Historias de Santurbán: una aproximación antropológica al páramo como agente en disputa en
California, Santander
Monografía de grado en Antropología
2019 – 10
Érika Paola Silva Gómez
Código: 201413192
Director: Pablo Jaramillo Salazar
Hace más de cuatrocientos años existen economías mineras en el municipio de California,
Santander que trabajan en la extracción de oro en el páramo de Santurbán (Pérez, 2014). Esta
minería, tradicionalmente de baja escala, ha sido desarrollada por pequeñas empresas, familias
y mineros independientes. No obstante, hace ya varios años que este territorio llama la atención
de empresas extranjeras, que aspiran a poder extraer las grandes cantidades de mineral que
guarda en sus entrañas. Recientemente, la Sociedad Minera de Santander, conocida como
Minesa, adelanta los trámites legales necesarios para poder llevar a cabo el proyecto “Soto
Norte”, el cual tiene como zona de alta influencia a California. Su llegada, y los potenciales
cambios que podría acarrear, han puesto en tensión las formas de vida de quienes allí habitan,
a la vez que ha propiciado que se discutan y expongan los diversos conocimientos que los
mineros tienen sobre el páramo, en contraposición a los estudios realizados por Minesa.
Teniendo esto en cuenta, el presente trabajo explora nuevas formas de pensar las relaciones
existentes entre agentes humanos y no humanos, y cómo estas se inscriben en discusiones sobre
desarrollo global.
Esta investigación aborda las tensiones existentes entre formas de vida locales y
proyectos de desarrollo regional y nacional, en los que agentes no humanos cobran relevancia
como actores con la capacidad de participar de estas discusiones y de movilizar entre la
comunidad minera afectos temporales. Santurbán no es solo un recurso sobre el que se quiere
ejercer control, sino que por el contrario se configura como un agente que actúa de forma
determinante sobre la vida de quienes habitan en él, y sobre las expectativas económicas que
tienen diversos agentes internos y externos. En el contexto nacional ha cobrado importancia la
protección y preservación del medio ambiente como mecanismo necesario para el desarrollo
integral de las comunidades1, a la vez que este se percibe como una condición necesaria para
1 Desde la expedición de la Constitución Política de Colombia de 1991(Constitución Política de Colombia, 1991),
que declara como obligación del Estado y las personas proteger las riquezas naturales, y que estipula que todas
las personas tienen derecho a gozar de un ambiente sano, se ha creado una amplia legislación encaminada a
cumplir con estos fines. Entre las normas más relevantes se encuentran la ley 99 de 1993, el Programa para el
el desarrollo económico nacional en relación con el desarrollo global capitalista (Göbel y Ulloa,
2014). Así, esta investigación pretende analizar la forma en que se lleva a cabo la disputa por
el uso y explotación económica del páramo, desde una perspectiva en la que el medio ambiente,
pensado también como paisaje (Tilley y Cameron - Daum, 2017), tiene agencia sobre las
condiciones de vida de la comunidad minera y la postura que asumen frente a la
implementación de una megaminería .
Los mineros californianos conviven y coexisten con Santurbán, y gracias al trabajo
que a diario realizan en las minas, han podido construir relaciones de vida. En ese sentido, para
que la extracción de oro sea posible, los mineros han desarrollado una serie de conocimientos
sobre el espacio en el que trabajan. Esto ha implicado, entre otras cosas, conocer sobre los tipos
de rocas que hay en los túneles y los procedimientos necesarios para poder extraer el oro de
ellas; estos saberes se han construido sobre la experiencia sensible, que surge del trabajo diario
por dentro y por fuera de las minas. Esto quiere decir que su conocimiento se ha forjado gracias
a la contínua interacción entre los mineros y el espacio físico en el que laboran. A su vez, la
extracción de este mineral ha requerido de parte de los mineros reconocer los ciclos naturales
a los que se somete su labor (ver Hébert, 2015); por ejemplo, teniendo consciencia de la
presencia constante del agua como insumo de trabajo y como fuente de consumo, tanto para el
municipio, como para las zonas aledañas. Ellos perciben esta labor como una que ha sido
aprendida y transmitida por generaciones, siendo ya practicada por los indios chitareros antes
de la colonia. La mayoría de los habitantes del municipio y de las veredas cercanas, llamadas
El Centro, La Baja y Angosturas, subsisten de esta minería artesanal de baja escala2.
Manejo Sostenible y Restauración de Ecosistemas de Alta Montaña Colombiana del 2002, la ley 1450 del 2011 y
la Política Nacional para la Gestión Integral de la Biodiversidad y sus Servicios Ecosistémicos (PNGIBSE),
emitida en el 2012. Recientemente se aprobó la ley 1930 del 2018 (Congreso de Colombia, 2018), que declara a
los páramos de Colombia como indispensables para la provisión de agua y para la conservación de la biodiversidad
del país, a la vez que prohibe la explotación y exploración minera en esas zonas. 2 Ver anexo 1
La minería tradicional opera de forma comunitaria, es decir, las minas en
funcionamiento son espacios a los que pueden acudir todas las personas que deseen extraer oro.
Esto implica que constantemente se generan redes de apoyo y asociaciones entre los mineros,
quienes hacen uso de métodos tradicionales que facilitan el procesamiento del mineral para su
comercialización. Los métodos de percolación y cianuración, utilizados comunmente en
operaciones mineras a lo largo del mundo (Hilson y Monhemius, 2006), tanto de megaminería
como de pequeña minería (Massaro y de Theije, 2018), procesan la roca extraída de los túneles
con el propósito de obtener oro libre (mineral en un alto grado de pureza). Día a día, tanto
californianos como personas llegadas de otros lugares, entran en las minas con el propósito de
obtener de ellas su sustento de vida. Esto quiere decir que se someten de manera constante a
los riesgos asociados a su labor y a la falta de certeza sobre la ganancia que podrían obtener de
la roca que están llevando consigo.
Por años, diversas empresas han intentado desarrollar proyectos de megaminería en
zonas de páramo y en tierras aledañas sin tener éxito. Sin embargo, debido a la llegada de
Minesa, hoy en día este territorio, y el uso de su subsuelo, se encuentra en disputa. La misma
está adelantando ante la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) los trámites
necesarios para poder llevar a cabo su proyecto, que aspira a poder extraer de Santurbán un
total nueve millones de onzas de oro durante 21 años. La empresa ya cuenta con los títulos
mineros 3 de los terrenos en los que se abriría el túnel de excavación y los dos túneles paralelos,
que comunicarían la mina con las plantas de procesamiento que se ubicarían en el municipio
de Suratá4. A la fecha todavía no es propietaria de los predios correspondientes a estos títulos.
Se percibe que la presencia de este proyecto traería consigo transformaciones económicas y
3 De acuerdo con el Código de Minas, regulado en la ley 685 del 2001, el derecho a explorar y explotar minas se
constituye mediante un contrato de concesión minera que debe ser debidamente otorgado y registrado por el
Estado en el Registro Minero Nacional (Congreso de Colombia, 2001). Esto quiere decir que sin la debida
posesión de un título minero, los particulares no se encuentran en la capacidad de hacer operaciones mineras. 4 Ver anexo 2
sociales, principalmente para los habitantes de La Baja y Angosturas, pues aspira a poder
centralizar las operaciones de extracción allí, desplazando a las personas que trabajan de forma
independiente. Dado el caso que la licencia ambiental prosperara, los mineros que hoy trabajan
de forma independiente tendrían que afiliarse directamente a la empresa, o integrarse al “plan
de coexistencia minera”5 que propone la misma en la zona de Aserradero.
El desarrollo del proyecto “Soto Norte” implicaría una transformación de las formas de
vida tradicionales de California, a la vez que supondría cambios dentro de los ecosistemas del
páramo de Santurbán y los territorios cercanos. Los estudios de impacto ambiental que ha
hecho la empresa muestran al proyecto como uno responsable con el medio ambiente, que
permite que la megaminería y Santurbán coexistan. A través del uso del conocimiento científico
y altas tecnologías, afirman que durante la ejecución del proyecto estarán en la capacidad de
reducir los impactos negativos sobre la región, y particularmente sobre la superficie. Sin
embargo, esta no es la percepción que todos los habitantes tienen sobre los posibles efectos que
el proyecto podría tener sobre el medio ambiente. Las preocupaciones que surgen radican en
las posibles efectos negativos que podrían generarse sobre los ecosistemas y sus recursos. Así,
la principal prevención que se tiene está relacionada con el manejo del agua, pues en la
actividad minera es indispensable la apertura de túneles que fracturan la roca, y que acarrean
como consecuencia la infiltración del agua. La exposición de los recursos hídricos subterráneos
al aire genera que los mismos se mineralicen, haciendo que no sean aptos para el consumo
humano.
Los riesgos asociados a un proyecto de tales magnitudes han sido manifestados por
algunos sectores de la población, y han generado debate sobre cómo el uso de los recursos
puede tener efectos en el corto y largo plazo sobre Santurbán. La posibilidad de que se lleven
5 Este plan permitiría que una asociación de mineros, que ya se ha venido constituyendo, trabaje en una zona
cercana al proyecto, de forma independiente a la empresa, pero haciendo uso de sus lineamientos en términos de
impacto ambiental.
a cabo transformaciones irreversibles sobre el ecosistema ha evocado en algunas personas
sentimientos de nostalgia, sentido de pertenencia y esperanza. Esto debido a que para quienes
allí habitan, Santurbán no solo es una fuente de trabajo, sino que se ha configurado como un
espacio de vida y de sociabilidad. Algunos mineros perciben al proyecto como uno que implica
el desplazamiento de gran parte de la población y el apropiamiento del territorio para el uso
exclusivo de Minesa. Estas preocupaciones se manifiestan en la inquietudes que tienen sobre
cuál podría ser el futuro de Santurbán, pues se percibe que hay poca seguridad y garantías por
parte de instituciones estatales para ejercer un control efectivo sobre las acciones de la empresa,
que eviten que más adelante las especies que habitan en el páramo, el agua y sus tierras se vean
transformadas de forma irreversible.
Ante a esta situación, que ha desestabilizado las diversas perspectivas que tiene la
comunidad minera frente a su labor y a las posibilidades de permanecer en el territorio, la figura
religiosa de San Antonio de Padua ha cobrado relevancia. Esto debido a que a través de ella ha
sido posible para los mineros manifestar el rechazo que sienten hacia el desarrollo de un
proyecto de megaminería en la zona. A la vez, su fe en este santo se manifiesta en sentimientos
de esperanza frente a la llegada de cambios que se perciben como nocivos para la población y
para Santurbán. En ese sentido, los pequeños mineros aspiran a poder seguir habitando y
trabajando dentro de un territorio que ha sido tradicionalmente dominado por la pequeña
minería, y en el cual han logrado desarrollar relaciones de vida junto con el páramo.
Esta investigación propone repensar las vías mediante las cuales Santurbán ejerce
agencia sobre las personas que habitan en él, y moldea las condiciones en las que actores
externos – en este caso Minesa – se debaten la entrada a la zona. Para ello es necesario pensar
en lo social desde la propuesta de Latour (2005), es decir, como una red de asociaciones en las
que lo no humano tiene la capacidad de determinar, autorizar, permitir, influir, posibilitar, etc,
las acciones humanas. En ese sentido, se pretende aproximar al páramo desde una perspectiva
que lo posiciona como un agente con la capacidad de interactuar y modificar realidades sociales
(Latour, 2005, p. 71). Las diversas redes de relaciones, materiales y simbólicas, son
heterogéneas, pues están compuestas por múltiples interacciones entre seres humanos y
materialidades. Es por esto que es posible pensar que “un actor es una red entretejida de
relaciones heterogéneas, o el efecto de la misma” (Law, 1992, p. 4, traducción de la autora).
Ello supone también pensar en que no existe un orden social, una organización o un agente que
estén completos o sean estables.
En particular, Ingold (2000) propone pensar al medio ambiente (que es distinto a la
naturaleza) como uno relativo, es decir, que cobra sentido en relación con los organismos que
lo habitan. De esta forma, tanto el medio ambiente como sus organismos se encuentran en
constante construcción, siendo “organism plus environment” (organismo más medio ambiente)
(Ingold, 2000) una totalidad indivisible. En diversas aproximaciones a lo que se entiende como
el paisaje, Tilley y Cameron – Daum (2017) hallan en el encuentro de los seres humanos con
formas materiales una relación recíproca, que le otorga a lo no humano capacidad de
agenciamiento. Así, proponen pensar que “el paisaje es ciertamente un tipo de cosa compleja.
A diferencia de un artefacto, no podemos agarrarlo con nuestras manos ni moverlo a nuestro
antojo. Este forma un medio material en el que habitamos, y nos movemos, y pensamos. No
estamos de ninguna forma fuera de él o contenido por él; el paisaje es parte de nosotros, una
cosa en la que nos movemos y pensamos (Tilley, C. Cameron - Daum, 2017, p. 5, traducción
de la autora). En ese sentido, las personas y los paisajes están entrelazados en una red de
relaciones materiales y sociales.
En el marco de estas discusiones, la noción de habitar (dwelling) permite hacer énfasis
en que los humanos y los no humanos están atravesados por la práctica cotidiana, y en ese
sentido tanto los unos como los otros se transforman a través de sus interacciones
(Benediktsson, K., y Lund, 2010). Diversos estudios antropológicos han articulado este
enfoque sobre lo no humano, apostándole a pensar en cómo existen diversas formas de estudiar
lo social desde una perspectiva que reconoce la existencia de diversas agencias más allá de la
humana (Kohn, 2015). Es por esto que han surgido múltiples estudios multiespecie en los que
se piensa en cómo la multiplicidad de especies moldean y son moldeadas por procesos y
fenómenos políticos, sociales y culturales (Kirksey, E. y Helmreich, 2010). Entre ellas se
encuentran los trabajos de Donna Haraway sobre las especies de compañía (Haraway, 2003) y
su obra titulada When species meet, donde explica cómo las especies vivientes e inertes, siendo
objetos y sujetos, se moldean constantemente a través del encuentro, creando nuevas nociones
de “nosotros” entre quienes interactúan con ellos (Haraway, 2008).
Estas nuevas formas de entender el mundo de lo no humano, y particularmente de
establecer conexiones y relaciones con lo que se ha conocido como la naturaleza, son
desarrolladas por Tsing (2015) y de la Cadena (2015). La primera, en su etnografía multiespecie
con los Matsutake, pone de presente que los seres humanos están en constante conexión y
relación con los seres que habitan en el mundo, lo que implica que a través del encuentro
(encounter) y la indeterminación con estos, se expanden y transforman los conceptos de vida
humana y a la vida humana misma (Tsing, 2015). Por otro lado, de la Cadena sostiene que
estudiar a los seres de la tierra, como es el caso de la montaña Asungate en Perú, implica
reconocer en ellos una identidad y agencia propia. En ese sentido, los seres de la tierra son. Es
decir, se constituyen como una presencia que cotidianamente se construye y existe junto con
los seres humanos (de la Cadena, 2015).
¿Pequeña minería o megaminería?. Una disputa sobre el uso y explotación de Santurbán
Santurbán hace parte de una compleja y diversa red de páramos de la región andina, que ocupa
el 2,5% del área continental de Colombia. En el territorio colombiano habitan el 50% de estos
ecosistemas de alta montaña, que permiten que se genere regulación hídrica y climática de las
montañas, a la vez que configuran refugios de alta biodiversidad. Parte de su riqueza natural se
debe a las 4000 especies vegetales que se encuentran en ellos, y que representan el 17% de la
diversidad florística del país (Marín y Parra, 2015). Esta riqueza se ve representada, por
ejemplo, en la existencia de especies vegetales como los frailejones, que solo se encuentran en
ecosistemas tropicales de alta montaña (Díazgranados, 2013). Los páramos son conocidos
mundialmente por su disponibilidad de agua potable, que representa el principal servicio
ecosistémico que proveen, y que se deriva de la presencia de turberas, pantanos, lagunas
glaciares y perfiles orgánicos en estos territorios (Cleef, 2013).
El estudio y reconocimiento de los páramos como ecosistemas de alta montaña, con una
alta diversidad ecológica y social, ha cobrado fuerza en años recientes (Molano, 2002). Ello ha
permitido que se centre la atención sobre su potencial económico, que radica en la posibilidad
de desarrollar actividades de ganadería, agricultura y minería a gran escala en estas regiones.
A su vez, ha llamado la atención sobre los posibles efectos que estas actividades económicas
podrían tener sobre la vida de los páramos y las poblaciones que dependen en algún grado de
estos, y por ello sobre la necesidad de generar mecanismos de conservación de la biodiversidad.
En ese sentido, cuestiones como la delimitación de la zona de páramo, en relación con los
bosques andinos, genera al día de hoy discusiones entre entidades gubernamentales, agentes
privados y comunidades locales, pues contrapone criterios de desarrollo económico basados en
la extracción de recursos naturales a la necesidad de conservación de los mismos (Corzo,
2013) .
Existen investigaciones sobre el caso específico de la minería que describen los posibles
impactos que esta actividad podría tener sobre los ecosistemas paramunos. Entre los posibles
efectos que podrían producirse por la extracción de minerales, se encuentran principalmente
las afectaciones que podría sufrir la red hídrica de los páramos, que se constituye a partir de
suelos, lagunas, ríos, cubetas, turberas, humedales estacionales y aguas subterráneas. Se dice
que podrían evidenciarse cambios sobre la dinámica hidrológica local y regional, impactos
sobre el suelo y su capacidad de almacenamiento hídrico, contaminación de las aguas
superficiales y subterráneas y transformaciones sobre la diversidad y dinámicas del ecosistema
(Vargas, 2013). En ese sentido, podría pensarse que el uso y aprovechamiento de estas regiones
está sujeta a las demandas provenientes de diversos sectores con intereses contrapuestos, en la
medida en la que la minería es considerada una actividad económica altamente rentable, pero
también con altos impactos sobre los recursos naturales.
En particular, en el páramo de Santurbán habitan quince municipios de los
departamentos de Santander y Norte de Santander. Él cumple un rol fundamental en mantener
y regular la oferta hídrica de la región, alimentando las fuentes de consumo de municipios
como Bucaramanga y Cúcuta. El valor que se le atribuye se debe a los dos complejos lagunares
que posee, que suman en total 57 lagunas y que hacen parte de su red hídrica. Su riqueza
ecológica se debe a la alta biodiversidad que posee en cuestión de especies vegetales y
animales, y a las considerables zonas de bosques de robles que resguarda (CDMB, 2019).
El 17 de enero del 2019, Minesa radicó ante la Autoridad Nacional de Licencias
Ambientales (ANLA) el “Estudio de Impacto Ambiental para el proyecto de explotación
subterránea de minerales auroargentíferos ‘Soto Norte’” (EIA - Soto Norte). En este se detalla
la información técnica requerida para evaluar la viabilidad del proyecto que se pretende llevar
a cabo en California y Suratá, municipios del departamento de Santander. Como misión de la
empresa está siempre proteger y respetar al medio ambiente, razón por la cual este estudio se
enfoca en la formulación de medidas de manejo y seguimiento que permitan prevenir,
compensar y mitigar los impactos ambientales del proyecto. Según Minesa, una vez la licencia
sea aprobada, se espera que el tiempo de vida de “Soto Norte” tenga una duración de
veinticinco años: cuatro años de construcción de la infraestructura y veintiún años de operación.
A la etapa de ejecución se le suman doce años destinados para el abandono y cierre, con el fin
de asegurar la recuperación ambiental de la zona. El proyecto, según la empresa, está diseñado
para que se genere la menor afectación posible en superficie y el manejo más adecuado sobre
los recursos, principalmente el agua (Minesa, 2019).
Las preocupaciones centrales sobre el uso de los recursos hídricos por parte de la
empresa, se relacionan con la potencial reducción en la cantidad y en la calidad de las aguas
subterráneas y superficiales del páramo (ver Li, 2016). Santurbán, visto como un territorio
hidrosocial (Duarte-Abadía & Boelens, 2016) se piensa a partir de una alta competencia y
demanda por el agua, que representa un recurso fundamental para la supervivencia (Orlove, B.
y Caton, 2010). Es por esto que su uso y manipulación se configura como uno de los principales
puntos de disputa entre sectores de la población minera en California y entre grupos
ambientalistas en ciudades como Bucaramanga (ver Li, 2015). En el caso de la capital
santandereana, la oposición a la llegada de empresas mega mineras ha sido radical; así se
evidenció en el 2011 (Vivir, 2011) con las protestas llevadas a cabo con el proyecto de Greystar,
una compañía multinacional que quiso realizar un proyecto de minería a cielo abierto en
California. Así mismo sucede en la actualidad con el proyecto de Minesa, el cual ha recibido
una fuerte oposición, expresada en protestas como la que se llevó a cabo el 10 de mayo del
presente año (Ambiente, 2019; Minas, 2019; Sostenibilidad, 2019).
Esta disputa está atravesada por diversos intereses en apropiarse y explotar los recursos
naturales que provee Santurbán. No obstante, no se debe adoptar una visión sobre los recursos
que los entienda como objetos que se encuentran allí afuera, susceptibles de ser apropiados,
utilizados y valorados como simples mercancías en el mercado internacional. Por el contrario,
se deben pensar que son constitutivos y se constituyen a partir de sustancias, teconologías,
discursos y prácticas. De esta forma, su explotación es un proceso en el que cuerpos,
tecnologías, infraestructuras y substancias se entrelazan (Richardson y Weszkalnys, 2014). En
ese sentido, una aproximación a Santurbán como fuente de recursos, e incluso como recurso
mismo, debe estar atravesada por su capacidad de agenciamiento dentro de una compleja red,
compuesta por diversos agentes como los mineros locales, sus tecnologías, las autoridades
locales y nacionales, los municipios cercanos y las empresas multinacionales (como Minesa).
Actualmente, la disputa que llevan a cabo algunos sectores de la población minera que
habita en la zona radica en la percepción que tienen sobre las consecuencias que tendría el
proyecto sobre su trabajo y los recursos que tienen disponibles. El principal choque reside en
que los cambios venideros no se verían representados en la generación de mayores y mejores
oportunidades de crecimiento para el pueblo, sino que por el contrario causaría daños
ecológicos. La cantidad de oro que guardan las montañas se piensa como un recurso limitado,
que corre peligro de no ser suficiente para generaciones venideras. A esto se le suma la
percepción de que los impactos ambientales que acarrean el desarrollo del proyecto harían que
California no sea habitable en el futuro. La megaminería, dadas sus magnitudes, implica para
algunos mineros la pérdida inevitable de la tierra como fuente de trabajo y de acceso al agua.
Esta situación, entonces, da cuenta de cómo se perciben los recursos mineros como escasos y
temporales, pues su no existencia en el futuro está asociada de forma directa con la frecuencia
y las magnitudes en las agentes humanos, haciendo uso de tecnologías diversas, ejercen la
minería (Ferry y Limbert, 2008).
Contraria a esta postura, la empresa sostiene que su propuesta, respaldada por el uso de
estudios ambientales de alta calidad, es sostenible con el medio en el que se ejecuta (análogo a
Velásquez, 2011). En ella se plantea la posibilidad de llevar a cabo planes de desarrollo
sostenible, en el que las comunidades de los municipios en los que habría explotación minera
tengan acceso a programas de tipo social que les favorezca. “Soto Norte” hace parte de una
serie de proyectos de alto impacto ambiental que en los últimos años el país ha puesto en
marcha, en función de generar mayor crecimiento económico y una mejor inserción en los
mercados globales. Vista desde una perspectiva regional, se inserta en lo que se conoce como
un modelo extractivista, que se lleva a cabo principalmente en tierras de campesinos y
comunidades indígenas (Jacka, 2018). En ese sentido, minerales como el oro que piensa ser
exportado por Minesa, hacen parte de la oferta de commodities que Colombia ofrece en el
escenario internacional, pues se basa en el tipo de economías productivas que posee, y que se
soportan en la explotación de recursos naturales (Barbier, 2012).
Santurbán se presenta entonces como un agente no humano que actores con intereses
diversos desean poseer, habitar y explotar. Esta disputa por cuál es el tipo de minería que
debería desarrollarse en la región, si una de baja o alta escala, está mediada principalmente por
el conocimiento que se tiene sobre él y por la capacidad que tienen cada una de las partes de
trabajar sobre el territorio sin generarle daños irreparables en el largo plazo. Como se mencionó
anteriormente, la disputa por el agua es la que genera mayor conmoción entre californianos y
poblaciones de municipios cercanos, y es a la vez la fuente de mayor preocupación en el
Estudio de Impacto Ambiental de Minesa. Sobre el futuro de este recurso se debaten diversas
cuestiones como su fuente (proveniencia), su uso para la minería, sus posibles transformaciones
con el desarrollo de la actividad y, en consecuencia, su existencia y utilidad en el futuro. El
riesgo al que se exponen con la minería nacimientos de agua, lagunas como las de Páez y ríos
como el de La Baja, ponen de presente cómo el agua representa una fuente de consumo y
trabajo fundamental e irremplazable, con capacidad de agenciamiento sobre vida cotidiana de
los californianos.
Hay mineros de la zona que argumentan que con la presencia de una explotación
megaminera, la mineralización de grandes cantidades de agua y el secamiento de nacimientos
será inevitable. Estos razonamientos surgen de su experiencia dentro de las minas, en las cuales
ellos mismos ya han evidenciado la caída de agua dentro de los túneles. En minas antiguas que
ahora están clausuradas, como la del túnel de exploración de Greystar en Angosturas y la que
se ubica en el santuario de San Antonio en La Baja, ya se han evidenciado cambios en los
componentes del agua, que se manifiestan en su olor y en los cambios de coloración de la roca.
Es de conocimiento común que estos cambios provienen del contacto de aguas subterráneas
con los minerales que contienen las rocas que atraviesan a su paso. Esto dice ser inevitable en
la actividad minera, tanto a pequeña como gran escala, pero se piensa como un perjuicio mucho
más grave cuando se hace en las magnitudes que espera operar “Soto Norte”.
La caída del agua se piensa como un proceso natural que opera de forma vertical; esto
quiere decir que por cuestión de gravedad, el agua siempre se ve impulsada a caer, a ir hacia
abajo. Si las rocas que sostienen las aguas subterráneas y que permiten que se guarde en las
entrañas de la montaña, se fracturan, es para los mineros natural que esta busque una salida6.
Es en la salida del agua donde se encuentran las dos principales preocupaciones de los mineros,
pues por un lado hace que este recurso ya no pueda ser consumido por los humanos, fenómeno
que se conoce como el “agua ácida” (Akcil y Koldas, 2006), y porque además favorece el
secamiento de los nacimientos que abundan en las veredas. El agua “busca salida” a través de
los canales de acceso que tiene y que se crean a través de los quiebres que se le hacen a la roca.
Si bien en la pequeña minería se reconoce que esto sucede, la cantidad de agua que podría
perderse en el proceso no se piensa como equiparable a la que se perdería con la llegada de
Minesa. Este tipo de conocimiento sobre los procesos naturales del páramo y los sistemas que
conecta, se asocian con la experiencia sensible que han desarrollado en años de trabajo.
Este conocimiento que tienen lo mineros sobre la caída del agua se manifiesta en sus
opiniones con respecto al proyecto de Minesa, y parte de una serie de conocimientos que han
sido aprendidos gracias a su trabajo y a la constante interacción que tienen con el medio en el
que habitan. Cuando se refieren a Santurbán y las zonas que lo rodean, apelan a lo que ellos
6 Ver anexo 3. Este dibujo, realizado por un minero de la zona, representa cómo se percibe desde la pequeña
minería la forma como el agua toma curso y cae, una vez se abren túneles para minería.
entienden por sentido común sobre los comportamientos que tiene el ecosistema. Si el agua
proviene de las partes altas, para los mineros es evidente que el agua cae y busca su propia
salida, a través de los caminos que se le forman de manera orgánica o intervenida por los
humanos. Este proceso se percibe como uno que es natural e inevitable, siendo uno de los
efectos asociados directamente con el ejercicio de la minería, pero que puede variar
dependiendo de la magnitud de los túneles excavados.
Minesa también es consciente de que estos procesos de infiltración del agua son riesgos
asociados a la ejecución del proyecto. Es por ello que en su diseño se ha centrado en demostrar,
en primer lugar, cómo su propuesta de explotación no tiene incidencia directa sobre Santurbán
y, en segundo lugar, cómo planean gestionar los impactos sobre el agua que saldría de la mina
El Emboque . A través del uso de tecnologías de punta, se ha buscado por parte de la empresa
delimitar en dónde se ejecuta el proyecto, haciendo énfasis en que este no se hace en lo que
podría considerarse zona de páramo, y que en esa misma vía, el agua que demandaría el
proyecto, y que se infiltraría por el túnel, no proviene de las lagunas de Páez ni del sistema
hídrico de Santurbán. Para gestionar el agua dentro de la mina han propuesto estrategias de
reutilización de la misma y el uso de inyecciones de concreto en la roca para evitar su salida
por los túneles.
A través de este choque de conocimientos, es posible evidenciar las formas en las que
Santurbán ha captado la atención de estos dos actores que se disputan su control. Es por esto
que conocer y categorizar sus límites geográficos y sus ciclos naturales, ha sido de vital
importancia para defender y contrariar el proyecto de Minesa, y también para cuestionar y
proteger los usos tradicionales de la pequeña minería. Así, el manejo del agua y sus potenciales
transformaciones, son de vital importancia para la comunidad minera como insumo para
oponerse a la llegada del proyecto, que representa un cambio radical en la minería que en la
actualidad se realiza de forma independiente e irregular (debido a que no poseen los títulos
mineros). Entonces, dentro de la red de relaciones en las que esta disputa se lleva a cabo, el
mundo material que engloba el páramo ejerce agencia sobre las formas en las que los mineros
y Minesa formulan y defienden sus propios intereses, a la vez que permite que los mineros
reflexionen sobre las relaciones que han entablado con el entorno en el que habitan y trabajan.
Por otro lado, existe una disputa por determinar cuál modelo de minería puede hacer
una explotación que sea más perdurable en el tiempo y que tenga menores impactos, incluso si
la extracción no se realiza de forma directa sobre el páramo. Tanto para Minesa como para los
pequeños mineros, la biodiversidad de la región y su conservación son fundamentales; teniendo
esto en mente es que defienden las razones por las cuales consideran que su modelo de
explotación es mejor que el del contrario. Por un lado, para la empresa, el uso de altas
tecnologías, de profesionales expertos en la materia y el diseño del proyecto en sí mismo, son
estrategias que le permiten hacer un uso adecuado de los recursos, que se concilia con la
posibilidad de generar altos beneficios económicos. En contraposición, esta afirma que la
pequeña minería es menos sostenible, pues dice que hace uso de minerales como el mercurio7
y el cianuro, que generan daños y transformaciones sobre los recursos, que serían evitados con
el proyecto. También se piensa que dado su desarrollo irregular, en la actualidad ya hay
recursos hídricos como el río La Baja que se encuentran contaminados, y que de seguir
haciendo uso de este tipo de tecnologías tradicionales el daño será aun mayor.
La postura de algunos mineros independientes es que, por el contrario, la propuesta de
Minesa hará que en el largo plazo la región no se pueda habitar y tampoco se pueda trabajar,
pues se percibe que se extraerá gran parte del oro de la zona y se destruirán los recursos
hídricos. La relación entre una minería a gran escala y una de baja escala es central en esta
discusión, pues para los pequeños mineros es necesario que en la región se realice una minería
7 El mercurio es utilizado con menor frecuencia que el cianuro, pues solo se hace uso de este mineral cuando se
encuentra dentro de la mina lo que los mineros denominan “oro libre”. También es utilizado para separar el oro
de la arena en los casos en los que este se extrae del río de La Baja.
de bajo impacto, que permita que en el futuro nuevas generaciones tengan la posibilidad de
ejercer la labor. La forma como tradicionalmente ha operado la minería es a través de la
creación de túneles cortos y la extracción de pequeñas cantidades de oro. Esta forma de trabajo
es más deseable a los ojos de los pequeños mineros, pues tiene en cuenta que por más de
cuatrocientos años se ha hecho minería en la zona y de esta forma podría seguir haciéndose en
el futuro. En ese sentido, los mineros se piensan como aquellos con la capacidad de habitar el
páramo y trabajar en él de forma más responsable y más en el largo plazo.
Esta disputa está finalmente atravesada por las formas en las que los pequeños mineros
y Minesa están en la capacidad de interactuar y coexistir con Santurbán. De forma directa, el
mundo material del páramo, como paisaje y como recurso, es el posibilita y limita el ejercicio
de la minería, pues evitar que se transforme es una de las principales preocupaciones y
limitantes en cuanto a su explotación. Su agencia también está relacionada con el arraigo que
se tiene por el territorio y por las posibilidades que el medio le ha brindado a sus habitantes de
desempeñar de forma tradicional la labor de la minería. Así, la aprobación o rechazo de un
proyecto de megaminería, generaría transformaciones en las formas de vida que se han forjado
entre Santurbán y las personas que lo habitan, a la vez que supondría cambios en las dinámicas
ecológicas y materiales del entorno. Coexistir con Santurbán supone, entonces, cuestionarse
cómo agentes humanos y no humanos lo habitan y explotan, buscando garantizar su
conservación como fuente de riqueza y biodiversidad en el corto y largo plazo.
El pasado, presente y futuro de la pequeña minería
“- ¿Sí cree que se va a poder trabajar en esta zona después del proyecto?
-Uno se imagina como un desierto. Como un desierto porque van a
empezar a … primero que todo el yacimiento se va a
disminuir. Van a disminuir todo lo de la parte del yacimiento y
lo de la minería. Ya cuando ellos se vayan entonces esto yo me
lo imagino es como una invasión. De que todo mundo va a
venir a mirar, a ver qué quedó y que a buscar minas por todos
los lados, a hacer minas por todos los lados, y va a haber es
como un conflicto social”
Charla con una minera de la vereda de Angosturas
La entrada de Minesa a California es concebida como una problemática para los pequeños
mineros, pues supone la llegada de cambios en las costumbres del pueblo y la generación de
daños ambientales sobre los recursos de las veredas y del páramo. Según los mineros, por un
lado, “Soto Norte” generará cambios en las dinámicas sociales, pues requiere de la inserción
de personas extranjeras al pueblo, que traen consigo nuevas costumbres y prácticas. Por otro
lado, como ya se mencionó, se piensa que se generarán impactos sobre las fuentes hídricas que
provee Santurbán y sobre las reservas de oro que contiene. Los posibles efectos que se asume
que sucederían, dada la llegada de la megaminería, han despertado dentro de la población
minera una serie de afectos temporales (affects of time, (Ferry y Limbert, 2008)),
principalmente de nostalgia, sentido de pertenencia y esperanza, que se derivan de las
relaciones que han tenido con la empresa y de los potenciales cambios en el futuro sobre sus
formas de vida tradicionales.
La minería a pequeña escala, que se realiza en las veredas de La Baja y Angosturas,
está organizada a partir del trabajo independiente que cada uno de los mineros hace dentro de
las minas. Para ellos, ser minero no solo les permite obtener su sustento económico diario, sino
que de igual forma, se configura como el medio a través del cual desarrollan una forma de vivir
y habitar en el espacio. Así, gran parte de su tiempo y de sus espacios de sociabilidad se centran
en el trabajo diario dentro de las minas, razón por la cual sus principales preocupaciones y
temas de conversación se relacionan con la extracción de oro. En ese sentido, su trabajo – o
mejor dicho, su profesión - evoca en ellos orgullo y amor, pues constituye lo que reconocen
como su cotidianidad y como aquello que saben hacer y que han desempeñado durante su vida.
En esa zona de Santurbán, las posibilidades de realizar actividades de explotación económica
están limitadas al desarrollo de la minería de oro y a la producción de ciertos bienes agrícolas,
que en la actualidad ya no se generan. Es por esto que la posibilidad de que se lleve a cabo un
desplazamiento de la población con la ejecución del proyecto, ha hecho que entre ellos se
someta a discusión el valor que tiene para ellos su trabajo y también el entorno en el que lo
realizan.
Habitar en Santurbán es de vital importancia para la población minera, pues representa
para esta el espacio en el que tienen la posibilidad de subsistir. Entonces, el valor que los
mineros le atribuyen al páramo se deriva principalmente de las condiciones materiales que este
les provee, y que en la actualidad están en riesgo de alterarse o desaparecer, a raíz de la
propuesta de Minesa. De esta forma, el surgimiento de sentimientos y afectos temporales dentro
de la comunidad están mediados por las capacidades de agenciamiento que tienen los espacios,
objetos, tecnologías y recursos que integran a Santurbán y sus zonas aledañas. Ello se debe a
que la posibilidad de que ya no se desarrolle la pequeña minería en las formas y las dinámicas
a las que están habituados (que involucran la construcción de relaciones con las materialidades
que los rodean), ha motivado a que la comunidad desarrolle sentimientos de nostalgia alrededor
de los cambios sobre un entorno que les posibilita vivir y trabajar.
En este caso en particular, la nostalgia no surge de un sentido o anhelo por el pasado
(Slovic, 2014), sino que se relaciona con una noción sobre el futuro que no ha sucedido. De
esta forma, se constituye una “nostalgia anticipada”, que se experimenta en el presente y se
proyecta hacia el futuro. Así,
Absorta en el futuro, la nostalgia anticipada nos obliga a notar la particularidad y la
contingencia del momento presente. Mientras el duelo anticipado es un intento de
defensa ante lo inevitable, la nostalgia anticipada es un sentimiento de malestar que se
experimenta en el presente; es un deseo de detener el tiempo y seguir sintiendo
[teniendo] lo que se siente [tiene] en el ahora. La nostalgia anticipada es la aceptación,
también, de que los momentos son pasajeros y, como tal, define las decisiones que se
toman en el presente (Robillard, 2010, p. 23, traducción de la autora).
En este sentido, el sentimiento de nostalgia que ha surgido entre los pequeños mineros
se expresa en una constante asociación entre el pasado, el presente y el futuro. La llegada de la
megaminería a California representa para los mineros un futuro marcado por la ausencia de los
principales recursos que provee el páramo (agua y oro), lo cual imposibilitaría vivir en la región
y desarrollar la pequeña minería tal y como la conocen. El lamento por la existencia de este
futuro está atravesado por un pasado y un presente en el que “siempre” han tenido – y tienen
– acceso a una serie de recursos. La pérdida de estos recursos y sus medios materiales tienen
incidencia directa sobre los afectos de los mineros, porque desestabilizan su cotidianidad y
ponen en riesgo la configuración de un entorno conocido, con el que conviven y subsisten; esto
permite pensar en la nostalgia en términos temporales, espaciales (Wilson, 2015), corporales y
materiales (Ladino, 2012).
Por otro lado, la situación actual ha permitido que se genere entre la comunidad una
constante reflexión sobre el futuro cercano y lejano de la región, en el que se exalta su arraigo
– o sentido de pertenencia- al territorio. Este sentido de pertenencia está ligado al ejercicio de
la pequeña minería como labor tradicional, que ha sido desempeñada por varias generaciones
como medio de subsistencia, y que de seguir haciéndose, podría ser un medio de trabajo para
las generaciones venideras. El hecho de que California se denomine pueblo minero, da cuenta
de cómo se piensan las relaciones entre humanos y no humanos como unas en las que
condiciones materiales moldean los medios de subsistencia de la población, y genera
mecanismos de identificación que se asocian con la profesión que desempeñan.
Constantemente se resalta que la comunidad minera tradicional es la que está en la capacidad
seguir haciendo una explotación que permita que en el largo plazo, el páramo y sus recursos
sigan existiendo.
Debido a la existencia de este sentido de pertenencia sobre el territorio y sobre la labor
de la minería, esta situación ha despertado rechazo frente a la realización de proyectos
megamineros en los que la comunidad no es integrada, y que proponen un modelo de
explotación con un alto grado de afectación al medio ambiente. Si bien los mineros tienen
voluntad de diálogo y negociación con la empresa, se piensa que la forma como se ha planteado
el proyecto pone en riesgo la habitabilidad del páramo y la posibilidad de extraer oro de este,
tras el cierre de la mina El Emboque. Que los mineros perciban sus relaciones con la empresa
como una problemática, ha propiciado que los mismos se opongan y resistan a las iniciativas
que se han llevado a cabo con el propósito de evaluar la viabilidad del proyecto. Esta oposición
se ha manifestado en las diversas críticas y sugerencias que de forma constante se le han
realizado al proyecto, y que hacen no exista voluntad de querer vender sus propiedades y
desplazarse a otros municipios.
No obstante, esta problemática también ha permitido que se generen sentimientos de
esperanza dentro de la población, que residen en la expectativa de que no sea posible llevar a
cabo el proyecto. La comunidad aspira a que el territorio que habitan siga siendo en el futuro
un espacio en el que puedan desarrollar su profesión, teniendo acceso y disponibilidad a los
recursos que les provee Santurbán. Esto se desarrolla en el siguiente capítulo con mayor
profundidad.
Por último, vale la pena tener en cuenta que el surgimiento de estos afectos temporales
se ha dado dentro un ambiente que los mineros perciben como de amplia desinformación. Esto
ha generado en la población un ambiente de incertidumbre, que ha propiciado mayor
desconfianza frente a las acciones que toma Minesa en lo referente al licenciamiento ambiental
que actualmente solicita. Debido a que los cambios que se aspiran realizar tienen una influencia
directa sobre el hogar y el trabajo de sectores de la comunidad, la ausencia de diálogo por parte
de la empresa ha llevado a que la primera esté reacia a querer participar dentro del
planteamiento del proyecto. A su vez, la ausencia de información sobre cómo opera el estudio
de Impacto Ambiental de Minesa ha hecho que entre los mineros haya una constante
expectativa sobre el futuro, mediada por la falta de certeza.
En ese orden de ideas, es posible pensar que a partir de los cambios en las relaciones
que han entablado los pequeños mineros con agencias no humanas, expresadas en las
posibilidades de dejar de habitar y trabajar de forma independiente en Santurbán, surgen afectos
temporales que apelan a nociones de temporalidad y cambio. En ese sentido, es posible
evidenciar la forma como se articulan las agencias entre humanos y no humanos, pues habitar
con Santurbán ha permitido que se configuren dentro de la población formas de vivir y
relacionarse con el mundo material. Para los habitantes de California, los cambios que podrían
generarse a futuro les hace pensar sobre cómo sería la vida del páramo sin ellos y, de esta
forma, les permite evaluar de qué manera es que ellos habitan el espacio y lo utilizan. Ello les
permite pensar en diversos modos de relacionamiento que entablan con el espacio en, por
ejemplo, el uso de tecnologías de extracción y procesamiento del oro. Igualmente, les permite
imaginar cómo se vería transformado el entorno si nuevas personas y formas de hacer minería
llegaran a la región. Así, la posibilidad de que Santurbán se transforme está relacionada de
forma directa con sus propias expectativas sobre el futuro y el presente que desean como
comunidad.
“Nosotros confiamos en el santo de que no va a haber explotación, y al no haber
explotación, el páramo también se siente tranquilo”
El 13 de junio de cada año se celebra en California el día de San Antonio de Padua, el patrono
de los mineros de esta región. Para las personas que ejercen la minería, esta figura religiosa es
aquella que los protege de los riesgos y peligros que pueden encontrarse dentro de las minas.
A su vez, a raíz de la posible explotación de Minesa, San Antonio se ha transformado en una
figura en la que depositan sus expectativas frente al cese del proyecto de la empresa, pues a
través de la fe que le tienen, le piden que interceda dentro de la problemática protegiendo sus
intereses. Los mineros lo perciben como un santo milagroso, que constantemente les posibilita
el desempeño de su trabajo dentro de las minas, y que les permite seguir habitando en el
territorio de Santurbán, incluso cuando en reiteradas ocasiones han intentado llegar empresas
extranjeras a realizar proyectos de explotación megaminera. A través de este santo, la población
minera ha desarrollado sentimientos de esperanza que se resisten a la llegada de la megaminería
a California (ver cómo Taussig, 1980 desarrolla el concepto de resistencia al capitalismo desde
las nociones del valor de uso), y en ese sentido se asocian con la posibilidad de seguir habitando
el territorio y con la protección de la pequeña minería como sustento y forma de vida.
Tanto en las minas como en las casas de los mineros, es común encontrar una imagen
de San Antonio colgada en las paredes. Quienes son devotos a él dicen confiar en que este santo
los protege y ayuda, es decir, que como intercesor de dios, busca lo mejor para la comunidad8.
Ya en el pasado, cuentan que su patrono ha intervenido por ellos en cuestiones como la llegada
8 En trabajos como el de (High, 2013) se muestra cómo las tensiones morales sobre lo económico están atravesadas
por concepciones sobre lo espiritual. En el caso concreto de California, aquello que es mejor para la comunidad
está atravesado por su propia moralidad religiosa, razón por la cual la figura de San Antonio protege el trabajo de
los pequeños mineros de la llegada de la megaminería, que es un modelo de explotación que no se percibe como
deseable para la comunidad y el páramo.
de la guerrilla al municipio hacia finales de los años noventa, o la llegada de empresas
extranjeras a lo largo del siglo pasado. En lo referente a la permanencia de la guerrilla en la
región, existen historias sobre San Antonio que respaldan la idea de que este protege a
California, pues dicen haberlo visto manifestarse en la figura de un anciano que impidió que se
llevaran a cabo dos tomas guerrilleras. La llegada de la guerrilla a la región dificultó para la
comunidad el desarrollo de la minería, e incentivó que familias abandonaran la zona o pararan
la explotación de oro. Es por esto que las historias sobre las acciones de San Antonio lo
posicionan como un patrono que los protege y protege su trabajo como mineros.
Como ya se ha expresado anteriormente, la llegada de Minesa es vista por sectores de
la comunidad californiana como un riesgo a sus formas de vivir y habitar con Santurbán. Así,
algunos mineros aspiran a que el proyecto no se lleve a cabo y encomiendan esa expectativa a
la fe que tienen en San Antonio. La esperanza de que esta explotación no se dé, se soporta por
los mineros en los proyectos de explotación pasados que han fracasado en California. De forma
recurrente hablan sobre empresas que iniciaron la exploración en la zona y que tuvieron que
marcharse por diversos factores. Entre ellos existe el caso de una empresa francesa que
abandonó su proyecto cuando inició la Segunda Guerra Mundial, o el caso de una empresa
japonesa que cerró su mina debido a un accidente de grandes magnitudes que tuvo lugar dentro
de su túnel de exploración. En ese sentido, se espera que de la misma forma en la que otras
empresas han fracasado en sus proyectos, “Soto Norte” no pueda llegar a ejecutarse.
Estos relatos han reforzado en la comunidad la idea de que San Antonio protege a los
pequeños mineros de la entrada de agentes externos con la capacidad de transformar sus
dinámicas de trabajo y su relación con el espacio en el que se desarrolla. Se piensa que el oro
que allí reside debería ser explotado por los californianos, pues son las personas han hecho
minería por varias generaciones, respetando y protegiendo al páramo de Santurbán. A través
de San Antonio y la fe que depositan en él, se manifiesta la esperanza que esta población tiene
en no ser despojada de su trabajo y su territorio. Esta esperanza está también ligada a la noción
de permanencia en el territorio y de resistencia al cambio, pues la comunidad percibe que
siempre ha estado allí a lo largo de la historia, incluso cuando diversas eventualidades o factores
externos han impedido que grandes empresas se asienten el pueblo. Mantener la fe y la
esperanza en que van a poder seguir habitando en Santurbán es de vital importancia para los
mineros, pues su labor está intrínsecamente relacionada con el entorno que conocen y en el que
tradicionalmente han ejercido la minería.
“¿Cómo así que el páramo se defiende?
-Son mitos. Entonces nosotros decimos que nosotros tenemos, pues nosotros tenemos
un santo tan milagroso …
-San Antonio
- … que es San Antonio. Que nosotros todo se lo confiamos a él. Y según nosotros los
creyentes, y según nosotros la fe que le tenemos a él. Esperanzados en él no va a haber
explotación de ninguna clase. Mejor dicho, que aquí el oro es para los de California.
Pa´sustentarnos ahí todos los días y seguir viviendo tranquilos. Y hemos tenido de todo
problemas aquí, guerrilla, de todo. Y ahí estamos.
- O sea, ¿ustedes creen que el páramo también los defiende a ustedes?, ¿Como que este
territorio es de ustedes?
- Pues sí, eso es lo que nosotros creemos. Que eso … nosotros somos los que hemos
luchado aquí, los que hemos estado, de generación en generación. Los que hemos estado
durante tanto tiempo. Y haciendo labores mineras. Y ahí estamos, independientemente
de empresas multinacionales y todo, ahí estamos. Y con problemas con ellos y con
problemas y con otro, y ahí estamos. Vino la guerrilla, nos amedrantó, nos mató ahí
como unos tres amigos, compañeros, a sembrar el terror y nosotros no le corrimos nin
un paso y tampoco le colaboramos en nada. Y les tocó irse y ahí estamos.”
Entrevista con un minero de California
La ausencia de certeza sobre las formas como se está tramitando el proyecto de Minesa,
genera que la comunidad acuda a la fe como un medio que les permite pensar en un futuro en
el que siguen existiendo posibilidades de vivir y trabajar de la minería en California. Si bien
los pequeños mineros han asistido reiteradamente a los espacios de socialización que ha abierto
la empresa, y en múltiples ocasiones se han resistido a negociar la venta de sus propiedades, la
incertidumbre e imposibilidad de acceder a mecanismos de presión efectivos han propiciado
que depositen sus esperanzas en San Antonio. Los pequeños mineros dicen confiar en que este
santo milagorso tiene la capacidad de evitar que la explotación se dé, pues en el pasado ya ha
impedido proyectos megamineros y ha permito que la pequeña minería se siga haciendo.
También, en lo referente a Santurbán, creen que si su trabajo no se ve perjudicado, de forma
directa se evita que se generen daños sobre el páramo. Es decir, en la medida en la que no
llegue la megaminería al pueblo, ni los mineros ni el páramo van a sufrir las afectaciones que
trae consido la gran minería.
Ahora bien, esta disputa permite que la comunidad misma piense en el territorio en el
que habita como uno que ejerce resistencia al cambio. Así como se espera que San Antonio
actúe protegiendo a los mineros que allí viven, la propuesta de Minesa también ha permitido
que se piense en las formas como Santurbán también se protege a él mismo. Los mineros
señalan que el páramo tiene la capacidad de reconocer y actuar frente a la presencia de personas
que le son ajenas. Es por esto que es común que se hable sobre cómo las lagunas son “bravas”,
es decir, que reaccionan ante la presencia de personas que le son extrañas. Que el páramo se
nuble o que empiece a llover, son algunos de los efectos que los habitantes de la zona dicen
que se generan cuando alguien que no conoce a Santurbán interactúa con este, tirando una
piedra o tocando el agua de las lagunas.
“- ¿Y tú sí crees que el páramo se defiende a él también?
- Claro
- ¿Por qué lo dirías?
- Cuando van personas no agradables al páramo, el páramo se pone bravo.
…
- Tú le tiras una piedra a la laguna y ahí mismo se anuba y se pone a llover. Y eso
que esta laguna ya está acostumbrada a que la estén visitando. Pero si yo la llevara
a otras lagunas más bravas … hay una laguna que queda en el pico de Páez, a 4100
de altura … pues no queda muy lejos, como a una hora de Páez, y la llaman el pico
porque queda en lo más alto. Y esa es toda negra, negra, negra, y usted se acerca a
la laguna y lo más que mete las manos al agua, se anuba.”
Entrevista con un minero de California
De esta forma, se puede evidenciar cómo es que los habitantes de la zona conciben las
relaciones que entablan personas extranjeras con Santurbán. Estas se perciben como relaciones
más distantes, que surgen del desconocimiento y que generan cierto tipo de rechazo por parte
del páramo. Esta lógica se manifiesta incluso dentro de las críticas que le hacen a “Soto Norte”,
pues manifiestan que la ejecución de una megaminería genera efectos fatales sobre las
dinámicas propias del ecosistema. Esto manifiesta que es importante reconocer quiénes habitan
y explotan al páramo, pues ello tiene una relación directa con las maneras en las que este
reacciona y sobre los cambios que se le generan.
Entonces, existe una noción arraigada dentro de la comunidad minera sobre las
relaciones que han establecido con el páramo, pues visto desde una perspectiva temporal, han
sido ellos los que siempre han permanecido allí, y los que podrían seguirlo haciendo si se
permitiera que la pequeña minería siga existiendo. Apelar a lo extranjero permite que esta
población se piense como parte del espacio, al mismo tiempo que considera que el mismo
también se configura en relación con las formas en las que los mineros habitan y coexisten con
él (ver en Harner, 2001 cómo se construyen identidades territoriales en contextos mineros). A
los ojos de esta comunidad, Santurbán con pequeña minería no es el mismo Santurbán que
existiría con el desarrollo de la gran minería. En ese sentido, sus esperanzas se depositan en la
posibilidad de que la llegada de personas externas no se materialice; de esta forma esperan que
tal como ya ha sucedido en el pasado, agentes humanos y no humanos se sigan protegiendo de
la llegada de “otros” con la capacidad de transformar las relaciones que han forjado por varias
generaciones. Así, al depositar sus expectativas en el cuidado y protección que San Antonio
les provee, se aspira a que los mineros puedan seguir ejerciendo su labor y se evite que
Santurbán se vea perjudicado.
El hecho de que los mineros de California habiten y exploten Santurbán, pone de
presente la existencia de relaciones de vida entre ellos, en las que las interacciones constantes
entre estos dos agentes ha hecho posible que coexistan. Ante la reciente entrada de Minesa a la
zona, que pareciera suponer grandes cambios, ha surgido entre la comunidad la expectativa de
que estas relaciones no se quiebren, manifestada a través de la fe que depositan en San Antonio.
Resistir a la llegada de agentes externos no solo pretende evitar que el trabajo y las viviendas
de los mineros se vean desplazados, sino que a la vez aspira a evitar que el ecosistema del
páramo sea transformado en las dinámicas a las que está habituado. Es por esto que la oposición
que surge por parte de la población a la ejecución del proyecto, debe pensarse como una en la
que Santurbán, junto con los mineros, han permanecido y permanecerán, resistiendo a la
llegada de la megaminería.
Conclusiones finales
Esta investigación se propuso analizar las diversas relaciones que han entablado los pequeños
mineros de California con diversas agencias no humanas. Para ello, estudió en particular la
reciente llegada de la empresa Minesa con su proyecto megaminero denominado “Soto Norte”,
pues su inserción a la comunidad ha permitido que la misma evalúe y reflexione sobre las
formas en las que su vida se desarrolla dentro de las materialidades con las que coexiste. En
particular, ha sido posible para los mineros pensar en la cercanía que tienen con el páramo de
Santurbán como un entorno compuesto por diversas materialidades, que les oferta recursos que
han sido apropiados y utilizados por ellos como medios de subsistencia.
De esta forma, la disputa por el uso y apropiación del territorio ha permitido que la
comunidad evalúe los conocimientos que tiene sobre el entorno y sobre las formas como el uso
de sus tecnologías y prácticas cotidianas tiene incidencia sobre los cambios que se puedan
generar en el entorno. Por otro lado, la posibilidad de cambio y transformación sobre el espacio,
debido a la gran minería, ha despertado dentro de la comunidad una serie de afectos y
sentimientos temporales que se asocian con una constante reflexión sobre su pasado, presente
y futuro como comunidad minera dentro de un territorio particular. Por último, esta situación
ha generado que dentro de la población se rechace la implementación del proyecto y se aspire
a que no pueda ser ejecutado; a través de la fe depositan en su patrono, San Antonio de Padua,
han desarrollado un sentimiento de esperanza en el que se imaginan como parte del entorno en
el futuro.
Este trabajo aspira a poder servir como insumo para reflexiones presentes y futuras
sobre las perspectivas que se tienen del uso y aprovechamiento de los recursos
medioambientales como mecanismo de “desarrollo” económico. Ya se mencionaba al incio
que para los gobiernos del país, el cuidado de los recursos naturales es de vital importancia
para el desarrollo de la población, y cómo también los reclamos de los colectivos ambientalistas
posicionan la disponibilidad y acceso a los recursos como una de las principales
preocupaciones en cuestiones ambientales. No obstante, en estas discusiones se tiende a
invisibilizar los contextos específicos en los que los diversos entornos naturales tienen
capacidades de agenciamiento que interfieren, transforman y moldean las vidas de las
poblaciones que los habitan. De la misma forma, es común que se ignoren las relaciones de
vida que han construido las poblaciones locales con los diversos mundos materiales con los
que se identifican y conviven. Así, el revuelo que causa en la actualidad el desarrollo de
modelos extractivos en California, debería estar atravesado por consideraciones que involucren
de forma directa las redes de relaciones y significados que la comunidad minera ha construido
– y sigue construyendo – con Santurbán.
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Anexo 1
Páramo de Santurbán y municipios ubicados en su territorio.
Google (n.d.). [Google Maps California Santander & el Páramo de Santurbán en Satélite, California y
Páramo de Santurbán, Santander]. Accedido Mayo 28, 2019, de https://urlzs.com/sg4jr
Anexo 2
Mapa sobre la ubicación geográfica del proyecto “Soto Norte”, adelantado actualmente por la
empresa Minesa.
Google (n.d.). [Google Maps California Santander & el Páramo de Santurbán en Satélite, California y Páramo
de Santurbán, Santander]. Accedido Mayo 28, 2019, de https://urlzs.com/sg4jr.
Anexo 3
Dibujo realizado por un minero de la zona de California, en el que se explica cómo opera la
caída del agua con la excavación de túneles mineros.
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