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-TALLER DE ESTUDIO DE FILOSOFÍA ANTIGUA-

LAS TELEOLOGÍAS NATURALES: MODOS DE INSERCIÓN DE FINALIDAD EN EL MUNDO

INTRODUCCIÓN

[1] ¿Quiénes somos?

Pablo Marzocca: Estudiante de Filosofía, Investigador estudiante del UBACyT F443 („Zonas

de Tensión Dialógica: fundamentos para un estudio de la interacción entre sistemas teóricos

aplicados a la obra de Platón‟), Adscripto de la cátedra Historia de la Filosofía Antigua de la

carrera de Filosofía (Proyecto de Adscripción: „Teleología Natural e Intencionalidad Humana:

el problema de la unidad de la causalidad final‟).

Rodrigo Illarraga: Estudiante de Historia, Investigador estudiante del UBACyT F443 („Zonas

de Tensión Dialógica: fundamentos para un estudio de la interacción entre sistemas teóricos

aplicados a la obra de Platón‟).

[2] ¿Por qué formar un Taller? ¿Cuáles son las tareas a realizar?

A. Se gestó la idea de un taller para generar un espacio de discusión sobre Filosofía Antigua

abierto tanto a estudiantes como a graduados, con el objetivo de formar un grupo

multidisciplinario, horizontal e interesado por los temas a tratar.

B. Las tareas a realizar consisten, básicamente, en (i) la lectura y discusión de fuentes de la

antigüedad y su estudio por parte de los participantes, (ii) la lectura y discusión de bibliografía

complementaria para ayudar en la interpretación de las fuentes o proyectar su problemática en

otros ámbitos no necesariamente antiguos del pensamiento, y (iii) la exposición por parte de

los participantes (y, probablemente, de invitados) de sus propios trabajos acerca de temas de

Filosofía Antigua.

[3] ¿Por qué el tema y el título del taller?

A. El tema surge en gran parte de la necesidad pragmática de imponer un hilo conductor para dar

comienzo a la propuesta de algún modo. Se ha optado por un tema en el que puede darse

espacio a gran cantidad de autores de la Antigüedad y que, al mismo tiempo, no se encuentra

tan frecuentemente desarrollado como guía para el estudio de los „clásicos‟. Por otra parte, se

trata de una forma de encarar la filosofía clásica muy presente en la lectura actualizada.

B. El título del taller es, como se verá más adelante, completamente desafortunado: „teleologías

naturales‟ es una construcción conceptual de dudosa aplicación a textos de la antigüedad, y

tiene reminiscencias teológicas que poco tienen que ver con la propuesta. Tal vez es mejor

concentrarse en „modos de inserción de finalidad en la naturaleza‟.

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[4] Nociones preliminares al desarrollo del tema

La única noción que es menester clarificar, o al menos problematizar, es la noción de „causa‟

(aitía o aition). Primero una pequeña y poco desarrollada historia filológica de la palabra:

La palabra, como casi todos los conceptos filosóficos griegos, tiene su orígen en el lenguaje no-

filosófico y luego adopta significados nuevos, en el marco de teorías o corrientes de pensamiento.

Es inevitable que la palabra arrastre a su nuevo ámbito parte de su viejo significado, o, más bien,

que sea probablemente por éste por el que el autor la elige para expresar lo que expresa. Por eso, es

menester remarcar tres lugares en los que, paradigmáticamente, se utiliza la palabra griega aitía:

1. Los oradores áticos, que utilizan „aitios‟ como atributo de individuos, significando que ese

individuo es „responsable‟ de algo.

2. Los escritos médicos de Hipócrates, donde aitía tiene un sentido aplicable no sólo a

individuos sino también a cosas: algo es aitía cuando, al aparecer, hace que las cosas se

presenten de determinada manera. Es responsable de cierto estado de cosas.

3. Los escritos de Tucídides, donde aparece por primera vez la forma neutra aition para generar

un sustantivo: la causa de tal cosa es tal otra.

Expresiones: „aitían échein‟ „tener responsabilidad de algo‟, „aitían upéchein‟ „estar bajo una

acusación‟, „aitían phéresthai/labeîn‟ „ser acusado o inculpado‟, „en aitía/di’aitías échein‟

„hacer responsable‟.

Como se puede observar, „aitía‟ comienza refiriéndose al ámbito humano, para luego comenzar a

aplicarse no sólo a personas sino a cosas, y finalmente ganar independencia conceptual y no ser sólo

un atributo. Y el sentido que parece heredar aitía parece ser el de lo que es responsable de

determinado estado de cosas.

Hay que dejar de lado, a la hora de pensar en las causas tal y como se entienden en el pensamiento

griego, dos prejuicios que hemos heredado de la modernidad: 1. La idea de que la causa es anterior

al efecto, 2. La idea de que las causas son eventos. Las causas griegas no han de respetar la

preeminencia temporal, y se tratan no de eventos sino de cosas en el mundo. Por otra parte, intentar

caer en la polémica de si las causas son cosas reales en el mundo o si son meramente modos de

explicación es alejarse del espíritu clásico: las causas son, qua cosas en el mundo, modos de

explicación.

Bibliografía: Furley, „What kind of cause is Aristotle‟s Final Cause?‟; Johson, Aristotle on

Teleology, cap. 2 „Preliminary Study of Aristotle‟s Causes‟; Frede (1980), „The original notion

of Cause‟

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[5] El desarrollo de la noción de finalidad a lo largo de la Historia de la Filosofía1

Según algunos autores (Hankinson 1998, Johson 2005), la principal pregunta de la ciencia

filosófica griega es si la naturaleza puede ser entendida en términos de leyes puramente

mecánicas o si hace falta entenderla en términos teleológicos. La teleología es, al menos, una

clave importante para entender no sólo el pensamiento aristotélico sino el pensamiento griego en

general.

1. Los primeros intentos de inserción de finalidad en el mundo, Anaxágoras y Diógenes de

Apolonia

El planteo filosófico de Anaxágoras respecto de la teleología puede captarse a través de la

siguiente cita de Aristóteles: “Anaxágoras aparece como el único hombre sobrio en comparación

con las afirmaciones salvajes de sus predecesores” Esto está en relación con que el presocrático

plantea que el noûs puso las cosas, que estaban todas reunidas, en órden. Este noûs es algo

infinito e independiente de las cosas, no esta mezclado con nada y está sólo y en sí mismo. Es la

cosa más pura, y tiene juicio y poder sobre todo lo demás. En verdad, este noûs se limita en el

sistema solamente a poner las cosas en movimiento, para luego retirarse, hecho que Platón

criticará en el Fedón.

Diógenes de Apolonia, además de volver al monismo y plantear al aire como elemento básico,

presenta un planteo absolutamente teleológico del mundo: el aire del que todas las cosas están

hechas es también un omnipresente y omnisciente dios, que como sabiduría consciente asegura

la regularidad y el orden del mundo. Aunque estas afirmaciones muchas veces quedan tapadas

por desarrollos de corte materialista, Diógenes es el primer autor de la historia del pensamiento

en dar un carácter tan fuertemente teleológico al mundo.

2. La ausencia de providencia: Empédocles y los Atomistas

Empédocles, a diferencia de Aristóteles, no cree en ningún tipo de finalidad en el mundo. Esto es

evidente en su planteo acerca de la naturaleza del origen de los organismos, donde se ve que

éstos surgen por azar (tyché) y que sólo los aptos sobreviven (en algo que nos lleva directamente

al planteo darwinista).

Los Atomistas comparten la posición con Empédocles de que lo que se genera se genera por azar

a partir del movimiento de las partículas, en este caso los átomos. Es sugerente la afirmación de

que el azar es igual a la necesidad, y que esto excluye la providencia: nada de lo que se genera se

genera por un fin, sino que se genera lo que, por azar, acaece que se genera. Por eso la

multiplicidad de mundos.

3. La crítica platónica y la postulación del Demiurgo

Como veremos, Platón en el Fedón critica a los predecesores, tanto a los que no se valen de

preguntar por fines como a los que no terminan de aceptar el carácter teleológico del mundo.

1 Para reconstruir una historia de la teleología anterior a Platón se puede apelar a Guthrie, Historia de la

Filosofía Griega, volúmen 2 o, si se desea más cercanía con las fuentes griegas, a Kirk, Raven, Schofield, Los

filósofos presocráticos. Para las teleologías posteriores a Aristóteles, el primer capítulo de Johnson, Aristotle

on Teleology (Podría revisarse también Wisnowsky, Towards a history of Avicenna’s distinction between

immanent and transcendent causes)

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La respuesta platónica pasará por el Demiurgo, que impone fines al mundo al ordenarlo como si

se tratara de una manufactura.

4. La crítica aristotélica y la finalidad inmanente

“¿Quién es el actúa mirando las ideas?” Aristóteles no cree en el Demiurgo como herramienta

filosófica y realiza un gran esfuerzo teórico para presentar un mundo en el que los fines sean

internos y no impuestos desde afuera.

5. Los comentadores peripatéticos: Salvar las inconsistencias del corpus

Esto ocurre sólo después de la supuesta edición de los textos de Aristóteles por Andrónico de

Rodas (entre el 60 AC y el 20 AC). Hay que tener en cuenta que la edición se hace pensando

en un „sistema aristotélico‟, con la finalidad de competir con las escuelas helenísticas.

Alejandro de Afrodisias (dirige el Liceo entre 198 y 209) y Temistio (350-380) son sus

principales exponentes. Ambos querían dar un tratamiento teleológico unificado del

movimiento y del alma, motivados por la propuesta aristotélica de que ambos se definen como

„estar en entelécheia‟ (compleción, perfección). Para ello invocan el concepto de teliotés

(perfección o compleción), dándole un sentido más fuerte al problema.

Alejandro intenta subsanar los problemas que surgen con la noción de „providencia‟. Los

platonistas decían que la providencia en el planteo de Aristóteles se aplicaba a los cielos y no

al mundo sublunar. Alejandro responde que hay providencia en el mundo sublunar, pero

mediante el mecanismo de los cuerpos celestes La rotación de los cuerpos celestes se

constituye como causa de los cambios en el mundo sublunar, en particular, de la generación y

corrupción. Alejandro toma la distinción de los platonistas entre (1) causas instrumentales y (2)

causas verdaderamente eficientes para poder hablar de las (a) causas inmediatas de generación

y destrucción en el mundo corriente y (b) las verdaderas causas del mundo celestial y divino.

6. Los comentadores neoplatónicos: Unificar el plantonismo con el aristotelianismo

Principales retos: adaptar la filosofía de Aristóteles a las doctrinas platónicas de que el alma es

separable del cuerpo y que dios es una causa no solo final sino también eficiente del

movimiento y orden del mundo Para lograr lo segundo hay que combinar las cuatro causas

con la cosmología platónica del Timeo, cosa que es muy difícil porque el mismo Aristóteles le

critica a Platón usar sólo dos tipos de causa.

Siriano (437) habría inventado un esquema para esto, expandido luego por Proclo (411-485):

causas trascendentes, que operan en las esferas eternas supralunares y causas inmanentes, que

operan en las esferas sublunares de generación y destrucción. Causas trascendentes: C. Final,

C. Eficiente y C. Paradigmáticas (extrínsecas a sus efectos); Causas Inmanentes: C. Formal, C.

C. Material y C. Instrumental. Y esas causas son frecuentemente asociadas con estadíos de la

cosmología neoplatónica: las causas trascendentes son la Idea del Bien (Final), las Ideas

(Paradigmáticas) y el Demiurgo (Eficiente).

La asociación de la C. Final y C. Eficiente facilitó la posición de que Dios es C. Eficiente del

Mundo además de C. Final Posición de Amonio (435-517), probablemente también de su

maeestro Asclepio y ciertamente de sus discípulos Simplicio (529) y Filopono (490-570). En

este último ya empieza a haber intereses de ligar a este dios aristotélico con el dios cristiano.

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7. Filósofos Árabes: Estudiar para unificar la Filosofía Aristotélica con el Islam

Transmisión a la Filosofía Árabe de la Filosofía Aristotélica estuvo mediada por el

Neoplatonismo.

Avicena (980-1038) usa la división trascendente inmanente de diversas maneras: sirve para la

separabilidad del alma, por la identificación de esta con la causa final la hace trascender del

mundo corruptible, a pesar de su carácter inmanente como forma. Toda la causalidad de las

cosas sublunares se reduce a la causa final Los filósofos árabes dan a la causa final un lugar

mayor que los griegos, pero a costa de adoptar un modelo de alma que requiere agencia

intencional: las cosas vivas se mueven deliberadamente con vistas a determinado fin. Esto es

malo para la consideración de las almas de animales y plantas, pero, en nivel cósmico, dios

puede ser tal agente La distinción sirve como prueba de la existencia de Dios. Avicena lleva

la distinción más allá, señalando que las causas formal y final eran las causas de la esencia, y la

material y eficiente las de la existencia. Subsume, finalmente, todas las causas a la causa final,

diciendo incluso que ésta es “La causa eficiente de la causa eficiente”.

Averroes (1126-1198) critica la prueba de la existencia de Dios de Avicena por su excesivo

carácter neoplatónico, puesto que no tiene sentido pensar en que las cosas contingentes son

necesarias en virtud de otra cosa en el planteo aristotélico. Vuelve a la prueba de Aristóteles,

de Dios como un necesario primer motor. Por otra parte, da argumentos teleológicos de la

existencia de Dios, a partir del movimiento natural y del diseño de las cosas.

8. Tomás de Aquino: Unificar la Filosofía Aristotélica con el dios creador cristiano

El argumento de que Dios es causa motriz y final llega a Tomás de Aquino (1225-74) a través

de la traducción de Averroes. Esto se ve claramente en las pruebas de la existencia de Dios que

da Tomás en la ST.

Adoptar esa idea de Dios como causa final y eficiente lleva a adoptar un paradigma intencional

para Dios, en el que se configura fuertemente como un agente antropomorfizado.

9. Críticas de los Siglos XVI y XVII a la Teleología

La perspectiva se ve bien en A. Koyré: “Todas las causas formales y finales desparecen como

modos de explicación a parrtir de la nueva ciencia, reemplazadas por causas materiales y

eficientes”. Esto se puede ver en Bacon (1561-1623) (“El tratamiento de causas finales en

física ha alejado la investigación de la física misma y llevado a los hombres a causas oscuras”),

Descartes (1596-1650) (“No debemos investigar la causa final sino sólo las causas eficientes

de las ccosas creadas. No buscamos la razón de las cosas naturales en el fin que Dios o la

Naturaleza les impuso en la creación”) , Spinoza (1632-1677) (“Los conceptos de causa

material y formal son arcaicos… las causas finales, del mismo modo, han sido expulsadas de la

física”)

Lo raro es que figuras posteriores y prominentes de la ciencia, como Gassendi (1592-1655),

Boyle (1627-1691), Newton (1642-1727) y Leibniz (1646-1716) no descartan totalmente las

causas finales. Esas causas finales se defienden desde el punto de vista de la „teología

natural‟ ¡Los científicos no descartaron las causas finales como usualmente se cree!

Por otra parte, la crítica a la teleología había comenzado en la escolástica, ¡Descartes es el

receptor de eso, no el creador!

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9. La aparición de una ‘ciencia de los fines’ o teleología, la ‘teleología natural’

El término „teleología‟ aparece en 1728 de la pluma de Christian Wolff, la define como la

parte de la filosofía natural que explica los fines de las cosas. La plantea como una ciencia

aparte, independiente de la física.

En el siglo XVIII se escriben „teleologías‟, ver citas. Se convierte casi exclusivamente en

pruebas de la existencia de Dios. Suscita la posición de Kant.

10. La posición kantiana de la Crítica del Juicio Teleológico

Es la segunda parte de la Crítica del Juicio. Kant discute la aparente antinomia de teleología y

mecanismo, que surge del siguiente modo: Tesis: La producción de las cosas materiales tiene

que ser estimada como posible solo sobre bases mecánicas, Antítesis: Algunos productos de la

naturaleza no pueden ser posibles sólo sobre la base de lo mecánico. Como no podemos optar

entre los dos, tenemos que abandonarlo y abordamos a una „dialéctica de teleología y

mecanismo‟, que no son principios de las cosas en sí sino máximas o principio de

investigación. Y aquí es donde se establece que la teleología es heurística, una explicación

posible de las cosas.

[6] Consecuencias del estudio de la finalidad o causa final

El estudio de la causación final tiene consecuencias en diversos ámbitos:

1. Metafísica: ¿Cómo opera el fin como causa? ¿Opera del mismo modo en la naturaleza y en el

mundo humano? ¿es una verdadera causa el fin, o sólo una descripción heurística de otros tipos

de procesos causales?

2. Filosofía de las Ciencias: ¿Necesita la ciencia de causas finales? ¿Podemos dar cuenta de las

explicaciones científicas sin valernos de causas finales?

3. Filosofía Práctica y Filosofía Política: Las causas finales naturales y su relación con los lugares

naturales, los fines por naturaleza, el hombre como fin de la creación, la relación con lo

natural.

4. Religión: posibilidad de argumentos creacionistas a partir del diseño inteligente.

5. Inteligencia Artificial: ¿Podemos programar sin finalidades? ¿Necesitamos, en la construcción

de un robot, programar fines, o podemos reducirlos a causas eficientes?

[7] Propuesta a futuro

1. Estudio del tratamiento platónico de los fines: la autobiografía intelectual de Sócrates en el

Fedón, el Demiurgo del Timeo, diversos pasajes del corpus.