Universidad de Chile
Facultad de Ciencias Sociales
Departamento de Antropología
Memoria para optar al título de Antropólogo Social.
Misión moral. Misión política.
Franciscanos en la Araucanía
1843-1870
Diego Milos Sotomayor
Profesor Guía: Rolf Foerster
2
Esta memoria ha sido realizada en el marco del proyecto Fondecyt N°1050616 “Poder y
liderazgo mapuche en la Provincia de Arauco”, a cargo de los investigadores Rolf Foerster, André Menard y Alejandro Clavería.
3
- ÍNDICE
p.5 - Agradecimientos
p.6 - Decreto de refundación de las misiones- 1832
p.10 - Mapa de la Araucanía
p.11 - PRESENTACIÓN
p.17 - Retrato de Buenaventura Ortega y Juan Bautista Gacitúa
p.18 - Capítulo 1. LA MODERNIDAD Y EL PROGRESISMO ESCATOLÓGICO
p.20 - La expansión de la modernidad y el progresismo chileno
p.26 - El progresismo y el ‘peso de la noche’
p.29 - El ‘peso de la noche’, el ideario varista y la Araucanía
p.34 - Progreso económico y posibilidades de la pobreza para la soberanía chilena
p.41 - Progresismo, teleología y escatología
p.47 - La misión moral
p.50 - La conversión
p.56 - Autosacrificio y precariedad
p.60 - Educación e instrucción
p.65 - Niños y caciques; una primera aproximación a la ‘misión política’
p.69 - Unión, convivencia y nación
p.72 -Segunda aproximación a la misión política y al aparato coercitivo
p.77 - Capítulo 2. SOBERANÍA Y JUSTICIA
p.78 - La resistencia cultural a la misión moral
p.82 - El misionero como ‘línea entre dos razas’: una tercera aproximación a la misión
política
p.84 - La protección
p.94 - La renuncia a la ‘misión moral’ y una lectura crítica de los planteamientos de
Rousseau y de Hobbes
p.98 - La nación chilena: elite y ‘pueblo’
p.100 - La justicia
p.102 -Una reconstrucción parcial de la justicia mapuche y de la tensión con la justicia
chilena
p.114 - Justicia, infiltración y propiedad
p.120 - Una aproximación al pacto republicano desde el argumento de la protección
4
p.125 - Capítulo 3. BUROCRACIA Y POLÍTICA
p.126 - Expansión misionera, observación y producción de información de la misión
política
p.133 - Vínculo misión-Estado: información y comunicación
p.140 - Política y asesoría militar
p.143 - Asesoría Ortega
p.149 - Asesoría Palavicino
p.151 - Intervención política en la Araucanía
p.153 - Los parlamentos en la Colonia y la República: hacia un reconocimiento
degenerativo
p.148 - Política, pactos y parlamentos: una síntesis provisoria
p.158 - Observación de la burocracia y del pacto republicano
p.167 - La concreción de la ‘misión política’
p.173 - La burocracia indígena: los caciques gobernadores y otras combinaciones
p.167 - Dones y sueldos: monetarización del intercambio y caciques gobernadores
p.185 - Burocracia y política de la parcialización
p.199 - CONCLUSIONES
p.204 - BIBLIOGRAFÍA
p. 210 - Referencias documentación inédita
5
Gratitudes: Agradezco al padre Rigoberto Iturriaga por abrir las puertas del Archivo Franciscano y de su comedor. Sin el valioso trabajo de rescate y estudio de documentos realizado por PAF, del cual este archivero franciscano ha sido el principal promotor y participante, esta memoria sería mucho más corta y parcial de lo que es. A todos los amigos que convencí de la importancia de este trabajo. A los demás habitantes de mi morada, Javiera y Matías, por su infinita paciencia y suficiente interés. Al equipo colaboradores e investigadores del proyecto Fondecyt N°1050616 “Poder y
liderazgo mapuche en la Provincia de Arauco”, Liliana Morawietz, Fernanda Villarroel, Joaquín Bascope, André Menard y Alejandro Clavería. Estas personas han sido un verdadero un andamio intelectual y textual. Pía Poblete, Daniel Egaña, Carla Pinochet, Andrés Donoso, Daniel Quiroz y Jorge Pavez, desde otros lados, también han sido un apoyo importante por sus sugerencias o por haber leído y comentado otras versiones de este texto. Al Laboratorio de Desclasificación Comparada. A Rolf Foerster, tutor de esta tesis, quien no escatimó en orientaciones y socorros. A Rosita Pacheco, pues sin ella el departamento de Antropología se habría caído a pedazos. A mi familia, Catalina, Carmen y Pedro por su apoyo intelectual y afectivo. Mi gratitud y mi cariño no tienen límites. A Fernanda.
6
Decreto de refundación de las misiones- 1832
"Santiago Enero del 1832
Su Exa. el Presidente de la República ha decretado con fha de ayer lo que sigue:
Cuando después de haber conseguido nuestra emancipación política: cuando cimentado
ya el orden interior se trabaja para dar un impulso a todos los ramos de prosperidades y
para adelantar la civilización en todos los pueblos del Estado, es preciso que este conato
se haga extensivo a todos los habitantes del territorio de la República. Desgraciadamente
existe una gran porción de hombres que separados de toda sociedad civilizada forman un
conjunto de seres, que más bien parecen brutos que racionales. Estos son los indios
bárbaros, que desparramados en hordas ocupan una parte considerable en el Estado.
Estos infelices no tienen más comunicación que o con los malvados que huyendo por sus
crímenes del rigor de las leyes buscan un refugio entre ellos, o con aquellos hombres a
quienes un interés sórdido conduce, y que cifran su fortuna en el fomento de toda clase de
vicios, sosteniéndolos así en el último grado de barbarie y de abyección, y originando por
esta causa terribles males a los pueblos que se hallan en sus inmediaciones. Por estas
consideraciones el supremo Gobierno ha creído necesario fomentar una sociedad de
hombres filantrópicos que arrastrando los peligros se les acerquen y procuren por medios
pacíficos atraerlos a las costumbres más suaves, y reducirlos a formar sociedades
arregladas.
Con el mismo objeto estos hombres benéficos deberán tener un colegio en que se
eduquen jóvenes, que atraerán de éstos mismos indios, para que activada su razón y
prosiguiendo los principios de la sana moral puedan transmitirlos a sus familias y
Compañeros y lograr así su civilización. Por tanto el Presidente de la República ha venido
en decretar.
Artº 1º. Se restablece el convento de religiosos franciscanos de S. Idelfonso en la Ciudad
de Chillán. Su comunidad se denominará Misioneros recoletos y vestirán de hábito gris
que antes acostumbraban.
Artº 2º. Observarán estrictamente la regla de Sn. Francisco según la reforma de recoletos.
Artº 3º. El principal objeto de su establecimiento es: mandar misioneros entre los indios
bárbaros para iniciarlos en los principios de nuestra sagrada Religión y procurar su
civilización: sostener un colejio en su Convento para los indios jóvenes que quieran venir a
educarse.
Artº 4º. Luego que la Comunidad esté establecida se dictará un reglamento deba regirse el
colegio de que habla el artículo anterior y se designarán los auxilios que para ello deban
darse.
Artº 5º. La comunidad se gobernará según el orden que antes se observaba, en todo lo
que no se oponga a la constitución política política del Estado y a las reglas que aquí se
dicten.
Artº 6º. Hará la elección en terna de un presidente que deberá ser de individuos de su
comunidad y la pasará al Provincial de la orden para que este elija uno de los tres.
Artº 7º. Cuando llegue el paso de proceder a estas elecciones, el provincial de la orden
nombrará un visitador y presidente de capítulo que también deberá ser miembro de la
misma comunidad para que las presida.
7
Artº 8º. La comunidad podrá admitir novicios quienes hacen su profesión ante el prelado de
ella.
Artº 9º. Si algún religioso de la orden quisiese incorporarse a esta comunidad podrá ser
admitido y no se pondrá embarazo por parte del Provincial.
Artº 10. No podrá el Provincial de la orden bajo ningún pretexto disponer de religioso
alguno que pertenezca a esta comunidad.
Artº 11. Para que los religiosos de esta comunidad puedan desempeñar las funciones
eclesiásticas fuera de su iglesia, deberán obtener licencia del su Diocesano.
Artº 12. Deberán hacer misiones anuales en la comprensión de la diócesis, pª lo cual el
prelado pasará al diocesano una lista de los religiosos que destina a este objeto, afin de
que les señale los lugares en que han de desempeñarlas y les consederá las facultades
ordinarias y extraordinarias que estime necesarias.
Artº 13. Igualmente para las misiones que hagan entre los bárbaros deberá el presidente
de la comunidad pasar al diocesano una noticia de los misioneros destinados y de los
lugares de residencia.
Artº 14. Estos misioneros deberán dar al diocesano una razón exacta de todas las
ocurrencias de sus misiones con arreglo a las instrucciones que este les mande.
Artº 15. Para el establecimiento de esta comunidad, el provincial de la orden nombrará un
presidente interino que deberá gobernar hasta tanto haya el suficiente número de vocales,
que no podrá bajar de siete para hacer su elección, como se previene en el artículo 6º y
entonces dicho provincial nombrará el visitador y presidente de capítulo.
Artº 16. Esta comunidad gozará de la Estancia denominada Los Guindos, del mismo modo
que lo hacía antes.
Artº 17. El Intendente de Concepción cuidará de que a la mayor brevedad posible se
ponga a disposición de la comunidad todo el local del convento; y cuando esté en estado
de formarse el colegio que aquí se previene dará cuenta para proceder a su organización.
Artº 18. Se encarga particularmente al R. Obispo de Concepción empeñe toda su vigilancia
en el exacto cumplimiento de este decreto.
Comuníquese a quienes corresponda
Fr. Franº Maluenda
Secretº de Provª"
(AF-AV-Vol.15- ff.111-112)
8
Bosquejo de un Mapa de la Araucanía (Costa de Arauco - 1845)
9
- PRESENTACIÓN
1.
Desde la llegada de los españoles hasta nuestros días, el denominado territorio mapuche
ha sido habitado de diversas maneras, dependiendo de quiénes y de cuándo. En él se han
establecido variados límites de lo considerado propio y ajeno, establecido normas que han
regulado la forma de ocuparlo, ya sea por decreto o por costumbre, siempre vinculadas a
las relaciones y figuras de poder. Es lo que comúnmente se llama soberanía: la autoridad,
legitimidad y capacidad de un grupo humano para habitar y regular el comportamiento en
un territorio que ha sido apropiado; es precisamente ése el centro al que este estudio
pretende acercarse y abordar mediante las siguientes preguntas: ¿Cómo mapuches,
chilenos y españoles se han relacionado entre sí como grupos de poder a lo largo del
tiempo? ¿Cómo se han relacionado entre sí en el espacio físico de la Araucanía y sus
fronteras? ¿Qué rol tienen los misioneros franciscanos del siglo XIX en esta dinámica de
relaciones?
Los tres actores sociales recién mencionados han sostenido relaciones continuas en el
tiempo, manifestando distintos grados de tensión y conflictividad, que han disminuido
cuando ha habido capacidad de acuerdo y afinidad, y aumentado cuando la capacidad y
las condiciones para establecer un entendimiento recíproco han sido menores y menos
efectivas. En eso consiste el juego político, que, como veremos, será transformado a lo
largo del siglo XIX, oscilando, aproximándose a lo que por oposición define la política: el
uso concreto de la violencia y la guerra. El correlato espacial y físico de este juego de
acuerdos, conflictos, tensiones y afinidades ha sido las distintas formas de soberanía en
dicho territorio, y la respectiva primacía de distintos actores soberanos. En la historia del
vínculo entre unos y otros, podríamos afirmar que la soberanía mapuche en su territorio ha
sido vulnerada y postergada en dos ocasiones, ambas fundadas en la violencia y
prolongadas en el tiempo. La primera es la ocupación española del territorio mapuche y el
establecimiento de una soberanía colonial que pugnó con relativo éxito contra la soberanía
mapuche hasta 1598,1 hito conocido como el ‘desastre de Curalaba’, en el cual los
mapuche desplegaron su capacidad organizacional y bélica contra el invasor, destruyendo
las ciudades fundadas al sur del río Biobío y recuperando la soberanía en esa parte de su
territorio histórico. La segunda ocasión en que la soberanía mapuche ha sido vulnerada,
fue la denominada (en cierto sentido un eufemismo2) Pacificación de la Araucanía y
fechada entre 1862 (refundación de Angol) y 1881 (refundación de Villarrica). Queremos
dejar en claro desde ya que en ambos casos la soberanía mapuche ha sido mermada,
desplazada, reducida, o como quiera llamársele, pero en ningún caso creemos que haya
sido destruida o desaparecida.
De los dos, es precisamente el segundo momento, y su antesala, lo que queremos relevar,
interrogar e investigar. Para ello es fundamental enmarcarnos en un período temporal
1 Ver Bengoa 2003, Boccara 1998. 2 Ver cap.2, subcap.: ‘pacto y argumento de la protección’ y conclusiones.
10
flexible y amplio y adoptar enfoques más o menos densos según los momentos que, ya
sea por el carácter de la documentación revisada, ya por la complejidad de los sucesos,
permiten una mayor o menor reflexión. Ante y contra las delimitaciones que, aunque útiles
para una descripción y enumeración de los hechos (historia como relato), simplifican y
dejan de lado posibilidades mayores de comprensión (historia como proceso),
plantearemos que el paso de una forma de soberanía a otra no se reduce a la ocupación
militar del territorio, sino que solamente se concreta con ella. El paso de la soberanía
mapuche a la soberanía del Estado republicano chileno se inicia con la misma guerra de
independencia, pues con ésta, y su extensión en el sur de Chile -la denominada “Guerra a
Muerte”- comienza una nueva transformación de las relaciones de poder entre mapuches y
huincas (ver cap.3).
Sobre la soberanía mapuche, no quisiéramos dejar de elaborar una definición, o al menos
una caracterización. Esta soberanía no se basa en los principios de legitimidad popular y
de violencia monopólica, ni mucho menos en un Estado que la represente y ponga en
acción. No queremos decir que las normas que rigen en el territorio mapuche soberano no
sean legítimas o que no haya uso y posibilidad de violencia -rasgo propio de toda relación
de poder-, sino que una y otra se manifiestan de distinta manera. En primer lugar, es la
tradición y su fundación mítica lo que dicta las normas según las cuales el mapuche se
debe comportar y según las cuales éste debe ser castigado (o reparar) si no lo hiciera. Es
el denominado ‘ad mapu’, definido pedestre y concisamente por Guevara como “leyes de
costumbre” (Guevara 1902:151). En segundo lugar, la violencia no es monopolio de ningún
sujeto o institución exclusiva y específica, sino que todos pueden hacer uso de ella si es
que tienen la capacidad de hacerlo y si es que no contradice el mencionado ‘ad mapu’ (ver
cap.2, subcap.: ‘justicia mapuche’). Existe lo que entenderemos más adelante como un
‘pacto de sociedad’, un orden basado en algo distinto a la sumisión a un poder central que
permite su reproducción, y es justamente ese pacto, ese orden y esa forma mapuche de
ser soberano en su territorio lo que entrará en tensión y pugna con la soberanía
republicana, siendo postergados y finalmente reducidos.
Las relaciones de poder son dinámicas, flexibles, sujetas a imponderables y coyunturas y,
por ello, son objeto de permanentes transformaciones. Asimismo, sería pertinente a esta
altura preguntar por qué delimitar o fechar el inicio de estas transformaciones a comienzos
del siglo XIX, cuando éstas, en realidad, están registradas durante la Colonia y
seguramente existieran desde mucho antes. La razón se puede desprender de los párrafos
anteriores, y es que la definición de soberanía, o más bien, el tipo de soberanía que se
pretende instalar en el siglo XIX es distinta a la de la Colonia y, evidentemente, a la
mapuche. Es una soberanía de Estado, se pretende moderna y republicana, basada en
otra legitimidad y dotada de otros medios para que ‘los soberanos’ la ejerzan.
La soberanía republicana, entonces, será entendida como la autoridad del Estado sobre un
territorio determinado y sobre los habitantes que en él se encuentran.3 Es necesario
3 Es una definición basada en el diccionario de la RAE, pero levemente aumentada y adaptada para los fines de este texto.
Top Related