No es ésta una excusa para mi falta de cortesía, si
es que en realidad la he cometido? Pero, además, he recibido otras provocaciones, lo sabe
usted muy bien. Aunque mis sentimientos no hubiesen sido contrarios a los suyos, aunque
hubiesen sido indiferentes o incluso favorables, ¿cree usted que habría algo que pudiese
tentarme a aceptar al hombre que ha sido el culpable de arruinar, tal vez para siempre, la
felicidad de una hermana muy querida?»
Posteriormente al rechazo de Elizabeth, Darcy le escribe una carta donde le explica que en el caso
de Jane, creía firmemente que ella no sentía por Bingley lo mismo que Bingley por ella, que no
pretendió hacerle daño sino que le hacía un favor a su amigo y luego narró los abusos y la mala
conducta de Wickham, como incluso pretendió seducir y fugarse con su hermana, Georgiana, de
15 años, con la idea de quedarse con la herencia de la joven y como al darse cuenta que no
heredaría nada huye dejándola con el corazón roto. La carta y una serie de hechos confirman a
Lizzy que estaba equivocada.
Más tarde, Elizabeth se va de vacaciones con sus tíos, los Gardiner, por Derbyshire; y la
convencen para que visite Pemberley, la finca de Darcy, mientras este se encuentra fuera. Esta
queda impresionada por su tamaño y organización, así como por las alabanzas que recibe de su
ama de llaves. Por ello se siente avergonzada cuando se lo tropieza inesperadamente mientras
hace una visita por los terrenos. No obstante, su comportamiento respecto a ella ha cambiado, es
más cálido que en su anterior encuentro; esto, unido a la manera educada y amistosa con que trata
a sus tíos los Gardiner, empieza a hacer pensar a Elizabeth que bajo su orgullo yace una
naturaleza leal y generosa. Esta segunda opinión sobre Darcy viene apoyada por su encuentro con
su hermana menor, Georgiana, una chica agradable y tímida a quien Darcy adora.
Justo cuando su relación con Darcy empieza a ser más distendida, Elizabeth queda horrorizada al
saber que, en su ausencia, su obstinada hermana menor Lydia ha captado la atención de Wickham
y se ha fugado con él: una relación sin matrimonio y un hijo ilegítimo destruirían el honor de los
Bennet y reduciría las posibilidades de matrimonio de las otras hermanas. Cuando la familia
investiga, descubren que Wickham abandonó el servicio para eludir deudas de juego. Cuando
Elizabeth cuenta esto a Darcy, él asume la misión de encontrar a Wickham y sobornarlo para que
se case con Lydia, por sentirse en parte responsable al no haber revelado a tiempo el
verdadero carácter de Wickham, pero lo mantiene en secreto para Elizabeth y su familia. Darcy
consigue encontrar a Lydia y Wickham en Londres e induce a Wickham a casarse con Lydia,
pagando su boda y dándole dinero.
Elizabeth descubre accidentalmente el papel de Darcy gracias a los despreocupados comentarios
de Lydia, más tarde confirmados por su tía, la señora Gardiner. Este acto final completa un giro
radical en los sentimientos de Elizabeth, y ella comienza a lamentar haber rechazado la
proposición de matrimonio que le hiciera Darcy, y comprende que las primeras impresiones,
guiadas por el orgullo y el prejuicio, no siempre son las verdaderas.
Ante este hecho en el libro se menciona:
« ¡Cuánto le dolieron a Elizabeth su ingratitud y las insolentes palabras que le había dirigido! Estaba avergonzada de sí misma, pero orgullosa de él, orgullosa de que se hubiera portado tan compasivo y noblemente.»
Posteriormente Lady Catherine descubre los sentimientos de Darcy hacia Elizabeth, lo que
amenaza su ambición, largamente sentida, de casarlo con su propia hija. Mientras Darcy se
encuentra en Londres, su tía visita inesperadamente a Elizabeth y con brusquedad intenta
presionarla para que lo abandone, sin conseguir nada. Irónicamente, éste hecho sella la relación
entre Elizabeth y Darcy, pues cuando Lady Catherine se queja a Darcy de la obstinación de
Elizabeth, él se da cuenta de que los sentimientos de ella han cambiado, lo que le da esperanzas
suficientes para intentarlo otra vez. Cuando Darcy le propone matrimonio por segunda vez,
Elizabeth acepta. Las hermanas Jane y Elizabeth se casan poco después con el señor Bingley y
con el señor Darcy, respectivamente.
Finalmente el libro acaba con que Bingley y Jane se mudan cerca de la propiedad de los Darcy,
debido a que la madre de esta los termino desesperando con sus visitas (y como no si la Sr.
Bennet no cambia de felicidad de que tuviera a sus 2 mejores hijas casadas con señores
acreedores a una gran fortuna). Lady Catherine se puso como una fiera con la boda de su sobrino,
pero con el tiempo lo perdono y acepto a Lizzy por el cariño que esta le tenía a su sobrino. La
hermana menor de Darcy Georgiana se quedó a vivir con ellos en Pemberley, y esta se encariño
mucho con Lizzi tanto como Darcy había previsto. Las dos se querían tiernamente. Georgiana tenía
el más alto concepto de Elizabeth, aunque al principio se asombrase y casi se asustase al ver lo
juguetona que era con su hermano; veía a aquel hombre que siempre le había inspirado un respeto
que casi sobrepasaba al cariño, convertido en objeto de francas bromas. Su entendimiento recibió
unas luces con las que nunca se había tropezado. Ilustrada por Elizabeth, empezó a comprender
que una mujer puede tomarse con su marido unas libertades que un hermano nunca puede tolerar
a una hermana diez años menor que él.
FIN
Opinión personal:
El libro se me hace bastante bueno ya que nos da a entender que no hay que dejarse llevar por
esas primeras impresiones, si no que basta con conocer un poco a esa persona para descubrir que
puede ser toda una caja de sorpresas.
Además está entendible y rápido de leer ya que Jane Austen lo narra a la perfección que se te es
fácil imaginar todos los detalles, y si a esto le sumamos ese toque cómico por parte del personaje
de la señora Bennet, (aunque también a veces resulta algo desquiciante su comportamiento pero
son entendibles sus intenciones), hacen de este libro una buena opción para divertirte un rato. Lo
malo de esta historia es que para las románticas como yo, dejan a desear un poquito más de
demostraciones afectivas, pero se comprende debido a la época en la que se desarrolla la historia.
Entre mis personajes favoritos esta obviamente la protagoniza Elizabeth Bennet cuyo carácter me
encanta ya que dice lo que piensa y es capaz de exponer su ideas sin dejarse intimidar por la
importancia ni la clase social de su interlocutor, claro agregándole como un plus que el lenguaje de
esa época y como buena novela romántica es rico y refrescante hacia los sentidos.
Finalmente esta obra inspira a pensar que en el amor no hay barreras ni clases sociales que logren
impedirlo y que mientras exista una buena comunicación y honestidad, y evitando sentimientos
como el orgullo y el prejuicio, hacen que una relación sea exitosa.
"La vanidad y el orgullo son cosas distintas, aunque muchas veces se usen como sinónimos. El orgullo está relacionado con la opinión que tenemos de nosotros mismos; la vanidad, con lo que
quisiéramos que los demás pensaran de nosotros" (Jane Austen).
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